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INTRODUCCIÓN:
La autora plantea, cómo fue posible que la sociedad argentina llegara a las espirales de violencia que después de
varias décadas confluyeron en la salvaje dictadura militar de 1976. Por ello analiza el periodo constitucional que
va de mayo de 1973 a marzo de 1976 en relación con la violencia como práctica represiva y el discurso político de
los sectores dominantes.
Hoy, nuestra mirada sobre ese momento político ha quedado atrapada por el impacto del proceso dictatorial
posterior.
El terror instalado en 1976 ha condicionado retrospectivamente nuestra mirada sobre el período previo y
desdibujó otros fenómenos importantes que permiten entender el largo ciclo represivo de los años setenta.
Continuidades en términos de prácticas estatales represivas que configuraron, desde 1973 y tras un breve
intervalo, un Estado de excepción creciente que se integró, con diferencias, en el ciclo autoritario conformado por
la dictadura militar que se inició en 1976. Continuidades en término de circulación, de representaciones sociales
sobre el “problema de la violencia” que relativizan, en ciertas medidas, el corte abrupto que se asigna a 1976 y
también el corte que se ha construido en torno al proceso post autoritario en 1983.
La ruptura institucional que significó el golpe de Estado militar de 1976 deja de ser el organizador absoluto del
transcurso histórico reciente y, sin quitarle su carácter radicalmente distinto por la violencia desplegada, adquiere
nuevo sentido dentro de un proceso más complejo y más extendido en el tiempo.
Hacer foco en los datos históricos que a través de un entramado de prácticas y discursos, fueron constituyendo
progresivamente una lógica política represiva centrada en la eliminación del enemigo interno, al menos desde
1973.
- Esta investigación, articula dos dimensiones de análisis:
- el estudio de las prácticas estatales represivas
- el análisis de la discursividad política y periodística dominante.
El ensamble permite ver un fenómeno histórico muy complejo que se dió en términos de deterioro institucional
del Estado de derecho como un proceso colectivo y socialmente alimentado.
- En cuanto a la primera dimensión, la acción estatal, se busca mostrar que: a) el avance represivo se hizo
a través de un entramado de políticas y prácticas institucionales, consideradas legales, que se articularon
con aquellas otras más conocidas de carácter clandestino o paraestatal; b) dicho avance fue llevado
adelante en nombre de un complejo de significados ligado a lo que se conoce como la seguridad nacional;
c) fue una política estatal legitimada desde múltiples sectores políticos, en parte por estar sostenida por
el peronismo masivamente respaldado en las urnas; d) existe una relación significativa entre el estilo
unanimista del peronismo, sus conflictos internos en la década del setenta y la persecución de la
subversión a escala nacional; e) el período entre 1973-1976, debe ser entendido como parte de un
contínuo que, con cambios y discontinuidades importantes, forma parte de una escala de medidas de
excepción estatal iniciada como mínimo con la dictadura de la “Revolución Argentina” (1966-1973).
- El estudio de las políticas estatales más significativas puestas en marcha en nombre de la seguridad en el
período centralmente considerado debe articularse con el análisis de una serie de prácticas paralelas a la
acción pública de gobierno y con la observación de las prácticas intrapartidiarias que afectaron el
funcionamiento del peronismo en diversas instancias y jurisdicciones en ese mismo momento.
- Esto lleva a inscribir el proceso político de esos años en una continuidad relativa en lo que respecta a la
implantación de prácticas políticas representativas, dejando entre ver hasta qué punto la dictadura militar
de 1976 se inscribió en una temporalidad fluida de la que fue un producto posible. En esa temporalidad
fluida, y en relación con la política represiva, la distinción entre regímenes democráticos y dictatoriales
pierde buena parte de su relevancia explicativa.
- Extensos trabajos de diferentes autores, como María S. Quesada y Marcelo Larraquy, han señalado el peso
de las políticas oficiales del gobierno peronista y su imbricación con la represión clandestina antes y
después de 1976, concentrándose en el peso de López Rega.
