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JUEZ
(Jorge Luis Mazón San Martín)
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posible plantear la incompetencia del juez: el momento de declaratoria de la validez
procesal en la audiencia.
En el momento en el que el juez consulta en audiencia a las partes para que se
pronuncien respecto de la validez procesal (que es parte de la fase de saneamiento del
proceso por la que inician las audiencias en todos los procedimientos establecidos en el
COGEP), el demandado bien podría poner sobre el tapete la discusión respecto de la
incompetencia del juzgador. Y esto porque, en la fase de declaratoria de la validez del
proceso, las partes (e incluso el juez, de oficio), pueden plantear cuestiones que tengan
que ver con vicios de procedimiento, es decir, irregularidades presentadas al tramitar el
juicio que impliquen apartamientos de los procedimientos establecidos en la ley para
tramitar los procesos determinados, u omisión de solemnidades sustanciales; la
competencia del juzgador -hemos dejado dicho- es una de ellas. Las solemnidades
sustanciales, están contempladas en el artículo 107 del COGEP.
Si la incompetencia del juez no se plantea al calificar la demanda (por el mismo
juez) o como excepción previa o en fase de declaratoria de la validez del proceso en la
audiencia respectiva (por el demandado), todavía hay una oportunidad adicional de
hacerlo: como acción en juicio de nulidad de sentencia ejecutoriada, si se cumplen los
presupuestos establecidos en el artículo 112 del código procesal.
Y hay también una oportunidad adicional, que tiene exclusivamente el actor
reconvenido, cuando al contestar la reconvención ha omitido deducir la excepción previa
de incompetencia del juez: reformar sus excepciones. Esta posibilidad está contemplada
en la parte final del tercer inciso del artículo 151 del COGEP, que trata sobre la
contestación de la demanda. No debe olvidarse, desde luego, que las reglas de la
contestación de la demanda, rigen también para la contestación de la reconvención, en los
juicios en los que la ley permite contrademandar, y que esta alegación del actor tendría
efectos solamente sobre la reconvención planteada en su contra, y no sobre la demanda
inicial que originó el proceso.
He tenido un caso muy interesante que ilustra esta última posibilidad. En un juicio
de reivindicación de un inmueble en el que he patrocinado a la parte actora (los herederos
del difunto dueño del inmueble), la demandada fue la última esposa del difunto, quien no
tenía derechos respecto de ese inmueble, pues el bien había sido adquirido por su esposo
antes de casarse con ella. La demanda fue propuesta ante uno de los jueces de lo civil,
que son los competentes para tramitar esta clase de pretensiones. La pretensión de los
actores era que la demandada les restituya la posesión del inmueble, del que se hallaba en
posesión ilegal e ilegítima la última esposa desde la muerte del padre de mis
representadas.
Al contestar la demanda, la demandada alegó que carecía de lo suficiente incluso
para su congrua sustentación, y reconvino a los actores con la porción conyugal, derecho
del cónyuge sobreviviente que está reconocido en el artículo 1196 y siguientes del Código
Civil. A título de porción conyugal, la demandada en su reconvención le estaba
solicitando al juez civil que le sea reconocida la cuarta parte de los bienes que
conformaran el patrimonio del difunto; en concreto, la cuarta parte del inmueble
disputado en el juicio.
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Al contestar la reconvención, no caí en cuenta que el juez civil era incompetente
para tramitar esta reconvención, pues las pretensiones que se sustentan en normas
contenidas en el Libro III del Código Civil, como la porción conyugal, deben ser
tramitadas por los jueces de familia, por mandato del artículo 234.1 del Código Orgánico
de la Función Judicial. Unos pocos días antes de la audiencia preliminar, sin embargo,
usando la facultad que está reconocida para el demandado en el tercer inciso del artículo
151 del COGEP, reformé mis excepciones, agregando a las que había deducido en mi
contestación a la reconvención, la excepción previa de incompetencia del juzgador.
En la audiencia, se abrió de entrada el debate sobre las excepciones previas
deducidas por las partes. Tras este debate, el juez, aceptando la excepción previa que
deduje al reformar mis excepciones, se declaró incompetente para tramitar la
reconvención, y el juicio siguió únicamente para conocer la pretensión de mis
representados: la reivindicación del inmueble propuesta en la demanda inicial.
Si, de todas maneras, un juez incompetente tramita un proceso, sin que las partes
caigan tampoco en cuanta, cabe todavía la posibilidad de que en segunda instancia, el
tribunal de la Corte Provincial respectiva, al abordar la resolución de un posible recurso
de apelación, caiga en cuenta que no es competente para tramitarlo y resolverlo (y por
tanto, que tampoco lo era el juez de primera instancia), en cuyo caso el tribunal tendrá
que declarar la nulidad hasta la calificación de la demanda, y ordenar que se remita el
proceso para sorteo a la Unidad Judicial correspondiente, para que un juez competente
califique nuevamente la demanda y reinicie el trámite liberándolo del vicio de nulidad
que lo aquejaba. Este procedimiento de la Corte Provincial, no está previsto estrictamente
en el COGEP ni en ninguna otra ley de la República, pero como por mandato del artículo
18 del Código Civil los jueces no pueden suspender ni denegar la administración de
justicia por oscuridad o falta de ley; y como el numeral 7a de la misma disposición legal
señala que “A falta de ley se aplicarán las de casos análogos”, la Corte Provincial debería
aplicar el procedimiento establecido en el artículo 13 del COGEP, que regula el
procedimiento a seguir por los jueces de primer nivel en los casos en que acepten la
excepción previa de incompetencia planteada por el demandado, salvo que esta sea en
razón de la materia, esto es, remitir de inmediato el proceso al juzgador competente, o
para sorteo entre ellos, si existen varios en la jurisdicción territorial correspondiente; esto,
en salvaguarda además del derecho constitucional que tenemos todos los ciudadanos a
recibir del Estado tutela efectiva de nuestros derechos.