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MATERIA Y FORMA DEL SACRAMENTO

En el Bautismo la materia del sacramento es el agua, que significa la limpieza, la purificación del
cristiano que se sumerge en Jesús y emerge completamente nuevo.

En la Confirmación, la materia es el crisma que consiste en aceite de oliva mezclado con bálsamo
consagrado por el Obispo el Jueves Santo: En este sacramento (confirmación), la materia significa fuerza
y plenitud. En el Antiguo Testamento el aceite era signo de abundancia y alegría, al igual que el agua,
quien es ungido con aceite se purifica: “(el aceite) es signo de curación, pues suaviza las contusiones y
las heridas y el ungido irradia belleza, santidad y fuerza” (CEC nº 1293). Por lo tanto, ungir la frente
significará para el confirmando una consagración a Dios, participando plenamente de la misión de Jesús:
“Por la confirmación… ()…los que son ungidos participan más plenamente en la misión de Jesucristo y en
la plenitud del Espíritu Santo que éste posee, a fin de que toda su vida desprenda “el buen olor de
Cristo” (CEC nº 1294).

La forma del sacramento son las palabras que acompañan la unción y la imposición de cada
confirmando: “RECIBE POR ESTA SEÑAL EL DON DEL ESPÍRITU SANTO”. En ese momento quien recibe el
Espíritu Santo como en Pentecostés queda “marcado” para siempre como perteneciendo a Jesús
totalmente. El cristiano se pone al servicio de Cristo para siempre:

El PADRINO Para la Confirmación, (como para el Bautismo), conviene que los candidatos busquen la
ayuda espiritual de un padrino o de una madrina. Conviene que sea el mismo que para el Bautismo a fin
de subrayar la unidad entre los dos sacramentos (CIC can. 893, 1.2). Según el Código Canónico,
corresponde al padrino de Confirmación “procurar que su ahijado se comporte como verdadero testigo
de Cristo y cumpla fielmente las obligaciones inherentes al sacramento” (canon 892). Las condiciones
para ser padrino son las siguientes:

- Ser católico, haber recibido la Confirmación y la Eucaristía, y llevar una vida coherente con la fe
cristiana y con la misión que va a asumir.

- Haber cumplido 16 años.

- No estar afectado por una pena canónica (excomunión, entredicho o suspensión legítimamente
impuesta o declarada)

- Haber sido elegido por el que se va a confirmar.

- Tener capacidad o intención de desempeñar la misión de padrino (no puede ser obligado a ser padrino
contra su voluntad)

LA CELEBRACIÓN DE LA CONFIRMACIÓN

La celebración del sacramento de la Confirmación se hacía en conjunto con el Bautismo, de tal manera
que ambos sacramentos se otorgaban en una misma ceremonia. Incluso hoy en los ritos de oriente se
ofrecen unidos y se agrega la Eucaristía. En occidente se confieren sólo en el caso de adultos los tres
sacramentos juntos.

Respecto de la estructura de la celebración del sacramento de la Confirmación se distinguen las


siguientes partes:
a) Lecturas bíblicas concernientes al sacramento. Estos textos son explicados por el obispo o el
presbítero autorizado.

b) Renovación de los compromisos del Bautismo, además los confirmandos manifiestan la profesión de
la fe del católico.

c) Se pide los dones del Espíritu Santo, el obispo o el sacerdote autorizado, extienden las manos sobre
los que recibirán el sacramento.

d) Unción. El obispo o el sacerdote autorizado ungen la frente de cada confirmando con el crisma,
mientras el obispo repite: “Recibe la señal del don del Espíritu Santo”.

e) Oración de los fieles adaptada al contexto de la Confirmación.

f) Bendición final.

