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DEVOLVER

EL EVANGELIO
A LOS POBRES
Carlos Escudero Freiré
DEVOLVER
EL EVANGELIO
A LOS POBRES
BIBLIOTECA DE ESTUDIOS BÍBLICOS
A propósito de Le 1-2
19

CARLOS ESCUDERO FREIRÉ

EDICIONES SIGÚEME
SALAMANCA
19 7 8
A mis padres
y a mis dos pueblos: CONTENIDO
Galicia y Andalucía
Presentación , , 9

Prólogo: JOSÉ M.a GONZÁLEZ RUIZ 11

Introducción , , 15

1. Anuncio del nacimiento de Juan Bautista (Le 1, 5-25) 55

2. La anunciación (Le 1, 26-38) 67

3. La visitación y el Magníficat (Le 1, 39-56) 173

4. Nacimiento de Juan Bautista y el Benedictus (Le 1, 57-80) . . . 223

5. Nacimiento de Jesús (Le 2, 1-20) 241

6. Circuncisión y presentación de Jesús (Le 2, 21-40) 331

7. Protagonismo de Jesús a los doce años (Le 2, 41-52) 365

Bibliografía , , , , 419

índice de citas bíblicas 435

índice general , , 455


© Ediciones Sigúeme, 1977
Apartado 332 - Salamanca (España)
ISBN 84-301-0721-5.
Depósito legal: S. 103-1978
Printed in Spain
Gráficas Europa. Sánchez Llevot, 1. Salamanca, 1978
PRESENTACIÓN

El evangelio de la infancia de Lucas {Le 1-2), ha sido estudiado


en profundidad sólo en alguna de sus narraciones, y siempre en re-
vistas especializadas o en libros de carácter técnico, y, por lo mis-
mo, dirigidos a un pequeño círculo de lectores. No es extraño, pues,
que su mensaje resulte una auténtica novedad para muchos.
Le 1-2 merece ser conocido, tanto por el relieve de los temas
que encierra, como por su conexión con toda la obra lucana de la
que es, a la vez, prólogo y epílogo. Ante todo encierra una visión
profunda de la cristología, que sirve de base para el resto de su
evangelio. La mariologta encuentra también en estos dos capítulos
su mejor fundamento y el enfoque adecuado.
Al titular el libro: Devolver el evangelio a los pobres, he que-
rido subrayar la importancia que el evangelio de Lucas da a los
marginados como destinatarios privilegiados del mensaje de Jesús,
a partir de los dos primeros capítulos. Pasajes tan importantes co-
mo Le 1, 51-53 {parte central del Magníficat); 2, 10-13 {nacimien-
to de jesús y primeros destinatarios de la buena noticia), así como
su conexión con el programa profético-mesiánico de Jesús en la
sinagoga de Nazaret {Le 4, 16-19 y contexto), encuentran en el li-
bro el espacio y la profundidad que merecen.
El evangelio ha carecido de la fuerza y penetración que le son
propias por el desenfoque de sus temas centrales: significado y al-
cance del reinado de Dios y de la salvación mesiánica; novedad ab-
soluta de este proyecto de Dios; principales destinatarios de la bue-
na noticia, etc. Este trabajo quiere contribuir a que el mensaje de
Jesús llegue lo más fresco y claro posible a la gente de buena vo-
luntad; a los que a sabiendas o sin saberlo buscan iluminación, ale-
gría y fuerza en el mensaje de Jesús; en definitiva, al que quiera
dar pleno sentido a su propia existencia.
Con el subtítulo: A propósito de Le 1-2, he querido señalar
que estos dos capítulos son el núcleo fundamental del presente es-
tudio. Dada, sin embargo, su conexión con el resto de la obra de
Lucas, el libro recoge y destaca los principales temas bíblicos en-
10 Presentación PROLOGO

cerrados en el tercer evangelio y en Hechos de los apóstoles. Esta JOSÉ M. a GONZÁLEZ RUIZ
síntesis teológica es el resultado de doce años de estudio y ense-
ñanza en este campo específico del nuevo testamento.
El lector menos versado en estudios bíblicos no necesita recu-
rrir a las notas; encontrará los temas teológicos y los problemas
literarios suficientemente desarrollados en el comentario, has nu-
merosas notas han sido elaboradas para lectores más familiarizados
con la materia. El comentario adquiere así mayor solidez científica;
la cohesión entre los centros de interés y los temas teológicos de
mayor relieve en la obra lucana aparece también más clara; se ofre-
ce además abundante material y variadas sugerencias a los exegetas Los grandes personajes de la historia y los grandes aconteci-
del tercer evangelio y de Hechos de los apóstoles. A un estudio mientos de la humanidad, que en un principio se dirigían a esa
que ofrece lo sustancial del mensaje evangélico no podía faltarle la parte de la humanidad más necesitada de auxilio y de socorro, han
correspondiente base exegética. sido posteriormente hábilmente secuestrados por las clases domi-
A lo largo del comentario utilizo el texto de J. Mateos - L. nantes, para evitar que los pobres del mundo utilizaran a su favor
Alonso Schókel, Nuevo testamento, Madrid 1975, por estimarla la esas fuerzas liberadoras en contra de sus monopolios de todo color.
mejor traducción actual del nuevo testamento en castellano, has Esto ha pasado también con el evangelio. Cuando en Lucas
citas de la abundante bibliografía en diversos idiomas van siempre 7, 22 Jesús responde a lias preguntas que, por mediación de sus
en castellano para que el mensaje llegue al mayor número posible de discípulos, le hacía Juan Bautista sobre su discutida identidad, Je-
lectores. sús no tuvo otra respuesta que la de realizar signos de liberación,
A M.a José Ortega, que ha elaborado el índice de citas bíblicas, y decir a continuación a los discípulos del Bautista: «Id a contar a
le agradezco su valiosa colaboración. Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, ios cojos andan,
los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resuci-
Sevilla, 14 de enero de 1978 tan y a los pobres se les anuncia el evangelio». El racionalismo
teológico, que ha podrido la raíz sana de nuestra fe en Cristo, ha
hecho de los «milagros» como una especie de exhibiciones mágicas
que demostraban la divinidad de Jesús y su origen sobrenatural.
¿Quién, si no, podría ir contra las leyes de la naturaleza, devol-
viendo la vista a los ciegos, el oído a los sordos y ua vida a los muer-
tos? Pero casi nadie se fija en que al mismo nivel de los «signos»,
con los cuales Jesús da cuenta de su propia identidad, está una cosa
tan poco «sobrenatural» como «anunciar el evangelio a los pobres».
«Evangelio» en griego quiere decir simplemente «buena noti-
cia»: ¿y qué otra «buena noticia» podría serlo para los pobres sino
la de que podrían dejar de serlo? Ahora bien, para ello no hace
falta ninguna magia celestial: basta con poner en práctica la locura
del «amor al prójimo».
Pues bien, el secuestro del evangelio por parte de las clases do-
minantes ha consistido en hacer una lectura espiritualista de estos
signos liberadores de Jesús, y considerar la pobreza solamente co-
mo una virtud, que es mejor poseer.
Quizá la lectura de las bienaventuranzas, tales como aparecen
en el evangelio de Mateo (5, 3-12), pudieran dar lugar a una in-
12 Prólogo Prólogo 13

terpretación ambigua, como si la pobreza fuera solamente una ac- (como es el evangelio de Lucas), sin meterse en este mismo pue-
titud «espiritual»: «los pobres de espíritu». blo y dejarse perder por sus incómodos vericuetos.
Dejando por ahora la exégesis auténtica de este pasaje (que va Para terminar, quisiera subrayar el acierto con que presenta la
de suyo por caminos muy diversos a los que quieren imprimirle figura de María, la gran humillada, la mayor víctima de la pobreza
los «secuestradores»), nos encontramos con el texto paralelo del y de la opresión, y, sin embargo, la escogida por Dios para algo
evangelio de Lucas, donde al margen y paralelamente a las «bien- verdaderamente inimaginable: ser «madre del Señor». El cántico
aventuranzas» (Le 6, 20-23) se sitúan las «malaventuranzas» (Le de María —el Magníficat—, leído con esta buena artillería que
6, 24-26), en las que expresamente se dice: «¡Ay de vosotros, los nos proporciona Carlos, se convierte o en un manifiesto subversivo
ricos, porque ya tenéis vuestro consuelo!». O sea: si la pobreza o en un cántico de liberación exultante. Así se explica que Charles
fuera un bien absoluto, el Jesús de Lucas no habría imprecado a Maurras, uno de los fundadores de la «Action Francaise» (movi-
los ricos, sino que les habría agradecido su actitud, porque gracias miento francés, que ha servido de «humus» al «lefevbrismo»), di-
a ellos había pobres en el mundo... jera cínicamente: «El Magníficat hay que cantarlo en latín, con
Y es que el evangelio de Lucas es, por así decirlo, el evangelio muy buena música y muy bien orquestada y con gran cantidad de
de los pobres, sin que con ello les quitemos un ápice de su «po- incienso, para que... el pueblo no se entere».
pularidad» al resto de los autores de todo el nuevo testamento. Con su libro Carlos Escudero justifica, con el máximo rigor
Carlos Escudero Freiré ha realizado, en este libro, una labor científico, esa lectura «subversiva» del Magníficat, que es la única
ímproba: ha cogido los dos primeros capítulos del evangelio de posible, y que también es la única fuente para construir, a partir
Lucas y, a través de ellos, nos ha devuelto, clara y nítida, la imagen de ahí, una mariología auténtica, insecuestrable por los «caciques»
de la «buena noticia», que resonó como un pregón de felicidad en que han querido dominar en nuestra fe cristiana, tanto en la verde
los oídos de aquellos «pobres de Yahvé» que seguían a Jesús por y lluviosa Galicia, como en la soleada y jubilosa Andalucía.
dondequiera que iba.
Carlos dedica su libro, en primer lugar, a sus padres, y, des-
pués, a «sus dos pueblos: Galicia y Andalucía». En esta Andalucía,
donde ambos pensamos y luchamos, se comprende quizá mucho
mejor todo el contenido liberador del tercer evangelio; y si se trata
de un andaluz, trasplantado desde las maravillosas y pobres tierras
de Galicia, la posibilidad de comprensión se potencia al máximo.
Carlos ha comenzado, como decía un filósofo griego, por el
principio: ha echado por delante la mejor y más moderna artillería
científica para la más exacta lectura de estos dos primeros capítulos-
clave del evangelio lucano. Y para ello no ha escatimado esfuerzo,
reflexión ni método. Incluso ha iniciado a veces Ja difícil lectura
«semiótica» de los párrafos estudiados, alcanzando un resultado
admirable y contundente, como es el de un «puzzle» que tras un
esfuerzo titánico resulta impecable e indiscutible.
Es ciertamente un libro científico, de no fácil lectura para el
no iniciado, pero tremendamente sugerente incluso para el que no
puede verificar todo el instrumental exegético, histórico, filológico
y semántico, que en él se contiene.
Aún más, si Carlos no tuviera contacto directo con la base y
de alguna manera no perteneciera a día, habría escrito un libro,
sí, científico, pero no tan científico como el que le ha salido. Es
inútil descifrar un libro escrito desde el pueblo y para el pueblo
INTRODUCCIÓN

I. GÉNEROS LITERARIOS Y MIDRASH

1. Los géneros literarios x


Entre Jos principios básicos a tener en cuenta para la recta in-
terpretación de la Escritura, el concilio Vaticano II destaca por
su importancia el de los géneros literarios:
Dios habla en la Escritura por medio de hombres y en lenguaje hu-
mano; por lo tanto, el intérprete de la sagrada Escritura, para conocer

1. La siguiente bibliografía ayudará al lector que quiera ahondar las


diversas facetas de este tema, desde la viva polémica iniciada a principio
de siglo y que más tarde se convirtió en algunos momentos en batalla cam-
pal, hasta la encíclica Divino afflante Spiritu del año 1943, que suscitó una
acalorada reacción en la parte más conservadora de la iglesia, para llegar
finalmente a la constitución Dei Verbum del concilio Vaticano I I . Su carác-
ter de «adquisición definitiva e imprescindible» para toda exégesis que se
precie de tal será, según creo, la convicción más clara de quien se asome a
esta bibliografía. Cf. L. Alonso Schokel, Comentarios a la constitución «Dei
Verbum» sobre la divina revelación, Madrid 1969, 433-462; P. Grelot, Va-
tican II. La révélation divine I I , Paris 1968, 371-374; A. Grillmeier, Com-
mento alia costituzione dogmática sulla divina rivelazione, Milano 1966,
120-149; A. Robert-A. Feuillet, Introduction a la Bible I, Tournai 1969,
66-67; 121-151; Id., Manual bíblico I, Madrid 1966, 129-142; J. Levie, La
Biblia palabra humana y mensaje de Dios, Bilbao 1961, 294-305; Inspiración
y géneros literarios. Los géneros literarios de la sagrada Escritura, Barcelona
1957; A. Gil Ulecia, Géneros literarios, en EncBib. I I I , Barcelona 1964,
764-768; A. Robert, Littéraires [Genres): DBS 5 (1957) 405-421; A. Vogtle,
Revelación y mito, Barcelona 1965; P. Grelot, Mítico (Sentido), en EncBib.
V, Barcelona 1965, 212-217; P. Rossano, Mito, ermeneutica, smitizzazione:
RivBib 13 (1965) 109-119; E. Galbiati, II genere letterario mítico: precisazio-
ni: RivBib 10 (1962) 189-191. Para una bibliografía más concreta sobre los
evangelios, cf. S. Muñoz Iglesias, Géneros literarios en los evangelios, en
Los géneros literarios de la sagrada Escritura, Barcelona 1957, 219-244; Id.,
Géneros literarios en los evangelios: EstBíb 13 (1954) 289-318; Id., El gé-
nero literario del evangelio de la infancia en san Mateo: EstBíb 17 (1958)
243-273; M. M. Bourke, The literary genus of Mt 1, 1 ss.: CathBibQuart 22
(1960) 160-175.
16 Devolver el evangelio a los pobres Introducción 17

lo que Dios quiso comunicarnos, debe estudiar con atención lo que estricto; ahora ya era posible demostrar que muchos de ellos no
los autores querían decir y lo que Dios quería dar a conocer con eran históricos en absoluto, o lo eran sólo en un sentido amplio y no
dichas palabras. Para descubrir la intención del autor, hay que tener técnico B.
en cuenta, entre otras cosas, los géneros literarios. Pues la verdad se
presenta y se enuncia de modo diverso en obras de diversa índole
8
histórica, en libros proféticos o poéticos, o en otros géneros literarios. 2. El midrash en la Biblia
El intérprete indagará lo que el autor sagrado dice e intenta deoir,
según su tiempo y cultura, por medio de los géneros literarios propios Vista ya la importancia de determinar los géneros literarios pa-
de su época 2 . ra comprender el alcance del mensaje de la Biblia, afrontamos a
continuación otro punto problemático, relacionado con el tema an-
terior y abierto directamente al evangelio de la infancia. Hay, en
El concilio Vaticano I I recogía y confirmaba con la autoridad efecto, una tendencia innata en el pueblo d e Israel a reflexionar
de una constitución dogmática, un principio de interpretación que constantemente sobre la palabra de Dios; Israel trata de iluminar
durante muchos años fue muy controvertido: el de los géneros las situaciones históricas nuevas con la Juz de sus libros sagrados
literarios 8 , y que ya había sido consagrado por la encíclica Divino antiguos. El pueblo sabe que sobre él existe un plan salvífico de
afflante Spiritu *, constituyendo, sin duda, su mejor aportación a los Dios, que se irá desarrollando en etapas históricas sucesivas; Israel
estudios bíblicos: ha intuido también que la palabra de Dios es eficaz, es decir, no
sólo anuncia sus proyectos, sino que también los lleva a término.
Esta energía en reconocer que en la Biblia se dan diferentes tipos de Ello ha dado origen a nuevos libros sagrados que contienen en gran
literatura o géneros literarios fue con toda seguridad la más valiosa parte la historia de la salvación vista con perspectivas nuevas. R.
aportación de la Divino afflante Spiritu, pues ponía así a disposición Laurentin lo expresa concisa y claramente: «El presupuesto de tal
del investigador católico un medio inteligente y certero de abordar los reflexión es la trascendencia de la palabra y de los actos de Dios
problemas históricos que plantea la Biblia. Anteriormente se había que van más allá de las circunstancias particulares en que se mani-
pensado que muchos libros de la Biblia eran históricos en sentido fiestan y descubren al creyente sin cesar valores insospechados» '.
A su vez, se constituyen en foco poderoso que ilumina las nuevas
situaciones históricas, ya que, como dice el citado autor: «el proce-
2. Constitución Dei Verbum, n. 12, en Concilio Vaticano II, Madrid
1967, 169.
3. L. Alonso Schókel escribe a este propósito: «... La constitución es-
coge y destaca de modo especial el estudio de los géneros literarios; ¿por 5. T. A. Collins-R. E. Brown, Comentario bíblico san Jerónimo V,
qué? La razón es histórica: los géneros literarios, en su aplicación a la her- Madrid 1972, 337.
menéutica bíblica, han sido repetidas veces campo de batalla en los últimos 6. S. Muñoz Iglesias, Midrash y evangelio de la infancia: EstEcles 47
sesenta años. Al principio de siglo (1905), Hummelauer formula y desarrolla (1972) 331-359; A. G. Wright, The literary genre Midrash: CathBibQuart 28
el principio aplicado al antiguo testamento, al mismo tiempo que Gunkel (1966) 105-138: 417-457; R. Le Déaut, A propos d'une définition du Mi-
proclamaba y aplicaba el nuevo método. Ni Hummelauer ni sus discípulos drash: Bi 50 (1969) 395-413; G. Camps, Midrash, en EncBib V, 129-134;
pudieron corregir y perfeccionar el método; quince años más tarde, la en- G. Vermes, Midráshica (Tradición), Ibid., 134-139; Id., Scripture and tr-a-
cíclica Spiritus Paraclitus se expresaba negativamente respecto al método dition in judaism. Haggadic Studies, Lund 1961; R. Bloch, Écriture et tra-
de los géneros»: L. Alonso Schókel, o. c, 433. dition dans le juddisme. Apergus sur Vorigine du Midrash: Cahiers Sioniens
4. Divino afflante Spiritu, 1943, en G. Dumeige, La fe católica, 1965, 1 (1954) 9-34; R. Bloch, Midrash: DBS V, col. 1263-1281; D. Daube,
91. El lector puede apreciar el lenguaje tajante empleado por la encíclica a The new testament and rabbinic judaism, London 1956; M. Gertner, Midras-
este respecto: «... Es absolutamente necesario que el exegeta remonte men- him in the new testament: The Journal of Semitic Studies 7 (1962) 267-292;
talmente, por decirlo así, hasta aquellos remotos siglos de oriente, a fin de B. McGrath, The meaning and use of Midrash, Collegeville 1965, 72-77;
que, debidamente ayudado por los recursos de la historia, de la arqueología, B. Loth-A. Nichel, Légende, mylhe et midrash: DThCath, 129-134; R.
de la etnografía y de las otras ciencias, discierna y vea claramente qué géne- Laurentin, Genre littéraire de Luc 1-2, en Struclure et théologie de Luc TU,
ros literarios los autores de aquella remota edad quisieron usar y de hecho Paris 41964, 93-101; O. da Spinetoli, Genere midrashico, en Introduzione
usaron. Los orientales, en efecto, para expresar lo que tenían en la mente, ai vangeli dell'infamia, Brescia 1967, 29-43 y 77-91, para Mt y Le respecti-
no siempre emplearon las formas y maneras de decir que usamos nosotros vamente; C. Perrot, Les récits d'enfance dans l'haggada antérieure au II
hoy, sino más bien aquellas que se usaban entre los hombres de su tiempo síecle de notre ere: RechScienRel 55 (1967) 481-518.
y de su país». 7. R. Laurentin, o. c, 93.
18 Devolver el evangelio a los pobres Introducción 19

dimiento más significativo del género es la actualización de ún dato ralizada en el uso de este vocablo u. Muñoz Iglesias afirma que
bíblico en función de una situación nueva» 8 . «la imprecisión en señalar las características y los límites de lo
En efecto, siendo la revelación progresiva, hay una constante midráshico es un hecho evidente» 12 . Otros, al tratar de lo midrá-
actualización de los datos bíblicos anteriores en función de la nueva shico, prefieren hablar de fenómeno complejo y constatan, a su vez,
situación; es decir, el midrash descubre su significado más profun- la dificultad de definirlo 1S .
do y revela su carácter transitorio de «sombra o figura» respecto Por ello, no parece necesario tratar de definir lo que, de por
al hecho nuevo. Los hagiógrafos, a través de la reflexión midráshi- sí, es impreciso y constituye un fenómeno tan complejo; sería más
ca, no sólo han explicitado datos revelados anteriormente, sino que importante tratar de comprender su valor y alcance en la tradición
también han descubierto un plan o proyecto divino todo lo cohe- bíblica, en la redacción de los libros del antiguo y nuevo testamento
rente que se quiera con lo anterior, pero desbordando netamente y, más en concreto, en la formación del evangelio de la infancia de
las etapas pasadas y, por lo mismo, con carácter de novedad. El pro- Lucas.
cedimiento midráshico, pues, no sólo ha servido al progreso de la La revelación de Dios a Israel es, ante todo, una revelación de
teología, sino al progreso de la revelación misma, cuando ésta se carácter histórico. A través de su propia historia, Israel descubre
hallaba todavía en proceso constituyente 9 . a su Dios presente en los orígenes del pueblo y actuando con po-
Esta tendencia innata, esta intuición o modo de ser de Israel, tencia en los momentos claves de su consolidación y expansión. Is-
reflejada en gran parte en sus libros del antiguo y del nuevo testa- rael contempla y transmite su experiencia histórico-religiosa de ge-
mento, se ha dado en llamar género midráshico, reflexión midráshi- neración en generación y recuerda constantemente las grandes in-
ca, talante midráshico, o simplemente midrash. tervenciones de Dios, los auténticos acontecimientos que jalonan su
Pero, ¿qué es realmente el midrash? ¿Es un género literario historia secular, Israel no puede vivir el presente sin estar anclado,
más? ¿Trasciende el género literario para situarse a nivel de refle- al mismo tiempo, en el pasado. Por ello el midrash podría identi-
xión tradicional y procedimiento innato ai pueblo de Israel? ¿Re- ficarse con la reflexión secular e innata del pueblo hebreo sobre la
flejaría, en este caso, su manera de ser y de entender la historia de revelación de Dios, con objeto de iluminar y comprender mejor el
la salvación? ¿Pertenece más bien a alguna época determinada de valor del presente.
su historia o abarca, por el contrario, todo su devenir histórico? ¿Se Es una actividad intuitiva y espontánea dei pueblo de Israel.
puede hablar de midrash en el evangelio de la infancia? ¿En qué Es, por lo mismo, imprecisa y está enraizada en su historia. Es un
sentido? modo de ser innato, le pertenece desde que el pueblo- es pueblo.
Es como un sexto sentido por el que Israel sabe muy bien que es
el pueblo elegido gratuitamente por Dios entre todos los pueblos
¿Qué es el midrash?
dé la tierra y que no puede escribir su propia historia sin esa re-
Partimos de una constatación: el empleo del término midrash 10
no es unívoco entre los exegetas. Existe como una confusión gene-
trear, seguir la pista, para acabar en investigar, buscar, estudiar, encontrar»:
O. García de la Fuente, La búsqueda de Dios en el antiguo testamento, Ma-
8. Ibicl., 94. drid 1971, 20.
9. La reflexión midráshica encierra una gran variedad de procedimien- 11. El lector se habrá dado cuenta de mi terminología deliberadamente
tos y es compatible con los más diversos géneros literarios. Puede aparecer imprecisa en la Introducción, para plantear aquí el problema y darle una
como una redacción glosada de textos más antiguos (el libro de Crónicas respuesta. No obstante, la nota 9 ya apunta hacia el resultado del presente
respecto a Samuel y Reyes) o como una obra más original, -tejida de citas estudio.
explícitas o implícitas de la sagrada Escritura (Le 1-2). Se encuentra tanto 12. S. Muñoz Iglesias, Midrash y evangelio de la infancia, 331-359; se-
en libros proféticos (el segundo Isaías anuncia el retorno de Babilonia en ñalan, entre otros, esta imprecisión en el terreno de lo midráshico: J. Cop-
términos de un nuevo éxodo, teniendo como punto de mira la liberación del pens, L'évangüe lucanien de l'enfance: EphTheolLov 33 (1957) 733; C.
pueblo en Egipto), como en el género sapiencial (Sab 10-19). El midrash se Spicq, Nouvelles réflexions sur la théologie biblique: RevScienRel 42 (1958)
presta a la predicación (Hech 2, 14-36), a la exhortación (1 Cor 10), a la 218; Le Déaut, o. c, 395 ss.
polémica (Hech 7). 13. Cf. I. L. Seeligmann, Voraussetzungen der Midraschexegese, en
10. El término midrash etimológicamente procede de la raíz hebrea drs, Congress Volume, Copenhagen 1953, Leiden 1953, 181; J. W. Doeve, Ye-
que «empezó significando rastro, huella, pisada; pasó de ahí a significar ras- wish hermeneutics in the synoptic gospels and Acts, Assen 1954, 57.
2() Devolver el evangelio a los pobres Introducción 21

fcrcncia constante a su origen teocrático y a ¡las grandes interven- Si pensamos más en concreto en la tradición escrita de Israel,
ciones históricas de Yafavé. el midrash no es sino un procedimiento literario persistente a lo
Muñoz Iglesias describe acertadamente esta manera de ser de largo de toda la historia del pueblo hebreo. Ello es consecuencia del
Israel: «Históricamente, esa actitud de reflexión sobre la palabra de talante midráshico innato al pueblo. Parece, pues, desacertado el
Dios o sobre los acontecimientos del pasado con vistas a deducir intento de clasificar al midrash como un género literario más. Sería
enseñanzas para el momento presente es innata al pueblo de la tanto como querer reducir, encasillar y fijar rígidamente lo que por
Biblia» 14 . Este mismo exegeta, que a lo largo de su artículo ha su naturaleza es amplio, fluido y vario; sería tanto como aprisionar
tratado de desmontar cualquier intento de reducir el midrash a un en cánones literarios rígidos lo que es vital y congénito a un pueblo
género literario concreto, encuentra y acuña, a mi manera de ver, y brota espontáneamente de sus tradiciones oraíes y escritas a lo
una expresión certera y precisa: «talante midráshico» ir>. largo de su devenir histórico.
Didha expresión me parece feliz, porque tiene en cuenta el mo- Hay, sin embargo, exegetas que reducen ostensiblemente el ám-
do de ser del pueblo de Israel, así como su manera concreta y bito del midrash, al intentar identificarlo y clasificarlo como un
connatural de ver, vivir y transmitir su propia historia: «Pienso simple género literario. Entre éstos destaca un artículo reciente de
que el midrash es, en el fondo, un modo de ser y de pensar que A. G. W r i g h t 1 8 . Su mismo título indica ya, sin necesidad de con-
comporta una determinada forma de expresarse» 10 . Es decir, lo sultar las conclusiones, que el autor toma partido concreto y cla-
midráshico, como fenómeno literario, derivaría espontáneamente en sifica el midrash como género literario 19 . En otro momento de su
el pueblo hebreo de su modo de ser, de pensar y de vivir su artículo considera requisito esencial 2 0 para poder hablar de mi-
propia experiencia histórica; no habría aparecido como un género drash, que «se parta de un texto de la Escritura que, de alguna ma-
literario más, creado por algún genio o nacido en un círculo de nera, ha de ser comentado» 21 , de tal forma que se podría definir
escritores. Por el contrario, éstos al escribir hunden sus raíces en el midrash como «una literatura sobre otra literatura» 22 .
la secular tradición popular de Israel. Convencidos de que ila pa- A. G. Wright vuelve a reducir sensiblemente el ámbito, la va-
labra de Dios crea e ilumina la historia, reflexionan sobre ella una riedad y las posibilidades reales del midrash, al identificarlo y defi-
y otra vez para ilustrar lo nuevo y comprender mejor lo antiguo. nirlo por aquellas obras tardías, colecciones no anteriores al siglo
Consecuentes con lo afirmado hasta aquí, se podría dar un paso I I I , que recogen líos comentarios rabínicos sobre determinados pa-
más y hablar de tendencia midráshica de Israel. Anclado en sus sajes de la sagrada Escritura 2S . Es verdad que este autor, ante Jo
tradiciones bíblicas, brota espontáneamente de su manera de ser la
íntima conexión entre su presente y su pasado. Es como un amplio 18. The literary genre Midrash, publicado también como libro: The
literary genre Midrash, New York 1967.
abrazo que proclama el carácter unitario de su historia, marcada 19. En las conclusiones de la primera parte del artículo, Wright es
profundamente por la iniciativa de Dios. Por ello me parece acer- claro a este respecto: «El término midrash, tal como se emplea entre los
tado el juicio de Muñoz Iglesias: «El midrash como procedimiento, estudiosos hoy, es el nombre de un género literario»: o. c, 120; S. Muñoz
y más aún como talante, es muy anterior a la codificación definitiva Iglesias afirma que Wright ha caído en un grave defecto de perspectiva:
«Ha querido definir el midrash como género literario concreto»: Midrash y
de la Biblia, y quizá a la redacción escrita del primer libro bíbli- evangelio de la infancia, 340; R. Le Déaut, o. c, 400 y 403, cree también que
17 al término midrash se le debe seguir concediendo el significado general que ha
co» . tenido hasta ahora, sin intentar definirlo como género literario.
14. S. Muñoz Iglesias, Midrash y evangelio de la infancia, 339; des- 20. Habla de «la estructura básica del midrash»: o. c, 133.
cribe también lo midráshico como «actividad difusa y secular de reflexión 21. Ibid., 133.
sobre los datos revelados anteriores para hacerlos actuales en las diversas 22. Ibid.
circunstancias de la historia» (p. 342); P. Grelot apunta en esta misma di- 23. A esta nueva reducción, Muñoz Iglesias le ve una grave laguna:
rección, cf. La Bible parole de Dieu, Paris 1965, 183; R. Le Déaut com- «El mayor inconveniente de la tesis de Wright consiste en pretender definir
parte también este punto de vista, cf., o. c, 401. una realidad difusa y secular por la forma concreta que literariamente adop-
15. S. Muñoz Iglesias, Midrash y evangelio de la infancia, 345. tó en una época tardía»; Midrash y evangelio de la infancia, 341; por otra
16. Ibid., 345; M. Gertner, o. c, 292, habla de «manera de pensar parte, Wright simplifica demasiado la historia del midrash, que, para G. M.
midráshica». Para R. Le Déaut, o. c, 405 es «ante todo una actitud, reflejo Camps abarca tres épocas: la de los hagiógrafos, profetas y sacerdotes; la
concreto de cómo se concibe en Israel la relación entre Escritura y pueblo de los escribas; la de los rabinos, cf. Midrash sobre la historia de les pla-
de Dios». gues, en Miscellanea bíblica B. Ubach, Montserrat 1953, 98-99; S. Muñoz
17. S. Muñoz Iglesias, Midrash y evangelio de la infancia, 347. Iglesias expresa el mismo punto de vista: «A partir del momento en que la
J Devolver el evangelio a los pobres Introducción 23

iiiiilío de la fecha y las dificultades que encierra esta posición, con- en el antiguo testamento. Hay un intento de actualización, adap-
ulera midrash no sólo las colecciones concretas, sino también cada tando los libros antiguos a circunstancias nuevas. Las Escrituras
mía de sus unidades 2 4 . El citado autor centra, pues, el problema son un punto de referencia constante y constituyen la regla de fe y
cu torno al midrash en un texto bíblico anterior que se quiere ac- de conducta del pueblo. Por provenir de Dios, hay que acogerlas
tualizar. Esta reducción es, a >!a vez, una simplificación y un em- con corazón abierto, prestarles la obediencia de la fe. Si una y otra
pobrecimiento de todo un proceso histórico de reflexión y vida. vez se escrutan las Escrituras es porque Dios sigue hablando por
En efecto, resulta difícil ver por qué razón un personaje o acon- ellas a la comunidad; su valor es perenne, gozan siempre de plena
tecimiento salvífico nuevo no pueda ser comprendido mejor a la luz actualidad.
de textos, personajes, situaciones o acontecimientos pasados, y esto, Por otra parte, siendo el procedimiento midráshico algo muy
no sólo ante la novedad absoluta que es Jesús, sino también en las fluido y un tanto impreciso, como algo connatural al pueblo, se
diversas etapas de la historia secular de Israel. De hecho esta suele clasificarlo para comprender mejor sus virtualidades 2 7 . El
técnica ¡se encuentra en el antiguo y en el nuevo testamento y cons- midrash halakha 2 8 trata de buscar en las Escrituras una regla de
tituye un auténtico procedimiento o reflexión midráshica 2o . vida, auténticos principios de acción. No es extraño, pues, que este
Por otra parte, la simplificación del proceso histórico tan rico, procedimiento prolifere en los círculos de escribas y sacerdotes.
variado y colorista de todo un ¡pueblo, tratando de trasladar y acu- Las diversas reglas de la comunidad de Qumrán son un ejemplo cla-
mular en una época tardía lo que fue parte integrante de su de- ro de este tipo de midrash.
venir histórico, equivaldría a algo así como a prescindir en una obra La segunda forma es el midrash haggada, en conexión directa
maestra de pintura de su colorido, luces y sombras con la impronta con la formación (en sentido amplio) del pueblo, dadas las nuevas
de todo el talento creador del artista, sustituyéndola por el bosquejo circunstancias históricas. Este tipo de midrash floreció naturalmente
inicial que sirvió para plasmarla. «El midrash es, en efecto, todo un en la sinagoga en forma de homilía, exhortación, explicación de
universo; para descubrirlo hay que aceptar, sin más, su complejidad. ritos, fiestas, etc.
Penetra todo acercamiento judío a la Biblia y podría expresarlo en Una tercera forma de midrash se llama pesher 29 . Se trata de
su conjunto» 26 . una actualización, sobre todo, de textos proféticos; a la luz de su
cumpilimiento se intenta prever el curso de la historia 30 .
3. Midrash y antiguo testamento En libros de mayor o menor carácter histórico, con frecuencia
se adaptan fuentes bíblicas o extrabíblicas al servicio de una tesis
La generalidad de los exegetas admite el empleo del procedi- teológica. En este sentido, Tobías, Judit y Ester presentan pasajes
miento midráshico en determinados libros y parte de los mismos ya clásicos de literatura midráshica 31 .
El libro de Crónicas es considerado entre los exegetas como una
sagrada Escritura se considera un todo completo y cerrado, los rabinos... reflexión midráshica sobre los libros de Samuel y Reyes 32 , dada
se limitan a comentar los textos bíblicos... No estará de más advertir que
para entonces el midrashismo tenía ya muchos siglos de existencia y que la
forma adoptada en el último período de su historia, si había ganado en pre- 27. Cf. P. Grelot, en A. Robert-A. Feuillet, Introduction a la Bible I,
cisiones técnicas minuciosamente legisladas, había perdido mucho en origi- Tournai 1957, 174475; R. Laurentin, o. c, 95. R. E. Brown, o. c. V, 158.
nalidad y frescura vital»: Midrash y evangelio de la infancia, 340. 28. Halakha viene del verbo hebreo hlkh, que significa ir, caminar.
24. A. G. Wright, o. c, 133, escribe: «Cada afirmación midráshica es 29. Pesher significa comentario. En Qumrán muestran una técnica par-
una unidad lógicamente independiente en sí misma... De aquí que una afir- ticular, cf. R. E. Brown, o. c, 136-137.
mación midráshica individual puede ser y fue llamada también midrash». 30. Cf. por ejemplo, Dan 9. Es más, para S. Sandmel muchos de los
25. Así L. Alonso Schókel, en la introducción al segundo Isaías, escribe: duplicados que se encuentran en la Biblia, no serían tales duplicados, sino
«Es el gran poema de la vuelta del destierro, el segundo éxodo (el subraya- ejemplos del procedimiento midráshico. Una perícopa actualizaría la otra,
do es mío), más glorioso que el primero. El segundo éxodo recoge el anti- adaptándola a circunstancias históricas diversas con nuevos problemas y
guo, lo actualiza y lo levanta a nuevo nivel histórico»: Isaías, Madrid 1968, perspectivas. Así, Gen 20 en relación a Gen 12, 9 ss.; Gen 15 en relación
191. Es evidente que el punto de partida es la experiencia vivida en el se- a Gen 12, 1; Gen 21, 8-21 en relación a Gen 16; 1 Sam 24 en relación a 1
gundo éxodo. El que sea entendido a la luz del primero ayuda a su com- Sam 26: The ñaggadah within Scripture: JBL 80 (1961) 105-122.
prensión. El nuevo acontecimiento desborda al antiguo y se constituye en 31. Cf. A. Robert, Les attaches littéraires bihliques de Prov 1-9: RB
centro directo de interés. 44 (1935) 345-350.
26. R. Le Déaut, o. c, 401-402. 32. R. Laurentin, o. c., 95; R. Bloch, o. c, col. 1271; S. Muñoz Iglesias,
24 Devolver el evangelio a los pobres Introducción 25

la nueva situación histórica. Esta reflexión está motivada por A. R o b e n en una serie de artículos defiende, por su parte, el
el fino instinto sobre el sentido religioso y trascendente de la carácter midráshico de Prov 1-9 3 8 ; este punto de vista es compar-
historia. H . Lusseau escribe a este respecto: «El cronista admite tido por otros exegetas en artículos más recientes 39 .
ciertos datos objetivos; en este sentido es un historiador. Pero a De hecho hay reflexión midráshiea no sólo en los ilibros his-
veces los transforma para adaptarlos al servicio de su tesis; de esta tóricos y sapienciales, sino también en grandes bloques de la lite-
forma es un autor midráshico» 33 . ratura profética, ya que los profetas de Israel no dejan de escu-
Parece también seguro que el autor de Daniel, siglo I I , ha uti- driñar la historia del pueblo desde sus comienzos, la alianza de
lizado en buena parte de su obra el procedimiento midráshico hag- Dios con los padres y con Israel, para esclarecer la historia presen-
gada, redactando una especie de comentario teológico de los acon- te e iluminar el futuro del pueblo 40 . El segundo Isaías anuncia
tecimientos del exilio de Babilonia. El paralelismo entre Antíoco y el retorno del destierro de Babilonia en términos de un nuevo
Nabucodonosor parece claro: ambos profanan el templo de Yahvé, éxodo; es decir, teniendo como punto de mira la liberación de
cf. 2 Re 2 3 , 9.13-15; 1 Mac 1, 22-24.57-62. Por otra parte, tanto Egipto como obra de Yahvé. Refiriéndose precisamente al segun-
Seleucia como Babilonia en otro tiempo se han levantado contra do Isaías, escribe L. Alonso Schókel:
Jerusalén, ciudad de Yahvé, el verdadero Dios 34 .
Se reconoce también generalmente el carácter midráshico de Es el gran poema de la vuelta del destierro, el segundo éxodo, más
Sab 10-19. En estos capítulos, la Sabiduría dirige Ja historia y salva glorioso que el primero. El segundo éxodo recoge el antiguo, lo ac-
al justo. Dios actúa por la creación, repitiendo y amplificando las tualiza y lo levanta a nuevo nivel histórico. Ello demuestra que el pri-
maravillas del primer éxodo. Basta confrontar Sab 10, 15-12, 27, mer éxodo, en cuanto acontecimiento empírico, tiene un límite y con-
y 16, 1-19, 22 con los correspondientes pasajes dé, Éxodo, para dicionamiento; pero en cuanto salvación divina, no se agota, sino se
comprender que se están evocando las principales gestas de Dios en supera a sí mismo hacia el futuro 41 .
el primer éxodo, como clisé o punto de referencia de las actuales
intervenciones de Dios en la historia de Israel : ' 5 . A. G. Wright afir-
ma que Sab 11-19 es «el mejor ejemplo de midrash de toda la Bi- 4. Midrash y nuevo testamento
blia... en forma de homilía» 88 . Más adelante escribe: «En la homi-
Al abordar el problema literario del nuevo testamento, nos
lía saltan a Ja vista dos rasgos característicos del midrash. Se da,
encontramos con que un buen número de exegetas modernos re-
por una parte, una gran atención a los detalles del relato bíblico...;
conocen la técnica hebrea del procedimiento midráshico también
por otra parte, los materiales bíblicos son manejados con propósito
en el nuevo testamento 4 2 . A. Michel es explícito a este respecto:
creador» 3 7 .
El nuevo testamento y después los padres de la iglesia no han de-
Midrash y evangelio de la infancia, 348; G. M. Camps. Midrash sobre la jado de extraer de este tesoro. Además, la interpretación cristiana del
historia de les plagues, 98.
33. Cf. A. Robert-A. Feuillet, o. c. I, 723. Esta dialéctica del libro de
Crónicas la desarrolla H. Lusseau en las pp. 723-726. 38. A. Robert, Les attaches littéraires bibliques de Prov 1-9: RB 43
34. Cf. ibid., 702. (1934) 42-68; 172-204; 374-384; RB 44 (1935) 344-365; 502-525.
35. A propósito de Sab 10, 15-12, 27, cf. Ex 7-12; 13, 21-22; 14, 21-29; 39. R. Laurentin, o. c, 95. Presentan también claras huellas del pro-
15; 17, 1-7; 1, 15.16.22; 2, 3; 23, 28; respecto a Sab 16, 1-19, 22 es ma- cedimiento midráshico, el Cantar de los Cantares y Eclo 44, 1-50, 24; G. W.
nifiesto que tiene como punto de mira las plagas de Egipto, así como la Bjuchanan, Midrashim pré-tanndites. Á propos de Prov 1-9: RB 72 (1965)
especial relación entre Dios y el pueblo tanto en Egipto como en el de- 227-239.
sierto, cf. Ex 16, 9-13; 8, 16-20; 9, 24-25; 16; 10, 21-23'; 13, 21-22; 1, 22-2, 40. Cf. Miq 4-5; Ez 16; 38-39; Is 60-62; Dan 1-6.
10; 12, 29-30; 14, 26-28; 11, 4-6; 32, 11-13; 28, 17-21.29.36; 14, 5-9.19-22; 41. Isaías, 191; cf. R. Laurentin, o. c, 95.
8, 2.12-15; 1, 8-14; sobre el carácter midráshico de Sab 10-19, cf. H. Lusseau, 42. J. W. Doeve, Jewish hermeneutic in the synoptic gospels and Acts,
o. c, 722-723; cf. E. Stein, Ein jüdisch-hellenistischer Midrash über den Assen 1954; D. Daube, The new testament and rabinic judaism, London
Auszug aus Aegypten: MGWJ 78 (1934) 558-575; R. Sieveneck, The Mi- 1956; J. Bonsirven, Exégése rabbinique et exégese paulinienne, Paris 1939;
drash of the Wisdom 10-19: CathBibQuart 22 (1960) 176-182; G. M. Camps, P. Grelot, Les fondaments et l'exégése chrétienne, en A. Robert-A. Feuillet,
Midrash sobre la historia de les plagues, 97-114. o. c. I, 173-184; G. Vermes, Scripture and tradition in judaism, Leiden
36. Comentario bíblico san Jerónimo II, 581. 1961, 127-177, citados por S. Muñoz Iglesias, Midrash y evangelio de la in-
37. Ibid., 582. fancia, 354.
26 Devolver el evangelio a los pobres Introducción 27

antiguo testamento ha nacido en el cuadro de esta exégesis judía, nuevo testamento. Cuando llegó la plenitud de los tiempos (cf. Gal
tomando más de una vez sus temas y sus métodos, utilizándolos con 4, 4), la palabra se hizo carne y acampó entre nosotros llena de amor
una nueva perspectiva 43 . y lealtad (cf. Jn 1, 14)«.

A la luz de lo dicho anteriormente, pienso que no se puede El nuevo testamento es, en efecto, el tiempo del sí de Dios a
negar la reflexión midráshica en el nuevo testamento. En efecto, las promesas del antiguo: «En Jesucristo ha habido únicamente
si la actividad midráshica ha llevado a una constante actualiza- un sí, es decir, en su persona se ha pronunciado el sí a todas las
ción de textos y tradiciones anteriores, si los nuevos acontecimien- promesas de Dios» (2 Cor 1, 19-20).
tos han sido punto obligado de referencia por su carácter de no- Es el tiempo en que el Dios viviente ha resucitado a Jesús co-
vedad y actualidad, no será difícil de comprender el empleo de mo primicia y esperanza para toda la humanidad: «Si la esperan-
este procedimiento literario en el nuevo testamento 4 4 . za que tenemos en Cristo es sólo para esta vida, somos los más
El carácter progresivo de la revelación, así como su culmina- desgraciados de los hombres. Pero de hedho Cristo ha resucitado
ción en Jesús, hacen verosímil el empleo del procedimiento mi- de la muerte, como primer fruto de los que duermen, pues, si un
dráshico en el nuevo testamento. Los hagiógrafos del nuevo tes- hombre trajo la muerte, también un hombre trajo la resurrección
tamento, a través de la reflexión midráshica, no sólo han explici- de los muertos; es decir, lo mismo que por Adán todos mueren,
tado datos revelados con antelación, sino que también han descu- así también por Cristo todos recibirán la vida»... (1 Cor 15, 19-
bierto un plan o proyecto divino con carácter de novedad total. 22).
Jesús, en efecto, no sólo aparece como acontecimiento nuevo, Es, finalmente, el tiempo de la inoperancia e impotencia de
sino también como culminación y recapitulación de todo lo an- la ley 47 ; es el tiempo en que aparece claro que la salvación es
terior; es la palabra definitiva del Padre ique da sentido a todas pura gratuidad de Dios en Cristo Jesús 4 8 ; es, en otras palabras,
las anteriores palabras de Dios: él tiempo de la caducidad de lo antiguo y del comienzo de lo
nuevo * 9 : «Al llamar nueva a esta alianza, dejó anticuada la pri-
Dios habló a nuestros padres en distintas ocasiones y de muchas ma- mera; y todo lo que se vuelve antiguo y envejece está próximo a
neras por los profetas. Ahora, en esta etapa final nos ha hablado desaparecer» (Heb 8, 13).
por el Hijo (Heb 1, 1-2). Pues envió a su Hijo, la palabra eterna Por todo ello, los hagiógrafos del nuevo testamento no pue-
que alumbra a todo hombre, para que habitara entre los hombres y les den partir de textos o tradiciones anteriores para explicarlos y
contara la intimidad de Dios (cf. Jn 1, 1-18). Jesucristo, palabra hecha actualizarlos. La carga de novedad del misterio de Jesús fue de
carne, «hombre enviado a los hombres», habla las palabras de Dios tal envergadura que dejó marcados y obsesionados a sus discípu-
(Jn 3, 34) y lleva a término la obra de salvación que el Padre le en- los. Estos acontecimientos fueron necesariamente el punto de par-
cargó (cf. Jn 5, 36; 17, 4)... 4B. tida, pero, dada su riqueza, profundidad y novedad, la primera
generación cristiana buscó, sin duda, luz y comprensión de lo nue-
La misma constitución Dei Verbum vuelve a poner de ma- vo, en lo que había sido preparación, promesa y proyecto parcial
nifiesto él carácter privilegiado del nuevo testamento, al relacio- de esta misma historia de salvación. Esta manera de abordar la
nar la fuerza salvífica de la palabra de Dios con la entrada de su nueva situación, tratando de comprenderla a la luz de la antigua
palabra en nuestra historia, «haciéndose uno de tantos», Flp 2, 7: economía, constituye una reflexión de tipo midrásbico.

La palabra de Dios, que es fuerza de Dios para la salvación del que 46. Ibid., n. 17.
cree, se encuentra y despliega su fuerza de modo privilegiado en el 47. J. A. Fitzmyer, Teología de san Pablo, Madrid 1975, 142-164; S.
Lyonnet, Libertad y ley nueva, Salamanca 1967, 93-126; Id., Apóstol de
Jesucristo, Salamanca 1966, 161-172.
43. A. Robert-A. Feuillet, o. c, 135. 48. S. Lyonnet, La historia de la salvación en la carta a los Romanos,
44. En el fondo la posibilidad de la reflexión midráshica se halla en el Salamanca 1967, 119-149; 177-195; Id., Libertad cristiana y ley según el
carácter trascendente de la palabra de Dios y de su actividad, expresados Espíritu, Salamanca 1966, 175-202.
con una sola palabra hebrea, dábar. En el evangelio de la infancia, Lucas 49 I. de la Potterie, Nouveau, en Vocabulaire de théologie biblique,
traduce el término dábdr por rema, cf. Le 1, 37.38.65; 2, 15.17.19.50.51. Paris 1962, col. 694-698.
45. Dei Verbum, n. 4.
28 Devolver el evangelio a los pobres Introducción 29

Llegados a este punto, parece conveniente esbozar un resumen midráshico en el nuevo testamento encuentran una argumentación
que sintetice lo expuesto hasta aquí. Me inspiro ampliamente en sólida en los evangelios de la infancia, dado su trasfondo semítico
las conclusiones de S. Muñoz Iglesias en su ya citado artículo B0, y la abundancia de citas explícitas o implícitas del antiguo testa-
por su brevedad, precisión y recto enfoque del problema. mento oB, así como constantes alusiones a personajes o situacio-
nes del ámbito veterotestamentario.
El midrash no es tanto un género literario concreto cuanto un proce- Ciñéndonos en concreto a Le 1-2, hay numerosos exegetas que
dimiento hermenéutico que responde a un determinado talante 51 . afirman el carácter midráshico de este evangelio' de la infancia 66 .
Como procedimiento de reflexión teológica es característica constitutiva Si el midrash, para ser tal, debe partir de un texto bíblico, comen-
del modo de pensar hebreo, y estuvo presente en toda la historia de tarlo y actualizarlo, es evidente que Le 1-2 no es midrash; su pun-
este pueblo, de manera especial en la formación de su credo religioso to focal es la persona y el significado de Jesús. Aunque posea nu-
y en la puesta por escrito del mismo 52 . merosas citas implícitas y diversas alusiones, Le 1-2 no es ningún
comentario a textos del antiguo testamento. Es verdad que Le 1-2
Dicho talante se traduce en la actitud del pueblo hebreo, tan- «no está en función de numerosos textos bíblicos a los que alude;
to al reinterpretar y actualizar textos y tradiciones antiguas, a lia más bien tiene como punto de mira interpretar a Cristo como
luz de los nuevos acontecimientos, cuanto al comprender en pro- acontecimiento, por medio de analogías tomadas del antiguo tes-
fundidad y explicar los nuevos acontecimientos, a la luz de los tamento» s 7 .
textos y tradiciones antiguas. Esta última perspectiva va ganando A. G. Wright, por el contrario, es tajante a este respecto: «las
intensidad a medida que nos acercamos al nuevo testamento. historias del nuevo testamento no son midrash» 58 ; pero ya hemos
Si ello es así, hay que admitir que existe también midrash en visto que dicho exegeta reduce y empobrece el ámbito y significa-
el nuevo testamento. Siendo Jesús la palabra definitiva de Dios, do' del midrash. El procedimiento literario inverso al apuntado
la recapitulación y el sí del Padre a todo lo anterior, el cumpli- por este autor, es decir, el partir de un acontecimiento nuevo para
miento de las promesas antiguas, la plenitud y la novedad total,
por inaugurarse en él la alianza nueva y definitiva, los hagiógrafos Moise, l'homme de l'alliance, Paris 1955, 282-284; R. Laurentin, o. c, 100-
no pudieron menos de recurrir al antiguo testamento para ilumi- 101; M. M. Bourke, The literary genus of Mt 1, 1 ss., 174; J. Jeremías,
nar la profundidad del misterio de Dios en Jesús. Este procedi- «Máüsés»: TWNT IV, 874 ss.; O. da Spinetoli, o. c, 29-43; K. Stendhal,
miento constituye, en efecto, lo que venimos llamando reflexión o The school of Matthew and its use of the oíd testament, Uppsala 1964, 190
ss.
procedimiento midráshico B3. 55. Mateo cita explícitamente a Is 7, 14; Miq 5, 1; Os 11, 1; Jer 31,
15; Lucas, por su parte, urde una trama perfectamente elaborada con alu-
sión constante a pasajes implícitos o explícitos del antiguo testamento, así,
5. Midrash y evangelio de la infancia por ejemplo, Gen 18, 14; Ex 40, 35; 1 Sam 2; 2 Sam 7, 14; Mal 3; Dan
9, etc.
La polémica sobre el carácter midráshico del nuevo testamento 56. C. H. Giblin, Reflections on the sign of the manger: CarhBibQuart
19 (1967) 87.89.100; J. Winandy, La prophétie de Simeón, Le 2, 34-35:
en general cobra entre los exegetas mayor interés al centrarse en RB 72 (1965) 322; F. Kattenbusch, Die Geburtsgeschichle Jesu ais Haggada:
el evangelio de la infancia 54 . Los defensores del procedimiento Theologísche Studien und Kritiken 102 (1930) 454-474; Id., Die Entstehung
einer chrístlichen Theologie: ZeitTheolKir NF 11 (1930) 161-215; P. Winter,
50. S. Muñoz Iglesias, Midrash y evangelio de la infancia, 357-359. On Luke and Lukan sources: ZNW 47 (1956) 217-242; Id., Lukanische
Miszellen: ZNW 49 (1958) 65-77; piensan que es midrash por su contenido
51. Ibid., 357. antológico, R. Dillon, St. Luke's infaney account: The Dunwoodie Review
52. Ibid., 350. 1 (1961) 5-37; J. McKenzie, Dictionary of the Bible, Milwaukee 1965, 575,
53. La originalidad del nuevo testamento no está tanto en partir de un citados por S. Muñoz Iglesias, en Midrash y evangelio de la infancia, 333.
acontecimiento nuevo para ilustrarlo con la tradición anterior, cuanto en 57. A. G. Wright, The literary genre Midrash, 455.
constituirlo centro absoluto de interés, dada la carga de novedad total que 58. Cf. ibid., 456; niegan también el carácter midráshico de Le 1-2,
encierra Jesús. Este procedimiento se inicia ya en el antiguo testamento, J. Leal, La sagrada Escritura I, Madrid 1961, 547-549; C. Perrot, Les récits
como hemos visto repetidamente. d'enfance dans Vhaggada antérieure au II siécle de nolre ere: RechScienRel
54. Un buen número de exegetas reconocen hoy el carácter midráshico 55 (1967) 481-518; Graystone, Virgin of all virgins. The interpretation of
del evangelio de la infancia de Mateo (Mt 1-2): R. Bloch, DBS V, col. 1279; Luke 1, 34, Roma 1968, 59.
Id., Quelques aspects de la figure de Moise dans la tradition rabbinique, en
30 Devolver el evangelio a los pobres Introducción 31

iluminarlo, comprenderlo y explicarlo a la luz de determinados Spinetoli parece descubrir ciertas dificultades en una afirmación
textos bíblicos es también midrash 6I). tan lineal y se inclina por describir el género literario de Le 1-2
La exégesis ha superado en nuestros días el clima polémico- como «histórico-artístico'-midráshico» 63 . Hay que reconocer, sin
apologético con que nació hace algunos años todo lo relacionado embargo, que esta clasificación es, a la vez, compleja, oscura e
con el midrash. Para algunos, el midrash era pura y simple inven- imprecisa M . Refleja, sin duda, la dificultad real de clasificar en
ción legendaria, desprovista, por lo tanto, de todo valor histórico. un determinado género literario el material de Le 1-2. Pero, ¿por
Era lógico, pues, que se negara o afirmara el carácter midráshico qué empeñarse en reducir o simplificar lo que, de por sí, es vario
de Le 1-2, según la predisposición o punto de vista respecto al y complejo?
carácter histórico del evangelio de la infancia. Hoy nadie niega o En el evangelio de la infancia hay diversos géneros literarios:
afirma el carácter midráshico del evangelio de la infancia en rela- desde el género de anuncios 8r', hasta himnos que recogen y sinte-
ción con lo legendario o histórico de dichos relatos, sino en base tizan la historia de la salvación, actualizándola, al mismo tiempo;
a criterios científicos derivados de la investigación exegética. son una auténtica trama de citas bíblicas 60 . Hay también himnos
S. Muñoz Iglesias hace ver el peligro que correría la exégesis de auténtico corte profétieo 6T y mensajes celestes —verdaderas
al establecer una conexión simplista entre lo midráshico y lo no apocalipsis— con forma teofánica 88 ; existen, en fin, perícopas
histórico: al negar «la existencia de elementos midrás'hicos en los muy difíciles de catalogar con etiquetas de un determinado género
evangelios de la infancia, sólo por temor a que salga perjudicado literario, como es la conclusión actual del evangelio de la infancia,
el valor histórico de esos capítulos, se corre uno de estos dos pe- Le 2, 41-52 6Í). Resulta, por consiguiente, punto menos que im-
ligros, o quizá los dos: infravalorar el contenido histórico de la
reflexión midráshica o prejuzgar el grado de historicidad que pre-
63. O. da Spinetoli, o. c, 70.
tendieron los evangelistas» 6 0 . 64. En los epítetos presentados por O. da Spinetoli, «histórico-artístico-
El evangelio de la infancia tiene un claro carácter midráshico, midráshico», uno estaría tentado a ver aspectos complementarios. Ahora bien,
tanto a niveíl de esquema general, como veremos al comentar las lo midráshico en cuanto tal puede incluir lo histórico; la misma aprecia-
70 semanas de Daniel y la profecía de Mal 3, como a nivel de di- ción vale para lo artístico. La imprecisión mayor está, a mi manera de ver,
en reducir lo midráshico a un simple género literario; lo midráshico es
versas escenas. Así el anuncio del nacimiento de Jesús desborda, más amplio y se puede casar, según hemos visto, con los más diversos
por contraste, anuncios similares del antiguo testamento, incluyen- géneros literarios.
do el anuncio del nacimiento de Juan Bautista. Hay también pin- 65. Así Le 1, 5-25 y 1, 26-38, los anuncios de los nacimientos de
celadas maestras de auténtico sabor midráshico, como son las pa- Juan Bautista y Jesús respectivamente. Al estudiar estas perícopas veremos
que su armazón está formado por un clisé literario bien conocido ya en el
labras del ángel: «... porque para Dios no hay nada imposible», antiguo testamento.
Le 1, 37. Esta cita del Gen 18, 14, establece un innegable parale- 66. Así el Magníficat, Le 1, 46-55 y el Benedictus, Le 1, 67-79.
lismo con Abralhán y señala la concepción de Jesús como un nuevo 67. Por ejemplo, el Benedictus en los vv. 76-79 y el Nunc dimittis,
comienzo en la historia de la salvación. Con razón escribe S. Mu- Le 2, 29-32.
68. Tal es el caso del anuncio del ángel a los pastores: Le 2, 8-14.
ñoz Iglesias: «Sigo pensando... que no se puede poner en duda 69. Baste un par de datos para ver la dificultad del problema: R.
el carácter midráshico de los evanlgeilios de la infancia» 61 . Laurentin ha estudiado en profundidad esta perícopa y ha llegado a la
R. Laurentin, tratando de individualizar el género literario bá- conclusión de que tiene un carácter eminentemente profétieo y prefigurati-
vo en relación con la pascua de lesús, en Jésus au temple, Paris 1966,
sico de Le 1-2, afirma que es de carácter histórico 6 2 . Ortensio da 87-108. En la conclusión de esta obra afirma que «Le 2, 40-52 pertenece
a un género literario histórico», lo cual no es tan fácil de casar, ni con el
59. R. Laurentin, o. c., 60, aunque no habla de midrash, hace ver que análisis de la perícopa, ni con la descripción que hace el mismo autor.
éste es precisamente el procedimiento empleado en Le 1-2: «Le 1-2 no El segundo dato es el siguiente: mientras en el resto del evangelio de la
parte de tal o cual profecía para desembocar en Cristo, sino de Cristo en infancia se admite comúnmente una fuente hebrea, como base de la re-
relación con los tiempos escatológicos, el culto, el templo, etc., para buscar dacción lucana, para esta perícopa, Le 2, 41-52, por el contrario, no se
pasajes del antiguo testamento que esclarecen esta conexión». puede afirmar otro tanto: su vocabulario, sus expresiones, su colorido, su
60. S. Muñoz Iglesias, Midrash y evangelio de la infancia, 337. teología, son netamente lucanos, cf. C. Escudero Freiré, Alcance cristológi-
61. lbid., 359. co de Le 1, 35 y 2, 49: Communio 8 (1975) 24-31; veremos, además, la
62. R. Laurentin, o. c., 96: «El género literario básico es de carácter profunda conexión entre esta escena y el resto de la obra lucana, que nos
histórico». muestra una clara intencionalidad teológica a nivel redaccional.
Introducción 33
32 Devolver el evangelio a los pobres

aconseja respetar esta compleja trama, tratando, eso sí, de inter-


posible el intentar reducir a un determinado género literario lo
pretarla, sin intentar reducir y simplificar demasiado el número
que es vario, múltiple y complejo.
y calidad de los problemas que encierra.
Hay, asimismo, núcleos de indudable carácter histórico, como
son: el nacimiento y circuncisión de Juan Bautista y de Jesús; el Parece lógica, sin embargo, una pregunta: ¿no habrá algún
papel preponderante de María desde el comienzo de da nueva épo- elemento de la narración que, como hilo conductor, nos haga ver
ca inaugurada por su Hijo; su libre aceptación del plan de Dios; el evangelio de la infancia de Lucas en su conjunto, como una es-
su prerrogativa de creyente, etc. Por último, la finalidad del evan- pecie de mosaico, y no sólo parcialmente, como las diversas piezas
gelio de la infancia es eminentemente cristoiógica: Jesús es el cen- que lo integran?
tro; su misterio, su personalidad profunda, su novedad total ™, Este hilo conductor lo veo yo en Jesús, por su carácter de no-
su futura misión, anticipada y prefigurada, aparecen en manifiesto vedad total, por ser el cumplimiento de todo lo antiguo, así como
y buscado contraste con la figura de Juan Bautista, el último de por las prerrogativas con que aparece adornado 7 2 . Todo ello es-
los profetas del antiguo testamento 71 . Todo ello forma una trama tablece una tensión o dialéctica entre el antiguo y el nuevo testa-
tan bien urdida, que resultaría muy arriesgado querer separar ne- mento: la novedad total en contraste con lo antiguo, viejo y pa-
tamente los hilos sin descomponer la figura. sajero; el cumplimiento contrapuesto al tiempo de las promesas,
Algo semejante se podría afirmar globalmente del evangelio como algo ya caduco; las prerrogativas de Jesús como contrapun-
de la infancia. Es un tejido muy bien urdido: la variedad de gé- to a la simple esperanza mesiánica de Israel.
neros literarios; su profundidad teológica, que refleja la fe pos- Esta dialéctica de contrastes entre lo antiguo y lo nuevo ayu-
pascual a unos cincuenta años de la resurrección de Jesús; el con- da a descubrir y a entender mejor lo nuevo. Estamos, pues, ante
traste entre María y Jesús, como personajes que inauguran una un procedimiento auténticamente midráshico: el evangelio de la
nueva época, por una parte, y Zacarías, Isabel, Juan Bautista, etc., infancia de Lucas parte del hedho de Jesús con todo su alcance
que concluyen el antiguo testamento, por otra; su dinámica inter- y total novedad. Para dar a conocer su riqueza y profundidad re-
na, en un «crescendo» que lleva la narración al templo y a Jeru- curre constantemente al antiguo testamento; con pasajes relevan-
salén, lugares que están en íntima conexión con el plan de Dios tes, en su mayor parte alusivos, establece el contraste con Jesús.
sobre Jesús en el evangelio de Lucas; la dialéctica entre el presen- Estos pasajes, a su vez, alcanzan en Jesús una actualización y una
te de la narración y éi futuro que :se vislumbra por el carácter perspectiva impensada en el antiguo testamento.
prefigurativo y profético de algunas escenas, todo ello, en fin, Parece, pues, que la reflexión midráshica, como talante o ac-
tividad innata de Israel y como procedimiento literario, forma
70. Los títulos mesiánicos de Le 1, 32-33 apuntan al cumplimiento parte de la compleja trama del evangelio de la infancia ' :i . El tener
de la secular espera de Israel: su esperanza queda así colmada; los títulos en cuenta esta técnica literaria secular, permite no sólo descubrir
abiertos a la trascendencia, Le 1, 35; 2, 49; 2, 11, apuntan, por el con- el aspecto global y el colorido de Le 1-2, sino también numerosos
trario, hacia una etapa de novedad total, no soñada por Israel, abierta a detalles y matices de interés que escaparían al simple análisis lite-
la esperanza del nuevo pueblo de Dios, el verdadero Israel.
71. En la teología de Lucas resulta manifiesto que Juan Bautista es rario, sin tener en cuenta el rico trasfondo bíblico.
el último profeta del antiguo testamento. Le 16, 16 es claro a este respecto:
«La ley y los profetas llegaron hasta Juan; desde entonces se anuncia el
reinado de Dios»... Este versículo es redaccional. En contraste con Juan 72. Baste indicar, de momento, la transferencia de títulos propios de
Bautista, como último de los profetas del antiguo testamento, aparece Je- Yahvé a Jesús en el evangelio de la infancia; Kyrios (Señor): Le 1, 6.10.
sús como profeta del reino: «También a los otros pueblos tengo que anun- 16,32.38, aplicados a Yahvé, y 1, 43; 2, 11, referidos a Jesús; el título
ciarles el reinado de Dios; para eso he sido enviado» (Le 4, 43). Tengase Sanio, aplicado a Yahvé en 1, 49: «Santo es su nombre», y referido a Je-
en cuenta que en Le 4, 16 ss. el tercer evangelista presenta a Jesús como sús en 1, 35: «Será llamado Santo»; el título Kyrios en Le 1, 17 y 1, 76
profeta, en una escena programática. Al bautizarse Jesús, indicando así el es deliberadamente ambiguo (cf. Le 3, 4 y 7, 27).
significado de su ministerio público (Le 3, 21-22), Juan Bautista es encar- 73. El hecho de que los expertos admitan una fuente hebrea como
celado por el virrey Herodes. La incompatibilidad entre el encarcelamien- base del evangelio de la infancia, confirmaría el procedimiento midráshico
to de Juan y el bautismo de Jesús es manifiesta, pero Lucas pasa por en Le 1-2; la labor redaccional de Lucas, como veremos, está más en línea
alto esta incongruencia de orden histórico para resaltar una línea teológica: cualitativa que cuantitativa. Llay que exceptuar Le 2, 41-52, y, en gran
al aparecer Jesús como profeta del reino, Juan Bautista ha terminado su medida, 2, 1-20; en Le 2, 41-52 no se perciben rastros de fuente hebrea
misión. alguna.
Introducción 35
34 Devolver el evangelio a los pobres

concluyen el antiguo testamento (Zacarías, Isabel, Simeón, Ana),


por una parte, y, por otra, en torno a Jesús y María que inaugu-
II. MARCO Y CENTROS DE INTERÉS EN Le 1-2
ran la etapa definitiva de salvación.
El actual evangelio de la infancia no formaba parte del proyec-
to original de Lucas en dos obras: vida de Jesús (evangelio), y 1. Las setenta semanas de Daniel {Dan 9, 1-27}77
vida de la iglesia (Hedhos de los apóstoles). El tercer evangelista,
en efecto, señala reiteradamente las coordenadas temporales de Que Lucas establece un paralelismo entre Dan 9 y Le 1-2, pa-
su evangelio: desde di ministerio de Juan Bautista hasta la ascen- rece innegable, dado que hay elementos significativos comunes a
sión de Jesús 74 . Los misterios de Jesús, relativos a su infancia, ambos relatos. En primer lugar, hay que poner de relieve el nom-
tampoco formaban parte de la predicación apostólica primitiva, bre mismo del ángel, Gabriel, empleado sólo en Dan 8, 16 y 9, 21,
centrada toda ella en el misterio pascual de Jesús y en su vida así como en Le 1, 19.26 78, que viene de parte de Dios 79 . La co-
pública 7S . El nacimiento y la infancia de Jesús sólo llamó la aten- nexión es tanto más significativa cuanto que la profecía de las se-
ción de los creyentes más tarde, una vez que su misterio pascual tenta semanas pronunciada por el ángel Gabriel tiene alcance me-
y su misión terrestre se habían convertido ya en centro de refle- siánico. Ello quiere decir que con el anuncio del ángel Gabriel y
xión y celebración cristiana 76. la concepción de María comienzan a realizarse los tiempos mesiá-
Examinando detenidamente el material encerrado en Le 1-2, nicos, a la vez que se señala el carácter mesiánico de Jesús.
lo descubrimos cuidadosamente ordenado y elaborado. Las seten- No parece, pues, casual que los distintos episodios, desde eíl
ta semanas de Daniel enmarcan cronológicamente sus diversos epi- anuncio hecho por Gabriel a Zacarías hasta la presentación de
sodios. Las distintas escenas giran, asimismo, en torno a los dos Jesús en el templo, correspondan cronológicamente a las setenta
personajes que polarizan el evangelio de la infancia: Juan Bautista semanas de la profecía de Daniel. Es decir, se quiere poner de
y Jesús. Quedan constituidos así una serie de dípticos (de anun- manifiesto que el niño que entraba en el templo setenta semanas
cios, de nacimientos, etc.). Es decir, desde el punto de vista lite- después que Gabriel hubiera anunciado eí nacimiento de Juan a
rario se descubre en los relatos de Le 1-2 un ritmo binario, cuyos Zacarías, tenía que ser identificado con el mesías que el mismo
polos son Juan Bautista y Jesús. ángel Gabriel había profetizado que entraría en el templo a las
Por otra parte, se percibe en Le 1-2, sin gran dificultad, un setenta semanas de años de la destrucción de Jerusalén. La crono-
dinamismo de carácter ascendente que polariza la atención del lec- logía de las diversas escenas de Le 1-2 coincide con las setenta se-
tor en Jerusalén y en el templo, como coordenada espacial de es- manas de Daniel: desde el anuncio del ángel Gabriel a Zacarías
tos dos capítulos. Finalmente se descubre un marcado contraste hasta la anunciación a María, seis meses, Le 1, 26.36; desde la
entre Juan Bautista y los demás personajes que con él cierran el anunciación a María hasta el nacimiento de Jesús, nueve meses,
antiguo testamento, por un lado, y Jesús con María, por otro, Le 2, 6; desde el nacimiento de Jesús hasta su presentación en el
con quienes comienza Ja nueva etapa de salvación. Es decir, ade- templo, cuarenta días, Le 2, 22 ss. Total, 15 meses X treinta
más del ritmo binario en torno a Juan y a Jesús, se percibe el días + 40 días = 490 días = 70 semanas 80 .
dinamismo promesa-cumplimiento en torno a los personajes que
77. R. Laurentin, Structure et théologie de Luc I-1I, 45-54; O. da
Spinetoli, o. c, 88-89; G. Leonardi, L'infanzia di Gesü nei vangeli di Mctteo
74. Cf. Hech 1, 1-2, a la luz de Hech 1, 21-22 y 10, 37. La solemne e di Luca, Padova 1975, 117-118; E. Burrows, The gospel of the infaney
cronología de Le 3, 1-2, relacionada con el comienzo del ministerio de and other biblical essays, London 1940, 41-42; G. Danieli, I vangeli dell'
Juan Bautista, señala el verdadero comienzo de su evangelio. infanzia, en Vangeli, Torino 1968, 192-193; C. Stuhlmüller, Evangelio se-
75. Cf. a este respecto: Hech 2, 22-36; 3, 12-16; 4, 8-12; 5, 29-32- gún san Lucas, en Comentario bíblico san Jerónimo, Madrid 1'972, 30S.
10, 34-43; 13, 26-41. 78. El nombre Gabriel, referido a un ángel se encuentra también en
76. Esto parece ser ley histórica aún en nuestro tiempo. Sólo cuando la literatura extrabíblica, pero esos pasajes no ofrecen interés especial para
Aristóteles Onasis se convirtió en uno de los principales magnates de occi- el estudio de Le 1-2; cf., a este respecto, P. Winter, The cultural back-
dente, dictando su ley económica en varias sociedades multinacionales, la ground of the narrative in Luke I-II: JewQuartRev 45 (1955) 237.
prensa internacional empezó a interesarse por su origen y niñez, descu- 79. Dan 9, 12 ss.; 9, 22.24; Le 1, 19.26.
briendo su precaria situación en la Argentina. 80. Cf. R. Laurentin, Structure et théologie de Luc 1II, 48-49.
36 Devolver el evangelio a los pobres Introducción 37

Otro elemento importante de conexión entre el libro de Da- carias como la presentación de Jesús en el templo, pertenecen a la
niel y Le 1-2 es el indicado en Dan 9, 21 y Le 1, 10: El ángdi antigua alianza 8T, pero ambas escenas aparecen como ocasión de
Gabriel se aparece durante la ofrenda del incienso. Estos y otros una revelación divina y de un mensaje profético. Gabriel es el
elementos de menor relieve 81 ofrecen una sólida base a la supo- mensajero de la revelación divina, cuyo punto culminante mira al
sición de que Le 1-2 tiene como modelo literario-teológico el ca- futuro. En efecto, la misión de Juan Bautista consistirá en «pre-
pítulo 9 del libro de Daniel. Hay un tema fundamental que inte- pararle al Señor un pueblo bien dispuesto» (Le 1, 17) 8 8 . La pro-
resa al autor del evangelio de la infancia: Gabriel había anunciado fecía que sale de la boca de Simeón, alcanza de lleno al niño que
la llegada de los tiempos mesiánicos y esta revelación se cumple sostiene en sus brazos, proclamándolo salvación de Dios (2, 30) 89,
luz para las naciones (2, 32) y gloria de Israel (2, 32) 9 0 . Así pues,
ahora. En efecto, entre la aparición de Gabriel en el templo y la
entrada de Jesús en ese mismo templo, se cumplen, como hemos
87. La ofrenda del incienso está detalladamente descrita en Ex 30,
visto, las setenta semanas de la profecía de Dan 9, 24, que anun- 1-9: «harás también un altar para quemar el incienso» (v. 1); «Colocarás el
ciaba los tiempos mesiánicos82. El carácter mesiánico de Jesús altar delante del velo que está junto al arca del testimonio» (v. 6); «Aarón
queda así puesto en evidencia 8!i. quemará en él incienso... todas las mañanas» (v. 7); «y al atardecer» (v. 8);
el resto del cuadro inicial tiene también sabor veterotestamentario: la pre-
Lo dicho hasta aquí queda confirmado tanto por el paralelismo sentación de los personajes: «los dos eran justos a los ojos de Dios y pro-
existente entre Le 1, 5-25 y 2, 22-38, como por la conexión entre cedían sin falta según los mandamientos y leyes del Señor» (Le 1, 6; cf. Dt
los diversos relatos de Le 1-2, a través de este leit-motiv, que, 6, 1-25; Ex 15, 26); la esterilidad de Isabel está descrita a la luz de otras
como hilo conductor, presenta las escenas como partes de un todo mujeres del antiguo testamento, que concibieron hijos importantes en la
historia del pueblo hebreo por favor de Yahvé: Sara (Gen 15, 3; 16, 1);
y no como narraciones aisladas. Rebeca (Gen 25, 21); Raquel (Gen 29, 31); la madre de Sansón (Jue 13, 2);
Las dos escenas suceden en di templo 84, en el curso de una Ana, la madre de Samuel (1 Sam 1, 2); la presentación de Jesús en el tem-
liturgia de ofrenda para cumplir la ley 8B; Zacarías y Simeón son plo responde, por otra parte, a la prescripción de Ex 13, 2.11-16; Núm 18,
15 y Lev 12, 1-8; pero en realidad Jesús, al someterse a este ritual como
presentados como honrados 8S. Lo más importante de ambas esce- judío que era, no hace sino romper su molde estrecho para abrirnos unas pers-
nas no es la liturgia que va a celebrarse, sino la revelación divina pectivas de salvación completamente nuevas. Es significativo que Lucas no
con motivo de dicha liturgia. Tanto la ofrenda del incienso de Za- afirma en absoluto que Jesús fuera redimido o rescatado (Ex 13, 13b.15b;
Núm 18, 15), por una parte, y, por otra, introduce laboriosamente en el
texto de Ex 13, 2.12.15 (citado en Le 2, 23) la expresión hagion kléthésetai
(será llamado Santo, como en Le 1, 35), referida a Jesús y desbordando el
81. Ibid., 46-47. El autor establece conexiones de orden textual entre cuadro veterotestamentario, como veremos a su tiempo.
Dan 10, 7.12 (según los LXX) y Le 1, 12.13; Dan 9, 20.21 (según los 88. Se refiere, sin duda, a la misión profótica de Juan Bautista en rela-
LXX) y Le 1, 19; Dan 10, 16.17 (según los LXX) y Le 1, 64-65; por otra ción con Jesús, cf. Le 1, 76-77; 3, 3-4; 7, 27; el título Kyrios en 1, 17 es
parte, ve también puntos de contacto entre Dan 9, 21-24 (según los LXX) voluntariamente ambiguo, es decir, Lucas ha redactado este versículo con
y Le 1, 26-29; Laurentin resume así su pensamiento: «¿Qué pensar de carácter ambiguo para que el título Kyrios pueda referirse, por un lado, a
estas semejanzas? Seguro que en parte se explican como meras coinciden- Yahvé y así no desentone de la perspectiva histórica del diálogo con Zaca-
cias... pero la abundancia de conexiones no se podría explicar sin reminis- rías, y, por otro, a Jesús, dado el conocimiento que la comunidad cristiana,
cencias buscadas y sin una referencia consciente»-. Ibid., 48. a quien Lucas se dirige, tenía del papel histórico de Juan Bautista. Abun-
82. «En relación con el mesianismo, no había cifra más obvia que daré más en esta perspectiva, al tratar de la transferencia de los títulos de
las setenta semanas»: Ibid., 50. Yahvé a Jesús.
83. Este es un buen ejemplo del procedimiento midráshico en el evan- 89. Aunque el término griego empleado es sótérion (salvación), sin em-
gelio de la infancia. El autor, que afirma el carácter mesiánico de Jesús bargo el significado es el de Salvador, como en Le 2, 11. Simeón, en efecto,
con alusiones a otros pasajes del antiguo testamento (cf. Le 1, 32-33), lo está hablando de la condición del niño que tiene en brazos y le está aplicando
pone también de manifiesto al establecer el paralelismo con Dan 9; es títulos que pertenecen a Yahvé.
más_, con este procedimiento Lucas da un relieve especial a la entrada de 90. Con estas dos expresiones, Lucas está anticipando proféticamente
Jesús en el templo; O. da Spinetoli, o. c, 89, afirma que «este procedi- los destinatarios de la actividad salvífica de Jesús en sus dos libros, evangelio
miento... tiene hoy un nombre bien conocido, midrash... Aparentemente y Hechos de los apóstoles. Jesús en su vida pública se dirige a Israel. El te-
parece un género narrativo pero en realidad se trata de un arte exegético ma central de Hechos es la llegada de la salvación a los paganos. Lucas
libre». emplea en 2, 32 el término técnico para nombrar a los paganos, etbnos; cf.
84. Cf. Le 1, 9.21; 2, 27.37; el término empleado difiere, no obstante, Hech 13, 47, donde encontramos como en el Nunc dimittis los términos luz
en uno y otro caso: naos, en 1, 9.21; hieron, en 2, 27.37. (phós), nación pagana, gentilidad [etbnos), y salvación (sótérion, Le 2, 30 y
85. Cf. Le 1, 9; 2, 22.23.24.27.39. sótéria, Hech 13, 47).
86. Dikaios, 1, 6 y 2, 25, respectivamente.
38 Devolver el evangelio a los pobres Introducción 39

la profecía se refiere a la condición presente de Jesús y queda Juan Bautista y en Le 2, 6 al nacimiento de Jesús. Ambos naci-
abierta a su futura misión. mientos aparecen como el cumpllimiento de algo anunciado' ante-
Llama la atención, asimismo, el paralelismo entre ¡la admira- riormente. Llama, sin embargo, la atención el ¡que Lucas emplee
ción del pueblo por la tardanza de Zacarías en el templo, y la fórmulas diversas para cada uno de los dos acontecimientos 9 4 .
admiración del padre y de la madre de Jesús ante el tenor de La Por último, Lucas introduce la escena de la presentación de
profecía de Simeón 9 1 . Jesús, última en una serie de secuencias, con la ya citada fórmula:
Las escenas de Zacarías y de la presentación de Jesús en el «Al cumplirse los días de su purificación» 9 5 . De esta forma que-
templo parecen, pues, tener elementos comunes relevantes para dan perfectamente ensambladas todas las escenas de Le 1-280',
constituir, a manera de inclusión literaria, el primero y último es- en una gran unidad cronológica, las setenta semanas de la profecía
labón de una serie de episodios relacionados por ¡la cronología de de Daniel, que anunciaba el cumplimiento de los tiempos mesiáni-
Dan 9, así como por el alcance mesiánico de didha profecía. La cos en el plan de Dios. Los cumplimientos parciales que hemos
conexión entre las distintas escenas de Le 1-2 se realiza también ido señalando recalcan, a la vez, la unidad del conjunto y el ca-
a través de una expresión teológico-cronológica que, al repetirse rácter histórico de las diversas etapas. La historia de salvación,
como motivo dominante, da consistencia a la unidad cronológica por ser historia, se realiza en etapas sucesivas.
de las setenta semanas de Daniel como marco general. Esta mo-
tivación, auténtica fórmula estereotipada, señala el cumplimiento
2. Dialéctica N azare t-Jerusalén
de las distintas secuencias dentro del plan de Dios 92 .
Así en Le 1, 20 el cumplimiento se refiere a las palabras del Junto a la coordenada temporal (las setenta semanas de Da-
ángel Gabriel en relación a la concepción y al nacimiento de Juan. niel), hay otra coordenada espacial: ]erusalén. La ciudad santa
Le 1, 23 pone en conexión la terminación del servicio de Zacarías constituye, como punto de llegada, el centro de interés de estos
en el templo con la concepción de Isabel ( 1 , 24), siendo este ver- dos capítulos. En relación con Jesús, se descubre un ritmo ascen-
sículo un eslabón cronológico importante en la trama de las se- dente: hay un comienzo importante en Nazaret (Le 1, 26-38),
tenta semanas 9 3 . En Le 1, 51 se hace alusión al nacimiento de donde Dios revela a María en profundidad el ¡misterio de Jesris
(1,35).
Con motivo de su nacimiento en Belén, el Señor, por medio
91. Aunque, a mi juicio, no se puede urgir demasiado este paralelismo, de su ángel, revela a los pastores el misterio desconcertante refe-
se establece, sin embargo, con el mismo término thaumazó (admirarse) en las
dos escenas (Le 1, 21 y 2, 33) y está relacionado con una revelación divina, rente a aquel niño, 2, 9-12. El evangelista aprovecha finalmente
implícitamente en Le 1, 21-22, y explícitamente en 2, 33. la purificación de María y la presentación del niño ante el Señor,
92. La frase estereotipada es: «al cumplirse el tiempo»..., u otra seme- para mostrar la importancia de Jerusalén y del templo, asociados
jante; Lucas emplea el verbo pimplémi (cumplirse, realizarse, llenar) 8 veces
en Le 1-2; 5 veces en Le 3-24; 9 veces en Hech; sólo lo emplea Mateo 2 ve-
ces más en todo el nuevo testamento. En Le 1-2 se usa cronológicamente:
1, 23.57; 2, 6.21.22; está relacionado con el Espíritu Santo: 1, 15.41.67; el cuarenta días entre el nacimiento y su presentación en el templo. Por eso Lu-
empleo de pimplémi en Le 1-2 con perspectiva cronológica es, pues, caracte- cas vuelve a subrayar este dato en 1, 36: «y la que decían que era estéril
rístico y realiza una función teológica importante. Le 1, 20 utiliza el verbo está ya de seis meses».
pléroó (cumplirse) también con sentido temporal. Este verbo es, asimismo, 94. Eplésthé ho chronos («se le cumplió el tiempo», 1, 57), referido a
otro término técnico lucano para indicar la realización del designio de Dios, Isabel; eplésthésan hai hémerai («se le cumplieron los días»), aplicado a Ma-
cf. Le 2, 40; 3, 5; 4, 21; 7, 1; 9, 31; 21, 24; 22, 16; 24, 44 (sin tener en ría. Vuelve a suceder algo parecido en k circuncisión de los dos niños; mien-
cuenta los compuestos de pléroó); Le lo emplea además 16 veces en Hechos. tras en la circuncisión de Jesús aparece la fórmula completa, eplésthésan hé-
93. Aquí, en efecto, se afirma que Isabel, después de concebir «estuvo merai októ («al cumplirse los ocho días», 2, 21), en la de Juan Bautista, por el
cinco meses sin salir». Este dato cronológico se relaciona directamente con contrario, no aparece el verbo pimplémi; la expresión empleada es: en téi
Le 1, 26: «A los seis meses», con que comienza el anuncio del ángel a María, hémerai téi ogdoéi («a los ocho días», 1, 59).
y es el elemento clave para que, entre la primera aparición de Gabriel y la 95. Kay bote eplésthésan hai hémerai... (Le 2, 22).
presentación de Jesús en el templo, transcurran las setenta semanas de Daniel. 96. De momento prescindimos de la última escena del evangelio de la
Que este dato cronológico es intencionado en relación con la profecía de Da- infancia (Le 2, 41-52) por sus características peculiares. Será estudiada en
niel, parece innegable. En efecto, aparece como complemento de otra crono- profundidad a su tiempo. Baste indicar por ahora, que el evangelio de la in-
logía fija: los nueve meses entre la concepción y el nacimiento de jesús y los fancia terminaba originariamente, con toda probabilidad, en Le 2, 39-40.
40 Devolver el evangelio a los pobres Introducción 41

al misterio de Jesús. El marco de la ley de Moisés se rompe con pascua de Jesús, como el misterio que resume en plenitud los de-
la presencia de Jesús. El Espíritu santo invade a Simeón y le hace más misterios de su vida. Es más, Jerusalén no sólo es el lugar
ver que con Jesús empieza un tiempo nuevo: «Ahora, Señor»... donde culmina la vida de Jesús, sino también donde comienza la
(2,29). vida de la iglesia " , y donde ésta se abre definitivamente a los
El centro de este tiempo nuevo es la misma persona de Jesús, paganos 1 0 °.
«Salvador para todos los pueblos» (2, 30-31), «luz que alumbra a Parece, pues, innegable que el evangelio de Ja infancia, en su
los paganos y gloria de su pueblo Israel» {2, 32). La ley tan insis- conjunto, anticipa prefigurativamente la dialéctica que Lucas esta-
tentemente nombrada en la perícopa de la presentación 9 ', queda blece en su propio evangelio entre Nazaret, como lugar del co-
ya sin eficacia. El antiguo testamento, representado en sus últimos mienzo profético de Jesús, y Jerusalén como lugar de su consuma-
profetas, deja paso al nuevo. El particularismo judío queda aboli- ción. La ciudad de Jerusalén, unida a la pascua de Jesús como
do; el horizonte se agranda ante la persona de Jesús: su misión cumplimiento del designio de Dios sobre él, se convierte así en
salvífica es universal. un foco que polariza e ilumina el resto de sus misterios.
El cumplimiento de un rito legal da paso a una manifestación Este es uno de los motivos fundamentales por el que Lucas
profética, con visos de teofanía, sobre la condición de Jesús y el añade una última escena (2, 41-52) ál primitivo evangelio de ía
carácter de su misión salvífica. Sin grandes esfuerzos se percibe el infancia (Le 1, 5-2, 40). Como veremos al estudiar estas escenas,
paso de la inoperancia de la ley mosaica a la eficacia de la activi- el evangelio de la infancia terminaba, con toda probabilidad, con
dad salvífica de Jesús. la presentación de Jesús en el templo (2, 22-38), que tiene su co-
En su conjunto, Le 1-2 anticipa el esquema del evangelio de rrespondiente conclusión en los vv. 39-40.
Lucas. También éste comienza en Nazaret con el ministerio de ¿Por qué ha añadido Lucas esta última perícopa {2, 41-52)?
Jesús. Y no se trata sólo de un comienzo, sino, como veremos a Aparte de establecer con esta narración un puente entre el evan-
su tiempo, de un comienzo programático. Jesús presenta en Na-
zaret el programa salvífico que va a realizar en su vida pública. Así, ¡as tentaciones de Jesús en el desierto que, para el tercer evangelista
No obstante, igual que en el evangelio de la infancia, Jerusalén prefiguran la suprema tentación de Jesús (su pasión y muerte violenta), ter-
minan en Jerusalén (Le 4, 9-12). Le 4, 13, que es redaccional, asocia directa-
polarizará en seguida la atención del lector del tercer evangelio, mente estas tentaciones al comienzo de la pasión (cf. Le 22, 3.53). Sucede
como lugar donde se cumple la pascua de Jesús. lo mismo en la transfiguración (Le 9, 28-36). Sólo Lucas añade materia propia,
Así en Le 9, 51 comienza un gran viaje de jesús hacia jerusa- (vv. 31-32) a la fuente de la triple tradición (cf. Mt 17, 1-9 y Me 9, 2-10). A
través de estos versículos, Lucas convierte la transfiguración en un anticipo
lén. Más que un viaje estrictamente geográfico-cronológico, es un de la pascua. En efecto, en dichos versículos se subraya el carácter glorioso
viaje de marcado matiz teológico. Jerusalén atrae irresistiblemente de la escena (doxa [gloria] en los vv. 31 y 32); Moisés y Elias hablaban con
a Jesús, porque allí va a cumplir el designio que tiene Dios sobre Jesús de su partida {éxodos [éxodo], v. 31), término técnico para indicar la
él. El citado versículo 9, 51 expresa claramente tanto la firme de- pascua de Jesús, su paso de este mundo al Padre. Se afirma que este éxodo
iba a cumplirse en Jerusalén {pléroó, término técnico, unido al designio de
cisión de Jesús de dirigirse a Jerusalén, cuanto el motivo de esta Dios, v. 31). Por eso no nos extraña que, una vez empezado el gran viaje de
firmeza; allí se va a consumar su pascua: «Cuando iba llegando Jesús hacia Jerusalén, Lucas nos recuerde una y otra vez, casi obsesivamente,
el tiempo de íque se lo llevaran, Jesús decidió irrevocablemente ir que Jerusalén constituye un polo de atracción irresistible para Jesús (cf. Le 9,
a Jerusalén» 98 . Jerusalén queda así unido indisolublemente a la 53; 13, 33; 17, 11; 18, 31; 19, 11).
99. Cf. Le 24, 49; Hech 1, 4-5; Hech 2, 1 ss.; Lucas parece tener la
preocupación de hacer comprender al lector la importancia de Jerusalén, uni-
97. 2, 22.23.24.27.39. da al misterio pascual de Jesús y al comienzo de la iglesia. No quiere distraer
98. El texto griego es mucho más elocuente que las posibles traducciones su atención en otras direcciones; quizás por esta razón omite las apariciones
españolas. Por una parte, Lucas emplea el verbo sumpléroó (cumplirse, de Jesús en Galilea (cf. Me 14, 28; 16, 7; Mt 26, 32: Jesús promete preceder-
realizarse), término técnico para referirse al plan de Dios. Por otra, usa la los a Galilea; Lucas transforma esta noticia: «No está aquí, ha resucitado.
palabra analémpsis (asunción), que, referida a la pascua de Jesús, tiene carác- Acordaos de lo que os dijo estando todavía en Galilea», Le 24, 6).
ter global: pasión-muerte-resurrección-ascensión. Ante esta perspectiva (la 100. Aunque el libro de Hechos se abre con una perspectiva neta-
pascua como designio de Dios sobre Jesús), éste muestra su decisión irre- mente universalista (Hech 1, 8; 2, 1-13, en conexión con 2, 17-21), no obs-
vocable de ir a Jerusalén, quedando unidos indisolublemente su misterio tante Pedro necesitó de una nueva revelación y como de un nuevo Pente-
pascual y Jerusalén como lugar del designio de Dios. Este motivo teológico costés para comprender el plan de Dios (Hech 10). Este designio de Dios
es tan importante, que Lucas lo adelanta proféticamente en otros pasajes. se acepta, a nivel oficial, en el concilio de Jerusalén (Hech 15).
42 Devolver el evangelio a los pobres Introducción 43

gelio de la infancia y el resto de su obra, y de confirmar los tí- cenas giran, pues, alrededor de Juan Bautista y de Jesús. Existe
tulos trascendentes de Jesús, se descubre como intención primor- como un plan del evangelio de la infancia, cuyo dinamismo queda
dial de Lucas, el presentar una escena en que, a través del primer polarizado por estas dos figuras. El contraste que resulta de la
gesto y las primeras palabras de Jesús, quedara claro que su pas- contraposición de estos dos personajes y sus respectivas tareas,
cua, que había de realizarse en Jerusalén, polarizaría desde el co- está claramente en favor de Jesús. Su persona, sus prerrogativas,
mienzo su atención y su actividad. Dicho en otras palabras, Lucas su misión, aparecen netamente destacadas, a la luz del contraste
ha construido una escena en que se descubre sin grandes esfuerzos con Juan Bautista.
que la pascua de Jesús, que se ha de realizar en Jerusalén, consti- La contraposición con los demás personajes del evangelio de
tuye ei punto culminante de su evangelio. Nos hallamos, pues, la infancia en sus respectivas escenas, pone también de relieve de
ante una escena prefigurativa de la pascua 101. manera destacada, la figura de María, madre de Jesús. Ella inaugu-
No se puede, pues, negar en el evangelio de la infancia un ra con su Hijo la etapa definitiva de salvación.
dinamismo ascendente centrado en Jerusalén. Como en el resto Las principales escenas del evangelio de la infancia están or-
del evangelio de Lucas, Jerusalén constituye un polo irresistible denadas en dípticos correlativos y contrapuestos en torno a las
ya desde el comienzo, en la infancia de Jesús. Aquí, en el tempíio, figuras de Juan Bautista y Jesús.
Simeón transfiere proféticamente a Jesús títulos que pertenecen El primer díptico es el de los anuncios de la concepción de
a Yahvé: Salvador, luz, gloria (2, 30-32); en el templo de Jerusa- Juan y Jesús (Le 1, 5-25 y 1, 26-38, respectivamente). Esta deno-
lén, Jesús, a los doce años, confirma con sus primeras palabras los minación parece apropiada, ya que el anuncio del ángel Gabriel
títulos trascendentes revelados por Gabriel en la anunciación. Al constituye el centro de interés de ambas escenas. El género litera-
hablar de Dios como de su verdadero Padre, contrapuesto a la rio subyacente a las dos narraciones se llama también género de
paternidad de José (2, 48-49), hace alusión y confirma, al mismo anuncios, es bien conocido ya desde el antiguo testamento, y con-
tiempo, la profundidad teológica del título Hijo de Dios en Le tiene una serie de elementos fijos que constituyen al armazón o
1, 35. clisé que permite identificar, como veremos al analizar la perícopa
de la anunciación, este género literario. Se llama género de anun-
cios, porque el mensaje comunicado por un personaje celeste (el
3. Ritmo binario: contraposición entre ]uan Bautista y Jesús ángel del Señor, Gabriel, etc.), constituye la parte centras!, tanto
del género literario, como del contenido teológico.
Hasta aquí hemos hablado de las coordenadas espacio-tempo-
rales como marco importante del evangelio de la infancia. Ahora El contraste que resulta de la contraposición de las dos esce-
vamos a hablar del ritmo que se descubre en la elaboración y con- nas del díptico, salta a la vista:
traposición de las diversas escenas que lo componen. El evangelio
— Juan es presentado como el último gran profeta del antiguo tes-
de la infancia tiene, en efecto, un ritmo binario en torno a las
tamento, «con el espíritu y poder de Elias» (Le 1, 1 7 ) 1 0 2 ; aparece,
figuras de Juan Bautista y Jesús. Ambos personajes, en un busca-
pues, como el nuevo Elias, el projeta del Altísimo (1, 76), cuya misión
do contraste, polarizan la atención del lector en una sucesión de
escenas. Juan y Jesús aparecen, en lo referente a sus prerrogativas
y misión, iluminados por textos relevantes del antiguo testamen- 102. Para Lucas, Juan Bautista pertenece a la economía antigua. Y ello
to. Es decir, descubrimos la técnica midráshica respecto a los dos no sólo en el evangelio de la infancia por los contrastes entre él y Jesús que
personajes que constituyen el centro de interés en el evangelio de inaugura una nueva etapa, sino por las diversas pinceladas que, en este sen-
la infancia. tido, aparecen en el resto de su evangelio: al inaugurar Jesús su misión pú-
blica con su bautismo (Le 3. 21-22), Juan Bautista acaba de ser encarcelado
El procedimiento midrásbico nos proporciona una perspectiva (3, 19-20). Es que Jesús es eí profeta del reino de Dios, que él mismo inau-
global sobre ellos. Eil dinamismo y contenido de las diversas es- gura (Le 4, 43); en Le 7, 28 leemos: «Os digo que de los nacidos de mujer
ninguno es más grande que Juan. Aunque el más pequeño en el reino de
Dios es más grande que él» (se trata de la contraposición y diferencia abis-
101. Cf. R. Laurentin, Jésus au temple. El núcleo central del libro mal de la alianza antigua y nueva); en otro versículo exclusivo de Lucas en-
muestra el carácter prefigurativo de esta narración en relación con la pascua contramos esta misma apreciación: «La ley y los profetas llegaron hasta
de Jesús. Juan: desde entonces se anuncia el reinado de Dios»... (Le 16, 16).
44 Devolver el evangelio a los pobres Introducción 45

está en función de Jesús, ya que consiste en «prepararle al Señor un En efecto, mientras en el caso de Juan se narra simplemente
pueblo bien dispuesto» (1, 17). su nacimiento, haciendo, a la vez, alusión a la misericordia de
— Jesús es, por el contrario, el Mesías anunciado ya en el antiguo Dios para con Isabel y a ila alegría de los vecinos y parientes, en
testamento (Le 1, 32-33); es más, supera todas las previsiones de las torno al nacimiento de Jesús, por el contrario, aparecen los prin-
diversas profecías mesiánicas y «será llamado Santo, Hijo de Dios» cipales temas teológicos de la obra lucana: la coordenada de la
(Le 1, 35). historia profana pone de relieve el universalismo del nacimiento
— Isabel estéril, concibe con el concurso de su marido, por favor de Jesús (2, 1-3); su mesianismo regio queda manifiesto a través
especial de Dios (1, 23-25). de ¡la ascendencia davídica de José y de su nacimiento en Belén
— María, virgen, concibe por la acción especial del Espíritu santo que lleva anejo el signo desconcertante de la pobreza (2, 4-7); Dios
(1, 35). manifiesta a los pastores la verdadera personalidad del recién na-
— Zacarías hace gala de incredulidad (1, 19-20), cido: es el Salvador, el Mesías, el Señor (2, 9-11). Junto a estos
— La gloria de María es la de aparecer como creyente, en la línea títulos que, en su conjunto, sitúan al niño en una esfera trascen-
de la fe de Abrahán (1, 36-38). dente, se les da una señal: «encontrarán al niño... acostado en un
Se percibe también un contraste sustancial en la actividad del Espíritu pesebre». Esta señal, a la vez que indica su condición humana,
santo: manifiesta también su condición de pobreza e indigencia.
— Actúa, en efecto, con carácter profético, suscitando en el seno es- Desde el comienzo aparece en Jesús la paradoja del evangelio:
téril de Isabel al último gran profeta del antiguo testamento. la fuerza de Dios en la debilidad humana. Los pastores y el pue-
— Actúa, por otra parte, de manera totalmente insólita y nueva sobre blo, que representan a los marginados y a ila gente sencilla, apa-
María: realiza la concepción virginal de Jesús en su seno e inaugura así recen como los destinatarios privilegiados del evangelio, revela-
la nueva alianza. ción sobre Jesús (2, 9-12); un himno angélico subraya la cercanía
entre el cielo y la tierra a través del nacimiento de Jesús (2, 13-14);
los primeros evangelizados —los pastores— se convierten en los
Descubrimos, pues, en las dos escenas de este primer díptico primeros evangelizadores y su palabra encuentra en María el te-
un profundo contraste entre situaciones y personajes. rreno abonado donde fructifica el mensaje de Dios. María aparece,
El anuncio del nacimiento de Jesús iqueda ampliado por la así, como el prototipo del creyente (2, 15-19); la alabanza a Dios
escena de la visitación {1, 39-45) y por el Magníficat, himno de por el nacimiento de Jesús cobra la primacía entre todo tipo de
alabanza al Señor en labios de María (1, 46-55). Estas dos períco- oración (2, 13-14.20).
pas desequilibran, incluso iliterariamente, el primer díptico en fa- El díptico de los nacimientos se amplifica con la narración de
vor de Jesús. La teología de la anunciación queda esclarecida y la circuncisión de Juan (1, 59-66) y la de Jesús (2, 21). Aquí se
cobra nuevo relieve en la escena de la visitación y con el cántico percibe una desproporción cuantitativa en favor de Juan Bautista.
del Magníficat: la alegría mesiánica, la fe de María, su personifi- Este se somete a un rito que simboliza la pertenencia a la antigua
cación del antiguo y del nuevo Israel, la gratuidad de la salvación alianza, que es la suya. Jesús, por el contrario, inaugura la nueva
a través de Jesús, los destinatarios privilegiados dell evangelio, son, alianza. Se somete al rito de la antigua, para romper, como vere-
entre otras, aportaciones importantes de estas dos perícopas tan mos, su molde estredho. Su nombre Jesús, no sólo había sido dado
vinculadas a la anunciación, que se pueden considerar con razón por Dios, a través del ángel (1, 31), sino que había sido confirma-
una prolongación de esta escena. do nuevamente con motivo de su nacimiento (2, 11); ni su nom-
El segundo díptico es el de los nacimientos de Juan Bautista bre, ni su misión en él encerrada, tienen nada que ver con la cir-
(Le 1, 57-58) y de Jesús (2, 1-20). Como punto de partida, es in- cuncisión.
teresante constatar la desproporción entre ambos acontecimientos: Este díptico se concluye con dos perícopas que señalan pro-
sólo dos versículos dedicados al nacimiento de Juan; por otra par- féticamente el carácter y la futura misión de ambos niños: el
te, veinte versículos describen el nacimiento de Jesús. La despro- Benedictus (1, 67-79), por una parte, presenta a Juan Bautista co-
porción cuantitativa no es sino el reflejo de la verdadera despro- mo «profeta del Altísimo», «porque irá delante del Señor a pre-
porción a nivel teológico. parar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación» (1, 76-77).
46 Devolver el evangelio a los pobres Introducción 47

