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PARENTAL STRESS INDEX (PSI)

Marco Conceptual

¿Qué es el estrés parental?

El Estrés Parental se define como un constructo complejo que representa


una combinación de las características del padre, del hijo, la familia y cómo ellos se
relacionan con la evaluación que la persona hace de su rol como padre. (Abidin
1992, en Mc Kelvey et al 2008).
Como se establece en la literatura, el estrés parental es uno de los muchos
impuestos a los recursos psicológicos de los padres, que podría pertubar la
formación y mantenimiento de relaciones padre e hijo que sean saludables. (Abidin
1992; Belsky 1984; Hillson and Kuiper 1994; Millner 1993 en Mc Kelvey et al.,
2008).
Altos niveles de estrés parental se relacionan con comportamientos
parentales menos óptimos y más altas tasas de maltrato y abuso (Holden & Banez
1996 en Mc Kelvey et al 2008).
Una medida del estrés parental también debería discriminar entre padres
con cuidado inadecuados y padres cuyas prácticas son positivas y saludables
(Holden & Banez, 1996; Rodríguez & Green, 1997 en Haskett et al 2006).
Niveles altos de estrés, asociado a las demandas de la parentalidad, se
relacionan con características parentales negativas, tales como bajos niveles de
calidez y reciprocidad, estilos parentales poco saludables y el uso de una dura
disciplina (Rogers 1993, Shiflet & Winler 2002, Springer & Cohen, 1998 en Haskett
et al 2006).
El estrés parental tiende a ser alto en padres abusivos y negligentes (Dopke,
Lundahl, Dunsterville, & Lovejoy, 2003; Esther, Lacharite & Couture, 1995;
Rodríguez & Green 1997 en Haskett et al 2006).
El estrés en el sistema familiar durante los primeros tres años de vida es
especialmente crítico en relación al desarrollo emocional-conductual del niño y en
la relación de este con el padre (McLoyd, 1990).
El PSI responde a la necesidad de brindar una aproximación que evalúe las
muchas facetas del sistema padre-hijo y no un solo elemento. Las características de
los padres, las características del niño, y los eventos de vida estresantes son sólo
alguna de las dimensiones que deben ser consideradas.

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Hay evidencia clínica y de investigación que sugiere que es posible evaluar
el estrés presente en el sistema de crianza, lo que podría proporcionar información
clínicamente útil. La literatura demuestra la posibilidad de realizar predicciones
acerca del curso del desarrollo de la relación padre-hijo y del ajuste posterior del
niño durante los primeros seis meses de vida (Lagercrantz y Lagercrantz, 1975;
Metz y Alen, 1976), y que una identificación oportuna podría funcionar como una
parte importante de programas preventivos.
Dado el impacto del estrés en la crianza y la influencia de la parentalidad en
el ajuste social del niño, la evaluación del estrés parental, es relevante en muchas
decisiones clínicas de familias. Por ejemplo, evaluaciones del estrés parental, son
recomendadas en mediaciones de divorcio o custodia del niño, en la determinación
de competencias parentales y en riesgo de abuso (Budd, 2001; IESE & Grisso, 1996
en Haskett et al 2006).
Reducir el estrés parental es considerado importante para padres de niños
con problemas de comportamiento disruptivo. (Kazdin, Siegel & Bass, 1992 en
Haskett et al 2006), niños con problemas y retrasos en el desarrollo (Smith, Oliver
& Innocenti, 2001 en Haskett et al 2006), y enfermedades crónicas (Hauenstein,
1990 en Haskett et al 2006).

