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Colección:
INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS DEL DEPORTE
MINISTERIO D N Y CULTURA
1.- Análisis biomecánico de los lanzamientos en atletismo
2.- Adaptación hormonal e inmunológica al entrenamiento Consejo Su, de Deportes
3.- Indicadores para la detección de talentos deportivos
4.- Estructura ocupacional y mercado de trabajo en el deporte
5.- Patrocinio, comunicación y deporte I:
La comercialización del deporte en una sociedad mediática
6.- Patrocinio, comunicación y deporte II:
Publicidad y patrocinio en eventos deportivos
7.- Los deportistas olímpicos españoles: un perfil sociológico
8.- Métodos de estudio de composición corporal en deportistas i
9.- Valores sociales y deporte
10.- Educación Física y práctica docente
11.- El deporte en las universidades españolas
i EFECTOS E IMPLICACIONES
12.- Análisis biomecánico de las técnicas deportivas
13.- Rendimiento deportivo: parámetros electromiográficos (EMG),
cinemáticos y fisiológicos I
O3
DE VARIABLES FISIOLÓGICAS
SOBRE EL ENTRENAMIENTO
3
14.- Nuevas perspectivas didácticas y educativas de la educación física
15.- Experiencias de formación de docentes y entrenadores en el ámbito 3
de la actividad física y el deporte
16.- Investigación epistemológica: el campo disciplinar en Educación
Física I
17.- Control del dopaje. Aspectos analíticos de los esteroides anabolizantes
18.- Ejercicio y estrés. Aspectos celulares y moleculares
i
19.- Tecnología deportiva. Control del rendimiento de los deportistas
y de las instalaciones
20.- Política y violencia en el fútbol
21.- Biomecánica de la fuerza muscular y su valoración. Análisis cinético de la
marcha, natación, gimnasia rítmica, badminton y ejercicios de musculación
I
22.- El apoyo biomecánico al rendimiento deportivo. Lanzamiento atlético,
carreras, relevos, natación, tenis y tiro
23.- Efectos e implicaciones de variables fisiológicas sobre el entrenamiento
1
«i
Consejo
Superior de
Deportes
IJ
MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CULTURA
Consejo Superior de Deportes
EFECTOS E IMPLICACIONES
DE VARIABLES FISIOLÓGICAS
SOBRE EL ENTRENAMIENTO
ÍNDICE
EFECTOS E IMPLICACIONES
DE VARIABLES FISIOLÓGICAS
SOBRE EL ENTRENAMIENTO
Pág.
Activación neural agonista/antagonista y producción de fuerza durante
acciones isométricas y dinámicas. Efectos del envejecimiento y de seis
meses de entrenamiento de fuerza sobre el sistema neuromuscular 7
Izquierdo, M. y cois.
ICd NUM. 23
MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y CULTURA
Consejo Superior de Deportes
ACTIVACIÓN NEURAL AGONISTA/
ANTAGONISTA Y PRODUCCIÓN DE
FUERZA DURANTE ACCIONES
ISOMÉTRICAS Y DINÁMICAS.
EFECTOS DEL ENVEJECIMIENTO
Y DE SEIS MESES DE ENTRENAMIENTO
DE FUERZA SOBRE EL SISTEMA
NEUROMUSCULAR
AGONIST/ANTAGONIST NEURAL ACTIVATION AND FORCÉ PRODUCTION
DURING ISOMETRIC AND DYNAMIC ACTIONS. AGING EFFECT
6-MONTHS STRENGTH TRAINING ON NEUROMUSCULAR SYSTEM
Izquierdo, M.
Hákkinen, K.
Resumen: Se prestaron voluntarios para este estudio, 21 hombres divididos en tres gru-
pos diferentes en función de su edad para examinar el área de la sección transversal (AST)
muscular del cuadríceps, la producción máxima y explosiva de fuerza de los músculos ex-
tensores de los miembros inferiores durante acciones isométricas (curva fuerza-tiempo) y
dinámicas (altura y distancia) en el Squat Jump (SJ) y salto horizontal (SHP), además de
1RM y la velocidad máxima de extensión de rodillas usando el 50% de 1RM de cada suje-
to (medidas con el dinamómetro David 210) y la actividad eléctrica integrada (IEMG) (por
electrodos de superficie) de los músculos vasto lateral, vasto medial y biceps femoral de
ambas piernas durante todas las acciones bilaterales realizadas. Los presentes resultados
muestran como la redución en fuerza máxima con respecto al aumento de la edad se rela-
ciona con una disminución en el AST del músculo. La fuerza explosiva se ve reducida drás-
ticamente y en mayor grado que la fuerza máxima, sugiriendo que los efectos de atrofia en
las personas mayores puede producirse especialmente sobre las fibras musculares rápidas
y/o hay una pérdida relativas de ellas y/o existe una disminución en la habilidad para el re-
cultamiento rápido de unidades motoras. La activación voluntaria de los músculos agonis-
tas y antagonistas parece variar dependiendo del tipo de acción muscular y/o tiempo de du-
ración en ambos grupos estudiados. Por su parte el grado de inhibición de los músculos
antagonistas podrá disminuir con la edad, limitando la producción de fuerza por los múscu-
los agonistas, especialmente en acciones explosivas dinámicas donde se requiere tener una
gran capacidad para la rápida activación nerviosa de los músculos de las extremidades in-
feriores. Los seis meses de entrenamiento progresivo de fuerza máxima combinada con
ejercicios de tipo explosivo inducen incrementos en la fuerza máxima (isométrica/dinámica)
y se acompañan también con aumentos considerables en la fuerza explosiva de los mús-
culos entrenados, no sólo en los sujetos de 40 años, sino también en los de 70. El incre-
mento de la fuerza máxima se explica sólo en parte por el aumento en el AST, ya que la
activación voluntaria de los músculos agonistas aumentó en mayor grado en las personas
de mediana y avanzada edad. El entrenamiento también originó una reducción en la coac-
tivación de los músculos antagonistas en las personas de avanzada edad hasta el mismo
nivel de partida registrado para los de mediana edad. Los presentes resultados también su-
gieren que no sólo en personas de mediana edad, sino también en las de edad avanzada
se pueden obtener incrementos significativos en la capacidad del sistema neuromuscular
para producir fuerza máxima y explosiva. Esto será debido en parte a las adaptaciones de
tipo estructural de los músculos entrenados pero en mayor medida a adaptaciones funcio-
nales específicas en el sistema nervioso.
Abstract: A group of 21 healty men divided into three different age groups volunteered as
subjects for examination of muscle cross-sectional área (CSA), maximal voluntary bilateral
isometric forcé, force-time characteristics, maximal concentric 1RM and power performance
of the leg extensors ¡n a sitting position, squat jump (SJ) and standing long-jump (SLJ) and
electromyographic activity of the vastus lateralis and medialis and biceps femoris muscles
of both legs. The present results suggest that the decline in macimal strength with increas-
ing age seems to be related to the decline in the CSA of the muscle. Explosive forcé seems
to decrease with increasing age even more than maximal strength suggesting that atrophy-
ing effects of aging may be especially great in fast-twicth fibers and/or there is a decline in
the ability for rapid activation of muscles. A low level of maximal strength in older subjects
seemed to be associated with a lower ability of the neuromuscular system to develop forcé
rapidly. The voluntary activation of the agonist and antagonist muscles seems to vary de-
pending on the type of muscle action, and/or velocity and time duration of the action in both
middle-aged and to an even greater extent in older people with and age-related increase in
coactivation of the antagonists especially in dynamic explosive movements. Heavy resis-
tance training combined with explosive exercises can lead to great gains in both maximal
and explosive strength characteristics of the leg extensors muscles not only in middle-aged
but also in elderly subjects accompanied by considerable increases in the voluntary neural
activation of the agonist muscles with significant reductions in the antagonist coactivation in
the elderly. The enlargements ¡n the CSA of the trained muscles in both middle-aged and
elderly subjects may remain during the present type of strength training much smaller than
the role of neural adaptations.
Key Words: Aging, neuromuscular adaptations, strength training, explosive forcé, maximal
strength agonist-antagonist muscles.
1. INTRODUCCIÓN
Durante las últimas décadas la esperanza de vida de las personas se ha ido incrementan-
do en los países industrializados. Esto, junto a la disminución de la tasa de nacimientos,
provoca un progresivo aumento de la población de personas ancianas. Por ejemplo, se cal-
cula que en la Comunidad Económica Europea, en el año 2000 un 40% de la población su-
perará la edad de sesenta años.
En este sentido, la pérdida de fuerza asociada al envejecimiento tiene un papel tan limita-
dor o más de la disminución de la independencia de las personas de avanzada edad que
el debido a la reducción en el VO2max (Astrand y Rodahl 1986; Fleg y lakatta 1988). La fuer-
za máxima y explosiva son necesarias para poder realizar muchas tareas de la vida coti-
diana como subir escaleras, levantarse de una silla o pasear. Por otro lado, la reducción
con la edad de la capacidad del sistema neuromuscular para generar fuerza también favo-
rece el riesgo de caídas y resbalones, típicas de este grupo de población (Bassey y Harries
1987; Whipple et al. 1987; Nevitt et alA 988; Bassey et al. 1992 ).
El deterioro con la edad de la función musculares uno de los principales factores que in-
fluyen en la disminución de la capacidad de vida independiente de las personas. La activi-
dad muscular está afectada por cambios de tipo funcional y estructural. Entre los primeros
estarán las reducciones ya comentadas de la fuerza máxima y explosiva. Entre los se-
gundos se encontraran la atrofia muscular (especialmente en las fibras tipo II) y la reduc-
ción de la activación nerviosa debido a la disminución del número de las unidades moto-
ras (UMs) y el aumento de su tamaño (Stolberg et al. 1982, 1989; Campbell et al. 1973;
Doherty y Brown 1997). Asimismo, habrá que tener en cuenta la influencia del nivel de ac-
tividad física y las alteraciones del balance hormonal sobre el proceso normal del envejeci-
miento muscular (Hakkinen y Pakarinen 1993; Vermulen et al. 1972; Hammond et al. 1974;
Hakkinen y Pakarinen 1993; Málkia 1993; Málkia ef a/.1994).
En este contexto los objetivos de este trabajo de investigación fueron los siguientes: 1)
examinar los efectos del envejecimiento sobre la producción de fuerza, el área de la sec-
ción transversal muscular y la activación neural durante acciones isométricas y dinámicas
en hombres de edades comprendidas entre los 25, 40 y 75 años, y 2) estudiar los efectos
de 6 meses de entrenamiento combinado de fuerza explosiva y máxima sobre el sistema
neuromuscular en hombres de 40 y 70 años.
En términos generales se puede decir que aún falta información en lo referente a los cam-
bios de la fuerza explosiva con la edad. Sin embargo, como se cree que están estrecha-
mente vinculados con el mantenimiento de la vida en independencia funcional en las per-
sonas mayores, ha hecho que su estudio cada vez adquiera más interés.
Acciones isométricas
La fuerza explosiva puede verse drásticamente disminuida con el paso de los años, inclu-
so más que la fuerza máxima (Larsson et al. 1979; Clarkson et al. 1981; Bassey y Harries
1987; Bosco y Komi 1980; Hákkinen y Hákkinen 1991; Hákkinen et al. 1995, 1996, 1997a).
Acciones dinámicas
Con respecto a las acciones de tipo explosivo-dinámico se observa cómo la fuerza explo-
sivo-dinámica se reduce de manera drástica con la edad (Bosco y Komi 1980).
Diferentes autores han comparado la relación existente entre la pérdida de la fuerza ex-
plosiva y la fuerza máxima. Para Larsson (1978) la reducción en la capacidad para des-
arrollar fuerza explosiva durante acciones dinámicas en un grupo de 69 años con respecto
a uno de 60 años fue del 7%, mientras que la disminución para el mismo grupo en la fuer-
za máxima osciló entre el 26-38%. En otro estudio realizado por Hákkinen ef al. (1997a),
cuando se compararon un grupo de 45 con otro de 75 años se observó una reducción ma-
yor en la fuerza explosiva (38-50%) que en la fuerza máxima (30%). Esto podría indicar re-
ducciones en fuerza explosiva mayores durante las primeras etapas del proceso de en-
vejecimiento, en contraposición a la predominante pérdida de fuerza máxima en edades
avanzadas.
Además, mientras que en los jóvenes la fuerza máxima puede no estar relacionada con una
elevada capacidad de producción de fuerza explosiva, en las personas ancianas un nivel
bajo de fuerza máxima se asocia con una disminución en la fuerza explosiva. Esta relación
necesita que se examine con más detalle en próximas investigaciones.
Las acciones musculares humanas están compuestas tanto por acciones de tipo isométri-
co como de tipo dinámico. Sin embargo, las condiciones experimentales diseñadas para es-
tudiar la producción de fuerza están normalmente pensadas para examinar de un modo ais-
lado los diferentes tipos de acciones musculares (Komi 1984; Knuttgen y Kraemer 1987;
Hákkinen 1994).
Tradicionalmente, los investigadores han extrapolado en sus experiencias con sujetos jóve-
nes, los resultados de la fuerza explosiva en tests de tipo isométrico a los de acciones di-
námicas. En las acciones isométricas la PMF es la variable que mejor se relaciona con la
fuerza explosiva. Sin embargo, mientras que para unos autores la PMF está relacionada sig-
nificativamente con movimientos explosivos en acciones dinámicas (Thortensson et al.
1976b; Viitasalo y Komi 1978; Jaric etal. 1989; Viitasalo era/. 1981), otros muestran que no
se relaciona con acciones dinámicas como las carreras de velocidad (Mero et al. 1992; Wil-
son et al. 1995) o el salto (Young y Bilby 1993). La escasa correlación entre tests isométri-
cos y dinámicos mostrada en distintos estudios (Fry et al. 1991; Anderson et al. 1991; Komi
et al. 1989; Viitasalo 1985a, 1985b), lleva a pensar que ambas formas de investigar la fuer-
za explosiva podrían estar estimando cualidades musculares distintas e independientes.
Las escasas correlaciones encontradas entre estos tests podrían ser explicadas por el di-
ferente patrón de movimiento (Hortobagyi et al. 1989; Baker et al. 1994) y activación neu-
ral (Te Haar et al. 1982, 1984; Caldwel etal. 1993; Nakazawa etal. 1993). También se po-
drían explicar por el distinto uso de la energía potencial de tipo elástico de los músculos y
por la aceleración de los segmentos en las acciones de tipo dinámico frente a la ausencia
de éstas en las de tipo isométrico (Wilson et al. 1995).
Los estudios realizados sobre los cambios de la fuerza muscular se han concentrado de
manera aislada en acciones isométricas, concéntricas y excéntricas. Estos muestran cómo
las diferencias entre grupos de sujetos jóvenes y adultos fueron menos marcadas en las ac-
ciones de tipo excéntrico que en las de tipo isométrico o concéntrico (Vandervoort et al.
1990; Poulin et al. 1994). Sin embargo, la influencia de la edad sobre la fuerza máxima en
diferentes tipos de acciones (dinámicas e isométricas) o su relación con la reducción en la
fuerza explosiva, son aspectos que necesitan que se examinen con más profundidad.
Su interés radica tanto en el punto de vista científico, como en el diseño de herramientas sen-
sibles y específicas que sirvan para discriminar sujetos en función de que se trate de grupos
homogéneos o heterogéneos con diferente grado de entrenamiento, nivel físico y edad.
También, para conocer la especificidad de los diferentes tests diseñados para estimar la fuer-
za explosiva en función del tipo de actividad realizada, tipo de acción y la técnica de ejecución.
La diferencia en el AST parece ser más acusada entre las edades de 50 y 70 años que en
grupos de menor edad (Hakkinen y Kákkinen 1991) y muestra una aceleración en el proce-
so de atrofia muscular después de los 50 años (Greig et al. 1993). Lexell etal. (1988) anali-
zaron el músculo vasto lateral en hombres sanos que se encontraban entre las edades de 15
y 80 años, y concluyeron que la reducción en el AST entre los 20 y los 80 años fue del 40%.
La reducción de la masa muscular que ocurre en estas edades se asocia tanto con la dis-
minución del área de las fibras musculares (tipos I y II) como a la desaparición de algunas
fibras. Essen-Gustavsson y Borges (1986) muestran cómo el AST de ambos tipos de fibras
es menor en personas ancianas que en jóvenes. Sin embargo, algunos estudios realizados
en hombres y mujeres que compararon el AST en personas de 50 y 70 años sugieren que
las fibras de tipo II son más vulnerables al proceso de envejecimiento que las de tipo I
(Aniansson et al. 1986; Grimby et al. 1982; Larsson y Karlsson 1978; Larsson et al. 1979;
Lexel et al. 1988). Esto se refuerza en los estudios de autopsia con cadáveres realizados
por Lexell et al. (1983, 1988) en los que se observa cómo al menos en el músculo vasto la-
teral el proceso de atrofia se asocia más con una pérdida del número fibras que con la re-
ducción de su tamaño.
La reducción del número de fibras podría estar causada por un daño Irreparable o por una
pérdida permanente de contacto con las terminaciones nerviosas. La pérdida completa de
UMs descrita en personas ancianas (Brown et al. 1988; Edstróm y Larsson 1987) provoca
un fenómeno de hipertrofia compensatoria (Aniansson et al. 1992; Sato et al. 1984) y
agrupamiento del tipo de fibras (Edstróm y Larsson 1987; Grimby et al. 1982; Lexel et al.
1986). Además, puede haber un incremento de las UMs que permanezcan en funciona-
miento (Campbell et al. 1973; Edstróm y Larsson 1987).
En un estudio realizado por Hákkinen y Hákkinen (1991) con grupos de 30, 50 y 70 años
(n=10) se observó que los cambios en la fuerza isométrica máxima tienen lugar de mane-
ra paralela a la reducción del AST. En ese caso, la reducción en la fuerza máxima encon-
trada en personas ancianas estaría íntimamente relacionada con la reducción de la masa
muscular. Sin embargo, la gran variación interindividual existente en los valores de fuer-
za por AST, invita a pensar también en una reducción de la máxima activación nerviosa de
los músculos y en cambios de las características cualitativas del tejido muscular (Hákkinen
y Hákkinen 1991.).