Es decir, de nuevo aparece Juan en función de Jesús. La escena El ritmo de Le 1-2 es, pues, binario, tanto en lo referente a
de la presentación de Jesús en el templo, por otra parte, está al la agrupación de escenas, cuanto a la polarización de éstas en dos
servicio de su propia manifestación (2, 22-40). Como veremos al personajes: Juan y Jesús. Bl paralelismo y la contraposición entre
estudiar esta perícopa, lo central en esta narración es la profecía las escenas de Juan y Jesús pone en evidencia la superioridad de
sobre Jesús, su personalidad, su futura misión, su carácter des- éste sobre alquél a todos los niveles.
concertante; los títulos aplicados a Jesús (2, 29-32), unidos a la
importancia de esta escena por ser el verdadero final del evange-
lio de la infancia, le dan un sentido de culminación y plenitud 4. Dinamismo promesas-cumplimiento en Le 1-2
innegable. Una vez más, el paralelismo es de contrastes y arroja
Existe aún una perspectiva interesante para poder abarcar
toda su luz sobre da persona y la obra de Jesús.
globalmente el evangelio de la infancia y descubrir, a la vez, su
Dos versículos conclusivos sobre el crecimiento y condición carácter dialéctico: se trata del tema promesas-cumplimiento. Aun-
de los niños ( 1 , 80 y 2, 40), referidos, respectivamente, a Juan y que en torno a Jesús se respira un aire de novedad total, aparecen
a Jesús, cierran, al mismo tiempo, este segundo díptico y el evan- en el evangelio de la infancia una serie de personajes que cierran
gelio de la infancia en su versión original. la antigua alianza. Lucas subraya la novedad en relación a Jesús
Queda una última narración difícil de catalogar: es la escen? y a su madre. El mismo Juan Bautista es para Lucas el último gran
que trata del primer gesto intencionado (quedarse en Jerusalén) profeta del antiguo testamento 104 .
y de las primeras palabras de Jesús (Le 2, 41-52). Dada la pro- Así, al comparar el anuncio del ángel a Zacarías ( 1 , 5-25) con
funda conexión entre esta narración y la anunciación, por una otros anuncios semejantes del antiguo testamento no percibimos
parte, así como su relación con el resto del evangelio de la infancia diferencia alguna de relieve: desde el clisé literario con los mismos
y de la obra lucana, por otra, parece una escena que hace de puen- elementos hasta el caso de esterilidad y vejez en Isabel, todo hace
te entre el evangelio de la infancia y el resto de la obra del tercer pensar en una escena más del antiguo testamento. La única dife-
evangelista. rencia radica en la misión específica de Juan (Le 1, 15-17).
El hecho de que el vocabulario, estilo y teología de esta perí- El contraste con la anunciación es, de por sí, elocuente. Apar-
copa sean de neto calor lucano —hasta el punto que es impensa- te de las citas implícitas del antiguo testamento que se cumplen
ble una hipotética fuente hebrea como base de esta narración—, en el anuncio y concepción de Jesús 10B , tenemos una cita explí-
estaría a favor de esta interpretación. Tanto más que, como aca- cita, «para Dios no hay nada imposible» (Gen 18, 14) que esta-
bamos de ver, el evangelio de la infancia de Lucas terminaba ori- blece un paralelismo con Abrahán. Con él empezó la historia de
ginariamente con el estribillo de 2, 39-40. Al añadir Lucas esta la salvación en su etapa de promesas; con Jesús se inicia la etapa
escena-puente, volvió a concluir el evangelio de la infancia con definitiva de salvación como cumplimiento de dichas promesas.
otro estribillo semejante: 2, 51-52. Por lo demás, los títulos cristológicos de Le 1, 35, sin parangón
Creo, pues, que la división del evangelio de la infancia en es- en la narración de Juan Bautista, el carácter de María, joven y
tos dos dípticos de anuncios y nacimientos con sus respectivas virgen, la actividad única e irrepetible del Espíritu santo ( 1 , 35),
ampliaciones, y esta última escena como un puente entre el evan- así como la ruptura del género literario de anuncios por la acep-
gelio de la infancia y el resto de la obra lucana, es válida para el tación explícita de María ( 1 , 38), dan a la escena el carácter de
estudio y la comprensión de ios dos primeros capítulos de Lucas novedad total que coincide con la época del cumplimiento de las
y del papel que juegan en el conjunto de su obra. Pienso que el promesas del antiguo testamento.
ulterior análisis de cada perícopa puede confirmarnos en esta vi- En la escena de la visitación el contraste entre Isabel y Ma-
sión global de conjunto 1 0 s . ría, por un lado, y los dos niños en el seno materno, por otro, es

103. Sobre la posible estructuración de estos dos capítulos, cf. R. Lau- Maria im Erdenleben, Innsbruck 1955, 12; E. Burrows, The gospel of the
rentin, Structure et théologie de Luc I-II, 23-42. Ofrecen puntos de vista infaney and other biblical essays, London 1940, 4-6.
personales con soluciones concretas, S. Lyonnet, Le récit de l'annonciation 104. Cf. supra, notas 71 y 102.
et la maternité divine de Marie: Ami du Clergé 66 (1956) 33 ss.; P. Gachter, 105. Sof 3, 14 ss.; Is 7, 14; 2 Sam 7, 1 ss.; Ex 40, 35, etc.
48 Devolver el evangelio a los pobres Introducción 49

también relevante: el salto de alegría de Juan Bautista en el seno dejan paso en Jesús a lo nuevo, lo definitivo, el cumplimiento de
de Isabel es la señal de la presencia de los tiempos mesiánicos de- dichas promesas, según el plan de Dios. Este dinamismo que atra-
bido a Jesús (1, 44); las alabanzas que profiere Isabel en favor de viesa todo el evangelio de la infancia es importante para dialecti-
María (1, 43.45) representan también saltos cualitativos en rela- zar las dos economías de salvación y para comprender toda la im-
ción con el tiempo provisional de las promesas. portancia de la nueva por contraste con la antigua.
El cántico del Magníficat no sólo personaliza en María la ac-
tividad de Dios en el antiguo testamento, sino que, sobre todo,
ratifica en su elección los criterios de Dios que se van a manifes- III. FUENTES Y LABOR REDACCIONAL LUCANA EN Le 1-2
tar como algo definitivo en el discurso programático de Jesús y
en su actividad salvífica l o e . Es decir, una línea del designio de 1. El problema de las fuentes
Dios, que ya se ha manifestado como constante en el antiguo tes-
tamento, va a quedar ratificada como aligo esencial a través de la El tema de las fuentes del evangelio de la infancia sigue siendo
elección de María y del programa de Jesús en el nuevo testa- problemático en nuestros días. El terreno es movedizo e hipotético
mento. y, por tanto, lleno de dificultades10T. >E1 acuerdo de los exegetas
El nacimiento de Juan Bautista (1, 57-58), su circuncisión (1, que han estudiado este problema se reduce al hecho de admitir
59-66), así como la parte del Benedictus relacionada con su misión fuentes escritas de claro color semita 108. Hay también una cierta
profética, se mantienen dentro de coordenadas que reflejan la eco- convergencia en admitir el hebreo como lengua de la fuente origi-
nomía del antiguo testamento. Con el nacimiento de Jesús, por el nal: «Nos parece que los argumentos en favor de una fuente he-
contrario, se subraya expresamente un nuevo comienzo con el ad- brea encuentran cada vez más audiencia, y no sin razón, entre los
verbio hoy: «Hoy en la ciudad de David os ha nacido el Salvador, exegetas» 108.
el Mesías, el Señor» (2, 11). La novedad queda también subrayada
con otros muchos elementos que ya hemos destacado al confrontar
esta escena con el nacimiento de Juan Bautista. 107. H. von Baer, Der Heilige Geist in den Lukasscbriften, Stuttgart
1926, 50-54; A. George, Le paralléle entre ]ean-Baptiste et Jésus en Le 1-2,
En la circuncisión de Jesús la importancia y el valor salvífico Gembloux 1970, 164; B. Rigaux, Témoignage de l'évangile de Luc, Paris
atribuido al rito y a la observancia de la ley, pasan definitivamen- 1970, 116; H. H. Oliver, The Lucan birth stories and the purpose of Luke-
te a la persona de Jesús, el Salvador. En la presentación de Jesús Acts: NTS 10 (1963-1964) 202-226; este artículo dedica un buen espacio, pp.
205-215, a las principales hipótesis sobre las posibles fuentes de Le 1-2; los
en él templo, el viejo Simeón comienza su himno con un ahora autores sacados a colación son: Harnack, Dibelius, Sahlin, Vielhauer, Winter,
que establece la frontera entre el antiguo testamento, al que él Turner, Laurentin, Benoit, Leaney.
pertenece, y el nuevo, que Jesús inaugura (2, 29 ss.). 108. A. R. C. Leanney, The gospel according to saint Luke, London
La escena que cierra el evangelio de la infancia, por prefigurar 1971, 20; G. Kittel, Die Probleme des palastinensichen Spdtjudentums und
das Urchristentum, Stuttgart 1926, escribe: «Basta continuar la lectura de
la pascua de Jesús, destaca nítidamente las dos economías de sal- Le 1, 4 a 1, 5, y se tiene la impresión de pasar de un autor helenista a una
vación: Jesús va a celebrar la pascua judía a ¡los doce años con narración del antiguo testamento... Aquí ya no habla Lucas por sí mismo,
José y María (2, 41-42), pero lo que interesa al evangelista y pone sino una de sus fuentes judeo-cristianas de Palestina»: 52; B. F. Meyer,
de relieve es su propia pascua (vv. 43 ss.), prefigurada en el gesto But Mary kept all these things: CathBibQuart 26 (1964) 35, expresa la mis-
ma convicción; C. T. Ruddick, Birth narratives in Gen and Luke: NT 12
de quedarse en Jerusalén (2, 43b) y en sus primeras palabras (2, (1970) 343. Tanto Leaney como Ruddick se pronuncian de manera muy gené-
49). rica, pero ambos apuntan al ambiente semita.
Los ritos de la antigua alianza van cediendo, uno tras otro, 109. F. Neirynck, L'évangile de Noel, Bruxelles 1960, 11; P. Gáchter,
ante una realidad nueva. La salvación viene por Jesús, ya que él o. c, 32-33, sostiene que la fuente original de Le 1-2 es el hebreo, frente a
los que defendían el arameo, como M. J. Lagrange y M. Black; Id., Der
mismo es el Salvador. Lo antiguo, lo provisional, las promesas Verkündigungsbericht, Lk 1, 26-38: ZKTh 91 (1969) 326, sigue sosteniendo
la misma opinión; cf. también S. Muñoz Iglesias, Le 1, 35b: EstBíb 27
(1968) 276; P. Winter, The birth and infaney stories of the third gospel:
106. Cf. 1, 48.51-53, respecto a la elección de María y a los criterios de NTS 1 (1954-1955) 113; A. Resch, Das Kindheitsevangelium nacb Lukas und
Dios; 4, 16 ss.; 6, 20 ss., 7, 21-22; etc., en relación con el programa de Jesús Mattháus: TU X/5 (1897) 30-56, ponía ya en evidencia una buena cantidad
v su actividad salvífica. de términos hebreos en relación con el evangelio de la infancia. No obstante,
50 Devolver el evangelio a los pobres Introducción 51

El problema del autor está relacionado con el de las fuentes y, pósito: «Personas e ideas de los capítulos 1-2 anticipan lo que ha
por tanto, el terreno es, una vez más, ¡hipotético y c o n j e t u r a l l w . de venir en los capítulos 3-24... Conceptos teológicos en 1-2 acerca
Tampoco se puede afirmar con certeza que sea Lucas el traductor de la importancia de Jerusalén, la didha de la pobreza, el papel del
de la posible fuente hebrea. Mientras S. Muñoz Iglesias cree que Espíritu en pasajes de significación mesiánica, son desarrollados
es Lucas quien traduce el original hebreo m , B. F. Meyer considera ulteriormente en el evangelio 118 . S. Zedda se pronuncia también
difícil el poder afirmar si Lucas tradujo personalmente su fuente, o con claridad a este respecto: «Los relatos de la infancia en Le 1-2
ya la encontró traducida en griego u 2 . no se deben distinguir del resto de la obra de Lucas» n 9 .
Tal es también uno de los principales rasgos del libro de R.
Laurentin 1 2 °, a juicio de H . H . Oliver: «Una característica rele-
2. Labor redaccional lucana vante de este trabajo es la estrecha conexión que establece entre Le
1-2 y el resto del tercer evangelio» 121 . Páginas más adelante expre-
Otro aspecto relevante, derivado del problema de las fuentes,
sa su propia convicción en este mismo sentido: «Este escritor
sería el poder determinar la labor redaccional de Lucas en el evan-
(Oliver) cree que Lucas ha incluido intencionadamente los relatos
gelio de la infancia. Hay quien considera irrelevante la labor redac-
de la infancia dentro de su obra bien ordenada (Lucas-Hechos), pa-
cional lucana en Le 1-2. Se reduciría a algunas adaptaciones, a dar
ra poner de manifiesto sobre todo el plan teológico de su traba-
más relieve al paralelismo ya existente en la fuente original y a
jo» 122 .
conseguir un lenguaje un tanto uniforme l l í ! . El punto de vista de
B. F. Meyer es semejante. La fuente llega a Lucas conteniendo ya Estoy plenamente de acuerdo con estos últimos exegetas sobre
las historias paralelas de Juan Bautista y Jesús: «Esto supuesto, la profunda conexión entre Le 1-2 y el resto de su obra; destacar
el trabajo de Lucas es claramente limitado» 114 . este importante aspecto, es una de las características del presente
comentario a Le 1-2. A manera de avance, me limito a enumerar
H . von Baer, por ei contrario, concede mayor relieve a la re-
alguno de los elementos de conexión entre el evangelio de la in-
dacción lucana l l r '. Este es también el punto de vista de B. Rigaux
fancia y el resto de la obra lucana.
cuando' escribe: «En cualquier hipótesis ha habido readaptación,
recomposición literaria e intención teológica añadida por Lucas» m . En el ámbito de la cristología, el evangelio de la infancia es la
F. Neirynck es también claro en reconocer una importante labor culminación de un proceso en torno ail misterio de Jesús: es con-
redaccional lucana: «La mayor parte (de los exegetas) reconocen ac- siderado Mesías y profeta durante su vida pública; a la luz de la
tualmente que estos capítulos son parte integrante del trabajo de resurrección, se le invoca como Señor del universo y de la historia,
Lucas, al menos en su redacción definitiva» m . en línea del mesianismo regio; la progresiva transferencia de títulos
propios de Yahvé a Jesús, van haciendo comprender su carácter tras-
Personalmente me inclino por una notable labor redaccional de
cendente: interrogatorio de Jesús ante el Sanedrín (Le 22, 67-70);
Lucas, más en línea de lo cualitativo que de lo cuantitativo. Ante
transfiguración (Le 9, 28-36); bautismo (Le 3, 21-22); finalmente,
todo por la conexión que existe entre el evangelio de la infancia
la perspectiva histórica de medio siglo a partir de su resurrección,
y el resto de la obra lucana. W . R. F. Browning escribe a este pro-
hace comprender a los creyentes 'que Jesús está en la esfera de lo
trascendente en sentido estricto (Le 1, 35 y 2, 49).
N. Turner, The relation of Luke I and II to hebraic sources and to the rest La mariología tiene también una perspectiva unitaria; la prerro-
of Luke-Acts: NTS 2 (1955-1956) 108, se muestra muy reciente sobre la su-
puesta fuente hebrea. gativa fundamental de María en toda la obra lucana es la de ser
110. P. Gachter, Maria im Erdenleben, 23; Id., Der Verkündigungsbe- creyente: Le 1, 38.45; 2, 19.51; 8, 19-21; 1 1 , 27-28; Hech 1, 13-
richt, Lk 1, 26-38, 326. 14; temas fundamentales del evangelio de la infancia como la mise-
111. S. Muñoz Iglesias, Le 1, 35b, 276.
112. B.F. Meyer, o. c., 35.
113. P. Gachter, Maria im Erdenleben, 54; Id., Der V erkündigungsbe- 118. W. R. F. Browning, Saint Luke, London 1972, 36.
richt, Lk 1, 26-38, 328. 119. S. Zedda, Un aspetto della cristología di Luca: il titolo «.Kyrios»
114. B. F. Meyer, o. c, 35-36. in Le 1-2: Rasseg. di Teolog. 13 (1972) 307.
115. H. von Baer, o. c, 54. 120. R. Laurentin, Structure et théologie de Luc I-II.
116. B. Rigaux, o. c, 118.121. 121. H. H. Oliver, o. c, 211.
117. F. Neirynck, o. c„ 10. 122. Ibid., 215.
52 Devolver el evangelio a los pobres Introducción 53

ricordia y fidelidad de Dios a sus promesas; su actividad en favor gelio, al nacimiento eterno del Verbo. Este esquema es bastante exac-
de la gente sencilla y contra los soberbios y arrogantes; tíos pobres to si se ve en él, no la creación progresiva de un mito, sino la toma
y el pueblo llano como verdaderos destinatarios del evangelio, en de conciencia progresiva de un misterio. Es bien cierto que la fe
contraposición a ricos y poderosos; el carácter Ihistórico-existenciail cristiana no ha captado sino poco a poco la divinidad de Jesús, par-
de la salvación mesiánica, etc., son también temas centrales en el tiendo del triunfo de la pascua para remontarse a continuación hacia
resto de su obra. sus orígenes 1 2 4 .
Hay que poner también de relieve el carácter prefigurativo de
algunas escenas del evangelio de la infancia; así, Le 2, 8-14 an- F. Gils es de la misma opinión. Al comparar la narración de las
ticipa los temas más importantes del resto del evangelio de Lucas evangelios de la infancia con el bautismo de Jesús, que formarla
(3-24); Le 2, 15-20 anticipa proféticamente la tarea fundamental parte de su biografía inicial, escribe: «Los relatos de la infancia
de la iglesia en Hechos: los evangelizados se convierten en evan- de Jesús han sido compuestos posteriormente» 12B.
gelizadores; Le 2, 41-52 prefigura y contrapone la pascua de Jesús Para H. E. W. Turner, Le 1-2 sería un apéndice añadido por
a la pascua judía. Lucas a su evangelio, que tenía originariamente su comienzo, con
toda probabilidad, en Le 3, 1 ss. En efecto, este capítulo, además
de abrirse con una cronología solemne, contiene también la genealo-
3. Carácter tardío de Le 1-2 gía donde el nombre de Jesús aparecería 'por primera vez 126. Así
Hemos visto que Le 1-2 es la culminación teológica de toda la pues Turner, al considerar a Le 1-2 como un apéndice del evange-
obra lucana, sobre todo, en lo tocante a la cristología. Esta profun- io de Lucas, admite implícitamente su carácter tardío. B. Rigaux,
didad teológica es impensable en la fuente hebrea original; es fruto aunque de forma más genérica, se mueve en la misma dirección:
de la redacción lucana. Es decir, responde a la época tardía en que
Aunque Lucas haya utilizado fuentes para componer estos dos capítu
Le 1-2 fue incorporado al resto' del evangelio de Lucas. P. Benoit
los, lo que nos parece probable, él ha encontrado en ellas o les ha aña-
se expresa con toda claridad en relación a ambos puntos:
dido una cristología desarrollada 1 2 7 .
Es manifiesto que los evangelios de la infancia, tanto de Mateo como
de Lucas, representan una etapa más tardía de la redacción evangélica, Tratando el punto más específico de la concepción virginal, P.
posterior a la tradición propiamente sinóptica. Lucas ha debido redac- Benoit expresa, una vez más, su convicción sobre el carácter tardío
tar estos capítulos 1-2, después de haber terminado el conjunto de su de los escritos que la contienen:
obra123.
La concepción virginal no parece conocida por los primeros escritos
del nuevo testamento: Pablo y los evangelios sinópticos. No aparece
El citado autor en el mismo artículo hace una síntesis magistral claramente sino en los evangelios de la infancia (aquí [Le 1, 26-38] y en
de lo que se podría llamar esquema evolutivo del evangelio de Lu- Mt 1, 18-25), que son posteriores al cuerpo de los evangelios, y quizás
cas, en conexión con la toma de conciencia de la comunidad pri- en el prólogo de Juan (Jn 1, 13) con la lectura egennéthé128.
mitiva sdbre la divinidad de Jesús:

La célula inicial de todo este capítulo (Le 1), es el anuncio a María,


que resulta ser una reflexión teológica sobre el resto del evangelio. Con 124. Ibid., 191-192.
125. F. Gils, Jésus prophéte, Louvain 1957, 63, nota 42; cí. también a
frecuencia se ha propuesto un esquema evolutivo sobre la divinidad de este respecto, B. van Iersel, Fils de David et Fils de Dieu, en La venue du
Jesús; unida originariamente a su resurrección, habría poco a poco Messie: Rech. Bibliques VI (1962) 123-125; A. Descamps, Le messianisme
remontado el tiempo: fue asociada a la transfiguración, luego al bautis- royal, en L'attente du Messie: Rech. Bibliques I (1954) 71-72.
mo, después a la anunciación, y en fin, con el prólogo del cuarto evan- 126. H. E. W. Turner, The Virgin birth: The Exp. Times 68 (1956-
1957) 12-13.
127. B. Rigaux, o. c, 130-131.
123. P. Benoit, L'enfance de Jean-Laptiste selon Luc I: NTS 3 (1956- 128. P. Benoit, L'annonciation (Le 1, 26-38): Assem. du Seigneur 6
1957) 176. (1965)53, nota 1.
54 Devolver el evangelio a los pobres
1
P. Gachter en este punto tiene la misma opinión: ANUNCIO DEL NACIMIENTO DE JUAN BAUTISTA
Del silencio de la tradición sinóptica sobre la concepción virginal y (LC 1, 5-25)
nacimiento de Jesús, se sigue que ésta no formaba parte de la predi-
cación cristiana primitiva; de este silencio no se pueden sacar otras
conclusiones 1 2 9 .

El carácter tardío de Le 1-2, unido al carácter de culminación


cristológica de toda su obra, están por consiguiente a favor de una
sustanciosa labor redaccional lucana. Por lo demás, dejo para su
5
momento el hacer ver que Le 1, 35, que encierra la cristología más En tiempos de Herodes, rey del país judío, hubo un sacerdote de
avanzada de su obra, es también de redacción lucana 1S0; Lucas re- nombre Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente
dacta asimismo en gran medida la perícopa del nacimiento de Je- de Aarón que se llamaba Isabel. e Los dos eran rectos a los ojos de
sús (Le 2, 1-20)131; la escena que cierra actualmente el evangelio Dios y procedían sin falta según los mandamientos y leyes del Señor.
7
de la infancia (Le 2, 41-52) es netamente lucana, de tal manera que No tenían hijos, porque Isabel era estéril y eran ya los dos de edad
resulta imposible poder afirmar que Lucas baya utilizado fuente avanzada.
alguna escrita como punto de partida de este relato 132. 8
Una vez que estaba de servicio en el templo con el grupo de su
De todo esto podemos sacar una conclusión metodológica im- turno, 9 según el ritual de los sacerdotes, le tocó a él entrar en el san-
portante: siendo tan problemático y conjetural el tema de las fuen- tuario del Señor a ofrecer el incienso; 10 la muchedumbre del pueblo
tes escritas, por una parte 13S, y dada la profunda labor redaeciona] estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso. n S e le apareció
lucana de las mismas, por otra, al comentar los diversos relatos de Le el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso; 12 al ver-
1-2, partiré del análisis del texto llegado hasta nosotros, que corres- lo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido. 1 3 Pero el ángel le dijo:
ponde sustancialmente al redactado por Lucas e incorporado por él «Tranquilízate, Zacarías, que tu ruego ha sido escuchado: Isabel, tu
mismo al resto de su evangelio (Le 3-24). mujer, te dará un hijo y le pondrás de nombre Juan. 14 Será para ti
una grandísima alegría, y serán muchos los que se alegren de su na-
cimiento, 1 5 porque va a ser grande a los ojos del Señor: no beberá
vino ni licor; y además se llenará de Espíritu santo ya en el vientre
129. P. Gachter, Der Verkündigungsbericht, Lk 1, 26-38, 322-323. de su madre, 16 y convertirá a muchos israelitas al Señor su Dios.
17
130. Cf. infra el comentario a Le 1, 35, pp. 132-134. E1 irá por delante del Señor, con el espíritu y poder de Elias, para
131. Cf. comentario a Le 2, 1-20, p. 329; el hecho de que Le 2, 1-20 reconciliar a los padres con los hijos, y enseñar a los rebeldes la sen-
prefigure tanto la actividad de Jesús como la de los apóstoles con rasgos tan satez de los justos, preparándole al Señor un pueblo bien dispues-
característicos, está también a favor de una profunda labor redaccional de
Lucas; cf., bajo este punto de vista, pp. 256-259; 318-325; 327-329. to».
132. Sobre el carácter lucano del vocabulario, expresiones y principales "Zacarías replicó al ángel: «¿Qué garantía me das de eso? Porque yo
temas teológicos de esta narración, cf. pp. 369i-372 del comentario. ya soy viejo, y mi mujer de edad avanzada».
133. A pesar del asentimiento convergente en favor de una o varias 19
E1 ángel le contestó: «Yo soy Gabriel, que estoy a las órdenes in-
fuentes hebreas de Le 1-2, aún hay quien afirma lo contrario en la actualidad.
Así, para C H. Burger, Jesús ais Davidssohn. Eine traditionsgeschichtliche mediatas de Dios: él me ha enviado a que te hable para darte esta
Untersuchung, Góttingen 1970, 132-135, se debe atribuir a Lucas toda la perí- buena noticia. 20 Pues mira, te vas a quedar mudo, y no podrás ha-
copa de la anunciación (Le 1, 26-38). Años atrás había defendido la misma blar hasta el día que esto suceda, por no haber dado fe a mis palabras,
posición G. Erdmann, Die Vorgeschichten des Lukas —und Matthaus— Evan-
geliums und Vergils vierte Ekloge, Góttingen 1932, 9-12. En fechas relati- que se cumplirán en su momento».
21
vamente recientes, N. Turner, The relation of Lk I and II to hebraic sources E1 pueblo estaba aguardando, extrañado de que Zacarías tardase
and to the rest of Luke-Acts, 108, escribe en la conclusión del artículo: «La tanto en el santuario. 22 Cuando salió, no podía hablarles, y ellos com-
evidencia sugiere que aún es posible ver en ios dos primeros capítulos del
prendieron que en el santuario había tenido una visión. El les hacía
evangelio de Lucas la mano creadora de un evangelista que ha podido no
haber basado su trabajo sobre fuentes hebreas». gestos, y seguía mudo. 23 A1 terminar sus días de servicio volvió a casa.
56 Devolver el evangelio a los pobres Anuncio del nacimiento de Juan Bautista 57

24
Poco después concibió Isabel, su mujer, y estuvo cinco meses sin aquellos otros que sirven de claroscuro o contrapunto a la persona
salir, diciéndose: 25«Esto se lo debo al Señor, que ahora se ha preo- de Jesús para el momento en que reflexionemos sobre estas esce-
cupado de librarme de esta vergüenza mía ante la gente» (Le 1, 5-25). nas.
El presente relato, 1, 5-25, se abre con la presentación de los
En la introducción general hemos visto ya que el evangelio de Ja principales personajes. El anuncio del nacimiento de Juan queda
infancia gira alrededor de Juan Bautista y Jesús. Es decir, está así enmarcado en los últimos años de «Heredes, rey del país ju-
construido en dípticos 'que tienen como centro a uno de estos dos dío», 1, 5 2, ya que tuvo lugar entre el año 8 y e l 6 a . C . 3 A con-
personajes. Los dípticos sobre Juan (anuncio de su concepción: tinuación Lucas nos presenta a los protagonistas del relato: Zaca-
1, 5-25; nacimiento y circuncisión: 1, 57-66) sirven de contrapun- rías e Isabel.
to a los correspondientes relatos sobre Jesús. Precisamente en estos Zacarías significa «Yahvé ha recordado» (la resonancia mesiá-
relatos se encuentra la cristología más profunda de toda la obra nica del nombre es evidente). Era sacerdote del turno de Abías 4 .
lucana; Ja mariología hunde a su vez sus raíces en el frescor de estas El nombre de Isabel es también simbólico y significa «Dios ha ju-
narraciones; la teología de la historia, el plan de Dios sobre Jesús, rado (protegernos)». Con toda probabilidad está en relación con
los verdaderos destinatarios del evangelio, el comienzo de la etapa la promesa mesiánica hecha con juramento (Le 1, 73) 5 . Lucas nos
definitiva de salvación, la alegría mesiánica, etc., son otros tantos dice asimismo que era de estirpe sacerdotal, «descendiente de Aa-
datos importantes de las escenas que tienen como centro a Jesús. rón» ( 1 , 5 ) 6 . La descripción que el evangelista hace de Zacarías e
Como dice G. Leonardi: Isabel es típicamente veterotestamentaria. Después de afirmar que
«eran rectos a los ojos de Dios», es decir, no sólo aparente sino real-
mente honrados, insiste en su absoluta observancia de toda la ley; la
El evangelista quiere presentar la historia del Bautista en función repetición: «según los mandamientos y leyes del Señor», indica una
de la de Jesús, y orientar hacia Jesús a los discípulos del Bautista que observancia ejemplar de la ley 7. Es la manera judía de indicar que
aún vivían. Por eso pone de relieve que el nacimiento del Bautista tie- son santos e irreprochables; el precursor del Mesías tenía que na-
ne como punto de mira los anuncios de nacimientos del antiguo tes- cer de un matrimonio piadoso. La ley de Moisés unida a la alianza
tamento...; el punto focal del nacimiento de Jesús es la nueva crea-
ción mesiánica í.
2. Aunque la expresión griega habla de Herodes «rey de Judea», no
se refiere aquí a Judea como región (cf. Le 1, 65; 2, 4), sino a Judea en
sentido amplio, como el país de los judíos; así era designada Palestina por
En una palabra, el peso de la reflexión teológica gravita sobre los griegos y romanos desde el siglo IV antes de Cristo; cf. el uso del término
los relatos que tienen como centro a Jesús. Resulta, pues, congruen- Judea en este mismo sentido en Le 6, 17; 7, 17; 23, 5; Hech 10, 37.
te que el núcleo esencial de este comentario gire también en torno 3. A esta conclusión se llega por la relación entre este episodio y el censo
a Jos relatos cristológicos; en ellos hago constante alusión a Juan decretado por Augusto al tiempo del nacimiento de Jesús, y que coincide con
los últimos años del rey Herodes, 37-4 a. C ; para otros datos cronológicos,
Bautista y a su papel respecto a la historia de Jesús. Es más, cuan- cf. el comentario a Le 2, 1-2, sobre todo, las notas 5, 6, y 7; para los rasgos
do un mismo género literario se repite en la narración de Juan y más salientes de la bibliografía del rey Herodes, cf. Historia de Israel, en
en la correspondiente escena de Jesús, lo estudiaremos exhaustiva- Comentario bíblico san Jerónimo V, Madrid 1972, 501-506.
mente en este segundo relato. Así al género literario de anuncios le 4. Según 1 Crón 24, 1-9, David había dividido a los sacerdotes y levi-
prestaremos la atención que merece al comentar la escena de la tas en 24 clases, correspondientes a los 24 nietos del primer sumo sacerdote
Aarón, para que prestasen servicio por turno en el templo; el turno de
anunciación, 1, 26-38. Por ello, al estudiar Le 1, 5-25, me ceñiré a Abías y sus descendientes era el octavo; cada turno duraba una semana. En
destacar solamente los puntos característicos de este relato, dejando la práctica, además de las fiestas de Pascua, Pentecostés y Tabernáculos en que
debían estar todos, cada turno hacía su servicio dos veces al año.
5. El texto griego recalca el aspecto de juramento que tiene la promesa
mesiánica: «teniendo presente... el juramento que juró a nuestro padre Abra-
1. G. Leonardi, L'infanzia di Gesü nei vangeli di Matteo e di Luca, hán» (horkon hon ómosen... 1, 72-73).
Padova 1975, 120: W. Wink, John the Baptiste in the gospel tradition, Cam- 6. Es más, no deja de ser significativo que llevara el mismo nombre
bridge 1968, 170; J. H. Hughes, John the Baptiste: the forerunner of God que la mujer de Aarón (cf. Ex 6, 23).
himself: NT 14 (1972) 191-218; A. George, Le parálele entre Jean-Baptiste 7. Esta expresión tiene como trasfondo diversos pasajes del Deuterono-
et Jésus en Le 1-2, Gembloux 1970, 145-171. mio; cf. entre otros, Dt 6, 1-3.17.25; 7, 11; 10, 13.
58 Devolver el evangelio a los pobres Anuncio del nacimiento de ]uan Bautista 59

del Sinaí forma el marco ideal del antiguo testamento; con estos per- en el santuario cinco sacerdotes elegidos a suerte; sólo uno de ellos
sonajes, encuadrados perfectamente en dicho marco, termina la podía ofrecer el incienso. En este caso la suerte favoreció a Zaca-
economía de la ley para que comience con Jesús la economía de la rías que realizaba así el sueño de su vida u .
gracia. La ofrenda del incienso era una función estrictamente sacerdo-
A continuación el evangelista despierta el interés del lector con tal (2 Crón 26, 16-18) y se realizaba dos veces al día: al amanecer
una noticia: «No tenían hijos, -porque Isabel era estéril, y eran ya y al atardecer (a las tres de la tarde). El texto lucano se refiere con
) los dos de edad avanzada» ( 1 , 7). La expectación es inmediata; por toda probabilidad a la ofrenda vespertina, ya que «la muchedum-
la mente del lector pasa de inmediato la probable intervención de bre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incien-
Dios para dar un hijo a este matrimonio piadoso; ante él, como en so» ( 1 , 10); el pueblo en masa aguardaba la solemne bendición de
cinta cinematográfica, desfilan los principales personajes del antiguo Aarón 12 que impartían los cinco sacerdotes sólo después de la
testamento que se hallaron en idénticas condiciones 8 ; se presiente ofrenda vespertina.
que el hijo que Dios les va a conceder será un hombre importante
en la historia de la salvación. La introducción al relato queda así Para hacer la ofrenda del incienso se tomaban carbones del altar de
concluida. La aparición del ángel Gabriel a Zacarías y el mensaje los holocaustos con una pala o una cuchara, se esparcía sobre las bra-
que trae de parte de Dios desvelarán el misterio y colmarán la ex- sas el polvo aromático y se llevaba todo al altar de los perfumes, de-
pectación del lector. lante del santo de los santos l s .
Le 1, 8-20 pertenece a un género literario bien conocido ya en
el antiguo testamento: el así llamado género de anuncios; es como Ejerciendo Zacarías esta privilegiada función, «se le apareció el
un clisé de cinco elementos que constituye el armazón de la escena. ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso». Que el
El relato de la anunciación a María pertenece también a este gé- ángel se le aparezca a 'la derecha del altar es señal de benevolencia
nero literario, aunque lo desborda, como veremos a su tiempo. Aquí divina; se trata, sin duda, de un anuncio favorable. Pero, ¿a quién
nos limitaremos a enumerar los cinco elementos del género de se refiere Lucas con la expresión el ángel del Señor? Ante todo,
anuncios, para constatar que se dan también en nuestro relato 9 : acabamos de ver que la aparición de un mensajero celeste forma
1. aparición del ángel ( 1 , 11); 2. turbación del destinatario del men- parte del género literario en este relato; en segundo lugar, la refe-
saje ( 1 , 12); 3. anuncio del mensajero divino ( 1 , 13-17); 4. obje- rencia a los ángeles en el antiguo testamento es fluctuante y ambi-
ción del protagonista ( 1 , 18); 5. confirmación del mensaje por me- gua, aunque coincida en algunos rasgos esenciales. Baste decir por el
dio de una señal ( 1 , 19-20). momento que en el Pentateuco la expresión ángel del Señor y otras
Le 1, 8-11 describe las circunstancias de la aparición del ángel semejantes son sinónimas del mismo Yahvé; se usa este circunloquio
a Zacarías, a quien había tocado en suerte entrar en el santuario del por respeto al nombre divino y por un profundo temor a todo lo
Señor para ofrecer el incienso 10 . Según la Mishnah debían entrar relacionado directamente con la esfera de Dios u . Hay que añadir
que la angelología hebrea en tiempo del nuevo testamento era aún

8. La pincelada sobre la esterilidad de Isabel y la edad avanzada del


matrimonio es semejante a la descripción de otras mujeres célebres del an- 11. Según la Mishnah, Tamid, 5, 2, este privilegio debía ser concedido
tiguo testamento: Sara (Gen 15, 3; 16, lss.); Rebeca (Gen 25, 21); Raquel una sola vez en la vida a cada sacerdote; la aparición del ángel y el anuncio
(Gen 29, 31 y 30, 22); la esposa de Manoj, madre de Sansón (Jue 13, 2); divino coinciden así con la culminación del sacerdocio de Zacarías.
Ana, madre de Samuel (1 Sam 1-2). 12. Cf. Núm 6, 24-26.
9. Para la bibliografía sobre el género literario de anuncios, así como 13. R. de Vaux, Instituciones del antiguo testamento, Barcelona 1964,
para la conexión con otras narraciones del antiguo testamento enmarcadas en 537; este rito se celebraba también en el día de las expiaciones en que
este género literario, cf. el comentario a la anunciación, Le 1, 26-38, pp. «excepcionalmente el incensario era introducido en el santo de los santos
70-77. (Lev 16, 12-13)»: Ibid., 537-538.
10. El altar del incienso se encontraba en el santuario, llamado también 14. Así Gen 18, 1, tras afirmar que «el Señor se apareció a Abrahán»,
santo o lugar santo; era la primera de las estancias que formaban el taber- sigue diciendo que éste «alzó la vista y vio a tres hombres de pie frente a
náculo (cf. Ex 30, 1-9); Mishnah, Tamid, 3, 1; contiguo a este recinto y él» (Gen 18, 2); a renglón seguido Abrahán «se prosternó en tierra (señal
separado por un velo, se encontraba el santo de los santos, lugar donde había de adoración) diciendo: 'Señor, si he alcanzado tu favor'»... (Gen 18, 2-3;
estado el arca de la alianza. cf. también Gen 18, 5.13.16.17-20).
60 Devolver el evangelio a los pobres Anuncio del nacimiento de ]uan Bautista 61

más complicada que la del antiguo 15; en ella se habla de un grupo Le 1, 13-17 nos transmite el mensaje divino. Ante todo el
especial de ángeles, «ángeles del trono» o «ángeles de la presencia», ángel tranquiliza a Zacarías. Después de un largo silencio de Dios
cuya misión es estar incondicionalmente al servicio de Dios 1 6 . Ga- en la época intertestamentaria, el primer mensaje divino es de con-
briel, que significa «fuerza de Dios», pertenece a este grupo: «Yo suelo y esperanza, no de amenaza; la expresión tranquilízate (no te-
soy Gabriel, que estoy a las órdenes inmediatas de Dios» (literal- mas), introduce con frecuencia la actividad salvífica de Dios en sus
mente «que estoy ante Dios», 1, 19). grandes intervenciones históricas 18 ; el hecho de que el ángel le ase-
Habiendo visto en la introducción que, dado el procedimiento gure a Zacarías que su «ruego ha sido escuchado», 1, 13, no insi-
midráshico, Dan 9, 1-27 constituye la coordenada temporal de Le núa que Zacarías, al realizar la acción sacerdotal más ansiada de su
1-2, y ¡señala así que nos hallamos en los tiempos mesiánicos; vida, haya pedido a Dios un hijo en su ancianidad; el v. 20: «te vas
constatando asimismo que Lucas emplea aquí y en la anunciación a a 'quedar mudo... >por no haber dado fe a mis palabras», quita toda
María (1, 19 y 1, 26, respectivamente) el nombre de Gabriel; te- probabilidad a dicha interpretación; habría más bien pedido al Se-
niendo además en cuenta que la presencia del ángel está exigida por ñor que enviara pronto el Mesías 18. La promesa de un hijo que va
el género literario de anuncio, poseemos los elementos suficientes a ser el precursor del Mesías (1, 13.17): «irá por delante del Se-
para afirmar que la expresión el ángel del Señor forma parte del ñor», y el nombre simbólico del niño dado directamente por Dios:
procedimiento midráshico y del género literario de anuncios; su «le pondrás de nombre Juan» 20, avalan también dicha interpreta-
función en el relato es la de indicar que Zacarías ha recibido real- ción. El v. 14: «será para ti una grandísima alegría y serán muchos
mente un mensaje divino, que con toda probabilidad ha sido de los que se alegren de su nacimiento», alude a la alegría mesiánica,
carácter místico. El hecho de que la tradición y cultura bíblicas confirmando así que la grandeza de Juan será la de estar en fun-
desde los orígenes identifiquen la expresión ángel del Señor con el ción del Mesías 21 .
mismo Yahvé, es un dato más a favor de esta interpretación. Los vv. 15-17 hablan más directamente de la condición de Juan:
Lucas, tras la aparición del ángel del Señor a la derecha del al- su personalidad, su misión. El contrapunto a estos versículos se en-
tar, afirma que «al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobreco- cuentra en la anunciación (1, 32-35); aquí se muestra la condición
gido» (1, 12). Este temor ante la presencia del ángel del Señor es de Jesús, su verdadera personalidad, teniendo a Juan como contras-
otra de las constantes bíblicas: el hombre se siente anonadado ante te. Aunque hablaremos detenidamente de ambos personajes y del
la presencia divina; teme incluso por su vida 17. Sin embargo no significado del contraste entre ellos al estudiar la anunciación, no
podemos perder de vista el paraiielismo con Dan 10, 7.12: también obstante conviene adelantar lo esencial del mensaje referente a
Daniel se sintió atemorizado, y, sobre todo, que la turbación del Juan Bautista.
destinatario del mensaje divino es otro de los elementos del género
de anuncios. 18. Cf. Gen 15, 1; Jos 1, 9; Is 41, 14.
19. En Dan 9, 21.23; 10, 12 se encuentra la misma expresión y tiene
sentido mesiánico.
20. Imponer el nombre al niño era un derecho reservado al padre. En
15. Cf. bajo este punto de vista, J. Daniélou, Giovanni Battista testi- el antiguo testamento cuando el nombre había sido impuesto directamente
mone dell'agnello e i vangeli deU'injanzia, Brescia 1968, 29-31; Daniélou por Dios, indicaba que el niño iba a ser un personaje importante en la his-
piensa que el nombre de Gabriel es introducido por Lucas bajo el influjo de toria de la salvación; es decir, Dios le conferiría una misión especial. Juan
Dan 9, 21-27; reconoce que en el género de anuncios del antiguo testamento, (en hebreo Yohándn, que es abreviatura de Yehóhánán) significa: Yahvé
lo mismo se refiere a Yahvé que a un ángel concreto; afirma finalmente que ha mostrado su favor (su misericordia); Yahvé se ha compadecido, apun-
queda en pie el problema de determinar el valor del término ángel, que tando naturalmente al papel de Juan como precursor del Mesías.
etimológicamente significa enviado. 21. El tema de la alegría mesiánica es importante en el evangelio de la
16. Según una tradición judía, este grupo consta de cuatro ángeles: 1 infancia (cf. Le 1, 28; 1, 41.44; 1, 47; 2, 10); lo desarrollaremos con mayor
Hen 9, 1; 40, 2; según otra, de siete: 1 Hen 20; Tob 12, 15; Ap 8, 2; pero profundidad al comentar dichos versículos; la expresión «serán muchos los
la misión de estar en pie ante Dios, no era función exclusiva de este grupo; que se alegren de su nacimiento» (1, 14) alude probablemente al pueblo
innumerables ángeles están ante Dios esperando sus órdenes: cf. Dan 7, 10; de Israel en cuanto tal; en efecto, el término muchos, en cuanto destinatarios
Job 1, 6; 1 Hen 14, 22 ss.; 4 Esd 8, 21; Ap 7, 11. de la salvación, se emplea por vez primera en Is 53, 11-12, donde está
17. Cf. Jue 6, 22; Is 6, 5; Tob 12, 16; Jdt 15, 1 ss.; Dan 8, 17; Lucas en paralelismo el término pueblo; también en los tetxos de Qumrán la ex-
alude con frecuencia a un temor religioso semejante (cf. Le 1, 29.65; 2, 9; presión «los muchos» parece referirse a toda la asamblea de los miembros
5, 26; 7, 16; 8, 37; 9, 34; Heoh 2, 43; 5, 5.11; 19, 17). que integran la comunidad, cf. G. Leonardi, o. c, 127.
62 Devolver el evangelio a los pobres Anuncio del nacimiento de Juan Bautista 63

«Va a ser grande a los ojos del Señor» ( 1 , 15) es una expresión a Jesús 25 . Aparece así Juan Bautista en su función histórica de
genérica, una especie de marco para encuadrar las siguientes afir- precursor de Jesús, el Señor, «preparándole un pueblo bien dis-
maciones sobre el niño; indica que Juan va a ser un personaje im- puesto» ( 1 , 1 7 b ) 2 e .
portante en la historia de la salvación 22 . «No beberá vino ni li- Por medio de la expresión «con el espíritu y poder de Elias»,
cor» ( 1 , 15), indica su condición de nazireo, ya que abstenerse de subraya Lucas la condición profética de Juan. No se puede negar
cualquier bebida alcohólica era una de las condiciones del consa- una cierta tipología de Elias respecto a Juan el bautista, que contras-
grado a Dios por el nazireato 2S . ta con la ausencia de dicha tipología en el resto del evangelio de
«Se llenará de Espíritu santo, ya en el vientre de su madre» Lucas 27 . Esto confirmaría que el evangelista encontró dicha tipo-
( 1 , 15) alude directamente a la condición profética de Juan, a la logía en las fuentes del evangelio de la infancia; hay que admitir
manera de Jeremías (Jer 1, 5) y del Siervo de Yahvé (Is 49, 1-5); sin embargo que Lucas la respetó conscientemente, puesto que, si
el mismo Pablo hablará de idéntica forma de su elección profética: bien es verdad que Jesús es ante todo profeta fuera del evangelio dé-
«Y cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre... para la infancia, reflejando el sentir de la gente durante su misión te-
que yo anunciara a su Hijo a los paganos»... (Gal 1, 15-16). Su rrestre, no es menos cierto que en el evangelio de la infancia y a
tarea profética consiste en señalar al Mesías en medio de su pueblo; nivel de la verdadera personalidad de los dos niños, Juan es el
por ello recibe del Espíritu profético una sensibilidad especiai para profeta ( 1 , 16-17; 1, 76); Jesús, por el contrario, es el Mesías, el
detectar su presencia: saltará de gozo en él seno de su madre (Le Hijo de Dios {l, 32-35).
1,41.44). Los vv. 16-17 hacen una lectura de Mal 2-3 a la manera midrá-
Los vv. 16-17 aluden directamente al carácter de la misión de shica, aplicando a Juan y a Jesús ilo que Malaquías había escrito
Juan; Lucas después de afirmar que Juan «convertirá a muchos is- de Elias y de Yahvé respectivamente. Una esquemática confronta-
raelitas al Señor, su Dios» ( 1 , 16), escribe: «irá por delante del ción de los textos puede hacer evidente que el paralelismo verbal
Señor (emplea el pronombre autou referido a Dios) con el espíritu tiene como punto de mira el paralelismo teológico apuntado más
y poder de Elias... preparándole al Señor un pueblo bien dispues- arriba 2 8 :
to» ( 1 , 17). Como veremos más adelante, Lucas emplea aquí el tí- Mal 2-3 Le 1, 16-17
tulo Kyrios (Señor) de manera deliberadamente ambigua2*; es
decir, atendiendo a las circunstancias históricas y a la mentalidad y 2, 6: Apartaba a muchos de la 1, 16: convertirá a muchos israeli-
comprensión de Zacarías, el uso del pronombre autou (de él) en 1, culpa tas
17a (referido sin duda a la expresión «el Señor, su Dios» [v. 16b]), 3, 1. Yo envío un mensajero a pre- 1, 17: él irá delante del Señor...
así como el título «Señor» en el v. 17b, se refieren a Yahvé; sin em- pararme el camino preparándole un pueblo bien dis-
bargo, desde el punto de vista de los destinatarios del evangelio de puesto.
Lucas, estas dos referencias al Señor en 1, 17 se refieren sin duda 3, 18: Entonces veréis la diferencia 1, 17: enseñar a los rebeldes la
entre buenos y malos sensatez de los justos
22. Cf. Le 7, 28 (Mt 11, 11); «a los ojos de Dios» (literalmente: ante
el Señor) es uno de tantos detalles del evangelio de la infancia que revela 25. G. Leonardi sintetiza muy bien este punto de vista: «Para Zacarías
cómo Lucas ha reelaborado sus fuentes; en efecto, la preposición enópion se trataba todavía del Señor-Yahvé de Malaquías; para Lucas y sus cristianos
aparece 22 veces en Lucas y 13 veces en Hechos; los sinópticos no la se trata del mismo Jesús reconocido ya por ellos como Señor-Yahvé»: o. c,
emplean; Juan la utiliza una sola vez (Jn 20, 30). 129.
23. Para las restantes condiciones, cf. Núm 6, 1-21; un rasgo aún más 26. Q . Le 3, 4 par.; 7, 27 par.
importante del nazireo era no cortarse el cabello (Ñúm 6, 5; cf. también Jue 27. En efecto, fuera del evangelio de la infancia, Elias es tipo de Jesús
16, 17; 1 Sam 1, 11); en el caso de Juan Bautista no se menciona esta carac- profeta (cf. Le 4, 25-26; 7, 11-17); la resurrección del hijo de la viuda
terística; los recabitas, Jer 35, se abstenían también de bebidas alcohólicas; de Naím está descrita a la luz de una resurrección semejante obrada por Elias
éstos y los nazireos constituían los verdaderos ascetas de Israel. (cf. 1 Re 17, 17-24). En esta misma línea es igualmente significativo que Lu-
24. Al estudiar el título Kyrios en Le 2, 11 veremos que éste y otros cas omita la noticia de que Juan Bautista es Elias que tenía que venir (Mt
atributos divinos son transferidos de Yahvé a Jesús; este procedimiento li- 17, 10-13; Me 9, 11-13, que citan libremente a Mal 3, 22 ss.); cf. K. Aland,
terario-teológico es frecuente en la obra de Lucas, sobre todo en el evangelio Synopsis quattuor evangeliorum, Stuttgart 1964, n.° 162; cf. también Mt 11,
de la infancia; respecto al título Kyrios, cf. el comentario a Le 2, 11, 285- 10, emitido significativamente por Lucas: Ibid., n.° 107.
291. 28. Dicho paralelismo está tomado en parte de G. Leonardi, o. c, 129.
64 Devolver el evangelio a los pobres Anuncio del nacimiento de ]uan Bautista 65

3, 23: Yo os enviaré al profeta 1, 17: él irá por delante del Señor en 1, 17, y la confirma con el empleo del verbo evangelizar en el v.
Elias antes de que llegue el día del con el espíritu y poder de Elias 19.
Señor En el v. 20 Gabriel anuncia a Zacarías que «se va a quedar
3, 24: reconciliará a padres con 1, 17: para reconciliar a los padres mudo... por no haber dado fe a sus palabras». Es claramente un
hijos, a hijos con padres. con los hijos. castigo a su incredulidad. Pero, ¿se puede llamar incredulidad a la
petición de una seña'l? (1, 18) 31 . Aparte de lo ya afirmado, que
La expresión «para reconciliar a los padres con los hijos», da- Zacarías como sacerdote debía conocer la intervención de Dios en
do el paralelismo con Mal 3, 24, se refiere probablemente a la mu- casos semejantes al suyo a lo largo de la historia de su pueblo, la
tua concordia, como preludio o anticipo de la paz mesiánica; de nota de incredulidad y di correspondiente castigo hay que expli-
hecho la misión fundamental de Juan es predicar un bautismo de carlo por el contraste literario-teológico con la anunciación: María
conversión (Le 3, 3), «enseñando así a los rebeldes la sensatez de y Zacarías aparecen contrapuestos: éste como incrédulo (1, 20);
los justos» (1, 17) y «preparándole al Señor (Jesús) un pueblo aquélla como creyente en paralelismo con Abrahán (1, 36-38). Por
bien dispuesto» (1, 17) 2 8 . lo demás, la materialidad del castigo, quedarse mudo, tiene también
Terminado el anuncio del ángel, se entabla un diálogo entre su paralelismo literario en Dan 10, 15 ss.: Daniel se queda mudo
éste y Zacarías quien lo abre con una objeción que tiene todos los y se le devuelve el habla; por ello C. Stuhlmüller afirma con razón:
visos de un acto de incredulidad: «¿Qué garantías me das de eso? «Estos paralelismos (Daniel, como Zacarías, atemorizado y mudo)
Porque yo ya soy viejo, y mi mujer, de edad avanzada» (1, 18). Li- con la literatura apocalíptica hacen extremadamente difícil poner
terariamente cumple la función de objeción del protagonista que en claro el núcleo histórico del documento teológico de Lucas» 32 .
con frecuencia va unido a la petición de una señal, pero dada su El castigo es temporal: «te vas a quedar mudo... hasta el día en
condición sacerdotal y el consiguiente conocimiento de la Escritura, que esto suceda, por no haber dado fe a mis palabras, que se cum-
Zacarías debía saber que Dios es capaz de hacer fecundo di seno de plirán en su momento» (1, 20). Esta última frase emplea dos tér-
una mujer estéril, y dar vigor juvenil al amor maduro de un matri- minos técnicos para aludir al nacimiento de Juan como a un acon-
monio anciano. Dicho con otras palabras, dado que su situación tecimiento importante en el plan de Dios: pléroó (cumplirse) y
había sido vivida en el antiguo testamento por otros personajes im- kairos (tiempo determinado por Dios para que se realicen sus de-
portantes (Abrahán y Sara; la madre de Sansón; la madre de Sa- signios).
muel, etc.), que experimentaron el favor de Dios, Zacarías hubiera Con la donación de la señal ( 1 , 20), queda completo el clisé li-
debido dar fe a las palabras del angelí del Señor. terario del género de anuncios, pero la escena no se ha concluido.
La respuesta del ángel no se hace esperar: «Yo soy Gabriel que El pueblo estaba aguardando fuera y se extrañaba de la tardanza
estoy a las órdenes inmediatas de Dios: él me ha enviado a que te de Zacarías; al verlo salir sin poder hablar y gesticulando compren-
hable para darte esta buena noticia» (1, 19). Es interesante consta- dieron que había tenido una visión (1, 21-23). Los w . 24-25 cons-
tar cómo Lucas emplea el término técnico euaggelisasthai (evan- tituyen la conclusión del relato. Lucas nos dice que al terminar
gelizar, dar la buena noticia), refiriéndose al anuncio del ángel a su servicio en el templo, Zacarías se volvió a su casa. Una tradición
Zacarías (1, 13-17); sabemos por otra parte que fuera del evangelio de cierta antigüedad sitúa ¡la casa de Zacarías en Ain-Karirn, a unos
de la infancia, el verbo evangelizar se refiere principalmente a Jesús 7 kilómetros al suroeste del Jerusalén antiguo. Los datos de Le
y a su actividad profética; en efecto, desde el comienzo de su minis- 1, 39 que hablan de sierra y de un pueblo de ]udea han podido ser
terio público, Jesús se presenta como el profeta del reino 80. El determinantes para escoger un pueblo en esta zona montañosa.
anuncio de Gabriel a Zacarías debe hacer, pues, referencia a Jesús;
la conexión la establece Lucas a través del título Kyrios (Señor) 31. La pregunta de Zacarías es semejante a la de Abrahán (Gen 15, 3-5)
y pedir una señal está de acuerdo con otros pasajes del antiguo testamento:
Gen 15, 8; Jue 6, 36 ss.; 2 Re 20, 8; a veces Dios mismo ofrece una señal
29. Hay, pues, una estrecha conexión entre Le 1, 17 y Le 3, 3-4, ya que sin pedirla, Ex 3, 12; Is 7, 11. Teniendo esto en cuenta, el castigo de Zaca-
la expresión «preparándole al Señor un pueblo bien dispuesto», de 1, 17 tiene rías resulta sorprendente.
su paralelo en «preparadle el camino al Señor», 3, 4. 32. C. Stuhlmüller, Evangelio según san Lucas, en Comentario bíblico
30. Cf. Le 4, 18; 4, 43; 7, 22; 20, 1. san Jerónimo III, Madrid 1972, 311.
66 Devolver el evangelio a los pobres
2
Después de todo esto concibió Isabel (1, 24); se trata de una LA ANUNCIACIÓN (LC 1, 26-38)
concepción natural, pero de carácter milagroso, dada la esterilidad
de Isabel y la edad avanzada de ambos esposos. La expresión: «es-
tuvo cinco meses sin salir» 'ha dado pie a un sinfín de interpreta-
ciones. La función de la frase es eminentemente cronológica en el
engranaje de las distintas escenas entre sí, y en relación con las se-
tenta semanas de Daniel; estos cinco meses están en relación in-
mediata con el «sexto mes» con que se abre la anunciación (1, 26;
cf. también 1, 36), y con la visita de María a Isabel que sucedió
por esos mismos días: «unos días después» (1, 39).
26
El grito de alabanza y de alegría en que prorrumpe Isabel (1, A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Ga-
25), recuerda en parte las palabras de Sara (Gen 21, 6), y, sobre lilea que se llamaba Nazaret, 2 7 a una joven prometida a un hombre
todo, las de Raquel en similares circunstancias (Gen 30, 23). Con- de la estirpe de David, de nombre José; la joven se llamaba María.
28
siderar la esterilidad como vergüenza y oprobio era mentalidad E1 ángel, entrando a donde estaba ella, le dijo: «Alégrate, favore-
común en el antiguo testamento, compartida por otros pueblos cida, el Señor está contigo».
29
orientales 33 . Ella se turbó al oír estas palabras, preguntándose qué saludo era
aquél. 30 E1 ángel le dijo: «Tranquilízate, María, que Dios te ha
concedido su favor. 3 1 Pues, mira, vas a concebir, darás a luz un hijo
y le pondrás de nombre Jesús. 32 Será grande, se llamará Hijo del Al-
tísimo y el Señor Dios le dará el trono de David su antepasado; 33 rei-
nará para siempre en la casa de Jacob y su reinado no tendrá fin».
34
María dijo al ángel: «¿Cómo sucederá eso, si no vivo con un hom-
bre?».
3B
E1 ángel le contestó: «El Espíritu santo bajará sobre ti y la fuerza
del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que va a nacer será
llamado Santo, Hijo de Dios. 3fi Ahí tienes a tu pariente Isabel: a
pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y la que decían que era esté-
ril está ya de seis meses; 37 para Dios no hay nada imposible».
38
María contestó: «Aquí está la esclava del Señor, cúmplase en mí
lo que has dicho». Y el ángel la dejó.

I. LA ESCENA: VISIÓN DE CONJUNTO

La anunciación del ángel Gabriel a María encierra los elemen-


tos necesarios para constituir una escena; es decir, forma una
unidad literaria bien elaborada.
Al comienzo de la perícopa se sitúa la escena en un tiempo
bien determinado, «al sexto mes» (v. 26), en relación a la otra es-
cena paralela del anuncio y concepción de Juan Bautista, «Días
después concibió Isabel su mujer y se mantuvo oculta durante
33. Cf. Gen 16, 2.4; 30, 1; Lev 20, 20; Dt 28, 18; 1 Sam 1, 1; Jer 36.
cinco meses» (v. 24).
68 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 69

A continuación el evangelista hace la presentación minuciosa Llaman la atención las dos intervenciones de María en el diálo-
de los personajes que intervienen en la escena (vv. 26 y 27); co- go, por la forma y el contenido. La primera (v. 34) es una pregunta
mienza luego un diálogo bien trenzado entre el ángel y María (vv. que responde a su situación concreta: María no se explica cómo po-
28-38a), que termina con la salida del ángel, «y el ángel dejándola drá tener un hijo (v. 31a) sin convivir maritaknente con José (v.
se fue» (v. 38b). 27a). Aclarado este punto, las prerrogativas de los vv. 32-33 no
Además, la perícopa de la anunciación está abierta al contexto deben constituir dificultad para María por tratarse de atributos me-
inmediato. No sólo se relaciona, como hemos visto, con la anterior, siánicos. P. Benoit escribe a este respecto: «Aquí, según el contex-
a través del v. 26. Por medio del v. 36, que tiene todos ios visos to, el título n o es sino mesiánieo, aunque prepare, a través de una
de ser redaccional-funcional, queda enlazada también, como vere- buscada correlación, el sentido más fuerte del v. 35, donde 'Hijo de
mos, al episodio de la visitación ('Le 1, 39-56). Dios' recibirá otro sentido» 2 .
Desde el punto de vista funcional, en el diálogo entre el ángel La segunda intervención de María (v. 38), la aceptación de lo
y María, juegan un pape1! fundamental los diversos eipen (dijo). En anunciado por el ángel, es un acto de fe, que concluye toda la esce-
efecto, la primera parte (vv. 28-33) depende del eipen del v. 28 (re- na, pero que está en relación directa con el v. 35 3 .
petido en el v. 30 «y dijo», a causa de la reflexión de María [v. 29] Este versículo constituye para muchos exegetas el punto cul-
sobre las primeras patabras del ángel), y encierra: la elección gra- minante de una narración con claro sentido ascendente. En efecto,
tuita de María (vv. 28.30); el anuncio de la concepción de un hijo, el hecho de que María haya concebido por la acción del Espíritu
al que ella pondrá por nombre Jesús (v. 31); las prerrogativas de Santo es algo que rompe todos los moldes conocidos en la historia
Jesús ( w . 32-33). de la salvación del antiguo testamento y, por tanto, tuvo que cons-
La segunda parte queda determinada por la pregunta de María, tituir, también para María, un (misterio.
«María dijo» (v. 34) y Ja consiguiente respuesta del ángel, «el án- Hay un salto a una nueva realidad que constituye el marco de
gel contestó» (v. 35). los atributos «Santo» e «Hijo de Dios» del v. 35. Si ihubiera que
P. Benoit parece aceptar esta división por el contraste que es- tomar el título «Hijo de Dios» en sentido veterotestamentario,
tablece entre «Hijo del Altísimo» ( 1 , 32) e «Hijo de Dios» ( 1 , tendríamos la paradoja de que, en una narración de línea ascen-
dente, los atributos Santo e Hijo de Dios del v. 35, poseerían un
35):
valor más débil o no nos dirían nada nuevo respecto a las expre-
Se descubre igualmente la división del diálogo en dos partes, que opo- siones «Grande» e «Hijo del Altísimo» del v. 32, que, por la
nen las dos economías, la antigua y la nueva; nos lo hace percibir el íntima conexión con el v. 33, son ciertamente atributos mesiáni-
empleo voluntariamente repetido de la expresión «Hijo del Altísimo», cos 4 .
«Hijo de Dios», en dos sentidos distintos; el segundo se apoya en el
primero para sobrepasarlo 1.
2. Ibid., 45.
3. S. Lyonnet, L'annonciation et la mariologie biblique, en Maria in Sa-
¿Qué encierra esta segunda parte, contenida prácticamente en cra Scriptura IV, Roma 1967, 63, hablando de la función del v. 38 en la
el v. 35? En primer lugar contiene la respuesta al «cómo sucederá perícopa de la anunciación, escribe: «... (la aceptación) de María no sólo está
expresada, sino subrayada por una larga fórmula solemne, en el lugar de más
eso» de Le 1, 34: «El Espíritu santo bajará sobre ti y la fuerza del relieve, en la conclusión de toda la narración». Esto es cierto, pero también
Altísimo te cubrirá con su sombra» (v. 35a). Se hace ver, a con- es verdad que, bajo el punto de vista de la estructura literaria, se correspon-
tinuación, el efecto de esta fuerza sobre María, es decir, lo conce- den el v. 34 y el 38. El primero es la pregunta-objeción de María a la prime-
bido en su seno está adornado de nuevas propiedades: Santo, Hijo ra parte del mensaje; el segundo, de manera directa, es la aceptación por la
fe del mensaje expresado en el v. 35.
de Dios. (Prescindo, por ahora, de los vv. 36-37. Más adelante se
4. Cf. a este respecto, M. de Tuya, En el relato de la anunciación (Le
verá qué papel juegan en el contexto y en qué sentido son señal 1, 26-38), ¿está expresada la divinidad del Mesías?: CienTom 82 (1955) 385;
para María). P. Benoit, o. c, 45; S. Muñoz Iglesias, por el contrario, parece no reconocer
esta línea ascendente. En Le 1, 35b: EstBíb 27 (1968) 298, escribe: «El alcan-
ce mesiánieo del título Hijo de Dios es algo que no puede ponerse en duda en
1. P. Benoit, L'annonciation (Le 1, 26-38): Assem. du Seigneur 6 (1965) multitud de pasajes» (cita a continuación numerosos pasajes del nuevo testa-
54. mento, entre ellos, los del bautismo y transfiguración), y continúa: «El pia-
70 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 71

Hay, en verdad, paralelismo literario entre «Grande e Hijo terotestamentarios: 1. aparición del ángel (¡Le 1, 26-28); 2. tur-
del Altísimo» (v. 32), por una parte, y «Santo e Hijo de Dios», bación del destinatario del mensaje ( 1 , 29); 3. anuncio del mensa-
(v. 35), por otra; pero se trata de un paralelismo progresivo en fa- jero divino ( 1 , 30-33); 4. objeción dei protagonista ( 1 , 34); 5. con-
vor de los segundos, a causa ele la nueva realidad que implica el v. firmación del mensaje por medio de una señaS ( 1 , 36-37).
35a, y la línea ascendente de la narración.
1. Novedad en la anunciación a María
II. E L GÉNERO LITERARIO DE ANUNCIOS Aceptando el paralelismo y el esquema en su conjunto, se cons-
tata, sin embargo, que mientras los tres primeros elementos enca-
La opinión de los exegetas que se ocupan dei evangelio de la jan perfectamente en el modelo veterotestamentario, los dos últimos
infancia es 'hoy prácticamente unánime en lo 'referente al género desbordan dicho esquema en cuanto ál contenido.
literario de la anunciación a María: pertenece al llamado género li- En efecto, en dos anuncios de nacimientos 8 , la situación con-
terario de anuncios del antiguo testamento. Así P. Benoit escribe: creta de los protagonistas es idéntica en todas las narraciones me-
«Se podría poner de relieve que el conjunto se inspira en un gé- nos en la perícopa de la anunciación a María. Se trata de la impo-
nero literario bien conocido en la Biblia, el del anuncio por un men- sibilidad de concebir por esterilidad, a lo que se añade, en algunos
sajero celeste» 5 . casos, la edad avanzada de los personajes:
Es bien conocido el estudio de S. Muñoz Iglesias a propósito
de esta problemática e . Se mueve fundamentalmente en la línea de Abrahán y Sara: edad avanzada (Gen 17, 17 v 18, 11.12) v esteri-
lo estructural, buscando, a través de la comparación, los elementos lidad de Sara (Gen 11, 30 y 16, 1).
comunes que forman como el modelo de este género literario. Huel- La madre de Sansón: era también estéril (Jue 13, 2-3).
ga subrayar que este estudio resulta altamente positivo. Zacarías e Isabel: eran de edad avanzada (Le 1, 7.18), Isabel era
Creo, sin embargo, que se puede sacar mayor partido a Le 1, estéril (Le 1, 7.36).
26-38 en lo referente al contraste que ofrece frente a los diversos
anuncios del antiguo testamento, tanto en lo estructural como en Por el contrario, en la anunciación a María, no se trata ni de
lo temático. (Al decir anuncios del antiguo testamento, considero esterilidad ni de edad avanzada, sino de una virgen (parthenos), pro-
incluido, por razones obvias al pensamiento lucano, el anuncio a metida a José (Le 1, 27). Por consiguiente, la objeción de María
Zacarías). Es decir, en la perícopa lucana se percibe una resistencia (Le 1, 34) difiere temáticamente de las objeciones de los personajes
a someterse incondicionalmente al modelo veterotestamentario. vetero tes tamentarios.
Contemplando el cuadro sinóptico de las anunciaciones que Analizando detenidamente Le 1, 35-37, versículos que corres-
ofrece S. Muñoz Iglesias ', se constata, en efecto, que la anuncia- ponden al quinto elemento del género literario de anuncios 9 , nos
ción a María contiene los elementos esenciales de los anuncios ve- damos cuenta que no se trata sólo de confirmar el mensaje anterior.
Hay progreso en el mensaje. Se abren nuevas perspectivas, apare-
cen realidades nuevas.
doso judío-cristiano que redactó en hebreo el evangelio de la infancia de Lu- La fuerza del Altísimo descenderá sobre María y realizará una
cas y que tan bien conserva el color viejotestamentario de las expresiones tal novedad absoluta en la historia de la salvación: hará posible que
vez no quiso dar a ésta, Hijo de Dios, mayor alcance».
5. P. Benoit, o. c, 54; O. da Spinetoli, II segno dell'annunzia- una virgen conciba sin concurso de varón. J. Galot escribe acerta-
zione o il motivo della visitazione, en Maria in Sacra Scriptura IV, Roma damente a este respecto: «La afirmación de la maternidad virginal
1967, 320, escribe: «La anunciación se encuadra en los esquemas literarios
del antiguo testamento»; Id., Introduzione ai vangeli dell'infanzia, Bres-
cia 1967, 70-91; S. Muñoz Iglesias, Los géneros literarios y la interpre-
tación de la Liblia, Madrid 1968, 67-68; J. P. Audet, L'annonce a Marie: 8. Prescindo, en lo referente a este punto, del análisis de Ex 3-4 y de
RB 63 (1956) 350-355. Jue 6; aunque no tratan de nacimientos, sino de la elección de Moisés y Ge-
6. S. Muñoz Iglesias, El evangelio de la infancia en san Lucas y las deón, respectivamente, pertenecen al género literario de anuncios.
infancias de los héroes bíblicos: EstBíb 16 (1957) 329-382. 9. Se trata del signo dado por el mensajero celeste para confirmar su
7. Ibid., 335. propio anuncio.
72 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 73

es una novedad sin precedentes» 10 . Por eso, a la novedad de este en cuanto a la analogía de ambas situaciones, es importante para
anuncio, corresponde también la novedad de la señal: se trata, en comprender el alcance de la señal dada por el ángel en Le 1, 20.
efecto, de una señal sui generis, sin precedentes. Esta señal tiene carácter de castigo para Zacarías porque no
creyó en las palabras del ángel: «Por no haber dado fe a mis pa-
labras» (Le 1, 20). Abrahán, sin experiencia, porque él mismo
2. La señal en los principales anuncios veterotestamentarios inaugura la historia de la salvación, creyó en la palabra del Señor.
Zacarías, conocedor de la historia de la salvación, es decir, de la
Antes de estudiar la señal en la perícopa de la anunciación, con- fidelidad de Dios en cumplir lo prometido en casos semejantes al
viene dar una ojeada a los signos en los principales anuncios del suyo, no cree. Por eso el signo tiene para él carácter de castigo y
antiguo testamento. encuentra su contrarréplica en la señal dada por el ángel a María.
En Gen 18, 14 se da una señal a Abrahán: «¿Hay acaso algo
imposible para Dios? (según los LXX). En el plazo señalado vol-
veré a ti el año próximo y Sara tendrá su hijo». 3. La señal en la anunciación a María
Aunque parezca una paradoja, la señal dada a Abrahán es de
carácter interno. Sólo se puede entender este versículo como señal Ortensio da Spinetoli desarrolla extensamente este tema en un
para Abrahán, si se tiene en cuenta su condición de creyente, Gen artículo reciente 12 . Exagera, sin embargo, a mi entender, la impor-
15, 6. Las palabras d e Dios tienen valor absoluto para el patriarca, tancia del v. 36 en la perícopa de la anunciación. Partiendo de al-
sólo porque Abrahán cree que Yahvé es fiel y poderoso y, por con- guna de sus afirmaciones, podré establecer, luego, en forma posi-
siguiente, se fía de él. Se constituye en señal, porque lo confirma tiva, la función de los w . 36-38 en el conjunto de la perícopa.
en la certeza de que cuanto ha didho el Señor se cumplirá. El citado exegeta escribe: «La lógica interna del diálogo de la
La señal dada a Moisés tiene carácter parecido a la recibida por anunciación, parece también gravitar sobre el milagroso parto de
Abrahán: «Yo estaré contigo... y ésta será la señal de que yo te Isabel» ( ! ) 1 3 .
envío: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto, darás culto a Dios
en este monte» (Ex 3, 12). La señal está proyectada hacia el futu- Renglones más abajo afirma:
ro. Por eso parece más bien enigmática y completamente inadecua-
El ángel, respondiéndole, no explica el misterio anunciado, sólo pien-
da. Lo único que puede servir a Moisés de señal, confirmándolo
sa en llevar a término su intervención. No solamente ella será madre y
en su elección y misión, es la seguridad de que «Dios estará con
virgen, sino también madre de un HombrenDios... Si María no inter-
él».
pone un segundo quomodo (cómo) al enviado divino no es porque
Las señales dadas a Gedeón (Jue 6, 17-21) y a los padres de él le haya explicado el sentido de las palabras pronunciadas, sino
Sansón (Jue 13, 19-21) participan más de la categoría de signo, porque la ha prevenido ofreciéndole una señal, la gravidez milagrosa
ya que son de carácter externo, anteriores a los acontecimientos de Isabel (!) (1, 36). En la argumentación angélica, esta mención
anunciados y «confirman a los protagonistas sobre el origen divino tiene todo el aire de una demonstratio theologica, de una señal-prueba
de la revelación que reciben» n . que garantizase a la interlocutora la verdad de la aparición y del doble
Zacarías (Le 1, 18) pide también una señal: «¿qué garantía me anuncio recibido: la maternidad virginal y divina 14 .
das de eso?» (Gen 15, 8, según los LXX). El que Lucas establezca
explícitamente un paralelo con Abrahán (téngase en cuenta que un
poco más adelante, siempre según los LXX se lee: «Porque yo Finalmente, hablando de la visita de María a su pariente Isabel,
soy viejo y mi mujer avanzada en edad» [Gen 18, 11 y Le 1, 18]), escribe:

10. J. Galot, La conception virginale du Christ: Gregorianum 49 12. O. da Spinetoli, II segno dell'annunziazione o il motivo della visi-
(1968) 652. tazione, 315-345.
11. S. Muñoz Iglesias, El evangelio de la infancia en san Lucas y las in- 13. Ibid., 323.
fancias de los héroes bíblicos, 364. 14. Ibid., 323-324.
74 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 75

María no visita a Isabel sólo para hablar y disfrutar, sino también La primera función del v. 36 es la de conectar literariamente con
para ver, para constatar el hecho al que está ligada la realidad más el anuncio a Zacarías (a través de la relación que establece con 1,
importante de toda su vida: si el parto de Isabel es un milagro- 26), y con la visitación, que es como una amplificación de la perí-
señal, debe tener la función que tienen los prodigios en la predicación copa de la anunciación.
evangélica: confirmar un anuncio o un acontecimiento que escapa al En segundo lugar, hay que afirmar en seguida, que el v. 36 no
control de la experiencia ordinaria 15 . tiene sentido por sí sólo; está enlazado al v. 37 con el hoti (por-
que), forma con dicho versículo una unidad, y sólo así realiza una
función importante en la perícopa w .
Pienso que la lógica interna del diálogo de la anunciación no
E n efecto, mientras el v. 36 hace conocer a María la concep-
puede «gravitar sobre el parto milagroso de Isabel», ya que, de por
ción milagrosa de Isabel, el v. 37, que cita al Gen 18, 14, según
sí, es algo ajeno al contenido de la pericopa, aunque tenga una
los LXX, la invita a remontarse a la primera concepción milagrosa
función importante en ella.
de la historia de la salvación, la promesa de Isaac hecha a Abrahán.
La evidencia de María, como se verá, es la evidencia de la fe.
Las palabras de Gen 18, 14 repetidas en Le 1, 37, son lo más im-
Si su certeza dependiera de la constatación de la gravidez de Isabel,
portante, ya que constituyen una constante en la historia de la
no se explicaría ni la aceptación de María, anterior a dicha consta-
salvación: la potencia divina al servicio de su fidelidad.
tación, ni la importancia que Lucas da al v. 38 como expresión de
En Abrahán e Isabel se han realizado ya las promesas de Yáhvé;
su fe, ya que este versículo rompe el esquema literario de los anun-
ellos son, respectivamente, el primero y último eslabón de una ca-
cios. Por lo demás, la función directa de la concepción milagrosa
dena que ha tenido otros mudhos (concepción de Sansón, Samuel,
de Isabel es la de acreditar la persona y la misión de Juan Bau-
etc.), que queda así completa y que constituye la antigua alianza.
tista.
María no pertenece a esa cadena.
Analizando, bajo este punto de vista, Le 1, 34-38, llego a las
siguientes conclusiones:
En el v. 34 María no pide propiamente una señal, sino una B. Rigaux expresa la misma idea con otras palabras:
explicación sobre el «cómo» se realizaría lo anunciado por el María entra en la realización de la nueva alianza. Ella está ligada a
ángel, dado su estado de virginidad actuad. Esto, unido al hecho los patriarcas y especialmente a David. Pero ella no es un eslabón en-
de que en la historia de la salvación no lse había dado caso alguno tre otros. Ella está al comienzo de la realización escatológica y me-
semejante al suyo, por tratarse de una novedad absoluta, hace que siánica 17 .
María aparezca en la línea de Abrahán y contrapuesta a Zacarías.
En efecto, en la medida en que el v. 34 es una objeción por
Su caso, lo hemos visto, constituye una auténtica novedad, pe-
parte de María, en esa misma medida queda dada la respuesta en
ro la realización de lo anunciado por el ángel se debe a las mismas
él v. 35: a una situación de novedad que motiva el «cómo sucederá
leyes: a la potencia y fidelidad de Dios y a la fe de María.
eso» (v. 34), corresponde en la respuesta del ángel otra situación
Así las cosas, el papel de Isabel como señal es muy modesto.
de novedad total y misterio (v. 35) que motiva el «hágase en mí
La verdadera señal para María es lo realizado por Yáhvé en favor
según tu palabra» (v. 38). Es que los w . 34-35 y 38 constituyen
de Abralhán el creyente, como primer eslabón de una larga e ininte-
una secuencia perfecta, tanto en lo literario como en lo teológico.
rrumpida cadena y la actividad ulterior de Dios en la historia de la
Hay que reconocer, no obstante, la función específica de señal
salvación hasta condluir en Isabel. Es la señad de la «evidencia»
que tienen, en esta perícopa, los vv. 36-37, tanto para completar
de la fe.
literariamente el esquema de anuncios, cuanto para colocar a María,
más específicamente en la línea de la fe de Abrahán.
16. H. von Baer, DerHeiligc Geist in den Lukasschnften, Stuttgart 1926,
48, nota 2, apunta también en esta dirección, al afirmar que con la refe-
15. Espero que con el desarrollo de Le 1, 34-38, que haré a continua- rencia a la concepción de Isabel, el ángel quiere subrayar que para Dios no
ción, quedará claro mi punto de vista de abierto contraste respecto a la po- hay nada imposible más bien que dar una explicación del milagro.
sición de O. da Spinetoli. 17. B. Rigaux, Témoignage de l'évangile de Lttc, Paris 1970, 125.
76 Devolver el evangelio a los pobres ha anunciación 77

Así pues, la novedad del mensaje y el carácter de la señal (re-


4. Ruptura del género literario de anuncios lacionada con el ámbito de la fe), colocan a María, como a Abra-
hán en otro tiempo, ante un nuevo comienzo en la historia de la
Lucas establece, pues, un paralelismo perfecto con Abrahán. salvación.
La señal es la misma en ambos relatos, Gen 18, 14 y Le 1, 36-37,
y si Abrahán, al prometérsele un hijo (Gen 15, 4) es proclamado
creyente, «Abrahán creyó al Señor y se le apuntó en su haber»
(Gen 15, 6), Lucas rompe el esquema de los anuncios para presen- III. CONTRAPOSICIÓN ENTRE JUAN BAUTISTA Y JESÚS
tar a María en su verdadera grandeza, la de ser creyente, porque
el v. 38 es una aceptación, por la fe, de lo anunciado por el án- En el evangelio de ia infancia, Lucas quiere presentar la ver-
gel. dadera personalidad de Juan Bautista y de Jesús. El estudio com-
S. Lyonnet cita a S. Muñoz Iglesias 18 a propósito de la tabla parativo de ambos ayudará, sin duda, a descubrir los rasgos ca-
comparativa que ofrece éste, y, después de recordar los elementos racterísticos de cada uno de los dos personajes.
comunes a estos anuncios, añade: «'Pero ninguno comporta un con-
sentimiento explícito. Sólo él anuncio a María añade es-te elemento
y lo expresa de manera particularmente enfática» 19. 1. Juan Bautista y Jesús, profetas en el evangelio de Lucas
Esta aguda y penetrante observación ya la había formulado M. Fuera del evangelio de la infancia, Lucas habla de Juan Bau-
Allard años atrás. Comparando la anunciación a María con las otras tista y de Jesús como profetas.
anunciaciones, estribe: Juan es llamado profeta en Le 20, 6, y «más que profeta» en
Pero, al contrario de lo que sucede en las otras anunciaciones, donde Le 7, 26. Es proclamado el mayor (de la antigua alianza) de entre
el ángel se marcha al final de su mensaje (Gen 18, 16; Jue 13, 20; Le los nacidos de mujer en 7, 28 y el último de los profetas del an-
tiguo testamento en Le 16, 16.
1, 21), Gabriel permanece delante de María y es ella la que dice la
última palabra para dar su consentimiento 20. Jesús es considerado también como profeta, y en forma emi-
nente, en el evangelio de Lucas. La misión profétiea anuncia-
da en Is 61, 1-2, se realiza en la persona de Jesús: «Hoy, en
Así pues, la aceptación explícita de María (v. 38) forma parte vuestra presencia, se ha cumplido este pasaje» (Le 4, 21). Como
de la trama fundamental de la perícopa y tiene todos los visos de consecuencia de esta afirmación se origina una discusión en la -si-
pertenecer al mensaje que él evangelista transmite, por romper el nagoga acerca de su persona y le piden que realice en Nazaret
esquema literario de los anuncios bíblicos. Isabel dirá a María: (Jesús interpreta sus pensamientos) los prodigios que ha hecho
«¡Dichosa tú, que has creído!» (Le 1, 45). La fe de María queda en Cafarnaúm. Jesús en la respuesta se proclama profeta: «Os
todavía más de relieve por el manifiesto contraste con Zacarías. aseguro que a ningún profeta lo aceptan en su tierra» (Le 4, 24).
La pincelada de Le 1, 20, «por no haber dado fe a mis palabras», A continuación ilumina el alcance de su misión a través de las
es suficientemente explícita y elocuente. figuras de Elias y Elíseo (Le 4, 25-27).
La señal de la gravidez de Isabel dada a María, por el contra- La tipología de Elias en relación a Jesús queda confirmada
rio, está insertada como parte del esquema literario y, por lo tan- positivamente en Le 7, 11-16. En efecto, la resurrección del hijo
to, su verdad histórica ('que haya sido realmente señal para Ma- de la viuda de Naím está descrita siguiendo el modelo de la re-
ría) es más cuestionable. surrección del hijo de la viuda de Sarepta en Sidón (1 Re 17,
17-24). La gente comprende que el hacer de Jesús está en la
línea de los profetas: «U« gran profeta ha surgido entre nosotros»
18. S. Muñoz Iglesias, El evangelio de la infancia en san Lucas y las (Le 7, 16).
infancias de los héroes bíblicos, 329-382.
19. S. Lyonnet, L'annonciation et la mariologie biblique, tíl-üi. Esta tipología se confirma también negativamente. Lucas, fue-
20. M. Allard, L'annonce a Alarte et les •annonces des naissances miracu- ra del evangelio de la infancia, prescinde de la tipología de Elias
leuses de l'ancien testament: NRT 78 (1956) 733. en relación a Juan Bautista. En efecto, no se encuentra en su
78 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 79

evangelio nada que corresponda a Mt 11, 14: «Pero él, aceptadlo por su parte, lytrótés se utiliza sólo en Hech 7, 35 en todo él
si queréis, es el Elias que tenía que venir» 21 . Mateo se refiere a nuevo testamento).
Juan Bautista. Asimismo, la perícopa sobre la venida de Elias Hay otro par de elementos significativos: Jesús y Moisés apa-
(Mt 17, 10-13 y Me 9, 11-13) no es recogida por Lucas en su recen rechazados por los judíos y acreditados por Dios:
evangelio 22 , porque en ella se identifica a Juan Bautista con Elias.
Mateo concluye dicha perícopa afirmando: «Los discípulos com- Rechazados: Le 24, 20. Hech 7, 27.35a.
prendieron entonces que se refería a Juan Bautista» (Mt 17, 13). Acreditados: Le 24, 25-27 (Hech 7, 35 ss), a la luz de 24, 34, implí-
También es importante la tipología de Moisés, en cuanto pro- cito en toda la narración.
feta, en relación a Jesús, tanto en di evangelio como en Hechos
de los apóstoles. Recorreremos los principales pasajes en forma Basta ojear los principales discursos de Hechos para com-
esquemática. probar que esta contraposición [rechazado - acreditado) es impor-
Le 24, 19 presenta a Jesús como un nuevo Moisés, a la luz tante en él pensamiento Tucano: «Escuchadme, israelitas: Os ha-
del Dt 34, 10-12. Los dos pasajes encierran un juicio histórico so- blo de Jesús el Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante vos-
bre el carácter profético de Jesús y Moisés respectivamente. Los otros, realizando por su medio los milagros, signos y prodigios
elementos fundamentales se corresponden: que conocéis... Vosotros, por mano de paganos, lo matasteis en
una cruz. Pero Dios lo resucitó»... (Hech 2, 22-25).
Le 24, 19 Dt 34, 10-12 En Hech 3, 13-15, encontramos la misma contraposición. Pe-
Juicio histórico sobre Jesús Juicio histórico sobre Moisés dro se dirige también a los israelitas: «El Dios de nuestros padres
ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y
(final del evangelio). (final del Deuteronomio). rechazasteis ante Pi'lato, cuando había decidido soltarlo... Matas-
Profeta Profeta (Dt 34, 10) teis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó»...
Poderoso en obras «señales y prodigios» (34, 11-12) La tipología entre Moisés y Jesús parece, pues, clara en la
obra lucana.
Poderoso en palabras Cf. Dt 18, 15.18
Ante todo el pueblo Ante todo Israel (34, 12). 2. ]uan Bautista, profeta en el evangelio de la infancia
La comparación entre Le 24, 19 y contexto, con Hech 7, 22 y Se constata, pues, con extrañeza, que Lucas, en él evangelio
contexto es también significativa. Lucas presenta en Hech 7, 22 de la infancia, prescinde totalmente de la condición profética de
a Moisés con una expresión muy semejante a la que usa en Le Jesús, tan marcada, por lo demás, en el resto de su evangelio,
24, 19 para hablar del carácter profético de Jesiís: «Moisés... era mientras la intensifica, si cabe, respecto a Juan Bautista.
poderoso en sus obras y palabras». El carácter profético de Moi- En Le 1, 15 se lee: «Se llenará de Espíritu santo ya en el vien-
sés en relación al de Jesús queda manifiesto a través de la cita tre de su madre». Se trata del espíritu profético. Juan es elegido
de Dt 18, 15, que Lucas pone en labios de Moisés: «Os suscitaré y queda lleno del espíritu profético desde el seno m a t e r n o 2 3 .
un projeta... como yo», Heoh 7, 37. El contexto inmediato es él v. 17 en que se compara a Juan Bau-
Los restantes elementos que ponen de relieve la relación en- tista con Elias a través de la cita de Mal 3, 1.22-24. Esta alusión
tre Jesús y Moisés son: en Le 24, 21 el evangelista utiliza el ver- a Elias, como tipo de Juan Bautista, volverá a repetirse en Le
b o lytroó (fliberar), referido a Jesús y en relación con Israel; en 1, 76; aquí Juan Bautista es llamado explícitamente «profeta del
Heoh 7, 35 Lucas emplea el término lytrótés (libertador), referido
a Moisés y en relación también con Israeü, Hech 7, 36. (Es de no- 23. J. Goitia, La noción dinámica del «pneutna» en los libros sagra-
tar que lytroó se emplea sólo en Le 24, 21 en toda fla obra lucana; dos: EstBíb 15 (1956) 342, escribe: «El relato de Lucas sobre el precursor
es una copia fiel de lo que no rara vez hemos hallado en el antiguo testa-
mento: predestinado y dotado de una misión particular (Le 1, 16-17), el
21. K. Aland, Synopsis quattuor evangeliorutn, Stuttgart 1965, n.° 107. Bautista necesita la fuerza del 'pneuma' (Le 1, 15)»; cf. también Is 49,
22. Ibid., n.° 162. 1; Jer 1, 5; Eclo 49, 7.
80 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 81

Altísimo». J. A. T. Robinson afirma: «En ningún otro lugar está taioó (robustecerse; afirmarse), y se podría traducir con Juan Ma-
el título de Elias más firmemente en conexión con Juan que en el teos: «su personalidad se afianzaba».
evangelio de la infancia» 24. A través de la acción del Espíritu Santo, Lucas muestra con-
Precisamente por ello, no deja de llamar la atención el hecho trapuestos a los personajes que, como profetas, cierran la antigua
de que la tipología de Elias, aplicada por Lucas a Jesús en el alianza, por una parte, y a Jesús y María, que inauguran la nueva,
resto de su evangelio, sea aplicada en Le 1, 17 y 1, 76 a Juan por otra. Si el principal contraste se establece entre Juan Bautista
Bautista. Ni parece suficiente la explicación de H. H. Oliver en y Jesús, también se percibe didho contraste entre María y los
el sentido de que «Lucas suprimió esta identificación de Juan con principales personajes del evangelio de la infancia. Estos, bajo un
Elias durante el ministerio, porque ya había hecho la identifica- influjo transeúnte del Espíritu Santo 28 , profetizan sobre Jesús,
ción en el relato de la natividad y quería que todo el peso de la sobre María, sobre el mismo Juan Bautista en su función de pre-
identificación quedara en el período preministerial» 2 °. Con esto cursor, en una palabra, sobre di misterio mesiánico; María, por
no se explica por qué es aplicada, sobre todo, a Jesús durante el el contrario, a través de la acción del Espíritu Santo, queda cons-
ministerio público 26. tituida Madre del Mesías (Le 1, 32-33), Madre del Hijo de Dios
(Le 1, 35).
3. La acción del Espíritu Santo y el contraste de los personajes B. Corsani afirma acertadamente a este respecto que «prescin-
diendo de Le 1, 35, donde la actividad del Espíritu es diversa,
El Espíritu Santo juega también un papel importante; contri- casi todos los restantes pasajes de Le 1-2 pueden confirmar que
buye a subrayar los contrastes entre Juan Bautista y Jesús. el Espíritu confiere sobre todo una fuerza profética» 29.
De Juan Bautista se afirma: «Se ¡llenará de Espíritu Santo ya Aunque María profetiza (Le 1, 46-55) no recibe, como Zaca-
en el vientre de su madre» (Le 1, 15). Juan queda constituido pro- rías e Isabel, el Espíritu para profetizar; ya lo había recibido en
feta por la plenitud del Espíritu Santo que recibe aún en el seno plenitud. La fórmula que introduce el Magníficat no puede ser
materno. Jesús, por el contrario, queda constituido Hijo de Dios más simple: «Y dijo» (Le 1, 46). Si bien es verdad que el Magní-
por el Espíritu Santo que desciende al seno de María (Le 1, 35). ficat es una inserción (lo que explicaría la fórmula «y dijo», in-
Si aquí no se habla explícitamente de plenitud, el paralelismo y troducida por Lucas), no es menos verdad que ni Jesús ni María
el contraste son suficientemente elocuentes. aparecen como profetas en el evangelio de la infancia, donde el
El contraste que algunos quieren establecer entre los estri- mismo Espíritu, descrito con .terminología neotestamentaria 80 ,
billos aplicados a Juan Bautista (Le 1, 80a) y a Jesús (Le 2, 40) 27, obra lo conocido y lo nuevo, cierra una etapa provisoria de sal-
carece de fundamento, ya que el término pneuma (espíritu) en vación y abre la etapa definitiva, suscita los últimos profetas de la
Le 1, 80a no se refiere al Espíritu Santo; va unido al verbo kra- antigua alianza (Le 16, 16) y hace que una virgen conciba al que
va a inaugurar la nueva (Le 1,35). No cabe mayor contraste.
24. J. A. T. Robinson, Eliah, John and Jesús: NTS 4 (1958) 279. El evangelio de la infancia es, en realidad, la culminación de
25. H. H. Oliver, The Lucan birth stories and the purpose of Luke- la obra lucana. Los títulos cristológicos, dispersados aquí y allá en
Acts: NTS 10 (1963-1964) 218. su obra, aparecen, en efecto, concentrados en estos dos capítulos
26. Digo «sobre todo», porque hay un pasaje importante de Lucas en y, como veremos, con un mayor alcance teológico. No es, pues,
que se vuelven a aplicar a Juan Bautista las palabras de Malaquías, referi-
das a Elias. Se trata del testimonio que Jesús da de Juan (Le 7, 27). Es
más, Lucas vuelve a recordar la tipología de Elias en relación al Bautista 28. Isabel: «llena de Espíritu Santo dijo» (Le 1, 41); Zacarías: «lleno
en Heoh 13, 24-25 (cf. Mal 3, 1, según los LXX). ¿Hay quizás dos fuen- de Espíritu Santo profetizó» (Le 1, 76); a Simeón, con fórmulas semejan-
tes sobre la tipología de Elias, la propia del evangelio de Lucas, 4, 16-27; tes, Le 2, 25-26.
7, 11-16 (Elias-Jesús), y la del evangelio de la infancia (Elias-Juan), que 29. B. Corsani, «Pneuma» nell'evangelo di Luca: RivStorLettRel 5
parece estar en la línea de la tradición sinóptica, Mt 17, 10-13 (cf. K. (1969) 251.
Aland; o. c., n.° 162), e incluso de la fuente «Q», Mt 11, 14 (cf. Ibid., n.° 30. H. von Baer, o. c, 54, escribe a este respecto: «Ni una sola vez se
107)? habla de «Espíritu de Dios» o «del Señor»; por el contrario, el Espíritu se
27. Cf. H. von Baer, o. c, 49. Sobre el crecimiento de Jesús en sabi- describe seis veces en estos dos capítulos con la expresión «Espíritu Santo».
duría..., hablaré más adelante, al estudiar la función de Le 2, 40.52 en su Esto prueba que el uso de las expresiones sobre el Espíritu no tiene como
propia perícopa, Le 2, 41-52. punto de mira el antiguo testamento, sino Hechos de los apóstoles».
82 Devolver el evangelio a los pobres "La anunciación 83

extraño que suceda lo mismo respecto a la relación Espíritu Santo- Se intuye que Lucas quiere presentar en el evangelio de la
Jesús. Si Lucas, siguiendo la triple tradición, en la perícopa del infancia la verdadera personalidad de Jesús, abierta a la trascen-
bautismo (Le 3, 21-22), une el título de Hijo de Dios (ho huios dencia, esa personalidad que aparece en el bautismo ('Le 3, 21-22)
mou), al descenso del Espíritu, y este descenso del Espíritu es o en la transfiguración (9, 28-36); ese carácter trascendente que,
interpretado sólo por Lucas como una plenitud en Jesús, «Jesús más o menos matizado, se percibe en su respuesta a las autorida-
lleno de Espíritu Santo» (Le 4, l ) 3 1 , resulta normal pensar que des del pueblo reunidas en tribunal (Le 22, 67-70). En este sen-
el descenso del Espíritu, que constituye a Jesús Hijo de Dios en tido, es relevante la confesión de Pedro en Le 9, 18-21.
el seno de María, 'sea concebido por Lucas también como una Lucas que, como se ha visto, ha afirmado en su evangelio el
plenitud. carácter profético de Jesús, recoge una perícopa de la tradición
Además, el Espíritu que Jesús promete enviar, «Yo os voy a sinóptica en que esta prerrogativa es reconocida por la gente:
enviar la promesa de mi Padre» (Le 24, 49a) y que envía de hecho
después de la ascensión (Hech 2, 1 ss.), es el mismo Espíritu que «¿Quién dice la gente que soy yo?» (v. 18). «Unos que Juan Bautista;
ha actuado ya en él durante su vida y que ha poseído en plenitud otros que Elias; otros que uno de los profetas antiguos que ha resu-
desde el comienzo. citado» (v. 19) (línea enteramente profética).
Jesús parece no conformarse con este título profético y busca en la
respuesta de sus discípulos el contraste con lo que la gente cree: «Y
4. ¿Por qué no aparece Jesús como profeta en el evangelio de vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (v. 20); Pedro responde en nom-
la infancia? bre de todos: «El Mesías de Dios» (v. 20).
Aún no he dado una respuesta directa al porqué Lucas, en el
evangelio de la infancia, quita todo vestigio profetice» a la persona Este es, a grandes rasgos, el cuadro del evangelio de la infan-
de Jesús. Sin embargo, con lo anteriormente expuesto, se puede cia: el título de profeta corresponde a Juan Bautista. Los títulos
afirmar ya que Lucas intenta presentar la verdadera personalidad de Jesús están abiertos a un mesianismo regio que se perfila
de Juan Bautista y de Jesús. trascendente. Así, los títulos «profeta del Altísimo» (Le 1, 76)
En efecto, los presenta en escenas paralelas, con una buscada aplicado a Juan, e «Hijo del Altísimo» (Le 1, 32) aplicado a Jesús,
y marcada contraposición. Este contraste salta a la vista por el manifiestan claramente dicho contraste.
hecho de que Juan es presentado esencialmente como profeta. H . H . Oliver recoge este contraste y lo admite como primor-
En la persona de Jesús, por el contrario, se acumulan títulos que dial, pero no lo califica:
nada tienen que ver ni con el profetismo ni con las realidades
veterotestamentarias: títulos mesiánicos y títulos que se presien- La faceta más destacada de Le 1-2 es la narración del nacimiento de
ten abiertos a la trascendencia (Le 1, 32-33.35); títulos correspon- Juan y de Jesús. Una posible pista para establecer su relación tal
dientes a la misión peculiar de Jesús e incluso a su condición de como Lucas la vio... puede hallarse en las frases correlativas: Juan
Resucitado 1 (Le 2 , 1 1 ) ; títulos que son exclusivos de Yáhvé en el será llamado «profeta del Altísimo» (1, 76) y Jesús «Hijo del Altísi-
antiguo testamento (Le 2, 32); títulos que corresponden a una mo» 33 .
situación única y peculiar de Jesús: su relación especial con el
Padre (Le 2, 4 8 - 5 0 ) 3 2 . Más adelante afirma:
Es muy probable que «profeta» e «irá» (proporeuséi), lo mismo que
«irá» (proeleusetai) en 1, 17, hayan sido escogidos deliberadamente
31. K. Aland, o. c, n.° 20. por Lucas para establecer el papel subordinado y preliminar de Juan
32. En los vv. Le 2, 48-50, se descubre el mismo mecanismo interno respecto a Jesús... Hay un contraste entre «profeta» e «Hijo» que
del evangelio de Juan: de la relación especial con el Padre, al título de manifiesta la superioridad de Jesús S4.
Hijo de Dios (Jn 5, 17-18 y 10, 30-38). Por eso, este pasaje del evangelio de
la infancia, que se sitúa en su cúspide, será, como veremos, de un valor pri-
mordial para esclarecer el verdadero alcance de la expresión «Hijo de 33. H. H. Oliver, o. c., 215.
Dios» en Le 1, 35. 34. Ibid., 217.
84 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 85

