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República Bolivariana de Venezuela

Universidad Bicentenaria de Aragua

Facultad de Salud y Desarrollo Humano

Escuela de Psicología

Psicología Jurídica

(Trabajo Practico)

Alumno:
Facilitador:
Yosiar Mendoza
Prof. Pedro Guzman
27.513.817
Funcionamiento judicial

El Ministerio Público esta bajó la dirección y responsabilidad del Fiscal General


de la República, teniendo a su cargo el trabajo de garantizar el correcto
funcionamiento de los procesos judiciales y siendo garante del cumplimiento y
respeto de todos los derechos y garantías legales vigentes en la República.
Todas las responsabilidades del Fiscal General de la República son de carácter
constitucional, siendo plasmadas en el siguiente articulado de la carta magna:

Artículo 285. Son atribuciones del Ministerio Público:

1. Garantizar en los procesos judiciales el respeto de los derechos y garantías


constitucionales, así como de los tratados, convenios y acuerdos internacionales
suscritos por la República.

2. Garantizar la celeridad y buena marcha de la administración de justicia, el


juicio previo y el debido proceso.

3. Ordenar y dirigir la investigación penal de la perpetración de los hechos


punibles para hacer constar su comisión con todas las circunstancias que
puedan influir en la calificación y responsabilidad de los autores y demás
participantes, así como el aseguramiento de los objetos activos y pasivos
relacionados con la perpetración.

4. Ejercer en nombre del Estado la acción penal en los casos en que para
intentarla o proseguirla no fuere necesario instancia de parte, salvo las
excepciones establecidas en la ley.

5. Intentar las acciones a que hubiere lugar para hacer efectiva la


responsabilidad civil, laboral, militar, penal, administrativa o disciplinaria en que
hubieren incurrido los funcionarios o funcionarias del sector público, con motivo
del ejercicio de sus funciones.

6. Las demás que le atribuyan esta Constitución y la ley.

Es importante señalar que los fiscales del Ministerio público con la finalidad de
garantizar la independencia e imparcialidad en sus funciones tienen prohibido
desde la fecha de su nombramiento hasta la fecha de su egreso del cargo llevar
a cargo ningún tipo de activismo político partidista, gremial, sindical o de índole
semejante, así está señalado en el artículo 256 de la Constitución.

El juez

El juez (también normalizado el femenino jueza) es la persona que resuelve una


controversia o que decide el destino de un imputado, tomando en cuenta las
evidencias o pruebas presentadas en un juicio, administrando justicia. Conviene
distinguir al juez del tribunal, el cual no es jurídicamente un ser humano, sino un
órgano judicial compuesto por personas físicas, que pueden rotar sin vulnerar
esta garantía.

Habitualmente son considerados empleados o funcionarios públicos, aunque ello


dependerá del país en concreto, son remunerados por el Estado (sin perjuicio de
la figura de los jueces árbitros y los jueces de paz), e integran el denominado
Poder Judicial. En general, se caracterizan por su autonomía, independencia e
inamovilidad, sin que puedan ser destituidos de sus cargos salvo por las causas
establecidas constitucional o legalmente. Asimismo, son responsables de sus
actos ministeriales, civil y penalmente.

Si bien disfrutan de la independencia en su actuar, sus resoluciones suelen ser


revisables por sus superiores, mediante los llamados recursos judiciales,
pudiendo ser éstas confirmadas, modificadas o revocadas.

La concepción de juez, encuentra justificación racional en el aprovechamiento


por la entidad estatal respectiva, de la experiencia, conocimientos, destreza,
capacidad, sensibilidad e identidad adquiridas en el desempeño de la labor, así
como del desarrollo de la virtud innata para impartir justicia como producto del
ejercicio de la función, de los mejores jueces con que cuenta el Poder Judicial,
con el propósito que la prestación del servicio público de justicia a la ciudadanía,
se encuentre en manos de los más calificados y experimentados jueces de cada
Estado.