La fuerza muscular en contracciones voluntarias está modulada por la combinación del nú-
mero de UMs reclutadas y la frecuencia de estimulación a la cual están sometidas (Ku-
kulka y Clamann 1981; Milner-Brown et al. 1975). Así, cuantas más UMs se recluten a una
mayor frecuencia de estimulación mayor será la tensión producida, hasta llegar a un punto
a partir del cual, aunque se siga aumentando la frecuencia, la tensión no aumenta (Gonzá-
lez y Gorostiaga 1995).
Por otro lado, se podría pensar en la proporcionalidad entre la EMG y la fuerza muscular.
Sin embargo, la EMG registrada por electrodos de superficie podría no estar directamente
relacionada con cambios en la frecuencia de estimulación y reclutamiento de UMs. Tam-
bién otros aspectos como el potencial individual de las fibras musculares, la sincronización
de las UMs, el nivel de entrenamiento y la fatiga podrían modificar dicha relación (Moritani
et al. 1985, 1986). A pesar de ello, la EMG de superficie ha sido utilizada con éxito como
registro de la activación muscular en varias condiciones experimentales, demostrándose la
utilidad que tiene cuando se analiza de manera integrada (EMGI) (Hakkinen y Komi 1985;
Hakkinen et al. 1986; Hakkinen et al. 1987a, 1987b; Komi et al. 1978; Moritani y de Vries
1979, 1980). En la parte experimental de este trabajo se ha utilizado electromiografía de
superficie en vez de la de aguja por razones de confort de los sujetos y por conveniencia
experimental.
En el siguiente apartado se tratarán los efectos del envejecimiento sobre la activación ner-
viosa desde dos perspectivas. En primer lugar la influencia que tiene la edad sobre la acti-
vación neural de los músculos agonistas y por otro lado la que ejerce sobre los patrones de
activación antagonista.
Existen claras evidencias sobre los cambios cualitativos y cuantitativos en las UMs relacio-
nados con el proceso de envejecimiento. Estudios morfométricos que utilizan biopsias mus-
culares o en los que se analizan las secciones totales del músculo obtenidas en sujetos an-
cianos postmortem, muestran una reducción en el número de UMs en torno a los 60 años
(Brown et al. 1988; Sica et al. 1974). En algunos casos se llega a una reducción de hasta
un 50% en comparación con las personas jóvenes.
tendal de acción de las UMs, así como un aumento en su tamaño (Stolberg et al. 1982,
1989; Campbell et al. 1973; Doherty y Brown 1997).
Por otro lado, existen estudios que muestran que las diferencias en la produccción de fuer-
za con la edad, no dependen de diferencias en la cantidad de activación neural o de los pa-
trones de reclutamiento muscular, sino de alteraciones en algunos de los procesos que ocu-
rren una vez llegado el impulso nervioso al músculo (Enoka 1992; Thelen et al. 1996).
Así, no queda del todo resuelto hasta qué punto las reducciones en la fuerza máxima y ex-
plosiva en personas ancianas se explican por cambios en la masa muscular (atrofia mus-
cular) o por una posible reducción de la activación máxima de los músculos agonistas (Hák-
kinen et al. 1995; Porter et al. 1995a; Hákkinen etal. 1997b; Esposito et al. 1996; Winegard
eí al. 1996) y/o por cambios en el patrón de activación agonista-antagonista. Tampoco ha
sido explorada la función exacta de la reducción en la máxima pendiente de activación neu-
ral en las características de fuerza explosiva, a pesar de que en la mayoría de las ocasio-
nes sea menor que los cambios periféricos y pueda variar entre los diferentes grupos mus-
culares en relación a la reducción en la práctica de las actividades físicas cotidianas (Enoka
1988; Hákkinen 1994).
En estudios con personas de avanzada edad se observó cómo alcanzaban mayor nivel que
los jóvenes en la coactivación de su musculatura antagonista para mantener el equilibrio
estático en posición de bidepedestación (Woolacot et al. 1989; Manchester et al. 1989). Es-
tos resultados contrastan con los aportados por Thelen et al. (1996) que mostraron cómo
los sujetos jóvenes presentaban un mayor nivel de coactivación de su musculatura anta-
gonista que los mayores cuando realizaban movimientos de flexión plantar en un dinamó-
metro isocinético a 307s. La función diferente que desempeña la musculatura antagonista
en estos dos tipos de acciones podría explicar la disparidad de sus resultados.
La activación del músculo esquelético humano depende de factores como el tipo de contrac-
ción (Komi 1973; Eloranta y Komi 1980, 1981; Nakazawa et al. 1993; Westing et al. 1991),
la naturaleza del movimiento (p.e. dinámico vs. estático) (Larsson 1982; Desmedt y Godaux
1977 1979; Zehr y Sale 1994), el grado de fatiga (de Vries y Adams 1972), el modo en que
se incrementa la fuerza (Viitasalo y Komi 1978) y el ángulo articular (Eloranta y Komi 1980).
En un estudio de Komi y Viitasalo (1976) se observó que durante acciones submáximas iso-
métricas al 20%, 40%, 60% y 80% de la máxima fuerza isométrica hubo una relación line-
al entre la EMGI y la fuerza. Cuando se comparó la EMG superficial de los músculos ex-
tensores de la rodilla con la fuerza producida en acciones máximas isométricas (con un
dinamómetro electromecánico) y concéntricas (con saltos verticales) no se observaron co-
rrelaciones entre la FMI y el valor más alto de la EMGI registrado durante los saltos (Viita-
salo 1984).
Por su parte Hákkinen et al. (1987a) sugirieron que con la utilización de dinamómetros de
resistencia variable (David 200), durante acciones concéntricas, se conseguían las condi-
ciones adecuadas para una elevada activación muscular a lo largo de todo el recorrido
articular. En cambio durante acciones máximas isocinéticas se conseguían menores nive-
les de activación muscular. También en este estudio, la activación durante la realización de
1RM en sentadilla con una barra fue comparable a la obtenida en la 1RM concéntrica en
dinamómetros de resistencia variable. Sin embargo la actividad EMGI en la sentadilla no se
mantuvo constante, reduciéndose drásticamente a lo largo del rango articular.
Las relaciones entre la actividad eléctrica de los músculos esqueléticos y parámetros me-
cánicos han sido profusamente estudiadas durante diversos tipos de acciones. Sin embar-
go, no se conoce hasta qué punto la interacción entre los músculos agonistas y antagonis-
tas es un factor limitante en la producción de fuerza neta con la edad, dependiendo del
tipo de contracción muscular, de la complejidad del movimiento y de las características de
velocidad en la ejecución. El conocimiento de estos aspectos será de gran relevancia en el
proceso de búsqueda de los mecanismos subyacentes al proceso de envejecimiento.
En 1945 Thomas L. Delorme publicó un artículo en el «Journal of Bone and Joint Surgen/»
sobre la mejora de la potencia muscular con el uso de ejercicios con cargas pesadas (De-
lorme 1945). Este fue uno de lo primeros trabajos en donde se expresaron los principios
del entrenamiento de fuerza que hoy en día se siguen utilizando. Asimismo se sustituyó
la idea de «poca resistencia y muchas repeticiones» por entrenamientos más efectivos con
«cargas elevadas y pocas repeticiones» y el «entrenamiento progresivo de fuerza». Desde
entonces se han realizado numerosos trabajos que han estudiado los efectos del entrena-
miento sobre la fuerza muscular. En personas ancianas se ha visto un aumento significati-
vo en su producción después de sólo 2 ó 3 meses de entrenamiento.
Un problema importante es que, debido a la gran variabilidad provocada por las diversas me-
todologías empleadas en el entrenamiento, resulta difícil comparar los resultados obtenidos
en las diferentes experiencias. Esto se debe principalmente a que se utilizan diferentes car-
gas de trabajo en el diseño de cada programa, se eligen distinto número de series, de repe-
ticiones, de frecuencia y de duración del entrenamiento. También influyen en menor medida
los grupos musculares entrenados y el tipo de metodología de medición (Vandervoort 1992).
En las experiencias desarrolladas con personas de avanzada edad se han utilizado princi-
palmente actividades físicas aeróbicas. Sin embargo, con el objetivo de minimizar los efec-
tos que el envejecimiento tiene sobre el sistema neuromuscular, se cree que el entrena-
miento de la fuerza debería ser recomendable como una parte del programa total de acti-
vidad física que se diseñe, de modo que las personas mantengan su capacidad funcional
en buenas condiciones.
Según esta hipótesis, los beneficios del mantenimiento o incluso de la mejora de la fuerza má-
xima y explosiva en las personas mayores, debería servir para corregir problemas en la mar-
cha, prevenir caídas y mejorar la movilidad articular. Esto permitiría que las personas mayo-
res pudieran desarrollar mejor y mantener durante más años su independencia funcional.
En general, los estudios que investigan los efectos del entrenamiento de fuerza dinámica
sobre diferentes tipos de acciones musculares en personas ancianas, muestran aumentos
mayores en la 1RM que en mediciones ¡sométricas o isocinéticas (Brown et al. 1990; Fron-
tera et al. 1988). Estos resultados se atribuyen a la especificidad de las adaptaciones neu-
rales (Sale 1988) o al posible efecto del aprendizaje.
Las investigaciones sobre los efectos del entrenamiento de la fuerza explosiva en personas
ancianas son aún escasas y con resultados contradictorios.
En una experiencia realizada por Rice et al. (1993), durante 24 semanas de entrenamien-
to de la fuerza explosiva se redujo el tiempo hasta el pico de máxima tensión muscular
provocada por estimulación eléctrica y se incrementó la PMF en el test isométrico de ex-
tensión de rodillas. Por su parte, Hákkinen y Hákkinen (1995) después de realizar un pro-
grama de entrenamiento combinado de fuerza máxima y fuerza explosiva observaron tan-
to en personas de mediana como de avanzada edad incrementos significativos en la PMF
a las 8 semanas de entrenamiento. Estos estudios sugieren que es recomendable que las
personas mayores realizen un entrenamiento de la fuerza máxima combinado con ejerci-
cios de naturaleza explosiva, para minimizar los efectos del envejecimiento sobre el siste-
ma neuromuscular. Esto podría formar parte de toda la actividad física programada para
mantener la capacidad funcional de las personas mayores en un buen nivel durante el ma-
yor tiempo posible (Hákkinen y Hákkinen 1991).
De esta manera para inducir incrementos en la producción de fuerza explosiva del sistema
neuromuscular, debería examinarse el efecto del entrenamiento combinado de ejercicios de
tipo explosivo, donde se preste una especial atención a las velocidades de las accio-
nes/movimientos, con ejercicios dirigidos a la mejora de la fuerza máxima. Esto se rela-
cionará con la necesidad de examinar hasta qué punto los incrementos en la fuerza máxi-
ma y explosiva en personas mayores pueden ser explicados por adaptaciones específicas
de tipo funcional o estructural en el sistema neuromuscular.
Diferentes estudios señalan que cuando la intensidad y la duración del entrenamiento son
adecuadas, el músculo esquelético de personas de edad avanzada conserva la capacidad
de hipertrofiarse, (Frontera et al. 1988; Fiatarone et al. 1990; Charette et al. 1991; Roger y
Evans 1993; Román et al. 1993; Treuth et al. 1994; Hákkinen y Hákkinen 1995; Sipila y Suo-
minen 1995), debido a que se ha observado un aumento en el área de las fibras de con-
tracción rápida y lenta.
En los siguientes apartados se mostrarán los resultados de algunas experiencias que han
estudiado las adaptaciones neurales inducidas por el entrenamiento. Se dividirán para su
estudio en: 1) los mecanismos adaptativos dirigidos al aumento de la activación muscular
de los músculos agonistas y 2) los que producen una reducción de la coactivación de los
músculos antagonistas.
Estos estudios sugieren que los incrementos de fuerza inducidos por el entrenamiento se
asocian a un proceso de adaptación en el sistema nervioso, ya sea por un aumento en la
activación de la musculatura agonista o bien por cambios en los patrones de activación de
la musculatura antagonista (Davies et al. 1985; Davies et al. 1988; Hákkinen et al. 1981,
1985, 1987; Jones y Rutherford 1987; Komi 1986).
Se considera que durante las primeras etapas del entrenamiento, el aumento de la activa-
ción nerviosa es uno de los factores determinantes del desarrollo de la fuerza. En cambio,
una vez pasadas las 3-5 primeras semanas los factores hipertróficos prevalecen sobre
los de tipo neural. (Davies et al. 1985, 1988; Hákkinen et al. 1981, 1985, 1987; Houston et
al. 1983; Komi 1986; Narici et al. 1989).
Los aumentos en la fuerza máxima durante las primeras semanas de entrenamiento se de-
ben en gran medida al aumento de la activación en los músculos agonistas entrenados,
siempre y cuando los sujetos no hayan estado sometidos a un entrenamiento previo (Mori-
tani y deVries 1980; Hákkinen y Komi 1983a, 1983b; Komi 1986; Sale 1988; Hákkinen 1994;
Hákkinen y Hákkinen 1995; Hákkinen et al. 1996).
Los trabajos que han estudiado los efectos del entrenamiento sobre los factores neurales
muestran que se producen cambios diferentes en los patrones de activación de las UMs en
función del diseño del programa (p.e. con cargas máximas y velocidades de ejecución len-
tas o con cargas ligeras y velocidades máximas). Por dicho motivo, los cambios en la EMGI
inducidos por el entrenamiento de fuerza son aparentemente contradictorios. Desde estu-
dios donde no se encuentra ningún efecto (Cannon y Cafarelli 1987; Thorstensson et al.
1976b) hasta trabajos que reportan incrementos de un 38% en la EMGI (Komi et al. 1978).
Por ejemplo, en el trabajo desarrollado por Hákkinen et al. (1985) se examinó la influencia
del entrenamiento de tipo explosivo sobre el tiempo de producción y relajación de fuerza
isométrica y la actividad eléctrica de los músculos extensores de los miembros inferiores.
Los sujetos estuvieron realizando saltos explosivos con cargas ligeras y sin carga adicional
durante 24 semanas.
Moritani et al. (1987) investigaron las adaptaciones producidas por un programa de entre-
namiento de fuerza explosiva consistente en realizar a la máxima velocidad, con cargas del
30% de la 1RM, 30 repeticiones al día, 3 días por semana durante 2 semanas. Los resul-
tados mostraron que los cambios inducidos por el entrenamiento eran debidos sobre todo
a adaptaciones de tipo neural. En este estudio se vio un gran incremento en la activación
muscular acompañado de un aumento en la sincronización de la activación de las UMs
tras del entrenamiento.
Por su parte, en otro estudio realizado por Hákkinen y Hákkinen (1995), durante 12 sema-
nas de entrenamiento, también se obtuvieron incrementos significativos en la máxima EMGI
entre las 4 a 8 primeras semanas con sujetos de mediana y avanzada edad.
Se ha podido comprobar que los mecanismos de adaptación neural inducidos por el entre-
namiento de fuerza en sujetos jóvenes, sin entrenamiento previo, tienen lugar además de
por el aumento de la activación de los músculos agonistas, por una disminución de la co-
activación de los músculos antagonistas (Sale 1986; Carolan y Cafarelli 1992; Garfinkel y
Cafarelli 1992).
Sin embargo, de la misma manera que este mecanismo de adaptación neural ha sido poco
examinado en personas jóvenes (Carolan y Cafarelli 1992), en personas ancianas se des-
conoce hasta qué punto la mejora de fuerza con el entrenamiento se debe a un aumento
en la activación de los músculos agonistas o a cambios en los patrones de activación ago-
nista/antagonista.
4. OBJETIVOS
Una vez revisada la literatura y extraídas las carencias de conocimientos que justifican la
realización de esta tesis se propone, como objetivo general, conocer los efectos que tienen
la edad y el entrenamiento, sobre la producción de fuerza y el sistema neuromuscular en el
hombre. También se plantean los siguientes objetivos específicos:
5. MATERIAL Y MÉTODOS
A partir de los objetivos planteados en el apartado anterior se realizó el diseño de este tra-
bajo. Para ello, se desarrollaron por orden cronológico dos estudios. En la Figura 1 (ver pág.
siguiente) puede verse un esquema del diseño de los dos estudios realizados.
La duración del periodo de entrenamiento del segundo estudio fue de 7 meses. Los suje-
tos fueron medidos en 5 ocasiones usando protocolos idénticos. El primer mes (entre las
medidas del mes -1 y 0) fue utilizado como periodo control, durante el cual los sujetos no
realizaron entrenamiento de fuerza y continuaron con la práctica de sus actividades físicas
normales (p.e. andar, correr y esquí de fondo).
Todas las acciones musculares analizadas en este trabajo, a excepción de la realizada iso-
métrica y unilateralmente por los flexores de la rodilla, implican la extensión bilateral de los
músculos de los miembros inferiores. Este tipo de acciones fueron elegidas por su similitud
con movimientos realizados en la vida cotidiana; como por ejemplo cuando se levanta un
peso, se suben escaleras o se levanta de un sillón.
En los dos estudios participaron como voluntarios un total de 21 sujetos divididos en dos
subgrupos en función de su edad: diez de 40 años (H40) (39-45 años) y once de 70 años
(H70) (69-78 años). Cada sujeto fue informado verbalmente y por escrito de los objetivos y
metodología del trabajo, prestando un especial énfasis sobre los posibles riesgos y males-
tar que pudiera ocasionar el estudio. Posteriormente se pidió el consentimiento firmado pre-
vio a participar en el experimento.
Antes del inicio de las mediciones y del programa de entrenamiento se realizó un recono-
cimiento médico y una valoración del nivel de actividad física practicada por los sujetos. To-
dos ellos disfrutaban de una buena salud, sin riesgos cardiovasculares y articulares para la
práctica de ejercicio físico. Ninguno estuvo sometido a cualquier tipo de medicación que pu-
Estudio I
H 40 H 70
F F
A < > A
C C
Estudio II
F F F F F
EMG EMG EMG EMG EMG
H40 A A A A A
C C C C
AST AST
F F F F F
EMG EMG EMG EMG EMG
H70 A A A A A
C C C C
AST AST
diera afectar la práctica de actividad física. Todos los participantes realizaban habitualmente
actividad física de tipo recreativo. Para mantenerse en forma practicaban diversas activi-
dades como andar, correr, pasear en bicicleta o esquí de fondo. Ninguno de ellos tuvo ex-
periencias previas en el entrenamiento de fuerza o en competiciones deportivas de cual-
quier clase. La actividad física diaria fue controlada periódicamente mediante un
cuestionario individual.