De nuevo se mueve en una línea tan general que resulta difí- grande a los ojos del Señor». Hasta qué punto «a los ojos del Se-
cil saber qué entiende H. H. Oliver con dicha «superioridad». ñor» subordina a Juan es evidente (?), por el hecho que de Jesús se
Lo que aparece claro es que el v. 76 no hace sino explicitar el dice en 1, 32: «éste será grande» 39 .
título de profeta que indudablemente se aplica a Juan Bautista
desde el comienzo, 1, 15-17, en la intención del autor. Personalmente opino que el valor de ambos megas depende
R. Laurentin, que relaciona explícitamente el Hijo del Altísi- del contexto y sólo de éste recibe su significación concreta: gran-
mo con 2 Sam 7, 14, y con el ulterior desarrollo de estas profecías, deza profética de Juan Bautista, y grandeza mesiánica de Jesús
1 Crón 17, 13; Is 9, 6; Sal 2, 7; 110, 2, según los LXX :f5, duda (Le 1, 15-17 y 1, 32-33, respectivamente).
ante el valor de esta expresión: «Si nos atenemos al contexto in-
mediato de Le 1, 32, es difícil de precisar el sentido de la expre-
sión Hijo del Altísimo» 38 . IV. Hijo DE DIOS
Personalmente creo que es precisamente el contexto inmedia-
to (v. 33) el que la muestra en la línea mesiánica. No niego, sin Antes de abordar el posible alcance de la expresión Hijo de
embargo, una significación más profunda de esta expresión, pero Dios en Le 1, 35, conviene constatar la ambigüedad de dicha ex-
no en virtud de los vv. 32-33, sino del contexto más amplio de la presión en el antiguo testamento, así como su carácter mesiánico
perícopa, especialmente del v. 35 y dé todo el evangelio de la a partir de la profecía de Natán, 2 Sam 7, 14 ss. Luego trataremos
infancia37. de examinar el título Hijo de Dios en la obra lucana, ciñen don os,
como es obvio, a aquellos pasajes que puedan constituir el clima
de Le 1, 35, y arrojar luz sobre dicha expresión. Por último, y
5. «Grande», aplicado a Juan Bautista y a Jesús antes de estudiar el alcance de Hijo de Dios en Le 1, 35, veremos
cómo se ha interpretado este título desde los albores del cristia-
Establecidos ya los contrastes fundamentales entre los dos nismo y cómo se sigue interpretando en nuestros días. La difi-
personajes, encontramos todavía otro punto de referencia: «la cultad del texto y la diversidad de interpretaciones, permiten un
grandeza» de ambos niños, expresada por el mismo término megas nuevo esfuerzo interpretativo.
(grande).
Este adjetivo no tiene una tonalidad característica en la Biblia.
Los argumentos de R. Laurentin y de H. H. Oliver tampoco pa- 40
1. Hijo de Dios en el antiguo testamento
recen, por otra parte, demasiado convincentes en este punto.
R. Laurentin insiste en el hecho del houtos (éste) enfático que La expresión Hijo de Dios y otras expresiones semejantes tie-
acompaña al megas de Jesús, así como en su valor absoluto, por nen, de por sí, carácter ambiguo en el antiguo testamento, ya que
no estar calificado como el megas de Juan por la expresión «a los se emplean en Varias direcciones. Se llama hijos de Dios a los
ojos del Señor» 38 . ángeles que forman la corte de Dios y su consejo:
¿Quién como el Señor entre los seres divinos (hijos de Dios)? (Sal
H. H. Oliver se mueve en la misma dirección: 89, 7). Un día fueron los hijos de Dios (ángeles) y se presentaron al
Hay otras pistas para establecer la identidad (?) y relación entre Juan Señor; entre ellos llegó también satanás (Job 1, 6) 41 .
y Jesús: la primera que vamos a mencionar está en 1, 15: «Va a ser
Dios llama también hijo suyo a Israel, como pueblo elegido:
expresa la íntima relación entre el Señor y su pueblo. El éxodo,
35. R. Laurentin, Structure et théologie de Luc l-II, París 1957, 140-
141.
36. Ibid. 39. H. H. Oliver, o. c, 218.
37. Ibid., 71, presenta el estudio comparativo de 2 Sam 7, 12-16 y 40. Cf. Fils, en X. Léon-Dufour (ed.), Vocabulaire de théologie bi-
Le 1, 32-33, que parece, por sí mismo, más elocuente que las dos observa- blique, París 1962, col. 381-382; Anges, Ibid., col. 44-46; Exode, Ibid.,
ciones con que lo comenta en las pp. 71-72. col. 342-343; Roi, Ibid., col. 943-947.
38. Ibid., 36. 41. Cf. también, Gen 6, 1-4; Job 38, 7; Sal 29, 1; 82, 1.
86 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 87

como experiencia comunitaria de liberación, hizo tomar al pueblo Pablo al comienzo de su ministerio. Contiene, además, el Sal 2, 7,
conciencia de esta realidad: aplicado a Jesús en conexión con su resurrección. N o es pequeña
ventaja el encontrar este mismo salmo, aplicado expresamente a
Así dice el Señor: Israel es mi hijo primogénito; y yo te ordeno Jesús en otros dos pasajes del nuevo testamento ( H e b 1, 5 y 5, 5).
que dejes salir a mi hijo para que me sirva; si te niegas a soltarlo, Así pues, ¿en qué sentido aplica Lucas a Jesús el Sal 2, 7 en
yo daré muerte a tu hijo primogénito (Ex 4, 22-23). Cuando Israel Hech 13, 33?
era niño, lo amé, y desde Egipto llamé a mi hijo» (Os 11, l ) 4 2 . Acepto el juicio de R. Tournay sobre el significado del v. 7,
en el contexto del mismo salmo: «Después de los rebeldes (v. 3),
En el antiguo testamento también se le llama hijo de Dios ai después de Yahvé (v. 6), el Mesías toma la palabra. Al consagrar-
rey. No con la perspectiva mítica del antiguo oriente que consi- lo rey sobre Israel (v. 6), Dios lo ha dedlarado 'su Hijo', según
deraba al rey como una divinidad. Se le considera hijo de Dios, una fórmula familiar en el antiguo oriente» 44 . Que se trata del
a partir de la elección particular que Dios hace de David y sus Mesías, ungido rey y dominando las 'naciones, queda manifiesto
descendientes. El profeta Natán comunica a David el mensaje del por el v. 8: «Pídeme, y te daré en herencia las naciones, en pro-
Señor: «Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo... Tu piedad los confines de la tierra».
casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia» (2 Sam 7, J. Dupont resume, a su vez, el significado del salmo en esta
14-16). misma dirección: «En el día en que él es consagrado rey sobre
A partir de la profecía de Natán, el título de Hijo de Dios Sión (v. 6), el ungido del Señor (v. 2) se convierte en Hijo de
cobra carácter regio^mesiánico y se orienta hacia la realización de Dios (v. 7), y recibe la seguridad de un dominio universal» 4 ".
dicha profecía con el nacimiento del Mesías 4 f ! . ¿En qué contexto se aplica este salmo a Jesús? M. E. Bois-
Con la perspectiva de la profecía de Natán, no es extraño que mard, tratando de explicar el sentido de la expresión «constituido
el título Hijo de Dios tenga, ante todo, resonancias mesiánicas en Hijo de Dios» en Rom 1 , 4 , hace ver el estrecho paralelismo teo-
el nuevo testamento. El Mesías es el Hijo de Dios por excelencia. lógico y verbal entre Rom 1, 1-4 y Hedh 13, 23-39. La aplicación
Tal es el clima de la expresión Hijo de Dios en la perícopa de las del Sal 2, 7 a Jesús, en conexión con su resurrección (Hech 13,
tentaciones de Jesús: es tentado de falso mesianismo (Le 4, 1-13). 33) ayuda a interpretar la expresión «constituido Hijo de Dios»
La expresión: «Si eres Hijo de Dios», en labios del demonio en Rom 1, 4 4 6 .
(Le 4, 3.9), no tiene mayor alcance que el estrictamente mesiánico. El mismo exegeta expresa el resultado de su investigación en
estos términos:
2. Hijo de Dios en la obra lucerna Pablo no piensa en la filiación divina natural de Cristo, sino más bien
en la realización del salmo mesiánico: «Tú eres mi Hijo; te he en-
El kerigma primitivo, que tiene su genuína expresión en los gendrado hoy». Esta constitución de Jesús como Hijo de Dios no es
grandes discursos de Hechos de los apóstoles, abre este análisis. otra cosa que su entronización como Mesías y dominador de las na-
ciones 47 .
a) Hech 13, 3 3 : «Mi Hijo eres t ú » . . . (Sal 2, 7)
El discurso de Pablo en Hedh 13, 17-41 es sobremanera ins- Siempre en el mismo artículo, después de citar el Sal 2, 7;
tructivo. Redactado por Lucas, refleja fielmente el pensamiento de 2 Sam 7, 14, y Sal 89, 27, continúa:

42. Cf. también, Dt 1, 31; Jer 3, 19; el título de Hijo puede re-
ferirse a los miembros del pueblo de Dios, tanto para indicar su fidelidad 44. R. Tournay, Bible de Jérusalem, París 1956, nota al v. 7 del
y su consagración religiosa (cf. Dt 14, 1-3), como para echarles en cara su Sal 2.
infidelidad: «Oíd, cielos; escucha, tierra; que habla el Señor: Hijos he 45. J. Dupont, Études sur les Actes des apotres, Paris 1967, 296.
criado y educado, y ellos se han rebelado contra mí», Is 1, 2; cf. tam- 46. M. E. Boismard, Constitué Fils de Dieu (Rm 1, 1-4): RB 60
bién, Is 30, 1.9; Jer 3, 14; Os 2, 1. (1953) 11-13.
43. Cf. Sal 2, 7; 8'9, 27 ss. 47. Ibid., 14.
88 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 89

Se ve cómo en todos estos textos el Mesías es entronizado rey en el adquirido al ser glorificado por el Padre en el momento de su resu-
sentido de que recibe el dominio sobre todos los reyes de la tierra, rrección. Ahora podemos comprender cómo la resurrección de Jesús
es decir, que todas las naciones paganas le serán sometidas; esta idea verifica el texto del salmo: «Tú eres mi Hijo; te he engendrado hoy».
está particularmente clara en el salmo segundo: «Pídemelo y te daré En el pensamiento de Heohos de los apóstoles corno en el de Pablo,
por herencia las naciones»... Este dominio del que acaba de ser el título de Hijo de Dios no pertenece plenamente a Cristo, sino a
constituido Hijo de Dios, es decir, entronizado como Mesías-rey, va a partir de su resurrección 50 .
realizarse en el sentido de que todas las naciones paganas serán lle-
vadas a la obediencia de la fe. Así pues, el sentido del v. 5 nos invita Tanto M. E. Boismard como J. Duipont llegan a la misma con-
a interpretar el v. 4 en sentido mesiánico, en la perspectiva del salmo clusión cuando analizan la cita del Sal 2, 7 en Heb 1, 5 61.
segundo 48 . J. Dupont estudia también esta misma cita en Héb 5, 5 con
idéntico resultado. Este título le ha sido conferido por la resurrec-
M. E. Boismard hace ver, además, que este punto de vista del ción. En efecto, después de analizar la cita del Sal 2, 7 en Heb 5, 5
kerigma primitivo está insistentemente expresado en Pabio en y su contexto, concluye afirmando:
relación con el título Kyrios, lo mismo que en el discurso de Pe-
dro en Hedh 2, 36, y añade: Ahora se explica uno cómo en el cap. 5, 5 (Heb) el autor cita el Sal
2, 7 asociándolo, y aun haciéndolo preceder del texto del Sal 109. La
A esto se hará una objeción: el título Kyrios es un título en rela- declaración divina: «Tú eres mi Hijo», constituye a Jesús en su dig-
ción con nosotros; Jesús ha sido constituido Kyrios en el sentido nidad a la vez de Hijo y de sumo sacerdote; este doble título le ha sido
de que recibe poder sobre el mundo y sobre todos los pueblos; conferido desde que, consumado por la pasión, ha entrado en la gloria
Hijo de Dios, por el contrario, es un término absoluto en rela- celeste 52 .
ción con nosotros: sea cual sea su dominio sobre el mundo, Cristo
es siempre Hijo de Dios... Así pues, Rom 1, 4 no se puede asimilar J. Duipont silgue manteniendo esta posición en su obra más re-
pura y simplemente a los otros títulos citados. Pero toda la cuestión ciente sobre Hedhos de líos apóstolesB3.
es justamente saber si Pablo emplea la expresión «Hijo de Dios» en B. van Iersel expresa más bien su convicción sobre la filiación
sentido absoluto o en relación con los hombres. en sentido trascendente estricto, aunque confiese la dificultad de
este pasaje:
Y continúa, a manera de conclusión:
(Las profecías del antiguo testamento, sobre todo, el Sal 110) son in-
En el salmo segundo se dice que el Mesías ha sido constituido Hijo terpretados en primer lugar en relación con la realeza mesiánica; sólo
de Dios... en el día en que recibió el dominio sobre las naciones, por en un segundo momento tienen que ver con la filiación divina real
consiguiente en el día en que fue constituido Kyrios. La expresión Hi- de Jesús. Rom 1, 3-4 encierra ambas interpretaciones y por eso es
jo de Dios en Rom 1, 4, ¿no correspondería entonces al término Ky- tan difícil de explicar 54 .
rios de Flp 2, 11, Hech 2, 36 (y Ef 1, 18-21)? 4».
La conclusión es, pues, que Hedhos no aplica a Jesús la ex-
T. Duipont es de esta misma opinión. Después de analizar Hech presión Hijo de Dios en sentido trascendente estricto, sino en sen-
13, 33; Hedh 2, 36; Flp 2, 9 y Rom 1, 4, concluye:
50. J. Dupont, «Filius meus es tu». L'interprétation du Ps 2, 7 dans
Durante su existencia terrestre, Jesús no era plenamente Señor, toda- le nouveau testament: RechScienRel 35 (1948) 535.
vía no ejercía su señorío. Los títulos gloriosos de Señor, de Cristo y de 51. M. E. Boismard, o. c, 14; J. Dupont, «Filius meus es tu», 537.
Hijo de Dios no corresponden sino a un ser glorioso. Jesús los ha 52. J. Dupont, «Filius meus es tu», 540.
53. J. Dupont, Études sur les Actes des apotres, 119, 294-297; M. E.
Boismard, a quien he consultado personalmente, tampoco ha cambiado de
48. Ibid., 15. posición con relación a su artículo de RB 60 (1953) 5-17.
49. Ibid., 9. 54. B. van Iersel, Der Sohn, Leiden 1961, 183.
90 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 91

tido mesiánico-regio. Este empleo del título Hijo de Dios es equi- Diversos elementos del v. 69 manifiestan un progreso real en
valente al título Kyrios de Heoh 2, 36 y corresponde al kerigma la respuesta de Jesús. Con la expresión «de ahora en adelante», la
apostólico en su fase más antigua. Revela también que ha habido pasión queda íntimamente unida a la resurrección y ascensión, es
un proceso de comprensión de la personalidad de Jesús en la comu- decir, forma parte de su glorificación. La fórmula «estará sentado
nidad cristiana primitiva 55 . a ¡a derecha de Dios todopoderoso», es una expresión de identidad
J. Dupont expone la teoría de W . L. Knox sobre el carácter con el Padre en cuanto a poder (la actividad en vez de la esencia:
arcaico de la cristología de Hechos en general 5 6 , y termina afir- ¡concepción semita!).
mando : Este manifiesto progreso o salto al sentido trascendente, que se
descubre en las palabras de Jesús al identificarse con el «Hijo del
De estas observaciones se deduce que Hechos de los apóstoles Hombre» de Daniel, y al atribuirse el poder del Padre, lleva a'l
nos informan de manera verídica sobre una etapa de la cristología an- Sanedrín a hacerle una segunda pregunta: «Entonces, ¿tú eres el
terior a la de la cristología paulina. Utilizando conscientemente exce- Hijo de Dios?». Jesús responde afirmativamente: «Vosotros lo es-
lentes fuentes, Lucas nos transmite en verdad el pensamiento de la táis diciendo, yo soy» (v. 70).
iglesia primitiva sobre Jesús 57 . Comparando la perícopa de Lucas con las correspondientes de
Mt 26, 63-65 y Me 14, 61-63 59 , se descubre en éstos un elemento
b) Le 22, 67-70: «Entonces ,¿tú eres el Hijo de Dios?» (v. 70) fundamental de divergencia con Lucas: la expresión Hijo de Dios
de Mt 26, 63 y la frase el Hijo de Dios bendito de Me 14, 6 1 , están
El análisis de esta perícopa arroja las siguientes conclusiones: asociados a la expresión el Mesías de la que son verdaderas aposi-
los miembros del Sanedrín (v. 66) le preguntan a Jesús sobre su ciones. La pregunta, pues, del sumo sacerdote está en línea marca-
condición mesiánica: «Si eres tú el Mesías»... (y. 67). A este me- damente mesiánica. Jesús responde afirmativamente, elevándose a
síanísmo de carácter terrestre que se entrevé en su pregunta, Jesús la perspectiva del mesianistmo de Dan 7, 13, según los LXX.
responde colocándose veladamente en un plano trascendente, ya En Lucas, por el contrario, hay una neta separación entre la
que lo conecta con la aceptación de su persona por medio de la fe: primera pregunta, «¿Eres tú el Mesías?» (v. 67) y «entonces,
«Si os lo digo, no lo vais a creer» (v. 67). En el v. 69, usando la ¿tú eres el Hijo de Dios?» (v. 70). A este respecto escribe J. Bie-
expresión mesiánica de Daniel, «el Hijo del Hombre», Jesús sigue neck:
colocándose en la línea mesiánica de la pregunta, pero siempre en
un plano trascendente. El tercer evangelista (Le 22, 67 y 70) separa las dos preguntas: «¿Eres
tú el Mesías?», y «Eres tú el Hijo de Dios», que según los otros dos
P. Benoit, después de haber analizado detenidamente el con-
(evangelistas) están fundidas en una sola 80 .
texto y la significación de Dan 7 , 1 3 , concluye: «Jesús se sabe y se
proclama no solamente el Mesías, hijo de David, no sólo el siervo
paciente, sino también el Hijo del Hombre preexistente y escatoló- A. George pone de relieve esta particularidad lucana y ve en
gico» 58 . Lucas, no obstante, no pone en labios de Jesús la cita de ello, al mismo tiempo, un paralelismo con la estructura de la anun-
Dan 7, 13, sino el Sal 110, 1 con la añadidura «del poder de Dios». ciación:

Para Lucas, el interrogatorio del Sanedrín se sitúa en dos niveles su-


cesivos, como el mensaje de Gabriel en Le 1, 32-33 y 35; la primera
55. El otro pasaje en que se habla de la filiación divina de Jesús es
Hech 9, 20. La Biblia de jerusalén, Bilbao 1967, en la nota a este ver- pregunta se refiere al mesianismo de Jesús; Jesús no se ilusiona sobre
sículo, hace ver justamente que su significado hay que entenderlo a la luz el resultado de su respuesta, pero no puede rehusarla y anuncia su
de Hech 9, 22: «Pero Saulo se crecía y confundía a los judíos que vivían entronización mesiánica inminente a la derecha de Dios, con los tér-
en Damasco, demostrándoles que aquel era el Mesías». La Biblia de Jeru-
salén considera, asimismo, Hech 8, 37 como «una glosa muy antigua con-
servada en el texto occidental» (cf. nota de la Biblia de Jerusalén al v. 36).
56. J. Dupont, Études sur les Actes des apotres, 105-106. 59. K. Aland., o. c, n.° 332.
57. Ibid., 106. 60. J. Bieneck, Sohn Gottes ais Christusbezeichnung der Synoptikern:
58. P. Benoit, La divinité de Jésus dans les évangiles synoptiques: Abhandlungen zur Theologie des Alten und Neuen Tcstaments (1951) 40.
LumVie 9 (1953) 71.
92 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 93

minos del Sal 110, 1 y en la línea de otras afirmaciones lucanas sobre


to de partida. El punto de llegada es su filiación divina trascenden-
la realeza pascual de Jesús (24, 26; Hech 2, 33.36) 61 .
te, a la luz del mesianismo trascendente de Dan 7, 13 y de su po-
der absoluto, en línea de igualdad con él Padre (Sal 110, 1).
La última pregunta, «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?», P. Benoit, interpretando este pasaje en la conclusión de su es-
está provocada, como se ha visto, por las pailabras de Jesús (v. 69), tudio, afirma la filiación de Jesús en sentido trascendente estricto:
sobre todo, porque él se identifica, en cuanto a poder, con el Pa-
dre. Aunque no estoy de acuerdo con todos los datos del análisis Al identificarse con el «Hijo del Hombre» de Daniel, daba al título
somero que J. Dupont hace de esta perícopa (Le 22, 67-71 ) 6 2 , cons- «Hijo de Dios» un sentido no metafórico, sino propio y trascendente
tato que él ¡llega a la misma conclusión: que era inaceptable para su estrecho monoteísmo 65 .

En este caso, se guardará uno, pues, de pedirle a la narración de Lucas


un aspecto particular de la cristología primitiva; el alcance que le da al Al hacer el análisis de Le 2, 41-52 y constatar su carácter pre-
título «Hijo de Dios» no se deduce verosímilmente sino de su propia figurativo en relación con la pascua, resulta normal el tratar de es-
teología e3 . tablecer también la relación entre el dato cristológico de ambas
períeopas.
La manifestación que Jesús hace de su filiación trascendente
Más adelante, estudiando el citado exegeta el contenido del tí-
(Le 2, 49) es, como se verá, el punto más alto de toda esa perícopa,
tulo «justo» en Hech 3, 14, escribe:
que cierra él evangelio de la infancia. De la misma manera afronta
Por el contrario, si la expresión dikaios (justo) tiende así a vaciarse de Jesús su pasión {Le 22, 66-71). Si Lucas ha desdoblado los títulos
de «Mesías» (v. 67) y de «Hijo de Dios» (v. 70) es porque cada
su sentido teológico, ya hemos puesto de manifiesto que la expresión
uno tiene su propia entidad y su propia esfera. Si Jesús, realizando
«Hijo de Dios» adquiere, en la narración lucana del proceso de Jesús,
un gesto que prefiguraba su actitud de obediencia al Padre (Le 2,
un valor nuevo que no tenía en su origen 64 .
43) proclama su filiación trascendente (2, 49) llegado el momento
de realizar esa obediencia suprema en su pasión, no puede sino con-
El sentido absoluto de poder que pertenece al Hijo del Hombre firmar su condición de Hijo (Le 22, 69-70).
en Le 22, 69, salta aún más a la vista si comparamos el texto con
Parece, pues, manifiesto que Lucas desdobla estos títulos, si-
Mt 26, 64; Me 14, 62 y Hech 2, 32-36. En Mt y Me el texto de
guiendo una línea teológica propia y establece el paralelismo entre
Daniel juega el papel fundamenta!, aunque el Sal 110 refuerce el
el contenido teológico central de Le 2, 41-52 y Le 22, 67-70.
sentido de poder con que el Hijo del Hombre viene entre las nubes.
Es interesante constatar también la semejanza entre Le 22, 69
En Hech 2, 32-36, hablando de la exaltación de Jesús, Pedro afir-
y Le 1, 35, en lo tocante a dos puntos de singular relieve. Cuando
ma que Dios (el Padre) lo resucitó, lo sentó a su derecha (Sal 110,
Jesús afirma que «de ahora en adelante el Hijo del Hombre estará
1), le someterá a sus enemigos (Sai 110, I b ) y lo ha constituido
sentado a la diestra del poder de Dios», los miembros del Sanedrín
Kyrios y Mesías (v. 36). Pero, nótese bien, Mesías en sentido me-
comprenden que Jesús les está hablando de su relación especial con
siánico-regio, es el término de llegada de esta perícopa. Por lo de-
Dios Padre. De aquí que le pregunten sobre su filiación divina. En
más, la iniciativa, la acción corresponde al Padre. En Le 22, 67-70,
Le 1, 35, lo veremos, la expresión «el poder del Altísimo» está tam-
por el contrario, Jesús acepta para sí el título de Mesías como pun-

61. A. George, Jésus Fils de Dieu dans l'évangile selon saint Luc: 65. P. Benoit, La divinité de Jésus dans les évangiles synoptiques,
RB 72 (1965) 198. 73; A. George, o. c, 199, no se pronuncia con claridad sobre el alcance
62. J. Dupont, Eludes sur les Actes des apotres, 123. del título: «Los miembros del Sanedrín comprenden que se trata de un
63. Ibid., 123. mesianismo que sobrepasa sus representaciones tradicionales; le hacen su
64. Ibid., 124. Lucas, que, como es sabido, describe la muerte de segunda pregunta: 'Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?', y el contexto
Esteban con pinceladas de la pasión de Jesús (compárense Hech 7, 57 y Le impone a este título un sentido más cercano al pensamiento cristiano que
22, 20; Hech 7, 59 y Le 23, 46; Hech 7, 60 y Le 23, 34), ofrece también al pensamiento judío. Jesús acepta este título y muere por haberlo asu-
en Hech 7, 55-56 una expresión semejante a la de Le 22, 69. mido».
94 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 95

bien en íntima relación con el Padre. Además, en ambos pasajes, Sitz im Leben (situación vital), y la revelación que la voz celeste
hay una conexión directa entre estas fórmulas y el título «Hijo de hace de la persona de Jesús.
Dios». No es nueva la corriente exegética que ve en la transfiguración
Pero hay más. Existe una estrecha relación entre Le 22, 67-70 una narración que, originariamente, fue una manifestación más de
y Jn 10, 22-39. Es bien sabido cómo Juan traslada el juicio de Je- Jesús resucitado 67 . Pero tampoco faltan exegetas que, con sólidos
sús fuera de la pasión y lo convierte en proceso de Jesús contra argumentos, siguen defendiendo que la transfiguración tiene su Sitz
los judíos, a causa de su incredulidad. Juan parte de la misma pre- im Leben en la vida mortal de Jesús e 8 .
gunta que Lucas en 22, 67: «Si eres tú el Mesías»... (Jn 10, 24).
Jesús responde de idéntica manera, acusándolos de incredulidad. El X. Léon-Dufour escribe a este respecto:
punto de partida en las dos perícopas es el título mesiánico Chris-
En razón del contexto donde se inserta, la transfiguración tiene por
tos, para llegar, luego, a la filiación divina trascendente de Jesús a
finalidad el anticipar ante los ojos de los discípulos privilegiados la
través de su relación especial con el Padre, sobre todo, en cuanto
gloria del útimo día, concentrada ya en este Jesús que vive con ellos
al poder, en cuanto a las obras... En los dos pasajes, Jesús recurre
cotidianamente e9 .
a los salmos para probar su divinidad (Sai 110, 1 en Lucas v Sal
82, 6 en Juan) «6.
La perícopa es una revelación sobre la parusía de Jesús, contie-
Creo, pues, que estos argumentos de carácter convergente mues-
ne elementos de las teofanías veterotestamentarias y pertenece al
tran con suficiente claridad la intención de Lucas. Ante el Sanedrín,
género apocalíptico. Su culminación, pues, está en las palabras con
Jesús no sólo se manifiesta como el Mesías, en la línea del mesia-
que el Padre revela a Jesús. X. Léon-Dufour afirma:
nismo regio, sino que también se proclama Hijo de Dios en senti-
do estricto. Si en Hechos Lucas respeta sus fuentes y muestra, Los temas bíblicos que afloran son de significación tan amplia que in-
en su punto de partida, una comunidad cristiana primitiva que teresa subordinarlos al punto fundamental de las tres narraciones ac-
veía fundamentalmente en Jesús al Mesías glorificado por el Padre, tuales, es decir, según la opinión común, a la palabra celeste (Mt 17,
en la narración de la pasión deja plasmada su propia fe y la de una 5; Me 9, 7; Le 9, 35) ™.
comunidad cristiana que ya ha profundizado en el conocimiento de
Jesús: al afrontar la pasión, no es sólo el Mesías, sino también el Este testimonio del Padre en favor de Jesús constituye para
Hijo de Dios. algunos exegetas una proclamación de su filiación divina y tiene su
El paralelismo entre Le 1, 35; 2, 49 y 22, 69-70 es determinan- confirmación en la narración del bautismo de Jesús, donde encon-
te y revelador del pensamiento lucano: Jesús que ha manifestado tramos un testimonio semejante.
su condición de Hijo de Dios en sentido estricto al afrontar la pa-
sión, había manifestado ya esta prerrogativa siendo aún niño, en X. Léon-Dufour escribe al respecto:
una escena que prefiguraba la pascua (Le 2, 49). Es que era real-
mente Hijo de Dios en sentido trascendente desde el momento de Esta palabra divina, que viene del cielo, renueva la manifestación de
su concepción virginal (Le 1, 35). la voz del Padre en el bautismo de Jesús (Mt 3, 17). Pero a la procla-
mación de la filiación divina de Jesús, la voz celeste añade aquí un
mandato dirigido a los discípulos: «Escuchadlo» 71 .
c) La transfiguración (Le 9, 28-36)
No entra en mi propósito un análisis exhaustivo de la perícopa 67. Cf. a este respecto, H. P. Müller, Die Verklarung Jesús: ZNW
de la transfiguración, afrontando los problemas de tipo literario, 51-52 (1960-1961) 56-64; C. E. Carlston, Transfiguration and resurrection:
histórico y teológico inherentes a ella. Interesa, eso sí, señalar su JBL 80 (1961) 233-240.
68. X. Léon-Dufour, La transfiguraron de Jésus, en Études d'évangi-
le, París 1965, 84-122; A. Feuillet, Les perspectives propres a chaqué
66. El sentido trascendente de Jn 10, 30-33, queda tanto más paten- évangélisle dans les récits de la transfiguration: Bi 39 (1958) 281-301.
te, cuanto que tiene su paralelo en Jn 5, 17-18, y, aunque Jn 5, 18 y 10, 69. X. Léon-Dufour, La transfiguration de Jésus, 91.
31 encierran fórmulas de por sí conclusivas, en ambos pasajes Jesús con- 70. Ibid., 91.
tinúa el diálogo con el tema de las obras. 71. Ibid., 91-92.
96 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 97

Y más adelante continúa: verdades complementarias que dieron origen al misterio de la encar-

En el momento del bautismo, Dios había declarado a Jesús, que como


un israelita de su tiempo había venido a Juan Bautista bajo la apa-
Pero hay en la transfiguración otros elementos interesantes, des-
riencia de un pecador, que él era auténticamente su Hijo predilecto.
de el punto de vista literario-teolóigico, que permiten descubrir el
En el momento de la transfiguración Dios atestigua a sus discípulos,
paralelísimo que Lucas ha establecido entre la transfiguración y la
que acaban de oír a Jesús atribuirse el destino del siervo paciente,
anunciación. Se trata del verbo episkiazó (cubrir con la sombra),
que él es realmente su propio Hijo 72 .
usado por los tres sinópticos en la transfiguración (Mt 17, 5; Me 9,
7; Le 9, 34) y por Lucas en 1, 35.
M. Sabbe se pronuncia explícitamente sobre la trascendencia
de la persona de Jesús, al comparar la perícopa de la confesión de X. Léon-Dufour admite este paralelismo:
Pedro con la transfiguración:
De la misma manera que en otro tiempo la tienda de la reunión ha-
En cualquier caso, la perícopa de la confesión de Pedro muestra igual- bía sido cubierta por la nube y que la morada había quedado llena
mente el género apocalíptico. Esta revelación viene del Padre que está de la gloria de Dios (Ex 40, 34-35), que el templo salomónico había
en el cielo. Tanto la confesión de Pedro como la transfiguración de quedado invadido por la nube y por la gloria (1 Re 8, 10-12), así de-
Cristo subrayan el valor trascendente de la persona de Cristo. Son bería ser al fin de los tiempos. La gloria que había abandonado el
apocalipsis 73 . templo (Ez 10, 3-4), volverá con la nube. Sobre el monte de la trans-
figuración, iluminado por la gloria que aparece en el rostro de Jesús
y hace resplandecientes sus vestidos, la nube, señal de la presencia de
Más adelante y siempre en esta misma línea comenta: Dios mismo, desciende. Este simbolismo teofánico había orientado la
evolución del término Shekinah, que significa originariamente morada,
La transfiguración como la confesión de Pedro es una revelación de
pero había terminado por designar la presencia de Dios y por ser un
parte de Dios, que manifiesta su Hijo a los discípulos de Jesús. Las
nombre de Dios. El movimiento de la nube que cubre con su sombra
palabras de Cristo en el momento de la confesión, esclarecen de ma-
a los personajes, es análogo al del «poder del Altísimo» que, en el
nera sorprendente el sentido de la transfiguración: «Eso no te lo ha
día de la anunciación, cubre con su sombra a la Virgen María (Le 1,
revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre del cielo» (Mt 16,
35): el verbo episkiazó no aparece en el nuevo testamento sino en
17)... La significación trascendente de la persona de Cristo se mani-
estas dos circunstancias para evocar una intervención especial de
fiesta, de manera más formal en la confesión, de forma más visionaria
Dios " .
y apocalíptica en la transfiguración74.

La relación más evidente de este paralelismo se encuentra a ni-


A. Kenny, en la conclusión de un artículo suyo 7 5 , escribe:
vel de la filiación divina de Jesús en ambos pasajes.
La narración de la transfiguración ofrece a los padres argumentos con- El otro elemento relevante es la nube {nephdé), que es el su-
tra arrianos y nestorianos; y la escena de la agonía fue un arsenal de jeto del verbo episkiazó (Le 9, 34). Que la nube representa a Yah-
textos contra docetas y monofisitas. Así la tradición cristiana ha visto vé es manifiesto, no sólo por numerosos pasajes del antiguo testa-
las dos historias como dos mitades de un díptico que ilustra las dos mento, .sino también por la alusión explícita que, sólo en Lucas, se
hace al temor de los discípulos «al entrar en la nube» (Le 9, 34).
La voz que sale de la nube y que revela al Hijo, permite asociar,
por otra parte, la presencia del Padre a la nube.
72. Ibid., 92.
73. M. Sabbe, La rédaction du récit de la transfiguration, en La venue
du Messie, Rech. Bibliques VI, 1962, 71.
74. Ibid., 96-97. 76. Ibid., 452. Respecto al paralelismo con el bautismo, cf. también,
75. A. Kenny, The transfiguration and the agony in the garden: Cath A. Feuillet, o. c., 300.
BibQuart 19 (1957) 444-452. 77. X. Léon-Dufour, La transfiguration de Jésus, 104.
98 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 99

S. Lyonnet escribe a este respecto: de la declaración celeste, que constituye el punto culminante de
toda la perícopa. La actual redacción lueana lo pone claramente de
Y por eso, en el momento de la transfiguración de Cristo ante sus tres
manifiesto: el bautismo de Jesús y del pueblo quedan relegados a
apóstoles privilegiados en el monte Tabor, se cuenta que «sobrevino
un segundo plano; se alude a ellos como a algo ya pasado, para
una nube que los cubría con su sombra...; y se asustaron al entrar en
centrar la atención en la teofanía. Esta, a su vez, queda íntimamen-
la nube; y se oyó una voz desde la nube —ella procedía, pues, del
te relacionada con la oración de Jesús:
Padre (el subrayado es mío), no se podía dudar—, diciendo: «Este
es mi Hijo, el elegido: escuchadlo» (Le 9, 34-35 y par.) 7S . «Después de un bautismo del pueblo en masa
y de bautizarse también Jesús,
Una vez más, en virtud del paralelismo que establece el verbo mientras oraba»... (Le 3, 21).
episkiazó (cubrir con la sombra) entre Le 9, 34 y 1, 35, aparece la El centro de interés, expresado por las oraciones principales de
expresión «el poder del Altísimo» (que es el sujeto de episkiazó la cláusula, está en la apertura del cielo, la bajada del Espíritu
en Le 1, 35), relacionada con el Padre. Santo y la declaración celeste. Es muy probable que la redacción de
la apertura del cielo en Mateo y Lucas haga referencia a la voca-
d) Eli' bautismo de Jesús (Le 3, 21-22) ción profética de Ezequiel (Ez 1, 1).
La perícopa del bautismo de Jesús ocupa un lugar importante I. de la Potterie escribe al respecto:
en los evangelios. En los sinópticos 79 está en conexión con la ten- Desde el punto de vista literario, asistimos, pues, en el Jordán a una
tación de Jesús en el desierto 80 , y marca el comienzo de su minis- escena de vocación. El sentido de esta apertura es el mismo que para
terio 'público, como muy bien lo indica I. de la Potterie: Ezequiel: Jesús inaugura aquí su misión profética 83 .

Desde el punto de vista de la tarea a realizar por Cristo, los tres


El cielo se abre y el Espíritu desciende para ungir a Jesús como
elementos de la teofanía del Jordán (la apertura del cielo, el descenso
profeta. Pienso, asimismo, que la voz celeste, «Tú eres mi Hijo
del Espíritu y la declaración celeste) confieren el mismo sentido a
a quien yo quiero, mi predilecto», hace entender la unción de Jesús
esta escena: significa para Jesús la inauguración de su ministerio81.
como una unción profética, por referirse fundamentalmente a Is
42, 1, donde el siervo de Yahvé es elegido también para una mi-
Sin perder de vista la problemática de esta perícopa a nivel de sión profética.
la redacción y significación primitiva 82 , en razón del actual trabajo La posibilidad de la lección occidental, desde el punto de vista
me sitúo preferentemente a nivel del contexto y redacción actual, de la crítica textual es seria 84 . En efecto, A. Feuillet recoge los
sobre todo, en el evangelio de Lucas. testimonios de manuscritos, padres de la iglesia y exegetas en fa-
Para los sinópticos se trata fundamentalmente de una epifanía vor de dicha lección (Sal 2, 7) y él mismo concluye al final de esta
que concierne sobre todo a Jesús, como sujeto de la visión y objeto bien documentada sección:
Lo que hay que decir por lo menos es que, si existe libertad para
78. S. Lyonnet, Le récit de l'annonciation, Roma 1956, 14.
79. Mt 3, 13-17; Me 1, 9-11; Le 3, 21-22. preferir la lección occidental, no se tiene el derecho de presentarla
80. Mt 4, 1-11; Me 1, 12-13; Le 4, 1-13. como cierta. Por lo que a mí atañe, creo que goza de seria probabili-
81. I. de la Potterie, L'onction du Christ: NRTh 80 (1958) 237.
82. En relación con esta problemática, cf. A. Feuillet, he baptéme de
Jésus: RB 71 (1964) 321-352; I. de la Potterie, o. c, 225-252; F. Gils,
Vision inaugúrale de Jésus au baptéme, en Jésus prophéte, Louvain 1957, 83. I. de la Potterie, o. c, 234; cf. también Jn 1, 32-34. Ni siquiera
49-73; A. Gaboury, Deux fils uniques, Isaac et Jésus: Studia Evangélica se hace alusión al bautismo de Jesús. Juan centra su interés en el tema del
IV, TU 102 (1968) 198-204; A. Legault, Le baptéme de Jésus et la doc- Espíritu.
trine du serviteur souffrant: ScienEccl 13 (1961) 147-166; J. M. Dutheil, 84. A. Feuillet, Le baptéme de Jésus, 333-335; A. George, o. c, de-
Le baptéme de Jésus dans le Jourdain d'aprés les évangiles synoptiques, dica las pp. 187-188 al estudio de la seria probabilidad de la lección occi-
Strasbourg 1961; M. Sabbe, Le baptéme de Jésus, en De Jésus aux évangi- dental. El texto de esta lección es: «Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado
les, Gembloux-Paris 1967, 184-211. hoy» (Sal 2, 7).
100 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 101

dad, porque se armoniza perfectamente con la genealogía que sigue. Y un poco más adelante:
Ofrece el gran interés de establecer un lazo entre los tres misterios,
A causa de la alusión al Sal 2, se nos invita discretamente a com-
de la encarnación, del bautismo y de la resurrección, los tres en ín-
prender que Jesús es el Mesías, sin que la palabra Cristo sea pro-
tima conexión con la filiación divina de Cristo 8B.
nunciada una sola vez. Pero la asociación de los términos «Hijo» y
Sin embargo, desde el punto de vista teológico y de unidad en «amado» dice mucho más que la simple expresión «mi Hijo»; la re-
la obra de Lucas, me parece más probable la lección comúnmente dacción evangélica subraya precisamente esta diferencia 89 .
admitida. Jesús-profeta es, como se ha visto, una pieza fuerte en la
obra de Lucas. Se reconoce, además, comúnmente h relación enne P. F. Ceuppens sostiene este mismo punto de vista en relación
la perícopa del bautismo y la de la sinagoga de Nazaret (Le 4, 16- con el agapétos (amado) unido al huios (hijo), justificándolo tanto
30) donde Jesús se presenta realizando en su persona otra profecía por la confirmación del griego clásico, cuanto por la versión de los
de Isaías (61, l-2a) con carácter profetico innegable. Por lo demás, LXX y el uso en este mismo sentido en el nuevo testamento: «En
el posible lazo, de que habla A. Feuillet, entre la encarnación, el el nuevo testamento ho agapétos (amado) y ho monogenés (único)
bautismo y la resurrección, se mantiene igualmente en el texto co- se consideran como términos sinónimos y designan ál 'Hijo único'
múnmente admitido, par la intencionada alusión al Sal 2, 7. (Le 7, 12; 8, 42; 9, 38; Jn 1, 14.18)» 90 .
Con toda probabilidad, la fórmula de la voz celeste ha sido No hay que olvidar tampoco el paralelismo entre bautismo y
retocada y enriquecida con la alusión a dicho salmo. Esto es tanto transfiguración. Es, asimismo, conveniente recordar que Lucas cita
más manifiesto cuanto que Marcos y Lucas conservan la expresión también explícitamente el Sal 2, 7 en Hech 13, 33 en claro con-
en segunda persona, como en el salmo: «Tú eres mi Hijo». texto de resurrección.
Parece también intencionada la sustitución del término pais Tampoco faltan autores que refieran la voz celeste de Le 3, 22
(siervo) de Is 42, 1 por huios (hijo) del Sal 2, 7, puesto que Lucas y par. a Gen 22, 2.12.16 (sacrificio de Isaac). En ambos pasajes,
aplica en él kerigma primitivo al título de país a Jesús en Hech 3, en efecto, se encuentra completa la expresión huios agapétos (Hijo
13.26 y 4, 27.30. Mt 12, 18, citando precisamente a Is 42, 1-4, único). El bautismo, en este caso, haría alusión al sacrificio expia-
conserva también el término pais de los LXX. torio de Cristo 81 .
I. de la Potterie escribe a este respecto: «¡El único cambio im- ¿Qué valor tiene, pues, esta declaración que constituye la cul-
portante realizado en el texto de I s 42, 1 es la sustitución del pais minación de la perícopa? De manera general para los sinópticos y a
(siervo) por huios (hijo): el que recibe la misión de siervo es el nivel de la redacción actual, se puede afirmar con exegetas de actua-
Hijo mismo del Padre» 8S. Y discutiendo sobre la palabra original lidad que se pone de relieve la filiación trascendente de Jesús, ya
de la voz celeste, concluye: «Con Taylor (St. Marc, 162), creemos que la teofanía encierra una expresión trinitaria. A. Feuillet lo
que la fusión del tema del siervo con el de la filiación es primiti- afirma sin ambages: «Se ha ido comprendiendo el bautismo, cada
va» 87. vez mejor, como una revelación clara de la filiación divina de Jesús
Hay otra sustitución importante en el texto de Is 42, 1. La ex- en sentido estricto, es decir, como una manifestación del misterio
presión «el elegido», según los LXX, es reemplazada por «el ama- de la Trinidad» 92 .
do», que refuerza el sentido trascendente del término huios (hijo).
A. Feuillet escribe al respecto: 89. Ibid., 328.
2
90. P. F. Ceuppens, Theologia Bíblica III. De Incarnatione, Romae
Al traducir elegido por agapétos (amado), y al hacer de este último 1950, 28.
término una simple calificación del Hijo, la redacción evangélica ac- 91. Cf. a este respecto, A. Gaboury, o. c, 198-204; en cuanto a la
tual ha acentuado la idea de la filiación divina estricta 88 . traducción de agapétos como «único», cf. C. H. Turner, Ho huios mou ho
agapétos: JTS (1926) 113-129; Büchsel, Monogenés, en TWNT IV, 747,
donde escribe: «Hay que reconocer que el huios mou ho agapétos (mi
85. A. Feuillet, Le baptéme de Jésus, 335. Hijo amado) de Me 1, 11; Mt 3, 17; Le 3, .22; Me 9, 7 (y) Mt 17, 15,
86. I. de la Potterie, o. c, 237. está muy cercano al ho monogenés huios (Hijo único) de Juan»... (cf. Jn
87. Ibid. 1, 29).
88. A. Feuillet, Le baptéme de Jésus, 327. 92. A. Feuillet, Le baptéme de Jésus, 352.
¡02 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 103

Un poco antes se había planteado el problema trinitario, sobre Mateo ofrece al final del evangelio la fórmula trinitaria (28, 19), que
el que opina: no deja de estar relacionada con la narración del bautismo de Je-
sús »T.
Es un hecho que el bautismo ha sido mirado tradiciomlmente como
una revelación del misterio de la Trinidad... Todavía hoy las narra-
J. A. T. Robinson, por situarse a nivel de la fuente o, como
ciones evangélicas del bautismo son frecuentemente utilizadas en este
máximo, en el tiempo de la redacción de Marcos, defiende la pers-
mismo sentido por los teólogos. ¿Es legítima esta interpretación? Lo
pectiva mesiánica de Hijo de Dios:
es con toda seguridad si nos colocamos a nivel de la redacción evan-
gélica, porque, en el pensamiento de los evangelistas que transmiten
Su designación como Hijo de Dios, a través de la voz del bautismo,
la escena, mientras el Padre proclama a Jesús su Hijo único, la per-
y de la transfiguración, se puede considerar como perteneciente a la
sona misma del Espíritu Santo, y no una fuerza impersonal, desciende
primitiva tradición de Palestina, y, por lo menos en el tiempo del
sobre Jesús 93 .
evangelio de Marcos, todo el ministerio público es considerado como
mesiánico 98 .
Asimismo, I. de la Potterie, hablando de la sustitución del tér-
mino pais (siervo) por huios (hijo) en la fórmula primitiva, dice que
«se trata evidentemente de una precisión capital desde el punto de Para Lucas en particular, esta perspectiva trascendente parece
vista doctrinal, porque nos introduce en un contexto trinitario» 84. innegable por la personalización que hace del Espíritu santo, to
pneuma to hagion.
J. Knackstedt, al final de su artículo, en el que había investiga-
I. de la Potterie escribe a este respecto:
do la Opinión de los padres más rapresentativos, defiende también
que la presente perícopa encierra el misterio trinitario:
En fin, hay un detalle importante: en lugar de pneuma theou (Espí-
ritu de Dios) de Mateo, se encuentra en Lucas la forma determinada:
Investigados los testimonios de los padres y sopesadas las razones,
to pneuma to hagion (el Espíritu Santo)... Es la primera vez en el
hay que adherirse a la opinión de los padres... sobre la certeza de la
tercer evangelio que la palabra «espíritu» se emplea con artículo cita
manifestación de la Trinidad en el bautismo de nuestro Señor en el
a Le 2, 26, donde se emplea en forma anafórica); hay, pues, aquí algo
río Jordán 95 .
nuevo. De manera general se puede decir que pneuma sin artículo
indica más bien el espíritu como una fuerza divina impersonal. Pero
F. Gils sostiene el mismo punto de vista: cuando Lucas, como aquí, emplea la forma determinada to pneuma
En el documento griego que está a la base de los sinópticos, la aten- (to) hagion, quiere designar el don escatológico del Espíritu; en
ción queda fuertemente fijada en Is 42, 1. El calificativo agapétos Hechos de los apóstoles (2, 38; 4, 31; 10, 40.45.47; 11, 15; 15, 8;
(amado), asociado a huios (hijo), nos prohibe tomar este último tér- 19, 6) la expresión se refiere al hecho narrado al principio y bien co-
mino en el sentido de pais (siervo). En pais agapétos está incluida ya nocido por todos: la efusión mesiánica del Espíritlu Santo en Pente-
la idea de filiación, a fortiori en huios agapétos 96. costés; en el evangelio, to pneuma to hagion indica el mismo don 9 9 .

Un poco más adelante afirma: Creo, sin embargo, que no se puede urgir demasiado este argu-
mento, como se verá al hablar de Le 1, 35.
En la redacción final de nuestros evangelios, la idea de filiación no
Es también relevante la realidad que Lucas confiere al Espíritu
puede ponerse en duda. Los tres evangelistas consideran muy proba-
Santo en la visión: «en forma de paloma».
blemente el bautismo de Jesús como prototipo del bautismo cristiano.

93. Ibid., 347. 97. Ibid., 63.


94. I. de la Potterie, o. c, 237. 98 J. A. T. Robinson, The most primitive christologie of all? (Acts 3,
95. J. Knackstedt, Manifestatio SS, Trinitatis in bautismo Domini?:
VD 38 (1960) 91. 12-26): JTS 7 (1956) 180.
96. F. Gils, o. c, 62. 99. I. de la Potterie, o. c, 234-235.
104 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 105

Existe además un paralelismo manifiesto con la perícopa de la Parece, asimismo, importante la relación entre Le 3, 22 y Le
anunciación 10 °: a) la filiación divina de Jesús constituye el punto 1, 35. La filiación divina de Jesús es el centro de ambas perí-
culminante de ambas perícopas; b) las expresiones «Hijo de Dios» copas, en un contexto trinitario en que el Espíritu Santo juega un
y «mi Hijo» se hallan en contexto trinitario en las dos escenas; papel primordial, en Le 1, 35, el Espíritu Santo, como fuerza del
c) este título está relacionado con el descenso del Espíritu en am- Padre constituye a Jesús Hijo de Dios en el seno de María; en Le
bas perícopas; d) en los dos pasajes hay una conexión directa con 3, 22, el Espíritu Santo lo unge para su misión profética, mientras
prerrogativas de Jesús anunciadas en el antiguo testamento: en el Padre manifiesta la verdadera personalidad de Jesús.
la anunciación, Jesús, el Mesías-Hijo de David (Le 1, 32-33) es Así pues, estas perícopas constituyen el marco ideal para la
además Hijo de Dios ( 1 , 35). En el bautismo, Jesús, el siervo-pro- interpretación del título Hijo de Dios en Le 1, 35.
feta, es también Hijo de Dios ('Le 3, 22).

e) Resumen de esta sección V. HIJO DE DIOS EN Le 1, 35


La expresión «Hijo mío» de Hedh 13, 33 se refiere, con toda
probabilidad, no a la filiación trascendente de Jesús, sino a su Antes de examinar Le 1, 35 en profundidad, es conveniente
carácter mesiánico-regio. Dios Padre, resucitando a Jesús, da cum- conocer las interpretaciones que se han dado a este versículo, verda-
plimiento al Sal 2, 7, al conferirle el dominio sobre todas las na- dera cruz de la exégesis de todos los tiempos. Le 1, 35 entraña,
ciones. La expresión «Hijo mío» de Hedh 13, 33, tiene su equi- en efecto, dificultades, no sólo a nivel gramatical, sino también
valente en el título Kyrios de Hedh 2, 36. Esta es la perspectiva estructural y, sobre todo, a nivel de contenido teológico.
de la comunidad cristiana primitiva.
El panorama cambia en el evangelio de Lucas. Tres pasajes de 1. Exégesis patrística de Le 1, 35
singular relieve manifiestan una comprensión más profunda de la La exégesis patrística de los primeros siglos fluctúa incesante-
persona de Jesús. mente en la interpretación teológica de Le 1, 35, ya sea por las
En Le 22, 67-70 el evangelista desdobla el título mesiánico de dificultades inherentes a didho versículo, ya por las herejías cris-
Mateo y Marcos para establecer un paralelismo con Le 1, 32-35, a tológicas que se sucedían ininterrumpidamente, o bien, sobre todo,
un doble nivel de títulos mesiánicos y trascendentes. por las dificultades de la doctrina trinitaria en cuanto a contenido y
Existe también una estrecha conexión entre Le 22, 70 y Le 2, formulación.
49. En efecto, tanto en este último pasaje como en Le 22, 69-70 Tales son, en síntesis, las conclusiones de una reciente tesis doc-
Jesús manifiesta su profunda personalidad. Esta relación no es toral 101. Según E. R. de Roover, la exégesis del siglo II sobre este
casual, ya que los elementos esenciales de Le 2, 41-52 son prefigu- punto fue de verdadera confusión 102.
ra tivos de la pascua de Jesús. R. Cantalamessa en un artículo reciente lo:i , confirma la con-
La perícopa de la transfiguración, Le 9, 28-36 encierra como fusión en torno a Le 1, 35 en los siglos I y II. Hay textos inequí-
punto culminante el testimonio de Padre sobre la verdadera per- vocos, testigos de una exégesis primitiva, que sostienen la encar-
sonalidad del Hijo. El verbo episkiazó (cubrir con la sombra) es- nación del Espíritu Santo 104. Este exegeta termina comentando:
tablece el paralelismo entre Le 9, 34-35 y Le 1, 35.
Por último, en la perícopa del bautismo, Le 3, 21-22, el Pa-
dre revela la verdadera personalidad del Hijo. El cambio delibera- 101. E. R. de Roover, L'exégése patristique de Le 1, 35 des origines
do en la cita de Is 42, 1; la cita implícita del Sal 2, 7, así como el a Augustin, Roma 1965.
contexto trinitario de este pasaje, están a favor de una interpre- 102. Ibid., 547.
tación en sentido trascendente del título «mi Hijo amado». 103. R. Cantalamessa, La primitiva esegesi cristologica di Romani 1,
3-4 e Luca 1, 35: RivStonLettRelig 2 (1966) 69-80.
104. Ibid., 71, citando el Pap. Bodmer X, 5, en M. Testuz (ed.),
Correspondance apocryphe des corinthiens et de Paul, 1959, 34, 5-6; Ibid.,
100. A. Feuillet, Le baptéme de Jésus, 347 y F. Gils, Jésus prophéte, 72, citando C. Schmidt-W. Schubart (eds.), Acta Pauli Pap. Hamburg, 8,
63, establecen expresamente este paralelismo. 25-27, Hamburg 1936, 58.
106 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 107

En los dos textos está expresada la concepción del Espíritu que des- Esta rápida ojeada a la historia de la exégesis de Le 1, 35 hace
ciende del cielo, pasa al seno de la Virgen, donde recibe la carne, y comprender la dificultad intrínseca de dicho versículo. Algunas
hace su ingreso en el mundo con el nombre de Jesús 10B. cuestiones, entonces en discusión, son hoy cuestiones pacíficas (co-
mo la identificación de «Espíritu Santo» y «fuerza del Altísimo»),
Respecto al siglo I I I . E. R. de Roover afirma que se debe a Orí- pero quedan aún en Le 1, 35 problemas que son objeto de discu-
genes y a líos padres alejandrinos él 'honor de 'haber reconocido en el sión en la exégesis actual. Así, por ejemplo, santo, ¿es un adjetivo
pneuma hagion de Le 1, 35 ail Espíritu Santo 1 0 6 , y que, sólo en sustantivado (to hagion), calificado por el adjetivo verbal engen-
la edad de oro de los padres griegos, «muchos autores nombran ya drado (gennómenon), o, por el contrario, determina como adjetivo
la Espíritu Santo como el agente principal de la encarnación» 10T. la expresión verbal! sustantivada lo engendrado (to gennómenon)?
La situación de los padres latinos es más o menos idéntica en este ¿No se podría tomar también el término santo como predicado de
período 108 . kléthésetai (será llamado), siendo, en este caso, un título cristo-
La confusión se extendió a otras expresiones de Le 1, 35, como lógico? 118 . ¿Cuál sería en esta última hipótesis el alcance del tér-
a la de aplicar «el poder del Altísimo» al Hijo 1ÜB. Los teólogos de mino santo? La aportación más importante, bajo el punto de vista
la edad media, tanto griegos como latinos, siguieron refiriendo a cristológico, sería, sin embargo, poder clarificar el alcance teoló-
Jesús didha expresión u o . La literatura apócrifa, que ha tenido un gico del título Hijo de Dios en Le 1, 35.
gran influjo en la exégesis de los primeros siglos, no es ajena a esta
interpretación. Así, por ejemplo, El evangelio de Pedro m . Las
Acta Thomae, de marcado carácter gnóstico 112 , aplican también a 116. La dificultad de Le 1, 35b es inherente al texto griego y da
Jesús el término dynamis (poder) en expresiones que le son carac- origen a distintas interpretaciones: 1) «El engendrado», como participio
terísticas 113 . En Acta Philippi se encuentra la expresión dynatos sustantivado, y «santo», como adjetivo calificativo: «El engendrado santo
será llamado Hijo de Dios», cf. A. Loisy, L'évangile selon Luc, Paris 1924,
kay dynamis tou Vatros (poderoso y fuerza del Padre), referida a 90; 2) «Santo», como adjetivo sustantivado, y «engendrado», como parti-
T •'114 cipio con función calificativa: «El santo engendrado será llamado Hijo de
Jesús . Dios», cf. P. Benoit, Exégése et théologie III, Paris 1968, 198; F. Hauck,
San Agustín es, para Roover, el primero que logra comprender Das Evangelium des Lukas, Leipzig 1934, 23; A. Riezler, Das Evangelium
des Lukas, Briren 1900, 70; G. L. Hahn, Das Evangelium des Lukas I,
y formular con lenguaje teológico adecuado el mensaje de Le 1, Breslau 1892, 119; 3) «Santo», como predicado de «será» (sobreentendido):
35 m . «El engendrado será santo y será llamado Hijo de Dios», cf. M. J. Lagran-
ge, Évangile selon St. Luc, Paris 1921, 33; E. Osty, Lible de Jérusalem,
Paris 1956, ad Le 1, 35; Nácar-Colunga, Sagrada Biblia, Madrid 1955,
105. Ibid., 72. En la p. 71 había expresado ya su pensamiento con ad Le 1, 35; B. Rigaux, o. c, 126-127; 4) «Santo» e «Hijo de Dios», pre-
toda claridad: «El Espíritu Santo descendió al seno de la Virgen, no sólo dicados de «será llamado»: «El engendrado será llamado santo, Hijo de
virtualmente, sino realmente como semen divino: él no sólo es causa efi- Dios», cf. H. Schürmann, Das Lukasevangelium I, Freiburg 1969, 41;
ciente, sino también sujeto de la encarnación». ef. también 54-55; Bover-Cantera, Sagrada Biblia, Madrid 1957, ad Le 1,
106. E. R. de Roover, o. c, 547. 35; K. H. Rengstorf, Das Evangelium nach Lukas, Gottingen 1958, ad Le
107. Ibid. 1, 35; J. M. Creed, The gospel according to St. Luke, London 1957, 20;
108. Ibid., 548. E. Earle Ellis, The gospel of Luke, London 1966, 71; A. Plummer, The
109. O. Bardenhewer, Ein Kommentar zu Lukas 1, 26-38: Bibl. Stu- gospel according to St. Luke (1922) Edinburg s1956, ad Le 1, 35, pre-
dien X (1905) 132. La expresión «fuerza del Altísimo» se ha aplicado a fiere también3 esta traducción; T. Schmid, Das Evangelium nach Lukas,
Jesús bajo el influjo de 1 Cor 1, 24, en que se habla de Jesús como Regensburg 1955, 40.44; W. Grundmann, Das Evangelium nach Lukas,
«fuerza de Dios». Berlin 21961, 54; S. McLean Gilmour, The gospel according to saint Luke,
110. Ibid. New York, 39; G. B. Caird, Saint Luke, London 1963, 52; R. Laurentin,
111. E. Hennecke-W. Schneemelcher, New tesiament apocrypha I, Structure et théologie de Luc I-I I, 73; S. Lyonnet, Le récit de l'annoncia-
London 1963, 184 (cf. Mt 27, 46 y Me 15, 34). tion, 15; P. Gáchter, Maiia im Erdenlcben, Innsbruck 1955, 36; H. Sah.
112. Ibid., 425 ss. El comentario es de G. Bornkamm; R. A. Lipsius- lin, Der Messias und das Gottesvolk, Uppsala 1945, 131 ss.; O. Cullmann,
M. Bonnet, Acta apostolorum apocrypha II, Darmstadt 1959, XV ss. Christologie du nouveau testament, Neuchate! - Paris 1958; P. Gáchter, Der
113. R. A. Lipsius-M. Bonnet, Acta apostolorum apocrypha II, 115; Verkündigungsbericht, Lk 1, 26-38: ZKTh 91 (1969) 331; J. M. Bover, que
Ibid., 239, 26-240, 1. había admitido la posibilidad de las diversas traducciones, se pronuncia en
114. Ibid., 62, 13-15. favor de: «El que va a nacer será llamado santo, Hijo de Dios», aportando
115. E. R. de Roover, o. c, 548. una serie de razones: Bi 1 (1920) 92-94.
108 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 109

te estricto del título Hijo de Dios en Le 1, 35. S. Muñoz Iglesias,


2. Hijo de Dios en Le 1, 35, según la exégesis actual usando una expresión semejante, escribe: «Aunque abundan los teó-
logos y exegetas que lo entienden de la filiación divina consustan-
La exégesis actual se encuentra claramente dividida en la in-
cial, no creemos que sea ése el alcance de la expresión en nuestro
terpretación dei título Hijo de Dios en Le 1, 35. Ello es tanto más
pasaje» 126 . O como dice J. M. Creed: «La idea del Hijo preexis-
significativo, cuanto que el evangelio de la infancia, en general, y
tente no se encuentra ni en este pasaje ni en ningún otro de los
la perícopa de la anunciación, en particular, son objeto constante
evangelios sinópticos» 12T .
de investigación, y la bibliografía de los últimos años es abundan-
tísima m . Otro grupo de exegetas sostiene que la expresión Hijo de Dios
en Le 1, 35 es un título trascendente. S. Lyonnet expresa esta con-
Respecto a la interpretación del título Hijo de Dios en Le 1,
vicción sin ambages:
35 se puede constatar una doble dirección en la exégesis actual.
Un primer grupo de exegetas interpreta el título Hijo de Dios El niño, cuya concepción virginal es anunciada por el ángel, no sola-
como filiación divina no trascendente. Es decir, se trataría para al- mente será el Mesías esperado, Hijo de Dios en un sentido singular,
gunos de una filiación divina en la línea de la concepción virginal sino Hijo de Dios en sentido propio; dicho de otra manera, no sola-
y, por consiguiente, de una filiación divina real, en cuanto que ni mente «un ser divino», sino Dios 128 .
José ni hombre alguno ha sido el padre de Jesús. Su verdadero
Padre es Dios que, actuando de manera inefable, hace aparecer al
El mismo exegeta, más adelante y hablando de la concqpción
fruto en el seno de María. Dicho en otras palabras, esta filiación
virginal, reafirma la misma idea:
se refiere al origen divino de Jesús en el seno de María y sería di-
vina «en sentido amplio», en expresión de S. Lyonnet 1 1 8 . Se pro- La concepción virginal de María no tendrá lugar en virtud de una
nuncian en esta dirección: E. Eade Bilis 119 y J. M. Creed 1 2 °. Tal intervención cualquiera de Dios, por milagrosa que fuera, sino en
parece ser también la opinión de J. G a l o t 1 2 1 , y la de A. R. C. Lea- virtud de la presencia misma de Yahvé en el seno de María. Antes de
ney, que relaciona los títulos Santo e Hijo de Dios con el origen la revelación explícita del misterio de la Trinidad, fue probablemente
divino de Jesús 122 . la manera menos oscura de hacer comprender a María que su niño
Para otros, el título tiene un alcance mesiánico, en la línea del sería Hijo de Dios en sentido propio 129 .
título Hijo del Altísimo (Le 1, 32). Se pronuncian así, entre otros,
H . Schürmann m y M. García Cordero quien, tras haber afirmado P. Benoit sostiene también la trascendencia de la expresión
el carácter mesiánico de la expresión Hijo del Altísimo en Le 1, 32, Hijo de Dios. Su opinión es suficientemente clara a la luz del con-
refiriéndose luego a Le 1, 35, escribe en la misma página: «Aquí texto. En efecto, comentando la gradual toma de conciencia de la
las expresiones Hijo del Altísimo e Hijo de Dios son sinónimas» 124 . comunidad cristiana primitiva en relación con la divinidad de Jesús,
F. Neirynck lo considera título mesiánico, relacionándolo, al mismo escribe:
tiempo, con su origen divino milagroso 12B . Este primer grupo de
exegetas tiene, pues, en común al no admitir el carácter trascenden- Esta historia de fe se ha expresado en el desarrollo literario. Por lo
que se refiere, por ejemplo, al evangelio de Lucas, se puede observar
en la narración de la anunciación la combinación de datos que se en-
117. J. P. Audet, Autour de la théologie de Luc 1-11: ScienEccl 9 contraban en las teofanías de la transfiguración y del bautismo 1 3 °.
(1959) 418.
118. S. Lyonnet, L'annoncialion et la mariologie biblique, 66.
119. E. Earle Ellis, o. c., 72. 126. S. Muñoz Iglesias, Le 1, 35b, 294.
120. T- M. Creed, o. c., 19. 127. J. M. Creed, o. c, 19.
121. J. Galot, o. c, 658. 128. S. Lyonnet, L'annoncialion et la mariologie biblique, 66.
2
122. A. R. C. Leaney, The gospel according to Si. Luke, London 129. Ibid., 67. En esta cita prescindo, por el momento, del problema
1971, ad Le 1, 35. que en ella se plantea, a saber, si María, desde el principio, comprendió
123. H. Schürmann, o. c. I, 54. todo el alcance del anuncio del ángel o no.
124. M. García Cordero, Teología de la Liblia II, Madrid 1972, 405. 130. P. Benoit, L'enfance de Jean-Baptiste selon Luc 1: NTS 3 (1956-
125. F. Neirynck, L'évangile de Noel, Bruxelles 1960, 36. 1957) 192.
110 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 111

En el mismo artículo y en idéntico contexto lo afirma aún más «En fin, la expresión 'Hijo de Dios' toma para él un sentido fuer-
lacónica y categóricamente: «Todo el mensaje angélico tiene por te, netamente diferenciado del de Cristo ( 1 , 35; 22, 70)» li2.
resultado y culminación que el niño que va a nacer será 'el Hijo Esta divergencia en la interpretación teológica de la expre-
de Dios'» 131 . sión Hijo de Dios, Le 1, 35, por exegetas de reconocido prestigio
A. Feuillet mantiene el mismo punto de vista, a juzgar por la en la actualidad, al mismo tiempo que muestra la dificultad inhe-
siguiente afirmación: «La filiación divina de Jesús, gracias a la ac- rente a dicho versículo, deja abierta la puerta a una ulterior in-
tividad del Espíritu Santo, está dlaramente enseñada por Mateo y vestigación.
por Lucas en sus narraciones de la infancia» 132 . Con toda proba-
bilidad Feuillet entiende esta filiación divina en sentido estricto, 3. Alcance del título Hijo de Dios en Le I, 35
ya que establece el paralelismo entre el evangelio de la infancia y la
perícopa del bautismo en relación con la filiación divina, que forma Habiendo examinado ya las principales expresiones que hacen
parte del ministerio trinitario en la escena del bautismo 13!i . alusión a la filiación divina de Jesús en la obra lucana, según el co-
mún sentir de exegetas de actualidad, se ha podido comprobar la
La opinión de F. Gils es semejante a la de Feuillet. En la mis-
relación de estos pasajes y Le 1, 35. Este versículo, por su parte,
ma página en que escribe que «la filiación divina de nuestro Se-
constituye una auténtica novedad respecto a la acción de Dios y a
ñor está muy claramente enseñada en las narraciones de la infancia
las realidades del antiguo testamento y es el punto culminante de
de Jesús de Mateo y de Lucas» 134 , líneas más abajo opina que la
la anunciación. Todo d i o constituye el marco adecuado para el
perícopa del bautismo encierra también el misterio trinitario 13B.
análisis detallado de las expresiones y del contenido de Le 1, 35, a
Podríamos hacer referencia todavía a otro grupo de exegetas
la luz, sobre todo, de su contexto próximo, el evangelio de la in-
cuyo pensamiento resulta un tanto oscuro e indefinido, debido a la
fancia.
vaguedad y generalidad de las expresiones que emplean. Así A.
George, comentando Le 1, 35, escribe: «Sólo Lucas insiste en el Le 1, 35a aparece como la respuesta directa a la objeción de
carácter excepcional de la intervención divina, en la santidad de María en 1, 34, y está constituido por dos expresiones cuyos tér-
Jesús, y fundamenta sobre ellos el título Hijo de Dios» 1 3 e . Parece minos están en claro paralelismo 1 4 3 : a) El Espíritu Santo... ba-
también imprecisa la opinión de B. Rigaux m , W . Grundmann l í l s , jará sobre ti; b) La fuerza del Altísimo... te cubrirá con su som-
P. Gachter 1 3 9 , W . R. F. Browning 14<l y O. da Spinetoli 1 4 1 . bra.
Tampoco resuilta clara la opinión de X. Léon-Dufour, quien, ha- Se afirma, pues, directamente la acción del Espíritu Santo en
ciendo un resumen de la figura de Jesús en la obra lucana, escribe: María. Pero, ¿qué valor tienen las expresiones Espíritu Santo y
fuerza del Altísimo? ¿Se trata de un simple paralelismo, o hay,
además, un progreso de contenido en la segunda expresión?

131. Ibid., 193, nota 1. a) La expresión pneuma hagion (Espíritu Santo)


132. A. Feuillet, Le baptéme de Jésus, 347.
133. Ibid. Al comparar las anunciaciones de Juan Bautista y de Jesús, así
134. F. Gils, o. c, 63. como sus propias personas, se ha visto el carácter total de nove-
135. Ibid.
136. A. George, o. c, 191. En esta misma página vuelve a usar una dad de Le 1, 35. N o tiene paralelo en la narración de Juan. La
formulación imprecisa: «Jesús está unido a Dios con una profundidad que expresión «Espíritu Santo» de dicho versículo debe poseer un
sobrepasa todo lo que pudo concebir el antiguo testamento y el judaismo. sentido distinto del que tiene en Le 1,15.
Por eso, él es Hijo de Dios en un sentido absolutamente nuevo»; cf. tam- En este último pasaje, se trata, sin duda, del Espíritu profeti-
bién, A. George, Le paralléle entre ]ean-Baptiste et Jésus, Gembloux 1970,
171. c e S. Muñoz Iglesias, comentando é\ alcance de Espíritu Santo
137. B. Rigaux, o. c, 127.
138. W. Grundmann, Sohn Gottes: ZNW 47 (1956) 116.
139. P. Gachter, Maria im Erdenleben, 28; Id., Der V erkündigungs- 142. X. Léon-Dufour, Vocabulaire de théologie biblique, 606, 2, c.
bericht, Lk 1, 26-38, 331. 143. La mayoría de los autores hacen notar este paralelismo de tér-
140. W. R. F. Browning, Saint Luke, London 31972, 41. minos. Cf. entre otros, P. Benoit, L'annonciation (Le 1, 26-38), 40 y 50;
141. O. da Spinetoli, Introduzione ai vangeli dell'infanzia, 104. S. Lyonnet, Le récit de l'annonciation, 13, col. 2; J. Goitia, o. c, 345.
112 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 113

en Le 1, 15, dice que «nos hallamos en la línea viejotestamentaria iglesia 148 . Hoy se admite comúnmente el paralelismo entre el bau-
del 'Espíritu-fuerza', que viene sdbre los profetas, sobre Sansón tismo de Jesús, Le 3, 21-22 y el bautismo de la iglesia (Hech 2,
mismo (Jue 13, 25) y en general sobre todo el que emprende una 1 ss.), bajo la acción del Espíritu Santo.
misión divina de importancia» 144 . Todo esto está en la 'línea de una nueva economía que comien-
La expresión Espíritu Santo aparece, en efecto, en conexión za con la concepción de Jesús. H . von Baer es explícito a este res-
con profetas que pertenecen a da antigua alianza en el mismo pecto:
evangelio de la infancia (Le 1, 4 1 : Isabel; 1, 67: Zacarías; 2, 2 5 :
Simeón). Juan Bautista, como se acaba de ver, pertenece a esta A través de las palabras del ángel penetra en la historia de la sal-
misma economía. Esta es una línea importante en el pensamiento vación, cuya fuerza motriz es, sin duda, el Espíritu Santo, una nueva
teológico de Lucas: «La ley y los profetas llegaron hasta Juan; fuente de energía. Para el autor, esta nueva actividad del Espíritu
desde entonces se anuncia el reinado de Dios»... (Le 16, 16). origina una nueva época. Como el Espíritu de Juan antes de su na-
Por todo ello P . Benoit rebate acertadamente la afirmación cimiento detecta la presencia del Hijo de Dios, y el profeta y su
de E. Ldhmeyer, que exagera el alcance de la expresión «se lle- Espíritu por boca de Isabel saludan a su Señor, del mismo modo se
nará de Espíritu Santo», aplicada a Juan Bautista en Le 1, 15: «Es despierta el Espíritu profético en Simeón y Ana en presencia del
cierto, por al contrario, que las palabras del ángel a María en el niño Jesús. Los profetas de la antigua alianza se inclinan gozosos
v. 35 anuncian en la intención de Lucas una intervención del Es- ante el portador del Espíritu que inaugura una nueva época 149 .
píritu de una manera muy superior» 145 .
H . von Baer sostiene la misma opinión; piensa que el Espíritu Nos encontramos, pues, ante una realidad nueva del Espíritu,
profético, que se manifiesta en Zacarías y en el mismo Juan para o, para expresarlo con más precisión, ante una actuación nueva del
señalar desde el seno materno al verdadero portador del Espíritu, Espíritu, que hace que lo comprendamos como una nueva realidad.
representa a la antigua alianza; este Espíritu profético cede gustoso Para algunos exegetas modernos, incluso el Espíritu profético
el paso al Espíritu del Hijo de Dios, que, de manera singular, se que actúa en varios personajes del evangelio de la infancia (Zaca-
presenta como una verdadera encarnación del Espíritu 14fi. rías, Isabel, Simeón, etc.), pertenece ya a la concepción neotesta-
Le 1, 35 habla de una acción especial del Espíritu Santo, en mentaria del Espíritu, o dicho con palabras de P. Schubert: «El
orden a la concepción de Jesús, que no encuentra parangón en la Espíritu Santo es para Lucas (en contraposición a una opinión mo-
acción del Espíritu de la antigua alianza. H . von Baer, en diversos derna muy extendida) una estricta realidad escatológica, como lo
pasajes de su libro, contrapone con claridad el Espíritu del antiguo muestran enfáticamente estos capítulos (Le 1-2) y Hech 2, 1-
testamento al Espíritu que concibe a Jesús: 14» 1 5 °.
Es que para P . Schubert, estos personajes no sólo son objeto
En la antigua alianza es el Espíritu de la profecía; después, de ma- del cumplimiento de anteriores profecías, sino también sujeto de
nera singular, el Espíritu del Hijo de Dios, concebido por el mismo las mismas. Es decir, dios mismos son «profetas mesiánicos» 1B1.
Espíritu... y, al final, el Espíritu del Señor exaltado, que actuó en la H . H . Oliver atribuye al trabajo redaccional de Lucas el estre-
comunidad de los discípulos después del acontecimiento de Pente- cho paralelismo que existe, en cuanto a la acción del Espíritu, en-
costés 147 . tre Le 1-2 y Hechos de los apóstoles: «El papel del Espíritu en el
evangelio de la infancia recuerda el papel del Espíritu en la histo-
H . von Baer identifica, además, con razón, él Espíritu Santo de ria de la iglesia en Hechos. Esta impresión es, sin duda, la creación
Jesús terrestre con el Espíritu que Jesús resucitado envió a su intencionada de Lucas» 152 .

148. Ibid., 42.


144. S. Muñoz Iglesias, El evangelio de la infancia en san Lucas y las 149. Ibid., 48-49.
infancias de los héroes bíblicos, 349. 150. P. Schubert, The structure and significance of Luke 24. Neutes-
145. P. Benoit, L'enfance de Jean-Laptisle selon Luc I, 180, nota 3. tamentliche Studien für R. Bullmann, Berlín 1954, 178.
146. Cf. H. von Baer, o. c, 47. 151. Ibid.
147. Ibid., 45; cf. también, 48. 152. H. H. Oliver, o. c, 224.
114 Devolver el evangelio a los pobres
La anunciación 115
Un poco más adelante, después de citar a Le 1, 15.67.80 (el
bable, porque en esta época se usaba ya poco el estado constructo en
Espíritu en relación con Juan y sus padres), 1, 35 (di Espíritu en
arameo. Respecto al Espíritu Santo puede, por paralelismo con dyna-
relación con María), y 2, 25.26.27 (el Espíritu en relación con Si- mis hypsistou, haber omitido también el artículo, y puede haberlo
meón), afirma que «una comparación de estas frases con la activi- omitido también porque en el hebreo subyacente (ruah ha-qodesh),
dad del Espíritu en Hedhos, confirma que existe una semejanza ruah no lleva artículo 1 B 5 .
intencionada» 153.
La expresión Espíritu Santo de Le 1, 35 se refiere, pues, al
E s m á s , esta fluctuación d e l a r t í c u l o q u e se p e r c i b e e n el grie-
Espíritu Santo en cuanto persona trinitaria, en línea teológica neo-
g o del n u e v o t e s t a m e n t o , la a t r i b u y e A . D i e z M a c h o n o s ó l o al
testamentaria. Ello está en consonancia con la opinión de no pocos
p o s i b l e e s t a d o c o n s t r u c t o s u b y a c e n t e , sino t a m b i é n a la fluctuación
exegetas modernos, para quienes los evangelios de la infancia co- m i s m a ddl p o s i b l e e s t a d o enfático.
rresponden a una etapa tardía que refleja una teología más avan-
zada 1S4. E n la m i s m a carta e s c r i b e :

b) La falta de artículo en la expresión Espíritu Santo En el Génesis apócrifo, el estado enfático, es decir, el nombre con
artículo, aún guarda el valor de determinación, pero tiende a desapa-
La tan traída y llevada objeción de que la expresión Espíritu recer tal determinación. En el Targum de Job de la Cueva X I , el
Santo de Le 1, 35 no puede referirse al Espíritu Santo en sentido estado enfático ha perdido totalmente el valor determinado. En Néo-
personal, por no tener artículo, carece de peso suficiente para cons- pbyti suele aún conservar dicha determinación. En arameo antiguo
tituir una verdadera objeción. conserva el valor determinante que ha perdido en Onqelos y en el
Sobre lia falta de artículo en la's expresiones «Espíritu Santo» y Siríaco 1 B e .
«fuerza del Altísimo» de Le 1, 35, he consultado al profesor Diez
Macho, quien respondió: A e s t o s a r g u m e n t o s se p u e d e a ñ a d i r q u e la presencia o falta
de a r t í c u l o e n la e x p r e s i ó n (to) pneuma (to) hagion e n ios sinópti-
Respecto a ese versículo, hay que tener en cuenta que el evangelio cos e s c a p a a la rigidez d e u n a p o s i b l e regla. J. G o i t i a escribe al
de la infancia de Lucas está plagado de semitismos, contrariamente al respecto:
resto del evangelio lucano, por tanto, que tiene una fuente hebrea o
Si consideramos los diferentes textos en que se usa o no el artículo,
aramea. Puede ser una u otra la fuente porque en Palestina, en ese
difícilmente se puede deducir de los mismos un argumento en favor
tiempo, se escribía tanto en hebreo como en arameo como en griego. de la personalidad del pneuma, ya que no rara vez los textos parale-
En ese versículo en cuestión hay un clarísimo semitismo, «y respon- los de los sinópticos no concuerdan en orden al uso del artículo, y,
diendo dijo», que tanto puede venir del hebreo como del arameo. donde uno habla de «Espíritu», con artículo, otro lo trae sin artículo:
Dynamis hypsistou es claramente traducción de la «fuerza del Altísi- Mt 3, 16; Me 1, 10; Le 3, 22; Mt 22, 23; Me 12, 36 ^ .
mo» (Elyon); en esta misma última expresión probablemente hay un
hebraísmo mal traducido, a saber, un estado constructo hebreo al 155. Agradezco al profesor Diez Macho esta nota erudita que me
que correspondía traducir con «La fuerza del Altísimo», se ha tradu- confirma en la idea de no poder urgir la falta de artículo como argumento.
cido servilmente sin artículo, como en hebreo, «fuerza del Altísimo» 156. Para datar estos documentos, cf. E. Y. Kutscher, art. Aramaic, en
(nótese bien que hypsistos, al ser un nombre propio, no lleva artículo Enciclopaedia Judaica I I , Jerusalem 1971; por lo que se refiere a la ca-
rencia de artículo en la expresión «Hijo de Dios» en Le 1, 35, se podría
determinado, porque la determinación está implícita en ser nombre atribuir, quizás, al hecho de ser la primera vez que se aplica a Jesús en el
propio, sin embargo, dynamis tendría que llevarlo, y no lo lleva, por evangelio de Lucas. A. Vanhoye, De Epístola ad Hebraeos, Sectio Centra-
esta traducción servil, a que me refiero, del estado constructo hebreo). lis (Cap. 8-9), Roma 1966, 129, tratando de explicar la falta de artículo
en el término Christos de Heb 9, 11, escribe: «En general, cuando un
Pudiera también ser un estado constructo arameo, pero es menos pro- nombre propio aparece por primera vez, carece de artículo; después se
puede emplear el artículo para recordar que se trata de la misma persona
ya presentada», por ejemplo, Me 1, 9 sin artículo y después (1, 14) con
153. Ibid., 224-225. artículo.
154. En la Introducción hemos visto ya que el evangelio de la in- 157. J. Goitia, o. c, 122.
fancia constituye el último estadio de la obra lucana.
116 Devolver el evangelio a los pobres ha anunciación 117

En efecto, la perícopa del bautismo en los sinópticos es sufi- 2. Lucas, por su instinto y conciencia de historiador, se siente
cientemente elocuente: Mit 3, 16 usa pneuma theou (Espíritu de obligado a presentar de manera velada la fórmula trinitaria de Le
Dios); en Me 1, 10 se encuentra la expresión to pneuma, y Le 3, 1, 35. Se trata del diálogo de! ángel con María antes de la concep-
22 emplea la fórmula to pneuma to hagion. La interpretación de ción; la revelación trinitaria no pertenece, históricamente, a esta
cada expresión hay que buscarla, pues, primordiaknente en su pro- etapa. Forcejeo, pues entre el contenido real del misterio y la
pio contexto. formulación del mismo, con un lenguaje que no desentone del mo-
Se pueden aducir todavía una serie de argumentos, de carácter mento histórico. Difícil equilibrio entre el profundo teólogo y el
convergente, que ayudan a explicar la falta de artículo en Le 1, honrado historiador.
35:
3. La finalidad de la perícopa no es hablar directamente de las
1. Es posible que haya una intencionada «despersonalización» tres personas de la Trinidad, sino de la actividad del Padre, a través
del Espíritu Santo por parte de Lucas, a causa de la cultura hele- del Espíritu Santo, en orden a la concepción del Hijo de María.
nista propia y de gran parte de sus lectores. El evangelista querría
4. Esta fuerza que actúa en María está concebida más en for-
evitar que la «acción sobrenatural» del Espíritu Santo en María
ma dinámica (acción) que en forma estática (persona). En otras pa-
fuera interpretada como una «acción material» del misino Espíritu,
labras, se habla más bien de la actuación de las personas que de las
a la luz de la mitología griega: concepción de un héroe a través de
personas que actúan. En efecto, «fuerza del Altísimo» hace pro-
la unión sexual de un dios personal con una mujer. C. K. Barrett
gresar el pensamiento del primer estico: el Espíritu Santo ddí pri-
escribe a este respecto:
mer estico es presentado en el segundo como la fuerza del Altísi-
mo, para realizar la concepción en el seno de María. El verbo
La concepción no era debida a otra causa que al acto sexual ordina-
rio con la consiguiente pérdida de la virginidad; la única circunstan- episkiazó (cubrir con la sombra), es también relevante en esta línea
cia excepcional era que la hembra de k pareja era una mujer, mien- de actividad.
tras que el varón era un dios... El poder divino que causa la gravi-
dez es siempre un dios personal, con nombre e individualidad, y que c) La expresión dynamis hypsistou (fuerza del Altísimo)
actúa en este terreno exactamente de la misma manera que un hom- A pesar del reconocido paralelismo entre Espíritu Santo y
bre 168. fuerza del Altísimo, hay un progreso innegable en la segunda ex-
presión. Lo que está propiamente en paralelismo con pneuma ha-
No obstante R. Cantalamessa no admite tales reminiscencias gion es la dynamis (fuerza). Es decir, se presenta al Espíritu Santo
míticas como trasfondo de Le 1, 35: como fuerza. El genitivo «del Altísimo» matiza, orienta y deter-
mina el sentido del término dynamis: el Espíritu santo aparece co-
No parece que tales reminiscencias míticas deban percibirse —fuera mo fuerza del Altísimo. Pero, ¿en qué sentido?
de la interpretación de algunos autores— también en el texto de Le Al analizar esta expresión en el evangelio de la infancia y en
1, 35, que es considerado, como toda la historia de la infancia, de ca- la obra de Lucas, se constata la predilección del evangelista por el
rácter y vocabulario semítico y veterotestamentario 1B9. término Altísimo como sustantivo. Lo emplea cinco veces en el
evangelio y dos en Hechos frente a sólo dos veces en el resto
del nuevo testamento 160 . Además el término hypsos (altura), de la
158. C. K. Barrett, The holy Spirit and the gospel tradition, London misma raíz, sólo es usado por Lucas entre los evangelistas (Le 1
1956, 7.
159. R. Cantalamessa, o. c, 72-73; P. Winter, Some observations on
the language in the birth and infaney stories of the third gospel: NTS 1
(1954-1955) 115, afirma el trasfondo hebreo de Le 1, 26.35.37; por el con- 160. Le 1, 32.35.76; 6, 35; 8, 28; Hech 7, 48 y 16, 17; Me 5, 7; Heb
trario, F. Hahn, Christologische Hoheitstitel. Ihre Geschichte im frühen 7, 1. El término como adjetivo sustantivado, en sentido de «los espacios
Christentum, Góttingen 21964, 304 y 275 ss., sostiene que el teologume- que trascienden este mundo», esto es, «el cielo, sobre todo en cuanto mo-
non sobre el parto virginal se derivaría del judaismo helenista, con la con- rada de Dios y de los ángeles», se encuentra en Le 2, 14; 19, 38; Mt 21
siguiente dependencia de los LXX. 9 y Me 11, 10, F. Zorell, Lexicón graecum novi testamenti, Paris 81961.
US Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 119

78 y 24, 49). El término hypsistos se encuentra tres veces en el en cuanto al nombre mismo de Jesús, ya en cuanto al título de
evangelio de la infancia (Le 1, 35 y Le 1, 32.76). Hijo del Altísimo.
La expresión Hijo del Altísimo de Le 1, 32 se halla en un con-
texto de títulos mesiánieos ( w . 32-33), y ella misma hace referencia d) Relación entre Le 1, 35 y 24, 49
a la filiación mesiánica del Hijo de David. Es importante notar,
para el análisis ulterior de Le 1, 35, que el Altísimo del v. 32 está Hay que considerar todavía un texto que me parece de excep-
íntimamente unido a la idea de filiación y que se refiere directamen- cional importancia. Me refiero a Le 24, 49, que habla de Jesús re-
te a Dios. Para ser más precisos, diríamos que se trata del Dios del sucitado; éste promete a los apóstoHes él envío del Espíritu Santo,
antiguo testamento, al que se alude en esta primera parte de la pe- la promesa del Padre: «Yo os voy a enviar la promesa de mi Pa-
rícopa con los términos de Dios (Le 1, 26.30.32), Señor (1, 28.32) dre». No hay duda de que se trata de una expresión trinitaria: Yo
y Altísimo ( 1 , 3 2 ) i e i . (Jesús resucitado), la promesa (el Espíritu Santo), de mi Padre
La expresión profeta del Altísimo de Le 1, 76, que se aplica a (Dios Padre). Jesús está prometiendo el Espíritu Santo ique ¡la igle-
Juan Bautista, significa, sin duda, profeta de Yahvé, dada la tipo- sia va a recibir como don escatológieo en Pentecostés, ya que Lucas
logía de Elias, a través de Malí 3. Tanto aquí como en Le 1, 17, relaciona expresamente este pasaje con Hedh 1,4:
Juan Bautista es presentado como un nuevo Elias. Hay que recono- A través del tema de la permanencia en Jerusalén: «Les mandó
cer, sin embargo, que el término hypsistos no encierra aquí la idea que no se ausentasen de Jerusalén» (Hech 1, 4); «Permaneced en
de paternidad que posee en Le 1, 32, y, como se verá, también en la ciudad» (Le 24, 49).
Le 1, 35. Pero el término hypsistos vuelve a poseer la idea de pa- A través del tema de la promesa: «La promesa de mi Padre»
ternidad-filiación en los dos restantes pasajes del evangelio de Lu- (Le 24, 49); «La promesa del Padre, de la que yo os he hablado»
cas. (Hedh 1, 4).
El tercer evangelista tiene un versículo característico (6, 35) La expresión «de la que yo os he hablado», se refiere a la pro-
en el que habla del amor a los enemigos. La consecuencia de este mesa hecha en Le 24, 49. Además, la promesa del Padre en Hedh
amor es que «seréis hijos del Altísimo». Le 6, 36 comió conclusión 1, 4, queda identificada con el Espíritu Santo en di versículo si-
de la perícopa 192, así como su parálelo, Mt 5, 48, ayudan a inter- guiente: «Seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de pocos
pretar el término hypsistos del v. 35, por lo demás suficientemente días» (Hedh 1, 5) 1 6 4 .
matizado por la palabra «hijos», en línea de la paternidad divina: Hay también otro dato de interés. Le 24, 49b está en paralelis-
«Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso» 163. mo con Le 24, 49a:
En la perícopa del endemoniado de Gerasa (Le 8, 26-39) hay
también un versículo relevante (8, 28) que refiere las palabras con
(1) (2) (3)
que el endemoniado interpela a Jesús: «¿ Quién te mete a ti en es-
to, Jesús, Hijo de Dios Altísimo?». El término Altísimo es aquí Yo os voy a enviar la promesa de mi Padre
aposición de Dios, y encierra la relación de paternidad respecto de Vosotros seréis revestidos .. de una fuerza desde lo alto
Jesús, al que se le llama «Hijo de Dios». Este pasaje evoca direc-
tamente la primera parte de la perícopa de la anunciación, ya sea Si se tiene en cuenta que k expresión de Le 1, 35 es:
161. H . H. Oliver, o. c., 222, afirma con toda claridad: «Los paralelos (1) (2) (3)
entre 1, 32 y 1, 35 sugieren claramente que hypsistos es la designación
de Dios»; M. de Tuya, o. c, 385, escribe: «El Altísimo, como correspon- la fuerza del Altísimo
diente al hebreo Elyon, es considerado en la literatura judía extrabíblica
como el nombre propio del Dios de los judíos»; cf. también, J. Bonsirven,
Le judáisme palestinien au temps de Jésus Christ I, Paris 1934 134-136-
M. J. Lagrange, El et Yahvéh: RB 12 (1903) 366. 164. Cf. Hech 11, 15-16. Por lo demás, la promesa del Espíritu, Le
162. K. Aland, o. c, n.° 80. 24, 49, y el testimonio de los discípulos, empezando desde Jerusalén, Le 24,
163. La expresión paralela de Mateo habla de «sed buenos del todo» 47-48, quedan explícita y estrechamente relacionados también en Hech 1, 8
y añade a la expresión «vuestro Padre» el calificativo «celeste». y 5, 32; cf. Jn 15, 26-27, bajo el punto de vista de dar testimonio.
120 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 121

salta a la vista el paralelismo de las expresiones: promesa de mi rías, debidas a los primeros concilios cristológicos de la iglesia, y
Padre (Le 24, 49a), fuerza desde lo alto (Le 24, 49b) y fuerza del otra muy diversa es la realidad trinitaria presente en el nuevo tes-
Altísimo (Le 1, 35a). tamento.
El paralelismo entre Le 1, 35 y 24, 49 permite, pues, interpre- La mayor diferencia entre Le 1, 35 y 24, 49 estriba en la pers-
tar la expresión fuerza del Altísimo de Le 1, 35 en el sentido de: pectiva en que aparece el Hijo: concebido en el seno de María por
fuerza que procede de lo alto, fuerza que procede del Altísimo, el Espíritu Santo, que actúa como fuerza del Padre, en Le 1, 35;
fuerza que procede del Padre 165 . glorificado y prometiendo di Espíritu Santo de junto al Padre, en
Le 1, 35 encierra, pues, terminología y contenido neotesta- Le 24, 49. En ambos pasajes, en contexto de paternidad, hay una
mentario. Le 1, 35 y 24, 49 presentan una estructura trinitaria. expresa e íntima relación entre el Espíritu Santo y el Hijo.
Desde el punto de vista del pensamiento lucano, ambos versículos Se podría objetar diciendo que el término Altísimo (hypsistos)
contienen no sólo la formulación, sino también un contenido tri- de Le 1, 35 es distinto de la palabra altura, cielo {hypsos)1OT. Creo,
nitario real. sin embargo, que el término hypsos no se encuentra en Le 24, 49
P. Gáidhter, después de afirmar que Le 1, 35 contiene la con- en sentido local, sino sustituyendo a Dios (en este caso ail Padre),
cepción virginal, «engendrado por Dios de M a r í a » 1 6 6 , escribe: como en Bf 4, 8. En efecto, la Biblia de Jerusalén en la nota a este
«Además, el pensamiento en la triple dirección de 'el Altísimo', versículo comenta: «Siguiendo los métodos rabínicos, Pablo cita
'el Espíritu Santo', 'do que va a nacer de ti', expresa realmente este texto para utilizar solamente dos términos, 'subió' (vv. 9-10)
el misterio de la Trinidad» 16T . No obstante estas afirmaciones ca- y 'dio' (v. 11), en los cuales ve anunciadas la ascensión de Jesús
tegóricas, P . Gáchter no piensa que ésa sea la intención del evan- y la efusión del Espíritu». Ahora bien, subir a la altura (Bf 4, 8) en
gelista, ya que, renglones más .abajo dice que «sería un grave ana- perspectiva de ascensión, es equivalente a subir al Padre (Jn 20,
cronismo querer atribuir al autor del evangelio de la infancia o a 17).
sus fuentes esta visión. El v. 35 procede de un período en que to- Esto queda aún más patente en la obra de Lucas. La expresión:
davía se debería recorrer un largo camino basta el conocimiento de téi dexiai oun tou theou hypsótheis (Hech 2, 33), que se refiere
este misterio» le8. a la ascensión de Jesús, puede traducirse: «Y exaltado por la diestra
Personalmente no veo tal anacronismo, si se admite que Lucas de Dios», como hace la Biblia de Jerusalén, y estaría, así, en conso-
escribió su obra en los años ochenta, y teniendo en cuenta el ca- nancia con el contexto anterior (v. 32). Pero también es posible la
rácter redaccional de Le 1, 3 5 . A esto se añaden otros dos factores. traducción que la misma Biblia de Jerusalén da en la nota: «Ha-
Por una parte, Le 1, 35 es el punto culminante de la teología lu- biendo sido exaltado a la diestra de Dios».
cana. Por otra, se reconoce unánimemente la importancia excepcio- Personalmente me inclino por esta última traducción, por estar
nal que el Espíritu Santo tiene en la obra llucana. Se ha llamado, en consonancia con la teología de la ascensión, tan importante en
con razón, a Hechos de los apóstoles «el evangelio del Espíritu la obra lucana, y porque gramaticalmente hay también una sólida co-
Santo». En estas condiciones, ¿se puede pensar que Lucas conciba nexión entre Hech 2, 33 y 2, 34, a través de la partícula gar
al Espíritu Santo como a una fuerza impersonal? Parece improba- (pues): «Pues David no subió al cielo»... Las palabras del Sal 110,
ble. Además, una cosa es la formulación y disquisiciones trinita- 1 que Lucas cita a continuación en el v. 34: «Dijo el Señor a mi
Señor, siéntate a mi derecha», y que, por contraste con David, se
aplican a Jesús, manifiestan el verdadero sentido de la expresión
165. El texto, como acabamos de ver, es positivo en relación al tema
trinitario de la encarnación. J. Galot, o. c, 659, por el contrario, se coloca «exaltado a la diestra de Dios» (v. 33) y de la frase «David no su-
en una perspectiva especulativa, ajena, según creo, al texto, para salvar el bió al cielo» (v. 34). Evidentemente no se trata de poner de ma-
«problema teológico» del Hijo engendrado por el Espíritu santo: «La acción nifiesto di sentido local, sino la comunión con el Padre, sobre todo,
del Espíritu santo no excluye la del Padre: en efecto, el Padre obra por el en cuanto a poder.
Espíritu santo y por medio de él engendra a su Hijo según la naturaleza
humana».
166. P. Gachter, Der Verkündigungsbericht, Lk 1, 26-38, 334. 169. F. Zorell, o. c, da a la palabra hypsos, en Le 24, 49, el significado
167. Ibid.; vuelve a afirmar el carácter trinitario de Le 1, 35 en la de cielo (como en Le 1, 78), a la luz de los Sal 18, 17 y 102, 20; W. Bauer,
p. 346. Wórterbuch zum Neuen Testament, Berlín 1958, en el apartado b), escribe:
168. Ibid. «El cielo» (Le 24, 49 y 1, 78).
122 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 123

