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OSCAR MASOTTA Y EL PSICOANALISIS*

Hernán Scholten (U.B.A - Universidad del Comahue)

En un artículo anterior, bajo el título “Oscar Masotta, entre la fenomenología y el


estructuralismo”, plantee un sumario recorrido por las producciones de Oscar Masotta durante los
años sesenta. Frente a la difundida tesis, abonada incluso por el propio Masotta, de su abandono del
pensamiento sartreano y su inicial reemplazo por el estructuralismo francés, me interesaba destacar
allí el particular “cruce de vocabularios” presente en los textos masottianos de la segunda mitad de
la década de 1960. En efecto, si bien en sus trabajos sobre el arte pop, los happenings y la historieta
se muestra la emergencia de nuevos referentes teóricos (Levi-Strauss, Barthes, Eco, McLuhan, etc.)
esto no implica necesariamente una impugnación o abandono de las categorías existencialistas sino,
a lo sumo, una renovada utilización de las mismas.
Ahora bien, en virtud del período analizado en ese trabajo, quedaba apenas mencionada la
relación de Masotta con el psicoanálisis. Y es precisamente al intentar reflexionar sobre este tópico
que comienzan a delinearse una serie de cuestiones a considerar. Una de ellas es que existe una
bibliografía no poco vasta que busca mostrar los factores en juego en la relación de Masotta con el
psicoanálisis –entre los que merecen destacarse los trabajos de Carlos Correas, Germán García y
Marcelo Izaguirre. Pero, más allá de los múltiples autores, hay un término que parece atravesar la
mayor parte de esas producciones: encuentro.
En efecto, según estas versiones, Masotta se encontró con el psicoanálisis, y este encuentro
habría sido decisivo y le habría permitido dar a su vida y a su trayectoria intelectual un giro cuyas
consecuencias históricas se transmiten hasta la actualidad. La versión más difundida respecto de
este encuentro concierne al hallazgode los seminarios mimeografiados de Lacan en la biblioteca de
Pichon-Rivière, relatado por el propio Masotta en Ensayos lacanianos.
Conocí a Pichón poco antes del quebranto de su salud. De su biblioteca que no era avara ni
rencorosa […] salen como conejos de la galera seminarios mimeografiados de Jacques Lacan,
dedicados de Lacan a Pichón, a los que un mortal –quien habla– jamás habría podido ni
soñando haber accedido algún día y de otra manera.(Masotta, 1976:242)
Sin embargo, como lo señala Germán García, Masotta ya conocía a Lacan en 1959 1, es decir al
menos un año antes del episodio de la biblioteca señalado por el propio Masotta. Pero esto no
implica que se abandone la idea de un encuentro –concepto de por sí bastante opaco y no exento de
ribetes místico-religiosos– como factor explicativo de los acontecimientos posteriores de la
biografía de este autor. Se trata más bien de un desplazamiento de ese encuentro hacia el pasado:
Masotta habría ido a buscar en la biblioteca de Pichon-Rivière lo que ya había encontrado antes en
Les Temps Modernes (a través de los textos que allí publicaba Pontalis) o en La psychanalyse.

Ahora bien, es al indagar la biografía y las diversas producciones de Masotta cuando su


relación con el psicoanálisis no parece presentarse como el resultado de un desarrollo o evolución
progresivos. Es decir, al menos hasta finales de la década de 1960 no es posible ubicar algún tipo de
“programa” o “plan” que permitiría otorgarle una continuidad o unidad al conjunto de sus
referencias al psicoanálisis. Lo que se presenta es algo bastante diferente, algo que parece responder
más bien al orden de la diversidad y la discontinuidad. Más precisamente, la relación de Masotta
con el psicoanálisis es múltiple y su heterogeneidad surge claramente en cuanto se la plantea como
problema a explicar y no como argumento explicativo.

* Trabajo presentado en el X Encuentro Argentino de Historia de la Psiquiatría, Psicología y Psicoanálisis, San Luis, 2 y
3 de octubre de 2009.
1 Es en ese año que, como se verá más adelante, Masotta realiza su primera referencia escrita a Jacques Lacan.
1
En este sentido, me interesa presentar aquí una lista –cuyos criterios y denominaciones pueden
sin dudar ser revisados y modificados– que busca en cierto modo inventariar esas diversas
relaciones que Masotta establece con el psicoanálisis2 a lo largo de su trayectoria intelectual.
Este panorama amplio y diverso de puntos de conexión entre Masotta y el psicoanálisis no
busca demostrar nada por sí mismo: su objetivo es más bien permitir la formulación de algunas
hipótesis provisorias y, principalmente, abrir una serie de interrogantes, de caminos para futuras
investigaciones.

