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Tema: ¡El Espíritu Santo para todos!

Lectura bíblica: Hechos 13:52


“Y los discípulos estaban continuamente llenos de gozo y del Espíritu Santo.”
Introducción:
El Espíritu Santo es nuestro paracleto, o sea, nuestro ayudador. Es el que nos sostiene de
pie. El Padre y el Hijo enviaron al Espíritu para que por él pudiéramos ser perfeccionados
mientras esperamos la glorificación.
Es imposible ser cristianos sin tener el Espíritu Santo. Dice el apóstol Pablo en Rom. 8:9
que “si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él”. Por lo tanto, para ser cristianos y
buenos cristianos necesitamos la obra del Espíritu Santo. Sin embargo, desde hace muchos
años, la llenura del Espíritu Santo tomó una dirección y un color tan “sobrenatural/místico”,
que a la mayoría de nosotros se nos hizo inalcanzable.
Cuando yo comencé a formarme en el evangelio ya se decía que la llenura del Espíritu
Santo era evidente por las manifestaciones sobrenaturales como milagros, sanidades, hablar
en lenguas, etc. El “siervo” que tenía la unción o la llenura del Espíritu Santo era el que
predicaba con autoridad, o aquel que cuando ponía sus manos sobre alguien al orar lo
“tumbaba”.
Esta forma de percibir la llenura del Espíritu Santo la convirtió, para mí, en un imposible.
Hice de todo: me levanté en las madrugadas a orar, ayune por días enteros, hice vigilias,
hice cadenas de oración, me convertí en un cazador de unción (perseguía a quienes
ministraban para me oraran y así recibiera la llenura), escuché testimonios, traté de aplicar
lo que los testimonios decían. Todo esto fue frustrante para mí. Después de tanto insistir (y
soy sincero cuando digo que insistí con verdadero y genuino interés) y no ver los resultados
que quería me frustré. Me convencí de que nunca llegaría a ser uno de esos “grandes
hombres de Dios” y que tendría que conformarme con ser uno más del montón.
Pero Dios que está lleno de misericordia y amor me permitió entender mejor su Palabra y
me ayudó a comprender que su Espíritu es gratuito y que el lo da a todo el que lo pide. Por
eso el Espíritu es para todos. Pero un mal concepto de la llenura suya se convierte en una
barrera impenetrable y sumamente peligrosa. Vamos a tratar de desenmarañar todo esto.
1. Lo primero que demos comprender es que el Espíritu Santo ya mora en todos los
cristianos.
Jn 7: 37-39 37 En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y
exclamó: —¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba! 38 De aquel que cree en mí,
como dice* la Escritura, brotarán ríos de agua viva. 39 Con esto se refería al Espíritu
que habrían de recibir más tarde los que creyeran en él. Hasta ese momento el
Espíritu no había sido dado, porque Jesús no había sido glorificado todavía.
Desde el día de pentecostés la promesa del Espíritu Santo se hizo una realidad. A partir de
allí todos los que iban creyendo en Jesús iban recibiendo al Espíritu. Sin embargo, en algún
punto de la historia, se cambió esta forma de entender la presencia del Espíritu en el
creyente. Se convirtió en un proceso lleno de pasos y clases que abrumaron a la iglesia. yo
me sentí abrumado en muchas ocasiones.
Pero la Palabra del Señor nos enseña que el Espíritu mora en nosotros si de corazón hemos
creído en Jesús (Rom. 8:9 “si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Él”).
2. ¿Por qué la Escritura habla de estar lleno con el Espíritu Santo?
Muchas veces la Escritura usa la expresión “ser llenos de” para señalar la condición de
alguien que está siendo controlado por algo. Por ejemplo, en Lc. 5:26 se habla de un grupo
de personas que se llenaron de temor al ver al Señor sanar a un paralítico; y en Lc. 6:11 se
dice de los fariseos que se llenaron de furor contra Cristo porque sanó en el día de reposo a
un hombre que tenía seca una mano.
Por lo tanto, estar lleno del Espíritu es igual a estar controlado por él. De una forma más
clara, estar lleno del Espíritu Santo es cuando él dirige toda nuestra vida. Y esto es realidad
a medida que avanzamos en nuestro caminar con Cristo.

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