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JUZGADO SEGUNDO PENAL DEL CIRCUITO

ARMENIA, QUINDÍO

RAD. 63-470-60-08-765-2018-00063

Primero (1º) de agosto de dos mil diecinueve (2019)


Hora 7:30 A.M.

ASUNTO

Procede el Juzgado a proferir sentencia dentro del proceso que se


tramita en contra de JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA por los delitos de
HOMICIDIO AGRAVADO y FABRICACIÓN, TRÁFICO, PORTE O
TENENCIA DE ARMAS DE FUEGO, ACCESORIOS, PARTES O
MUNICIONES.

INDIVIDUALIZACIÓN DEL ACUSADO

JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA, identificado con la cédula de


ciudadanía No. 1.005.279.518 expedida en Montenegro, Quindío, nacido
el 12 de noviembre de 1988, hijo de María Judith.

HECHOS

De la actuación surtida se desprende que promediando las dos de la


tarde del 7 de junio de 2018, cuando Oscar Eduardo Arboleda Ocampo,
se encontraba en compañía de Jeison Julián Prieto Mosquera y Jhon
Antony Grisales Restrepo, en zona boscosa del Barrio La Julia de
Montenegro, Quindío, concretamente detrás de la cancha de fútbol, en
compañía de otro sujeto de sexo masculino, arribó JULIÁN ALEXIS
CRUZ GARCÍA, quien tras desenfundar un arma de fuego, disparó en
reiteradas ocasiones contra el primero de ellos, ocasionando su muerte
de manera instantánea.
Radicado: 63-470-60-08-765-2018-00063
Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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ANTECEDENTES

Una vez ordenada y materializada la captura, ante el Juzgado Tercero


Penal Municipal con Función de Control de Garantías de Armenia, el 17
de junio de 2018, se llevaron a cabo las audiencias de legalización de
captura, formulación de imputación y medida de aseguramiento. El
funcionario halló ajustada de derecho la aprehensión, en tanto que la
Fiscalía le atribuyó a JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA los delitos de
HOMICIDIO AGRAVADO y FABRICACIÓN, TRÁFICO, PORTE O
TENENCIA DE ARMAS DE FUEGO, ACCESORIOS, PARTES O
MUNICIONES, cargos que no fueron aceptados; finalmente, se le
impuso medida de aseguramiento de detención preventiva en
establecimiento carcelario.

El 15 de agosto de 2018, se presentó escrito de acusación en contra del


citado CRUZ GARCÍA, correspondiéndole el conocimiento a este
Despacho. El 14 de septiembre y 26 de agosto de 2018, se llevaron a
cabo las audiencias de formulación de acusación y preparatoria,
respectivamente.

El 22 de noviembre de 2018, se dio inicio a la audiencia de juicio oral,


diligencia que se extendió en varias sesiones, dándose por terminado el
debate probatorio el 27 de junio de 2019; el 1º de agosto de 2019, se
anunció sentido del fallo de carácter condenatorio en contra del acusado
JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA.

SÍNTESIS DE LOS ALEGATOS DE CONCLUSIÓN

El señor Fiscal al hacer su intervención, solicitó emisión de fallo


condenatorio en contra de JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA, por los
delitos de Homicidio Agravado y Fabricación, Tráfico, Porte o Tenencia de
Armas de Fuego, Accesorios, Partes o Municiones, en la modalidad de
portar, señalando para ello que la justicia no puede basarse en la verdad
acomodada que suministran los testigos, como aconteció en este asunto
en el que, resaltó, fue evidente que los testigos de cargo se retractaron
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como consecuencia del temor que les genera el implicado en este


proceso, quien había pertenecido a la línea de la muerte.

Así, expuso que en este juicio comparecieron Carlos Andrés Cardona


López y Manuel Albeiro Chamorro Arellano, quienes realizaron los actos
urgentes y quienes informaron que desde el inicio se tuvo conocimiento
que el presunto autor era “Talco”, quien había pertenecido a la línea de
la muerte que estaba integrada, entre otros, por “Candonga” y “Caliche”
y que con esa información se determinó que el sujeto conocido como tal,
había estado privado de la libertad, pero que para la fecha de los hechos
se hallaba en libertad condicional, información que, precisó, sirvió de
sustento para la obtención de la tarjeta preparatoria de la cédula de
ciudadanía del acusado.

Igualmente, precisó, se recepcionó no solo el testimonio de Víctor


Alfonso Duque Patiño, quien una vez recibió noticia sobre el suceso se
trasladó al sitio del hecho y verificó la escena en la que el mismo se
desarrolló, dando cuenta de la visibilidad imperante en el lugar, sino
además el testimonio de Manuel Chamorro, quien el día de los hechos,
con pleno respeto del procedimiento, entrevistó a Jeison Julián Prieto
Mosquera, quien se presentó de manera voluntaria en la estación de
policía.

Expuso el señor Fiscal, que Edward Hamilton Moreno Mena, dio cuenta
de su labor investigativa y destacó que desde los albores de la
investigación, gracias a la información suministrada por Jeison y Antony,
quienes los buscaron para esclarecer los hechos, se logró establecer que
el presunto victimario era alias “Talco” y que aquellos estuvieron
presentes cuando se encontraban con la víctima consumiendo bazuco
en el sitio hasta el cual llegó “Talco” y disparó.

Agregó que con el investigador en mención, siguiendo las reglas


establecidas en los artículos 252 y 254 del C. de P. P., el mismo día de los
hechos, se llevó a cabo diligencia de reconocimiento fotográfico, con
fundamento en los álbumes elaborados por Leonardo Castellanos
Lopera, y con la presencia del Ministerio Público y del testigo Jeison
Julián Prieto Mosquera, quien reconoció a JULIÁN ALEXIS CRUZ
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GARCÍA, como la persona que disparó contra la víctima, protocolo que


sometido a cadena de custodia y sin objeción por parte de la defensa, se
incorporó en legal forma a la audiencia de juicio oral.

De la misma manera, señaló que el investigador Moreno Mena dio a


conocer (i) que con el citado Jeison Julián se practicó diligencia de
reconstrucción de los hechos, en la que informó la forma como
sucedieron los mismos; (ii) que ubicó al testigo privado de la libertad,
Jhon Edier Castaño, quien afirmó que JULIÁN ALEXIS le ofreció dinero
por matar a “Jesusito”; (iii) que obtuvo certificación del CINAR de la que
surge que el acusado no tiene permiso para porte de armas y (iv) que a
pesar de que en el sitio de los hechos estuvo al parecer un sujeto
apodado “Galindo”, no fue posible su ubicación por no contar con más
datos sobre el mismo.

De otro lado, señaló el delegado del ente acusador, que al juicio


compareció además Marco Antonio Valencia, quien al tomar parte en la
reconstrucción analítica de los hechos realizada el 1º de agosto de 2018,
aseveró que en la misma plasmaron la versión de Jeison Julián Prieto
Mosquera, quien explicó la forma como se encontraban ubicados cuando
llegó el victimario y le propinó varios disparos con arma de fuego a la
víctima.

La aludida versión que se plasmó en las imágenes que se introdujeron al


juicio oral, agregó, coincide con lo manifestado por el médico legista con
respecto a las heridas que presentaba la víctima en su humanidad,
precisando que de las siete heridas, seis fueron en el cráneo, todas con
tatuaje y causadas a corta distancia, acotando que si bien el mismo en
un principio indicó que los disparos fueron realizados con arma de carga
múltiple, lo cierto es que aclaró que fue con un arma de carga única,
situación que permite acreditar la circunstancia de agravación atribuida,
no otra que la situación de indefensión.

A continuación, el señor Fiscal señaló que también acudió al juicio Jhon


Edier Castaño Rodas, un testigo en el que confiaba y que a pesar de ello
trató de enlodar la acción de la justicia, aludiendo a un ofrecimiento de
dinero, cuando quedó plenamente establecido que los beneficios que se
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le ofrecieron frente a un proceso que se le adelanta por un fiscal de la


costa, son los establecidos dentro de los parámetros legales, tal como lo
corroboró el testigo de refutación Nelson Publio Valencia Granda.

Aunado a ello, afirmó, fue evidente que se retractó de lo que manifestó


en el interrogatorio que como indiciado rindió en presencia de su
abogado, señalando categóricamente que no sabía nada, cuando en tal
protocolo que reconoció estaba firmado por él, había señalado que dos
días antes de la muerte de “Jesusito”, “Talco” a quien conocía desde
niños porque se criaron juntos, lo buscó para que matara a “Jesusito”
porque le estaba vendiendo contrabando y le había quedado mal a su
esposa Mónica, ofreciéndole no solo $600.000 a cambio de que lo
hiciera, sino además la herramienta para ello –el arma-, para finalmente
señalar que a su madre le habían ofrecido protección por el temor que
sentía por su versión.

Similar situación, aseveró, se presentó con la testigo Susana Salazar,


quien se retractó de lo dicho inicialmente en el sentido que su sobrino
“Jesusito” tenía un arma de fuego porque había sido amenazado, que no
solo era guía sino que también vendía estupefacientes y que la mamá
del mismo también había sido víctima de amenazas por la línea de la
muerte y con Jeison Julián Prieto Mosquera, quien fue renuente a
comparecer y quien debió ser conducido por orden del Juzgado.

El testigo en mención, indicó, acudió al juicio con el interés de derruir su


versión inicial en la que de manera clara señaló a “Talco” como el autor
de la muerte de “Jesusito” y no solo negó esa versión inicial, sino que
suministró unas características disímiles del presunto agresor, para
finalmente justificar la incriminación que hiciera en una supuesta presión
de la policía judicial, pero contradictoriamente afirmó que nunca
existieron malos tratos ni golpes.

Resaltó que contrario a la aludida pretensión, la incriminación que hizo


Jeison Julián, en la entrevista, en el reconocimiento fotográfico y en la
diligencia de reconstrucción de los hechos, permaneció incólume,
destacando cómo admitió el mayor contenido de la entrevista,
discrepando solo frente a la descripción e identificación del agresor, a
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quien afirmó conocía desde antes y había salido recientemente de la


cárcel.

Por último, el delegado del ente acusador, expuso que se escuchó en


juicio a Jhon Antony Grisales Restrepo, quien a pesar de haber cursado
hasta séptimo, negó saber leer, y quien en su declaración, tras admitir
que estaba con Jeison Julián y “Jesusito” para el momento en que éste
fue atacado, cambió las características del agresor, señalando que el
mismo tenía barba y era flaco, cuando en la entrevista había dicho que
era acuerpado, sin barba, ni bigote, resaltando cómo ante su negativa
de leer, se vio precisado a leer en dos oportunidades la entrevista,
admitiendo la mayor parte de su contenido, excepto el relativo a la
descripción de la persona que segó la vida de “Jesusito”.

De la misma manera, el Fiscal, denotó cómo el testigo en mención, fue


categórico en afirmar que de manera voluntaria, fue con Jeison a la
estación a esclarecer los hechos, donde fueron entrevistados y que en
momento alguno fueron presionados o constreñidos.

Así las cosas, tras culminar su intervención con la apreciación que en su


criterio debe hacerse de los testigos, expuso que la prueba debe
analizarse de manera conjunta y ante la retractación de los mismos,
siguiendo los lineamientos establecidos por la Corte Suprema de Justicia,
en decisión emitida el 25 de enero de 2017, rad. 44950, se debe
establecer el momento en el que los mismos dijeron la verdad, indicando
que en este asunto, es claro que lo hicieron en las versiones iniciales
que suministraron, como lo expuso con antelación.

De otro lado, señaló que el móvil del crimen igualmente fue dilucidado
en la audiencia de juicio oral, toda vez que Susana Salazar expresó que
su sobrino “Jesusito” tenía amenazas, que vendía estupefacientes y que
la madre del mismo también había sido víctima de intimidación por
venderle a otras líneas, información que se corrobora con lo dicho por
Jhon Edier en el sentido de que Julián Alexis le ofreció dinero para que
matara a “Jesusito” porque le estaba vendiendo a otras líneas.
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En ese orden de ideas, tras señalar que el aspecto mencionado por la


defensa, frente a un posible impedimento o recusación por las
manifestaciones de Jhon Edier, además de que fue desvirtuado por
Nelson Publio, de haber ocurrido, se subsanó al haber permitido que
siguiera adelantando el caso, expuso que la identificación del victimario
no suscita duda alguna, por las siguientes razones:

Primero, porque la referencia a “Talco”, surgió en las labores de


vecindario y fue corroborada por los testigos Jeison y Antony y, además,
por Jhon Edier quien lo conoce tiempo atrás y segundo, porque se logró
demostrar que “Talco”, quien responde al nombre de JULIÁN ALEXIS
CRUZ GARCÍA, había salido hacía poco de la cárcel, perteneció a la
línea de la muerte y es de Montenegro, puntualizando finalmente que la
Defensa no aportó ningún elemento de juicio que lo ubique en un sitio
diverso al del acontecimiento o ejecutando una labor diferente a la de
matar a “Jesusito”.

