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ESCUELA NACIONAL DE

ANTROPOLOGÍA E HISTORIA

EL OBJETO MUSEÍSTICO Y SU SIGNIFICACIÓN


ZIGZAGUEANTE

CURSO: SEMINARIO TEORÍCO DE SEMIÓTICA

DOCENTE: MARIO ARTURO GALVÁN

ALUMNA: INDIRA RUTH MENCHACA VARGAS. # EXP. 200702503


Una pieza detrás de la

vitrina de un museo no está

eximida de interpretaciones y

apreciaciones diversas, e incluso

opuestas, hechas por parte de los

visitantes que la observan, que la

interpelan, y que la interiorizan


Fotografía tomada de la sala mexica del
para apropiarsela, confrontarla e integrarla a su respectiva construcción cultural,

independientemente de que esta integración ocurra de forma positiva, negativa o neutral en el

visitante. Ahora bien, sí ello aplica para toda pieza, entiendase escultórica, pictórica, textil, fósil,

etcétera, expuesta en algún museo, sea éste del tipo que sea (museo de historia natural, museo

comunitario, ecomuseo, museo de arte contemporáneo, museo de historia y antropología, etcétera),

en el caso de las piezas de índole arqueológico expuestas en los museos de historia y antropología,

o de antropología y arqueología —según sea el caso—, las apreciaciones e interpretaciones a las

que han estado sujetas dichas piezas constituyen parte de un proceso totalmente distinto al que se

da en piezas de corte diferente, por ejemplo, del proceso al que han estado sujetas las piezas

mostradas en un museo de arte contemporáneo, o al de las piezas de un museo de historia natural,

sólo por mencionar algunos.

Si bien es cierto que toda pieza de museo sea del corte o tipo que sea, está sujeta a significar e

impactar de forma un tanto variable para cada visitante, dependiendo de múltiples factores en el

mismo, como su estatus, religión, rango de edad, educación, género, etcétera, es factible mencionar

que, aún con ello, hay una percepción hasta cierto punto generalizada y compartida entre los

visitantes y que corresponde con las formas, manejos y constructos que éstos comparten al integrar
parte de una específica sociedad en un momento o contexto histórico concreto. No obstante,

ahondar en las especificidades, reacciones e interpretaciones que de ello devienen no es el objetivo

de este trabajo. En cambio, sí es próposito el abordar las etapas o momentos de significación que

han llegado a caracterizar a la pieza museística1, ello dependiendo de los fines o propósitos que se

tengan designados para ella, del funcionamiento y uso que se le otorgue en una determinada

sociedad, etcétera.

Es la intención de este trabajo mostrar algunas de las múltiples significaciones de las que

generalmente ha sido sujeto la pieza arqueológica, la cual, expuesta detrás de una vitrina de museo

pareciera concluir su proceso de significación, o al menos, contener un significado inamovible y dado

per se como único y verdadero, precisamente por ser parte de una institución como lo es el museo,

la cual está respaldada y avalada por un cuerpo académico experto e interdisciplinario, de modo

que, lo que muestra, explica y comunica el museo es totalmente válido e incluso incuestionable.

Cabe señalar que menciono esto último bajo la muy frecuente y generalizada postura u opinión que

tiene el visitante respecto al museo.

Se tratará de especificar en lo más posible las acciones y etapas a las que ha estado sujeta la ahora

pieza museística, independientemente y sin considerar los atributos que lleguen a caracterizarle o

por los cuales se le ha definido y clasificado durante el analisis arqueológico, por ejemplo, materia
1
En adelante, me referiré de manera indistinta como pieza museística, objeto museístico o artefacto museístico a todo
material que fue modificado, producido y empleado por el ser humano pero que, ante todo ha sido intervenido de una
forma concreta, especial y estratégica en función de su óptima exposición y difusión a través de los espacios bien
articulados de un museo. Cabe señalar además que no contemplo el medio o las acciones por las cuales llegó hasta la
vitrina de un museo, así como tampoco considero aspectos como materia prima o bien, materias primas con los que está
hecho, el tipo o clase de artefacto (ritual, ornamental, utilitario, etcétera.), temporalidad específica, etcétera. Únicamente
hago hincapié que al referirme a esta clase de piezas museísticas, estoy considerando solamente a aquellas que son las
piezas arqueológicas originales, es decir, que no son réplicas de la original, puesto que, puede prestarse a confusión ya
que una reproducción es también una pieza museística y desde mi perspectiva particular, su exhibición no demerita el
valor de lo que se pretende exponer y divulgar. No obstante, para los parámetros de este trabajo no se contemplará
como tal, puesto que considero que una pieza con dicho origen, no ha atravesado los procesos de significación que una
arqueológica sí. Tampoco considero como piezas museísticas a las representaciones o simulaciones a escala, esto es
por ejemplo, las maquetas a pequeña escala de ciudades, centros ceremoniales, la representación de pirámides o
templos, etcétera, y que auxilian en la exhibición y explicación del discurso museográfico.
prima, forma, función, tipo, etcétera. Se demarcará el juego de significados que pudo poseer la pieza