Con esta misma perspectiva usa Lucas el término cielo {oura- (3)
nos) en Le 24, 51 y Heoh 1, 1 1 , describiendo la ascensión de Je- (a) Moisés no podía entrar en la tienda de la reunión,
sús.
(1) (2) (3)
e) La expresión episkiasei soi (te cubrirá con su sombra) (b) porque la nube se había posado sobre ella
La elección del verbo episkiazó (cubrir con la sombra) para este
(1) (2) (3)
'pasaje se me antoja un prodigio de equilibrio por parte de Lucas,
en relación a dos pasajes importantes del antiguo testamento y al (c) y la gloria del Señor llenaba el santuario
propio sujeto gramatical «fuerza del Altísimo», en Le 1, 35.
Admito, como punto de partida, la interpretación de S. Lyo- Ex 40, 35 subraya, pues, la presencia .misma de Yabvé (por
nnet: El vervo episkiazó de Le 1, 35 dice relación all verbo skhn del medio de la nube, y con la expresión la gloria del Señor) en relación
Ex 40, 35 (traducido en los LXX por episkiazó). a la tienda de la reunión (santuario), ya cubriéndola por fuera, ya
Hay, asimismo, paralelismo de contenido entre ambos versícu- llenándola por dentro.
los: Comparando Le 1, 35 con este versículo del Éxodo, se com-
prende que Lucas ba querido presentar a María como al nuevo
Esta presencia divina que en otro tiempo había reposado sobre el tabernáculo cubierto {episkiazó) por la fuerza del Altísimo. Es más,
tabernáculo, había llenado la morada hasta el punto de impedir la el paralelismo se extiende también a la calidad de lo encerrado en
entrada de Moisés, después había habitado en el templo de Jerusalén, su seno: se trata de un ser divino, Hijo de Dios en sentido es-
o más exactamente en la parte más secreta del templo, el Santo de los tricto.
Santos, esta presencia que debía, por fin, consagrar el templo sim- Admitida esta exégesis, queda todavía fuera del paralelismo
bólico de la era mesiánica, va a invadir y como a actualizarse en el del Éxodo el poder creador de la fuerza del Altísimo, y, por ello,
seno de María, según la declaración del ángel Gabriel, transformando la presencia misma del engendrado en el seno de María.
este seno virginal en su santuario, en el Santo de los Santos vivien- Quizás por esta razón, por lo incompleto del paralelismo, exe-
te " « . getas de probada autoridad recurren más bien al paralelismo de
Gen 1, 2.
Este es también el punto de vista de L. Sabourin, quien comen- P. Benoit, después de buscar los posibles paralelos verbales y
tando Le 1, 35a, a la luz de Ex 40, 34 ss., escribe: «Lucas subraya de imagen del verbo episkiazó (cubrir con la sombra) y de todo él
el descenso de Dios en el seno de la Virgen» m . v. 35 en el antiguo testamento 172 , termina orientándose por la
Pienso, sin embargo, que Ex 40, 35, sólo cubre e ilumina par- imagen del pájaro que cubre su nidada, ya sea para protegerla, ya,
cialmente él contenido de Le 1, 35. Ex 40, 35 está compuesto sobre todo, para producir la vida, a la ¡manera de Gen 1, 2. En esta
por una oración principal (a), y por dos esticos en paralelismo línea concluye afirmando:
simétrico, que forman parte de una proposición causal (b) y (c):
De las diversas imágenes, la que se aplica mejor a nuestro texto de-
170. S. Lyonnet, Le récit de l'annonciation, 14-15. En este mismo sen- be ser determinada por el propio contexto. La palabra del ángel
tido se pronuncia R. Laurentin, Structure et íhéologie de Luc I-II, 73 ss. anuncia ciertamente a María algo más que una simple asistencia pro-
En esta sección, tiene este autor importantes observaciones, que tendré en tectora. La imagen más obvia, exigida por el contexto, es la del pájaro
cuenta a su debido tiempo, en relación con otros puntos; O. da Spinetoli, divino que cubre con sus alas para crear la vida. De esto precisamente
Introduzione ai vangeli dell'infanzia, 82; J. Coppens, La Vierge dans l'AT:
EphTheLov 31 (1955) 15-17; H. Sahlin, Der Messias, Uppsaia 1945, 127- se trata: de un niño que va a ser concebido a pesar de que su madre
128, tienen en cuenta no sólo el citado texto de Ex 40, 35, sino, también: sea virgen. Hablando del Espíritu Santo como de una fuerza que va a
Núm 9, 18.22; 2 Crón 5, 13b.l4. Algunos también, 2 Crón 7, 1-3. cubrir a María con su sombra, el ángel insinúa claramente que este
171. L. Sabourin, Les noms et les titres de Jésus, Paris 1963, 21. Ad- Espíritu va a asumir el papel de principio creador y a producir la
miten también el trasfondo de Ex 40, 35 en relación al episkiazó de Le 1,
35, M. D. Goulder-M. L. Sanderson, St. Luke's Génesis: JTS NS 8 (1957)
20. 172. P. Benoit, L'annonciation {Le 1, 26-38), 48-49.
124 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 125

vida en el seno de María... Lo que el Espíritu, soplo creador, hace


cía: «El pensamiento fundamental encerrado en las historias de
desde el origen del mundo, lo va a realizar en el seno de María, ori- la concepción por la acción del Espíritu, se deriva legítimamente
ginando una concepción virginal 1 7 í i . del antiguo testamento. El Espíritu es Espíritu creador en ambas
creaciones» 179. Y un poco más adelante: «Desde el punto de
H. Schürmann, explicando el significado de dynamis (fuerza), vista bíblico, la idea central que tenemos entre manos es que la en-
hypsistou (del Altísimo), y de episkiazó, recurre también a Gen trada de Jesús en él mundo constituye la inauguración de la nueva
1,2, donde aparece di Espíritu de Yahvé aleteando sobre el caos creación de Dios y por eso su verdadera analogía se encuentra en
como una fuerza creadora. El Espíritu santo actúa también como el Génesis» 18 °.
fuerza creadora en el seno de María, dando origen a Jesús 174 . E, Earle Ellis expresa el mismo punto de vista: «El Espíritu,
C. K. Barrett, trata de buscar el trasfondo veterotestamentario por cuya actividad apareció la primera creación (Gen 1, 2), es tam-
de Le 1, 35 y de Mt 1, 18-21, por lo que tienen de común 17B. bién el agente que da origen a la nueva creación en Jesús el Me-
Se orienta definitivamente por los textos en que el Espíritu de sías» 181.
Yáhvé aparece como una potencia creadora y examina, con más o B. Corsani es también claro a este respecto; comentando, en
menos detalle, un buen número de textos del antiguo testamen- efecto, Le 1, 35, escribe que «una intervención físicamente crea-
to 176. dora del Espíritu Santo no tiene otro paralelo bíblico que la crea-
ción» 182.
Con respecto a Gen 1, 2, el citado exegeta afirma: El mismo C. K. Barrett concluye toda la sección de su libro,
Este es el principal pasaje de todos. La palabra mrhphth sugiere la in- en que trata del tema que nos ocupa, reiterando la misma idea: «El
cubación de un pájaro (cf. Dt 32, 11)... Lo que el espíritu incuba no papel jugado por él Espíritu Santo en las narraciones de la infan-
es vida en potencia en el caos. La vida no está en el caos, sino en el cia, debe ser considerado como el cumplimiento de la salvación
Espíritu 1 7 7 . prometida por Dios a través de una nueva creación comparable a la
de Gen 1» 183.
Los restantes pasajes, en sus diversos contextos, con distintas C. K. Barret, en toda esta sección de su obra, entremezcla la lí-
nea de investigación bíblica, que estimo acertada, con la del ambien-
perspectivas, confirman esta línea: el Espíritu actúa como fuerza
te helenista que, como marco, habría jugado una baza definitiva en
creadora. Pero, ¿en qué dirección? El mismo C. K. Barrett da la
la tradición de la concepción virginal de los evangelios de la infancia
respuesta al decir que «a través de estos pasajes comprendemos
hasta el punto de poner en entredicho la historicidad de la concep-
que en él antiguo testamento él Espíritu actúa como fuerza creado- ción virginal! de María por el Espíritu Santo.
ra sólo en relación a la primitiva creación del mundo y del hom-
C. K. Barrett tiene en cuenta los tres elementos esenciales del
bre, y a la liberación del pueblo de Dios» 178.
problema: la línea veterotestaimentaria, el ambiente helenista y la
Me parece asimismo importante la aplicación de sus conclusio-
realidad nueva, pero, en el momento de combinar dichos elementos
nes veterotestamentarias a estos pasajes del evangelio de la infan-
todo el peso recae sobre los dos primeros. A la realidad nueva le
queda muy poco de realidad, por ser casi un producto de los otros
173. Ibid.
174. H. Schürmann, o. c. I, 52.
dos factores. Dicho en otras palabras. Barrett se muestra eficaz y
175. C. K. Barrett, o. c, 17-24. El que tengan en común la concep- positivo en el análisis, por separado, de estos puntos: actividad
ción virginal, no quiere decir que, en este punto, dependa un evangelista creadora del Espíritu Santo en el antiguo testamento, y ambiente
del otro. A. Vógtle, Offene Fragen zur lukanischen Geburts- und Kindheits- helenista, en el que son familiares concepciones de héroes «pareci-
geschichte: BibLeb 11 (1970) 52, escribe: «No se puede poner en duda
que los dos grandes evangelistas recibieron independientemente de la tra- das» a la de los evangelios de la infancia. Donde la metodología
dición la materia sobre la concepción virginal de Jesús».
176. Gen 1, 2; 2, 7; Sal 33, 6; 104, 30; 147, 18; Job 27, 3; 32, 8; 179. Ibid., 23-24.
33, 4; Prov 8, 22 ss.; Sab 7, 22 ss.; 15, 11; Jdt 16, 14; Ez 37, 1-14; Is 180. Ibid.
44, 3 ss. 181. E. Earle Ellis, o. c.
177. C. K. Barrett, o. c, 18. 182. B. Corsani, o. c, 245.
178. Ibid., 20. 183. C. K. Barrett, o. c, 24.
126 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 127

no parece satisfactoria es en hacer depender la realidad esencial de Éxodo: Dios está en medio del pueblo. Es el tema de la anuncia-
Le 1, 26-38 prácticamente sólo de estos dos elementos (antiguo ción: el «Eramanuel».
testamento y ambiente helenista), dejando así en el aire puntos Gen 1,2, por su parte, ihace alusión directa a la acción creado-
tan relevantes como la concepción virginal de María. ra del Espíritu, que es también otro punto fundamental de Le
¡Pienso que habría que tener también en cuenta: a) el carácter 1, 35.
absoluto de novedad que representa Jesús desde el principio y ba- Así pues, no veo antagonismo ni contradicción alguna entre am-
jo muchos aspectos; b) la iposible fuente oral de Lucas; c) el bos pasajes veterotestamentarios. Por el contrario, creo que se com-
trabajo redaceional del tercer evangelista. El v. 35, como se ve- pletan en la difícil tarea de iluminar el contenido de Le 1, 35, dada
rá luego en pp. 132-134, tiene todos los visos de ser Jucano; d) la riqueza y la carga de novedad que entraña dicho versículo.
la unidad de la obra de Lucas, incluyendo, por supuesto, como
contexto inmediato, el evangelio de la infancia; e) él hecho de
/) Le 1, 35 y los documentos de Quintan
coincidir con Mateo única y precisamente en la concapción virgi-
nal por obra del Espíritu santo 184 . H e querido asomarme a los documentos de Qumrán buscando
Este último punto es reconocido por él mismo Barrett que es- un posible contacto entre dios y Le 1, 35. El iresultado es más
cribe: bien negativo.
Los documentos de Qumrán, publicados hasta el presente, no
En efecto, los dos escritores sólo coinciden realmente en negar que
arrojan una gran luz sobre la perícopa de la anunciación y, en par-
José (o cualquier otro ser humano) haya sido el padre del niño, y en
ticular, sobre los vv. 34-35. H . B r a u n 1 8 8 , en relación a estos ver-
asegurar que la concepción de María fue debida al Espíritu Santo (Mt
sículos, remite al artículo de O. Betz 187 . Este autor considera I Q H
1, 18-20; Le 1, 35). Es más, no hay evidencia alguna para admitir nin-
3, 10 como paralelo de Le 1, 34-35. En I Q H 3, 10 la fuerza de
gún contacto literario entre las dos narraciones18"'.
Dios crea la comunidad, como en Le 1, 34-35 esta misma fuerza
engendra al Mesías. Pero mientras en el texto de Qumrán no se
Vistas ya las dos posiciones fundamentales respecto al tras- excluye la causalidad física normal, en el texto de Lucas la fuerza
fondo bíblico de Le 1, 35, mi conclusión es la siguiente: el carác- del Altísimo sustituye dicha causalidad 1 8 8 .
ter de novedad de Le 1, 35 es tai, que queriendo describirlo e ilu- H . Braun opone serios reparos a la opinión de O . Betz 189 . L.
minarlo, a la manera midráshica, con pasajes del antiguo testamen- Moraldi, comentando también I Q H 3, 9-12, hace ver que se trata
to, no encontraríamos ninguno que se bastase a tal propósito. En de un texto difícil y muy controvertido 190 . El mismo autor, a pro-
efecto, hay dos grandes novedades: la acción directa del Espíritu pósito de I Q H 3, 8, escribe: «De este renglón en adelante tenemos
Santo en orden a una concepción, que resulta ser así virginal, y el las interpretaciones más diversas» m .
carácter trascendente del engendrado. Hay todavía dos textos de Qumrán que podrían iluminar el sen-
Ex 40, 35 contiene la palabra episkiazó {cubrir con la sombra), tido de la concepción del Mesías en Mateo y en Lucas por obra
que es también clave en Le 1, 35. Lucas, empleando la misma del Espíritu Santo.
imagen de E x 40, 35, hace relación al carácter trascendente del El primero, muy deteriorado, procede de 4 Q Mess ar, y ha
engendrado. N o olvidemos, por lo demás, que Ex 40, 35 no es un
pasaje cualquiera. Recoge, como final del libro, el tema central del
186. H. Braun, Qumrán und das Neue Testament I, Tübingen 1966,
184. J. Galot, La conception virginale du Cbrist, 654-655, no sólo 79.
afirma el testimonio de Mateo y Lucas, sino el posible testimonio de Jn 187. O. Betz, Das Volk seiner Kraff. NTS 5 (1968) 67-75.
1, 13, dada la posibilidad de la lectura «el cual... no nació»...: «En fin, 188. Ibid., 72 ss.
el testimonio de Mateo y de Lucas queda confirmado por Jn 1, 13, según 189. H. Braun, o. c, 79.
la lectura en singular, que tiene seria probabilidad de ser admitida». A 190. L. Moraldi, I manoscritti di Qumrán, Torino 1971, 373-374. En
este respecto, cf. también, J. Galot, Étre né de Dieu, }ean 1, 13: Analecta la p. 374 analiza las principales opiniones y emite un juicio crítico sobre
Bíblica 37 (1969) 121-122. las mismas.
185. C. K. Barrett, o. c, 5. 191. Ibid., 372.
128 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 129

sido publicado por J. Starcky 192 . El punto más claro del docu- mente y en línea directa, la filiación divina está relacionada con él
mento parece ser el influjo astral sobre el nacimiento y, por ello, no Padre y no con el Espíritu santo.
tiene nada que ver con Le 1, 35. J. Murphy O'Connor comenta M. J. Lagrange apunta en esta dirección:
acertadamente: «Este texto (frag. 1, línea 10) con toda certeza no
Los teólogos no admiten que la concepción sobrenatural sea para
habla de un nacimiento milagroso. Su valor real es di de ser tras-
Cristo razón suficiente para ser nombrado Hijo de Dios, ni siquiera
fondo de la historia de los magos» 193 .
según la naturaleza humana, ya que la filiación supone la comunica-
El segundo texto, IQSa ii 11, es muy discutido 194 . D . Barthé- ción de una naturaleza de la misma especie 197 .
lemy ha tratado de reconstruirlo y propone la siguiente lectura:
«Cuando (Dios) engendre (el) Mesías en medio de ellos».
S. Muñoz Iglesias alude a esta dificultad y la formula, según
Si el texto es seguro, la alusión directa al Sal 2, 7 parece inne-
creo, como un dilema teológico:
gable. Por eso J. Murphy O'Connor 195 hace ver que, para intepre-
tar el imperfecto hifil de dicho versículo (Sal 2, 7) yofid, hay
Si Hijo de Dios significa la filiación divina de Cristo en el sentido
que tener en cuenta que dicho hifil está usado en sentido causal in-
metafísico de consustancialidad, no puede darse a dio kai sentido cau-
directo: «Por lo tanto, nosotros no podemos excluir aquí el signi-
sal físico; porque entonces se presentaría la intervención milagrosa del
ficado de 'Dios hará que el Mesías nazca entre ellos'» 196 .
Espíritu Santo en la concepción humana de Cristo como causa de su
Si estas interpretaciones son exactas, se afirmaría una acción
filiación divina metafísica, lo cual es un absurdo teológico 198 .
especial de Dios, quizás en sentido milagroso, en la concepción del
Mesías, 'que tendría lugar, por supuesto, dentro de la comunidad.
Pero nada nos dicen estos textos sobre el carácter específico de S. Lyonnet deslinda acertadamente los campos y hace ver que
esta intervención divina. la dificultad es más bien de orden teológico que exegético: «A pesar
de esta dificultad obvia, que por lo demás es principalmente de
orden teológico»... 199 .
g) La partícula dio kai (por eso) en Le 1, 35
En efecto, la teología, después de una elaboración de siglos, y
Buena parte de los exegetas que conceden un valor trascenden- con todos los elementos del nuevo testamento, ha llegado a una
te a la expresión Hijo de Dios en Le 1, 35, han encontrado difícil la formulación trinitaria, que no puede constituir un molde rígido para
interpretación de la partícula dio kai (por eso). la exégesis de cada pasaje escriturístico. Es decir, no debe preocu-
El punto de vista de los citados teólogos se podría resumir parnos él que un determinado versículo neotestamentario no enca-
brevemente así: si en la primera parte de Le 1, 35 se trata sólo de je en un molde teológico perfectamente elaborado.
la concepción virginal por obra del Espíritu Santo, este hecho no Lo que sí debería preocupar al exegeta, por el contrario, sería
es suficiente para presentar en 1, 35b la divinidad del niño como el que estos bloques teológicos bien labrados pudieran prejuzgar y
consecuencia de dicha intervención del Espíritu. (Hipotéticamente dirigir la exégesis en un determinado sentido, resultando así tal
el Espíritu Santo podría haber originado en María un ser que fuera exégesis más bien fruto de una teología posterior que de los datos
el Mesías en sentido no trascendente). A esto añaden que teológica- objetivos del texto, contexto, ambiente cultural, visión teológica
del hagiógrafo, etc. La exégesis debe estar en función de la teología
y no viceversa. No se niega con ello la «analogía de la fe», en sen-
192. J. Starcky, Un texte messianique araméen de la grotte 4 de tido de iluminación y orientación.
Qumran, en Memorial du cinquantenaire de l'école des langues orientales
anciennes de l'Insiitut Catholíque de Varis, París 1964, 51-56. Bajo el peso de esta objeción tedlógica, no han faltado exegetas
193. J. Murphy O'Connor, Mt l-ll (Manuscrito), 19-20. que buscaran la solución en torno a los posibles matices de la ex-
194. D. Barthélemy, DJD I, Oxford-London 1955, 117; R. Gordis, presión dio kai; quitándole a esta partícula la fuerza causativa, que
The 'Begotten' Messiah in the Qumran Scrolls: VT 7 (1957) 191 ss.; M.
Smith, Gad's Begetting the Messiah, IQSa: NTS 5 (1958-1959) 218-224;
O. Michel-O. Betz, Von Gott gezeugt. Festschrift ]. jeremias, Berlin 1960, 197. M. J. Lagrange, Évangile selon saint Luc, 36.
11-16.
195. J. Murphy O'Connor, o. c, 20-21. 198. S. Muñoz Iglesias, Le 1, 35b, 276.
196. Ibid. 199. S. Lyonnet, L'annonciation et la mariologie biblique, 67.
130 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 131

sin duda ¡posee, quedaban desconectadas la concepción virginal, co- seno de María. Esta especiad presencia-acción del Espíritu Santo en
mo obra del Espíritu Santo y la filiación trascendente del engendra- María, aparece exegéticamente, no sólo como la causa de la con-
do. capción virginal (v. 35a), sino también del carácter trascendente
No creo que se ésta la solución. En efecto, la partícula kai bajo del engendrado (v. 35b).
el punto de vista gramatical, refuerza el sentido del dio. La expre- H . von Baer admite también que la primera parte de Le 1, 35
sión dio kai tiene un claro valor causal 2 0 °. Es más, hay exegetas que es el fundamento de la segunda y concede a la partícula dio el valor
le reconocen un valor causal enfático, siendo la traducción «preci- causal que relaciona la misteriosa actividad del Espíritu santo con
samente por eso», u otra expresión semejante. la aparición del Hijo de Dios en el seno de María 204 .
Así S. Lyonnet escribe que «si hubiera que dar un significado
al kai que acompaña y refuerza él dio, haría falta traducir más bien:
'Precisamente por eso... el niño será Santo'»... 201 . S. Lyonnet se pronuncia también en esta dirección:
Porque Jesús será concebido por una madre virgen, en la que el Es-
M. de Tuya defiende también la traducción causal enfática: píritu Santo estará presente de manera única, por esta razón (...dio
kai, precisamente por eso), el niño será llamado santo, Hijo de
La partícula dio tiene un valor causal. El kai que le acompaña tiene
Dios 206 .
un valor, por lo menos, conjuntivo, pues también parece tener un
valor enfático. La traducción, pues, no puede ser otra, fundamental-
mente, más que ésta: «Y por eso», o «Y precisamente por eso»... 202 . La segunda conclusión se apoya, asimismo, en un dato en el
que he insistido anteriormente: si se admite que Le 1, 35 está re-
Ya a principios de siglo, M. J. Lagrange, con la honradez cientí- dactado, siguiendo 'di procedimiento midráshico, a la luz de Ex
fica que lo caracteriza, reconocía sin ambages el valor causal del dio, 40, 35, la maternidad divina de María en sentido estricto queda
reforzado por la partícula kai: «No se puede negar, sin librarse de ya afirmada en la primera parte del versículo, lo mismo que la tras-
las reglas de interpretación literal, que dio señala una causalidad cendencia del engendrado en la segunda. En esta perspectiva resulta
(ef. Mí 17, 8) y que kai refuerza simplemente la conjunción se- normal el valor causal enfático del dio kai.
gún el uso ya clásico» 20S .
Intentaré dar una respuesta a este problema con los diversos
elementos que parecen converger en una sólida argumentación. El Tal es el punto de vista de S. Lyonnet:
contenido teológico de Le 1, 35 está expresado de manera bíblica, Si tal es el sentido escondido en la expresión «te cubrirá con su som-
es decir, sin una gran precisión en la terminología, ni una gran bra» (se refiere, pues, al trasfondo del verbo episkiazó en Ex 40, 35 y
cdhesión teológica, en el sentido ya apuntado. La terminología es a su actualización en María), lo que añade el ángel no ofrece dificultad
plurivalente (está abierta al antiguo y nuevo testamento), ambigua, alguna y nadie se extrañará que lo presente como una consecuencia
imprecisa, si se quiere. Es papel del exegeta descubrir su contenido, de lo que acaba de decir: «por eso». Por el contrario, la partícula
respetando dichas categorías. griega dio kai ha molestado, sin duda, a los exegetas que en las pala-
Por ello, la primera conclusión, a la luz de lo ya expuesto, es bras precedentes han visto sólo la afirmación de la concepción virginal
que se trata de una presencia y de una acción especial, única, irrepe- de María, porque ésta no puede ser la verdadera razón de k santidad
tible y misteriosa del Espíritu Santo, como fuerza del Padre en el de Jesús, y mucho menos de su filiación divina 2m... Pero todo queda
claro si la primera parte del versículo habla, como lo hemos mostrado,
200. F. Zorell, o. c, traduce, asimismo, el dio por «por cuya causa», de la maternidad divina, en sentido estricto 207 .
«por eso». Entre los ejemplos que cita, equipara el dio kai de Le 1, 35
al significado de dio; W. Bauer, o. c, traduce el dio kai de Le 1, 35 por
«también... por ello».
201. S. Lyonnet, he récit de Vannonciation, 15, col. 2. 204. H. von Baer, o. c, 48.
202. M. de Tuya, o. c, 415. 205. S. Lyonnet, L'annonciation et la mariologie biblique, 61.
203. M. J. Lagrange, La conception surnaturelle du Christ d'aprés saint 206. S. Lyonnet, Le récit de Vannonciation, 15, col. 1.
Luc: RB 23 (1914) 190. 207. Ibid., 15, col. 2.
132 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 133

210
hypsistos 3 —
Por último (y éste es a mi juicio di argumento de mayor nove-
Altísimo
dad y de innegable fuerza teológica), ya que Le 1, 35a contiene
una alusión directa al Espíritu Santo y otra más velada, aunque dynamis Con el matiz que posee en Le 1, 35 es empleado por
no menos real, al Padre, en su acción común y misteriosa en el seno fuerza Lucas 10 veces en el evangelio y 7 veces en Hechos,
de María, la segunda parte del versículo, introducida por el dio kai, Marcos lo usa sólo 2 veces 2 1 1 .
no haría sino explicitar lo virtualmente contenido en la primera
parte. Bl v. 35 encierra, en efecto, una expresión trinitaria formu- episkiazó Aparte el uso de este término en la perícopa de la trans-
lada con categorías bíblicas. La relación de Le 1, 35 con la perícopa cubrir con la figuración por Mt, Me y L e 2 1 2 , en el resto del nuevo
del bautismo y con Le 24, 49, confirma la interpretación trinitaria sombra testamento lo emplea sólo Lucas en Le 1, 35 y Heoh
de dicho versículo. 5, 15, construido con dativo en ambos pasajes.
Es, asimismo, importante la conexión entre el episkiazó de Le dio kai Lucas lo emplea tres veces en su obra: Le 1, 35; Hech
1, 35 y el de Le 9, 34-35. En efecto, el sujeto del episkiazó en Le por eso 10, 29; 24, 26 (en el resto del nuevo testamento seis
1, 35, tanto por el trasfondo veterotestamentario (Ex 40, 35) co- veces en Pablo y dos en la carta a los Hebreos). Es
mo por la relación con Le 9, 34-35, dice relación a Dios Padre, re- significativo que «sólo en Lucas sigue al dio kai el sujeto
presentado en estos dos pasajes por la nube. de la frase como participio» 2 1 8 .
Creo, pues, que para la justa interpretación de Le 1, 35 es ne-
cesario dar toda la fuerza, que realmente posee, al genitivo deter- to gennomenon Según H. Sohürmann, «el participio sustantivado es
minativo «del Altísimo», ya que introduce explícitamente la pre- el engendrado ciertamente característico de Lucas» 2 1 4 .
sencia operante del Padre en la encarnación del Hijo y completa
bagion kléthésetai Hagios (santo) como título cristológico es, como se
la expresión trinitaria que garantiza la interipretaoión trascendente
se llamará Santo verá a continuación, típicamente lucano. Además la mis-
del título Hijo de Dios, como parte integrante de dicha expresión.
ma expresión hagion kléthésetai se encuentra de nuevo
en el contexto inmediato, Le 2, 23; en ambos pasajes la
construcción es forzada 2 1 5 .
h) Le 1, 35 es de redacción lucana
huios theou Ya hemos visto que esta expresión recurre frecuente-
Queda un último argumento que considero de gran importan- Hijo de Dios mente y es ambigua en el antiguo y nuevo testamento.
cia para la interpretación trascendente del título Hijo de Dios en Le No se puede decir, pues, que sea típicamente lucana. Es,
1, 35: este versículo tiene todos los visos de haber sido redactado sin embargo, significativo el profundo alcance cristológico
por Lucas. La argumentación de carácter convergente parece sólida. que dicha expresión encierra aquí, como punto culmi-
nante del relato de la anunciación.

2. Por la conexión entre pneuma (espíritu) y dynamis {fuerza).


1. El vocabulario de Le 1, 35 es de claro matiz lucano Pneuma y dynamis en profunda conexión entre sí, como es el
'Mt Me Le Heoh Pablo Juan NT 210. Ibid., 23. El uso del vocablo es ya preponderante en Lucas, peto
además, hypsistos (Altísimo) usado de manera absoluta es título divino en
pneuma hagion2m 5 4 13 41 17 3 8 el nuevo testamento sólo para Lucas: Le 1, 32.35.76; 6, 35; Hech 7, 48:
Espíritu Santo G. Schneider, Lk 1, 34.35 ais redaktionelle Einheit: Bibl. Zeitschrift 15
(1971) 256.
eperchomai2'09 — — 3 4 1 — 1 211. H. Schürmann, o. c, 55, nota 109.
212. K. Aland, o. c, n.° 161.
bajar sobre... 213. G. Schneider, o. c, 257.
214. H. Schürmann, Jesu Abschiedsrede, § 1, 2, b; cf. también, p. 121,
11, a.
208. J. C. Hawkins, Horae synopticae, Oxford 1968, 27.
215. R. Laurentin, Structure et théologíe de Luc I-II, 51.
209. Ibid., 29.
134 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 135

caso en Le 1, 35, es también característico de Lucas. A. George


afirma (que «este versículo (Le 1, 35) encierra también el vocabu- i) Le 1, 35 está críticamente bien establecido
lario característico de Lucas y sus temas predilectos del Espíritu Una vez establecido el carácter redaccional lucano de Le 1, 35,
y la fuerza» 218 . no está de más constatar que dicho versículo ofrece garantías en
cuanto a la transmisión textual.
3. Por la introducción de Le 1, 35. Se puede considerar tam-
bién de cuño lucano la introducción (el comienzo) de Le 1, 35: En el aparato crítico de las principales ediciones del nuevo tes-
kai apokritheis (y respondiendo) + sujeto (el ángel) + eipen (dijo) tamento, se aprecia una variante de cierto relieve: la expresión
+ interlocutor en dativo: autéi (a ella). Esta construcción «en el ek sou (de ti), colocada entre to gennómenon (el engendrado) y
nuevo testamento se encuentra sólo en Mt 11, 4; 24, 4; Me 14, hagion (santo) 2 2 1 .
48; Le 1, 19.35; 4, 8» 21T . S. Muñoz Iglesias, después de un cuidadoso estudio crítico-tex-
tual de esta variante (ek sou) 222 , concluye afirmando: «Aun sin
4. Le 1, 35 y otros pasajes relevantes de Lucas. Existe toda- importancia exegética, es evidente que la adición ek sou en Le 1,
vía un criterio nada despreciable en favor del carácter redaccional 35 no puede considerarse original» 228 . Este es también el punto de
de Le 1, 35. Es la relación de este versículo (en ¡lo tocante a la vista de J. M. Voste: «ek sou debe omitirse, según los mejores tes-
filiación divina o a la expresión trinitaria) con pasajes característi- tigos» 224 .
cos de Lucas, como Le 24, 49, o con perícopas tan importantes co- Hay otra variante: la inclusión de los términos estin kai (será y)
mo la del bautismo, la de la transfiguración o la del interrogatorio entre las palabras hagion (santo) y kléthésetai (se llamará). S. Mu-
de Jesús ante los miembros del Sanedrín, según hemos puesto ya de ñoz Iglesias escribe a este respecto que «la adición estin kai pre-
manifiesto al estudiar cada una de estas escenas 218 . senta todas las características de una explicación exegética» 225 , y
Así pues, aunique hay exegetas que niegan él carácter redaccio- concluye afirmando que «nada nos obliga críticamente a admitir
nal de Le 1, 35 219 , los argumentos aducidos parecen poseer en su como original esta adición» 226 .
conjunto suficiente consistencia como para poder afirmar el carác- De lo afirmado en la última parte de nuestra Introducción y
ter redaccional del v. 35. A este respecto hago mío el juicio de G. del carácter redaccional de Le 1, 35 se impone una importante
Schneider: «Le 1, 35 es lucano por el vocabulario, el estilo y la teo- conclusión: el carácter tardío de la redacción definitiva del evange-
logía» 2 2 °. lio de la infancia y de su incorporación al resto de la obra lucana,
así como los diversos argumentos de carácter convergente en favor
de la interpretación trascendente estricta del título Hijo de Dios
en Le 1, 35, encuentra una ulterior confirmación en el carácter
216. A. George, Jésus Fils de Dieu dans l'évangile selon saint Luc, redaccional lucano de dicho versículo.
190-191; L. Légrand, L'arriere plan néotestamentaire de Le 1, 35: RB 70
(1963) 163-165; W. Grundmann, Der Begriff der Kraft in der neutestament-
lichen Gedankenwelt, Stuttgart 1932, 92-105; Id., Das Evangelium nach
Lukas, 58, escribe: «La conexión entre fuerza y Espíritu, a partir de 1, 17... 221. K. Aland-M. Black-C. M. Martini y otros, The greek new testa-
se encuentra con frecuencia en Lucas»; G. Schneider, o. c, 256. Como pa- ment, Stuttgart 1968; A. Merk, Novum testamentum, Roma 1957; E. Nestle,
sajes lucanos en que dynamis y pneuma están en íntima relación, cf. Le 1, Novum testamentum, Stuttgart 1962; K. Aland, Synopsis quattuor evan-
17.35; 4, 14; Hech 1, 8; 6, 8.10; 10, 38; en Le 24, 49, en vez del término geliorum; H. J. Vogels, Novum testamentum graece, Dusseldorf 1920; H.
pneuma, se encuentra la expresión ten epaggelian tou pairos (la promesa von Soden, Die Schriften des Neuen Testaments, Góttingen 1913; C. Ti-
del Padre). schendorf, Novum testamentum graece I, Lipsiae 1869.
217. G. Schneider, o. c, 256; este exegeta cita también como fórmulas 222. S. Muñoz Iglesias, Le 1, 35b, 276-279.
introductorias muy semejantes a la de Le 1, 35: Le 1, 60; 5, 31; 7, 40; 223. Ibid.
13, 2; 14, 3. 224. J. M. Voste, De conceptione virginali ]esu Christi, Romae 1933.
218. Volveremos a constatar la conexión de Le 1, 35 con 2, 49, a 15.
nivel de la filiación divina de Jesús en sentido estricto, al estudiar Ix 2, 41- 225. S. Muñoz Iglesias, Le 1, 35b, 279.
52. 226. Ibid. En efecto, sólo A. Merk, H. von Soden y C. Tischendorf
219. Así por ejemplo, H. Schürmann, Das Lukasevangelium I, 55 y incluyen esta variante en sus ediciones críticas; J. M. Bover, Novi testa-
nota 109. menti Biblia graeca et latina, Madrid 1943, no incluye en su aparato crítico
220. G. Schneider, o. c, 256. ninguna de las dos variantes.
136 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 137

Quiero llamar todavía la atención sobre la capacidad teológica


1. El término «santo» en los cuatro evangelios y en Hechos
de Lucas y su habilidad como escritor-historiador para expresar
en un versículo, a todas luces redaccional, una auténtica novedad El término «santo», referido a Jesús, tiene un especial relieve
(la concepción virginal del Hijo de Dios), con elementos tan dis- en la obra lucana si lo comparamos a los demás evangelistas: Ma-
pares : teo usa diez veces el término «santo» 228 , y nunca lo refiere a Jesús;
Marcos lo emplea siete veces 2 2 9 , y sólo 'lo aplica una vez a Jesús
Alusión implícita a pasajes importantes y bien conocidos del antiguo en la confesión del endemoniado: «Sé quién eres tú, el santo de
testamento, que sitúan el versículo a nivel del diálogo con María. Esta Dios» (Me 1, 24); Juan trae el término «santo» seis veces 2 "°, y lo
manera de redactar constituye el procedimiento midráshico. refiere a Jesús una sola vez. Se trata de la confesión de Pedro, ter-
Empleo de una terminología neotestamentaria («Espíritu Santo» y minado el discurso de Cafarnaúm: «Nosotros creemos y sabemos
«fuerza del Altísimo»), a nivel de los destinatarios de su obra. que tú eres el santo de Dios» (Jn 6, 69).
Expresión trinitaria un tanto velada y embrionaria, porque no corres- Al analizar la obra de Lucas en lo referente al término «santo»
ponde al momento histórico de su revelación, que es posterior. Po- y su aplicación a Jesús, se descubre una nueva perspectiva en rela-
dríamos decir que el contenido del v. 35 es de tal envergadura, que ción a los demás evangelistas. Lucas lo refiere a Jesús tres veces en
ha obligado a Lucas a un difícil equilibrio redaccional del que ha sabi- el evangelio (Le 1, 35b; 2, 23 y 4, 34) y en otros tres pasajes im-
do salir airoso. portantes de Hechos (Hedh 3, 14; 4, 27 y 4, 30). De todas
estas citas sólo Le 4, 34 tiene paralelo en Me 1, 24. Es la confesión
A la 'luz de todo lo dicho en esta sección, creo que la expresión del endemoniado: «Sé quién eres tú: el santo de Dios».
Hijo de Dios en Le 1, 35 hay que tomarla en sentido trascendente, Tratando de catalogar los pasajes en que Lucas usa este término,
es decir, se trata de la filiación divina de Jesús en sentido estricto. se llega al siguiente resultado: el evangelista lo emplea abundante-
mente formando parte de la expresión Espíritu Santo 2:H]; lo re-
fiere colectivamente (es decir, como categoría o grupo) a ¡os santos
profetas (Le 1, 70 y Hedh 3, 21), a los santos ángeles (Le 9, 26) y
a los cristianos o pueblo de Dios, a los que llama santos (Hedh 9, 13.
VI. E L TÉRMINO «SANTO»: ALCANCE EN Le 1, 35 Y EN E L RESTO 32.41; 26, 10; la expresión está siempre en plural); lo aplica a
DE LA OBRA LUCANA Jesús en las expresiones ya citadas más arriba 232 .

En Ja nota 116 hemos visto la dificultad inherente a Le 1, 35b, 228. Formando parte de la expresión «Espíritu Santo»: Mt 1, 8; 1,
respecto a la posible traducción del término santo: ¿Está sustanti- 20; 3, 11; 12, 32; 28, 19; en la expresión ciudad santa: Mt 4, 5 y 27, 53;
vado? ¿Es un simple adjetivo calificativo? ¿Es predicado del verbo con sentido diverso: Mt 7, 6; 24, 15; 27, 52.
será llamado, lo mismo que la expresión Hijo de Dios? En este 229. En la expresión «Espíritu Santo»: Me 1, 8; 3, 29; 12, 36; 13,
11; aplicado a Juan Bautista: Me 6, 20; formando parte de la expresión
último caso, el término santo sería título de Jesús: «...el engendra- «ángeles santos»: Me 8, 38 (cf. Le 9, 26); aplicado a Jesús: Me 1, 24.
do será llamado santo, Hijo de Dios», y estaría en la misma esfera 230. En la expresión «Espíritu Santo»: Jn 1, 33; 7, 39; 14, 26; 20,
teológica que la expresión Hijo de Dios 227 22; la refiere al Padre en Jn 17, 11: «Padre santo»; la aplica a Jesús en
Jn 6, 69.
Para tratar de arrojar luz sobre el término santo en Le 1, 35b, 231. En el evangelio: 1, 15.35a.41.67; 2, 25.26; 3, 16.22; 4, 1; 10,
veremos en primer lugar su alcance en la obra lucana, como con- 21; 11, 13; 12, 10.12; en Hechos de los apóstoles: 1, 2.5.8.16; 2, 4.33.
texto remoto, y luego en el evangelio de la infancia como contexto 38; 4, 8.25.3,1; 5, 3.32; 6, 5; 7, 51.55; 8, 15.17.18.19; 9, 17.31; 10, 38.44.
próximo. 45.47; 11, 15.16.24; 13, 2.4.9.52; 15, 8.28.29; 16, 6; 19, 2 (bis).6; 20,
23.28; 21, 11; 28, 25.
232. Hay todavía otras dos citas que son de interés para este tema:
Le 1, 49, en que se aplica a Yahvé: «Su nombre es santo»; este versículo
227. O. Cullmann, o. c, 248, parece sostener que el alcance del tér- es importante por estar en el contexto de Le 1, 35b y de 2, 23. La otra
mino Santo en Le 1, 35, depende del alcance de la expresión Hijo de Dios cita es Hech 10, 22: «Cornelio fue avisado por un ángel santo». Las res-
en el mismo versículo: «Santo no es un título mesiánico; por ello debe tantes citas en que sale la palabra «santo» son ajenas al tema: Le 1, 72,
estar en conexión con el título 'Hijo de Dios'». en que el término «santo» va acompañando al término «alianza». En
138 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 139

De este análisis comparativo podemos hacer las siguientes de- lizar el ciclo completo de Jesús en Cafarnaúm. El sumario con que
ducciones: a) Lucas sólo aplica individualmente el epíteto santo a se concluye dicho ciclo (Le 4, 40-41) parece importante para la
Jesús, a¡l Espíritu (en la frase Espíritu Santo) y a Yatavé (Le 1, interpretación del título el santo de Dios.
49)233. k) Lucas no aplica el término santo a ninguna persona hu-
mana considerada individualmente. Esto es tanto más significativo, a) Puntos de contacto entre Le 4, 31-37 y 4, 14-15
cuanto que Marcos 'lo aplica a Juan Bautista en la expresión «hom-
bre recto y santo» (Me 6, 20). Llama la atención, asimismo, que Le 4, 14-15 es la introducción general al ministerio de Jesús en
mientras Lucas en el evangelio de la infancia aplica el término Galilea y hace, por consiguiente, alusión a los temas de mayor im-
«grande» a Juan y a Jesús, el término «santo», por el contrario, portancia encerrados en las escenas de Nazaret y Cafarnaúm: Jesús
lo reserve sólo para Jesús (Le 1, 35'b y 2, 23); c) se observa, asi- y la fuerza del Espíritu; su misión fundamental: «enseñaba»; la
mismo, que el evangelista Juan sólo aplica el término santo al Espí- admiración de que es objeto por parte de todos y en toda la región.
ritu, al Padre y a Jesús, lo cual parece relevante y hace presentir el Le 4, 14-15 es, al mismo tiempo, introducción particular a la
carácter especial de este título aplicado a Jesús; d) Lucas aplica el escena de Nazaret (4, 16-30). En efecto, Le 4, 14, «con la fuerza
término santo a Jesús fundamentalmente como título o como parte del Espíritu Jesús volvió a Galilea», no sólo relaciona este pasaje
esencial de su propio nombre (Le 1, 35b; 2, 2 3 ; 4, 34; Hech 3, 14; con el bautismo de Jesús ( 3 , 22), interpretado como plenitud de
4, 27.30); e) todos los textos citados tienen un carácter relevante, Espíritu en Le 4, 1, sino con todo movimiento importante de Jesús
que ha de ser determinado ulteriormente por su propio contexto. en orden a su misión evangelizadora: «Enseñaba en aquellas sina-
Por ello el paso inmediato ha de ser el estudio de este posible título gogas» (Le 4, 15). Por eso la recepción ( 3 , 22), la plenitud (4, 1)
cristológico, a la luz de los diversos contextos en que se encuentra. y el impulso del Espíritu Santo en Jesús (4, 14) son interpretados
por él como su unción profética: «Hoy, en vuestra presencia, se ha
cumplido este pasaje» (Le 4, 21 referido a 4, 18-19). No es de ex-
2. Le 4, 31-37 y su contexto trañar, pues, que el bautismo de Jesús sea considerado como tina
En Le 4, 34 se encuentra el título santo aplicado a Jesús por el auténtica unción profética 236 .
demonio: «Sé quién eres: el santo de Dios». ¿Cuál es su alcance Los puntos de contacto entre Le 4, 14-15 y la perícopa de Ca-
cristológico? rarnaúm, 4, 31-37, se deben a un doble motivo. El primero es de
Ante todo hay que afirmar que Le 4, 31-37 forma parte de una carácter más general: la escena de Cafarnaúm pertenece también
unidad literario-teológica mayor (Le 4, 14-44), cuyo carácter pro- al ministerio de Jesús en Galilea. El segundo motivo resulta del
gramático de la misión profética de Jesús es innegable 284 . análisis de los episodios que tienen lugar en Nazaret y Cafarnaúm.
Interesa también poner de manifiesto las características propias A nivel de la redacción lucana, hay un paralelismo claro entre am-
de Le 4, 31-37, en relación a Me 1, 21-28, que tiene todos los vi- bas escenas. No debe extrañar, pues, que el prólogo (4, 14-15)
sos de ser la redacción más primitiva 235 . Finalmente hay que ana- haga referencia a las dos situaciones.
Ciñéndonos a la conexión entre Le 4, 31-37 y 4, 14-15, desta-
Hech 6, 13; 7, 33 y 21, 28, se encuentra calificando a los vocablos «lugar» camos los siguientes contactos temático-literarios:
y «tierra».
233. La única excepción que he encontrado y a la que ya me he re-
rerido en la nota 232, está en Hech 10, 22: se trata de un ángel enviado 4, 15: enseñaba {didaskó) 4, 31: enseñaba (didaskó)
a Cornelio. Pero, como Lucas aplica también el término «santo» a la 4, 15: en las sinagogas 4, 33: en la sinagoga
colectividad de los ángeles en Le 9, 26, creo que, para el versículo de 4, 14: su fama se extendió por toda 4, 37: noticias de él iban llegando
Hech, resulta obvio el sentido: no se trata de otra cosa que de la santidad la comarca (perichóros) a todos los lugares de la co-
bíblica (como de contagio) por hallarse los ángeles en la cercanía de Yahvé,
en una esfera especial de pertenencia a Dios. marca (perichóros).
234. Cf. el comentario al verbo evangelizar en Le 2, 10, pp. 259-277'.
Al establecer el paralelismo con el verbo evangelizar de Le 4, 18, hemos 4, 14: volvió a Galilea 4, 31: ciudad de Galilea.
puesto de manifiesto el carácter programático de esta sección. Cf. también
el cuadro-esquema de esta sección programática, p. 261.
235. P. Benoit-M. E. Boismard, Synopse des quatre évangiles II, 236. F. Lentzen-Deis, Die Taufe Jesu nach den Synoptikern, Frank-
Paris 1972, 96, III. furt 1970, 285.
140 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 141

Los versículos 4, 31-32 constituyen, a su vez, la introducción atención la insistencia lucana en relacionar a Jesús con Nazaret des-
particular a la perícopa del ministerio de Jesús en la sinagoga de de los comienzos. Por ello se puede afirmar que Jesús es llamado
Cafarnaúm (4, 33-37). En efecto, además de situar el 'hecho de la nazareno en 4, 34, porque «se había criado en Nazaret» (4, 16),
expulsión del espíritu impuro en la sinagoga de Cafarnaúm, donde porque Nazaret era «su tierra» (4, 23), «su ciudad» (polis), que lo
acostumbraba Jesús a enseñar (4, 31), anuncia el tema central de vio crecer y robustecerse {2, 40), así como «crecer en saber, en es-
toda la perícopa: el poder de la palabra de Jesús: «Estaban asom- tatura y en el favor de Dios y de los hombres» (2, 52).
brados de su enseñanza porque hablaba con autoridad» {en exousia Hay, además, otros lazos de unión temátieo-literarios entre am-
én ho logos autou) (Le 4, 32). bas perícopas: a) la actividad de Jesús, aunque se desarrolla en dos
La relación de 4, 32 con 4, 36 salta a la vista: «¿Qué tendrá su ciudades diversas, Nazaret y Cafarnaúm, queda unificada a través
palabra?, pues, ¿no da órdenes con autoridad y poder a los espíritus de una unidad geográfica más amplia: Galilea, y por medio de un
inmundos, y salen?» (tis ho logos... en exousia kai dynamei). lugar preeminente por su carácter religioso: la sinagoga2,í8; b) la
M comparar estos dos pasajes con ¡los correspondientes de Mar- entrada de Jesús en las dos ciudades es descrita con d mismo ver-
cos 237, se constata que sólo Lucas pone en conexión el tema de la bo 2S9; c) Lucas utiliza el término polis, referido a las dos ciuda-
palabra de Jesús (logos) con el tema de la autoridad {exousia) (4, des 24 °; d) la actividad evangdizadora de Jesús se describe también
32.36) y que refuerza el sentido de la autoridad de la palabra con con el mismo término 241 ; e) a la coordenada espacial se une la
el término dynamis (poder) (4, 36). coordenada temporal de gran relieve religioso y en íntima cone-
Los vv. 31-32 tienen, además, otro punto de contacto con la xión con la sinagoga: Jesús enseñó en Nazaret y liberó al endemo-
perícopa: la admiración de la gente por el poder de la palabra de niado de Cafarnaúm en sábado 242.
Jesús: «Estaban asombrados de su enseñanza» (4, 32), «Todos co- Hay también un tema central, de capital importancia, que rela-
mentaban estupefactos»... (4, 36). ciona estas dos perícopas: la palabra pro)'ética de Jesús. En efecto,
la palabra (logos) está en conexión directa con la unción profética
b) Relación entre Le 4, 31-37 y 4, 16-30 de Jesús por él Espíritu Santo en la sinagoga de Nazaret (4, 22) y
aparece con un poder operativo propio en Cafarnaúm (4, 32.35.36).
En la perícopa de Cafarnaúm aparece el nombre de Jesús matiza- En ambos casos esta palabra profética suscita diversas reacciones
do por di adjetivo nazareno (Le 4, 34). Pienso que esta expresión entre (la ¡gente (Le 4, 15.22.32.37).
no tiene un relieve teológico especial, ya que el título cristológico
aplicado a Jesús por boca del espíritu inmundo es «el santo de
Dios», en el mismo v. 34. 3. El santo de Dios (Le 4, 34)
El término nazareno, que matiza el nombre de Jesús, tiene, en
el contexto actual, un valor geográfico-exis tendal y relaciona Le El título fundamental de Jesús en la escena de Nazaret es el
4, 16-30 con 4, 31-37. En efecto, en la primera de estas dos perí- de profeta (Le 4, 18-19.21). El título de Jesús en la escena de Ca-
copas se lee: «Vino a Nazaret, donde se había criado» (4, 16, con farnaúm es «el santo de Dios». A causa de la estrecha relación es-
manifiesta referencia a Le 2, 39.51). Esta relación existencial de tablecida con la perícopa de Nazaret, se puede sospedhar el ca-
Jesús con Nazaret, aparece aún más clara en el v. 23, dado el carác- rácter profético de este último título.
ter polémico de este versículo. Jesús, interpretando los sentimientos
de sus paisanos, dice: «Supongo que me diréis...; haz también aquí 238. Galilea, cf. Le 4, 14.31; Sinagoga, cf. Le 4, 16.28.33.
en tu tierra lo que hemos oído que has ¡hecho en Cafarnaúm». Hay, 239. Le 4, 16: erchomai; Le 4, 31: kat'erchomai. Este paralelismo
pues, una clara contraposición entre Cafarnaúm y Nazaret que está reviste mayor importancia si, como es probable, es Lucas el que cambia el
designada como su tierra. verbo eisporeuomai que emplea Marcos en 1, 21, cf. K. Aland, Synopsis
quattuor evangeliorum, n.° 35.
Es posible que Lucas emplee en 4, 34 la expresión Jesús Naza- 240. Le 4, 29: polis, dos veces referido a Nazaret; Le 4, 31, en rela-
reno porque la ha encontrado en la fuente original, pero llama la ción a Cafarnaúm.
241. El verbo didaskó (enseñar), Le 4, 15 y 4, 31. En Le 4, 32 em-
plea el término didaché (enseñanza), derivado del verbo didaskó.
237. K. Aland, Synopsis quattuor evangeliorum, nn. 35 y 36. 242. Cf. Le 4, 16 y 4, 31.
142 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 143

La dificultad de establecer el carácter del título el santo de Dios En las palabras que el demonio dirige a Jesús: «Quién te mete
en la citada perícapa resulta evidente al ver la disparidad de opinio- a ti en esto, Jesús Nazareno?» «¿Has venido a destruirnos?» (Me
nes. Así, mientras J. M. Creed 24S y F. Hauk 244 , se pronuncian de 1, 24) ve M. E. Boismard un probable paralelismo con el encuentro
una forma genérica, H . Schürmann afirma que «Jesús está descrito entre la viuda de Sarepta y Elias (1 Re 17, 1 8 ) 2 8 1 . La expresión
aquí a la luz de Sansón (Jue 13, 7, cf. también 16, 7), según los hombre de Dios, con que la viuda de Sarepta llama a Elias, se
LXX» 245 . convierte en santo hombre de Dios en el pasaje que tiene a Elíseo
como protagonista (2 Re 4, 9). Por lo demás, esta idea de santo
Se afirma también su carácter sacerdotal, basándolo en el para-
correspondería a la idea de consagración profética (consagrado, se-
lelismo con Aarón 248 , pero en el texto de Lucas no se encuentra
parado para...) (Jer 1, 5; Jo 10, 35-36) 2 5 2 .
huella alguna de un posible paralelismo con la figura de Aarón. H .
Schürmann niega el carácter sacerdotal de la expresión «el santo El segundo argumento, que M. E. Boismard considera más con-
de Dios» en Le 4, 34: «(Este título) no tiene carácter sacerdotal creto 253 , me parece, sin embargo, más cuestionable. Su argumen-
porque también está relacionado con profetas, carismáticos y con tación se apoya en el hecho de que la tradición judía ha asociado
etl Mesías» 247 . con frecuencia «profeta» y «nazir» o «nazireo», y que los LXX en
A. Plummer duda entre el carácter sacerdotal y el profético, varias ocasiones traducen la expresión «Nazir de Dios» por «san-
por parecerie ambos aceptables: «Puede significar 'consagrado para to de Dios». En el momento de aplicar esta argumentación a Le 4,
Dios', o consagrado por Dios'. En sentido amplio los sacerdotes y 34 (Me 1, 24), M. E. Boismard cuenta con la posibilidad de la
los profetas son llamados 'santos de Dios o del Señor' (Sal 106, expresión aramea «Nazir de Dios», en vez de «santo de Dios» en
16)» 248 . A.R.C. Leaney, sin excluir la posibilidad del sentido sa- boca del demonio (Le 4, 34). Se trataría de un juego de palabras
cerdotal, a través del Sal 106, 16, se inclina, no obstante, por él en relación a la expresión «Jesús Nazareno», del mismo v. 34 2B4 .
carácter profético, en conexión con Elias y Elíseo 2 4 9 . Esta hipótesis, además de basarse en la conjetura de una posi-
Estos autores prescinden, en general, del contexto inmediato. ble expresión aramea, «Nazir de Dios», cuenta, a mi juicio, con
Buscan una posible conexión con el antiguo testamento, pero, sien- otra seria dificultad: sería el único pasaje de todo el nuevo testa-
do este título plurivalente, los resultados son inciertos y fluctuan- mento en que se aplicara a Jesús esta expresión. Además, en el
tes. evangelio las características del «Nazir» 2BB no aparecen en relación
M. E. Boismard interpreta también el título «el santo de Dios» con la persona de Jesús, sino con la de Juan Bautista 256 . El mismo
de Le 4, 34 como título profético: «La expresión el santo de Dios Boismard debe haber percibido algunas dificultades —aunque no
no es propiamente hablando un título mesiánico, sino más bien un las formula— en su argumentación, ya que concluye afirmando:
título profético» 2 5 °. Las razones que él aporta son de diversa ín-
dole. to de Dios». Se verá más adelante que en la perícopa lucana tiene ambos
matices.
251. Ibid. Este paralelismo confirmaría, una vez más, la relación te-
243. J. M. Creed, o. c, 70: «Para un lector cristiano 'el consagrado de mático-literaria que existe entre las escenas de Nazaret (Le 4, 16-30) y
Dios' sugiere el Mesías». Cafarnaúm (4, 31-37). En ambas perícopas aparece Jesús como profeta,
244. F. Hauck, o. c, 66, lo considera en línea mesiánica de acuerdo a la luz de la tipología de Elias: explícitamente en Le 4, 25 ss.; de ma-
con el Sal 16, 10. nera más velada en 4, 34.
245. H. Schürmann, Das Lukasevangelium I, 249. 252. Ibid. II, 95, 1, b.
246. Cf. G. Friedrich, Beobachtungen zur messianischen Hohepriester- 253. Ibid.: «Pero puede ser que bajo este título se esconda una
erwartung in den Synoptíkern: ZThK 53 (1956) 276. alusión más concreta».
247. H. Schürmann, Das Lukasevangelium I, 249; J. M. Creed, o. c, 254. Ibid.
70, aunque reconoce que «en el Sal 106, 16 se habla de Aarón como de 255. Núm 6, 1 ss. Se reducen a «abstenerse de vino y de bebidas
'el santo del Señor', no obstante para el lector cristiano no tiene este alcohólicas» (v. 3), a no cortarse el cabello, «no pasará navaja por su ca-
carácter sacerdotal». beza» (v. 5) y a evitar el contacto con cadáveres, «no se acercará... a
248. A. Plummer, o. c, 134. ningún cadáver» (v. 6).
249. A. R. C. Leaney, o. c, 121. 256. Le 1, 15-17. Es de notar, una vez más, que la dinámica del evan-
250. P. Benoit-M. E. Boismard, o. c. II, 95, 2, 1, b. Dado el matiz gelio de la infancia resulta de la buscada contraposición entre Juan Bau-
de sus expresiones: «propiamente hablando»... «sino más bien», Boismard tista y Jesús. El v. 15, «no beberá vino ni licor», hace referencia a Núm
no niega de manera absoluta el carácter mesiánico de la expresión «el san- 6, 3.
La anunciación 145
144 Devolver el evangelio a los pobres

entre los dos espíritus. El espíritu impuro presiente y formula su


Sea lo que sea de este último punto más concreto, es probable que,
derrota como algo definitivo, haciéndola extensiva a los demás
llamándole a Jesús «el santo de Dios», el espíritu impuro lo reconoce
espíritus: «Has venido a destruirwoj-» {4, 34). El «has venido» re-
como profeta, en razón del Espíritu que ha recibido en el bautis-
laciona esta derrota con el comienzo de la actividad pública de Je-
mo 2 5 1 '.
sús (4, 16.34).
El poder de Jesús contra los espíritus inmundos está vinculado
Por mi parte, creo que el contexto inmediato es fundamental aquí al título «el santo de Dios» (4, 34): el que ha sido constitui-
para la interpretación. Ya ¡hemos visto la conexión temático-litera- do profeta por lia unción del Espíritu Santo, tiene poder contra los
ria entre la perícopa de Nazaret y ésta de Cafarnaúm. En Nazaret espíritus inmundos.
se presenta Jesús como profeta e inicia su ministerio como tal. En
Cafarnaúm sigue estando en primer plano el carácter profético de
Jesús. En efecto, Jesús, interpretando los pensamientos de sus 4. La palabra liberadora
paisanos en Nazaret, expresa su múltiple actividad en Cafarnaúm
de la siguiente forma: «Haz también aquí en tu tierra lo que he- Jesús libera al hombre de la posesión diabólica por la fuerza
mos oído que has hedho en Cafarnaúm» (Le 4, 23b). Esta actividad de su palabra: «Jesús le intimó: ¡cállate la boca y sal de ese hom-
de Jesús es, sin duda, su poder taumatúrgico: liberación del ende- bre!» (4, 35). Es más, Lucas anuncia el tema del poder de su pala-
moniado (4, 31-37); curación de la suegra de Pedro (4, 38-39) y el bra en 4, 32, donde, a diferencia de Me 1, 22 (cf. Mt 7, 29) re-
sumario de las numerosas curaciones (4, 40-41) que cierra el ciclo laciona la exousia (autoridad) con el logas (palabra), siendo la pala-
de su actividad en Cafarnaúm, ya que en 4, 42 se lee: «Al hacerse bra el sujeto de la oración gramatical: «su palabra tenía autoridad»
de día salió y se fue a un lugar solitario», y en 4, 44 se nos habla {en exousia én ho logos autoü).
de su misión evangelizadora por diversas sinagogas. Una vez realizada la liberación del endemoniado, los presentes
atribuyen el hecho «a la autoridad y al poder de su palabra» (4,
Ahora bien, Jesús, al negarse a realizar en su tierra lo que había 36) que, de nuevo, y a diferencia de Marcos (cf. Me 1, 27), es
hetího en Cafarnaúm, conecta expresamente esta actividad tauma- también sujeto del verbo «dar orden». La expresión «con poder»
túrgica con su carácter profético: «Os aseguro que a ningún profeta (dynamei) tampoco se encuentra en Marcos y hace, con toda pro-
lo aceptan en su tierra» (4, 24). Dicho en otras palabras: Jesús babilidad, relación directa a la fuerza del Espíritu que obra en Jesús
define su propia actividad en Cafarnaúm como actividad profética. (cf. Le 4, 14). La traducción podría ser, pues: «¡Qué palabra es
Por otra parte, no debe extrañar que Lucas exprese el carácter ésta, que ¡manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y
profético de Jesús con el título «el santo de Dios». Como se ha salen!».
visto, la venida del Espíritu Santo sobre Jesús en el bautismo es
La figura central de esta escena es Jesús^rofeta que libera del
interpretada por Lucas como la unción profética de Jesús: «El Es-
demonio por la fuerza de su palabra y al que el espíritu inmundo
píritu del Señor está sobre mí» (Le 4, 18). Jesús, ungido profeta
llama «el santo de Dios». Jesús es profeta cuando evangeliza o
por el Espíritu Santo es llamado el «santo de Dios», ya sea para
proclama la salvación y cuando libera de cualquier atadura o limi-
expresar su carácter profético, ya sea para indicar su profunda rela-
tación humana en virtud de la fuerza de su palabra profética.
ción con di Espíritu Santo.
Por lo dicho hasta aquí, Le 4, 14-44 presenta sustancialmente
En efecto, la liberación del endemoniado se presenta como la a Jesús como profeta. La perícopa de Nazaret destaca su enseñanza:
confrontación o choque de dos fuerzas antagónicas: con la unción «poderoso en palabras». La de Cafarnaúm pone de relieve sus mila-
de Jesús ha comenzado la lucha del Espíritu Santo contra los espíri- gros: «poderoso en obras». Dos pasajes de especial importancia
tus impuros. Jesús, con la potencia del Espíritu, instaura el reino. por el lugar que ocupan (final del evangelio y comienzo de He-
Los demonios saben que ha comenzado su derrota definitiva 2B8. chos de los apóstoles), confirman esta visión lucana del profetismo
En la sinagoga había un hombre que tenía un demonio inmundo de Jesús.
(4, 33). En el encuentro con Jesús se hace inevitable el choque
El primer pasaje es Le 24, 19. Jesús se acerca a los caminantes
de Emaús y finge no conocer los últimos acontecimientos de los que
257. P. Benoit-M. E. Boismard, o. c. I I , 95, I I , 1, b. él mismo había sido protagonista. Ellos tratan de explicarle el dra-
258. Ibid., I I , 94, I, a; I I , 95, 1, b.
146 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 147

ma de la pasión y muerte de Jesús, sobre quien dan un magnífico


juicio histórico, verdadero compendio de su misión terrestre: «...Je- 5. El sumario de Cafarnaúm (Le 4, 40-41)
sús Nazareno, que resultó ser un profeta poderoso en obras y pa-
labras ante Dios y ante todo el pueblo». En el evangelio de Lucas, un sumario cierra la actividad des-
Salta a la vista la importancia excepcional de este juicio de Lu- arrollada por Jesús en Cafarnaúm. Se reduce a los siguientes
cas sobre el Jesús histórico, cuando éste ya había consumado su puntos: liberación del endemoniado (4, 31-34); curación de la sue-
misión terrestre. El hecho de ser un resumen de la actividad de gra de Pedro (4, 38-39); sumario conclusivo (4, 40-41).
Jesús durante su vida pública, le confiere un relieve especial, en la Este sumario consta de: nuevas curaciones (4, 40) y numero-
tarea de iluminar y descubrir la intención teológica de Lucas. sas liberaciones del demonio (4, 41). Ai analizar el sumario se des-
Los discípulos de Emaús hablan fundamentalmente del Jesús cubren los siguientes aspectos: mientras Marcos habla de los en-
terrestre como de un profeta. Dado que éste es el carácter con que fermos y endemoniados, entremezclando estas dos categorías de
se presenta Jesús también en Nazaret y, como tal, aparece liberando gente necesitada, Lucas, por el contrario, las separa netamente:
al endemoniado de Cafarnaúm, cabe preguntarse si existe una rela- enfermos (v. 40); endemoniados (v. 41; of. Me 1, 32.34).
ción temático-literaria entre Le 24, 19 y las dos citadas perícopas. El v. 41, que cierra el ciclo de Cafarnaúm, reviste, en la redac-
ción lucana un valor especial; en efecto, Lucas lo relaciona, literaria
La respuesta es afirmativa, ya que hay elementos comunes y
y temáticamente, con la escena con que había empezado la acti-
de relieve que avalan esta relación: Jesús Nazareno (Le 4, 34 y 24,
vidad de Jesús en Cafarnaúm (Le 4, 33-35).
19) 2B8 ; profeta, aplicado por Jesús a sí mismo en Le 4, 24; en
Le 24, 19 está en boca de los discípulos de Emaús; «Poderoso en Conexión literaria: salir (exerchomai, Le 4, 35 y 4, 41); demo-
obras y palabras» (Le 24, 19): Este es precisamente, como hemos nio [daimonion, Le 4, 33.35 y 4, 41); increpar (epitimaó, Le 4, 35
visto, el carácter profético con que aparece, respectivamente, en y 4, 41); saber (oida, Le 4, 34 y 4, 41).
Cafarnaúm y en Nazaret. El paralelismo temático-literario parece, Conexión temática: Lucas insiste más que Marcos en el clamor
pues, innegable. de los demonios en relación con los títulos de Jesús, y en una línea
El segundo pasaje es Hedh 1, 1. Este versículo inicial de de publicidad: «salían demonios que gritaban» (4, 41); «Y se puso
Hechos es clarificador en esta materia e indica ¡hasta qué punto Lu- a gritar a voces» (4, 33). Los títulos cristológicos son diversos: «Hi-
cas ha mantenido conscientemente el carácter profético de Jesús, jo de Dios» 2W (4, 41); «El santo de Dios» (4, 34, cf. Me 1, 24).
como una de las líneas fundamentales de la primera parte de su Estos dos títulos deben poseer, sin embargo, un contenido básico
obra. En efecto, hablando de su evangelio, escribe: «En mi primer semejante. En efecto: a) se atribuyen a Jesús al principio de su mi-
libro... traté de todo lo que hizo y enseñó Jesús» (Hech 1,1). nisterio, en el ciclo de Cafarnaúm; b) son títulos dados a conocer
La referencia a Le 24, 19 es manifiesta. En ambos pasajes se por los demonios, que han experimentado el poder de Jesús; c)
da un juicio histórico global sobre Jesús y su misión terrestre: «Je- los títulos Hijo de Dios y Mesías (Christos) del v. 4, 41 han sido
sús... profeta poderoso en obras y palabras» (Le 24, 19); «...traté introducidos por Lucas (cf. Me 1, 34); d) la conexión literaria
de todo lo que hizo y enseñó Jesús» (Hech 1, 1). En los dos ver- entre Le 4, 41 y 4, 33-35 es también fruto de la redacción lucana.
sículos se pone de relieve una única actividad de Jesús: la pro fe- Parece, pues, claro que Lucas ha querido añadir al carácter pro-
úca. fético del título «el santo de Dios» (4, 34) una manifiesta significa-
Este juicio encuentra una ulterior confirmación al comprobar ción mesiánica, al ponerlo en relación directa con el título «Hijo de
que la enseñanza profética de Jesús en Nazaret (Le 4, 15) y su ac- Dios» y con el de «Mesías» (4, 41) que son inequívocamente títu-
tividad en Cafarnaúm (4, 23) se expresan con la misma terminolo- los mesiánitos en este sumario. Por io demás, la lucha y la victoria
gía de Hech 1 , 1 : hacer (poiein). Le 4, 23 y Hech 1 , 1 ; enseñar sobre los demonios es obra del Mesías, a quien reconocen y procla-
(didaskein). Le 4, 15 y Hech 1,1.

259. Es de notar que Lucas, en toda su obra, sólo emplea la expre- 260. K. Aland, Synopsis quattuor evangeliorum, n° 38. A Le 4, 41 co-
sión «Jesús Nazareno» (con el adjetivo «nazarenos») en estos dos pasajes rresponde Me 1, 34. Marcos no menciona título alguno. Lucas pone la ex-
de su evangelio. En Hechos no se emplea el adjetivo «nazarenos» sino presión «Hijo de Dios» en boca del demonio y lo relaciona con «el Mesías»
«nazóraios»: Hech 2, 22; 3, 6; 4, 10; 6, 14; 22, 8; 24, 5; 26, 9. en el mismo versículo 4, 41.
148 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 149

man los espíritus inmundos, reducidos a la más absoluta impotencia piló de esta manera ¡lo que había predióho por los profetas» (v.
por Jesús. 18).
Así pues, el Santo de Dios del v. 34 es para Lucas un título Su resurrección ha sido también objeto de profecía. En efecto,
profético y mesiánico. Jesús es el profeta-mesías o el mesías-profeta, no sólo Moisés (v. 22), sino todos los profetas desde Samuel (v.
según se quiera acentuar una u otra faceta. El carácter mesiánico, 24) han preanuneiado el surgir de un profeta como Moisés. Dios,
en estas perícopas, está íntimamente asociado al absoluto y defini- habiendo resucitado a su siervo (v. 26), ha cumplido estas profecías,
tivo poder de Jesús sobre dos demonios sei . ya que Jesús ha quedado constituido como bendición, en primer
Encontramos aquí asociados los títulos Mesías, Le 4, 41; Santo lugar para los judíos (v. 26), pero también, en la línea de las pro-
de Dios, 4, 34, e Hijo de Dios, 4, 41, en línea de un mesianismo mesas hechas a Abrahán, para todas las naciones de la tierra (v. 25).
no trascendente, de marcado matiz profético. En la anunciación, por Es necesario, pues, aceptar el plan de Dios, es decir, aceptar a Je-
el contrario, encontramos títulos equivalentes: Hijo del Altísimo, en sús resucitado, constituido como bendición para los que se arrepien-
contexto mesiánico (Le 1, 32, 33): Santo e Hijo de Dios (Le 1, 35) ten de sus pecados ( w . 19.26).
en esfera de estricta trascendencia. Los w . 12-15 constituyen la primera parte del discurso de Pe-
dro, en que se contraponen netamente la actividad de Dios y el
comportamiento de los judíos frente a la persona de Jesús, por cuyo
6. El término «santo» en Hech 3, 14, a la luz de su contextos 3, nombre se siguen realizando los «prodigios y signos».
12-26 El discurso pretende explicar el porqué de esa dynamis (fuer-
El término santo calificando la persona de Jesús, se encuentra za), asociada al nombre de Jesús (Hedh 3, 6.16), que, como se verá,
en Hechos sólo en tres pasajes: Hedh 3, 14; 4, 27 y 4, 30. Para constituye el hilo conductor de los capítulos 3-4. El v. 16, conclu-
saber si se trata de verdaderos títulos cristológicos y hasta qué sión de la primera parte del discurso de Pedro, expresa la eficacia
punto, es decir, en qué línea de la cristología, deberemos analizar del nombre de Jesús con el mismo verbo del v. 7: stereoó (dar
las perícopas en que se hallan dichos títulos, así como sus respecti- vigor, robustecer).
vos contextos. ¿Qué alcance tienen, pues, en esta perícopa de contrastes, los
términos país (siervo, v. 13) y hagios (santo, v. 14)? Parto del ana
a) Líneas ¡maestras de Hedh 3, 12-26 lisis literario-estructural para sacar de él las correspondientes con-
clusiones:
La primera parte del discurso de Pedro está marcada por la
contraposición entre la actividad de Dios y la de los judíos, respec- Cuadro estructural de Hech 3, 13-14
to de la persona de Jesús. El v. 15 es la culminación de dicho anta-
gonismo: «Vosotros lo matasteis»; «Dios lo resucitó». Dios ha glorificado a su Siervo Jesús (v. 13)
La pasión de Jesús, realizada por los judíos, entra en el plan de
Dios, ya que ha sido objeto de constante profecía: «Pero Dios cum-
Vosotros entregasteis y rechazasteis a él (al cual) (v. 13)

Pilato había decidido soltarlo) a él (v. 13)


261. Es difícil, por no decir imposible, hallar en los evangelios títulos
cristológicos puros. Los evangelios no se escriben a partir de categorías
mentales netamente definidas. El carácter heterogéneo de las diversas co-
munidades cristianas primitivas (judías de Palestina, judío-helenistas, gen- Vosotros rechazasteis al santo y al justo (v. 14)
tiles), las diversas fuentes escritas de los evangelios, la comprensión gra-
dual del misterio de Jesús a causa de lo complejo de su persona, las dis- pedisteis el indulto de un asesino (v. 14)
tintas etapas de la vida terrestre de Jesús y de su glorificación, así como Vosotros í
matasteis al autor de la vida (v. 15)
la finalidad teológica de cada hagiógrafo, explican suficientemente la di-
versidad de títulos, el valor pluralista de alguno de ellos, así como el di-
verso contenido de un mismo título, según los distintos contextos en que
se pueda encontrar. Dios (lo) resucitó a él (v. 15).
150 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 151

Al analizar el cuadro en sentido vertical, se constata, en la pri- La responsabilidad moral de los judíos, que se hace sentir con
mera columna, una marcada contraposición entre los judíos, a gran intensidad, radica en la actitud que adoptaron ante Jesús, el
quienes Pedro se dirige en segunda persona, «vosotros» ( w . 13. siervo de Dios, el santo y el justo, el autor de la vida.
14.15), por una parte, y Dios (vv. 13.15), así como Pilato (v. 13),
por otra. b) «Ha glorificado», sinónimo de «ha resucitado»
Por la segunda columna resulta claro que no se trata sólo de
un contraste entre sujetos, sino también de un contraste en la ac- Respecto a la acción de Dios, expresada por «ha glorificado» (v.
tividad frente a la persona de Jesús. El contraste se convierte en 13), es importante notar que se refiere a la glorificación de Jesús
verdadera contraposición por la antítesis d e los términos: por la resurrección y no a su glorificación a causa de la curación del
tullido.
Dios glorificó Mientras E. Haendhen sostiene esta última posición con toda
claridad 263 , R. J. Dillon-J. A. Fitzmyer aplican, por el contrario, el
resucitó «ha glorificado» a la resurrección 264 .
La estructura y dialéctica interna de la perícopa confirma esta
Pilato había decidido liberarlo última interpretación. Los capítulos 3-4, que son el contexto de to-
da la perícopa, apuntan también en esta dirección. No se trata en
Vosotros entregasteis
dios de la glorificación de Jesús a causa del portento realizado por
rechazasteis (dos veces) Pedro. La intención central del hagiógrafo parece ser otra. Quiere
matasteis. poner de manifiesto que el nombre de Jesús es poderoso y que este
Se comprende, pues, que la verdadera oposición queda esta- poder {dynamis), está íntimamente asociado a su glorificación. La
blecida entre Dios y los judíos. La actividad de estos últimos apa- curación del tullido es manifestación y consecuencia de este poder.
rece claramente especificada: a) son los protagonistas del proceso Hay todavía una objeción que resolver. C. M. Martini, aludien-
que lleva a Jesús a la muerte: «entregasteis», «rechazasteis», «pe- do a las fórmulas que se refieren a la glorificación de Jesús (como
disteis el indulto de un asesino»; b) son los causantes de la muerte las de Elp 2, 9; 1 Tim 3, 16; Ef 4, 10; Le 24, 26), afirma que él
de Jesús: «Vosotros matasteis al autor de la vida»; c) su compor- empleo de estas fórmulas «no autoriza a decir que el término 're-
tamiento aparece como actitud de obstinación: «Vosotros lo recha- surrección' pueda ser sencillamente traducido por 'glorificación'
zasteis» ( w . 13 y 14); d) el contraste con la buena voluntad de (cf. 1 Pe 1, 21). A la humillación del crucificado se Opone la glori-
Pilato, que era pagano, no está exento de fina ironía...; e) la acción ficación del resucitado, sin especificar cómo se realiza tal glorifi-
de Dios, por el contrario, está descrita con sobriedad, por medio cación» 265 .
de dos verbos sinónimos: «glorificó» y «resucitó». Si bien es verdad que no se pueden identificar «resurrección»
La estructura literaria en forma quiástica da un tono de profun- y «glorificación» de manera general e indiscriminada, tampoco se
da ironía a estos versículos: toda la activklad frenética q u e los ju- puede negar a priori q u e de hecho se identifiquen en algún .pasaje
díos han desplegado contra Jesús, con una trama bien urdida, se ha concreto, como sucede precisamente en Hedh 3, 13, por el parale-
demostrado ineficaz frente a la serena actividad de Dios, que ha lismo con Hedh 3, 15 y 3, 26. En esta perícopa los verbos ha
resucitado a Jesús. La glorificación y resurrección de Jesús es la ac-
tividad «envolvente» (forma quiástica) de Dios, frente a la cual
nada ha 'podido el designio premeditado de los judíos. más de manifiesto la aposición entre «vosotros» y «Dios», entre «lo ma-
tasteis» y «lo resucitó».
La tercera columna pertenece íntegra a la figura de Jesús 2 ( i 2 , 263. E. Haenchen, Die Apostelgeschichte, Góttingen 1961, 165; cf.
al que se aplican diversos títulos, cuyo carácter hay que dilucidar. también 165, nota 3; J. Jeremías, The servant o/ God, London 1957, 86,
nota 380.
264. R. J. Dillon-J. A. Fitzmyer, Acts of the apostles, en Jerome Bib.
262. Se exceptúa evidentemente «un asesino» (v. 14), que se refiere Cotnm. II, London 1968, 177; cf. también P. Grech, Acts of the apostles
a Barrabás. El título que establece la oposición entre la acción de Dios y explained, New York 1966, 34.
la actividad de los judíos, es el de «autor de la vida» (v. 15). La expre- 265. C. M. Martini, La testimonianza dei primi cristiani per la risu-
sión «un asesino» está en función del título «autor de la vida», para poner rrezione di Gesü: CivCatt 123 (1972) 129, nota 9.
La anunciación V3
152 Devolver el evangelio a los pobres
La interpretación ofrecida tiene también a su favor el hecho de
glorificado, ha resucitado, y habiendo resucitado, son, como se verá,
ser un título mesiánico terrestre, en cuanto que es aplicado direc-
sinónimos.
tamente al Jesús histórico en la etapa de su pasión. En efecto, los
capítulos 3 y 4 Hedhos 2 6 8 , no aplican a Jesús título alguno
c) La expresión «su siervo», referida al siervo paciente que sea exdlusivo de la resurrección 2 8 9 ; los títulos responden a un
Como se verá al hablar de Hech 4, 23-31, «su siervo» es una mesianismo terrestre y son confirmados por Dios ai glorificar a Je-
expresión mesiánica. Pero mientras que en Hech 4, 23-31 el tér- sús. De este modo, pertenecen tanto al Jesús histórico como al Je-
mino santo está íntimamente asociado al de pais (siervo), formando sús resucitado.
una sola expresión, en la presente perícopa el término pais aparece,
a primera vista, sin ulterior determinación o calificación. Digo «a d) Alcance del título santo en Hech 3, 14
primera vista», porque una lectura atenta del cuadro ofrecido más
arriba hace ver lo contrario. En efecto, el término correspondiente Ante la dialéctica de contrastes y aposiciones que ofrece la
al «siervo» del v. 13, es el «santo» de! v. 14 '¿m. En ambos casos perícopa y la correspondencia literaria de los términos siervo y
el título está contrapuesto a la actitud de los judíos que rechazaron santo, pienso que no se puede dar a este último término un signi-
a Jesús. ficado moral. Jesús aparece como Mesías, pero ¿en qué línea?,
De hecho, pues, siervo y santo, aunque tengan diverso alcance ¿en qué sentido? Si siervo indica el mesianismo en la línea del sier-
y ofrezcan distintos matices, están profundamente asociados entre vo paciente, ¿qué clase de mesianis>mo señala el calificativo santo?
sí, expresando una realidad sustancial: Jesús es el Mesías, rechazado No es fácil la interpretación de los epítetos santo y justo en
por los judíos, glorificado por Dios. Hech 3, 14. Buena prueba de ello son las generalidades en que se
A pesar de esta asociación con textual, los términos «siervo» y mueven no pocos autores y cómo eluden los problemas planteados
«santo» no son sinónimos; son complementarios en su función de por didhos títulos 2 7 °.
esclarecer la cristología mesiánica. La interpretación del término santo debe hacerse teniendo en
La expresión «su siervo» (v. 13) aparece como título mesiánico
en la línea del siervo paciente de Isaías (Is 52, 13-53, 12) 2 t i 7 . En
efecto, la frase de Hech 3, 13b, «al que vosotros entregasteis y re- 268. Respecto a la antigüedad del pais (siervo) en Hech 3 v 4, cf.
dhazasteis ante Pilato», que se refiere a una de das escenas de la pa- J. Jeremías, TWNT V, 699.700.708; en relación con la cristología de Hech
sión, favorece la integración del pais como siervo paciente. 3. cf. J. A. T. Robinson, The most primitive christology of all? (Act 3, 12-
26), 187-188; respecto al pais de Hech 4, cf. Ibid., 179; A. Descamps, o. c,
69; en relación a los títulos contenidos en Hech 3, 13b-15a, cf. R. J. Dillon-
J. A. Fitzmyer, o. c, 177; R. F. Zohnle, Peter's pentecost discourse, New
266. La expresión ton hagion kai dikaion (al santo y al justo) de York 1971, 48; respecto de la fórmula antitética que se encuentra en Hech
Hech 3, 14, no constituye un solo título mesiánico. Esta expresión sólo 3 15: «Vosotros lo matasteis, pero Dios lo resucitó» (cf. también, Hech 2,
se encuentra aplicada a Jesús aquí en todo el nuevo testamento. Por el 23-24; 4, 10; 5, 30-31; 10, 39-40; 13, 28-30), C. M. Martini, La testimonian-
contrario, «santo» y «justo» se hallan como títulos separados en otros pa- za dei primi cristiani per la risurrezione di Gesii, 128, la considera «cierta-
sajes de la obra lucana: «santo» en Le 1, 35; 2, 23; 4, 34; Hech 4, 27.30; mente antiquísima».
«justo» en Le 23, 47; Hech 7, 52; 22, 14; la expresión dikaion kai hagion 269. R. J. Dillon-J. A. Fitzmyer, o. c, 177, comentando Hech 3, 13,
(justo y santo) se encuentra en Me 6, 20, pero se refiere a Juan Bautista. afirman lo contrario: «pais (siervo) es un título de Jesús glorificado»; no
C. M. Martini, Atti degli aposloli, Roma 1972, 89, refiriéndose a esta ex- obstante, para salvar las dificultades que ofrecen a tal interpretación los
presión, escribe: «Se trata probablemente de términos mesiánicos»; L. términos «siervo» en Hech 3, 26 y 4, 27, que, según los citados autores,
Sabourin, o. c, 58-59 habla de los títulos «santo» y «justo» como atri- parecen referirse al Jesús terrestre, afirman: «La tradición lucana sobre el
butos separados, con entidad propia. pais no parece uniforme», p. 177.
267. J. E. Ménard, «Pais theou» as a messianic title in tbe book of 270. Así, llama la atención cómo J. Dupont, Étucles sur les Actes des
Acts: CathBibQuart 19 (1957) 89.91, donde establece conexiones literarias apotres, 147, pasa por alto el término «santo» en la citada expresión. Su
entre el cuarto cántico de Isaías y Hech 3; admiten también conexiones, argumentación está en la línea del «justo», que es el segundo término de
J. Jeremías, o. c, 86, nota 380; L. Cerfaux, La premiére communaute la expresión. Lo mismo sucede con J. Munck, The Acts of the apostles,
chrétienne a ]érusalem: EphTheolLov 16 (1939) 18-20; A. Descamps, Les New York 1967, 28-29; H. Wausbrough, A new catholic commentary on
justes et la justice dans les évangiles et le christianisme primitif, Louvain holy Scripture, 1969, 1082, n.° 826; G. H. C. MacGregor, The Acts of the
1950, 73. apostles, en The interpretéis Bible, New York 1952, 58.
154 Devolver el evangelio a los pobres
La anunciación 155
271
cuenta el contexto próximo y r e m o t o . Así el paralelismo entre
«vosotros lo rechazasteis» (al siervo) (v. 13) y «vosotros rechazas- en Hech 3, 22 ss., ya por la terminología y significación del mismo
teis al sanio» (v. 14), permite aplicar al término santo el carácter de versículo 26. El significado profético de la expresión «su siervo»
título mesiánico que posee, sin duda, la expresión su siervo. C. M. en Hedh 3, 26, se extiende a los títulos de los w . 13 y 14. Ahora
Martini escribe sobre Hech 3, 14: «Se trata probablemente de tér- bien, de todos estos títulos, el que expresa con mayor claridad el
minos mesiánicos, que Lucas parece emplear insistiendo en la ino- mesianismo con carácter profético en la terminología lucana es, sin
cencia moral de Jesús (cf. Le 2 3 , 47)» 272 . duda, el término santo. En efecto: a) se ha visto que la frase «sier-
vo de Dios» (Hech 3, 13) expresa primordialmente él mesianismo
en la línea del siervo paciente; b) en este mismo discurso de Pedro
Contexto próximo del término «santo» el adjetivo santo aparece como calificativo profético: «...por boca
de los santos profetas antiguos» (Hedh 3, 21) 273 ; c) como se verá
El v. 26, conclusivo de toda la perícopa, puede arrojar luz a en Hech 4, 23-31 (Hedh 3 y 4 forman una sección bien delimitada),
la hora de interpretar el significado del término santo en Hech 3, la expresión «su santo siervo» (Hedh 4, 27.30) encierra también
14. Como se verá, al analizar Hech 3, 26, la expresión su siervo tie- carácter mesiánico, en línea del siervo paciente, a través del término
ne también carácter iprofético, ya sea por el paralelismo con Moisés siervo, y en línea profétiea, por medio del término santo.
Los vv. 17-18 confirman la interpretación dada al término sier-
271. Hemos visto ya que la expresión «al santo y al justo» no forma vo del v. 13, en línea del siervo paciente, como título mesiánico:
un solo título. A las razones ya apuntadas habría que añadir que el término Dios ha dado cumplimiento a las profecías que predecían el sufri-
«justo» tiene consistencia propia en la obra lucana. En Le 23, 47, con toda
probabilidad, es Lucas quien cambia el título «Hijo de Dios» por el de miento del Mesías (v. 18) por medio de la acción de los judíos y
«justo». Así lo creen, A. Descamps, o. c, 65, nota 1; G. D. Kilpatrick, A de sus jefes que ignoraron dichas profecías (v. 17).
theme of the lucan passion story and Le 23, 47: JTS 43 (1942) 34-36; para Es manifiesto que estos versículos están en relación con la pri-
Lucas, en efecto, aún no ha llegado el tiempo en que un pagano reconozca mera parte del discurso de Pedro. La secuencia aparece clara: los
al Mesías en Jesús crucificado, ya que el tercer evangelista ha concebido toda judíos rechazaron al siervo de Dios y lo entregaron (v. 13); recha-
su obra con un plan unitario. El momento oficial de este reconocimiento se
halla en Hech 10. Además, el término «justo» en Le 23, 47 parece estar en zaron al santo y al justo (v. 14); mataron al autor de la vida (v.
conexión con la inocencia de Jesús, puesta de relieve, de manera especial, 15).
por Lucas: Le 23, 4.13-16.17-23, cf. K. Aland, Synopsis quattuor evangelio- El v. 17, con un verbo de carácter genérico, en aoristo, epraxate
rum, nn. 336, 338, 339; por otra parte, en Hech 3, 14, existen elementos sufi- (hicisteis), sintetiza el proceso y la muerte del siervo-Mesías de la
cientes para establecer un paralelismo con Le 23, 47 y contexto: en Le 23, la
muchedumbre conduce a Jesús ante el tribunal de Pilato, 23, 1, y, junto con escena anterior, poniendo de relieve, al mismo tiempo, la respon-
los sumos sacerdotes y letrados, lo acusan con insistencia y piden su muerte sabilidad de los judíos.
(Le 23, 2.10.18.21.23); en Heoh 3, 13.14, los judíos lo entregan a Pilato y El v. 18 resume el proceso y la muerte del siervo con la frase:
rechazan a Jesús. En Le 23, Pilato hace cuanto puede por liberar a Jesús, «el mesías tenía que padecer», haciendo alusión directa al carácter
proclamando su inocencia (Le 23, 4.13-16.20.22b; en los w . 16.20.22b se paciente del siervo y al carácter terrestre del título mesiánico 274 .
emplea el verbo apolud); en Hech 3, 13 se pone también de relieve el empeño
de Pilato por liberar a jesús, con el mismo verbo apoluó, y en marcado con-
traste con los judíos; en Le 23, 47, el centurión proclama «justo» a Jesús,
en sentido de «inocente», «no culpable»; Heoh 3, 14 presenta también a
Jesús como «justo», es decir, pone de manifiesto su inocencia frente a la 273. Sólo Lucas, entre los evangelistas, usa el epíteto «santo» califican-
actitud de los judíos, cf. C. M. Martini, Atti degli apostoli, 89, nota al v. do el término «profeta»; cf. Le 1, 70, donde se encuentra una expresión se-
14 de Hech 3; G. Schrenk, TWNT II, 190. El término «justo» de Heoh 3, mejante: «El lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profe-
14 parece ser título mesiánico. A diferencia del mismo término en Le 23, 47, tas». Esta constatación refuerza, obviamente, el argumento.
es Pedro quien lo proclama, los oyentes son judíos, está por medio el hecho 274. J. A. T. Robinson, The most primitive christology of all? (Act
de la resurrección, y son también mesiánicos los títulos «siervo» y «santo», 3, 12-26), 182, parece negar lo evidente, ya que, comentando estos mismos
que están en el mismo contetxo (w. 1344). versículos, escribe: «Que Jesús sufrió como Mesías es claramente incompati-
ble con la idea de que él sigue siendo aún después de la resurrección, sólo
272. C. M. Martini, Atti degli apostoli, 89. El juicio de Martini pone el Mesías elegido». Por lo demás, que Jesús sufrió como Mesías, pertenece
de manifiesto dos cosas: la dificultad de interpretar los términos «santo» y a la teología lucana (cf. Le 24, 26-27; Hech 17, 2-3; 26, 22-23); en Le 17,
«justo» en dicho versículo, por una parte, y por otra, el considerarlos como 25 sólo Lucas escribe: «Pero antes tiene que padecer mucho», cf. K. Aland,
dos términos, y no como partes de un mismo título; E. Haenohen, Die Apos- Synopsis quattuor evangeliorum, n.° 235.
telgeschichte, 166.
156 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 157

La novedad de los vv. 17-18 está en afirmar que «de esta forma la gradual determinación de su cumplimiento (vv. 24b y 26). Los
ha cumplido Dios las profecías», y que «vosotros y vuestras jefes elementos más salientes son: la partícula men con que se introduce
lo hicisteis por ignorancia» de estas mismas profecías 275. la profecía de Moisés (v. 22). La partícula correlativa kai... de (v.
Hech 3, 19 está relacionado, en primer lugar, con los vv. 17-18, 24) que une a la voz profética de Moisés la de todos los profetas
y, a través de ellos, con el contexto anterior. Esta llamada al arre- desde Samuel, para profetizar «sobre estos días» {tas hémeras tau-
pentimiento tiene, pues, una doble vertiente: el arrepentimiento tas). Moisés queda así englobado, en cierto modo, en el único y gran
de los propios pecados, sobre todo el de haber dado muerte al argumento de «todos los profetas».
inocente, y la llamada (invitación) a la aceptación de Jesús-Mesías, La expresión estos días constituye la coordenada temporal de la
según el plan de Dios. Pero este versículo está, además, en rdlación profecía, que comienza así a concretarse. Se refiere al período que
con la restauración universal que realizará Jesús ( w . 20-21). comienza con la resurrección de Jesús 278. Es como «la luna de
Jesús, el Mesías del v. 20 es el Mesías glorificado que debe re- miel» de la iglesia primitiva, y, por lo mismo, una etapa única e
tener el cielo hasta la restauración universal: el Mesías glorioso ha irrepetible, aunque quede abierta, eso sí, al futuro de la iglesia.
sido predestinado para vosotros, es decir, «destinado en primer Los diversos «vosotros» de los vv. 25 y 26 señalan los destina-
lugar para vosotros», ya que el prokecheirismenon tiene un valor tarios primordiales de la acción de Jesús resucitado, en quien se rea-
temporal 276 . lizan las profecías. Se trata de los oyentes de Pedro y de los judíos
El paralelo del «predestinado para vosotros» se encuentra en en general.
el v. 26, ya que las dos expresiones están en la misma línea y se in- «El Señor os suscitará un profeta como yo» (Hech 3, 22). Esta
terpretan mutuamente: «habiendo resucitado en primer lugar para profecía, en boca de Moisés, es, como toda profecía, indeterminada;
vosotros» (v. 26); «destinado en primer lugar para vosotros» (v. está lanzada al futuro de la historia. El anastései corrobora esta
20). línea de indeterminación. En castellano se podría traducir por «sus-
En ambos casos se trata, en efecto, del Mesías glorioso. En el citar», «hacer surgir», en futuro. Sólo en el cumplimiento de la
v. 20, destinado en primer lugar para los judíos cuando venga a profecía se podrá ver en qué consiste este «suscitar». Lo que sí
restaurarlo todo. En el v. 26, constituido como bendición en primer queda claro es la línea profética del vaticinio de Moisés. El perso-
lugar para los judíos por la resurrección 277 . En los dos pasajes el naje que suscite Dios en el futuro será un profeta. La terminología
es inequívoca: «Profeta como yo»; laleó (hablar); akouó (escuchar)
Mesías glorificado aparece en íntima relación con el perdón de los
(vv. 22-23).
pecados, ya que causa dicho perdón (v. 26) y el arrepentimiento
prepara su venida (v. 19 en relación al v. 20 y 21). «Y todos los profetas... hablaron también anunciando estos días»
Hech 3, 22-26 tiene su propia unidad temático-literaria. El tema (Hech 3, 24). El tiempo de la realización concreta de las palabras
se desarrolla a nivel de una doble profecía (vv. 22-23 y v. 25b) y de Moisés ha sido también objeto de profecía. La expresión estos
días sitúa en el momento presente lo que Moisés había predioho
de forma indefinida, indeterminada. De esta manera, el «a vos-
275. Sobre si esta ignorancia es una disculpa o una acusación, cf. C. otros» del v. 22, que había quedado abierto, como en toda profecía,
Escudero Freiré, Hech 3, 17: «kata agnoian», ¿disculpa o acusación?: Com-
munio 9 (1976) 1-11.
a una futura determinación, encuentra su realización en el «vos-
276. M. Zerwick, Analysis philologica novi testamenti graeci, 220: Lucas otros» del v. 25, y en el «a vosotros en primer lugar» del v. 26,
con toda probabilidad entiende el «pro» también temporalmente: «pre-desti- que se refieren, no sólo a los oyentes de Pedro, sino también a los
nado». judíos en general, en cuanto «hijos de los profetas y herederos de
277. En el v. 20, el tiempo es perfecto: prokecheirismenon, y en el v. la alianza hecha con los padres» (v. 25).
26 aoristo: anas tesas. Es natural que la resurrección sea concebida como una
acción puntual en el pasado, pero, como se verá, lo que se pone de relieve La profecía del v. 25 encuentra también su realización en el
en el v. 26 es la idea de Jesús constituido como bendición por la resurrección: v. 26. En efecto: a) apunta él tema de la bendición (Gen 22, 18
«habiéndolo resucitado», está en función de «lo envió para bendeciros», y el
«bendecir» es en el texto griego un participio de presente con valor y pers-
278. C. M. Martini, Atti degli apostoli, 92, nota 24, comentando la ex-
pectiva de futuro, cf. M. Zerwick, o. c, 90, donde afirma: «El participio de
presión «en estos días», escribe: «Se trata no de la manifestación definitiva
futuro deja de emplearse en gran escala». Es decir, el sentido del participio
del reino de Dios, del que se ha hablado en los w . 20-21, sino de los días
eulogounta de Hech 3, 26 es: ha comenzado a bendecir y continuará ben-
actuales en que se está manifestando la gloria de Jesús».
diciendo a cuantos se arrepientan de sus pecados.
158 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 159

y 12, 3, según los LXX), que es el núcleo central del v. 26: «...lo de Jesús. El verbo anistémi es, en efecto, un término técnico en
envió para bendeciros»; b) anuncia el plan universalista del libro Hechos. Referido a Jesús, está relacionado con su resurrección 28 °-
de Hechos, que, abierto a los gentiles, incluye también a los Se constata además un marcado paralelismo entre «Dios habiendo
judíos, ya que para éstos en primer lugar Dios ha constituido a resucitado a su siervo» (v. 26) y «Dios glorificó a su siervo» (v.
su siervo como bendición por la resurrección 279 . 13). Dicho paralelísimo permite interpretar el anastésas del v. 26 a
Hedh 3, 26 es el versículo conclusivo de toda la perícopa. Se la luz del edoxasen (glorificó) del v. 13, en sentido de resurrección-
descubre en él, ante todo, una relación directa con la profecía de glorificación.
Moisés (vv. 22-23) y la promesa hecha a Abrahán (v. 25). En efec- Este paralelismo resulta normal. Siendo el v. 26 conclusivo, es
to, el carácter abierto e indeterminado de estas profecías encuen- lógico que resuma y destaque los principales temas de toda la
tra en este versículo su concreción y realización más completa: perícopa. Sin embargo, n o todos piensan así. El paralelismo entre 3,
«Dios os suscitará (anastései) un profeta» (v. 22); «Dios habiendo 22, «os suscitaré un profeta», y Hedh 3, 26, «habiendo resucitado
resucitado {anastésas) a su siervo en primer lugar para vosotros» para vosotros a su siervo» (en ambos pasajes se emplea el verbo
(v. 26). anistémi), lleva a E. Haenchen y a J. A. T. Ro'binson a negar que
La concreción de la profecía, por medio de la expresión «en el anastésas del v. 26 se pueda aplicar a la resurrección.
estos días» (v. 24) y del «vosotros» (v. 25), se expresa en el v. 26 El primero de los dos autores escribe: «Anastésas significa aquí,
de forma enfática y reiterativa: «a vosotros en primer lugar», «para en relación con el v. 22, el envío terrestre de Jesús» 281 . Robinson
bendeciros», «de vuestros pecados». interpreta el anastésas en esta misma línea y concluye afirmando:
Esta relación de profecía-cumplimiento, que se encuentra en los «anastésas en 3, 26 es el único caso en que esta palabra, aplicada
w . 22-25 y 26, permite transferir y aplicar al «siervo» del v. 26 el a Jesús, no se refiere a su resurrección» 282 .
carácter profético que posee la profecía de Moisés ( w . 22-23). Es Creo, sin embargo, que el paralelismo entre Hedh 3, 22 y 3, 26
decir, la expresión «su siervo» (v. 26) que es fundamentalmente no lleva a identificar el significado del anastésas del v. 26 (resuci-
título mesiánico en relación al siervo paciente (v. 13), encierra tam- tar), con el de anastései del v. 22 (suscitar).
bién carácter profético. Jesús, siervo paciente, ha afrontado su pa- En el v. 22 el significado es genérico e indeterminado, como
sión, como un verdadero profeta. Dios, habiéndolo resucitado, con- correspondiente al carácter de profecía, mientras que en el v. 26
firma y pone de manifiesto su condición profética, la que Jesús se trata de la aplicación concreta de la profecía a Jesús. Así como
ya poseía al afrontar la pasión y que en el v. 26 está expresada por Jesús, siervo paciente, es confirmado como tal por la resurrección,
la frase: «lo envió para bendeciros». del mismo modo, la resurrección confirma y manifiesta abiertamen-
En relación con la promesa hecha a Abrahán, el v. 26 afirma su te el carácter profético, que ya poseía, al ser constituido como ben-
realización: la descendencia de Abrahán en la que serán bendeci- dición para todo el que se arrepiente de sus pecados y lo acepta.
das todas las naciones de la tierra, es el siervo resucitado y cons- La verdadera novedad de Hech 3, 12-26 está en que Lucas une
tituido como bendición para todos por la resurrección. la línea prof ética de Moisés (Dt 18, 15) con la línea del siervo
paciente de Is 5 3 , al aplicarlas a Jesús 28i! . Dios, resucitando a Je-
El participio anastésas del v. 26 debe referirse a la resurrección
sús, confirma y pone de manifiesto esta doble faceta mesiánica que
Jesús ya poseía.
279. Es de notar a este respecto cómo Lucas en la cita, siguiendo a la
letra Gen 22, 18, según los LXX, cambia el término «naciones» del Génesis
por «razas» en Hechos. Es que Lucas usa habitualmente el término «na- 280. Además de Hech 3, 26, cf. Hech 2, 24.32; 13, 33.34; 17, 31. En
ciones» (ta ethne) en Hechos, como expresión técnica para designar sólo a los Hech 3, 22 y 7, 37 está indeterminado, ya que se trata de profecías. El pa-
gentiles. Por otra parte, al comparar la cita de Hech 3, 25 con Gen 12, 3 saje de Hech 9, 41 no se refiere a Jesús.
(siempre según los LXX), se nota que Lucas ha cambiado la expresión «to- 281. E. Haenchen, o. c, 169; el aoristo apesteilen del v. 26, juega un
das las tribus» del Génesis por «todas las razas» en Hechos, por tener esta papel importante en su interpretación. Ya apunté la posible solución al in-
última expresión un carácter más universal. Además del carácter restrictivo sistir en el tema de la bendición, central en los w . 25 y 26.
que posee de por sí el término phulé, en el sentido de tribu, clan, o una 282. J. A. T. Robinson, The most primitive christology of all? (Act
determinada raza de características propias, en el nuevo testamento se 3, 12-26), 186; R. J. Dillon-J. A. Fitzmyer, o. c, 178, defiende esta misma
aplica con frecuencia sólo a los judíos: cf. Mt 19, 28; Le 22, 30; Heb 7, 13; posición.
Ap 7, 4; 21, 12, lo que supone un uso oral en esta misma línea. 283. J. E. Ménard, o. c, 89.
160 Devolver el evangelio a los pobres ha anunciación 161

