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Prismas - Revista de Historia Intelectual

ISSN: 1666-1508
revistaprismas@gmail.com
Universidad Nacional de Quilmes
Argentina

Lauria, Daniela
La Academia Argentina de Ciencias y Letras y su posición sobre la lengua nacional (1873-1879)
Prismas - Revista de Historia Intelectual, vol. 16, núm. 2, diciembre, 2012, pp. 171-174
Universidad Nacional de Quilmes
Bernal, Argentina

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=387036815004

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Dossier: Sociabilidades culturales en Buenos Aires, 1860-1930

La Academia Argentina de Ciencias


y Letras y su posición sobre la lengua
nacional (1873-1879)
Daniela Lauria
Universidad de Buenos Aires / conicet

Las posiciones que se exponen en las polémi- la heredada de la ex metrópoli. Si la preocu-


cas sobre la lengua española en el mundo his- pación era la de emancipar de la tradición es-
pánico son representativas de la impronta que pañola a aquellas esferas que la Generación
se ha querido imprimir a los estados naciona- de Mayo había mantenido estancadas –la cul-
les. A partir de la independencia de las nacio- tura, la literatura, el derecho, la educación–,
nes americanas a comienzos del siglo xix y la lengua cobraba un papel central, ya que era
del posterior proceso de formación de los es- uno de los aspectos que exponían la perma-
tados nacionales, se suscitaron, en muchos nencia de la herencia colonial. En la segunda
países, discusiones sobre la lengua nacional. etapa, en cambio, las preocupaciones se liga-
La Argentina fue uno de los países en los ron con el proceso de consolidación del Es-
que se produjeron intensas polémicas en torno tado. Esta etapa marcó las problemáticas en
a la lengua. Visto el siglo xix, se podrían de- torno de las cuales se definirían las posiciones
limitar dos etapas en los debates, vinculadas en conflicto durante los primeros años del si-
a las posiciones emergentes en el seno de las glo xx: la inclusión del gaucho en el imagi-
dos generaciones que se identifican cuando se nario nacional –a través de la valoración de
historizan el desarrollo y la organización del trazos lingüísticos asociados al mundo rural
campo intelectual y político-cultural: la Ge- criollo–, el interés por considerar los indige-
neración del 37 y la llamada “Generación del nismos como rasgos propiamente argentinos,
Ochenta”. La primera etapa fue un momento la apelación a la tradición y a la unidad his-
programático, en el que se enunciaron aque- pánicas y, como núcleo temático central, la
llas bases en las que se buscaba sustentar la inmigración. Estas cuestiones pueden com-
nación. Por ello, los ejes acerca de los cuales prenderse como parte de la configuración –no
giraron los discursos fueron la emancipación, exenta de tensiones– de un imaginario de na-
la relación con la antigua metrópoli, la orga- ción que incluyera rasgos distintivos argenti-
nización político-institucional y la caracteri- nos al tiempo que respondiera al principio de
zación de la lengua en su relación con el pue- homogeneidad lingüístico-cultural que guió
blo, en tanto pueblo de la nación. Los textos la formación de los estados nacionales.
de Echeverría, Alberdi, Gutiérrez y Sarmiento El surgimiento de posiciones nativistas e
tuvieron un carácter fundador al plantear el hispanistas se expresó claramente en la crea-
problema que conllevaba para la nueva nación ción de la Academia Argentina de Ciencias y
independiente el hecho de que su lengua fuera Letras. En efecto, frente a la idea de lengua