—justamente antes de ser pieza museística, y también al ya serlo—, dependiendo del momento o

etapa en la que ésta es apropiada por un conjunto de individuos pertenecientes a un contexto

histórico determinado, y se le emplea de cierta forma (uso) y se le dota de algún valor o significado

específico.

Se considera aquí, que el artefacto en sí, es una instancia inspiradora —por decirlo de algún

modo— que ha sido dotado de significado o significados que son transitorios y fluctuantes, ello

claro, si se le considera desde una óptica diacrónica. El artefacto estará siempre atravesado por la

configuración dinámica del pensamiento y sistema de racionalidad vigente, admisible y posible para

los individuos de una sociedad específica en un momento particular. Lo anterior implica admitir al

significado como un resultado históricamente situado y no como una sustancia esencial, universal e

inamovible.

El presente trabajo pretende corroborar lo anterior a partir de la exposición de las posibles

circunstancias y momentos que el objeto museístico de corte o tipo arqueológico, atraviesa o puede

atravesar desde su elaboración hasta su exhibición en una vitrina, mostrando con ello ese dinámico

zigzagueo de significación del que ha sido sujeto. Cabe destacar que no es para nada menester de

este trabajo pretender llegar a explicaciones sobre cómo se llegó o produjo el significado y valor de

la pieza en determinado momento, o cómo se da la transformación de una significación del objeto

mismo a otra significación o significaciones distintas; únicamente se parte del hecho de la existencia

y presencia de un campo semiótico bien constituido y específico a partir del cual son o no

permisibles ciertas apropiaciones y significaciones de los objetos, sucesos, acciones, etcétera, y que

demarcan el significado, valor, e incluso el uso y función que —para el caso de este trabajo—, se le

puede dar a un artefacto.


En este sentido se entiende por campo semiótico a un determinado conjunto de fenómenos

contextualmente situados en un momento y ejercidos por una sociedad determinada, a la

emergencia de cuya existencia ontológica y perceptibilidad concurre el conjunto de enunciados y

significaciones construidos por determinado conjunto de operaciones establecidas y vigentes en esa

sociedad específica. Así, cuando comienzan a perder poco a poco vigencia el conjunto de

enunciados y significaciones dados hacia algún artefacto, se habla de un desplazamiento en el

campo semiótico, y comienzan con ello a asimilarse los nuevos enunciados y significaciones,

haciendo perceptibles otros nuevos fenómenos ontológicos sobre ese mismo objeto2.

Los Momentos de significación del objeto museístico

 Idea de la pieza. Etapa previa a la existencia material de la pieza en sí. Su existencia se

remite exclusivamente al terreno de lo obstracto y del pensamiento del individuo, es decir,

no existe materialmente pero sí su representación en el orden del pensamiento. En esta

etapa pueden considerarse dos aspectos en cuanto al desplazamiento de significación del

objeto: a) la pieza que llega hasta nuestros días en el museo pero que, en el pasado sólo

existió de manera abstracta por algún momento hasta que finalmente fue elaborada, pero

que sin embargo, ya tenía como antecedentes a otras piezas idénticas en su clase y

existiendo físicamente, por lo tanto puede hablarse de una emulación o producción continua

y preferencial por parte de esa sociedad pretérita de manufacturar piezas con las

características de las ya existentes; de este modo se habla de tradiciones o tipos en

2
Consultar al respecto: http://www.magarinos.com.ar/La_semiotica_de_los_bordes.html
http://www.magarinos.com.ar/Impresion.html
arqueología. En este caso la pieza que llega hasta nuestros días en el museo, al ser una

copia y/o parte de una cadena de tradición en cuanto a la producción de piezas de esa

clase, es una representación de todas las demás piezas en su tipo, y que ya existían antes

de la manufactura de ésta. b) La pieza que llega hasta nuestros días detrás de la vitrina de

un museo pero que en algún momento del pasado sólo existió como una idea y no

materialmente y, a diferencia del caso anterior, no existían otros artefactos idénticos a partir

de los cuales se pudiese llevar a cabo una pieza más de las mismas (una copia, como es el

caso anterior), es decir, la pieza que llega hasta nuestros días es la primera en su tipo, lo

cual conduce a que se le considere como un invento al no existir otras iguales previas a ella.

