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LA REVOLUCIÓN MÍSTICA DE LA POESÍA HINDÚ1

A comienzos del segundo milenio de nuestra era surge en el sur de India un


movimiento de ruptura contra los rígidos formatos en los que se venía desenvolviendo
la práctica del hinduismo, el Virasaivismo. En la poesía, en las vacanas (poemas de
verso libre), quedaron plasmados sus principios con una fuerza tan conmovedora y
extática como lo fueron Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz en el catolicismo.
Sus postulados místicos generaron un cisma político similar a la que llevó a cabo el
protestantismo al interior del cristianismo.
Vacana significa ‘diciendo’ o ‘la cosa dicha’ y corresponde a la lírica religiosa
en verso libre escrita en Kannada, lengua Dravidiana, una de las más antiguas que se
conservan hoy en uso.
Virasaivismo quiere decir ‘militante o saivismo heroico o fe en Shiva’. Shiva es
el dios destructor de la trinidad hindú, compuesta además por Vishnu y Brahma.
Brahma es el creador, Vishnu el encargado de la mantención y Shiva de la destrucción.
Si bien hoy Brahma ha sido olvidado prácticamente en la devoción cotidiana de los
hindúes, quedando relegado a apenas dos templos (frente a los miles dedicados a
Vishnu y Shiva alrededor de toda la India), su función en el Universo sigue siendo
fundamental. Una de las metáforas puránicas (textos sagrados posteriores a los Vedas)
ilustra con el paso de cada día la participación de estos tres dioses en el equilibrio
universal: El día nace, creado por Brahma; Shiva lo destruye y da paso a lo noche, hasta
que Brahma vuelve a crear el día. Quien preserva la continuidad de este equilibrio es
Vishnu. En el correr de los días la trinidad está presente. Si bien esta trinidad forma la
cúspide de la jerarquía divina hindú no debe olvidarse que junto a ellos conviven 330
millones de dioses. Todo esto llevaría a pensar a una persona de formación judeo-
cristiana, que el hinduismo es una religión politeísta. Pero quien se adentre un poco más
en el espíritu que ronda esta religión, no podría dejar de advertir que ello es una
simplificación producto del enfrentamiento del hinduismo desde un paradigma errado.
Sólo hay un Dios, y millones de formas del mismo Dios. Este Dios, a diferencia del
judeo-cristiano, no se encuentra fuera del hombre, no está observándonos, con
despectiva crueldad tomándose un whisky y rodeado de angelitos libidinosos desde las
nubes. Cuando un hombre judeo-cristiano es afligido por una enfermedad, sus seres

1
Introducción, traducción, traición y notas de Alan Meller sobre los poemas traducidos del Kannada al
inglés por A. K. Ramanujan.

1
queridos imploran la ayuda de Dios, para que desde su divina comodidad produzca el
milagro de la recuperación, o para que nos dé fuerzas y así poder soportar el dolor de Su
caprichosa decisión de quitarnos a nuestro amado. Dios desde lo alto observa nuestras
vidas y si somos buenos y devotos a su crueldad, quizás nos dé una manito para soportar
lo que Mircea Eliade llamaba ‘el terror a la historia’. En el caso del hinduismo, lo dioses
no están afuera sino adentro. Son formas arquetípicas que se repiten desde la creación
en nuestro diario vivir. La construcción de una casa es la construcción del Universo. El
nacimiento de un niño repite el nacimiento de un dios. El acto sexual reproduce el coito
divino. La recuperación del mito en la vida cotidiana lleva al hombre a vivir como si
fuera un dios. Lakshmi no es una diosa a la que se le reza de manera supersticiosa
(aunque los casos no faltan) sino que es la manifestación de la virtud que el hombre
debe perseguir cuando se relaciona con el dinero.
Un dios que se encuentra dentro de cada uno.
En la filosofía mística hindú se han elaborado numerosas teorías para poder
comprender este complejo sincretismo donde más que discriminar entre las nociones
para poder llegar a clasificaciones aristotélicas como se acostumbra a pensar en
Occidente, una a una se van adhiriendo numerosas explicaciones de los textos sagrados
que aun cuando parezcan contradictorias entre sí, no se elaboran en base a oposiciones.
Una de estas explicaciones considera que los tres venenos que sumen al hombre en un
mundo de ilusiones, representados por el tridente (trisula) que Shiva tiene siempre en
una de sus manos como una arma para destruirlos, son el conocimiento intelectual
(ubicado en la mente), el conocimiento sensorial (a través de los cinco sentidos) y el
conocimiento emocional del mundo (ubicado en el corazón). Una vez que el hombre ha
vencido estos productores del mundo ilusorio, es capaz de alcanzar la facultad
discriminadora, es capaz de distinguir lo Real de lo Irreal, es capaz de habitar en la
Verdad Última y Primera, es capaz de descubrir a Shiva dentro suyo. Shiva es el
hombre despojado de su ego, sus deseos, su odio, es la forma del hombre sin aquellos
venenos, que cualquiera puede alcanzar.
En la época en que surge la rebelión del virasaivismo, el hinduismo se
encontraba en una situación similar a aquella que en Europa produce la Reforma y la
Contrarreforma en el Cristianismo. El hinduismo se había vuelto una religión sistémica
en sentido social. Dicho de otra manera, la tradición se había vuelto un sistema a través
del cual el hombre pretendía estabilizar el Universo para su utilización. Los rituales, las
peregrinaciones, las ofrendas a los dioses y a los sacerdotes, no tenían otra intención que

