Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Para superar esta etapa es muy importante que aceptemos lo ocurrido. No olvides
que tu ser querido desearía que fueras feliz. Procura distraerte y compartir tu
tiempo con familiares y amigos. Quizás, una de las pruebas más difíciles que nos
puede poner la vida es afrontar la pérdida de un ser querido y superar el duelo.
Aceptar que alguien que amamos ya no estará físicamente, es un golpe fuerte y
una confusión. Situación que casi siempre nos hace caer en prolongados periodos
de depresión y tristeza. Todos tenemos formas diferentes de reaccionar ante la
muerte, y contar con un apoyo será clave. Según estudios, el paso del tiempo, un
apoyo social, y hábitos saludables, nos hará superarlo mejor. Sin embargo,
dependiendo del impacto que cause la muerte, el tiempo de recuperación puede
tardar meses o hasta un año.
TIEMPO
ACEPTAR EL DUELO
LLORAR-TIENE-SUS-BENEFICIOS-EN-NUESTRA-SALUD
El dolor ante una pérdida es inevitable y con él se mezclan emociones que nos
pueden hacer sentir mal y enfermos. Este proceso es normal y sólo se superará
poco a poco, siempre y cuando la persona no se eche culpas o se reprima.
LA VIDA CONTINÚA
FELIZ.Y.ALEGRE
Perder a alguien es muy difícil y nos quita las ganas de seguir la rutina de nuestra
vida. Pero esta continúa y otras personas también nos necesitan. Piensa que tu
ser querido siempre quiso lo mejor para ti, y se alegrará de que puedas ser feliz a
pesar de su ausencia. Haz actividades que te distraigan, comparte con los tuyos, y
dedica tus logros a esa persona que ya no está. Todo ello, te ayudará a salir de la
depresión y darás un paso muy importante en la superación.
El profundo dolor nos puede hacer olvidar la buena alimentación, el ejercicio y los
buenos hábitos que mejoran nuestra calidad de vida. Es importante recuperar este
estilo de vida, pues nos ayudará a salir de la depresión y evitará que enfermemos.
FAMILIA UNIDA
Aunque nosotros sintamos mucho dolor, debemos recordar que quizá nuestra
familia necesita apoyo. Cuando apoyamos a los nuestros, tendemos a sentirnos
mejor, al igual que ellos. La familia puede recordar momentos felices con esa
persona, y aquellas anécdotas que quedarán para siempre. Estos consejos
ayudarán a superar el duelo, una fase que es necesario pasar.
Todos enfrentamos en algún momento un duelo. El tiempo sana las heridas, pero
puede ser útil reconocer el dolor que sientes y tomar medidas para recuperarte:
Habla sobre el tema cuando puedas. A algunas personas les hace bien
contar la historia de su pérdida o hablar acerca de sus sentimientos. Pero a
veces, una persona no tiene ganas de hablar sobre la pérdida de un ser
querido y eso también es completamente normal. Nadie debe sentirse
presionado a hablar. Aun cuando no tengas ganas de hablar, busca maneras de
expresar tus emociones y pensamientos. Comienza a escribir en un diario los
recuerdos que tienes de la persona que perdiste y cómo te sientes desde su
partida. O escribe una canción, un poema o un tributo a esa persona amada.
Puedes hacerlo en privado o compartirlo con otros.
La muerte de un ser querido es, sin dudas, un episodio traumático. Para quienes
pasan por esa experiencia es como si un trozo del mundo se hubiese roto, como
una parte del mapa hubiera desaparecido. Tienen que aprender a vivir una vida en
que esa persona amada ya no estará. Y no es nada fácil. Deben atravesar el
duelo, la respuesta emocional ante la pérdida, una etapa larga y dolorosa pero
necesaria para volver a estar bien.
¿Cómo de largo es el duelo? Pues no hay una duración "normal". Para muchas
personas es de entre seis meses y un año, para otras puede prolongarse un poco
más. Por otra parte, el duelo tiene varias fases. Cinco, según el modelo clásico,
establecido por la psiquiatra Elisabeth Kübler-Rossen su libro Sobre la muerte
y los moribundos, de 1969: negación, ira, negociación, dolor emocional o
depresión y aceptación.
En la mayoría de los casos las fases no respetan ese orden, y muchas veces ni
siquiera se hacen presentes todas esas etapas. En otras palabras, cada persona
tiene su propia forma de elaborar su duelo: ningún duelo es igual a otro. Lo que sí
ofrecen los especialistas son consejos para poder elaborar el duelo y atravesar
esa situación del modo menos traumático posible y sin que se prolongue más allá
de lo conveniente. Bertrand Regader, director de la web Psicología y Mente,
apunta algunos consejos clave para afrontar y superar esa pérdida.
3. Cuidar la salud
Una buena alimentación, practicar ejercicio físico y descansar y dormir las horas
adecuadas son factores de gran importancia para cuidar la salud física y
emocional. Y esto, a su vez, es clave para hacer el proceso de pérdida un poco
más llevadero, para dotar al organismo de la energía necesaria para poder hacer
frente a los pensamientos negativos y, en última instancia, para seguir adelante.