Sujeción del juez a la Ley

El derecho es un sistema complejo de secuencias de normas y actos jurídicos


establecidos de antemano. Sin embargo, los órganos de aplicación deciden el
significado de la norma que se aplica. Son los jueces los encargados de la
aplicación del derecho y estas normas. Por eso el orden jurídico es el cuadro de
las transformaciones jurídicas, no algo acabado o en reposo, y esto produce una
serie de paradojas ya que la creación jurídica es constante y los jueces generan
jurisprudencia. El proceso interpretativo genera un enunciado que a su vez
deviene norma jurídica.

El imputado

Dentro de los sujetos procesales, el “imputado” es quizás el más importante. Por


eso debemos precisar qué significa ser “imputado” y desde cuando se adquiere
tal carácter en un proceso penal. Conforme lo que nos expresa la real academia
española imputar, proviene del latín imputare, y significa atribuir a otro la culpa,
delito o acción. También podemos afirmar sin temor a equívocos que imputado
es el sujeto contra el cual se dirige la pretensión punitiva y contra quien se hace
efectivo el poder punitivo estatal. Las legislaciones procesales no brindan una
definición de imputado, ya que se considera impropio formular definiciones
legislativamente, sino que se encargan de señalar la situación en que debe estar
y los requisitos que debe reunir un ciudadano para que pueda ejercer los
derechos que se le acuerdan en tal carácter. Podemos decir que, en principio,
por cualquier acto que se le impute a una persona, ya sea sindicarlo, nombrarlo,
aludir que ha cometido un delito o que lo ha encubierto o ha participado en él, ya
desde ese momento puede hacer valer todos los derechos constitucionales que
posee una persona sometida a proceso penal. Esta conclusión es la que
indudablemente surge de una correcta hermenéutica del Art. 80 de nuestro
código procesal penal. La doctrina ha sostenido que imputado “es el sujeto
esencial de la relación procesal a quién afecta la pretensión jurídico penal
deducida en el proceso. Pero aun antes del inicio del proceso propiamente dicho,
que supone la promoción de la acción y la intervención de un tribunal, se acuerda
tal calidad a la persona contra la que se cumpla cualquier acto imputativo inicial
del procedimiento (actos pre procesales), con el propósito de establecer
claramente el momento en que…puede ejercer el derecho de defensa”.

Defensa

La defensa es el derecho que tiene toda persona, contra la cual se ejercitó una
acción, de repeler esta, demostrando su falta de fundamentos. Considerando
este derecho en su actuación, comprende todo lo que se alega por un
demandado para sostener su derecho (o probar que no existe en el actor) o su
inocencia. Tiene una estrecha relación con conceptos jurídicos como el del
habeas corpus o la legítima defensa. Es un derecho ejercitado generalmente por
medio de los abogados.

El objeto de la defensa se encuentra en igualar en condiciones jurídicas a las


partes dentro del proceso y otorgar al demandado o acusado la posibilidad de
esgrimir los hechos y argumentos en contra de lo que exige su contraparte.

Órganos de investigaciones policiales

Los órganos policiales poseen medios muy sutiles que permiten aportar
elementos objetivos de valor indiscutible para la administración de la prueba,
igualmente, tienen principios y fundamentos que son aplicados técnicamente
para los siguientes fines: Investigación de los delitos, identificar e individualizar
a los autores del hecho punible, determinar y hacer constar las circunstancias de
modo, tiempo y lugar, del delito cometido, aportar los elementos probatorios que
sirven para fundar la acusación por parte del Fiscal del Ministerio Público, sin
menoscabo de la defensa y los derechos del imputado.

Ya se ha mencionado la reciproca identidad entre criminalística y policía o


investigador criminal, incluso puede llegarse a confundir los roles. Se puede decir
que, mientras la criminalística es la que suministra los conocimientos y medios
científicos, la Policía es el órgano administrativo que actúa conforme a los
mismos. Por otra parte, la denominación Policía científica como sustitutiva de la
criminalística, da a entender más de lo que realmente existe y aún es necesario,
pues no todos los miembros de la misma son científicos, sino unos cuantos, de
los cuales una porción trabaja en el laboratorio sin desempeñar autentica función
Policíaca, resulta que solo es atributo de una parte.