Por su parte, la señora Representante del Ministerio Público, luego de


señalar que en el presente proceso se respetaron a cabalidad las
garantías sustanciales y procesales, resaltando que el acusado la mayor
parte del juicio ejerció su defensa material y que el defensor fue
proactivo en su rol, avaló la petición de condena elevada por el Fiscal.

De esa manera, luego de exponer que frente a la materialidad de las


conductas no profundizaría porque fue plenamente acreditada y no hay
debate frente a ese tópico, afirmó que el señalamiento en contra de
JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA, surge de manera directa y única del
testimonio de Jeison Julián Prieto Mosquera, el cual, a pesar de su
retractación, no logró derruir lo inicialmente manifestado, toda vez que
al hacer su valoración siguiendo las reglas establecidas por la Corte
Suprema de Justicia y por la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Armenia, en decisión 20 de marzo de 2018, rad. 2014-01638,
se concluye que dijo la verdad en la entrevista, no solo porque en el
juicio reconoció gran parte del contenido de la misma, sino porque no se
demostró que en el protocolo inicial hubiera mentido por algún motivo
específico.
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La versión en cita, añadió, la ratificó en la reconstrucción de los hechos y


en el reconocimiento fotográfico, precisando que frente al último medio
de conocimiento en mención, no existe reparo alguno toda vez que el
acta y los álbumes conforman una unidad y es claro que en desarrollo de
esa diligencia, que se encuentra con su firma, señaló a JULIÁN ALEXIS
CRUZ GARCÍA, como el autor de los disparos.

Ese testimonio, afirmó, encuentra corroboración en cuanto a las


circunstancias de tiempo, modo y lugar, con el testimonio de Jhon
Antony, toda vez que aun cuando el mismo no dio un nombre, ni apodo,
si suministró unas características que si bien cambió, con la
impugnación de su credibilidad se estableció que las mismas
corresponden a las plasmadas en la entrevista, que reconoció rindió ante
policía judicial el mismo día de los hechos, luego de salir de la casa de
su novia.

A idéntica conclusión, indicó, se llega frente al testimonio de Jhon Edier


Castaño, quien a pesar de no ser testigo presencial de los hechos, con el
testimonio adjunto incorporado en desarrollo de su declaración ante su
evidente retractación, afianza lo dicho por Jeison Julián, pues dio cuenta
del interés que tenía JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA en terminar con la
vida de Óscar, como lo corroboraron los investigadores del caso.

La versión de Jeison Julián también se ratifica con lo dicho por el médico


legista, frente a la forma como ocurrió la agresión, quien al hacer la
necropsia logró establecer que los disparos fueron propinados de cerca,
es decir, tal aserción halla respaldo en la referida prueba científica.

Finalmente, precisó que si bien no hubo un señalamiento directo en el


estrado, lo cierto es que la verdad se dijo en las entrevistas, que
valoradas en armonía con las demás pruebas permiten adoptar la
sentencia condenatoria en los términos solicitados por el fiscal.

La defensa, por su parte, invocó la absolución de su prohijado,


argumentando para ello que contrario a lo sostenido por el delegado del
ente acusador, el mismo soslayó la carga de desvirtuar la presunción de
inocencia de JULIÁN ALEXIS y es así como aunado a que hubo
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diferentes irregularidades en la investigación, la prueba testimonial


fracasó.

De esa manera, circunscribió sus alegatos a los siguientes aspectos:

*- La fijación fotográfica y topográfica, incorporada en desarrollo del


testimonio de Víctor Alfonso Duque Patiño, no aportan la claridad
requerida frente a los aspectos importantes, toda vez que carecen de los
elementos mínimos, como los puntos cardinales el segundo de ellos, lo
que denota la falta de competencia de la Fiscalía.

*- En la inspección técnica a cadáver, se hizo alusión al hallazgo, entre


otras evidencias, de las No. 2, 3 y 4, que corresponden las dos primeras
a sendas vainillas en latón color dorado, que presentan texto en su
colote que se lee “R. P 32 AUTO” y, la tercera, a una vainilla en latón
color dorado que presenta texto en su culote que se lee “INDUMIL 7.65
mm”, que a pesar de haber sido embaladas, rotuladas y sometidas a
cadena de custodia, para ser enviadas al Instituto de Medicina Legal, no
se allegó el dictamen balístico de rigor, con la consecuencial duda frente
al arma utilizada, no solo por la referida divergencia, sino además por lo
consignado por el Dr. Juan Guillermo Gouzy Muñoz en el protocolo de
necropsia, en el sentido de que el arma utilizada fue un arma de carga
múltiple.

*- En la misma acta enunciada, se consignó que durante la diligencia


estuvo presente la hermana del occiso María Ortega; sin embargo, llama
la atención que además de que los apellidos no coinciden, se indicó que
no se le dieron a conocer los derechos y deberes como víctima.

*- La incriminación de JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA, se originó en el


momento en que el Edward Hamilton Moreno Mena tomó parte en la
investigación, pues a pesar de que los policías que actuaron como
primeros respondientes indicaron que los victimarios fueron dos
personas que hicieron su arribo al lugar de los hechos a bordo de una
motocicleta, uno de ellos de contextura gruesa, fue el referido
funcionario quien en su informe ejecutivo del 7 de junio de 2018, sin
suministrar datos sobre la fuente, mencionó a “Talco”, desconociendo
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que ya había recibido información en el sentido antes relacionado, lo que


coincide con el hallazgo en el sitio de los hechos de culotes percutidos
por armas diferentes.

*- Edward Hamilton Moreno Mena, en su interés por involucrar a “Talco”


como autor del homicidio objeto de investigación, contrario a lo que
adujo en el juicio, recibió las entrevistas de Jeison Julián y de Jhon Antony
en el sitio de los hechos, no otra conclusión se extrae de lo que consignó
en su informe de investigador de campo, cuando indica que en el sitio se
localizaron dos testigos y como en desarrollo de las mismas no obtuvo
que firmaran incriminando a “Talco”, de manera subsiguiente los
coaccionó para que concurrieran a las instalaciones de la policía, donde
logró que los mismos signaran unos protocolos que corresponden a
unas proformas, tal como surge del contenido de las mismas y del léxico
empleado que no es propio de unas personas iletradas como son los
testigos mencionados.

*- La información que se plasmó en las entrevistas frente a la


descripción de su prohijado, no coincide con sus características, por
cuanto se indicó que se trataba de una persona alta, acuerpada y
JULIÁN ALEXIS no es así.

*- El reconocimiento fotográfico en el que participó Jeison Julián Prieto


Mosquera no puede ser objeto de valoración (i) porque a pesar de que
no discutió el estado del contenedor, debe precisarse que en este caso
no se allegó el registro de cadena de custodia y el documento se
encuentra incompleto al no contar con las firmas en los álbumes, de ahí
que le surja la duda si fueron cambiados; (ii) el testigo en mención negó
haber efectuado ese reconocimiento; (iii) el mismo fue incorporado con
el investigador y no con el citado Prieto Mosquera como debió haber
sucedido; (iv) no se practicó reconocimiento con Jhon Antony y (v) no se
hizo reconocimiento en fila de personas.

*- Las manifestaciones que supuestamente hizo Jhon Edier Castaño


Rodas en el interrogatorio que rindió como indiciado, en el sentido de
que JULIÁN ALEXIS lo contactó para matar a “Jesusito”, aunado a que
no fueron referidas por el testigo en su declaración en el juicio, no
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pueden ser apreciadas, por las siguientes razones: el defensor y el fiscal


no estuvieron presentes en la diligencia; en el curso de la misma se
desconoció de manera flagrante el contenido del artículo 389 del C. de P.
P., toda vez que en el momento en que iba a hacer cargos en contra de
un tercero, se le debió tomar el juramento de rigor; se trata de un
testigo sospechoso movido por propuestas de dinero, que como le
sostuvo al Fiscal, le hizo dicho funcionario.

*- La reconstrucción de los hechos, no puede ser objeto de apreciación


probatoria, porque sumado a que desconoce los procedimientos, al
haberse realizado sin la respectiva filmación y sin la presencia del
Ministerio Público, del topógrafo y del balístico, lo cierto es que Jeison
Julián afirmó que no participó en la misma y que su firma aparece
plasmada en el acta porque se la llevaron a su casa con dicha finalidad.

*- Se dice que los testigos se retractaron porque JULIÁN ALEXIS los


amenazaba; no obstante, la vinculación del mismo a la línea de la
muerte, no fue probada por la Fiscalía, quien fundamentó esa aserción
aludiendo al panorama de la forma como funciona el microtráfico en el
municipio de Montenegro porque la policía judicial lo decía y entonces de
ser así, cuál fue la razón para no haberle imputado el concierto para
delinquir.

*- En este asunto no hay prueba de la responsabilidad de su prohijado y


los cargos surgen únicamente de lo planteado por el investigador
Edward Hamilton Moreno Mena, quien coincidencialmente fue el que
entrevistó a Jeison Julián y a Jhon Antony, quien interrogó a Jhon Edier,
quien participó en el reconocimiento fotográfico y en la reconstrucción
de los hechos.

*- Los testigos Jeison Julián, Jhon Antony y Jhon Edier no hicieron en el


juicio señalamiento alguno en contra de su defendido, por lo que esa
situación, analizada en armonía con las falencias de la investigación y
del poco valor suasorio que ofrecen, por las diferentes actitudes
evidenciadas en el juicio y porque el segundo de ellos, tal como lo
admitió el despacho presentaba alteración en su proceso de
rememoración, se debe emitir decisión favorable a los intereses de
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JULIÁN ALEXIS porque además de que la jurisprudencia actual frente a


la valoración de las entrevistas, desnaturaliza los principios de
inmediación y contradicción, la presunción de inocencia de dicho
ciudadano permanece incólume y, en ese orden de ideas, es mejor
declarar “absuelto a un responsable que culpable a un inocente”.

El Fiscal al controvertir los argumentos de la Defensa, expone que los


argumentos de la defensa estuvieron encaminados a confundir al
despacho porque además que hizo alusión a documentos que no fueron
introducidos en juicio, su valoración la hace según su particular
apreciación, señalando que el hecho de que Edward Hamilton hubiera
plasmado en el informe que en el sitio de los hechos se localizaron dos
testigos, no implica que la entrevista se hubiera tomado en ese lugar,
sino en las instalaciones de la policía, como lo precisaron Jhon Antony y
Jeison Julián al afirmar que fueron voluntariamente hasta dicho lugar y,
por consiguiente, es claro que solo existió una entrevista de cada uno de
ellos y que en observancia del principio de lealtad procesal, no le oculta
elementos a la defensa.

Tampoco, añadió, resulta admisible lo planteado por el defensor en el


sentido que la incriminación de JULIÁN ALEXIS, surge de un interés de
parte de Edward Hamilton, porque contrario a lo aseverado por la
defensa, el informe cuestionado fue elaborado también por Harold Cano
Jaramillo, en tanto que algunos de los actos de investigación que se le
atribuyen al primer investigador mencionado, fueron realizados por
Manuel Albeiro Chamorro.

Ahora bien, frente a las evidencias halladas en el sitio de los hechos y


frente a la duda generada por la defensa por la afirmación que hizo en
relación con la existencia de dos armas en el lugar de los mismos,
expuso que existe munición que puede ser utilizada por el mismo tipo de
arma y que además cualquier duda sobre el particular, quedó disipada
con la corrección que hizo el perito Juan Guillermo al indicar que se
equivocó en el informe pericial de necropsia, porque lo cierto fue que el
arma empleada fue de carga única.
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De otro lado, expone que la pretensión de la defensa orientada a restar


valor probatorio al reconocimiento fotográfico realizado por Jeison Julián,
no puede ser acogida, toda vez que desde la audiencia preparatoria se
anunció que el mismo sería introducido con el investigador y que sería
además utilizado con el testigo en mención, como en efecto ocurrió, sin
que el reclamo elevado frente a las formalidades del documento, pueda
salir avante porque lo cierto es que el acta y los álbumes son una unidad
y la diligencia se llevó a cabo con estricta sujeción a los protocolos
establecidos por la Fiscalía General de la Nación.

Con respecto a lo señalado por la defensa frente al interrogatorio de Jhon


Edier, expuso que lejos de lo manifestado por su contraparte, la Fiscalía
fue garante de sus derechos y fue así como tratándose de un testigo
dicho acto se practicó en presencia de su abogado.

De otra parte, afirma que en buena hora, la jurisprudencia de la máxima


corporación de la justicia penal ordinaria, moduló su postura frente a la
finalidad de las entrevistas y atiende las circunstancias en las que se da
el devenir procesal, pues declarar contra un homicida es complejo y en
esa medida, es natural que los testigos asuman actitudes como las
evidenciadas en el juicio oral, de ahí que resulte necesario valorar la
versión rendida en juicio, como las declaraciones iniciales, con el fin de
dilucidar en qué momento se dijo la verdad, toda vez que es frecuente
que los testigos, quienes son los que soportan en realidad la carga de la
administración de justicia, se retracten como ocurrió en el presente
proceso.