2
la de manipular cuidadosamente el Universo del Señor para los propósitos personales,
incorporando incluso un determinado precio para la salvación del alma. Los santos
Virasaivas sentían horror ante tales regateos, ante las manipulaciones y la arrogancia de
las predicciones. El mundo es impredecible y las predicciones nacen de la ignorancia,
sostenían. El mundo de los humanos, sometido a la discriminatoria división elaborada
por los brahmanes, detentores políticos de la religión, capaces de destronar y destruir a
un dios (como en el caso de Indra) se había alejado, para los santos Virasaivas, de
bhakti, la expresión personal, interna de la búsqueda religiosa. Protestan contra el
sistema público de la religión en pro de una religión personal. Rechazan los sacrificios
de animales y la adoración de imágenes y de símbolos como el fuego. Si para la religión
hindú un templo es la representación del cuerpo humano, los santos Virasaivas
devuelven al cuerpo la condición de templo. El templo es un cuerpo es un templo. El
movimiento es expresión de la vida. La detención es un intento fútil que busca perpetuar
un estado de cosas que no puede permanecer. Nada permanece, todo se destruye para
volver a surgir. El movimiento es expresión del cambio permanente y Shiva el dios que
mejor ilustra esta condición2. Para los santos Virasaivas, la religión no es algo con lo
que uno nace, oponiéndose absolutamente al sistema de castas tan defendido por los
brahmanes para mantener el dominio que tenían sobre el resto de la sociedad. Para los
brahmanes, uno no puede convertirse al hinduismo, sino que se nace o no hindú. El
proselitismo no tiene cabida. Para los defensores del bhakti, el correcto mirar y el
correcto decir está al alcance de todos aquellos que busquen luz en un mundo
oscurecido por las ilusiones.
A la literatura mística clásica de la India con sus establecidas convenciones de
lenguaje y elaborados patrones métricos que mediatizan y despersonalizan las
expresiones literarias, donde el ideal es la impersonalidad, las vacanas oponen una
literatura personal, expresando conflictos reales, no a través de una máscara, sino
dejando hablar al poeta, en su dialecto local, como si fuese una conversación o la
explosión de un grito interno, centrándose más en el sujeto que adora que en el objeto
de adoración, el Dios mitológico que, en última instancia, una vez que se ha alcanzado
el ideal virasaiva, conforma una unidad entre sujeto y objeto. Como pueden los
inmorales de este mundo conocer el milagro, la unidad de tu pie y el mío, Ramanatha.

2
En los poemas Shiva es denominado Señor de los Ríos que se Unen, Ramanatha, Señor Blanco como
Jazmín, y Señor de las Cavernas.

3
Basavanna (1106-1167)3

I
Padre, en tu ignorancia me trajiste
a través de los úteros maternos
a través de mundos no deseados

Fue un error tan sólo nacer,


¿Oh Señor?

Ten piedad de mí por haber nacido


una vez antes.
Te doy mi palabra,
señor de los ríos que se unen,
no volver a nacer jamás4.