Bn relación al siervo de los vv. 13 y 26 hay que hacer notar La expresión «en primer lugar» de Hedh 3, 26 se refiere al plan
que se habla de la actual condición gloriosa del siervo paciente, de Hechos, que responde, sin duda, a la situación histórica de ia
pero el título corresponde a la etapa terrestre de la pasión. Esta incipiente iglesia 285. Los apóstoles comenzaron enseñando a los
correlación entre el Mesías paciente y su resurrección, se encuentra judíos. Poco a poco, bajo la dirección del Espíritu Santo, se fueron
también claramente expresada en otro importante pasaje de Lucas: abriendo a los gentiles. Que Lucas quiere recalcar esta idea, que
«Así está escrito: el Mesías padecerá y resucitará al tercer día» constituye un punto central de su segundo libro, parece claro:
(Le 24, 46). «... a todas las naciones, comenzando por Jerusalén» (Le 24, 47,
La expresión «lo envió para bendeciros» es clarificadora a este en relación a Hech 1, 8) 286.
respecto, ya que constituye la oración principal y es la clave del La bendición que imparte Jesús resucitado va indisolublemente
versículo. Lo que se afirma directa y primordialmente es la misión unida al arrepentimiento de los pecados. Es más, dada la cons-
del siervo resucitado: el siervo por la resurrección ha quedado cons- trucción del v. 26, se podría afirmar que la bendición, como acción
tituido como bendición (para bendecir constantemente, ya que el de Jesús glorificado, es el don de la conversión, es la aceptación del
eulogounta es participio del presente con valor de futuro), en pri- Jesús glorificado, a través de la fe, es aceptar al siervo de Dios co-
mer lugar para vosotros. mo Mesías y fuente de salvación, porque Dios lo ha resucitado
De hecho Lucas, en su obra, sólo atribuye esta actividad a Jesús y lo ha colocado como piedra angular.
a partir de la resurrección: la última acción de Jesús, narrada por Tanto apostelló (enviar) como eulogeó (bendecir), ponen, una
Lucas, en relación a sus apóstoles, es la bendición reiterativa que vez más, dé manifiesto el carácter profético del siervo, siguiendo el
les imparte, ya resucitado, antes de subir al Padre (Le 24, 50-51). parangón con Moisés. En efecto, Dt 33 presenta a Moisés, antes de
Sólo en este pasaje y en Hech 3, 26 se habla de esta actividad de morir, bendiciendo al pueblo, a través de los doce patriarcas: «Ben-
Jesús: en el evangelio, dirigida a los apóstoles; en Hechos, abierta dición que pronunció Moisés sobre los israelitas antes de morir»
a los judíos, como primeros destinatarios, y a todas las naciones (Dt 33, 1). Que esta bendición está unida al carácter profético
de la tierra 284. de Moisés, parece innegable: en Dt 34, 10 se le llama profeta, y
En efecto, la expresión «a vosotros en primer lugar» del v. 26 Dt 34 está en relación con Dt 33: Dt 34, 1: «Y subió Moisés»...;
deja abierta la profecía del v. 25 a una realización más amplia Dt 34, 5: «Y murió Moisés, siervo del Señor» (cf. Dt 33, 1); Dt
en la gentilidad, que tendrá su comienzo tímido en el episodio del 34, 10: «Ya no surgió en Israel otro profeta como Moisés». Este
eunuco de Candace (Hech 8, 26-40) que recibirá el espaldarazo, por es el juicio conclusivo dado por el Deuteronomio sobre Moisés.
la autoridad de Pedro, en el bautismo de Cornelio (Hech 10, 34- Tanto el tema de la bendición 28~, cuanto la correspondencia
48) y que Pablo formulará con valentía y sin reticencias en la si- literaria, «surgir» (anesté), «profeta», «como Moisés», ponen, de
nagoga de Antioquía (Hech 13, 46): «Era necesario anunciaros a nuevo, en relación Hech 3, 22-26 con Dt 33-34. El carácter profé-
vosotros en primer lugar la palabra de Dios, pero ya que la recha- tico de Jesús queda así de manifiesto.
záis... mirad que nos volvemos a los gentiles». El verbo enviar {apostelló), es también un término característi-
co para indicar la misión profética. Es aplicado a Moisés insisten-
284. El carácter universal del mensaje evangélico es tan importante para teimente en la escena de su vocación (Ex 3, 10.12.13.14.15); Núm
Lucas, que lo adelanta en línea programática al comienzo del ministerio de 16, 28.29 vuelve a aplicar este término a Moisés cuando éste legi-
Jesús, Le 4, 16-30. Esta preocupación de trascender los límites espacio-raciales
del ministerio concreto de Jesús, ofreciendo en perspectiva el campo de la
gentilidad, es tan imperiosa y vital para Lucas, que con razón se descubre 285. R. J. Dillon-J. A. Fitzmyer, o. c, 178.
una línea universalista en todo su evangelio: Le 2, 30-32; 3, 6 (cf. K. Aland, 286. El paso de los judíos a los gentiles es particularmente dramático
Synopsis quattuor evangeliorum, n.° 13): sólo Lucas continúa la cita de Is 40 en el apostolado de Pablo. Además de Hech 13, 46-48, cf. 18, 6; 22, 18-21;
hasta el v. 5, buscando, sin duda, el mensaje de la salvación para todo hom- 28, 25-28.
bre: «Y todos verán la salvación de Dios». Son también importantes, a este 287. Aunque la función de bendecir es eminentemente sacerdotal, no
respecto, la simpatía y el trato especial de Lucas hacia los samaritanos (¡más lo es exclusivamente. Así, por ejemplo, Ex 12, 32: Moisés y Aarón bendicen
que gentiles!), en escenas que prefiguran o anticipan: Le 9, 51-56; 10, 29-37; al faraón; Lev 9, 13: Aarón y Moisés bendicen al pueblo; Ex 39, 23 (LXX):
17, 11-19. Es, asimismo, instructiva, la omisión que Lucas hace de las pala- Moisés bendice a los diversos artífices del santuario; Núm 22, 6; 23, 11.20.
bras de Jesús: «No toméis el camino de los gentiles, ni entréis en ciudad de 25: el profeta Balaam aparece con la misión fundamental de bendecir a
samaritanos», Mt 10, 5 (cf. Ibid., n.° 99). Israel.
162 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 163

tima su misión divina frente a Datan y Abirón 288 . Así pues, estos En toda la perícopa no hay un solo indicio de que Dios cons-
términos (enviar y bendecir), confirman el carácter profético de la tituya a Jesús Mesías por la resurrección. Por el contrario, se ha
acción del resucitado. visto reiteradamente el carácter terrestre de los títulos mesíánicos.
¿A qué venida se refiere el verbo enviar del v. 26? Propia- La resurrección, como glorificación del Mesías terrestre, confirma,
mente hablando, creo que no se refiere a ninguna venida de Jesús. manifiesta e invita a los judíos a aceptar la condición mesiáníca que
El verbo «enviar» de Hech 3, 20 hace alusión a su última venida ya poseía Jesús al afrontar su pasión. La resurrección pone también
para la restauración definitiva. El v. 26 pretende afirmar el carác- de manifiesto el carácter profético de Jesús, al constituirlo como
ter prof ético de la iglesia, que continúa, después de la resurrección, bendición para todo el que lo acepta, a través de la predicación
la misión prof ética de Jesús. apostólica.
Es verdad que gramaticalmente el complemento directo de
enviar es el pronombre a él, que está en lugar del término su siervo. Contexto remoto
Pero la teología de Lucas es clara a este respecto: después de la re-
surrección, Jesús actúa, por medio de su Espíritu, a través de los Todo lo dicho hasta aquí está de acuerdo con la concepción
apóstoles en particular, y de los cristianos en general; siempre por teológica lucana, ya que, como se ha visto, el título «el santo de
medio de la proclamación de la palabra. De tal manera que la Dios» de Le 4, 34, tiene, en virtud de la redacción de Lucas, un
iglesia es fundamentalmente un pueblo profético que actúa como significado mesiánico, primordiaknente en línea profética 292 .
tal en nombre de Jesús 289 . En el evangelio de Lucas no sólo es relevante el carácter pro-
C. M. Martini, tratando de explicar el alcance del verbo «en- fético de Jesús. Junto a este tema, Lucas insiste en el rechazo de
viar» en Hech 3, 26, comenta acertadamente que «la misión de Jesús-profeta por parte de los judíos: Le 4, 16-30 (sobre todo, los
Jesús resucitado, que anuncia la salvación para el que se convierte, vv. 28-30). E'l carácter programático de esta perícopa confiere un re-
es la que los apóstoles realizan en su nombre, con la 'fuerza de su lieve especial a este tema. Le 9, 51-55: Jesús es rechazado en Sama-
Espíritu» 290 . La identificación de Jesús glorificado con su iglesia ría porque se dirige a Jerusalén. La cita de 2 Re 1, 10.12, en Le
alcanza una formulación perfecta en el diálogo de Jesús con Pablo, 9, 54, coloca, una vez más, a Jesús en la línea profética de Elias.
camino de Damasco (Hech 9, 4-5). Además, durante este viaje a Jerusalén, que empieza precisamente
Que ésta es la intención de Lucas, se colige también por el en Le 9, 5 1 , el evangelista pone en labios de Jesús esta expresión:
plan trazado al comienzo de Hedhos. Jesús ha actuado personal «... no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén» (Le 13, 33).
y directamente «desde el principio hasta el día... en que fue lleva- Jesús camina hacia Jerusalén con Ja conciencia de consumar allí su
do al cielo» (Hech 1, 1-2); los apóstoles deben permanecer en Je- misión profética.
rusalén para recibir el Espíritu Santo y ser sus testigos, continuando En la misma narración de la pasión existen contactos literarios
así su obra (Hech 1, 4.8); en Hedh 10, 36-43 se encuentra una se- con su rechazo en la perícopa programática de Nazaret (Le 4, 16-
cuencia teológica semejante a la de Hedh 1, 1-2.4.8. Los vv. 42-43 30) 2 9 : í . La pasión y muerte sería el gran rechazo de Jesús-profeta
ponen de manifiesto el mandato explícito de Jesús 291 . por parte de los judíos. Es, por tanto, probable, que en Hech 3,
en que Lucas insiste en el rechazo de Jesús, deba estar presente
288. Baste recordar cómo Jeremías describe su misión profética con el en su mente esta línea importante de su evangelio. El término
verbo apostelló (enviar), tanto en relación a las naciones, Jer 25, 15.17 (LXX: «santo» por las razones apuntadas, expresaría de forma directa el
32, 15.17), como respecto a su propio pueblo, Jer 26, 12.15 (LXX: 33, 12.15). carácter profético de Jesús.
En la sección contra los falsos profetas, Jer 23, 9-40, establece Jeremías una
verdadera identidad entre su falsedad y el no haber sido enviados, Jer 23, 21.
32. guiar relieve, se expresa también con el verbo apostelló, cf. Hech 8, 14;
289. Así, por ejemplo, en Hech 4, 29-31, el pueblo pide a Dios (Kyrios) 15, 27; 19, 22; 22, 21; 26, 17; 28, 28.
«proclamar la palabra con valentía» (v. 29) y «realizar signos y prodigios»... 292. E. Haenchen, o. c., 166, nota 2, relaciona también el término «san-
La comunidad cristiana, con los apóstoles a la cabeza, en realidad está pi- to» de Hedh 3, 14 con el de Le 4, 34: «Santo como título mesiánico... (Me
diendo continuar la misión profética de Jesús. 1, 24; Le 4, 34; Jn 6, 69)».
290. C. M. Martini, Atti degli apostoli, 93, 293. R. F. Zehnle, o. c., 88, nota 119, hace ver los principales contac-
291. Además, la misión de la iglesia primitiva en momentos de sin- tos.
164 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 165

e) Resumen de esta sección a) Hedí 4, 23-31, contexto de la expresión «santo siervo»

1. Los títulos de Hedí 3, 12-26 son de carácter primitivo En esta línea de contrastes o contraposiciones entre David y
y se refieren fundamentalmente al Jesús terrestre. Dios confirma Jesús, juega un papel importante el epíteto «santo», asociado al
dichos títulos por la resurrección. término pais (siervo) cuando se refiere a Jesús.
2. La expresión «su siervo» en Hedh 3, 13 es título cristoló- En esta perícopa le corresponde también el cometido principal
gico, en la línea del siervo paciente. Es decir, Jesús ha afrontado al Sal 2, 1-2, como palabra profética de David, a quien se le llama
su pasión como verdadero siervo paciente. «su siervo» (el su referido a Dios a quien se invoca en la presente
oración, v. 25): «¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos
3. El término santo en Hedh 3, 14 es un título cristológico
planean fracasos? Se alian los reyes de la tierra, y los príncipes
con carácter profético.
conspiran contra el Señor y contra su Mesías».
4. El v. 26, que es conclusivo, ofrece también esta doble pers-
pectiva mesiánico-prof ética. El título santo no se repite aquí, pro- Como en pasajes anteriores, se procede a la explicación de este
bablemente, poique este versículo hace alusión también al carácter salmo. La profecía mesiánica está encerrada en la expresión «contra
profético de la iglesia, en cuanto que ésta continúa la misión pro- su Mesías». ¿Se refiere a David, llamado aquí «siervo de Dios»
fética de Jesús. No obstante en el v. 26 se afirma, de nuevo, el (pais), o, por el contrario, se realiza en Jesús?
carácter profético de Jesús, por medio del paralelismo con Moisés y, El v. 27 pone de manifiesto, palabra por palabra, concepto por
dentro de este paralelismo, con el tema de la bendición 294 . concepto, que esta profecía de David, el siervo de Yahvé, se reali-
za históricamente en Jesús, el santo siervo de Yahvé. En efecto:
a) la partícula gar (pues), v. 27, pone en relación directa los vv.
7. La expresión «santo siervo» en Hech 4, 27.30 26 y 27; b) las palabras «reyes», «príncipes», «naciones», y «pue-
blos» (v. 26) tienen su correspondiente vocablo en el v. 27: «Hero-
El término pais (siervo) no tiene una significación unívoca en la des», «Poncio Pilato», «naciones», y «pueblos»; c) la unión de
obra de Lucas. En Hedí 4, el evangelista lo aplica a David (Hedí todas estas fuerzas contra el Mesías de Yahvé, se expresa, en ambos
4, 25) y a Jesús (Hech 4, 27.30), que aparecen sistemáticamente versículos, con el mismo verbo sunéchthésan (se aliaron); d) al
contrapuestos en la obra lucana, y, sobre todo, en los primeros «contra su Mesías» del v. 26, corresponde literariamente el «contra
capítulos de los Hechos: David recibe la promesa (Hedh 2, 30; 2 tu santo siervo Jesús», como título mesiánico. Esto queda tanto más
Sam 7, 12-16), pero es Jesús quien la realiza como auténtico Me- de manifiesto, cuanto que esta última expresión está explicada ul-
sías (Hedh 2, 36; Le 1, 32-33); el patriarca David «murió y fue teriormente por la proposición de relativo «a quien ungiste». Hace
sepultado y su tumba permanece entre vosotros hasta el presente» así alusión directa al Mesías (ungido) del versículo anterior, y al
(Hedh 2, 29), mientras que «Dios resucitó a este Jesús» (Hech 2, carácter mesiánico de Jesús desde la unción del bautismo, a la que,
32). Es más, el mismo David, como profeta que era, se había re- sin duda, se refiere dicha expresión. Dillon-Fitzmyer afirma que «el
ferido a Jesús al emitir su oráculo: «Hablaba previendo la resu- aoristo» echrisas tiene valor de pluscuamperfecto, y se refiere a la
rrección del Mesías» (Hech 2, 31) 2 9 5 . unción profética de Jesús en su bautismo (Le 3, 22; 4, 18; Hedí
10, 38) ^ ^ e) el título «tu santo siervo Jesús», corresponde direc-
tamente al Jesús histórico, juzgado por Herodes y Poncio Pilato
294. Al estudiar el carácter profético de Jesús en el evangelio de Lucas, (Le 23, 1-24). Por el tema y por la interpretación del término pais
hemos visto la importancia de la tipología de Moisés a este respecto, a través (siervo) en Hech 3, hace alusión al pais de Is 53, en la perspectiva
de Dt 34, 10-12; Le 24, 19 y contexto; Hech 7, 22 y contexto. Ahora bien, del siervo paciente.
este último pasaje está en íntima conexión con Hech 3, 22 y contexto,
tanto por la cita de Dt 18, 15 (Hech 3, 22 y 7, 37), como por el tema: re- La segunda parte de la perícopa cambia de perspectiva histórica.
chazado por Israel, pero acreditado por Dios. Literariamente se expresa el cambio con las partículas kai ta nun
295. La contraposición entre David y Jesús es manifiesta a lo largo
de Hech 2, 22-36, a través de los Sal 16, 8-11 y 110, 1. David es el profeta,
pero no hablaba de sí mismo; hablaba de Jesús, en cuya resurrección se cum- 296. R. J. Dillon-J. A. Fitzmyer, o. c, 179.
plen estas profecías mesiánicas.
166 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 167

(ahora, v. 29) que hacen de transición entre la situación histórica tra Jesús, el «santo siervo». En Hedh 4, 30 la situación es seme-
de Jesús, en la etapa de su pasión, y la situación histórica de la jante y paralela respecto de la iglesia, acosada por sus amenazas.
iglesia de Jerusalén. Son los mismos personajes que se alzaron contra el Mesías (v. 29).
La oración alcanza su punto culminante cuando la comunidad Por eso se invoca, de nuevo, con el título de «santo siervo» al que
pide al Señor (Dios) (v. 29) por ¡medio del nombre de «tu santo ha sido perseguido y está ahora glorificado, en el momento en que
siervo Jesús», los mismos carísimas del Espíritu que habían sido vuelve a ser perseguido en su iglesia (of. Hech 9, 4-5).
otorgados a Pedro y a Juan: «plena valentía para anunciar tu men- En este marco general de persecución, ¡di epíteto «santo» ddbe
saje» (v. 29, of. Hedh 4, 13) y « . . . realizar curaciones, señales y tener algún papel, debe realizar alguna función, matizando el
prodigios» (v. 30). término «siervo» de alguna manera. En efecto, como se ha visto ya
Esta invocación del nombre del santo siervo Jesús, no sólo es en Hedh 3, el Jesús histórico, perseguido y rechazado, está revestido
el punto culminante de su propia perícopa, sino también de todo del carácter profético. El «santo» subrayaría este carácter. Además,
este ciclo de Pedro y Juan (Hedh 3-4) cuya trama es la fuerza del en Hedh 4 se hace alusión explícita a la unción bautismal de Jesús,
nombre de Jesús: a) Pedro cura al tullido «en nombre de Jesús» a través de la expresión «a quien has ungido» (v. 27) y es bien sa-
(Hedh 3, 6). Luego, en el discurso en que explica este aconteci- bido cómo Lucas interpreta la unción de Jesús en el bautismo: fun-
miento, atribuye la curación al nombre de Jesús (Hedh 3, 16); b) damentalmente como unción profética 28T .
en el interrogatorio a que son sometidos Pedro y Juan se les pre- Pero hay más; en Hedh 4, 29-30, se atribuye a los apóstoles y a
gunta: ¿Con poder de quién y en nombre de quién habéis hecho eso la iglesia un carácter profético evidente, a través de la tarea que les
vosotros? (Hedh 4, 7). La respuesta de Pedro no se hace esperar: ha sido encomendada y que no es otra cosa que la continuación de
«En nombre de Jesús Mesías, el Nazareno» (Hedh 4, 10). Pedro la misma 'misión de Jesús profeta: «Da a tus siervos plena valentía
condjuye este discurso, afirmando: «La salvación no está en nin- para anunciar tu mensaje... y realizar curaciones, señales y prodi-
gún otro, es decir, que bajo el cielo no tenemos los hombres otro gios» (Hech 4, 29-30). La comunidad cristiana primitiva, persegui-
diferente de él al que debamos invocar para salvarnos»; c) los da por realizar una tarea profética, invoca a Jesús, que también
miembros del Sanedrín los conminan a que no hablen ni enseñen fue perseguido por llevar a cabo su misión profética. El término
en el nombre de Jesús (4,17-18). Pedro y Juan se niegan (4, 19 iss.); santo de Hedh 4, 30 pone de manifiesto, una vez más, el carácter
d) finalmente, la comunidad en oración pide valentía para anunciar profético de Jesús.
este nombre, y la fuerza que lo caracteriza para realizar curaciones, Por último, el título «tu santo siervo» adquiere un relieve espe-
señales y prodigios (Hedh 4, 29-30). En una palabra, la comunidad cial en Hech 4, 30, ya que este versículo constituye no sólo el
pide a Dios que transfiera a sí misma el carácter profético de Jesús. ápice de la perícopa, sino también el punto culminante de toda esta
El hecho de que la venida del Espíritu santo, descrita como un sección (Hech 3-4). Ahora bien, ya se ha visto en Hedh 3 cómo está
nuevo Pentecostés sobre la comunidad orante, sea el efecto de esta subrayado el mesianismo de Jesús en la doble dirección del siervo
oración, confirma la unción de la comunidad cristiana como comu- paciente y en línea profética precisamente a través de los términos
nidad profética, tanto más que Hedh 4, 31 une esta venida del Es- «siervo» y «santo», respectivamente. En Hedh 4, 30, culminación
píritu santo a la proclamación de la palabra con valentía. de la sección, se vuelve a señalar, con la misma terminología, la
bipolaridad de este título mesiánico-profético de Jesús.
El análisis de Hedh 4, 23-31 lo podríamos resumir así: la primi-
b) Alcance de los términos «santo» y «siervo» en Hech 4, 23-31 tiva comunidad cristiana de Jerusaién, en su oración, aplica el título
Vista ya la estructura de Hech 4, 23-31 y el carácter mesiánico mesiánico de «tu santo siervo» a Jesús, en su confrontación históri-
de la expresión «tu santo siervo», habría que tratar de precisar el
alcance de los términos santo y siervo por su propio contexto. 297. En el bautismo de Jesús en el evangelio de Lucas, destaca, sobre
Ante todo, hay un hecho significativo: la iglesia perseguida in- todo, la apertura del cielo, la bajada del Espíritu y la revelación celeste (Le
voca al Mesías perseguido y ahora glorificado. El título «siervo» 3, 21-22). El descenso del Espíritu santo sobre Jesús es interpretado como
unción profética en Le 4, 16-21, a través de Is 61, 1-2. El pasaje es tanto
está las dos veces en contexto de persecución: en Hedh 4, 27 son más importante, cuanto que constituye el programa de la actividad terrestre
Herodes, Pilato, los paganos y los judíos los que se levantaron con- de Jesús.
Devolver el evangelio a los pobres ha anunciación 169
168

ca con Herodes y Poncio Pilato (v. 27); afirma ya esta condición como en Hechos. ¿Puede ello constituir una pista válida para
mesiánica de Jesús, a partir de la unción del bautismo (Heoh 4, 27). comprender el alcance del título santo en Le 1, 35? Ciertamente,
Esta referencia al bautismo subraya, con toda probabilidad, la con- aunque en línea de contraste.
dición profética de Jesús; sigue aplicando el mismo título («tu santo Así como para Lucas Jesús es ante todo un profeta en el resto
siervo») a Jesús glorificado, cuya mediación se invoca en momentos de su evangelio 29i), mientras que en el evangelio de la infancia no
de persecución (Hech 4, 30). hay huella alguna de su carácter profético, ya que sus títulos se
Heoh 4, 30 pone especialmente de relieve el carácter prof ético abren a la más estricta trascendencia, de la misma manera el térmi-
de Jesús por medio del término «santo». En efecto, la comunidad no santo es un título profético en toda la obra lucana excepto en efi
cristiana primitiva, en la plegaria que se inicia en el v. 29, pide al evangelio de la infancia, en que, como veremos a continuación, se
Señor (Dios) para sí el carácter prof ético (anunciar con plena valen- abre también a la trascendencia 30 °.
tía la palabra y realizar signos y prodigios), y lo obtiene con la ve- Hay que examinar, pues, el término santo en el evangelio de la
nida del Espíritu Santo que aparece como una auténtica unción infancia teniendo en cuenta una doble circunstancia: el alcance que
profética de la comunidad. Es una especie de transferencia del ca- tienen otros títulos que están en su mismo contexto, y el hecho de
rácter profético de Jesús a su pueblo, que sigue actuando en su que el término santo se aplique también a Yahvé en el evangelio
nombre y con su poder. de la infancia.
En este sentido, hay un verdadero paralelismo entre Hech 3, Al recorrer con atención el evangelio de la infancia, queda de
12-26 y 4, 23-31. Es decir, en ambas perícopas se pone de mani- manifiesto que Lucas aplica a Jesús los mismos títulos que a Yahvé:
fiesto el carácter profético de Jesús, en su misión terrestre, por salvador, señor, santo, luz, gloria. Y si es verdad que Lucas emplea
medio del término «santo»; se sigue invocando a Jesús resucitado este procedimiento también en otros lugares de su obra, no por eso
con el mismo título, y, en las dos perícopas se hace alusión al ca- deja de llamar poderosamente la atención este procedimiento lite-
rácter profético de la iglesia que perpetúa, haciéndolo visible, el rario-teológico en el evangelio de la infancia, tanto por la variedad
carácter profético del Jesús histórico. de los títulos, y la importancia de los mismos, como por aplicarlos
El contexto de persecución, en que aparece Jesús y la iglesia a Yahvé y a Jesús en el mismo contexto. Por el tema que traemos
primitiva en Heoh 4, 23-31, avala su carácter profético. En efecto, entre manos, nos interesa solamente de momento el estudio del tér-
en la obra lucarna, la actividad profética de Jesús aparece como una mino santo.
actividad peligrosa desde el comienzo (Le 4, 28-30). Esta misma
actividad de Jesús en el templo de Jerusalén sella definitivamente El término «santo» en Le 1, 49 y 2, 23
su sentencia de muerte M8 .
Teniendo en cuenta que el Magníficat, en la redacción defini-
El término «siervo» hay que entenderlo, pues, como en Hech 3,
tiva del evangelio de la infancia, forma parte de la escena de la
en la línea del siervo paciente. El epíteto «santo» subraya, de nue-
visitación y que ambas perícopas están en íntima relación con la
vo, el carácter profético del mesianismo de Jesús.
escena de la anunciación, se puede afirmar que existe una estrecha
vincu'Iaeión literarío-tedlógica entre las tres perícopas.
8. Alcance del término «santo» en Le 1, 35 Las palabras de María en 1, 49: «porque el Poderoso ha hecho
tanto por mí», deben referirse, pues, directamente a su elección gra-
Acabamos de ver cómo Lucas, entre los personajes de su obra, tuita como madre del Mesías (Le 1, 26-38), y de una manera más
aplica exclusivamente a Jesús el término santo. Es siempre título particular a Le 1, 35. Ahora bien, comparando Le 1, 35 y 1, 49,
cristológico o parte integrante del mismo. Hemos constatado, asi- salta a la vista que María se dirige a Yalhvé con expresiones que
mismo, el carácter profético de este término, tanto en el evangelio reflejan el anuncio que ella misma recibió del ángel.

298. Cf. Le 19, 47-48, que como sumario introductorio de los capítulos 299. Cf. Le 4, 16 ss.; 7, 16; 24, 19.
20-21, hace alusión a la enseñanza de Jesús en el templo y a sus enemigos, 300. Lo mismo sucede con el título «Hijo de Dios», que puede tener
los jefes del pueblo, que buscan cómo cogerlo y entregarlo a la muerte (cf. un simple valor mesiánico (cf. Le 4, 1-13), pero en Le 1, 35 hay que
Le 20, 1 ss.; 20, 19; 20, 26). interpretarlo en sentido de filiación divina en sentido estricto.
170 Devolver el evangelio a los pobres La anunciación 171

El ángel, dirigiéndose a María, le había dicho: «El poder del Siendo redaccional Le 1, 35, sospecho que la expresión corres-
Altísimo te cubrirá con su sombra» (Le 1, 35a). María, dirigiéndose pondiente a la primera redacción era: «el engendrado será llamado
a Yabvé, exclama: «El Poderoso ha hecho tanto por mí» (Le 1, Hijo de Dios», título que sigue ocupando el lugar preeminente en
49a). un desarrollo que se muestra progresivo y ascendente. En un se-
La expresión «ha hecho tanto por mí», un tanto genérica, se re- gundo momento, y para cambiar la fórmula «será llamado Hijo de
fiere evidentemente al hecho expresado por el verbo cubrir con su Dios» lo menos posible, Lucas habría introducido el término san-
sombra, referido a María en Le 1, 35a. to entre las expresiones «el engendrado» y «será llamado», ya
Puesto que el Poderoso de Le 1, 49 se refiere indudablemente sea por las razones expuestas, ya para hacer más explícita la alusión
a Yahvé, confirma el punto de vista expresado al explicar la expre- a Dan 9, como marco general de estos versículos y escenas. Esta
sión «el poder del Altísimo» de Le 1, 35a, en el sentido de que suposición no resulta fácil de probar, entre otras cosas, porque Le
contiene una referencia explícita al Padre. El Esipíritu Santo era 1, 35 no tiene paralelismo en la escena de Juan Bautista.
considerado en dicho versículo como fuerza (poder) que procede del S. Lyonnet percibe la fuerza de la argumentación de Laurentin.
Padre. El, que ya admitía la traducción del término santo como atributo
Además María aplica a Yahvé el misimo atributo que el ángel en Le 1, 35 («por eso el niño que va a nacer será llamado santo,
había aplicado a Jesús: «El es santo (santo es su nombre) (Le 1, Hijo de Dios») 303 , confirma, años más tarde, esta traducción, de-
49b) referido a Yahvé; «Será llamado santo» (Le 1, 35b) aplicado bido al paralelismo con Le 2, 23, puesto de relieve por R. Lauren-
a Jesús. tin y por J. M. Bover:
Creo, pues, que Lucas establece una verdadera identidad entre
los nombres (¡el nombre para un semita es la persona misma!) de ...En razón de la probable alusión a la fórmula que Lucas en 2. 23
Yahvé y de Jesús, a través del atributo santo, que queda así, abierto introduce en la cita de Ex 13, 2.12.15: al texto de los LXjX él añade,
a la trascendencia en Le 1, 35. en efecto, precisamente las dos palabras... «será llamado»... «santo»,
Este paralelismo entre Le 1, 35b y 1, 49b apoya, a su vez, la como lo han puesto justamente de manifiesto R. Laurentin... y J.
traducción del término santo como predicado del verbo «será lla- M. Bover « » .
mado» (kléthésetai), es decir, como un verdadero título cristológico,
en la línea del título Hijo de Dios del mismo v. 35. Una vez más, el paralelismo con una expresión semejante del
Hay otro pasaje importante en que el término santo se refiere evangelio de la infancia favorece la traducción del término santo de
a Jesús y está también en paralelismo con Le 1, 35. Me refiero a Le 1, 35 como atributo o título cristológico. Esta traducción im-
Le 2, 23. En efecto, las expresiones «será llamado santo» (Le 1, plica para el título santo el sentido trascendente estricto que tiene
35) y «¡será llamado santo para el Señor» (Le 2, 23) son semejantes el título Hijo de Dios en el mismo v. 35. Ambos títulos son atri-
en el texto griego. butos del mismo verbo «será llamado». La traducción de Le 1, 35b
En este punto, sigo a R. Laurentin, ya que, a mi juicio, lo des- es pues: «Por eso el engendrado será llamado santo, Hijo de Dios».
arrolla satisfactoriamente en su ya citada obra 301. Este autor co-
menta acertadamente:

Estas palabras («será llamado» y «santo») están introducidas trabajo-


samente en los dos pasajes. En Le 1, 35 perturban la sintaxis que
aparece ambigua y complicada, en contraste con la nitidez del con-
texto. En 2, 23 constituyen un cuerpo extraño a la cita del Éxodo.
La idea intencionada... es que Jesús merece por excelencia el nombre
de santo 3 0 2 .

301. R. Laurentin, Structure et théologie de Luc I-II, 51 303. S. Lyonnet, Le récit de l'annonciation, 15.
302. Ibid. 304. S. Lyonnet, L'annonciation et la mariologie biblique, 61, nota 5.
3
LA VISITACIÓN Y EL MAGNÍFICAT (LC 1, 39-56)

I. MARÍA VISITA A ISABEL (Le 1, 39-45)

39
Unos días después María se puso en camino y fue a toda prisa a la
sierra, a un pueblo de Judea; 40entró en casa de Zacarías y saludó a
Isabel. 41 En cuanto oyó Isabel el saludo de María, la criatura dio
un salto en su vientre. Llena de Espíritu Santo, 42JÍJO Isabel a voz
en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu
vientre! ^ Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
44
En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría
en mi vientre. 45 Y ¡dichosa tú, que has creído! Porque lo que te
ha dicho el Señor se cumplirá.

1. Estructura de la escena y saludo de María


Los exegetas consideran la visita de María a Isabel y el Magní-
ficat como un complemento o amplificación de la anunciación. Y
no sin razón. En efecto, María, que había sido protagonista en
gran medida en la escena de la anunciación, sigue protagonizando
estas dos escenas.
La unidad literaria de la visitación y del Magníficat se percibe
sin gran esfuerzo. María toma la inciativa: «se puso en camino y
fue a toda prisa a la sierra... y entró en casa de Zacarías» (comien-
zo de la escena, Le 1, 39-40) y, habiendo acompañado a Isabel
durante tres meses, «después se volvió a su casa» (Le 1, 56, final
de la escena) *.

1. De forma más técnica podríamos hablar de una inclusión literaria;


Le 1, 39-40 es la inclusión introductoria de la escena, y Le 1, 56 es la inclu-
sión conclusiva de la misma. En el griego se perciben con mayor claridad los
elementos simétricos y antitéticos de ambas inclusiones: Mariam (María, vv.
39 y 56); oikos (casa, vv. 40 y 56); eporeuthé (salió, v. 39) y hupestrepsen
(regresó, v. 56), como términos antitéticos.
174 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magníficat 17?

Las coordenadas temporales de la visitación son importantes tiva frente a Isabel. Esta iniciativa manifiesta —por contraste— la
para considerar esta narración como una prolongación de la anun- superioridad respecto a Isabel, ya que el saludo de la madre de Je-
ciación, ya que la expresión «por aquellos mismos días» o «unos sús desencadena una serie de acontecimientos de neto sabor mesiá-
días después» (Le 1, 39), es genérica y no rompe la continuidad nico: el salto de la criatura en el vientre de Isabel (vv. 41.44), la
con la anunciación, por una parte, y, por otra, Le 1, 56 señala con irrupción del Espíritu Santo sobre ella, con marcado carácter profé-
claridad el final de la escena: «María se quedó con ella unos tres tico (v. 41b), la bendición mesiánica pronunciada por Isabel: «¡Ben-
meses y después volvió a su casa». Estos tres meses están en rela- dita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!» (v. 42),
ción con la expresión «a los seis meses», con que comienza la la proclamación de la prerrogativa esencial de María, «madre del
anunciación 2 , y constituyen los nueve meses que señalan el tiem- Señor» (v. 43), María proclamada «dichosa», a causa de su fe (v.
po del nacimiento de Juan Bautista y dan paso a la siguiente esce- 45). _
na protagonizada por Zacarías e Isabel '(Le 1, 57 s s . ) 3 . Es más, no El saludo de María a Isabel tiene, pues, un relieve especial en
faltan autores que relacionan la prisa de María por visitar a su pa- la narración: es el punto culminante de la actividad de María, «sa-
riente Isabel (Le 1, 39) con el signo que le fue dado en la anuncia- ludó a Isabel» (v. 40); está unido inmediata y formalmente a esa
ción (Le 1, 36). Aunque María creyó en el mensaje del ángel serie de acontecimientos que acabamos de enumerar: «En cuanto
antes de constatar dicho signo (Le 1, 38), el encuentro con Isabel oyó Isabel el saludo de María, la criatura»... (v. 41 ss.); es más, di-
fue una comprobación que reforzó, como experiencia humana, su cho saludo aparece de nuevo como conclusión literaria (v. 44) de
acto de fe. los acontecimientos mencionados a partir del v. 4 1 .
Que la visitación y el Magníficat sea una amplificación de la En efecto, la estructura literaria de esta perícopa parece ser
anunciación, tendrá una importancia teológica no pequeña, ya que ésta:
para entender en profundidad la visitación y el Magníficat no hay
que perder de vista dicha conexión. Es decir, ia anunciación se vv. 39-40: Introducción (cambio de lugar y enunciado del tema prin-
constituye en centro. Hay que tener esta escena como punto cons- cipal: <<Marta saludó a Isabel», v. 40b).
tante de mira para comprender la teología de la visitación y del w. 41-44: Acontecimientos desencadenados por el saludo de María:
Magníficat. A su vez, estas dos escenas expiieitan puntos que se ha- a) salto de la criatura en el vientre de Isabel (v. 41a);
llaban sólo embrionariamente en la anunciación. b) fórmula de bendición mesiánica (en relación con la
El contraste y la superioridad de Jesús respecto a Juan Bau- maternidad de María, v. 42);
tista, el de María en relación con los padres del precursor, ya ma- b') grandeza de María por su maternidad (v. 43);
nifiestos en las perícopas de los anuncios, cobran aquí nuevo colori-
a') salto gozoso de la criatura en el vientre de Isabel
do y saltan al primer plano en esta nueva escena. El contraste es
patente, tanto en la parte narrativo-descriptiva (Le 1, 39-42a) co- (v. 44) 4 .
mo en las palabras proféticas de Isabel que constituyen el punto v. 45: María proclamada «dichosa», a causa de su fe.
culminante de la narración (Le 1, 42b-45).
María aparece, en efecto, como protagonista en esta narración. El punto culminante de la perícopa es, pues, la proclamación
En los primeros versículos es el sujeto de todos los verbos: «se de la maternidad de María como madre del Mesías (fórmula de
puso en camino», «fue a toda prisa», «entró en casa de Zacarías», bendición mesiánica, v. 42), y como madre del Señor (v. 43), Mesías
«saludó a Isabel» (Le 1, 39-40), que ponen así de relieve su inicia- trascendente.

2. En la escena de la anunciación se vuelve a hablar de «seis meses», 4. Los vv. 41 y 44, además de relacionar directamente el salto de la
referido al embarazo de Isabel: «Y ya está de seis meses la que decían que criatura con =1 saludo de María (aspasmos), contienen también idéntico vo-
era estéril» (1, 36). cabulario: eskirtésen (saltó); brephos (criatura); en téi koiliai (en el vientre).
3. El elemento que señala con mayor claridad la unidad literario-teológi- El v. 44 añade en agalliasei (de alegría), queriendo significar con ello que
ca de la anunciación con la visitación y el Magníficat, es quizás el nombre el salto de alegría en el seno de Isabel es consecuencia de la presencia del
de María {Mariam), como sujeto agente o paciente de toda la narración (cf. Mesías. Los tiempos mesiánicos tienen como nota destacada la alegría, cf. Le
Le 1, 27.30.34.38.39.41.46.56). 1, 28: ¡Alégrate! (chaire).
176 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magníficat 177

La expresión «la madre de mi Señor», en labios de Isabel, es lellismo, dada la conexión entre ambas escenas, es elocuente por sí
uno de los títulos más profundos dados a María en todo el nuevo mismo. El saludo a su pariente Isabel tuvo que ver con el misterio
testamento. Kyrios está referido aquí a Jesús y tiene, con toda pro- de la encarnación de Jesús que ella estaba ya viviendo 8 .
babilidad, la carga teológica de la fe de Lucas y de su propia co-
munidad, a medio siglo de la resurrección de Jesús. El transferir
títulos exclusivos de Yahvé a Jesús es un procedimiento caracte- 2. Carácter mesiánico de la visitación
rístico de Lucas, como veremos al hablar del título Kyrios en Le Entre los diversos elementos mesiánicos de la visitación destaca
2, 11. En la perícopa de ia visitación, el título Señor se aplica a por su relieve en la narración la bendición mesiánica: «¡Bendita
Yabvé en el v. 45 y a Jesús en el v. 43 5. tú entre Jas mujeres y bendito el fruto de tu vientre!» (Le 1, 42) 9 .
El v. 45, como conclusión de esta narración, establece una es- Ya desde el antiguo testamento el término clásico para expresar
trecha conexión entre la fe y la maternidad de María. la bendición (b~ raká) «no significa solamente el acto, de bendecir
¿Qué significado tiene, pues, el saludo de María a Isabel que, o la palabra de bendición, sino también el 'ser bendecido', quedar
aunque no se explícita ni explica, desencadena una serie de aconte- colmado por la bendición y por las 'bendiciones' que aquélla lle-
cimientos importantes? El contexto inmediato invita a interpretar va consigo: fortuna, fuerza, etc.» 10. La bendición, efectivamente,
el saludo de María a Isabel como una comunicación del misterio adquirió pronto en el antiguo testamento un acento cultual de gran
que sólo ella conocía. Podríamos afirmar que María lleva a Isabel importancia. «No sólo es Dios (o el sacerdote en su nombre) él que
el mensaje que Gabriel le había traído a ella de parte de Dios: bendice a los hombres; también los hombres, a su vez, bendicen
el Mesías se había encarnado en su vientre, comenzando así la era a Dios» u .
mesiánica. En efecto, el texto conecta directamente el saludo de Toda esta riqueza contenida en las fórmulas de bendición pasó
María 6 con diversas señales, más arriba indicadas, que manifiestan del antiguo al nuevo testamento. Pero el bendito por excelencia es
la presencia del Mesías en su seno (vv. 41-44). el Mesías. No sólo dará gloria a Dios llevando a cabo su voluntad,
El contexto próximo parece apuntar también en esta misma sino que queda constituido como bendición perenne para la huma-
dirección. Gabriel en Le 1, 28 saluda a María invitándola a la ale- nidad. Frente a una ley estéril, incapacitada radicalmente para sal-
gría de los tiempos mesiánicos: «Alégrate, favorecida, el Señor está var, Jesús es el don gratuito de Dios para la salvación de la huma-
contigo». María se turba «preguntándose qué saludo (también aquí nidad. Se constituye en fuente de bienes: materiales, espirituales,
el término es aspasmos como en los vv. 41.44) era aquél» (v. 29). terrestres y celestes. Con él llega la bendición mesiánica porque
El ángel explícita el contenido del saludo, que no es otro sino el él mismo es bendición; con él llega el reinado de Dios 12.
anuncio de 'la concepción del Mesías (vv. 30 ss.) 7 . Aunque en lia es- La fórmula de bendición: «¡Bendita tú entre las mujeres y ben-
cena de la visitación no se explícita el saludo de María, este para- dito el fruto de tu vientre» (Le 1, 42) debe entenderse en este mis-
mo sentido. María, por haber concebido al Mesías, entra en primer
5. Cf. G. Leonardi, L'infanzia di Gesii nei vangeli di Matteo e di Luca,
Padova 1975, 172-173; S. Zedda, Un aspetto della cristologia di Luca: il titolo
Kyrios in Le 1-2 e nel resto del III vangelo: RassTeol 13 (1972) 305-313; 8. IJ. Windisch en su artículo no relaciona el saludo (aspasmos) del 1,
A. Rábanos, ¿De dónde a mí esto, que la madre de mi Señor venga a mí? 29 y los de 1, 41.44. No obstante reconoce las virtualidades del aspasmos
(Le 1, 43): EstMar 8 (1949) 9-27; cf., sobre todo, pp. 22-25; los vv. 42 y en la escena de la visitación, ya que en forma un tanto genérica lo califica
43 parecen establecer un paralelismo con los vv. 32-33 y 35, respectivamente. de «saludo de significado profundo y de singular eficacia»: Ibid.
En ambas escenas se pasa del carácter mesiánico a la condición trascendente 9. Como trasfondo veterotestamentario de esta fórmula de bendición,
de Jesús. cf. Jdt 13, 18; 15, 12; Dt 28, 3 ss.; Jue 5, 24.
6. La construcción de los vv. 41 y 44 es muy semejante. Ambos están 10. H. W. Beyer, Grande lessico del NT I I I , Brescia 1967, col. 1154-
construidos con la partícula hós (en cuanto...); en el v. 41 esta conjunción 1155.
va unida al verbo oír: «En cuanto oyó Isabel su saludo»...; en el v. 44 el 11. Ibid., col. 1162. Es evidente que la fórmula «bendecir a Dios» equi-
evangelista expresa la misma idea con un circunloquio: «En cuanto tu saludo vale a alabarlo, glorificarlo, darle gracias, reconocer su absoluta soberanía.
llegó a mis oídos»... En cierto modo esta expresión resume de forma eminente las relaciones reli-
7. H. Windisch comenta acertadamente: «Este aspasmos es ya un pre- giosas entre Dios y su pueblo (cf. Gen 24, 48; Jue 5, 2.9; Tob 12, 6; Sal 16,
ludio del increíble anuncio que la futura madre de Cristo va a recibir»: 7; 34, 2; 68, 27; Dan 3, 57 ss.).
Grande lessico del NT I, Brescia 1965, col. 1328. 12. Me 11, 10; Mt 21, 9; Le 19, 18; Jn 12, 13.
La visitación y el Magníficat 179
178 Devolver el evangelio a los pobres

lugar en la esfera de su bendición. María no es proclamada bendita que reconocía a aquel de quien iba a ser el precursor. La alegría
por ser madre, sino por ser madre del Mesías (v. 42), madre del es, sin duda, el gozo de los tiempos mesiánicos, como en Le 1,
Señor (v. 43). En este mismo sentido María ya había sido procla- 28 1S.
mada «agraciada o favorecida» del Señor (1, 28).
La formula de bendición pronunciada por Isabel no es original. 3. «¡Dichosa tú que ha creído]» {Le 1, 45)
Tiene un claro trasfondo veterotestamentario. Melquisedec bendice
a Abrahán con una fórmula semejante (Gen 14, 19). Pero la fór- «¡Dichosa tú que has creído que lo que te ha dicho el Señor se
mula más cercana a la de la visitación es la de Jdt 13, 18: «Bendita cumplirá!» (1, 45) 1 6 . Este último versículo de la visitación, al mis-
seas tú {eulogémené), hija del Altísimo, entre todas las mujeres de mo tiempo que exalta a María como creyente, establece una cone-
la tierra, y bendito {eulogémenos) sea Dios, el Señor, creador del xión global entre la anunciación y esta perícopa. En efecto, la ex-
cielo y de la tierra». La fórmula de la visitación: «Bendita tú {eulo- presión «lo que te ha dicho el Señor», recoge sumariamente el
gémené) entre las ¡mujeres y bendito {eulogémenos) el fruto de tu mensaje de Gabriel en la anunciación. La frase «se cumplirá» {estai
vientre» (Le 1, 42) no sólo establlece el paralelismo entre Judit y teleiósis), además de indicar la eficacia de la palabra de Dios y su
María, sino también entre «el Señor, creador del cielo y dé la tie- fidelidad, manifiesta también que la historia de la salvación es
rra», y «el fruto de tu vientre» (Jesús), que, a renglón seguido es progresiva y su comprensión es gradual; por ello el plan de Dios
llamado también Señor (Le 1, 43) 1 3 . se acepta por la fe.
María no es excepción a esta regla y por ello es proclamada di-
Aunque la visitación tiene un marcado carácter mariológico,
chosa, porque ha creído. Este tema de la fe establece un claro para-
su punto culminante, como en el resto del evangelio de la infancia,
lelismo con el final de la anunciación. María, terminado el increíble
es cristológico: Jesús, constituido en bendición es el Señor ( w . 42b-
anuncio del ángel, acepta este mensaje divino por la fe: «Aquí está
43) 1 4 . Dicího en otras palabras: la dignidad y condición única de
María derivan de las prerrogativas de su Hijo. Ella es, en efecto,
15. No es tan claro que la irrupción del Espíritu Santo sobre Isabel sea
la madre del Mesías, la madre del Señor. debida a la presencia del Mesías, ya que Zacarías también queda lleno del
Otro punto que pone de manifiesto el carácter eminentemente Espíritu Santo y el Mes:as no está presente (Le 1, 67). Zacarías, Isabel, Si-
mesiánico de la visitación es el salto de alegría {en agalliasei, v. meón, Ana, aparecen como los últimos personajes del antiguo testamento,
41) que da la criatura en el seno de Isabel. El saludo con que María invadidos por el Espíritu profético para anunciar los tiempos mesiánicos.
El mismo Juan Bautista aparece como el último profeta del antiguo testamen-
anuncia la presencia del Mesías provoca este gesto espontáneo de to. Si quedara alguna duda, bastaría recurrir a un par de pasajes que parecen
Juan Bautista en el seno materno, única manera de poder manifestar dilucidar la cuestión; Le 16, 16 afirma: «La ley y los profetas llegaron hasta
Juan; desde entonces se anuncia el reinado de Dios». Por otra parte, Lucas
no ve incompatibilidad en afirmar que «el virrey Herodes, a quien Juan
reprendía por el asunto de su cuñada Herodías y por sus demás crímenes,
13. Cf. P. F. Ceuppens, De mariologia bíblica, Roma 1948, 99; A. para remate de todo encerró en la cárcel a Juan» (Le 3, 20) y narrar, a con-
Plummer, A critical and exegetical commentary on the gospel according to tinuación, el bautismo de Jesús. Sí Juan estaba en la cárcel (y sabemos por
saint Luke, Edinburg 5 1922, 29; M. J. Lagrange, Évangile selon saint Luc, Mt 14, 3-12 y por Me 6, 17-29 que fue decapitado), no pudo bautizar a
París 4 1927, 43; E. H . Schillebeeckx, Marie, mere de la rédemption, Paris Jesús en el Jordán. Pero Lucas no se plantea en este caso un problema es-
1963, 72; M. Thurian, Marie, mere du Seigneur, figure de l'église, Taizé trictamente cronológico; al adelantar el encarcelamiento de Juan antes del
1962, 103-106; R. Laurentin, Structure et théologie de Luc I-II, Paris 1964, bautismo de Jesús, quiere indicar que, al comenzar Jesús su ministerio pú-
81-82; O. da Spinetoli, Introduzione ai vangeli dell'infanzia, Brescia 1967, blico, Juan Bautista ha terminado su misión.
83; G. Leonardi, o. c, 171-173.
14. El tema de la bendición unido a Jesús resucitado (Kyrios, Le 24, 34) 16. Gramaticalmente existe una doble posibilidad de traducir el hoti:
tiene una gran importancia para el tercer evangelista, ya que su evangelio como conjunción causal, «porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá»,
concluye precisamente con el resucitado ascendiendo al cielo y bendiciendo o bien como conjunción regida por el participio pisteusasa, e introduciendo
{en tói eulogein) a los apóstoles (24, 51). Esta bendición les comporta en una oración que hace de complemento directo de dicho participio: «Dichosa
primer lugar «una gran alegría» (24, 52). Su respuesta es la alabanza divina: tú que has creído que lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». Esta última
«Y se pasaban el día en el templo bendiciendo a Dios» (eulogountes ton posibilidad parece más acorde con el contexto. En efecto, María en la anun-
theon, 24, 53). Otro pasaje privilegiado, en este mismo sentido, es el versícu- ciación ha creído que se cumpliría en ella el plan de Dios anunciado por el
lo conclusivo de uno de los discursos de Pedro en Hechos: «Para vos- ángel (Le 1, 38). Isabel la proclama por ello dichosa. Esta doble posibilidad
otros en primer lugar ha resucitado Dios a su Siervo y lo ha enviado para la discute R. P. van Kasteren, Le 1, 45... hoti estai teleiósis tois lelalémenoh
bendeciros» (Hech 3, 26). autéi para Kyriou: RB (1894) 52-54.
180 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magníficat 181

la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que has dicho» (Le 1, 38). Isabel proclama una de las mayores alabanzas de María: «Ma-
Podríamos afirmar que Le 1, 38 y 1, 45, como versículos conclusi- dre de mi Señor» (Kyrios en sentido trascendente). El hecho de que
vos de la anunciación y visitación, respectivamente, resumen la dig- lo haga bajo la acción del Espíritu Santo, índica que sólo bajo su
nidad y grandeza de María en su condición de creyente. Esto que, influjo se puede reconocer a Jesús como el Señor 1T. La maternidad
a simple vista, podría parecer una exageración, está de acuerdo con de María, aparte de la elección gratuita de Dios, tiene como único
el resto del evangelio de Lucas. Hay dos pasajes de relieve espe- fundamento su condición de verdadera creyente, que compendia
cial: toda su grandeza, y por ello es proclamada dichosa.
Otro aspecto importante es la actitud de servicio que demues-
...Una mujer de entre la gente le dijo gritando: «¡Dichoso (makaria, tra María. Su dignidad de madre del Mesías y del Señor no la lleva
como en 1, 45) el vientre que te llevó y los pechos que te criaron!». a una actitud de arrogancia. No llama a Isabel para ser servida. Se
Pero él repuso: «Mejor: ¡Dichosos (makarioi) los que escuchan el apresura, por el contrario, a ir junto a Isabel para servirla 18. La
mensaje de Dios y lo cumplen!» (Le 11, 27-28). misma Isabel se extraña de esta «rara» conducta de María: «¿Quién
soy yo para que me visite la madre de mi Señor?». Es que los tiem-
pos mesiánicos que han irrumpido con Jesús en nuestra historia han
Es decir, la verdadera relación con Jesús se establece, no a ni-
cambiado la jerarquía de valores: «...Este hombre no ha venido a
vel carnal, sino a nivel de fe. La fe constituye el verdadero paren-
que le sirvan, sino a servir y a dar su vida en rescate por todos»
tesco con Jesús. El segundo pasaje apunta en la misma dirección: (Mt 20, 28) 1 9 . La conducta de María responde, sin duda, ai con-
...Entonces le avisaron: «Tu madre y tus hermanos están ahí fuera
vencimiento de que toda su dignidad es favor y benevolencia de
Dios para con ella (Le 1, 28.38).
y quieren verte».
Pero él les contestó: «Mi madre y mis hermanos son los que escu- El que María fuera a toda prisa {meta spoudés) a visitar a Isa-
chan el mensaje de Dios y lo ponen por obra» (Le 8, 19-21). bel es objeto de diversas interpretaciones. Creo que la razón funda-
mental es la imperiosa necesidad que María siente de comunicar a
Isabel su alegría mesiánica, junto con una actitud de servicio que
El parentesco con Jesús a través de la fe —escuchar su mensaje corresponde a estos nuevos tiempos. Lo que María recibió por puro
y ponerlo por obra—, está indicado aquí de manera explícita. Estos favor de Dios (1, 28), lo pone al servicio de los demás. Otros opinan
pasajes iluminan, sin duda alguna, el alcance de la fe de María en que María tenía prisa por comprobar la señal que el ángel le había
la anunciación (1, 38) y el que sea proclamada dichosa, por su dado en la anunciación: «Ahí tienes a tu pariente Isabel: a pesar
condición de creyente en 1, 45. María fue madre de Jesús por la fe, de su vejez, ha concebido un hijo, y la que decían estéril está ya
antes de haberlo concebido en su seno. Por ello su condición de de seis meses» (Le 1, 36). Quizás estos exegetas no tienen en cuen-
verdadera creyente resume y manifiesta toda su dignidad y gran-
deza.
17. Es evidente que, a nivel histórico, Isabel reconoció a María como
madre del Mesías. Lucas, al poner en su boca la expresión «la madre de
mi Señor», expresa su propia fe, que es la de su iglesia, a medio siglo de
4. Compendio teológico la resurrección de Jesús. También es cierto que las comunidades cristianas
llegan a reconocer a Jesús como Señor y como Dios bajo el influjo y la
Le 1, 39-45 es literaria y temáticamente un complemento de la constante guía del Espíritu Santo. Cf. 1 Cor 12, 3. El progreso en la compren-
sión del plan de Dios a través de Jesús, es una constante del libro de
anunciación. Tiene un carácter eminentemente cristológico y ma- Hechos.
riológico. María comunica a Isabel su misterio. Este anuncio hace 18. El hecho de permanecer con ella tres meses (Le 1, 56) ofrece una
palpable la presencia del Mesías, desencadenando una serie de base sólida para esta afirmación.
acontecimientos que indican la llegada del tiempo mesiánico: la 19. Cf. también Jn 13, 1-17. Este es uno de los criterios básicos para
criatura, con un salto gozoso en el seno de Isabel, proclama, a la construir la verdadera comunidad de creyentes. La secular historia de la
iglesia nos muestra, por el contrario, que su jerarquía, a nivel masivo, se
vez, su condición de precursor y la alegría mesiánica. Isabel, llena mueve por criterios diametralmente opuestos a este criterio evangélico: ho-
del Espíritu Santo, reconoce a Jesús como lia bendición mesiánica. nor, prestigio, distancia de la gente sencilla, convertirse en centro de interés,
María está incluida, como primicia, en esta esfera de bendición. etc.
182 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magníficat 183

ta que María ya había aceptado explícitamente el mensaje de Dios, la presencia del arca y de María son fuente de bendiciones (2 Sam
sin necesidad de esta constatación {Le 1, 38). Como vimos al ha- 6, 11-12 y Le 1, 42, respectivamente).
blar de la anunciación, la señal externa (la concepción de Isabel)
2. A nivel de terminología: a) David acogió el arca con sal-
está más en función del género literario que del mensaje. La ver-
tos de júbilo {skirtan, 2 Sam 6, 16, en la traducción de Símaco);
dadera señal para María fueron las palabras de Le 1, 37: «Para
Juan Bautista saltó de gozo (eskirtésen, Le 1, 41.44) en el seno de
Dios no hay nada imposible»; a esto dio ella su asentimiento en
Isabel; b ) David y el pueblo acogen el arca con gritos y aclamacio-
1,3820.
nes {kraugé y phóné, 2 Sam 6, 15); Isabel recibe, a su vez, el sa-
Finalmente, un buen número de exegetas creen que el viaje de
ludo de María y exclama «a voz en grito» (anephónésen kraugéi
María a la casa de Zacarías tiene como trasfondo el viaje del arca
megaléi, Le 1, 42).
desde la casa de Obededón hacia Jerusalén (2 Sam 6, 1-15). Ten-
dríamos así un caso más del procedimiento midráshico en el evan- ¿Qué pensar de todo ello? Creo que la tipología entre el arca
gelio de la infancia. Así como el arca manifiesta tangiblemente la y María, al nivel más profundo, como portadores de Yahvé y del
presencia de Yahvé en medio de Israel, provocando en el pueblo la Mesías-Señor, respectivamente, parece convincente. Ya en la anun-
consiguiente alegría, del mismo modo María encierra en su seno ciación habíamos encontrado idéntico procedimiento midráshico
al Mesías, que es el Kyrios (atributo de Yahvé), cuya presencia con- referido al tabernáculo y a María, a través del verbo «cubrir con
tagia también la alegría mesiánica. Esta es la comparación funda- la sombra» (episkíazó). Por otra parte, el título Kyrios de Le 1, 4 3 ,
mental que se manifiesta en ambas narraciones, tanto por la termi- referido a Jesús, parece tener, como ya hemos visto, un alcance tras-
nología empleada, como por la similitud de situaciones. Los exe- cendente, haciendo así más verosímil la comparación. El arca y Ma-
getas destacan: ría son portadores de la divinidad. Además la argumentación, tanto
a nivel de situaciones, como de vocabulario, tiene un carácter con-
1. A nivel de situaciones: a) el viaje del arca y de María en vergente, dando así una seria probabilidad a esta tipología 2 2 .
la región de Judea; fe) júbilo de Jerusalén por la presencia del arca
(2 Sam 6, 12) y alegría de Juan Bautista en el seno de Isabel por la
presencia del Mesías (Le 1, 44); c) David exclamó: «¿Cómo voy a II. E L MAGNÍFICAT (Le 1, 46-55)
llevar a mi casa el arca del Señor? (2 Sa>m 6, 9). Isabel dijo:
46
«¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?» (Le 1, Entonces dijo María:
43); d) el arca permanece tres meses en casa de Obededón (2 Sam «Proclama mi alma la grandeza del Señor,
47
6, 11). María permanece también «cerca de tres meses» en casa de se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador,
Isabel (Le 1, 56). Este paralelismo es de gran importancia, ya que *8porque se ha fijado en la insignificancia de su esclava.
forma parte de la dialéctica interna de ambos relatos que tienen co- Pues mira, desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
49
mo punto de mira Jerusalén. Tanto la estancia del arca en casa de porque el Poderoso ha hecho tanto por mí:
Obededón, como la de María en casa de Zacarías son estadios inter- El es santo
medios de ese caminar hacia Jerusalén como meta definitiva 2 1 ; e) ^ y su misericordia llega a sus fieles
generación tras generación.
51
20. A propósito de la expresión «a toda prisa», cf. G. Leonardi. o. c, Su brazo interviene con fuerza,
169-170; B. Hospodar, «Reta spoudés» in Lk 1, 39: CathBibQuart 18 (1956) desbarata los planes de los arrogantes,
14-18; T. Plassmann, Cum festinatione in Lk 1, 39: AmerEcclRev 137 (1957) 52
derriba del trono a los poderosos
230-234.
21. R. Laurentin, o. c, 81: G. Leonardi, o. c, 168; C. Stuhl- y exalta a los insignificantes,
53
müller, The gospel according to Luke, en The ]erome uib. commentary, a los hambrientos los colma de bienes
London 1968, 123; comentando el v. 56, escribe: «Lucas cierra estilísticamen- y a los ricos los despide de vacío.
te la escena. María debe haberse quedado más tiempo para prestar sus ser-
vicios una vez nacido Juan el Bautista. 'Cerca de tres meses' (es) una posible
alusión al período en que el arca permaneció en la casa de Obededón (2 Sam 22. Admiten esta tipología, entre otros, E. Borrows, The gospel of the in-
6, 11): si fuera así, el calificativo 'cerca de', adaptaría la alusión a la nueva faney and other biblical essays, London 1940, 47; M. Thurian, o. c, 99 ss.;
situación histórica». R. Laurentin, o. c., 79-81; O. da Spinetoli, o. c., 83.
184 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magníficat 185
54
Auxilia a Israel, su siervo, siciones antiguas 2B y no faltan razones convincentes para sostener
acordándose, que el evangelista ha puesto originariamente este himno en labios
55
como lo había prometido a nuestros padres, de María.
de la misericordia En primer lugar la crítica textual conecta masivamente el himno
en favor de Abrahán y su descendencia, con María 26 . Por otra parte, el texto actual del Magníficat tiene co-
por siempre». nexiones literario-teológicas con la actitud y actividad de María, tan-
56
María se quedó con ella unos tres meses y después to en ia anunciación como en la escena de la visitación. Así, el pro-
volvió a su casa. clamarse ella misma esclava del Señor {doulé) en Le 1, 38 y 1, 48;
el reconocer que todas las generaciones la van a proclamar dichosa
(makariousin me, 1, 48), como una prolongación de la primera pro-
1. Autenticidad del Magníficat clamación hecha por Isabel: «¡Dichosa (makaria) tú que has creí-
do!»...
Este himno que brota de los labios de María, respondiendo así
Hay que destacar también el paralelismo innegable entre 1, 35
al saludo de Isabel, se llama tradicionalmente el Magníficat. Es éste
y 1, 49. En efecto, la expresión genérica del Magníficat: «porque
un término latino, traducción de la palabra griega megdinei, que sig-
el Poderoso ha 'hedió tanto por mí» (dynatos, 1, 49), se refiere,
nifica engrandecer, magnificar, proclamar la grandeza...
con toda probabilidad, a la fuerza del Altísimo (dynamis hypsistou,
Las primeras palabras de este himno plantean un problema de- Le 1, 35) que hace aparecer al Mesías en el seno de María 2 7 . Es
batido desde comienzos de siglo: ¿Es auténtico el Magnifícate ¿Hay más, en ambos versículos se aplica el término santo, en sentido
que atribuirlo a María o a Isabel? Su contenido, ¿no cuadra mejor trascendente, a Yahvé: «él es santo» ( 1 , 49) y a Jesús: «será lla-
con las circunstancias que rodean ia concepción de Isabel que, co- mado santo» ( 1 , 35).
mo una nueva Ana, ha sido liberada del oprobio de la esterili- Podríamos añadir otra razón. Al estudiar la estructura de la vi-
dad? 2 3 . sitación vimos cómo el v. 45 era el versículo conclusivo de esta
Desde finales del siglo pasado hasta nuestros días no faltan exe- escena, en paralelismo con 1, 38, versículo también conclusivo de
getas que atribuyan originalmente el Magníficat a Isabel 2 4 . No la anunciación. Es decir, Isabel termina su discurso en el versículo
obstante, los nuevos exegetas protestantes van dejando estas po- que hace de conclusión de la escena. Es más, la conexión entre lo
que ha dicho Isabel, referido a María y a Jesús en la visitación, y
la alabanza al Señor al comienzo del Magníficat resulta tan brusca,
23. J. G. Davies, cree que precisamente el paralelismo con Ana es lo que hace improbable la atribución del Magníficat a Isabel.
que ha llevado a la primitiva comunidad cristiana a poner en labios de María
lo que el evangelista habría puesto en labios de Isabel. Davies se basa en
que María se proclama esclava (doulé) del Señor en 1, 38, teniendo aquí a 25. Cf. N. Geldenhuys, Commentary on the gospel of Luke, London
Ana como tipo o modelo; vuelve a proclamarse esclava del Señor {tés dotdés 1950, 87 ss.; K. H. Rengstorf, Das Evangelium nach Lukas, Góttíngen "1962,
autou) en 1, 48. El hecho de que el Magníficat esté entretejido con citas 31 ss.; W. Grundmann, Das Evangelium nach Lukas, Berlín 1961, 63 ss.
del cántico de Ana (1 Sam 2, 1-10) como veremos más adelante, significaría 26. Los manuscritos griegos ponen en su totalidad a María como su-
que se ha tenido presente aquí la tipología entre Ana y María, ya expresada jeto del verbo decir (eipen), así, por ejemplo, X A B 2C2 K L W A 28
en 1, 38: The ascription of the Magníficat to Mary: JourTheoStud NS 15 33 565 700, etc., cf. The greek new testament, Stuttgart 1968; sólo traduc-
(1964) 307-308. ciones latinas atribuyen el Magníficat13a Isabel: ita>b>'; lrenaeus lat ; diversos
24. F. Jacobé (Loisy), L'origine du Magníficat: RHLR 2 (1897) 424-432; manuscritos de acuerdo con Orígenes '. Sobre las razones por las que casi to-
A. Harnack, Das Magníficat Elisabeth (Lk 1, 46-55) nebst einigen Betner- dos los manuscritos atribuyen el Magníficat a María, cf. T. Azfan, Das Evange-
kungen zu Luk 1 und 2 (1900), en Studien zur Geschichte des Neuen Testa- lium des Lukas, Leipzig 1913, 745-751; Wirtz, Das Magníficat unter exege-
ments und der Alten Kirche I, Berlin-Leipzig 1931, 62-85; P. Ladenze, De thchen, textkritischen, dogmalischen und asthetischen Gesichtspunkten: Pas-
l'origine du Magníficat et son attribution dans le troisiéme évangile a tor Bonus 29 (1917) 289-301; 345-353; L. Pirot,s DBS II, 1269-1273; J.
Marie ou a Elisabeth: RHEcl 4 (1903) 623-644; W. J. Brown, The gospels Schmid, Das Evangelium nach Lukas, Regensburg 1955, 53 ss.
of the infaney: an examination of the opening chapters of Mt and Luke, 27. Téngase en cuenta que, aunque dynatos en 1, 4'9 se refiere a Yahvé
London 1927, 84; B. Weiss, Die Quellen des Lukasevangeliums, Stuttgart y dynamis en 1, 35 al Espíritu, este término está calificado por el genitivo
1930, 195-200; sostienen también este punto de vista los siguientes comen- «del Altísimo». Indica así una fuerza que procede de! Altísimo, de Yahvé.
tarios: E. Klostermann, Das Lukasevangelium, Tübingen 21929, 18 ss.; J. M. Está, por lo tanto, en la esfera de Dios Padre.
Creed, The gospel according to saint Luke, London 1930, 22 ss.
186 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magnifioat 187

No está de más, según creo, el clarificar expresiones como auten-


ticidad mañana del Magníficat,, atribuirlo a María o a Isabel, etc., 2. Trasfondo veterotestamentario del Magníficat
ya que he encontrado una cierta confusión en el empleo de estas
frases. Al hablar de la autenticidad mañana del Magníficat lo hago El Magníficat es un himno poco original. Se puede afirmar, con
en un sentido amplio; quiero decir que el evangelista lo ha puesto más exactitud, que no hay un solo versículo original en todo el him-
originariamente en labios de María, ya que no desentona, según no, ya que no es sino un mosaico de textos del antiguo testamento.
hemos visto, de su contexto. No quiero afirmar, en modo alguno, Es una verdadera composición antológica. De ahí su carácter imper-
que haya salido así de los labios de María. Es, en efecto, impen- sonal si se aislara del contexto en que se encuentra. Es decir, los
sable que un himno poético, entretejido con numerosas citas del sentimientos, actitudes, afirmaciones y constataciones del himno,
antiguo testamento, un verdadero mosaico, haya sido pronunciado son tan comunes a la mejor tradición de Israel, que se podrían po-
así por María. La autenticidad mañana literal cuenta cada día con ner en boca de Isabel o cualquier otro personaje del pueblo he-
menos adeptos. breo. No obstante, el contexto en que se inserta, por un lado S1,
El Magníficat manifiesta, pues, el mismo procedimiento literario y la estructura formal del himno, por otro 32, hacen de este cántico
(de carácter midráshico) que el resto del evangelio de la infancia. una pieza clave en el evangelio de la infancia.
El evangelista aplica a María sentimientos de alabanza y humildad, El Magníficat, aunque sea un mosaico de textos del antiguo
tomados de situaciones análogas en el antiguo testamento. En con- testamento, no está construido al azar, sino con un plan teológico
creto existe un marcado paralelismo con el cántico de Ana y di- preconcebido y con un procedimiento literario bien conocido en
versos salmos. María tuvo, con toda seguridad, estos sentimientos, el evangelio de la infancia: el midrash. Es decir, el hagiógrafo parte
pero no los expresó literalmente con el himno que Lucas pone en de la nueva situación (concepción de María y visita a Isabel) e in-
su boca. La forma literaria pertenece al evangelista y a las fuentes tenta expresar los sentimientos más profundos de María ante Dios
hebreas que éste utilizó 28 . y ante la humanidad, que estrena su etapa definitiva de salvación.
La autenticidad mañana del Magníficat, en el sentido apuntado, Para iluminar esta nueva situación, el evangelista recurre a pasajes
es aceptada por la exégesis de nuestros días 29, aunque no deja de bien conocidos del antiguo testamento, que si bien ya expresaron en
reconocerse que «la semejanza del Magníficat con el cántico de otro tiempo la grandeza de Dios, proclamaron su gloria y sus haza-
Ana (1 Sam 2, 1-10) favorece su atribución a Isabel: tanto Ana ñas, manifestaron su predilección por los pobres, los pequeños, los
como Isabel no han tenido hijos después de un amplio período de necesitados de todo en este mundo, y dejaron bien patente que la
vida matrimonial; ambas consagraron a sus hijos como Nazir; las salvación es un don gratuito de Dios a la humanidad, fruto de su
dos conciben un hijo que «ungirá» a un futuro rey 30. misericordia, no obstante todo ello cobra nuevo colorido y una
profundidad jamás pensada, al relacionarse con María y con el
misterio de su Hijo. Así lo han entendido todas las generaciones
cristianas y por ello el Magníficat ha pasado a ser una pieza clave,
28. No faltan autores que apunten en otras direcciones; así P. Winter, no sólo en la liturgia, sino también para expresar a nivel personal
Magníficat and Benedictas maccabean psalms?: BJRL 37 (1954) 328-347, pien- los sentimientos religiosos más profundo1; en relación con Dios y su
sa que el Magníficat es una adaptación de cánticos triunfales de la época de actividad salvífica.
los macabeos; P. Benoit, en la recensión del libro de R. Laurentin, Structure
et théologie de Luc I-II, opina que se trata de la adaptación de un himno Podemos afirmar que el Magníficat tiene como punto de mira
judío del círculo de los «Pobres de Yahvé»: RB 65 (1958) 429. Pero éstas y fundamentalmente el cántico de Ana (1 Sam 2, 1-10). De este him-
otras muchas opiniones no pasan de lo hipotético y conjetural. no toma, a manera de armazón, los puntos fundamentales. Los
29. R. Schnackenburg, Spiritualitat und Théologie des Magníficat: Geist salmos aportan materia, no sólo en la línea del cántico de Ana, sino
und Leben 38 (1965) 342-343; G. Leonardi, o. c, 174 ss.; R. Laurentin, o. c,
82 ss.; P. Gáchter, María en el evangelio, Bilbao 1959, 207 ss.; J. Guillet. también para compietar la estructura y la teología del Magníficat.
Le Magníficat: La Maison Dieu 38 (1954) 60-61.
30. C. Stuhlmüller, o. c, 123; el hecho de que 1, 56 repita el nombre
de María al terminar de proclamar el Magníficat, mientras que la referencia 31. El contexto es netamente mesiánico (anunciación-visitación).
a Isabel se establece con el pronombre autéi (con ella), es otro de los argu- 32. Cf. L. Ramaroson, Ad structuram cantici Magníficat: VD 46 (1968)
mentos que se esgrimen en contra de la autenticidad mariana del himno. 30-46.
188 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magnifioat 189

porque el Poderoso ha hecho en Dios ha hecho por ti (Israel) gran-


Otros muchos pasajes del antiguo testamento avalan los sentimien-
mi favor grandes cosas (1, 49) des cosas (Dt 10, 2 1 ) 3 8
tos, actitudes y la actividad salvífica de Dios, expresados por el
cántico de Ana y por los salmos. y su misericordia llega a sus fieles la misericordia del Señor llega a
El cuadro comparativo que ofrezco a continuación 3S, ayudará generación tras generación (1, 50). sus fieles siglo tras siglo (resumen
a captar con una sola ojeada el carácter antológico del Magníficat del Sal 103, 13-17).
respecto al antiguo testamento: Dispersaste a tus enemigos con tu
Su brazo interviene con fuerza, des-
MAGNÍFICAT ANTIGUO TESTAMENTO barata los planes de los arrogantes potente brazo (Sal 89, l l ) 3 8 .
(1, 51).
Proclama mi alma la grandeza del Mi alma exulta en el Señor (1
Derriba del trono a los poderosos Derriba del trono a los príncipes
Señor (1, 46) Sam 2, 1)
y exalta a los insignificantes (1, 52) y sienta en su lugar a los indigen-
je alegra 3 4 mi espíritu en Dios mi porque me he degrado en tu so- tes (Eclo 10, 14-15, LXX) 4 o.
Salvador (1, 47) corro (1 Sam 2, l ) 3 5
a los hambrientos los colma de El Señor enriquece y despoja, aba-
porque se ha fijado en la insigni- si te dignas mirar la aflicción de bienes y a los ricos los despide de te y ensalza (1 Sam 2, 7) 4 1 .
ficancia de su esclava (1, 48a) tu esclava (1 Sam 1, l l ) 3 6 . vacío (1, 53).

pues mira, desde ahora me felici- Me felicitarán todas las naciones Auxilia a Israel, su siervo, acordán- Se ha acordado de su misericordia
tarán todas las generaciones (1, (Mal 3, 12)3? dose, como lo había prometido a y su lealtad para con la casa de
48b) nuestros padres, de la misericordia Israel (Sal 98, 3).
en favor de Abrahán y su descen- Otorga fidelidad a Jacob, amor a
33. En la confección de dicho cuadro sigo a R. Laurentin, o. c, 83-85, dencia, por siempre (1, 54-55). Abrahán, como juraste a nuestros
y. sobre todo, a O. da Spinetoli, o. c, 84-85, nota 50. padres desde los días de antaño,
34. En castellano se traduce por presente, «se alegra», si bien el tiempo (Miq 7, 2 0 ) 4 2 .
griego es un aoristo (pasado) égalliasen. La razón es que la fuente original
hebrea, subyacente al texto griego, utilizaba con toda probabilidad un way-
yiqtol (futuro inverso hebreo), forma verbal cuyo tiempo corresponde al del parece preferible como paralelo del Magníficat, dado su carácter escatológico y
verbo que la precede. En el Magníficat el verbo que precede al aoristo égal- la personificación de Israel en María, por una parte, y el tránsito normal de
liasen, es un presente: engrandece {megalunei). Por lo demás, los seis aoris- nación a generación, por otra. Hay exegetas que prefieren el paralelo indivi-
tos de la segunda parte del Magníficat (vv. 51-53) también deben traducirse dual de Gen 30, 13: «Todas las mujeres me llamarán dichosa».
por presente. Son, en lenguaje técnico, «aoristos gnómicos», y expresan una 38. De nuevo tendríamos la personificación de Israel en María, a través
constante de la actividad divina a lo largo de la historia de la salvación; de este paralelismo entre el Magníficat y el Deuteronomio; Sal 126, 2:
cf. C. Stuhlmüller, o. c, 123; G. Leonardi, o. c, 178, nota 117; M. Zerwick, «¡Grandes cosas ha hecho el Señor con éstos!» (referido también a Israel).
Graecitas bíblica, Roma 5 1966, nn. 256 y 260. 39. El v. 51 del Magníficat está en la línea del Ex 14, 31: «Viendo
35. Los vv. 46 y 47 del Magníficat son teológicamente afines y com- Israel la mano fuerte que el Señor había desplegado contra los egipcios»;
plementarios. Hay numerosos pasajes veterotestamentarios que expresan los Ex 15, 6: «Tu diestra, Señor, relumbra por su fuerza; tu diestra, Señor,
mismos conceptos: Hab 3, 18: «Yo exultaré en el Señor, me alegraré en el aplasta al enemigo»; cf. también Ex 3, 19-20; Israel es el pueblo oprimido,
Dios de mi salvación»; Sal 35, 9: «Mi alma exultará en el Señor, en su indigente, afligido (Ex 2, 23-25; 3, 7); Egipto es la nación arrogante y prepo-
salvación se alegrará»; Ex 15, 1: «Canto al Señor pues se cubrió de gloría tente (Ex 15, 1.4; cf. Le 1, 51-53); el Magníficat no recoge sino esta cons-
arrojando en el mar caballo y carro»; cf. también, Jdt 16, 1; Sal 31, 8; 35, tante en la historia de la salvación: «Tú que salvas al pueblo humilde y aba-
9; 81, 2; 149, 1-3. tes los ojos altaneros» (2 Sam 22, 28).
36. Sal 31, 8: «Exultaré y me alegraré por tu misericordia (epi tói 40. El texto de 1 Sam 2, 8 sólo cubre un aspecto del Magníficat; la
eleei sou, según los LXX), porque has visto mi indigencia» (ten tapeinósin exaltación del abatido: «Levanta del polvo al humilde, alza del muladar al
mou). Este versículo contiene los temas fundamentales y la terminología de indigente, para hacerle sentar junto a los nobles»; cf. Job 5, 11; 12, 19.
la primera parte del Magníficat: agálliasomai, 1, 47; eleos, 1, 50; tapeinósis, 41. Están también en el amplio horizonte del Magníficat: Sal 34, 11:
1. 48; psyché, 1, 46; Dt 26, 7: «vio nuestra miseria (indigencia, pobreza) «Los ricos quedan pobres y hambrientos, pero los que buscan al Señor de
(eiden ten tapeinósin hémón) y nos sacó de Egipto»; Neh 9, 9: «Tú viste ningún bien carecen», y Sal 107, 9: «Porque él sació el alma anhelante, el
la aflicción de nuestros padres en Egipto»; Sal 119, 153: «Mira mi aflicción alma hambrienta saturó de bienes».
y líbrame». 42. El pasaje del Magníficat, así como los paralelos citados, hacen re-
37. Esta alabanza se refiere a Israel como pueblo o nación. Este pasaje ferencia a la promesa hecha por Dios a Abrahán: «Por ti serán benditos to-
190 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magníficat 191

3. Estructura y núcleos fundamentales del Magníficat 4 a a) Actividad divina en favor de María ( 1 , 46-50)
Esta primera parte del Magníficat contiene una serie de ele-
A pesar del carácter antológico del Magníficat, este himno
mentos, suficientes en número y de carácter relevante, que le con-
tiene, en relación con el contexto, una lógica, una unidad interna,
fieren una innegable unidad.
manifestada en la correspondencia literario-teológica de sus partes.
Es decir, el Magníficat, aunque no es un himno original, por el Ante todo, es la única parte del himno que conecta con la si-
material que utiliza y los conceptos que baraja, es, no obstante, un tuación concreta de María (anunciación-visitación), y expresa su
himno elaborado con una clara visión teológica del conjunto en dimensión personal: «mi alma» (v. 46); «mi espíritu» y «mi Sal-
que se inserta. L. Ramaroson se atreve a calificarlo como un himno vador» (v. 47); «esclava», referido a María, y «me proclamarán di-
«'muy perfecto» 4 4 . chosa» (v. 48); «hizo en mi favor grandes cosas» (v. 49). Por otra
parte, sólo aquí se acumulan explícitamente diversos títulos divinos:
Su estructura es, sin embargo, bastante complicada, de carácter
el Señor (v. 46); el Salvador (v. 47); el Poderoso y el Santo (v.
barroco. Pues, si los diversos dípticos y contraposiciones que en-
49).
cierra, favorecen una estructura con visos de regularidad, la inser-
Un análisis formal más detallado nos lleva a las siguientes cons-
ción de algunos paréntesis, por el contrario, entorpecen el ritmo
tataciones: el cántico se abre con dos proposiciones principales
de las diversas secuencias del himno y causan una cierta confusión.
(vv. 46-47), coordinadas entre sí con la partícula copuiativa kai (y,
De aquí que no sea nada fácil mostrar una estructura literaria del
v. 47). María es el sujeto de ambas oraciones. La conjunción hoti
Magníficat sin fisuras, a pesar de los muchos conatos ya realiza-
(porque, v. 48) introduce una oración subordinada causal (v. 48a),
dos 45 .
cuyo sujeto implícito es el Señor y el Salvador (vv. 46 y 47). Estas
Reconocida la objetiva dificultad de ofrecer una estructura de! proposiciones constituyen el primer período.
Magníficat perfectamente acabada, no obstante, con la atenta re-
El segundo está unido al anterior por la expresión: «Pues mi-
flexión sobre el texto y las aportaciones de los esfuerzos ya realiza-
ra», «así pues» {idou gar), que establece una causalidad lógica en-
dos hasta el presente, espero ofrecer al lector una estructura teoló-
tre ambos períodos. Es decir, el segundo período, introducido por
gico-formal de este himno, que pueda servir de base para un es-
«así pues», trata de explicar y confirmar la situación anterior; no
tudio serio de su teología.
subordina el segundo período al primero 46 .
Estructuralmente podríamos dividir el Magníficat en tres partes:
El segundo período, en perfecta simetría con el primero, se
a) 1, 46-50: actividad divina en favor de María; b) 1, 51-53: activi-
abre igualmente con una proposición principal (v. 48b), seguida de
dad divina en favor de los pobres; c) 1, 54-55: actividad divina en
una oración subordinada causal, introducida también por la conjun-
favor de Israel.
ción hoti (porque, v. 49). El paralelismo de los miembros de los
dos períodos es evidente:

dos los linajes de la tierra» (Gen 12, 3), promesa que con diversos matices 1. María proclama la grandeza de Dios (oración principal del
será confirmada reiteradamente; cf. Gen 12, 3; 13, 15; 17, 7; 18, 18; 22, primer período, w . 46-47); todas las generaciones proclaman a
18.
43. J. M. Bover, El Magníficat, su estructura y su significación marioló- María dichosa (oración principal del segundo período, v. 48b).
gica: EstEcles 19 (1945) 31-43; J. Goma Civit, El Magníficat: Apostolado
Sacerdotal 4 (1947) 241-255; cf., sobre todo, 249 ss.; L. Ramaroson, o. c, 2. El Señor se ha fijado en la insignificancia de María (ora-
30-46; A. M. Malo, Magníficat, en EncBib IV, col. 1178-1181. ción introducida por hoti en el primer período, v. 48a); el Pode-
44. «El cántico que se designa con el nombre de Magníficat (Le 1, 46-55) roso ha hecho grandes cosas en favor de María (oración introducida
es un himno muy perfecto»: Ad structuram cantici Magníficat 30. por hoti en el segundo período, v. 49a).
45. J. M. Bover, o. c, 31, escribe a este respecto con su acostumbrada
modestia: «Se han hecho muchas y variadas tentativas por hallar o restable-
cer la división estrófica del cántico, y son muchas y variadas también las 46. J. M. Bover escribe a este respecto: «Enim (gar, pues), simple con-
divisiones que se han propuesto. Por nuestra parte, hemos hecho también junción coordinativa, partícula de enlace causal entre dos proposiciones igual-
diferentes tanteos o ensayos de división del cántico en estrofas regulares, pero mente principales o de igual categoría, expresa la razón explicativa de una
sin el resultado apetecido». afirmación»: lbid., 33.
292 Devolver el evangelio a los pobres
ha visitación y el Magníficat 193
Los vv. 49b-50 hacen de transición entre la primera y la segun-
da parte, para que el cambio de perspectiva no resulte tan brusco. der habitual y se ha de traducir por nuestro presente. En concreto
aquí indican una constante en la actividad divina a través de la
En efecto, a través de los w . 49b-50 el ¡himno pasa de una pers-
historia de la salvación: Dios exalta a los indigentes y abate a los
pectiva mariológica, personalista y concreta ( w . 46-49a) 4 7 , a un
poderosos.
horizonte totalmente impersonal y genérico (vv. 51-53). De hecho,
el título divino santo {v. 49b) no está, como los anteriores atribu- Ei v. 51 contiene el juicio divino histórico en su aspecto nega-
tos divinos (Señor, Salvador, Poderoso) en relación con María 4 8 . tivo: Dios con su poder desbarata los planes de los arrogantes. Esta
Es, por el contrario, el sujeto de la actividad misericordiosa de constante en la historia salvífica se concreta, como auténtico juicio
Dios que alcanza a sus fieles generación tras generación (vv. 49b- divino, en dos categorías antitéticas: los poderosos y ricos, por
50). El horizonte se ha ensachado para dar paso a la segunda parte una parte, y los insignificantes y hambrientos, por otra.
del Magníficat que describe la actividad salvífica de Dios para con Los w . 52-53 están construidos en forma quiástica:
los indigentes, con marcado carácter genérico.
a) Derriba del trono a los poderosos
Podríamos recoger lo afirmado hasta aquí en el siguiente es- b) y exalta a los insignificantes
quema: b') a los hambrientos los colma de bienes
a') y a los ricos los despide de vacío.
Introducción: «Y María dijo» (v. 46a)
a) «Proclama mi alma la grandeza del Señor» (v. 46b) Este sencillo esquema estructural, no sólo nos ayuda a compren-
«se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador» (v. 47) der mejor el significado de los conceptos afines a través del para-
b) «porque (hoti) se ha fijado en la insignificancia de su esclava» lelismo: poderoso, sinónimo de rico; insignificante (indigente), si-
(v. 48a). nónimo de hambriento, sino también el significado de los conceptos
antitéticos: poderoso, opuesto a insignificante (indigente); rico,
«Así pues» (idou gar) (coordinación causal explicativa)
opuesto a hambriento. Los cuatro aoristos se corresponden también
a') «desde ahora me felicitarán todas las generaciones» (v. 48b) de mimera sinónima: derribar y despedir de vacío; exaltar y colmar
b') «porque {hoti) el Poderoso ha hecho grandes cosas en mi favor» de bienes, y de forma antitética: derribar, opuesto a exaltar; col-
(v. 49a) mar de bienes, opuesto a despedir de vacío.
Transición: «él es Santo, y su misericordia llega a sus fieles generación Resumiendo lo dicho hasta aquí, podríamos compendiar la es-
tructura de la segunda parte en un sencillo esquema:
tras generación» (vv. 49b-50).
Le 1, 51: Enunciado genérico del tema: Juicio histórico de Dios.
b) Actividad divina en favor de los pobres ( 1 , 51-53) Le 1, 52-53: Desarrollo del juicio divino en forma quiástica:
La estructura de esta segunda parte aparece más clara que la a) los poderosos, v. 52a
anterior: el sujeto de los seis verbos es Dios 49 . Los seis verbos es-
tán en aoristo. Se trata de un aoristo gnómico, que indica un proce-
dí. María es el sujeto activo de la alabanza divina (vv. 46-47) y la b) los indigentes, v. 52b
destinataria de la actividad divina (vv. 48a y 49a) y de la alabanza de todas
las generaciones (v. 48b).
48. Se constata, en efecto, que mientras los títulos «Señor», «Salvador»
y «Poderoso», están en íntima conexión con María, a través de los pronom-
bres personales mi (mou, mou, y rnoi, respectivamente), para el título «santo»
no existe esta conexión. los hambrientos, v. 53a
CM PH
49. Desde el punto de vista formal es el atributo «santo» (v. 49b) el
que se encuentra en la transición. No obstante, de manera más amplia, todos
los atributos de Dios de la primera parte, resuenan como sujeto implícito de los ricos, v. 53b
estos seis aoristos. a')
194 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magníficat 195

Los poderosos y los ricos (vv. 52a y 53b) objeto del juicio con- aparece actuando como Salvador, ya que el centro de la anunciación
denatorio de Dios, han quedado marcados con una etiqueta caracte- es la salvación mesiánica que Dios concede en Jesús (vv. 31 ss.). El
rística: los arrogantes (v. 51b). v. 48a destaca la gratuidad de la actividad divina en la anunciación.
La impotencia correspondiente al estado de indigencia, así como la
c) Actividad divina en favor de Israel (vv. 54-55) disponibilidad frente a la salivación mesiánica por parte de María,
quedan expresadas por los términos tapeinósis (insignificancia, pe-
En la tercera parte, el Magníficat vuelve a cambiar de perspec-
quenez), y doulé (esclava) (v. 48a). Este último vocablo tiene su co-
tiva: centra ahora da actividad salvífica de Dios en Israel, pasando
rrespondencia en Le 1, 38.
así a la salvación colectiva. La razón de esta predilección divina
es la misericordia de Dios (v. 54b) y la fidelidad a sus promesas El v. 48b tiene una doble correspondencia con el contexto an-
(v. 55). El sujeto de los tres verbos es Dios, y el carácter gratuito terior. La expresión desde ahora se refiere, sin duda alguna, a la
de la salvación queda suficientemente especificado tanto por su mi- anunciación con la que se inauguran los tiempos mesiánicos. Como
sericordia, como por la fidelidad a sus promesas. hemos visto, la anunciación constituye un comienzo nuevo: inaugu-
ra la etapa definitiva de salvación. Por su parte, la frase «me feli-
citarán (makariousin) todas las generaciones», establece conexión
4. Dinámica del Magníficat directa con la visitación: «¡Dichosa (makaria) tú que has creído!»
(1,45).
Vista ya la estructura del Magníficat y antes de profundizar en Por último, la expresión un tanto genérica del v. 49a: «porque
su teología, sería conveniente tratar de descubrir la unidad del him- el Poderoso ha hecho en mi favor ¡grandes cosas», además del para-
no, a través de la conexión entre sus diversas partes (dinámica in- lelismo con Le 1, 35, a través del término ho dynatos, tiene que
terna), así como la relación del cántico con el contexto anterior referirse a la anunciación por el paralelismo literario con el v. 48a.
(dinámica externa). La segunda parte no tiene conexión directa con la anunciación
y la visitación. Por el contrario, existe también relación entre la ter-
a) Dinámica externa del Magníficat cera parte del Magníficat (vv. 54-55) y la anunciación. El auxilio
de Dios a Israel su siervo, no puede referirse sino al anuncio de
La conexión del himno con el contexto anterior se hace con
la concepción y nacimiento del Mesías al que «el Señor Dios dará
una expresión muy sencilla: «Entonces dijo María». La sencillez de
el trono de David su antepasado; reinará para siempre en la casa de
la fórmula es un lazo sutil de unión entre este cántico y la anun-
Jacob y su reinado no tendrá fin» ( 1 , 32-33). Esta afirmación queda
ciación. En efecto, las profecías de los restantes personajes del
confirmada por los vv. 54b-55. La actividad salvífica de Dios para
evangelio de la infancia, están precedidas por fórmulas solemnes.
con Israel es fruto «de su misericordia (eleos) en favor de Abrahán
Así, al ser saludada por María, «Isabel, llena de Espíritu santo, dijo
y su descendencia, por siempre» (vv. 54b-55).
a voz en grito»... i>0. Lucas no necesita recordar que María queda
llena de Espíritu Santo para entonar efi Magníficat, porque ya había Abrahán, como antepasado de Israel, está al origen del pueblo
recibido la plenitud d d Espíritu Santo en la encarnación (Le 1, por su fe y por las promesas divinas que le fueron hechas. El pa-
35 ss.). triarca se constituye en lazo de unión entre la anunciación y el Mag-
níficat. Las palabras del ángel a María: «para Dios no hay nada
Los atributos divinos (Señor, Salvador, Poderoso y Santo) y la
imposible» ( 1 , 37) son las mismas palabras con que Yahvé promete
alabanza que María tributa a Dios, no pueden tener otro punto de
y asegura a Abrahán su descendencia (Gen 18, 14). La fe de Abra-
referencia que la anunciación, donde se encuentra el título Señor,
hán da origen a la historia de la salvación. La fe de María ( 1 , 38)
referido tres veces a Yahvé (vv. 28.32.38) 51 . El Señor Dios (v. 32)
origina un nuevo comienzo: la etapa definitiva en que la descenden-
cia de Abrahán recoge el fruto de las promesas, el Mesías.
50. Le 1, 67: «Zacarías, lleno de Espritu Santo, profetizó»; Le 2, 27-28:
Simeón, «impulsado por el Espíritu fue al templo... Simeón tomó a Jesús
en brazos y bendijo a Dios diciendo...».
51. No está de más volver a recordar en este contexto el paralelismo en- del Altísimo (dynamis bypsistou, 1, 35), referido igualmente al Padre por
tre el Poderoso (ho dynatos, 1, 49) y la expresión de la anunciación el poder medio del genitivo: del Altísimo.
1% Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magníficat 197

Literariamente conviene señalar también el paralelismo entre con la anunciación, conserva también esta perspectiva comunita-
la expresión eis tous aiónas (v. 33) y eis ton atona (v. 55). Ambas ria: María proclama la grandeza del Señor, se alegra en Dios su
frases se refieren al reinado mesiánico por siempre sobre Israel. Salvador, no sólo a título individual, sino personificando a todo
el pueblo que alaba a Dios en ella y se alegra de la salvación me-
b) Dinámica interna del Magníficat siánica a través de ella. Es más, las maravillas que Dios ha hecho
en su favor, 'por referirse directamente a la encarnación de Jesús
Habiendo analizado las diversas partes del cántico de María, en su seno, tienen también como destinatario a Israel, que venía
y vista su relación con el contexto, nos queda por indagar la co- esperando durante siglos la realización de estas promesas en su
hesión interna del himno. Siendo una pieza antológica de citas del favor.
antiguo testamento, ¿podría descubrirse en él, no obstante, el de- En este sentido, es patente la conexión entre la primera y ter-
sarrollo armónico de una idea motriz? ¿Hay algún centro de in- cera parte del Magníficat, a través del término eleos (vv. 50 y 54)
terés que polarice la atención? ¿Se corresponden las partes en- que expresa la misericordia divina para con el pueblo. £1 hecho de
tre sí? Si existe conexión entre las diversas partes del cántico, que la primera parte del himno (vv. 46-50) termine proclamando
¿cómo se realiza y se manifiesta? la misericordia de Dios para con sus fieles, generación tras gene-
La unidad del himno se manifiesta, en primer lugar, por su ración, significa tanto como enclavar la salvación mesiánica, a tra-
carácter teocrático: Dios, sus atributos, su actividad salvífica, cons- vés de María, en una cadena secular, cuyos eslabones son las dis-
tituyen el armazón y el centro de interés del Magníficat. Las tres tintas generaciones de creyentes. María con su generación es el
partes, aparentemente inconexas y heterogéneas, cobran cohesión último eslabón de esta larga cadena. Ella recoge y entrega al pue-
y unidad a través de este tema. blo fiel la salvación mesiánica, fruto de la promesa divina.
En la primera parte (vv. 46-50) los atributos divinos se mul- Esta es precisamente la perspectiva de la tercera parte del
tiplican (el Señor, el Salvador, el Poderoso, el Santo), constitu- cántico, que no hace sino manifestar explícitamente lo que esta-
yéndose en centro, tanto de la alabanza de María, como dé la ac- ba ya contenido implícitamente en la primera parte:
tividad salvífica en su favor. E n la segunda parte (vv. 51-53) Dios
(el Santo, v. 49b), es también el sujeto de los seis aoristos, dando, v. 54: Dios auxilia a Israel, su v. 47: María, personificando a
en su conjunto, la impresión del dominio absoluto de Dios sobre siervo, realizando la salvación me- Israel, se alegra en su Salvador.
la historia, a través de unas constantes que revelan su designio. siánica.
La tercera parte mantiene el mismo horizonte: Dios auxilia a Is-
rael por fidelidad a la promesa hecha a Abrahán y a su descen- v. 54: Este Israel, llamado siervo v. 50: Israel pertenece a los fieles
dencia. de Yafavé, ha experimentado la del Señor, que generación tras ge-
misericordia de Dios. neración han experimentado la mi-
María se constituye también en centro de interés y de cohe-
sión interna del Magníficat. Y esto por dos motivos. Porque Ma- sericordia de Dios.
ría en la primera parte ( w . 46-50) personifica a Israel, estable- v. 55: La misericordia de Dios, fru- v. 50: María proclama la misericor-
ciendo así un lazo de unión directo con la tercera parte ( w . 54- to de la promesa a nuestros padres dia de Dios, generación tras gene-
55) y porque la actividad salvífica de Dios en favor de María (vv. (en boca de María). María se iden- ración.
46-50) tiene las mismas características que la ejercitada a lo largo tifica, pues, con las generaciones
de la historia salvífica y servirá de pauta para los nuevos tiempos anteriores.
que ahora comienzan (segunda parte, w . 51-53).
v. 55: Abrahán, destinatario de la vv. 46-49a: María, último eslabón
promesa divina, primer eslabón de de esta cadena, recoge las promesas
5. María personifica a Israel una cadena secular. hechas a Abrahán 52 .

