Sei sulla pagina 1di 2

http://www.elmostrador.

cl/noticias/pais/2016/03/28/el-brutal-endeudamiento-de-los-chilenos-y-
la-desposesion-salarial/

(04-01-2017)

El brutal endeudamiento de los chilenos y la desposesión


salarial

Esto tiene como resultado que la relación Carga Financiera sobre Ingreso Disponible de los hogares
(RCI) sea la más alta de la OCDE, con un 38% promedio, mientras Holanda (el más alto luego de Chile)
es de 18,1%, Noruega 16,3% y Suecia 11,1%. Es decir, en Chile en promedio 4 de cada 10 pesos que
ingresan mensualmente se destinan al pago de la deuda, por lo que solo pueden vivir con el 60% de
sus ingresos reales, es decir, para un hogar que obtiene el salario mínimo le quedan $150 mil para
sobrevivir el resto del mes luego de pagar sus compromisos financieros.

La cantidad de endeudados totales del sistema es de 10,9 millones de personas y el de morosos es de 3,86 millones, según la Universidad
San Sebastián, a partir de la información proveniente de DICOM-Equifax para diciembre de 2015. Lo cual indica que el número de
morosos crece un 13% en relación con igual mes del año anterior. Pocas cifras económicas muestran este crecimiento, lo cual demuestra
una vez más la relevancia del monitoreo y mirada crítica sobre este dato que se está volviendo de uso permanente, tanto como la tasa de
desocupación, el crecimiento del empleo y el PIB.

Solo un par de cosas que decir sobre el endeudamiento en este país. En primer lugar, el fenómeno de la deuda de los hogares es mundial.
No atañe a una suerte de idiosincrasia nacional o a una jugada maestra del sistema económico neoliberal particular que tenemos en Chile.
Según OCDE, Noruega –que para muchos es una suerte de ejemplo de socialdemocracia madura, bien lejos de nuestro “modelo”
nacional– tiene uno de los indicadores de Relación Deuda Ingreso (RDI) de los hogares más alto a nivel mundial, con un espectacular
213,7% de deuda sobre el ingreso disponible en el hogar, lo mismo Suecia con un 172% y Holanda con un 311,5% [1]. Para Chile el RDI
es de un 62%, según el Banco Central, lo cual permite plantear que la deuda de los hogares estaría dentro de parámetros normales, pues
no se acerca ni por mucho al promedio OCDE, que es cercano al 117%.

Sin embargo, y acá tocamos el segundo punto relevante sobre el análisis de la deuda de los hogares, ese indicador no muestra cómo
efectivamente afecta la deuda a la economía doméstica de los hogares. Según un estudio de Fundación SOL[2], al comparar la mediana
de los ingresos (el umbral de lo que gana el 50% de la población de menores ingresos), que es un indicador más robusto en economías
desiguales como la nuestra para evaluar la salud salarial de los hogares, la proporción de la mediana de ingresos de los asalariados en
Chile es del 41% del PIB per cápita mensual del país, mientras que para Holanda es del 93%, Noruega el 77% y Suecia el 84%.

RDI (%)[1] Mediana sobre PPC (%)[2] RCI (%)[3]


Países

311,5 93 18,1
Holanda

213,7 77 16,3
Noruega

172 84 11,1
Suecia
62 41 38
Chile

[1] Es la proporción de la deuda total sobre el ingreso disponible anual del hogar. OCDE 2014
[2]Es la proporción de la mediana salarial de cada país sobre el PIB per cápita mensual. Fundación
SOL 2015. Desposesión Salarial utilizando CASEN 2013.
[3] Es la proporción de la carga financiera mensual (pago de intereses, comisiones y servicios de la
deuda) sobre los ingresos totales disponibles del hogar. Fundación SOL. Utilizando los datos de Bank
for International Settlements (BIS) debt service data statistics. Para Chile se utiliza la Encuesta
Financiera de Hogares 2014 (EFH) del Banco Central.

En Chile, eso se expresa en que el 50% de los trabajadores obtiene menos de $305 mil líquidos (NESI, 2014). En la actualidad el salario
mínimo es de $250 mil, por lo que la insuficiencia salarial en Chile es muchísimo más dramática que la de aquellos países que, si bien
tienen montos enormes de deuda agregados –que es lo que hace mundial y estructural el tema de la deuda de los hogares,– presentan
particularidades correspondientes a las estructuras productivas, laborales y financieras de cada uno de los países en cuestión. Chile es un
país dependiente, de economía financiarizada, monoexportadora, sin diversificación productiva como los países que estamos
comparando, sin derechos laborales que permitan aumentar salarios o ajustarlos a los estándares de vida adecuados para la población
(como sucede en esos países), ya que en nuestro país están absolutamente coartados.

Resulta aún más dramático si tomamos en cuenta a los hogares del 50% de menos ingresos del trabajo, que en promedio utilizan el 45%
de sus ingresos para pagar deuda. De esta forma, no nos puede asombrar que esto se transforme en un excelente negocio bancario. Para
1995, el 21% de las colocaciones de crédito bancarias eran de consumo de personas, para el 2014 la cifra fue de 38%. Es un negocio
que se sostiene sobre una población mayoritariamente desposeída de sus ingresos y sin posibilidad de negociar colectivamente, tal como
lo hacen en los países que tienen mayores montos de deuda que los hogares chilenos, pero también mayores salarios, derechos laborales
y sistemas de protección social que permitan apoyar la economía doméstica de los hogares.

Esto tiene como resultado que la relación Carga Financiera sobre Ingreso Disponible de los hogares (RCI) sea la más alta de la OCDE,
con un 38% promedio, mientras Holanda (el más alto luego de Chile) es de 18,1%, Noruega 16,3% y Suecia 11,1%. Es decir, en Chile en
promedio 4 de cada 10 pesos que ingresan mensualmente se destinan al pago de la deuda, por lo que solo pueden vivir con el 60% de sus
ingresos reales, es decir, para un hogar que obtiene el salario mínimo le quedan $150 mil para sobrevivir el resto del mes luego de pagar
sus compromisos financieros.

Resulta aún más dramático si tomamos en cuenta a los hogares del 50% de menos ingresos del trabajo, que en promedio utilizan el 45%
de sus ingresos para pagar deuda. De esta forma, no nos puede asombrar que esto se transforme en un excelente negocio bancario. Para
1995, el 21% de las colocaciones de crédito bancarias eran de consumo de personas, para el 2014 la cifra fue de 38%. Es un negocio que
se sostiene sobre una población mayoritariamente desposeída de sus ingresos y sin posibilidad de negociar colectivamente, tal como lo
hacen en los países que tienen mayores montos de deuda que los hogares chilenos, pero también mayores salarios, derechos laborales y
sistemas de protección social que permitan apoyar la economía doméstica de los hogares.

De esa forma, el Informe de Morosidad demuestra la profundidad de la desposesión que se cierne sobre los hogares en Chile, un
diagnóstico que no se encuentra en los discursos de ninguna autoridad, y que ni siquiera se activó en la discusión sobre una reforma tan
relevante como es la laboral.

Potrebbero piacerti anche