II
¿Tiene importancia hace cuánto
la roca se remoja en el agua:
llegará algún día a ablandarse?

¿Tiene importancia hace cuánto


me dedico a la adoración
cuando el corazón es inconstante?

Inútil como un fantasma


hago guardia de pie sobre oro escondido,

O señor de los ríos que se unen.

3
A los 16 años, este poeta místico abandona su hogar, sus comodidades, sus riquezas, y renuncia a su
casta, tras considerarla parte de un sistema encadenante y sinsentido y viaja al este hasta llegar a la unión
de tres ríos, los que escoje como metáfora de su dios. Shiva le habla en sus sueños y en una ocasión se
manifiesta frente a él en su forma de lingam (representación fálica de Shiva, de la dualidad entre lo
manifiesto y latente) brotando de una flor de loto en el medio de la estatua de un toro. Así queda fundado
el virasaivismo. La mayor parte de sus vacanas se centran en la lucha que libra el hombre con el mundo,
sus enfermedades y tentaciones.
4
En este poema está presente la idea de la liberación de la cadena de las reencarnaciones a través del
camino de la Realización (unión del individuo con la divinidad). Darle su palabra al Señor implica, para
el poeta, formar un pacto con su propia condición divina.

4
III
El rico
hará templos para Shiva5.
¿Qué podré yo,
un pobre hombre,
hacer?

Mis piernas son pilares


mi cuerpo el altar,
la cabeza una cúpula
de oro.

Escucha, Oh señor de los ríos que se unen,


las cosas levantadas caerán,
pero las en movimiento, siempre permanecerán.

IV
La vasija no es un bronce
y el espejo otro.

Vasija y espejo son un metal.


Devolviendo la luz
uno se transforma en espejo.

Consciente, uno es el Señor;


inconsciente, tan sólo un humano.

Adora al señor sin olvidar,


al señor de los ríos que se unen.

V
Mira aquí, querido amigo:
visto el ropaje de estos hombres
sólo para ti.

A veces soy un hombre,


5
Los templos indios, tradicionalmente, se construyen a imagen del cuerpo humano. El ritual comienza
excavando la tierra y plantando un pote de semillas. Se dice que el templo surge de las semillas, como el
hombre. Los costados del templo son llamados manos, los pilares pies, el techo cabeza. Basavana en este
poema clama por un retorno al origen de todo templo prefiriendo el cuerpo a la corporización. Existen en
el poema dos oposiciones fundamentales: el rico hará templos, mientras que el pobre será un templo.
Basavana se aleja del hacer rituálico, privilegiando un ser espiritual. Por último, destaca la oposición
entre las cosas levantadas y las en movimiento o jangama, que por un lado refiere a la condición de
permanente peregrinación de los virasaivas y por otro quiere decir imperecedero, inmortal.

5
a veces soy una mujer.

Oh señor de los ríos que se unen


Haré guerras por ti
pero seré la novia de tus devotos.6

VI
Cuando una prostituta con su hijo
toma a un cliente por dinero,

ni el niño ni el libertino
tendrán suficiente de ella.

Ella ira a mimar al niño una vez,


y luego a acostarse con el hombre una vez,

ni aquí ni allá.
El amor por el dinero es implacable7,
mi señor de los ríos que se unen.

VII
La vasija es un dios. El ventilador
es un dios. La piedra en la calle
es un dios. El peine es un
dios. La soga del ahorcado también es un
dios. La onza es un dios y el
borde de la copa es un dios.

Dioses, dioses, hay tantos


que no queda espacio
para un pie.

Sólo existe
un dios. Él es nuestro Señor
de los Ríos que se Unen.8

6
La expresión del amor bhakti, la manifestación personal del sentir religioso, para el virasaivismo, es
bisexual.
7
El amor, en el hinduísmo, es un sentimiento de compasión dirigido a la creación en su conjunto. No
puede prodigarse a alguien en particular ni puede adjudicársele precio. Ello, lejos de ser amor, sólo es
deseo, y como tal, jamás será suficientemente retribuido.
8
No es de extrañar que los misioneros cristianos se sintieran profundamente atraídos a los textos del
virasaivismo, llegando a traducirlos y a especular en torno al bhakti como el resultado de la influencia de
un temprano cristianismo en el sur de la India. De la misma manera, muchos textos del nuevo Testamento
y la vida de algunos santos son consideradas por un gran número de hindúes como variantes del bhakti.