Ya hemos visto en la anunciación cómo María personifica a


52. Este paralelismo, ya claro en la anunciación a través de la cita de
Israel, recogiendo en su nombre y en favor de todo el pueblo las Gen 18, 14: «para Dios no hay nada imposible», queda confirmado por la
promesas y la alegría mesiánica. El Magníficat, en íntima relación expresión nuestros padres (v. 55) en labios de María, y por la afirmación de
198 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magníficat 199

A la luz de lo dicho, no sólo no hay un salto brusco entre la Es decir, la situación histórica y concreta de María se descri-
primera y la tercera parte del Magníficat, sino, por el contrario, be, una vez más, con trasíondo veterotestamentario, y alude a la
la conexión literario-teológica es manifiesta y existe así una gran situación de indigencia histórica de todo el pueblo de Israel.
armonía entre estas dos partes. La exclamación de María: «Desde ahora me felicitarán todas
Que María personifica a Israel, tanto en su cántico de alaban- las generaciones», tiene como pasaje más cercano a Mal 3, 12;
za al Señor, como por su condición de depositaría de la salvación no es seguro, pero parece también probable la perspectiva colec-
mesiánica, parece también innegable por las citas del antiguo tes- tiva de este versículo 55 . Respecto al v. 49 del Magníficat, «el Po-
tamento puestas en sus labios por el evangelista. La alegría de deroso ha hecho en mi favor grandes cosas», ya vimos que tanto
María por la llegada de la salvación (v. 47) tiene en I l a b 3, 18 Dt 10, 2 1 , como el Sal 126, 2 se refieren a los favores con que
uno de los pasajes paralelos más cercanos, y se trata de «un cán- Dios ha colmado a su pueblo Israel.
tico colectivo de Israel más que de un cántico individual» 3,i . En Así pues, parece innegable que, en la primera parte del Mag-
el Magníficat este júbilo no puede tener otro motivo que la llega- níficat María personifica a Israel en la alabanza divina, en la ale-
da de la salvación mesiánica, ya proclamada por el ángel en 1, 28 gría mesiánica, en el reconocimiento de la propia indigencia y de
y hecha efectiva por la aparición de Jesús en el seno de María la iniciativa absoluta del Señor para salir de ese estado de postra-
( w . 31-35) 6 4 . ción, en el reconocimiento de las maravillas obradas gratuita y
Por otra parte, el cántico de alabanza de María a Yahvé (v. misericordiosamente por el Señor. La conexión literario-teológica
46) tiene puntos cercanos de referencia, tanto en Ex 15, 1, como con la perícopa de la anunciación, las citas del antiguo testamen-
en Jdt 16, 1. Ambos cánticos celebran la victoria de Yahvé con- to que forman la trama de la primera parte del Magníficat, así
tra los enemigos de Israel. La dimensión colectiva de los dos cán- como el paralelismo entre la primera y la tercera parte del him-
ticos es innegable. no, muestran, sin lugar a dudas, que María personifica a Israel.
Referente al tema de la indigencia de María (v. 48a), el pa- Es decir, toma posesión de las promesas hechas a Israel, colabo-
saje paralelo de Dt 26, 7 concierne al Israel histórico, esclavo en rando en su realización. La alegría por la salvación mesiánica y
Egipto, sumergido en una impotencia absoluta (Ex 3, 7 ss.); Neh los frutos de la realización de la promesa se identifican con la
9, 9 ss., también paralelo al pasaje del Magníficat, recuerda esta alegría del pueblo de Israel, destinatario directo de la salvación
misma esclavitud de Egipto y la actividad divina por la que el mesiánica en el plan de Dios.
pueblo recobró la libertad, como punto de referencia al gravísimo Por último, la segunda parte del Magníficat ( w . 51-53) tam-
estado de postración por el que atravesó Israel al retorno del bién está relacionada con la primera, a través del tema de la in-
destierro de Babilonia: digencia (unido al matiz de la insignificancia o pequenez, tapeinó-
Ahora, pues, oh Dios nuestro, tú, Dios grande, poderoso y temible, sis, 1, 48). Esta sección no sería sino el desarrollo de este con-
que mantienes la alianza y el amor, no menosprecies esta miseria que cepto, como una constante de la actividad divina en favor de los
ha caído sobre nosotros, sobre nuestros reyes y príncipes, sobre sa- pobres, oprimidos e indigentes del pueblo de Israel. Una vez más,
cerdotes y profetas, sobre todo el pueblo, desde los tiempos de los ia actividad divina en favor de María, no hace sino recoger el pro-
reyes de Asiria hasta el día de hoy (Neh 9, 32). ceder de Dios en favor de los desheredados de su pueblo. Es
unas, el signo de la pobreza, que marca profundamente la entrada
de Jesús en el mundo (Le 2, 10-12) no tiene sólo como espejo
que Dios ejerce su misericordia «en favor de Abrahán y de su descendencia,
por siempre» (v. 55). La descendencia que garantiza a Israel la misericordia la conducta secular de Dios para con Israel (vv. 51-53), sino que
de Dios por siempre es el Mesías: «reinará para siempre en la casa de Jacob ofrece, sobre todo, el modelo al que Dios quiere ajustar su acti-
y su reinado no tendrá fin» (1, 33). Pablo, en su carta a los Gálatas argu- vidad salvífica como signo tangible de la presencia del reinado de
menta en este mismo sentido: «Pues bien, las promesas se hicieron a Abra- Dios en Jesús 56 .
hán y a su descendencia; no se dice 'y a los descendientes' en plural, sino
en singular, 'y a tu descendencia', que es el Mesías» (Gal 3, 16).
53. R. Laurentin, o. c, 83.
54. El paralelismo entre el título de Salvador, referido a Yahvé (1, 47) 55. R. Laurentin, o. c, 84.
y el nombre de Jesús en la anunciación (1, 31) cuyo significado es «Yahvé 56. Al estudiar la teología del Magníficat veremos, en efecto, que los
salva», es evidente. vv. 51-53 encierran el meollo de las bienaventuranzas del evangelio.
zuu Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magníficat 201

intrahistórico, cercano, inmediato, el acompañante, guía y defen-


6. Teología del Magníficat sor del pueblo 61 . En una palabra, el Señor es el Dios de Israel,
de su experiencia y liberación histórica, el Dios del éxodo, que
Habiendo analizado ya cada una de las tres partes del Mag- se convierte en paradigma de las demás liberaciones históricas 82 .
níficat, y vista la conexión entre ellas, tenemos ya los elementos Parece, pues, claro, que el título Salvador, aplicado por María a
necesarios para intentar una síntesis teológica del himno imariano. Yahvé (v. 47a), recoge, como trasfondo, esta perspectiva de sal-
vación histórica del pueblo, aunque directamente se refiera a su
a) Actividad salvífica de Dios actividad para con María. La salvación mesiánica cobra así preci-
samente toda la fuerza e importancia que le confiere el hecho de
La acción salvífica de Dios salta a la vista como mensaje cen- ser el punto culminante de todo un proceso histórico de salva-
tral de este cántico. Impresiona el cúmulo de atributos divinos ción.
que se suceden ininterrumpidamente en la primera parte (vv. 46- El título dynatos (poderoso) está en la misma línea del Kyrios
50): el Señor; Dios-Salvador; el Poderoso; el Santo. Son títulos (Señor) y del sótér (Salvador), pero apuntando de forma más di-
divinos bien conocidos ya en el antiguo testamento. Aquí expre- recta a la realización de las promesas. Diríamos que Dios es po-
san distintos matices de la actividad histórico-salvífica de Dios y deroso porque puede llevar a cabo lo que ha prometido. De he-
de su relación con María y con su pueblo. cho, dynatos, en el v. 49, es el que ha realizado en favor de Ma-
Ante todo, María proclama la grandeza del Señor y se alegra ría (y del pueblo) grandes cosas, todo lo relacionado con la sal-
en Dios, su Salvador, porque ha mirado la insignificancia de su vación mesiánica.
esclava ( w . 46-48a). Los títulos Señor y Salvador aparecen como El título santo es de por sí un título transcendente. Santo, en
sinónimos, ya que están en perfecto paralelismo. El Señor {Yah- hebreo qdhs, es el separado, el lejano, el transcendente, el inaccesi-
vé) es, en efecto, el Dios del pueblo. Este atributo divino está ble. Así, en la visión inaugural de Isaías, éste queda anonadado y
íntimamente relacionado con el pueblo y su historia, con su elec- casi aplastado por la gloria de la presencia del santo en una im-
ción y constitución como pueblo 5 7 , con su liberación histórica 5 8 , ponente visión en el'templo (Is 6, 1-13). En el curso de la visión,
con el juicio divino sobre él por su infidelidad 69 . El Señor, en
fin, es fiel y constante en cumplir sus promesas 60 . Es el Dios
los israelitas, reducidos a esclavitud por los egipcios, he recordado mi
alianza... Yo os introduciré en la tierra que he jurado dar a Abrahán, a
57. Is 44, 1-2: «Ahora, pues, escucha, Jacob, siervo mío, Israel, a Isaac y a Jacob, y os la daré en herencia. Yo, el Señor» (Ex 6, 4.8).
quien yo elegí. Así dice el Señor que te creó, te plasmó ya en el seno y te 61. «El Señor iba al frente de ellos, de día en columna de nube para
da ayuda: no temas, siervo mío, Jacob... a quien yo elegí»; cf. Is 41, 8 ss.; alumbrarlos... No se apartó del pueblo ni la columna de nube por el día,
42, 1 ss.; 43, 1-3.11.14-15. En estos pasajes y en otros muchos de! segundo ni la columna de fuego por la noche» (Ex 13, 21-22); Ex 40, 36-38 tiene
Isaías, aparecen como títulos divinos: Señor, Salvador, Santo, que también una importancia especial por ser el final del libro y resumir, en cierto
se encuentran en la primera parte del Magníficat: «Yo soy el Señor y fuera modo, con esta misma perspectiva, la problemática del libro; cf. también,
de mí no hay Salvador... Así dice el Señor... el Santo de Israel... Yo, el Dt 1. 33; Sal 78, 14; 105, 39; Sab 10, 17-18; 18, 3.
Señor vuestro Santo, el creador de Israel, vuestro rey (Is 43, 11.14.15). 62. Esta teología de carácter inmanente (presencia histórica de Dios
58. Ex 3, 7-10: «...He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto y he en medio de su pueblo), coexiste en el antiguo testamento con otra teolo-
escuchado su clamor... He bajado para librarlo de la mano de los egipcios gía que podríamos denominar trascendente: Dios aparece como dueño
y para subirlo de esta tierra a una tierra buena y espaciosa; a una tierra soberano del universo, lejano e inaccesible, abrumador por el peso de su
que mana leche y miel»... gloria. Es el Dios creador, que aparece en el primer capítulo del Génesis.
59. Jer 1, 14-16: «Y me dijo del Señor: Es que desde el norte se ini- Por supuesto que estas líneas teológicas están entremezcladas a lo largo
ciará el desastre sobre todos los moradores de esta tierra... contra todas del antiguo testamento, pero resulta interesante descubrir sus dos aspec-
las ciudades de Judá, a las que yo sentenciaré por toda su malicia: por tos esenciales. El pueblo de Israel comprendió primero que Yahvé era su
haberme dejado a mí para ofrecer incienso a otros dioses»; cf. Jer 4, 5 ss.; Dios, por las intervenciones históricas en su favor. En un segundo estadio
6, 1 ss.; 8, 4 ss.; 13, 20 ss.; Ez 36, 16-32. En este último pasaje de Eze- de su historia fue entendiendo que Yahvé, su Dios, era más potente que
quiel, se percibe el doble aspecto del juicio divino sobre Israel: el des- los dioses de Egipto y otros pueblos. Finalmente, comprendió que los
tierro, como castigo, y el retorno, fruto de la misericordia y fidelidad del dioses de los otros pueblos no eran dioses; sólo Yahvé era el creador del
Señor. universo, el Dios de todos los pueblos y el dueño de toda la tierra. Es
60. En Ex 6, 2-8, aparece la actividad salvífica del Señor en favor de imprescindible tener en cuenta este progreso teológico para entender mu-
Israel como consecuencia de sus promesas: «Y, ahora, al oír el gemido de chos pasajes del antiguo testamento.
202 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magníficat 203

Isaías exclama fuera de sí: «Santo, santo, santo es el Señor, Dios Juntamente con la alabanza del Señor, María manifiesta su
del universo: llena está toda la tierra de su gloria» (Is 6, 3) 6 : : . alegría en Dios, su Salvador. Tanto la alabanza como la explosión
Este título de Dios, en su devenir histórico, se fue haciendo de gozo en el alma de María tiene una misma causa: «porque
más familiar y cercano. Así se acuñó la expresión «El santo de Dios se ha fijado en la insignificancia de su esclava». Esta razón,
Israel», que expresa maravillosamente la síntesis entre la tras- unida a la del v. 49a: «porque el Poderoso ha hecho en mi favor
cendencia e inmanencia de Dios: el que era inasequible, por le- grandes cosas», nos ponen en la pista del porqué de tanta ale-
jano y trascendente, está en medio de su pueblo para guiarlo y gría y de la imperiosa necesidad de la alabanza divina. Se trata
protegerlo, porque se ha hecho cercano 64 . de la alegría de los tiempos mesiánicos, expresada ya en la anun-
En el Magníficat debe ser interpretado en este último sentido ciación ( 1 , 28) y celebrada como característica esencial de la era
de cercanía, ya que está unido al v. 50, donde se afirma que su mesiánica a lo largo del antiguo testamento 8fi. Se trata, pues, de
misericordia ha actuado generación tras generación. En su con- la alegría por la presencia del Mesías en nuestra historia, en el
junto, pues, estos títulos divinos, aunque miran directamente a seno de María ( 1 , 31 ss.; 1, 43).
la situación histórica de María como madre del Mesías, conservan El gozo de María es inmenso, porque Dios ha mirado su «re-
el frescor de su relación con las promesas hechas a los patriarcas levancia para hacena madre del Mesías. Si los tiempos mesiánicos
y su gradual realización histórica. llevan en su seno la alegría como nota esencial; si el anuncio de
El trasfondo de la actividad divina en favor de María sigue estos tiempos por los profetas despierta en el pueblo de Israel
siendo la actividad histórica en favor de Israel. La acumulación la alegría y la esperanza; si la presencia del Mesías en el seno
de títulos divinos relacionados con las promesas y su cumplimien- de María arranca la fórmula de la bendición mesiánica de los la-
to en favor de Israel, da nuevamente pie para afirmar que María, bios de Isabel (v. 42) y hace saltar de gozo a la criatura en su
al recoger la gran promesa hedha a Abrahán y a los patriarcas seno (vv. 41.44) se puede imaginar la hondura de Ja alegría en el
(vv. 54-55), está personificando a todo el pueblo de Israel. alma de María, al saberse madre del Mesías por pura benevolen-
cia divina. María intuye, sin duda, su papel irrepetible en la his-
b) Perspectiva mariológica del Magníficat toria de la salvación; sabe que está recogiendo la alegría de todas
las generaciones anteriores y que esta alegría centuplicada se va a
La perspectiva mariológica del Magníficat es sobria y gran- perpetuar en su Hijo e7 .
diosa al mismo tiempo. No es casual que María empiece el cán- Una vez más aparece María personificando, bajo este punto de
tico alabando a Dios, proclamando su grandeza. La alabanza y la vista, a Israel. Es decir, María vive en solidaridad plena con su
acción de gracias, aspectos cercanos y complementarios constitu- pueblo. Por ser parte suya, recoge su alegría y esperanza secular,
yen la dimensión esencial de la verdadera oración para el creyen-
te 65 .
mesiánica. Cf. asimismo, Rom 1, 8.21; 16, 25-27; 1 Cor 1, 4; 2 Cor 1, 3;
Ef 1, 3; 5, 18-20; Flp 1, 3; Col 3, 16; 1 Pe 1, 3.
63. Cf. Hab 1, 12; 3, 3; Job 6, 10; Prov 9, 10; 30, 3; Jos 24, 19; 66. Ya hace tiempo que S. Lyonnet puso de manifiesto que el saludo
1 Re 6, 20. del ángel a María no era un saludo banal o una fórmula de cortesía, sino
64. Isaías y, sobre todo, el segundo Isaías, utilizan esta expresión con que expresaba la alegría mesiánica. Tal es la interpretación de Sof 3, 14;
mucha frecuencia; cf., entre otros pasajes, Is 1, 4; 5, 19.24; 10, 17.20; Jl 2, 21; Zac 9, 9; S. Lyonnet, «Chaire, kecharitómené»: Bi 20 (1939)
40, 14.16.20; 41, 20; 43, 3.14.15. 131-Í41; 'cf. también Is 51, 3; 65, 18-19.
65. Jesús, en la solemne oración de la última cena, glorifica, ante 67. Lucas ha entendido que la alegría por la presencia del Mesías y
todo, al Padre (Jn 17, 1.4). Para Juan !a gloria de Jesús y la del Padre su mensaje es algo esencial y como un signo de su autenticidad. Por eso
son una misma cosa (Jn 12, 28 y 13, 31). La oración más solemne de destaca este aspecto reiteradamente en su obra: el ángel anuncia a Zaca-
Jesús en los sinópticos es también de alabanza: Le 10, 21-22; Mt 11, 25-27, rías la grandísima alegría para él y para muchos por el nacimiento de
y la primera petición de la oración que Jesús enseña a sus discípulos tiene Juan, en su calidad de precursor del Mesías (1, 14); en el nacimiento del
ese mismo cariz: «Padre, santificado sea tu nombre» (Le 11, 2; Mt 6, 9). Mesías, el primer mensaje celeste es una gran alegría (2, 10; cf. Mt 2, 10;
El evangelio de Lucas termina con esta afirmación: «Ellos (los discípulos Jn 3, 29). Lucas, que abre su evangelio con el anuncio de la alegría me-
de Jesús) se volvieron a Jerusalén llenos de alegría. Y se pasaban el día siánica, lo cierra también con la alegría de haber constatado la glorifica-
en el templo bendiciendo a Dios» (Le 24, 52-53). Son precisamente los ción del Mesías: «Ellos se postraron ante él (Jesús) y se volvieron a
dos temas con que comienza el Magníficat: la alabanza divina y la alegría Jerusalén, llenos de alegría» (Le 24, 52).
¿vt Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magníficat 205

transformando estas promesas en realidad mesiánica. Devuelve do a la gente sencilla como destinatarios de su revelación, nos
con creces al pueblo lo que de él ha recibido. Su condición de introduce en un tema fundamental del Magníficat y de toda la
creyente, por ser fe auténtica, no la lleva a un aislamiento ni a historia de salvación. Se ha discutido mucho sobre el significado
un comportamiento individualista. Ha recibido la fe en medio de del término tapeinósis en el v. 48a 70. ¿Qué significado tiene, en
su pueblo y le devuelve, incrementado hasta el infinito, el fruto realidad, este vocablo en labios de María?
más precioso de su fe, el Mesías: «Alquí está la esclava del Señor; Ante todo, 'hay que afirmar, sin ambages, que tapeinósis no se
cúmplase en mí lo que has dicho» ( 1 , 38). refiere a la humildad de María, expresando así su actitud interna
María, como todo creyente, recibe y transmite, como en un de carácter moral. Este término, utilizado frecuentemente en los
flujo y reflujo, los bienes mesiánicos que, en última instancia, son LXX, no expresa la humildad, como actitud interna, frente a una
un don gratuito de Dios. Su condición de madre del Mesías la determinada situación 71, sino que está en conexión con una si-
destaca de manera preeminente, pero no deja de ser una creyente tuación exterior de miseria, sufrimiento, impotencia, debilidad1,
más en medio de su 'pueblo. La dimensión de la fe verdadera es pequenez, esclavitud, falta de influjo en la sociedad, etc. 72. María
comunitaria, aunque no anule, por supuesto, la respuesta y com- pertenece, sin duda, a las bajas capas sociales de su pueblo, a
promiso personal de cada creyente. ese estamento que no tiene voz ni influjo social o político 73. For-
Por último, en María brota espontánea la alabanza de Dios, ma parte de los pobres de Yahvé, y comparte con su pueblo to-
'porque se sabe pequeña, insignificante, esclava del Señor ( 1 , 38 das las 'penalidades ique derivan de una situación político-social de
y 1, 48a). Comprende que sólo e'í poder de Dios (dynatos, el Po- dependencia 74.
deroso, v. 49a) ha podido hacer cosas tan grandes en su favor y La visión sobre los pobres y la pobreza ha sido muy cambian-
en favor del pueblo, a partir de tanta indigencia y pequenez (vv. te en el antiguo testamento. Ante todo, la pobreza voluntaria
48a.49a) 68 . También de labios de Jesús brota espontáneamente (como elección personal) es desconocida en este período de sal-
la alabanza a su Padre por haber escogido a la gente sencilla como vación. El factor histórico es determinante. Cuando Israel fue
destinatarios de su mensaje: elegido por Dios como su pueblo, estaba tiranizado por Egipto,
pueblo de refinada cultura. En este estadio, la situación de las
Bendito seas Dios, Padre, Señor de cielo y tierra, porque si has ocul- tribus de Israel era, no ya de pobreza, sino de la más abyecta mi-
tado estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la seria, de verdadera esclavitud. Por otra parte, la promesa de libe-
gente sencilla. Sí, Padre, bendito seas, por haberte parecido eso ración va unida a la promesa de una tierra rica y fértil, «donde
bien 69 . mana leche y miel» (Ex 3, 8). Constituido ya pueblo de Dios, Is-
rael se compromete a guardar los mandamientos (señal del pacto
entre Dios y el pueblo) y así recibirá en heredad esta tierra don-
c) Significado de tapeinósis ( 1 , 48a) de no se carece de nada (Dt 8, 1-2.7-10). En este contexto no
El paralelismo entre el cántico de alabanza que María entona
a Dios, su Salvador, a causa de su pequenez (1, 46-48a) y el gri- 70. Cf. L. F. Rivera, El concepto «tapeinos» en el Magníficat: RevBib
(Argentina) 20 (1958) 70-72; R. Sohnackenburg, o. c, 342-357, sobre todo
to espontáneo de alabanza de Jesús a su Padre, por haber escogi- 344 ss.; P. Schmidt, María in der Sicht des Magníficat: Geist und Leben
46 (1973) 417-430, sobre todo, 425 ss.; Grundinann, «Tapeinos», «tapei-
68. En el texto griego se percibe con claridad el paralelismo intencio- nósis», etc., en TWNT, 1-27, sobre todo, 15 ss.; R. Leivestad, «Tapeinos»-
nado entre «proclamar la alabanza» (tnegalynei) y «las cosas grandes» «tapeinophrón»: NT 8 (1966) 36-47.
(megala), al emplear dos palabras de la misma raíz. También se adivina 71. Tal es la visión de R. Leivestad, o. c, 39 ss., contra la opinión
el paralelismo entre el Poderoso (dynatos, v. 49a) y el verbo de la misma de Grundmann, o. c, 6 y 36 ss.
raíz n-dynateó, al afirmar el ángel que «para Dios no hay nada imposible» 72. R. Schnackenburg, o. c, 345-346. afirma que «tapeinósis traduce
n , 37). habitualmente al hebreo 'ont, que señala una necesidad concreta y apun-
69. Le 10, 21. El paralelismo con el Magníficat parece innegable, tan- ta a la miseria, postración, sufrimiento, esclavitud».
to más que sólo Lucas une a este motivo el tema de la alegría con el mis- 73. Ibid., 346-347. El cuadro del nacimiento de Jesús confirma ple-
mo verbo del Magníficat: agalliaomai: «En aquel momento, con la alegría namente esta interpretación (Le 2, 1-20).
del Espíritu santo» (Le 10, 21); Mt 11, 25-27 no hace alusión al tema de 74. G. Leonardi, o. c, 180; P. Schmidt, o. c, 425 ss., habla de los
la alegría. «realmente pobres»; R. Schnackenburg, o. c, 345 ss.
206 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magníficat 207

extraña que -la pobreza e indigencia sean presentadas frecuente- El contexto inmediato del término tapeinósis apunta también
mente como amenaza y castigo por el ipecado (cf. Dt 28, 49-53). en esta misma dirección. La pequenez de María está determinada
Es decir, el pobre es pecador; ha sido castigado por Dios (se tar- por el genitivo de su esclava, que esclarece y confirma la doble
da en superar esta mentalidad, por la honda raíz papular que vertiente de tapeinósis. Así como este término encierra una pobre-
comportaba, por la falta de visión ultraterrena y por el carácter za social en conexión con una profunda actitud religiosa de con-
privilegiado e intocable de las clases dirigentes [en el campo po- fianza en el Señor, de la misma forma el vocablo esclava encierra
lítico y religioso]. El libro de Job se alzará como un fuerte dique estas dos vertientes: en el terreno sociowpolítieo el esclavo carece
contra esta mentalidad). El profetismo contribuye poderosamente de todo derecho y queda a merced de la voluntad o capricho de
a la superación de este concepto religioso primitivo, hábilmente su Señor. En el terreno religioso significa una entrega total y ab-
alimentado por las clases dirigentes. Los libros sapienciales, en soluta en manos del Señor, es decir, total confianza y profunda re-
su conjunto, apoyarán la nueva visión prof ética: el pobre puede giosidad.
ser virtuoso y el rico pecador, ya que la pobreza y miseria es casi Por otra parte, la pequenez de su esclava está en contraposición
siempre consecuencia de la injusticia y opresión. Esta pobreza es, con las maravillas realizadas por el Poderoso (v. 49a), verdadero
pues, un mal social, reprobado por Dios (cf. Is 1, 10-20; 10, 1-2; motivo de la glorificación de María generación tras generación (v.
29, 13-14; 58, 1-8; Am 5, 21 ss.; Os 6, 6; Miq 6, 5-8; Zac 7, 48b). Es decir, descubrimos una gran desproporción entre la con-
4-6; 1 Sam 15, 22; 1 Re 2 1 , 17-19). Es más, son los mismos dición de María (socio-politico-religiosa), y las maravillas que el
profetas los que dan al término pobre un significado más rico y Poderoso ha obrado en su favor. Esta desproporción es una cons-
completo. Se dan cuenta de que entre los pobres hay una actitud tante en la historia de la salvación.
radicalmente más religiosa. De forma general, aunque no total y
absoluta, se afirma que los pobres y desvalidos son piadosos, pro- d) Dios exalta a los insignificantes ( 1 , 51-53)
fundamente religiosos, confían en el Señor (concepto religioso de
Los vv. 51-53 son una confirmación de la actividad histórico-
pobre: pobres de Yahvé). Estos ¡pobres se identifican con el pue-
salvífica de Dios en este mismo sentido 7B, ya que elevan a categoría
blo (Is 3, 14-15); esta identificación es importante en el segundo
de principio la actividad de Dios para con María.
Isaías: el pueblo en el destierro son los pobres que confían y
Ante la exclamación de María, «Dios exalta a los insignifican-
reciben el socorro d e Yahvé (Is 40, 27-31; 49, 14-15; 54,8).
tes» (v. 52b), en oposición a «derriba del trono a los 'poderosos»
En este mismo sentido, los pobres se van identificando con el
(v. 52a), comienzan a desfilar ante nuestros ojos, como en cinta
«resto» de Israel (Sof 3, 11-13). Así pues, la pobreza social se
cinematográfica, tantos personajes bíblicos, auténticos pilares en la
va uniendo a una actitud religiosa profunda de confianza en el
historia de la salvación, escogidos y enviados por Dios para des-
Señor. Los ricos, por el contrario, son injustos y arrogantes; no
arrollar una actividad salvífica totalmente desproporcionada con
tienen profundidad religiosa; confían sólo en su poder y riqueza
sus posibilidades humanas.
(Sal 20, 8). A lo largo del Sal 37 el pobre aparece como sinónimo
Así Abrahán, nacido de padres idólatras (Jos 24, 2), es elegido
de religioso, piadoso, honrado; ai rico, por el contrario, se le lla-
por Dios para ser padre de un gran pueblo de creyentes: «Yo tomé a
ma injusto, malhechor, opresor, malvado. La pobreza social apa-
vuestro Padre Abrahán del otro lado del río y le hice recorrer toda
rece, pues, en el antiguo testamento como una especie de tram-
la tierra de Canaán, multipliqué su descendencia y le di por hijo
polín para alcanzar una profunda religiosidad. De hecho la al-
a Isaac». ¡Un pagano escogido por Dios para ser padre de creyentes!
canzan los que, sin quererlo, se ven sumergidos en la pobreza.
¡Un peregrino errante, convertido en padre del pueblo hebreo! Se
Pero la pobreza no se desea, no se elige voluntariamente. Su elec-
ción voluntaria será una característica del reino de Jesús: «Di-
chosos los que eligen ser pobres, porque ésos tienen a Dios por 75. Téngase en cuenta que la palabra clave para indicar la condición
rey» (Mt 5, 3). La tapeinósis (Le 1, 48), en labios de María, hace de María, tapeinósis (v. 48a) se aplica, como adjetivo, a toda una clase de
referencia a su condición social de pobre, unida a una profunda gente irrelevante, pobre, sin prestigio ni influjo, tapeinous (v. 52b) que
han jalonado la historia de la salvación y que, por la actividad divina,
religiosidad manifestada en su inquebrantable fe y confianza en absolutamente gratuita, se han convertido en personajes importantes, ver-
el Señor (Le 1, 38). daderos antepasados de María.
208 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magnifioat 209

percibe la ironía: ¡las leyes históricas no coinciden pura y simple- Dos personajes, cuyas vidas se entrelazaron dramáticamente,
mente con las de la historia de la salvación! aparecen también como trasfondo de Le 1, 52: «derriba del trono
Dios colma la desproporción de los instrumentos que elige. La a los poderosos y exalta a los insignificantes». Se trata de la elección
desproporción es mayor, si cabe, ante el genocidio del pueblo he- de David y del rechazo de Saúl. Los hijos de Jesé van defilando
breo, decretado por el faraón en Egipto ('Ex 1, 22). Humanamente, uno tras otro ante Samuel, 'pero ninguno es el elegido (1 Sam 16,
el desastre es irremediable, pero «para Dios no hay nada imposible» 4 ss.).
(Gen 18, 14). Los israelitas claman al Señor desde su esclavitud y Ante la pregunta de Samuel, «¿no quedan ya más muchachos?»,
Dios suscita como libertador a Moisés, a quien ellos habían recha- Jesé le responde: «todavía falta el más pequeño, que está guardan-
zado (Ex 2, 1 4 ) 7 e . El motivo de la liberación de los israelitas es la do el rebaño» (1 Sam 16, 11). Este es David, el elegido por Dios.
opresión y el sufrimiento del pueblo, así como su clamor a Y a h v é 7 7 . Saúl es rechazado por desobediencia a Yahvé (1 Sam 15, 10 ss.), por
Que no hay proporción entre la elección de Moisés, exiliado en Ma- anteponer sus propios proyectos al plan de D i o s 8 0 .
dián, «forastero en tierra extraña» (Ex 2, 22) y la tarea de libera- La elección de estos personajes por parte de Dios tiene un tras-
ción del pueblo que Dios le encomienda, está claro por su misma fondo común: están radicalmente incapacitados para llevar a cabo la
extrañeza: «¿Quién soy yo para ir al faraón y sacar a los israelitas misión que Dios les confía. Abrahán es de origen pagano y se en-
de Egipto?» (Ex 3, 11). La actitud de Moisés rehusando el man- cuentra como peregrino en la tierra que Dios le promete como he-
dato de Dios raya en la temeridad (Ex 4, 1 ss.); sus disculpas pro- rencia. Los israelitas gimen en la más espantosa esclavitud, fruto de
vocan la ira de Yahvé contra él: «Entonces se encendió la ira la opresión de los egipcios. Moisés, llamado a liberarlos, ha sido
de Yahvé contra Moisés» (Ex 4, 14). Una vez más, Dios salva la rechazado por ellos, se encuentra como forastero en Madián y es
desproporción: «Yo estaré contigo» (Ex 3, 1 2 ) 7 8 . torpe de palabra. Jeremías es todavía un muchacho y aparece asus-
El caso del profeta Jeremías es paralelo al de Moisées. El pro- tado ante la misión que Yahvé le quiere confiar. David, el último
feta, al ser elegido por Yahvé, se asusta ante lo imposible de su de sus hermanos, es elegido por el 'Señor, confundiendo así la arro-
misión y rdhúsa llevarla a cabo: «¡Ah, Señor Yahvé! ¡Mira que no gancia y la envidia de Saúl 81 .
sé expresarme, que soy un muchacho!» (Jer 1, 6 ) 7 8 . La respuesta Es decir, en momentos históricos trascendentales para la cons-
del Señor es fulgurante: «No digas 'soy un muchacho', pues adon- titución y liberación del pueblo de Israel, Dios escoge personas ra-
de yo te envíe, irás, y todo lo que te imande, dirás. N o les tengas dicalmente incapacitadas para tan ardua tarea, pero salva esta des-
miedo. Estoy contigo para salivarte» (Jer 1, 7 ss.). De nuevo Dios proporción con su presencia histórica y su actividad salvífica.
salva la desproporción. La misión profética de Jeremías, el profeta Tal fue también el caso de diversas mujeres del antiguo testa-
que no quiso serlo, tan preñada de dificultades, tan inhumana y mento que vivieron el oprobio de su esterilidad. Este titulo de total
trágica, tiene una única explicación posible: Dios es el baluarte del indigencia atrajo sobre ellas la misericordia del Señor, concediéndo-
profeta. Todo su quehacer profético (palabras y actividad) dejan les un hijo, personaje importante en la historia de la salvación y
traslucir la acción salvífica de Dios. consuelo en su ancianidad 82 . Esta actividad de Dios respecto a los
pobres, humildes, abatidos, insignificantes, etc., es anunciada tam-
bién repetidamente, sin referencia a ningún personaje concreto 83 .
76. El rechazo de Moisés por el pueblo es tan significativo, que sirve
de motivo para que Lucas establezca la tipología entre Moisés y Jesús, am- 80. El comienzo de esta sección del Magníficat se adapta perfecta-
bos rechazados por el pueblo, pero acreditados por Dios; cf. Hech 7 27- mente a esta situación histórica: «su brazo interviene con fuerza, desbarata
28; 7, 35-40.50-53. los planes de los arrogantes».
77. Se trata de una situación histórica con una dimensión sociopolítica 81. Cf. 1 Sam 18, 6 ss.; 19, 8-10; 20, 17 ss.; 22, 17 ss.; 23, 19 ss.
opresiva para las tribus de Israel que gemían en la esclavitud. Dios, por 82. Gen 18, 10-15: promesa de un hijo para Sara, siendo ya de edad
su actividad, va a liberar al pueblo de este estado de postración, convir- avanzada; Jue 13, 2 ss.: anuncio del nacimiento de Sansón a la mujer de
tiéndolo en pueblo libre. Manóaj; 1 Sam 1, 9 ss.: Ana concibe a Samuel en su ancianidad por favor
78. Cf. a este respecto, Ex 3, 19-20; 4, 1-17. de Yahvé; Le 1, 5 ss.: Isabel concibe a Juan Bautista. Zacarías, Isabel y
79. El paralelismo con la escena de la misión de Moisés es manifies- Juan Bautista son considerados por Lucas como los últimos personajes de
to (Ex 4, 1 ss.); cf. sobre todo, Ex 4, 10 ss.: «Dijo Moisés a Yahvé: '¡Por la antigua alianza.
favor, Señor, yo no he sido nunca hombre de palabra fácil... sino que soy 83. Cf. Is 40, 28-31; 41, 8-10.17-20; 57, 15; 58, 1-8; 61, 1-3 (cf. Le
torpe de boca y de lengua!'»... 4, 16 ss.).
210 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magníficat 211

Existe, -por otra parte, una verdadera teología de la historia. abundancia (Le 1, 51-53) y hermandad, donde el único rey y Padre
Israel sabe muy bien que Yahvé es no sólo su propio creador 84, sea Dios mismo. Como se esperaba, se trata de un cambio en el cur-
sino también el dueño del cosmos 85 , el Dios de todos los pue- so de la historia, el comienzo de una sociedad humana diferente» 9,s.
blos 86. Por eso, y a pesar de ser un pueblo insignificante, ve caer Esta perspectiva global del antiguo testamento nos ayuda a rea-
a su derecha y a su izquierda imperios poderosos y arrogantes que firmar una teología de la historia que encierra, a grandes rasgos, lo
lo amenazaban a muerte y que parecían desafiar el embate de los que hemos detectado en diversos personajes de Israel. Lo alto, lo
tiempos: Egipto 8T, Asiría 8S, Babilonia 89, Tiro 9 0 , ¡Persia 91 y Gre- arrogante y prepotente es abatido irremediablemente por Dios; lo
cia 92, entre otros. Israel, por el contrario, recibe la promesa de un pequeño, lo insignificante, lo inseguro es exaltado por la 'potencia
reinado eterno, en la descendencia de David. divina. Esta ley se manifiesta como una verdadera constante a lo
Jesús, desde el momento de su concepción, aparece como el Me- largo de la historia de Israel y es, sin duda, el trasfondo que explica
sías en quien se cumple la profecía de Natán: «El Señor Dios le la actividad de Dios en favor de María, dada su insignificancia, su
dará el trono de David su antepasado; reinará para siempre en la indigencia y su confianza en el Señor.
casa de Jacob y su reinado no tendrá fin» (Le 1, 32-33). Su misión
pública avala esta interpretación, ya que se presenta como el profeta e) El Magníficat y la actividad liberadora de Jesús
del reinado de Dios (Me 1, 14-15; Le 4, 43); Jesús no viene a se-
ñalar un espacio geográfico a su reinado, ni lo presenta como una María no sólo recoge la actuación divina perpetuada a lo largo
reforma de los reinos existentes. Su reinado constituye una alter- de la historia de Israel, sino que, partiendo de su experiencia per-
nativa radical a esos reinos, cuyos pilares son el dinero, el 'poder y sonal, proclama que ésta va a ser una característica esencial de los
el prestigio, y que siembran el odio y la injusticia por doquier. El tiempos mesiánicos, inaugurados por la irrupción de Jesús en su
mensaje de Jesús es, por el contrario, «una época de igualdad, seno.
Las vv. 51-53 del Magníficat preludian, en efecto, y encierran
ya en germen el programa de Jesús y el carácter específico de su ac-
84. Is 41, 8 ss.; 42, 1 ss.; 43, 1 ss.; 44, 1 ss. tividad salvífica H4. Es decir, María en el Magníficat proclama no
85. Is 40, 12 ss.; 40, 21 ss.; 42, 5; 43, 1; 44, 24; 45, 9-12.18. sólo una actividad constante de Dios en el antiguo testamento,
86. Is 40, 25; 41, 21-29; 43, 10-13; 44, 6-8; 45, 5-7.14-22; 46, 5-7.9; concretada en su elección como madre del Mesías -por benevolencia
48, 11.
87. En relación con Egipto, a lo largo de la lectura del Éxodo se
hace transparente la arrogancia y obstinación del faraón, que se estrella
contra la actividad de Yahvé; cf. Ex 5, 2; 6, 13; 7, 22.23; 8, 11.28; 9, 7. 93. J. Mateos, Nuevo testamento, Madrid 1975, 26.
12.35; 10, 20.27-28; 11, 10; 14, 5 ss.; el cántico triunfal de Moisés e Is- 94. Jesús presenta el programa de su actividad salvífica en Le 4, 18-19.
rael (Ex 15, 1 ss.) da, a manera de resumen, el sentido de los pasajes an- El resto del evangelio no hace sino confirmar este discurso programático,
teriores: Dios exalta a los oprimidos y abate a los arrogantes y prepoten- donde Jesús ofrece una liberación total al hombre histórico. Las bienaven-
tes, cf. Jer 46, 2-26; Ez 29-30. turanzas, los discípulos de Juan Bautista enviados a Jesús, diversas pará-
88. Is 10, 5-19 anuncia al rey de Asiria (probablemente Senaquerib) bolas y logia salidas de su boca, ofrecen la misma perspectiva: Jesús ha
devastación y exterminio, a causa del «engreimiento del rey de Asur y el venido a liberar al hombre oprimido y explotado. Está de pane del pobre,
orgullo altivo de sus ojos» (Is 10, 12). del marginado por la sociedad. Le ofrece una salvación total, que comien-
89. Is 13, 1-22, oráculo contra Babilonia; cf., sobre todo, la profunda za aquí y ahora y que no es sino el anticipo de la salvación definitiva,
ironía de los vv. 19-22; Is 21, 1-10; 47, 1-15; Jer 50, 1-32 (cf., sobre sellada con su propia victoria sobre la muerte. De momento dejo pen-
todo, los vv. 29-32, donde se alude expresamente al pecado de orgullo de diente este tema de excepcional importancia. Lo desarrollaré en profundi-
Babilonia); Jer 51, 41-43; Dan 2, 31-45; 5, 17-30 (vv. 20 ss.: «... pero dad al comentar la perícopa del nacimiento de Jesús, y, más en concreto
habiéndose engreído su corazón y obstinado su espíritu hasta la arrogan- Le 2, 10-12. Existe, en efecto, como veremos, un marcado paralelismo en-
cia, fue depuesto de su trono real y se le quitó la gloria»...). tre Le 2, 10-12 y el discurso programático de Jesús en Nazaret: el verbo
90. Is 23, 1-18 (vv. 7-9: «¿Es éste vuestro emporio arrogante de evangelizar (euaggelizó), 2, 10 y 4, 18; el título Salvador, aplicado a Jesús
remota antigüedad?... ¿quién ha planeado esto contra Tiro la coronada?... en 2, 11, y al que corresponde su programa salvífico en 4, 18-19; en am-
Es Yahvé Sebaot quien ha planeado profanar el orgullo de toda su mag- bos pasajes se señala con el mismo término hoy (sémeron) el comienzo
nificencia y envilece a todos los nobles de la tierra»); Ez 26, 1-21 (cf., de una etapa definitiva de salvación; el hecho de que en las dos escenas
sobre todo, vv. 2-5.14.15-17); 27, 1-36; 28, 1-19. se trata del mensaje de Dios en torno a Jesús; los destinatarios del mensaje
91. Dan 11, 2-3. y de la actividad salvífica de Jesús en ambos relatos son los pobres, los
92. Dan 11, 4. marginados, la gente sencilla.
212 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magníficat 213

de Dios para con ella 9B, proclama, sobre todo, de manera profétiea comunidad prefiere al rico, al poderoso y menosprecia al pobre, al
que la misión de Jesús seguirá esta misma línea. Al ser un anticipo débil e indefenso, olvidando que la afrenta a los pobres de la comu-
del programa de jesús, pone de manifiesto que los destinatarios de nidad es afrenta a Dios y a su mensaje y constituye una discrimina-
su misión liberadora son, ante todo, los pobres, los oprimidos, los ción pecaminosa. Por el contrario, la práctica de este mensaje es el
marginados 96 . único signo de que la religión es auténtica: «Religión pura y sin ta-
Hay otra línea evangélica, íntimamente relacionada con esta cha a los ojos de Dios Padre es ésta: mirar por los huérfanos y las
sección del Magníficat (1, 51-53) y con el programa de Jesús (4, viudas en sus apuros y no dejarse contaminar por el mundo» (Sant
18-19). Se trata de la predilección de Dios por la gente sencilla, por 1, 27) 9 7 .
lo débil e impotente, en contraposición con los sabios y poderosos Juan confirma con una ironía que raya en el sarcasmo este de-
de este mundo. Pablo, en 1 Cor 1, 26-29, expresa magistralmente signio de Dios, dé hacer trasparente su mensaje a la gente sencilla,
este designio de Dios: mientras permanece opaco para los grandes de este mundo. Tras una
discusión entre la gente sobre quién era Jesús (Jn 7, 37-44), los
Y si no, hermanos, fijaos a quiénes os llamó Dios: no a muchos in- guardias del templo regresaron a sus jefes con las manos vacías
telectuales, ni a muchos poderosos, ni a muchos de buena familia; to- (v. 45). Los jefes les preguntaron:
do lo contrario: lo necio del mundo se lo escogió Dios para humillar a
los sabios; y lo débil del mundo se lo escogió Dios para humillar a «¿Se puede saber por qué no lo habéis traído?».
lo fuerte; y lo plebeyo del mundo, lo despreciado, se lo escogió Dios: Los guardias contestaron: «Nadie ha hablado nunca como ese hom-
lo que no existe, para anular a lo que existe, de modo que ningún bre».
mortal pueda engallarse ante Dios. Replicaron los fariseos: «¿También vosotros os habéis dejado embau-
car? ¿Es que uno sólo de los jefes ha creído en él o un sólo fariseo?
La carta de Santiago conserva y transmite la misma perspectiva: No, y esa plebe, que no entiende de la ley, está maldita» (Jn 7, 45-
Escuchad, queridos hermanos, ¿no fue Dios quien escogió a los que 49)9 8 .
son pobres a los ojos del mundo para que fueran ricos de fe y here-
deros del reino que él prometió a los que lo aman? Vosotros, en Las sentencias evangélicas sobre los niños y los que son como
cambio, habéis afrentado al pobre (Sant 2, 5-6). ellos, confirman la línea de predilección de Jesús por los pobres, la
gente sencilla, los débiles de este mundo 99 .
Es decir, la comunidad se ha desviado gravemente al no seguir, La primera sentencia: «dejad que se me acerquen los niños y
como auténtica comunidad de creyentes, los criterios de Dios. La no se lo impidáis, porque los que son como ellos tienen a Dios por
rey» (Le 18, 16 y Me 10, 14), ofrece un excélente paralelismo con
95. Parece oportuno recordar aquí que los seis aoristos que encierran la primera bienaventuranza: «Dichosos vosotros los pobres, porque
los vv. 51-53, responden a otros tantos perfectos hebreos, cuya traducción
y matices son muy variados. El contexto juega siempre un papel funda-
mental. Aquí se trata de una conducta constante de Dios para con su pue- 97. «Huérfanos y viudas», además de gente sencilla, representan a los
blo; esta actividad divina se actualiza en María y queda abierta al futuro indefensos, desposeídos y oprimidos por los ricos y poderosos; cf. Ex 22,
como programa de Jesús. Como dice G. Leonardi, o. c, 181, «son aoristos 21-23; Dt 27, 19; Sal 68, 6; Is 1, 17.
gnómicos: expresan lo que Dios hace en todos los tiempos». Hay, podría- 98. La parte más irónica es la maldición de la plebe por no entender
mos decir, un trasvase de la actividad de Dios en Jesús. de la ley Mientras la plebe entra en el reinado de Dios al crecer en Jesús,
96. Es interesante constatar que en el Magníficat, las bienaventuran- ellos, aferrados a su ley, quedan al margen de dicho reinado. Mateo declara
zas y las maldiciones contra los ricos, hay una terminología semejante. Los insuficiente la minuciosa observancia de la ley por los letrados y fariseos
ricos son designados con palabras de la misma raíz: ploutountas (de plou- para entrar en el reino de Dios (Mt 5, 20); viene también a la mente el pasaje
teó en el Magníficat (Le 1, 53 b) y plousios (también de plonteó) en la de Le 7, 29-30: «El pueblo entero que escuchaba a Juan, incluso los recau-
maldición correspondiente a la bienaventuranza de los pobres (Le 6, 24); dadores, dieron la razón a Dios recibiendo su bautismo; en cambio, los fa-
por otra parte, el Magníficat para los hambrientos utiliza el término riseos y los juristas frustraron el designio de Dios al rehusar su bautismo».
peínóntas (de peinad, 1, 53a); la segunda bienaventuranza emplea el mis- 99. Los textos son Me 10, 14 y par.; Me 10, 15 y par.; Le 10, 21 y
mo vocablo peinantes (6, 21a). Es decir, en la parte central del Magníficat par.; cf. J. Dupont, Les beatitudes I I , París 1969, 151-218. Dado que el
(1, 51-53) por un lado, y en las bienaventunanzas y maldiciones, por otro, estudio de J. Dupont es exhaustivo, lo seguiré muy de cerca en las si-
encontramos los mismos temas y las mismas oposiciones. guientes páginas.
214 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magníficat 215

tenéis a Dios por rey». Los que son como los niños, son, pues, compartir con ellos esta benevolencia, los adultos tienen que hacerse
los pobres, los insignificantes, los indefensos, los sin voz y sin in- pequeños, como ellos... Si el anuncio del reino los encuentra con
flujo. Como dice J. Dupont: tales disposiciones, ellos podrán también entrar en el reino con los
pequeños, que son los protegidos del gran rey 104 .
Las preferencias de Dios y su solicitud misericordiosa se centran pre-
cisamente en los pequeños, a quienes los hombres consideran indig- Es interesante la conclusión de esta sección. Dupont no sólo
nos de atención. El Altísimo, que aborrece lo que sobresale 10 °, se centra el problema en la predilección de Dios hacia los pequeños,
complace en los pequeños, no en razón de lo que piensan o de la sino que, una vez más, dquipara el problema de éstos al de los
humildad..., sino simplemente porque son lo que son, los pequeños. pobres:
El motivo de esta predilección se encuentra en Dios 101 .
El verdadero fundamento de la promesa no se encuentra, según cree-
Es decir, Dios, por ser todopoderoso es misericordioso hacia el mos, en la práctica de una virtud, sino en la predilección de Dios
pobre, el débil, el indefenso. hacia todo lo que es pequeño, hacia lo que no tiene valor a los ojos
A esta sentencia añaden Lucas y Marcos esta otra: «Os aseguro del mundo: es la predilección que los pobres comparten con los ni-
que quien no acepte el reino de Dios como un niño no entrará en ños i° 5 .
él» (Le 18, 17; Me 10, 15). J. Dupont, que estudia detalladamente
la historia y los paralelos de este logion de Jesús 102 , afirma: Queda por examinar la sentencia de Jesús sobre la revelación
a la gente sencilla:
Si el reino pertenece a los pequeños, no es para recompensar su hu-
mildad, sino a causa de la predilección que tiene Dios a lo que es En aquel momento, con la alegría del Espíritu Santo, exclamó: Ben-
pequeño, endeble, menospreciado. Para compartir el privilegio de los dito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque si has ocultado estas
pequeños, los adultos tienen que hacerse pequeños, abajarse, tenerse en cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla.
nada... porque esta actitud corresponde a lo que podemos saber de las Sí, Padre, bendito seas, por haberte parecido eso bien l o e .
disposiciones de Dios: «Dios se enfrenta con los arrogantes pero es
misericordioso con los indigentes» (tapeinois) (Prov 3, 34; Jue 4, 6; H e dejado de propósito para el final este logion sobre la revela-
1 Pe 5, 5) 1 0 3 . ción del Padre a la gente sencilla, por varios motivos. E n primer
lugar por el empleo de la palabra népioi. Este término, que significa
Páginas más adelante escribe sobre la misima sentencia: generalmente niño, aquí significa gente sencilla, gente del montón,
los que no cuentan a los ojos del mundo. La contraposición con los
Precisando que no se entrará en el reino, si no se acepta como un niño,
sabios y entendidos, no deja lugar a dudas 1 0 '.
el logion parte de un presupuesto: no que los niños acepten el reino
La fuerza de esta sentencia está en su carácter paradójico. Para
como conviene, sino que ellos ciertamente entrarán en él... El reino
los contemporáneos de Jesús, cuya religiosidad se basaba en la ob-
pertenece a los niños... No es su práctica de la humildad la que les
servancia de la ley, todos los privilegios religiosos eran para los
atrae la benevolencia divina, sino simplemente su pequenez. Para
sabios, los doctos, los entendidos. Para ser alguien en este ambiente
había que pertenecer al círculo de los intelectuales. Jesús cambia
100. Cf. Sal 138, 6; Is 57, 15; 66, 2, y el Magníficat, donde la Virgen radicalmente el orden establecido al manifestar que el Padre da a
alaba a Dios porque él «se ha fijado en la insignificancia de su esclava»
(Le 1, 48).
101. o. c. II, 160. 104. Ibid., 180.
102. Ibid., 161-181. 105. Ibid., 181.
103. Ibid., 171. El paralelismo con el Magníficat es manifiesto: «Dios 106. Le 10, 21; Mt 11, 25-26; cf. J. Dupont, o. c, 181-218.
derriba del trono a los poderosos y exalta a los indigentes» (tapeinous), 107. Ibid., 198-204, que es un resumen de su artículo: Les «simples»
Le 1, 52, no sólo con el trasfondo del cántico de Ana (1 Sam 2, 8) sino (petáyim) dans la Bible et a Qumran. Á propos de «népici» de Mt 11, 25;
con la situación de los israelitas en Egipto, que claman al Señor y «Dios Le 10, 21, en Studi sull'oriente e la Bibbia offerti al P. Giovanni Rinaldi,
ha considerado su indigencia» (tapeinósis, Dt 26, 7). Genes 1967, 329-336.
¿10 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magnifioat 2Í7

conocer los secretos del reino a la gente sencilla, sin instrucción, sin S. Légasse escribe acertadamente a este respecto:
nombre, sin influjo WH. Una vez más el evangelio no viene a refor-
Para interpretar la situación privilegiada del pobre en el nuevo testa-
mar, viene a cambiar radicalmente los valores establecidos. El evan-
mento y en el espíritu del Jesús histórico, hace falta adquirir la pers-
gelio es una auténtica alternativa a la religiosidad judía de los tiem-
pectiva de Dios. Los pobres son proclamados dichosos (Mt 5, 3; Le
pos de Jesús.
6, 20), porque Dios ha decidido salvarlos. Pero uno puede pregun-
En segundo lugar, porque en la sentencia se manifiesta de for-
tarse todavía más: el porqué de esta empresa divina. La respuesta
ma explícita la verdadera causa o motivo de esta actitud del Padre
fundamental parece deba encontrarse en pasajes como Le 2, 14; 12,
hacia la gente sencilla. N o se trata de que esta gente sea más hu-
32: Dios ha decidido salvar a los pobres porque los ama, porque se
milde o gane con su manera de ser la benevolencia divina. El pri-
compadece de ellos, porque, como en otro tiempo hacia Efraím depor-
vilegio de la gente sencilla hay que buscarlo, por el contrario, en
tado, se le estremece el corazón y se le revuelven las entrañas (Os 11,
la manera de ser de Dios, en la compasión y misericordia del Padre,
8)... Objeto de la libre eudokia divina, la gente abandonada es aco-
en su benevolencia hacia todo lo que es pobre, simple, pequeño e
gida bajo el cayado del pastor escatológico que, haciendo suyas las
insignificante, hacia lo que no Cuenta como valor en este mundo, ha-
declaraciones del Señor en el antiguo testamento, puede decir, tur-
cia todos ¡los desheredados, hacia lo despreciado por el judaismo en
bado por el peligro y abandono moral de los que lo rodean: «Tengo
tiempo de Jesús 109 . Tal es el sentido de la palabra eudokia (com-
compasión de esta gente», porque tienen hambre y porque se en-
placencia, beneplácito), empleada en el logion de Mateo y de Lu-
cuentran «como rebaño sin pastor» (Me 6, 34 par.; 8, 2 par.) m .

La revelación de los secretos del reino tiene como destinatarios


108. Cf. S. Légasse, La révélation aux «népioi»: RB 67 (1960) 321- a la gente sencilla. Jesús en su discurso programático anuncia que
348; cf. también, Id., Scribes et disciples de Jésus: RB 68 (1961) 502 ss.; su misión está destinada a los 'pobres. En las bienaventuranzas los
W. Grundmann, Die «népioi» in der urchristlichen Pardnese: NTS 5
(1958-1959) 188-205; G. Bertram, «Népios», en TWNT, 913-925. proclama dichosos, porque les pertenece el reino de Dios.
109. En este sentido, estamos en uno de los filones más genuinos y Su misión causa escándalo entre sus contemporáneos y las cla-
más profundos del evangelio. Jesús deja desconcertados a sus contempo- ses dirigentes poique está en comunión con los recaudadores y toda
ráneos al juntarse y comer con los recaudadores (pecadores públicos) y al clase de pecadores, porque pone como modelos de verdadera reli-
declarar que él había venido «a buscar y salvar lo que estaba perdido»
(Le 19, 10 y contexto; cf. 5, 32 y contexto); al dejarse tocar por una pe- giosidad a los samaritanos en contraposición con los judíos, porque
cadora pública (Le 7, 38 ss.); al sostener una conversación en público con ha venido «a buscar y salvar lo que estaba perdido». El reino de
una mujer de esta «calañas (Jn 4, 7 ss., cf., sobre todo el v. 18), que, Dios es de los que son como niños y sólo el que lo acepta como un
para colmo, era samaritana (v. 7); al defender ante una jauría humana
3 una mujer sorprendida en adulterio (Jn 8, 2 ss.). Las parábolas de la niño entra en él.
misericordia (Le 15) apuntan en la misma dirección. En esta misma pers- El tema del reino unifica todos estos matices y nos hace com-
pectiva hay que considerar los pasajes sobre los samaritanos, considerados prender que sus verdaderos destinatarios son los pobres, los opri-
por los judíos contemporáneos de Jesús como gentiles y heréticos; Jesús midos, los desheredados, la gente sencilla, los sin nombre y sin as-
los defiende contra el furor de sus discípulos (Le 9, 51-56); los pone como
modelos del verdadero amor al prójimo en contraposición a la casta sa- cendiente, los que no son nada a líos ojos del mundo, los que son
cerdotal (Le 10, 30 ss.). De los diez leprosos curados por Jesús, sólo el como niños, los 'pecadores, los despreciados. Y ello porque Dios
samaritano vuelve a darle las gracias (Le 17, 16). Podemos medir el al- está hecho así, porque es compasivo y misericordioso, porque ama
cance de esta actitud de Jesús por el insulto que le hacen los dirigentes
judíos: «¿No tenemos razón en decir que eres un samaritano y que estás todo lo que es bajo, pequeño, impotente, insignificante y no puede
loco?» (Jn 8, 48). con lo que descuella, con lo engreído y arrogante. Esta ha sido la
110. J. Dupont, Les beatitudes II, 204-215. En el nuevo testamento
se emplea nueve veces la palabra eudokia y veinte veces el verbo eudokeó,
y casi siempre se refiere a la bondad, misericordia y benevolencia divina E. Vogt, «Fax hominibus bonae voluntatis», Le 2, 14: Bi 34 (1953) 427-
para con los hombres, concorde con la gratuidad de la salvación. Es rele- 429; el verbo eudokeó lo emplea Lucas también con esta significación:
vante, a este respecto, el texto del anuncio angélico: anthrópoi eudokias «Tranquilizaos, rebaño pequeño, que es decisión de vuestro Padre reinar
(Le 2, 14) que hay que traducir por «hombres a quienes Dios ama», «hom- de hecho sobre vosotros» (Le 12, 32); «Tú eres mi Hijo, a quien yo quiero,
bres que han sido objeto de la predilección de Dios»; cf., a este respecto, mi predilecto» (en soi eudokésa, Le 3, 22).
F. Neirynck, L'évangile de Noel selon saint Luc, Bruxelles 1960, 45-51; 111. S. Légasse, Scribes et disciples de Jésus, 503-504.
218 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magníficat 219

línea de su actuación a lo largo del antiguo testamento. Por este vv. 51-53, el aoristo antelabelo es un aoristo gnómico y debe tradu-
mismo motivo elige a María como madre del Mesías y por medio cirse por presente, auxilia. N o es menos cierto que, si Dios socorre
de ella, en el Magníficat, anuncia solemne y profétieamente que a Israel a lo largo de toda su historia, el máximo auxilio que Dios
ésta será la característica esencial de la actuación de Jesús, el pro- concede al pueblo es suscitar al Mesías de su seno. Por eso estos
feta del reino. El que descubra este designio de Dios en Jesús, ha versículos enlazan directamente con la perícopa de la anunciación
encontrado una de las margaritas más preciosas del evangelio l i a . ( 1 , 26-38).
Terminadas estas reflexiones, como trasfondo y proyección del La conexión entre los w . 54 y 5 5 , a través del tema de «la
Magníficat, posiblemente sonará con nuevo acento y mayor cla- misericordia (eleous)... en favor de Abralhán y su descendencia por
ridad en los oídos dei lector esta sección central, precedida por siempre», abarca todas las generaciones de creyentes desde Abra-
el comienzo del himno: hán hasta Jesús l l s , y en éste se perpetúa por siempre n i . El v.
55a: «como lo había prometido a nuestros padres», subraya, una
Proclama mi alma la grandeza del Señor, vez más, la línea de la promesa, desde Abrahán hasta María, in-
se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador, cluida en el posesivo^ primera personal plural: nuestros.
porque se ha fijado en la insignificancia de su esclava. Así pues, las promesas de salvación hechas a Abrahán, se mate-
Su brazo interviene con fuerza, rializan parcialmente a través de las diversas generaciones del pue-
desbarata los planes de los arrogantes, blo de Israel, para realizarse plenamente en Jesús, por medio de
derriba del trono a los poderosos María. Si la misericordia de Dios (eleos) ha brillado ya generación
y exalta a la gente humilde (insignificante), tras generación en favor de sus fieles (v. 50), esta misma miseri-
a los hambrientos los colma de bienes cordia (eleous, v. 54), fruto de las promesas a los padres, se mani-
y a los ricos los despide de vacío (Le 1, 46b-48a. 51-53). fiesta como plenitud, como algo definitivo y perenne en Jesús, en
favor de Israel.
7. Le 1, 54-55: tercera parte del Magníficat El paralelismo entre el v. 50, por un lado, y los vv. 54-55, por
otro, puede clarificar el alcance de la expresión Israel, su siervo 11B.
María termina el cántico celebrando la misericordia y la lealtad
de Dios para con Israel, su siervo. Es evidente que, como en los 113. Es conveniente recordar, una vez más, cómo Pablo argumenta en
su carta a los Gálatas, partiendo de esta misma frase: «Pues bien, las pro-
112. A manera de contrapunto con lo expuesto y como botón de mues- mesas se hicieron a Abrahán y a su descendencia; no se dice 'y a los des-
tra de una enseñanza propuesta como norma a los cristianos, reproduzco un cendientes' en plural, sino en singular, 'y a su descendencia', que es el
trozo de la pastoral del arzobispo de París a sus diocesanos en 1873: «Lejos Mesías» {Gal 3, 16). Por otra parte, en la anunciación tenemos el para-
de nosotros las teorías insensatas que predican los falsos doctores de nues- lelismo entre Abrahán y María, cf. Le 1, 36-37.
tros días para provocar las ambiciones de la miseria contra los ricos, presen- 114. La conexión entre la descendencia de Abrahán, Jesús, y el sen-
tando como una injusticia los favores de la fortuna. El rico sólo es deudor tido definitivo de la promesa, tiene también su paralelo en la anunciación:
para con Dios, y si el pobre viene a reclamar como una deuda el socorro que Jesús reinará para siempre sobre la casa de Jacob y su reinado no tendrá
necesita, su pretensión no tiene nada de legítima. El solo y verdadero acree- 'fin (1, 33).
dor que tiene derecho contra el rico es Dios. Dios que le ha dado todo lo 115. No es seguro que esta expresión se refiera a los cánticos del sier-
que tiene, estableciéndolo como ecónomo y dispensador de los beneficios de vo de Yahvé del segundo Isaías (Is 42, 1-4; 49, 1-6; 50, 4-9; 52, 13-53,
su providencia». Citado por J. A. Estrada, La comunidad cristiana. Supera- 12) ya que, aunque «a menudo se ha visto en él (el siervo de estos cán-
ción de la etapa individualista: Proyección 105 (1977) 100, nota 12. Tam- ticos) una imagen de la comunidad de Israel... los rasgos individuales
bién es elocuente el enfoque del Nuevo Ripalda, catecismo de tantas gene- están demasiado marcados, por lo que otros exegetas, que en la actualidad
raciones cristianas: «¿Qué enseñan los socialistas? Que el estado puede forman mayoría, reconocen en el siervo a un personaje histórico del pa-
disponer de los bienes particulares que son fuentes de riquezas y distri- sado o del presente»: Biblia de Jerusalén, Bilbao 1975, 1042. No obstante
buirlos entre los obreros como lo juzgue conveniente». «¿Qué me dice usted hay que tener en cuenta que los LXX en Is 42, 1 introducen los términos
del socialismo? Que es un sistema absurdo, y, sobre todo, injusto». «¿Por Jacob e Israel, respectivamente, como aposiciones de mi siervo y mi elegido,
qué? Porque viola la propiedad privada, que es sagrada, y dispone injusta- señal inequívoca de que se reconocía en el siervo a la comunidad de Israel.
mente de lo que no es suyo» (p. 72). El mismo Nuevo Ripalda en la p. 74 La glosa de Is 49, 3: «Tú eres mi siervo Israel», también en los LXX,
pregunta: «¿Por qué es brutal y pernicioso el sindicalismo? Porque no res- apunta en esta misma dirección. Por lo demás, en el segundo Isaías se le
peta la inora!, ni el derecho, y por medio de la revolución intenta la ruina llama a Israel «siervo de Yahvé», en pasajes diversos a los de los cán-
de la sociedad y el reparto universal de las riquezas», Ibid., 98 n. 8. ticos del siervo: «Y tú Israel, siervo mío, Jacob, a quien elegí» (Is 41, 8;
220 Devolver el evangelio a los pobres La visitación y el Magníficat 221

La misericordia de Dios llega a sus fieles generación tras generación la palabra misericordia (eleos) traduce al término hebreo hesed, que
(v. 50). Esta misma misericordia auxilia a Israel, su siervo (v. 54). significa misericordia y fidelidad divina a sus propias promesas,
Se trata, pues, del Israel que en tiempo de Jesús aguardaba y pedía sino también 'porque el himno hace ver explícitamente que la sal-
con corazón sincero la salvación mesiánica. vación en Jesús está en la línea de «las promesas a nuestros pa-
Frente a un Israel, masivamente duro de cerviz y recalcitrante, dres». Estas promesas son totalmente gratuitas por parte de
se mantiene, como fermento portador de las promesas, un pequeño Dios m .
resto, fiel a la voz de los profetas y confiado en el Señor. Este pe- Finalmente, todo es también gracia y benevolencia para las
queño resto se identificaba con los pobres de Yahvé (los 'anawtm) futuras generaciones, a las que se abre el himno, ya que los títulos
en tiempos de Jesús. María formaba parte de él. que se pueden exhibir ante Dios son: pequenez, insignificancia, ne-
En este sentido, existe una verdadera conexión y ¡paralelismo cesidad, 'pecado, miseria... La verdadera causa de la salvación de
entre las expresiones «se ha fijado en la insignificancia de su escla- Dios en Jesús, el Mesías, será, como siempre, su inmenso cariño y
va», aplicada a María (v. 48a), «su misericordia llega a sus fieles» misericordia para con la gente sencilla, 'para con los necesitados, los
(v. 50), referido a ese pequeño resto fiel en cada generación de is- frustrados y oprimidos. La salvación sigue siendo gratuita. Todo
raelitas, y «auxilia a Israel, su siervo», aplicado, sobre todo, al resto es gracia y benevolencia divina por medio de Jesús, el Señor 118 .
de Israel contemporáneo de Jesús. Además de María, pertenecen a
este resto los personajes más 'relevantes del evangelio de la infancia:
Zacarías, Isabel, Simeón y Ana.
Bajo este punto de vista, el horizonte del Magníficat es el hori-
zonte de las promesas al pueblo de Israel (<vv. 50.54-55). El hecho
de que las promesas hechas a Abrahán encierren una virtualidad
universalista (Gen 12, 3; 22, 18; 26, 4), hace entrever el paso a un
nuevo Israel donde «ya no hay más judío ni griego, esclavo ni libre,
varón y hembra, pues vosotros hacéis todos uno, mediante el Me-
sías, Jesús; y, si sois del Mesías, sois por consiguiente descendencia
de Abrahán, herederos conforme a la promesa» (Gal 3, 2 8 - 2 9 ) l l e . 117. Este es precisamente el punto central de la carta a los Roma-
Siendo el Magníficat un himno perenne en la oración de las nos. Pablo, después de recorrer el trágico panorama de una humanidad
comunidades cristianas, parece conveniente destacar un último pun- sin salida a causa de su pecado (Rom 1, 18-3, 20), afirma, una y otra vez,
que por fin ha llegado la salvación gratuita para todos sin excepción, por
to. Este himno mariano subraya con gran intensidad y con diversas la fe en Jesús, el Mesías (Rom 3, 21-25). Él nudo de su argumentación
pinceladas la gratuidad de la salvación. Todo' es gracia y benevolen- está precisamente en Abrahán: éste fue rehabilitado por su fe, y no a
cia divina: la elección de María por su pequenez e insignificancia; través de las obras de la ley (Rom 4, 1-15); por eso puede escribir Pablo
por eso no cabe otra cosa que la actitud de María: alabar al Señor. a continuación: «Esa es la razón de que la promesa dependa de la fe, para
que, siendo gratuita, esté segura para toda la descendencia» (4, 16a). ¡Qué
Todo es gracia y benevolencia, fruto de la misericordia divina para lejos estamos de la teología del mérito que ha sido el fundamento de una
con sus fieles [generación tras generación. Todo es gracia y bene- espiritualidad autosuficiente y voluntarista, que junto con una espirituali-
volencia divina en favor de Israel, su siervo. Y ello no sólo porque dad de sello individualista (¡salvar mi alma!), ha hecho verdaderos estra-
gos!...
118. La gratuidad de Dios coexiste con la autonomía del hombre;
es decir, se da una auténtica intercomunión e interpenetración; sólo la lec-
cf. asimismo, Is 44, 1-2; 45, 4; 48, 20). El tema de Israel, siervo de Yah- tura dialéctica de la Biblia nos puede llevar a una síntesis en que el hom-
vé, está en conexión con el tema de su elección (cf. Is 43, 10.20; 44, 1-2; bre sea, al mismo tiempo, creador de su historia y ejecutor del proyecto
45, 4) e implica unas relaciones de amistad y de amor, que son el verda- de Dios sobre él. Esta difícil dialectización de la gratuidad de Dios y del
dero clima del perdón que Yahvé otorga una y otra vez a su siervo Israel. protagonismo del hombre ha sido desarrollada magistralmente por J. M.
116. Cf. G. Leonardi, o. c, 183. Lucas, para quien el mensaje uni- González-Ruiz; el título del libro es ya de por sí una de sus «felices in-
versalista del evangelio es algo de vital importancia, tanto por su condi- tuiciones orientales» (cultura e imaginación andaluza): Dios es gratuito
ción de gentil, como por escribir para comunidades procedentes del paga- pero no superfluo, Madrid 1970; cf., sobre todo, 29-33; 42 ss.; 59-88.
nismo, introduce explícitamente el tema universalista en el Nunc dimittis Cf. también, Id., El cristianismo no es un humanismo, Barcelona 1968,
(Le 2, 32a). 23-35.
4
NACIMIENTO D E JUAN BAUTISTA Y EL BENEDICTUS
(LC 1, 57-80)

I. N A C I M I E N T O DE JUAN BAUTISTA

57
A Isabel se le cumplió el tiempo y dio a luz un hijo. 58Se entera-
ron sus vecinos y parientes de lo bueno que había sido el Señor con
ella, y la felicitaban. 59A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y
lo llamaban Zacarías, como a su padre.
^Pero la madre intervino: «¡No! Se va a llamar Juan».
81
Le replicaron: «Ninguno de tus parientes se llama así».
62
Por señas le preguntaban al padre cómo quería que se llamase.
8S
E1 pidió una tablilla y escribió: «Su nombre es Juan». Todos se
quedaron sorprendidos. 64 En el acto se le soltó la lengua, y empezó
a hablar bendiciendo a Dios. 6BToda la vecindad quedó sobrecogida;
corrió la noticia por toda la sierra de Judea tt6y todos los que lo oían
se quedaban pensando: «¿Qué irá a ser este niño?». Porque la mano
de Dios lo acompañaba (Le 1, 57-66).

Para describir el nacimiento de Juan, Lucas emplea una fórmu-


la estereotipada que señala el cumplimiento de una promesa ] . En
este sentido, Le 1, 57 enlaza directamente con 1, 20: «Hasta el día
en que esto suceda... por no haber dado fe a mis palabras, que se
cumplirán en su momento», siendo la realización de esta promesa
divina hecha por el ángel Gabriel.
Al nacer Juan se extiende la noticia entre los parientes y ha-
bitantes del pueblo, que se unen a ¡a alegría de Zacarías e Isabel.
A través del tema de la alegría se establece una nueva conexión

1. Cf. Gen 25, 4 donde con esta misma fórmula, que es un hebraís-
mo, se describe el nacimiento de Esaú y Jacob; Lucas emplea el verbo
pimplémi (cumplirse), que no sólo apunta al cumplimiento de una pro-
mesa, sino que connota su horizonte mesiánico (cf. Le 2, 6.21); aunque
en 1, 57 se trata de Juan Bautista, su carácter de precursor del Mesías
está siempre presente en la narración (cf. 1, 76).
¿¿4 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento del Bautista y el Benedictus 225

entre el anuncio a Zacarías: «...serán muchos los que se alegren firma el v. 65: «Toda la vecindad quedo sobrecogida; corrió la
de su nacimiento» (1, 14), y el nacimiento de Juan (1, 58) 2 . Los noticia por toda la sierra de Judea» 6 .
vecinos y parientes comprenden que Juan es un regalo de Dios, Confirmado el nombre de Juan (1, 63), en el acto Zacarías
fruto de su misericordia 3 . comenzó a hablar bendiciendo a Dios (l, 64). Las primeras palabras
Los vv. 59-64 hablan de la circuncisión del niño y de su nom- salidas de la boca de Zacarías son de alabanza divina. Lucas, según
bre. El centro de interés es el nombre que se le debe dar (1, 5 % . un procedimiento que le es familiar, anticipa con esta pincelada
63); una vez, más este tema sirve de puente entre esta narración y el Benedictus (1, 67-79), pero antes de iniciar este himno proféti-
el anuncio de Gabriel a Zacarías: «Isabel tu mujer te dará un hijo y co dejará terminada la escena (1, 65-66). El carácter conclusivo
le pondrás de nombre Juan» (1, 13). La circuncisión era el acto del v. 65 que acabamos de comentar es evidente.
religioso más solemne, ya que, además de ser un precepto impor- Le 1, 66 tiene como misión específica establecer la conexión
tante dado por Dios a Abrahán (Gen 17, 9 ss.) y recordado y en- entre el relato del nacimiento de Juan y el Benedictus. La pregunta,
carecido por la dey mosaica (Lev 12, 3), constituía 'la señal de la «¿qué irá a ser este niño?» establece dicho enlace 7. Es decir, Za-
alianza entre Dios e Israel (Gen 17, 11); se realizaba ail octavo día carías da respuesta a esta pregunta en el himno profético (1,
del nacimiento del niño y comportaba su inserción en él pueblo ele- 76-77). La expresión que cierra todo el relato: «porque la mano
gido y la participación en todas las promesas y bendiciones divinas 4 . de Dios lo acompañaba» (1, 66b), no se refiere a lo que la gente
En la época del nuevo testamento se acostumbraba a imponer piensa de Juan; es más bien una pincelada del evangelista que trata
el nombre al niño el mismo día de la circuncisión. En tiempos más de anticipar el estribillo que va a cerrar toda la historia del niño
antiguos se imponía el mismo día del nacimiento. El padre tenía el (1, 80); es una conocida expresión bíblica para indicar la especial
privilegio de elegir el nombre del niño. A partir de£ siglo III a. C. protección de Dios 8 .
se acostumbraba a imponer al recién nacido el nombre del abuelo
paterno para evitar la confusión entre el padre y el hijo 5. En
nuestro pasaje (1, 59), los parientes y vecinos quieren dar al niño
el nombre del padre, Zacarías. La madre se opone, indicando que su II. E L BENEDICTUS (Le 1, 67-79)
nombre es Juan (1, 60); Zacarías, escribiendo en una tablilla, con-
firma este nombre (1, 63). Zacarías, su padre, lleno de Espíritu Santo, profetizó: 67
Isabel conoció el nombre del hijo a través de Zacarías; no hay Bendito sea el Señor, Dios de Israel, 68
que atribuirlo a una revelación especial. La sorpresa de los presen- porque ha venido a liberar a su pueblo,
tes (1, 63b) se refiere a todos estos acontecimientos, como lo con- suscitándonos una fuerza salvadora 69
en la casa de David, su siervo.
2. El tema de la alegría por el nacimiento de Juan hace presentir la El lo había predicho desde antiguo 70
llegada de los tiempos mesiánicos, una de cuyas principales características por boca de sus santos profetas:
es precisamente la alegría (cf. Le 1, 28; 1, 41,44; 1, 46; 2, 10).
3. En el antiguo testamento la misericordia de Dios está íntimamente
asociada a su omnipotencia y es la forma de manifestar su actividad en
favor de su pueblo, cf. Gen 19. 19; 1 Sam 12, 24; pero el empleo del
término to eleos en 1, 58 no es casual; apunta sutilmente en dirección a los 6. Tanto este sobrecogimiento (temor religioso, phobos) como la ex-
tiempos mesiánicos; cf. el mismo término en el Magníficat (1, 54) y en el presión «corrió la noticia» (panta ta remata tauta) indican estos aconteci-
Benedictas (1, 72) referido a las promesas mesiánicas. mientos salvíficos con carácter global; cf. las expresiones semejantes de
4. Para más detalles sobre la circuncisión cf. comentario a la circun- Le 2, 19 y 2, 51b; acerca del sobrecogimiento religioso, cf. Hech 2, 43 y
cisión de Jesús (Le 2, 21); sobre cómo se realizaba en la época del nuevo
testamento, cf. E. Testa, La circoncisione, en Usi e riti degli ebrei orto- 7. Establecer conexión entre una narración y una profecía o discurso
dossi, Jerusalem 1973, 9-14. que la explique, se puede considerar un recurso estilístico lucano, cf.
5. Cf. Jdt 6, 14-15; Jub 11, 14 ss. confirma esta praxis entre los ju- Hech 2, 12: «¿qué quiere decir esto?»; aquí Lucas relaciona el aconteci-
díos de Palestina; no obstante hay textos que hablan de la imposición del miento de Pentecostés (2, 1-13) y el discurso de Pedro en que se clarifica
nombre del padre, cf. Tob 1, 1.9; F. Josefo, Ant., 14. 1, 3 § 10; 20, 9, 1 dicho acontecimiento (2, 14 ss.).
§ 197 ss. 8. Cf. Ex 13, 3.14; Is 26, 11; Jer 26, 24; Hech 11, 21.
Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento del Bautista y el Benedictus 227

que nos salvaría de nuestros enemigos 71 Bl Benedictus y el Magníficat tienen puntos importantes de co-
y de la mano de todos los que nos odian; nexión: amibos son himnos de alabanza a Dios por la salvación me-
manteniéndose leal a nuestros padres 72 siánica; uno y otro destacan la misericordia y fidelidad de Dios a
y teniendo presente su santa alianza; sus promesas como fuente de dicha salvación, cuyo destinatario es
la promesa que hizo 73 el pueblo de Israel; la salvación, como actividad divina, tiene un
a nuestro padre Abrahán marcado carácter histórico en los dos himnos; el trasfondo vetero-
de concedernos que, libres de temor, - 74 testamentario, más acusado en el Magníficat, es sin embargo tam-
arrancados de la mano de los enemigos, bién importante en el Benedictus, que está tejido con numerosas
le sirvamos con santidad y rectitud 75 citas del antiguo testamento 12 . Por ello K. H. Rengstorf llega a
en su presencia, todos nuestros días. afirmar que el Benedictus no sólo tiene el mismo género •literario
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo 76 que el Magníficat, sino que ha salido también de la misma plu-
porque irás delante del Señor, ma 13 .
a preparar sus caminos, No obstante, el Benedictus encaja mejor en su propio contexto
anunciando a su pueblo la salvación, 77 que el Magníficat, tiene un carácter más personalista en relación con
el perdón de sus pecados. Zacarías y con los acontecimientos que él ha protagonizado en gran
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, 78 medida, y tiene un ritmo inverso al del Magníficat; es decir, mien-
nos visitará el sol que nace de lo alto, tras que el himno de María partía de su situación personal y con-
para iluminar a los que viven en tinieblas 79 creta, para elevar luego a nivel de constante histórica la actividad
y en sombra de muerte, que Dios había desarrollado con ella, el Benedictus, por el contrario,
para guiar nuestros pasos parte de la actividad universal de Dios en favor de todo el pueblo,
por el camino de la paz.
12. Doy a continuación las citas más importantes del antiguo testa-
Se llama Benedictus al himno de alabanza que brota de la boca mento a que se refieren los diversos versículos del Benedictus: Le 1, 68:
de Zacarías 9 . Tal como ha llegado a nosotros, está en conexión Sal 41, 14; 72, 18; 111, 9; Le 1, 69: 1 Sam 2, 10; Sal 89, 18.25; 132, 17;
con las primeras palabras que pronuncia Zacarías después de haber 148, 14; Dt 33, 17; Le 1, 70: 2 Re 17, 23; Le 1, 71: Sal 106, 10; Le 1,
quedado mudo: «En el acto se le soltó la lengua y empezó a hablar 72: Sal 105, 8-9; Ex 2, 24; Miq 7, 20; Le 1, 73: Jer 11, 5; Le 1, 74:
Jer 11, 5; Miq 4, 10; Le 1, 76: Is 40, 3; Mal 3, 1; Le 1, 77: Is 52, 6;
bendiciendo a Dios» ( 1 , 6 4 ) 1 0 . El himno sería, pues, el desarrollo Jer 31, 34; Le 1, 79: Is 9, 1; 42, 7; 60, 1; Sal 107, 10; cf. W. Grundmann,
de esta alabanza divina por estar ya a la vista los tiempos mesiáni- Das Evangelium nach Lukas, Berlín 1961, 72; K. H. Rengstorf, Das Evan-
cos, cumpliéndose así las promesas divinas. Los comentaristas coin- gelium nach Lukas, Góttingen 1963, 33; O. da Spinetoli, Introduzione ai
ciden en afirmar que este himno pudo tener vida propia en la li- vangeli dell'infanzia, Brescia 1967, 85, nota 51; para M. Gertner, que en
Midrashim in the new testament: JourSemStud 7 (1962) 267-292, estudia
turgia cristiana antes de ser incorporado al evangelio de la infancia. cuatro ejemplos de midrash encubierto en el nuevo testamento, el Bene-
Buena prueba de ello sería la 'perfecta conexión entre 1, 66 (final dictus sería una paráfrasis de la bendición sacerdotal de Núm 6, 24-26;
de la escena del ¡nacimiento de Juan) y el 1, 80 (estribillo con que la conexión del Benedictus con Núm 6, 24-26 es discutible; refiriéndose a
se concluye toda la historia del Bautista), haciendo caso omiso del ella, G. Leonardi escribe: «Francamente, no me parece perceptible tal
conexión literaria»: o. c, 191, nota 4; para otras posibles referencias vete-
Benedictus ( 1 , 6 7 - 7 9 ) " . rotestamentarias del Benedictus, cf. O. Haggenmüller, Der Lobgesang des
lacharlas (Lk 1, 68-79): BiLe 9 (1968) 249-260; para la relación entre el
9. Benedictus es la palabra latina que traduce el término griego eulo- Benedictus y diversos escritos apócrifos como Testamentos de los doce
gétos (bendito), término por el que comienza el cántico. patriarcas, algunos textos de Qumrán, algunos himnos litúrgicos judaicos,
etc., cf. J. Gnilka, Der Hymnus des Zacharias: BibZeit 6 (1972) 215-238;
10. Eulogón (1, 64) y eulogétos (1, 68) son palabras de la misma raíz no falta quien ve en el Benedictus una especie de explicación o desarrollo
eulogeó (bendecir, alabar). Sobre el tema de la alabanza divina, cf. el del significado de los nombres de los principales personajes del evangelio
comentario a Le 1, 42; 1, 46 y 2, 14. de la infancia; el himno sería así una especie de midrash etimológico;
11. Cf. a este respecto, G. Leonardi, L'infanzia di Gesü nei vangeli cf. a este respecto, R. Laurentin, Traces d'allusiones étvmologiques en Le
di Matteo e di Luca, Padova 1975, 190; W. j . Harrington, El evangelio 1-2: Bi 37 (1956) 435-456; 38 (1957) 1-23.
según san Lucas, Madrid 1972, 82; J. Schmid, El evangelio según san 13. O. c, 36.
Lucas, Barcelona 1968, 85.
228 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento del Bautista y el Benedictus 229

para descender después a la situación concreta de Juan Bautista, en alianza, v. 72b v. 73a: juramento A'
calidad de profeta y precursor del Mesías. nuestros padres, v. 72a v. 73b: nuestro padre B'
de la mano de, v. 71b v. 74 : de la mano de C
enemigos, v. 71a v. 74 : enemigos
1. Estructura literaria del Benedictus salvación, v. 71a v. 74 : liberados
sus profetas, v. 70 v. 76 : profeta del Altísimo D'
Es bien sabido cómo la estructura literaria de un relato está fuerza de salvación, v. 69a v. 77 : conocimiento de la salvac.. E'
íntimamente asociada al mensaje que transmite; lo condiciona de tal a su pueblo (liberación) v. 68c v. 77 : a su pueblo (salvación)
manera que el conocimiento de una determinada estructura puede el Dios de Israel, v. 68a v. 78a: nuestro Dios F
contribuir en gran medida a la mejor comprensión del mensaje visitar, v. 68b v. 78b: visitar
que encierra. En relación con el Benedictus, aunque en los últimos
años no faltaron artículos interesantes sobre diversos aspectos del Este sencillo cuadro, tomado de A. Vanhoye 1 ', nos permite
cántico de Zacarías 14, se echaba de menos un estudio exhaustivo abarcar con una ojeada los principales elementos del Benedictus;
sobre la estructura literaria de este himno 1B . A. Vanhoye colmó nos hace comprender también que el himno tiene un plan unitario y
finalmente esta laguna con un artículo que respondía a la expecta- que hay que descartar ciertas teorías que propugnan como original
tiva de los exegetas 16 . sólo los vv. 68-75, considerando como añadidura posterior los vv.
Vanhoye, descubre en el himno un paralelismo simétrico de es- 76-79.
tructura concéntrica; es decir, los conceptos fundamentales del Be- Sería, sin duda, importante confirmar el paralelismo de los ele-
nedictus se distribuyen paralela y simétricamente a partir de un mentos centrales de que hemos partido: diathéké (alianza) y horkos
elemento central, la alianza (v. 72), que tiene su término paralelo (juramento); en el Benedictus el paralelismo se establece entre la
en el juramento (promesa jurada) del v. 73; a partir de este núcleo alianza santa de Dios (v. 72) y el juramento que hizo a nuestro pa-
central, otros términos fundamentales del himno se corresponden dre Abrahán (v. 7.3). El antiguo testamento ofrece un sólido fun-
también en paralelismo sinónimo, partiendo del v. 72 hacia el co- damento a dicho paralelismo; así la alianza ofrecida por Dios en
mienzo del Benedictus, y del v. 73 hacia el final del himno. Los Gen 17, 4: «Mira, ésta es mi alianza (diathéké) contigo: serás pa-
elementos en paralelismo sinónimo son los siguientes: dre de una multitud de pueblos», queda confirmada con un jura-
mento divino: «Juro por mí mismo...: Por haber obrado así, por
14. P. Vielhauer, Das Benedictus des Zacharias (Lk 1, 68-79); Zeitsch. no haberte reservado... tu hijo único (Isaac), te bendeciré, multi-
für TheolKírch 49 (1952) 255-272; P. Benoit, L'enfance de Jean-Baptiste plicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la
selon Luc I: NTS 3 (1956-1957) 169-194; cf. sobre todo, 182-191; J. A. T.
Robinson, Elijah, John and Jesús: an essay in detection: NTS 4 (1957- arena de la playa» (Gen 22, 16-17).
1958) 263-281; cf. sobre todo 278-280; J. Gnilka, o. c, 215-238; M. Gertner, El Sal 105, donde se encuentra el mismo paralelismo que en el
o. c, 267-292; P. Winter, Lukanische Miszellen. II a) Le 1, 68.72.73
und die Kríegsrolle: ZNW 49 (1958) 66; A. Jacoby, «Anatolé ex hypsous»:
Benedictus, emplea además la expresión acordarse de y pudo servir
ZNW 20 (1921) 205-214. de trasfondo a Le 1, 72-73:
15. Los comentaristas distinguen comúnmente dos partes en el Bene-
dictus: el himno de alabanza a Dios por la salvación mesiánica, 1, 68-75, Se acuerda de su alianza eternamente,
y la descripción de la misión del precursor, 1, 76-79; cf. entre otros, G. de la palabra dada por mil generaciones;
Leonardi, o. c, 192; "W. J. Harrington, o. c, 82; C. Stuhlmüller, Evange- de la alianza sellada con Abrahán,
lio según san Lucas, en Comentario bíblico san Jerónimo I I I , Madrid 1972,
316-317; tal división tiene a su favor el cambio de perspectiva en el himno; del juramento hecho a Isaac (Sal 105, 8-9).
el horizonte general de la primera parte se estrecha y se centra en Juan
Bautista y en su misión en la segunda; el cambio de los tiempos verbales E n el Sal 8 9 v u e l v e n a aparecer en p a r a l e l i s m o los t é r m i n o s
(aoristos en la primera parte y futuros en la segunda) apoyaría también
esta división; veremos, sin embargo, que es insuficiente para explicar la alianza y juramento en relación c o n la h i s t o r i a de D a v i d :
unidad y complementariedad de los principales temas del Benedictus.
16. Stritcture du «Benedictus»: NTS 12 (1966) 382-389. En lo refe- 17. Ibid., 383; el citado exegeta ofrece el cuadro en griego, resultan-
rente a la estructura del Benedictus seguiré muy de cerca las principales do interesante constatar el paralelismo sinónimo de los diversos términos
aportaciones de este artículo. en la lengua original del nuevo testamento-
230 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento del Bautista y el Benedictus 231

Sellé una alianza con mi elegido,


A esta importante promesa, hecha por labios de José, corres-
jurando a David, mi siervo...
ponde al comienzo del Éxodo la solicitud de Dios por su pueblo
No violaré mi alianza
oprimido: «Dios... se acordó del pacto hecho con Aforarían, Isaac
ni cambiaré mis promesas.
y Jacob; y viendo a los israelitas, Dios se interesó por ellos» (Ex
Una vez juré por mi santidad
2, 24-25).
no faltar a mi palabra con David {Sal 89, 4.35-36) ls .
El Sal 8 expresa este mismo paralelismo: «¿Qué es el hombre
para que te acuerdes de él, el ser humano para que lo visites!» (Sal
Al 'paralelismo de los términos indicado en el cuadro del Bene-
dictus, 'habría que añadir la correspondencia entre los términos eu- 8, 5 ) 2 3 .
logétos (bendito), aplicado a Dios ( 1 , 68), y eiréné (paz, 1, 79), b) Aparecen también paralelas lias expresiones: «ha realizado
(comienzo y final del himno, respectivamente), que para la menta- («poieó) -la 'liberación de su pueblo» ( 1 , 68b) y «ha realizado (poieó)
lidad israelita están profundamente asociados: «son, en efecto, dos misericordia con nuestros padres» ( 1 , 72a) 24 .
formas de saiudo, dos bendiciones, una dirigida a Dios, la otra a los c) Se descubre también la correspondencia entre los términos
«hombres» w. salvación (sótéria, vv. 69 y 71), siendo el pueblo el destinatario
Aquí terminaría lo referente a la estructura global del Benedic- de dicha salvación.
tus, pero «sucede con frecuencia que la simetría concéntrica rige no d) Queda así en él centro de esta estructura el v. 70: «El lo
sólo una composición en su conjunto, sino también las partes que había predicho... por boca de sus santos profetas». Esta primera
la constituyen» 20 . Este es el caso de nuestro ¡himno. Tanto en la parte está, pues, centrada en la palabra de Dios transmitida por los
primera como en la segunda parte, se descubren términos y concep- profetas. Van'hoye hace una importante observación a este propó-
tos paralelos en forma concéntrica. Respecto a la primera parte ( 1 , sito: «No es raro que la palabra de Dios ocupe este lugar privilegia-
68-72) 21 , hay que hacer notar lo siguiente: do en las composiciones concéntricas, sea bajo la forma de cita
bíblica textual, sea, como aquí, bajo la forma de una referencia más
a) Se descubre ante todo un paralelismo entre las expresiones:
o menos precisa» 2B .
«Dios ha visitado... a su pueblo» (v. 68b) y «(Dios) recuerda su
Lo dicho hasta aquí puede resumirse en un cuadro que permita
santa alianza» (v. 7 2 b ) 2 2 . Este mismo paralelismo se descubre tam-
captar intuitivamente los elementos que se corresponden en esta
bién en otros textos importantes del antiguo testamento. Así el Gé-
nesis se cierra con estas palabras: «José dijo a sus hermanos: Yo estructura concéntrica:
voy a morir. Dios os visitará (se ocupará de vosotros) y os llevará a) visitar (cuidado por el pueblo)
de esta tierra a la tierra que prometió a Aforaban, Isaac y Jacob» b) realizar la liberación (fruto de la misericordia)
(Gen 50, 24). c) salvación (en favor del pueblo)
I d) la palabra de Dios por medio de los profetas
18. Ibid., 383; cf. también Sab 12, 21; 18, 22. c') salvación (en favor del pueblo)
19. Ibid.; es interesante constatar que el himno angélico con motivo
del nacimiento de Jesús asocia también estos dos conceptos: «Gloria (doxa) b') tener misericordia (causa de la liberación)
a Dios en el cielo, y paz {eiréné) en la tierra a los hombres que él quiere a') acordarse de (cuidado por el pueblo)
tanto» (Le 2, 14); doxa y eulogétos (bendito) son términos sinónimos que
expresan la alabanza divina. 23. La traducción castellana del segundo estico, siguiendo la de Nue-
20. Ibid., 384; en la nota 1 afirma que tal es el caso de Heb 5, 1-10; va Biblia española, Madrid 1975, sería mejor: «el ser humano para que
8, 1-9, 28, cf. Id., La structure littéraire de l'épitre aux Hébreux. 1963, te ocupes de él»; el texto de los LXX usa visitar (episkeptomai); cf. tam-
108-111; 140; 146; 149; para otros ejemplos, cf. N. W. Lund, Chiasmus bién Sal 106, 4.
in the new testament, Chapel Hill 1942. 24. La traducción menos literal del v. 72a sería: «manteniéndose leal
21. Tanto para establecer la estructura concéntrica de esta primera a nuestros padres»; la misericordia o lealtad hacia los padres la manifiesta
parte del himno, como la de la segunda, sigo sustancialmente el artículo Dios al liberar al pueblo en quien recaen las promesas hechas a aquéllos.
de A. Vanhoye, Structure du «Lenedictus». 25. Structure du «Benedictus», 385; N. W. Lund, o. c, 41, afirma
22. El paralelismo se establece entre los términos episkeptomai (vi- que este caso es bastante frecuente en el nuevo testamento; por su parte,
sitar) y mimnéiskomai (acordarse de), ya que ambos términos expresan la A. Vanhoye, La structure littéraire de l'épitre aux Hébreux, 95-98 y 152,
preocupación y solicitud de Dios por su pueblo. ofrece otros ejemplos semejantes: Heb 3, 15 en el centro de 3, 12-19; 4, 3
¿i2 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento del bautista y el Benedictus 233

