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4.1. DEL INTERVENCIONISMO ESTATAL EN ECONOMÍA.

En la época moderna los gobiernos han mostrado interés en intervenir sobre


el proceso económico

La intervención del Estado en el sistema económico se ha dado prácticamente


desde la aparición en cuanto organización social máxima de éste. Ya en la
antigua Grecia, los Imperios Romano y Vizantino tenían un Estado interventor,
lo mismo en la Edad Media, etc., En un principio simples motivos políticos y
militares llevaron a los gobiernos a participar en la producción (fábricas
de armas por ejemplo) e intentar controlar las actividades comerciales. La época
mercantilista se caracterizó precisamente por el excesivo intervensionismo
estatal, denunciado posteriormente por los economistas clásicos.

La economía clásica y los fisiócratas pugnaron por el laisse faire que implica la
nula intervención del Estado en los asuntos económicos, salvados los aspectos
necesarios para la subsistencias de la sociedad, como era para asegurar la paz
exterior e interior y la garantía de la propiedad.

A pesar de la propuesta de los clásicos, el Estado tuvo que intervenir en varios


aspectos de la economía en el siglo XIX. Debido al impacto de la
industrialización, los gobiernos (el inglés en primer lugar) tuvieran que intervenir
para paliar las pésimas condiciones de trabajo de la clase obrera; la factory
reform inglesa de la década de 1830 y 1840 limitó el empleo de los niños y las
horas de trabajo diario y reguló el empleo de las mujeres, al tiempo que nombró
inspectores de fábricas; la ley de salud pública de 1848 estableció normas que
permitían la intervención del estado en este campo.

Con el surgimiento del estado de Bienestar, la intervención estatal se amplió


considerablemente al campo de los seguros sociales y a la intervención en
el mercado de trabajo.

Pero fue a partir de la depresión de 1929 y de la Segunda Guerra Mundial


cuando la intervención estatal se amplió de forma importante. El
intervensionismo en las épocas de guerra y de depresión económicas amplió
las funciones del Estado y aumentó el gasto público y aunque tras la vuelta a la
paz cierno algunos gastos, nunca retornaban a su nivel previo.
En el periodo de entre guerras surgieron los controles del comercio exterior y las
intervenciones en los mercados de divisas. En ese mismo periodo se difundió
la teoría keynesiana que proponía la intervención del Estado en la economía, a
través de la política fiscal y la política monetaria, para evitar
la crisis de desempleo. Por último, en el periodo posbélico se difundió la
participación en pos del desarrollo económico.

La provisión por el Estado de servicios y bienes públicos tiene una larga historia,
sin embargo, es solamente después de la Segunda Guerra Mundial cuando se
generaliza en Europa la convicción de que es el Estado el sujeto económico que
debe impulsar el crecimiento económico. De este modo, durante los años
sesenta y setentas se generó un protagonismo creciente del Estado en las
actividades industriales de los principales países europeos, surgieron así las
primeras manifestaciones de las "economías mixtas de mercado" que suponían
que más del 16.5 % del PIB (Producto Interno Bruto)era generado por el Estado
en la Europa de los setentas.

El Estado, como representante oficial de la sociedad capitalista, tiene que


hacerse cargo del mando de la producción, pero básicamente de la
administración de la industria y de todas las ramas de la producción para que
esta ya no perteneciera a unos u otros individuos en competencia, sino por el
contrario, estas ramas de la producción pasarían a manos de toda la sociedad,
con arreglo a un plan general y con la participación de todos los miembros de la
sociedad. Engels, advertía una tendencia hacia la rectoría del Estado sobre la
economía nacional, como algo inevitable, una transición obligada hacia una
forma de capitalismo de Estado.

La presencia económica y social de un aparato burocrático, fuerte, centralizado


y social es un elemento constitutivo básico en la modernización capitalista,
cuyas políticas estatales han afectado los mecanismos, modalidades y tasas de
acumulación de capital, y los mecanismos de distribución de los frutos del
progreso técnico contenido en la industria.

