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Nociones del derecho procesal en la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia

Sharon Ruíz Aguas

Universidad Pontificia Bolivariana


Facultad de Derecho
Programa Derecho
IV Semestre
Medellín – Antioquia
19 de septiembre de 2019
Nociones del derecho procesal en la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia.

El texto estará conformado por 4 secciones, la primera sobre el llamamiento en garantía en


el proceso laboral, la siguiente sobre la acción oblicua en el proceso civil, la tercera sobre el
litisconsorcio necesario en el procedimiento civil y la última a cerca de la capacidad para
ser parte en el proceso judicial de las entidades que no son persona. Cada sección busca
construir una noción jurisprudencial sobre la institución, asimismo señalar cuáles son los
requisitos para su reconocimiento judicial y explicar cómo opera al interior de las
relaciones sustanciales y/o actos jurídicos.

El texto refiere la jurisprudencia más reciente disponible sobre las temáticas sin embargo
por el contexto temporal de los casos discutidos es usual que las consideraciones de la
Corporación analicen disposiciones del Código de Procedimiento Civil y no del Código
General del Proceso; por lo cual se concluye que aunque formalmente el código en vigencia
es el general del proceso, materialmente, para algunos casos se evidencia una vigencia
residual del Código de Procedimiento Civil.

1. Sobre el llamamiento en garantía en el proceso laboral colombiano.

Para elaborar la noción jurisprudencial de esta sección se analizaron las sentencias SL652-
2018, del 6 de marzo de 2018; SL956-2018, del 4 de abril de 2018 y SL3694-2018 del 22
de agosto de 2018, todas ellas proferidas por la Sala de Casación Laboral de la Corte
Suprema de Justicia, cuya completa identificación se presenta a continuación:

Corporación Corte Suprema de Justicia. Corte Suprema de Justicia. Corte Suprema de Justicia.
Sala De Casación Laboral. De Casación Laboral. De Casación Laboral.
Número de la
providencia SL652-2018. SL956-2018. SL3694-2018.
Radicado 52918. 54900. 48210.
Fecha 6 de marzo de 2018. 4 de abril de 2018. 22 de agosto de 2018.
M.P. Carlos Arturo Guarín Omar de Jesús Restrepo Giovanni Francisco
Jurado. Ochoa. Rodríguez Jiménez.

1. Mediante Sentencia SL652-2018 la Corporación en una referencia clara y completa


define la institución “llamamiento en garantía” al decir:

“La figura del llamado en garantía, prevista en el artículo 64 de C.G.P., antes en el


artículo 57 del C.P.C., permite que quien es parte en el proceso pueda lograr la
incorporación al debate de un tercero, quien, en virtud de un vínculo legal o contractual, en
el evento en que el citante sea hallado responsable frente al promotor del litigio, pueda ser
condenado a reembolsar a éste lo pagado, como consecuencia de la condena pecuniaria a él
impuesta.” (p. 57)

En ese sentido señala que las obligaciones del llamado en garantía nacen de un negocio
jurídico, es decir una relación contractual entre el llamado en garantía y quien lo convoca al

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proceso, que obliga al primero al reembolso de la condena; limitando el cumplimiento de
esa obligación al límite asegurado:

“En tales condiciones, el aludido negocio jurídico faculta al asegurado Instituto de


Desarrollo Urbano, (…) para obtener de la llamada en garantía, el reembolso de lo que deba
pagar por las condenas impuestas, hasta el límite asegurado, atendiendo el deducible que se
hubiera pactado.” (p. 59)

Adicionalmente aclara que la obligación del llamado en garantía se ejecuta a favor del
citante condenado a indemnizar y no de los promotores del litigio, puesto que no existe
nexo entre el convocado y el extremo vencedor del proceso.

