La independencia de México fue un movimiento armado que comenzó el
16 de septiembre de 1810 y terminó el 27 de septiembre de 1821. Antes de la independencia, el actual territorio de México era llamado Nueva España, y fue una colonia española durante 300 años. Esta colonia floreció gracias al desarrollo de la minería, sin embargo, a fines del siglo XVIII comenzaba a entrar en crisis económica. Se trataba de una sociedad rígidamente dividida en castas dependiendo de la “raza”: la raza se definía en grados, dependiendo de la cantidad de ancestros europeos, y aquellos de raza europea “más pura” obtenían mayor privilegio. En este contexto de descontento, se iniciaron revueltas en todo el territorio que se sostuvieron a los largo de 11 años, de forma cada vez más organizada, logrando su éxito con la entrada de los insurgentes a la ciudad de México. Primera etapa (1810-1811) En España se experimentaba una grave crisis política tras la ocupación del ejército de Napoleón Bonaparte en 1808. Esta inestabilidad llegó hasta Nueva España y motivó la formación de un movimiento armado por parte de los criollos, en Ciudad de México, el cual fue derrotado. Sin embargo, en otras poblaciones de Nueva España, también se organizaron otros grupos armados que formalizaron la conjura de Valladolid que, en 1809, también fue descubierta y fracasó, así como, la conspiración de Querétaro en 1810, después de iniciar el movimiento armado del Grito de Dolores. Más allá de las derrotas, Miguel Hidalgo y Costilla convocó a los ciudadanos a unirse y organizarse para luchar en contra del reinado de España. A este llamado también se sumó el capitán de las milicias novohispanas Ignacio Allende. Tanto Hidalgo como Allende se enfrentaron en varias ocasiones de esta primera etapa de la lucha independentista en contra al ejército español, que ganó la mayoría de los enfrentamientos. Junto a Hidalgo y Allende, también participó el insurgente Juan Aldama, quien luchó en los enfrentamientos del Grito de independencia en el pueblo Dolores, estado de Guanajuato, el 16 de septiembre de 1810. Segunda etapa (1811-1815) En la segunda etapa de la lucha por la independencia, tras la muerte de los líderes Hidalgo, Aldama y Allende, quedan en la palestra dos importantes líderes, el sacerdote mestizo José María Morelos y Pavón e Ignacio López Rayón, secretario de Morelos y quien siguió sus pasos tras su muerte. Ambos organizaron la segunda etapa de la guerra por la Independencia de México, pero reforzando los ideales de la causa insurgente que dirigían. Morelos fue un líder que se caracterizó por su gran sentimiento nacionalista y por haber organizado un ejército mucho más disciplinado que el de Hidalgo. En 1812, Morelos ocupó Oaxaca y tomó el poder de esta ciudad. Asimismo, promulgó un decreto constitucional en el cual se abolía la esclavitud y se consideraba América libre e independiente, entre otros. En 1813, Morelos convocó el Congreso de Chilpancingo, también conocido como el Congreso de Anáhuac, fue el primer congreso independentista donde se leyó el documento Sentimientos de la Nación, el cual se considera como un antecedente de la Constitución de México.Más tarde, el 15 de junio de 1814, el Congreso de Anáhuac concluyó la redacción del Decreto Constitucional de la América Mexicana, o Constitución de Apatzingán, a través del cual se dejó plasmado que Morelos formaba parte del Poder Ejecutivo.Finalmente, tras alcanzar varias victorias como la de Guerrero, Oaxaca y Morelos, en 1815 Morelos fue capturado y luego ejecutado el 22 de noviembre de ese año. Tercera etapa (1815-1820) Después de la muerte de Morelos se viene una difícil etapa en el proceso de independencia, ya que las tropas insurgentes luchan de manera separada a lo largo del territorio mexicano, por lo que fueron fáciles de atacar y contrarrestar por parte del ejército novohispano. Los diversos grupos armados fueron dirigidos por varios compañeros de lucha de Morelos, como Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria, Francisco Osorno y Francisco Xavier Mina. Sin embargo, un poco antes de estos hechos, en 1814, el rey Fernando VII había vuelto a tomar el poder absolutista y derogado el Decreto Constitucional de la América Mexicana. Esta situación alertó a los aristócratas, criollos e insurgentes en México que, finalmente, se unieron para luchar por su soberanía e independencia. No obstante, aunque el ejército novohispano logró varias victorias y detuvo a varios líderes, hubo dos hechos que favorecieron la resistencia que luchaba por la independencia: °Nombramiento del nuevo virrey de Nueva España, Juan Ruíz Apodaca, que impuso una política de indulto, y °La firma del Plan de Iguala o de Las Tres Garantías en 1821. Cuarta etapa (1821) Tras diez años de enfrentamientos, el Virreinato de Nueva España atravesaba un difícil momento social, político y económico, al cual se debe sumar la restauración de la Constitución de Cádiz en España. Dicho documento estaba en contra de los intereses de los aristócratas criollos, quienes finalmente decidieron apoyar a los independentistas. En esta etapa, el militar Agustín de Iturbide, quien dirigió el ejército Trigarante, y que se enfrentó a Vicente Guerrero, aliado de Morelos y dirigente de las tropas insurgentes del sur, fue quien proclamó el Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821. Asimismo, Iturbide logró convencer a Juan O’Donojú, jefe político de Nueva España, para firmar el documento Tratados de Córdoba en la ciudad de Veracruz, para así declarar definitivamente la Independencia de México el 27 de septiembre de 1821. Características de la independencia de México Causas internas Durante la colonización, una enorme proporción de la población indígena fue asesinada o murió a causa de las enfermedades que traían consigo los españoles. Se calcula que a principios del siglo XIX, había menos de dos millones y medio de indígenas en Nueva España, cifra que representa menos de un 10% de la población indígena que existía en el mismo territorio al momento de la llegada de los europeos. Estos sobrevivientes vivían en la pobreza y debían pagar tributos que, desde el siglo XVIII, habían causado múltiples revueltas. Otro sector disconforme eran los criollos: descendientes de españoles pero nacidos en América, de alto poder económico gracias al ejercicio del comercio. Sin embargo, cuando la economía local comenzó a sufrir a causa de la administración de la corona española, estos sectores se vieron perjudicados. Los mestizos, que también habían crecido económica y políticamente, seguían sin embargo sufriendo la desigualdad marcada por la división de castas. Causas externas España estaba sufriendo las consecuencias de las guerras contra Inglaterra, la corrupción y las epidemias. Esta situación externa afectó a Nueva España ya que fue la causa directa de las reformas borbónicas que afectaron negativamente la economía de la colonia. Por otro lado, desde Europa llegaban, junto con noticias de revoluciones como la Revolución Francesa, las ideas de la Ilustración, que criticaban todo gobierno absoluto, como el que regía en España. Además, trece colonias inglesas (en el actual territorio de los Estados Unidos) habían sentado un precedente declarando su propia independencia en 1776.