Por último, tras señalar que la defensa centró su actividad en “enlodar la


acción de la Fiscalía” frente a los procedimientos, teniendo la
oportunidad de aportar pruebas que refutaran las del ente acusador,
para finalmente desistir de sus dos únicas pruebas, las cuales resaltó
eran comunes, reiteró su petición de condena.

La Defensa, en ejercicio del derecho a la réplica, señaló que no estaba


en el deber de aportar pruebas y que lo cierto del caso es que en este
asunto se inventaron los procedimientos y que igualmente existieron
aseveraciones fuertes como el ofrecimiento de plata a uno de los
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testigos, no se hizo video del interrogatorio, no se firmó el


reconocimiento, no hicieron la diligencia de reconstrucción con los
expertos requeridos, no se hizo la prueba balística, falencias que, insiste,
dan lugar a la absolución de su prohijado en observancia del principio de
presunción de inocencia.

CONSIDERACIONES

El problema jurídico en este caso se centra en determinar si la Fiscalía


acreditó la materialidad de la conducta y la responsabilidad que frente al
delito de Homicidio Agravado en concurso heterogéneo con el delito de
Fabricación, Tráfico, Porte o Tenencia de Armas de Fuego, Accesorios,
Partes o Municiones le asiste a JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA.

Este Juzgado sostendrá que efectivamente el ente acusador cumplió con


dicha carga, acatando a cabalidad lo preceptuado por los artículos 7º y
381 del Código de Procedimiento Penal, en el sentido de que para la
emisión de sentencia de carácter condenatorio se requiere el
conocimiento más allá de toda duda, acerca del delito y de la
responsabilidad penal del acusado, fundado en pruebas debatidas en el
juicio, con la precisión de que bajo ninguna circunstancia la referida
decisión puede fundamentarse exclusivamente en pruebas de
referencia.

De esa manera, en aras de realizar el análisis de rigor, debe indicarse en


primer lugar, que el delito de Homicidio, es un tipo penal de resultado,
de conducta instantánea, incurriendo en él, sujeto activo indeterminado
singular que matare a otro.

Asimismo, necesario se advierte precisar que en este asunto se atribuyó


la causal contenida en el artículo 104, numeral 7 ibídem, la cual agrava
en forma específica el homicidio cuando el mismo se comete “Colocando
a la víctima en situación de indefensión o inferioridad o aprovechándose
de esta situación”.

Ahora bien, sobre el alcance de la referida circunstancia de agravación, la


Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, en decisión
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emitida el 6 de junio de 2012, M. P. María del Rosario González Muñoz,


dentro del proceso radicado bajo el No. 36792, indicó:

“Como se desprende de su texto legal, la causal se presenta


tanto en el evento de que el autor propicia o crea la situación
de indefensión o inferioridad de la víctima, como cuando
simplemente se aprovecha de alguna de esas condiciones.

Está en situación de indefensión quien al momento de la


agresión carece de medios de defensa, esto es, en estado
inerme, mientras la inferioridad ocurre cuando el sujeto activo
se encuentra en relación de superioridad frente a la víctima,
vale decir, en posición ventajosa que le permite ejercer fácil
dominio sobre ésta.

La circunstancia de agravación en examen comprende no sólo


los eventos considerados tradicionalmente como actos en cuya
ejecución el autor actúa a traición o en forma sobre segura,
como la insidia, la alevosía, la acechanza y el envenenamiento,
sino todas aquellas situaciones en las cuales la víctima se
encuentra en imposibilidad de repeler el ataque.

La Corte tiene dicho lo siguiente sobre dicha causal de


agravación:

“Todas las formas dolosas y cobardes de cometer homicidio y


lesiones personales con un mínimo de peligro para el agresor, y
un máximo de indefensión para la víctima, quedan
comprendidas en la circunstancia calificante de la alevosía. Este
vocablo tiene hoy en la doctrina un sentido amplísimo,
equivalente a sorprender al ofendido descuidado e indefenso,
para darle el golpe con conocimiento o apreciación, por parte
del agente, de esas condiciones de impotencia en que se halla
el sujeto pasivo del delito. “

Establecidos los aspectos generales de la conducta endilgada al


acusado, debe indicarse que frente a la materialidad del delito, en la
audiencia de juicio oral, se recepcionó el testimonio de Víctor Alfonso
Duque Patiño, quien participó en la realización de los actos urgentes.
Así, en desarrollo de su declaración, se incorporó el acta de inspección
técnica a cadáver que da cuenta del hallazgo de un cuerpo sin vida de
sexo masculino, identificado como Oscar Eduardo Arboleda Ocampo,
ubicado en la parte posterior, zona boscosa, del barrio La Julia de
Montenegro, Quindío.

Igualmente, compareció al juicio el Dr. Juan Guillermo Gouzy Muñoz,


médico legista del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias
Forenses, con quien se introdujo el informe pericial de necropsia No.
Radicado: 63-470-60-08-765-2018-00063
Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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2018010163001000243 realizado a Oscar Eduardo Arboleda Ocampo y


en el cual se concluye lo siguiente: “Causa básica de muerte: heridas de
proyectil de arma de fuego. Mecanismo de muerte: laceraciones
cerebrales y edema cerebral, producidos por heridas de proyectil de
arma de fuego. Manera de muerte: compatible con no natural, violenta,
homicidio”.

Esclarecida la materialidad de la conducta, ingresará el Despacho en el


estudio de la responsabilidad que frente al homicidio de Oscar Eduardo,
le asiste al señor JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA.

Así, con tal propósito pertinente resulta precisar que dentro de la


presente actuación, quedó claro que el único testigo directo aportado
por la Fiscalía, fue el joven Jeison Julián Prieto Mosquera, quien en
desarrollo de su declaración, al margen de lo indicado en entrevista, en
la diligencia de reconstrucción de los hechos y en el reconocimiento
fotográfico, en el sentido de que el autor del crimen era “TALCO”,
expuso que ese señalamiento nunca lo hizo en contra de dicho
ciudadano y que desconoce lo que firmó solo en el afán de que los
miembros de la policía judicial no lo molestaran más.

De esa manera, en su testimonio en la audiencia de juicio oral, indicó


que el día de los hechos estaba con “Jesusito” en La Julia sentado en un
tronco prendiendo un marihuano, mientras mandaron a Antony a traer el
fuego, cuando llegó un hombre alto, flaco, grande, mechudo y de ojos
verdes, que cogió a su compañero del cuello y le agachó la cabeza
apuntándole con un arma, razón por la cual él arrancó a correr,
escuchando momentos después los disparos, regresando de manera
subsiguiente cuando ya su amigo estaba tirado en el suelo.

Informó que el sujeto en mención y que al parecer era del barrio, ingresó
por el cafetal e iba solo por “Jesusito”, afirmando que no volvió a ver a
dicho ciudadano porque está dedicado al cuidado de su hija.

Ahora bien, al preguntársele por parte del Fiscal si recordaba haber


rendido una versión a la policía judicial, expuso que cuando ocurrieron
los hechos fue retenido y que en esa oportunidad igualmente había
Radicado: 63-470-60-08-765-2018-00063
Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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expresado que el autor de los hechos había sido un hombre acuerpado,


grande y de ojos verdes y pensó que al suministrar su versión lo iban a
“dejar sano”; sin embargo, ello no sucedió porque desde entonces lo
requirieron en muchas ocasiones, ofreciéndole incluso protección.

De esa manera, teniendo en cuenta que la descripción que del agresor


diera el testigo en la audiencia de juicio oral, no corresponde a la
suministrada en las declaraciones anteriores al juicio, el Fiscal impugnó
su credibilidad, en primer lugar, con la entrevista que rindió el 7 de junio
de 2018, esto es, el mismo día de los hechos, en la que señaló que fue a
fumar con Antony y con Oscar Eduardo detrás del barrio La Julia y que
cuando se encontraban allí mientras él armaba “el bareto”, llegó
“Galindo” quien era conocido de él y le pidió que lo dejara fumar, pero
como le manifestó que debía esperar a que lo terminara de armar, salió
del sitio.

Agregó que tres minutos más tarde “Galindo” llegó nuevamente en


compañía de sujeto al que le dicen “Talco”, a quien describió llevaba un
carriel de cuero, era de tez blanca, contextura gruesa y ojos claros;
precisó, que “Galindo”, le preguntó que si tenían un moño de vareta
para venderle a la persona que iba con él y que una vez le respondió
que no vendían, el acompañante de “Galindo” procedió a sacar un arma
de fuego del carriel, a decirles “quietos, policía general” y sin mediar
palabra, tomó por el cuello a Oscar Eduardo, le puso el arma en la
cabeza y le empezó a disparar, motivo por el cual salió a correr por el
cafetal, en tanto que Antony iba detrás suyo.

Ahora, al ser indagado sobre el nombre de “Talco”, expuso que no lo


conocía, pero si lo había visto antes, en una ocasión que se lo habían
mostrado en el barrio La Julia, oportunidad en la que le indicaron que era
de cuidado y que hacía poco había salido de la cárcel.

De esa manera, tras impugnársele la credibilidad en los términos


anotados, indicó que el contenido de la entrevista no correspondía a lo
que él había manifestado, toda vez que en momento alguno mencionó a
“Talco” porque no conoce a ningún sujeto que le digan así y que su firma
Radicado: 63-470-60-08-765-2018-00063
Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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obraba en tal protocolo porque él hacía todo lo que le decían los


miembros de la Sijín porque no le gustan los problemas.

Ahora, al ponérsele de presente el acta de reconocimiento fotográfico,


así como los dos álbumes empleados en esa diligencia, afirmó que en
momento alguno hizo el señalamiento que allí consta y en el que se
indica que en ambas ocasiones señaló a JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
como el autor del homicidio, que en ningún momento marcó las “X” que
obran en dichos protocolos, que lo único que hizo fue decir que si frente
a todas las fotos que le mostraron en el celular y que firmó esa hoja,
refiriéndose al acta de reconocimiento fotográfico, para que lo dejaran ir
para la casa.

Igualmente, se advierte cómo el testigo al ser interrogado sobre su


concurrencia al sitio de los hechos, en compañía de miembros de policía
judicial, fue categórico en afirmar que a pesar de que le habían dicho
que fueran, él no había accedido, y tras afirmar que solo le había
firmado a la policía dos veces, terminó admitiendo que la firma que obra
en el acta de inspección a lugares corresponde a la suya y, por
consiguiente, que la rúbrica que se observa en los tres documentos que
le fueron exhibidos es de su autoría, debiendo precisarse que en
desarrollo de esa diligencia, tal como surge del acta respectiva, del
informe fotográfico y del testimonio del investigador Marco Antonio
Valencia Anzola, el testigo Jeison Julian Prieto Mosquera, refirió la
ubicación de Jhon Antony Grisales, de Oscar Eduardo y la suya, así como
el sitio en el que se ubicó el victimario y la forma como agredió a la
víctima.

Ahora, al ser contrainterrogado, manifestó que firmó la entrevista “de


asustado” para poder irse para su casa, que contrario a lo que decía en
tal protocolo, describió al agresor como un sujeto que tenía un carriel y
que era mechudo, grande, flaco y con ojos verdes y que en momento
alguno, había señalado a “Talco” como dice ahí.

Ante el evidente cambio de versión por parte de Jeison Julián y después


de garantizar la confrontación, el Despacho, siguiendo los lineamientos
establecidos por la Corte Suprema de Justicia, en Sentencia SP2709-
Radicado: 63-470-60-08-765-2018-00063
Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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2018, del 11 de julio de 2018, radicación n° 50637, M.P. Patricia Salazar


Cuéllar, dispuso incorporar la versión anterior contenida en la entrevista
como testimonio adjunto.

En ese orden de ideas, de la narración realizada por Jeison Julián Prieto


Mosquera, surge claramente, que el mismo se retractó del señalamiento
que de manera clara hizo en contra del acusado, en los relatos que hizo
en sus diferentes intervenciones en la fase de investigación, toda vez
que es evidente que varió su versión con el propósito de derruir la
referida incriminación, situación que hace necesario recordar el
precedente jurisprudencial existente sobre la temática.

Así, frente al aludido cambio de actitud del testigo de cargo, la Sala de


Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, entre otros
pronunciamientos, en decisión del 9 de noviembre de 2009, M. P. Alfredo
Gómez Quintero, dentro del proceso radicado bajo el No. 32595, señaló:

“2. La retractación del testigo de cargos.

“Cuando el testigo de cargos que en las diligencias de


instrucción hizo imputaciones de manera certera y concreta, se
ve compelido a retractarse en la audiencia del juicio oral, la
función del juez radica en percibir las razones de la retractación ,
entre ellas las amenazas, la compra del testigo, la persuasión
para que se retracte, etc.; el juzgador debe apreciar la
espontaneidad de la retractación, porque en todo caso el
testimonio retráctil no tiene tarifa probatoria asignada (ni la
podría tener), sobre todo cuando se tienen abiertas
imputaciones a través de reconocimientos, informes,
entrevistas, etc..

“No es cierto que el testigo retrocede (sea la víctima, o la madre


de la víctima –como en este caso-), le quita credibilidad al dicho
de la entrevista; la retractación no es vinculante, sobre todo
cuando entraña motivos que repugnan a los objetivos mismos
de la administración de justicia.