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nacional de la Generación del 37, las ideas de esta obra, cualquiera que sea el número
que dominarían en las últimas décadas del de ediciones que se haya publicado.2
siglo xix se sostenían en la defensa de una
lengua común con España y las restantes na- Los primeros apartados declaran el plan abar-
ciones hispanoamericanas y, de manera com- cador respecto de los objetivos y los intereses
plementaria, en la concepción de lo propia- de la asociación. Efectivamente, ésta no se li-
mente nacional en la lengua en términos de mitó a los estudios lingüísticos (normativos)
particularidades o peculiaridades.1 y literarios, conforme la tradición académica
La Academia Argentina de Ciencias y Le- ilustrada europea lo impone, sino que se
tras se fundó en Buenos Aires el 9 de julio de prestó a estimular la labor intelectual, enfo-
1873 y cesó sus actividades en 1879. Surgió cándose en el estudio y la interpretación de la
por iniciativa de un grupo de intelectuales de realidad argentina, y a teñirla de un matiz lo-
itinerarios disciplinares diversos, pertene- cal. Se quería construir un programa nacional,
cientes a la elite porteña. Las sesiones ordina- que se manifestara en diversas actividades
rias tenían lugar en la casa del principal men- culturales y científicas –el teatro, la literatura,
tor de la entidad, el poeta Rafael Obligado, las artes (pintura, escultura y música), el dere-
los sábados a la noche. Entre sus miembros cho, la historia, la geografía, la zoología y la
se hallaban destacados polígrafos: Martín botánica–. Prueba de ello son las ideas ex-
Coronado, Eduardo L. Holmberg, Ernesto puestas en las memorias de Coronado publi-
Quesada, Miguel Cané, Pedro Goyena, Ole- cadas en La Nación el 16 de julio de 1878:
gario Andrade, Atanasio Quiroga, Eduardo
Gutiérrez, Clemente Fregeiro, Carlos Guido […] hemos ido siempre delante del pro-
y Spano, Pastor Obligado y Martín García greso, pudiendo asegurar desde luego que
Mérou. La institución contó con un estatuto nuestros propósitos serán en breve he-
interno publicado en 1877. Los artículos re- chos realizados y que la Academia dará
lativos al primer capítulo, “De la Academia”, una forma práctica a las aspiraciones de
expresan los principales propósitos: patriotismo y de amor al saber que nos
unieron en su origen. Ciencias, letras,
Art. 1 La Academia Argentina tiene por arte, todas las nobles manifestaciones del
objeto estudiar, proteger y difundir en la pensamiento, han ensanchado la esfera de
República las ciencias, las letras y las artes acción en nuestro seno y unidas en frater-
[…]. nal abrazo, han dominado obstáculos y
Art. 2 La Academia se divide en cuatro vencido preocupaciones para tomar el co-
Secciones: Sección de Ciencias Físico-Ma- lorido y la vida de todo lo que nos rodea y
temáticas; Sección de Ciencias Sociales; dar una vez por todas el sello de la patria a
Sección de Letras; Sección de Bellas Artes. las obras de la inteligencia argentina.3
Art. 3 Es un deber primordial de la Acade-
mia redactar un Diccionario de Argentinis-
mos, y ocuparse constantemente del estudio
2
Citado en Pedro L. Barcia, Un inédito Diccionario
de Argentinismos del siglo XIX, Buenos Aires, Acade-
mia Argentina de Letras, 2006, pp. 333-342.
1 3
Ideas extraídas de Mara Glozman y Daniela Lauria, Citado en Lidia Lewkowicz, “Academia Argentina
Voces y ecos. Una antología de los debates sobre la de Ciencias y Letras”, Sociedades literarias argenti-
lengua nacional (Argentina, 1900-2000), Buenos Ai- nas (1864-1900), La Plata, Universidad Nacional de
res, Cabiria/Museo del Libro y de la Lengua, 2012. La Plata, 1967, p. 65.

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El autor traza con nitidez el perfil estético- demia Española (rae). En efecto, en la revista
ideológico de orientación nacionalista que El Plata Literario, que funcionaba en 1876
asumió la Academia, el cual significó que como un órgano de difusión informal de la
tanto la elección de las temáticas abordadas Academia, se enunciaba la utilidad de la obra:
como el lugar de enunciación fueran argenti- ser “un auxiliar de la literatura que quiera in-
nos. Se puede establecer una dicotomía entre spirarse en nuestras costumbres, dando relieve
el pasado, asociado a la realización de obras a sus peculiaridades en la forma del lenguaje
sujetas a influencias extrañas en el sentido de que haga resaltar con más viveza el colorido
extranjeras y, por ende, serviles al espíritu; y local”.6 Por lo tanto, el posicionamiento de la
el presente signado por el cultivo de tópicos y Academia Argentina se acercaba, en cuestio-
motivos de carácter local y tradicional en las nes lingüísticas, a España. Simultáneamente
producciones surgidas en el interior de la a la búsqueda de una cultura nacional, irrum-
Academia. Desde su perspectiva, se desplegó pieron los primeros esfuerzos por la conserva-
un contexto de producción de ideas articulado ción, la pureza y la unidad de la lengua.
por la búsqueda y la concreción de un pro- De lo expuesto se desprende que la Acade-
grama de emancipación intelectual que fun- mia osciló entre el nativismo en la forma de
dara, a su vez, una cultura nacional. concebir la cultura nacional y el hispanismo
El tercer artículo del reglamento revela, en asuntos lingüísticos. Por un lado, el pro-
sin embargo, que el estudio del idioma –del grama cultural apuntaba a captar y registrar
léxico– ganó relevancia a partir del proyecto el escenario natural y simbólico argentino
de un Diccionario de argentinismos. Las ta- desde un enfoque integral, que abarcara un
reas de la única obra colectiva, coordinadas repertorio variado de producciones literarias,
por Obligado, Holmberg y Quiroga, comen- artísticas y científicas. La tradición cultu-
zaron en 1875. Puesto que las actividades de ral puesta en juego se basó en la expresión
la institución se disolvieron abruptamente, de lo nacional, del nativismo, que se nutre
el vocabulario quedó inconcluso. El objetivo de un regreso a las raíces históricas y de los
del diccionario era registrar las voces, pala- temas patrióticos, del paisaje idealizado del
bras, frases, acepciones propias del “lenguaje campo y de la vida pampeana. Ésos fueron
nacional” o del “lenguaje argentino” que se los tópicos privilegiados de esta formación
empleaban con frecuencia en la literatura cultural. Por otro lado, si bien la elaboración
nacional (especialmente en la llamada gau- de un diccionario inscribe a la Academia Ar-
chesca). La realización de esta obra –“un acto gentina en la matriz de constitución histórica
de patriotismo”–4 no conllevaba un ánimo rup- de las academias idiomáticas, su propósito,
turista, sino que, por el contrario, contribuía a como vimos, no residió en regular las prác-
“enriquecer […] el espléndido idioma que nos ticas lingüísticas, sino que se asoció con la
deparó la suerte” con “voces patrias” y “acep- lectura (y la traducción) de textos literarios:
ciones nacionales”.5 Se trataba, en definitiva, era un diccionario periférico, subalterno, que
de un diccionario complementario, que acre- funcionaba como efecto de complementación
centaría el caudal léxico del idioma represen- de los diccionarios generales. La Academia
tado en el “diccionario oficial” de la Real Aca- se instaló en una posición prohispanista, que
cristalizó la noción de argentinismo como pe-
culiaridad o particularidad en relación con la
4
Citado en Pedro L. Barcia, Un inédito Diccionario
de Argentinismos, op. cit., p. 40.
5 6
Citado ibid., p. 48. Citado ibid., p. 40.