La segunda parte del Benedictus tiene también una estructura b) La actividad misericordiosa de Dios (consecuencia de sus
simétrica concéntrica: promesas y juramentos, y en relación con la salvación del pueblo):
vv. 68b.72a.73b.78-79.
a) El v. 76a: «Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo»,
constituye el elemento central de esta segunda parte. c) La salvación del pueblo (fruto de las promesas y de ia ac-
tividad divina): w . 69.71.74.75.77'.
b) En torno al niño como profeta, y a través de la expresión Supuesto el paralelismo sinónimo en todo el himno y en cada
«en presencia de» (enópion), quedan en conexión dos proposiciones una de sus partes, basta una simple ojeada para comprobar que
afines; en efecto, «el ministerio del profeta, que 'irá delante en cada uno de estos tres temas realiza una función unitaria en el him-
presencia del Señor' (1, 76b) está en relación directa con la voca- no; al recorrerlo del principio al final aportando diversos matices,
ción del pueblo que consiste en 'servir... en su presencia' (1, 75b). cada uno de estos temas se completa y clarifica; dicho en otras
Los 'caminos' del Señor, que el profeta debe preparar (1, 76b), palabras, y ciñéndonos al tema de la salvación que recorre todo el
han sido señalados en 1, 75: se trata de caminar con santidad y Benedictus, no se trata de distintas salvaciones, sino de la misma
justicia» 28. salvación histórica con diversos aspectos y matices; estos distintos
c) El tema de la salvación se encuentra también de manera aspectos ayudan a comprender mejor el carácter de la salvación his-
simétrica; en el v. 74b a través de la expresión «arrancados (libe- tórica en su conjunto.
rados) de la mano de 'los enemigos»; en el v. 77 se trata de la sal-
vación como perdón de los pecados.
2. La salvación en el Benedictus
d) La salvación mencionada en los w . 74b y 77 está íntima-
mente asociada a ia bondad de Dios, expresada como juramento Ante todo, constatamos que el Benedictus tiene como punto
(v. 73) (indicaría la iniciativa divina y la seguridad de su realiza- de mira y anuncia la salvación mesiánica, en términos de visita
ción), y como fruto de la entrañable misericordia de Dios (1, 78). (vv. 68 y 78) y salvación (liberación) del pueblo (vv. 68b-69 y 77).
He aquí el cuadro que permite abarcar con una ojeada la estruc- Dios visita al pueblo para salvarlo 27 a través del Mesías (vv. 68-69
tura también concéntrica de esta segunda parte del Benedictus: y 78); en efecto, la expresión «suscitándonos una fuerza salvadora
(literalmente 'cuerno de la salvación') en la casa de David su sier-
a) juramento (en relación con la salvación) vo» (v. 69), se refiere sin duda alguna al Mesías; y no sólo por la
b) liberados (salvación de la mano de los enemigos) expresión «cuerno de salvación», sino sobre todo por la mención
c) en su presencia (el pueblo alentado por los profetas) de la casa de David 28.
I d) el projeta (función entre Dios y el pueblo) Por su parte, el v. 78 nos dice que «por la entrañable misericor-
c') en presencia de' Señor (relación profeta-pueblo) dia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto»; la re-
b') salvación (perdón de los pecados) ferencia al Mesías es también innegable. En la anunciación el Me-
a') entrañable misericordia (en relación con la salvación) sías aparecía ya como un don venido de Dios (Le 1, 32-33.35,
«de lo alto»)29; la misión de este «sol que nace de lo alto» consiste
Terminado el análisis estructural del Benedictus y comprobada
su unidad a este nivel, constatamos también la unidad del himno 27. La visita de Dios al pueblo es de por sí ambigua en el antiguo
a nivel teológico que gira en torno a tres temas fundamentales: testamento; el contexto decide si es para salvarlo o para castigarlo; cf.
Ex 3, 16; 4, 31; Lev 18, 25; Is 10, 12; 23, 17; Rut 1, 6; Sal 65, 10;
a) ha palabra de Dios (promesas, juramentos, anuncios profé- 80, 15; 106, 4.
28. El cuerno, símbolo ordinario de fuerza en el antiguo testamento
ticos): vv. 70.72b.73a.76. (cf. Dt 33, 17; 1 Sam 2, 10; Sal 18, 2; 75, 5; 89, 18; 148, 14; Zac 2,
1-4), es el Mesías, que según importantes promesas surgiría de la casa de
David, cf. 2 Sam 7, 14; Is 11, 1 ss.; Jer 33, 14 ss.; Le 1, 32-33; 2, 4.11.
en el centro de 4, 1-5; 4, 7b en el centro de 4, 6-11; 9, 20 en el centro 29. No es casual la conexión verbal entre la anunciación y el Bene-
de 9, 18-22; 12, 26b en el centro de 12, 25-29. dictus: a Jesús se le llama «Hijo del Altísimo» (bypsistou), 1, 32; es con-
26. A. Vanhoye, Structure du «.Benedictus», 386. cebido por «la fuerza del Altísimo» (bypsistou), 1, 35, y en el Benedictus
234 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento del Bautista y el Benedictus 235

en «iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte», que polarizan la vida entera del hombre, y no se puede hablar de
y en «guiar nuestros pasos por el camino de la paz» ( 1 , 79); ilu- verdadera religiosidad si no se tienen en cuenta estos condiciona-
minar y traer la paz son dos funciones netamente mesiánicas; con mientos históricos.
motivo del nacimiento de Jesús un coro angélico proclama la paz Basta una mirada retrospectiva a la historia de la humanidad
meúánica 3 0 ; cuando los padres de Jesús lo llevaron al templo para para constatar que el deseo de poseer y dominar se constituye de
presentarlo ante el Señor, Simeón, tomándolo en brazos, lo procla- hecho en el leit-motiv para tantas vidas humanas; da pábulo a la
ma «luz de las naciones» 31 . ambición y al orgullo y es el verdadero origen de las graves injus-
Los w . 76-77 confirman esta interpretación mesiánica; Zaca- ticias que afligen y asolan a gran parte de la humanidad. Todo ello
rías al dirigirse a Juan y llamarlo profeta del Altísimo, se refiere es la raíz y el auténtico clima del pecado con su tremenda carga
también a su misión: «irás delante del Señor a preparar sus cami- económico-politieO'-existeneia!. Liberar ddl pecado significa liberar
nos»; si en fia perspectiva histórica de Zacarías, «ir delante del de esta realidad en lo que tiene de opresiva y manipuladora del
Señor» era ir delante de Yahvé, en la perspectiva del evangelista y hombre.
de los destinatarios de su evangelio (que es la verdadera perspectiva Los comentaristas, estudiando ¡las características de la salvación
del himno), «ir delante del Señor» está relacionado con la misión en el Benedictus, suelen afirmar que, tratándose de la salvación
histórica de Juan: ser precursor de Jesús 3 2 . Así pues, el Benedictus mesiánica, y siendo la perspectiva histórica del himno la de Zaca-
se abre bendiciendo a Dios porque ha hecho realidad la salvación rías, responde a la expectativa mesiánico-política de esa épeca. In-
mesiánica, y se cierra recordando que esta salvación es fruto de la terpretan así de manera restrictiva expresiones como: «que nos sal-
entrañable misericordia de Dios que ha enviado al Mesías como varía de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos
luz y como paz. odian» ( 1 , 71); «arrancados de la mano de los enemigos» ( 1 , 74).
Esta perspectiva mesiánica global del Benedictus es determi- Se hace así una doble reducción: identificar el pueblo (laos) del
nante para desentrañar el carácter de la salvación. Si se trata de la Benedictus con el Israel teocrático, enmarcado en los límites de
salvación mesiánica, ésta tiene que estar en la esfera de Jesús, el Palestina y sometido a los romanos, y considerar la liberación polí-
Salvador (Le 2, 11); debe sintonizar con su discurso programático tica como el único aspecto de la salvación que el pueblo aguarda-
de Nazaret (Le 4, 18 ss.); tiene que estar en armonía con sus pa- ba 34 .
labras y actividad salvífica durante su vida pública. Pero la perspectiva del Benedictus no es la de Zacarías, sino la
Al hablar de Jesús Salvador (2, l l o v e r e m o s qué clase de salva- de las comunidades cristianas de Palestina; hay un trasvase del pue-
ción nos ofrece; comprobaremos que la salvación del hombre tiene blo de Israel según la carne, limitado por sus estrechas fronteras,
un carácter eminentemente histórico-existencial, como la misma re-
velación; constataremos que se trata de la salvación integral del
hombre; esta salvación alcanza todas las esferas en que el hom-
bre puede ser oprimido o instrumentalizado: el plano económico, 4, 18 y contexto; cf. también, C. Escudero Freiré, Jesús profeta, libertador
del hombre: EstEcles 51 (1976) 463-495.
social, político, espiritual, personal-existencial ss. Son éstos aspectos 34. Esta misma reducción se percibe en las tentaciones de Jesús (Le
4, 1-13); por eso son tentaciones: tentación de mesianismo político (Jesús
fue tentado de ser rey del Israel de Palestina); de haber caído en la ten-
se le llama: «sol que nace de lo alto» (ex hypsous), de la misma raíz; cf. tación, Jesús hubiera reducido las perspectivas de su misión, no sólo étnica
también la misma expresión del Benedictus (ex hypsous) en Le 24, 49. y geográficamente, sino también en cuanto al contenido mismo de su acti-
30. Cf. el comentario a Le 2, 13-14. vidad salvífica: amor, verdad, justicia, libertad, comunicación de bienes
31. Cf. el comentario a Le 2, 29-32; la expresión «en tinieblas y en (compartir), denuncia de toda injusticia, hipocresía y falsa religiosidad, etc.;
sombra de muerte», 1, 79, es una combinación de Is 9, 1-2 y 42, 7, según es más, Lucas en su redacción de las tentaciones acentúa el peligro real
los LXX. de la ambición, del poder, y de la gloria, Le 4, 5-7, cf. K. Aland, Synopsis
32. Este tema será tratado exhaustivamente al comentar el título quattuor evangeliorum, Stuttgart 1964, n.° 20; elegir como metodología de
Kyrios en Le 2, 11 y ver que se trata de un título de Yahvé aplicado a salvación el poder político puede significar la posibilidad de quedar atra-
Jesús; cf. el comentario a Le 2, 11. pado en sus propias redes; dicho en otras palabras, el poder político lleva
33. Dada su importancia y complejidad, este tema ha sido tratado en sus entrañas el riesgo de la opresión; el evangelio es muy riguroso con
en parte al comentar el Magníficat, sobre todo, Le 1, 51-53; será desarro- toda clase de poder, también con el religioso, como posible fuente de opre-
llado más exhaustivamente al comentar Le 2, 10-12, y su relación con Le sión.
236 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento del Bautista y el Benedictus 237

al nuevo I s r a e l 3 5 por la fe en Jesús para el que ya no hay fronteras presión está íntimamente asociada al v. 69: «suscitando una fuerza
( H e d í 1, 8 ) 3 6 . salvadora en la casa de David su siervo»; una vez más, esta libera-
Por ío que se refiere a la liberación económico-política, si bien ción del pueblo coincide con la ¡salvación mesiánica, no con la pers-
es verdad que no agota los múltiples aspectos de ¡a salvación, no pectiva parcial de Zacarías o de sus contemporáneos, sino con la
es menos cierto que forma parte de ella: allí donde hay opresión justa perspectiva del evangelio y de las comunidades cristianas de su
económico-política hay injusticia (pecado), y allí donde hay injusti- tiempo.
cia se da el espacio para la bienaventuranza evangélica: «Dichosos Por la estructura del himno y el paralelismo sinónimo de sus
los que tienen hambre y sed de justicia» (Mt 5,5), es decir, los términos, sabemos que estos versículos (68b-69), se corresponden
que luchan por ella. «Dichosos los que trabajan por la paz» (Mt con el v. 77: «...anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de
5, 9 ) 3 7 . los pecados». Al aparecer aquí el perdón de los pecados como sinó-
Por lo demás, ya hemos visto al comentar el Magníficat que hay nimo de salvación, abundan los comentaristas que afirman que en
una teología de la historia, que se traduce en una constante: la el v. 77 se interioriza la salvación (la salvación política del antiguo
predilección de Dios por el desvalido y la guerra sin cuartel con- testamento), constituyendo la verdadera salvación mesiánica. El
tra el poderoso y arrogante. La enseñanza del Magníficat no deja paralelismo sinónimo con los vv. 68b-69 debilita totalmente esta
lugar a dudas: se trata de una actividad divina constante: se puede afirmación; en ambos pasajes se trata de la salvación mesiánica; es-
descubrir en su relación con el Israel histórico; se hace patente en tos versículos se matizan y complementan mutuamente. Por lo de-
María y cristaliza definitivamente en la actividad y mensaje de Je- más, ¿que significa el perdón de los pecados? En una teología es-
sús; en otras palabras: éste es uno de los criterios divinos manifes- piritualista e individualista, hecha al margen de la revelación con
tado con claridad en la revelación 38 . su marcado carácter histórico, no es extraño que el perdón de los
Hay otros aspectos complementarios que pueden clarificar aún pecados se identifique con una interiorización de la salvación; si
el tema de la salvación: Zacarías bendice a Dios «porque ha visi- pensamos, por el contrario, en los relatos históricos de la Biblia y
tado y liberado a su pueblo» ( 1 , 68b); cuando Jesús resucita al hijo vemos que pecado es el homicidio, el engaño, la explotación del
de la viuda de Naín, el pueblo sobrecogido exclamó: «Un gran pro- oprimido, el abuso de poder, la máscara de una falsa religiosidad,
feta ha surgido entre nosotros; Dios ha visitado a su pueblo» (Le etc., ¿podríamos afirmar que esta expresión del Benedictus responde
7, 16) 39 . La liberación que realiza aquí Jesús es histórico-existen- a una interiorización?
cial: libera al joven de la máxima limitación humana, la muerte; a la La expresión se refiere de manera directa a la misión de Juan
madre y a los acompañantes los libera del dolor y de la angustia; Bautista (Le 3, 3): «Recorrió entonces toda la comarca del Jordán
el pueblo ante esta liberación concreta exclamó: «Dios ha visitado pregonando un bautismo para que se arrepintieran y se les perdona-
a su pueblo», como en el Benedictus. sen los pecados». Y cuando la gente le pregunta: «¿Qué tenemos
El otro aspecto de Le 1, 68b es que «Dios ha liberado a su pue- que hacer? El contestó: El que tenga dos túnicas que las reparta
blo» (literalmente, ha hecho la liberación de su pueblo) w. Esta ex- con el que no tiene, y el que tenga de comer, que haga lo mismo»
(Le 3, 9-10); a los recaudadores les dice: «No exijáis más de lo que
35. El paralelismo literario entre el laos (pueblo) de los vv. 68 y 77, tenéis establecido» (3, 13); a unos guardias: «No hagáis violencia
avala esta interpretación. a nadie, ni saquéis dinero; conformaos con vuestra paga» ( 3 , 14).
36. No olvidemos que el tema del universalismo se encuentra de for-
ma sutil pero importante en el Benedictus: al llamarle al Mesías «sol que Estos pecados tienen, ante todo, una clara dimensión social y el
nace de lo alto para iluminar» (1, 78b.79a) se establece el paralelismo con arrepentimiento y perdón suponen rehacer unas relaciones huma-
el Nunc dimittis (Le 2, 32) y con el tema del universalismo en Hechos de nas maltrechas por el abuso de poder y la injusticia.
los apóstoles; cf. el comentario a Le 2, 32.
37. Gaudium et spes, n. 78; cf. también Pacem in terris, n. 35, donde La salvación mesiánica está, pues, relacionada con la situación
la verdad, la justicia, el amor y la libertad aparecen como fundamento de concreta del hombre histórico para liberarlo de toda limitación y
la convivencia humana. opresión. Ya hemos dicho que, dada la estructura literaria del Be-
38. Cf. el comentario a Le 1, 51-53. nedictus, la salvación es un tema unitario; el paralelismo en cada
39. Episkeptomai (visitar) y laos (pueblo), como en el Benedictus.
40. Sobre el término lytrósis (liberación), cf. el comentario a Le 2, una de sus partes ilumina y completa el significado de esta única
38. salvación histórica del hombre; el v. 7 1 : «que nos salvaría de núes-
238 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento del Bautista y el Benedictus 239

tros enemigos y de ia mano de todos los que nos odian», tiene como Juan aún niño, ¿fue llevado a la comunidad esenia de Qumrán
paralelo la salvación mesiánica del v. 79; el v. 7 1 , que tiene sin para ser educado allí? En los últimos decenios esta hipótesis ha
duda presente a los enemigos tradicionales de Israel desde Egipto ido ganando terreno y tiene cada vez más adeptos. G. Leonardi
a Babilonia, añade a la salvación mesiánica precisamente este carác- sintetiza acertadamente los puntos que hacen verosímil ia estan-
ter histórico 41 . cia de Juan en dicho monasterio 4 4 :
A manera de conclusión podríamos afirmar que el Benedictas,
a) En los cementerios pequeños excavados cerca del monas-
aunque literariamente apunta al antiguo testamento y cierra la his-
terio de Qumrán se han encontrado taraibién tumbas de niños;
toria de Juan Bautista, teológicamente señala la era mesiánica. El
ello concuerda con el testimonio de Flavio Josefo en el sentido
tema de la salvación tan reiterativo en el himno se refiere a la sal-
de que los esenios admitían niños para educarlos.
vación mesiánica, no con la perspectiva parcial que pudiera corres-
ponder a Zacarías y a sus contemporáneos, sino con la perspectiva b) Juan Bautista era de estirpe sacerdotal y la comunidad
global del evangelista y de las comunidades cristianas destinatarias de Qumrán también lo era; se consideraban los legítimos descen-
de su obra; es decir, se trata de la salvación realizada por Jesús, dientes del sacerdocio sadoquita (cf. 2 Sam 8, 17; 1 Re 2, J>5),
que tiene como destinatario al hombre histórico con sus problemas de la época de Salomón; a los sacerdotes de Jerusaién, descen-
concretos; Jesús le ofrece una liberación radical y total: una libe- dientes de los macabeos y asmoneos, los consideraban usurpado-
ración de cualquier clase de -pecado que lo atenace y lo convierta res del verdadero sacerdocio y profanadores del templo y del cul-
en opresor de sus semejantes; una liberación de cualquier tipo de to; no deja de ser curioso que Juan empieza su misión profética
explotación a que esté sometido. El carácter histórico de Ja revela- en el desierto (Le 3, 2 ss.), al margen de toda estructura religiosa
ción {historia de salvación) sintoniza admirablemente con el carác- oficial.
ter histórico de la salvación mesiánica.
c) En la regla de ¡la comunidad 4S están citadas y aplicadas a
La historia de Juan Bautista en el evangelio de la infancia se
la comunidad las palabras de Is 40, 3: «una voz grita desde el
cierra con el v. 1, 80: «el niño iba creciendo y su personalidad se
desierto: preparadle el camino al Señor»; son las mismas palabras
afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel». Es
con que Juan comienza su tarea de precursor del Mesías.
un estribillo de carácter conclusivo, a la manera de ios estribillos
que cierran la historia de Jesús (cf. Le 2, 40.52); su trasfondo ve- d) La actividad pública de Juan Bautista se desarrolla sin
terotestamentario es innegable 4 2 . El evangelista usa una fórmula duda en el desierto cercano al monasterio de Qumrán.
tradicional para afirmar que el niño crecía físicamente y que, bajo Todo ello hace probable que Juan haya sido educado o, al
la acción del Espíritu profético que se había adueñado de él desde menos, haya conocido la comunidad esenia de Qumrán.
el seno materno (Le 1, 15), se preparaba en el desierto a su misión
de precursor del Mesías; el desierto tiene aquí el significado positi-
vo de lugar del encuentro con Dios, y conecta directamente con
Le 3, 2 ss., donde aparece Juan realizando su misión profética de
precursor.
Este desierto es el de Jud'ea, donde se encontraba el célebre
monasterio de Qumrán al noroeste del mar M u e r t o 4 S . Siendo

41. Cf. J. M. González-Ruiz, Pobreza evangélica y promoción humana,


Barcelona 1967, 38-40; cf. asimismo Ex 14, 13 ss.; Is 45, 15 ss.; se podría
decir otro tanto del v. 74b: «arrancados de la mano de los enemigos»,
cuyo paralelo es: «anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de los
pecados» (v. 77).
42. Cf. Jue 13, 24-25; 1 Sam 2, 26.
43. Sobre el monasterio, los esenios, su vida, sus escritos, etc., cf.
L. Moraldi, I manoscritti di Qumran, Torino 1971; A. Gonz£ez Lamadrid, 44. O. c, 201-202.
Los descubrimientos del mar Muerto, Madrid. 45. I QS 8, 13-14.
5
NACIMIENTO DE JESÚS (LC 2, 1-20)

J
Por entonces salió un decreto del emperador Augusto, mandando ha-
cer un censo del mundo entero. ^Este fue el primer censo que se hizo
siendo Quirino gobernador de Siria. 3Todos iban a inscribirse, cada
cual a su ciudad. 4Tambíén José, que era de la estirpe y familia de
David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de
David que se llama Belén, en Judea, 5para inscribirse con su esposa,
María, que estaba encinta. 6Estando allí, le llegó el tiempo del par-
to 7y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo
acostó en un pesebre, porque no encontraron sitio en la posada.
8
En las cercanías había unos pastores que pasaban k noche a la in-
temperie, velando el rebaño por turno. 9Se les presentó el ángel del
Señor: la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se asustaron mu-
cho. 10E1 ángel les dijo: «Tranquilizaos, mirad que os traigo una bue-
na noticia, una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: u hoy,
en la ciudad de David, os ha nacido el Salvador: el Mesías, el Se-
ñor. 12Y os doy esta señal: Encontraréis un niño envuelto en paña-
les y acostado en un pesebre».
13
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celes-
tial, que alababa a Dios diciendo: 14«Gloria a Dios en el cielo
y paz en la tierra a los hombres que él quiere tanto».
15
A1 marcharse los ángeles al cielo, los pastores se decían unos a otros:
«Vamos derechos a Belén a ver eso que ha pasado y que nos ha
anunciado el Señor».
la
Fueron corriendo y encontraron a María, a José y al niño acostado
en el pesebre. 17A1 verlo, les contaron lo que les habían dicho del
niño. 18Todos los que lo oyeron se admiraban de lo que les decían
los pastores. 19María, por su parte, conservaba el recuerdo de todo
esto, meditándolo en su interior. 20Los pastores se volvieron glorifi-
cando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído; todo como
se lo habían dicho.

Le 2, 1-20 tiene una unidad literario-teológica: José y María


aparecen a lo largo de toda la escena (vv. 4-7.16.19); se nombra
Nacimiento de Jesús 243
242 Devolver el evangelio a los pobres
historia a . Por ello, este comienzo (2, 1-2) avala sustancialmente
a Belén como «la ciudad de David» (vv. 4 y 11); el nacimiento los datos que Lucas nos da a continuación sobre María, José y
del niño constituye el 'polo principal de atracción (vv. 7 y 11); el el nacimiento del niño ( 2 , 3-7).
tema anunciado en el v. 7, «lo envolvió en pañales y lo acostó en
un pesebre», se va a convertir en un signo importante en el resto
de la perícopa (vv. 12 y 16b). Pero no es menos cierto que en 1. Salió un decreto del emperador Augusto (Le 2, 1 ss.}
la narración del nacimiento de Jesús podemos distinguir dos par-
tes bien diferenciadas. La primera (2, 1-7) que contiene los datos El problema fundamental de carácter histórico que surge de
históricos esenciales en torno al nacimiento de Jesús; la segunda la lectura de 2, 1-7, es el referente al censo decretado por el em-
(2, 8-20) que encierra fundamentalmente la reflexión teológica perador Augusto, siendo Quirino gobernador de Siria 4 . Los prin-
sobre este acontecimiento. El género literario de la primera parte cipales elementos que podemos deducir, por consiguiente, del texto
(2, 1-7) es histórico-narrativo. El de la segunda (2, 8-20) es, co- llucano son: a) al tiempo del nacimiento de J e s ú s 5 , el emperador
mo veremos, difícil de definir, ya que participa del género de
anuncios, bien conocido ya en el antiguo testamento, se acerca al
género apocalíptico (revelación celeste), y tiene que ver también 3. Esta cronología tan solemne parece ser el verdadero comienzo del
con el clisé de la predicación misionera de la época apostólica. evangelio de Lucas, que, por lo demás, afirma repetidamente que la his-
toria de Jesús comienza a partir del ministerio de Juan Bautista, y con-
cluye en la ascensión (Hech 1, 21-22; 10, 37-38; cf. también Hech 1, 1-2).
Ello confirmaría que el evangelio de la infancia está añadido posterior-
mente y explicaría su carácter tardío y su profundidad teológica. Como
datos cronológicos de relieve, cf. también Le 1, 5 y 3. 23. El comienzo
I. Le 2, 1-7: CARÁCTER HISTÓRICO de la era cristiana, establecido por Dionisio el Exiguo, siglo VI, ha sido
retrasado unos años por un falso cálculo sobre el dato de Le 3, 23: «Jesús,
La perícopa del nacimiento de Jesús se abre con la noticia de al empezar tenía unos 30 años»; tomó a la letra esta edad de Jesús al
empezar su ministerio, cuando éste tendría ya en realidad unos 36 años;
un censo, de carácter universal, mandado por César Augusto (Le cf. Liblia de jerusalén, Bilbao 1975, notas a Le 2, 2 y 3, 1.
2, 1-5). Este comienzo, relacionado con la historia profana, mues- 4. Respecto a las dificultades, objeciones e intentos de solución en
tra el talante histórico de Lucas, que ya había afirmado en el relación al censo de Le 2, 1-2, cf. G. Ogg, The Quirinius question to-day:
prólogo, 1, 1-4, que su obra tiene que ver con «la narración de ExTim 89 (1968) 231-236; C. F. Evans, Tertullians's references lo Sentius
hechos que se han verificado entre nosotros» (v. I ) 1 ; que ha Saturninus and the lukan census: JourTheolStud 24 (1973) 24-39; D. J.
Hayles, The román census and jesús birth. Was Luke corred? I: The ro-
tenido como fuentes a «testigos oculares desde el principio» (v. mans census system: Buried History 9 (1973) 113-132; Historia de Israel,
2)~; y que él mismo «ha investigado todo cuidadosamente desde en Comentario bíblico san Jerónimo V, Madrid 1972, 508; G. Ricciotti, Storia
los orígenes» (v. 3). La cronología solemne con que se abre el d'Israele II, Torino 1960, 434-437; Id., Vita di Gesü, Roma 1941, 183-
capítulo tercero del evangelio de Lucas ( 3 , 1-3) para situar el co- 188; £. Gabra, Iscrizioni greche e latine per lo studio della Bibbia, To-
mienzo del ministerio público de Juan Bautista, es otra buena rino 1958, 52-61; J. Finegan, Light from the ancient past, Princeton 1959,
258-261; H. U. Instinsky, Das Jahr der Geburt Christi, München 1957;
prueba de la preocupación de Lucas por transmitirnos verdadera E. Stauffer, Jesús. Gestalt und Geschichte, Bern 1957, 26-34; C. K. Barrett,
Die Umwelt des N.T. Ausgewahlte Quellen, Tübingen 1959, 12 ss.; res-
pecto a comentarios, cf. J. Sohmid, El evangelio según san Lucas, Barcelo-
na 1968, 96-100 (exposición clara de los problemas y de los intentos de
1. Es curioso notar que, mientras Me 1, 1 abre su obra hablando de solución); C. Stuhlmüller, Evangelio según san Lucas, en Comentario bí-
«comienzo del evangelio de Jesucristo» (¡llamarle a su libro evangelio es blico san Jerónimo III, Madrid 1972, 318; A. Stóger, Vangelo secando
usar un género literario que desborda el paralelismo con la historia pro- Luca I, Roma 1966, 71-73; G. Leonardi, L'infanzia di Gesü nei vangeli
fana!), Lucas, por el contrario, habla de narración de hechos (diégésin di Matteo e di Luca, Padova 1975, 204-206; W. J. Harrington, El evangelio
pragmatón), aludiendo con ello al género histórico; cf. 2 Mac 2, 32; 6, 17, según san Lucas, Madrid 1972, 85-86. Intentan justificar la cronología pre-
donde se usa la misma palabra diégésis referida a una narración de estricto sentada por Lucas, W. Grundmann, Das Evangelium nach Lukas III,
carácter histórico. Téngase en cuenta, además, que Le 1, 1-4 es prólogo Berlin 1961, 76-79; W. F. Arndt, The gospel according to St. Luke, San
no sólo del evangelio, sino también de su segundo libro, Hechos de los Luis 1956, 76-80; L. F. Hartman (ed.), Encyclopedic dictionary of the
apóstoles, que es eminentemente histórico.
Bible, New York 1963, 336-338.
2. A. Feuillet, Témoins oculaires et serviteurs de la parole: NT 15
(1973) 241-259. 5. Jesús de Nazaret nació el año 6 ó 7 antes de la era cristiana:
«Basándose en los datos de Mateo, hay que mantener como seguro que
244 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 245

Augusto ordenó un censo de carácter universal ( 2 , 1.6-7) 6 ; b) Qui- El punto segundo es el más conflictivo y hasta el presente los
rino fue el ejecutor del censo, en calidad de gobernador de Siria intentos de solución no pasan de nuevas hipótesis. Según los da-
(2, 2 ) 7 ; c) éste fue el primer censo hecho en Palestina por orden tos que poseemos por distintas fuentes históricas, Quirino no era
dé un emperador romano (2, 2); d) cada cual debía ir a su ciudad gobernador de Siria cuando nació Jesús. En los años en que nació
natal (2, 3-4); e) la esposa tenía que acompañar al esposo (2, 5). Jesús era legado de Siria o M. Sencio Saturnino (9-6 a. C.) o bien
Referente al punto primero, no faltan historiadores que pon- P. Quintilio Varo (6-4 a. C.) 1 0 . Es además seguro que Quirino
gan en duda la existencia de un edicto imperial ordenando un fue legado de Siria en los años 6-7 d. C , y que durante su gobier-
censo para toda la tierra. Sencillamente no se conoce tal edicto. no mandó hacer un censo n , contra el que se rebelaron los celo-
No obstante, parece probable que Augusto haya dado un edicto tas, capitaneados por Judas el Galileo 12 .
de carácter universal. En Egipto se han descubierto unos papiros Parece, pues, difícil poder compaginar estos datos con los de
que hablan de un censo Ique tuvo ciertamente lugar en tiempo del Le 2, 2. Entre las diversas hipótesis para dar solución a este pro-
emperador Augusto 8 , y cuya finalidad primordial era el pago de blema, hay un par de ellas que resultan más plausibles.
los impuestos. La población tenía que someterse a este censo ca- Por Tácito sabemos que Quirino fue cónsul el año 12 a. C. 13 .
da catorce años. Terminada la guerra que éste llevó a cabo contra los homonaden-
Las notables coincidencias entre este censo y el llevado a cabo ses 14 , pudo ser nombrado legado proconsular. Investido de este
por Quirino en Palestina, están en favor de la universalidad del cargo, pudo recibir un mandato imperial para llevar a cabo el
edicto. Por lo demás, aunque en Egipto este censo vino a susti- censo a que Lucas alude, siendo por entonces gobernador de Si-
tuir al de la dinastía de los Tolomeos con carácter anual, en las ria Sencio Saturnino.
Galias aparece en el año 9 a. C. otro censo ¡semejante al de Egip- La segunda hipótesis se basa en que entre el comienzo del
to con carácter de novedad t o t a l 9 . censo y su ejecución efectiva transcurrió un largo período. El
censo habría comenzado 'por el año 8 a. C , y habría sido llevado
a término por Quirino el año 6 d. C.
Jesús nació lo más tarde en el año 6 a. C, probablemente algo antes»: Hay que admitir también la posibilidad de que Lucas no tu-
J. Schmid, o. c, 99; Mt 2, 1 dice explícitamente: «Jesús nació en Belén
de Judea en tiempos del rey Herodes»; Le 1, 5 apunta en la misma direc- viera una información del todo exacta en este punto, o que el
ción. Herodes el Grande murió el año 4 a. C. El cálculo de la era cristiana evangelista haya querido dar una referencia cronológica en sen-
o era común lo hizo, con el error ya señalado, Dionisio el Exiguo hacia el tido amplio. No hay que olvidar la distancia que lo separa de los
525 d. C. Para más detalles sobre este problema, cf. Historia de Israel, en
Comentario bíblico san Jerónimo V, 507; U. Holzmeister, Chronologia acontecimientos que escribe.
vitae Christi, Roma 1933, 18-25; H. U. Instinsky, o. c. El tercer punto, referente a que éste fue el primer censo, sien-
6. César Augusto reinó del año 30 a. C. al 14 d. C. El título de do Quirino gobernador de Siria (Le 2, 2) ha tenido ya la respues-
Augusto se lo confirió el senado el año 27 a. C. Augusto ejerció una dic-
tadura de carácter benigno y por ello se habla de la pax romana, instau-
rada por él, cf. Historia de Israel, 508; el censo cubría el doble frente de dan una seria probabilidad al carácter universal del censo decretado por
los bienes inmobiliarios y los bienes patrimoniales para llevar a cabo el Augusto, en conformidad con la noticia de Le 2, 1: «Por entonces salió un
pago de los impuestos. decreto del emperador Augusto, mandando hacer un censo del mundo
7. Téngase en cuenta que el gobernador de Judea estaba subordinado entero».
al gobernador de Siria, ya que, a partir de Pompeyo, la provincia de Siria 10. Flavio Josefo, Ant., 12.9, 1, § 277; 17.5, 2, § 89. Tertuliano
fue gobernada por legados romanos, cf. Historia de Israel, 507. afirma, a su vez, que el censo referido en Le 2, 2 fue llevado a término
8. Está fuera de duda que este censo fue mandado por Augusto, pero por Sencio Saturnino.
no se sabe en qué año de su reinado. Unos hablan del año 10 ó 9 a. C, 11. Flavio Josefo, Ant., lili, 5, § 355; 18.1, 1, §§ 1-2; 18.2, 1,
y otros ponen este censo en el año 5 ó 6 d. C. § 26; BI 2.8, 1, § 118; 7.8, 1, § 253. Este dato está confirmado por otro
9. Por ello escribe A. Stoger, o. c, 72: «Un censo general en todo acontecimiento importante: coincide, en efecto, con la anexión de Judea
el imperio romano, según se narra en Le 2, 1, es más que probable según al territorio imperial romano, al ser destituido Arquelao como etnarca de
las fuentes históricas». Se tiene también noticia de un censo bajo Quirino Judea.
en la ciudad de Apamea (Siria), pero no se ha podido establecer en qué 12. Flavio Josefo, Ant., 17.10, 5, §§ 271 ss.; cf. también Hech 5, 37.
fecha se llevó a cabo. En el Monumento de Ancira II, 2-11, el emperador Este dato parece probable.
Augusto atestigua haber llevado a cabo el censo de los ciudadanos romanos 13. Anales, 3.48.
en el año 746 de la fundación de Roma (año 7 a. C). Todos estos datos 14. Ibid.; Estrabón, 12.6, 5.
246 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 247

ta en las dos hipótesis apuntadas más arriba: puede referirse a] ficas de Israel 1 T ; aquel a quien Simeón llamó proféticamente, «luz
'hipotético censo hecho por Quirino cuando era legado proconsu- para alumbrar a las naciones» 18 ; el que va a ensanchar hasta el
lar, o bien al censo iniciado en el año 8 a. C , bajo el mandato de infinito los horizontes del verdadero culto al Padre, «se acerca la
M. Sencio Saturnino, y llevado totalmente a cabo por Quirino el hora en que no daréis culto al Padre ni en este monte ni en Je-
año 6 d. C. rusalén... Se acerca la hora, o mejor dicho ha llegado, en que los
En relación con los puntos cuarto y quinto, 'que cada cual de- que dan culto auténtico darán culto al Padre con espíritu y ver-
bería ir a su ciudad natal y que la esposa tenía que acompañar ai dad; pues de hecho el Padre busca hombres que lo adoren así» I 9 ;
esposo, no hay mayores dificultades, una vez descubiertos los pa- el que, una vez resucitado, encomendaría a sus discípulos una mi-
piros que describen el censo en Egipto. Aunque, en general, un sión sin fronteras, de carácter universal •°, nace en un marco his-
censo romano permitía hacer la inscripción en el lugar en que se tórico geográfico que anticipa y prefigura su futura misión. El
tenían las propiedades o en el de residencia habitual, el censo cuadro es intencionado. La perspectiva universal que se abre con
mandado por el emperador Augusto en Egipto obligaba a ir a la el nacimiento de Jesús parece innegable en el texto lucano.
ciudad natal y a Ique las mujeres casadas se presentasen también
ante las autoridades encargadas de hacer el censo, igual que en
Le 2, 3-5 15 . 3. José, de la estirpe de David (Le 2, 4-5)

Estos versículos ponen a José en primer plano. El motivo es


2. Carácter universal de Jesús y de su obra salvífica evidente. Jesús hereda la realeza davídica a través de José, que
era «de la estirpe y familia de David» (v. 4).
Lucas, al insertar el nacimiento de Jesús en el marco de la Se percibe sin esfuerzo la conexión con la perícopa de la anun-
historia universal, parece perseguir una finalidad teológica de ciación, donde se afirmaba que María estaba «prometida a un
gran relieve en toda su obra: el carácter universal de la persona hombre de la estirpe de David, de nombre José» ( 1 , 27). Por ello
y obra de jesús. Ello parece tanto más intencionado cuanto que, el ángel en coloquio con María podrá afirmar, hablando de Jesús,
como hace notar C. Stuhlmüller, Le 2, 1-2 «difiere claramente que «el Señor Dios le dará el trono de David su antepasado». Se
del tono semítico que presenta el resto de los caps. 1-2, y son puede, pues, afirmar que el evangelista, a través de José, subraya
por completo obra de Lucas, que hace así su aportación al relato una estrecha relación entre David y Jesús que hereda su realeza.
de la infancia» 16 . El que va a romper las barreras étnico-geográ-

15. Existe una última objeción que no es tan consistente como pu- 17. Jesús no sólo se abre ya durante su vida pública a los samaritanos,
diera parecer a simple vista. El hecho de que el emperador Augusto im- que son para los judíos como gentiles y herejes (Le 9, 51-56) sino que,
pusiera un censo en Palestina, territorio del rey Herodes, su aliado. Es una vez resucitado, él mismo señala perspectivas universales a la misión
verdad que Herodes el Grande no era vasallo de Roma en sentido es- de sus discípulos: «Recibiréis una fuerza, el Espíritu Santo que descenderá
tricto, pero lo era en la práctica, ya que dependía en todo de Roma. Era sobre vosotros, para ser testigos míos en Jerusalén, en toda Judea, en
rey por favor del emperador, y cada paso de cierta envergadura tenía que Samaría y hasta los confines del mundo» (Hech 1, 8).
contar con la previa anuencia de Roma. 18. Le 2, 32. Aquí emplea Lucas el término técnico ethnón, con que
16. O. c., 317-318. Habría que matizar, sin embargo, esta afirmación designa, al final del evangelio y en Hechos, a las naciones paganas en
de Stuhlmüller, porque aparte otras pinceladas importantes desde el pun- contraposición con el pueblo judío; cf. Le 24, 47; Hech 2, 5; 9. 15; 10,
to de vista teológico, salidas de la pluma de Lucas, el final del evangelio 35.45; 11, 1.18; 13, 46.47.48; 14, 2.5.27; 15, 3.7.12.14.17.19; 18, 6; 21,
de la infancia (2, 41-52) tiene también un carácter netamente lucano por 19.21; 28, 28.
el vocabulario, estilo, expresiones literarias y contenido. Esta misma pe- 19. Jn 4, 21-24. El contexto es el diálogo de Jesús con la Samaritana
rícopa (2, 1-20) tiene un vocabulario y estilo típicamente tucanos, cf. R. en el pozo de Jacob en Sicar. El territorio, en pleno corazón de Samaría,
Morgenthaler, Statislik des Neutestamentlichen Wortschatzes, Zürich 1958, es universalista; el hablar en público con una mujer y samaritana era
62 ss. Su contenido también es lucano. Literariamente, en el comienzo de escandaloso; este monte se refiere al Garizín, donde estaba el templo de
la narración se concentran una serie de elementos que resaltan el carácter los samaritanos, en perenne antagonismo con el templo de Jerusalén. Este
universal del relato: César Augusto; Quirino, gobernador de Siria; la ex- principio religioso establecido por Jesús es revolucionario, sí se sabe leer
presión «todo el mundo» (pasan ten oikoumenén), y, de nuevo, el término en profundidad.
pantes (todos), al comienzo del v. 3. 20. Mt 28, 18-20; Hech 1, 8.
248 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 249

El texto establece insistentemente esta conexión, al afirmar que La traducción castellana «le llegó el tiempo del parto», ex-
Belén, donde va a nacer Jesús, es la ciudad de David (v. 4 ) 2 1 . presa con claridad el 'hecho en su aspecto biológico: María, como
cualquier madre, después de la concepción, cumple un tiempo
más o menos elástico y «llegado el tiempo del parto», da a luz.
4. Nacimiento de Jesús en Belén {Le 2, 6-7)
Pero Lucas quiere expresar algo más. En nuestra vida hay hechos
Le 2, 6-7 narra el nacimiento de Jesús en Belén. Aunque es- (las ¡mil cosas insignificantes que suceden en cada jornada), y acon-
tos versículos están íntimamente relacionados con 2, 1-5, el v. 6 tecimientos (hechos relevantes, ¡que tienen un significado especial
contiene una fórmula introductoria típicamente lucana t2, con la para el individuo, la familia o la sociedad: nacimientos, bautizos,
finalidad de centrar la atención del lector en e. acontecimiento cumpleaños, bodas, fin de carreras, oposiciones ganadas, fin de
que va a narrar: el nacimiento de Jesús. una guerra, paso de una dictadura .a una democracia, etc.). El na-
cimiento de Jesús es, evidentemente, un acontecimiento, y de tal
calibre que marca el comienzo de una nueva era histórica. Las
21. Belén, llamada también Efratá, a unos 8 kilómetros al sur de Je-
rusalén (por carretera actualmente a unos 14 kilómetros), significa etimo- generaciones que precedieron a Jesús, alentadas por los profetas,
lógicamente «casa de pan» {Bet-lehem). La distancia de Nazaret a Belén desearon ver ese día. Es un día esperado y establecido en el plan
es de unos 140 kilómetros. Lucas afirma que José subió de Nazaret a de Dios. Las profecías y la esperanza secular de Israel llegan a
Belén. La referencia es exacta geográficamente, ya que Nazaret se halla a feliz término. Se cumple el plan de Dios. Esto es lo que Lucas
sólo 525 metros sobre el nivel del mar, mientras que Belén se encuentra a
777 metros. Adquirió notoriedad e importancia por ser la ciudad de David expresa con la fórmula «se cumplieron los días de dar a luz»
y de sus antepasadas (cf. Rut 1, 1; 4, 22; 1 Sam 16; 17, 12 ss.; Jn 7, 42). (eplésthésan hai hémerai tou tekein autén)~y'.
Mt 2, 1 y Le 2, 4-7 afirman explícitamente que Jesús nació en Belén. Ma-
teo apoya su afirmación en la profecía de Miq 5. 1, si bien originaria- La primera parte del v. 7, «y dio a luz a su hijo primogénito»
mente «el profeta no quiere decir que el Mesías haya de nacer necesaria- (prótotokos), ha dado lugar a largas controversias. La objeción,
mente en Efratá (Belén), sino que brotará de la descendencia real de Da- propuesta por diversos autores es la siguiente: Si Lucas afirma
vid»: P. J. King. Miqueas, en Comentario bíblico san Jerónimo I, Madrid que María dio a luz a su hijo primogénito, ello es señal inequívo-
1971, 761. La comunidad judeo-cristiana de Palestina conserva la tradición
del nacimiento de Jesús en Belén. Según Daniélou, «la localización de la ca de que tuvo después otros hijos.
gruta donde nació Jesús, al norte de Belén, se debe a este ambiente»: Hoy se puede dar una respuesta convincente a esta objeción.
Giovanni Battista, testimone dell'agnello e i vangeli dell'infanzia, Brescia Por los documentos más antiguos de Israel sabemos que todo pri-
1968, 54. El evangelio apócrifo de Santiago {siglo II), 17-18, mantiene
esta misma tradición. Otro apócrifo del siglo I surgido en los medios mogénito, nacido de hombre o de animal, pertenecía a Dios 24 .
judeo-cristianos, La ascensión de Isaías, afirma que Jesús nació en una Los primogénitos de los animales se ofrecían en sacrificio 25 . Los
casa de Belén; cf. B. Bagatti, Le origini della tradizione dei luoghi santi in
Palestina: StudBibFranc 14 (1963-1964) 46; ¡aunque los evangelistas no ha- 23. El tercer evangelista tiene especial cuidado en poner de relieve
blan de gruta, muchas familias pobres de Belén las han utilizado (y aún el tema de la realización del designio de Dios. Lo hace, como en Le 2, 6,
las utilizan hoy) como establos y como mansión. En el año 215, Orígenes, con el verbo pimplémi (llenar). Sólo Lucas utiliza este verbo con sentido
instalado en Palestina, afirma que todos los habitantes de Belén, cristianos temporal: «cumplirse, realizarse, llegar a término», en todo el nuevo tes-
o no, están de acuerdo sob>-e la localización de esta gruta. Sobre la que tamento (cf. Le 1, 23.57; 2, 6.21.22; 21, 22); Lucas emplea también el
se muestra hoy a los peregrinos, santa Elena, madre de Constantino, hizo verbo pléroó, término técnico para indicar el tiempo definitivo de la sal-
construir en el año 325 una basílica. Fue restaurada por Justiniano en el vación (cf. Le 1, 20; 2, 40; 3, 5; 4, 21; 7, 1; 9, 31; 21, 24; 22, 16; 24, 44,
año 531. En el año 614 los persas respetaron el templo, gracias a la re- sin tener en cuenta los compuestos de pléroó). Lucas utiliza, además, otras
presentación de los magos en la parte frontal de la basílica, ya que les dos palabras clave: boy (sémeron) y ahora (nyn), para indicar que esta-
recordaban a sus antepasados. Al conquistar los árabes Palestina en el mos ya viviendo la época definitiva de la salvación realizada por Jesús.
siglo VII, destruyeron todas las iglesias de Belén menos «el monasterio de Referente al término sémeron, cf. 2, 11; 4, 21; 5, 26; 18, 28; 13, 32-33;
la bienaventurada Virgen María»; cf. Itinéraires bibliques, Paris 1966, 19, 5.9; 22, 34.61; 23, 43 (y Le 3, 22 en el ms. D); respecto a la partícula
223; cf. también C. Kopp, Holy places of the gospels, New York 1963, «v», indica la hora de Dios en Le 5, 10; Hech 18, 6; matiza también de
1-48. diversas formas el tiempo de la salvación, Le 1, 48; 2, 29. Lucas emplea,
22. Egeneto (y sucedió que), seguido de un verbo finito, eplésthésau además, la fórmula apo tou nyn (desde ahora), para subrayar momentos
(se cumplieron), es una construcción gramatical típicamente lucana (la usa decisivos en la historia de salvación (Le 22, 18.69); cf. E. Fuchs, Sémeron,
33 veces en su evangelio), tomada de los LXX; cf. M. Zerwick, Graecitas en TWNT VII, 269-270; G. Staehling, Nyn, en TWNT IV, 1100-1103.
bíblica, Romae 1960, 122; cf. también Id., Analysis philologica novi testa- 24. Cf. Ex 13, 12; 22, 28-29; 34, 19-20.
menli, Romae 1960, ad Le 1, 8. 25. Cf. Ex 13, 12; Dt 15, 19-20.
250 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 251

primogénitos del 'hombre siempre eran rescatados 2 6 . Así pues, empleo del autés (su, de ella) sea intencionado y que el evangelis-
dada la tradición judaica, el término primogénito encierra ante ta reafirme así la noticia que ya había adelantado sobre la con-
todo un significado de ámbito religioso. El primogénito quedaba cepción vinginal en la perícopa de la anunciación (Le 1, 34-35).
especialmente consagrado a Dios; era su propiedad.
Por otra parte, el término primogénito designaba también en
el antiguo testamento al hijo que iba a perpetuar la familia 27 . 5. «... Y lo acostó en un pesebre» {Le 2, 7)
Tenía, además, derecho a doble parte en la herencia de sus ma-
yores 28 , y era el vehículo por el que se transmitían generación La segunda parte del v. 7 dice así: «'Lo envolvió en pañales
tras generación la bendición de los patriarcas, verdadera herencia y lo acostó en un pesebre, porque no encontraron sitio en la po-
religiosa de Israel 28 . Así pues, el término primogénito, junto a sada».
un significado religioso de ipertenencia a Dios, tiene también un A simple vista esta noticia puede parecer irrelevante. Pero
contenido jurídico-social de privilegio, correspondiente al ámbito contiene detalles que juegan un papel importante en la narración,
cultural semita. No connota, pues, de por sí, ¡a presencia de otros ya que Lucas vuelve sobre ellos insistentemente 88 . Son incluso
hermanos ?M. El color semita del evangelio de la infancia, por una elementos importantes de conexión literario-teológica entre Le
parte, y el hedho de que Jesús sea también presentado en calidad 2, 1-7 y 2, 8-20. Aunque trataremos de captar su significación al
de primogénito, por otra, explican suficientemente el uso del tér- ocuparnos de su carácter específico de signo (Le 2, 12) conviene,
mino primogénito en este pasaje 31 . sin embargo, adelantar las diversas interpretaciones que se han
venido dando.
El texto griego subraya, además, que se trata del hijo de Ma-
El hedho de que su madre lo envolviera en pañales, no da pie
ría: «dio a luz a su hijo primogénito» 32 . Es, pues, probable que el
para afirmar el parto virginal de María ?A. Sería tanto como forzar
el texto y el contexto, ajenos totalmente a esta problemática :s5.
26. Cf. Ex 13, 13; 34, 19-20; Núm 3, 46-47.
27. Los LXX usan en este sentido e] término prótotokos. No hay que Al recordar explícitamente este gesto de María {común, por lo
olvidar que el pueblo hebreo se originó de la fusión de diversas tribus, y demás, a las madres israelitas que envolvían al recién nacido con
que su mentalidad y psicología eran la de los intereses de un clan. Por lo sumo cuidado, apretando fuertemente los pañales y dejando casi
demás, el horizonte de la inmortalidad del hombre no se abre hasta el inmovilizado al niño, por la convicción de que así crecería fuerte
siglo I a. C , y por ello el poder perpetuar la propia estirpe era una espe-
cie de pequeña inmortalidad. A la luz de esto, se comprende el desprecio y alto, con los miembros bien derechos), el evangelista quiere sig-
v el baldón de la mujer estéril. nificar algo especial, acorde con la condición del niño y con el
28. Cf. Gen 27; Dt 21, 17. mensaje del ángel a los pastores (2, 11-13). Lucas parece aludir
29. Cf. Gen 17; Ex 4, 22; Rom 8, 29; Col 1, 15-16.18. Sobre la ley a Sab 7, 3-6, donde Salomón, hablando de sí mismo, dice:
de los primogénitos, cf. R. de Vaux, Instituciones del antiguo testamento,
Barcelona 1964, 561-562.
30. La literatura extra-bíblica confirma que no se puede urgir el tér-
mino primogénito pata probar que Jesús tuvo otros hermanos de María.
Se ha encontrado en Egipto una inscripción funeraria del siglo V d. C, guas modernas. Así, el inglés posee dos formas en singular que traducen el
en la que se pone en labios de una joven madre, Arsinoe, las siguientes su castellano: his (su de él), y her (su de ella). Lo mismo sucede con el
palabras: «Con los dolores de parto del primogénito, el destino me ha alemán: sein (su de él), e ihr (su de ella).
conducido al final de la vida», cf. J. B. Frey, ha signification du terme 33. Cf. Le 2, 12.16. En 2, 12 el evangelista eleva a categoría de signo
«prótotokos» d'aprés une inscription juive: Bi 10 (1930) 373-390, con el hecho de que el niño esté envuelto en pañales y acostado en un pesebre,
dicho texto y el correspondiente comentario; E. Gabra, o. c, 42-44. por más que W. Grundmann se esfuerce en explicar que no se trata de un
31. Cf. Le 2, 22-24, Jesús portador de la promesa con ios derechos y signo para los pastores, sino de la realidad cotidiana: o. c:., 83 ss.
deberes del primogénito. Lucas, en un pasaje que revela su propio estilo y 34. Es decir, que María permaneció fisiológicamente virgen durante el
donde no está en juego la tradición judía ni las promesas mesiánicas, em- parto. Esta afirmación, por !o demás, nada tiene que ver con su concepción
plea el término técnico para indicar el hijo único: monogenés (Le 7, 12). virginal. Todavía defiende hoy esta opinión D. Bertetto, Marta la set/ipre
32. El contraste con el v. 6 es manifiesto. Mientras Lucas emplea vergine: RClelta 55 (1974) 750-758.
aquí el pronombre en plural, autous, referido a José y María («estando 35. Cf. G. Leonardi, o. c, 207-208; G. des Lauriers, Mariologie el
ellos allí»), en el v. 7, por el contrario, el pronombre es femenino y singular, économie. A propos de la virginilas in partu: RcvThom 2 (1962) 203233; R.
uutés, referido a María («y dio a luz a su hijo»). El posesivo castellano su Laurentin, Court traite sur la Vierge Marie, Paris 1968, 177-181; j .
es muy impreciso, no sólo respecto al griego, sino en relación con otras len- Schmid, o. c, 95.
252 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 253

Al nacer también yo respiré el aire común, noticia de que Jesús fue acostado en un pesebre 'porque no había
y al caer en k tierra que todos pisan, lugar para ellos en la posada?
estrené mi voz llorando, igual que todos; Hay exegetas que, dado el contexto del censo y la contrapo-
me criaron con mimo, entre pañales. sición entre el pesebre y la posada, creen que este dato no tiene
Ningún rey empezó de otra manera; más relieve que el de una simple constatación: la posada estaba
idéntica es la entrada de todos en la vida rebosante de gente y María y José, al avecinarse el momento del
e igual es la salida. parto, prefirieron retirarse a una de tantas cuevas en los alrede-
dores de Belén para preservar la intimidad que el caso requería 4 1 .
Otros exegetas, en la contraposición entre el pesebre y la posada,
Admitido el procedimiento midráshico en el evangelio de la ven un rechazo de María, José y el niño, debido, sobre todo, a
infancia como aligo normal, la alusión a Sab 7, 3-6 es posible. Y su condición humilde 42 . No faltan los que afirman que el pese-
no sólo por la referencia a los pañales en ambos pasajes a s , sino bre y la posada están, como señal, más en relación con la persona
también por otras conexiones de cierto relieve. En Sab 7, 3-6 y misión de Jesús, que no con los intereses o exigencias de José
habla Salomón, sucesor de David y portador de las promesas. El y de María 44t.
pensamiento central de estos versículos, la idea casi obsesiva, es
Teniendo en cuenta, por otra parte, el procedimiento midrá-
la igualdad radical de todo hombre, en el nacimiento, en la muer-
shico dichos exegetas encuentran luz en textos del antiguo testa-
te, y por la total impotencia del recién nacido. El contexto de
mento para iluminar la actual condición del niño *4, y, a través
Le 2, 7 insiste, una y otra vez, en el nacimiento de Jesús en la
de él, la nueva relación de Dios con su pueblo. Al hablar de! pe-
ciudad de David 87 , con lo que se pone de manifiesto su mesia-
sebre como señal (Le 2, 12.16) trataremos de poner >más en claro
nismo regio. Le 2, 11 'hace la síntesis de estos dos conceptos.
sus 'posibles aspectos y significados.
La alusión a Sab 7, 3-6 parece, pues, clara: Jesús, Mesías en
la línea de David, queda igualado por su nacimiento a cualquier
hombre. No hay que esperar que el Mesías descienda del cielo,
creencia común en el tiempo de Jesús. Se ha manifestado con la
debilidad propia de todo hombre 38 .
mismo Lucas en 22, 11 la emplea con la significación de habitación). Se tra-
El otro dato, «lo acostó en un pesebre porque no encontraron taría del khan que existía en todas las localidades de un cierto número de
sitio en la posada» (Le 2, 7), debe tener también su propia signi- habitantes para alojar a los forasteros.
ficación. Hay que hacer notar, ante todo, que la señal del pesebre 41. Cf. M. Baily, The crib and exegesis of Lk 2, 1-20: IrER 100 (1963)
363; Id., The shepherds and the sign of a chüd in a manger: IrTQ 31 (1964)
parece la más importante, por repetirse tres veces en la narra- 22; E. Stauffer, Die Dauer des Census Augusti. Neue Beitrage zum lukani-
ción "9. Por otra parte, se descubre sin esfuerzo una cierta opo- schen Schatzungsbericht, Berlín 1961, 9-34; C. Stuhlmüller, o. c., 318; W.
sición entre el pesebre y la posada40. ¿Qué significa, pues, esta J. Harríngton, o. c, 86.
42. Cf. R. Laurentin, Structure et théologie de Luc 1-11, París 1964, 136,
donde establece un paralelismo entre Le 2, 4-7 y Jn 1, 11: «Vino a su casa,
pero los suyos no lo recibieron»; B. F. Meyer, But Mary kept all these things:
36. Lucas en 2, 7 emplea un término de la misma raíz (esparganósen) CBQ 26 (1964) 47.
que los LXX en Sab 7, 4: en sparganois. 43. Cf. C. H. Giblin, o. c, 90.
37. Le 2, 4: «a la ciudad de David»; 2, 6: «estando allí», referido al 44. Ibid., 98-101. Los textos que cita son: Is 1, 3: «Conoce el buey a su
v. 4; 2, 8: «en la misma comarca»; 2, 11: «Hoy, en la ciudad de David, os amo, y el asno el pesebre del dueño»; «Israel no (me, LXX) conoce, mi pue-
ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor». blo no (me, LXX) entiende»; Jer 14, 8: «Esperanza de Israel, Salvador en el
38. Cf. C. H. Giblin, Reflections on the sign of the manger: CBQ 29 peligro, ¿por qué te portas como forastero en el país, como caminante que
(1967) 100; G. Leonardi, o. c, 209. pernocta en una posada?». En ambos contextos, Yahvé aparece como Señor
39. Le 2. 7.12.16. y Salvador o dueño de Israel y hay amenazas de castigos por la infidelidad
40. Pesebre (phatné), se refiere probablemente a una de tantas grutas del pueblo. C. H. Giblin establece así la comparación: «Jesús no va a ser en-
en los alrededores de Belén. Algunas eran sólo establo de animales, pero, contrado en una posada como un extranjero que viaja por el país o como una
con frecuencia vivían en ellas hombres y animales juntamente. Posada (ka- persona que se aloja allí por falta de familia, amigos o conocidos. Se le va a
talyma), etimológicamente significa el lugar donde se desenganchaban los ca- encontrar en un pesebre, signo de que Dios es el sustento de su pueblo» (p.
ballos para repostar, y permitir a los viajeros tiempo para comer y descansar. 100).
De ahí que la palabra posada traduzca fundamentalmente su significado. (El
Nacimiento de jesús 255
254 Devolver el evangelio a los pobres
escena nuevos personajes, los pastores, que van a jugar un papel
importante en el entramado de esta escena 47 . Aparece el ángel del
II. E L EVANGELIO, REVELACIÓN CELESTE OLC 2, 8-20) Señor (v. 9) para comunicar a ios pastores el mensaje celeste. De
improviso entra en escena una legión del ejército celestial (v. 13)
Esta perícopa tiene como parte central el anuncio del naci- que glorifica a Dios por la misericordia mostrada hacia los hom-
miento de Jesús a los pastores. Es decir, al nacer Jesús, se con- bres en el nacimiento de Jesús (v. 14).
mueve 'la corte celeste. Dios toma la iniciativa y revela a los pas- El ángel del Señor da a los pastores un signo difícil de inter-
tores el misterio del niño acostado en el pesebre (vv. 10-12). Hay pretar y desconcertante (v. 12). A partir del v. 15, los pastores
un cántico de alabanza a Dios por su misericordia para con los toman la iniciativa. Ellos, que han sido los primeros evangeliza-
hombres (vv. 13-14). El cielo y la tierra quedan estrechamente dos (vv. 10-12), se convierten en los primeros evangelizadores,
unidos por el nacimiento de Jesús. Este mensaje celeste recibe el (vv. 17-18.20). María, que había aparecido en Le 2, 5 en un
nombre de buena noticia 45 , y lleva en sus entrañas la alegría de segundo término, pasa en seguida al primer plano (vv. 6-7.16).
la salvación (v. 10). La noticia que el evangelista nos da sobre ella en relación a la
Los contactos literarios entre 2, 1-7 y 2, 8-20 son numerosos comprensión del misterio de Jesús (v. 19) será importante, como
y relevantes, constituyendo así 2, 1-20 una gran unidad literario- veremos a su tiempo, para interpretar la cristología de 2, 11 y su
teológica en torno al nacimiento de Jesús y a su primera mani- propia condición de creyente.
festación 46.
La complejidad de esta perícopa, debido a personajes, temas
y diversos elementos, aconsejaría, quizás, como metodología, tra-
1. Género literario de Le 2, 8-20 tar de obtener una visión de conjunto, antes de pasar al análisis
de sus distintos versículos. Si pudiéramos individualizar un género
Tras una lectura atenta de Le 2, 8-20, se saca la impresión de literario como nervio de esta escena, podría hacer de elemento
que nos hallamos ante una perícopa bastante compleja. Entran en catalizador y ofrecernos integradas en un todo unitario las diver-
sas partes que la componen. ¿Hay aígún género literario como
base o estructura fundamental de Le 2, 8-20?
45. Lucas usa aquí el término euaggelizomai, que significa proclamar
una buena noticia. El tercer evangelista siente verdadera predilección por R. Laurentin establece un paralelismo entre el anuncio del
esta palabra. Mientras Marcos emplea el sustantivo euaggelion (evangelio; ángel Gabriel a Zacarías y a María, por una parte, y el anuncio
buena noticia, cf. Me 1, 1.14.15; 8, 35; 10, 29; 13, 10; 14, 9; 16, 15), Lucas del ángel a los pastores, por otra 4fi. Se trata del género literario
no utiliza este término en su evangelio; emplea, por el contrario, el verbo
evangelizar (cf. 1, 19; 2, 10; 3, 18; 4, 18.43; 7, 22; 8, 1; 9, 6; 16, 16; 20, 1). de anuncios, bien conocido en el antiguo testamento iv, y cuyos
Marcos no usa el verbo ninguna vez en su evangelio. Todos estos pasajes elementos característicos son los siguientes: a) aparición de un
tienen en común algo muy importante: la buena noticia que se anuncia tiene mensajero celeste; b) turbación del destinatario del mensaje; c)
como centro a Jesús. Es más, en Le 2, 10 Jesús mismo es la buena noticia. El anuncio del mensajero divino; d) objeción del protagonista; e)
reino de Dios está en íntima conexión con esta buena noticia. Jesús aparece
como el profeta de este reino que inaugura la etapa definitiva de salvación; confirmación del mensaje por medio de una señal.
cf. Le 4, 18.43; 7, 22; 8, 1; 9, 6 (a la luz de 9, 1 ss.); 16, 16. En cuanto a
1, 19 y 3, 18 que, a simple vista, se refieren a Juan Bautista y no a Jesús, la
lectura del contexto nos hace ver que los dos pasajes están en relación con
Juan Bautista en cuanto precursor de jesús, siendo su misión fundamental
«prepararle al Señor un pueblo bien dispuesto» (1, 17). Por otra parte, la 47. Basta considerar, por el momento, la parte cuantitativa: el término
buena noticia que Juan anuncia al pueblo (Le 3, 18) es, ante todo, que Jesús pastores (poimenes) sale cuatro veces: 2, 8.15.18.20, pero se hace constante-
es el Mesías (cf. 3, 16-17a). mente referencia a ellos por medio de diversos pronombres personales: hymin
46. Los contactos literarios son los siguientes: v. 8: «en aquella misma (vv. 10.11.12), hémin (v. 15), autois (autous, vv. 8.9 —dos veces—. 10.15.17.
comarca», referido a los vv. 4-6: «Belén»; «y estando allí», v. 6; en el v. 11 20).
encontramos el mismo verbo tiktó (nacer) que en los vv. 6-7; «en la ciudad 48. Traces d'allusions étymologiques en Le 1-2: Bi 37 (1956) 446 ss.; Id.
de David», expresión unida a Belén en el v. 4; el niño «envuelto en pañales Structure et théologie de Luc I-II, 126, nota 3, pone de manifiesto el parale-
y acostado en un pesebre», v. 12, semejante al v. 7b; «Belén», v. 15, como en lismo entre Le 1, 26-38 y 2, 9-15, subrayando que «lo que fue prometido en
el v. 4; «María, José y ei niño acostado en un pesebre», v. 16, cf. «José», Nazaret (en futuro), se ha realizado en el pesebre».
v. 4; «María», v. 5; «el niño acostado en el pesebre», vv. 7 y 12. 49. Cf. Gen 17, 1-21; 18, 1-14; Ex 3, 2-12; Jue 6, 11-21; 13, 2-20.
256 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de jesús 257

Este clisé parece cuadrar, a simple vista, con Le 2, 8-20. Hay, tá relacionada con la misión (cf. Le 4, 16 ss. y Hech 1, 8). Se per-
sin embargo, algunas diferencias50 que hacen sospechar que el cibe también, sin gran esfuerzo, el paralelismo entre el discurso
género de anuncios no se aplica aquí rígidamente. L. Légrand pa- programático de Jesús (Le 4, 16 ss., en profunda conexión con
rece dar en el clavo al afirmar que Lucas, «al componer esta na- el bautismo) y el discurso programático de Pedro (Hech 2, 14 ss.,
rración tenía en su mente la tarea apostólica de los misioneros en íntima relación con el acontecimiento de Pentecostés, verdade-
cristianos» 51. Es decir, Lucas habría compuesto esta escena antici- ro bautismo de la iglesia). Los puntos más salientes de dicho pa-
pando prefigurativamente la labor misionera de la generación apos- ralelismo son:
tólica. El clisé de la predicación de la iglesia primitiva se habría
entrelazado así con el clisé de géneros de anuncios. Ninguno de Le 4, 16 ss. Hech 2, 14 ss.
los dos clisés se encontraría en un estado puro o rígido, pero po-
larizarían datos importantes, un tanto heterogéneos de la escena, El Espíritu unge a Jesús para co- El Espíritu se derrama sobre la
contribuyendo así a una cierta unidad del conjunto. menzar su misión profética. iglesia para comenzar su misión
Que Le 2, 8-20 tiene como modelo la actividad misionera de profética.
la iglesia apostólica, es manifiesto a través de numerosos y varia- A través de Is 61, 1-2. A través de Jl 3, 1-5.
dos indicios. Pero no sólo. Le 2, 8-20 adelanta también los ras-
gos más salientes de la misión terrestre de Jesús. En este sentido Se señala así la etapa definitiva de Se inaugura así la etapa definitiva
la intuición de Légrand, aunque válida, es solamente parcial. Por salvación (Hoy escatológico, v. 21). (escatológica) de la iglesia (vv. 16
lo demás, no debe extrañarnos que Le 2, 8-20 prefigure, al mismo y 17).
tiempo, la misión de Jesús y la de la iglesia apostólica. Lucas, Ungido como profeta-liberador (vv. Unge a los creyentes con su mismo
autor del evangelio y de Hechos de (ios apóstoles, escribe este 18-19). Espíritu (vv. 32-33).
segundo libro teniendo como punto de mira la persona y la acti-
vidad salvífica de Jesús. Existe, en efecto, un paralelismo innega- Realiza la liberación del hombre Se recuerda a Jesús como profeta-
ble entre el evangelio de Lucas y Hechos, entre la vida de Je- (w. 31-41). liberador (vv. 22-23).
sús y la vida de la iglesia.
Universalismo del mensaje salvífico Universalismo del discurso de Pe-
Hay un claro paralelismo entre el bautismo de Jesús (Le 3, (vv. 25-27) en conexión con el re- dro (2, 17.21.39; cf. 2, 5.9-11.14),
21-22) y la venida del Espíritu santo sobre el colegio apostólico chazo de los judíos (vv. 28-30). en conexión con el rechazo de los
(Hedh 2, 1 ss.), auténtico bautismo de la iglesia (cf. Hech 1, 5;
judíos (13, 46-50; 18, 6; 28, 24-
11, 16). En ambos pasajes hay un contexto de oración (cf. Hech
28).
1, 13-14) que se refiere ai grupo que recibió el Espíritu Santo en 2,
1 ss.; tiene lugar la irrupción del Espíritu Santo en plenitud (cf. Le
4, 1 y Hedh 2, 4); en ambos ¡lugares la venida ddl Espíritu santo es- Lucas establece también el paralelismo a través de los suma-
rios en que se narran innumerables curaciones (Le 4, 40-41, y
Hech 5, 12-16), admitiendo así una conexión implícita entre este
50. En la perícopa de los pastores no aparece la objeción del protago- carisma de Jesús y el de los apóstoles. Es también importante el
nista, es decir, la duda u objeción de los pastores ante el mensaje celeste.
Tampoco casa bien con este género literario de anuncios, la aparición del paralelismo entre la pasión de Jesús y la persecución de la iglesia
ejército celeste para entonar un himno de alabanza (w. 13-14). primitiva. Los jefes del pueblo son los verdaderos perseguidores
51. L'évangile aux bergers. Essai sur le genre littéraire de Luc 2, de Jesús, los que lo acosan sin tregua y estrechan el cerco hasta
8-20: RB 75 (1968) 161. La intuición de Légrand es fundamentalmente vá- conseguir su muerte (Le 6, 11; 11, 53-54; 19, 47-48; 20, 1-2;
lida, aunque se refiere, sobre todo, a la segunda parte de la escena (Le 2, 15-
20). Por lo demás, Lucas utiliza, como veremos, este procedimiento literario- 20, 19; 20, 20.26; 22, 1-6; 22, 52-53). Sucede lo mismo con la
teológico también en otras escenas. Así, Le 2, 41-52, prefigura la pascua. Las iglesia primitiva (cf. Hech 4, 1-2.18-22; 5, 17-18.40). Es más,
tentaciones de Jesús en el desierto (Le 4, 1-13) prefiguran la gran tentación el martirio de Esteban, protomártir de la iglesia, está descrito por
de su pasión; la transfiguración (Le 9, 28-36), gracias a los w. 31-33 de ine- Lucas a la luz de la pasión de Jesús (cf. Hech 7, 56 y Le 22, 69;
quívoco cuño lucano, anticipa prengurativamente su misterio pascual en ge-
neral, y la ascensión, como parte integrante de dicho misterio, en particular. Hedh 7, 59 y Le 23, 46; Hech 7, 60 y Le 23, 34). Se descubre
258 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 259

también el paralelismo en el tema de Jerusalén, lugar de rango versículos (2, 10-12) constituyen algo así como un extracto del
teológico, por realizarse en ella el designio de Dios sobre Jesús: evangelio. Es decir, manifiestan y anticipan de manera concentra-
Jerusalén tiene gran relieve en el evangelio de Lucas, que se abre da el núcleo fundamental del evangelio.
y concluye en Jerusalén (Le 5, 1 ss.; 24, 52-53); el evangelio de El tema de la evangelización establece una estrecha conexión
la infancia {Le 1-2) termina también en Jerusalén con una escena entre la escena del anuncio a los pastores y el comienzo de la mi-
que prefigura la pascua (Le 2, 41-52); gran parte de su materia sión profética de Jesús en Nazaret. Tanto más que en ambas pe-
evangélica la ordena Lucas en un gran viaje de Jesús a Jerusalén, rícopas el término evangelizar está estrechamente relacionado con
de carácter netamente teológico (Le 9, 51-19, 28). Sólo Lucas la persona de Jesús, y tiene como destinatarios a gente pobre,
omite las apariciones de Jesús resucitado en Galilea (cf. Mt 28, oprimida, marginada.
16 ss. y Me 16, 7), transformando esta noticia (Le 24, 6). Lucas Merece, pues, la pena tratar de desentrañar la riqueza y com-
cambia el orden de las tentaciones de Mateo para que terminen prender la hondura del término evangelizar, aplicado a la misión
en Jerusalén {cf. Mt 4, 1-11 y Le 4, 1-13), y añade dos versícu- salvífica de Jesús en Le 4, 18, para iluminar, a su vez, el signifi-
los a la escena de la transfiguración para prefigurar la pascua (cf. cado de este mismo término en Le 2, 10. En efecto, también aquí
Le 9, 31-32). Si Jerusalén es en el evangelio la meta de la vida está unido el término evangelizar al carácter salvífico de Jesús.
de Jesús, en Hechos es efl punto de partida de ¡la iglesia apos- Es más, en este último pasaje podríamos hablar de una identifica-
tólica, convirtiéndose, por lo tanto, en paradigma y punto de mi- ción entre la buena noticia (evangelización) y el nacimiento del
ra de las demás iglesias {cf. Hech 1, 3-5; Le 24, 49); Hecih 1, 8, Salvador: «Os traigo una buena noticia...: Hoy os ha nacido el
verdadero programa del libro; se convierte también en célula de Salvador» (Le 2, 10-11).
las demás iglesias ( H e d í 8, 1; 8, 14 ss.; 11, 19-30); Pablo recibe
en Jerusalén las credenciales de su conversión (Heeh 9, 26-30);
Pedro tiene que dar cuenta a la iglesia de Jerusalén de la conver- 2. «Evangelizar» en he 4, 18 y contexto
sión de Cornelio (Hech 11, 1 ss.); el primer pentecostés (Hecb
2, 1 ss.) se convierte en paradigma del pentecostés de los gentiles Ante todo, conviene poner de relieve que el término evange-
(Hech 10, 44-47; 1 1 , 15-18; 15, 8 ) 8 2 . lizar en Le 4, 18 se encuentra dentro de una perícopa excepcio-
nal, por tratarse de una escena programática. Jesús anticipa aquí
La conexión entre el mensaje del ángel a los pastores (2, 10- lo esencial de su misión evangelizadora, en un discurso que va a
12) y los núcleos fundamentales del evangelio de Lucas es inne- ser un verdadero programa de su actividad salvífica en Palestina.
gable. Y ello no sólo por la terminología empleada, relevante en
Vayamos, pues, por partes, dando pasos sucesivos para que el tema
sí misima ft;i, sino también por la semejanza y relación de los te-
central, la evangelización, quede bien destacado.
mas más importantes entre sí M , de tal manera que los citados
a) Carácter programático de Le 4, 14-44
52. En fin, el problema más serio y trascendente con que se encontró
la iglesia primitiva se zanjó en el concilio de Jerusalén (Hech 15, 1 ss.). Entre los exegetas hay un asentimiento cada vez mayor en
53. Así el verbo evangelizar (euaggelizomai, v. 10); los pastores, gente admitir la dependencia literaria de Le 4, 16 ss. respecto de Me1 6,
pobre y despreciada, como destinatarios de la evangelización (se hace refe- l-6a, y el consiguiente traslado de esta perícopa, por razones de
rencia a ellos con el pronombre personal «a vosotros» [bymin], en los vv. 10.
11.12); la alegría (chara, v. 10) unida al tema de la evangelización; el adver- orden estructural y teológico, por parte de Lucas, al comienzo de
bio hoy (sémeron, v. 11) indicando que este acontecimiento se encuadra en su evangelio 55 . Lucas omite, en efecto, la escena de Nazaret, cuan-
la etapa definitiva de la salvación; finalmente, los títulos cristológicos, Sal- do está siguiendo a Marcos como fuente:
vador (sótér), Mesías (christos), y Señor (Kyrios, v. 11) que compendian la
misión terrestre y el carácter glorioso de Jesús.
54. Así, por ejemplo, en Le 2, 10-12, el término evangelizar está en en la escena de los pastores al nacimiento de Jesús, como objeto directo de
conexión con los pastores, como los destinatarios de esa buena noticia; en la^ evangelizado-'. y en la perícopa de Nazaret al comienzo de la misión pro-
Le 4, 18 también son los pobres, los oprimidos los destinatarios de la evan- fética de Jesús.
gelización de Jesús. Ambos pasajes pertenecen al kairos, el tiempo del cum- 55. A. George, La préclication inaugural de Jésus a la synagogue de NÍÍ-
plimiento de las promesas, el tiempo definitivo de salvación, lo que se indica zareth: BibVieChrét 96 (1970) 50, escribe: «Con seguridad', Lucas ha utili-
con el adverbio hoy (sémeron), tanto en Le 2, 11, como en 4, 21, aplicado zado las mismas tradiciones de Marcos y Mateo para estos vetsículos 16.22b.
260 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 261

Marcos Lucas teológico-estructural en relación con la misión de Jesús, de ahí


4, 35-41 8, 22-25 La tormenta calmada. que el traslado haya sido intencionado 58 .
5, 1-20 8, 26-39 El endemoniado de Gerasa. Visto ya el carácter programático de la perícopa de Nazaret,
5, 21-43 8, 40-56 Jairo-Hemorroísa. sería conveniente mostrar ahora que Le 4, 16-30 está enmarcado
6, l-6a omitido Visita a Nazaret. en una unidad literario-teológica más amplia. La conexión teoló-
6, 6b-13 9, 1-6 Envío de los discípulos. gico-formal de Le 4, 16-30 con los principales temas enunciados
6, 14-16 9, 7-9 Opiniones sobre Jesús. en la introducción (4, 14-15) y, sobre todo, con los compendiados
en la conclusión (4, 42-44) serán de gran utilidad para dilucidar
el alcance y Ja perspectiva de la misión profética d e Jesús en Le
4, 18-19, donde Lucas cita a Is 6 1 , l-2a.
Parece, pues, claro que Lucas ha omitido a Me 6, l-6a, por-
Esta conexión es tanto más importante, cuanto que en el com-
que había trasladado lo esencial de dicha perícopa al comienzo
pendio final (sumario conclusivo), vuelve a salir el término evan-
de su evangelio, interesado como estaba por elevarla a rango de
gelizar, referido a la tarea fundamental de Jesús y al reino de
escena programática 5ti . Lucas, como en tantas otras ocasiones, no
Dios (Le 4, 43). Ofrezco, pues, a continuación, a manera de sín-
aparece preocupado por el Sitz im Leben histórico de la escena
tesis, la posible división de Le 4, 14-44. El cuadro mostrará, se-
polémica de Nazaret 5 7 ; le interesa, por el contrario, su alcance
gún creo, la unidad literario-teológica de esta gran perícopa, que
contiene las escenas de la visita polémica de Jesús a Nazaret y sus
primeros 'milagros en Cafarnaúm.
24»; cf. también, C. Masson, Vers les sources d'eau vive, Lausanne 1961,
64-68; P. Benoit-M.E. Boismard, Synopse des quatre évangiles II, Paris 1972,
89, § 30, refiriéndose a la narración de Lucas, escribe: «Esta narración pre- Le 4, 14-44: Jesús, profeta-libertador
senta puntos comunes ciertos con la de Me 6, l-6a y Mt 13, 54-58»; y más
adelante: «Lucas retoca una escena de la que encuentra un paralelo en Me
6, 1 ss. y Mt 13, 54 ss.» {Ibid., 90, n.° 1); cf. también F. Hauck, Das Evan- Le 4, 14-15: Introducción general (Inclusión)
gelium des Lukas, Leipzig 1934, 63; J. M. Creed, The gospel according to
saint Luke, London 1967, 65.
56. H. Conzelmann, Die Mitte der Zeit, Tübingen «1960, 25-29; J. M. 4, 16: Introducción a la escena de Nazaret
Creed, o. c, 65; F. Hauck, o. c, 63; E. Earle Ellis, The gospel of Luke, NAZARET 4, 17-20: Anuncio profético-programático
London 1966, 95; G. B. Caird, Saint Luke, London 1963, 86. (Proclamación! 4, 21-27: Confirmación dialéctica de lo anunciado
57. Es decir, a Lucas no le preocupa dónde empezó realmente Jesús su
ministerio público. Por lo demás, los datos que poseemos no son muy preci- 4, 28-30: Conclusión de la escena de Nazaret
sos. Los tres sinópticos afirman que Jesús comenzó su vida pública en Gali-
lea (Mt 4, 12; Me 1, 14a; Le 4, 14a); Marcos, por su parte, centra su interés
en Galilea como región (Me 1, 14-15.28.38-39); a pesar de que, a partir 4, 31-32: Introducción a los dos relatos de Cafarnaúm
de Me 1, 21, Jesús está en Cafarnaúm, Marcos sigue subrayando la región 4, 33-37: Liberación del endemoniado
de Galilea (Me 1, 28); Mateo, a su vez, muestra su predilección por Cafar- CAFARNAÚM
4, 38a: Transición
naúm (Mt 4, 12-17, v. 13), a donde parece estar ligado el comienzo del mi- (Realización)
nisterio público de Jesús; aunque Le 4, 14-15 hable también de la enseñanza 4, 38b-39: Curación de la suegra de Pedro
de Jesús en Galilea, estos versículos introducen directamente la perícopa de 4, 40-41: Sumario conclusivo de las dos curaciones
Nazaret (Le 4, 16-30), que señala así el comienzo lucano de la misión pú-
blica de Jesús. Hay indicios de que Lucas sabía que Cafarnaúm estaba al
origen de la misión pública de Jesús («lo que hemos oído que has realizado Le 4, 42-44: Sumario conclusivo global (Inclusión)
en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu tierra», 4, 23), pero pudieron en él
más las motivaciones de orden estructural y teológico para que su comienzo
fuera en Nazaret; cf., bajo este punto de vista, Le 3, 19-20: el evangelista
narra aquí la prisión del Bautista, inmediatamente antes de que éste bautice 58. «Hay que tener en cuenta el procedimiento literario de Lucas, que
a Jesús (!). La razón hay que buscarla en Le 16, 16: Cuando Jesús va a ha adelantado esta escena al comienzo de la carrera de Jesús»: A. George,
comenzar su misión prof ética, inaugurando una etapa definitiva («hoy se o- c, 46; cf. también 50; C. Masson, o. c, 66, escribe a su vez: «No olvj-
cumple esta escritura», Le 4, 21), Juan Bautista, último profeta del antiguo demos que Lucas ha desplazado esta escena que en Marcos se leía bastante
testamento, no tiene ya nada que hacer. Cf. al respecto, Le 7, 28. más adelante».
262 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 263

Queda fuera de las posibilidades de este comentario el hacer Con los términos evangelizar, enviar (v. 43) y proclamar (v.
un análisis detallado de cada uno de los apartados de dicho cua- 44) Lucas establece una significativa conexión teológica con el
dro, e incluso razonar el porqué de tal división. Destacaré sólo v. 18, que encierra la profecía de Is 6 1 , 1-2 y constituye el mo-
lo que esté más relacionado con el tema de la evangelización. tivo fundamental de la perícopa. Esta conexión será clave, como
En la perícopa de Nazaret, la unción profétíca de Jesús por el veremos, para la interpretación de los vv. 18-19, tanto más que,
Espíritu (4, 18) se constituye en centro de la escena; está en re- a este nivel semántico, la partícula dei (es necesario, v. 43) tiene
lación con su carácter programático y manifiesta el alcance de su su equivalencia en la expresión «hoy se ha cumplido» {sémeron
misión. En ¡a perícopa de Cafarnaúm se percibe sin dificultad la peplérótai, v. 21). En efecto, tanto esta expresión como la citada
ludria entre los dos espíritus antagónicos, que impulsan a Jesús partícula, están directamente relacionadas con los términos evan-
y al endemoniado. La victoria (también programática) cae del la- gelizar y enviar en sus respectivas perícopas.
do 'de Jesús de Nazaret, impulsado por di Espíritu Santo (v. 36).
c) Alcance de Is 6 1 , l-2a
b) Le 4, 42-44; sumario conclusivo
Puesto que Is 6 1 , l-2a juega un papel importante en Le 4,
Le 4, 42-44 es un sumario conclusivo porque recopila, a mo- 16-30, es conveniente ver primero el sentido de estos versículos
do de conclusión, Jos temas fundamentales de ''as escenas de Na- en su contexto histórico, para entender luego, a la luz del con-
zaret y Cafarnaúm. texto lucano, el alcance que le da el tercer evangelista al aplicár-
A nivel formal, el vocabulario que establece la conexión con selos a Jesús.
dichas perícopas es abundante y significativo M : marcharse, salir Los problemas que Is 61 ha presentado a los exegetas no han
(poreuomai): v. 42 (dos veces) y v. 30; ciudad {polis): v. 43 y sido pequeños. ¿Forma una unidad con el contexto? ¿pertenece
v. 29 (dos veces); evangelizar (euaggelizomai): v. 43 y v. 18; en- más bien a los poemas del siervo de Yahvé? ¿quién habla en este
viar (apostelló): v. 43 y v. 18 (referido a la misión de Jesús); monólogo, la comunidad de Jerusaién personificada, o un discípu-
p r o a amar (kéryssó): v. 44 v vv. 18 y 19; sinagoga (synagógé): lo de la escuela de Isaías?
v. 44 y vv. 15.16.20.28.33.38; Judea: v. 44 y Galilea: v. 14 *°. Hoy, después de laboriosos estudios llevados a cabo en las úl-
La conexión, a nivel formal, da pie para establecer una signi- timas décadas, se llega a resultados convergentes en puntos fun-
ficativa relación semántica entre este sumario (4, 42-44) y las es- damentales :
cenas de Nazaret y Cafarnaúm. 1. El profeta (el tercer Isaías) ¡habla de sí m i s m o 6 1 , de su
misión profética 62 , la que le ha tocado realizar en los albores del
retorno del destierro de Babilonia 63 .
59. Lucas transforma con habilidad a Me 1, 35-38 para establecer, sin
duda, la conexión literario-teológica con las perícopas de Nazaret y Cafarnaúm,
cf. K. Aland, Synopsis quattuor evangeliorum, Stuttgart 1965, n.° 39. 61. P. E. Bonnard, Le second Isdie, Paris 1972, 415 y 51-4; L. Alonso
60. La correspondencia entre Judea y Galilea es de carácter complemen- Schokel, Isaías, Madrid 1968, 283; C. Stuhlmüller, o. c., 383; J. Fischer,
tario, es decir, están nombradas como partes de un todo. Palestina. Precisa- Das Buch Isaías II, Bonn 1939, 179; R. Koch, Geist und Messias, Wien
mente porque las escenas de Nazaret (4, 16-30) y Cafarnaúm (4, 31-41) tienen 1950, 120, donde recoge a la letra lo que ya había escrito en Das Wirken
carácter programático en relación con el ministerio público de Jesús con des Geistes Gottes in der messianischen Zeit, Rom 1946, 49; E. M. Preval-
los términos judea y Galilea, Lucas señala el área geográfica de su actividad let, The rejection at Nazareth: Le 4, 14-30: Scripture 20 (1968) 6; ésta es
profético-salvífica. Siendo estas dos perícopas programáticas, cada una su- también la interpretación del Targum: «En efecto, el Targum introduce este
braya, no obstante, un aspecto del profetismo de Jesús. La perícopa de monólogo con: 'Así dice el profeta'»: C. Stuhlmüller, o. c., 383; cf. también
Nazaret (aplicación a sí mismo de las palabras de Is 61, 1-2; controversia con a este respecto, I. de la Potterie, L'onction du Christ: NRTh 80 (1958) 230.
sus paisanos; no realiza ningún milagro), pone de manifiesto a Jesús como 62. P. E. Bonnard, o. c, 415; C. Westermann, Das Buch Jesaja, Kap. 40-
profeta poderoso en palabras. La escena de Cafarnaúm (milagro del endemo- 66, Gottingen 1970, 291; K. Paurítsch, Die Neue Gemeinde: Gott sammelt
niado; curación de la suegra de Pedro; sumario de numerosas curaciones), Ausgestossene und Arme (Jesaja 56-66): Anal. Bib. 47 (1971) 127; A. Penna,
subraya el otro aspecto profético de Jesús: poderoso en obras. No es casual Isaia, Roma 1958, 589; R. Koch, La théologie de l'Esprit de Jahveb dans le
que ambos aspectos aparezcan tanto en estas escenas programáticas, como livre d'Isa'ie. Miscellanea Bíblica Congressus internationalis catholici de re
en el juicio retrospectivo de Lucas sobre Jesús: «Probeta poderoso en obras bíblica, Paris 1959, 432.
y en palabras» (Le 24, 19). 63. P. E. Bonnard, o. c, 416; C. Stuhlmüller, o. c, 383.
264 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 265

2. Se trata fundamentalmente de una salvación o liberación L. Alonso Sdhókel, comentando Is 58, 6, escribe:
material para el que sufre cualquier tipo de opresión o injusticia:
Por séptima vez suena la rafa «ayuno», y esta vez es el auténtico, que
Los desdichados no son, hablando estrictamente, los detenidos, en- consiste en obras de justicia y de caridad, «obras de misericordia»;
cerrados en una cárcel o en la prisión del exilio, abierta por fin recien- entre ellas ocupa espacio mayor y puesto primero el liberar a los cau-
tivos; el don de la libertad se siente más después de la esclavitud de
temente, sino en general todos los que gimen doblegados bajo cual-
Babilonia 69 .
quier tipo de yugo. Su liberación está presentada como la proclama-
ción de un jubileo que concede a los esclavos su manumisión " 4 .
P. E. Bonnard, comentando Is 58, 6, insiste también en este
último aspecto:
3. Como quiera que esta liberación ofrecida por Dios, a tra-
vés del profeta, está en la esfera de Jo religioso-espiritual, se po-
Los que acaban de sucumbir bajo el yugo babilonio (42, 3), deben
dría afirmar con C. Stuhlmüller que el profeta proclama una sal-
hacer todo lo posible para liberar a los que gimen bajo otros yugos
vación total: (v. 9), para romper las ataduras y correas con que los hombres enca-
denan a sus semejantes con el fin de explotarlos 70 .
Aquí, como a través del poema, abundan las metáforas, pero la idea
básica mira a la salvación total del pueblo de Dios: corporal, espiri-
tual, individual y social65. d) Alcance de Le 4, 18-19
El primer paso para descubrir la intención de Lucas es ver lo
4. Que la salvación material, en sentido de hacer justicia, que ei evangelista cita y cómo lo hace. En líneas generales se
liberar de la opresión, tener entrañas de misericordia con ei pró- puede afirmar que Lucas cita Is 6 1 , l-2a y una parte de Is 58, 6,
jimo necesitado, está presente en Is 6 1 , 1-2, queda de manifiesto, según los LXX.
una vez más, por el paralelismo que exegetas de nota establecen Descendiendo a los detalles se constata: a) Lucas omite la
entre Is 6 1 , 1-2 y 58, 6. frase: «vendar los corazones desgarrados» (Is 6 1 , 1); b) el evan-
Así, P . E. Bonnard, explicando la terminología de Is 6 1 , 1, gelista, en lugar de didha frase omitida, añade a la cita de Is 6 1 ,
escribe: «Cautivos... prisioneros... designan aquí de manera ge- 1: «poner en libertad a los oprimidos», tomada de Is 58, 6; c)
neral a los que sufren diversas clases de opresión (cf. 58, 6 ) » 6 6 . Lucas concluye la cita con la frase: «proclamar el año de gracia
C. Westermann, interpretando el mismo pasaje, escribe a su vez: del Señor», tomada de Is 6 1 , 2 a 7 1 .
«La liberación de ios prisioneros no se refiere a los exiliados, sino Sabiendo que los cambios en sus citas hay que atribuirlos con
a los presos comunes y a casos semejantes como en 58, 6» 6 | . frecuencia al misimo Lucas, ya sea para acomodarlas al contexto,
En efecto, Le 58, 6 y su contexto ponen de manifiesto que ya para expresar su propia concepción teológica T2 , es conveniente
el verdadero ayuno, como expresión de religiosidad, consiste en ver si estos cambios son aquí significativos y, en caso afirmativo,
hacer justicia, redhazando toda clase de injusticia, y dedicarse al por qué lo son.
servicio del prójimo 88 . Parece significativo el que Lucas suprima un estico, «vendar
los corazones desgarrados», que podría ser fáciánente interpreta-
64. P. E. Bonnard, o. c, 416417; cf. también a este respecto, C. Wester- do sólo en sentido espiritual, y lo sustituya por otro trozo de Is
mann, o. c, 292; G. von Rad, Teología del antiguo testamento II, Salamanca
1976, 351.
65. C. StuMmüller, o. c, 383. algo que es mucho más importante que el ayuno: la justicia y el amor al
66. P. E. Bonnard, o. c, 416, nota 6. prójimo».
67. C. Westermann, o. c, 292. 69. L. Alonso Schokel, o. c, 272.
68. P. E. Bonard, o. c, 370, afirma que Is 58 tiene una «unidad real», 70. P. E. Bonnard, o. c, 374.
y en 371 hace ver la contraposición iti crescendo entre el ayuno, como práctica 71. Lucas ha cambiado el verbo kaleó (llamar) de Is 61, 2, por kérussó
religiosa vacía de contenido (vv. 1-5) y el verdadero ayuno, es decir, la prác- (proclamar) en Le 4, 19.
tica de la justicia y de la caridad con los oprimidos y los que sufren (vv. 6-7); 72. M. Resé, Alttestamentlichemotive in der Chrislologie des Lukas,
I. Fisoher, o. c, 163, comentando Is 58, 6, escribe: «Según este texto hay Gütersloh 1969, 144.
266 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 267

58, 6, que, como se acaba de ver, hace referencia a la liberación tes que, en su conjunto, constituyen la época definitiva de Jesús
material de toda clase de injusticia: «poner en libertad a los opri- como tiempo definitivo de salvación 78 .
midos». Así pues, el hoy de Le 4, 21 señala el comienzo de la misión
Parece, asimismo, deliberado, el que Lucas termine toda la profétíca de Jesús T 0 , con carácter programático para su ministe-
cita con Is 6 1 , 2a, omitiendo: «el día de ia venganza de nuestro rio s o . El objetivo fundamental es ia liberación total del hombre,
Dios», y presentando la salvación en Jesús como el año jubilar a la luz de Is 6 1 , 1-2: la promesa se ha 'hecho realidad palpable en
en que se realiza la liberación de los esclavos 7ií. Jesús de Nazaret. Se da en el tiempo un auténtico salto cualitati-
Jesús, terminado de leer en la sinagoga el citado texto de vo 81 : el tiempo ha dejado de ser promesa para hacerse realidad
Isaías 7 4 , se lo aplica a sí mismo 7B, afirmando de esta manera su sdvífica en sentido pleno. Al aplicarse Jesús a sí mismo el texto
perfecto cumplimiento: «Hoy, en vuestra presencia, se ha cum- de Is 6 1 , 1-2, entramos en el kairos, que es el tiempo definitivo
plido este pasaje» (4, 21). Esta breve homilía manifiesta el cuño de «la visita salvífica de Dios» 82 .
lucano, ya que encierra un tema teológico por el que Lucas sien- El «se ha cumplido» de Le 4, 2 1 , en íntima relación con
te verdadera predilección 7(i. En efecto, el término hoy (sémeron), el hoy, además de señalar el tiempo del cumplimiento, recalca el
refuerza el contenido escatológico encerrado en Is 6 1 , 1-2; de plan de Dios. La salvación definitiva que Jesús nos ofrece, forma
ahí la importancia del hoy en Le 4, 2 1 : Jesús se presenta como parte del designio salvífico de Dios. Se comienza así la etapa defi-
el profeta escatológico, inaugurando así la época definitiva de la nitiva de salvación con la garantía del respaido de Dios: el pro-
salvación " . E s evidente que no todos los hoy tienen la misma grama de liberación anunciado por Jesús de Nazaret lleva, pues,
importancia, pero jalonan y dan realce a las etapas más importan- en sus entrañas la garantía de la realización y de la eficacia 83 .
Por otra parte, el año jubilar (Le 4, 19), imperativo legal in-
operante en la época de la promesa, deja de ser utopía y pasa a