Los sujetos fueron familiarizados unos pocos días antes a la realización de los tests con los
procedimientos de medición de la producción de fuerza voluntaria durante varias acciones
Se analizó en las acciones isométricas de los músculos extensores de los miembros infe-
riores diferentes variables de la curva fuerza-tiempo como la FMI, la PMF y la F500.
Los subgrupos H40 y H70 fueron medidos en un dinamómetro electromecánico desarrolla-
do en el Departamento de Biología de la Actividad Física de la Universidad de Jyváskylá
(Finlandia) similar al descrito en la literatura por Komi (1973). En la acción de fuerza iso-
métrica los sujetos estaban en posición sentada de forma que los ángulos de las rodillas y
caderas formaban 107° y 110°, respectivamente.
Durante las sesiones de evaluación se les pidió a los sujetos que después de oír una señal
externa, realizaran durante un periodo de 2-4 s, la máxima fuerza posible contra la plata-
forma, tan rápido como les fuera posible. Estas instrucciones fueron repetidas cuidadosa-
mente cada vez que se realizaban las sesiones de medida. Cada sujeto hizo un mínimo de
tres intentos máximos y se seleccionó el intento en el que se obtuvo el mayor valor en el
pico de fuerza para posteriores análisis estadísticos.
La fuerza explosiva dinámica de los músculos extensores de los miembros inferiores fue
medida sobre una plataforma de fuerzas (IBV Dinascan 600M) mediante la realización de
un salto vertical máximo sin contramovimiento (SJ) desde una posición de flexión de rodi-
llas de 90° (Komi y Bosco 1978) y el salto horizontal a pies juntos (SHP).
Para asegurarse que el SJ fuera ejecutado principalmente por los músculos extensores de
los miembros inferiores, minimizando posibles desplazamientos laterales y anteroposterio-
res, se pidió a los sujetos que mantuvieran sus manos sobre las caderas durante todo el
movimiento. También se dieron instrucciones para que los sujetos aterrizaran en una posi-
ción similar a la adoptada en el instante del despegue. Los intentos en los que aparecía pre-
viamente a la contracción concéntrica una fase de contramovimiento superior al 5% de la
fuerza máxima fueron eliminados.
El SHP fue realizado siguiendo el protocolo descrito en la Batería Eurofit (Council of Euro-
pe 1983), pudiéndose realizar movimientos de los brazos antes del salto pero sin permitir
movimientos preparatorios de los pies. Este salto fue realizado sobre una superficie prote-
gida con colchonetas para evitar posibles riesgos de lesión.
En cada salto se registraron tres intentos máximos en cada sujeto, utilizando el de mayor al-
tura y distancia para posteriores cálculos. En el caso de que fuera necesario (en raras oca-
siones) se realizaron uno o dos saltos más hasta que el sujeto no pudo mejorar su resultado.
La 1RM se utilizó para estimar la fuerza máxima concéntrica de los músculos extensores
de los miembros inferiores. Para medir la 1RM bilateral se utilizó un dinamómetro de resis-
tencia variable David 210 (David fitness and Medical Ltd).
El sujeto se colocoba en una posición sentada de tal forma que el ángulo de las caderas
fuera de 110° de flexión y el de las rodillas de 70° de flexión. Al oír una señal externa rea-
lizaba una extensión concéntrica de los miembros inferiores hasta conseguir la completa
extensión (180°) contra una resistencia determinada por las cargas escogidas en el control
de pesos del dinamómetro.
Para medir la carga con la que el sujeto podía ejecutar 1 RM, se realizaron diferentes intentos
hasta alcanzar su máximo. Después de cada repetición, la carga fue incrementada hasta que
al sujeto le fuera imposible extender sus piernas hasta la posición requerida. La 1 RM se de-
terminó como la última extensión aceptable con el mayor peso posible.
La reproductibilidad test-retest y día a día fueron altas (r=0.94; p<0.001 y r=0.83; p<0.001,
respectivamente). El CV de las medidas repetidas fue menor al 3.5%.
jeto. Para medir el 50% de 1RM se utilizó de igual manera que con la 1RM un dinamóme-
tro David 210. En este caso se pidió a los sujetos que moviesen la carga tan rápido como
les fuera posible. Se realizaron dos repeticiones y se escogió aquella ejecutada con una
mayor velocidad angular de rodilla.
En todos los protocolos el tiempo de descanso entre las repeticiones fue de 90s. También
en todos ellos se dio a los sujetos reforzamiento verbal externo.
Se utilizó un dinamómetro David 200 modificado para la medición de fuerza isométrica má-
xima de los músculos flexores de la rodilla (Hákkinen et al. 1987).
La EMG fue registrada durante todas las acciones bilaterales de los músculos agonistas,
vasto lateral (VL) y vasto medial (VM). También se registró la del músculo antagonista bi-
ceps femoral (BF) del miembro inferior derecho e izquierdo por separado. Se utilizó EMG
bipolar de superficie, con 20 mm de distancia entre electrodos, (Beckman miniature-sized
electrodes 650437, Illinois, USA).
Los electrodos fueron colocados longitudinalmente sobre las áreas de los puntos motores
localizados por medio de un estimulador eléctrico (DISA). Se preparó la superficie cutánea
mediante afeitado de la zona, eliminando pequeñas partículas con papel de lija y por últi-
mo frotando con alcohol. Se marcaron las posiciones de los electrodos sobre la piel utili-
zando pequeños puntos tatuados de tinta (Hákkinen y Komi 1983). Estos puntos asegura-
ban la colocación de los electrodos en la misma posición durante los 7 meses de duración
del estudio.
Las señales de EMG fueron recogidas telemétricamente (Glonner, Biomes 2000, München,
Germany). Después la señal fue amplificada (por un factor de multiplicación de 200), filtrada
(a una frecuencia de filtrado de 360 Hz 3dB"') y digitizada a una frecuencia de muestreo de
1000 Hz por un sistema informatizado. La EMG fue totalmente rectificada, integrada (EMGI)
Los sujetos realizaron acciones isométricas máximas de flexión de rodilla en la pierna iz-
quierda y la derecha separadamente con el propósito de registrar la máxima EMGI de los
músculos BF cuando éstos actuaban como agonistas. Se registraron un mínimo de dos in-
tentos en ambos miembros del tren inferior y se escogió para posteriores análisis el mayor
valor de la EMGI. Los valores de la EMGI del músculo antagonista en las diferentes accio-
nes examinadas fueron expresados como porcentajes respecto a la EMGI obtenida en la
máxima activación isométrica de flexión de rodillas.
La reproductibilidad de la EMGI, igual que en estudios previos, demostró ser alta durante
las acciones isométricas (r=0.98;p<0.001)(Viitasalo et al. 1980) y durante las acciones de
salto (r=0.94-0.97;p<0.001) (Bosco 1982). La reproductibilidad día a día para la EMGI tam-
bién fue buena (r=0.73-0.86; p<0.01) (Viitasalo y Komi 1975).
El AST del grupo muscular cuadríceps femoral (CF) (recto femoral, vasto lateral, vasto me-
dial y vasto intermedial) fue medida utilizando un escaner por ultrasonidos (Aloka FANSO-
NIC, SSD-190) y un acondicionador de señal a 5Mhz. El AST fue medida en el tercio me-
dio inferior del muslo. El AST del CF fue medido en la fotografía obtenida, a través de un
sistema informatizado (Ruyshi et al. 1988).
men total de entrenamiento fue progresivamente incrementado hasta el quinto mes, a par-
tir del cual se vio ligeramente reducido hasta terminar el periodo de entrenamiento.
Cada sesión de entrenamiento incluyó tres ejercicios dirigidos a los músculos extensores
de los miembros inferiores (press bilateral de piernas, extensión bilateral de rodillas y ex-
tensiones unilaterales de rodillas) realizados sobre la máquina David 200. También se rea-
lizaron cuatro ejercicios para los principales grupos musculares del cuerpo. Así, se inclu-
yeron el press de banco o sentado para los miembros superiores, ejercicios para los flexores
y extensores del tronco y el curl de bíceps para los brazos o para las piernas.
Durante los dos primeros meses los sujetos entrenaron 2 veces a la semana con cargas del
50%-70% de 1 RM. Se realizaron de 10 a 15 repeticiones por serie, haciendo 3-4 series cada
ejercicio. Durante el tercer y cuarto mes los sujetos todavía entrenaban dos veces por se-
manas. En el tercer mes se alternaron las cargas, combinando unas del 50 al 60% con car-
gas entre el 60 y el 70% del máximo. Durante el cuarto mes se combinaron cargas entre el
50-60% y el 70%-80%. Con respecto a las repeticiones, en los dos ejercicios de piernas se
realizaron 8-12/5-6 repeticiones por serie repitiéndolas 3-5 series. En los otros cuatro ejer-
cicios los sujetos realizaron 10-12 repeticiones por serie por 3-5 series.
Durante los dos últimos meses de entrenamiento (meses 5-6) los sujetos realizaron dos
ejercicios de los músculos extensores de la piernas con 3-6/8-12 repeticiones haciéndolo
4-6 series con una carga de 50%-60% y 70%-80% del máximo. En los otros cuatro ejerci-
cios los sujetos realizaron 8-12 repeticiones, repitiéndolas 3-4 series. La recuperación en-
tre los series fue de 2-3 minutos y entre cada ejercicio de 5 minutos.
El análisis estadístico de los resultados se realizó mediante los paquetes estadísticos Spss+
Versión 6.2. y Microsoft Excel 5.0 para Windows, en un ordenador PC compatible. Se utili-
zaron métodos descriptivos convencionales en el cálculo de la media, desviación estándar
(D.E.), error estándar (E.E.) y el coeficiente de correlación de Pearson. La reproductibili-
dad de las variables fue evaluada con el coeficiente de correlación, el E.E y el cálculo del
C.V. en las medidas del test-retest y día a día. La significación estadística entre los subgru-
pos se determinó mediante el t-test de probabilidad ajustada para muestras independientes
y el análisis de varianza (ANOVA). La influencia del entrenamiento sobre las variables den-
tro de los subgrupos se calculó mediante mediante análisis multivariante de la varianza (MA-
NOVA) para medidas repetidas. El efecto de entrenamiento fue evaluado utilizando contras-
tes simples. La significación estadística dentro de los subgrupos entre el mes -1 y el mes 0
del periodo de control y entre el mes 0 y el mes 6 del periodo de entrenamiento se determi-
6. RESULTADOS
A continuación se presentan los resultados del estudio sobre el efecto de la edad y el entre-
namiento sobre el sistema neuromuscular en personas de mediana y avanzada edad.
La fuerza isométrica máxima de los extensores de los miembros inferiores fue mayor
(p<0.01) en H40 (2387 ± 353 N) que en H70 (1793 ±614 N). El valor de 1RM en la fuerza
máxima concéntrica fue también diferente entre los dos subgrupos, siendo en H40 mayor
(p<0.01) que en H70.
El AST muscular en H40 (53.6 ± 4.7 cm2) fue mayor (p<0.001) que el registrado en H70
(43.7 ± 6.3 cm2) (Fig 2A) (ver pág. siguiente).
Los valores del AST muscular del CF se correlacionaron (p<0.05) con los correspondientes va-
lores de 1RM en H40 (r=0.56) y en H70 (r=0.76). En la Figura 2B (ver pág siguiente) se mues-
tran estos valores individuales en el grupo combinado de H40+H70 (r=0.80; p<0.001). Los va-
lores del AST del CF también se correlacionaron de una manera similar con los valores de la
fuerza isométrica máxima de extensión de los miembros inferiores en el grupo combinado de
H40+H70 (r=0.75; p<0.001). Los valores de la razón 1RM/AST del CF en H40 y H70 fueron de
3.19 ± 0.41 kgcm 2 y 3.02 ± 0.46 kg-cm'2, respectivamente. Los valores de la razón FMI/AST
del CF en H40 y H70 fueron de 44.60 ± 5.91 Ncrrr2 y 40.55 ± 10.46 N-cnr2, respectivamente.
60 -,
D H40
50 •• • H70
40 ••
3 0 ••
1RM BILATERAL
225 -i (Kg)
200 -
• H40
175 • H70
150 H
•125
100 -
75 •
35 40 45 50 55 60 65
ÁREA SECCIÓN TRANSVERSAL MUSCULAR (cm z )
Figura 2. Valor medio (±E.E.) del área de la sección transversal del grupo muscular cuadríceps
femoral del miembro inferior derecho (A) y relación del área de la sección transversal del gru-
po muscular cuadríceps femoral derecho con 1 repetición máxima concéntrica bilateral (1RM)
(B) en hombres de 40 años (H40) y de 70 añor (H70) (*"p<0.001).
Las curvas fuerza-tiempo isométricas fueron también diferentes en los dos subgrupos. Tan-
to la PMF como la fuerza producida en los primeros 500 ms fueron significativamente ma-
yores en H40 que en H70 (p<0.05-0.01).
Los coeficientes de correlación entre las variables de fuerza isométrica y dinámica se mues-
tran en cada subgrupo separadamente y de manera combinada (H40+H70) en la Tabla 2
(ver pag. siguiente). En el subgrupo de más edad la fuerza máxima se correlacionó (p<0.05-
0.01) con los valores de fuerza explosiva en acciones de tipo dinámico (1RM con SHJ;
r=0.73, y 1RM con SJ; r=0.78 y FMI con SJ; r=0.54). También en H70 la fuerza máxima se
correlacionó (p<0.05-0.001) con la fuerza explosiva durante acciones de tipo isométrico (FMI
con PMF; r=0.67, 1RM con PMF; r=0.59, FMI con F500; r=0.80 y 1RM con F500; r= 0.97).
En la Figura 3 se presentan las actividades EMGI del músculo vasto lateral y vasto medial
en el SJ, el SHP, la acción isométrica bilateral máxima, 1RM concéntrica, la fuerza explo-
siva isométrica en los primeros 500 ms y la contracción concéntrica explosiva con el 50 %
de la carga de 1RM.
En H40 los valores de la EMGI no fueron significativamente diferentes entre sí en las cinco
primeras variables, mientras que la actividad EMGI en la acción de fuerza explosiva con-
H40 años
FMI 0.39 0.19 0.71*
1RM 0.17 -0.17 0.71* -
PMF 0.33 0.51 0.58* 0.39
F (500 ms) 0.36 0.54 0.76** 0.53
H70 años
FMI 0.54* 0.46 - 0'.61*
1RM 0.78** 0.73** 0.61* -
PMF 0.55* 0.44 0.67* 0.59*
F (500 ms) 0.56* 0.44 0.80** 0.67*
H40+H70
FMI 0.65*** 0.61*** - -
1RM 0.73*** 0.67** 0.74*** -
PMF 0.58** 0.58** 0.67*** 0.57***
F (500 ms) 0.66*** 0.65*** 0.78*** 0.67***
céntrica con el 50% de 1RM fue significativamente menor (p<0.05-0.01) que la registrada
durante las otras acciones, tanto en el vasto lateral del miembro inferior derecho como en
el del izquierdo (Fig. 3). Los correspondientes valores de la EMGI en H40 durante la acción
explosiva concéntrica con el 50% de 1RM fueron también menores (p<0.01-0.001), en los
músculos vasto medial de ambos miembros inferiores.
En H70 la EMGI del músculo vasto lateral durante la acción explosiva con el 50% de 1RM
fue también menor que la registrada durante las otras acciones, tanto en el miembro infe-
rior derecho como en el izquierdo (p<0.05-0.01). Asimismo, la EMGI en el SHP, en la FMI,
en 1RM concéntrica y en la acción explosiva isométrica fueron también menores (p<0.05-
0.01) que la registrada en el SJ en el miembro inferior derecho e izquierdo. Los resultados
de la EMGI del vasto medial de ambos miembros inferiores en H70 fueron similares a los
registrados en el vasto lateral (Fig. 3) (p<0.05-0.01).
Las EMGIs del biceps femoral durante las acciones agonistas estuvieron entre un 20% y un
40% de la EMGI máxima del biceps femoral registrada durante una flexión isométrica má-
T
T
T
JL
„ X r T
xima de rodilla (Fig. 4) (ver pag. siguiente). Los valores de la EMGI antagonista durante
1RM bilateral y la acción de fuerza explosiva concéntrica con el 50% de 1RM fueron signi-
ficativamente mayores (p<0.05-0.01) que en la activación antagonista durante las acciones
isométricas tanto en H40 como en H70 (Fig 4) (ver pag. siguiente).
Los resultados de los efectos del entrenamiento sobre el sistema neuromuscular se presen-
tan en cuatro apartados. Los relativos a las características antropométricas, al AST, a la fuer-
za máxima y explosiva y a la actividad electromiográfica durante diferentes tipos de acciones.
¿0 •
20 •
H70
100
DPierna derecha
• Fiema izquierda
30 -
60 •
T
40
J-JL
2D -
60 T
50 -
4 0 -•
30 ••
H40 H70
Figura 5. Valor medio (±E.E.) del área de la sección transversal de cuádriceps femoral
en los sujetos de 40 años (H40) y en los de 70 (H70) antes y después del periodo de 6 meses
de entrenamiento (*p<0.05).
Los resultados de la fuerza máxima se han agrupado en tres apartados: los de la FMI bila-
teral, la 1RM y la fuerza isométrica unilateral máxima de flexión de rodillas.
- Extensión bilateral isométrica: La fuerza máxima bilateral isométrica permaneció sin cam-
bios durante el periodo de 1 mes de control (desde -1 hasta 0) en los dos subgrupos (Fig.