La Criminalística supone no solo un personal apropiado, sino también un


personal de laboratorio o gabinete, encargado de investigar delitos. En todo
caso, debe distinguirse entre la formación de un criminalista de laboratorio y la
de un criminalista policial, entre los que caben diversas graduaciones en orden
a su preparación. El primero es un especialista, un científico que se mueve
dentro de la especialidad, pero sin vivir de espaldas a las otras especialidades
que existen dentro de la criminalística, el segundo el investigador o Policía que
debe poseer una pluralidad de conocimientos con cierta profundidad, a fin de
llevar a cabo científicamente la investigación judicial en lo que a la policía se
refiere. La investigación policial, si es correctamente científica, debe tender a
demostrar la motivación del caso, no limitándose a la simple comprobación del
hecho y su autor.

Comparecencia o no del experto en el juicio

El artículo 340 del Código Orgánico Procesal Penal, en su encabezamiento,


establece el procedimiento a seguir, por el juez de juicio, ante la incomparecencia
de los expertos o testigos oportunamente citados, el cual consiste en ordenar
que los mismos sean conducidos mediante la fuerza pública. En tal sentido, la
norma dispone:

“Cuando el experto o experta, o testigo oportunamente citado o citada no haya


comparecido, el Juez o Jueza ordenará que sea conducido por medio de la
fuerza pública, y solicitará a quien lo propuso que colabore con la diligencia.

Se podrá suspender el juicio por esta causa una sola vez conforme a lo previsto
para las suspensiones, y si él o la testigo no concurre al segundo llamado o no
pudo ser localizado o localizada para su conducción por la fuerza pública, el juicio
continuará prescindiéndose de esa prueba”.

Del análisis de la disposición in commento se colige, que el Juez o Jueza como


persona que dirige el proceso, en el juicio oral y público, debe agotar todos los
medios y realizar las órdenes correspondientes a los órganos auxiliares para la
comparecencia de testigos y expertos ubicables, con el fin de que el juicio sea
realizado con la mayor fluidez, por lo tanto, debe procurar la búsqueda de la
verdad y para ello se encuentra investido de total autoridad para requerir a los
órganos de la fuerza pública hacer cumplir sus órdenes, atinentes a la
realización efectiva de la justicia, exigiendo la entrega de las resultas sobre la
ubicación y traslado de los testigos a la audiencia previamente fijada.
Informe pericial

El informe pericial es un documento que constituye un medio de prueba en virtud


del cual un perito judicial aporta al juez los datos necesarios para valorar mejor
la naturaleza de los elementos de prueba. Como representa un medio de
prueba, este documento debe contar con las garantías de calidad propias de la
comunidad científica. A continuación, mencionamos los puntos más importantes
que debe tener en cuenta el perito a la hora de elaborar el informe pericial.

Primeramente, el perito debe determinar si es competente para la elaboración


del informe pericial una vez que haya leído el contenido por el cual debe tratar el
informe pericial. Por ello, el perito debe limitar su acción a reproducir el “Objeto
de la pericia”, es decir a la delimitación del problema que plantea el Fiscal.

Luego, debe proceder al estudio y análisis de los documentos presente en el


expediente, ya que el informe pericial forma parte del expediente judicial y debe
detallar la intervención profesional del perito de acuerdo con lo que haya
solicitado la justicia.

En el informe pericial se debe detallar todos los documentos exhibidos y la


explicación detallada de las operaciones llevadas a cabo. De principio a fin debe
ser claro y objetivo. En el informe pericial se debe comunicar la aplicación del
conocimiento científico propio del perito especializado.

Naturaleza jurídica de la prueba pericial

Tradicionalmente en la doctrina encontramos dos posturas sobre la naturaleza


jurídica de la prueba pericial:

- En primer lugar, aquella que la configura como un verdadero medio de


prueba, debido a que el dictamen pericial se dirige a provocar la
convicción judicial en un determinado sentido, esto es, la actividad que
realiza el perito tiene finalidad probatoria, ya que tiende a la fijación de la
certeza positiva o negativa de unos hechos.