“El reembolso dispuesto a cargo de la Compañía Aseguradora se efectuará al citante y


condenado a indemnizar – INSTITUTO DE DESARROLLO URBANO IDU, más no
directamente a los promotores del litigio. (…) Porque las relaciones jurídicas entre los
accionantes y la demandada son distintas a las de aquéllos y la llamada en garantía, pues
entre tales participantes no existe nexo que permita ordenar el pago directo, como sí lo hay
entre la convocada y su llamada en garantía.” (p. 61)

2. En Sentencia SL956-2018, reiterando la sentencia SL 28246, de 15 de mayo 2007, La


Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia; refiriéndose a los presupuestos del
llamamiento en garantía y la naturaleza de la obligación explica que la institución supone la
existencia de una relación jurídica entre quien convoca y el llamado, desarrollada en
términos análogos a la del mandante y el mandatario para la declaración del derecho de
remuneración del último.

Igualmente que la responsabilidad del llamado en garantía no es autónoma, sino derivada


de las relaciones contractuales operantes con quien le convoca al proceso y se materializa
por la existencia de una relación entre él, el actor garantizado y el actor cuyo derecho es
reconocido judicialmente. Por ello es dable afirmar que el llamado en garantía no es quien
soporta la pretensión del demandante, su obligación se circunscribe al cumplimiento en
caso de una condena:

“La entidad llamada en garantía es parte circunstancial al proceso al que se le


convoque; las relaciones jurídicas que cuentan para cuando se pretende declaración de
existencia del derecho a una remuneración por un contrato de mandato, y la responsabilidad
principal de su pago son las habidas entre el mandante y el mandatario.” (p. 18)

“La responsabilidad de la convocada al proceso como llamada en garantía no es


autónoma frente a quien no tiene ningún vínculo contractual; es una relación derivada de la
que se ha constituido por las relaciones contractuales (…), bajo el supuesto ineludible de la
existencia de una obligación entre quien es la garantizada, la entidad demanda, y el actor.”
(p. 18)

“Así, por tanto, la absolución de la llamante en garantía arrastra la de la llamada en


garantía.” (p. 18)

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3. En la misma línea jurisprudencial descrita en los apartes precedentes se pronunció la
Sala Civil mediante sentencia SL3694-2018 indicando que el institución jurídica pretende
la vinculación de terceros ajenos a la relación sustancial discutida entre demandante y
demandado, por ello sostuvo que no podrán ser llamados en garantía los autores o coautores
del daño:

“Esa figura procesal es un medio de vinculación de terceros ajenos a la


contienda,(…) y no de quienes, o bien ya integran el lazo de instancia, u ora se le imputa la
autoría o coautoría del daño, a quienes la parte demandante debe vincular como partes y no
citarse como terceros.” (p.p. 42 a 43)

El Tribunal precisó el alcance del artículo 57 del Código de Procedimiento Civil en los
siguientes términos:

“Tal precepto hace alusión expresa a que el llamamiento en garantía procede cuando
se tenga derecho legal o contractual de exigir a un tercero, y no a quien integra el litigio
como parte pasiva, como aquí ocurre, la indemnización del perjuicio que llegare a sufrir, o
el rembolso total o parcial del pago que tuviere que hacer como resultado de la sentencia.”
(p. 43)

Entiéndase que el llamado en garantía debe efectuarlo la parte actora que tiene relación
jurídica con el garante y no aquella que reclama el derecho frente al garantizado, pues la
relación que da lugar a la condena es ajena a la que autoriza el llamamiento en garantía. Al
respecto además señala el sentenciador:

“El Tribunal no cometió la incomprensión jurídica que se le reprocha, pues tal


precepto hace alusión expresa a que el llamamiento en garantía procede cuando se tenga
derecho legal o contractual de exigir a un tercero, y no a quien integra el litigio como parte
pasiva, como aquí ocurre, la indemnización del perjuicio que llegare a sufrir, o el rembolso
total o parcial del pago que tuviere que hacer como resultado de la sentencia.” (p. 43)

De acuerdo con la Corporación admitir un escenario diferente al precitado implicaría la


aplicación de la figura procesal “demanda de coparte,” acuñada en el artículo 64 del C.G.P.
y que no estaba vigente al momento del pronunciamiento referido:

“Se propone la aplicación de la figura procesal que ha sido denominada por la


doctrina como demanda de la coparte, que solo vino a ser establecida en nuestro
ordenamiento procesal en el artículo 64 del CGP, al suprimir la expresión tercero, pero que
no aplica a los autos por no tener vigencia al momento de trabarse la relación jurídica
procesal.” (p. 44)

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Así lo decantó en cita a la Sala de Casación Civil de esta Corporación, CSJ SL1304-2018:

“De allí que, con miras a precisar que en este fenómeno podían caber todas aquellas
situaciones en que existe una relación de garantía, proveniente de ley o de convención, que
habilite al llamante a convocar a un tercero que le proteja y pague por él o le reembolse lo
que erogó por razón de la condena, se incluyeron en el Código de Procedimiento Civil dos
normas –artículos 54 y 57- para abarcar un mismo fenómeno, que hoy en el Código
General del Proceso, atendiendo a lo dicho, quedó en un solo precepto, en el que, además,
figura la posibilidad de que un demandado llame en garantía a otro demandado, figura
denominada demanda de coparte (art. 64).”

2. Sobre la acción oblicua en el proceso civil colombiano.

Para construir la noción jurisprudencial de esta sección se estudiaron las sentencias


SC16669-2016, del 16 de noviembre de 2016; SC01041-1999, 25 de enero de 2010 y
SC485461, del 26 de agosto 1938, todas ellas proferidas por la Sala de Casación Civil de la
Corte Suprema de Justicia, cuya completa identificación se presenta a continuación:

Corporación Corte Suprema de Justicia. Corte Suprema de Justicia. Corte Suprema de Justicia.
Sala De Casación Civil. De Casación Civil. De Casación Civil.
Número de la
providencia SC16669-2016. SC01041-1999. SC485461.
Radicado 11001-31-03-027-2005- 11001 3103 031 1999 Gaceta Judicial Tomo XLVII
00668-01. 01041 01. No. 1940.
Fecha 18 de noviembre de 2016. 25 de enero de 2010. 26 de agosto de 1938.
M.P. Ariel Salazar Ramírez. Pedro Octavio Munar Liborio Escallón.
Cadena.

1. En los términos de la Sentencia SC16669-2016 la legitimación en la causa se identifica


con la titularidad del derecho, de allí que por regla general “si el demandante no es titular
del derecho que reclama o el demandado no es persona obligada, el fallo ha de ser adverso
a la pretensión de aquél.”(p. 27)

Sin embargo reconoce el juzgador que existen otros criterios reconocidos por el
ordenamiento jurídico para admitir la legitimidad en la causa de sujetos que no son titulares
del derecho o de la relación jurídica sustancial objeto del proceso. Tales supuestos se
conocen como de legitimidad extraordinaria y comprenden la sustitución procesal y la
titularidad parcial del interés en litigio.

Bajo esas figuras tiene lugar la acción oblicua, mediante la cual el acreedor ejerce su
derecho auxiliar de perseguir la satisfacción de su crédito. Acudiendo la posición de Ugo
Rocco, 1973, afirma que en este tipo de acciones se acude a la jurisdicción en ejercicio de:
“un derecho de acción propio, y por tanto, en nombre propio, que tiene por objeto una
relación jurídica ajena.” (p. 28)

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Expresa el juzgador en sede de casación que los terceros a quienes la ley reconoce
legitimación extraordinaria “están autorizados para pretender en nombre propio la
declaración de certeza o la realización coactiva de dichas relaciones jurídicas, conjunta o
paralelamente, o con exclusión y en sustitución, de los verdaderos sujetos de las relaciones
jurídicas sustanciales”, de modo que “puede ocurrir que en ciertas y particulares
relaciones jurídicas, cuando otro sujeto tenga un interés igual, o preeminente, en la
realización de la relación sustancial, incluso frente al verdadero titular de ella, la ley
procesal da el derecho de acción a dicho sujeto, precisamente en consideración a aquel
interés.” (p. 28)