La mayoría de las economías actuales se enmarcan en el sistema capitalista, y


el mercado es su principal instrumento de asignación de los recursos, dando
respuesta a las tres cuestiones básicas de qué, cómo y para quién producir. Pero
en estas sociedades el sector público también tiene un importante protagonismo
y está muy presente en la economía. De ahí que se denominen a estos sistemas
de "economía mixta”.

La intervención del Estado siempre ha tenido lugar en el funcionamiento de las


economías capitalistas, pero su grado de importancia ha variado a lo largo del
tiempo.

Desde el comienzo de la revolución industrial a finales del siglo XVIII hasta la


Primera Guerra Mundial, imperó el liberalismo económico heredero de A. Smith,
partidario de la no intervención del Estado según el lema "Laissez-faire, laissez-
passer, le monde va de lui même" (Dejad hacer, dejad pasar, el mundo funciona
solo).

Pero incluso en esta época de dominio ideológico del liberalismo económico el


Estado jugaba un papel en la economía, principalmente como guardián del orden
social, garantizando mediante el sistema institucional y jurídico la libertad para
realizar contratos y la propiedad privada de los medios de producción, básicos
para que el sistema capitalista funcione.

Además, desde los inicios del sistema capitalista, el Estado ha actuado como
corrector de los fallos y limitaciones del mercado más destacados:

Atendiendo las necesidades básicas colectivas, que el sector privado no


satisface suficientemente, mediante la prestación de servicios públicos tales
como sanidad, seguridad, justicia, educación, infraestructuras, etc.

Controlando las actividades económicas que se configuran como monopolios


naturales (suministros de agua y energía, ferrocarriles, correos, etc.), para evitar
que caigan en manos de empresas privadas que las utilicen en su propio
beneficio.

Por otra parte, la desigualdad en el reparto inicial de la propiedad y el propio


funcionamiento del sistema capitalista, que agranda esa desigualdad al
transformar la riqueza en renta, ha sido siempre objeto de críticas desde los
movimientos sociales y los sindicatos, que han exigido al Estado medidas
correctoras de esta situación, con el fin de lograr una mayor equidad social.
A partir de la Primera Guerra Mundial, con el triunfo de la revolución socialista
en Rusia en 1917, en todas las economías capitalistas se empezó a plantear la
necesidad de una mayor intervención estatal en la vida económica. La Gran
Depresión de los años treinta, generada por la crisis de 1929, tuvo un fuerte
impacto en este proceso, poniendo en duda las bondades del mercado como
mecanismo para garantizar el uso eficiente de los recursos.

La profunda depresión económica y la falta de confianza en los mercados


favoreció un cambio en el pensamiento económico, que planteó la necesidad de
una mayor intervención del Estado en los asuntos económicos. El resultado de
este proceso fue un gran protagonismo del Estado, que asumió la dirección y la
organización de la economía durante las décadas de crecimiento económico tras
la Segunda Guerra Mundial.

La llamada crisis económica del petróleo, en los años setenta del siglo XX, frenó
el crecimiento y propició una vuelta a los planteamientos liberales. Los países
dominantes, Estados Unidos y Reino Unido, abanderaron la defensa del
mercado como único mecanismo equilibrador de la economía, rechazando la
intervención estatal más allá de su papel como guardián del orden social.

A partir de los años ochenta del siglo XX y hasta la actualidad, todos los países
económicamente desarrollados han seguido, en menor o mayor medida, un
proceso de privatizaciones y desregulación de los mercados a nivel mundial,
según los principios liberales.