6) (ver pag. siguiente). Durante los 6 meses del periodo de entrenamiento se observaron
en H40 incrementos significativos en la FMI de un 36±4%; desde 2296+92 N hasta
3120±133 N (p<0.001). Por otro lado en H70 se observaron incrementos significativos de
un 36±3%; desde 1799±155 hasta 2568±239 N (p<0.001).
FUERZA MÁXIMA
BILATERAL ISOMETRICA
3500 j (N)
H40
3000 •
2500 - H70
2000 -
1500 -
6 (Meses)
Periodo Entrenamiento de fuerza
Control
1 RM BILATERAL
220 -, (Kg)
._£ H40
200 -
180 -
l- H70
160 -
140 -
120 -
6 (Meses)
Periodo Entrenamiento de fuerza
Control
Figura 6. Valor medio (±E.E.) de la fuerza máxima isométrica bilateral (A) y de 1 repetición
máxima bilateral concéntrica (B) de los músculos extensores de los miembros inferiores
en los sujetos de 40 años (H40) y de 70 años (H70) durante un mes de periodo de control
(mes -1 a 0) y durante los 6 meses del periodo de entrenamiento (mes 0 a 6).
Los resultados de la fuerza explosiva se han agrupado en dos apartados. Los relativos al
SJ y los de la curva fuerza-tiempo isométrica.
ALTURA en SJ
0,3 -r (m)
0,25 • '—-5 H 40
0,2 ••
0,15 • H70
0,1 ••
6 (Meses)
Periodo Entrenamiento de fuerza
Control
150 ••
130 ••
110 ••
H70
90 ••
70 ••
50
30 ••
í-
-1 O 6 (Meses)
Periodo Entrenamiento de fuerza
Control
Figura 7. Valor medio (±E.E.) de la máxima altura vertical en el salto sin contramovimiento (SJ)
(A) y de la máxima pendiente de desarrollo de fuerza en la acción rápida de producción de
fuerza isométrica bilateral de extensión de los miembros inferiores en los sujetos de 40 años
(H40) y de 70 años (H70) durante un mes de periodo de control (mes -1 a 0) y durante los 6
meses del periodo de entrenamiento (mes 0 a 6).
Los resultados de la EMGI durante acciones máximas se han agrupado en dos apartados.
Los relativos a la FMI bilateral y los de la fuerza isométrica unilateral máxima de flexión de
rodillas.
Los resultados de la EMGI durante acciones explosivas se han agrupado en dos apartados.
Los relacionados con el SJ y con la curva fuerza-tiempo isométrica.
400 -
350 - • I -
300 - H70
250 -
200 - 1:-
150 -
-1 s (Meses)
475 -
425 -
I H40
375 -
H70
325 -
275 -
225 -
1-
-1 0 6 (Meses)
Periodo Entrenamiento de fuerza
Control
Figura 8. Valor medio (±E.E.) de la actividad electromiográfica máxima integrada (EMGI; media
de los músculos vasto lateral y vasto medial) del miembro inferior derecho (A) e izquierdo (B)
en la acción de fuerza isométrica máxima bilateral de extensión de los miembros inferiores en
los sujetos de 40 años (H40) y de 70 años (H70) durante un mes de periodo de control (mes -1
a 0) y durante los 6 meses del periodo de entrenamiento de fuerza (mes 0 a 6).
3 0 ••
H40
2 5 -•
2 0 ••
1 5 -•
10 ••
-1 0 6 (Meses)
- Salto vertical sin contramovimiento: Los valores medios de EMGIs en los músculos VL y
VM de los miembros inferiores derecho e izquierdo en el SJ permanecieron sin cambios
significativos durante el periodo control. Durante los 6 meses de entrenamiento los valo-
res de las EMGIs se incrementaron significativamente en H40 (p<0.05) y en H70 (p<0.05).
La actividad antagonista del BF tuvo una tendencia a disminuir (n.s.) en H40 y H70.
- Curva fuerza-tiempo isométrica: Ninguno de los subgrupos mostró diferencias significa-
tivas durante el periodo control en las máximas EMGIs de los músculos VL y VM en los
primeros 500 ms. Durante los 6 meses de entrenamiento se observaron incrementos en
las EMGIs de los músculos VL y VM de la pierna derecha e izquierda en H40 (p<0.05) y
en H70(p<0.05-0.001).
La actividad antagonista de músculo BF durante los primeros 500 ms (F500 ms) permane-
ció sin cambios durante el periodo de control en ambos subgrupos. Durante los 6 meses
de entrenamiento no se observaron en H40 y H70 cambios estadísticamente significativos.
7. DISCUSIÓN
La fuerza máxima en personas sanas alcanza su máximo desarrollo entre las edades de
20-30 años. Después decrece ligeramente o se mantiene invariable durante aproximada-
mente 30 años. En la sexta década comienza una etapa caracterizada por una gran dismi-
nución en su producción (Larsson 1978; Heikkinen et al. 1984; Young et al. 1984; Rice et
al. 1989; Frontera et al. 1991; Hákkinen yHákkinen 1991; Narici et al. 1991; Hákkinen y Pa-
karinen 1993; Malkia 1993; Hákkinen et al. 1995, 1996, 1997a, 1997b).
Los resultados obtenidos en el presente trabajo, aunque se deben considerar con precau-
ción debido al limitado número de sujetos, concuerdan con observaciones previas que
muestran una reducción de la fuerza máxima y explosiva en personas de avanzada edad
(Larsson et al. 1979; Bosco y Komi 1980; Clarkson et al. 1981; Bassey y Harries 1987; Hák-
kinen yHákkinen 1991; Hákkinen et al. 1995, 1996). Se observó que la fuerza isométrica
bilateral máxima producida por los músculos extensores de los miembros inferiores en H70
fue un 25-30% inferior que en H40. Asimismo, la diferencia en 1RM bilateral concéntrica fue
aproximadamente de la misma magnitud que la observada en la FMI en los dos grupos de
edad.
En la Figura 2A se observa que el valor del AST del grupo muscular CF en H70 fue clara-
mente inferior que en H40. Los valores individuales del AST del CF se correlacionaron sig-
nificativamente con los valores individuales de la máxima fuerza bilateral, especialmente
con relación a 1 RM en el grupo total de sujetos (Fig. 2B). Esto sugiere la ¡dea de que la dis-
minución en masa muscular con la edad está acompañada por una reducción en la fuerza
máxima.
Los coeficientes de correlación entre el AST y 1 RM fueron menores en H40 que en H70.
Por otro lado, cuando los valores individuales de fuerza máxima fueron relacionados con
los valores individuales del AST, la fuerza producida por AST en H70 fue inferior (n.s) a la
registrada en H40. La disminución en la fuerza máxima podría ser explicada en parte, ade-
más de por la reducción de la masa muscular, por la disminución de la activación nervio-
sa máxima voluntaria y de las características cualitativas del tejido muscular (Ryushi et al.
1988; Hákkinen yHákkinen 1991; Hákkinen et al. 1996).
Sin embargo, la razón entre el AST y la fuerza máxima, especialmente en los hombres de
avanzada edad, podría estar en parte invalidada por el aumentado tejido conectivo, espe-
cialmente el de tipo graso. También, se debe prestar una especial atención en la interpre-
tación de estos resultados, ya que la fuerza registrada en la extensión de las extremidades
inferiores no representa exactamente la contribución real de los músculos extensores de la
rodilla, sino también la función de otros grupos musculares que también se implican. Por úl-
timo, la medida del AST muscular fue realizada sólo en el muslo derecho, mientras que la
fuerza producida por los músculos extensores de los miembros inferiores fue medida en
condiciones bilaterales.
Las diferencias en las variables de fuerza explosiva isométrica y dinámica entre H70 y H40
tuvieron un rango entre el 38% y el 50%, mientras que la producción máxima de la fuerza
en H70 fue tan sólo un 30% menor a la de H40.
Los resultados del presente trabajo también sugieren que tener una gran capacidad para
producir fuerza máxima en el grupo de jóvenes no necesariamente se relaciona con una
elevada capacidad de producir fuerza explosiva. Esto sucederá tanto en acciones isométri-
cas como en las dinámicas. Por otro lado en personas ancianas poseer un nivel bajo en
fuerza máxima podrá estar asociado con una capacidad reducida de los músculos para des-
arrollar fuerza explosiva.
En las tabla 2 (ver pag. 36) se muestra cómo en el grupo de H40 las correlaciones entre las
variables de fuerza máxima y las de fuerza explosiva fueron menores a las del grupo de
H70 y del grupo combinado de H40+H70. Será difícil de determinar hasta qué punto se ex-
plica por una reducción total en la activación neural voluntaria o por una atrofia muscu-
lar selectiva. De igual manera también se desconoce la influencia que pudiera tener el test
utilizado en este tipo de relación.
En este sentido, la óptima realización del SJ por los sujetos ancianos se asocia no sólo con
el nivel de la capacidad de producción de fuerza explosiva, sino también con el desarrollo
de una considerable cantidad de fuerza máxima por los músculos extensores de las pier-
nas para levantar el cuerpo desde la posición inicial de 90° de flexión de rodillas para se-
guidamente realizar la acción explosiva de salto (Hákkinen 1994).
Los resultados sugieren cómo a pesar del bien conocido principio de la especificidad en la
medición, «cualquier» tipo de test en personas de edad avanzada (isométrico o dinámico)
puede ser lo suficientemente sensible para discriminar características de fuerza máxima y
explosiva entre sujetos «buenos» y «malos». No obstante, los tests más apropiados en este
grupo de la población serán aquéllos que impliquen un menor riesgo de lesión y ausencia
de movimientos complejos en su ejecución (Shock y Norris 1970).
Los presentes resultados están de acuerdo con experiencias anteriores que sugieren que
la producción de la fuerza explosiva, independientemente del tipo de acción muscular, se
reduce drásticamente con la edad, incluso más que la fuerza máxima. También, se obser-
varon altas correlaciones entre las características de fuerza explosiva en acciones dinámi-
cas e isométricas en el grupo de sujetos ancianos, que demostraron una gran variación in-
terindividual. Sin embargo, en un grupo más homogéneo de sujetos jóvenes no se
encontraron correlaciones significativas entre los dos tipos de acciones explosivas. En los
Los datos de EMG presentados en la Figura 3 muestran que la magnitud de activación neu-
ral de los músculos agonistas en los sujetos de mediana edad fue aproximadamente la mis-
ma en todas las acciones isométricas y dinámicas, con la excepción de la acción explosiva
con el 50% de 1RM, en la que se registraron valores inferiores en la EMGI en comparación
con el resto de acciones. Los sujetos de más edad también mostraron las EMGIs inferiores
con el 50% de 1 RM (Figuras 29A, 29B, 30A y 30B).
Resulta difícil de interpretar hasta qué punto los resultados encontrados en ambos grupos
de edad pueden ser explicados por la propia carga submaxima o por la posición innatural
de sentado, utilizada en la medición de la fuerza explosiva de extensión bilateral de los
miembros inferiores. Esto también puede ser debido en parte a las condiciones cambiantes
de la fuerza en diferentes ángulos, que hacen que esta disminuya a lo largo de la exten-
sión.
A diferencia del grupo de mediana edad, los sujetos de 70 años mostraron el segundo más
bajo nivel de activación muscular en la acción isométrica rápida. Como anteriormente se ha
sugerido, la capacidad para el reclutamiento rápido de unidades motoras puede verse re-
ducida, al menos durante la acción isométrica de los músculos extensores de los miembros
inferiores (Hákkinen et al. 1995).
Los resultados de las figura 3 muestran también que en el SHP el grupo de avanzada edad
obtuvo valores inferiores en la EMGI, a diferencia de los sujetos de mediana edad. Estos
resultados sugieren que la cantidad de habilidad y coordinación requerida para realizar el
ciclo acortamiento-estiramiento en el SHP puede también estar influenciada por el pro-
ceso de envejecimiento o por los antecedentes de práctica de actividad física de las per-
sonas de mediana y avanzada edad.
Todos los sujetos, incluidos los de más edad, pudieron lograr una elevada cantidad de ac-
tividad EMG en el SJ. Estos resultados concuerdan con observaciones previas con adultos
jóvenes (Viitasalo 1984) y con atletas (Hákkinen et al. 1986) que muestran la elevada con-
tribución de las unidades motoras en la producción de fuerza para elevar el cuerpo desde
la posición de semi-sentado hasta la mayor altura posible. Así, parece que es posible lograr
una mayor activación muscular durante la realización del SJ que durante otras acciones ex-
plosivas/dinámicas máximas o isométricas independientemente de la edad o del entrena-
miento. Debido a que no se registró la razón EMGI/fuerza, no se pudo determinar hasta qué
punto las acciones estudiadas diferían en cuanto a la eficiencia de la acción muscular.
Los resultados obtenidos de la actividad EMG mostraron que la activación de los múscu-
los antagonistas (flexores) durante la extensión de los miembros inferiores estuvo en los
dos grupos entre el 20% y 40% de la máxima actividad muscular, calculada en relación a
la activación de los flexores cuando actúan como agonistas durante una acción máxima iso-
métrica voluntaria (Fig 4).
Sin embargo, durante las acciones dinámicas estudiadas (1RM y 50% de 1RM) la EMGI de
los antagonistas fue significativamente mayor que durante las acciones isométricas. Asi-
mismo, cuando se realizó la acción con el 50 % de 1 RM en el grupo de avanzada edad, la
actividad muscular de los antagonistas fue mayor que la registrada en los sujetos de me-
diana edad.
Estos resultados sugieren que el grado de coactivación de los antagonistas puede incre-
mentarse con el envejecimiento, limitando el potencial de producción de fuerza total de los
músculos antagonistas, especialmente en movimientos de tipo explosivo-dinámico que re-
quieren una gran capacidad para la rápida activación neural de los músculos.
En resumen, los datos obtenidos indican que en el envejecimiento del hombre la reducción
en la producción de fuerza máxima parece estar relacionada con la disminución en el AST
muscular. Por su parte, la disminución de la fuerza explosiva, incluso de manera más acu-
sada que la fuerza máxima, indica que el efecto de atrofia muscular puede ser mayor so-
bre las fibras musculares de contracción rápida o que la pendiente de activación neural
rápida de los músculos puede también estar influenciada por la edad.
Las mejoras iniciales de fuerza máxima, observadas durante las primeras semanas de en-
trenamiento en personas jóvenes sin antecedentes en el entrenamiento de fuerza, son atri-
buidas en gran parte al incremento de la activación de las UMs de los músculos entrena-
dos, mientras que su desarrollo en fases posteriores del entrenamiento depende del
aumento gradual de la masa muscular (Moritani yDeVries 1979; Cureton et al. 1988; Hák-
kinen et al. 1989; Komi 1986; Sale 1988; Hákkinen 1989).
del AST (Frontera et al. 1988). También necesita que se examine en un futuro hasta qué
punto el grado de hipertrofia con el entrenamiento puede estar limitado en personas de me-
diana y avanzada edad por factores hormonales, como los niveles séricos de hormonas
anabólicas y los factores del crecimiento (Kraemer eí al. 1990; Hákkinen y Pakarinen
1993,1994; Treuth et al. 1994).
Los incrementos en el AST de los músculos entrenados obtenidos en este trabajo, después
de los 6 meses de entrenamiento de fuerza, fueron menores que los incrementos registra-
dos en la fuerza máxima, especialmente en H70. Los incrementos significativos observa-
dos en la razón fuerza máxima/AST junto con el incremento en la capacidad del sistema
neuromuscular para desarrollar fuerza rápidamente durante las acciones isométricas y di-
námicas, indica que la contribución del sistema nervioso en el desarrollo de la fuerza fue
mayor que la debida a la hipertrofia muscular.
Está demostrado que un programa clásico de entrenamiento de fuerza con cargas eleva-
das en sujetos jóvenes origina incrementos en la fuerza máxima, pero induce cambios me-
nores en la parte inicial de la curva fuerza-tiempo isométrica (Komi 1986; Hákkinen 1989).
Este principio de especificidad del entrenamiento es también válido durante el entrena-
miento de la fuerza máxima en personas ancianas (Frontera et al. 1988).
El entrenamiento de fuerza explosiva con ejercicios con cargas ligeras, pero con mayo-
res velocidades de acción, induce normalmente en sujetos jóvenes incrementos en la
parte inicial de las curvas fuerza-tiempo y fuerza-velocidad (Komi 1986; Hákkinen 1994).
El programa de entrenamiento utilizado en esta investigación combinó el trabajo de la
fuerza máxima con ejercicios realizados explosivamente. En la Figura 7 se demuestra
que además de los grandes incrementos obtenidos en la fuerza máxima, el tipo de entre-
namiento utilizado también originó incrementos considerables en la producción de fuerza
explosiva en acciones isométricas y dinámicas tanto en los sujetos de 40 como en los
de 70 años.
Sin embargo, es posible que con el propósito de inducir incrementos en la fuerza explosi-
va, las personas mayores sean más sensibles a la duración, volumen y tipo de entrena-
miento específico que los jóvenes (Fig. 7) (Hákkinen y Hákkinen 1995; Newton et al. 1996).
Se observó que un incremento de la fuerza máxima (isométrica y dinámica) y de la fuerza
explosiva isométrica se acompañaba de menores incrementos de la fuerza explosiva diná-
mica. La no familiarización con este tipo de actividad durante el entrenamiento puede ser
la causa de la escasa relación encontrada con los incrementos observados en el resto de
las acciones analizadas.
Como se ha dicho anteriormente, el aumento en el AST de los músculos tras seis meses
de entrenamiento fue menor que los incrementos registrados en la fuerza máxima. Esto
sugiere que la contribución del sistema nervioso en el desarrollo de la fuerza durante el
presente periodo de entrenamiento debe ser más importante que la relativa a la hipertrofia
muscular.
Los datos de la EMGI presentados en la Figura 8 muestran que los incrementos en las má-
ximas EMGIs tuvieron lugar no sólo en las fases iniciales del periodo de entrenamiento sino
durante el total de los 6 meses. Esto probablemente fue debido a que las cargas del entre-
namiento fueron progresivamente incrementadas a lo largo de todo el periodo y a que los
sujetos fueron cuidadosamente instruidos para activar sus músculos, también durante las
acciones explosivas, tan rápido como fuera posible.