5. Acudir a un psicólogo
Los especialistas de la CUN aseguran que "el apoyo más importante que una
persona recibe después de sufrir una pérdida proviene de amigos y familiares,
pero en caso de dificultades para superar la pérdida, puede ser útil el apoyo
terapéutico". En palabras de Regader, "la terapia psicológica ayuda a las
personas en proceso de duelo a reinterpretar sus emociones y
pensamientos, dándoles herramientas para afrontar la pérdida de un ser
querido".
Además, el apoyo terapéutico puede ayudar a afrontar situaciones como fechas y
situaciones especiales: la fecha del cumpleaños de la persona que ha fallecido, las
primeras Navidades sin ella, el aniversario de su muerte, etc. Son momentos que
pueden causar "nuevos tirones de dolor que sorprenden y desmoralizan", dicen los
expertos navarros, "por lo que conviene tenerlos en cuenta para adelantarse si
están por venir, adivinando o imaginando como se vivirán, o averiguar el impacto y
la estela que han dejado atrás si ya han ocurrido".
Existe otro punto de vista importante para esta clase de situaciones de dolor por
un ser querido: el de quienes acompañan a quien ha sufrido la pérdida. ¿Qué
consejos se pueden dar a quienes deben ser compañía y apoyo en momentos de
tanto pesar? El psicólogo Nicolás Moreno enumera una serie de recomendaciones
en ese sentido.
El proceso de duelo
El dolor es una reacción ante la pérdida, pero también es parte del duelo, que es
el proceso de superar la pérdida de la persona que falleció. El duelo es un proceso
sano que busca reconfortarnos, hacer que aceptemos la pérdida y encontremos
formas de adaptarnos. Superar el gran dolor de una pérdida no significa que uno
se olvide de la persona que falleció. El duelo sano consiste en encontrar la forma
de recordar al ser querido y adaptarnos a nuestra vida sin su presencia. Las
personas suelen experimentar reacciones dolorosas como "olas" que van y
vienen. En ocasiones, cuando la pérdida es muy reciente, el dolor es muy
intenso. Pero algunas personas no sienten ese dolor de inmediato. Se
sienten paralizadas, en shock o niegan lo sucedido. Puede tomar tiempo
aceptar la realidad de que el ser querido se ha ido.
Ceremonias de duelo.
Cuando las ceremonias finalizan, algunos pueden pensar que el dolor debería
terminar también. Pero a menudo el duelo apenas está comenzando. Las
personas pueden retomar sus actividades normales, pero les resulta difícil
dedicarse con entusiasmo a las cuestiones cotidianas. Aunque es posible que no
hablen demasiado sobre la pérdida, el proceso de duelo continúa.
Sentirse mejor
Hacer cosas que disfrutas o pasar tiempo con personas que te hacen bien puede
ayudar a que te sientas mejor. El duelo tiene su propio ritmo. Cada situación es
diferente. Cuánto dolor sientes o cuánto tiempo dura tu duelo no es un
parámetro que mida cuán importante fue para ti la persona que perdiste.
Tómate un momento para reflexionar sobre cómo te has sentido y cómo has
reaccionado. Intenta transmitirlo en palabras. Escribe sobre cómo te sientes y
sobre las formas en las que estás sobrellevando el dolor. Reflexiona sobre cómo
te sientes al pensar y escribir sobre tu experiencia. Piensa en alguien con quien
puedas compartir tus sentimientos, alguien que te escuchará y comprenderá.
Encuentra tiempo para hablar con esa persona sobre lo que estás atravesando y
sobre cómo te afecta la pérdida. Reflexiona sobre cómo te sientes luego de
compartir y conversar. Podemos aprender mucho de las personas en nuestras
vidas. Incluso cuando no tengas ganas de hablar, puede ayudar simplemente
estar con otras personas que también quisieron a la persona que falleció. Las
reuniones con la familia y amigos ayudan a las personas a sentirse menos solas
durante los primeros días y semanas de duelo. Estar con otras personas te ayuda,
y tu presencia y tus palabras también pueden servir de apoyo para los demás.
Encontrar un significado
¿Qué significaba esta persona para ti? ¿Qué aprendiste de él o ella? ¿Qué
rescatas como positivo de esta experiencia difícil? ¿Qué has aprendido sobre ti,
sobre otras personas o sobre la vida? ¿Hay cosas que aprecies más ahora?
¿Quiénes son las personas que te han apoyado? ¿Eran las personas que
esperabas que lo hicieran? ¿Qué has aprendido de ellas? ¿En qué forma has
crecido o madurado en función de esta experiencia?
Duerme. Dormir es sanador tanto para el cuerpo como para la mente, pero el
dolor puede perturbar los patrones de sueño. Concéntrate en mantener hábitos de
sueño sanos, como ir a la cama en el mismo horario cada noche o establecer
rutinas nocturnas, como hacer yoga suave o ejercicios de respiración.
Haz ejercicio. El ejercicio puede ayudarte a levantar el ánimo. Puede ser difícil
tener motivación cuando uno siente dolor; modifica tu rutina diaria de ser
necesario. Incluso una caminata tranquila puede ayudar a restablecer tu punto de
vista sobre las cosas.
