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A mediados de 1970 junto con varios colegas, la Dra. Holland estableció una
división de psiquiatría en el Centro para el cáncer Memorial Sloan Kettering en
Manhattan. Fue la primera mujer en dirigir un departamento clínico en ese lugar
y estuvo a cargo de crear el primer centro de psiquiatría de tiempo completo en
un hospital de cáncer importante.
Holland dio varias razones para que esto fuera así: su tío había sido internado
por un colapso mental cuando ella tenía 9 años, su primer esposo se suicidó
cuando ella tenía 27 años, y se sentía frustrada de que los colegas de
oncología de su segundo marido sólo se enfocaran en el tratamiento médico y
no en el estado de ánimo de los pacientes que enfrentaban un pronóstico
impredecible.
En una carta en 1985 al New York Times, la Dra Holland y un colega, Morton
Bard, escribieron sobre los pacientes con cáncer: “¿deberían ser considerados
como débiles o como si ellos de algún modo hubieran contribuido a su propio
fallecimiento?”
Instó a los médicos a considerar la angustia emocional como un signo vital, así
como lo hacen con la temperatura, el pulso, la respiración, la presión arterial y
el dolor. Los síntomas fisiológicos, decía, podrían ser a menudo aliviados con
antidepresivos, medicina para la ansiedad, meditación y otros tratamientos.
En su libro “El Lado Humano del Cancer”, escrito con Sheldon Lewis y
publicado en 2000, citaba a un paciente suyo que decía: “Han medido todo, a
excepción de mis pensamientos y mi mente. De algún modo, mi actitud mental,
el stress, la angustia, deberían analizarse y estudiarse de la misma manera que
mi condición física.”
“Durante más de cuarenta años, Jimmie realizó una pregunta esencial: ¿Cómo
se sienten las personas con cáncer? – el centro de su trabajo.” Dijo su esposo
en un e-mail.
Se unió al Memorial Sloan Kettering en 1977. Allí fue Jefa del Servicio de
Psiquiatría hasta 1996 y Directora del Departamento de Psiquiatría hasta 2003.
En los años 50, escribió que el Times había rechazado un anuncio de un grupo
de apoyo de mujeres porque contenía las palabras “mama” y “cáncer.”
Recordaba también que “un taxista se negó a llevarme una vez al Memorial
diciendo: No, señora, ese es el lugar del Big C (el Gran Cáncer), yo conduzco
sólo por los alrededores.”
“La filosofía era que, si les decimos que tienen cáncer perderán la esperanza,
de modo que no les decimos,” decía la Dra. Holland en 2015.
Fuente: https://www.nytimes.com/2018/01/04/obituaries/jimmie-holland-who-
cared-for-the-cancer-patients-mind-dies-at-89.html