“El funcionario tiene la carga de develar la espontaneidad de la


retractación, y así lo hizo el juzgado cuando subrayó que la
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Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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actividad defensiva buscó “deliberada y descaradamente”


favorecer al procesado con la retractació,…”.

“Son múltiples las razones por las que un testigo se retracta, y al


juez corresponde apreciar esas condiciones, bajo el supuesto
que la retractación no es prueba diabólica; repárese la tesis de
la Sala al respecto:

“1. 3. En materia de apreciación de medios del conocimiento:


entrevistas (artículos 205 y 206 del C. de P.P.) y testimonios
(artículos 383 -404 ib.) suele suceder –y es lo que advierte la
Sala en este caso- que se presenten fallas en los procesos de
rememoración, fallas en el comportamiento del testigo durante
el interrogatorio y el contrainterrogatorio, fallas en la forma de
sus respuestas y fallas en la personalidad del testigo como
fuente directa del conocimiento de los hechos, porque
es razonable que la persona que otrora declaró, reconoció, fue
entrevistado, dictaminó, ante el órgano de indagación e
investigación, a la hora de la audiencia de juicio oral y público no
rememora por las más diversas razones (entre las que no se
descartan la voluntad renuente –nada se, no recuerdo, nada
digo, mi versión ya no revive al muerto, etc.-, el miedo, el terror,
la amenaza, la amnesia, problemas fisiológicos o psicológicos
que alteren el raciocinio, etc.), sencillamente porque no es tarea
fácil señalar en audiencia de juicio oral y público a uno dos o
más procesados: “Tu mataste a mi hijo... a mi hermano, a mi
tío, etc.”. ¡Ello es humanamente entendible!”.

De esa manera, al descender al caso que ocupa la atención del despacho,


es claro que la versión que suministró Jeison Julián Prieto Mosquera, único
que señaló a “Talco” como el autor el homicidio de “Jesusito”, es una
retractación, situación que da lugar a que, desde ya, se indique que a la
narración que se le otorgará credibilidad es a la referida en los albores de
la investigación, por las razones que se exponen a continuación:

Primero, porque de cara a la primera versión que se suministró el mismo


día en que ocurrieron los hechos, tal como se desprende de la entrevista
rendida por el testigo y del acta de reconocimiento fotográfico, en
desarrollo del juicio oral, no se observa que el mismo haya ofrecido un
relato espontáneo y coincidente con lo presenciado en desarrollo del
acontecer delictual, por el contrario, se percibió un testigo con un evidente
interés en brindar una descripción lo más distante posible frente a las
características propias del acusado dentro de las presentes diligencias,
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Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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como si se tratara de una versión aprehendida, con el ánimo de disuadir la


incriminación que inicialmente hizo en contra del mismo y un afán por
afirmar que nunca hizo ese señalamiento.

Segundo, porque el testigo en el curso de su declaración, hizo uso de un


lenguaje no verbal, que según las reglas de la sana crítica y de la
experiencia, no son propias de quien está diciendo la verdad, así en
estricto acatamiento del principio de inmediación, se pudo percibir cómo
el testigo desde que ingresó a la sala de audiencias, se abstuvo de mirar
intencionalmente hacia el banquillo del acusado, también fue evidente
cómo a lo largo de toda su deponencia, bostezaba a pesar de que eran
pasadas las dos de la tarde, se rascaba, miraba para otro lado,
manipulaba reiteradamente los documentos que se le pusieron de
presente, cuando no se estaba haciendo uso de los mismos.

Tercero, porque a pesar de ser una persona instruida, toda vez que según
su propia afirmación cursó hasta 7º de bachillerato, resulta ilógico que
firmara los protocolos que se le exhibieron, sin hacer una lectura previa
que le permitiera conocer el contenido de los mismos, para llegar a la
audiencia de juicio oral a hacer aserciones inverosímiles sobre la razón de
sus firmas en los mismos, no otras que aseverar que solo había firmado
para que lo dejaran ir para la casa y que esas firmas las plasmó en unas
épocas y lugares que no coinciden con la realidad.

Y, cuarto, porque la justificación que expuso frente a su renuencia a


comparecer, esto es, porque la policía lo cogía a cachetadas, razón por
la cual fue necesario conducirlo, resulta ilógica y por el contrario permite
inferir que hay una situación externa de por medio, toda vez que al ser
interrogado si había sido amenazado, le contestó al Fiscal ¿por qué?,
para finalmente, cuando dicho funcionario le respondió que por saber,
indicar que gracias a Dios nadie, dejando de lado que antes había
referido que cuando le ofrecieron protección no sabía si ir, situación que
en criterio hace factible que dicho ciudadano fue amenazado, pues de
no haberlo sido, no hubiera pensado si quiera en acogerse al programa
en mención.
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Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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Así, sobre el testigo único, la Sala de Casación Penal de la Corte


Suprema de Justicia, entre otros pronunciamientos, en decisión SP-
16841-2014 emitida el 10 de diciembre de 2014, M. P. Fernando Alberto
Castro Caballero, dentro del proceso radicado bajo el No. 44602, indicó:

“Respecto a este tópico, la línea jurisprudencial de la Corte ha sido


unánime y reiterada al destacar:

“Pretéritas reglas de valoración del testimonio se basaban en el


principio de “testis unus testis nullus”, de modo que en medios
probatorios tarifados se desechaba el poder suasorio del
declarante único, empero, con el sistema de la libre apreciación
de las pruebas tal postulado fue eliminado, ya que la veracidad no
depende de la multiplicidad de testigos, sino de las condiciones
personales, facultades superiores de aprehensión, recordación y
evocación de la persona, de su ausencia de intereses en el
proceso o circunstancias que afecten su imparcialidad, de las
cuales se pueda establecer la correspondencia de su relato con la
verdad de lo acontecido, en aras de arribar al estado de certeza”.

Del anterior aparte jurisprudencial, surge de manera diáfana que es


perfectamente posible arribar al conocimiento más allá de toda duda
aún con testigo único, tal como sucede en el asunto que se estudia,
máxime si se tiene en cuenta que al realizar su apreciación bajo las
reglas de la sana crítica, los principios de la lógica y en acatamiento del
principio de unidad probatoria, se concluye que el señalamiento no
ofrece duda alguna.

Ahora, de cara al testigo único de cargo, deben valorarse otras


situaciones expuestas de un lado, por Jhon Antony Grisales Restrepo y,
de otro, por los testigos restantes, quienes a pesar de no haber
presenciado el desarrollo del suceso, si aportaron importantes elementos
de convicción que permiten no solo respaldar la conclusión a la que se
llegó en el sentido de que Jeison Julián Prieto Mosquera se retractó y que
fue en las versiones primigenias en las que suministró un relato ajustado
a los hechos, sino además desvirtuar la presunción de inocencia de
JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA.
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Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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Así, sobre el desarrollo del acontecer, el también testigo presencial Jhon


Antony Grisales Restrepo, aseveró que el día de los hechos entre una y
dos de la tarde, en el barrio la julia detrás de la cancha, iba a fumar
marihuana con Jeison y “Jesusito” y después de regresar de comprar el
“cuero”, “lo estaban pegando” sentados en un tronco, cuando entró un
man alto, mono, flaco, con barba y tenía un bolso, que empezó a dar
bala, razón por la cual arrancó a correr y fue así como ese mismo día se
presentó voluntariamente con Jeison ante las autoridades a darles a
conocer lo sucedido.

Ahora bien, como quiera que la versión que suministró en el juicio dista
ostensiblemente de lo plasmado en la entrevista, concretamente frente
a la descripción del agresor, el Fiscal para impugnar la credibilidad le
puso de presente el protocolo respectivo; sin embargo, como
paradójicamente el mismo a pesar de haber cursado hasta séptimo se
negó a leer, bajo el argumento inicial de no saber hacerlo y subsiguiente
de “casi” no saber leer, el Fiscal con la anuencia del defensor, hizo
lectura integral de la entrevista en dos ocasiones.

En el protocolo en mención, se indicó que estando en el lugar


mencionado, llegaron dos personas de género masculino, recordando
solo a uno de ellos que vestía pantalón, jean color azul y portaba carriel
en cuero, que era alto, acuerpado, mono, sin barba o bigote, cabello
corto, ojos como castaños o claros, que luego de preguntarles si vendían
marihuana y de que su amigo Jeison le dijera que no que solo se estaban
trabando, les dijo “quietos policía general”.

De manera inmediata, se agregó, procedió a sacar un arma del carriel,


tomó por el cuello a “Jesusito”, le puso el arma en la cabeza y le disparó
en varias ocasiones, razón por la cual él y Jeison salieron corriendo por el
cafetal para salvar sus vidas y después se fue para donde su novia Jenny
que vive en el mismo barrio y más tarde fue a la estación de policía
porque tenía miedo que ese sicario tomara represalias en contra suya y
de Jeison, precisando finalmente que cuando ocurrió el hecho, se
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Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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encontraba a menos de medio metro de “Jesusito” y del agresor a quien


era la primera vez que veía.

Ahora bien, al impugnársele la credibilidad frente a lo manifestado en el


juicio, de cara al contenido de la entrevista, luego de señalar que fueron
de manera voluntaria, sin coacción ni amenazas, expresó que cuando
llegó a la estación le hicieron firmar ese documento sin leerlo porque no
lo sabe hacer, en tanto que en el contrainterrogatorio afirmó que fue a la
policía porque el agente de la Sijín “iba a montarle presión” a su mamá,
ofreciendo plata y casa.

A pesar de lo anterior, ante pregunta complementaria de la Agente del


Ministerio Público, indicó que cuando estaba viajando –refiriéndose a sus
viajes detrás del América- los agentes de la Sijín iban a buscarlo y
preguntarlo, en tanto que al ser ubicado el día de los hechos, aseveró
que después de su ocurrencia se relajó en la casa de su novia y a los
diez o quince minutos se fue para la estación, porque estaban
presionando a su madre.

De esa manera, al hacer un análisis integral del testimonio en juicio y


del testimonio adjunto, se advierte que al igual que Jeison Julián Prieto
Mosquera, Jhon Antony Grisales Restrepo, se retractó de su declaración
inicial, ofreciendo unas características que difieren de las de JULIÁN
ALEXIS CRUZ GARCÍA; sin embargo, se reitera, el propósito perseguido
con tal retractación resultó inane, porque tal como se evidenció con la
pregunta formulada por la Representante del Ministerio Público, en la
entrevista ofreció un relato espontáneo y desprevenido de lo realmente
acontecido, brindando detalles frente al desarrollo del acontecer que
coinciden con lo expuesto por el testigo único Prieto Mosquera.

Ahora, si bien el defensor adujo que las versiones rendidas por los
ciudadanos en mención, no pueden ser acogidas porque además de que
en el juicio desconocieron el contenido de las entrevistas, tales
protocolos corresponden a unas pro-formas porque además de que son
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Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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similares se empleó un léxico que no es el propio de personas iletradas


como lo son Jhon Antony y Jeison Julián, lo cierto es que dichos reparos
carecen de la potencialidad para enervar el poder suasorio que emerge
de los mismos, por las razones que se exponen a continuación:

Primero, porque si bien para el despacho es claro que tales testigos


negaron el contenido de las entrevistas, debe observarse que esa es la
actitud procesal propia del testigo hostil, esto es, aquel que inicialmente
se creía iba a soportar la teoría del caso de la parte que lo ofrece pero
que sorpresivamente cambió de posición y concurre al juicio a decir algo
diferente, no otra conclusión se extrae de la contundencia que surge de
sus versiones iniciales y de las razones que argumentaron para que sus
firmas aparezcan plasmadas en los protocolos elaborados en desarrollo
de las labores investigativas, lo que sin duda alguna permite establecer,
por las razones esbozadas con antelación, que se retractaron de sus
dichos primigenios.

Segundo, porque las aserciones que hizo la defensa, en el sentido de


que las dos entrevistas corresponden a unas pro-formas donde solo se
cambiaron algunas palabras y que el léxico no es propio de dos personas
con las calidades que ostentan los testigos, son producto de su
apreciación personal, pero no corresponden a la realidad.

De esa manera, se observa cómo al inicio de los protocolos, frente al


encuentro que tuvieron, cada uno refirió aspectos propios de las
actividades que realizaban para el momento previo, así es claro cómo
Jeison Julián señaló que antes de ir a fumar marihuana, arrimó con Oscar
Eduardo por Antony a la casa de él y éste no solo en la entrevista, sino
en la declaración en el juicio, afirmó que ellos lo recogieron con esa
finalidad, aserciones que si no las hubieran hecho los testigos no
aparecerían en los testimonios adjuntos cuestionados por la defensa,
conclusión que se hace extensiva al aspecto referido por Jhon Antony en
el sentido de que ocurridos los hechos se fue a la casa de su novia y
cuando pasó el susto, se fue con Jeison Julián para la estación de manera
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Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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voluntaria y al temor a represalias que denunció en ese momento y que


admitió en el juicio.