Come sano. Es probable que quieras saltar comidas o que no sientas apetito.
Pero tu cuerpo aún necesita nutrientes. Evita comer en exceso, llenarte de comida
chatarra o consumir alcohol para "calmar" tu dolor. El dolor es una emoción
normal. Puede ser de ayuda el saber que siempre recordarás a la persona que
perdiste, pero que, con el tiempo, podrás sentirte mejor.
sensaciones y conductas
Emociones
Tristeza
Enfado
Culpa y auto-reproche
Bloqueo
Ansiedad
Soledad
Fatiga
Rabia
Impotencia
Anhelo
Emancipación
Alivio
Insensibilidad
Confusión
Miedo
Vacío
Pensamientos
Incredulidad
Confusión
Preocupación
Alucinaciones breves y fugaces
Sentido de presencia: percibir notar su presencia, oír su voz
Sensación de irrealidad
Sensaciones físicas
Opresión en el pecho
Opresión en la garganta
Hipersensibilidad al ruido
Vértigos
Nauseas
Temblores
Irregularidades ritmo cardiaco
Falta de aire
Debilidad muscular
Falta de energía
Sequedad de boca
Vacío en el estómago
Sensación de despersonalización
Conductas
Soy consciente de que los consejos que te acabo de proponer no son fáciles de
seguir. Pero no olvides que todos tenemos una capacidad de adaptación
inimaginable.
Te animo que cada vez que sientas dolor, esa tristeza tan intensa que puede
llegar a invadirte por dentro, intentes sustituirla por amor, amor hacia lo que
tuviste, amor por todos los buenos momentos vividos.
Como decía Hemingway: “Ahora no es momento de pensar en lo que no tienes.
Piensa en lo que puedes hacer con lo que hay”.
Y recuerda… “Aunque todos debemos intentar encontrar sentido a nuestras
pérdidas y a la vida que llevamos después de sufrirlas, no hay ningún motivo para
que tengamos que hacerlo de manera heroica, sin el apoyo, los consejos y las
ayudas concretas de los demás” (Neimeyer)
Diez consejos para superar el duelo Silvia Catalán 10 septiembre, 2013 Consejos
11 comentarios
Acepta tus sentimientos: no todo el mundo siente tristeza ante una pérdida.
Puede ser que te sientas enfadado, ansioso o que te parezca que no estás tan
triste como deberías. No hay un manual que explique cómo se vive el duelo.
Acepta los sentimientos que sobrevengan y no te juzgues.
Llora: el llanto tiene un efecto analgésico que provoca esa sensación de liberación
que nos inunda después de derramar las lágrimas. No te impidas llorar, el llanto es
la expresión de la tristeza y reprimirlo sólo te provocará más ansiedad, tristeza e
irritabilidad.
Evita sobreocuparte: una estrategia que lleva a cabo mucha gente en proceso de
duelo es intentar superarlo a través de múltiples actividades encadenadas. Sin
tiempo para pensar, reflexionar y aceptar los sentimientos, el proceso de duelo se
alargará mucho más y corre el riesgo de quedarse enquistado.
Tómate tu tiempo: no tengas prisa, no te presiones. No hay una fecha límite para
finalizar el duelo. Poco a poco te irás sintiendo mejor.
Depresión atípica
Si bien no hay reglas, una persona que no puede retomar sus actividades
cotidianas pasado el año de la muerte de ese ser especial, no está pudiendo
sobrellevar la situación con naturalidad. En ese caso la ayuda psicológica se hace
necesaria, afirma la Asociación Americana de Psicología.
2.1 Fase de shock 2.2 Fase de rebeldía 2.3 Fase de desorganización 2.4 Fase de
reorganización
El tiempo comienza a pasar y eso es inevitable. Debes tratar entonces de que ese
tiempo te ayude a integrar y aceptar tu dolor como algo realmente natural.
Muchas veces ya sea porque tu familia o amigos no quieren verte mal o porque la
sociedad no lo permite, sientes que debes superar tu dolor rápidamente. Pero esto
no es posible, el dolor de una muerte es muy grande y no debes ocultarlo o
engañarte pensando en que lo vas a superar enseguida. Tu vida cotidiana
cambiará y eso es natural. Si tienes ganas de llorar hazlo. No tienes por qué
esconder tu dolor.Lo que estás sintiendo es normal y como tal tienes que vivírlo.
Tampoco te dejes llevar por lo que otras personas opinen, tú eres quien está
procesando un duelo y debes hacerlo a tu manera.
Es fácil decirlo pero no sentirlo. También un día nosotros nos iremos y quedarán
personas llorando por nosotros. Morir es parte del ciclo de la vida, y poco a poco,
con el tiempo, podrás aceptar la muerte de tu ser querido como algo natural.
Aceptar que la vida tiene etapas duras y etapas felices te ayudará a superar mejor
esta situación.
