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¿Por qué conservar los ecosistemas y la biodiversidad?

Los ecosistemas y la biodiversidad que albergan son el soporte vital de la Tierra –dependemos de ellos,
para el aire que respiramos, la comida que comemos y el agua que bebemos. Los humedales filtran los
contaminantes del agua; las plantas y árboles reducen el calentamiento global absorbiendo el carbono,
los microorganismos descomponen la materia orgánica y fertilizan el suelo, para proveer los alimentos. La
biodiversidad ayuda a polinizar las flores y cultivos y también provee comida y medicinas para nuestro
bienestar. Sin ella no seríamos capaces de sobrevivir.

La importancia de nuestro mundo natural se revela en las miles de maneras diferentes en que los
organismos de la Tierra interactúan entre sí, para contribuir al balance del ecosistema global y la
supervivencia del planeta. No hay una sola forma de vida que pueda vivir en aislamiento.

¿Por qué es una prioridad la conservación de los ecosistemas tropicales?


Los ecosistemas del bosque tropical tienen la mayor cantidad de especies de plantas y animales en la
Tierra, muchas de los cuales aún no han sido descubiertas. Mientras la civilización moderna sigue
avanzando, un creciente porcentaje de estos bosques está siendo talado para fines comerciales. La
demanda tanto del mercado local como del mercado global de soya, maíz, aceite de palma, ganado y
otros productos, ha llevado a la tala de grandes extensiones de bosque tropical, y cada día se pierden
miles de hectáreas del bosque, junto con incontables especies que han evolucionado en el transcurso de
millones de años. Ecosistemas únicos del bosque tumbesino y bosque nublado andino ya han perdido
más del 95% de sus extensiones originales en muchas regiones, y los exuberantes bosques lluviosos
amazónicos están siendo destruidos a un ritmo alarmante.

Proveyendo servicios de alto valor


Los bosques tropicales proveen una serie de bienes y
servicios esenciales, a escala global y regional, lo que hace
que su conservación sea de vital importancia. A causa de su
alto nivel de biomasa, los bosques tropicales ayudan a
regular el clima global, reducen el efecto invernadero
almacenando millones de toneladas de carbón en los tejidos
de las plantas y en el suelo, previenen la erosión del suelo y
protegen las microcuencas que proveen agua limpia a miles
de personas. Si se impusiera un valor monetario a estos
servicios aparentemente gratuitos, sería de muchos miles de
millones de dólares cada año.

Una recompensa de bienes ecosistémicos


Los bosque tropicales también proveen bienes, tales como: madera, fibras, resinas, productos animales y
vegetales; miles de especies comestibles de las cuales solo una fracción entra en el comercio mundial;
recursos biológicos y genéticos, y medicinas. De hecho, menos del 1% de las plantas de los bosques
tropicales del mundo han sido estudiadas por sus propiedades farmacéuticas; sin embargo, al menos el
25% de todas las drogas modernas tiene un ingrediente
activo derivado de las plantas, en muchos casos,
descubiertos y usados por primera vez por pueblos
indígenas.

El valor intrínseco de los bosques tropicales


Los bosques tropicales también son importantes
simplemente por su existencia, para proteger los valores
innatos y culturales del mundo natural. Los pueblos
indígenas dependen de los bosques para preservar sus
formas de vida, y satisfacer sus necesidades de
alimentación y vivienda; además, forman una parte
integral de su cultura y tradiciones espirituales. Muchas
personas disfrutan de actividades de turismo y
esparcimiento en los bosques tropicales; estudiantes,
músicos, escritores y artistas han sido inspirados por la
belleza asombrosa de la biodiversidad tropical. Conservando la diversidad biológica ahora, hacemos
posible que las generaciones futuras valoren y se beneficien también de ella.