- Y, en segundo lugar, aquella que la configura como un mecanismo auxiliar


del juez, ya que mediante el dictamen pericial no se aportan hechos
distintos de los discutidos en el proceso, sino que se complementan los
conocimientos necesarios para su valoración por parte del juez. Como
destaca SERRA DOMÍNGUEZ, mientras los medios de prueba introducen
en el proceso afirmaciones fácticas relacionadas con las afirmaciones
iniciales de las partes, con interés exclusivo para el proceso concreto, la
pericia introduce máximas de experiencia técnica especializadas de
validez universal para cualquier tipo de proceso. Así, destaca que
mientras las afirmaciones introducidas a través de los medios de prueba
son utilizadas “en” el juicio de hecho del Juez, las máximas de experiencia
proporcionadas por los peritos serán utilizadas “para” la formación de
dicho juicio de hecho. En consecuencia, la pericia no se limita al campo
de la prueba, sino que actúa en todos aquellos supuestos en los que el
Juez debe aplicar conocimientos especializados que puede no poseer.

Diferencias entre la prueba pericial y la prueba testimonial

Señala Stein que cuando una persona manifiesta al juez un juicio sobre
hechos basados en conclusiones es preciso analizar cuáles son la
premisa mayor general y la premisa menor concreta sobre las que
descansa la conclusión (y por tanto el juicio). Según sea la premisa mayor
o la premisa menor el elemento nuevo que la declaración introduce en el
proceso y del que el juez tiene que convencerse, la persona será perito o
testigo respectivamente.
Tomando como punto de partida lo anterior, podemos señalar que en
general la doctrina coincide en señalar que entre el testigo y el perito
existen las siguientes diferencias:
• A nivel doctrinal se señala que la diferencia más importante entre
ambos sujetos radica en que el perito actúa en el proceso en virtud de un
encargo que el funcionario le hace, lo cual no sucede con el testigo.
• Un perito es siempre intercambiable y reemplazable, lo que no
ocurre con el testigo, quien resulta irremplazable.
• El testigo marca a juez lo que haya percibido mediante sus
sentidos, mientras que el perito puede verificar el hecho a través de
deducciones y juicios técnicos y científicos, comunicándole a aquel las
conclusiones que haya obtenido por medio de los procedimientos
empleados.
• El perito puede conceptuar sobre hechos pasados que no dejaron
rastros o vestigios materiales, que por tanto no puede percibir, lo que
resulta inconcebible en el caso del testigo.
• El testigo declara sobre observaciones pasadas, hechas fuera del
proceso, mientras que el perito extrae sus constataciones en el
procedimiento y para el tribunal. En palabras de Clariá Olmedo: al testigo
se le llama a deponer porque existen constancias de que percibió el hecho
y para que contribuya a probarlo con su dicho, en tanto que el perito se le
designa para que conozca y aprecie el hecho y contribuya a probarlo con
sus conclusiones técnicas y dictamen.
• El perito puede dictaminar sobre hechos futuros (v. gr. un lucro
cesante), el testigo debe referirse a hechos sucedidos.

Valoración de la prueba

El objetivo que se busca con la valoración de la prueba es el propio fin de


la prueba, que es que se convenza al juez de los hechos que se alegan.
No se busca la verdad absoluta, sino encontrar la verdad que sea
suficiente para que el juez se convenza de los hechos, es decir, se busca
la verdad formal, que sea útil para la justificación de la sentencia que emita
el juez.

El proceso de valoración lo lleva a cabo el juez, basándose en los hechos


que le presentan. La valoración de las pruebas depende también de la
naturaleza de estas, ya que, por ejemplo, las pruebas directas son
conocidas de en primera persona por el juez, por lo que saca sus propias
conclusiones. Sin embargo, en caso de las pruebas indirectas, obtiene el
conocimiento de las pruebas a través de otras personas.

Para valorarlos el juez debe realizar una interpretación, es decir, debe


saber qué quieren decir las pruebas, por ejemplo, en el caso de los
testigos que cuentan los hechos, debe saber qué es lo que realmente han
percibido. Debe crearse una opinión basándose en los juicios que se le
presentan, tanto por parte del demandante como del demandado, debe
además interpretar de forma inmediata, es decir, en el mismo momento
en que recibe la prueba.