6
VIII
Yo no sé nada de golpes de tiempo y métrica
ni de la aritmética de las cuerdas y los tambores;
Yo no conozco el conteo yámbico ni dactílico.

Mi señor de los ríos que se unen,


como nada podrá herirte
Yo canto como amo.9

IX
El cordero sacrificial traído para el festival
se comió las verdes hojas traídas para la decoración.

Sin saber cosa alguna sobre la matanza,


sólo quiere llenar su barriga:
nacido ese día, para morir ese día.

Pero dime:
¿acaso los asesinos sobrevivieron,
Oh señor de los ríos que se unen?

X
Como un mono en un árbol
saltando de rama en rama:
¿cómo puedo creer o confiar
en esta cosa ardiente, en este corazón?
que no me dejará ir
hacia mi Padre.
mi señor de los ríos que se unen10.

XI
Antes
que el gris alcance las mejillas,
que las arrugas el curvo mentón
y que el cuerpo se vuelva una prisión de huesos:

9
Las vacanas rechazan las formas premeditadas del arte, las formas establecidas y permanentes. No sólo
son un canto espontáneo sino además un canto por la espontaneidad.
10
La imagen del mono saltando de rama en rama se utiliza con frecuencia en la tradición religiosa hindú
para representar la inconstancia de la mente que salta de idea en idea, de deseo en deseo, tan incontrolable
como un mono. Es esta veleidosa condición humana la que el poeta teme le impida seguir la senda al
encuentro de su dios.

7
antes que
con dientes caídos
con la espalda torcida
tú seas custodiado por alguien más:

antes que
dejes caer tu mano hasta la rodilla
y aferres un báculo:

antes que
los años corroan
tu forma:

antes que
la muerte te toque:

¡adora
a nuestro señor
de los ríos que se unen!

XII
En la casa del brahman
donde alimentan al fuego
como a un dios11

cuando el fuego se descontrola


e incendia la casa

ellos arrojan sobre él


el agua de la acequia
y los desperdicios de la calle,

golpean a sus bestias


y llaman a la multitud.

Estos hombres olvidan sus rezos


e increpan su fuego,
Oh señor de los ríos que se unen.

11
El fuego sacrificial pertenece a los ritos Vedas que el virasaivismo rechaza.

8
Devara Dasimayya12

I
En el útero materno
el niño no conoce
el rostro de su madre

ni ella puede jamás conocer


el rostro de él.

El hombre en el mundo ilusorio


no conoce al Señor

ni el Señor a él,
Ramanatha.

II
Tú has forjado
esta cadena
de dieciocho eslabones13
y nos has encadenado humanos:

nos has arruinado


Oh Ramanatha
y nos hiciste perros para siempre
amarrados.

III
Si este es mi cuerpo
¿acaso no seguirá mi voluntad?

12
Lo más seguro es que este haya sido el primer poeta de las vacanas. Durante una extensa penitencia
ascética Shiva se le aparece para decirle que debe trabajar para él. Llama a Shiva Ramanatha, ‘el que es
adorado por Rama’, una de las encarnaciones de Vishnu, estableciendo así la supremacía de Shiva frente
a los otros dioses. Dasimayya llegó a ser un famoso maestro en el reinado de Jayasimha. Convirtió al
virasaivismo a la esposa del rey que era Jain. Él y sus seguidores, indignados, lo acosaron con pruebas.
En una ocasión escondieron a un niño en el hueco de un árbol y le dijeron a Dasimayya que el dios de
ellos estaba incluso en el árbol. Le pidieron al árbol que hablara, pero el árbol no hablo. El niño había
muerto, y la madre culpo a Dasimayya implorándole que le devolviera la vida, lo cual él hizo. En otra
ocasión lo obligaron a beber de una jarra llena de veneno e inmudicia, y Dasimayya con la ayuda de
Shiva removió las impurezas y bebió sin perjuicio.
13
Los dieciocho eslabones corresponden a las dieciocho ataduras tradicionales del hinduismo: los actos
pasados, presentes y futuros; el cuerpo, la mente, la riqueza, la sustancia, la vida, y el egocentrismo; el
oro, la tierra y la mujer; la lujuria, la ira, la codicia, la soberbia, el orgullo y la envidia.