Debido a que los aumentos en el AST fueron pequeños en magnitud, se puede pensar que
las adaptaciones inducidas por el entrenamiento en el control neural voluntario, inhibitorio
y sobre los reflejos facilitatorios, desempeñan un importante papel en el desarrollo de la
fuerza explosiva durante el presente periodo de entrenamiento en todos los sujetos.
Dado que la fuerza máxima y la capacidad de los músculos extensores de los miembros in-
feriores para producir fuerza rápidamente son características importantes que contribuyen
en tareas de la vida cotidiana como subir escaleras, pasear o incluso en la prevención de
caídas y resbalones (Whipple et al. 1987; Nevit et al. 1989; Bassey et al. 1992), el entrena-
miento de la fuerza máxima, con ejercicios de tipo explosivo deberá ser recomendado, como
una parte del programa de entrenamiento físico, en personas de mediana y avanzada edad.
Por otro lado, mientras que no se observaron cambios significativos en la coactivación an-
tagonista durante la producción de fuerza explosiva en las contracciones isométricas, los
dos subgrupos mostraron una tendencia a disminuir la actividad del BF en el SJ. La mag-
nitud y el tiempo necesario para inducir cambios en la coactivación antagonista posible-
mente estén relacionados con el tipo de acción muscular utilizada en las mediciones y los
tipos de ejercicios realizados durante el entrenamiento. Asimismo, la edad, junto con la ex-
periencia y familiarización de los sujetos con el entrenamiento de fuerza, también determi-
narán el grado de coactivación antagonista.
En resumen, los seis meses de entrenamiento progresivo de fuerza máxima combinada con
ejercicios de tipo explosivo inducen incrementos en la fuerza máxima (isométrica/dinámica)
y se acompañan también con aumentos considerables en la fuerza explosiva de los mús-
culos entrenados, no sólo en los sujetos de 40 años, sino también en los de 70.
Los presentes resultados también sugieren que no sólo en personas de mediana edad, sino
también en las de edad avanzada se pueden obtener incrementos significativos en la ca-
pacidad del sistema neuromuscular para producir fuerza máxima y explosiva. Esto será de-
bido en parte a las adaptaciones de tipo estructural de los músculos entrenados pero en
mayor medida a adaptaciones funcionales específicas en el sistema nervioso.
El entrenamiento de la fuerza cada vez tiene una mayor utilidad cuando se utiliza con fines
de rehabilitación, y preventivos para minimizar cambios ligados a la edad en atrofia mus-
cular y reducción de la capacidad funcional. Sin embargo, con el fin de optimizar su efec-
tos se necesitan conocer con mayor profundidad las adaptaciones específicas debidas a
programas combinados de entrenamiento de fuerza. Asimismo quedan por definir en futu-
ros trabajos la influencia de las modificaciones en el volumen, intensidad y duración de cada
período de entrenamiento sobre las variables estudiadas.
Por último, se podía sugerir que, con el propósito de minimizar la reducción asociada a la
edad en actividades neuromusculares, un adecuado entrenamiento de fuerza en personas
mayores podría incluir no sólo ejercicios de fuerza máxima con cargas relativamente altas,
sino también varios ejercicios de naturaleza explosiva.
8. CONCLUSIONES
AGRADECIMIENTOS
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González, B.
Hernando, R.
Manso, R.
Resumen: Las proteínas de choque térmico o de estrés (HSPs) constituyen un grupo am-
plio de proteínas con características bioquímicas y funcionales próximas, cuya síntesis se
induce en situaciones en que la supervivencia celular se ve comprometida a consecuencia
de agresiones de índole muy diversa. Las fibras del músculo esquelético de animales se-
dentarios experimentan una respuesta celular de estrés (caracterizada por la síntesis in-
crementada de HSPs) tras la realización de ejercicio agudo de suficiente intensidad y/o du-
ración. Como a las HSPs se les atribuyen funciones esenciales para la protección de las
células de las agresiones del entorno, preparándolas para superar nuevas situaciones de
estrés, el presente trabajo se ha dirigido a caracterizar si el entrenamiento modula las ve-
locidades de síntesis y los niveles de expresión de las proteínas de estrés de la familia de
70 kDa (HSP70s) en el músculo esquelético, utilizando para ello la rata Wistar como mo-
delo experimental. La participación en un programa incremental de entrenamiento en tapiz
rodante (PIETR) de 3 meses de duración redujo la ganancia de peso corporal en todos los
periodos mensuales en que se dividió el programa, e indujo adaptaciones metabólicas en
el músculo esquelético que se pusieron de manifiesto por un incremento en la abundancia
de subunidad P de la F1-ATPasa mitocondrial en el músculo soleo. En este músculo, for-
mado esencialmente por fibras de contracción lenta, el entrenamiento también indujo un in-
cremento en los niveles de expresión de las proteínas de estrés HSP72, GRP75 y GRP78.
En el músculo EDL, formado en casi su totalidad por fibras de contracción rápida, el entre-
Abstract: Heat shock or stress proteins (HSPs) constitute a wide group of proteins with si-
milar biochemical and functional characteristics, the synthesis of which is induced in situa-
tions in which cellular survival is compromised as a result of different natural aggressions.
Skeletal muscle fibres of sedentary animáis experience a cellular stress response after per-
forming acute exercise of sufficient intensity and/or duration, which is characterised by an
increased synthesis of HSPs. As the HSPs are thought to possess essential functions for
protecting the cells from environmental aggression, preparing them to overeóme new stress-
ful situations, the present study was aimed at discovering if training modulates the speed of
synthesis and the expression levéis of stress proteins from the 70 kDa family (HSP70s) in
skeletal muscle, using the Wistar rat as the experimental model. Participation in an incre-
mental treadmill programme (PIETR) of three months duration, reduced body weight gain in
all the monthly periods into which the programme was divided, and induced metabolic adap-
tations in the skeletal muscle which were shown by an increase in the abundance of subu-
nit p of mitochondrial F1-ATPase ¡n the soleus muscle. In this muscle, made up essentially
of slow twitch muscles, training also induced an increase in the expression levéis of stress
proteins HSP72, GRP75 and GRP78. In the EDL muscle, formed almost totally by fast twitch
muscles, training did not significantly increase levéis of mitochondrial (3-F1-ATPase ñor tho-
se of Ca2+ATPase of the sarcoplasmic reticulum. However, increases were observed in the
expression levéis of HSP70s proportionally greater than those observed in the soleus mus-
cle. In fine slices of the soleus muscle of animáis which were sacrificed three days after the
end of the last training session (to avoid the manifestation of the immediate effeets of acu-
te exercise), the HSP72 and GRP75 stress proteins were synthesised at a relatively lower
speed (as referred to the constitutively expressed protein HSP73), than that observed in se-
dentary rats, while the relative synthesis speed of GRP78 increased. The trained animáis,
once rested, also induced a cellular stress response in the soleus muscle when they were
subjected to an acute bout of exercise, even when the intensity and duration was lower than
that of the training sessions which they had been performing. All these data suggest that the
¡ncrease in the levéis of stress proteins of the 70kDa family with chronic exercise depend on
the continued performance of physical activity. Furthermore, the inverse correlation which
exists between the synthesis levéis and speeds of HSP70 during rest periods suggests the
existence of a negative feedback mechanism aimed at re-establishing the basal levéis of
stress proteins which are characteristics of non stressed fibres.
Key Words: Heat shock or stress proteins, cellular stress response, exercise, skeletal mus-
ele, Wistar rats.
INTRODUCCIÓN
En los mamíferos las proteínas de respuesta celular al estrés que más se inducen son los
componentes de la familia de proteínas de estrés de 70 kDa, un grupo de proteínas rela-
cionadas en el que se incluyen HSP72, HSP73, GRP75 y GRP78. Todas ellas tienen la ca-
pacidad común de interaccionar con ATP pero tienen diferente localización subcelular.
HSP72 y HSP73 se localizan en el citosol y en el núcleo. La HSP73 se expresa de forma
constitutiva (sin requerir exposición a situaciones de estrés) a niveles relativamente altos
mientras que la HSP72 suele inducirse mucho en situaciones de estrés. La GRP78 se en-
cuentra en la luz del retículo endoplásmico en donde se expresa a niveles básales que se
incrementan por situaciones que producen estrés en este compartimento. La GRP75, com-
ponente mitocondrial de la familia de proteínas de estrés de 70 kDaltons participa en la
translocación de precursores de proteínas mitocondriales, interaccionando con la proteína
HSP60 (una chaperonina) y otras HSPs para facilitar el plegamiento y la oligomerización de
complejos proteicos. Las HSP70s y HSP90 participan en la translocación del receptor de
glucocorticoides desde el citosol al núcleo, lo que constituye un punto de convergencia en-
tre la respuesta endocrina al estrés y la actividad de estas proteínas. La HSP90 se une tam-
bién a otras proteínas implicadas en rutas de transduccion de señales tales como proteínas
quinasas y receptores de hormonas esteroídicas, formando complejos que controlan la ac-
tividad funcional de estas proteínas.
Gran parte de la información sobre las proteínas de estrés procede de estudios en células
en cultivo sometidas a choque hipertérmico. Sin embargo, la hipertermia no es más que una
de las posibles agresiones que puede sufrir una célula y que inducen en ésta una respuesta
celular de estrés. En la actualidad se han caracterizado una gran diversidad de situaciones
que distorsionan la homeostasia celular, muchas de ellas relacionadas con situaciones de
estés ambiental. Además de los cambios en la temperatura a que se ha hecho mención an-
teriormente, estas situaciones se relacionan con alteraciones del pH extracelular, inhibición
del metabolismo energético (deficiencia de ATP), estrés oxidativo, deficiencia de glucosa,
inhibición en la síntesis de glucoproteínas e incrementos en la concentración iónica, entre
otros tipos de estrés celular. Se mencionan específicamente estos factores porque coinci-
den con situaciones a las que puede verse sometida la célula muscular durante la realiza-
ción de ejercicio. La acidificación, resultante de la actividad glucolítica intensa, la hipoxia, la
deficiencia de glucosa, la elevación de niveles de iones, particularmente el calcio, el estrés
mecánico y el oxidativo, constituyen factores de perturbación del equilibrio celular que pue-
den inducirse como consecuencia del ejercicio.
MATERIALES Y MÉTODOS
tándar para rata (A-0,4 PanLab) y agua "ad libitum". Los animales se ejercitaron en un ta-
piz rodante (Li 8706 Letica Scientific Instruments). Antes de comenzar los experimentos los
animales se sometieron a un periodo de entrenamiento previo de 5 días, 10-20 min/día para
permitir que se familiarizaran con el tapiz rodante.
músculo) se llevó a cabo por comparaciones entre grupos mediante un ANOVA monofac-
torial usando el paquete estadístico SPSS 8.0. Cuando se obtuvo un valor F indicativo de
la existencia de diferencias entre grupos, las comparaciones por pares se realizaron usan-
do el test Tukey cuando la estadística de Levene indicó que existía homogeneidad en las
varianzas, y el test T3 de Dunett cuando no se confirmó estadísticamente la homogeneidad
de varianzas mediante la estadística de Levene. Las comparaciones entre los niveles de
expresión de las proteínas en los músculos soleo y EDL de animales sedentarios (niveles
básales) se realizaron usando el test de la t de Sudent. La confirmación estadística de los
efectos del entrenamiento y del ejercicio agudo sobre las velocidades de síntesis de las
HSP70s se realizó usando el test ANOVA bifactorial mediante el mismo paquete estadísti-
co a que se ha hecho referencia anteriormente. Las diferencias se consideraron estadísti-
camente significativas cuando p<0,05.
RESULTADOS
llegaron a ser estadísticamente diferentes de los de los animales sedentarios hasta el final
del programa (véase Figura 2 en el Anexo de figuras). En el músculo EDL, los niveles de
HSP72 comenzaron a mostrar la tendencia a subir a partir del segundo mes de entrena-
miento, cuando ya se habían iniciado las sesiones de entrenamiento con pendiente. Sin em-
bargo, como en el músculo soleo, solamente se observaron incrementos estadísticamente
significativos en relación con los animales sedentarios al final del entrenamiento, cuando
los niveles de HSP72 eran aproximadamente el 700% (p<0.01) los de los animales seden-
tarios.
Con pequeñas variaciones el patrón de cambios observados para la HSP72 también pue-
den observarse en las otras proteínas de estrés inducibles de la familia de las HSP70s. En
el músculo soleo, los niveles en los animales entrenados de la HSP70 mitocondrial (GRP75)
solamente se distinguieron de forma estadísticamente significativa de los sedentarios al
final del entrenamiento (véase Figura 3 en el Anexo de figuras). Los niveles de GRP78 en
este mjsmo músculo crecieron por encima del 200% (p<0.01) sobre los niveles del grupo
sedentario tras el primer mes de entrenamiento, retornaron en el segundo mes a valores
próximos a los de los sedentarios y alcanzaron aproximadamente el 250% (p<0.01) sobre
aquellos al final del programa (véase Figura 4 en el Anexo de figuras). Aunque menos mar-
cado que lo que ocurre para GRP78, los niveles de (3-F1-ATPasa, GRP75 y HSP72 en el
músculo soleo, también mostraron la tendencia a oscilar durante el periodo de tiempo que
duró el entrenamiento.
En el músculo EDL, los valores promedio de niveles de las proteínas de estrés GRP75 y
GRP78, como ocurría con HSP72, también presentaron una tendencia a incrementarse des-
pués del segundo mes de entrenamiento. Sin embargo, diferencias estadísticamente signi-
ficativas de las de los animales sedentarios solo se alcanzaron al final del entrenamiento
(véase Figuras 3 y 4 en Anexo de figuras).
el tiempo de participación en el PIETR, llegando a ser tres veces la de los animales se-
dentarios al final del entrenamiento. Esta observación puede aplicarse también al compor-
tamiento de la proteína GRP75, para la que esta relación también aumentó unas 2,5 veces
al final del periodo de entrenamiento en relación con los animales sedentarios. Sin embar-
go, esta relación se redujo hasta aproximadamente el 60% del promedio de los valores de
los animales sedentarios al final del programa de entrenamiento para la GRP78.
DISCUSIÓN
Las funciones biológicas que se asignan actualmente a diferentes proteínas de estrés, re-
lacionadas con el mantenimiento de la homeostasia celular durante situaciones de estrés y
después del mismo, sirven de fundamento a la hipótesis de que el músculo esquelético de
animales ejercitados forma crónica podría modular los niveles de expresión de HSPs para
acomodarse a la necesidad incrementada de estas proteínas en periodos de actividad con-
tráctil intensa. Existen evidencias experimentales de que el acondicionamiento previo de cé-
lulas en cultivo, o en el animal in vivo, mediante exposición a hipertermia moderada, incre-
menta la resistencia de las células al choque térmico o a otras situaciones de estrés que de
otro modo podrían comprometer seriamente la supervivencia celular. La evidencia de que
las proteínas de estrés tienen un papel central en la tolerancia a la hipertermia y a otras si-
tuaciones de estrés procede de experimentos en los que se observaron niveles incremen-
tados de HSPs en la células tolerantes y de la existencia de una capacidad citoprotectora
incrementada frente a daños inducidos por situaciones de estrés en células en las que se
sobreexpresan estas proteínas.
Para el desarrollo de esta investigación se ha escogido la rata Wistar como modelo expe-
rimental debido a su accesibilidad, amplio uso en la investigación bioquímica y fisiológica y
acomodación al aprendizaje y a la carrera en tapiz rodante, así como disponibilidad de ta-
pices rodantes adaptados a estos animales. Hemos considerado conveniente utilizar un pro-
grama incremental de entrenamiento de 3 meses de duración, basándonos en la experien-
cia previa del laboratorio que indicaba que: 1) la progresión utilizada en el mismo era ge-
neralmente bien tolerada por la mayoría de los animales, que completaban el programa de
entrenamiento sin excesivas dificultades, 2) el desarrollo del programa de entrenamiento
completo se asociaba a una reducción de la ganancia de peso corporal en relación con la
observada en ratas sedentarias, y a adaptaciones metabólicas del músculo esquelético que
pueden ponerse de manifiesto por un incremento de marcadores mitocondriales en el mús-
culo soleo, y 3) por su carácter progresivo, permite analizar de forma secuencial si la res-
puesta celular de estrés de las fibras del músculo esquelético tras un golpe agudo de ejer-
cicio de intensidad intermedia a la del ejercicio realizado a lo largo del programa de
entrenamiento, era dependiente o no del nivel de entrenamiento previo.
Se utilizaron los músculos soleo y EDL por tratarse de músculos relativamente homogéneos
formados casi exclusivamente por fibras lentas (soleo) o rápidas (EDL) y con una distribución
uniforme de las unidades motoras, por lo que se deduce de la distribución de fibras en los
cortes transversales de músculo. Además, estos músculos representan dos situaciones extre-
mas en el contenido basal de la proteína de estrés inducible HSP72, que es mucho más abun-
dante en el músculo soleo que en el EDL. Los músculos soleo y EDL también se han utiliza-
do con frecuencia para representar dos situaciones extremas en la composición de fibras y
en las propiedades contráctiles. Tanto el músculo soleo como el EDL deberían participar en
la locomoción durante la aplicación de un programa incremental de entrenamiento. Sin em-
bargo, como predice el principio de reclutamiento ordenado de unidades motoras en función
del tamaño, cabe esperar que la proporción de fibras activas en diferentes niveles del PIETR
aumente con la intensidad del ejercicio en el EDL y sufra solo cambios menores en el soleo.
Los resultados obtenidos en esta investigación indican que las fibras de músculo esquelé-
tico de ratas entrenadas expresan niveles incrementados de proteínas de estrés de la fa-
milia de 70 kDa. Este efecto se observa de forma más evidente para la proteína altamente
inducible HSP72 en el músculo EDL. De acuerdo con la idea que se desprende de este re-
sultado, que la adptación al ejercicio está asociada con una expresión incrementada de pro-
teínas de estrés, un trabajo publicado recientemente sobre los efectos del entrenamiento
de remo sobre los niveles de HSP72 en humanos coincide en mostrar incrementos con el
entrenamiento en los niveles de esta proteína en el músculo vasto lateral.
el EDL (véanse las leyendas de las figuras 2-4). Así pues, para que los niveles de HSP72
en el músculo EDL alcancen los niveles presentes en el músculo soleo en condiciones bá-
sales, tiene que producirse un aumento de, al menos, el 700%.
