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Es cierto que una de las habilidades que menos se trabajan en las aulas es la de la escucha, es decir,

el desarrollo de la percepción auditiva. De aquí deriva uno de los grandes problemas en el sistema
educativo. Saber escuchar y prestar atención es muy importante durante el proceso de aprendizaje,
por ello se convierte en un actor fundamental en la interacción con los demás, tanto en el ámbito
social, como en el ámbito escolar. Por lo tanto, es indispensable enseñar a los niños a saber escuchar
atentamente y a valorar la intervención de los demás y así poder mejorar, de manera significativa,
la habilidad comunicativa.

Fomentar la escucha activa en preescolar es muy importante porque ayudará a que los alumnos
sean más respetuosos con los demás, fortalecerás su seguridad y que desarrollen la empatía.

Las actividades en el aula ayudan a conocer las formas de ser de los alumnos, sus habilidades y la
capacidad de escucha activa que tienen. La escucha activa significa prestar atención y concentrarse
en el mensaje de la persona que está hablando, y ofrecerle una respuesta. Esto “favorece la
asimilación de contenidos y mejora el proceso de aprendizaje. No es lo mismo oír que escuchar lo
que te están diciendo.

En definitiva, tal y como decía Paulo Freire, enseñar exige también saber escuchar.

“Cuando hablas, solo repites lo que ya sabes; pero cuando escuchas quizás aprendas algo nuevo”
Dalai Lama.

Juegos para potenciar la escucha a su vez, trabajar habilidades y capacidades como atención,
concentración o respeto.

“Levantarse si…”. Este juego consiste en escuchar y actuar de acuerdo a las instrucciones que el
profesor dará. Los niños, sentados en un círculo, escucharán diferentes órdenes sencillas y actuarán
en consecuencia. Por ejemplo: “levantarse si eres una niña” o “levantarse si tienes un hermano”. El
objetivo de este juego es que los niños realmente tienen que escuchar y decidir si cada instrucción
se aplica a ellos mismos.

“Ensalada de frutas”. Hay varias maneras de jugar a este juego. El nivel más sencillo es dar a cada
niño una imagen de una fruta. A continuación, el profesor dirá dos de las frutas y los niños que
tengan esa fruta tendrán que intercambiarse los lugares (por ejemplo, «plátano y naranja»). En
cambio, si el profesor dice «ensalada de frutas», todos los niños tendrán que levantarse y cambiarse
de lugar. Alternativamente, es importante intercambiar las fotos de los niños después de unas
cuantas vueltas, de modo que ahora tendrán una fruta diferente. Se puede hacer un poco más
complicado dejándoles ver la fruta a cada niño, pero luego quitándoles la tarjeta con el objetivo de
que retengan su fruta sin ninguna ayuda visual.

“Papa caliente”. Previamente pensar una categoría o tema (alimentos, ropa, animales…), se juega
con una pelota. Cada vez que el niño tenga la pelota tendrá que decir un elemento. Después el niño
le pasará la pelota a un compañero; y así sucesivamente, para algunos niños es difícil si tienen
dificultades en la expresión o en la memoria. Lo importante en este juego es intentar que no se
repita ningún elemento, o por lo menos, que no se repita el último o penúltimo nombre que se haya
dicho.
“Escucha atenta”. En este juego vamos a leer un cuento. Antes de empezar la lectura se les dirá a
los niños que hagan una acción determinada (levantar la mano, dar una palmada…) cada vez que
escuchen una palabra determinada. Es una actividad muy buena para la discriminación auditiva.

“Fui de compras” El profesor tiene que comenzar diciendo «ayer fuimos de compras y
compramos…» y agrega un elemento al final (el tema que se quiera) Por ejemplo “ayer fuimos de
compras y compramos lentejas” El siguiente niño tiene que repetir lo que dijo el anterior y añadir
algo más a la lista (por ejemplo lentejas y huevos). Así sucesivamente hasta que un niño ya no pueda
recordar o la lista sea muy larga. También se pueden utilizar otras oraciones como «fuimos al
espacio y vimos…» o «fuimos de vacaciones y nos llevamos…».

