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Centro de Investigación, Docencia y

Humanidades del Estado de Morelos

Seminario quincenal

Heidegger: Ser y tiempo


Prof. Dr. Alberto Constante
Constante

Ensayo que se presenta para acreditar la participación en dicho seminario

17 de diciembre de 2010

Alumno: Alfredo Domínguez Marrufo

Aldom10@yahoo.com

Maestría en Ciencias Políticas y Sociales


HEIDEGGER: EL SER Y EL TIEMPO

El pensamiento de Heidegger nos pone de frente ante el misterio fundamental de la


vida. Para dicho pensador el problema central era que los filósofos ±de todas las
épocas- al preguntarse por el mundo omitieron plantearse el hecho más importante: el
mundo existe, previo a todo conocimiento, suceso u objeto. La filosofía de Heidegger 
nos propone pensar el significado de esta condición básica de la existencia, a la que
denominó Ser.

Heidegger planteó una distinción crucial respecto de la forma de concebir este concepto,
pues distingue entre lo que son los seres, es decir los entes como las cosas que existen
(cosas, hechos, procesos etc.) y la noción de Ser  (Sein), que tiene que ver con la
existencia de dichos entes, al hecho de que éstas sean. Por ello distinguiremos
perfectamente entre los seres y el Ser. El Ser es así asumido como la condición
originaria o fundamento que hace posible que todo lo demás exista, es decir, todas las
entidades que existen el mundo. Sin el Ser, esto es la existencia fundamental, no
existirían los individuos, por lo que podríamos afirmar que nunca se tiene una
experiencia del Ser sino de los seres que existen por él.

  Ahora bien, Heidegger nos recuerda que cada ser es temporal en el sentido de que el
tiempo forma parte intrínseca de su constitución. En este caso, los seres humanos
envejecemos de manera natural e inevitable, por lo que al final del camino morimos
indefectiblemente, es decir acabamos en un estado de ³Nada´. La Nada es otro
concepto fundamental en la filosofía de Heidegger, pues cuando percibir el concepto de
la existencia del mundo, nos posibilita imaginar su no existencia. La nada es
precisamente la posibilidad de inexistencia de las cosas, de ahí lo novedoso y
aleccionador del planteamiento de Heidegger, al contrastar la Nada con el concepto del
Ser.

SER O NO SER

  Al existir, los seres humanos participamos del Ser y por el contrario, al dejar de existir 
participamos de la Nada. Sólo estas dos posibilidades, el Ser y la Nada, son continuas
(la existencia y la inexistencia), siendo únicamente a la luz de estos dos conceptos a
través de los cuales es posible comprender realmente el mundo de los seres, es decir el
mundo en que vivimos.
La pretensión milenaria del pensamiento occidental de obtener el conocimiento de los
entes, provocó en gran medida el olvido del Ser. Es decir, que como podemos constatar 
(en lo general), tanto la ciencia como la filosofía si bien estudian a los seres, se han
despreocupado del Ser. Por ello Heidegger sostenía que la exposición del Ser primordial
significa el fin de la filosofía existente -entendida ésta como la tradición de pensar en los
seres- y el comienzo de una nueva tarea, que es la de ³Pensar´, como intento de
comprender al Ser.

LA PREGUNTA POR EL SER

Una vez puesto en el centro del debate el tema del Ser, nos enfrentamos al reto de
entender su naturaleza elusiva, pues el Ser no es un ser individual, resultando imposible
examinarlo u observarlo. Es por ello que Heidegger, antes de cualquier cosa, empieza
por plantearse cómo es que surgió el tema del Ser, preguntándose que es lo que hace
posible preguntarse por el Ser. Heidegger muestra que somos precisamente nosotros
(los humanos) quienes hacemos posible tal cosa, demostrando que así como los seres
humanos tenemos la capacidad de preguntarnos sobre la existencia y el Ser, también
somos capaces de responderlas. Esto nos distingue de los demás seres, ya que
hacemos de nuestra existencia un tema, y somos capaces de hacernos aquellas
preguntas fundamentales que corresponden a los demás seres, y en tal virtud somos
también una especie de seres en los que el Ser se da a conocer.