Ahora, si bien frente al desarrollo del acontecer se advierte un relato


similar, es precisamente esa situación la que permite colegir que fueron
esos los pormenores que rodearon los hechos, pues de manera
desprevenida, narraron cómo el sujeto que disparó y que ingresó en
compañía de otro individuó también de sexo masculino, después de
escuchar que no vendían marihuana pero si quería podía “pegarse los
plones”, desenfundó un arma, descrita por Jeison Julián como las que
usan los policías, les dijo quietos policía general, tomó a Oscar Eduardo
por el cuello y le disparó en repetidas ocasiones en la cabeza, versión
que guarda armonía con la prueba científica, representada en el
testimonio del Dr. Juan Guillermo Gouzy Muñoz como se examinará más
adelante.

Y, tercero, porque lejos de lo manifestado por la defensa, a pesar de que


Jeison Julián y Jhon Antony no tienen una gran formación, no pueden ser
tildados como iletrados, pues fueron ellos mismos quienes admitieron
haber cursado hasta séptimo de bachillerato, debiendo resaltarse que la
mayor parte del contenido de las entrevistas, evidencia el lenguaje
propio de ellos, como lo son las palabras “trabándonos”, “pegáramos”,
“plones”, entre otras.

En tanto que las palabras tez, represalias, no les son extrañas, pues de
haber sido así Jhon Antony, al interrogarlo frente a cada uno de los
apartes de la entrevista, no hubiera admitido la mayor parte del
contenido, sino que hubiera indagado sobre el significado de las
palabras, debiendo resaltarse cómo incluso ante requerimiento del
despacho en el sentido que respondiera si sentía temor por represalias,
no desconoció la connotación de esa palabra, sino que por el contrario,
admitió haberle dicho eso a la policía judicial.
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Así las cosas, es claro para el despacho, que los reparos elevados por la
defensa frente a ese aspecto puntual, carecen de la virtualidad
requerida para enervar las conclusiones que surgen de dichos elementos
de conocimiento y, lejos de sus aserciones, tales versiones coinciden con
lo informado por el primer respondiente referido con tanto énfasis por la
defensa en sus alegatos de conclusión, esto es, que según lo
manifestado por la comunidad, los agresores fueron dos hombres que
llegaron a bordo de una motocicleta.

Así, efectivamente Edwin Horacio Garzón, aseveró que recibieron


información en ese sentido, lo cual no difiere de lo narrado por los dos
testigos presenciales de los hechos, en la medida en que al tratarse de
zona boscosa, dicho miembro de la policía de vigilancia, informó que tras
hacer su arribo en el velocípedo en mención, ingresaron al sitio,
ocurriendo de manera subsiguiente lo narrado por aquellos, no otra
conclusión se extrae de lo dicho por el deponente en cita, en el sentido
de que esa información se la brindó la ciudadanía que estaba a los
alrededores.

De ahí entonces que la pretensión de la Defensa, encaminada a señalar


que la incriminación de JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA, tiene como
génesis el ánimo infundado de Edward Hamilton Moreno Mena de
vincularlo en el homicidio objeto de juzgamiento, tampoco resulte
admisible, pues es claro que tras haber recibido la escena del crimen,
dicho gendarme en su calidad de coordinador del grupo de homicidios
del municipio de Montenegro, inició las labores de vecindario
respectivas.

Dichas labores, aunadas a la presencia de Jeison Julián y Jhon Antony en


las estaciones de la policía la tarde de los hechos, permitieron manejar
una hipótesis clara frente al agresor y al móvil del crimen, como en
efecto lo ratificaron Carlos Andrés Cardona López y Manuel Albeiro
Chamorro Arellano, quienes señalaron que en las labores de vecindario
recibieron entrevistas informales de personas que por temor a
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represalias no suministraron sus datos, pero que les informaron que del
sitio salieron Galindo y Julián.

De otro lado, se aportó igualmente el testimonio de Jhon Edier Castaño


Rodas, quien si bien fue citado para soportar la teoría del caso de la
Fiscalía y sin embargo compareció al juicio a decir algo diferente, lo
cierto es que su valoración debe hacerse bajo los mismos parámetros en
los que se hizo la del testimonio de Jeison Julián.

Así, necesario resulta recordar que desde el mismo momento en que el


testigo se ubicó en el lugar correspondiente en la sala de audiencias,
tras informar que se encontraba detenido en calidad de sindicado dentro
de un proceso que se le sigue por el delito de Homicidio, indicó que no
sabía nada y que si bien la Fiscalía le había hecho un ofrecimiento, no
podía decir nada porque no sabía nada y que cuando los de la Sijín lo
visitaron, el abogado se fue, en tanto que aquellos luego de escribir en
un computador, le dijeron firme acá.

Así las cosas, tras señalar que los de la Sijín le hablaron de un homicidio
que alias “Talco”, a quien conoce desde niños porque se criaron en el
barrio, había cometido, expuso que lo único que dijo en esa diligencia es
que no sabía nada; sin embargo, al impugnársele la credibilidad con el
interrogatorio que como indiciado rindió, indicó que nada de lo que decía
en el mismo, él lo había informado.

De esa manera, dentro del relato que rindió en el referido protocolo, el


cual a pesar de la oposición de la defensa, fue igualmente incorporado
como testimonio adjunto, expresó que JULIÁN, lo buscó para que
cometiera el homicidio de “Jesusito” porque éste le estaba vendiendo
contrabando de otra línea y que además Mónica –esposa de “Talco”- le
había dado unas bombas y le había quedado mal con el dinero,
ofreciéndole para el efecto la suma de $600.000 y la herramienta para
que le hiciera la vuelta a “Jesusito” y que como él le manifestó a “Talco”
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que quería hacer una vida fuera de la delincuencia, éste indicó que el
mismo la realizaría.

Igualmente, se indicó en dicho interrogatorio, que “Talco” a quien


conocía de toda la vida y a quien señaló en la audiencia como la persona
acusada, sabía que iba a colaborar con la justicia y le mandó a decir que
si hablaba mandaría a matar a su madre, a su esposa y a su hijo y que
para ese momento ya había empezado a cumplir las amenazas porque
Mónica la esposa de él había ido a la casa de su progenitora con dos
sicarios, quienes la intimidaron con arma de fuego y le reiteraron no sola
la amenaza en los términos anotados, sino que la hicieron extensiva a él
bajo el argumento de que “Talco” tiene gente dentro de la cárcel que con
la orden de él procederían en tal sentido; por ello, solicitó en ese
momento una medida de protección.

Una vez concluida la lectura del interrogatorio en mención, reconoció


que su firma era la que obraba en el mismo y que como defensor firmó
una persona con cédula 7.558.136; sin embargo, insistió que no dijo
nada de lo manifestado allí y que los investigadores lo plasmaron en
ausencia de su defensor, quien no estuvo presente.

Ante la situación descrita, es claro que el testigo en mención,


igualmente se retractó y, en ese orden de ideas, el despacho le otorga
credibilidad a lo manifestado en dicho protocolo, por las siguientes
razones.

Primero, porque si bien es cierto el testigo afirmó que el señor Fiscal le


hizo ofrecimientos y que en esa medida los investigadores consignaron
unas aserciones que él no hizo, es claro que tal como lo expuso la
señora representante del Ministerio Público en el juicio oral, esa
situación no reviste irregularidad alguna porque en el marco de la
justicia premial, esa es una facultad de la Fiscalía, debiendo resaltarse
que aun cuando en el contrainterrogatorio la defensa le sugirió en la
pregunta que el ofrecimiento había sido de dinero, esa situación fue
Radicado: 63-470-60-08-765-2018-00063
Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
30

claramente descartada con un medio de prueba excepcional que se


recaudó en el juicio como más adelante se indicará.

Segundo, porque también fue evidente para el despacho que el testigo


asumió actitudes que no son propias de quien dice la verdad, pues fue
constante en rascarse, bajar la cabeza, reírse, hacer gesticulaciones,
alzarle el tono de voz al Fiscal por lo que tuvo que ser requerido y
mostró un afán ostensible por decir que lo que aparecía en el documento
no lo había manifestado en momento alguno.

Tercero, porque la presunta inasistencia del defensor, así como el


supuesto ofrecimiento de dinero se desacreditaron con la prueba de
refutación que no obstante la oposición del defensor del acusado se
decretó en el juicio oral, representada en el testimonio del Dr. Nelson
Publio Valencia Granda; el citado profesional, indicó que contrario a lo
expuesto por el testigo en mención, el Fiscal nunca le hizo ofrecimientos
de dinero al mismo y que lo único que le dijo es que revisaría el
interrogatorio y miraba que beneficios le podía otorgar.

Cuarto, porque sumado a que resulta inexplicable que el protocolo en los


términos descritos, esté firmado por Jhon Edier a pesar de que sabe leer,
las manifestaciones del mismo en el sentido de que no le dijo nada de lo
que consta a los investigadores, se desvirtúan con el testigo de
refutación, quien luego de reconocer su firma en el interrogatorio y que
fue el propio Jhon Edier quien le solicitó a la Fiscalía que le recibiera el
interrogatorio y que llegado el día le puso en conocimiento los derechos
que le asisten conforme al artículo 33 Superior y fue así como en
desarrollo del mismo estuvo presente además del indiciado, un
investigador, el Fiscal y él como defensor de aquel, lo que permite
establecer que efectivamente lo que allí consta fue lo expresado por
Jhon Edier.

Y, quinto, porque fue el propio Jhon Edier quien en su afán por


mantenerse ajeno al contenido del interrogatorio, terminó admitiendo un
Radicado: 63-470-60-08-765-2018-00063
Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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aspecto relevante y que surge del mismo, como lo fue el hecho de que
un día se encontraba trabajando en Armenia, cuando llamó a su madre y
ésta le manifestó que había ido la Sijín a brindarle protección.

Ahora como prueba de corroboración, se aportó además el testimonio


del patrullero Edward Hamilton Moreno Mena, quien para el momento de
los hechos fungía como jefe de homicidios en el Municipio de
Montenegro, indicó que el día de la ocurrencia de los mismos se
adelantaron los actos urgentes, desplegando labores de vecindario con
el fin de identificar al posible autor del homicidio.

Respecto de las labores desarrolladas, el patrullero Moreno Mena,


manifestó que se logró identificar como presunto responsable del delito
a la persona conocida con el alias de “Talco”, toda vez que la comunidad
señaló a dicha persona como responsable de la muerte de Oscar
Eduardo Arboleda Ocampo, agregando a su vez que el sujeto en
mención había salido poco tiempo atrás de la cárcel, información que
fue aportada a los miembros de policía judicial por ciudadanos, sin
revelar su identidad por temor a posibles represalias.

Anudado a lo anterior, el patrullero Moreno Mena, indicó que el día de


los hechos que motivaron la presente investigación, esto es, el 7 de
junio de 2018, dos personas se acercaron a las instalaciones de la
estación de policía de la localidad de Montenegro, Q., quienes se
identificaron como Jeison Julián Prieto Mosquera y José Antony González
Restrepo, quienes manifestaron ser testigos presenciales del homicidio
de Arboleda Ocampo, procediendo el primero de ellos a rendir entrevista
y actuar como testigo en diligencia de reconocimiento fotográfico,
levantando así las actas correspondientes incorporadas en desarrollo de
su testimonio después de verificar la mismidad de tales protocolos,
mientras que el segundo, solo realizó manifestaciones verbales acerca
de la descripción del victimario, por temor a su vida y la de su familia.

De esa manera, afirmó que Prieto Mosquera, señaló como responsable


de la muerte de su compañero a un sujeto conocido con el alias de
“Talco”, indicando detalles del momento en que se cometió el delito.
Radicado: 63-470-60-08-765-2018-00063
Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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Así las cosas, como las labores de investigación arrojaron que el


presunto autor del homicidio era “Talco”, establecieron que el mismo se
identificaba con el nombre de JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA, toda vez
que se habían adelantado diligencias anteriores que permitieron
determinar su identidad y ya se encontraba registrado en las bases de
datos, debido a la presunta incursión en otras actividades delictivas.

Con dicha información, precisó, se requirió al INPEC con el fin que


informara si JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA, identificado con cédula de
ciudadanía No. 1.005.279.518, había purgado pena de prisión tiempo
atrás, información que fue confirmada por dicho instituto.

Finalmente, manifestó que en desarrollo de las pesquisa, se practicó


interrogatorio de indiciado al señor Jhon Edier Castaño Rodas, quien en
presencia de su abogado, manifestó que el señor JULIÁN ALEXIS CRUZ
GARCÍA, conocido con el alias de “Talco”, lo había contactado para
llevar a cabo el homicidio de Oscar Eduardo Arboleda Ocampo, con los
demás pormenores descritos con antelación.

El resultado de las labores de verificación y vecindario, consistente en


que el autor del hecho fue “Talco”, quien hacía poco había salido de la
cárcel y había delinquido con la línea de la muerte, fue ratificado por
Carlos Andrés Cardona López y por Manuel Albeiro Chamorro Arellano.