- Julio Godio se centró en la figura de Perón para mostrar el engranaje represivo puesto en marcha contra
la izquierda de su partido y para contener la movilización social y obrera.
- el desenfadado ataque al régimen democrático a partir de las estrategias que eligieron desde la misma
estructura de poder.Como consecuencia de ello (para la autora Victoria Itzcovitz) el corte interno del
período debería establecerse entre Hector Cámpora y los gobiernos peronistas siguientes y no entre Perón
e Isabel Perón.
- Continuidad de ciertas prácticas represivas en un marco de excepcionalidad jurídica creciente y su relación
con los paradigmas de la seguridad nacional desde la década de 1970
- La primera parte de este libro, está consagrada a la revisión de las políticas oficiales de carácter autoritario
y represivo implementadas en el transcurso del período y que progresivamente impusieron una situación
de excepcionalidad jurídica.. Se busca poner en evidencia la articulación de esas políticas con otras de
carácter paraestatal y aquellas de tipo intrapartidiario vinculadas al objetivo de “depuración” interna.
- La sistematicidad de la “cara legal” de la escala represiva, que no se limita al “Operativo Independencia”
visto como anuncio de lo que vendría.
- La segunda parte, se centra en el análisis del contenido y de los discursos políticos y periodísticos de la
época.
- El clima de consentimiento, de aceptación tácita de la violencia y de consenso hacia el proceso de
radicalización política que generalmente se adjudica a la década del 70 de manera general y laxa debería
ser reexaminado a partir de ciertas fechas.
- El clima, al menos en términos públicos y en la circulación dominante de información, comenzó a
revertirse hacia mediados de 1973, a partir de entonces y de manera progresiva, el discurso dominante
comenzó a ser el de la ilegitimidad de “la violencia”. Mientras eso sucedía, como consecuencia del
creciente proceso de represión estatal, fueron perdiendo voz y peso público los sectores políticos más
radicalizados, especialmente a partir de la censura y las condiciones de ilegalidad y de clandestinidad. Ello
confluyó en una lenta homogeneización del universo de sentido públicamente adjudicados a “la
violencia”, y sobre ese proceso se articuló una serie de discursos y de prácticas de carácter represivo (que
con pocos cuestionamientos y en una progresión imparable, se acumularon hasta 1976.
- Desde esta óptica, y después de explorar los años setenta democráticos, el golpe de Estado de marzo
emerge como parte de un proceso y no como una interrupción.
- El análisis de ciertos tópicos del discurso seleccionados en la voz de los medios y de los actores políticos
sobre los cuales la prensa informaba. La lectura completa, diaria y sistemática de los diarios La Nación,
Clarín, La Opinión y La Razón durante todo el período (73 - 76) permite ofrecer una imagen de la
producción de representaciones públicas sobre la violencia en los grandes ámbitos urbanos.
- Estos medios configuran un amplio abanico social de lectores que va desde las clases altas y tradicionales
hasta los sectores trabajadores y populares con acceso a la comunicación impresa.
- Indicios que muestran prácticas y circulación de representaciones sobre “la violencia”, el “terrorismo”, la
“subversión” y el “comunismo” entre la “gente común”.
- La violencia fue sólo una dimensión de la experiencia histórica de aquellos años y, si bien fue central no
permite explicar cabalmente el periódo si se excluyen otras dimensiones cruciales como el profundo
problema social y económico de la época, y de manera más general el proceso de crisis y colapso del
modelo populista
- la comprobación del consenso y la solidaridad de amplios sectores políticos civiles con las Fuerzas
Armadas, a las que convocaron y consideraron única salida contra la violencia “subversiva”.