Tal escenario demuestra que la legitimidad de quien actúa mediante acción oblicua se
asienta sobre el interés para la pretensión, o interés para la sentencia de fondo o mérito, o
facultad para gestionar la sentencia de fondo, cuya definición corresponde, de acuerdo con
el maestro Hernando Devis Echandía, a “la utilidad o el perjuicio jurídico, moral o
económico que para el demandante y el demandado puedan representar las peticiones
incoadas en la demanda y la consiguiente decisión que sobre ellas se adopte en la
sentencia.”(p. 26)

Es decir, que el demandante ha de tener “un interés subjetivo o particular, concreto y


actual en las peticiones que formula en la demanda, esto es, en la pretensión incoada, y
que el demandado tenga uno igual en contradecir esa pretensión”, y aunque es diferente de
la legitimatio ad causam, es el complemento de esta.

2. En decisión al expediente número 1999-01041-01 también acepta la existencia de


múltiples criterios para reconoce legitimación en la causa a las partes de un juicio y admite
que hay situaciones en las cuales terceros, sin ser titulares de la relación jurídica litigiosa, ni
representantes de estos, obran en nombre propio, pero haciendo valer derechos ajenos o
soportando obligaciones que no son suyas; a fin de ejemplificar la situación presenta como
hipótesis en las cuales se ejercitan los derechos auxiliares del acreedor, la acción pauliana,
la acción oblicua y/o la acción de prevalencia.

Igualmente indica que el elemento común en los casos precitados es el interés jurídico
específico y concreto del sujeto en el objeto del litigio o de la decisión reclamada, pues
tanto lo tiene el titular del derecho o relación sustancial discutida o de la obligación
correlativa como el que, en procura de obtener un beneficio propio ejerce la defensa de
derechos ajenos.

3. Sin embargo, explica la Corte que las acciones auxiliares, entre ellas la oblicua, a las
cuales pudiera recurrir el acreedor al encontrar que su deudor no actúa diligente para la

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recuperación de su propio patrimonio y en consecuencia la satisfacción del crédito que le
favorece encuentran un límite en el principio de la libertad contractual:

“En pretérita oportunidad y sobre el punto, la Corte se pronunció en términos que hoy
cobran plena vigencia: ‘un acreedor no puede por el mero hecho de serlo pedir la
invalidación de un acto o contrato de su deudor, celebrado con un tercero de buena fe que
ha pactado con el deudor una obligación seria, como tampoco puede, so pretexto de
guarda de sus derechos pretender intervenir en los actos y contratos de su deudor porque
entonces la relación jurídica de acreedor a deudor se convertiría en una total
subordinación del primero al segundo, lo cual es inadmisible’ (Sent. Cas. Civil. 26 de
agosto de 1938).” (p. 30)

3. Sobre el litisconsorcio necesario en el proceso civil colombiano.

Para estructurar la noción jurisprudencial de esta sección se estudiaron las sentencias


SC5635-2018, del 14 de diciembre de 2018; SC1182-2016, del 8 de febrero de 2016 y
SC788-2018, del 22 de marzo de 2018; todas ellas proferidas por la Sala de Casación Civil
de la Corte Suprema de Justicia, cuya completa identificación se presenta a continuación:

Corporación Corte Suprema de Justicia. Corte Suprema de Justicia. Corte Suprema de Justicia.
Sala De Casación Civil. De Casación Civil. De Casación Civil.
Número de la
providencia SC5635-2018. SC1182-2016. SC788-2018.
Radicado 76001 31 10 001 2006 54001-31-03-003-2008- 11001-02-03-000-2012-
00188 01. 00064-01. 02174-00
Fecha 14 de diciembre de 2018. 8 de febrero de 2016. 22 de marzo de 2018.
M.P. Margarita Cabello Blanco. Ariel Salazar Ramírez. Álvaro Fernando García
Restrepo.