Por otro lado, los niveles de las HSP70s en el músculo soleo mostraron una tendencia a osci-
lar (HSP72 y GRP75) o oscilaron efectivamente (GRP78) a lo largo del periodo de entrena-
miento. Sin embargo, los niveles de las HSP70s en el músculo EDL aumentaron gradualmen-
te con el tiempo (y nivel) de entrenamiento. El comportamiento oscilatorio de los niveles de
las HSP70s en el músculo soleo se correlaciona con la misma tendencia en los niveles de
la p-F1-ATPasa mitocondrial. Las diferencias observadas en los patrones y amplitud de re-
gulación de las HSP70s con el entrenamiento en ambos tipos de músculo podría depender
de diferencias en el patrón de reclutamiento de las unidades motoras a lo largo del PIETR.
Datos relativos a medidas del flujo sanguíneo en músculo esquelético de la rata (que se ha
observado que es función de la composición de tipos de fibras y del patrón de reclutamiento
espacial de las mismas) durante la carrera en tapiz rodante a gran velocidad o durante pe-
riodos prolongados, proporcionan también información sobre la implicación de ambos mús-
culos en la actividad locomotriz. Durante la actividad prolongada a velocidad baja, el flujo
sanguíneo (en mi.min1.100 g~1) en el músculo soleo cambió de 175±20 en condiciones de
pre-ejercicio a un valor máximo de 432±51 después de 54 min de carrera. En el músculo
EDL el flujo sanguíneo incrementó de 51 ±11 hasta valores máximos de 89±7 en el mismo
punto temporal que se consideró para el músculo soleo. Sin embargo, a velocidades ma-
yores, en tan solo 2 min el flujo sanguíneo se modificó de 197± 37 a 273±30 en el soleo y
de 43±11 a 132±11 en el EDL. El incremento de flujo sanguíneo en el músculo EDL a altas
intensidades de ejercicio en relación con el observado a bajas intensidades de ejercicio
puede entenderse como consecuencia de un reclutamiento adicional de unidades motoras
al aumentar la intensidad del ejercicio. Estas unidades motoras, principalmente de rápido
glucolítico, tienen una contribución porcentualmente mucho menor que las lentas o rápidas
oxidativas al incremento del flujo sanguíneo global en el músculo. Así pues, la información
disponible en la literatura científica en relación con los patrones de activación de unidades
motoras durante la carrera en cinta rodante parecen apoyar la idea de que los cambios en
la expresión de las HSP70s en los músculos soleo y EDL pudieran depender de los patro-
nes de activación, sobre la base de que al aumentar la intensidad y/o duración de la carre-
ra en tapiz rodante en el músculo EDL podría estarse incrementando la proporción de uni-
dades motoras activas de tipo rápido, que en situación de reposo expresan niveles mucho
menores de HSPs que los observados en fibras lentas.
Sin embargo, la posibilidad de que diferentes tipos de estrés (p. ej., reducción de los nive-
les de glucosa, estrés oxidativo o estrés mecánico) pudieran afectar de forma diferente a
ambos músculos en diferentes estadios del programa de entrenamiento, también podría
contribuir a explicar diferencias en la regulación de los niveles de expresión de HSP70s du-
rante el entrenamiento.
Este comportamiento es coherente con lo que se podría esperar de una molécula impli-
cada en señalizar la exigencia de adaptarse en respuesta a demandas funcionales cam-
biantes. Sus niveles subirían al recibirse la primera señal adaptativa, se mantendrían al-
tos mientras persistiera el estímulo adaptativo y deberían recuperar los valores de reposo
de forma relativamente rápida cuando el estímulo cesara. Para reducir los niveles hasta
los valores de reposo podrían seguirse dos estrategias. La degradación, una de las es-
trategia que más se utiliza en los sistemas biológicos para acabar un proceso señaliza-
dor, está frecuentemente asociada a sucesos señalizados por moléculas que cuentan con
sistemas específicos de degradación, que ocurren con rapidez y tienen frecuentemente
un carácter cíclico. Es el caso de la eliminación de los neurotransmisores de la hendidu-
ra sináptica. Tras haber sido liberados en la terminación nerviosa por la llegada de un po-
tencial de acción, ejercen su acción señalizadora en la zona postsináptica y, al menos en
parte, son transformados en productos inactivos, lo que contribuye con otros mecanismos
alternativos o complementarios, tales como la recaptación en la terminación presináptica
o la difusión, al mantenimiento de la excitabilidad nerviosa en las rutas neuronales. Un
segundo mecanismo para reducir los niveles de una molécula señalizadora es la inhibi-
ción de la síntesis hasta que, de forma lenta y gradual alcancen los valores estaciona-
rios. De ser la señalización una de las funciones que desarrollan las proteínas de estrés,
éste último mecanismo podría ser el responsable de ajustar su abundancia a las necesi-
dades adaptativas de la célula muscular. La diversidad de familias y de miembros dentro
de cada familia, juntamente con su diversidad de localizaciones en diferentes comparti-
mentos celulares, confiere a estas proteínas una posición privilegiada para actuar como
sensores de necesidades adaptativas y contribuye a dar soporte a la idea de que su pa-
pel en la homeostasia proteica tenga implicaciones adicionales para la acomodación fun-
cional.
Considerando el estrés oxidativo como un factor importante entre los que pudieran signifi-
car una agresión para el músculo esquelético durante el ejercicio, parece razonable pensar
que, dentro de cada tipo de fibra, podría existir un equilibrio entre la producción de espe-
cies reactivas de oxígeno y las actividades de sistemas de defensa antioxidante, de forma
que el estrés oxidativo no se produjera normalmente. En individuos sedentarios sometidos
a un golpe agudo de ejercicio de suficiente intensidad y/o duración este equilibrio se rom-
pería como consecuencia de la producción incrementada de especies reactivas de oxíge-
no que podrían superar la capacidad protectora de los mecansimos defensivos antioxidan-
tes de la fibra. Como consecuencia se producirían compuestos oxidados, incluidas
proteínas desplegadas, y se produciría estrés oxidativo. En estas condiciones se induciría
la respuesta celular de estrés como un mecanismo defensivo adicional orientado a preve-
nir un daño celular irreversible. Mediante un incremento de la capacidad antioxidante de las
fibras musculares, entre otros procesos adaptativos, el entrenamiento podría contribuir a re-
ducir el estrés oxidativo y el daño muscular. Sin embargo, la respuesta celular de estrés de
las fibras del músculo esquelético podría ocurrir siempre que se produzca un cierto grado
de desnaturalización de proteínas. Una interrelación entre el estrés oxidativo (y otros tipos
La respuesta celular de estrés que se observa tras un golpe agudo de ejercicio se ex-
plica por una inducción de la síntesis de HSPs regulada a nivel transcripcional. Sin em-
bargo, la regulación de los niveles básales de HSPs en animales no estresados o repo-
sados, podría discurrir a través de un mecanismo independiente de la activación de un
factor de transcripción de choque térmico y de su unión al elemento de respuesta a cho-
que térmico en la región promotora de los genes que codifican a las proteínas de estrés.
Este mecanismo parece sometido a control negativo de retroalimentación como fund-
mento del mantenimiento de los niveles básales que son característicos de cada tipo de
fibra.
Conclusiones. En su conjunto, los datos que se han discutido anteriormente indican que
las fibras del músculo esquelético son capaces de regular los niveles de expresión de pro-
teínas de estrés de la familia de 70 kDa cuando se someten a un programa de entrena-
miento.progresivo Con excepción de la proteína de expresión constitutiva HSP73, que no
se modificó ni en el músculo soleo ni en el EDL durante la aplicación del PIETR, las HSP70s
incrementaron sus niveles de expresión en ambos tipos de músculo, aunque con diferen-
cias cinéticas y cuantitativas entre ellos. Mientras que en el músculo soleo los niveles de
HSPs mostraron una tendencia a un comportamiento oscilante en el EDL aumentaron de
forma gradual a partir del segundo mes de entrenamiento. Los aumentos de los niveles de
HSPs con el entrenamiento parecen deberse a una estabilización de la proteína sintetiza-
da tras las sesiones de entrenamiento (HSP72 y GRP75) aunque también pueden mante-
nerse velocidades de síntesis incrementadas para alguna de ellas (GRP78). La inducción
de la síntesis de HSP70.S en músculo esquelético tras un golpe agudo de ejercicio no pa-
reció depender de forma crítica de que su intensidad y/o duración fueran superiores a las
del ejercicio realizado de forma habitual en las sesiones de entrenamiento. Sin embargo, el
músculo esquelético parece estar dotado de un mecanismo compensatorio dirigido a res-
tablecer los niveles de expresión de algunas proteínas de estrés a los niveles que son ca-
racterísticos de la fibras no estresadas una vez que cesan los estímulos del ejercicio du-
rante algún tiempo.
AGRADECIMIENTOS
Los autores desean expresar su agradecimiento al Dr. J. M. Cuezva por la lectura crítica
del manuscrito, a A. Herradón, A. I. Rico, A. B. Sánchez y M. Casanova por su participa-
ción en el entrenamiento de los animales, a A. M. Casanova y M. L. Vega por su excelen-
te asistencia técnica y a J. Palacín por su colaboración en el cuidado y atención de los ani-
males de experimentación. Los datos que aquí se presentan constituyen parte de los
trabajos del doctorado de R. Hernando y B.González y han sido publicados en la revista
Pflügers Archiv. Eur. J. Physiol. Este trabajo ha sido realizado con financiación procedente
de la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología (CICYT, SAF94-0860), el Consejo
Superior de Deportes (16/UN110/97) y la Universidad Autónoma de Madrid. El Centro de
Biología Molecular recibe una ayuda institucional de la Fundación Areces.
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ANEXO DE TABLAS
1 30 20 0
30 20 0
35 20 0
35 20 0
40 20 0
2 40 22 0
3 45 23 0
4 55 23 0
Final mes 5 55 25 0
6 60 26 0
7 60 26 4
8 70 26 4
Final mes 2° g 70 28 4
10 75 29 4
11 75 29 8
12 80 30 8
o
Final mes 3 13 85 30 8
ANEXO DE FIGURAS
SOLEO EDL
200- 150-
150-
I
5 100 -
O. C A-
100
i- »
U-<D 50-
50-
0 —i— —i—
Figura 1. Efecto del periodo de tiempo que se sigue un programa incremental de entrenamien-
to en tapiz rodante (PIETR) sobre los niveles de expresión de la subunidad p de la F1-ATPase
de la membrana mitocondrial interna en los músculos soleo y EDL. Los músculos soleo y EDL
de ratas sedentarias (0) o ejercitadas en un tapiz rodante durante diferentes tramos de un
PIETR (1, 2 ó los 3 meses) se extrajeron in vivo a partir de animales anestesiados. Los anima-
les que siguieron el programa de entrenamiento se dejaron reposar durante 3 días antes de
proceder a la extracción de los tejidos para evitar posibles interferencias debidas a los efec-
tos inmediatos del ejercicio agudo en los músculos. Los niveles de |3-F1-ATPase se midieron
independientemente en cada músculo por reconocimiento de la proteína con un anticuerpo en
extractos musculares totales. Las proteínas se separaron por electroforesis en geles de polia-
crilamida y se transfirieron posteriormente a membranas de nitrocelulosa que se incubaron
con el anticuerpo policlonal dirigido contra esta proteína. Para poner de manifiesto la presen-
cia del anticuerpo secundario marcado con peroxidasa se utilizó una reacción de qumiolumi-
niscencia amplificada. Los niveles de proteína se expresan como porcentaje del valor prome-
dio de los animales sedentarios (al que se asignó arbitrariamente el valor 100%. En ratas
sedentarias, los niveles de fS-F1-ATPase en el músculo soleo fueron de 104 ± 24% los presen-
tes en el EDL (100 ± 26%). Los valores se dan como promedio ± desviación estándar de 5 ani-
males/grupo. *p<0.05, animales entrenados frente a sedentarios.
SOLEO EDL
225- *
g
150 -
T
X- i
X, 900 -
Ü--D
T 600 -
73
75-
300 -
(I i
¡
—i— —i— —¡——¡—
SOLEO EDL
240 - 300 -,
L
8 180
200 -
~° 120 -
60 -
S 1 2
Tiempo (meses)
3
"Vifl S 1 2
Tiempo (meses)
3
Figura 3. Efecto del periodo de tiempo que se sigue un PIETR sobre los niveles de expresión
de GRP75 en los músculos soleo y EDL. Los detalles experimentales correspondientes a esta
figura, con la excepción de la proteína a que se refieren y al anticuerpo correspondiente, fue-
ron exactamente los mismos que los indicados en la leyenda de la figura 1. En los animales
sedentarios los niveles de GRP75 en el músculo soleo fueron 312 ± 60% los del músculo EDL
(100 ± 41%). Los valores se dan como promedios ± desviación estándar de 5 animales/grupo.
*p<0.05, animales entrenados frente a sedentarios.
SOLEO EDL
360 -, 400 -
300 -
200 -
100
Figura 4. Efecto del periodo de tiempo que se sigue un PIETR sobre los niveles de expresión
de GRP78 en los músculos soleo y EDL. Los detalles experimentales correspondientes a esta
figura, con la excepción de la proteína a que se refieren y al anticuerpo correspondiente, fue-
ron exactamente los mismos que los indicados en la leyenda de la figura 1. En los animales
sedentarios los niveles de GRP78 en el músculo soleo fueron 232 ± 76% los del músculo EDL
(100 ± 33%). Los valores se dan como promedios ± desviación estándar de 5 animales/grupo.
*p<0.05, animales entrenados frente a sedentarios.
B
GRP 75 GRP 78
HSP 72_ HSP 73
, , ACTINA
SW EB-I 60.)
o.
(O
X
Figura 5. Efecto del periodo de tiempo que se sigue un programa de entrenamiento incremen-
ta I (PIETR) sobre las velocidades de síntesis de las HSP70s en el músculo soleo de animales
reposados, sin ejercitar inmediatamente antes del sacrificio o sometidos a un golpe agudo de
ejercicio de intensidad intermedia. Ratas Wistar sin entrenar (sedentarias, S) o entrenadas du-
rante los periodos de tiempo que se indican (1, 2 o 3 meses) siguiendo un programa de entre-
namiento incremental en tapiz rodante (tabla 1), se sacrificaron tres días después de la última
sesión de entrenamiento sin ejercitarse o inmediatamente después de realizar un golpe agudo
de ejercicio (+EA) de intensidad constante (27 m/min durante 60 min, sin pendiente), equiva-
lente a la del ejercicio que se realiza en la mitad del programa de entrenamiento. Inmediata-
mente después de la extracción in vivo del músculo soleo, se prepararon cortes finos trans-
versales de la zona media, se equilibraron en medio de cultivo sin metionina y se incubaron
durante 2h con [35S]Met. La incorporación de radiactividad en las diferentes proteínas de es-
trés se midió mediante densitometría de las fluorografías obtenidas a partir de patrones bidi-
mensionales de proteínas totales del músculo. Todos los datos se normalizaron utilizando la
incorporación de radiactividad en la proteína de expresión constitutiva HSP73 como patrón in-
terno (para mayor detalle sobre la técnica véase la sección de métodos). A) Representación
esquemática de la localización de diferentes HSP70S en relación con la actina en los patrones
bidimensionales de proteínas de músculo soleo. B) Fluorografías de muestras representativas
de las incorporaciones de [35S]Met en cortes de músculo soleo de animales sedentarios (S) y
entrenados durante 3 meses (E3), en condiciones de reposo (3 días después de la última se-
sión de entrenamiento), sin ejercitar (-) o tras realizar un golpe agudo de ejercicio (+) inmedia-
tamente antes del sacrificio. C) Representación gráfica de los datos (promedio ± DS de 4 o 5
animales/grupo). *p<0.05, **p<0.01, animales que realizaron ejercicio agudo inmediatamente
antes del sacrificio frente a los que no lo realizaron; •p<0.05, ~p<0.01, animales entrenados
frente a sedentarios.
Pablos Abella, C. M.
Navarro Cabello, E.
Salvador Fernández-Montejo, S.
Benavent Mahiques, J.
González Bono, E.
Chillaron García, E.
Cervera Torres, L.
Giner Garrido, A.
Martí Calatayud, M. T.
Dirección para correspondencia:
Carlos Pablos Abella
Profesor Titular de la Facultad de Ciéncies de l'Activitat Física i l'Esport
Ctra. Valencia-Cheste, s/n., 46380, Cheste (Valencia)
Tel.:96 251 14 11. Fax: 96 251 24 03
E-mail: carlos.pablos@uv.es
Pablos Abelln, C: Salvador Fernández-Montejo, A.; González Bono, E.; Benavent Mulliques, J.
Abstract: The adaptation of the organism with two specific strength training methods was
studied in team sports players during the competitive period. The aim was to improve qua-
lity without decreasing performance. Thus, a contrasted training system was used with sub-
maximal loads combined with pliometric work in the GE-A and a contrasting training of light
and very light loads (30% and 15% of máximum load) performed explosively. We confimed
that the subjects did not suffer from overtraining by taking samples of testosterone and cor-
tisol from the saliva. Máximum strength can be improved by both methods. Furthermore, the
GE-A increased reactive-explosive strength more. Neither of these methods caused over-
training.
Key Words: Strength, training, testosterone, cortisol, free testosterone cortisol ratio, ex-
plosive strength, team sports, counter movement jump, Squat jump.
1. INTRODUCCIÓN
Uno de los aspectos que va a influir en numerosos eventos deportivos sobre la mejoría del
rendimiento, es la mejoría de la fuerza explosiva del tren inferior que está implicada en gran
cantidad de habilidades motrices del deporte. En deportes como el Voleibol o el Baloncesto,
que nosotros vamos a estudiar, tiene una gran importancia dicha capacidad (1) como se pue-
de deducir de los resultados de varios estudios en donde los sujetos no entrenados alcanzan
una altura con el squat jump (SJ) de 27.4 cm y con el counter movement jump los 29.1 cm,
mientras que los jugadores de voleibol en el SJ alcanzan los 37.2 cm y en el CMJ los
43.4 cm y los levantadores de peso de élite se elevan 46.5 cm en el SJ y 48.7 cm en el CMJ.