Cuando el dolor es muy grande, el mundo parece girar en torno a ese dolor y tal
vez creas que eres el único o la única que está sufriendo. Si bien cada integrante
de la familia sufre la muerte de un ser querido desde un lugar distinto, hay algo en
común: el dolor por la ausencia. Trata de abrirte y acercarte a las personas que
también están en proceso de duelo, como tú. Si crees que te hará bien hablar de
la muerte de esa persona entonces hazlo. Si sientes deseo de ver una pertenencia
de esa persona y alguien de tu familia tiene una, entonces aprovecha la ocasión.
Cuando la carga se comparte se hace más liviana. Sé paciente contigo mismo.
Muchas veces el peor enemigo al momento de superar una pérdida somos
nosotros mismos. Como parte de la no aceptación de lo que ha ocurrido, a veces
intentamos actuar como si nada hubiera pasado.
Pretendemos que toda nuestra rutina se encauce normalmente enseguida, pero
esto simplemente no es posible. Otra de las cosas que debemos aceptar, además
de la muerte del ser querido, es que esa pérdida ha cambiado nuestra vida. No
importa si sentirte mejor te toma 6, 8 o 12 meses. Lo importante es que llegues a
ese momento de una manera saludable, habiendo transitado todas las etapas
propias del duelo.
Quizás te han invitado a una fiesta y crees que no sería oportuno dado que estás
en duelo. Especialmente en otros tiempos, estaba mal visto que una persona
asistiera a un evento si hace poco había perdido a un ser querido. De hecho
cuando las mujeres enviudaban, “debían” vestir de negro. Si bien hoy continúa la
tradición, ya no es tan frecuente. Nada tiene de malo que uses un color bonito, de
esos que te transmiten alegría. Tampoco está mal asistir a una fiesta en la que
puedas conversar y distraerte. Eso no hará que tu dolor ni el recuerdo de persona
desaparezcan ni mucho menos. Pero es beneficioso que al menos por un rato,
puedas distraerte y pasar un rato ameno. No quiero decir que lo hagas al poco
tiempo, pero cuando haya pasado un tiempo prudente es importante que
comiences a socializar de nuevo.
No te automediques o autoanalices
Cuando un ser querido ha fallecido, comienza un proceso, que según los estudios
científicos se compone de las siguientes fases:
Fase de shock
Se inicia con el primer instante en el que nos hemos enterado de la noticia. Frases
como “no lo puedo creer” o “esto no está sucediendo” son propias de esta etapa
que nos golpea. Cuando el ser humano se encuentra en estado de shock, puede
adoptar distintas conductas, desde quedar completamente paralizado hasta
desmayarse.
Fase de rebeldía
Una vez que ha pasado el shock y comienzas a tomar contacto con lo que ha
sucedido, es probable que surja un sentimiento de rebeldía y negación. Es difícil
de aceptar que eso tan doloroso e injusto esté pasando. ¿Por qué a mí? ¿Por qué
en este momento de mi vida?, podrían ser frases propias de esta etapa.
Sentimientos de injusticia, vulnerabilidad e inseguridad caracterizan esta fase.
También pueden aparecer ciertos trastornos de salud, como insomnio o falta de
apetito, entre otros.
Fase de desorganización
Todo parece estar dando vueltas y tal vez no puedas encontrar sentido y orden a
las cosas. Cada vez eres más consciente de que ese ser querido ya no está y
parece que todo es un caos. Cuando te despiertas o en los momentos de
inactividad piensas inmediatamente en la persona que ha fallecido.
Fase de reorganización
Después de sentirte desorientado/a y sin saber muy bien qué hacer, llega la calma
y el sosiego. Poco a poco comienzas a aceptar que esa persona no está y no
volverá. Tomas consciencia de que tu vida debe continuar y empiezas a
convencerte de que “no hay más remedio de seguir adelante”. Comienza la etapa
ascendente y de recuperación. El tiempo que dura cada fase es variable pero en
general llegado el año ya debiera estar comenzando la cuarta etapa. Aquí ya
habrás retomado con total normalidad tus actividades y ese dolor agudo que
sentiste al comienzo se transformará en tristeza. A medida que continúa
transcurriendo el tiempo comenzarás a recordar con alegría los momentos
compartidos con esa persona. Recuerda: el dolor o la tristeza tal vez nunca
desaparecerán totalmente, pero se transformarán y sentirás que puedes
convivir con esa pérdida de una forma natural.
Conclusión.
Gran parte del problema de tantas personas frente a la muerte es la cultura que
tenemos con respecto a ella. El problema del dolor lo adornamos con ceremonias,
tradiciones, velas, lutos, rezos, tristezas, etc. y finalmente es como un soporte
social para el dolido. Esto momentáneamente ayuda a sobrellevar el dolor. En
nuestra cultura, el luto se lleva de una forma muy individual. Cada persona decide
(inconscientemente) cuanto tiempo guardará luto. Y este luto tiene que ver con su
capacidad de asimilación del hecho que un ser querido se ha ido para siempre.
Cuando la etapa de duelo se extiende demasiado (un año o más), empieza el
riesgo de vivir una pena patológica que provoca un desorden en las emociones y
por lo tanto un cambio muy marcado en la personalidad.
Los tipos de tratamiento recomendados para estos pacientes pueden ser tanto
individuales como grupales y grupos de autoayuda.
Aumentar la autoestima.
Estimular la esperanza.