Esto es relevante debido a que, al ser la primera en su clase en la historia, posee un trato

distinto incluso dentro del propio museo al de las otras de su misma clase pero que fueron

manufacturadas después. En este sentido, esta clase de piezas poseen en el presente un

nivel y carga simbólica diferente a las otras piezas de su misma índole pero que son

posteriores. Lo mismo ocurre por ejemplo, para el caso de la pieza que es única en su clase

debido a que es la última que ha podido conservarse y llegar hasta nuestros días, “la única

conservada en su tipo”, etcétera. Existen exposiciones en las que este tipo de objetos son

el punto o foco principal a través del cual se realiza toda la promoción y difusión de la

totalidad de la exposición para su divulgación al público en los distintos medios.

 Elaboración, Uso, Modificación, Mantenimiento, Reciclaje, Desuso (descarte),

Reutilización y Abandono de la pieza (Shiffer 1972:161-162). De manera muy escueta se

abordarán algunas de las etapas. Cabe señalar que no todo artefacto es atravesado por

cada una de ellas, incluso, algunas no se dan necesariamnete en el orden expuesto arriba.
La elaboración tendrá que ver y relacionarse con elecciones de materia prima con la que se

realizará la pieza, con el o los espacios en los que se realice su elaboración, la persona o

personas que intervienen, el fin u objetivo de su elaboración, etcétera. De este modo por

ejemplo, una escultura cerámica que se empleará para algún ritual y se depositará en el

centro de un espacio ritual, no posee el mismo valor e importancia respecto a la pieza

cerámica que sólo se empleará para intercambiarse, cumplir con alguna demanda de

tributaje, o de mero uso doméstico. En general el uso, está ligado con el ámbito de consumo

para el cual fue elaborado el artefacto, la función social de éste, es decir el papel social que

juega en esa sociedad y no únicamente la variedad de veces y labores en las que se

empleó. El uso puede ser diverso, y la actividad específica bien pudo haberse realizado en

distintos tipos de contextos (Sánchez 2010:125-126). La utilidad del artefacto puede

relacionarse con la reutilización, con la modificación y el mantenimiento del artefacto puesto

que, la utilidad viene a ser la capacidad que tiene la pieza para poder sobrevivir y/o

renovarse, esto es, gracias a su probada eficiencia para cumplir con el motivo para el cual o

para los cuales fue hecha, además por sus peculiares características, la pieza llega a ser

intervenida y se modifica ligeramente su aspecto, o bien, simplemente se reutiliza despues

de cierto período y se alarga su tiempo de uso (Ibíd, 126). El abandono de la pieza puede

darse de varias formas, por ejemplo, abandono abrupto o abandono repentino, y en el último

de los casos por ejemplo, de conformar parte de éste el artefecto, lleva a pensar en las

implicaciones que pudo tener para la sociedad que le produjo, puesto que, un abandono

repentino implica una acción paulatina pero bien planeada de retiro del lugar, llevando

consigo unicamente ciertos objetos, o bien, dejando por alguna razón importante otros
tantos, y éstos quiza dispuestos espacialmente de cierta manera y en relación con otros

(Shiffer op. Cit. 164-166).

 Hallazgo de la pieza. En este sentido se contempla y respalda el hallazgo orientado por una

investigación arqueológica. No obstante, muchas veces los hallazgos de las piezas son

producto de eventos fortuitos que incluyen el saqueo. Sin embargo, para cada uno de los

casos el valor y significado que tiene la pieza es por demás diferente, ya que para el primer

caso, la correcta realización de las acciones y tareas que el hallazgo conlleva son vitales

para poder establecer precisamente las relaciones y significados que con base y relación

al contexto en el que ésta se encuentre pudo estar representando la pieza para la

sociedad que se está estudiando. En cambio, para los casos de saqueo, la pieza representa

y asegura principalmente la entrada de cierta cantidad de dinero o algún tipo de ventaja o

ganancia, pero con ello, finalmente termina dándose la entrada del objeto en el mercado

negro, el coleccionismo, etcétera.