MASOTTA LECTOR DEL PSICOANALISIS

No es posible, al menos por el momento, fechar con precisión las primeras lecturas de bibliografía
psicoanalítica por parte de Masotta. En el caso de un joven intelectual de las décadas de 1950/1960
que –como lo sostienen varios testimonios– era un “lector voraz”, resultaría difícil sostener que sólo
hubiera abordado la literatura freudiana en una etapa relativamente tardía de su vida.
Sin embargo, y eso es lo que buscaré mostrar en este apartado, sus referencias directas y
desarrollos explícitos sobre la obra freudiana, a nivel escrito, no tendrán lugar sino hacia la década
de 1970. Y aún cuando haya algunas alusiones anteriores, éstas presentaran siempre el rasgo común
de estar acompañadas de un notable “toque francés”, aun cuando este no siempre provenga de la
misma fuente.

I. En 1959, en la revista Centro, Masotta publica un comentario sobre una dupla de artículos. Es
aquí donde figura su primera referencia explícita, y por cierto destacada, de un autor proveniente de
las filas del psicoanálisis. En contra de lo esperable, no se trata ni de Freud ni de Lacan sino de
Daniel Lagache. En efecto, bajo el título “La fenomenología de Sartre y un trabajo de Daniel
Lagache”, Masotta rastrea los lazos, no desprovistos de problemas, entre fenomenología y
psicoanálisis en torno al estatuto del yo y de la conciencia.
A diferencia de los diversos autores que se proponen ubicar en este texto el inicio de una
“conversión lacaniana” de Masotta, ya sostuve en una publicación anterior que aquí el psicoanálisis
–quizás habría que decir más precisa y simplemente: el texto de Lagache 3– es convocado por el
autor para zanjar una polémica. En efecto, el texto de Lagache permite validar una interpretación
del pensamiento sartreano que le permite salir airoso en su contienda con Merleau-Ponty 4.
Entonces, la lectura del psicoanálisis por parte de Masotta, a esta altura de su trayectoria, se
desprende de su preponderante interés por el existencialismo francés. En este sentido, más que una
operación de alejamiento de la fenomenología, el texto de Lagache permite reforzar y afianzar la
obra sartreana.
Ahora bien, como lo sostiene Plotkin, resulta necesario aquí mencionar al menos que el
marcado interés de Masotta por Sartre no es ajeno a cierta forma de lectura, aunque más no sea
indirecta, del psicoanálisis freudiano (Plotkin: 2003:281). Si Masotta recurrió en reiteradas
ocasiones al “psicoanálisis existencial” acuñado por Sartre en El ser y la nada, esto implica su
adhesión, más o menos amplia, a la lectura sartreana del psicoanálisis.
De hecho, la fidelidad de Masotta a la interpretación sartreana del psicoanálisis se mantendrá al
menos hasta 1965, aún cuando el intelectual francés la ubicará sobre un nuevo eje en Crítica de la

2 Es necesario explicitar que por “psicoanálisis” se entiende en este caso un conjunto heterogéneo que incluye pero no
se limita a los textos publicados y producciones diversas de Freud y Lacan. Aunque sin duda merecería ser definido con
mayor precisión, interesan aquí tanto las producciones de Masotta en las que las referencias a los autores o tópicos
usualmente reconocidos como concernientes a la órbita del psicoanálisis ocupan un lugar destacable, así como aquellos
aspectos de su biografía vinculados con las prácticas y las instituciones psicoanalíticas.
3 Una nota de 1970, en el prólogo de Las formaciones del inconsciente, parece reforzar esta hipótesis. Refiriéndose a su
artículo de 1959, Masotta afirma: “Entonces yo ignoraba a Freud y creí percibir en la reflexión de Lagache una
conexión válida entre un yo soporte de objetivaciones e identificaciones (el yo psicoanalítico según Lagache) y el Ego
trascendente a la conciencia, objeto intramundano y que la conciencia debía intencionar, según Sartre”.
4 Muchos de los tópicos aquí planteados están más ampliamente desarrollados en Scholten, 2001:136-152.
2
razón dialéctica: ya no le preocupa rectificar el “psicoanálisis empírico” freudiano sino su
ubicación respecto del marxismo.