Aumentar la autoeficacia.
Ante la rabia y la tristeza ¿que se puede hacer? ¿qué depende de uno y que
queda fuera de control? Hay que darse cuenta de que aunque hay mucho que no
depende de uno, si hay otras cosas que depende de mi, en las que puedo influir y
modificar en mayor o menor grado mis pensamientos, emociones y sentimientos al
respecto.
Las siguientes técnicas son para uso individual pero también se pueden utilizar
grupalmente. Son útiles tanto a nivel del duelo normal como del patológico.
Cierra los ojos, adopta una postura cómoda y dirige tu atención a la respiración.
Ahora imagínate a alguien a quien te gustaría parecerte en su manera de tomarse
las cosas, en su manera de reaccionar emocionalmente. Imagina a esa persona
nítidamente, su vestimenta, su manera de andar, el tono de su voz, etc. Imagina
que esa persona vive un grave acontecimiento: la pérdida de un ser querido o el
anuncio de su propia muerte. Observa como reacciona esa persona cuando recibe
la noticia, imagina lo que piensa, lo que siente, lo que dice, lo que expresa, cómo
decide afrontar la situación. Ahora imagina que tu estás dentro de la piel de esa
persona, tu eres y reaccionas como esa persona aunque mantienes tu identidad...
y recibes la noticia, date cuenta de cómo te mueves cómo respondes, date cuenta
de la diferencia entre cómo reaccionas ahora y cómo reaccionas habitualmente.
Anota cada día por escrito 3 cosas que hayan ido bien durante el día y por qué
han ido bien durante un mínimo de 2-3 semanas (aunque se pueda alargar a toda
la vida como diario personal). Con este ejercicio aprendes a dirigir la atención a los
aspectos positivos de tu vida.
Hazte estas preguntas "¿Qué representa el perdón para mí? ¿Qué nueva calidad
de vida podría proporcionarme?".
Ahora deja aflorar el recuerdo de la persona con la que está resentido. Mírala.
Óyela. Deja que se aproxime esa persona que habías expulsado de tu corazón.
Deja emerger las emociones y sentimientos que te animan. Tómate tiempo para
identificarlos y aceptarlos.
Si tus emociones son demasiado fuertes, no sigas, tómae tiempo para digerirlas y
asimilarlas y poder continuar.
Toma consciencia de hasta qué punto esa persona está sufriendo y se siente
asustada y herida.
1. Siéntate en una silla cómoda con los pies en el suelo y cierra los ojos.
4. Imagina que a esa persona le ocurren cosas buenas: recibe amor, cuidados,
dinero, etc.
2. Escribe sobre aquellos aspectos que has comentado menos o que imaginabas
que no comentarías a nadie.
3. A la vez que narras los hechos transcribe tu reacción a ellos: tus sentimientos y
pensamientos.
2. Prescripción del problema. Permite que el problema empeore. ¿En qué grado
empeora? Ahora permite que el problema mejore. ¿En qué grado mejora?
EJERCICIO 8: La despedida
1. Aceptación de los hechos. Reconocer que no se puede estar en otro entorno (el
que se tenía).
El EMDR puede ser usado como método tanto en duelos normales como en
duelos complicados, acelerando el proceso, facilitando el procesamiento de los
elementos traumáticos del duelo y favoreciendo la reanudación de actividades.
2. Aceptación de la muerte.
Usualmente hay una creencia que puede ser re estructurada con EMDR.
Normalmente relacionada con sentimientos de culpa del tipo "Debí haber hecho
más", o "No tuve la oportunidad de decirle adiós ese día". Hay que identificar esas
creencias a la hora de realizar el protocolo, sin luchar para que el paciente las
cambie. Solo tomar nota y seguir. Re orienta al paciente hacia el procesamiento
del canal de "la lucha con la muerte", preguntando cuando piensas en la escena
original, ¿cómo te sientes? y sigue desde ahí manejando las circunstancias
alrededor del trauma. Trata de llegar a un cierre del tema en esta primera sesión,
aunque ambos saben que se necesita trabajar más. Si tiene una buena semana y
se le reactivan los recuerdos 1 o 2 días antes de la segunda sesión una vez
transcurrida 1 semana, es una buena señal, ya que el paciente entiende que el
EMDR es efectivo y trae nuevo material justo antes dela sesión.
ShareShare
Existen estudios científicos que muestran que algunos modelos son más eficaces
para algunos trastornos concretos, por ejemplo, la cognitivo-conductual para las
fobias y depresión o el psicoanálisis para el histrionismo. No obstante, existen un
tipo de casos que hace que pongamos en duda el hecho de tener que escoger una
única vía: el proceso de duelo.
Las famosas fases o etapas del duelo son conocidas por muchos, pero Worden
plantea un punto de vista distinto que nos sirve de gran ayuda a los profesionales
de la psicoterapia. Worden describe este proceso en tareas y no en etapas, tareas
que nos indican qué aspectos debemos trabajar en cada momento y qué objetivos
terapéuticos debemos plantearnos.
(Worden, 1997)
¿Es necesaria la ayuda profesional en casos de duelo?