9
Si este es tu cuerpo
¿acaso no seguirá tu voluntad?

Obviamente, no es ni tu cuerpo
ni el mío:
es el caprichoso cuerpo
del mundo en llamas que has creado,
Ramanatha.

IV
Yo soy quien tiene el cuerpo
tú eres quien retiene el aliento.

Tú conoces el secreto de mi cuerpo,


yo conozco el secreto de tu aliento.

Por eso tu cuerpo


está en el mío.

Tú sabes
y yo sé, Ramanatha,
el milagro
de tu aliento
en mi cuerpo.14

V
Dios de mi clan,
no colocaré mi pie
sino donde tu pie
haya estado antes:
no tengo pie
que sea mío.

¿Cómo pueden los inmorales


de este mundo conocer
el milagro, la unidad
de tu pie
y el mío,
Ramanatha?

14
Shiva es el Mahayogi, el gran asceta, en quien se centra la suprema perfección de la penitencia en
austeridad y de la meditación abstracta, a través de los cuales se adquieren poderes ilimitados, el máximo
conocimiento espiritual y, eventualmente, genera la unión con el gran espíritu del universo. El aliento, la
observación de la respiración, es el camino que lo lleva a dicha comunión.

10
VI
El fuego puede quemar
pero no puede moverse.

El viento puede moverse


pero no puede quemar.

Hasta que el fuego no se une con el viento


no puede dar un paso.

Acaso el hombre sabe


que así es
con el conocer y el hacer?15

Mahadeviyakka16

I
No una, no dos, no tres o cuatro,
sino a través de ochenta y cuatro mil vaginas17
he llegado,
he llegado
a través de mundos improbables,
embriagada de
placer y de dolor.
Cualquiera que sean
todas las vidas anteriores,
muéstrame piedad
en este día,
Oh señor
blanco como jazmín.

15
El virasaivismo, especialmente para Dasimayya tenía una función activa. La práctica del bhakti
generaba un amor por toda la creación que debía ponerse en movimiento a través de su divulgación.
16
Cuando tenía dos años esta poetisa fue iniciada en la adoración de Shiva por un gurú desconocido.
Tiempo después, el rey Kausika se enamoró de ella y consiguió desposarla a la fuerza. Los poemas de
Mahadeviyakka se refieren a Shiva como su amante ilícito o como su único esposo legítimo. Tras una
noche en que el rey forzó su voluntad con violencia, Mahadeviyakka escapó y abandonó su tierra, su
familia, cortó toda relación con los hombres y se despojó de su ropas, última concesión al mundo
masculino, cubriéndose desafiante tan sólo con sus extensos rastas. Erró salvajemente, intoxicada con el
amor por su dios, enamorada de él, mas sin hallarlo. Finalmente, tras abandonarse a sí misma, lo
encontró. Sus vacanas manifiestan la búsqueda del amor, y sus tres fases en la tradición india: el amor
prohibido, el amor en separación y el amor en unión. Según la tradición muere en unidad con Shiva
cuando bordeaba los veinte años.
17
84 y muchos de sus múltiplos son figuras familiares en la literatura mística de la India. 84 es el número
de posturas de un yogui; 84 el número de Siddhas (maestros de lo oculto); las enseñanzas de Buddha son
8400; el alma recorre un ciclo de 84000 nacimientos (para los Ajivikas eran 84 millones de ciclos).
Bhakti y la fe en el Señor son la respuesta a la lógica inexorable del karma.

11
II
Como
el tesoro escondido en la tierra
el sabor en la fruta
el oro en la roca
el aceite en la semilla

el Absoluto se esconde
en el corazón

nadie puede saber


los caminos de nuestro señor
blanco como jazmín

III
Oh madre18, ardí
en un fuego sin llama

Oh madre sufrí
una herida sin sangre

madre me sacudí
sin placer:

amando a mi señor blanco como jazmín


vagué por mundos inexistentes.

IV
Mi cuerpo es sucio
mi espíritu es espacio:
¿cuál
debo aferrar, Oh señor? ¿Cómo,
y qué,
debo pensar de ti?
Atraviesa
mis ilusiones,
señor blanco como jazmín19.