Ahora más que nunca, todos debemos ser conservacionistas. La degradación de los hábitats naturales
continua a un ritmo alarmante, y el futuro próximo determinará cuánto de la naturaleza sobrevivirá y
cuales criaturas se desvanecerán con sus genes únicos y su papel cuidosamente diseñado en la trama
de la vida. Nuestra generación decidirá el resultado.
Las tres R: Una opción para cuidar nuestro planeta

Juan Vicente Nava Bautista, Ana Laura Carapia Carapia y Francisca Vidal-García

La situación actual de nuestro planeta es muy


delicada. A medida que las actividades humanas
crecen y las necesidades materiales se hacen más
complejas, aumenta nuestro impacto en el ambiente
y los recursos naturales. Todo esto ha traído como
consecuencia que se rompan los equilibrios
imprescindibles para la continuidad de la vida en la
Tierra. La degradación de los ecosistemas, la
contaminación y la sobreexplotación de los recursos
naturales son problemáticas que afectan a todo el
planeta y a todo ser vivo que lo habita, incluyendo a
los humanos.

Sin duda es nuestra responsabilidad detener, o al


menos disminuir el deterioro ambiental, los
pequeños cambios en nuestros hábitos diarios son imprescindibles para conseguir un planeta más
saludable y que las generaciones actuales y venideras disfruten de los recursos en armonía con el resto
de seres vivos.

La regla de las tres erres, también conocida como las tres erres de la ecología o simplemente 3R, es una
propuesta sobre hábitos de consumo. Durante la Cumbre del G8 en junio de 2004, el Primer Ministro del
Japón, Koizumi Junichiro, presentó la Iniciativa, y explicó que ésta busca construir una sociedad
orientada hacia el reciclaje. En abril de 2005 se llevó a cabo una asamblea de ministros en la que los
representantes de más de 20 países discutieron la manera en que se podrían implementar de manera
internacional acciones relacionadas a las tres erres.

Este concepto hace referencia a estrategias para el manejo de los residuos que se producen todos los
días en nuestro hogar o en la industria, buscando ser más sustentables con el ambiente y reducir el
volumen de basura generada.

Reducir: Se refiere principalmente a consumir menos, evitar comprar objetos nuevos o de moda que
seguramente terminarán en la basura, y por lo tanto, contaminando. También se refiere a disminuir
nuestro gasto de agua y energía, ya que las fuentes actuales son altamente contaminantes. De este
modo agotaremos menos recursos, generaremos menos contaminación y basura y, desde luego,
ganaremos en calidad de vida. Si viajamos más el transporte público o en bicicleta, usamos pilas
recargables, apagamos las luces y desconectamos los aparatos eléctricos cuando no los utilizamos,
estaremos contribuyendo al ahorro energético.

Reutilizar: Es otra de las actitudes que necesitamos poner en práctica para disminuir la contaminación y
dejar de degradar el ambiente. Es necesario utilizar al máximo las cosas que ya tenemos, sin necesidad
de tirarlas o destruirlas, es decir; alargar la vida de cada producto. La mayoría de los bienes pueden tener
más de una vida útil, ya sea reparándolos o utilizando la imaginación para darles otro uso y de este modo
evitar comprar cosas nuevas, sobre todo aquellas que están hechas de materiales contaminantes como
el plástico o unicel.

Reciclar: Se trata de rescatar lo posible de un material que ya no sirve para nada (comúnmente llamado
basura) y convertirlo en un producto nuevo. Es una forma en la que se reincorpora la materia prima al
ciclo los materiales para crear nuevas cosas sin necesidad de gastos energéticos y sin aumentar el
volumen de residuos. El reciclaje ha de volverse un hábito, para poder conseguir un equilibrio entre lo que
se produce, lo que se consume y lo que se desecha, intentando siempre generar la menor cantidad
posible de basura. Reciclar vidrio, materia orgánica, llantas o plástico, son algunos ejemplos.

Los beneficios que nos dan las 3 Rs

Dentro de los beneficios ambientales encontramos la disminución de residuos sólidos, el incremento de la


calidad del suelo, reducción de la emisión de gases de efecto invernadero; mejorando así la calidad de
aire y ayudando a que la situación del clima se estabilice.