 Análisis de la pieza. Bajo esta etapa me refiero a la investigación de la que puede llegar a

formar parte la pieza, investigación que es respaldada y efectuada por la comunidad

científica bajo un proyecto de tipo arqueológico, principalmente. En este sentido, la pieza

puede ser estudiada por más de un proyecto de investigación en diferentes momentos y con

posturas y fines distintos. En general, la pieza es sometida primeramente a un registro que

implica una descripción detallada, despues pude ser sometida a algún tipo de estudio en

laboratorio para fecharse, detectar composición, huellas de uso, pigmentos, etcétera, esto

dependiendo del tipo de objeto que sea, de sus características y de su estado de

conservación, sólo por mencionar algunos. En ocasiones puede ser simplemente una pieza
más, que con otras de su clase, conforma parte de las estadísticas, las cuales se incorporan

para reforzar o sustentar un objetivo o tema particular dentro de la investigación general.

Puede decirse que, el significado que pueda estar teniéndo la pieza durante su analisis, será

de acuerdo a los fines y objetivos particulares que posea la investigación.

 Coleccionismo. A esta actividad, puede o no haber estado sujeta la pieza. De darse tal

caso, generalmente aunque no necesariamente está ligado con la etapa siguiente que

es la recuperación.3 Para este caso el objeto muchas veces es tenido como una especie de

trofeo, en afán de demostrar cierto estatus económico y/o intelectual, poder adquisitivo,

conocimiento y gusto por la cultura que le produjo, etcétera, y significa que la persona,

familia o institución que la posee, cuenta con alguna o todas esas características.

 Recuperación-deportación. En este proceso se denota y hace alusión al lugar (país o

región) de origen. De esta etapa bien puede o no, ser sujeto la pieza. Su reincorparación al

territorio de origen llega a significar — en el caso de ser una pieza considerada muy

importante y valiosa por lo que representa para esa sociedad— y a remitir, por ejemplo,

aspectos de identidad, de pasado glorioso, o incluso generar o reforzar cierta clase de lazos

y acuerdos entre las dos naciones y/o regiones (la que devuelve y la que recibe las piezas),

en fin.

3
Cabe señalar que aunque me sujeto a cierto orden de etapas, algunas de éstas no necesariamente se dan
de forma líneal y en una sola ocasión en el artefacto. Evidentemente su elaboración sí se da sólo una vez,
pero pudo haber sido reutilizada y modificada varias veces. La restauración para su preservación pudo darse
continuamente incluso al ser sujeto de coleccionismo, ya que no es exclusivo de una institución y/o
investigación académica la facultad y necesidad de intervenir la pieza para su óptima conservación. Puede
darse el caso de que en varias ocasiones la pieza fuese sujeto de coleccionismo y de constantes
deportaciones, etcétera. También, primero pudo darse su hallazgo y ser objeto de coleccionismo, e incluso,
saltarse la parte del análisis o estudio arqueológico y llegar directamente a la vitrina del museo. Tan
zigzagueante su trayectoria como su significación.
 Mantenimiento de la pieza. Tiene que ver con el proceso de restauración (parcial o casi

total) y/o conservación que llega a sufrir una pieza mucho antes de ser exhibida en el

museo, aunque esto no es característico del momento previo a la exhibición inicial, puesto

que, ya en vitrina despues de un tiempo o varios años de su exhibición pueden ser varias las

intervenciones que se le hacen, unicamente se le sustrae de la vitrina y ese espacio queda

deshabitado temporalmente dependiendo del tiempo que implique el grado de intervención y

mantenimiento que requiera la pieza. En ocasiones, de manera provisional se deposita en la

vitrina algún otro objeto, pero sin que éste rompa con el tema y discurso manejado en la sala

y la vitrina, o bien, se deposita una replica de la pieza, o en todo caso, el espacio queda

vacío hasta la reincorporación de la misma. Para las personas que intervienen en el proceso

de restauración y/o conservación la pieza puede significar por ejemplo, todo un desafío a

sus habilidades y conocimientos en esa materia, puede significar la puesta a prueba de sus

capacidades, o bien, solo una experiencia más dentro de su disciplina.

 La exhibición de la pieza. Bajo esta circunstancia la pieza está definitivamente sujeta a

proyectar y comunicar un mensaje particular, puesto que, está marcada bajo un específico y

bien planeado discurso museografíco y curatorial, discursos que frecuentemente fomentan y

legítiman el nacionalismo y unicidad de los estados-nación.

La pieza es intersectada por varios subsistemas semióticos que refuerzan y promueven una

concreta generación de sentidos, de este modo, aunque pudiesen parecer recursos

heterogéneos entre sí, las cédulas, las imágenes, la disposición de los espacios, el material

audiovisual, etcétera, constituyen todo el curpus discursivo museístico (González 2008:142).

Al ser expuesta en el museo, la pieza está referida no sólo al plano linguístico como

categoría operativa, sino que, también al plano verbo-visual (Ibíd. 143).


