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ESPIRITUALIDAD Y EXPRESIONES RELIGIOSAS AFROAMERICANAS.

La antropología moderna define como religiones tradicionales africanas a un


conjunto de creencias étnicas muy diversas (generalmente animistas) que han
desarrollado de manera autóctona en África, en contraposición a las
religiones cristiana e islámica, que se expandieron posteriormente y que
actualmente son seguidas por mayoría del continente. Por ello también se las
conoce como religiones nativas africanas.

Aunque relegadas socialmente, siguen teniendo una presencia cultural en la vida


de muchos africanos sincretizándose con las religiones abrahámicas.

Otro elemento común de las religiones africanas es la tradición oral, en vez de


escrita. Como la mayoría de las religiones animistas del mundo, carecen de libro
sagrado, templos o estructura sacerdotal organizada. Pero sí que constan de
muchas prácticas, ceremonias y rituales diferentes, que conforman la esencia de
estas religiones.

La doctrina animista de África incluye el culto a los ancestros, la curación por la


fe y la medicina tradicional, la adivinación, el uso de la magia reservado a
un chamán o hechicero del clan, la creencia en los espíritus o energías, y
el politeísmo (aunque en la mayoría hay un Dios creador, superior al resto).
Además en algunas es común el sacrificio animal.

Cuando comenzamos a profundizar en este tema de la espiritualidad


afroamericana, es un deber releer la historia de las religión Africana y su influencia
en América latina, reflejado especialmente en la Santería, llamada magia
Latinoamericana, que nació en Nigeria, a orillas del ría Níger. Este es el país de
origen de la gente Yoruba que entre muchas tribus africanas, fue traída al nuevo
mundo por traficantes de esclavos hace más de 4 siglos.

Los Yorubas trajeron consigo la mitología colorida de su religión, conocida en


Cuba como Lucumi y en Brasil como Macumba. En América latina y en especial en
las costas colombianas se pueden observar algunas manifestaciones de un
sincrentismo religioso no tan raro, como en otros países Afroamericanos, pero sus
manifestaciones en las devociones de los santos, especialmente algunos,
indirectamente apuntan ala mezcla sincrética que hicieron los primeros negros
traídos la Nuevo Mundo y la influencia cristiana.

Todas las deidades Yorubas que hicieron parte de la Santería fueron identificados
con imágenes católicas. Ejemplos: elegguá con el Santo Angel de la Guarda y el
Niño de Atocha y San Antonio; Oggún con San Juan Bautista y también con San
Pedro; Orúnla con San Francisco de Asis; Yemayá con Nuestra Señora de Regia;
Oshún con Nuestra Señora de la Caridad del Cobre; Babalú ayé con San Lázaro;
Olofí con el Cristo Crucificado.

En nuestra costa pacífica Colombiana aparece la devoción de los siguientes


santos: Santo Ángel de la Guarda, El Niño de Atocha, lo mismo que la Virgen, San
Antonio, Santa Bárbara, San Pedro y San Francisco.
Para los Afroamericanos, los santos tienen poder para realizar milagros y para
interceder ante Dios a favor de los humanos. Además de las oraciones diarias y
novenarios, se celebran los santos, construyendo un altar en el hogar con la
imagen del santo de la devoción y perdiéndoles velas mientras se les pide algún
favor. En algunas fechas de los santos es común adornar un anda y pasear el
santo en una procesión a veces multitudinaria con cantos, chirimías o bandas, a
veces se les manda mandas. Dejo esta inquietud, que sirva de puente para una
profunda investigación sobre la influencia de la Santería en nuestro continente
Latinoamericano.

SANTERÍA.

La santería es una palabra española que significa culto de los santos. Es el


nombre dado a una religión Afrocubana, la cual es una mezcla de la mitología y de
las practicas mágico – religiosas de los Yorubas de sudoeste de Nigeria y de
algunas creencias y practicas de la fe católica.