Segunda Parte
“Subversión”, Guerra y Nación
La Construcción de una Realidad
“Las ideologías de extrema derecha e izquierda totalmente ajenas buscan varias del pensamiento de los hombres
de bien… la guerra psicológica antinacional tiene en la doctrina justicialista un conjunto de principios inmutables
que están posibilitando la consolidación definitiva de la justicia social, La unidad continental, la democracia
integrada, La planificación social, la soberanía del hombre y su dignidad trascendente”.
Lectura bipolar que partía del Delante imperialismo se implementó con fuerza en el oficialismo. 1º resurgió en el
peronismo donde el dispositivo discursivo de dos extremos opuestos denunciado por su carácter violento fue
utilizado para explicar la depuración y los conflictos intra partidarios, su uso fue ampliado cuando las fuerzas
enfrentadas implicaron a las “guerrillas marxistas” y a las “bandas fascistas”.
“La derecha trasnochada y la izquierda si pasa quieren enfrentar nuevamente a nuestro pueblo”.
El discurso peronista identificaba Perón con la patria, para oponerlo al carácter particular, te extraño y ajeno de
cualquier “ideología” o “batería” y de quienes la encarnaban. De esta manera según los autores, la reactualización
de este mecanismo permitía que los factores de violencia quedarán confinados aún “ellos” -anti patria- que estaba
por definición fuera del “nosotros”y pasaría si al espacio del otro enemigo, eliminable.
El recurso del dispositivo bipolar dentro del peronismo oficial encubre un punto esencial y es que el énfasis de la
alteridad estaba claramente puesto en uno de los dos términos: “violencia de izquierda”.
Fuera del interna peronista lo contraposición entre dos extremos enfrentados, uno de izquierda y otro de derecha,
también se instaló rápidamente con el auge de las acciones parapoliciales. En los debates del ámbito
parlamentario recogido por la prensa,los pronunciamientos y los pedidos de informes contra “violencia de signos
opuestos” era frecuente en diversos bloques.
-El radicalismo, con su tradiciónlegalista y republicana, mantenía un discurso equidistante de condena genérica
de la violencia y de “and as violencias”.
-sectores de izquierda desde el comunismo tradicional hasta el Partido Socialista de los trabajadores, de Nahuel
Moreno, se pronunciaban en contra de la violencia de “ambos signos”.
-El Partido Comunista revolucionario denunciaba a los grupos terroristas alentados por las dos potencias
imperialistas.
-el Partido Socialista de los trabajadores aunque era víctima de los grupos parapoliciales de derecha también
repudiaba al guerrillerismo de izquierda te quiere hasta revolución a través de una guerra civil y al margen de las
clases Obreras”
-La amplitud estaba Nico incluye a actores corporativos del peso de la Iglesia, La Confederación general de
economía, y las propias Fuerzas Armadas.
Esto expresaba el rechazo del sector radicalizado hacia la izquierda dentro de la Iglesia, por el cual el cardenal
habilitó la represión, pero también recordaba a la imagen en el cual aquello que estaba en el medio de los dos
extremos “el equilibrio”, la sociedad Argentina, era completamente ajeno al fenómeno repudiado.
- 1975 un grupo de destacados intelectuales público denunciando a la Triple A pero sin dejar de censurar también
la violencia de izquierda. – entre ellos Frondizi- “Desataron una barbarie terrorista y represiva nuestro país con la
intención de paralizar al pueblo y cercenar sus defensas, lo que ahondaría los lazos de nuestro sometimiento, y el
terrorismo de ultra izquierda que contribuye al mismo resultado”.
En cuanto a las lecturas bipolares en el universo periodístico, puede decirse que la mayoría de los medios
analizados optó por una construcción de universos uniformes, con suerte ambiguos, sobre los responsables de la
violencia.
· Clarín: No tenía intención informativa orientada a construir la imagen de una violencia de dos extremos
enfrentados, sino que la violencia de “ambos signos” ocupó un lugar muy discreto, aunque perceptibles en
algunas noticias del diario, articulada con una concepción que situaba al “pueblo” en una situación de ajenidad
y exterioridad del fenómeno.