1. Considerando la naturaleza del litisconsorcio necesario la Togada, mediante Sentencia


SC5635-2018, refiere que:

“Por sabido se tiene que cuando uno o los dos extremos del debate procesal está
integrado por varios sujetos titulares de una relación de derecho sustancial o un acto
jurídico que por su naturaleza o por disposición legal no fuere posible resolver de mérito y
de manera uniforme sin la presencia de todos, se presenta la figura del litisconsorcio
necesario, sea por activa, ya por pasiva.” (p. 19)

Reiterando la sentencia Rad 5387 del 24 de octubre del 2000 precisa, al referirse a la
naturaleza de la relación de derecho sustancial o el acto jurídico controvertido que:

“La unión de los litigantes obedece a una imposición legal o resulta determinada por
la naturaleza de la relación o situación jurídica controvertida, siendo ellos, todos, titulares
de la misma pretensión, razón por la cual ‘no puede ser válidamente propuesta sino por

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varios sujetos, o frente a varios sujetos, o por varios y frente a varios a la vez’ (Guasp), por
cuanto la decisión además de uniforme, lógicamente aparece como inescindible.” (p, 20)

Igualmente define la Corporación la forma en que opera el litisconsorcio así:

“Estos pueden actuar o no bajo una misma representación, así como adelantar las
actuaciones procesales que estimen más conveniente para la defensa de sus intereses, que
en todo caso, dada la inescindibilidad de la relación sustancial que subyace, beneficiará a
los demás, con la restricción que se impone respecto de aquellos actos que impliquen
disposición sobre los derechos en litigio, los cuales sólo tendrán efecto si son realizados por
todos; y si en el proceso no se hubieren ordenado las citaciones completas, el artículo 83
del Código de Procedimiento Civil, regula su llamado de oficio por el juez, siempre que no
se haya proferido la sentencia de primera instancia.” (p.p. 20 – 21)

Adicionalmente plantea un ejemplo clara de su operación al decir: “en razón de la


titularidad per universitatem que tienen todos los herederos en la masa hereditaria, ellos
forman un consorcio pasivo y necesario para responder de las acciones que tiendan a
sustraer bienes que pertenecen al patrimonio sucesoral.”

2. La Sentencia SC1182-2016, reconociendo que la integración del litisconsorcio necesario


es un presupuesto procesal para dictar sentencia precisa la operación de la institución
cuando agotada la primera instancia aquel no se ha conformado, señala que la Sentencia
Rad. 5224 del 6 de octubre de 1999 constituyó un cambio jurisprudencial en tanto hasta esa
fecha la doctrina de la Corporación consideraba que si el sentenciador ad quem advertía la
falta de integración de un litisconsorcio necesario en alguno de los extremos de la relación
jurídico-procesal, el fallo tendría que ser inhibitorio.

En cita las Sentencias de la Sala de Casación Civil Rad. 5259 del 23 marzo de 2000; Rad.
5740 del 29 marzo de 2001; Rad. 6278 del 22 de abril de 2002 y Rad. 2005-00199-01 del 5
de diciembre de 2011; la Corporación afirmó que las medidas de integración del
litisconsorcio necesario deben tramitarse en primera instancia y que de advertir el fallador
de segunda instancia sobre la deficiente conformación de la parte está obligado a abstenerse
de proveer de fondo, sin embargo explicó que esa hipótesis permite al ad quem adoptar las
medidas procesales, legalmente admisibles, para solucionar la anómala situación, sobre la
entidad de las medidas sostuvo:

“La medida procesal que le corresponde adoptar al fallador de segunda instancia


está dada por la consagración de la causal 9ª del artículo 140 del Código de Procedimiento
Civil, (…) situación que atañe con los litisconsortes necesarios, quienes deben ser citados al
proceso justamente para que se pueda resolver de mérito sobre la cuestión litigiosa;
situación que se da tanto frente a aquellos litisconsortes que mencionados en la demanda y