IMÁGENES DE LOS SANTOS: para hacer un hechizo con éxito se requiere


frecuentemente la imagen del Orisha (dios) invocado. Como hay muy pocas
imágenes de los dioses en sus aspectos africanos, el santero emplea las que
representan la personalidad católica del Orisha.
LAS SIETE POTENCIAS AFRICANAS: De todas las deidades han sido agrupadas
en un septenario poderoso conocido como las siete potencias africanas. Los
Orishas que forman este grupo son Obatalá, Elegguá, Oggún, Orúnla, Yemayá y
Oshún. Aunque también se adoran individualmente, se piensa que unidos tienen
un poder inmenso.

Se cree que controlan como grupo todos los aspectos de la vida humana. Por
ejemplo Obatalá trae paz y armonía entre la gente; Changó da poder sobre los
enemigos y es símbolo del placer sensual; Elegguá abre todas las puertas de la
oportunidad y aparta todos los obstáculos; Oshún es la patrona del oro, amor y
matrimonios; Oggún es el dios de la guerra y proporciona trabajo a los
desempleados; Orúnla da gran poder y abre las puertas del pasado y del futuro, y
Yemayá es la diosa de la fertilidad y de la maternidad. Es facil ver así por qué
piensan los santeros que la unión de los siete Orishas trae tanto poder.

LA MEZCLA SINCRÉTICA: Todas las deidades Yorubas que se hicieron parte del
culto de la santería fueron identificadas con imágenes católicas. Los nombres más
importantes de estas deidades son:
OBATALÁ: es un término Yoruba que significa rey de la pureza o de la blancura, es
también le padre de la humanidad y el mensajero de Olofí.

El Blanco es el color atribuido, se concibe en muchas partes de la leyenda como


una mujer y en la mezcla sincrética, el Orisha se representa con Nuestra Señora
de la Merced. Los números de Obatalá son el ocho, el dieciséis y el veinticuatro.

Ofrendas: todas las sustancias blancas, le ñame, merengues o suspiros.

ELEGGUA: Todos los santeros convienen sin ninguna controversia en que


después de Obatalá el mas poderoso de los Orishas es el malicioso y formidable
Elegguá.

Los santeros piensan que cuando Elegguá está felíz y es propicio, puede modificar
y mejorar el destino mas adverso, pero cuando se le ofende es capaz de destruir a
la persona más poderosa y próspera. Si alguien cree que va a ser atacado o
perjudicado de cualquier manera solamente tiene que hacer una ofrenda a
Elegguá y el Orisha salvará la vida de la persona.

Sus colores, rojo y negro, su número tres, o algún número de tres, especialmente
el veinticuatro. El lunes es el día especial de Elegguá. Está sincretizado con el
Santo Angel Guardian, pero muchos santeros lo identifican como el niño de
Atocha.
Ofrendas: un pequeño plato de pasteles, un poco de ron, café negro y un tabaco,
alguna gente añade maíz, pez ahumado, frutos y juguetes.

CHANGÓ: El más popular y pintoresco de los Orishas es indudablemente Changó,


el dios del fuego y el rayo, tempestuoso y apasionado.

Los objetos consagrados a Changó son un castillo pequeño que lleva con él a
donde quiera que va, y el mortero con el que hace sus rayos. Otro de sus
símbolos es una espada o hacha de doble filo que emplea cuando está en guerra.
Es interesante anotar que la imagen de Santa Bárbara tiene un pequeño castillo a
sus pies, mientras sostiene en sus manos una espada y una copa (mortero), el
color de Changó es el Rojo y el Blanco, el día es el 4 de diciembre, sus números
son el cuatro y el seis.
Ofrendas: manzana roja, plátanos verdes, ron, tabaco y en algunas ocasiones
especiales, con un carnero, su animal sagrado.

OGGÚN: Es el dios dela guerra, trabaja el hierro y todos los metales. Es el


protector de los cirujanos, los policías, y los soldados, da empleo cuando es
necesario. Está sincretizado por San Juan Bautista, también se le identifica como
San Pedro.