“Simón dice”. Por ejemplo, “Simon dice que nos toquemos la pierna” En ocasiones, nos saltaremos
la parte de “Simon dice” para comprobar si los niños prestan atención. Una buena idea es dejar
también a los niños que sean los protagonistas y que den ellos las instrucciones y no sólo el profesor.

Este juego clásico permite a los niños a practicar la escucha activa al prestar plena atención a las
direcciones que se les dan y usar la información para tomar una decisión.

“Teléfono descompuesto”. Los niños deberán ponerse en fila y el primero o el profesor inicia el
juego diciéndole al siguiente una palabra o frase. El mensaje tendrá que trasmitirse a lo largo de
toda la fila de la misma manera. Al finalizar se comprobará si el mensaje llegó intacto o con
modificaciones. Se puede empezar diciendo una palabra e ir aumentando la dificultad.

“El sombrero de hablar”. Para este juego los niños deberán colocarse sentados formando un
semicírculo y, en frente, el profesor, quien tendrá en sus manos unas tarjetas con dibujos de
diferentes temas de los que hablar. El profesor cogerá una tarjeta al azar y los niños deberán hablar
de ese tema respetando los turnos. Para esto y para que todos sean conscientes de quién tiene el
turno de palabra, el alumno que vaya a hablar deberá tener puesto un sombrero, que será el
indicador de que tiene el turno de palabra. El tiempo que deben hablar estará marcado por un
pequeño reloj de arena (1 minuto aproximadamente) y su conversación será apoyada por el
educador. Una vez pasado el tiempo, el niño que lleva el sombrero se lo cederá al compañero que
se lo pida o al que él quiera.

«El pueblo dice» Se les dice a los niños que ejecuten una acción luego de escuchar la frase «El pueblo
dice». Así les dirás, por ejemplo: «El pueblo dice que nos toquemos la nariz»; «El pueblo dice que
levantemos el pie derecho» u otras frases de ese estilo.

Puedes hacerlo un poco más complejo pidiéndoles que jueguen con los ojos cerrados.

Hazlo más complejo especificando más palabras y acciones cada vez que repitas dichas palabras.

«Vamos de compras» Consiste en comenzar con la frase «Vamos a comprar» seguida de una
palabra, por ejemplo «Vamos a comprar manzanas”. Luego, el niño a tu derecha deberá continuar
con la frase añadiendo una palabra más y repitiendo la frase completa. Quedaría así: «Vamos a
comprar manzanas verdes».

Después, le toca al siguiente niño, quien repetirá lo que se dijo anteriormente y añadirá una nueva
palabra, y así sucesivamente.
El juego finaliza cuando la frase se hace muy larga y resulta difícil repetirla entera.

Puedes variar el comienzo de la frase y decir, por ejemplo: «Vamos a la escuela» o «Vamos a
trabajar».

Si algún niño se traba y no sabe qué decir para continuar con la frase, lo puedes guiar haciéndole
una pregunta o dándole una pista. Por ejemplo: «Las manzanas son verdes y …».

Un amigo títere. Los títeres tienen, para los niños, vida propia, por lo que a través de la voz del títere
(formulada por el adulto), el niño pueda escuchar con más atención lo que se le dice.

La búsqueda del tesoro. Esconde algún objeto (puede ser un premio sorpresa) y pídele a los niños
que “ayuden a encontrar el mismo”. Puedes ayudarles diciéndoles qué forma tiene la caja (grande,
pequeña), de qué color, etc., pero no le digas que ése será un obsequio para el que lo encuentre.

¡Juguemos a imitar a otro! Los niños están constantemente observándonos a los adultos. Para
aprovechar esto y fomentar la escucha activa en los niños, podemos jugar a imitar a otra persona;
en este caso la persona a imitar será papá, mamá o una maestra.