De ellos, podemos deducir que la fuerza explosiva juega un importante papel en los juga-
dores de voleibol y levantadores de peso (un salto en SJ superior a los sedentarios en 9.2
y 19.1 cm respectivamente y de 14.3 y 19.6 cm en CMJ). En los jugadores de voleibol hay
una mayor predominancia en la generación de fuerza del ciclo estiramiento-acortamiento,
como podemos observar por la diferencia entre la altura alcanzada con el Squat Jump (SJ)
y la alcanzada con el Counterrnovement Jump (CMJ) (6.2 cm en los jugadores de Voleibol
y solamente 1.7 cm y 2.2 cm en los hombres sedentarios y en los levantadores de peso res-
pectivamente).
Para mejorar esta capacidad, se han utilizado diferentes métodos de entrenamiento a lo lar-
go de los años. Las tendencias de los entrenamientos han ido variando con el objetivo de
encontrar el mejor método para aumentar la capacidad de salto, es decir, la fuerza explo-
siva del tren inferior. Estas han ido mejorando mucho en la actualidad, en base a los dis-
tintos estudios sobre los efectos de estos métodos sobre los distintos factores que influyen
en el desarrollo de la fuerza explosiva (hipertrofia, coordinación intra e intermuscular, ciclo
estiramiento-acortamiento, etc.).
En aquellos deportes que requieren potencia y habilidad en el salto vertical, como pueden
ser el baloncesto y el voleibol, se ha recomendado la utilización de ejercicios pliométricos en
su preparación por la importancia del ciclo estiramiento-acortamiento (2), aunque los resut-
tados de algunos estudios que comparaban la mejoría del vertical Jump (VJ) aplicando dis-
tintos métodos de entrenamiento pliométricos en unos grupos y el método tradicional de le-
vantamiento de peso en otros, demostraron que se mejoraba igual (3) o incluso más con el
método tradicional (4). En acciones explosivas, como son los saltos a canasta en balonces-
to o el bloqueo en voleibol, la altura alcanzada por el centro de gravedad del jugador está
determinada por la velocidad con la que despega del suelo. Esta velocidad de salida esta
determinada por la contracción de los músculos que generan fuerza contra el suelo. Una vez
que pierde contacto con el suelo, ya no se puede aplicar más fuerza, siendo la aceleración
mayor cuanto menor sea el tiempo de apoyo o de aplicación de fuerzas contra el suelo, aun-
que cabe decir que, cada jugador tiene un tiempo óptimo de aplicación de fuerzas. Por tan-
to, la potencia muscular se puede mejorar mediante la mejoría de la fuerza muscular o me-
diante la capacidad muscular de producir una tensión en un corto periodo de tiempo.
Estas capacidades reflejadas en una mejor potencia de salto, están a su vez soportadas
por una serie de factores fisiológicos:
factor se puede desarrollar con cargas pesadas, con ejercicios como el squat (5,6,7),
o con ejercicios olímpicos de halterofilia, igualmente con cargas pesadas (8,9). La me-
jora de este factor de entrenamiento con cargas pesadas, produce una mayor efectivi-
dad en el salto vertical, sin tener que corresponderse con la mejora de la fuerza máxi-
ma (1).
2) Mejora en la capacidad de reclutar el máximo número de unidades motoras, en la con-
secución de la máxima frecuencia de reclutamiento y el reclutamiento selectivo de cier-
tas subpoblaciones de unidades motoras de los músculos agonistas (10).
Ambos factores fisiológicos comportan cambios bioquímicos en las fibras de con-
tracción rápida, al tener un gran incremento en su retículo sarcoplásmico y su gran ver-
tido de calcio; factor clave en el acoplamiento de la troponina en la contracción mus-
cular (11).
3) Mejora de la coordinación intermuscular, la cual viene determinada por una mejoría en
la actuación de los músculos agonistas, inhibición de los antagonistas en el gesto, au-
mento de la co-contracción de los sinergistas, la inhibición del mecanismo de protec-
ción neuromuscular, el aumento de la excitabilidad de la motoneurona, el reclutamien-
to selectivo de unidades motoras influidas por el tipo de acción, velocidad de
movimiento y ángulo en el que se realiza. Este factor influye directamente en lo que en
biomedicina deportiva denominamos: La velocidad de contracción de los diferentes gru-
pos musculares. Esta mejora se produce principalmente debido a la realización de ejer-
cicios específicos de las acciones deportivas y ejercicios con cargas bajas como los
anteriormente citados, por lo que, dependiendo de la utilización de unos y otros influi-
rán en mayor o menor medida sobre la especificidad biomecánica gestual. La mejora
de la coordinación intermuscular es debida principalmente a la realización de ejercicios
olímpicos o variantes (12), también multiarticulares con bajas cargas y ejercicios es-
pecíficos de las acciones deportivas (13).
4) Mejora en el mecanismo de actuación sobre los componentes elásticos (ciclo estira-
miento-acortamiento). El ciclo estiramiento-acortamiento implica que, en la contracción
excéntrica o fase de estiramiento (Ej., flexión de las piernas) se almacena energía en
los componentes elásticos en serie del músculo, y más concretamente en los puentes
de actina y miosina de las fibras de contracción rápida, aumentando la fuerza gene-
rada.
Desde el punto de vista del entrenamiento, la aplicación de una sola metodología puede ha-
cer que no se produzcan mejorías a pesar de estar comprobada la buena eficacia del mé-
todo. Así, por ejemplo, el utilizar para la mejora de la fuerza explosiva del tren inferior ejer-
cicios pliométricos solamente, hace que en muchos sujetos no se produzca mejoría debido
a que la contribución de la cadera en el salto es menor con el Drop Jump (DJ) que con el
trabajo clásico de pesas, por lo que estos músculos apenas se trabajan y también a que el
volumen de entrenamiento con los DJ es siempre menor que cuando se trabaja con uno de
los métodos clásicos (16).
Por otra parte, otro factor clave es el desarrollo del ciclo estiramiento-acortamiento mediante
el ejercicio pliometrico en contramovimiento con o sin carga adicional, la cual puede gene-
rar la máxima potencia y efectividad desde la perspectiva de la biomecánica deportiva. Va-
rios investigadores apuntan que atletas con una buena base de fuerza pueden alcanzar su
máxima potencia efectiva en el salto vertical sólo mediante ejercicios pliométricos con car-
gas en las acciones de salto (22) o con entrenamiento pliometrico modificado en base a tres
saltos en profundidad (Depth Jump) centrado cada uno de ellos al tobillo, la rodilla y la ca-
dera (se realiza el salto desde un cajón elevado y se toma contacto con el suelo de mane-
ra rígida flexionando el tobillo, la rodilla o la cadera respectivamente en cada uno de los ti-
pos de saltos) (16). Otros apuntan que los ejercicios específicos de saltos de squat con
carga, ofrecen el mejor método de entrenamiento para la mejora del salto (7).
De estas tres vertientes y sus combinaciones, las diferentes investigaciones realizadas pre-
sentan problemas a la hora de compararlas, debido a distintos factores que pueden en-
mascarar sus resultados, entre los que se encuentra la propia variación de la periodización
semanal de los entrenamientos realizados con los distintos grupos de investigación.
En otro trabajo (23) se concluyó que, el grupo que hacía entrenamiento pesado de squat
seguido de saltos pliométricos, mejoraban mucho más (11%-6.35 cm) que el que realizaba
dichos ejercicios de forma separada (3%-1.52 cm), empleando 3 sesiones semanales du-
rante 6 semanas.
Nuestra revisión bibliográfica indica que existen diferentes factores neurofisiológicos que
aumentan la potencia o fuerza explosiva del tren inferior, mediante diferentes ejercicios
mencionados anteriormente, pero existen también otros factores como son: la periodización
(1), el tipo de deportista y el tipo de entrenamiento realizado con anterioridad (24), que po-
drían decantar la optimización de la fuerza explosiva haciendo un tipo de entrenamiento u
otro.
Vistos los distintos trabajos de investigación que plantean la mejora de la fuerza explosiva
utilizando uno u otro tipo de método de entrenamiento en función de los efectos que pro-
ducen cada uno de ellos en los factores o adaptaciones fisiológicas, nos encontramos ante
3 vías altamente efectivas: 1) El entrenamiento combinado con cargas pesadas y saltos
pliométricos; 2) El entrenamiento con cargas pesadas con ejercicios como el squat; y 3) El
entrenamiento de squat con cargas ligeras.
Ante estas posibles vías, hemos intentado comparar el entrenamiento combinado o de con-
traste con el entrenamiento de saltos o pliométrico con cargas ligeras, realizando ambos
métodos el mismo tipo especial de ejercicio, el squat y el squat con salto.
Es importante seleccionar correctamente los ejercicios que vamos a utilizar para poder me-
jorar la capacidad de salto vertical en los jugadores (25). Entrenando con squat paralelo dos
veces por semana durante 7 semanas, se alcanzaron incrementos en potencia de cadera
y muslo de los deportistas (6) aunque hay que tener en cuenta que cuando se alarga mu-
cho la aplicación de este entrenamiento, puede llevar al sobreentrenamiento o a no evolu-
cionar debido a la monotonía del ejercicio. Hay diversos autores que plantean la necesidad
de incluir ejercicios de arrancada y de yerk a la hora de mejorar el rendimiento en deportes
que requieren velocidad y potencia de movimientos (9,26,27). Sin embargo, en los saltos
verticales que se producen en el baloncesto y el voleibol, a menudo se toma tierra con un
solo pié primeramente y otras veces de manera equilibrada, lo que hace que este tipo de
entrenamiento de levantamientos explosivos, sea menos estresante para los músculos que
cuando se toma tierra en los saltos (28).
za de reacción por unidad de tiempo sea lo mayor posible, así la velocidad del centro de
gravedad crecerá rápidamente haciéndose máxima en el instante de despegue.
Entre los distintos test que se utilizan para valorar la fuerza explosiva del tren inferior tenemos:
1. Salto vertical simple. Consta de un salto vertical con flexo-extensión de piernas y mo-
vimiento de brazos.
2. Counter movement jump (CMJ). Partiendo de la posición de pie, realizar una flexo-ex-
tensión de piernas, llevando las manos en las caderas.
3. Squat Jump (SJ). Partiendo de la posición de pie con piernas algo flexionadas, realizar
un salto vertical sin ayuda de impulso con brazos ( manos en caderas).
4. Drop jump (DJ). Salto vertical cayendo desde una altura con manos en las caderas.
5. Salto de longitud a pies juntos (con manos en las caderas o movimiento de brazos).
Estos tests pueden medirse mediante técnicas sencillas tales como una cinta métrica o una
plataforma de contactos. En el último caso, la valoración de test se realiza a través de la
medida del desplazamiento del centro de gravedad (diferencia entre la altura del centro de
gravedad máxima y la altura en el momento de despegue). Cuando el test se realiza con
plataforma dinamométrica, se valora de forma más precisa debido a la información de la
fuerza de reacción en función del tiempo. En este caso, los indicadores de la capacidad de
fuerza explosiva serán las variables mecánicas determinantes de la eficacia del salto.
Los indicadores de fuerza determinantes del rendimiento técnico de un salto se pueden de-
ducir en primera instancia mediante un análisis mecánico (29, 30, 31 y 32).
El análisis mecánico comienza por la definición del criterio de eficacia, el cual en el salto
vertical es: alcanzar la máxima altura del centro de gravedad o de otro punto del cuerpo
(normalmente las manos).
Desde el punto de vista biomecánico la máxima altura se alcanza cuando el Impulso me-
cánico de aceleración (área —integral— entre la curva Fv(t) y el eje de tiempos entre el ins-
tante de máxima flexión y el despegue) es máximo.
El análisis mecánico del drop jump se diferencia del squat jump en que el sujeto inicia el
movimiento con una velocidad de descenso distinta de cero. Por ello no podemos medir la
velocidad de despegue aplicando el Teorema del Impulso Mecánico, por ello, los indicado-
res de fuerza explosiva a partir de los datos de fuerza de reacción obtenidos mediante pla-
taforma dinamométrica serán: 1) Impulso Mecánico (Iz); 2) Fuerza Máxima; y 3) Gradiente
de Fuerza. fmax/tfmax - tf = 0). (Con el tiempo en milisegundos).
El ejercicio actúa sobre la función endocrina aunque aun no se sabe el papel fisiológico que
juegan muchas hormonas durante dicho ejercicio debido a la reciente incorporación de esta
área en la investigación (33).
El trabajo de fuerza va a influir sobre la respuesta hormonal del organismo de dos mane-
ras que producirán un aumento en la secreción de hormonas específicas (34):
Las variaciones hormonales como consecuencia del ejercicio físico pueden deberse a la
disminución de la actividad catabólica sobre dicha hormona (aclaramiento metabólico), al
propio incremento en su producción (34) o a la mayor concentración sanguínea en una zona
determinada del cuerpo, que a igual porcentaje de concentración hormonal en sangre, hace
que existan mayores niveles (35).
Existen diversos trabajos en donde nos indican que la T responde al entrenamiento fuerte
e intenso y de corta duración, con disminución de los niveles séricos (54, 57), mientras que
el C. aumenta sus niveles básales ante ejercicios de submáxima y máxima intensidad (40).
Aunque cuando se realizan las tomas de muestra después de 24 horas o más de haber en-
trenado, estos datos pueden variar por las adaptaciones del organismo (41).
Objetivos generales
Objetivos específicos
2. MATERIAL Y MÉTODOS
El desarrollo del trabajo de investigación de realizó en varias fases, tal como se pueden ver
de manera esquematizada en el cronograma de la figura 2.1. (ver pág. siguiente), y en el
calendario de actividades (cuadro 2.1, ver pág. siguiente).
Fase de preparación
En esta fase (4 meses) se diseña el proyecto de investigación a realizar, partiendo del es-
tudio realizado el año anterior por varios de los componentes de este equipo de investiga-
ción titulado "Aplicación y seguimiento mediante análisis biomecánico de dos métodos de
entrenamiento de la fuerza explosiva en deportes de equipo" y que fue subvencionado por
el Centro Nacional de Investigación y Ciencias del Deporte del Consejo Superior de De-
portes con la referencia 24/Sub/95.
Una vez seleccionados los sujetos a estudiar y antes de comenzar la fase experimental, se
les explicó detalladamente a los responsables de la preparación física de los equipos par-
© Controles de hormonas
lasa 15/01/96 01/96 02/96 03/96 04/96 05/96 06/96 ; 03/97 04/97 05/97 06/97
MESES
ticipantes, los ejercicios que componen los dos sistemas de entrenamiento de fuerza, para
que exista la máxima unificación en su ejecución.
En esta fase de una duración de 10 semanas, se establece el nivel inicial de fuerza explo-
siva del tren inferior (FETI) y de fuerza máxima del tren inferior (FMTI) de los sujetos, me-
diante la aplicación de los siguientes tests:
Con los datos del primer control se organizan los grupos de trabajo siguientes:
En esta fase, se vacían y organizan todos los datos tomados en los dos controles.
Para realizar los estudios estadísticos se utilizó el programa SPSS para Windows con el fin
de unificar el posterior estudio de todos los departamentos implicados.
Esta fase, de una duración de 3 meses, se dedicó a comparar y estudiar los distintos re-
sultados obtenidos y realizar las conclusiones y discusión del trabajo de investigación.
Los grupos de sujetos seleccionados para realizar cada uno de los dos tipos de entrena-
miento (A o B) y el grupo control son homogéneos en lo referente a edad (F = 0.5158;
p = 0.6038) (gráfica 2.1, ver pág. siguiente), a estatura (F = 1.6665; p = 0.2109) (gráfica
2.2.), y a peso (F = 0.2818; p = 0.7496) (gráfica 2.3, ver pág. 107).
Cuadro 2.2. Relación final de sujetos que participaron en los distintos grupos
de investigación en función de los equipos y deportes
Grupo
Equipos Deporte N. de sujetos
A B C
Total baloncesto 13 6 6 1
Total voleibol 13 5 4 4
Total 26 11 10 5
mGRUPO A
• GRUPOB
DGRUPOC
EDAD
Gráfica 2.1. Datos de las EDADES iniciales de los tres grupos de entrenamiento.
ESTATURA
Gráfica 2.2. Datos de las ESTATURAS iniciales de los tres grupos de entrenamiento.
Igualmente, existe homogeneidad entre los tres grupos (grupo experimental A, grupo ex-
perimental B y grupo control) previamente al trabajo experimental, en los tres tipos de fuer-
za: 1) FETI medida con el CMJ (F = 0.3660, p = 0.6975) (gráfica 2.4). 2) FRETI medida con
el DJ (F = 2.2362, p = 0.1342) (gráfica 2.5, ver pág. 108) y FMTI medida con el Squat (F =
1.4455, p = 0.2562) (gráfica 2.6, ver pág. 108).
900,0 -,
800,0 •
700,0
•
600,0
500,0
400,0 •
•
300,0
200,0 •
100,0
,0 i PESO
Gráfica 2.3. Datos de los PESOS iniciales de los tres grupos de entrenamiento.
,80 -i
HGRUPO A
• GRUPO B
• GRUPO C
ALT-CMJ 1
BGRUPO A
• GRUPO B
DGRUPOC
ALT-DJ 1
140,0-
120,0-
100,0-
80,0 -
L
O
60,0 -
40,0 •
20,0 •
SQUAT1
Control Previo
Como primer paso de la investigación se estableció el nivel inicial de FMTI, FETI y FRETI
de los sujetos, mediante la aplicación de los tests de SQUAT, CMJ y de DJ respectiva-
mente. Igualmente se tomaron muestras de saliva para determinar los niveles hormonales
iniciales de cada deportista.
