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Introducción
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El lector puede encontrar los argumentos de esta supuesta simplicidad en la
introducción del capítulo 7 de este mismo libro dedicado a Hermann Ebbinghaus.
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previa.
Vista esta rápida panorámica de los rasgos teóricos de
Bartlett, antes de adentrarnos en su aportaciones o su visión sobre
el proceso de recordar, vamos a dar, en el apartado siguiente, unas
breves pinceladas sobre su perfil biográfico.
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Para una mayor ampliación de esta biografía, aconsejamos al lector la consulta
de la introducción a la edición española de Remembering, "Remembering y la obra
de Frederic C. Bartlett" (pp.9-43) realizada por Alberto Rosa.
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Recibió la Royal Medal y el Longacre Award of the Aeromedical Association.
Fue nombrado doctor Honoris Causa por las universidades de Edimburgo (1961),
Oxford (1962) y Padua (1965), y elegido miembro extranjero asociado de la
Academia Nacional Norteamericana de Ciencias y de la Academia de Artes
Norteamericana (1959) y de la American Philosophical Society, así como miembro
honorario de sociedades psicológicas nacionales de diversos países: Suecia (1952),
España (1955), Suiza (1956), Turquía (1957), Sociedad Internacional de Psicología
Experimental (1958), e Italia (1963). Fue, también, presidente de la British
Psychological Society en 1950.
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Actualmente el lector puede realizar la consulta de la obra en versión castellana
gracias a la traducción que Alianza Editorial ha realizado en 1995.
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Hay que destacar que Bartlett prácticamente siempre utiliza el gerundio para
referirse a los procesos psicológicos, y ello como resultado de una intención
consciente de subrayar el carácter activo del proceso, y su rechazo a la psicología de
las facultades. Así nos encontramos siempre imaging, percieving, remembering,
thinking, y prácticamente nunca términos como imagery, memory o thought.
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"El psicólogo, tanto si utiliza métodos experimentales como si no, trata con seres
humanos y no simplemente con reacciones. Por consiguiente, el investigador debe
tomar en consideración la conducta cotidiana de los individuos normales, además de
dar cuenta de las respuestas de sus sujetos en el laboratorio. El tema que estoy
estudiando tiene implicaciones sociales obvias y notables, muchas de las cuales
están fuera del alcance de la investigación experimental; con todo, pueden ser
abordadas desde el mismo punto de vista, si bien no de forma tan detallada"
(Bartlett, 1932, p.62).
"De acuerdo con la teoría general de este libro, el recuerdo está "esquemáticamente"
determinado; las circunstancias que estimulan las orientaciones del recuerdo, tanto
si ocurren en el laboratorio como en la vida diaria, siempre establecen una actitud,
dirigida fundamentalmente hacia una organización "esquemática" particular. La
construcción o reconstrucción que se produce está, en los casos más típicos, casi
siempre dentro de los límites de esta organización especial" (Bartlett, 1932,
pp.386-387).
"Si hay algo sobre lo que he insistido de manera especial a lo largo de toda mi
exposición en este libro, es que la descripción de los recuerdos "como estáticos y
sin vida" es simplemente una desafortunada invención" (p.386) (...) "Recordar no es
la reexcitación de innumerables huellas fijas, sin vida y fragmentarias; sino una
reconstrucción o construcción de imágenes formada a partir de la relación entre la
actitud que mantenemos ante un conjunto activo de reacciones o experiencias pasadas,
y ante un detalle sobresaliente que suele aparecer en forma de imagen o de lenguaje.
Por ello, el recuerdo casi nunca es realmente exacto, ni siquiera en los casos más
rudimentarios de recapitulación repetitiva, si bien ello no reviste ninguna
importancia" (p.282). (...) "La primera idea que hay que eliminar es que la memoria
es fundamental o literalmente reiterativa o reproductiva. En un mundo como el
nuestro, en el que constantemente cambia todo a nuestro alrededor, el recuerdo
literal tiene poca importancia" (p.272).
Práctica propuesta
Objetivo
Referencias
Anexo
Una noche dos jóvenes de Egulac bajaron al río a cazar focas, y mientras
estaban allí, el tiempo era brumoso y tranquilo. Oyeron entonces gritos de guerra y
pensaron: "Parece una danza de guerra". Huyeron a la orilla y se escondieron detrás
de un tronco. Entonces llegaron canoas, oyeron el ruido de los remos y vieron que
una canoa iba hacia ellos. Había cinco hombres en ella, que dijeron:
"¿Qué os parece?, quisiéramos que vinierais. Vamos a remontar el río para
hacer la guerra contra la gente".
Uno de los jóvenes dijo: "No tengo flechas".
"Las flechas están en la canoa", dijeron.
"Yo no iré. Podrían matarme. Mis familiares no sabrán donde he ido. Pero tú -
dijo volviéndose hacia el otro- puedes ir con ellos".
Así, uno de los jóvenes partió, mientras el otro retornó a casa.
Los guerreros remontaron el río hasta un pueblo en la otra orilla de Kalama.
La gente bajó al agua y comenzaron a luchar y mataron a muchos. Pero en ese momento
el joven oyó que uno de los guerreros decía: "Rápido, volvamos a casa, aquel indio
ha sido alcanzado". Entonces pensó: "¡Ay!, son fantasmas". No se sentía mal, pero
decían que le habían dado.
Así pues, las canoas volvieron a Egulac, y el joven desembarcó, fue a su casa
y encendió un fuego. Llamó a todo el mundo y dijo: "Mirad, acompañé a los fantasmas
y fuimos a luchar. Muchos de nuestros compañeros murieron y muchos de los que nos
atacaron murieron. Dijeron que me habían herido pero yo no me sentía mal".
Lo contó todo, y después se quedó callado. Cuando el sol salió se desplomó.
Algo negro surgió de su boca. Su cara se deformó. La gente se levantó
sobresaltadamente y gritó.
Estaba muerto. (Bartlett, 1932, p. 119)