· La Nación: Énfasis Puesto en la violencia “subversiva” y “extremista” que por definición se refería a los
movimientos de izquierda revolucionaria asociadas al marxismo.
· Crónica: -escaso espacio a cuestiones políticas- No aparecen definiciones de violencia, ellas solo están
ahí y es “extremista” cuando se refiere a actos de guerrilla y es anónima cuando responde a crímenes de la
banda parapoliciales.
· Miradas Internacionales: Proponían lecturas similares R confirmaban una interpretación bipolar del
problema de la violencia en la Argentina en los años 70.
-No eran voces de circulación pública dentro del país, pero muestra hasta qué punto esa lectura estaba expedida
en el espacio político concernido por la situación argentina-.
-La diplomacia francesa en el país, a partir de un telegrama del embajador en Argentina, señaló: “el terror querido
de un lado responde al error del otro” “más tarde el mismo funcionario agregaba que la guerrilla de extrema
izquierda a la cual respondía al terrorismo de derecha estaba obligando al Ejército a ejercer presiones muy fuertes
sobre el Gobierno para tomar medidas antisubversivas cada vez más rigurosas”.
-Informe sobre la “violencia política en Argentina” Embajada estadounidense En Buenos Aires, señalaban que,
Estados Unidos deploraba el terrorismo de cualquier tipo, y que sí el de la izquierda era una amenaza para sus
intereses, el de derecha lo era para los derechos humanos.
Las múltiples intervenciones públicas responden a un universo e intencionalidades ideológicas muy distintas e
incluso opuestas. el clima bipolar se integró, 1º como explicación fácil de los conflictos internos del peronismo;
luego, hacia fuera de esa fuerza, la denuncia de la “violencia de derecha” se instaló progresivamente con mayor
visibilidad de la triple A y gracias a las crecientes denuncias de los sectores más sensibles o afeptados por las
acciones de esa organización. La denuncia de ambos extremos para desobedecer al objetivo real de denunciar a
uno de ellos en particular Sin confrontar con un contexto discursivo y político dominante.
La forma en la que fueron presentados estos enunciados tan diferente pretende considerar el efecto de
confluencia en una estructura enunciativa bipolar, pues ella pudo haber establecido un cierto “sentido común” de
la época:
-por un lado, la conflictividad social y política reducida a “violencia” vista como realidad total, omnipresente y
aunque explicativa,
-por el otro, esa violencia era confinada a dos extremos, deferente a la “sociedad” “nación” “pueblo” -espacio no
violento.
También quedaba en el centro otro actor que podría presentarse no sólo como ajeno a las fuerzas enfrentadas
sino, esencialmente, como fuerza de superación por encima de las partes: la institución militar. Cómo Emilio
Massera o Rafael Videla sus fuerzas también estaban en guerra con el extremismo de cualquier signo.
La presencia dominante este discurso bipolar no debe ocultar la violencia de derecha que era vista por la prensa
y los actores del sistema político como una consecuencia negativa de la violencia de izquierda. Esta última siempre
fue el blanco central de las condenas y las evocaciones de los sectores cuyas voces tenían estado publicó de
manera sistemática.
Por ejemplo:
-Partido radical “como respuesta a la violencia de extrema izquierda se encaramado la extrema derecha con un
mensaje de terror”
Así, aun para quienes opusieron al terrorismo de Estado desde sus orígenes, la violencia de izquierda fue
considerada responsable de la espiral de violencia. Esta lectura de la época fue retomada en la posita dura y estuvo
en la base de las políticas alfonsinista desde 1983, tanto para reproducir el esquema bipolar como para poner el
acento más sutilmente en la responsabilidad de las organizaciones Armadas.
-partido intransigente insistió de manera regular en la necesidad de combatir la violencia, pero no sólo con
represión.
