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ÉTICA

La ética puede definirse como la ciencia de la conducta moral, puesto que, al realizar
un minucioso análisis de la sociedad, se establece como deberían actuar o
comportarse todos los individuos que hacen vida en ella. Esta disciplina filosófica está
unida a las normas, éstas sirven de base para marcar una diferencia entre el bien y el
mal.

La capacidad que tiene un individuo para decidir si algo está moralmente correcto o
no, recibe por nombre criterio ético. Existen diferentes tipos de criterios que pueden
ser utilizados en la toma de una decisión, entre ellos se encuentran el criterio utilitario,
centrarse en la justicia y centrarse en los derechos.

La historia de las doctrinas éticas forma parte integrante de la historia de la sociedad,


de la lucha de clases, de la sucesión de las diversas formaciones sociales. Los conceptos
éticos de los esclavos y de sus amos, de los siervos y de los feudales, de los obreros y
de los capitalistas, revelan un carácter opuesto. En la sociedad esclavista, las
cuestiones relativas a la ética fueron analizadas por materialistas
como Demócrito (ver), Epicuro (ver), en su lucha contra los
idealistas Sócrates (ver), Platón (ver), &c. Oponiéndose a la moral religiosa, Epicuro
sostenía que el hombre aspira naturalmente al placer y que en ello no hay nada
reprobable. Pero demostraba también que los placeres espirituales son superiores a
los goces corporales. En cuanto a Platón, desarrollaba una teoría reaccionaria,
aristocrática, por la cual, vinculaba la moral a un mundo de ideas suprasensibles, y
particularmente, a la idea del “bien”. Afirmaba que la aristocracia posee, de
nacimiento, una moral superior. Aristóteles (ver) concedió, de igual modo, mucha
importancia a los problemas de la ética, especialmente a la virtud cívica. Afirmaba que
la virtud “intelectual” se adquiere por medio de la educación, mientras que la virtud
“volitiva” se obtiene por el hábito. En sus doctrinas éticas, los filósofos antiguos, ya
fueran materialistas o idealistas, justificaban la esclavitud y concebían la moral como
idealistas, como si fuera un conjunto de verdades eternas aplicables en todas las
circunstancias.
La ética es la parte de la filosofía que reflexiona sobre el hecho moral, es decir, sobre
lo que está bien o está mal. Así, pues, en nuestro día a día, nos ajustamos a ciertos
principios o normas que guían u orientan nuestra conducta. De este modo, podemos
distinguir lo que es bueno de lo que no lo es, lo correcto de lo incorrecto.
La ética puede ser observada en nuestra vida cotidiana en todos los actos, decisiones
y comportamientos con los que nos conducimos, bien sea en el trabajo o la escuela,
en la forma en que nos relacionamos con nuestros seres queridos o con las demás
personas, así como con el medio ambiente.
Es gracias al respeto de todos estos principios y reglas que creamos las condiciones
adecuadas para convivir en sociedad. Por eso, a continuación, te comentamos siete
ejemplos de ética en distintos ámbitos de nuestra vida cotidiana.

Ética personal

La ética puede aplicarse a la vida personal de alguien, que contempla no solo sus
relaciones con la familia, los amigos y la pareja, sino también su relación consigo
mismo y la forma en que actúa y toma decisiones en función de sus valores morales
fundamentales.

Así, la ética en la vida personal está también atravesada por los sentimientos, las
emociones, las sensaciones, los sueños, las ideas y las opiniones de una persona, que
son, en definitiva, los que determinan su forma de ser y comportarse en la vida íntima.

Ética en la vida profesional

En el ámbito laboral, la ética profesional está contenida en los códigos deontológicos


que regulan la actividad profesional, es decir, el conjunto de normas y principios que
obligatoriamente deben cumplirse en la práctica de una profesión.

El comportamiento ético, además, dota al profesional de prestigio y reputación, lo


hace confiable y demuestra sus capacidades no solo en el plano de la ejecución de sus
tareas, sino en la forma de hacerlas, con sujeción a las normas morales.

¿Qué son los valores éticos?


Al hablar de valores éticos nos referimos a conceptos sociales y culturales que sirven
de guía en el comportamiento de un individuo o de una organización. Es decir, se
trata de consideraciones ideales, del deber ser o de la norma socialmente aceptada y
valorada de las cosas. Por lo tanto, no suelen ser valores absolutos, ni universales, ni
eternos, sino que cambian conforme lo hace la sociedad que los respeta.

El propósito de los valores éticos es mantener claras las reglas de juego de una
sociedad, en lo referente al desempeño de funciones específicas (y de cuotas de
poder) de su seno.

Por ejemplo, los sectores profesionales adhieren códigos éticos cuyo cumplimiento
suele ser vigilado por una colegiatura o gremio; pero también los funcionarios públicos
o personeros electos a cargos públicos, adquieren junto con el poder
un compromiso ético de emplearlo para el bien común y no exclusivamente para su
beneficio personal.

La ética, por su parte, es una rama de la filosofía que estudia las nociones del bien y del
mal, de lo correcto e incorrecto, en el marco cultural de valores de una sociedad en un
momento determinado, teniendo en cuenta los cambios propios de la historia del
pensamiento humano y de sus consideraciones en torno a sí mismo. Así, la ética es
también un conjunto de normas y valores que rigen a un grupo humano determinado
en un momento determinado de su historia y su cultura.

Relación de ética y moral

Si hablamos de moral, estamos refiriéndonos al conjunto de normas de


comportamiento que usualmente son aceptadas por una s

ociedad, razón por la cual, encontramos una estrecha relación entre la moral y la ley,
porque hacemos mención a lo que es correcto o no hacer.
Si hablamos de ética, en cambio, hablamos de una reflexión sobre las moralidades
dispares en las sociedades, los puntos de vista. Es por esto, que la ética consta de tener
una actitud crítica sobre la moral y también sobre las leyes.

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