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Esta sección comienza con una GRAN TRISTEZA (9:1-3) y termina con
una GRAN DOXOLOGÍA a Dios (11:33-36). Una manera sencilla de ver estos
tres capítulos es como sigue:
Para entender esta sección, tratemos de ponernos en los zapatos de los que
vivieron en el primer siglo y tratemos de entender el PROBLEMA JUDÍO.
Ponte en el lugar de un judío del primer siglo. El evangelio que predicaba Pablo
era cierto o era falso. Jesucristo, a quien Pablo predicaba, era el verdadero
Mesías o no lo era. De modo que tenemos dos alternativas: 1) El evangelio que
predicaba Pablo no es cierto y, por lo tanto, Jesucristo no es el verdadero
Mesías y entonces tenemos que seguir esperando la venida del verdadero
Mesías. Si esto es así, la razón por la cual el Reino no ha llegado aún, es
porque el verdadero Mesías aún no ha venido. 2) El evangelio que predicaba
Pablo es verdadero, por lo cual Jesucristo es el verdadero Mesías. Si esto es
así, ¿por qué no hay un reino? ¿Por qué sigue sufriendo en este mundo el
pueblo judío? ¿Por qué no se han cumplido las promesas, en cuanto al reino,
del Antiguo Testamento? ¿Ha desechado Dios a Su pueblo? DIOS NOS HA
DADO LOS CAPÍTULOS 9-11 DE ROMANOS PARA RESPONDER ESTAS
PREGUNTAS.
1. Dios tiene para el judío HOY un maravilloso plan y propósito, pero este
plan y propósito no puede cumplirse hasta que la persona judía crea en
el Señor Jesucristo (ver Romanos 10:9-13; 11:1-5).
Deberíamos notar que en esta presente era de la iglesia (que ha durado como
2000 años) no fue revelada en el Antiguo Testamento. El judío del Antiguo
Testamento miraba hacia el futuro distante y veía la cima de una montaña que
era la venida del Mesías y la gran edad el reino.