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lengua común. Esta concepción de la lengua ciada, lo que parece denunciar una voluntad
nacional aboga por la unidad de la lengua y la de no sumisión a los dictados de la academia
filiación con la norma erigida en España. La matritense, aunque la verdad es que actuó (y
presencia de Obligado no es, en absoluto, un actúa) como difusora de las decisiones de la
dato menor para nuestro gesto interpretativo. rae. Una de sus principales labores fue el
En 1889, el autor del Santos Vega intercede- acopio sistemático de léxico específico. En
ría en defensa del proyecto de creación de la 1999 pasó a ser correspondiente y, desde en-
academia argentina correspondiente a la rae, tonces, se fue alejando cada vez más de la
que desplegaba un modo de pensar la autori- órbita del Estado, si bien su financiamiento
dad académica que polemizaba con la ruptu- viene del tesoro público.
rista “generación romántica” y que anticipaba En suma, hemos reconstruido algunas re-
las posiciones sobre la lengua que asumirían presentaciones y prácticas de la Academia
décadas después la Academia Argentina de la Argentina. Nos interesó resaltar que su pro-
Lengua y la Academia Argentina de Letras.7 yecto intelectual estaba atento al desarrollo de
La primera, fundada como filial de la de Ma- un proceso de nacionalización de la cultura y
drid en 1910, en un contexto de marcada vi- de la ciencia, frente a otros espacios de so-
sibilidad de la emergencia de posiciones his- ciabilidad coetáneos como el Círculo Cien-
panistas, tuvo una vida efímera. Conformada tífico Literario, que promovía una mirada
por quienes habían aceptado ser académicos más próxima a estilos, formatos y contenidos
correspondientes, su proyecto central, por foráneos. Empero, la intervención en la vida
empuje de Obligado, fue la confección de un cultural tensaba con su posición glotopolítica,
Diccionario de argentinismos que pudiera afín a un hispanismo con peso cada vez más
aportar materiales –particularidades, pecu- fuerte. Otro punto para destacar se vincula
liaridades– para actualizar y enriquecer el con el funcionamiento de la entidad. Aunque
diccionario académico. La Academia Argen- la Academia tuviera un estatuto inspirado en
tina de Letras, que cumple funciones desde su las academias europeas, en términos prácticos
creación –por un decreto-ley de Uriburu, en procedió con el espíritu de los salones litera-
1931– hasta hoy, nació como academia aso- rios del último cuarto del siglo xix. Todavía
no estaban dadas las condiciones para la ins-
talación de una academia idiomática: pese a
7
Véase María Contursi et al., “Políticas del hispa- la preocupación por la unidad lingüística, la
nismo en perspectiva histórica: la creación de la tradición antiacademicista que había teñido
Academia Argentina de Letras (1931)”, Actas del XV
Congreso Internacional de ALFAL, Montevideo, Uni- los debates sobre la lengua en la Argentina
versidad de la República, 2008. desde 1830 estaba aún en vigencia. †

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