No todas las personas que sufren una pérdida necesitan ayuda psicológica
especializada para recuperarse. Sin embargo, algunas personas afectadas viven
este proceso de una manera mucho más compleja, pues no son capaces de
reorganizar su vida a pesar del tiempo transcurrido, ni de sobreponerse al intenso
dolor, corriendo el riesgo de derivar a problemas de salud, somatizaciones,
depresión, ansiedad, etc.
Técnicas cognitivo-conductuales
EMDR
Técnicas Gestálticas
Técnicas constructivistas
La intervención desde una óptica constructivista, como su propio nombre indica,
trata de reconstruir el significado que la pérdida supone. Las personas suelen
acudir a consulta con la expectativa de volver a reconstruir el mundo tal y como
era antes de la pérdida, pero debemos hacerles comprender que eso no es
posible. Nuestro trabajo consistirá en propiciar un proceso de reconstrucción del
significado de la pérdida que se irá haciendo a partir de negociaciones con uno
mismo y con el medio al que pertenece. Estas técnicas son las recomendadas
para las tareas 2, 3 y 4 del duelo.
J. Montoya Carraquilla dijo “En ninguna otra situación como en el duelo, el dolor
producido es TOTAL: es un dolor biológico (duele el cuerpo), psicológico (duele la
personalidad), social (duele la sociedad y su forma de ser), familiar (nos duele el
dolor de otros) y espiritual (duele el alma). En la pérdida de un ser querido duele el
pasado, el presente y especialmente el futuro. Toda la vida, en su conjunto,
duele”. Por lo tanto, me pregunto ¿cómo podríamos abordar algo tan
multidimensional desde una sola perspectiva?
Para los niños la muerte es algo que no logran entender y por ello necesitan más
tiempo, a la vez que atención cuando se trata de explicarles lo que significa la
muerte de un familiar. Usualmente, los niños manifiestan temor a lo desconocido.
Para ellos, la muerte es una experiencia de este tipo. Los pequeños se muestran
confundidos y asustados. Reaccionan de manera distinta a los adultos cuando
sucede la muerte de una persona cercana a la familia.
En comparación, los adultos que ya tienen una noción más completa de lo que es
la muerte, poseen la fuerza y la integridad psicológica necesaria para superar
esta situación. Entienden que las emociones que están experimentando como la
tristeza, enojo y confusión son parte del proceso ante la pérdida de un ser querido.
Con el pasar del tiempo; las personas aprenden y desarrollan herramientas
psicológicas que les dan el empuje necesario para superar estos eventos trágicos.
Los niños, desde temprana edad, buscan auxilio y consuelo en los adultos a
quienes tienen confianza como sus progenitores o familiares cercanos a ellos. Por
ello, ante un duelo familiar buscarán acobijo en las personas que les pueden
proporcionar seguridad además de consuelo. Si bien los adultos no pueden tener
respuestas a todas las preguntas que los niños pueden tener sobre la muerte,
pueden ayudar a los niños a comprender mejor de que trata esta situación.
Los niños pueden reaccionar de distintas formas las cuales pueden tomar por
sorpresa a los adultos. En el proceso de recuperación es necesario que no sólo
los padres y hermanos estén en contacto con el niño; sino que también sus
maestros, tutores o amigos de confianza participen durante el proceso. Los niños
son muy perceptivos y no es aconsejable tratar de ocultarles o evitar brindarles
información relacionada a lo que esté sucediendo.
La ayuda que se les debe de proporcionar debe ayudar a procesar el evento; así
como a sobrellevar la pérdida. Esto es especialmente importante cuando la muerte
ocurre por causas traumáticas como un accidente, un disparo o cualquier
desgracia.
Los psicólogos infantiles concuerdan en que las primeras horas tras lo sucedido, el
periodo post traumático es un momento muy delicado y sensible para los más
pequeños y es cuando hay que prestarles mayor atención y consuelo. Por su
naturaleza curiosa, empezaran a realizar preguntas a las que esperan respuestas
sencillas y que no les cause dudas o miedo de lo que sucede. La primera fase es
la reacción del miedo y la segunda es la tristeza.
Se puede demostrar hasta cierto punto la tristeza y el enfado, pero no hay que se
reserva estas emociones para no perjudicar a los más pequeños. No se
recomienda evitar o terminar de una manera tajante los hábitos, rituales o
comportamientos habituales de prueba del entorno familiar, lo que en parte ayuda
a sobrevivir al duelo es la prevalencia de los recuerdos conectados a la persona
que ha fallecido.
Antes de dialogar con el niño, para hablar sobre el tema, se recomienda empezar
transmitiéndole sus sentimientos y pensamientos para que se sienta en confianza
para también compartir los suyos. Hay que dejarle hablar cuando lo solicite y
emplee un lenguaje sencillo adecuado para su edad. Explíquele que ha sucedido
detallando el por qué, manifiéstele que es normal y que a futuro las cosas estarán
mejor. Los niños necesitan percibir confianza y que no tienen por qué sentir miedo.