18
Madre puede ser la madre real u otra compañía femenina.
19
El cuerpo no es sucio entendido como pecaminoso, sino que es sucio como un lente que no deja ver. El
cuerpo es la compuerta hacia el mundo ilusorio que, sobrecargado de impurezas, es un impedimento hacia
la experiencia de la Realidad.

12
V
Cuatro partes del día
me aflijo por ti.
Cuatro partes de la noche
estoy loca por ti.

Me tiendo perdida
enferma por ti, noche y día,
oh señor blanco como jazmín.

Desde que tu amor


fue sembrado,
he olvidado el hambre,
la sed y el sueño.

VI
Cuando no me conocía
¿dónde estabas tú?

Como el color en el oro,


tú estabas en mí.

Vi en ti,
señor blanco como jazmín,
la paradoja de tu ser
en mí
sin mostrar la orilla.

VII
Lo que vendrá mañana
haz que llegue hoy.
Lo que vendrá hoy
haz que llegue ahora mismo.

Señor blanco como jazmín,


no nos entregues tus ahoras y después!

VIII
Él alteró mi corazón,
saqueó mi carne,
reclamó como tributo
mi placer,
13
se apoderó
de todo mi ser.

Yo soy la mujer del amor


para mi señor, blanco como jazmín.

IX
Otros hombres son espinas
bajo la hoja suave.
No puedo tocarlos
ni acercarme a ellos, ni confiar en ellos,
ni hablar con ellos intimidades.

Madre,
porque todos ellos tienen espinas
en sus pechos,
no puedo tomar
a ningún hombre en mis brazos, más que al señor

blanco como jazmín.

X
Hazme ir de casa en casa
con brazos extendidos para limosnas

Si mendigo, hazlos dar nada.

Si ellos dan, haz que se caiga al suelo.

Si se cae, antes que la recoja, haz que un perro la tome,

Oh señor
blanco como jazmín.

XI
Yo amo al Apuesto Único:
él no tiene muerte
deterioro ni forma
ni lugar ni costado
ni final ni marcas de nacimientos.
Lo amo. Oh madre. Escucha.

14
Yo amo al Bello Único
sin vínculos ni temor
ni clan ni tierra
ni límites
para su belleza.

Por ello el señor, blanco como jazmín, es mi marido.

Toma estos maridos que mueren,


se deterioran, y aliméntalos
para los fuegos de tu cocina.

XII
Si Él dice
que tiene que marcharse
a pelear batallas en el frente
yo lo entiendo y puedo quedarme tranquila.

Pero, ¿cómo puedo tolerarlo


cuando Él está aquí en mis manos
justo aquí en mi corazón
y no me toma?

Oh mente, Oh memoria del pasado,


si no me ayudas a llegar a Él
cómo podré jamás tolerarlo.

15
Allama Prabhu (se desconoce su origen y su fecha de nacimiento)20

I
Mira aquí
las piernas son dos ruedas;
el cuerpo es un carro
lleno de cosas.

Cinco hombres manejan


el carro21
y un hombre no es
como el otro.

A menos que tú lo dirijas


con pleno conocimiento de sus rumbos
el eje
se quebrará,
Oh Señor de las Cavernas.

II
Si las montañas tiemblan en el frío,
¿con qué
las cubrirán?

Si el espacio va desnudo
¿con qué
lo arroparan?

Si el señor de los hombres se vuelve mundano

20
Existen dos versiones acerca de la vida de Allama. Una lo considera como Shiva mismo. La segunda
versión cuenta de un Allama que es percusionista de un templo e hijo de un maestro de danza. Un día se
enamoró de Kamalate con quien se casó y conoció un amor sin comienzo, medio ni final; sumergidos en
el deseo, sin peso ni impedimento. Pero un día Kamalate enfermó y murió. Allama, en su dolor, vagó
como un desquiciado, con los sentidos anestesiados, con su memoria eclipsada, llamando a la difunta
Kamalate en el campo, en los bosques, en las villas. Una tarde mientras estaba sentado removiendo la
tierra con su pie descubrió un pináculo dorado, como si fuese la punta del pezón en el seno de la Diosa de
la Libertad. Excavó pero no dio con su amada Kamalate sino con un pequeño altar clausurado. Sin
importarle las consecuencias pateó la puerta y entró. Vio frente a sí a un yogui en trance, concentrado en
el lingam. Mientras lo observaba con asombro, el yogui colocó un lingam en las manos de Allama y
expiró. En el momento de la transferencia del lingam, Allama se iluminó y en adelante fue adónde el
Señor lo necesitaba y enviaba. Por esta razón quizás Allama invoca a Shiva como el Señor de las
Cavernas. Si Basavanna era el hermano mayor (anna) y Mahadeviyakka la hermana mayor (akka) Allama
era Prabhu, el maestro de todos. Sus vacanas fueron escritas tras su iluminación. En ellas casi no pueden
verse huellas de lo que fueron los conflictos de su pasado. En un santo como Allama la mariposa no tiene
memoria de la oruga.
21
Los cincos sentidos que nos comunican con el mundo de manera ilusoria.