El discurso manejado en el museo está avalado y reforzado por toda una comunidad

científica e interdisciplinaria que, como ya anteriormente se mencionó, vuelve a este

discurso incuestionable, considerado como el único, verdadero e inamovible. En esta etapa,

el discurso museográfico se ha encargado de dotar de un significado a la pieza, el cual es

difícil de establecer que se tratase del mismo bajo el cual quedaba articulado para la

sociedad que le produjo, ya que, el interes u objetivo del discurso del museo no

necesariamente descansa en re-direccionar el significado del objeto en su campo semántico

inicial. La pieza queda finalmente desprendida o divorciada del significado que en un

principio poseía ante una determinada sociedad en un específico momento, queda

desprendida también de los posteriores significados que se le pudieron dar de acuerdo a las

circunstancias a las que se haya o no expuesto la pieza (hallazgo, coleccionismo,

recuperación, etcétera) en diferentes momentos y espacios específicos. Asimismo, sí en

futuras ocasiones la pieza llegase a formar parte de otras exposiciones en diversos museos

o espacios de divulgación y exposición, automáticamente se le insertará en los respectivos

discursos museográficos que cada una de esas exposiciones meneje, y por tanto, quedará

sujeta a la temática o a las temáticas que se aborden en aquellas, anexandosele así, una

estadía (punto) más dentro de su trayectoria zigzagueante de significación en el marco

museográfico.

CONCLUSIONES

En resumen, el mundo que percibe (reconoce/conoce) el ser humano consiste en un conjunto de

entidades, que resulta determinado, a cada momento de su historia, por las posibilidades
enunciativas (reproducción/producción) verbales, visuales, táctiles, etc. proporcionadas por el

conjunto de semiosis de las que dispone en ese mismo momento de su historia.

Incluso, el valor específico del artefacto difiere sí lo contemplamos desde dos momentos o etapas

por las que atraviesa. Desde esta perspectiva, la diferencia entre una etapa y la otra es que, por

ejemplo, como objeto de museo, éste sólo adquiere su valor específico cuando resulta interpretado

por cada uno de los visitantes que lo perciben efectivamente y según las características que en la

mente de cada uno de tales visitantes adquiere esa percepción, aunque evidentemente hay todo un

aparato estratégico de medios (audiovisuales, textos, imágenes auxiliares, etcétera) de los cuales se

vale la museografía para transmitir y difundir cierto discurso y mensaje, y no otro. De este modo, el

objeto museístico al ser exhíbido en una vitrina es divorciado forzozamente,a través del discurso, por

los nuevos sujetos (nuevos interpretes), de aquellos objetivos iniciales que le dieron origen y

orientaron su producción, uso, valor, etcétera, y la gama de significación entre una y otra etapa es

diferente. Asimismo, ese objeto al ser parte de un museo, representa y habla en nombre de todos los

demás objetos de su clase que llegarón a existir, por ejemplo, un pectoral o varios pectorales

exhíbidos, representan a todos los demás pectorales de esa clase producidos por una determinada

cultura pretérita, y no solo eso, sino que remite a la persona o personas que le llegaron a emplear, o

que le manufacturaron. En este sentido, el objeto en sí mostrado en vitrina rompe con la

intencionalidad inicial de su creación y deja de ser lo que es "en sí mismo" esto es, lo que lo incluye

en una cultura y por tanto le confiere el carácter básico de Objeto Semiótico, y comienza a estar en

representación de algo distinto de lo que era su calidad básica, ello le confiere el carácter derivado

de Semiosis Sustituyente. Esa "calidad básica" del artefacto es la que, previa e históricamente,
posee el objeto, con independencia de la que llega a adquirir por el hecho de estar exhibido en un

museo, y que al ser así, le vuelve una Semiosis Sustituyente4.

BIBLIOGRAFÍA

Lilly González Cirimile,

Funcionamiento del poder y del saber en el discurso/texto museográfico comunitario. En: Revista

Cuicuilco Nueva Época, Vol. 15 Núm. 44 ENAH, México 2008

Sánchez, Jesús E.

El nombre de la cosa. Modelo taxónomico de artefactos. Ediciones Quinto sol, México 2010

Schiffer, M.

Contexto Arqueológico y contexto sistémico. En: American Antiquity, vol. 37, nº 2. pp.156-165. 1972

Páginas de internet consultadas:

http://www.magarinos.com.ar/La_semiotica_de_los_bordes.html

http://www.magarinos.com.ar/Semiotica-Indicial.html

4
Consultar: http://www.magarinos.com.ar/Semiotica-Indicial.html

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