De esa manera, al hacer un análisis armónico de los medios de prueba


allegados al plenario, surge de manera diáfana que fue JULIÁN ALEXIS
CRUZ GARCÍA, quien segó la vida de la víctima tras ponerla en un
indiscutible estado de indefensión, como en efecto se estableció con los
testimonios de Jeison Julián Prieto Mosquera y de Jhon Antony Grisales
Restrepo y se ratificó por el perito Juan Guillermo Gouzy Muñoz.

Así, el primero de ellos fue categórico en afirmar que el victimario cogió


a la víctima del cuello y tras agacharle la cabeza, le disparó
prácticamente a quemarropa, en tanto que el perito refirió que observó
siete orificios de entrada en el cuerpo de la víctima, seis de ellos en la
cabeza y uno en el brazo y que los de la cabeza generaron “en conjunto
el tatuaje” que no es otra cosa que la pólvora que se impregna en la piel
Radicado: 63-470-60-08-765-2018-00063
Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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cuando los disparos son producidos a una corta distancia, esto es, a una
distancia de entre 5 y 20 a 25 centímetros.

De esa manera, es evidente que el occiso al momento de los hechos, se


encontraba en situación de indefensión, toda vez que no contaba con los
medios para repeler dicho ataque, por cuanto su victimario lo encontró
desprevenido, en tanto que el mismo contaba con un arma de fuego,
con la cual perpetró el homicidio, lo que sin duda alguna configura la
agravante.

De otro lado, con respecto al delito de Fabricación, Tráfico, Porte o


Tenencia de Armas de Fuego, Accesorios, Partes o Municiones, descrito
en el artículo 365 del C.P., es un tipo penal de mera conducta,
incurriendo en él, sujeto activo indeterminado singular, que sin permiso
de autoridad competente, importe, trafique, fabrique, transporte,
almacene, distribuya, venda, suministre, repare, o porte armas de fuego.

Sobre la tipificación de la conducta relacionada, la Sala de Casación Penal


de la Corte Suprema de Justicia, en decisión SP2162-2016 emitida el 24
de febrero de 2016, dentro del radicado No. 46033, M.P. Gustavo
Enrique Malo Fernández, citó la providencia del 25 de abril de 2012,
dentro del radicado Nº 38542, con ponencia del magistrado Julio
Enrique Socha Salamanca, en la que sobre la temática que ahora
nos ocupa, precisó:

“El ingrediente del tipo objetivo “sin permiso de autoridad


competente”, contemplado en el artículo 365 del Código Penal,
tiene que probarse con medios de conocimiento distintos a los
relacionados con la simple posesión, tenencia o porte del arma
de fuego o de la munición. Lo anterior, por lo siguiente:

“Dicho elemento tiene un indiscutible componente descriptivo,


en el sentido de que alude a una situación fáctica según la cual
el agente debe realizar la acción sin contar con autorización o
salvoconducto legal.

“(ii) La Fiscalía tiene la carga procesal de sustentar tal


ingrediente típico con medios probatorios.

“(iii) Por lo tanto, no es posible ‘presumir’ la configuración de


dicho enunciado sin que haya prueba de la cual pueda
predicarse su existencia.
Radicado: 63-470-60-08-765-2018-00063
Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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“Y (iv) tampoco podrá extraerse argumentativamente, ni


siquiera con base en máximas de la experiencia.

(...)

Así las cosas, al descender al caso que ocupa la atención del despacho,
se estableció de manera fehaciente que la muerte del señor Oscar
Eduardo Arboleda Ocampo, fue producida de manera violenta, causada
por múltiples disparos con proyectil de arma de fuego, de ello da cuenta
el Informe Pericial de Necropsia realizado al occiso, por el médico
forense Juan Guillermo Gouzy Muñoz, documento en el cual quedaron
plasmadas las diferentes lesiones ocasionadas en la humanidad de la
víctima, en donde se evidenciaron siete orificios de entrada con sus
respectivos orificios de salida, lesiones y trayectoria anatómica.

Anudado a lo anterior, en audiencia de juicio oral, al Dr. Gouzy Muñoz, se


le puso de presente el informe pericial de necropsia, quien declaró con
respecto al procedimiento realizado, técnicas utilizadas y hallazgos de
lesiones ocasionadas, concluyendo que la muerte del señor Oscar
Eduardo Arboleda Ocampo, fue violenta, producida por impactos de
proyectil de arma de fuego, heridas que ocasionaron laceraciones
cerebrales y edema cerebral y que por su gravedad lo llevaron a la
muerte.

Igualmente, se reitera, se aportó el testimonio de Jeison Julián Prieto


Mosquera, testigo presencial de los hechos, quien señaló que el
victimario de Oscar Eduardo, el cual por las valoraciones efectuadas con
antelación, corresponde a la persona conocida con el alias de “Talco”,
JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA, en desarrollo de su relato indicó que el
suceso ocurrió en zona boscosa del Barrio La Julia de la localidad de
Montenegro, Q., cuando el señor Arboleda Ocampo, estaba con él y otra
persona, llegó “Talco”, quien sin mediar palabra, de un bolso tipo carriel
que llevaba consigo, sacó un arma de fuego, tomando al hoy occiso por
el cuello, propinándole así múltiples disparos, versión que corroboró Jhon
Antony Grisales Restrepo, sin precisar el alias del agresor.

En el mismo sentido, dentro de las actuaciones desplegadas por los


miembros de policía judicial, se solicitó al Ministerio de Defensa Nacional
Radicado: 63-470-60-08-765-2018-00063
Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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– Comando de las Fuerzas Militares, que informaran si JULIÁN ALEXIS


CRUZ GARCÍA, identificado con cédula de ciudadanía No.
1.005.0279.518, contaba con permiso para porte, tenencia colección o
uso deportivo de armas de fuego, requerimiento frente al cual dicha
entidad, informó que la persona indicada, no contaba con dicha
autorización conforme a la información registrada en el SIAEM.
En ese orden de ideas, es claro que de conformidad con las pruebas
relacionadas, JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA, igualmente incurrió en el
delito de Fabricación, Tráfico, Porte o Tenencia de Armas de Fuego,
Accesorios, Partes o Municiones.

Ante la situación descrita, es claro que el comportamiento de JULIÁN


ALEXIS CRUZ GARCÍA, no solo se enmarca objetivamente en los
referidos tipos penales, sino que también se acreditó la tipicidad
subjetiva.

Así, de la definición del dolo prevista en el artículo 22 del Código Penal,


se extraen dos elementos, uno cognoscitivo y otro volitivo que se
presentan en las conductas que ejecutó JULIÁN ALEXIS CRUZ
GARCÍA, pues si se parte del conocimiento de las conductas
desplegadas, es claro que el acusado, de manera voluntaria, quiso
ejecutarlas en las condiciones detalladas.

Así las cosas, emerge de manera diáfana que tanto la tipicidad objetiva.
como la subjetiva se acreditaron fehacientemente en la presente
actuación. Igual conclusión se extrae frente a la antijuridicidad formal y
material, porque se parte de una premisa que no admite discusión
alguna, no otra que JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA, con su
comportamiento lesionó, sin justa causa, la vida y la seguridad pública,
bienes jurídicos tutelados por el Legislador, con las conductas que le
fueran endilgadas.

Finalmente, al ingresar en el estudio de la culpabilidad, entendida como


aquel juicio de reproche sobre la conducta del actor que permite
imponer una sanción penal a su acción típica y antijurídica, y que tiene
como fundamento constitucional la consagración del principio de
presunción de inocencia y el avance hacia un derecho penal del acto,
Radicado: 63-470-60-08-765-2018-00063
Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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según el cual el desvalor se realiza sobre la conducta del actor en


relación con el resultado reprochable, más no sobre aspectos internos
como su personalidad, pensamiento, sentimientos, temperamento, entre
otros.

De esa manera, es claro que en el asunto bajo examen también se


acreditó el referido elemento estructural de la conducta punible, pues el
acusado es una persona imputable, es decir, que para el momento de la
ocurrencia de los hechos tenía la capacidad de comprender tanto la
ilicitud de su comportamiento como su carácter injusto, así como de
autodeterminarse conforme a derecho, por tanto, le era exigible una
conducta diversa, lo cual permite realizar el correspondiente juicio de
reproche.

Ahora, en contraposición a la contundencia que emerge de la prueba de


cargo, necesario deviene responder cada uno de los reparos elevados
por la defensa para sustentar su petición de absolución.

En ese orden de ideas, si se parte de la base que según el Manual Único


de Policía Judicial, la documentación del lugar de los hechos, es la
fijación y descripción del mismo, a través de fotografías, planos
topográficos, videos, moldeos y narrativa, entre otros, de forma clara,
precisa y cronológica, de lo general a lo particular, es claro que en este
asunto no existió irregularidad alguna.

Así, si se analiza el informe fotográfico No. 339, suscrito por Víctor


Alfonso Duque Patiño, se advierte que precisamente esa fue la labor que
hizo el aludido integrante del laboratorio móvil de criminalística, pues de
la simple observación de cada una de las fotografías, surge que
siguiendo la técnica de rigor, empezó a fijar el lugar tomando fotos de
plano general, de plano medio y de primer plano, permitiendo de esa
manera a la Judicatura, tener claridad frente a las características
imperantes en la escena del crimen y a la forma como fueron halladas
cada una de las evidencias.

A similar conclusión se arriba con respecto al acto de investigación


realizado por Víctor Duque, que corresponde a un bosquejo topográfico y
Radicado: 63-470-60-08-765-2018-00063
Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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no a un plano topográfico, pues si bien en el mismo no se encuentran


consignados los puntos cardinales como lo afirmó el defensor, esa
situación no desnaturaliza los aspectos básicos de dicho acto de
investigación, como lo es la representación a escala de los detalles del
lugar de los hechos.

De otro lado, se adujo por parte de la defensa que la tesis de la Fiscalía,


representada en atribuirle la responsabilidad del crimen a su prohijado,
queda en tela de juicio frente al hallazgo en la escena de dos tipos de
vainillas, lo que a la postre da lugar a concluir que se utilizaron dos tipos
de armas, esto es, “un revólver 32 y una pistola 7.65”, duda que
persistió ante la omisión del ente investigador de practicar la prueba
balística de rigor a pesar de haber recolectado tales evidencias con esa
finalidad y con lo consignado por el médico legista en el protocolo de
necropsia al indicar que para el homicidio se utilizó un arma de carga
múltiple.

Frente a la conclusión que extrae la defensa con respecto a las vainillas


halladas en el lugar de los hechos, pertinente resulta precisar que llama
la atención del despacho la postura asumida por el mismo, por las
siguientes razones:

Efectivamente, en el acta de inspección técnica a cadáver se dejó


constancia del hallazgo, entre otras, de las siguientes evidencias: ” No. 2
que corresponde a una vainilla en latón dorado, que presenta texto en
su culote que se lee “R. P 32 AUTO”; “No. 3 que corresponde a una
vainilla en latón color dorado, que presenta texto en su culote que se lee
“R. P. 32 AUTO” y como evidencia No. 4 “vainilla de latón color dorado,
que presenta texto en su culote que se lee “INDUMIL 7.65 MM”; sin
embargo, ese hallazgo no permite llegar a la conclusión expuesta por el
defensor, pues no se requiere ser perito en balística, para saber que se
trata de las mismas vainillas y lo que difiere es el sistema de medición.

Así, sobre este tema puntual, basta con acudir a la enciclopedia virtual
Wikipedia, en la que se precisa que el 7,65 x 17 mm browning SR o 7.65
mm, también llamado .32 ACP (automatic colt pistol) o .32 automatic, es
un cartucho de pistola de forma cilíndrica y que el .32 AUTO obrante en
Radicado: 63-470-60-08-765-2018-00063
Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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las evidencias 2 y 3, es sinónimo del 7.65 mm –evidencia 4-,


correspondiendo en su orden a las designaciones típicas en USA y en
Europa.

De lo anterior surge entonces que la prueba balística que echa de menos


la defensa, no permite generar la duda en los términos planteados, esto
es, que se utilizó un revólver 32 y una pistola 7.65, pues es claro que
ambos cartuchos son aptos para ser percutidos por el mismo tipo de
arma, no otra que la pistola que ciertamente describió Jeison Julián
Prieto Mosquera, al indicar que el arma que desenfundó el agresor “era
como las que tienen los policías pero más pequeña de color negro”.

La aludida conclusión, no se desvirtúa con el yerro que consignó el Dr.


Juan Guillermo Gouzy Muñoz en el protocolo de necropsia, al aludir en
uno solo de sus apartes a la descripción de las heridas por arma de
fuego de carga múltiple, toda vez que aunado a que en los demás
apartes del mismo se refirió a un arma de fuego de carga única, en el
juicio fue claro en aseverar que se equivocó y que lo cierto es que por
las características de las lesiones, las mismas fueron causadas con
proyectil de arma de fuego de carga única.

De otra parte, los reparos elevados por la defensa, frente al hecho de


que se haya consignado en el acta de inspección técnica a cadáver que
estuvo presente la hermana del occiso, cuyos apellidos no coinciden con
los de la víctima y que a pesar de ello, se indicó que no se le dieron a
conocer los derechos y deberes a los familiares de las víctimas, tampoco
ofrece ningún elemento de juicio para derruir la contundencia que
emerge de dicho medio de conocimiento, no otro que la materialidad de
la conducta de homicidio, frente a la cual no existe duda alguna.