Estudios sobre Estrés Parental y Potencial de Maltrato Infantil

Diversos estudios han indagado la relación entre factores de riesgo


biopsicosocial y el potencial de maltrato infantil o conductas específicas de
maltrato, en diversas poblaciones, países (aquí se reportan publicaciones de
Estados Unidos, España, Nueva Zelandia, México y Chile) y etapas del ciclo vital.
Entre ellos, cabe destacar el de Whipple y Webster-Stratton (1991) quienes
estudiaron en Estados Unidos la relación entre varios estresores psicosociales y
conductas físicamente abusivas en 123 familias con un niño con trastorno
conductual de entre 3 y 8 años de edad. El abuso físico se evaluó según su
involucramiento con servicios de protección infantil (29 familias fueron
identificadas como abusivas). Entre diversas medidas utilizadas, el estrés parental,
medido con el dominio parental del PSI, no mostró diferencias significativas entre
familias físicamente abusivas versus el grupo de comparación, ni en las madres, t =
-,97, p = .337, ni en los padres t = -.56, p = .574. En cambio, sí se observaron
diferencias significativas para el estrés asociado a experiencias vitales, medido en
la escala Life Experiences Survey (LES), específicamente en las madres, t = -4.59, p
= .000.
En un estudio realizado en España, Gracia y colaboradores (1991)
analizaron el rol del apoyo social (medido con el Cuestionario de Apoyo Social
Comunitario AC-90) como variable moduladora de las relaciones entre estresores
vitales (medido con el Inventario Familiar de Sucesos y Cambios Vitales, FILE) y el
ajuste psicológico (medido con el Inventario de Síntomas, SCL-90) en familias con
problemas de maltrato infantil (n=60) y grupo de comparación (n=150). Estos

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autores encontraron que las tres variables diferenciaban significativamente ambos
grupos (p < .001) y que las familias con maltrato infantil presentaban mayor nivel
de estrés vital, de sintomatología y de aislamiento social.
En dos estudios realizados en Nueva Zelandia por Rodríguez y Green (1997),
se estudió la asociación entre estrés parental evaluado con el PSI, la expresión de
agresividad con el STAXI y el potencial de maltrato infantil con el CAPI. En el primer
estudio, la muestra estuvo compuesta por 39 estudiantes universitarios y los hijos
promediaron 5,7 años de edad (DS= 3,4). Se encontró una correlación positiva
estadísticamente significativa entre el PSI Total y la escala de Maltrato del CAPI, con
r = .67, p < .001. Además, en el primer paso de la regresión múltiple, el PSI Total
mostró un R2 = .45, asociándose en términos significativos a la escala de Maltrato
del CAPI, con F(1, 36) = 30.23, p < .001. En el modelo final, con ambas variables
incorporadas, aumentó el R2 hasta .68, con F(1, 36) = 26.03, p < .001.
En el segundo estudio (Rodríguez & Green, 1997), la muestra se conformó
por 84 cuidadores, y el promedio de edad de los hijos fue de 10,1 ( DS=2,4). El PSI
Total correlacionó positiva y significativamente con la escala de Maltrato del CAPI,
con un r = .53, p < .001. Al ingresar el PSI Total en el primer paso del modelo de
regresión múltiple, se observó un R2 = .28, prediciendo significativamente la escala
de Maltrato del CAPI con F(1, 81) = 32.67, p < .001. El modelo final, con las dos
variables dependientes en conjunto (PSI y STAXI), predijo la escala de Maltrato del
CAPI con un R2 = .38, F(1,81) = 12.29, p < .001. Cabe señalar que en ambos
estudios se indagó la existencia de asociaciones entre las tres variables (PSI, STAXI
y CAPI) y variables sociodemográficas (edad del cuidador, sexo, etnia, ingreso,
presencia de una pareja, número de niños en la familia, y edad del niño
identificado), no encontrándose asociaciones significativas con un p < .01, y sólo
asociaciones marginales con un p < .05.
En México, Montiel y Vera (2000) presentaron un estudio que evaluó la
percepción de la madre sobre sus condiciones como criadora y la conducta de sus
hijos. La muestra estuvo compuesta por 392 niños asistiendo a preescolar,
seleccionados por cuotas en distintos contextos rural/urbano. Usando el inventario
de estrés parental PSI y el inventario de alianza para la paternidad, se identificó
que las madres que ejercían maltrato no se consideraban a sí mismas competentes
y que la percepción sobre la conducta de sus hijos era muy pesimista.
En un estudio de Haz y Castillo (2002) realizado en Chile, se modeló en
adultos con historia de violencia en su infancia (N=127), las variables psicosociales
que diferenciaban a aquellos que en la actualidad maltrataban a sus hijos (n=53)
versus aquellos que no lo hacían, es decir, que mostraban resiliencia al maltrato
sufrido (n=74). Mediante una regresión logística se estableció un modelo con
cuatro variables significativas: el participante fue maltratado por la madre en su
infancia, hizo abandono precoz del hogar en su infancia, sufre en la actualidad de
una enfermedad y su pareja presenta una adicción a sustancias, clasificando
correctamente al 75% de los participantes.