II. Si bien Masotta parece mostrar un mayor interés por la obra de Lacan ya hacia mediados de los
sesenta, no será sino hasta 1969 que esas lecturas lacanianas le permitirán insertarse en una
polémica muy diferente, esta vez frente a figuras representativas del denominado “psicoanálisis
oficial” (Emilio Rodrigué y Ernest Jones). En términos generales, y sin entrar en los argumentos
particulares de artículos como “Leer a Freud” y “¿Qué es el psicoanálisis?”, se trata allí de
demostrar la fiel ortodoxia de los textos lacanianos respecto de la obra freudiana –fidelidad
abandonada por los discípulos y por la institución que el propio Freud había formado.
Del mismo modo, la lectura de las fuentes lacanianas le permitirá establecer, también hacia
comienzos de la década de 1970, una polémica con Eliseo Veron en torno al estatuto del significante
lingüistico y el significante en la teoría psicoanalítica de Lacan5.

MASOTTA EDITOR DEL PSICOANALISIS

Otro de los ámbitos en donde se plantea la relación de Masotta con el psicoanálisis es en el


ámbito editorial, y esto tanto a partir de traducciones propias como de la publicación –a través de
diversas colecciones y editoriales– de textos y autores provenientes del ámbito psicoanalítico.
En 1969, diez años después de publicar en la revista Centro el ya mencionado texto sobre la
problemática del yo y la conciencia en Sartre y Lagache, Masotta se hará cargo de la colección
“Lenguaje y Comunicación” en la Editorial Nueva Visión. El título del primer volumen publicado
es bastante revelador del perfil que Masotta buscaba otorgarle: El inconsciente freudiano y el
psicoanálisis francés contemporáneo (1969), e incluye textos de Green, Laplanche, Leclaire y
Pontalis con un “Prologo” de Masotta y una “Advertencia” en co-autoría con Juan D. Nasio.
Al año siguiente, publica las transcripciones de dos seminarios de Lacan: “Las formaciones del
inconsciente” y “El deseo y su interpretación” (este último traducido por el propio Masotta). Se
trata del primer volumen en lengua castellano dedicado a la obra de Lacan, de quien hasta el
momento sólo habían sido publicados un artículo en una compilación y una entrevista.
Ya en 1971, bajo la dirección de Masotta, se iniciará la edición de los Cuadernos Sigmund
Freud. Esta publicación se convertirá durante tres años en uno de los principales medios de
exposición de las actividades realizadas en los grupos de estudio sobre psicoanálisis que Masotta
había comenzado a coordinar hacia 1968. Además del propio Masotta publicarán allí sus artículos
Oscar Steimberg, Jorge Jinkins, Mario Levin y Arturo López Guerrero. El segundo número está
íntegramente dedicado a las diversas actividades realizadas en Buenos Aires por Maud y Octave
Mannoni. A partir de 1974, los Cuadernos Sigmund Freud quedarán bajo la órbita de la recién
fundada Escuela Freudiana de Buenos Aires, desligándose progresivamente de la dirección y
control de Masotta.
Hacia la segunda mitad de esa década, una vez instalado en España, Masotta realizará algunas
incursiones editoriales a través de la editorial Anagrama, donde publicará textos de Lacan como
“Radiofonía”, “Televisión” y La familia. Asimismo, en 1977, prologa la primera edición castellana
de un seminario de Lacan –Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis– por la editorial
española Seix Barral.

MASOTTA ANALISTA Y ANALIZANTE

Si bien éste resulta un punto de conexión de Masotta con el psicoanálisis sobre el cual no faltan las
posiciones encontradas, casi no ha sido indagado hasta el momento. Resulta de particular interés en
tanto conecta a Masotta con una vertiente que va más allá de la lectura de textos y remite
directamente, aunque desde diferentes perspectivas, a una práctica específicamente psicoanalítica.

5 La primera había tenido lugar a partir del artículo de 1959 comentado anteriormente, pero no es desarrollada aquí en
tanto no atañe al psicoanálisis sino a la polémica entre Sartre y Merleau-Ponty.

3
I. En enero de 1969, Masotta incluye en el volumen Conciencia y estructura un texto titulado
“Roberto Arlt, yo mismo”. De tinte explícitamente autobiográfico, este escrito reproduce la
presentación que el propio autor hizo de su primer libro: Sexo y traición en Roberto Arlt.
Merece aquí destacarse aquí un pasaje del testimonio de su experiencia como analizante:
Pero las cosas estaban así: mi padre había muerto y yo había “hecho” una enfermedad. Y desde
el momento en que “caí” enfermo (fue de la noche a la mañana) me tuve que olvidar de golpe
de Merleau-Ponty y Sartre, de las ideas y de la política, el “compromiso” y de las ideas que me
había forjado sobre mí mismo. Tuve entonces que buscarme un psicoanalista. (Masotta,
1990:197)
Se trataría de Francisco Pérez Morales, ligado estrechamente hasta 1963 al grupo de
psicoterapeutas que se congregaba alrededor de Alberto Fontana –célebre en nuestro país como
precursor del uso del LSD en el marco del tratamiento analítico.
Otros actores de la época, afirman que a comienzos de la siguiente década, Masotta iniciará un
nuevo tratamiento psicoanalítico con Jorge Carpinacci.