Heidegger planteó que la capacidad de plantear estos temas era signo de una relación
especial con los seres. Así, para entendernos a nosotros mismos, debemos analizar 
cómo existimos en el mundo en nuestra vida cotidiana normal.

Partiendo de ello, Heidegger, en lugar de buscar un estado excepcional de la existencia


(como la ³teoría de de las ideas´ de Platón o la ³cosa pensante´ de Descartes), realiza
un análisis fenomenológico de los seres humanos en su cotidianeidad, indagando
incluso sobre la experiencia de ³ser´ de un ser humano típico o ³promedio´. De acuerdo
con ello, Heidegger sostiene que la existencia, como condición primordial del mundo,
afecta la totalidad del modo en que los seres humanos vivimos. Previo a todo, existimos,
³estamos´ y así debemos pensarnos si queremos comprender nuestra vida y nuestra
cotidianeidad. Por ello, si el ³Yo´ es una característica esencial, entonces éste debe
interpretarse existencialmente.
EL DASEIN
El mérito de Heidegger en esta cuestión es el vuelco que dio a la filosofía cartesiana y
en general a toda la filosofía, que asume que la existencia particular de una persona no
tiene efecto alguno en su ponderación de los temas filosóficos. Así Heidegger nos
cuestiona e impulsa a volver a pensar que significa ser humano, para lo cual acuña un
término novedoso: Dasein (ser-ahí), que es el ser que somos, la entidad que somos en
la especificidad de nuestro ser, esa misma entidad fundamental que cada uno de
nosotros descubre en la afirmación ³Yo soy´, el cual no se trata de un cuerpo biológico,
una mente, un actor social o una conciencia.

Este término (Dasein) crea un espacio en blanco, un espacio por llenar, y por ello
Heidegger realiza un análisis minucioso y abarcador del Dasein en su cotidianeidad. Así,
el pensamiento occidental ignora o pretende ignorar un rasgo central de todo
conocimiento: ³el arrojo´. Esto es, el Dasein es arrojado al mundo, accede a la existencia
en un mundo que está fuera de su control, un mundo que se despliega a través de
formas y cosas que no ha elegido. La existencia determina nuestras posibilidades de
conocimiento (y de todo lo demás), y el acontecimiento básico de nuestra existencia es
el arrojo. Así todo Dasein, es decir, todo ser humano está formado por su cultura.

  Al no tener control sobre nuestro entorno, al cual somos ³arrojados´ (eyectados),


devenimos parte de una cultura y por ende aprendemos todos nuestros
comportamientos de esa misma cultura. La filosofía de Heidegger cuestiona la creencia
de las demás filosofías que pretenden encontrar la esencia universal de la humanidad,
pues éstas no consideran que el actuar y pensar del ser humano difiere según la cultura
de que se trate, es decir, estamos constituidos según nuestro entorno particular.

Todo lo que uno hace o puede hacer, ya está regulado por ese entorno. Los seres
humanos particulares no tenemos nada de singular, nadie es un individuo autónomo,
libre para elegir su manera de existir. De acuerdo con ello, las características que se
pretenden denotar como ³naturaleza humana´ son sólo características de una cultura
particular, a la que Heidegger concibe precisamente como ese ³mundo´ al que hemos
sido ³arrojados´. Para destacar la importancia del ³mundo´, Heidegger llama ³ser-en-el-

mundo´ al hecho de existir el Dasein. Los guiones en dicha expresión significan que no
hay distancia entre nosotros y el mundo, que el mundo no es algo que está ³ahí afuera´,
somos parte del mundo tanto como él es parte de nosotros, parte del ser del Dasein, en
tanto ser-en.

EL UNO
El uno representa todas las posibilidades del mundo del Dasein en tanto mundo
colectivo. El uno se integra con otros Dasein cuya presencia crea el mundo en que actúa
un Dasein individual. Las prácticas sociales y costumbres que forman el mundo del
Dasein son establecidas por el Uno. El Uno es la corporización del mundo del Dasein, y
en consecuencia de las posibilidades de éste: ³de lo que uno puede ser ´. El Uno

cumple una función normativa en tanto moldea el comportamiento del Dasein. El término
alemán utilizado por Heidegger para el Uno, también se puede interpretar como ³la
gente´ o ³ellos´. Esta traducción ilustra mejor el control y la autoridad que el Uno ejerce .