Una vez se haya interpretado la prueba en cuestión, se podrá valorar, se


podrá saber si la declaración del testigo es cierta o si un documento es
verdadero, por ejemplo.

Para poder valorar una prueba se usa la experiencia del juez, es decir se
utilizan las máximas de experiencia, que son los conocimientos que tiene
el juez y que ha adquirido a lo largo de los años. En base a esos
conocimientos debe deducir un valor para las pruebas presentadas, las
cuales se deben valorar individualmente y en base a otros casos
anteriores, semejantes que ha visto ya el juez. La máxima de experiencia
es un juicio lógico general, obtenido de la experiencia y que tiene validez
para supuestos posteriores.

Instrumentalización aviesa del proceso penal a modo de diligencias


preliminares civiles preparatorias del juicio

En lugar de acudir al procedimiento civil natural o previamente a las


denominadas diligencias preliminares o preparatorias del proceso, en la
praxis forense se detectan supuestos de un uso torticero, espurio,
desviado, del procedimiento penal, para fines que no le son propios.
- la vía penal es más coactiva, coercitiva, amenaza con la llamada “pena
de banquillo”, con la consiguiente estigmatización y coste reputacional.
- Resulta más barata, cuanto al eventual pronunciamiento en costas.
- No cierra la vía declamatoria civil o la posibilidad de acudir a otras
jurisdicciones, laboral, contencioso administrativo.
- Interrumpe la prescripción.
- Permite acceder a un informe pericial gratuito, el del Médico Forense.
En cambio, y, salvo que se disfrute del beneficio de Justicia gratuita, en
el procedimiento civil, se deben sufragar los gastos que comporta la
pericial.
- Permite obtener, acceder, al historial clínico, a medio de requerimiento
judicial.
- En principio, y, singularmente, tras la implantación del polémico art.
324 de la LECrim, se supone que es más rápida.
Para evitar esa instrumentalización de la jurisdicción penal, deben
implementarse medidas disuasorias:
- imponer las costas por abuso de derecho o uso fraudulento de la
jurisdicción.
- baramerizar los daños médicos y no sólo los daños corporales
derivados de los accidentes de circulación.
- posibilidad de recabar informe del Médico Forense en el proceso civil y
en el contencioso administrativo.
Referencias

Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua


Española (2014). «jueza». Diccionario de la lengua española (23.ª edición).
Madrid: Espasa. ISBN 978-84-670-4189-7. Consultado el 24 de febrero de 2019.

Derechos del Imputado. Eduardo Jauchen. Pag 13. Rubinzal Culzoni Editores.
Derechos del Imputado. Eduardo Jauchen. Pág.14. Rubinzal-Culzoni. Editores.
Vélez Mariconde, Alfredo. Derecho Procesal Penal, T II, Pág.355.

El contenido de este artículo incorpora material del tomo 17 de la Enciclopedia


Universal Ilustrada Europeo-Americana (Espasa), cuya publicación fue anterior
a 1939, por lo que se encuentra en el dominio público.

MATOS QUESADA, Julio César (2016), La Víctima y su Tutela en el Sistema


Jurídico-Penal Peruano, Editorial Grijley, Lima - Perú, ISBN 978-9972-04-507-3.

Ley de los Órganos de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas.


Publicada en Gaceta Oficial Nº 38.598 de fecha 05 de Enero de 2007

Machado, C. (2002) Pericias. Editorial Trillas. Caracas, Venezuela.

(Rivera Morales, Rodrigo. Código Orgánico Procesal Penal. 2009. Pag. 410.)

JAUCHEN, Eduardo. La prueba en materia penal. Santa Fe, Rubinzal-Culzoni


Editores, 1992.

11.-Pérez Sarmiento, E. Comentarios al Código Orgánico Procesal Penal. 5ta


ed. Vadell Hermanos Editores, C.A., Venezuela, 2007.

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