II. Por otra parte, en el estado actual de las investigaciones, resulta difícil confirmar o refutar
definitivamente el hecho de que Masotta haya tomado a su cargo la dirección de tratamientos
psicoanalíticos6.
En 1975, presenta ante la Ecole Freudienne de Paris los eventos que llevaron a la fundación de
la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Al referirse al primer grupo de estudio sobre psicoanálisis,
conformado hacia 1968, Masotta afirma:
Todos nos atrevimos entonces a tomar pacientes cuyo tratamiento y sesiones supervisábamos
con los otros miembros del grupo. Si un psicoanalista se debe a sí mismo –habíamos
entendido– es a él a quien corresponde determinar lo que eso quiere decir. (Masotta, 1979:246)
Esta declaración, enunciado ante el propio Lacan, parece no dejar lugar a dudas que Masotta
habría ejercido la “profesión imposible” del psicoanálisis.
Sin embargo, el propio Masotta brindó testimonios mucho más ambiguos unos años antes, en
los primeros números de Cuadernos Sigmund Freud. Testimonios que resultan cuando menos
enigmáticos respecto de su “experiencia clínica”. En n° 1 de los Cuadernos, Masotta lo plantea de
esta manera:
Nuestro equipo no tiene otro objetivo inmediato que el estudio de la teoría psicoanalítica.
Escandalizará tal vez nuestra falta de experiencia clínica: no la ocultamos, pero en algunos de
nosotros ya no existe, en otros es sólo momentánea. En otros –los más viejos, es mi ca so– es
una condena. Pero ¿quién sabe? Y ni tanto ni tan poco: ahí están los textos, que no es tan
fácil leer, y que en buen lacanismo son tan sensatos como la clínica misma.
Al referirse a la “falta de experiencia clínica” de un equipo no queda claro cuál es el caso
específico de Masotta en 1971, ¿ya no existía, es momentánea o es una condena?
Podemos encontrar una afirmación de similares características al año siguiente, cuando
Masotta se presenta a sí mismo y su grupo ante Maud y Octave Mannoni:
Ciertas características de cualquier manera son comunes a toda la gente que forma el grupo. En
verdad en este grupo los únicos que no tienen o tienen poca experiencia como psicoanalistas
somos tres o cuatro. Todos los demás están trabajando en psicoanálisis desde hace entre seis y
diez años. Algunos menos y otros más.
Al igual que en el caso anterior, uno puede preguntar si Masotta se ubica entre aquellos que no
tenían o entre quienes tenían poca experiencia clínica.

6 Este tema fue objeto de explícitos reproches entre representantes de diversas instituciones lacanianas en el marco de
los jornadas organizadas bajo el título “Las marcas de Masotta” en agosto-septiembre de 2000.

4
Germán García, que en reiteradas ocasiones defiende la tesis de un Masotta psicoanalista,
afirmaba en 1983: “Oscar Masotta practicaba el psicoanálisis como un secreto a voces, puesto que
carecía de legitimidad para hacerlo de otra manera” (Masotta, 1986: 14). Es probable que fuera así
pero no deja de resultar llamativo el hecho de que el propio Masotta echara inicialmente ese manto
de innecesaria ambigüedad respecto de este tópico.

MASOTTA MAESTRO Y FUNDADOR

Respecto de este tópico, sería necesario indagar aquellos eventos que, si bien pueden estar
parcialmente contenidos en ítems anteriores de este listado, revisten la característica específica de
promover la enseñanza y la difusión del psicoanálisis. En este sentido, interesan aquí eventos tales
como la conformación de grupos de estudio, las intervenciones en jornadas sobre psicoanálisis, las
clases presentados en diversos ámbitos (universidades, centros de arte) así como la fundación de
diversas instituciones (entre las que se destaca la primera institución psicoanalítica lacaniana fuera
de Francia). Más precisamente, se trata de abordar la construcción de la figura de maestro y
fundador que se consolida en torno a Masotta hacia comienzos de la década de 1970.