Las creencias religiosas y sus rituales habituales pueden entrar te ayudará a que
el niño procese de mejor manera el duelo. Ello se debe a que estos eventos se
llevan a cabo gracias a la participación de un grupo de personas que también
demostrará su tristeza y eso hace que los niños se sientan más seguros. Si
observa cómo otras personas lloran o se ve afectadas por lo sucedido los niños
también demostrarán sus sentimientos de una forma más libre.
Con los niños se pueden realizar actividades como juegos de cualquier índole, por
ejemplo los que se practican al aire libre con la compañía de sus amigos o
también en canción con su familia con las consolas de videojuegos. También,
puede que proporcionarle herramientas para que practiquen actividades como el
dibujo o con instrumentos musicales. Lo importante es desarrollar una relación en
empática profunda, que le haga sentir al niño que los adultos comparten sus
sentimientos.
Hay que tener mayor cautela si el niño estuvo presente durante este trágico
suceso. Si un niño fue testigo de cómo su papá o mamá murieron en un accidente
de tráfico, por ejemplo, es posible que la mente del niño le haga revivir la escena
que guarda aún en su memoria. Para ello, busque cualquier forma que ayude a
que el niño concentre su atención en algún juego o actividad para evitar que
recuerde.
Lo mejor es realizar actividades que promuevan que tanto el niño como otras
personas del entorno sean entre sí más pacientes y comprensivas. Las personas a
menudo pueden ser intolerantes o insensibles cuando se enteran del dolor de un
niño afligido. Por ello, es bueno manifestar que en aula escolar si uno de los niños
que integran el grupo está pasando por esta situación, es así como todos
aprenden a lidiar con el duelo.
Explícame qué ha pasado: Guia para hablar a los niños de la muerte de un ser
querido (Fundación Mario Losantos Del Campo).
Cómo hablar con los niños acerca de la muerte (Centro Clínico de los Institutos
Nacionales para la Salud)
El Duelo en los niños (Gobierno de Navarra)
Después de que muere un ser querido como afrontan el duelo los niños (AAVV)
Guia del duelo en el ámbito escolar (Inés García Brisach y Patricia Calvo García)
Las fases del duelo: Cómo superamos la pérdida (blog Helena Arias Psicología)
Como dar las peores noticias (artículo de la sección Prensa Escuela de la Voz de
Galicia escrito por Ana Torres Jack)
Como explicar la muerte a los niños, siempre hay que decir la verdad (RTVE)
Duelo infantil: 7 signos de alerta en niños que no podemos perder de vista (FMLC)
OTROS RECURSOS:
Paralizarte, para así evitar tener que afrontar la pérdida de ilusión, valores,
estabilidad…
Recuerdo una chica, que de un día para otro se encontró con un embarazo, un
cambio de país y una pareja que no era la que ella creía.
Ella había imaginado que la apoyaría, que podían mantener el proyecto común
que habían formado y que ella(sobre todo) luchaba por sacar adelante.
Estaba ciega y solo veía lo que quería, no podía afrontar la realidad, hasta que se
hizo visible.
Durante mucho tiempo la situación me superó y me fue muy difícil ver el final del
túnel.
Te conozcas a ti mismo/a
Entiendas tu cuerpo
Aumentes tu autoestima
Viaja al Polo Sur para superar la negación y hacer una toma de conciencia.
Estado 1: Dolor.
Ponte en camino hacia la Aldea Halfeti en Turquía. La rosa negra como símbolo
del DUELO, por excelencia.
Estado 2: Tristeza.
Rumbo hacia Lisboa (Portugal) la ciudad más triste del mundo. (según dicen).
Estado 3: Angustia.
Te vas a encontrar en una encrucijada sin saber qué decidir ni qué hacer.
Estado 4: Culpa.
Súbete de nuevo en tu EMOBOING 747 y dirígete hacia las tormentas de la
cuenca del Lago Maracaibo (Venezuela).
Estado 5: Ira.
Estado 6: Euforia.
Estado 7: Soledad.
En este estado, aparca tu EMOBING 747 y camina por el Túnel de San Gotardo
en Suiza, el más largo del mundo.
Estado 8: Serenidad.
Para guiar tu aprendizaje recibirás cada 2 días un email con información adicional,
un DIARIO ESPECIAL, encuestas para saber tu evolución, e-books gratuitos que
te pueden interesar y un nuevo descuento cuando llegas al final del Juego:
DUELO EMOCIONAL.
Los niños que sufren la muerte de un ser querido necesitan un lugar seguro para
hablar de sus sentimientos. Hay muchos grupos terapéuticos en todo el país para
aquellos niños que han experimentado una pérdida. Muchas veces, los niños se
dividen en diferentes grupos de acuerdo a su edad, y los terapeutas eligen
aquellas actividades que son apropiadas a su desarrollo. Los padres también
pueden hacer algunas de estas actividades con sus hijos.
Arte terapia
La terapia del arte se puede utilizar con niños de todas las edades. Es
especialmente eficaz con los niños que no pueden verbalizar sus sentimientos,
pero pueden dibujar objetos y personas, según reportan los datos del Instituto
Nacional de Trauma y Pérdida en Niños.