16
dónde encontraré la metáfora,

Oh Señor de las Cavernas

III
Con un templo entero
en este cuerpo
¿dónde queda la necesidad
para otro?

Nadie pidió
dos.

Oh Señor de las Cavernas,


si tú eres piedra,
¿qué soy yo?

IV
Afuera de los límites de la ciudad
un templo.
En el templo, ¡mira!,
una mujer ermitaña.

En la mano de la mujer
una aguja,
en la punta del alfiler
los catorce mundos.

Oh Señor de las Cavernas,


yo vi una hormiga
devorarlo todo
la mujer, la aguja,
y los catorce mundos.22

22
Los límites de la ciudad simbolizan los límites físicos del cuerpo; el templo, la forma interna de la
mente. El poder de conocimiento es la mujer ermitaña, sosteniendo la mente (la aguja) sobre la cual se
balancean los catorce mundos (para Asterión en la mitología borgeana, catorce equivale a decir infinito).
Cuando la gran iluminación comienza (la hormiga) todas estas distinciones son devoradas.

17
V
Si llueve fuego
tú debes ser como el agua;

si es una inundación de aguas


tú debes ser como el viento;

si es el Gran Diluvio
tú debes ser como el cielo;

y si es el Último Gran Diluvio de todos los mundos,


tú debes abandonar el yo

y transformarte en el Señor23.

VI
Buscando tu luz, 24
yo salí:

era como el repentino crepúsculo


de un millón de millón de soles,

un ganglio de relámpagos
para mi admiración.

Oh Señor de las Cavernas,


si tú eres luz,
no puede haber metáfora.25

VII
Un río corriendo
es todo piernas.

Un fuego ardiendo
es bocas por todas partes.

23
Este poema alude a las catástrofes que sobrevienen al término de cada una de las cuatro eras por las que
transita el ciclo de la creación (toda la creación corresponde a un día en la vida de Brahma). Actualmente
vivimos en la cuarta y última era, kaliyuga, la era de la destrucción.
24
En este poema se repite la oposición luz-oscuridad. La luz simboliza la supraconsciencia alcanzada en
la unión con Shiva y la oscuridad la ignorancia que producen los sentidos, las emociones y el intelecto.
25
A veces en las vacanas la búsqueda de una visión no mediatizada llega a un punto en el que el
lenguaje, la lógica y las metáforas no son suficientes.

18
Una brisa soplando
es toda manos.

Por ello, señor de las cavernas,


para tus hombres,
toda orilla es Símbolo.

VIII
En toda su búsqueda
ellos no pueden ver
la imagen en el espejo.

Arde en círculos
entre las cejas.
Quien esto sabe
tiene al Señor.

IX
Alimenta al pobre
di la verdad
haz postas de agua
para el sediento
y construye estanques para un pueblo-

tú debieras ir al cielo
después de la muerte, pero no llegarás a ninguna parte
cercana a la verdad de Nuestro Señor.

Y el hombre que conoce a Nuestro Señor,


no tendrá ningún resultado.

X
Uno muere,
otro lo conduce hacia el entierro:
aún otro toma a ambos
y los crema.

Nadie conoce al novio


y nadie a la novia.
La muerte cae sobre
el matrimonio.

19
Mucho antes que las decoraciones se destiñan
los novios están muertos.

Señor, sólo tus hombres


no tienen muerte.

XI
La luz
devora la oscuridad.

Yo estaba solo
adentro.

Derramando
la oscuridad visible

Yo
era Tú blanco

Oh Señor de las Cavernas.

20

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