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en el auto admisorio de la misma no fueron notificados de éste; como frente a quienes
deben ser citados, y no lo han sido, a pesar de que por la ley o por la naturaleza del litigio
deben demandar o ser demandados; todo en aplicación de lo dispuesto en el artículo 83 del
C. de P. C. ”

3. Debido a la naturaleza de las relaciones sustanciales y actos jurídicos que subyacen a la


conformación de los litisconsorcios necesarios el Tribunal mediante Sentencia SC788-2018
aclara interpretación del artículo 142 del C.P.C. y en ese sentido el efecto de la declaratoria
de nulidad del proceso, para uno de los integrantes del litisconsorcio necesario,
puntualizando que pese a la naturaleza del vínculo existente entre los litisconsortes el vicio
a favor de uno no invalida las actuaciones surtidas respecto a los otros, explica, recogiendo
la línea de la Sentencia del 4 de julio de 2012, expediente 2010-00904-004, que en el
contexto del artículo 142 del C.P.C. la expresión beneficiar se entiende como:

“Resaltar que ante la bienandanza de la petición de nulidad de un listisconsorte


necesario, los demás se aprovecharán de sus excepciones, de sus pruebas, de sus recursos y
de sus alegatos, etc; lo cual guarda perfecta concordancia con el artículo 51 ib en el
entendido de que ‘cuando la cuestión litigiosa haya de resolverse de manera uniforme para
todos los litisconsortes, los recursos y en general las actuaciones de cada cual favorecerá a
los demás’.” (p. 23)

Concluye el juez casacionista que en materia de nulidades a favor de uno de los integrantes
del litisconsorcio necesario sucede que:

“Pese a la existencia de litisconsorcio necesario, la invalidación de la actuación frente a


uno, no conlleva automáticamente a abolir toda la actuación frente a todos, siendo lo
preciso entender la salvedad contenida en el artículo 142 citado, como el beneficio
intrínseco que le puede suponer a todo litisconsorte necesario, la suerte que pueda correr la
renovada actuación que se surta frente a quien sí se le nulitó el proceso, y por ende, se le
restablecieron términos para proponer excepciones, pedir pruebas, alegar en conclusión,
etc.” (p. 24)

4. Sobre la capacidad para ser parte en el proceso en entidades que no son persona.

Para definir la noción jurisprudencial de esta sección se estudiaron las sentencias SL3672-
2019, del 28 de agosto de 2019; STL11541-2019, del 20 de agosto de 2019; y SL3292-
2019, del 30 de julio de 2019; todas ellas proferidas por la Sala de Casación Laboral de la
Corte Suprema de Justicia, cuya completa identificación se presenta a continuación:

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Corporación Corte Suprema de Justicia. Corte Suprema de Justicia. Corte Suprema de Justicia.
Sala De Casación Laboral. De Casación Laboral De Casación Laboral.
Número de la
providencia SL3672-2019. STL11541-2019. SL3292-2019.
Radicado
73082. 56904. 72769.
Fecha 28 de agosto de 2019. 20 de agosto de 2019. 30 de julio de 2019.
M.P. Jimena Isabel Godoy
Fajardo. Gerardo Botero Zuluaga. Carlos Arturo Guarín Jurado.