Quien recibe este sacramento, debe estar en estado de gracia (sin pecado grave) y tener el deseo de
recibirlo. Si se recibe la Confirmación en pecado, se haría culpable de un nuevo pecado, y muy grave,
cual es la falta de respeto a un sacramento. Si bien el sacramento es válido, esa persona no recibiría la
gracia de la Confirmación en la celebración del sacramento, y sólo podría recibirla mas tarde cuando
arrepentido se acercara al Sacramento de la Reconciliación.
SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN EXAMEN DE CONCIENCIA Primer Mandamiento: “Amarás a Dios
sobre todas las cosas”. • ¿Amo de veras a Dios como Padre y me esfuerzo por cumplir su voluntad como
buen hijo suyo? ¿O lo olvido dejándome absorber por las cosas y las preocupaciones de cada día? •
¿Hago con desgano las cosas que se refieren a Dios? • ¿Mi tiempo responde a las prioridades de Dios
(oración, familia, estudio, recreación)? • ¿He abandonado el trato con Dios en la oración o en los
sacramentos? • ¿He llegado a negar la fe o algunas de sus verdades, en mi pensamiento o delante de los
demás? • ¿Obedezco la enseñanza del magisterio de la Iglesia o interpreto a mi manera? • ¿Me he
acercado indignamente (bajo pecado grave) a recibir algún sacramento? • ¿He procurado alcanzar la
debida formación religiosa que me capacite para dar testimonio de Cristo con el ejemplo y la palabra?
¿Sé defender a Cristo y a la Iglesia? • ¿Me preocupo por hacer más cristiano el ambiente a mi alrededor,
sin que me influya el “qué dirán”? Segundo Mandamiento: “No tomarás el nombre de Dios en vano”. •
¿Nombro a Dios con respeto y amor? ¿Amo y respeto a la Iglesia, al Papa, los obispos, a los sacerdotes?
¿Colaboro con ellos? ¿Respeto el Templo de Dios? • ¿He blasfemado o dicho palabras ofensivas contra
Dios, la Virgen o los santos? • ¿He jurado por Dios en falso o sin necesidad? • ¿Me rebelo contra Dios
ante las enfermedades o dificultades de la vida? • ¿He hecho algún voto, juramento o promesa y he
dejado de cumplirlo por mi culpa? • ¿He jurado hacer algún mal? ¿He reparado el daño provocado si
hice el mal? 279 Tercer Mandamiento: “Santificarás las fiestas”. • ¿He faltado a Misa los domingos o
fiestas de precepto, sin causa justificada? ¿Me he distraído voluntariamente o he llegado tan tarde que
no he participado adecuadamente en la Misa? • ¿He ayunado y guardado abstinencia el Miércoles de
Ceniza y el Viernes Santo? • ¿Me he confesado al menos una vez al año? ¿Cumplí la penitencia que me
impuso el sacerdote en la última confesión? ¿He hecho penitencia por mis pecados? • ¿He callado en la
confesión, por vergüenza, algún pecado grave? ¿He comulgado después alguna vez? • ¿Me he acercado
a recibir la Comunión, al menos en Pascua de Resurrección? ¿Me he confesado para hacerlo en estado
de gracia? Cuarto Mandamiento: “Honrarás a tu padre y a tu madre”. • ¿Amo y soy respetuoso con mis
padres? • ¿Les presto ayuda? • ¿He entristecido a mis padres con mi conducta? • ¿Escucho y acepto el
consejo de mis padres? • ¿He peleado con mis hermanos? ¿He dejado de hablarme con ellos y no he
hecho lo necesario para la reconciliación? • ¿He dado mal ejemplo a mis hermanos? • ¿Soy amable con
los extraños y me falta esa amabilidad en la vida familiar? • ¿Sacrifico mis gustos, caprichos y
diversiones para cumplir con mi deber de dedicación a la familia? • ¿He sido flojo en el cumplimiento de
mis deberes? ¿Retraso con frecuencia el momento de ponerme a trabajar o estudiar? Quinto