Con los datos obtenidos se organizan los grupos de trabajo y los programas de entrena-
miento de la fuerza de la siguiente forma:
Se establecieron los niveles de carga correspondientes a cada sujeto de los GE-A y GE-B,
en función de sus resultados en el test de FMTI y del sistema de entrenamiento al que han
sido asignados.
Al final de la etapa de entrenamiento (9a semana) se volvieron a pasar todos los tests.
El GE-A practicó el sistema 1 basado en la ejecución del ejercicio Squat Paralelo con Ex-
tensión de Tobillos, en series con cargas de hasta 3 repeticiones máximas (3RM) en base
al ejercicio de Squat Paralelo (SP), combinadas con la realización inmediata de un ejerci-
cio pliométrico = Drop Jump (DJ) desde cajones con altura inicial de 40 cm en las 4 prime-
ras semanas y de 60 cm en las 5 últimas.
El GE-B que entrenó con el sistema 2, basado en la realización de Squat Paralelo con Sal-
to Vertical, alternando series del 30% y del 15% de 1RM.
Parte principal. De 25 a 30 min. de duración, en la que los sujetos de los GE-A y GE-
B, se someten al plan de entrenamiento asignado. Los del GC, realizan una sesión de
técnica específica de su deporte.
Semanas 1a 2a 3a 4a 5a 6a 7a 8a 9a
N° de sesiones semanales 2 2 2 2 2 2 2 2 2
Semanas 1a 2a 3a 4a 5a 6a V 8a 9a
N° de sesiones semanales 2 2 2 2 2 2 2 2 2
Carga en cada serie 15% 15% 15% 15% 30% 30% 30% 30% 30%
30% 30% 30% 30% 15% 15% 15% 15% 15%
15% 15% 15% 15% 30% 30% 30% 30% 30%
30% 30% 15% 15% 15% 15% 15%
30% 30% 30% 30% 30%
La medición de la fuerza máxima, fue tomada mediante la realización del Test de squat, ba-
jando hasta que el muslo queda paralelo al suelo y realizando el mayor número de flexio-
nes posibles con cargas elevadas. Para facilitar dicho test, aplicamos la fórmula que nos
permite deducir la máxima carga de un sujeto para el squat con los datos del n° de repeti-
ciones que se realizan con una determinada carga y los kilos que levanta (61):
Carga levantada
Fuerza máxima =
1.0278 - (0.0278 x N° de repeticiones)
Los niveles de cortisol se determinaron mediante el kit comercial Orion Diagnostica (Fin-
land), una vez que se ha diluido la curva estándar para suero en un tampón TRIS 0.1 M
(pH = 7.4) para adaptarla a los niveles hormonales en saliva. Los coeficientes de variación
intra e interensayo son 3 y 5.1% respectivamente. El coeficiente de variación medio entre
los duplicados es de 2.4% y en ninguna muestra ha sido superior al 10%.
La ratio testosterona/cortisol (FTCR), será calculada mediante el cociente entre los niveles
de testosterona (expresados en pmol/L) y de cortisol (expresados en nmol/L).
A los sujetos, previamente a la toma de saliva, se les informó de una serie de normas ne-
cesarias para dicha sesión:
1. Obtención de las variables a través de los datos recogidos de los test y de los análisis
hormonales.
2. Tratamiento estadístico. Se pretende estudiar la evolución de los factores FMTI,
FETI y FRETI, al mismo tiempo que la respuesta hormonal, en cada sujeto y en cada
grupo.
3. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Vamos a ver las respuestas de la fuerza y las hormonas a los distintos tipos de entrena-
miento, comparándolos entre sí y con el grupo control. No solamente veremos la respues-
ta a nivel de los grupos de entrenamiento, sino que tendremos también en cuenta el tipo de
deporte que practican, siempre y cuando el número de sujetos nos permita realizar el es-
tudio estadístico, puesto que la mortandad experimental nos ha reducido algunos grupos
tanto, que resulta imposible dicho estudio.
Consideramos que previamente al entrenamiento, tanto los grupos control (GC) como ex-
perimental (GE), son homogéneos en lo referente a su fuerza elástico explosiva (medición
realizada con el test de CMJ) (F = 0.634, p = 0.434). Igualmente, dicha homogeneidad se
mantiene entre los dos grupos experimentales (grupo A y grupo B) (F = 0.011, p = 0.917).
La fuerza elástico explosiva, entre antes y después del entrenamiento de fuerza, no varió
en el GE-A (F = 0.506, p = 0.112) (gráfica 3.1), mientras que mejoró en el GE-B (F = 0.762,
p = 0.010) (cuadro 3.1. y gráfica 3.2, ver pág. siguiente), y empeoró en el GC (F = 0.906, p
= 0.034) (cuadro 3.2. y gráfica 3.3, ver pág. siguiente).
BALT-CMJl
ALT-CMJ2
ALT-CMJ
Gráfica 3.1. Datos comparativos entre ALT-CMJ1 y ALT-CMJ2 a nivel general del grupo A.
B ALT-CMJI
ALT-CMJ2
Gráfica 3.2. Datos comparativos entre ALT-CMJ1 y ALT-CMJ2 a nivel general del grupo B.
Cuadro 3.2. Pruebas T a nivel general entre ALT-CMJ1 y ALT-CMJ2 del grupo C
Q ALT-CMJI
ALT-CMJ
Gráfica 3.3. Datos comparativos entre ALT-CMJ 1 y ALT-CMJ2 a nivel general del grupo C.
• Baloncesto
Sin embargo, el GE-A, tras el entrenamiento, muestra una mejoría significativa en su fuer-
za elástico explosiva (F = 0.797, p = 0.057) (cuadro 3.3. y gráfica 3.4), que no se aprecia
en el GE-B.
Cuadro 3.3. Pruebas T a nivel general entre ALT-CMJ1 y ALT-CMJ2 del grupo A
ALT-CMJ1 (n
II II
ALT-CMJ1
ALT-CMJ2
ALT-CMJ
Gráfica 3.4. Datos comparativos entre ALT-CMJ1 y ALT-CMJ2 a nivel general del grupo A.
• Voleibol
Al analizar los efectos del entrenamiento sobre la fuerza explosiva, no hay diferencias sig-
nificativas en el GE-A (F = 0.253, p = 0.681), ni el GE-B, aunque en este último hay una ten-
dencia a la mejoría (F = 0.938, p = 0.062) (gráfica 3.5, ver pág. siguiente).
"ALT-CMJ1
ALT-CMJ2
ALT-CMJ
Gráfica 3.5. Datos comparativos entre ALT-CMJ1 y ALT-CMJ2 a nivel general del grupo B.
En lo que se refiere al test de Drop Jump, no hay diferencias significativas inicialmente en-
tre el GE-A, y el GE-B. Aunque si hay diferencias significativas entre el GE (A y B) y el GC
(C) previamente al entrenamiento favorables al GC (f = 11.126, p = 0.003) (gráfico 3.6.), y
al finalizar este (F = 12.465, p = 0.002) (gráfico 3.7.).
a GRUPO CONTROL
GRUPO
EXPERIMENTAL
ALT-DJ1
Gráfica 3.6. Datos de ALT-DJ1 entre grupos control y experimental a nivel general.
GRUPO CONTROL
GRUPO
EXPERIMENTAL
Gráfica 3.7. Datos de ALT-DJ2 entre grupos control y experimental a nivel general.
SALT-DJ1
ALT-DJ2
Gráfica 3.8. Datos comparativos entre ALT-DJ1 y ALT-DJ2 del grupo experimental.
ALT-DJ1
ALT-DJ2
ALT-DJ
Gráfica 3.9. Datos comparativos entre ALT-DJ1 y ALT-DJ2 del sistema de entrenamiento A.
• Baloncesto
O ALT-DJ 1
ALT-DJ2
Gráfica 3.10. Datos comparativos entre ALT-DJ1 y ALT-DJ2 en baloncesto del grupo
de entrenamiento A.
• Voleibol
,70 •
,60 •
,50 -
SALT-DJ1
metr<i*0 •
,30 -
,20
,10-
,0
Gráfica 3.11. Datos comparativos entre ALT-DJ1 y ALT-DJ2 del grupo experimental en voleibol.
Se produce una mejoría en el GE (t = -4.08, p < 0.001) (gráfico 3.12), como consecuencia
del entrenamiento del GE-A (t = —4.39, p < 0.001) (gráfico 3.13, ver pág. siguiente), y del
GE-B (t = -2.30, p < 0.047) (gráfico 3.14, ver pág. siguiente), mientras que en el GC no se
da dicha mejoría.
140.0 -i
QSQUAT-1
SQUAT-2
SQUAT
Gráfica 3.12. Datos comparativos entre SQUAT-1 y SQUAT-2 del grupo experimental en general.
140.0 -,
120.0 -
100.0 -
80.0 •
B SQUAT-1
60.0 •
SQUAT-2
40.0 -
20.0
SQUAT
Gráfica 3.13. Datos comparativos entre SQUAT-1 y SQUAT-2 del grupo de entrenamiento A
en general.
140.0 -i
120.0 •
100.0 -
80.0 -
60.0 •
40.0 •
20.0 •
SQUAT
Gráfica 3.14. Datos comparativos entre SQUAT-1 y SQUAT-2 del grupo de entrenamiento B
en general.
• Baloncesto
Inicialmente se observa una fuerza superior en el GE-A con respecto al GE-B (F = 5.407,
p = 0.042) (gráfica 3.15.).
Dicha diferencia inicial de fuerza máxima entre el GE-A y el GE-B desaparece al finalizar el
programa de entrenamiento (F = 3.242, p = 0.102) (gráfica 3.16.).
140.0-1
120.0-
100.0-
BGRUPO A
• GRUPO B
SQUAT-1
140.0 n
120.0 -
100.0 •
80.0 -
O GRUPO A
60.0 •
•GRUPO B
40.0 •
20.0 -
Mientras que si comparamos la evolución de la fuerza máxima en los dos grupos experi-
mentales, vemos como se produce una diferencia estadísticamente significativa en los su-
jetos sometidos al tipo de trabajo A (T = -6.68, p = 0.001) (gráfica 3.18, ver pág. siguiente),
mientras que los sujetos que forman parte del grupo de trabajo B no experimentan una me-
joría significativamente estadística (T = -1.46, p = 0.204).
140.0 -i
120.0
100.0 -
SQUAT
Gráfica 3.17. Datos comparativos entre SQUAT-1 y SQUAT-2 del grupo experimental
en baloncesto.
140.0
• SQUAT-1
SQUAT-2
SQUAT
Gráfica 3.18. Datos comparativos entre SQUAT-1 y SQUAT-2 del grupo de entrenamiento A
en baloncesto.
• Voleibol
Si vemos la evolución de la fuerza del test squat de los sujetos que forman el GE entre an-
tes y después del entrenamiento, comprobamos que han mejorado de manera significativa
(T = -4.97, p = 0.001) (gráfica 3.19.).
140.0
• SQUAT-1
SQUAT-2
SQUAT
Gráfica 3.19. Datos comparativos entre SQUAT-1 y SQUAT-2 del grupo experimental
en voleibol.
140.0
120.0
100.0 •
• SQUAT-1
SQUAT-2
SQUAT
Gráfica 3.20. Datos comparativos entre SQUAT-1 y SQUAT-2 del grupo de entrenamiento A
en voleibol.
140.0 -i
120.0 •
100.0 -
80.0 •
60.0 •
40.0
20.0 •
SQUAT
Gráfica 3.21. Datos comparativos entre SQUAT-1 y SQUAT-2 del grupo de entrenamiento B
en voleibol.
Sin embargo, como puede apreciarse en el cuadro 3.4. y la gráfica 3.22., el GE-A muestra
ligeros descensos en los niveles de cortisol si lo comparamos con el GC. Estos resultados
son consistentes con los efectos beneficiosos del ejercicio en el sentido de que, tras el en-
trenamiento de mayor intensidad aplicado en este estudio, los procesos catabólicos dismi-
nuyen ligeramente. Otro aspecto relevante a la hora de interpretar estos resultados puede
ser el hecho de que este grupo experimental parte de niveles básales superiores a los otros
dos. En este sentido, variables como la edad, el tiempo de práctica deportiva, los niveles
de entrenamiento previo y las cargas de trabajo empleadas, así como acontecimientos vi-
tales estresantes de la vida cotidiana deben ser tenidas en cuenta para la interpretación de
los resultados.
Cuadro 3.4. Niveles de cortisol antes y después de cada uno de los sistemas de
entrenamiento (Sistema A: grupo de entrenamiento más intenso; Sistema B: grupo
de entrenamiento más ligero y Sistema C: grupo control)
3,1 -
2,9 i
"o
E 2,7-
S 2,5-
CJ
U 2,3-
•o
2,1 -
"sü 1,9-
1,7 1
1,5-
C1
Gráfica 3.22. Niveles de cortisoi antes y después de cada una de las aplicaciones de los
sistemas de entrenamiento (Sistema A: grupo de entrenamiento más intenso; Sistema B:
grupo de entrenamiento más ligero y Sistema C: grupo control).
Igualmente, si comparamos la respuesta del cortisoi entre los dos grupos de entrenamiento
antes del periodo de trabajo y después, tampoco vemos diferencias significativas entre am-
bos aunque comprobamos que se invierten los valores de ambos grupos, siendo superior el
nivel del GE-A (cargas más elevadas) y al finalizar el entrenamiento es superior en el GE-B
(cargas más ligeras), disminuyendo el nivel de cortisoi en el GE-A y aumentando en el GE-B.
Existe un efecto casi significativo del sistema sobre los niveles de testosterona
(F2,23 = 3.044, p < 0.067), pero no del momento o la interacción momento*sistema.
Cuadro 3.5. Niveles de testosterona antes y después de cada uno de los sistemas de
entrenamiento (Sistema A: grupo de entrenamiento más intenso; Sistema B: grupo de
entrenamiento más ligero y Sistema C: grupo control). Existe diferencia significativa en
los niveles del grupo experimental que entrenó con el sistema B (p = 0.828, Sig: 0.003)
"3
O.
•Q
DGE2
T2
Gráfica 3.23. Niveles de testosterona antes y después del entrenamiento del grupo
experimental B (sistema de entrenamiento con cargas livianas y gran intensidad).
BGE1 (n=11)
• GE2(n=10)
T2
Gráfica 3.24. Niveles de testosterona antes y después del entrenamiento del grupo
experimental 1 (n = 11) y del grupo experimental 2 (n = 10).
300-,
100
T/C1 T/C2
Gráfica 3.25. Ratio T/C antes y después de cada una de las aplicaciones de los sistemas
de entrenamiento (GE1: grupo de entrenamiento más intenso; GE2: grupo de entrenamiento
más ligero y CG: grupo control).
300-,
100
T/C1 T/C2
Gráfica 3.26. Ratio T/C antes y después del entrenamiento del grupo experimental 1 (n = 11)
y del grupo experimental 2 (n = 10).
4. CONCLUSIONES
1. Efecto del entrenamiento sobre la fuerza explosiva del tren inferior: Dicha fuerza
medida con el CMJ (countermovement jump), experimenta una mejoría en ambos gru-
pos experimentales, aunque solamente se confirma estadísticamente en el GE-B
(t = 0.762; p = 0.010). Por el contrario, se detecta un empeoramiento en los sujetos del
grupo control (GC) (t = 0.906; p = 0.034).
Si realizamos el estudio de la mejora de fuerza explosiva a nivel de deportes, a pesar
de observarse una mejoría en las medias, estadísticamente no se confirma, quizás de-
bido al bajo número de sujetos que forman los subgrupos.
2. Efecto del entrenamiento sobre la fuerza explosiva-reactiva del tren inferior: Mi-
diendo dicho tipo de fuerza con la utilización del DJ (drop jump) a nivel longitudinal, ve-
mos que ha evolucionado con el entrenamiento de la siguiente manera: Previamente
al entrenamiento, se veía una diferencia significativa favorable al GC con respecto al
3. Efecto del entrenamiento sobre la fuerza dinámica máxima del tren inferior: Esta
manifestación de fuerza, medida con el squat con el mínimo de repeticiones posible y
aplicando la fórmula de Brzycki, M. (1993), es afectada positivamente con ambos tipos
de entrenamiento, es decir, tanto con el más fuerte (entrenamiento tipo A: t = -4.39;
p = 0.001), como con el más liviano (tipo de entrenamiento B: T = -2.30; p = 0.047).
Por deportes, en baloncesto se observa una mejoría más significativa en los que traba-
jaron con el sistema más fuerte (tipo A: T = -6.68; p = 0.003), que en los que trabajaron
con el sistema más liviano (tipo B), mientras que en voleibol, se produce en ambos gru-
pos una mejoría significativa (GE-A: T = -3.42; p = 0.027; y GE-B: T = -4.27; p = 0.024).
Podemos concluir a modo de resumen del estudio y partiendo de los condicionantes deri-
vados del bajo número de sujetos estudiados y de las grandes variaciones entre ellos, que
con el sistema de entrenamiento más liviano (sistema 2), incidimos más en la mejoría de
los elementos que actúan sobre la parte explosiva de la fuerza, mientras que con el siste-
ma de entrenamiento más fuerte (tipo A), se produce una incidencia mayor en los elemen-
tos que favorecen la fuerza de tipo explosivo-reactiva. En cuanto a los efectos sobre la me-
jora de la fuerza máxima dinámica, ambos sistemas son efectivos.
En lo que se refiere a respuesta hormonal al entrenamiento, parece ser que con el sistema
2 (cargas más livianas y con gran intensidad de ejecución) se consigue una mejor respuesta
adaptativa, aunque debemos tener en cuenta que no se alcanzan grandes fatigas con nin-
guno de los dos grupos de entrenamiento.
Debemos seguir estudiando este tipo de entrenamientos y respuestas con poblaciones ma-
yores que nos permitan ir afianzando estas deducciones.
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blicación por el Consejo Superior de Deportes (C.S.D.) deberán tener una extensión de
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ídos del texto del trabajo).
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to, debidamente numeradas, indicándose en el texto el lugar al que hace referencia
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ficas, fotografías, etc.), deben entregarse en la forma y en el soporte más apropiado
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tro, dirección completa y teléfono de contacto de los mismos. Deberán enviar sus tra-
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