Algunos santeros le consideran como el padre de la tragedia, un símbolo de toda


la pena y el horror engendrados por la guerra y la violencia. Oggún habita en los
bosques y los representa. Los colores son el negro y el verde, los números más
asociados con él son el siete y el tres.

Ofrendas: manzana verde, uvas verdes y rojas.

ARUNLA: De acuerdo con la tradición Yoruba, el poder más grande de Orunlá es


el de la adivinación. Es también el amo del pasado, el presente y el futuro, así que
es el concepto africano del tiempo. Es el dueño de la tabla de Ifá, el ABC de la
santería, por medio de la cual pueden pronosticar el futuro los babalaos. Está
sincretizado como San Francisco de Asis.

Es el santo patrón de los babalawos, los altos sacerdotes de la santería, los únicos
que conocen los misterios de Orunla. Sus colores son el amarillo y el verde, el día
de Orunla es el 4 de octubre.
Ofrendas: manjar blanco.

YEMAYÁ: Es la diosa del mar de los Yorubas, y posee todos los atributos míticos
de la luna. Su danza ritual simula movimientos de las olas. Su color favorito es el
Azul y el Blanco y su número es el siete. Sincretizada como nuestra Señora de

Muchos africanos y sus descendientes se adhieren a sus tradiciones como una


escuela filosófica de pensamiento, con las tradiciones de la religión popular o
sincretismo practicado junto con la tradición adherentes del otro.

La esencia de esta escuela de pensamiento se basa principalmente en la


trasmisión oral. Lo que está escrito en los corazones, las mentes, la historia oral,
las costumbres, los templos y las funciones religiosas. Si bien es difícil generalizar,
debido a la diversidad de las culturas que comparten alguno sistemas de
creencias comunes. El papel de la humanidad es general mente visto como una
relación entre la naturaleza y la armonización de las fuerzas sobrenaturales. El
trabajo de Karade y Doumbia apoya la postura de que el concepto de "fuerza" o
"espíritu" es un tema común subyacente entre las tradiciones espirituales de las
culturas "sudanesas" (es decir, los al este de de Senegal y al sur del Sahara).
Karade afirma que en la tradición Yoruba de Nigeria, "fuerza" se llama "Ashe". Más
adelante plantea que la tarea de un profesional de Yoruba es contemplar y/o
ceremonialmente encarnar las diversas deidades y/o energías ancestrales
profundas de una manera análoga a como los chakras están contemplados en
kundalini yoga.

En otras palabras, las deidades representan las energías, las actitudes o las
formas posibles de acercarse a la vida. El objetivo es elevar la conciencia al
mismo tiempo, ya sea en o contemplar alguno de estos estados de la mente de tal
manera que se puede transmutar los aspectos negativos o desperdicios de
energía en la conducta y la mentalidad que sirven como ejemplos virtuosos para
uno mismo y la comunidad en general. Karade y Doumbia se hacen eco de este
sentimiento de la tradición mandinga, de regiones de Senegal, Malí y otras más
de África Occidental. Aquí, sin embargo, el concepto de la "fuerza" está
representado por el término "nyama 'en lugar de" Ashe ".

La adivinación también tiende a jugar un papel importante en el proceso de


transmutación de sentimientos y pensamientos negativos o confusos en unos más
ordenados y productivos. En concreto, este proceso sirve como una manera de
proporcionar marcos de referencia de tal manera que aquellos que son inciertos
en cuanto a cómo empezar una empresa y/o resolver un problema puede tener en
sus rodamientos y abrir una dialéctica con los seres más altos con respecto a las
opciones en su camino.