Ahora, se expuso por la defensa que Edward Hamilton Moreno Mena, en


su afán por involucrar a “Talco” como autor de los hechos, contrario a lo
que adujo en el juicio, recibió las entrevistas de Jeison Julián y de Jhon
Antony en el sitio de los hechos y que como en esa oportunidad no
obtuvo la información que quería, las repitió hasta que logró la firma de
los ciudadanos en mención.
Radicado: 63-470-60-08-765-2018-00063
Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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Sin embargo, desde ya, debe indicarse que esas conclusiones son
producto de su particular forma de valorar la prueba, la cual sin duda
alguna, no halla eco en los medios de conocimiento legalmente
incorporados en la audiencia de juicio oral, pues además de que el
informe del 7 de junio de 2018 en el que se basa para ello no fue
incorporado en la audiencia de juicio, si tenía dudas sobre ese aspecto
puntual, bien pudo haber empleado ese acto de investigación para
refrescar memoria o impugnar credibilidad y no asumir un actitud pasiva
frente a ese tópico para de allí extraer unas conclusiones que riñen con
lo realmente decantado en el juicio, esto es, que las entrevistas fueron
recibidas en la estación cuando los testigos comparecieron
voluntariamente, como lo afirmó Jhon Antony Grisales Restrepo.

Tampoco resulta admisible que la defensa, pretenda afirmar que la


incriminación de su prohijado corresponde a un montaje de parte del
investigador Edward Hamilton Moreno Mena, porque además de que por
las razones expuestas con antelación surge que eso no es cierto, debe
recordarse que el mismo hace parte del grupo de homicidios conformado
por varios funcionarios, quienes en desarrollo del rol que tienen al
interior del mismo, realizaron sus funciones.

Lo anterior permite concluir que Edward Hamilton en momento alguno


obró de manera aislada y tendenciosa como lo sugiere sin respaldo
alguno la defensa y que lejos de sus aserciones, no fue el mismo quien
hizo todos los actos de investigación, debiendo resaltarse que por
ejemplo la entrevista de Jhon Antony Grisales Restrepo, la recibió Harold
Cano Jaramillo, la de Jeison Julián Prieto Mosquera la recibió Manuel
Albeiro Chamorro Arellano y la reconstrucción de los hechos la fijó Marco
Antonio Valencia Anzola.

De otro lado, frente a las razones expuestas por la defensa y por las
cuales, según su criterio, el reconocimiento fotográfico en el que
participó como testigo Jeison Julián Prieto Mosquera no puede ser
valorado, deben hacerse las siguientes acotaciones:

Si bien la incorporación del acta de reconocimiento, se hizo en desarrollo


del testimonio de Edward Hamilton Moreno Mena, lo cierto es que tal
Radicado: 63-470-60-08-765-2018-00063
Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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como lo ha precisado la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de


Justicia, entre otros pronunciamientos, SP4107-2016 en decisión emitida
el 6 de abril de 2016, M. P. Fernando Alberto Castro Caballero, Rad.
46847, del “mentado acto de investigación puede dar cuenta la persona
que hace el reconocimiento o el investigador judicial que realiza la
diligencia”, debiendo precisarse que si bien fue dicho gendarme quien
actuó como testigo de acreditación, tal como se decretó desde la
audiencia preparatoria, el aludido acto de investigación se utilizó en
desarrollo del testimonio de Jeison Julián Prieto Mosquera, quien a pesar
de haber negado el señalamiento, reconoció que la firma que obra en el
protocolo en mención es de su autoría.

Ahora, con respecto a la aserción hecha por la defensa, en el sentido de


que ante la ausencia de firma del testigo y del Ministerio Público en los
álbumes respectivos, bien pudo haberse anexado al acta de
reconocimiento unos folios que no corresponden, debe señalarse que
esa apreciación dista de manera ostensible de lo evidenciado en el
juicio, pues antes de proceder a la incorporación del aludido acto de
investigación, se constató que el contenedor se hallaba íntegro y ante la
ausencia de observaciones u objeciones de las partes ni intervinientes,
luego de que el investigador se refirió al mismo, se procedió a su
incorporación, sin reparo alguno frente a la cadena de custodia,
garantizándose así la mismidad del elemento.

De ahí entonces que la posición asumida por la defensa, no tiene la


potencialidad de dar lugar a llegar a una conclusión diversa, pues lo
cierto es que tal como fue decantado en el juicio, el acta de
reconocimiento en la que se alude a las plantillas No. 1 y No. 2, se
consignó de manera expresa que el testigo Jeison Julián Prieto Mosquera,
en la primera reconoció a JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA, quien
correspondía a la imagen 7 y, en la segunda, al mismo ciudadano en la
imagen No. 5.

El aludido protocolo, se encuentra debidamente suscrito además del


testigo en mención, por el investigador Moreno Mena y por el Ministerio
Público, Anderson Farid Jaramillo Calvo, sin que el hecho de que las
planillas carezcan de las firmas respectivas, de lugar a arribar a la
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Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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conclusión contraria, porque según lo señalado por la máxima


corporación de la justicia penal ordinaria en el pronunciamiento
reseñado, dicho acto de investigación no ostenta la calidad de prueba
documental autónoma, sino que hace parte del testimonio y en esa
medida “no es exigible incorporar el acta de la diligencia de
reconocimiento” y mucho menos las planillas.

En ese orden de ideas, si se parte de la base de que “la prueba del


reconocimiento fotográfico no la constituye el acta que lo documenta,
sino la afirmación del testigo que narra que ese hecho aconteció, luego,
su poder demostrativo dependerá de si el testimonio ofrece los datos
suficientes para concluir que el reconocimiento es confiable y no el
producto de algún tipo de sugestión de los investigadores hacia el
reconocente o de una errada o deficiente percepción del testigo”, es
claro que la ausencia de firma en las planillas no mina el resultado del
referido acto de investigación.

El resultado de dicho acto, no es otro que Jeison Julián Prieto Mosquera,


como lo aseveró bajo la gravedad de juramento Edward Hamilton
Moreno Mena, reconoció a JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA y que ante la
retractación a la que acudió negó haberlo hecho, sin que del mismo
pueda desvanecer el poder suasorio que surge de ese testimonio en los
términos relacionados con antelación.

Finalmente, frente a las manifestaciones del defensor, en el sentido de


que el reconocimiento no puede ser objeto de valoración, porque
además de que no se hizo otra diligencia de tal naturaleza en la que
obrara Jhon Antony como testigo y que en la que actuó Jeison Julián
como testigo, no se hizo el reconocimiento en fila de personas para la
debida ratificación, debe recordarse que los reconocimientos
fotográficos y en fila de personas, son métodos de identificación según
se desprende del capítulo cuarto, título primero del libro segundo del C.
de P. P., cuya denominación es justamente “Métodos de Identificación”,
incluyendo dentro de éstos, en los artículos 252 y 253 los antes
mencionados.
Radicado: 63-470-60-08-765-2018-00063
Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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Por manera que, si se tiene en cuenta que el reconocimiento sea


fotográfico o en fila de personas, no constituyen, por sí solos, prueba de
responsabilidad con entidad suficiente para desvirtuar el derecho a la
presunción de inocencia y que es en el juicio donde el acto de
reconocimiento necesariamente vinculado con una prueba testimonial
válidamente practicada, valorada en conjunto con las demás pruebas
recaudadas, puede dotar al juez de elementos de juicio que posibiliten
conferirse o restarle fuerza persuasiva a la declaración del testigo, es
claro que como se indicó en la sentencia mencionada, “un señalamiento
incriminatorio no depende del reconocimiento que por medio de
fotografías, videos o en fila de personas se hubiere adelantado
previamente, puesto que aquél se puede dar sin que en la investigación
hubiere sido necesario acudir a los métodos de identificación”.

Así las cosas, ante la identificación del acusado en los términos


precisados por el coordinador del grupo de homicidios, de cara a la
renuencia de los testigos en seguir colaborando con la investigación y
que se evidenció incluso en el propio juicio, al que Jeison Julián fue
conducido por orden del juzgado, en tanto que el mismo fue objeto de
suspensión para lograr la comparecencia de Jhon Antony, es dable
concluir que no era indispensable practicar los dos actos de
investigación que echa de menos la defensa.

Ante la realidad descrita, surge que JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA, fue
plenamente individualizado e identificado desde el mismo desarrollo del
acontecer, pues Jhon Antony Grisales Restrepo brindó una descripción
del mismo, que analizada en armonía con la que hiciera Jeison Julián
Prieto Mosquera, quien además aportó el alias con el que conocía al
acusado, bajo el entendido que recientemente se lo habían mostrado,
que era de cuidado y que recientemente había salido de la cárcel, surge
que las características físicas descritas, coinciden plenamente con las
del procesado.

Ahora bien, el esfuerzo evidenciado en los testigos al modificar sus


dichos iniciales, no tuvo vocación de prosperidad para derruir su inicial
incriminación y la apreciación de la defensa en el sentido de que
aquellos informaron que el agresor fue un hombre alto, característica
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Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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que no detenta su prohijado, no tiene incidencia frente al particular,


porque la referencia de ser alto o no, partiendo de la base de que
JULIÁN ALEXIS según la tarjeta preparatoria mide 1.69 metros, tiene un
componente que sin duda alguna queda a la subjetividad y a la
condición personal con la que cada individuo aprecie a sus semejantes,
máxime si se tiene en cuenta que en lo demás las características son
coincidentes, pues JULIÁN ALEXIS es un joven blanco, acuerpado, de
cabello corto, de ojos castaños, sin barba ni bigote.

De otro lado, con el fin de desvirtuar la prueba de corroboración,


representada en el testimonio en juicio de Jhon Edier Castaño Rodas y el
incorporado como testimonio adjunto ante su retractación, la defensa
expuso infructuosamente varios reparos que serán atendidos a
continuación.

Así, la ausencia de defensor quedó plenamente desvirtuada con el


testigo de refutación, representado en la declaración del Dr. Nelson
Publio Valencia Granda, quien de manera categórica, afirmó que tanto él
como el Dr. Roberto Rengifo –Fiscal-, estuvieron presentes en el
interrogatorio que a solicitud de Castaño Rodas recibió un miembro de
policía judicial y que prueba de esa situación es el registro que hay en la
Cárcel Peñas Blancas y su firma en el protocolo en mención; de ahí
entonces, que lo aseverado por la defensa frente a ese aspecto puntual,
se desvirtúa en su integridad.

Ahora, frente al juramento de Jhon Edier Castaño Rodas, debe indicarse


que en la medida en que el mismo fue tomado como indiciado dentro de
una actuación, que según lo manifestado por el Dr. Valencia Granda se
adelanta en contra del mismo por el delito de Extorsión, lo procedente
era darle a conocer la garantía consagrada en el canon 33 Superior,
como en efecto sucedió, sin que en el momento de señalar que JULIÁN
ALEXIS CRUZ GARCÍA, dos días antes de los hechos, lo contactó y le
ofreció $600.000 y la “herramienta” para que fuera él quien cometiera el
crimen, impusiera la obligación de tomarle el juramento, porque si se
parte de considerar que nuestro derecho penal es de acto y no de autor,
es claro que en ese momento no le estaba atribuyendo al acusado la
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comisión del delito, sino que estaba aludiendo a una posibilidad que el
mismo le planteó en esa oportunidad.

Sobre la temática la Corte Constitucional, en Sentencia C-077 emitida el


8 de febrero de 2006, M. P. Jaime Araujo Rentería, precisó:

“5. En la doctrina penal se distingue entre el Derecho Penal de


autor y el Derecho Penal de acto.

“i) En el primero, el sujeto responde por su ser, por sus


condiciones sicofísicas o su personalidad, que se consideran
peligrosos para la sociedad, por su supuesta inclinación natural
al delito, con un criterio determinista, de modo que el sujeto
resulta condenado por la naturaleza a sufrir las condenas
penales, por obra del destino y, por tanto, de modo fatal o
inevitable. En este orden de ideas no es relevante que aquel
cometa infracciones, sino que tenga la potencialidad de
cometerlas.

“ii) En el segundo, el sujeto responde por sus actos conscientes


y libres, es decir por la comisión de conductas conocidas y
queridas por el mismo, previstas expresa y previamente en la
ley como contrarias a bienes fundamentales de la sociedad y
de sus miembros y que hacen a aquel merecedor de una
sanción.

“Esta clase de Derecho, inspirado por la filosofía liberal y


fundado en la dignidad humana, ha sido acogido por los
regímenes políticos democráticos y encuentra fundamento en
varios preceptos de la Constitución colombiana, entre ellos el
Art. 29”.

Ante la realidad descrita, surge que si el testigo hizo alusión a un hecho


futuro, que para ese momento le planteó “Talco”, no era indispensable
juramentarlo, pues no podía ante ese escenario atribuir un delito, que
para entonces, era un hecho futuro.