1. Al analizar la capacidad para ser parte en el proceso la Corte en Sentencia SL3672-2019


explicó que:
“Resulta entonces que para los efectos procesales la capacidad para ser parte habilita
para ser demandante o demandado, y la capacidad procesal determina si podrá comparecer
directamente o a través de representante o apoderado.” (p.16)
Sobre ese presupuesto y remitiéndose a la Sentencia CSJ SL rad. 18783 del 2 de diciembre
de 2008, manifestó que:
“El presupuesto procesal de ‘capacidad para ser parte’ se refiere a que al proceso solo
pueden comparecer personas, naturales o jurídicas, con las excepciones que el citado
artículo 44 del C.P.C. señala.” (p. 18)
El juzgador extraordinario concluyó que en el caso concreto, que estudia la capacidad para
ser parte de una entidad sin personería jurídica, verbigracia un consorcio los llamados a
conformar el extremo procesal son los integrantes del ente:
“Quienes deben comparecer al trámite judicial son los integrantes del consorcio, y ‘lo
harán de manera individual, en condición de demandantes o demandados, según
corresponda’.” (p. 20)
Adicionalmente indica que de acuerdo con la ley 80 de 1993, artículo 7, numeral 1; la
responsabilidad de las personas naturales y jurídicas que conforman un consorcio es
solidaria, por tanto su contraparte procesal puede elegir entre accionar contra todos los
integrantes u oponerse solo a uno de ellos, pues los artículos 1568 y 1571 del código civil,
que regulan el alcance de la responsabilidad solidaria, así lo autorizan.
“la responsabilidad entre los miembros que componen el consorcio es solidaria en lo
concerniente a: ‘todas y cada una de las obligaciones derivadas de la propuesta y del
contrato’, por ende, bien podía convocarse al juicio a uno solo de los miembros del
consorcio o a los dos.” (p. 24)
Fijó la Corporación que cuando se actúa contra un consorcio, entidad sin personería jurídica
y que somete a sus integrantes al régimen de la responsabilidad solidaria, la contra parte no
necesita dirigirse contra todos ellos, basta con llamar a juicio a uno.
“No estaba obligado el libelista a convocar a las dos personas naturales al litigio, sino
que bien podía escoger a alguno de ellos, sin que ese fuera motivo para absolver, y mucho
menos para el fallo inhibitorio que profirió el juzgador.” (p. 25)

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2. El mismo criterio sobre la capacidad para ser parte de las entidades sin personería
jurídica expresa la Sentencia STL11541-2019, al resolver una tutela mediante la cual se
pretendía el amparo del debido proceso y en consecuencia la nulidad de la Sentencia del
Tribunal Superior del Magdalena, 18 de febrero de 2019, que declaró nulo todo lo actuado
dentro del proceso 2013-106 por haberse demandado al Concejo Municipal del Retén
Magdalena, entidad sin personería jurídica.

El control de legalidad a cargo del Tribunal del Magdalena señaló que el reconocimiento de
autonomía presupuestal no implica el de personería jurídica del Concejo Municipal del
Retén Magdalena, por lo cual el ente no tiene capacidad para ser parte, es el alcalde,
representante legal del mismo (Art. 315 C.P.) quién debe ser llamado como tal:

“Es cierto existe el artículo 110 del Decreto 11 de 1996, que (sic) cual le ‘confiere
autonomía presupuestal para la ordenación del gasto, no conlleva implícitamente el
reconocimiento de la personería jurídica necesaria para ser parte en un proceso, tampoco
le otorga al concejo municipal capacidad para ser parte procesal, el hecho que éste sea la
entidad que tiene competencia para conocer de las solicitudes de reliquidación de
honorarios por asistencia a las sesiones ordinarias y extraordinarias’.”(p. 6)

“El concejo municipal ‘no depende de la alcaldía municipal ni se superpone a ella’, si


hace parte del municipio, las funciones que ejerce son para el funcionamiento y
cumplimiento de los fines de la entidad denominada municipio, que es el ente territorial que
goza por disposición legal de personería jurídica y en tal sentido es quien tiene capacidad
para ser parte en un proceso.” (p. 12)

Por encontrar el juez constitucional que le asiste razón en derecho al ad quem respaldó la
sentencia de aquel, dejando incólume la hipótesis según la cual las entidades sin personería
jurídica no están habilitadas para ser parte en el proceso.

3. Mediante el artículo 53 del Código General del Proceso se admitió como sujetos
procesales a los patrimonios autónomos, en el derogado artículo 44 del C.P.C. esa
posibilidad no estaba contemplada, sin embargo desde 1994 la jurisprudencia de la Sala de
Casación Civil, bajo la teoría del “patrimonio autónomo”, encontró viable la posibilidad.