- una cierta Dogs aparece imponerse a las lecturas posibles y aceptables sobre la realidad argentina. 1975 un grupo
de vecinos escribían las autoridades nacionales “señor ministro del Interior (qué) se extremen los recursos legales
para terminar con la violencia y el terrorismo de ambos extremos (qué) sumen en el dolor y enlutan a nuestra
patria…”
Entre la violencia de derecho y la violencia de izquierda fue esta última quien tuvo rechazo de las voces de la
mayor circulación pública, esta fue considerada como el origen de la violencia y fue también el punto de llegada,
a lo largo de 1975, se transformó en el objeto central del repudio público de las acciones represivas. En este
registro se confluyeron mis articularon las construcciones del enemigo interno “comunista” dentro del peronismo
y del enemigo “subversivo” a escala nacional.
la mayoría de las lecturas sobre la violencia se habían apropiado de la “subversión” como identificador único de
las organizaciones Armadas de la izquierda, y todos los sectores de una amplio abanico político y social con alcance
público, recurrieron a esa noción para explicar la gravedad de los problemas argentinos.
las acciones de la guerrilla peronista y marxista en aumento y el tipo de intervención político militares desarrollada
por este grupo durante estos años contribuyó a esa acumulación YA la aceleración del tiempo histórico en el que
se encadenaron acciones y reacciones. la responsabilidad de las organizaciones Armadas no explica (ni justifica)
el avanzas discursivo y represivo que culminó con la instalación de la lógica subversivo/antisubversivo. Sus Raíces
deben buscarse en el proceso de construcción del enemigo interno en el seno de una sociedad que no podía
procesar una conflictividad política y social creciente que venía engullendo el funcionamiento del sistema político
DGT hacia décadas y entró en crispación en esta época.
El curso “antisubversivo” no era nuevo, recurrieron a él los lectores del Gobierno dictatorial presentes de manera
regular en la prensa, pero también se apropiaron de él los propios medios para definir la naturaleza de los grupos
involucrados en la movilización social. Por ej.: En torno el Cordobazo la nación y Clarín produjeron las formas de
nombrarlo como “Subversión perfectamente organizada”.
A partir de la prohibición gubernamental de difundir otra información que no fuera la oficial la prensa se refirió a
sucesos como los de fusilamiento en Trelew con la categoría de terroristas extremistas y guerrillero. Por ej.: La
Nación ante la fuga del penal de Rawson, Indicaba que habría un nuevo capítulo “en la historia del terrorismo” en
Argentina.
En 1973 las expectativas en torno al fin de la violencia armada y el regreso del peronismo desactivaron el discurso
“antisubversivo” en la prensa, ya que estaba asociada a la dictadura militar saliente, en contraparte asociado al
peronismo entrante. Mientras la violencia continúa siendo un fenómeno públicamente refugiado en 1973 se
abocaba con denominaciones más pagas y genéricas como extremismo otro terrorismo -más frecuentemente
aplicadas Ejército revolucionario del pueblo que a las diferentes organizaciones Armadas peronista-, al que sólo
muy tarde se las asignó abiertamente como subversivas.
Ese mismo año la conflictividad interna del peronismo reactualizó el anticomunismo y el antimarxismo en la
circulación de representaciones estigmatizantes y orientadas a la eliminación política de ciertos grupos.
La prensa conservadora fue solidaria en el proceso de expansión y apropiación del enemigo comunista hacía
afuera del peronismo.
- La Razón: Consagró un amplio espacio a las noticias vinculadas a las “amenazas” comunistas local e internacional
con tono de peligrosidad creciente y acechante. “deberá eliminarse las infiltraciones marxistas de los gobiernos
de provincias antes del 12 de octubre”.
-El Vespertino, Informaba con tono de denuncia grave en el descubrimiento de “un centro de adoctrinamiento
marxista que funcionaba bajo la apariencia de una escuela”
De este modo el peronismo y la derecha política tradicional pudieron coincidir en la instalación masiva y
simultánea de algunas características del enemigo interno.