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Recientemente, Taylor y sus colegas (2009) examinaron la asociación entre
violencia íntima en la pareja y factores de riesgo materno (estrés parental,
depresión mayor), con el riesgo de maltrato infantil en madres estadounidenses
(N=2508). Estas madres reportaron en promedio 25 actos de agresión psicológica
y 17 actos de agresión física contra sus niños menores de 3 años de edad en el año
anterior al estudio; 11% reportaron alguna forma de negligencia y 55% habían
golpeado a sus hijos en el mes anterior, cerca de un 40% experimentaban violencia
por parte de su actual pareja. Tanto la violencia de pareja como el estrés parental
materno fueron factores de riesgo consistentes para predecir las cuatro variables
proximales de maltrato infantil.

Historia, antecedentes y evolución.

El Parental Stress Index (PSI) consiste en un cuestionario de autoreporte


con 13 subescalas que miden dominios del padre/madre con respecto al hijo. Estas
subescalas trabajan en combinación para producir una medida comprensiva,
multidimensional que representa colectivamente el estrés parental. (Reitmann et
al, 2002 en Mc Kelvey et al 2008)
El cuestionario desarrollado por Abidin en el año 1992, cuenta con 120
ítems y por lo tanto, es un instrumento de duración prolongada. En el contexto de
una evaluación importante, el tiempo de duración del instrumento, puede ser
prohibitivo. Por esta razón, en el año 1996 Abidin desarrolló una forma corta de 36
ítems, el Parental Stress Index forma corta (PSI- SF). (Haskett et al 2006)
La construcción del PSI-SF, se basó en un análisis factorial del PSI que indicó
una solución de 3 factores con las tres dimensiones llamadas Difficult Child (Niño
difícil), Parent Distress (Estrés parental) y Parent-Child Disfunctional Interaction
(Interacciones disfuncionales padre-hijo). (Haskett et al 2006)
La validación de este instrumento, realizada por Abidin (1995, en Haskett et
al 2006), se basó en 2 muestras de mujeres blancas casadas y madres de hijos
pequeños (menores de cuatro años). La correlación entre los puntajes totales de la
forma larga y corta fue bastante alta (.87), en esta muestra.

Hallazgos de Validez y Confiabilidad del PSI

El PSI muestra una buena consistencia interna (alfa de 0,91), así como una
adecuada fiabilidad test-retest (alfa 0,84). Lo mismo ocurre en las demás versiones
del instrumento, el cual está validado para diversos grupos culturales y diferentes
idiomas: castellano, portugués, italiano, francés, canadiense, alemán y chino,
además de estar validado en Singapur y Australia.
La traducción del PSI al castellano fue realizada por investigadores bilingües
y psicólogos catellanos-hablantes de diferentes orígenes. Gran variedad de
indicadores de validez han sido utilizados para examinar la validez del PSI y del
PSI-SF. En términos de salud emocional, investigaciones indican que los puntajes

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del PSI están relacionados con los puntajes del SCL (Sympton Check-list-90-
Revised (Abidin, 1995 en Haskett et al 2006). Con respecto al comportamiento
parental, Pinderhughes et al (2000 en Haskett et al 2006) encontraron que los
puntajes de los padres en el PSI fueron predictores de las estrategias disciplinarias
que estos mismos, usaban con sus hijos. De la misma manera Bhavnagri (1999 en
Haskett et al 2006), encontró que los puntajes del PSI-SF, estaban relacionados con
los reportes de los padres de estrategias para promover las relaciones de sus hijos
con sus pares.
Por otra parte, un estudio realizado por Aracena, Gómez et al (en prensa),
sobre una muestra de 336 diadas (media de edad de las madres 21,4 años; SD =
7,38; y media de edad de los niños 84,8 días; SD = 78,0), en riesgo social y que
acuden a la atención primaria de salud pública, reportan una alta consistencia
interna tanto para la escala total (alfa de Cronbach = 0,92), como para las tres
subescalas (0,81: Estrés Parental (PD); 0,89: Interacción Disfuncional Padres-Niños
(P-CDI) y 0,88: Niño Difícil (DC). Los autores concluyen que el PSI-SF puede
aplicarse a poblaciones chilenas vulnerables, como un instrumento para medir la
relación entre los padres y el estrés.