I. Respecto de los grupos de estudio sobre Lacan, me limitaré aquí a señalar las dos versiones
principales que hasta el momento fueron sugeridas respecto de su inicio, en tanto resulta relevante
para la temática planteada en este texto. Una primera versión, ya citada anteriormente, ubica la
conformación de un primer grupo de estudio conformado por López Guerrero, Jinkins y Levin al
cual posteriormente se sumaría Nasio.
Por su parte, el propio Nasio presenta una versión bastante diferente, según la cual habría sido
su interés por Lacan –hacia 1968, vía Althusser– el que lo llevó a Carlos Liendo –“un psicoanalista
que citaba algunos textos lacanianos en uno de sus artículos”, que a su vez lo pone en contacto con
Masotta.
Cuando le dije que quería estudiar Lacan me respondió: “Ah, Lacan no me interesa, hace tiempo
que no lo leo”. […] Su respuesta no me sorprendió ya que en aquellos años Masotta se ocupaba
de las historietas como tipo de mensaje comunicacional o inclusive de las experiencias
“happenings” del Di Tella. […]
Finalmente, luego de pensarlo e interesado en tener un grupo de estudio bien pago, aceptó mi
proposición a condición de que yo llevara otras cuatro personas. […]
No logré conseguir a nadie, fue él quien finalmente consiguió dos personas.
Resultaron ser dos amigos de él: un psiquiatra que se llamaba Peyceré y un escritor cuyo nombre
no me acuerdo. Así se formo el primer grupo de estudio de Lacan en Argentina. Me gustaría que
subraye esta precisión, porque en cierto modo ello muestra hasta qué punto fui yo mismo –sin
saberlo– quien despertó a Masotta de un sueño, de una noche de latencia si usted prefiere 7.
A fines de 1969, Nasio se instaló en París y allí reside actualmente. No participó de la serie de
eventos que irán consolidando esos grupos e incrementando su número, en un trayecto que llevará
finalmente a la fundación de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, el 28 de junio de 1974.

Al igual que en el resto de los ítems señalados a lo largo de esta exposición, resta aún mucho
por indagar sobre el papel de Masotta en este trayecto y en los avatares de la fundación. Me
interesa, para terminar, al menos destacar un dato interesante: Masotta, en su presentación ante la
Ecole Freudienne, busca al mismo tiempo alinearse a sí mismo y a la E.F.B.A. con Pichon-Rivière.
Es en la figura de este último donde Masotta ubica su única ligazón con la historia del psicoanálisis
en Argentina, en ese prestigioso psiquiatra que presentaba dos notorios puntos de coincidencia con
Lacan: su interés, a diferencia de Freud, estaba dirigido a la psicosis y, tras distanciarse de la
Asociación local para fundar su propia institución, fue finalmente expulsado.

7 Cita extraída de una entrevista publicada originalmente en La noche inconciente y reproducida en Izaguirre, 1999.
5
Bibliografía

- AA. VV. (2000). Oscar Masotta. Lecturas críticas, Buenos Aires: Atuel-Anáfora.
- Borinsky, Marcela (2000). Entre Bleger y Masotta: Georges Politzer o la búsqueda de un héroe. En
Ríos, J. C.; Ruiz, R.; Stagnaro, J. C.; Weissmann, P. (comp.), Psiquiatría, Psicología y
Psicoanálisis. Historia y memoria (pp. 130-140), Buenos Aires: Polemos.
- Cuadernos Sigmund Freud (1971-1977), 1-5/6, Buenos Aires: Nueva Visión.
- Green, A.; Laplanche, J.; Leclaire, S. ; Pontalis, J.-B. (1969). El inconciente freudiano y el
psicoanálisis francés contemporáneo, Buenos Aires: Nueva Visión.
- Izaguirre, Marcelo(1999). Oscar Masotta. El revés de la trama, Buenos Aires: Atuel-Anáfora.
- Lacan, Jacques (1970). Las formaciones del inconsciente, seguido de “El deseo y su
interpretación”, Buenos Aires: Nueva Visión.
- Masotta, Oscar (1967). El arte “pop”, Buenos Aires: Columba.
(1969). Conciencia y estructura, Buenos Aires: Jorge Álvarez.
(1976). Ensayos lacanianos, Barcelona: Anagrama.
(1986). El modelo pulsional, Buenos Aires: Catálogos.
- Plotkin, Mariano (2003). Freud en las Pampas, Buenos Aires: Ed. Sudamericana.
- Scholten, Hernán (2001). Oscar Masotta y la fenomenología. Un problema en la historia del
psicoanálisis, Buenos Aires: Atuel-Anáfora.
(2005) Oscar Masotta, entre la fenomenología y el estructuralismo. La
Biblioteca, 2-3, 298-307.

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