Este tipo de escucha no es solo auditiva, sino que es un modo de observar al otro, lo que dice, hace,
etc. Mediante este juego y durante estos minutos de atención podremos repetir, copiar en la pizarra
o en una hoja de cuaderno en el hogar, algún mensaje que deseemos dejarles a los niños. Si los
niños no saben leer y escribir, podemos hacerlo mediante la creación de un mensaje con una
melodía.

Sigue el mismo patrón de dibujo. Este juego consiste en que el adulto y el niño dibujen lo mismo,
pero es el adulto el que debe dibujar primero y el niño debe seguirle en la imitación del dibujo. Se
pueden crear monstruos, dragones de dos colas, castillos, etc.

Este juego clásico permite a los niños a practicar la escucha activa al prestar plena atención a las
direcciones que se les dan y usar la información para tomar una decisión.

Contar cuentos pochoclos: En el cuento pochoclo, cada persona toma su turno para agregar al
cuento que el grupo va construyendo juntos. La primera persona puede empezar con una frase
como “Una vez vivía un dragón morado enorme…” y la siguiente persona tiene que usar sus
habilidades de la escucha activa para incorporar lo que acaba de escuchar en lo que agrega al
cuento. Esta actividad se puede ampliar con tarjetas de dibujos.

20 preguntas: En este juego, la persona a quien le toca piensa en un objeto que los otros
participantes deben adivinar. Pero sólo pueden hacer 20 preguntas de respuesta sí o no para
averiguar cuál es el objeto. Este juego hace que los niños piensen en la información anteriormente
compartida, juntando todo para hacer la mejor pregunta que les otorgará la máxima cantidad de
información.

¿Te diste cuenta?: En una versión del juego, se presenta una caja con varios objetos encima.
Muestre a los niños la caja de objetos por 10 segundos, cúbrela con una toalla, y luego quite un
objeto de la bandeja sin que nadie lo vea. Muestre nuevamente la bandeja y pida a los niños que
adivinen cuál objeto está ausente. Esto puede repetirse varias veces. En otra versión divertida de
este juego, se le pide a un niño, que salga del círculo y espera en un lugar fuera de la vista. Luego
pida a los niños que describan exactamente lo que llevaba puesto esta persona. Ambas actividades
requieren que los participantes presten atención y practiquen recordar alguna información.

2 MINUTOS DE LECTURA

Cómo fomentar la escucha activa en el aula

Los docentes son el mejor ejemplo para los niños. El juego es una gran herramienta para enseñar la
habilidad comunicativa de la escucha activa, puedes incluir en tu programación didáctica los juegos
educativos que enseñarán a escuchar y fomentarán la cooperación en grupo de los niños. Además
de poner en funcionamiento una serie de pautas que debes transmitir a tus alumnos y que ayudarán
en tu objetivo de enseñarles a escuchar. Las mostramos a continuación:

- Enseña a tus alumnos a mirar a la persona que está hablando. Deben prestar atención a lo que les
están diciendo y cómo lo está diciendo.

- Es importante escuchar con interés sin interrumpir y sin juzgar, mostrándose abiertos a otras ideas
que no tienen por qué coincidir con las de ellos. También será clave saber cuáles son las ideas
principales del discurso que están escuchando y respetar el tiempo del interlocutor.

- No hay que presuponer lo que el interlocutor va a decir y precipitarse en las respuestas. Hay que
enseñar a los alumnos a contestar cuando la persona ha terminado de hablar.

- Los alumnos deben de fijarse en la postura, la expresión y los gestos porque son aspectos que
adquieren mucha importancia en la comunicación. Además, deberán de aprender que ellos también
tienen que cuidar eso cuando estén hablando.

- Transmitir al interlocutor que les estamos escuchando. Esto se consigue mediante gestos,
interjecciones de refuerzo y cuando se responda se puede citar algún detalle que haya dicho el
interlocutor.

- Después de escuchar el discurso se pueden hacer preguntas, para que los alumnos tengan más
claro el contenido que les han explicado, y después se pasa a ofrecer una respuesta.

- Los alumnos deben de estar centrados mientras están escuchando y durante la respuesta.

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