Cuento horno azul qué se actualizó masivamente una condena de violencia como subversiva. la reaparición
dominante de la nación “subversión” implicó también otra concepción de la naturaleza del problema y de su
gravedad en cuanto se trataba de un enemigo cuya amenaza era extrema y debería ser eliminada. -Perón así
también lo planteó.
Hace 1974, “extremismo”, “terrorismo” y “subversión” convivían en el espacio periodístico y público como forma
de denominar al problema, pero el carácter subversivo sólo era aplicado el Ejército revolucionario del pueblo. -
ERP-.
La evolución del discurso periodístico de la prensa jugó un rol clave en términos de acentuar “la violencia de
izquierda” y destacar de manera progresiva las figuras “extremista” y “subversiva”
-Clarín: Clarín mantuvo largo tiempo un discurso editorial que repudiaba la violencia pero la consideraba como
una consecuencia del “verdadero”problema, que era la falta del desarrollo económico y social.
si bien la violencia vinculada a la interna peronista era leída con alarma a lo largo de 1973, finalmente se recluía y
relativizaba en su gravedad. En cambio, eran las acciones del Ejército revolucionario del pueblo las que
convocaban la mayor reacción del matutino.
Hacia 1975 además de las críticas crecientes a la propuesta gubernamental es el acento informativo se colocó
rápidamente en la violencia extremista y subversiva -organizaciones Armadas de izquierda- y Clarín pasó a una
posición más activa en la que reclamaba la centralización de las medidas “antisubversivas” y acciones
parlamentarias acordes a la situación. Filas tu cuestión debía ser combatidas con daños materiales y desarrollo
económico y la represión no era la única salida al problema, las armas militares eran igualmente necesaria.
-La Nación y La Razón: Fueron dos periódicos donde la posición editorial fue más clara y definida. ambos muestran
una cierta ilusión de la denuncia de componente subversivo y extremista a lo largo de 1973 y su retorno en 1974.
- proceso visible en La Razón, ya que el diario paso de una inicial ausencia de voz editorial a un posicionamiento
visible que reclamaba la centralización de la “mucha subversiva”. la guerrilla y la subversión era representada
exclusivamente por las organizaciones Armadas de izquierda, luego se incluiría a montoneros que luego de la
clandestinidad conformaron con el Ejército revolucionario del pueblo un frente único de ultraizquierda con una
práctica terrorista contra las instituciones de la República. Desde fines de 1975 la razón reclamo activamente
“orden”, denunció “el vacío de poder” y exigió que renunciara a la presidenta cuya legitimidad estaba
comprometida por la crisis económica y las causas de corrupción. Mientras tanto la subversión pasaba a ocupar
la centralidad informativa del diario con una total apropiación del discurso militar que reclamaba a su eliminación
y el anuncio de horas dramáticas y cruciales.
-LA NACIÓN: El problema de la violencia y de la subversión fue tratado desde el paseo editorial como un fenómeno
mundial y estrechamente asociado a la juventud. La nación señaló el autoritarismo del líder y en su campaña
antimarxista a la vez que festejaba la decisión de elegir el orden y enfrentar a los partidos del caos.
-TIMERMAN: En la categoría su versión se instalaba como una central para explicar la mayor amenaza que pendía
sobre el país: las guerrillas peronistas y marxistas.
En esta seña de análisis importa señalar la Constitución de un discurso homogéneo y hegemónico sobre la
violencia subversiva.
A pesar del movimiento político tan ostensible, la idea del terrorismo más general, de derecha y de izquierda, esta
energía la sociedad, atemorizada y rehén, en un “baño de sangre”no desapareció nunca del matutino y fue el
argumento para denunciar, 1º los peligros de un golpe de tipo fascista y, luego, para pedir que el Estado enfrentará
“la subversión” y el “terrorismo” a través de medidas constitucionales.