Aunque la participación del Estado en la economía es común a todos los países


capitalistas, existen diferencias entre ellos respecto al peso del sector público en
la vida económica. Una idea de ello nos la da el siguiente gráfico interactivo
elaborado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), en el que se muestra para
un conjunto de países el porcentaje del gasto público sobre el PIB, desde el año
1980 hasta la actualidad:

Se pueden observar en el gráfico las disparidades entre países en relación a la


proporción de gasto público: desde un 17,13% de la República Centroafricana
hasta el 56,67% de Francia en el año 2010. En España el sector público gastó
en ese año el equivalente a un 44,96% de su PIB.
En cuanto a la evolución del gasto durante los últimos 30 años, se observa que
países del norte de Europa, tradicionalmente con un Estado fuerte, han reducido
la participación del sector público en su economía. Por ejemplo Suecia, que en
el año 1993 tenía un 69,03% de gasto público, en la actualidad se queda con un
51,44%, un 25 por ciento menos; o Alemania, que ha pasado de un 54,77% en
1995 al 46,57% en 2010, con una reducción del 15 por ciento. Por otra parte, y
como consecuencia de la crisis económica mundial, todos los países han
incrementado su porcentaje de gasto público en el año 2008, aunque a partir del
2011 se están aplicando políticas contrarias que tratan de disminuir
drásticamente ese gasto público, especialmente en la Unión Europea.

En cualquier caso, y aun persistiendo las discrepancias entre los economistas y


las escuelas de pensamiento económico, hay un cierto consenso respecto a los
fallos del mercado que el Estado debe corregir, regulando las actividades
económicas o haciéndose cargo de ellas, según los casos.

El mercado organiza la producción y distribución de bienes y servicios mediante


el mecanismo de la formación de los precios a través de la oferta y la demanda.
Los consumidores y las empresas expresan sus preferencias mediante sus
decisiones de compra y de venta de determinados bienes y servicios según sus
precios. Los posibles desajustes se eliminan variando los precios hasta llegar a
un equilibrio que cumpla las expectativas de ambas partes, demanda y oferta.
Este mecanismo es eficiente porque garantiza que lo que se produce es lo que
quieren los consumidores, y además se realiza con el menor coste posible. El
problema es que este mecanismo no siempre funciona correctamente,
apareciendo los denominados fallos del mercado, que pueden resumirse así:

1. Los ciclos económicos. El sistema capitalista no consigue un crecimiento


económico estable. Por el contrario, las crisis periódicas generan inestabilidad y
desconfianza en el futuro, con graves consecuencias para todos los agentes
económicos.

2. Los bienes públicos. El mercado es ágil para responder a la demanda de


bienes privados, pero no es capaz de suministrar la cantidad de bienes públicos
que la sociedad necesita.
3. Las externalidades. Numerosas actividades económicas generan efectos
externos en la sociedad y en el medio ambiente, que el mercado no puede
controlar.

4. La ausencia de competencia. Las empresas capitalistas, en busca de un


beneficio creciente, tienden a apoderarse del mercado mediante la formación de
monopolios o de acuerdos oligopólicos para subir los precios o reducir la
producción, situaciones ineficientes que perjudican a la sociedad.

5. La equidad social. El mercado genera una distribución de la renta muy


desigual, quedando marginados los más débiles.

LA APORTACIÓN KEYNESIANA

El economista J.M.Keynes publicó su obra "La Teoría General de la Ocupación,


el Interés y el Dinero" en 1936, en plena Gran Depresión. En esta obra, Keynes
critica a los economistas liberales que consideran que el mercado es suficiente
por sí mismo para salir de la crisis. Por el contrario, creía que en una situación
de desocupación generalizada de la economía como era el caso, no podía
esperarse que los mecanismos naturales del mercado llevaran a la recuperación.
Keynes defendió la intervención del Estado, gastando o invirtiendo con el objetivo
de empujar con su actuación a los empresarios y los consumidores.

Las ideas de Keynes pronto fueron aceptadas por una parte importante de los
economistas, que se refirieron a ellas como la "revolución keynesiana". Desde
entonces, se acepta como responsabilidad de los gobiernos la intervención para
paliar o evitar las fluctuaciones económicas, persiguiendo el crecimiento
económico estable.