Descripción del Parental Stress Index forma corta (PSI- SF).

Supuestos: el estrés es acumulativo y multidimensional (Abidin 1990; Abidin y


Burke 1980).

Objetivo: evaluar el estrés del padre o cuidador en relación a su rol.

Edades de aplicación: puede aplicarse desde el mes hasta los 12 años de edad.

Forma de aplicación: La PSI-SF es una escala de auto-administración que demora


entre 10 a 15 minutos en responderse. Se sugiere revisar las instrucciones junto
con las personas a evaluar, de modo que entiendan bien cómo contestar, antes de
su aplicación, asegurarse que respondan TODAS las afirmaciones, y que sólo
marquen una alternativa por afirmación.

Versiones: La PSI-SF considera dos versiones de igual estructura y puntuación:


(a) la Escala PSI-SF para padres, y (b) la Escala PSI-SF Versión Cuidadoras,
adaptación realizada por académicas de la PUC para el personal que tiene trato
directo con niños (institucionalizados o no institucionalizados).

Estructura: contiene 36 ítems en total, entrega puntajes en 3 sub-escalas que


abordan las tres principales causas del estrés en las relaciones entre padres e hijos:
Estrés Parental (PD), Interacción Disfuncional Padres-Niños (P-CDI) y Niño
Difícil (DC) y un puntaje total, contando con normas en percentiles. Cada ítem
posee cinco opciones de respuesta , en escala likert en la cual 1 significa que

5
la persona está conforme con la afirmación, y 5 que está muy disconforme, es decir,
cuanto más alta es la puntuación, más altos son los niveles de estrés
experimentados por las persona en relación a la maternidad/paternidad. Así, los
resultados obtenidos en el PSI-SF indican el riesgo de presencia de posibles
conductas disfuncionales en las habilidades de crianza de los problemas de
comportamientos de los niños (Heinze y Grisso, 1996).

Sub - escala Estrés Parental (PD): mide el nivel de estrés de los padres en su
papel, derivado de sus características personales directamente asociadas a su
función paterna/materna, a través de preguntas como “Me siento atrapada por mis
responsabilidades como madre” o “Tener un hijo (a) me ha causado más problemas
de lo que esperaba en mis relaciones de pareja”. Además, se valora la percepción de
competencia en sus funciones parentales, la sensación de pérdida de libertad en su
vida personal, el soporte social y la presencia de depresión. (Abidin, 1990; Larson
2004).

Sub - escala Interacción Disfuncional Padres-Niños (P-CDI): aborda cuestiones


relacionadas con las expectativas y experiencias de los padres en relación a la
interacción con sus hijos. Este factor es evaluado a través de ítems como “Casi
siempre siento que no le gusto a mi hijo (a) y no quiere estar cerca de mí” o
“Esperaba tener más sentimientos de proximidad y calor hacia mi hijo (a) de lo que
tengo, y eso me molesta (Abidin, 1990)

Sub - escala Niño Difícil (DC): pregunta sobre las percepciones de los padres
acerca de las características conductuales principales de los niños que hacen que
sea más fácil o más difícil ejercer las funciones paternales/maternales. Un ejemplo
de ítem que se refiere a este factor es “Mi hijo(a) generalmente se despierta de mal
humor” o “El horario de dormir y comer de mi hijo (a) fue mucho más difícil de
establecer de lo que yo esperaba”. El factor evalúa el temperamento del niño y sus
características de comportamiento (Abidin, 1990; Spencer y cols. 2000).

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Pauta de Corrección

El PSI-SF presenta una serie de afirmaciones que se responden de acuerdo


al grado de conformidad con ellas y que se transforman en puntaje, como la misma
escala indica:

MD: Muy en desacuerdo 1


D: En desacuerdo 2
NS: No estoy seguro(a) 3
A: De acuerdo 4
MA: Muy de acuerdo 5

Estas afirmaciones, que corresponden a la Escala Total, están distribuidas en 3


Sub-escalas:
a) Sub-escala Estrés Parental (PD): Considera los ítems 1-12 y se les otorga
el mismo puntaje marcado por él o la evaluada. Ej. Si en el ítem 2 la persona
marcó 3, se contabiliza 3 puntos.
b) Sub-escala Interacción Disfuncional Padres-Niños (P-CDI): Considera
los ítems 13-24 y se les otorga el mismo puntaje marcado por el o la
evaluada.
c) Sub-escala Niño Difícil (DC): Considera los ítems 25-36 y se les otorga el
mismo puntaje marcado por el o la evaluada.
d) Escala Total (TS): Es la suma de las 3 subescalas anteriores.
Si la persona deja una afirmación sin responder, el puntaje final de esa sub-
escala se prorratea (es decir, se divide el puntaje total por 11, y se multiplica por
12). Si deja dos afirmaciones sin responder, se invalida la aplicación de esa sub-
escala (pueden corregirse las demás, pero no se obtiene un puntaje total).
Finalmente, se pueden transformar los puntajes brutos en percentiles, en
caso de desear interpretarlos, o dejarlos como puntajes brutos, en caso de querer
comparar grupos o mediciones distintas.

¿Cómo Interpretar el PSI-SF?

La PSI-SF cuenta con normas en percentiles, por lo que la interpretación de


esta escala se realiza de acuerdo a las siguientes categorías:

1. Estrés adecuado: Indica que el puntaje obtenido se ubica en un rango


comprendido entre un percentil 25 y 80. Indica que el estrés frente a los
cuidados se ubica en un nivel normal de la población.
2. Alto estrés: Indica puntajes ubicados en percentiles 85 o superior. El
estrés experimentado por la persona suele obstaculizar su funcionamiento
normal.

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3. Bajo estrés: Indica puntajes ubicados en percentiles 20 o inferior no es
adecuado, y puede relacionarse con conductas de descuido o
despreocupación en relación al cuidado de niños. Se espera que la
persona frente a situaciones de cuidado experimente un nivel mínimo
(normal) de estrés, el cual se relaciona con responder adecuadamente a las
necesidades del otro.

Escala Total: Un índice total sobre 90 puntos, da cuenta que se está


experimentando clínicamente niveles significativos de estrés. Estos individuos
deberían ser referidos para un estudio diagnóstico más temprano y asistencia por
parte de un profesional especializado.

1) Sub-escala Estrés Parental (PD).

Esta sub-escala determina el estrés que un padre o madre está


experimentando en su rol parental, como una función de factores personales que
están directamente relacionados con parentalidad. El componente de estrés
asociado a esta sub-escala está relacionado con los siguientes elementos:
El sentido de competencia parental
El estrés asociado con restricciones que se producen en otros roles de la
vida
Conflictos con el otro madre/padre del niño
Falta de soporte social
Presencia de depresión (se estima que estaría relacionado con parentalidad
disfuncional)

a) Cuando la sub-escala Estrés Parental (PD) es la más alta de las tres, es


recomendable que se realicen otras exploraciones respecto al ajuste personal
del madre/padre.

b) Cuando el puntaje Estrés Parental (PD) está sobre el percentil 90 y la sub-


escala Niño Difícil (DC) está bajo el percentil 75, es probable que la/el
madre/padre esté experimentando problemas de angustia personal que sean,
por lo menos parcialmente, independientes de la relación con el hijo.

En este caso, los servicios deberían apuntar a intervenciones que asistan el


ajuste personal de la/el madre/padre. Servicios terapéuticos designados
para ayudar a mejorar autoestima y sentido de competencia parental serian
los más oportunos para potenciar el vínculo madre/padre-hijo.

2) Sub-escala Interacción Disfuncional Padres-Niños (P-CDI).

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La sub-escala P-CDI se enfoca en la percepción que la/el madre/padre tiene
de su hijo que no corresponde con las expectativas que tenía del hijo, y así, las
interacciones que tiene con el niño no refuerzan su parentalidad.
El cuidador proyecta el sentimiento que este niño es un elemento negativo
en su vida. Comúnmente su descripción de la relación padre/madre - hijo, sugiere
que el padre se ve a sí mismo como abusado o rechazado por el niño, o que él como
madre/padre está decepcionado y se siente separado del niño.

a) Altos puntajes en Interacción Disfuncional Padres-Niños (P-CDI) sugieren


que el vínculo ha sido débilmente tratado o nunca se establecido
adecuadamente. Esto hace necesario una rápida intervención, junto a otras
investigaciones diagnósticas.