-La excepción notable a esta progresiva hegemonía del universo subversivo/antisubversivo fue CRÓNICA, Tenía el
periódico no circuló durante 1975, Tampoco en el breve periodo analizado de 1976 esa lectura tuvo un énfasis
particular en sus páginas. Crónica nunca se apropió n utilizo con autonomía y su universo para catalogar o definir
los hechos de violencia, pero su forma de presentar los actos extremistas no deja de transmitir excesivo
dramatismo YA veces empatía como militares en su condición de hombres y mujeres afectados.
La expansión e inflación del universo de los subversivos el espacio público se concretó en 1975, cómo realidad
explicativas de una buena parte de los problemas que afectaban el país y permitió dar nombre a las formas de
conflictividad política.
-practicar el proceso posterior y la amplitud de las represiones en el mundo obrero pues la expansión de la noción
de subversión en el ámbito de conflictividad laboral, proceso iniciado con la inclusión de la norma sobre la
legalidad de la huelga en la ley de seguridad de 1974. pocos meses después el Gobierno denunciaba los conflictos
obreros de Villa Constitución como una operación “subversiva” de una “deleznable memoria antinacional” Y los
atentados obreros a la productividad como parte de un problema a enfrentar con “políticas antisubversivas”.
-Dentro del radicalismo, Baldin declaró que la guerrilla estaba actuando en las fábricas; - durante los operativos
en el monte tucumano, el Sevilla no estaba en el campo sino la industria.
-CGT, Duda en denunciar la “guerrilla industrial!, ni la Iglesia, ni las entidades empresariales, que rápidamente
asociaron sindicalismo con marxismo.
-Tampoco los medios de prensa vacilaron en incluir la conflictividad laboral en el universo de lo subversivo, Y la
denominación de gravilla fabril usada en forma paralela de subversión.
Hacia fines de 1975, se había establecido en la realidad del mundo obrero como indisolublemente ligada a la
condición de lo peligroso y amenazante.
-de plumas estadounidense se llegó a plantear que los militares empresarios y actores políticos argentinos tenían
dificultades para distinguir entre la subversión real la militancia legítima.
El proceso de expansion afectaba también al ámbito educativo -paso natural de la Juventud y la que doctrina
miento marxista- LA RAZÓN Y LA NACIÓN Tenía como base natural la asociación entre su versión violencia y
juventud.
La inflación del enemigo subversivo fue utilizada también contra los medios de comunicación para denunciar el
terrorismo periodístico-
La lógica subversivo/antisubversivo como organizador de la conflictividad política terminó por subsumir la mayoría
de las esferas sociales y políticas. si la subversión era una forma de dominar el conflicto YA sus actores, la acción
antisubversiva era la política para resolverlo política. -transformado en un discurso hegemónico-
Ese acuerdo para nombrar y clasificar explica la apropiación y el consenso que se instaló en cuanto a la peligrosidad
de los grupos armados de izquierda, Con respecto a las otras formas de violencia condenada que fueron
considerada consecuencias de la 1ª. Esta circulación en el plano discursivo se articuló con las políticas del tipo
“antisubversivo” puesta en marcha por el estado. Ambas dimensiones se expandieron y retroalimentaron
generando amplios consensos sociales cuyo alcance sólo se sería más tarde, con el golpe del 76.
el discurso subversivo/antisubversivo fue utilizado por amplios sectores sociales y políticos que transformaba las
Fuerzas Armadas en víctimas de la subversión y en la única salida posible al caos. Las Fuerzas Armadas
consideraban a sus muertos como verdaderos mártires de la patria. Se decía que el cáncer hay que extirparlo de
raíz para evitar el carcoma.
La convicción sobre la necesidad de lucha antisubversiva dejó espacio para el llamado a la participación y
compromiso de la plaza población civil en la tarea perdón ya había pedido esa colaboración para la vigilia y el
control interno en la depuración partidaria, pero retiró en su último discurso antes de morir.