Pídele al niño que dibuje sus sentimientos. Después de que ha hecho el dibujo,
pídele que te lo explique. Incluso si el niño no dice mucho sobre el dibujo, podrás
descifrar cómo se siente de acuerdo a los colores, la gente y los objetos que ha
dibujado. Por ejemplo, si el niño llena el papel con líneas afiladas rojas y
garabatos, es que probablemente está enojado. Otra técnica de arte terapia es
pedirle al niño que dibuje lo que le da miedo o tristeza.
Los niños pequeños necesitan ayuda para entender sus emociones. Ryan’s Heart,
una organización sin fines de lucro para las familias en duelo, recomienda darle a
los niños caras en blanco con las emociones escritas debajo de ellas. Asegúrate
de incluir las emociones básicas, como la felicidad, la tristeza, la ira y el miedo.
Después de que el niño dibuje las caras, le puedes hacer preguntas sobre ellas.
Por ejemplo, podrías preguntarle cómo se ve su cara cuando está triste, qué es
estar triste y cómo hace él para sentirse mejor cuando está triste.
Ayuda al niño a hacer una lista de cosas que lo hacen feliz y luego habla con él
acerca de maneras saludables de lidiar con sentimientos perturbadores. Puedes
explicarle que cuando te sientes triste, te gusta dar un paseo o escapar del mundo
real mediante la lectura de un buen libro. Muéstrale habilidades de afrontamiento
saludables y alienta al niño a hacer una cosa que lo haga feliz cada día.
Esta es otra técnica que puede utilizarse con niños y adolescentes de todas las
edades. Cuando el niño parece abrumadoramente triste o enojado, la práctica de
la relajación muscular progresiva ayuda a lidiar con esos sentimientos. Dile al niño
que se siente en una silla cómoda o que se acueste. Enséñale al niño a apretar
sus dedos de los pies tan duro como pueda durante 15 segundos y luego ponerlos
libres. Dile que tome una respiración profunda y luego pasa a los músculos de la
pantorrilla, y continúa así para animarle a apretar y relajar cada parte de su cuerpo
hasta que llega a la parte superior de la cabeza.
Psicopedia.org en GuíasInfantil
El duelo infantil es una realidad que debe enfrentarse. Ningún niño es demasiado
pequeño para darse cuenta de cuándo una persona importante ya no está allí.
Los adultos a menudo tratamos de proteger al niño contra el dolor diciéndoles
poco o nada sobre lo sucedido, pero por sí mismos, muchos niños no son capaces
de entender la realidad de la muerte y los sentimientos que tienen ante una
pérdida. Pueden sentirse confusos, rechazados o abandonados en un momento
en que más necesitan consuelo, comprensión y seguridad. Los adultos, que
luchan para hacer frente a sus propias reacciones ante la muerte, pueden sentirse
totalmente impotentes para hacer frente a los sentimientos de un niño afligido.
La negación
La culpa
La ira
Esta puede ser dirigida a los compañeros que no han tenido una pérdida, a la
propia persona fallecida, o hacia otros miembros de la familia. Los niños a menudo
expresan su ira a través de un comportamiento rebelde y oposicionista.
La idealización
Los niños pueden llegar a idealizar a la persona fallecida, una conducta que puede
visualizarse cuando el niño comienza a imitar sus gestos.
El pánico
Ante una situación de pérdida los niños pueden desarrollar miedo de que otras
personas que están cerca de ellos pueden morir, o incluso temer por sus propias
vidas. Pueden sentirse inseguros y preocuparse en exceso por las personas que
tiene a su alrededor.
Muy a menudo los niños pueden perder el apetito, tener pesadillas y aparentar
cansancio la mayor parte del tiempo. Se quejan de dolores de cabeza o malestar
estomacal. Algunos niños pueden llegar a quejarse de tener los mismos síntomas
mostrados por la persona muerta en la fase final de su enfermedad.
Aunque las respuestas anteriores son muy parecidas a las que pueden mostrar los
adultos en situaciones similares, en el duelo infantil hemos de contar con la
complicación añadida de un entendimiento menos claro, o incluso inexistente, del
proceso de la muerte, así como el hecho de que los niños no siempre tienen las
palabras necesarias para expresar sus sentimientos.
Hoy ofrecemos para su descarga una extraordinaria Guía para abordar la muerte y
el duelo con niños y adolescentes. “Hablemos de duelo” es un manual riguroso,
que ofrece a padres y profesores respuestas concretas a las diferentes situaciones
que pueden darse en la familia o en el colegio cuando un menor sufre la muerte de
un ser querido:
“Ponerle palabras a este suceso no resulta nada fácil y menos aún si se trata de
comunicárselo a los más pequeños. Sin embargo, la muerte es un hecho
ineludible de la vida, es decir, todos los seres humanos vamos a tener que
enfrentarnos a ella, por ello es importante poder disponer de recursos que nos
ayuden a afrontar esta realidad de la mejor forma posible”.
Editado por la Fundación Mario Losantos del Campo, y escrito por la psicóloga
infanto-juvenil Patricia Díaz Seoane, se trata de un documento de excepcional
valor práctico, tanto para el entorno familiar del menor que sufre una pérdida como
para los profesionales que deben enfrentarse a esta situación desde el ámbito
escolar, social o sanitario.