b) Puntajes sobre el percentil 95 en Interacción Disfuncional Padres-Niños


(P-CDI) sugieren potencial de maltrato hacia el niño en forma de negligencia,
rechazo o episodios de abuso físico gatillados por frustración. El riesgo de
maltrato debería ser considerado dentro del contexto de estrés total y de las
otras sub-escalas. Si las tres sub-escalas están sobre el percentil 90 esta
interpretación tiene una alta credibilidad.

c) Por otro lado, si el puntaje de sub-escala Estrés Parental (PD) está bajo el
percentil 75 los resultados sugieren que la pérdida de control del padre no es
probable.

d) Si ambas sub-escalas, Interacción Disfuncional Padres-Niños (P- CDI) y Niño


Difícil (DC) están sobre el percentil 90 y la sub-escala Estrés Parental (PD)
está bajo el percentil 75 es probable que el padre esté lidiando con un
comportamiento excepcionalmente difícil o características complejas propias
del temperamento del niño/a.

3) Niño Difícil (DC)

Esta sub-escala apunta a las características del comportamiento del niño


que lo hacen o muy difícil o muy fácil de manejar. Estas características,
frecuentemente atribuidas al temperamento del niño, también incluyen patrones
aprendidos de comportamientos desafiantes, no complacientes y demandantes.

a) Altos puntajes producidos por padres de niños bajo 18 meses de edad


sugieren que el niño podría tener problemas significativos en procesos de auto-
regulación.
En su mayoría, estas dificultades se consideran relacionadas con el
temperamento.

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Reacciones de cólicos o alérgicas, son típicas de problemas psicológicos.

b) Altos puntajes producidos por padres de niños de dos años de edad y más,
se relacionan con medidas del ajuste de la conducta del niño y un chequeo de
una conducta sintomática.
En estas familias los padres típicamente están experimentando
dificultades en el manejo del comportamiento del niño, en términos de
fijar límites y obtener la cooperación del niño.
En casos extremos, es decir sobre el percentil 95, es necesario realizar
otras investigaciones diagnósticas que permitan dejar de lado la
presencia de una psicopatología significativa.
Independiente de la causa del problema, si los padres que producen
altos puntajes en esta sub-escala, usualmente necesitan asistencia
profesional, independiente de cual sea la causa.
Si la sub-escala (DC) está bajo el percentil 90 y las otras dos sub-
escalas, (PD) y (P- CDI), están bajo el percentil 75, entonces se
recomiendan intervenciones breves o educación de los padres,
enfocadas en estrategias de manejo las cuales deberían ser suficientes.
Si por otro lado la sub-escala Estrés Parental (PD) está bajo el
percentil 75 pero las sub-escalas Interacción Disfuncional Padres-
Niños (P C- DI) y la Niño Difícil (DC) son ambas elevadas sobre el
percentil 90, se requerirá una intervención intensamente orientada al
niño que debería incluir asesorías y un cuidadoso diagnóstico de la
conducta del niño.

Cómo adquirir PSI y PSI-SF:


Nota importante: el PSI-SF y el PSI cuentan con derechos de copyright. Para
utilizarlo, deben adquirirse estos derechos vía internet, en el link: www.parinc.com

Referencias
rd
Abidin, R.R. (1995). Parenting Stress Index Professional Manual (3 ed.). Lutz, FL:
Psychological Assessment Resources, Inc.
Aracena, Gómez et al (en prensa). Validity and Reliability of the Parenting Stress Index
Short Form (PSI-SF) applied to a Chilean Sample.
Roggman, L.A., Moe, S.T., Hart, A.D. & Forthun, L.F. (1994). Family Leisure and
social support: Relations with parenting stress and psychological well-being in
Head Start parents. Early Childhood Research Quarterly, 9, 463-480.

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Tabla de percentiles PSI-SF

PUNTAJES BRUTOS PERCENTILES


PD P-CDI DC TS
49 35 49 112 99+

39 30 39 99 95

36 27 36 91 90

33 26 33 86 85
31 25 31 82 80
30 24 30 79 75
29 23 29 76 70
28 22 28 75 65
27 21 27 73 60
26 20 26 71 55
25 19 25 69 50
18 67 45
24 17 24 66 40
23 16 23 65 35
22 15 22 63 30
21 21 61 25
20 14 19 59 20

19 18 55 15

17 13 17 51 10

14 12 15 46 5

12 14 39 1

11
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