También hay beneficios económicos, ya que los residuos sólidos pueden ser vendidos a empresas que
los reciclan, ahorramos en costos en el hogar utilizando materiales reciclados. Se pueden crear diferentes
artículos hechos de material reciclado como camas, sofás, sillas, mesas, lámparas, floreros, entre otros.
En algunos casos, el arte de reciclar puede llegar a ser un negocio, pues se crean artículos que se
venden. Por último, tenemos el beneficio social, ya que poco a poco se crea una cultura de
responsabilidad con el ambiente.

Con todo esta información que tenemos ahora, antes de comprar un producto en el mercado debemos
hacernos varias preguntas: ¿realmente lo necesito?, ¿este producto fue elaborado de manera que no
contamine o de manera sustentable?, ¿durará mucho tiempo?, ¿contaminará al ser desechado?, ¿bajo
qué circunstancias fue fabricado?, ¿existe un producto similar pero con menos empaques? La idea es
que cada uno de nosotros hagamos un consumo razonado, no comprar por comprar sin mirar a quién o a
qué podamos dañar.
El Valor de los Ecosistemas para
la Humanidad y la Biodiversidad

El medio ambiente que rodea a la humanidad está conformado por


elementos vitales y esenciales para el equilibrio ecológico como los seres
vivos y no vivos que se desarrollan y habitan en un determinado lugar. Es
decir, todos los seres y organismos necesitan de un determinado hábitat que
les permita interactuar y relacionarse entre ellos.

Ese determinado hábitat es lo que se le llama ecosistema. Es un sistema


como medio físico y lugar donde cohabitan un conjunto de organismos o
seres vivos. Es decir, la comunidad compuesta por factores físicos y
biológicos como plantas, animales, bacterias, hongos, protistas,
microorganismos, humedad, temperatura, luz, viento, entre otros elementos
que forman el medio ambiente.

En los últimos tiempos los ecosistemas de la diversidad biológica están


siendo destruidos, alterados, modificados e impactados por las actividades
del hombre sobre estos hábitat y espacios que sustentan las variedad y
cantidad de especies en el planeta.

Existen dos tipos de ecosistemas: ecosistema acuático, conformado por las


aguas de los océanos y continentales y el ecosistema terrestre, conformado
por los bosques, selva, matorrales, herbazales, tundra, desierto, entre otros,
donde se desarrollan las plantas y animales en los suelos.

Entre los principales servicios que aportan los ecosistemas como beneficios a
los seres humanos son: Dispersión de semillas, Producción primaria,
Alimentos, Agua, Minerales, Energía, Regulación del clima, Descomposición
de residuos, Polinización de cultivos, Captura de carbono, Recreación,
Turismo, Descubrimiento científico, Purificación del agua y aire.

En ese sentido, los ecosistemas juegan un papel fundamental para el


equilibrio natural en el planeta, siendo hábitat para la biodiversidad y otros
recursos naturales de aprovechamiento por el hombre. Estos mismos,
autorregulan el planeta por medio de las plantas que retienen el carbono
para purificar el aire que se respira.

El hombre ha generado un problema ambiental como es la destrucción de los


ecosistemas por medio de la explotación y uso irracional de todos sus
recursos naturales, originando la pérdida de diversidad biológica como
equilibrio ecológico en la tierra. Estos hábitats son intervenidos y alterados
por actividades agrícolas, agropecuarias, industriales, mineras, desarrollo
urbano, deforestación, incendios forestales, contaminación, entre muchos
otros impactos sobre estos sistemas naturales.

La conservación y mantenimiento de todos los ecosistemas por parte de la


humanidad es soporte vital para los animales y plantas que aportan grandes
servicios y beneficios para el desarrollo del hombre. La importancia de este
sistema natural está en los organismos que interactúan entre sí, para
garantizar el equilibrio del ecosistema global y la existencia en el planeta.

Controlar y Detener la Destrucción de los Ecosistemas es


Responsabilidad de Todos

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