El Uno conforma el entorno en que un individuo puede y debe actuar, lo que a vez da
sentido y hace comprensible la existencia de cada Dasein. Por el Uno nos explicamos
nosotros mismos y al mundo que nos rodea y aprendemos como ³vive uno´. De esta
forma, en lugar de explicar el mundo mediante la ciencia o a través de algo divino, los
individuos dan cuenta de éste participando en un contexto social, un mundo que tiene
costumbres expresadas en el Uno. Las normas de comportamiento son sólo elementos
contingentes de diversas culturas.
Todos los elementos específicos de un mundo contribuyen a la actividad mas
trascendental del Dasein: ser-en-el-mundo. El ser-en-el-mundo se explica en la
interacción del Dasein con el Uno, que representa y constituye el mundo del Dasein. De
acuerdo con esto, podríamos asumir dicho planteamiento asumiendo que: ³ Yo soy el
mundo y el mundo soy yo´. Pero la experiencia del Dasein en el mundo no es una
experiencia en solitario, pues además de ser-en-el-mundo, el Dasein es un ser-con-
otros, por ello al decir ³yo soy´, estaríamos también asumiendo que ³yo soy con otros´,
esto es, con ellos, con la gente como colectividad impersonal y sin rostro específico. En
la cotidianeidad, el Dasein singular se disuelve entre los otros, se transforma en los
otros, mientras que los otros a su vez se disuelven y forman parte del Dasein.

Las posibilidades cotidianas del ser del Dasein están disponibles para los Otros, pero
estos otros no son Otros definidos y de manera contraria, cualquier Otro puede
representarlos. Lo decisivo es precisamente ese dominio por Otros que opera sin
conciencia del Dasein en tanto ser-con. De esta forma uno mismo pertenece a los Otros
es la morada del Ser´. Somos el ser especial que puede hacer preguntas sobre el Ser y
por tener esa capacidad nos convertimos en cuidadores o guardianes del Ser.

En su búsqueda del lenguaje que rompiera con las capas de barniz dispuestas sobre el
sentido original, Heidegger forzó su lengua original hasta el extremo: acuñó términos,
fusionó palabras, tamizó etimologías, forjó sentidos y desempolvó viejos vocablos en
desuso, motivando la discusión de sus intérpretes, pero que para Heidegger fueron una
necesidad del pensar, pues dejó ver que dos mil años de pretensiones filosóficas
egoístas han oscurecido nuestra relación con el Ser.

En la visión heideggeriana, el Ser  fue ocultado primero por las Ideas de Platón; luego
por la Sustancia de Aristóteles, después por la Cosa Pensante de Descartes, y después
por el Imperativo Categórico de Kant y hasta por la Voluntad de Poder de Nietzsche. El
resulto ha sido que poco a poco el Ser  quedó olvidado detrás de los razonamientos, el
cálculo, la lógica. Y por olvidar la característica más importante de nuestra existencia,
hemos pagado un precio demasiado alto: un mundo dominado por la actitud tecnológica.

Sin embargo, para Heidegger el peligro de la tecnología no reside en tal o cual máquina
ni en sus usos específicos, ni tampoco en que esos usos arruinen el medio ambiente o
arrasen una sociedad, sino que el pensamiento tecnológico ejerce coerción sobre los
seres para hacerlos aparecer como recurso, haciéndonos creer que lo real es lo
disponible y además porque erosiona otros modos de pensamiento. El peligro real de la
tecnología es que aleja aún mas a la humanidad del Ser. La crítica de Heidegger al
pensamiento tecnológico no es la mera postura anti-modernista de un nostálgico del
pasado, su pregunta esencial fue una fractura en la forma en que comprendemos el
mundo. Heidegger no sólo planteó una nueva filosofía, también mostró una nueva
manera de entender lo que significa existir, lo que significa Ser. El ser humano nunca es
primariamente un sujeto, sea como ³yo´ o ³nosotros´. Tampoco es primaria y
exclusivamente un sujeto siempre en relación con un objeto de manera tal que su
naturaleza se muestra en relación entre sujeto y objeto. El ser humano, en cambio,
existe en la apertura al Ser y es esta apertura la que ilumina y aclara el ³entre´ donde es
posible que la ³relación´ ³sujeto-objeto´ ³sea´.

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