Finalmente, frente al carácter sospechoso que predica la defensa frente


a JHON EDIER CASTAÑO RODAS, como consecuencia de haberle
sostenido al Fiscal que el mismo le hizo ofrecimiento de dinero,
considera el despacho pertinente precisar que el testigo se refirió a
beneficios y que según lo aseverado por el testigo de refutación, los
mismos estaban dentro de los parámetros legales al punto que el Dr.
Nelson Publio expuso que el Fiscal le indicó al citado ciudadano que
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revisaría el interrogatorio y que de acuerdo con lo que le sirviera a la


Fiscalía, miraba qué beneficios le podía otorgar y fue el defensor, en un
acto que riñe con la lealtad, quien llevó al testigo a que afirmara que el
delegado del ente acusador le había ofrecido como pasa a transcribirse:

Así, a pesar de que en el interrogatorio directo el testigo refirió que el


Fiscal le había hecho ofrecimientos, en el contrainterrogatorio, se pudo
apreciar lo siguiente:

“DEFENSOR: Usted manifiesta que lo que usted leyó no


corresponde a lo que usted le dijo a los investigadores: JHON
EDIER: Si señor. DEFENSOR: Lo que se consigno es mentira.
JHON EDIER: Es mentira es falso. DEFENSOR: usted ha
manifestado que en su interrogatorio no estuvo presente el
abogado: JHON EDIER: no estuvo presente. DEFENSOR: Estuvo
presente el fiscal: JHON EDIER: estuvo ahí y también se fue.
DEFENSOR: A usted no le consta nada sobre la muerte de
Jesusito. JHON EDIER: No yo no sé nada de eso. DEFENSOR:
Entonces usted no puede afirmar que el que atentó contra él
fue talco: JHON EDIER: Nada señor abogado, yo no sé nada.
DEFENSOR: A usted aparte de ofrecer beneficios la
Fiscalía le ofreció dinero. DEFENSOR: A usted aparte de
ofrecerle beneficios la Fiscalía le ofreció dinero
también: JHON EDIER: sí. DEFENSOR: Le ofrecieron
dinero. JHON EDIER: SI. DEFENSOR: Para que hundiera
alias talco cierto? RESPONDE: Sí. DEFENSOR: A usted le
leyeron el art 33 de la constitución cuando le hicieron firmar el
documento. JHON EDIER: no me leyeron nada. No más
preguntas”.

Entre tanto, el redirecto transcurrió de la siguiente manera:

“FISCAL: Quien le ofreció dinero. JHON EDIER: el señor fiscal.


FISCAL: Yo le ofrecí dinero: JHON EIDER: El Señor fiscal me
ofreció beneficios y me dijo de dinero. FISCAL: Cuando le hice
ofrecimiento de dinero estaba su abogado: JHON EDIER: no.
FISCAL: Pero usted dice que yo también me fui, explique: JHON
EDIER: le estoy diciendo que el abogado se fue a los 5 minutos
de ahí, pero usted se quedó ahí un momentico más cuando se
fue el abogado”.

De lo anterior, surge de manera diáfana, que quien indujo al testigo a


traer a colación el ofrecimiento de dinero concretamente en el minuto
2:33’:10’’ fue el defensor, situación que incluso se evidenció mutó el
comportamiento del testigo, quien ante la pregunta asertiva que en tal
sentido le hiciera el abogado, se quedó pensativo, se rascó, bajó la
cabeza, hizo muecas, para finalmente reírse y afirmar que sí se le había
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ofrecido dinero; en tanto que en el redirecto, al ser confrontado de


manera directa por el Fiscal, antes de ratificar lo dicho, evidenciar un
notable nerviosismo, rascarse las piernas y ponerse las mano en la
cabeza, al punto que el custodio intervino para que asumiera una
postura acorde con el decoro que se debe guardar en la audiencia.

Así las cosas, el reparo que frente a ese aspecto puntual eleva la
defensa, no puede ser utilizado para derivar una consecuencia como la
invocada, toda vez que, se reitera, fue dicho sujeto procesal quien indujo
al testigo para el efecto, porque de lo contrario, bastaría con que se
asumieran comportamientos de esa naturaleza, para finalmente derivar
unas consecuencias que riñen con los principios que sin duda alguna
deben imperar en esta clase de actos públicos, máxime si se tiene en
cuenta que esa aseveración fue desvirtuada por el testigo de refutación
Nelson Publio Valencia Granda, quien contrario a lo expuesto por el
testigo, afirmó que estuvo presente en desarrollo del interrogatorio y
que en momento alguno el Fiscal le ofreció dinero al mismo.

Ahora, frente a la imposibilidad de valorar la reconstrucción, debe


señalarse que si se parte de la base que dicho acto de investigación, es
la diligencia en la cual se procura reproducir un hecho teniendo en
cuenta lo la declaración de sus protagonistas y que no exige para su
validez, la presencia del Ministerio Público, ni mucho menos la existencia
de una filmación, es claro que la misma no presenta ninguna
irregularidad sustancial que impida su valoración en los términos atrás
precisados.

Lo anterior porque tal como lo expusieron los gendarmes que


participaron en la misma, el testigo Jeison Julián Prieto Mosquera,
suministró detalles importantes para el esclarecimiento de los hechos,
sin que la ausencia de topógrafo y de balístico, permita derivar una
conclusión diversa, toda vez que si bien no se desconoce que tal como lo
expuso la defensa ese hubiera sido el ideal, su ausencia no impide
extraer la claridad con la que el joven en cita permitió recrear imitativa,
descriptiva y perceptivamente el escenario de los hechos y la forma
como los mismos sucedieron.
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De otro lado, se expuso por el profesional del derecho que representa los
intereses del acusado, que no puede aseverarse que los testigos se
retractaron por la existencia de amenazas, porque en momento alguno
la Fiscalía probó la vinculación de aquel a la línea de la muerte; no
obstante, aunado a que Jhon Edier, Jhon Antony y Jeison Julián, en su
orden, en su interrogatorio y en sus entrevistas fueron enfáticos en
aseverar que temían por las represalias que se pudieran tomar al
colaborar con la justicia, la anterior vinculación de JULIÁN ALEXIS
CRUZ GARCÍA, en ejercicio de la libertad probatoria, si fue probada por
el ente acusador.

Frente a ese tópico se aportó no solo el testimonio adjunto de Jhon Edier


quien refirió que el móvil del crimen no era otro que “Jesusito” le estaba
vendiendo estupefacientes a otra línea, sino además el testimonio de
Susana Salazar, tía del occiso, quien a pesar de su retractación, en la
entrevista con la cual se le impugnó credibilidad, admitió que su sobrino
había tenido problemas y que la madre del mismo, había sido
amenazada por la línea de la muerte.

Igualmente, se aportaron los testimonios de Edward Hamilton Moreno


Mena, Carlos Andrés López y Manuel Albeiro Chamorro Arellano, quienes
en sus actividades de investigación, pudieron establecer que el acusado
fue el segundo al mando en la línea de la muerte, a la que también
pertenecieron, entre otros, alias “Candonga” y alias “Caliche”.

Finalmente, el planteamiento de la Defensa en el sentido que la


valoración de las entrevistas desnaturaliza los principios de inmediación
y contradicción, tampoco puede ser acogida, pues ante la constante
retractación de testigos, existe un claro precedente jurisprudencial
decantado por la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia.

Así, entre otras decisiones, en las Sentencias SP606-2017 emitida el 25


de enero de 2017, M. P. Patricia Salazar Cuéllar, Rad. 44950; SP880-
2017, proferida el 30 de enero de 2017, M. P. Eugenio Fernández Carlier,
Rad. 42656 y SP2709-2018 del 11 de julio de 2018, M. P. Patricia Salazar
Cuéllar, Rad. 50637, la Alta Corporación permite valorar las versiones
primigenias de cara a las versiones vertidas en juicio, para que sea el
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juzgador, quien conforme a las reglas de la experiencia y de la sana


crítica, establezca en qué momento los testigos dijeron la verdad,
ejercicio que fue el que precisamente hizo la suscrita funcionaria ante la
retractación de los testigos de la Fiscalía, observando las reglas
establecidas para ello.

Al haberse desvirtuado entonces la presunción de inocencia del señor


JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA, con las pruebas legalmente aportadas
a la actuación, se procederá a individualizar la pena respectiva.

DOSIFICACIÓN DE LA SANCIÓN PENAL

La conducta agotada por el acusado, se enmarca dentro de los artículos


103, 104 numeral 7 y 365 del Código Penal, que establecen una pena
para el delito de Homicidio Agravado de 400 a 600 meses de prisión y
para el delito de Fabricación, Tráfico, Porte o Tenencia de Armas de
Fuego, Accesorios, Partes o Municiones, que oscila entre 9 y 12 años de
prisión.

Por lo anterior, y atendiendo lo dispuesto en el artículo 31 del C.P., se


tomará como delito base el que consagra la pena más alta, esto es, el
delito contra la vida y se aumentará hasta en otro tanto.

De esa manera, los cuartos de movilidad se determinan así:

 Cuarto Mínimo: Entre 400 meses y 450 meses


 Primer Cuarto Medio: Entre 450 meses 1 día y 500 meses
 Segundo Cuarto Medio: Entre 500 meses 1 día y 550 meses
 Cuarto máximo: Entre 550 meses 1 día y 600 meses

Teniendo en cuenta que no aparecen acreditadas circunstancias de


mayor punibilidad de las señaladas en el artículo 58 del C.P., la sanción
habrá de imponerse dentro del cuarto mínimo, es decir, entre 400 meses
y 450 meses, por lo que atendiendo los aspectos regulados en el inciso
3º del artículo 61 del Estatuto Penal se le impondrá al señor JULIÁN
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ALEXIS CRUZ GARCÍA, el mínimo de la sanción prevista por el


Legislador.

Dicho quantum, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 31 del


Código Penal, en razón a la discrecionalidad que le asiste al Juez de
Conocimiento, se incrementará en doce (12) meses por virtud del
concurso heterogéneo con la conducta contra la seguridad pública, para
una pena definitiva de CUATROCIENTOS DOCE (412) MESES de
prisión.

Por igual lapso al de la sanción principal, se le impondrá la accesoria de


inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas.

SUSPENSIÓN CONDICIONAL DE LA EJECUCIÓN DE LA PENA

El artículo 63 del Código Penal, contempla que la procedencia del


subrogado en comento está sujeta a la acreditación de los siguientes
requisitos:

“1. Que la pena impuesta sea de prisión que no exceda de cuatro (4)
años.

2. Si la persona condenada carece de antecedentes penales y no se


trata de uno de los delitos contenidos el inciso 2° del artículo 68A de
la Ley 599 de 2000, el juez de conocimiento concederá la medida
con base solamente en el requisito objetivo señalado en el numeral
1 de este artículo”.

En el caso del procesado JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA, se advierte


que no concurre el requisito objetivo exigido para la concesión del
subrogado de la suspensión condicional de la ejecución de la pena, pues
la sanción impuesta es de 412 meses de prisión, de donde surge
entonces la imposibilidad de disponer la concesión del mencionado
subrogado; sin embargo, el tiempo que permaneció en detención
preventiva, pues salió en libertad por vencimiento de términos, se le
tendrá como parte cumplida de la sanción impuesta.

Por tanto, una vez ejecutoriada la presente decisión, se ordenará la


captura correspondiente para que JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA,
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cumpla la aflicción en el establecimiento penitenciario que el INPEC


señale para el efecto.

En mérito de lo expuesto, el Juzgado Segundo Penal del Circuito con


Función de Conocimiento de Armenia, Quindío, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la Ley,

RESUELVE

PRIMERO: CONDENAR a JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA, identificado


con la cédula de ciudadanía No. 1.005.279.518 expedida en Montenegro,
Quindío, a la pena principal de CUATROCIENTOS DOCE (412) MESES
DE PRISIÓN como autor del delito de Homicidio Agravado en concurso
heterogéneo con la conducta de Fabricación, Tráfico, Porte o Tenencia de
Armas de Fuego, Accesorios, Partes o Municiones.

SEGUNDO: CONDENAR a JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA a la pena


accesoria de inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones
públicas por un término igual al de la pena principal.

TERCERO: NEGAR al señor JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA, la


suspensión condicional de la ejecución de la pena por expresa
prohibición del Código Penal; sin embargo, el tiempo que permaneció en
detención preventiva se le tendrá como parte cumplida de la sanción
impuesta. Por tanto, una vez ejecutoriada la presente decisión, se
ordenará la captura correspondiente para que CRUZ GARCÍA, cumpla la
aflicción en el establecimiento penitenciario que el INPEC señale para el
efecto.

CUARTO: Una vez ejecutoriada, COMUNICAR la sentencia al Juzgado


de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad de Armenia que vigila la
libertad condicional y a las autoridades de que trata el artículo 166 de la
ley 906 de 2004.
Radicado: 63-470-60-08-765-2018-00063
Procesado: JULIÁN ALEXIS CRUZ GARCÍA
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La presente decisión se notificada en estrados y contra la misma


procede el recurso ordinario de apelación ante la Sala Penal del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Armenia.

ÁNGELA MERCEDES MENESES OSORIO


Jueza

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