Pase octubre y noviembre de 1975 las invocaciones a “una tarea de todos” era formación de un “frente cívico
militar antiguerrillero” se generalizaron en las autoridades nacionales provinciales, diputados, militares y algunos
medios como LA RAZÓN informaba de manera entusiasta sobre la cuestión.
-Crónica: (en víspera del golpe de Estado) se puede ver un soldado con el rostros hacia atrás con el rostro
anhelante: “No estas solo. Tu pueblo te respalda. Sí, no es sencilla la lucha. Pero saber de que lado esta la verdad
la hace más fácil. Tú guerra es limpia… Ni vendiste a tu patria, ni pesaste en huir. Porque empuñas la verdad en
tus manos, no estás solo”. 23 marzo 1976
En la doctrina militar “anti subversiva” mira qué abrevaron las Fuerzas Armadas argentinas, el acto designar a la
“subversión interna” tenía como objetivo justamente permitir y conducir a la población a sostener la represión YA
participar en ella. Para eso, la “acción psicológica” permitía controlar las representaciones de la población,
mientras se conducía la guerra psicológica y militar contra el enemigo.
La convocatoria colaboración civil Pertenece a una estrategia militar explícita. Pero también otros actores, de
manera más espontánea igualmente convencida sin lazos con las Fuerzas Armadas, contribuyeron a fortalecer la
“misión” civil.
Las cartas presentadas tienen una relación con el discurso dominante y hegemónico que se han relevado en el
análisis de las voces presentes en la prensa masiva, La naturaleza ambigua y confusa, piezas pocos informadas
políticamente, son en dato clave de la complejidad de las representaciones sobre la violencia dentro de la
sociedad, todas ellas recurrían al enemigo interno de izquierda, incluso en aquellos casos en el que el objeto
concreto el reclamo era de naturaleza no política.
-Clarín: Clarín mantuvo largo tiempo un discurso editorial que repudiaba la violencia pero la consideraba como
una consecuencia del “verdadero”problema, que era la falta del desarrollo económico y social.
si bien la violencia vinculada a la interna peronista era leída con alarma a lo largo de 1973, finalmente se recluía y
relativizaba en su gravedad. En cambio, eran las acciones del Ejército revolucionario del pueblo las que
convocaban la mayor reacción del matutino.
Hacia 1975 además de las críticas crecientes a la propuesta gubernamental es el acento informativo se colocó
rápidamente en la violencia extremista y subversiva -organizaciones Armadas de izquierda- y Clarín pasó a una
posición más activa en la que reclamaba la centralización de las medidas “antisubversivas” y acciones
parlamentarias acordes a la situación. Filas tu cuestión debía ser combatidas con daños materiales y desarrollo
económico y la represión no era la única salida al problema, las armas militares eran igualmente necesaria.
-La Nación y La Razón: Fueron dos periódicos donde la posición editorial fue más clara y definida. ambos muestran
una cierta ilusión de la denuncia de componente subversivo y extremista a lo largo de 1973 y su retorno en 1974.
- proceso visible en La Razón, ya que el diario pasó de una inicial ausencia de voz editorial a un posicionamiento
visible que reclamaba la centralización de la “mucha subversiva”. la guerrilla y la subversión era representada
exclusivamente por las organizaciones Armadas de izquierda, luego se incluiría a montoneros que luego de la
clandestinidad conformaron con el Ejército revolucionario del pueblo un frente único de ultraizquierda con una
práctica terrorista contra las instituciones de la República. Desde fines de 1975 la razón reclamo activamente
“orden”, denunció “el vacío de poder” y exigió que renunciara a la presidenta cuya legitimidad estaba
comprometida por la crisis económica y las causas de corrupción. Mientras tanto la subversión pasaba a ocupar
la centralidad informativa del diario con una total apropiación del discurso militar que reclamaba a su eliminación
y el anuncio de horas dramáticas y cruciales.