Religión Akan

El pueblo Akan de Ghana y Costa de Marfil cree en un dios supremo que toma
diversos nombres dependiendo de la región de la adoración. La mitología Akan
dice que el dios interactúa con el hombre, pero que después de haber sido
continuamente golpeado por la mano del mortero de una anciana golpeando fufu,
un alimento tradicional de Ghana, se trasladó muy arriba en el cielo. No hay
sacerdotes que sirven a él directamente, y la gente cree que puede ponerse en
contacto directamente con él.
También hay numerosos espíritus (abosom), que reciben su poder del dios
supremo y son los más conectados con el mundo tal y como aparece en su estado
natural. Estos incluyen los océanos y los espíritus de ríos y varias deidades
locales.

Los sacerdotes sirven a espíritus individuales y actúan como mediadores entre los
dioses y la humanidad. Casi todo el mundo participa en la oración diaria, que
incluye la libaciones, como ofrenda a los antepasados tanto de los que están
enterrados en la tierra y los espíritus que están en todas partes. La tierra es vista
como una deidad femenina y está directamente conectado con la fertilidad y la
fecundidad, también cuando un ser querido muere los creyentes de la religión
Akan queman al muerto para liberar su espíritu.

Comprobar que todas las religiones africanas se correlacionan de cierta manera


que llevan de la mano santerismo, ofrendas y vestimentas entre otras que
reconoceremos que su influencia es abismal en todo el mundo.
En resumen, las expresiones religiosas existentes sabemos que se
conformaron de religiones africanas traídas forzosamente por la violencia
de una prolongada trata, sometidas a un proceso de sincretización bajo
nuevas condiciones sociales que interrumpieron el curso normal de las
expresiones originales, en conjunto han sufrido modificaciones que la apartan de
estas aunque conservando elementos en las ideas y prácticas que las mantienen
próximas a las manifestaciones primigenias. Son realmente cubanas y no
propiamente africanas ni tampoco, en sentido estricto, afrocubanas, al menos no
con la connotación que tiene para la población negra norteamericana el término
afronorteamericano, aun cuando sean de raíces africanas.

Sin contar con una estructura eclesiástica que garantice su uniformidad y


desarrollo ideológico, alcanzaron una cierta extensión en la población humilde
cubana, por lo que, si bien no llegaron a ser tipificantes del modo de extenderse la
religiosidad en general, influyen significativamente en el modo de existencia de la
religiosidad más extendida, en la que se observan ideas, representaciones,
símbolos, mitos y formas rituales próximas a las características esenciales de
esas expresiones religiosas de origen africano. Todo ello es un reflejo particular
en la conciencia social de la ascendencia etnocultural en la nacionalidad
cubana, donde se advierte como rasgo fundamental un mestizaje cultural y racial.

Respecto a las expresiones de origen africano, también participantes de las


raíces culturales por la incorporación temprana de las religiones originales y
por su alta difusión en los sectores populares, es necesario destacar dos
elementos principales que intervinieron desfavorablemente en su significación
social: la relativamente menor elaboración de un pensamiento religioso
sistematizado, de lo que se desprende menores niveles de estructuración
orgánica, y su ubicación dentro de la cultura dominada, sometida por un
largo período a discriminaciones, subvaloraciones y prejuicios.

La conformación de estas expresiones se realizó en un prolongado proceso


de transculturación en el que la cultura africana y sus derivaciones fueron
situadas en condiciones de resistencia favorecidas en cierto modo por una relativa
tolerancia pero, en definitiva, en desventaja respecto a la cultura cristiana. Sólo
muy tardíamente en la historia cubana, por parte de las proyecciones sociales
revolucionarias, se dio reconocimiento oficial paritario a estas religiones a la vez
que se ejecutó una política de rescate de valores folclóricos a los que las
mismas se asocian y se creaban las condiciones objetivas para la erradicación
de discriminaciones sociales.