Mandamiento: “No matarás”. • ¿Tengo enemistad, odio o rencor hacia alguien? • ¿He dejado de
hablarme con alguien y me niego a la reconciliación o no hago lo posible por conseguirla? • ¿He deseado
un mal grave al prójimo? ¿Me he alegrado de los males que le han ocurrido? • ¿He sentido envidia ante
el bien del prójimo? • ¿He despreciado a mi prójimo? (burlas, críticas, ridiculizaciones). 280 • ¿Con mi
actuar, he cooperado en el pecado de otros (malos consejos, fomentar el odio, conversaciones, modo de
vestir, invitación a presenciar algún espectáculo, préstamo de algún libro o revista, etc.)? ¿He tratado de
reparar el escándalo? • ¿He llegado a herir o quitar la vida al prójimo? • ¿He cooperado con el aborto? •
¿He sido imprudente en la conducción de vehículos? • ¿He descuidado mi salud? ¿He atentado contra
mi vida? • ¿Me he embriagado, bebido con exceso o tomado drogas? • ¿Me he dejado dominar por la
gula, es decir, por el placer de comer y beber más allá de lo razonable? Sexto y noveno Mandamiento:
“No cometerás actos impuros” – “No consentirás pensamientos ni deseos impuros”. • ¿Me he dejado
llevar por deseos o pensamientos impuros, aunque no los haya realizado? • ¿He tenido conversaciones
impuras? ¿Las he comenzado yo? • ¿He asistido a diversiones que me ponían en ocasión próxima de
pecar? (ciertos bailes, cines o espectáculos inmorales, malas lecturas o compañías). • Antes de asistir a
un espectáculo, o leer un libro, ¿averiguo sobre su calificación moral, evitando así las deformaciones de
conciencia que pueda producirme? • ¿Me he entretenido con miradas impuras? • ¿He realizado
acciones impuras? (expresiones de cariño desmedidas, relaciones sexuales sin estar casado,
masturbación, pornografía, actos homosexuales). • ¿Tengo amistades que son ocasión habitual de
pecado? ¿Estoy dispuesto a dejarlas? Séptimo y Décimo Mandamientos: “No robarás” – “No desearás
los bienes ajenos”. • ¿He robado algún objeto o alguna cantidad de dinero? ¿He reparado o restituido
pudiendo hacerlo? ¿He cooperado con otros en algún robo o hurto? • ¿He engañado cobrando más de
lo debido? ¿He reparado el daño causado? • ¿He procurado evitar, pudiendo hacerlo, las injusticias, los
escándalos, hurtos, venganzas, fraudes y demás abusos que dañan la convivencia social? 281 Octavo
Mandamiento: “No levantarás falso testimonio ni mentirás”. • ¿He dicho mentiras? ¿He reparado el
daño ocasionado? ¿Miento habitualmente porque se trata de cosas de poca importancia? • ¿He
descubierto, sin justa causa, defectos graves de otra persona, aunque sean ciertos, pero no conocidos?
¿He reparado de alguna manera, por ejemplo, hablando de modo positivo de esa persona? • ¿He
calumniado atribuyendo a alguien lo que no era verdadero? ¿He reparado el daño? • ¿He hecho juicios
contra el prójimo? ¿Los he comunicado a otras personas? ¿He rectificado ese juicio inexacto? • ¿He
revelado secretos importantes de otros, descubriéndolos sin justa causa? • ¿He hablado mal de otros
por frivolidad, envidia, o con el único fundamento de que “me contaron” o de que “se dice por ahí”? Es
decir, ¿he cooperado de esta manera a la calumnia y a la murmuración? Acto de Contrición Señor mío,
Jesucristo, me pesa en el alma haberte ofendido, por ser Tu tan bueno, y a quien amo por sobre todas
las cosas. Propongo firmemente, con tu gracia, nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que
me fuere impuesta. Confío en que me perdonarás, por tu infinita misericordia. Amén.

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