La influencia de Keynes ha llegado a nuestros días, y todavía hoy el pensamiento


económico se divide entre neokeynesianos, partidarios de un Estado con fuerte
protagonismo, y monetaristas o neoliberales, que piensan que el Estado debe
limitarse a garantizar el buen funcionamiento del mercado.
4.1.1. SUS FORMAS Y EVOLUCIÓN.

Instrumento temporal por el cual el poder público penetra al sistema económico,


a fin de corregir las contradicciones y crisis internas del sistema económico
liberal.

La intervención directa: que es la intervención participativa de ejecución, por la


cual el estado es un sujeto económico más que actúa y dirige actividades
económicas; es una intervención estatal administrativa, pues generalmente se
traduce en acciones realizadas por medio de empresas.

La intervención indirecta: que son políticas salariales de empleo, de seguridad


social, educativa, científica y tecnológica.

ORIENTACIÓN

El estado deja de intervenir para asumir el papel de promotor del crecimiento


económico.

Su tarea orientadora se basa en equilibrar las finanzas públicas, propiciar altas


tasas de crecimiento y generar empleos.

CONCENTRACIÓN

El estado promueve competencia entre empresas Propicia que exista un


escenario en que los empresarios compitan entre si, acarreando menores
precios para el consumidor, innovaciones tecnológicas y mejores servicios.

PLANEACIÓN Técnica sociopolítica que compagina medios, instrumentos


mecanismo, evaluaciones y procesos sociales, por los cuales los actores,
estructuras y movimientos buscan alcanzar metas y objetivos, consentidos
democráticamente por un cuerpo social o comunidad.
CUESTIONARIO.

1. ¿Qué es el laisse fire?


R: Es la nula intervención del Estado en los asuntos económicos, salvados
los aspectos necesarios para la subsistencias de la sociedad.

2. ¿Qué hizo la factory reform inglesa de la década de 1830 y 1840?


R: Limito el empleo de los niños y las horas de trabajo diario y reguló el
empleo de las mujeres, al tiempo que nombró inspectores de fábricas.

3. A partir de cuando la intervención estatal se amplió de forma importante.


R: a partir de la depresión de 1929 y de la Segunda Guerra Mundial.

4. De quien se habla cuando se dice que “tiene que hacerse cargo del mando
de la producción, pero básicamente de la administración de la industria y
de todas las ramas de la producción para que esta ya no perteneciera a
unos u otros individuos en competencia”
R: Del Estado.

5. ¿Es un elemento constitutivo básico en la modernización capitalista?


R: La economía social de un aparato burocrático, fuerte, centralizado y
social.

6. El sistema capitalista no consigue un crecimiento económico estable, de


que se trata.
R: De los ciclos económicos.

7. Definición de “Los bienes públicos”.


R: El mercado es ágil para responder a la demanda de bienes privados,
pero no es capaz de suministrar la cantidad de bienes públicos que la
sociedad necesita.
8. Critica a los economistas liberales que consideran que el mercado es
suficiente por sí mismo para salir de la crisis.
R: El economista J.M.Keynes publicó su obra "La Teoría General de la
Ocupación, el Interés y el Dinero" en 1936.

9. Es la intervención participativa de ejecución, por la cual el estado es un


sujeto económico más que actúa y dirige actividades económicas; es una
intervención estatal administrativa, pues generalmente se traduce en
acciones realizadas por medio de empresas.
R: Intervención directa.

10. ¿Qué es la intervención indirecta?


R: Son políticas salariales de empleo, de seguridad social, educativa,
científica y tecnológica.
11. Técnica sociopolítica que compagina medios, instrumentos mecanismo,
evaluaciones y procesos sociales.
R: Planeación.

12. El estado promueve competencia entre empresas Propicia que exista un


escenario en que los empresarios compitan entre si.
R: Concentración.

13. El estado deja de intervenir para asumir el papel de promotor del


crecimiento económico.
R: Orientación.

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