Su carácter empírico y por tanto su constante referencia a lo cotidiano, sus


características por las que ofrece soluciones mágicas a problemas materiales
mediante el control directo de lo sobrenatural; la adivinación y rituales de
protección; el atractivo de su ceremonia con empleo de lo festivo e incluso del
"misterio" en las mismas y en las leyendas, han constituido condiciones propicias
para su extensión en la población. Sin embargo, la menor elaboración ideológica
en particular de complejas doctrinas éticas y filosóficas, y la ausencia de
estructuras de alto desarrollo institucional, les han impedido tener una
participación consciente activa en la vida política, social e ideológica, siendo más
notoria su influencia al nivel de conciencia cotidiana.

En el plano político, por tanto, no puede hablarse de una participación en


las estructuras de poder de grupos de este tipo ni que dirigentes de culto, en
condición de tal, tuviesen posibilidades de decisión política (y en todo caso, de
haber existido alguna figura de gobierno principal practicante de la santería u
otra, la tendencia hubiera sido ocultar tales creencias). Hubo, no obstante,
sucesos eventuales localizados de utilización de creencias abakuá y santeras en
algunas campañas electorales de la época republicana. En lo ideológico la
función de estas expresiones no pudo ser de legitimación del régimen
colonial ni del neocolonial que les eran adversos. La etapa más favorable les ha
sido la revolucionaria por lo apuntado y por la elevación del nivel de vida y de
posibilidades de ascenso de la población humilde donde se encontraba su
potencial humano, aunque subsisten dificultades de otro tipo.
Las relaciones sociales en las que se insertaron y evolucionaron las creencias y
prácticas africanas, determinaron cambios importantes en especial en reducir ritos
agrarios y de fertilidad y referencias a la naturaleza y, por el contrario, se produjo
un acrecentamiento de representaciones de símbolos y mitos y de la protección y
adivinación, orientando estas expresiones más al ámbito individual y familiar y a lo
concreto que a proyecciones sociales, políticas, éticas y a abstracciones.

Recuérdese que el esclavo era enajenado totalmente del resultado de su


trabajo y sobre él, como después lo fue en su descendencia y en sectores
populares, pesaban condiciones de vida adversas, por lo que la fertilidad y la
cosecha, para el esclavo, ni los problemas estructurales de la sociedad en su
globalidad, para el común de la mayoría de los practicantes, podían ocupar el
centro de las preocupaciones sino ante todo la inmediatez de la
supervivencia, reduciendo a la par el nivel de sacralizaciones propias de
religiones originales y con ello posibilidades de significación social.

Las religiones africanas, por tanto las originales que fueron traídas por los
esclavos entre los siglos XVI y XIX, formaban parte de las culturas de diversos
pueblos de esa porción geográfica frecuentemente llamada continente negro, y en
un movimiento de cambios y persistencias se insertaron en la nacionalidad cubana
como una de las partes principales de sus raíces etnoculturales.

Los portadores de aquellas formas religiosas procedían de zonas distantes


difíciles de determinar por cuanto los traficantes al parecer no eran muy rigurosos
en esos registros y comúnmente señalaban incluso la etnia de los cautivos según
el puerto de embarque. No obstante, es sabido que las mayores cantidades
fueron de zonas subsaharianas centroccidentales, aunque los hubo hasta de
Mozambique con costas en el Indico.

Los pueblos africanos de entonces alcanzaban diversos estadios de


desarrollo socioeconómico, desde comunidades tribales agrarias o nómadas hasta
imperios con poderes centrales organizados. El tráfico esclavista que
acompañó al colonialismo europeo no sólo desangró a Africa, sino que
también interrumpió su evolución. Contradictoriamente, sin embargo, junto con la
dispersión de sus hombres y mujeres, fue vehículo de difusión de su cultura, o
más bien sus culturas.

Cambios en las condiciones de vida en la última etapa favorecen, de una parte,


una mayor influencia social de estas expresiones religiosas, entre otras
razones, como recurso ante dificultades individuales y familiares y, de otra, la
tendencia al interior de las mismas a crear estructuras organizativas
centrales y el planteamiento de sistematizaciones teóricas.
BIBLIOGRAFÍA

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