En la Sentencia SL3292-2019 la corporación, citando pronunciamiento CSJ SL42392-2013


expreso que:

“como lo enseña la doctrina y lo ha reiterado esta Corporación en distintas


oportunidades, si bien es cierto que por regla general solo pueden ser parte en un proceso
las personas jurídicas y las naturales (art. 44 C de P.C.). (…) también se ha admitido
como sujetos procesales, con capacidad para comparecer en causa judicial como
demandantes o como demandados, a los denominados patrimonios autónomos, los
cuales, de acuerdo con la doctrina, son unos bienes que por ficción jurídica tienen un
representante legal, como por ejemplo entre otros, la herencia yacente, la masa de bienes
del ausente, la masa de bienes del quebrado y el patrimonio de la fiducia, los cuales

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constituyen una nueva especie de sujetos de derechos y obligaciones que, igualmente
pueden ser partes en los pleitos judiciales”. (Resalta la Sala). (p. 23)

“Para corroborar lo anterior resulta pertinente la remisión a jurisprudencia de la Sala


de Casación Civil de esta Corporación, concretamente a la sentencia de 8 de agosto de 1994
rad. 4231, en que sostuvo refiriéndose a la posibilidad de que la sucesión pudiera demandar
o ser demandada, lo siguiente:

“Mediante la teoría del ‘patrimonio autónomo’ ello es posible, pero siempre a través de los
herederos, quienes como gestores, a términos de conocidas enseñanzas de doctrina, asumen
el debate judicial para proteger intereses en razón a ese oficio de administradores de un
patrimonio autónomo para hacerlos valer, sin que en tal caso se pueda decir ‘ni que esté en
juicio en nombre propio (ya que no responde personalmente), ni que esté en juicio en
nombre de otro (ya que no hay tras de él un sujeto de quien sea representante)’...”. (p. 23)

4. En conclusión por regla general solo podrán ser parte en el proceso las personas
naturales o jurídicas y cuando estás conformen un ente sin personería independiente
entonces las discusiones sobre las relaciones sustanciales que en función de esa comunidad
se desarrollen deberán vincular a al extremo procesal a los sujetos que la conforman, en el
caso de los consorcios, o a quien las representa, para el caso del consejo municipal. Podrán
ser sujetos procesales por excepción legal los patrimonios autónomos, en tanto enseña la
doctrina que las relaciones jurídicas trabadas en la ejecución del objeto para el que fueron
dispuestos radican en cabeza del ente y es él quien debe asumir las obligaciones de ellas
derivadas.

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Referencias.

Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral. (30 de julio de 2019)


Sentencia SL3292-2019 [Carlos Arturo Guarín Jurado]

Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral. (28 de agosto de 2019)


Sentencia SL3672-2019 [Jimena Isabel Godoy Fajardo]

Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral. (2o de agosto de 2019)


Sentencia STL11541-2019 [Gerardo Botero Zuluaga]

Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. (14 de diciembre de 2018)


Sentencia SC5635-2018. [Margarita Cabello Blanco]

Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral. (22 de agosto de 2018)


Sentencia SL3694-2018 [Giovanni Francisco Rodríguez Jiménez]

Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral. (4 de abril de 2018)


Sentencia SL956-2018 [Omar de Jesús Restrepo Ochoa]

Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. (22 de marzo de 2018) Sentencia
SC788-2018 [Ariel Salazar Ramírez]

Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral. (6 de marzo de 2018)


Sentencia SL652-2018 [Álvaro Fernando García Restrepo]

Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. (18 de noviembre de 2016)


Sentencia SC16669-2016 [Ariel Salazar Ramírez]

Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. (8 de febrero de 2016) Sentencia


SC1182-2016 [Ariel Salazar Ramírez]

Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. (25 de enero de 2010) Sentencia
SC01041-1999 [Pedro Octavio Munar Cadena]

Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. (26 de agosto de 1938) Sentencia
SC485461 [Liborio Escallón]

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