73. Esta liberación podría referirse tanto a Dt 15, 12 y Jer 34, 8-17,
después de cada siete años, como a Lev 25, 10, después de cada 49 años, of. 78. Cf. a este respecto, H. Zimmermann, Jesús Christus. Geschichte uttd
P. E. Bonnard, o. c, 417, nota 1; la regla de la comunidad de Qumrán hace Verkündigung, Stuttgart 1973, 153 ss. W. Grundmann, o. c, 83.131.359.434-
alusión a Lev 25. 8-55; cf. L. Moraldi, I manoscritti di Qumran, Torino 1971, 435; H. W. Beyer, Episkeptomai y Episkopé, en TWNT II, 597-598; II.
166, IQS 10, 7-8. Schürmann, o. c, 285; E. Fuchs, Sémeron, en TWNT VII, 273; J. Schmid,
74. No se puede afirmar con certeza si Jesús escogió el texto por sí mis- o. c, 287; P. Grelot, «Aujourd'hui tu seras avec moi dans le paradis»
mo o si el texto estaba programado. Mientras A. George, o. c, 43, escribe (Le 23, 43): RB 74 (1965) 194-197; O. Cullmann, Cristo y el tiempo, Bar-
que «en general se admite que en el tiempo de Jesús la lectura de los pro- celona 1968, 27 s.
fetas en la reunión del sábado no seguía un programa fijo», apoyándose en 79. A. George, Tradition et rédaction chez Luc. l^a construction du troi-
H. L. Strack-P. Billerbeck, Kommentar zum Neuen Testament IV, Mün- siéme évangile, en De Jésus aux évangiles. Traduction et rédaction dans les
chen 1928, 169-170; C. Masson, o. c, 48, sostiene la misma opinión; A. évangiles synoptiques, Gembloux-Paris 1967, 106; el érxato de legein (empezó
Guilding, por el contrario, defiende la lectura programada: The fourth gospel a decir) de Le 4, 21 tiene el sentido fuerte de la teología del arché (comienzo)
and jewish worship, Oxford 1960, 7-10; 21-22; 125-126. en la obra lucana (cf. Hech 10, 37).
75. «...Sea cual sea la libertad de Lucas en su redacción, él presenta aquí 80. T. Dupont, Études sur les Actes des apotres, Paris 1967, 405.
un texto que Jesús se ha aplicado a sí mismo»: A. George, o. c, 51. 81. Cf. Le 1, 48; 2, 11.29; 19, 42.
76. Es el tema del designio de Dios que se manifiesta en el cumplimien- 82. Le 19, 44; cf. también Le 1, 68 y 7, 16: «Un gran profeta ha surgido
to de lo anunciado anteriormente en Jesús. Las dos palabras clave son entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo»; Le 19, 44; Me 1, 15: «Se ha
sémeron (hoy), que subraya la conexión de la profecía con el ministerio de cumpiido el plazo» (Peplérotai ho kairos).
Jesús, y peplérotai (se ha realizado, se ha cumplido), que pone de mani- 83. A través del verbo phéroó (cumplirse) y sus compuestos, Lucas hace
fiesto el testimonio definitivo de la salvación; el término sémeron se usa ver cómo el proyecto salvífico de Dios se hace realidad palpable en Cristo y
once veces en Lucas (2, 11; 4, 21; 5, 26; 12, 28; 13, 32.33; 19, 5.9; 22, 34. cómo se va actualizando para cada generación cristiana, cf. Le 1, 1: «los he-
61; 23, 43: se encuentra, además, en Le 3, 22 en el ms. D), y otras nueve chos que se han realizado entre nosotros». Con frecuencia está conectado con
veces en Hechos; Mateo lo emplea ocho veces, y Marcos una sola vez; el el misterio pascual, como etapa culminante de la época definitiva de sal-
término pléroó (cumplirse), a su vez, lo usa Lucas nueve veces (1, 20; 2, 40; vación (cf. Le 9, 31.51; 24, 44; Hech 13, 32-33); en Hech 2, 1 el verbo
3, 5; 4, 21; 7, 1; 9, 31; 21, 24; 22, 16; 24, 44), sin tener en cuenta los symplérousthai (cumplirse), está señalando el comienzo de la iglesia por el
compuestos de pléroó; lo emplea, además, 16 veces en Hechos. bautismo del Espíritu Santo (Hech 2, 4) y ello como realización del plan de
77. Cf. C. Masson, o. c., 49; H. Schürmann, Das Lukasevangelium I, Dios: «Está sucediendo lo que dijo el profeta Joel: 'En los últimos días,
Freiburg 1965, 231. dice Dios, derramaré mi Espíritu sobre todo hombre'» (Hech 2, 16 ss.).
268 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 269

ser realidad en Jesús. El programa de liberación que entraña, se complemento; es necesario, pues, considerar la liberación del hom-
convierte así en ideal cristiano: abolición de toda esclavitud, pro- bre de manera indivisible, como un todo. Hay que hablar de
moción de la justicia, defensa de los deredhos fundamentales del liberación total del hombre cuando se tiene como punto de mira
hombre. la ¡liberación que Jesucristo ha proclamado y realizado 8e.
El año jubilar (Lev 25, 8-17.23-25) se celebraba cada cincuen-
ta años, después de siete semanas de años. Al son de la trom- e) Alcance del término evangelizar en Le 4, 18 y par.
peta se anunciaba la liberación a todos los habitantes del país:
El significado fundamental de evangelizar, tanto en Is 61, 1,
Las tierras quedaban en reposo, cada cual volvía a entrar en pose- como en Le 4, 18, es el de la proclamación o anuncio profético.
sión de su patrimonio, es decir, los campos y las casas que se habían La proclamación queda subrayada en Lucas que usa dos veces el
enajenado volvían a su primitivo propietario... los deudores insolven- verbo kéryssó (proclamar), sustituyendo una vez al verbo laleó
tes, los esclavos israelitas eran liberados 84. (llamar) de los LXX. Pero los verbos evangelizar y proclamar no
están empleados en abstracto; hacen, por el contrario, alusión a una
misión concreta del tercer Isaías o de Jesús-profeta en favor de
Las motivaciones religiosas de tal medida son: «La tierra no los oprimidos: «para que dé la buena noticia {euaggelizomai) a los
puede venderse para siempre, porque la tierra es mía» (Lev 25, pobres»; «para anunciar (kéryssó) ia libertad a los cautivos, y la
23); «Te acordarás de que tú fuiste esclavo en el país de Egipto vista a los ciegos»; «para proclamar (kéryssó) el año de gracia del
y que Yahvé tu Dios te rescató» {Dt 15, 15). Señor»; «para poner en libertad a los oprimidos».
La aplicación de esta ley ha encontrado enormes obstáculos y,
de hecho, se puede afirmar que no se cumplió nunca 85. Encierra, Por lo demás, la unción profética está en función de la misión:
sin embargo, un ideal de justicia y de derechos ¡humanos funda- «ungido para»... El carácter de esta misión está expresado en el
mentales que, a través de Is 61, 1-2, llega hasta Le 4, 18-19 para texto por el infinitivo final evangelizar. El hecho de que, a conti-
convertirse en programa de Jesús y en ideal cristiano. Este dato nuación, se haga, de nuevo, referencia directa a la misión con el
invita, pues, a una interpretación también material del texto, ya verbo enviar (apostelló), explicitando su contenido por medio de
que los problemas de justicia y los deredhos humanos son valores infinitivos con carácter final, está en favor de la siguiente división
perennes y están asumidos por el evangelio. literaria: a) «Me ha ungido»... «para evangelizar»; b) «Me ha en-
viado»... «para proclamar»..., «para poner en libertad»..., «para
Es evidente que el subrayar una y otra vez el carácter mate- proclamar»...
rial de la profecía de Is 61, 1-2, tanto en su contexto histórico,
como en su aplicación a Jesús, no excluye el sentido espiritual El verbo evangelizar parece indicar la misión de un modo gene-
que encierra. La exégesis, si ha pecado por algo, ha sido por su- ral y global; los verbos proclamar (dos veces) y enviar especificarían
brayar solamente el sentido espiritual, por ello ¡hacía falta este dicha misión, mostrando los rasgos fundamentales de la misma.
El verbo evangelizar en Is 61, 1, expresa la misión del profeta,
84. R. de Vaux, o. c, 246; R. North, Sociology of the biblicd jubilee,
que, como se ha visto, abarca también la liberación material de los
Rome 1954, 109-134. oprimidos. La proclamación profética, encerrada en el verbo evan-
85. «La mayoría de los críticos consideran esta ley como una pura gelizar se puede considerar tal si es eficaz 87. En el horizonte his-
construcción teológica prácticamente inaplicable. De hecho, las protestas de los tórico de Is 61, 1-2, el profeta se presenta con una misión funda-
profetas contra el acaparamiento de los bienes de los pobres por los propie-
tarios ricos (por ejemplo, Am 8, 4 ss.; 5, 11; 4, 1; Is 1, 16 ss.; 2, 7; 3, 14;
mentalmente liberadora. Sabe que ha sido enviado para llevar a los
5, 8; 1 Re 21) prueban que no ha tenido ninguna aplicación», en P. van
Imschoot, Teología del antiguo testamento, Madrid 1969, 575-576. En lo re-
ferente a la manumisión de esclavos, quizás por lo inoperante de la medida 86. Cf. J. M. González Ruiz, Pobreza evangélica y promoción humana,
(¡liberación después de 50 años de esclavitud!), quizás también porque de Barcelona 1967, 40-43.
hecho nadie la practicaba, lo cierto es que la esclavitud de los israelitas llegó a 87. C. Westermann, o. c, 292, escribe: «A través de su predicación el
ser temporal. Los esclavos varones (Ex 21. 26) y los de ambos sexos (Dt 15, profeta tiene que curar las heridas y poner en libertad a los prisioneros»;
12-17) tenían que ser puestos en libertad después de seis años de esclavitud; T. H. Robinson, comentando a Miq 3, 5-8, escribe a su vez: «Proclamar la
;um así, se seguía esclavizando al hermano, de ahí la dura requisitoria contra salvación es tanto como ponerla en marcha, realizarla»: Die zwolf kleine Pro-
los nobles que mantenían esta situación de injusticia (Jer 34, 16-22). pheten, Tübingen 1954, 138.
270 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 271

pobres la buena noticia; sólo será buena esta noticia, en la medida Personalmente creo que 'Le 4, 18-19 debe ser interpretado co-
en que realice la liberación de los oprimidos. mo liberación total del hombre, y que el verbo evangelizar significa
Si, como se acaba de ver, Is 6 1 , 1-2 encierra una misión pro- no sólo la proclamación sino también la realización del mensaje
fetica que incluye directamente la liberación material de los opri- proel aimado.
midos, no se ve por qué algunos exegetas atribuyen a Le 4, 18-19, En efecto, hemos visto que Le 4, 42-44 es un sumario conclu-
que contiene sustancialmente dicho texto de Isaías, una significa- sivo. Resume, pues, ¡los temas más importantes desarrollados a par-
ción puramente espiritual 8 8 . tir de Le 4, 16 ss. Los términos más significativos que establecen
Por eso -no faltan exegetas que, al estudiar a Le 4, 18-19, lo in- la conexión entre Le 4, 18-21 y 4, 42-44 son: evangelizar, es ne-
terpretan como una liberación total del hombre; no hacen sino sa- cesario (dei) 90 , reino de Dios y enviar.
car las consecuencias del texto de Is 6 1 , 1-2 89 . La expresión «he sido enviado a anunciar el reino de Dios»
(4, 4 3 , sentencia global, complexiva, como corresponde a un su-
88. Hablan de liberación en este orden espiritual, interno, A. George, mario conclusivo), había quedado especificada y clarificada anterior-
La prédication inaugúrale de Jésus a la synagoge de Nazareth, 52: «jesús va a mente: «... me ha enviado para anunciar la libertad a los cautivos,
dirigirse preferentemente a los pobres, a los que sufren, a los oprimidos (la y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para
idea es particularmente querida para Lucas); él les trae la liberación espi- proclamar el año de gracia del Señor» (Le 4, 18-19).
ritual, el punto de vista del designio de Dios»; J. Coppens escribe a este
respecto: «Jesús ha debido utilizar el texto del tercer Isaías en un sentido Así pues, a través del verbo enviar (apostelló) (en toda la obra
figurado, dándole, más allá de su sentido literal, una significación espiritual, lucana referido sólo aquí —Le 4, 18 y 4, 4 3 — a la misión de Je-
situándolo en una perspectiva espiritual de salvación, en la línea del reino sús), el tercer evangelista establece la equivalencia entre evangeli-
de Dios»: Le messianisme et sa releve prophétique, Gembloux 1974, 190-191; zar el reino {dar la buena noticia del reinado de Dios, 4, 43) y
es verdad que, a renglón seguido, matiza esta interpretación espiritualista en
sentido más global: «En otras palabras, el simple evangelizar hay que com- liberar a los oprimidos (4, 18). Por otra parte, la conexión existente
prenderlo en función de la expresión más completa evangelizar el reino. Desde entre evangelizar a los pobres (4, 18) y evangelizar el reino de Dios
entonces Jesús no ha anunciado beneficios puramente temporales, materiales, (4, 43) señala a los pobres como los destinatarios y beneficiarios del
terrestres, sino que ha proclamado aquellos que una interpretación profética, reino de D i o s 9 1 .
espiritualizando cada vez más la venida del reino de Dios, tendía a enunciar
y a tener presente para la era mesiánica»: Ibid., 191; E. Earle Ellis, o. c,
97, escribe: «Jesús realiza la redención a través de un mensaje, no de una
reforma social o política; a través de una palabra, no de una guerra. Los pobres, que, al mismo tiempo, son los piadosos que aguardan pacientemente
'pobres', 'cautivos', 'ciegos', 'oprimidos', representan el verdadero resto de la (1, 51 ss.; Sal 34, 11), pero también están comprendidos los pecadores que
nación». Extraña, sin embargo, que una afirmación tan categórica no esté son despreciados por los arrogantes que presumen de piadosos. La predicación
apoyada en ningún tipo de razones; cabe decir lo mismo del juicio emitido de Jesús no es una predicación de juicio condenatorio... sino la proclamación
por J. Schmid, quien, comentando Le 4, 18, escribe: «La situación en que del comienzo del tiempo de salvación. Signos de maravillosas curaciones
las palabras de Isaías son citadas por Jesús, exige una interpretación espiri- corporales testimonian su comienzo»: o. c, 64; en el fondo F. Hauck consi-
tual-simbólica»: o. c, 111; este juicio llama tanto más la atención, cuanto dera, con razón, la unidad más amplia del ministerio de Jesús en Nazaret y
que, a renglón seguido, afirma: «En el profeta, por el contrario, se hace re- Cafarnaúm.
ferencia a la liberación de la cautividad de Babilonia y de la miseria física»: 90. Hemos visto la importancia teológica del cumplimiento en Jesús del
Ibid., 111; personalmente no entiendo el porqué esta desconexión entre la plan de Dios, a través de los términos sémeron (hoy) y pléroó (cumplirse);
misión del profeta y su aplicación a Jesús, sin razones que la avalen; R. Koch la partícula dei está en íntima conexión con esta perspectiva teológica, seña-
o. c, 124, parece pronunciarse en la misma dirección. Hablando de que el lando la necesidad ineludible del cumplimiento del proyecto de Dios y la
profeta de Is 61, 1-2 es tipo de Jesús (Le 4, 17-19), afirma que éste «ha aceptación de dicho designio por Jesús, cf. Le 2, 49; 4, 42-43 (a la luz de 4,
traído al mundo la superior liberación de la esclavitud del pecado»; 18-21); 9, 22 (la partícula dei abarca todos los verbos); 13, 33; 17, 24-25;
Digo parece, porque, hablando R. Koch de «liberación del pecado», habría 19, 5; 24, 7.26-27.44-47.
que conocer lo que el autor piensa sobre el pecado, su dimensión social, el 91. J. Dupont, Les beatitudes II, París 1969, 19-51, sobre todo 39 ss.,
ma! organizado por el hombre contra el hombre, etc. donde el citado exegeta establece el paralelismo con Is 61 y otros textos del
89. C. Masson, o. c, 48, escribe: «Los 'pobres' son todos los que en profeta. En las pp. 47-48, escribe: «Son numerosos los textos que asocian el
Israel sufren material y espiritualmente la situación presente, y que son lle- pobre y el afligido, el pobre y el hambriento, el pobre, el huérfano y la viuda,
vados a esperarlo todo de Dios. En el pasaje de Isaías están representados así como los que añaden al hambre (y a la sed) la desnudez. Viendo cómo las
por 'los cautivos', los 'ciegos', los 'oprimidos', a los que se les ha prometido bienaventuranzas agrupan los pobres, los afligidos, los hambrientos, no se
la liberación»; F. Hauck, a su vez, comentando Le 4, 18, escribe: «Jesús es podrían olvidar todos los términos que sirven para designar personas que se
el Salvador de los pobres. Entre ellos están comprendidos los socialmente encuentran en una situación análoga». Y en las conclusiones de esta sección,
272 Devolver el evangelio a los pobres
Nacimiento de jesús 273
Podemos afirmar, pues, que la expresión evangelizar a los po-
venían a oírlo y a ser curados (6, 1 8 ) 9 2 . El poder (dynamis) de
bres (dar la buena noticia a los pobres, 4, 18a) anuncia la misión Jesús los curaba a todos (6, 19). Estos son, pues los signos de la pre-
salvífica de Jesús, especificada en 4, 18b, como proclamación y rea- sencia del reino en favor de los pobres, a quienes se va a dirigir Je-
lización de la liberación de los oprimidos; es decir, evangelizar abar- sús en 6, 20.
ca aquí tanto la enseñanza como la actividad liberadora de Jesús. Por otra parte, el anatema contra Jos ricos (6, 24) es realmente
Todo ello queda resumido en la frase evangelizar el reino de Dios dramático. Lo dicho hasta aquí y el antagonismo con Le 6, 20, ha-
(4 ; 43). Téngase en cuenta que el v. 43 es la respuesta de Jesús al cen ver en dios los opresores de los pobres (cf. Le 19, 1 ss.) 8 3 ; su
gesto de los habitantes de Cafarnaúm que querían retenerlo y que drama está en que son esclavos e idólatras de su propia riqueza 94 .
en Cafarnaúm, aparte de los vv. 31-32, que hacen de introducción, Así pues, los pobres son, en el plan de Dios, los destinatarios
sólo se narran milagros de Jesús. Por eso la respuesta de Jesús y beneficiarios del reino que Jesús proclama y realiza. Jesús los li-
«también a otros pueblos tengo que evangelizar el reino de Dios, bera de las garras de los potentados y les restituye su condición de
establece, sin duda, la conexión entre evangelizar el reino de Dios seres libres; los ricos, por el contrario, quedan marginados del rei-
y los milagros obrados en Cafarnaúm: su actividad liberadora es, no, aprisionados en su propia riqueza, sin capacidad de valorar los
en efecto, evangelización del reino. derechos humanos y sin estímulo ante el ofrecimiento y urgencia del
La partícula dei (es necesario, 4, 43) expresa, en labios de Je- reino de Dios. La condición de los ricos es desesperada; queda, no
sús, la necesidad de realizar el plan de Dios y tiene su equivalente obstante, la posibilidad, aunque muy difícil, de su conversión: Dios
en la expresión «hoy se ha cumplido» (4, 21) como comienzo efec- puede cambiar su corazón de piedra por un corazón de carne (Ez
tivo de dicho proyecto salvífico. 36, 26).
La buena noticia del reino de Dios se debe interpretar, pues,
/) La primera bienaventuranza y el discurso programático como el anuncio de la liberación total de los oprimidos, como mi-
sión específica de Jesús. La liberación material de cualquier tipo de
La primera bienaventuranza, «Dichosos vosotros los pobres opresión, fruto de la injusticia, pertenece al mensaje bíblico como
{hoi ptóchoi, como en Le 4, 18) porque vuestro es el reino de Dios» valor religioso esencial. Los profetas, dada su sensibilidad ante la
(Le 6, 20, la misma expresión que en Le 4, 43), hay que interpre- injusticia reinante en las clases dirigentes, o a causa de la experien-
tarla, pues, a la luz del discurso programático de Nazaret y del su- cia del destierro, le dan un relieve especial. La razón parece clara:
mario conclusivo (sobre todo del v. 43). la liberación del oprimido no pertenece al ropaje cultural de la Bi-
Jesús proclama dichosos a los 'pobres, porque con él les ha lle- blia, sino a su mensaje central y perenne.
gado el Salvador, el libertador; el reino de Dios les pertenece y la
presencia de este reino se manifiesta en la proclamación y liberación
de los oprimidos. Pero el liberar de las garras de los opresores sería
muy poco si Jesús no ofreciera al mismo tiempo unas garantías para 92. La semejanza con Le 4. 40-41 es innegable. En las dos partes sólo
mantener la libertad conquistada; por eso, al anunciar el año jubilar Lucas distingue cuidadosamente entre enfermos y endemoniados, cf. Le 4, 40-
(Le 4, 19), Jesús proclama y exige la condición de libertad para todo 41 con Me 1, 32-34.
hombre. 93. T. Stramare, o. c, 181, escribe: «Lucas contrapone una maldición
a la primera bienaventuranza... Tal maldición nos indica que Lucas por
El contexto de esta primera bienaventuranza clarifica, según 'anáwím' entiende los pobres en sentido social, como clase opuesta a los
creo, cuanto vengo diciendo: a los doce, que acababan de ser ele- ricos».
gidos por Jesús (Le 6, 12-16), se une un buen número de discípulos 94. Esta esclavitud aparece clara en la parábola del rico que amontona
riqueza, Le 12, 16-21 (cf. v. 19: ¡vivir para poseer!); se presenta también la
{mathétón, 6, 17) y una muchedumbre del pueblo {laos, v. 17) que riqueza como fuente de idolatría (yo diría que sutil e irónicamente como causa
de ateísmo, en cuanto que incapacita para la práctica de la justicia y para per-
cibir los bienes de orden superior), Le 16, 13: «No podéis servir (douleuein)
p. 49: «En el contexto bíblico éstos (los pobres) no se nos presentan como a Dios y al dinero». No obstante, y aunque sea muy difícil, la misericordia
hombres que tienen demasiado pocos bienes para asegurar su subsistencia; de Dios llega también a los ricos, cf. Le 19, 1-10 y 18, 18-30; en este último
se trata más bien de la gente sencilla incapaz de resistir y de defenderse pasaje se da el motivo de esta posible conversión: «Lo que el hombre no
contra los hombres potentes o violentos» (el subrayado es mío); cf. también puede, lo puede Dios», Le 18, 27; Cf. J. M. González Ruiz, o. c, 61-74.
T. Stramare, Beati i poveri: RivBib 13 (1965) 179-186.
274 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 275

carácter global de compendio: anunciando en 4, 18 el tema que va


g) «¿Eres tú el que ha de venir?» (Le 7, 19-23) a ser explicitado, y resumiendo en 7, 22 el tema que acaba de ser
desarrollado.
Especialmente significativo es el paralelismo entre Le 4, 18-19 Se puede afirmar, pues, que Lucas intenta relacionar, una vez
y 7, 21-22. Ante los emisarios de Juan Bautista Jesús hace nu- más, el anuncio de la actividad profética de Jesús (4, 18-19) con
merosas curaciones (v. 21) que atestiguan su carácter mesiámco su realización concreta. Lucas dice a los discípulos del Bautista: Je-
(«¿eres tú el ique ha de venir?», vv. 19-20) en línea profética (v. sús es el Mesías-profeta, porque lo que ha anunciado sobre su per-
22). En efecto: sona en Nazaret (4, 18-19) lo está realizando, «como habéis visto
1. Las expresiones «los ciegos ven» y «los pobres son evange- y oído».
lizados» (v. 22) ponen a este pasaje en conexión directa con Le 4, El término euaggelizomai (anunciar la buena noticia) de 4, 18
18. y 7, 22, hace, pues, referencia a la misión liberadora que Jesús ha
realizado como auténtico profeta (en 4, 18 con carácter programá-
2. En da expresión «lo que habéis visto y oído» (v. 22) el tico; en 7, 22 realizando ese programa), y contiene ya germinal-
aoristo ékousate (habéis oído) se refiere a los milagros realizados mente esta acción liberadora. Es que proclamar proféticamente (con
por Jesús anteriormente, en la misma línea de la frase, «lo que he- eficacia) equivale a realizar la liberación que se anuncia.
mos oído que has hecho en Cafarnaúm»... (Le 4, 23) 9 5 . El uso del
verbo akouó (oír) en este sentido, constituye un nuevo lazo de
unión con Le 4, 16-30. h) Relación entre Le 2, 10-12 y Le 4, 18 y contexto
3. Que el ékousate (habéis oído) del v. 22 se refiere, no a los Acabamos de recorrer algunos pasajes del evangelio de Lucas,
milagros del v. 21, sino a los portentos obrados anteriormente, relacionados con el tema de la evangelización, su significado, sus
quedaría confirmado con la frase, «los muertos resucitan», que, con destinatarios. Se trata de pasajes de capital importancia. Le 4, 16 ss.
toda probabilidad, se refiere a la resurrección del hijo de la viuda contiene el programa profético-salvífico de Jesús. Lo aquí anuncia-
de Naím en el contexto inmediato (Le 7, 11-17). Es de notar que el do va a ser la pauta de su predicación y de su conducta, como lo
título dado a Jesús en esta perícopa es también el de profeta (7, demuestran las curaciones que Jesús obra ante los discípulos de
16). Juan Bautista, y la interpretación que de ellas hace Le 7, 21-22.
Jesús, tanto por los milagros que acaba de realizar, como por El centro de este mensaje es la liberación total del hombre. Los
ios prodigios a los que hace alusión, a través del ékousate, se colo- destinatarios directos (nítidamente preferidos) son los pobres, es
ca en una línea mesiánicoHprofética en que la liberación material decir, los marginados, los desvalidos e impotentes frente a la opre-
aparece en primer plano por medio de los verbos del v. 22: «ven... sión por parte de los ricos, de los poderosos.
andan... quedan limpios... oyen... resucitan... se anuncia la buena Esta opción fundamental del evangelio podría traducirse, en
noticia» 9fi. No veo por qué se deba privar de esta significación al términos de nuestra cultura contemporánea, como una auténtica
verbo evangelizar, que forma parte de esta enumeración y se re- opción de clase. En la actualidad cuando se habla de opción de
fiere también al v. 21. Es más, dado que en Le 4, 18 la expresión, clase se pretende, entre otras cosas, poner de relieve una actitud
«a los pobres se anuncia la buena noticia», abre la enumeración y en fundamental: la que lleva a determinadas personas, provenientes
7, 22 la concluye, se podría afirmar que en amibos pasajes posee un de medios y status superiores, a optar en favor de las clases popu-
lares y de la causa que los representa, con el fin de superar las in-
justas diferencias que engendran división entre los hombres, desde
95. M. J. Lagrange, Évangile selon saint Luc, Paris 1921, 215, afirma- una auténtica comunión con la base popular. La opción de clase
«Jesús no dice nada que los discípulos de Juan no hayan podido constatar se convierte así en claro lugar teológico, al recordar significativa-
en aquel mismo momento (eidete) o que ellos no hayan oído decir (ékousate) mente la metodología de la revelación y de la evangelización reali-
anteriormente a testigos dignos de fe». zada por Jesús. Esto (que la opción de clase por parte de Jesús
96. J. M. Creed, o. c, 106, comentando Le 7, 22, escribe: «El versículo sea lugar teológico) es un rejón de muerte a la teología tradicional
precedente pone de manifiesto que Lucas entiende 'los ciegos recobran la
vista' literalmente». que se tambalea desde los cimientos. En el fondo quiere decir que
276 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 277

no se puede hacer una teología válida si la base eclesial no se in- y anticipan el núcleo de la misión de Jesús: en Le 2, 11 con el tér-
«7
mino Salvador; en Le 4, 18 con el contenido correspondiente a
corpora a esta tarea .
didho término; en ambos pasajes con el término evangelizar (euag-
La buena noticia del reino de Dios se identifica con esta activi-
gelizomai), referido a la persona y a la actividad salvífica de Jesús.
dad liberadora de Jesús (Le 4, 43). Es que en el plan de Dios su
reino está destinado a los pobres (Le 6, 20). Esto es, en síntesis,
el corazón del mensaje evangélico, el nervio de la actividad sal- 3. jesús, salvador (Le 2, 11)
vífica de Jesús. Y esto es precisamente el núcleo fundamental del
anuncio del ángel a los pastores. Creo que podemos afirmar, sin temor a exageración, que el te-
La identidad entre la revelación de Dios a los pastores y el pro- ma de la salvación, como proyecto gratuito de Dios, a través de Je-
grama de Jesús en Nazaret salta a la vista. En las dos escenas se sús, es uno de los temas centrales de la obra lucana 1 0 °.
anuncia la buena noticia, íntimamente asociada a la persona y acti- Lucas, en efecto, abre ya su primer libro con un prólogo ( 1 , 1-
vidad salvífica de Jesús. En Belén, esta buena noticia se identifica 4 ) 1 0 1 , en el que subraya el carácter salvífico de la historia que va
con el nacimiento de Jesús, el Salvador (2, 11); en Nazaret se iden- a transmitirnos.
tifica con su actividad salvífica (4, 18); en Belén están en profunda
conexión el carácter salvífico de Jesús y los pastores como los desti- a) La historia de salvación en Le 1, 1-4
natarios directos de su actividad liberadora 9 8 ; en Nazaret son tam-
bién los pobres, los marginados, los encarcelados, etc., los destinata- En primer lugar, Lucas subraya el carácter salvífico de la histo-
rios directos de la actividad liberadora de Jesús; en Belén, el ángel ria con la expresión «los hechos que se han verificado entre nos-
anuncia el nacimiento del Salvador como un nuevo comienzo, como otros». El verbo griego empleado en dicha expresión es pléropho-
la realización de las promesas divinas " , con el término sémeron reó, un compuesto de pléroó (cumplirse, realizarse). Estamos, pues,
(boy); en Nazaret se subraya también el comienzo de la misión ante una terminología técnica 102 para indicar el tiempo de! cumpli-
pública de Jesús con este mismo término, asociado aquí al cum- miento en relación a las promesas, al plan de Dios. Habllar de pro-
plimiento del pasaje de Is 6 1 , 1-2 en la persona de Jesús (Le 4, 21). mesa y cumplimiento, referidos al plan de Dios, es, quizás, la ma-
El paralelismo entre las dos escenas abarca, pues, los teínas funda- nera más clara y típicamente bíblica de ¡hacer alusión a la historia
mentales. de salvación.
En el fondo, la identificación entre las dos perícopas queda pa- Por otra parte, la expresión «entre nosotros» (en hémin), asocia-
tente a través del tema de la salvación. En efecto, ambas anuncian da a esta realización del plan de Dios, no hace sino confirmar el
carácter salvífico de la historia que Lucas nos anuncia en el prólogo.
El tercer evangelista, que no ha sido testigo presencial de los he-
97. Es ésta otra de las valiosas aportaciones de J. M. González Ruiz al dhos que va a narrar, se considera, no obstante, en íntima comunión
quehacer teológico, en su obra eminentemente dialéctica y en sintonía con la
teología de la liberación, Dios está en la base, Barcelona 1970; baste una con los acontecimientos que se han cumplido ya y que se siguen
cita sugerente, que compendia el núcleo de la obra, para comprender el al-
cance de su aportación: «...Dios está en la base. El gran 'espacio teofánico'
son los pobres, los hambrientos, los explotados, los presos, los oprimidos, los 100. Cf. C. Stühlmüller, o. c, 319; W. Grundmann, o. c, 4544%;
pequeños... En una palabra: cuando a los dirigentes eclesiásticos se les pide J. Schmid, o. c, 103; G. Leonardi, o. c, 212-214.
una especie de dependencia frente a la base, no es porque se crea que la base, 101. El prólogo, Le 1, 1-4, abarca sus dos libros, el evangelio y
en cuanto tal, es fuente automática del poder apostólico, sino porque se sabe Hechos de los apóstoles. Este segundo libro no tiene propiamente prólogo;
muy bien que esta base es la sede de Dios, la cátedra desde donde se revela se abre con una introducción (Hech 1, 1-11) que establece una estrecha re-
a los hombres —incluso a los hombres de iglesia—, el santuario donde pro- lación con Le 24 y destaca las numerosas apariciones de Jesús en que éste
fiere sus oráculos»: pp. 8-9. transmite su misión a los apóstoles, y en la que se anuncia el tema central
98. «Hoy os (hymin) ha nacido el Salvador»... Textualmente el pro- del libro: «Recibiréis una fuerza, el Espíritu Santo que descenderá sobre
nombre hyrnin (para vosotros), está asociado directamente al título Salvador; vosotros para ser testigos míos en Jerusalén... y hasta los confines del mun-
indirectamente a los títulos: Mesías, Señor. do» (Hech 1, 8). Hech 1, 1-2, al mismo tiempo que compendia la etapa del
99. Cf. Le 1, 30-31, promesa hecha por el ángel Gabriel a María y que evangelio de Jesús, hace alusión explícita al prólogo (Le 1, 1-4) a través
recoge, a su vez, la expectación y las promesas del antiguo testamento; cf. del personaje Teófilo.
también 1, 45. 102. Cf. supra, notas 23 y 83 a este respecto.
278 Devolver el evangelio a los pobrts nacimiento de jesús 279

cumpliendo (valga la redundancia) en su generación. Sólo los he- El contexto es la elección de Matías, debido al suicidio de Ju-
chos salvíficos perduran en plenitud a través del tiempo 10S . Por das. El pasaje nos habla del tiempo de Jesús, a través de dos coor-
eso cualquier generación cristiana que celebra la eucaristía, sabe denadas: el bautismo de Juan y la ascensión, que no son sino dos
que, al recordar el memorial de la pascua del Señor, está actualizan- acontecimientos salvíficos. Es más, el haber vivido en este tiempo,
do realmente la cena que en otro tiempo celebró Jesús con sus dis- ^polarizado por estos dos acontecimientos de salvación, es la condi-
cípulos 104 . ción indispensable para poder ser un testigo calificado de la resu-
O t r o elemento del prólogo que apunta también directamente rrección del Señor, lo que comporta la dimensión de la fe, como un
hacia la historia de salvación es el tema de la tradición, unido al sexto sentido con que afrontar una experiencia transhistórica. Esta-
tema de «los testigos oculares desde el principio», y al de «los pre- mos, pues, en el corazón de la historia de salvación.
dicadores de la palabra» 103 . Todos estos elementos constituyen un El segundo pasaje está tomado del discurso de Pedro en casa de
argumento sólido para 'poder afirmar que Lucas anuncia, ya desde Cornelio:
el prólogo, la historia de salvación como algo central en su obra.
Vosotros sabéis muy bien el acontecimiento que ocupó a todo el país
b) Compendios sobre la historia de salvación de los judíos, empezando por Galilea, después que ]uan predicó el
bautismo. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios por la fuer-
En segundo lugar, encontramos en él libro de Hechos pe- za del TLspíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los opri-
queños resúmenes del evangelio como historia de salvación: midos por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros somos
testigos de lo que hizo en el país de los judíos y en Jerusalén. Lo
Hace falta que uno que haya sido testigo de su resurrección se asocie mataron, colgándolo de un madero, pero Dios lo resucitó... e hizo
a nosotros; uno de los que nos acompañaron mientras vivía con nos- que se dejara ver... de los testigos que él había designado, de nos-
otros el Señor Jesús, desde los tiempos en que Juan bautizaba hasta otros que hemos comido y bebido con él después que resucitó de la
el día en que se lo llevaron al cielo (Heoh 1, 21-22). muerte (Hech 10, 37-41).

103. Téngase en cuenta la precisión del griego. Mientras el aoristo in- Bastaría volver a leer este pasaje, comparando las frases en cur-
dica una acción puntual, realizada y anclada por completo en el pasado, el siva con las demás para comprender la indisoluble unidad entre los
perfecto, por el contrario, se refiere a una acción pasada que, de alguna ma- acontecimientos históricos y su carácter salvífico en la persona y en
nera, aún perdura en el presente. Lucas en 1, 1 emplea el participio perfec- la obra de Jesús de Nazaret. El evangelio no es simple historia, pero
to pasivo (peplérophorémenón), cuyo sentido es: «... los hechos que se han
cumplido y continúan realizándose entre nosotros». Un ejemplo claro de lo tampoco es una salvación desligada de nuestra condición histórica,
afirmado más arriba lo tenemos en 1 Cor 15, 3-5: «Lo que os transmití fue, con todos los problemas que comporta. El evangelio es historia de
ante todo lo que yo había recibido: que el Mesías murió (apethanen, aoristo) salvación.
por nuestros pecados... que fue sepultado (etaphé, aoristo), que ha resucita-
do (egégertai, perfecto) ...que se apareció (óphthé, aoristo) a Pedro»...; es
decir, dentro de una secuencia de aoristos, murió, fue sepultado, se apareció, c) Teología de la historia
que indican acciones que pertenecen enteramente al pasado, encontramos
un perfecto, ha resucitado, que indica una acción que tuvo lugar en el pa- El tema de la salvación aparece también en la obra lucana unido
sado, pero cuyos efectos perduran en el presente: ha resucitado y está vivo al del designio o plan de Dios para salvar al hombre. Se trata de
(continúa viviendo y es fuente de vida). una verdadera teología de la historia, o del sentido más profundo
104. Este es también el motivo último de la eficacia de los sacramentos, y auténtico de la providencia divina. Lucas expresa el designio sal-
ya que en realidad son acciones salvíficas del Señor que, en cuanto tales,
perduran en la comunidad de creyentes. vífico de Dios con diversa terminología:
105. Lucas, además de usar el término técnico de la tradición, paradi-
dómi (transmitir, cf. 1 Cor 15, 3), refuerza su sentido con la frase adverbial 1. Con el término «boulé» {designio, plan, proyecto): «Os ha-
«desde el principio» (ap'archés); sobre la expresión «predicadores de la pa- blo de Jesús el Nazareno... Conforme al plan previsto y sancionado
labra», cf. las expresiones semejantes en Hech 5, 32; 6, 4 y 26, 16; sobre por Dios, os lo entregaron, y vosotros, por mano de paganos, lo
el interesante tema de la posible personalización de la palabra en Le 1, 2,
aunque no con la hondura y claridad de Jn 1, pero ya caminando y no lejos matasteis en una cruz» (Hech 2, 22-23).
de la perspectiva joánica, cf. A. Feuillet, o. c, 241-259. Es decir, Dios de manera inescrutable y, a veces, desconcertan-
280 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de jesús 2» I

te, dirige los grandes acontecimientos de la historia humana; por 2. Con el término «horizó» {determinar, establecer, decretar):
eso es historia de salvación. «Este hombre se va según lo establecido. Pero ¡ay del que lo en-
Creo importante el subrayar que la providencia divina no tiene trega» (Le 22, 22) U)8.
que ver solamente con los grandes acontecimientos históricos, sino
también con la vida de cada hombre. El creyente sabe, de manera 3. Con la partícula «dei» (es necesario, es preciso): Esta forma
especial, que hay un proyecto de Dios sobre su vida y que lo fun- verbal impersonal implica, por una parte, la necesidad de que se
damental es acertar con él. El mismo Jesús establece la conexión cumpla el designio de Dios y, por otra, la aceptación voluntaria por
entre su misión y el designio de Dios (cf. Le 4, 18-21.43) a través parte de Jesús del proyecto de Dios sobre él. La respuesta de Jesús
del verbo enviar (4, 43) y del cumplimiento de la Escritura (4, 21). a su madre, extrañada de encontrarlo en medio de los doctores por
Considera tarea cotidiana 'llevar a término la obra que el Padre le ha no haber comprendido su gesto, es elocuente a este respecto:
confiado (Jn 4, 34; 6, 38-40). Tan central es di descubrir y llevar «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo tenia que estar en la
a cabo el plan de Dios sobre cada uno, que en el padrenuestro el casa de mi Padre?» (Le 2, 49).
Señor nos enseñó a pedir que venga el reino de Dios y que se haga Son las primeras palabras de Jesús que acepta como obediencia
su voluntad. El sermón de la montaña termina, a su vez, compen- suprema el designio de Dios sobre él.
diando en esta dirección toda su enseñanza: «No basta decirme: La predicción de la pasión es también elocuente: «Este hombre
'¡Señor, Señor!', para entrar en el reino de Dios; no, ¡hay que poner tiene que padecer mucho, (tiene que) ser rechazado por los senado-
por obra el designio de mi Padre del cielo» (Mt 7, 21). Y a conti- res, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer
nuación, con una conocida comparación evangélica, centra la aten- día» (Le 9, 22).
ción del lector en esta misma enseñanza: «En resumen, todo aquel La partícula dei, abarca aquí todos los verbos que, en su con-
que escucha estas palabras mías y las pone por obra se parece al junto, constituyen el núcleo del ministerio pascual de Jesús. El acto
hombre sensato que edificó su casa sobre roca»... (Mt 7, 24 ss.). supremo salvífico de Jesús entra de lleno en el plan de Dios 109.
Jesús, que ya desde sus primeras palabras acepta como el deber
más importante hacer la voluntad de su Padre (Le 2, 49), recurre d) Salvador (salvación, salvar)
una y otra vez a la oración para acertar en los momentos cruciales
de su existencia, o para tener fuerza y llevar adelante el proyecto Sí todo lo dicho hasta aquí encuadra el tema de la salvación co-
de Dios (cf. Le 3, 21; 6, 12; 9, 18; 9, 28-29; 11, 1; 22, 32; 22, mo algo central en la obra lucana, el vocabulario específico de la sal-
39-46) loa . vación (Salvador, salvación, salvar), pone de manifiesto el relieve de
este tema en la obra del tercer evangelista.
Se aliaron en esta ciudad Herodes y Poncio Pilato... contra su santo Comenzamos con el término sótér (Salvador), por ser el voca-
siervo Jesús, tu ungido, para realizar cuanto tu eficacia y tu decisión blo empleado en la perícopa que comentamos (Le 2, 11) n o . Este
habían decretado que sucediera (Hech 4, 27-28)10". título, en su forma griega sótér, era aplicado en el mundo helenís-
tico, tanto a las divinidades que ejercían su influjo salvador hacia
Aparecen también aquí entremezclados, como en una trama el hombre (Zeus, Asclepio, Serapis), como a emperadores romanos
bien urdida, la decisión del hombre y el designio eficaz de Dios. y soberanos orientales, divinizados por sus pueblos y culturas. Su
nacimiento o el comienzo de su reinado era designado como una
El nombre que le cuadra es, una vez más, historia de salvación.
buena noticia (evangelio).
106. No obstante es importante distinguir entre providencia y provi-
dencialismo. Todos los dones naturales que hemos recibido de Dios son ya
parte de su providencia, y como primera providencia hay que utilizarlos: in- 108. Cf. también Hech 2, 23; 10, 42; 17, 26.31. En el resto del nuevo
teligencia, libertad, capacidad de amar y de ser amado, temperamento, apti- testamento este término se usa sólo en Rom 1, 4 y Heb 4, 7.
tudes innatas, etc. No hay que esperar que Dios resuelva de manera ordina- 109. Cf. también Le 4, 42-43; 13, 31-33; 17, 24-25; 19, 5; 24, 7;
ria lo que él mismo ha sometido al dominio y arbitrio del hombre: «Creced, 24, 26-27; 24, 44-47.
multiplicaos, llenad la tierra y sometedla» (Gen 1, 28). Dios no es un dios 110. Este título lo emplea sólo Lucas entre los sinópticos. Además
de bolsillo para que el hombre lo utilice a su capricho. del citado pasaje (Le 2, 11) se encuentra también en Hech 5, 31 y 13, 23;
107. Cf. también Hech 20, 25-27. Juan lo utiliza en 4, 42.
282 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 283

Es interesante a este respecto la Inscripción de Priene, que des- tiempo de paz, asociado al nacimiento de Augusto, es el tiempo
cribe el día del nacimiento de Augusto así: de la benevolencia divina para con los nombres a causa del naci-
miento de Jesús (Le 2, 13-14). Como veremos más adelante, los
Este día del nacimiento del emperador ha dado un nuevo aspecto a destinatarios de este mensaje, los pastores, y el signo que se les
todo el mundo. Este habría llegado a su fin, si en el niño nacido hoy da, hacen aún más desconcertante dicho contraste.
no hubiera brillado una grande felicidad para todos los pueblos... Es evidente que el título de Salvador corresponde al nombre de
Quien juzgue rectamente reconocerá por sí mismo en este día del Jesús, dado por el ángel en la anunciación (Le 1, 3 1 ) 1 1 3 . Estando,
Señor el comienzo de la vida. Es imposible darle gracias como se me- pues, el título de Salvador tan estrechamente unido a su propia mi-
rece por los grandes beneficios que ha traído este día. La providen- sión, su alcance teológico no puede ser otro que ei que le dio el
cia, que gobierna toda la vida, ha llenado a este hombre de dones mismo Jesús al lanzar el programa de su misión terrestre (Le 4, 18-
apropiados para la salvación de los hombres, habiéndolo mandado a 19). Y ya hemos visto que se trataba de una salvación total y com-
nosotros y a las generaciones futuras como salvador. El pondrá fin pleta del hombre.
a todas las guerras y soportará todo soberanamente. En su manifesta- Hay también dos pasajes importantes en Hechos en que se
ción se cumple la esperanza de los antepasados. El no sólo ha aven- aplica a Jesús el título sótér (Salvador): «Según lo prometido, Dios
tajado a los mayores benefactores de la humanidad, sino que es im- sacó de la descendencia de David un Salvador para Israel, Jesús.
posible que venga uno mayor que él. El día del nacimiento de Dios Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo para
fue para el mundo el comienzo del evangelio, que ha sido anunciado que se arrepintieran» (Hech 13, 23-24).
El texto una al nombre de Jesús, el título de Salvador que, se-
gún el contexto, se aplica tanto a su condición terrestre ( 1 3 , 23-
Se percibe, pues, el paralelismo religioso-cultural entre los 29) m , como a su carácter glorioso ( 1 3 , 30 ss.). Es significativo,
«evangelios imperiales» y el verdadero evangelio, el que anuncia el asimismo, la conexión que se establece entre la aparición cíe Jesús,
nacimiento del Salvador, el Mesías, el Señor (Le 2, l l ) 1 1 2 . Se Salvador, y el bautismo de Juan para la conversión del pueblo.
percibe, asimismo, el contraste y la diferencia. Lucas, recurriendo En efecto, Juan tiene por misión preparar para Jesús «un
al estilo de los anuncios imperiales para narrar el nacimiento de pueblo bien dispuesto» (Le 1, 17) predicando «un bautismo para
Jesús, quiere hacer comprender a sus destinatarios paganos que que se arrepintieran y se les perdonaran los pecados» (Le 3, 3).
Jesús es el único Salvador y Señor. Mateo y Marcos no aplican a Ahora bien, los pecados contra los que clama Juan tienen una di-
Jesús el título Salvador, quizás para no sembrar la confusión. Lucas, mensión marcadamente social: son actitudes por las que se atropella
anas osadamente, recurre al contraste, a la contraposición para que la justicia y se oprime al prójimo ('Le 3, 12-14); o bien, invita Juan
quede claro que Jesús es el único Salvador y Señor. a sus oyentes a una actividad de amor y misericordia hacia el pró-
En efecto, César Augusto, prototipo del emperador divinizado, jimo necesitado (Le 3, 10-11) n 5 . Por eso cuando Pablo al final del
es nombrado por Lucas exclusivamente para enmarcar e¡ tiempo del mismo discurso anuncia «el perdón de los pecados por medio de
nacimiento de Jesús, verdadero Salvador (Le 2, 1). Los títulos de
Salvador y Señor, que corresponderían a Augusto por decreto im-
perial, son aplicados a Jesús por anuncio celeste (Le 2, 9-11). El 113. En el nombre de jesús está ya indicada su misión, puesto que el
hebreo Yeshua es la abreviación del término Yehoshua que significa «Yahvé
111. Citado por G. Leonardi, o. c., 213, nota 33. es salvación» (cf. Mt 1, 21); en el antiguo testamento Dios es el Salvador
112. L. Légrand, o. c, 163-164. El citado autor escribe: «Sea que por antonomasia: Is 44, 6; 45, 15.21; Sal 79, 9; Hab 3, 18; éste es pre-
Lucas haya visto la inscripción de Priene —lo que es muy posible, estando cisamente el título aplicado a Yahvé en el Magníficat (Le 1, 47).
Priene próxima a Mileto— y la haya plagiado conscientemente, sea, más 114. Parece claro que el tercer evangelista tiene presente a Le 2, 11,
probablemente, que tenga en cuenta el estilo oral de la proclamación que donde, además del título de Salvador, se hace mención explícita de la ciu-
los heraldos hacían de los nacimientos imperiales, él se ha inspirado en dad de David.
los anuncios de nacimiento real»: Ibid., 164. De la misma opinión son 115. Esta constatación es tanto más importante, cuanto que Lucas es-
L. Cerfaux y J. Tondriau cuando escriben: «Lucas ha adecuado su estilo taba usando la misma fuente que Mateo en los versículos precedentes (Le
al tono de las inscripciones imperiales», en Le cuite des souverains dans 3, 7-9) y sigue con esta fuente (Q) en los versículos que siguen (Le 3,
la civilisation gréco-romaine, Paris-Tournai 1957, 450. 15-17); los vv. 10-14, son, por el contrario, propios de Lucas.
284 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 285

Jesús» (Hec'h 13, 38) no podemos olvidar la incidencia social que el En Le 3, 6, el evangelista prolonga la cita de Is 40, 3 hasta el
pecado tiene en la obra de Lucas. v. 5, buscando el tema del universalismo y de la salvación: «Y
El otro pasaje, también significativo, es el de Hech 5, 31: «La todos verán la salvación de Dios» 12 °.
diestra de Dios lo exaltó 'haciéndolo jefe y Salvador para otorgarle Lucas, que era pagano y escribe, sin duda, para los gentiles,
a Israel el arrepentimiento y el perdón de los pecados». está anticipando el tema de la salvación destinada a todas las na-
El título de Salvador corresponde aquí a Jesús glorificado. Su ciones, propio del libro de Hechos. En efecto, este libro se abre
actividad salvífica se centra en el perdón de los pecados. Esta acti- con este tema: «Cuantos invoquen el nombre del Señor se salvarán»
vidad no es, sin embargo, exclusiva de su condición gloriosa. Jesús (Hedh 2, 21) 1 2 ', y se cierra con esta misma perspectiva: «Sabed
de Nazaret durante su misión terrestre ejerció repetidamente esta que la salvación (sótérion) de Dios se envía a los paganos; ellos sí
actividad salvífica l l e . escucharán» (Hedh 28, 28) 1 2 2 .
El título de Salvador, corresponde, pues, tanto a la actividad El término sótéria (salvación) lo emplea sólo Lucas entre los
terrestre de Jesús como a su condición gloriosa m . sinópticos 123. Este vocablo se encuentra tres veces en el Benedic-
Junto al título de Salvador, existe otra terminología que com- tus, y ya hemos visto, al comentar este himno, el significado de la
pleta y matiza el tema de la salvación. La palabra sótérion (salva- palabra salvación en estos pasajes124.
ción) empleada en Le 2, 30; 3, 6 y Hedh 28, 28 118, revela el cuño En cuanto a Le 19, 9, ya hemos visto que la salvación aquí se
lucano, por estar en conexión con el tema del universalismo, carac- identifica con la conversión de Zaqueo, producida por el encuentro
terístico de su obra. con Jesús. La conversión de este jefe de recaudadores significa una
En Le 2, 30 el término sótérion tiene un relieve especial, ya clara opción por la justicia. Su dimensión social es evidente. Tanto
que está utilizado como sinónimo de sótér (Salvador). En efecto, más que el v. 10, con el verbo sóizó (salivar)12B, hace ver que el
las palabras de Simeón, que tiene en sus brazos al niño (Le 2, 28) episodio de Zaqueo no es sino una consecuencia de la actividad sal-
hacen referencia directa a su persona: «Ahora, Señor, según tu pro- vífica de Jesús como algo habitual. Su contenido y su alcance entra,
mesa, despide a tu siervo en paz porque mis ojos han visto a tu pues, dentro de los límites del discurso programático de Nazaret:
Salvador» 118. liberación total del hombre.
116. La perícopa de Zaqueo, propia de Lucas, es un buen ejemplo.
A Zaqueo, introducido como jefe de recaudadores (pecador público en ma- 4. Jesús, Señor y Mesías (Le 2, 11)
teria de justicia), se ]e llama explícitamente pecador (hamartolos, Le 19, 7).
Su pecado consiste en que ha abusado de su empleo para explotar al pró- Vista ya la importancia y el alcance del tema de la salvación
jimo. La dimensión social de su pecado es evidente. El arrepentimiento
consiste, por tanto, en un cambio de actitud (19, 8). Al perdón que Jesús
otorga a Zaqueo, a su cambio de vida (cambio de actitud frente al pró- vacion). El universalismo de su salvación está expresado por el término
jimo), Lucas lo llama salvación (sótéria, 19, 9). El v. 10 eleva este episo- técnico ethné (2, 32) que se puede traducir por paganos, gentiles, naciones
dio a categoría de principio, es decir, lo considera como actividad habitual no israelitas.
y primaria de Jesús, por medio del verbo sóizó (salvar). Jesús, causando 120. Mt 3, 3 sólo cita a Is 40, 3.
la conversión en Zaqueo, no sólo libera a éste, haciendo cambiar el rum- 121. El universalismo de la salvación queda aquí manifiesto. Por una
bo de su vida, sino que libera también a los explotados por él. Cf. tam- parte, Hech 2, 21 forma parte de la profecía de Joel, de horizonte uni-
bién Le 5, 20 y contexto; 5, 27-32 (el v. 32 es también criterio de la acti- versalista (cf. Hech 2, 17); por otra, con la profecía de Joel, Pedro ex-
vidad habitual de Jesús); 7, 36-50. plica el alcance de Pentecostés, que lleva en sus entrañas el germen del
117. El título Salvador en Le 2, 11 goza, con toda probabilidad, de universalismo (cf. Hech 2, 5.9-11.39).
ambas resonancias, ya que, por una parte, el evangelio de la infancia ade- 122. Este pasaje es el punto culminante de una dura polémica contra
lanta el programa de la misión terrestre de Jesús, y, por otra, le aplica los judíos. Aunque éstos eran los primeros destinatarios de la salvación,
títulos que pertenecen a su condición gloriosa, como el de Señor (Kyrios, como herederos de las promesas (Hech 3, 25-26; 13, 46a) no obstante la
Le 2, 11); hay además una transferencia a Jesús del título de Salvador, rechazan, una y otra vez (cf. Hech 13, 46-47; 18, 6; 28, 24-28).
aplicado a Yahvé en el contexto inmediato (Le 1, 47). 123. Le 1, 69.71.77; 19, 9.
118. Fuera de estos pasajes lucanos, sólo se utiliza este término en 124. Cf. supra, 233-238.
Ef 6, 17. 125. El verbo sóizó (salvar) se encuentra 30 veces en Lucas y He-
119. Tamo más que en Le 2, 32 los términos luz y gloria, aplicados chos, 14 veces en Mateo y otras 14 en Marcos. Entre los pasajes más sig-
también a Jesús, tienen como punto de referencia el término sótérion (sal- nificativos figuran éste de Zaqueo (Le 19, 10) y Hech 2, 21, ya comentado
por su carácter universalista; cf. Rom 10, 9-13.
286 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 287

en torno al término sótér (Salvador), veamos a continuación los tí- Hechos, correspondiente a 'la etapa pospacual. No obstante, Lucas
tulos Christos (Mesías) y Kyrios (Señor), que se encuentran en el adelanta con frecuencia a su evangelio el título Kyrios, aplica-
mismo v. 1 1 . A simple vista, hay una acumulación de títulos cris- do a Jesús 128 . Es más, la expresión «dijo el Señor», se considera
tológieos. Es más, éste es el único pasaje del nuevo testamento, como expresión redaccional acuñada por Lucas.
donde se encuentran estos dos términos (Mesías y Señor) en aposi- Respecto al evangelio de la infancia (Le 1-2), es importante el
ción. El inciso de Le 2, 11 ( « . . . q u e es el Mesías, el Señor»), si constatar que el título Kyrios se aplica a Yahvé y a Jesús 129 .
bien poco elegante desde el punto de vista literario, manifiesta, sin Llama en seguida la atención el que este nombre sea aplicado
embargo, el cuño lucano. a Yahvé en Le 1, 4 6 ; 2, 9 y 2, 15, y, en este mismo contexto, tam-
En efecto, respecto al título Mesías, Lucas ya había subrayado bién a Jesús en Le 2, 11. Se constata, asimismo, que Isabel llama
dicho título en la escena de la anunciación, a través de la profecía también a Jesús Kyrios (Le 1, 43) después de haber invocado a
de Natán (Le 1, 32-33); en la visitación, por medio del saludo de Yahvé con este mismo nombre ( 1 , 25).
Isabel ( 1 , 42) y en la escena del nacimiento, por la alusión a Belén Todo esto no es casual. Lucas, en Heoh 2, 2 1 , transfiere a Je-
como ciudad de David (2, 4). Es más, en el mismo v. 2, 11 están sús el nombre mismo de Yahvé, Kyrios, en una especie de síntesis
asociados el término Mesías y la expresión en la ciudad de Da- teológica 1 3 °. Aunque Jesús se manifiesta más tarde como Kyrios
vid 1 2 e . y Sótér, para Lucas es ya Kyrios, Salvador e Hijo de Dios desde su
En cuanto al término Kyrios, propio de Jesús resucitado y, por concepción.
lo tanto, del libro de Hechos, veremos cómo es típicamente lu- Hecha esta constatación (el título Kyrios aplicado a Yahvé y a
cano atribuirlo a Jesús durante su vida pública. Lucas lo traslada Jesús), y, dejando aparte otros lugares del evangelio de la infancia,
al evangelio de la infancia como título cristológico trascendente. en que se refiere con certeza a Yahvé 1S1 , conviene examinar los
En relación con los títulos de Mesías y Señor, íntimamente pasajes en que el título Kyrios se presenta con carácter ambiguo,
asociados, tenemos un buen ejemplo en Hech 2, 36: «Entérese bien y pudiera, por consiguiente, referirse a Yahvé o a Jesús.
todo Israel que Dios ha constituido Señor y Mesías al mismo Jesús
a quien vosotros crucificasteis» 127 . b) Kyrios con carácter ambiguo
Me refiero en primer lugar al título Kyrios que se halla en Le
a) El Señor (Le 2, 11)
Comenzamos con una constatación: el título Señor pertenece a 128. Así, por ejemplo, Le 22, 61: «El Señor (sólo Lucas), volviéndose,
le echó una mirada a Pedro, y Pedro se acordó de lo que el Señor (Mateo
Jesús resucitado (Hech 2, 36); es, por tanto, propio del libro de y Marcos usan Jesús) le había dicho: «Antes que cante hoy el gallo»...;
cf. también Le 5, 8.12; 7, 6.13; 7, 19 (Mt 11, 2 no usa el título Kyrios);
126. Respecto al carácter mesiánico de Jesús, cf. J. Schmid, El evangelio 9, 54.61; 10, 1; 11, 1.39; 13, 15, etc. Algunos de estos pasajes son ex-
según san Marcos, Barcelona 1967, 225-230. clusivos de Lucas.
127. Este es el punto culminante del primer discurso misionero de 129. Más que de un título, se trata del nombre mismo de Yahvé en
Pedro. Hech 2, 36 no hace sino recoger el fruto de la argumentación el antiguo testamento: Kyrios.
desarrollada anteriormente a través del Sal 16, 8-11. Estaba escrito que el 130. Que Lucas emplea este procedimiento literario con una intención
Mesías tenía que resucitar. El Sal 110, 1 contiene el título de Señor y teológica sutil y profunda, parece cosa manifiesta. Se confirma en otros
lo aplica a Jesús exaltado a la diestra de Dios. Otros pasajes asocian al pasajes relevantes de su obra. Baste recordar aquí Hech 2, 17-21: Es el
nombre de Jesús el título Señor o el de Mesías: así en Hech 5, 42 leemos: momento del cumplimiento de la profecía de Joel: un Espíritu nuevo y
«Ni un solo día dejaban de enseñar en el templo y por las casas, dando la un nuevo Señor. Una nueva época, la etapa definitiva de salvación; las pa-
buena noticia del Mesías, Jesús» («de que Jesús era el Mesías»); Hech labras del v. 21, que en el antiguo testamento se referían a Yahvé (Jl 3,
11, 20: «Pero algunos... se pusieron a hablarles también a los griegos, 5), son aplicadas aquí a Jesús, siguiendo, como de costumbre, a los LXX:
anunciándoles al Señor Jesús» («que Jesús es el Señor»), Por eso, parece «Pero cuantos invoquen el nombre del Señor se salvarán». El contenido
poco probable la opinión de algunos exegetas, para quienes Lucas no ha- no deja lugar a duda, ya que Pedro termina este discurso afirmando: «Sepa,
bría entendido bien la fuente hebrea de Le 2, 11. El evangelista habría pues, con certeza todo Israel que Dios ha constituido Señor y Mesías al
tomado como aposición Mesías y Señor, mientras que estos dos términos mismo Jesús a quien vosotros crucificasteis» (Hech 2, 36; cf. también
estarían en estado constructo hebreo, y habría que traducirlo por el Mesías Rom 10, 13 y contexto).
del Señor, cf. L. Légrand, o. c, 166; R. Laurentin, Structure et théologie 131. Le 1, 6.9.11.25.28.32.38.45.46.58.66.68; Le 2, 9.15.22.23.24.26.
de Luc I-II, 127 ss. 39.
288 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 289

1, 17. Se presiente como un forcejeo que responde a una preocupa- y sótérion en 3, 6. Mientras que Mateo sólo cita a Is 40, 3, Lucas
ción de Lucas: por una parte, permanecer dentro de la perspectiva continúa la cita de Isaías hasta el v. 5, buscando probablemente
histórica ique supone el diálogo de Gabriel con Zacarías, ya que la este tema de la salvación, que es central en su obra. Le 3, 6 recoge,
comprensión y alcance del título Kyrios para el padre de Juan Bau- a la letra, ia cita de Is 40, 5, según los L X X : «Y todos verán la
tista no puede ser otra que el identificarlo con Ya'hvé. Por otra salvación de Dios» 1SB.
parte, aunque Gabriel está anunciando el nacimiento de Juan, ha- Aunque para Le 1, 17 no vale, en línea directa, la argumenta-
bla también de su función profética, en un ¡futuro próximo, presen- ción hecha a través del paralelismo entre 1, 76-77 y 3, 3-6, el resul-
tándolo como a un nuevo Elias. tado, sin embargo, es válido para confirmar la interpretación de 1,
Por su parte, la generación cristiana, a la que Lucas se dirige y 17, dada su estrecha relación con 1, 76.
que conocía la tradición sinóptica sobre la misión histórica de Juan, La perspectiva, pues, del Benedictus en este punto no es otra
no puede menos de identificar a Jesús con el Kyrios de Le 1, 17. que la perspectiva del ministerio histórico de Juan Bautista, que
La pregunta es, pues, obvia: ¿Ha redactado Lucas este versículo ha de preparar, como profeta, los caminos del Señor (Kyrios refe-
voluntariamente con carácter ambiguo respecto al título de Kyrios, rido a Jesús). La casi identidad entre 1, 76 y 1, 17, permite ver
para que no desentone de la perspectiva histórica del diálogo con este último versículo en la misma perspectiva del 1, 76, en que el
Zacarías y confirmar, al mismo tiempo, el conocimiento de la co- título Kyrios se refiere a Jesús.
munidad cristiana primitiva respecto al papel histórico de Juan? Hay un argumento ulterior que no me parece despreciable. Se
Creo que sí, y que Lucas, de nuevo, aplica a Yafové y a Jesús el trata del paralelismo entre Le 1, 17; 1, 76 y 7, 27. En este último
mismo título, esta vez de forma más sutil, ambivalente 132 . Hay, versículo ise, Jesús da testimonio en favor de Juan Bautista. Los
en efecto, paralelismo entre las palabras de Gabriel ( 1 , 17) y las tres sinópticos siguen ad sensum el texto de Mal 3, 1 (quizás tam-
de Zacarías ( 1 , 76) sobre el carácter profético del niño. En ambos bién el de Ex 23, 20), y lo transforman significativamente: mientras
pasajes se alude a Mal 3, 1 y a Is 40, 3 133 . en Mal 3, 1, según los LXX, se habla de «mi mensajero... delante
Lucas que en 3, 4b aplica esta profecía de Isaías a Juan Bautista de mí», los tres evangelistas cambian esta segunda frase por «de-
en relación con Jesús, al que se le llama Kyrios, conserva, con toda lante de ti», aplicándola así a Jesrís y manteniendo este mismo pro-
probabilidad, esta misma perspectiva en 1, 76. En efecto, mientras nombre en las expresiones, «tu camino» y «ante ti» (Mt y Le).
que al comienzo el Benedictus habla del «Señor, Dios de Israel» Le 7, 27; 1, 17 y 1, 76 tienen fundamentalmente la misma es-
( 1 , 68), en cuanto que ha realizado ya la redención, cumpliéndose tructura y el mismo contenido. Referente al vocabulario, Lucas,
así las promesas 1 3 4 , a partir del v. 76 cambia el punto de vista: aunque usa en 1, 17 hetoimasai (preparar), y en 7, 27 kataskeuasei
Zacarías, dirigiéndose al niño, lo proclama «profeta del Altísimo» (preparar, disponer), emplea también en 1, 17 el adjetivo de la
(«te llamarán», en futuro), en relación con su futura misión con- misma raíz kateskeuasmenon, acompañando al término laos {pue-
creta: «porque irás delante del Señor». blo). Sería superfino el añadir que «preparar al Señor un pueblo
Le 1, 77 confirma esta interpretación. En efecto, no sólo hay bien dispuesto» (Le 1, 17) tiene su paralelo en «preparar sus ca-
paralelismo entre Le 1, 76 y 3, 4b, sino también entre 1, 77b y 3, 3 minos» ( 1 , 76) y en «para que prepare tu camino» (7, 27).
(a través del tema del perdón de los pecados en ambos pasajes), y, H . von Baer aplica también el Kyrios de 1, 17 a Jesús. Co-
sobre todo, a través del tema de la salvación (sótéria) en 1, 77a mentando Le 1, 15-17, escribe:

Juan debe caminar delante del Señor para reconciliar a los padres con
132. S. Zedda, Un aspetto della cristologia di Luca: il titolo Kyrios los hijos. A través de estas palabras su mirada se dirige hacia el
in Le 1-2 e nel resto del teño vangelo: Rassegna di Teol. 13 (1972); en mayor, que viene detrás de él, hacia el Kyrios... El Kyrios tiene
pp. 308 y 309 sostiene que el Kyrios es voluntariamente ambiguo.
133. Is 40, 3, según los LXX: «Preparad el camino del Señor». Esta
cita está recogida a la letra por Mt 3, 3b; Me 1, 3 y Le 3, 4b. Los tres
evangelistas la aplican a Juan Bautista como precursor de Jesús, que es el 135. Cf. K. Aland, o. c, n.° 13.
Kyrios. 136. El texto es idéntico al de Mt 11, 10 (si se exceptúa el «yo» que
134. Los verbos están en aoristo: epeskepsato (visitó); epoiésen ly- añade éste) y al de Me 1, 2b (Marcos omite al final «delante de ti»);
trósin (liberó, v. 68); kathós elalésen (como lo había predicho, v. 70). cf. Ibid., n.° 107.
Nacimiento de Jesús 291
290 Devolver el evangelio a los pobres
teología alusiva para comprender en profundidad la asimilación de
que venir detrás de Juan y con él empieza la nueva época para la Jesús a Yahvé, que es la última palabra de la cristología de Le
que el precursor ha preparado a los hombres 137 . 1-2» 140.
Creo, pues, que Lucas ha querido aplicar el término Kyrios en
1, 17 y 1, 76 también a Jesús. Cierto, con una buscada ambigüedad 5. Los pastores, destinatarios de la buena noticia {Le 2, 9 ss.)
y con una doble finalidad: salvar la perspectiva histórica del diálogo
Como hemos visto, los pastores acaparan, en gran manera, la
de Gabriel con Zacarías, y aplicar sutilmente a Jesús un título que
atención de esta escena. Son, en efecto, los destinatarios del mensa-
correspondería a Yahvé. Se puede, pues, afirmar que la aplicación de
je celeste: «Mirad que os traigo una buena noticia...: Hoy os ha
los mismos títulos a Yahvé y a Jesús constituye una constante en di
evangelio de la infancia de Lucas. nacido el Salvador: el Mesías, el Señor» (2, 10-11).
Así pues, Lucas aplica a Jesús desde su nacimiento un título ¿Qué significado tienen los pastores en esta importante escena?
cristológico, Kyrios138, que comenzó siendo exclusivo de Jesús ¿A quiénes representan en la narración? La períeopa se abre pre-
resucitado. ¿Por qué? Porque el significado de Kyrios es el de do- cisamente afirmando que «en aquella misma comarca (Belén) había
minio sobre el universo y sobre la historia humana. Jesús resucita- unos pastores que pasaban la noche a la intemperie, velando el re-
do, libre ya de los límites espacio-temporales, está presente en la baño por turno». En tiempo de Jesús, los pastores eran gente me-
historia de salvación del nuevo pueblo de Dios. Hay aquí una trans- nospreciada y marginada por la sociedad141; eran considera-
ferencia de la realeza y del poder absoluto de Yahvé a Jesús por dos como delincuentes habituales, dispuestos siempre al robo y al
medio del título Kyrios (Hech 2, 21.36) y esta intuición de la fe pillaje, por lo que no merecían confianza alguna. Por eso no podían
primitiva fue justamente el camino más corto y seguro que llevó a testimoniar en juicio. En este sentido eran equiparados a los recau-
la iglesia apostólica a reconocer en Jesús de Nazaret al Hijo de dadores de contribuciones que tampoco podían testimoniar en jui-
Dios en sentido estricto. cio 142.
Siendo el evangelio de la infancia lo más tardío de la obra de Es verdad que existe una tradición bíblica favorable a los pas-
Lucas, no es extraño que refleje su propia fe y la de su iglesia con tores 143, pero el contexto inmediato y el horizonte de la obra lu-
la hondura propia de medio siglo después de la resurrección de Je- cana está en favor de la interpretación peyorativa: los pastores eran
sús. Esta amplia perspectiva histórica permitió ahondar el misterio gente marginada y peligrosa y, por lo mismo, menospreciada. Para
de Jesús bajo la guía del Espíritu Santo. Por eso Lucas proclama Lucas son precisamente estas gentes pobres, sencillas y despreciadas
que Jesús es Señor, no sólo al ser resucitado por Dios Padre, o al por los poderosos, las elegidas por Dios para recibir, como los pri-
realizar señales y prodigios en su vida pública, sino también desde meros y auténticos destinatarios, la revelación celeste sobre Jesús.
el mismo momento de su nacimiento. Como dice C. Stuhlmüller, «es típico de Lucas el que sean los po-
Los títulos de Salvador {sótér) y Señor (Kyrios), aplicados a bres los primeros en recibir el mensaje de salvación» 144. Los pas-
Jesús en Le 2, 11 son títulos trascendentes. Son, en efecto, atri- tores pertenecían, sin duda, a la «categoría de los pobres de Yahvé
butos de Yahvé 139 transferidos en el mismo contexto a Jesús. Los que los fariseos despreciaban porque, dada su vida nómada, no po-
títulos de Salvador y Señor en Le 2, 11 confirman el carácter tam- dían observar todas las prescripciones de la ley» 145.
bién trascendente del título Hijo de Dios en Le 1, 35. Dice muy
bien R. Laurentin, después de haber estudiado los títulos de Salva-
dor y Señor en Le 2, 11, que «hace falta descender al plano de la 140. R. Laurentin, Structure et théologie de Luc I-II, 130.
141. J. Schmid, o. c, 101-103.
142. H. L. Strack-P. Billerbeck, o. c. II, 113-114.
137. H. von Baer, Der Heilige Geist in den Lukasscbriften, Stuttgart 143. Tanto los patriarcas como el mismo David, fueron pastores. A
1926, 47. Dios mismo se le llama pastor de Israel (Sal 23, 1; 80, 2) porque gobierna
138. El título Señor, juntamente con el de Salvador, se aplicaba a a su pueblo. Pastorear llega a tener, en efecto, el significado de gobernar
reyes y emperadores. Se otorgaba también a los dioses, cf. W. J. Harrington, (2 Sam 7, 7; Jer 2, 8); cf. C. Stuhlmüller, o. c, 319.
o. c, 88-89. 144. Ibid., 318.
139. Kyrios, referido a Yahvé, Le 1, 46; 2, 9.15; sótér (Salvador), 145. G. Leonardi, o. c, 211. Los fariseos, abusando de la enorme
aplicado igualmente a Yahvé, Le 1, 47. autoridad que tenían sobre el pueblo «habían hecho creer a la gente que
para estar a bien con Dios había que hacer como ellos, metiéndoles así un
292 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 293

El contraste entre la sociedad judía del tiempo de Jesús y el Teniendo como punto de mira el bautismo de Juan, contrapone
proyecto de Dios es manifiesto. Los pastores, prototipo de la gen- también dos clases sociales: el pueblo (laos) y los recaudadores, por
te marginada y menospreciada, son precisamente los elegidos por una parte, y, por otra, los fariseos y los juristas:
Dios para comunicarles la buena noticia, la gran alegría: el naci-
miento para ellos del Salvador, que es el Mesías, el Señor. El pa- El pueblo entero que escuchaba a Juan, incluso los recaudadores,
ralelismo con Le 4, 18 es manifiesto. En la perícopa de Belén (2, dieron la razón a Dios recibiendo su bautismo; en cambio, los fari-
10-11) el evangelio se identifica con el nacimiento del Salvador. seos y los juristas frustraron el designio de Dios al rehusar su bau-
Dios mismo anuncia esta buena noticia a los pastores, prototipo de tismo (Le 7, 29-30).
gente pobre y auténticos destinatarios del evangelio. En la escena
de Nazaret (4, 18-19.21) el evangelio se identifica con la actividad En la contraposición hay una verdadera opción de clase. El
liberadora de Jesús. El mismo anuncia esta buena noticia a los po- pueblo llano y los recaudadores (pecadores) es la clase que acepta él
bres y oprimidos, verdaderos destinatarios de su mensaje y actividad designio de Dios 148 .
salvífica. La llamada de Leví (Mateo, Le 5, 27-32) y la conversión de
El evangelio queda así identificado con la persona, mensaje y Zaqueo (Le 19, 1-10) son igualmente significativos. Leví es recau-
actividad de Jesús, por una parte, y, por otra, queda igualmente dador. Jesús lo escoge para ser uno de los doce y va a comer a su
claro que los primeros y verdaderos destinatarios del mismo son casa. La reacción de los fariseos y letrados es fulminante: «¿Se
los pobres, los marginados, los explotados, los menospreciados. puede saber por qué coméis y bebéis con recaudadores y descreí-
Dios lo ha decretado así y así lo ha revelado: directamente en Le dos?». La respuesta de Jesús no se hace esperar. «No necesitan
2, 10-11; por medio de Jesús en Le 4, 18-19.21. médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a invitar a la
Estas dos escenas no hacen sino anticipar, como programa, y ra- conversión a los justos, sino a los pecadores» (5, 32). Este versículo
tificar, como compendio, la actividad liberadora de Jesús en su mi- habla de la opción de Jesús por los enfermos y pecadores como al-
nisterio terrestre. En efecto, los recaudadores y las prostitutas (gen- go habitual en su misión. Hay, de nuevo, opción por la clase débil,
te despreciada como pecadores públicos) llevan la delantera a los necesitada.
jefes del pueblo para entrar en el reino de Dios 14fi. La razón es La perícopa de Zaqueo es muy semejante. También Zaqueo era
que aquéllos creyeron a Juan (y por consiguiente a Jesús); en cam- recaudador (jefe de recaudadores y muy rico, 19, 2). La gente pro-
bio éstos no lo creyeron. El evangelio es desconcertante, pero no testa y murmura porque Jesús va a hospedarse en su casa (19, 5-7).
acabamos de tomarlo en serio. Jesús desprestigia a la clase dirigen- La conclusión de Jesús es clara: «Este hombre ha venido a buscar
te, desenmascarándola y denunciándola como clase, ya que el res- lo que estaba perdido y a salvarlo» (19, 10). Jesús opta por el que
peto a los dirigentes y a las instituciones judías constituye «el gran está perdido y es despreciado. Y ello aparece, de nuevo, como
obstáculo para aceptar el mensaje de Jesús» 14T. algo habitual en su ministerio 149.
Por parte de Jesús hay, pues, opción de clase: los marginados, Por la gran semejanza con Le 2, 10-11, en el aspecto de la re-
los despreciados, los pecadores. Lucas es nítido a este respecto.
148. El paralelismo con Mt 21, 31-32 es evidente. Lucas no habla
sentimiento de culpa y de inferioridad que les permitía dominarlos. Con aquí (7, 29-30) probablemente de las prostitutas, porque en este mismo
toda su observancia de las reglas religiosas eran amigos del dinero y ex- capítulo va a presentar a una de ellas en casa de Simón, el fariseo (Le 7,
plotaban a la gente sencilla con pretexto de piedad (Mt 23, 25-28; Me 36-50). La contraposición entre esta prostituta y el fariseo es elocuente por
12, 40; Le 11, 39; 16, 14)»: J. Mateos, Nuevo testamento, Madrid 1975, sí misma.
20. 149. La parábola lucana del fariseo y el recaudador (Le 18, 9-14) ilu-
146. Cf. Mt 21, 31-32. Los interlocutores a los que se dirige Jesús al mina admirablemente los anteriores pasajes. En efecto, a los fariseos la
establecer la comparación con los recaudadores y las prostitutas son los parábola los describe como gente «segura de sí y que desprecia a los de-
sumos sacerdotes y los senadores del pueblo, la flor y nata de la sociedad más» (Le 18, 9.11-12); el recaudador, por el contrario, aparece recono-
judía (Mt 21, 23). La comparación, por sí sola, es un auténtico insulto. ciendo sus pecados y confiando en el Señor (Le 18, 13). Sólo éste se va
La clase dirigente es excluida del reino, mientras que los despreciados por a su casa a bien con Dios (18, 14); la conclusión es clara: Dios opta por
esta clase son los admitidos; cf. P. Bonnard, o. c., 313-314. lo que está abajado para encumbrarlo, cf. también Le 14, 12-14; 14, 21 y
147. J. Mateos, o. c, 33. contexto.
294 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 295

velación, he dejado Le 10, 21-22 para el final de este breve excur- un significado positivo: es el pueblo que aguarda los tiempos mesiá-
so sobre los pobres, pecadores y marginados, como auténticos des- nicos; el que recibe el testimonio y el bautismo de Juan, pasando a
tinatarios del evangelio: ser después el pueblo mesiánico, el primer destinatario de las pro-
mesas 154.
Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque si has ocultado
No resulta fácil el compendiar el empleo del término laos en el
estas cosas a los sabios y entendidos se la has revelado a la gente resto del evangelio de Lucas, pero estimo interesantes y orientado-
sencilla... quién es el Hijo, lo sabe sólo el Padre; quién es el Padre, ras las conclusiones a que he llegado estudiando dicha palabra.
lo sabe sólo el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. En Le 6, 17 y 7, 1 el pueblo aparece juntamente con tos discípu-
los, como el destinatario del sermón de la montaña en la versión de
Jesús bendice a su Padre porque ha querido revelarse a la gente Lucas 15B . El contexto identifica a esta muchedumbre del pueblo
sencilla, en contraposición a los sabios y entendidos. La opción de (laos, 6, 17) que «venían a oírlo y a que los curara de sus enferme-
Dios es manifiesta y gratuita. Este pasaje nos 'hace pensar en los dades» (6, 17-18), con el gentío (ochlos) que «trataba de tocarlo,
pastores, como primeros destinatarios de la revelación divina. porque salía de él una fuerza que los curaba a todos» (6, 19) 15e .
154. En Le 3, 15-18, materia de la triple tradición (cf. K. Aland, o. c,
6. Los pastores representan al pueblo (laos) n.° 16), sólo Lucas emplea el término laos en la introducción (v. 15) y en la
conclusión (v. 18); está en estrecha conexión con el Mesías (christos por
Los pastores, primeros y auténticos destinatarios del mensaje primera vez, v. 15); de ahí que Lucas emplee el verbo evangelizar, referido
a la actividad de Juan Bautista, y asociado a laos (v. 18): se trata del pue-
evangélico, están representando al pueblo {laos), esa gente sufrida blo destinado a ser el pueblo mesiánico. En Le 3, 21, sólo Lucas asocia de
y sin relieve que afectiva y vitalmente está de parte de Jesús: «El nuevo al pueblo con Jesús, hablando del bautismo de Juan. Le 7, 29-30, nota
pueblo entero estaba (pendiente de sus labios» (Le 19, 48b). redaccional en que Lucas contrapone el pueblo y los recaudadores a los juris-
El texto evangélico es explícito a este respecto: «Os traigo una tas y fariseos, muestra claramente que la alusión explícita al pueblo, con mo-
tivo del bautismo de Jesús (3, 21), era intencionada. Así, pues, en Le 2, 10,
buena noticia, una gran alegría, que lo será para todo el pueblo» se trata del pueblo mesiánico, el que va a entrar en contacto con Jesús.
(2, 10) ' 155. Es bien sabido que el nombre de «sermón de la montaña» lo
¿Qué representa el pueblo para Lucas? ¿Qué papel juega el ha recibido de Mt 5, 1; Lucas habla, por el contrario, de una llanura, 6,
pueblo en su obra? ¿Es el pueblo realmente el destinatario del 17; respeto, sin embargo, el nombre tradicional de sermón de la montaña,
para saber de qué estamos hablando.
evangelio, no sólo en el momento del nacimiento de Jesús, sino 156. La identificación entre el pueblo (laos) y el gentío que sigue a
también a lo largo de su ministerio público? Jesús en este pasaje (ochlos), parece recibir apoyo en la escena de la mul-
En el evangelio de la infancia, el pueblo {laos) es siempre el tiplicación de los panes (Le 9, 10-17). También aquí parece quedar iden-
pueblo de Israel150. Es el pueblo piadoso que se congrega a la hora tificado el gentío (ochlos) que sigue a Jesús (9, 11), que es acogido por él,
recibe su enseñanza, es objeto de sus curaciones (9, 12), come hasta quedar
del sacrificio 1B1; el pueblo que recibe la misión de Juan, que con satisfecho los panes y los peces multiplicados por Jesús (9, 15-17; ochlos
su predicación y bautismo do preparará para ser ¿1 pueblo mesiáni- en el v. 16), con la multitud (laos, 9, 13), que traía de cabeza a los dis-
co 152; es el auténtico resto de Israel, el destinatario de las prome- cípulos, no sabiendo qué hacer con ella (9, 11-13). Aparte estos dos pasa-
jes (sermón de la montaña y multiplicación de los panes), parece que se
sas 153. Así pues, en el evangelio de )ia infancia el término laos tiene pueden identificar los términos laos y ochlos en cuanto que se refieren al
pueblo llano, sencillo, que sigue, escucha y recibe las curaciones de Jesús.
150. Excepto en Le 2, 31; pero aquí el término laos aparece en plu- Es el pueblo que está de parte de Jesús. Lucas emplea ochlos (gente, mu-
ral y calificado por «todos», que refuerza su universalismo (pantón ton chedumbre, multitud) en sentido positivo, favorable a Jesús: Le 4, 42:
laón). Como veremos, Le 2, 31-32 es el pasaje más universalista de todo buscan a Jesús y quieren retenerlo; 5, 1.15: escuchan a Jesús; 5, 3; 7, 24;
su evangelio, ya que constituye un auténtico programa del libro de He- 9, 11b: Jesús íes habla y los instruye; cf. también, 12, 1.54; 14, 25;
chos. Dado el carácter prefigurativo y de epílogo que tiene el evangelio buscan a Jesús y vienen para ser curados por él: 5, 15; 6, 19; acompañan
de la infancia, hay un frecuente trasvase del Israel histórico de los relatos, con ansia a Jesús (contexto de milagros): 7, 9.11; 8, 40.42.45; 9, lla.12.
al nuevo Israel, destinatario del evangelio. 16.37.38; 18, 36; acompañan simplemente a Jesús: 8, 19; 11, 27; 19, 3.39;
151. Le 1, 10.21. son los destinatarios de las parábolas: 8, 4. Sin embargo, en Le 7, 12 no
152. Le 1, 17; 1, 77. En este último versículo se habla del perdón está en conexión directa con Jesús; en Le 11, 14 «la multitud quedó ad-
de los pecados del pueblo, signo inequívoco de los tiempos mesiánicos. mirada» ante la expulsión del demonio mudo, pero algunos de ellos acu-
153. Le 1, 68; 2, 10; 2, 32. san a Jesús, y otros, con mala idea, le exigen una señal (Le 11, 15-16);
-¿tb Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús

Se t r a t a , e n t o d o caso, d e l pueblo llano, v e n i d o en m a s a d e « t o d o La mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce ano»
el país j u d í o , d e J e r u s a l é n y d e la costa d e T i r o y S i d ó n » ( 6 , 1 7 ) , (8, 43) anunció su curación delante de todo el pueblo, destinatario
d e ese p u e b l o q u e c r e e e n J e s ú s , t a n t o e n su p a l a b r a c o m o en su así con ella de la actividad salvífica de Jesús (8, 4 7 ) l e o . En la cu ru-
poder taumatúrgico. cien del ciego pordiosero cerca de Jericó (Le 18, 35-43) sólo Lu-
E s t a p r i m e r a i m p r e s i ó n q u e d a confirmada p o r Le 7 , 1, v e r s í c u l o cas l e l añade una conclusión en que el pueblo alaba a Dios por lo
r e d a e c i o n a l d e L u c a s , q u e h a c e la t r a n s i c i ó n e n t r e el s e r m ó n de la sucedido: «Y todo el pueblo, al verlo, alababa a Dios» (v. 43).
m o n t a ñ a y la escena del siervo del c e n t u r i ó n : « C u a n d o t e r m i n ó Nos 'queda todavía por ver el bloque de la enseñanza de Jesús
d e 'hablar al pueblo, e n t r ó en C a f a r n a i í m » 1 5 7 . A q u í la p a l a b r a laos en el templo (Le 19, 47-21, 38), en el que el pueblo {laos) realiza
se refiere a la g e n t e q u e acogió y fue o b j e t o d e la a c t i v i d a d salvífica una importante función: retardar la hora del prendimiento y eje-
d e J e s ú s en el s e r m ó n d e la m o n t a ñ a 1 5 8 . Se refiere, p u e s , a la g e n t e cución de Jesús. Es decir, en esta sección el pueblo aparece dia-
f a v o r a b l e a J e s ú s , los q u e e s t á n d e s u p a r t e . lécticamente entre Jesús y sus enemigos impidiendo en varias oca-
E s t a m i s m a d i m e n s i ó n p o s i t i v a del p u e b l o r e s p e c t o a J e s ú s apa- siones que éstos le echen mano para matarlo. El pueblo, verdadero
rece en o t r o s pasajes. E n la escena d e la v i u d a de N a í m , exclusiva destinatario del mensaje y milagros de Jesús, está totalmente iden-
d e L u c a s ( 7 , 1 1 - 1 7 ) , la g e n t e d e la c i u d a d q u e a c o m p a ñ a b a el ca- tificado con él. Los enemigos de Jesús son también los enemigos
d á v e r del m u c h a c h o , e x c l a m a a s o m b r a d a p o r el milagro d e J e s ú s : del pueblo; son los que desde estructuras de poder político-religioso
« U n g r a n p r o f e t a h a s u r g i d o e n t r e n o s o t r o s . D i o s ha v i s i t a d o a su instrumentalizan y oprimen ai pueblo. Jesús los ha desenmascarado
p u e b l o {laos)» 1 6 9 . una y otra vez con su palabra libre de profeta. Esta actitud valiente
de Jesús le ha granjeado, sin duda, la amistad del pueblo, pero le
en Le 23, 48 (el contexto es la muerte de Jesús), la muchedumbre aparece ha acarreado también un odio implacable que está al origen de su
conmovida y en trance de arrepentimiento; los pasajes en que, a simple propia muerte.
vista, el gentío podría aparecer en contra de Jesús (Le 22, 47 y 23, 4) hay
que examinarlos a la luz del contexto próximo. En efecto, en 22, 47 la Partimos de una constatación: desde el punto de vista literario-
palabra gente compendia, sobre todo, los diversos personajes que van a tedlógico, esta gran sección, en la que el pueblo juega un papel
prender a Jesús: Judas (v. 47) y «los sumos sacerdotes, los oficiales del importante, está claramente delimitada por una inclusión 162, con
templo y los senadores» (v. 52); en Le 23, 4 el término ochlos tiene sen-
tido despectivo (turba, chusma), pero los principales acusadores de Jesús carácter introductorio 163, y carácter conclusivo 1M . Esta indlusión
sigue siendo toda la asamblea (el Sanedrín), que ya había juzgado a Jesús pone de relieve ía enseñanza 'habitual de Jesús en el templo y di-
(Le 22, 66-71) y ahora lo acusan ante Pilato (Le 23, 1-5). Podemos con- ferentes reacciones ante la misma. Mientras el pueblo está pen-
cluir, pues, diciendo que el significado de ochlos (gente) es, por lo general,
muy parecido al de laos (pueblo), en cuanto que ambos términos se refie-
diente de sus labios y madruga para escuchar la enseñanza de Je-
ren al pueblo sencillo que acoge, acompaña, escucha, admira y es objeto de Dios a su pueblo» (laos). Lo anunciado en el Benedictus, «bendito sea
de las curaciones de Jesús. el Señor Dios de Israel, porque ha visitado (episkeptomai) y liberado a su
157. La traducción castellana no refleja en este caso toda la hondura pueblo», lo realiza Jesús liberando al joven de la muerte y a su madre y
del texto griego. La traducción literal sería: «Cuando se cumplieron (plé- acompañantes de su dolor y angustia. Jesús libera al hombre de la opre-
roó) todas estas palabras (remata) en sus oídos»... Ya hemos visto que el
verbo pléroó es un término técnico en Lucas para indicar la actividad sal- sión de una situación concreta. Lucas equipara esta actividad salvífica de
vífica de Jesús dentro del plan de Dios. Por otra parte, remata, aunque Jesús con la visita de Dios a su pueblo (episkeptomai y laos, como en Le
se refiere aquí directamente a las palabras del sermón, conlleva siempre el 1, 68).
significado de acontecimiento salvífico (como el dbr hebreo en que la 160. Llama la atención el que, siendo esta materia de la triple tra-
palabra y el acontecimiento se complementan y clarifican como partes de dición, sólo Lucas narre la proclamación de la mujer ante todo el pueblo,
un todo), cf. 6, 18: «venían a oírlo y a que los curara»... cf. K. Aland, o. c, n.° 138. En esta narración queda identificado, de nuevo,
158. No es casual que el término laos se encuentre en la introducción el pueblo (y. 47) con el gentío (ochlos) que lo recibe, lo asfixia, lo aprieta
al sermón del monte (Le 6, 17) y vuelva a salir aquí (Le 7, 1) en esta y lo estruja ( w . 40.42.45).
breve conclusión, que hace, al mismo tiempo, de transición para otra 161. También esta perícopa es de la triple tradición, cf. Mt 20, 29-34;
escena. Me 10, 46-52, en K. Aland, o. c, n.° 264.
159. Por una parte, hay en esta perícopa una identificación entre la 162. La inclusión podría definirse como una pequeña unidad literaria
gente que acompañaba a Jesús (ochlos, v. 11) y el gentío que acompañaba que, a manera de introducción y de conclusión anuncia y compendia, res-
a la viuda en la manifestación de duelo (v. 12). Todos los presentes (pan- pectivamente, los elementos más destacados de un tema.
tes) quedan sobrecogidos ante la resurrección obrada por Jesús. Por otra 163. Le 19, 47-48.
parte, Lucas interpreta la liberación de la muerte y del dolor como «visita 164. Le 21, 37-38.
298 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 299

sus, sus enemigos buscan la ocación para quitado de en medio 165. La perícopa del tributo al 'César sigue 'la misma tónica: «Enton-
El contraste entre eil pueblo y la clase dirigente frente a la ense- ces, poniéndose al acecho 167, le enviaron unos espías que apa-
ñanza de Jesús, además de estar en la inclusión, queda patente a rentaban ser hombres íntegros para cogerlo en alguna expresión y
lo largo de toda la sección. poderlo entregar a la autoridad y jurisdicción del gobernador»
Lucas, desde la primera perícopa, presenta al pueblo como el (20, 20).
destinatario de la enseñanza de Jesús. Sus enemigos se presentan La conclusión de la escena es importante: «No lograron coger-
para cogerlo con preguntas capciosas: «Uno de aquellos días, mien- lo en nada delante del pueblo, y sorprendidos por su respuesta, se
tras enseñaba al pueblo en el templo, anunciándoles la buena noti- callaron» (20, 26) 1 6 8 .
cia, se presentaron los sumos sacerdotes <y los letrados con los El «se callaron» es en esta sección la tensa calma que presagia
senadores y le ¡hablaron así: Dinos, ¿con qué autoridad actúas así? tempestad. Los enemigos de Jesús ya no van a aparecer hostigán-
(20, 1-2). dolo, porque han sido confundidos una y otra vez. Aparecerán,
Apenas confundidos éstos por Jesús (20, 4.8) vuelve el evange- como hemos visto, en forma de presagio en la inclusión que cierra
lista a insistir en el mismo tema: «Entonces se puso a decirle al la sección (21, 37-38) l e 9 .
pueblo esta parábola» (20, 9). Se trata de la parábola de los vi- Aunque los enemigos desaparecen de la escena, es importante
ñadores 'homicidas (20, 9-19). Su conclusión habla por sí sola: resaltar cómo Lucas sigue insistiendo en el pueblo (laos) como des-
«Los letrados y los sumos sacerdotes, dándose cuenta de que la pa- tinatario del mensaje de Jesús. Así, desacredita a los letrados en
rábola iba por ellos, intentaron echarle mano en aquel mismo mo- presencia de todo el pueblo (20, 45) 17 °.
mento, pero tuvieron miedo al pueblo» (20, 19). Fuera ya de esta sección, resulta interesante el seguir constatan-
El pueblo (laos), destinatario de la parábola (20, 9), está de
parte de Jesús frente a sus enemigos (20, 19) 186 . término laos (pueblo) en la introducción y en la conclusión; cf. K. Aland,

o. c, n.° 279.
165. «Estaba enseñando» (en didaskón, Le 19, 47 y 21, 37); «todos 167. Se trata de los mismos enemigos nombrados en Le 20, 19, a saber,
los días» (kath'hémeran, Le 19, 47); «de día» (tas hémeras, Le 21, 37); los letrados y los sumos sacerdotes.
«en el templo» {en tói hierói, Le 19, 47 y 21, 37). Estos son los elementos 168. Esta conclusión, tanto por nombrar al pueblo (laos), como por la
explícitos comunes a la inclusión. Podemos destacar todavía la actitud alusión intencionada al silencio de los enemigos, es exclusiva de Lucas
del pueblo ante la enseñanza de Jesús: «el pueblo (laos) entero estaba (cf. Mt 22, 22 y Me 12, 17b); cf. K. Aland, o. c, n.° 280.
pendiente de sus labios» (Le 19, 48); «el pueblo en masa madrugaba para 169. Terminada esta sección de la enseñanza de Jesús en el templo,
acudir al templo a escucharlo» (Le 21, 38). A simple vista, parece que aparecen inmediatamente los enemigos de Jesús organizándose para echarle
falta en la inclusión conclusiva la reacción de los enemigos frente a la en- mano y acabar con él. Son los mismos enemigos y aparece también el mis-
señanza de Jesús. Esta reacción es explícita en la inclusión introductoria: mo obstáculo, el pueblo; pero esta vez van a contar con la colaboración de
«Por su parte, los sumos sacerdotes y los letrados intentaban quitarlo de Judas para poderlo prender lejos del pueblo, por la noche en el huerto de
en medio, y lo mismo los notables del pueblo, pero no encontraban modo los olivos: «Se acercaba la fiesta de los ázimos, llamada la pascua. Los
de hacer nada, porque el pueblo estaba pendiente de sus labios» (Le 19, sumos sacerdotes y los letrados andaban buscando la manera de acabar con
47-48). Hay, sin embargo, en la inclusión conclusiva una expresión que él, pues tenían miedo del pueblo (laos). Pero entró Satanás en Judas Is-
veladamente hace alusión a los enemigos de Jesús: «Y salía a pasar la cariote... Judas andaba buscando ocasión propicia para entregárselo sin que
noche al monte de los olivos» (Le 21, 37). Es decir, los enemigos de la gente (ochlos) se enterase» (Le 22, 1-6).
Jesús están incluidos aquí en forma de presagio. La noche es el tiempo 170. Lucas en materia de la triple tradición (cf. Mt 23, 1 y Me 12,
propicio para prenderlo: «A diario estaba en el templo con vosotros (cf. 37b) emplea el término laos, mientras Mateo y Marcos usan ochlos; cf.
19, 47) y no me echasteis mano. Pero ésta es vuestra hora, cuando man- K. Aland, o. c , n.° 284. En esta sección hay una excepción a la sintonía entre
dan las tinieblas» (Le 22, 53). Estas palabras son pronunciadas por Jesús el pueblo y Jesús. Se trata de la amenaza de Jesús contra el pueblo:
en el huerto de los olivos, adonde él se había dirigido como de costumbre «...habrá una necesidad tremenda en esta tierra y un castigo para este
(22, 39). Es más, sólo Lucas insiste en que los que han venido a prender pueblo» (Le 21, 23). El contexto nos da la explicación. Jesús habla pro-
a Jesús son los mismos que lo han hostigado en el templo, las clases diri- féticamente de la destrucción de Jerusalén y de la venida de los gentiles
gentes: «Entonces dijo a Jos sumos sacerdotes, a los oficiales del templo y (Le 21, 24). Además de hablar del castigo material con el asedio y des-
a los senadores que habían venido a prenderlo» (Le 22, 52; cf. Mt 26, 55 trucción de Jerusalén, año 70, tratándose de una profecía, es muy posible
y contexto; Me 14, 48-49 y contexto). que Lucas tenga presente y esté anunciando veladamente la situación de la
iglesia primitiva: los destinatarios del evangelio son los paganos, porque
166. Esto aparece tanto más claro, cuanto que siendo la parábola de el pueblo elegido se cierra voluntariamente a la buena noticia (cf. Hech
la triple tradición (cf. Mt 2 1 , 36-46 y Me 12, 1-12), sólo Lucas emplea el 13, 46-48; 18, 6; 28, 24-28).
300 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 301

do esta misma línea, para completar el excurso sobre el pueblo y es implacable contra ellos y no deja de desacreditarlos y desen-
poder sacar después algunas conclusiones. mascararlos ante el pueblo. Esta libertad con que Jesús habla y
Lucas, en la acusación que los sumos sacerdotes y la chusma actúa (libertad profética), es la firma de su sentencia de muerte.
sostienen contra Jesús ante Pilato, no hace sino subrayar, yo La violencia de las clases dirigentes, denunciada por Jesús, queda
diría que irónicamente, la profunda conexión entre Jesús y el pue- confirmada con su propia muerte.
blo: «Solivianta al pueblo con su enseñanza por todo el país judío; Así pues, la sintonía entre el programa de Jesús en Nazaret (4,
empezó en Galilea y llegó hasta aquí» ( 2 3 , 5 ) 1 7 1 . 16 ss.), por una parte, y al desarrollo de su misión salvífica en fa-
No deja de ser significativa la actitud que toman ante Jesús cru- vor del puebk», por otra, lleva a considerar a los pobres, a los opri-
cificado el pueblo y los jefes: «El pueblo lo presenciaba. Los jefes, midos y al pueblo, como auténticos destinatarios de su evangelio,
por su parte, comentaban con sorna: 'A otros ha salvado; que se en una especie de identificación que es confirmada en la perícopa
salve él si es é\ Mesías de Dios, el elegido'» ( 2 3 , 3 5 ) 1 7 2 . de los pastores. Aquí, en efecto, aparecen éstos prefigurando al
Queda por ver un versículo de excepcional importancia, ya pueblo: «Mirad que os traigo una buena noticia, una ¡gran alegría,
que enlaza con la perícopa programática de Nazaret, por una parte, que lo será para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, os
y constituye una especie de resumen de la actividad profética de ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor» ( 2 , 10-11).
Jesús, por otra. Se trata de la visión retrospectiva de Lucas sobre
la persona y la misión terrestre de Jesús, puesta en labios de los dis-
cípulos de Emaús: «...lo de Jesús Nazareno, que resultó ser un 7. Os anuncio una gran alegría (he 2, 10)
profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el
pueblo» (24, 19). Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que una de las fa-
Es decir, la actividad salvífica de Jesús, anunciada en Nazaret, cetas sobresalientes de la obra lucana es el tema de la alegría, de
realizada en Cafarnaúm como escena programática (4, 14-44) y lle- la exultación. Está estrechamente asociado al tema de la salvación.
vada luego a cabo durante su ministerio público, es resumida aquí En nuestro pasaje (2, 10-11) el anuncio del nacimiento del Sal-
como actividad profética, con el beneplácito de Dios y de todo el vador es, de hecho, la explicitación del anuncio de una gran alegría.
pueblo, que ha sido el destinatario de su mensaje, de sus milagros, Aquí posee, sin duda, también la connotación de alegría por la ve-
de toda su actividad liberadora. nida del Mesías 174 . Esta alegría aparece como don del Espíritu
Así pues, en el evangelio de Lucas, el pueblo (laos) aparece co- Santo 17B . La alegría es tan innata y connatural al creyente, que es
mo el verdadero destinatario de la palabra de Jesús y de toda su
actividad. Se percibe, sin esfuerzo, una sintonía perfecta entre Je- a un blasfemo; como consecuencia de la curación del hombre con un brazo
atrofiado, «los letrados y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba
sús y el pueblo. El mismo pueblo aparece como sólido escudo en sábado y encontrar de qué acusarlo» (Le 6, 7). Obrada la curación por
(fuerza real del pueblo unido) contra los enemigos de Jesús, los Jesús, «ellos se pusieron furiosos y discutían qué podrían hacer con Je-
jefes del pueblo, que quieren echarle mano y eliminarlo 17S . Jesús sús» (Le 6, 11); después de la durísima requisitoria de Jesús contra los
fariseos y los juristas, en casa de un fariseo que lo había invitado a comer
(Le 11, 37 ss.), Lucas escribe: «al salir de allí, los letrados y fariseos em-
171. También este pasaje es exclusivo de Lucas; cf. K. Aland, o. c, pezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua insidiosamente sobre muchas
cuestiones, estando al acecho para cogerlo con sus propias palabras» (Le
n.° 336. 11, 53-54).
172- Hay que reconocer honestamente que existe un pasaje en que el 174. La alegría es ya, desde el antiguo testamento, una característica
pueblo (laos) parece mostrarse hostil a Jesús (Le 23, 13, a la luz de Le relevante de los tiempos mesiánicos; cf. Is 9, 2; 51, 3; 65, 18-19; Le 1,
23, 18). Sin embargo no es demasiado claro que sea el pueblo, en el sen- 14.28 (a la luz de los vv. 15-17); Le 1, 28 (a la luz de Sof 3, 14-15); cf.
tido que venimos comentando, el que se vuelve contra Jesús; el contexto también, como trasfondo de Le 1, 28: Is 12, 6; 54, 1; Zac 2, 14; Le 1, 41.
inmediato sugiere más bien una identificación con la chusma (ochlos) del 44.47; 19, 37.
23, 4. 175. Le 10, 21; Heoh 13, 52; esta alegría causada por el Espíritu
173. Aunque la persecución de los jefes del pueblo contra Jesús se Santo, está íntimamente asociada a la libertad cristiana: es el gozo de la
hace sistemática e implacable en los albores de la pasión (Le 19, 47 ss.), las libertad en el Espíritu después de la esclavitud de la ley. En efecto, «donde
puntadas que va dando Lucas a lo largo de su evangelio hacen ver, con hay Espíritu del Señor hay libertad» (2 Cor 3, 17); cf. J. Bonsirven, Teo-
suficiente claridad, que esta persecución comenzó con su ministerio públi- logía del nuevo testamento, Barcelona 1961, 484-485; J. M. González Ruiz,
co. Así en Le 5, 21 los letrados y fariseos lo sentencian en su interior como Epístola de san Pablo a los gálatas, Madrid 1971, 188-203.
302 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 303

perfectamente compatible con la persecución y la tribulación por que, aunque su forma literaria es semejante al estilo de otros sig-
el evangelio 1 7 e . Es, por decirlo de alguna manera, un rasgo caracte- nos dados en el antiguo testamento 183 , difiere, sin embargo, nota-
rístico de la vida cristiana 177 , brota espontáneamente de la fe y de blemente de ellos en cuanto a la estructura y contenido. En efecto,
la salvación 178 . en el antiguo testamento los signos tienen carácter extraordina-
Es también una característica de la autenticidad de las comu- rio 184 , se dan para confirmar promesas que quedan abiertas a una
nidades cristianas. Allí donde se escudha y se reflexiona sobre la realización futura 185 , robusteciendo así la esperanza, y como res-
palabra de Dios, donde se parte el pan y ¡se participa en la misma puesta a la duda de los personajes que reciben el mensaje divino 18e .
oración, donde hay una unión a nivel profundo, donde no se aca- Salta, pues, a la vista la enorme diferencia entre estos signos y la
para ni se vive para la riqueza, sino que se comparte lo que se señal dada a los pastores: el niño, envuelto en pañales y acostado
tiene, brota espontáneamente la alabanza a Dios con corazón ale- en un pesebre, responde a la realidad cotidiana del nacimiento de un
gre " 9 . niño de cualquier familia pobre que se hubiera encontrado en las
circunstancias de María y José. Tampoco se da para garantizar pro-
La alegría brotó también espontánea en los discípulos de Jesús
mesas que tengan que realizarse en un futuro más o menos lejano.
al contemplarlo resucitado. Este gozo por la glorificación de Jesús se
Las promesas se han realizado ya en ese niño que aparece como se-
manifestó en una constante bendición y alabanza de Dios 1 8 °. Que-
ñal: él es el Salvador, el Mesías, el Señor (2, 11).
da finalmente por subrayar un aspecto importante del tema de la
Los pastores, por otra parte, no ¡han mostrado duda alguna
alegría: el gozo que Dios siente por la conversión del pecador 181 .
ante el anuncio del ángel, ni han pedido ninguna señal. Con razón,
pues, afirma L. Légrand que «a partir de ahora los signos han cam-
8. La señal dada por Dios {Le 2, 12) biado de estructura interna. Ya no son tanto fenómenos para ga-
rantizar una promesa futura, cuando el brote espontáneo de una
El ángel del Señor no sólo anuncia a los pastores una gran ale- nueva realidad que irrumpe en la historia, el reino según el vo-
gría, el nacimiento del Salvador, sino que les da una señal que está, cabulario de los sinópticos, el Espíritu en la óptica particular de
sin duda, asociada a su mensaje: «Y os doy esta señal: Encontraréis Lucas» m .
un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre» ( 2 , 12). ¿A qué obedece el cambio en la estructura y contenido del sig-
A primera vista esta señal se presenta como un enigma 182 , ya no? Fundamentalmente a que ya no estamos en el tiempo provisio-
nal de las promesas, sino en el tiempo definitivo de la salvación. El
176. Le 6, 22-23, la bienaventuranza de la persecución; Hech 5, 40-
42, gozo de los apóstoles después de haber sido encarcelados y azotados a
causa de Jesús. 183. La expresión de Le 2, 12: kai touto hymin (ío) sémeion («y esto
177. Flp 3, 1; 4, 4; 1 Tes 5, 16. será para vosotros una señal»), es la fórmula tradicional con que se dan
178. Le 19, 6: Zaqueo recibe a Jesús con alegría; Hech 8, 39: alegría también diversos signos en el antiguo testamento; cf. Is 37, 30; 38, 7; Ex
del eunuco por haber renacido para Dios; Hech 16, 29-34: alegría por la fe 3, 12; 1 Sam 2, 34; 14, 10; 2 Re 19, 29; 20, 9.
y la salvación en el carcelero y su familia. 184. Así, estando el rey Ezequías enfermo, Isaías le anuncia la curación
179. Hech 2, 42-47. Este pasaje tiene la importancia de ser un sumario, de parte del Señor (Is 38, 5-6). La señal que le da para confirmarle la cura-
y, como tal, propone las características de una comunidad cristiana ideal. Es, ción reviste carácter extraordinario: «Esta es la señal del Señor, de que
pues, un punto de llegada a que tender. No debe quedarse en utopía. Cf. cumplirá el Señor la palabra dada: 'En el reloj de sol de Acaz haré que la
también, Hech 11, 23; 2 Cor 2, 3; Flp 1, 4.25; 2, 17.28.29. sombra suba los diez grados que ha bajado'» (Is 38, 7-8).
180. Le 24, 41.52-53. Este último pasaje es de gran relieve, ya que con 185. Siguiendo con el mismo pasaje, la promesa queda abierta al fu-
él se cierra el evangelio de Lucas. turo: «Así dice el Señor, Dios de David, tu padre: he escuchado tu oración,
181. Le 15, 1-7, parábola de la oveja perdida (cf. w . 5-7); 15, 8-10, k he visto tus lágrimas. Mira, añado a tus días otros quince años. Os libraré
moneda perdida (cf. v. 10); 15, 11-32, el hijo pródigo (cf. vv. 20-24, a la de las manos del rey de Asiría, a ti y a esta ciudad, y la protegeré» (Is 38,
luz del v. 32). Este punto parece de gran importancia, ya que, junto a otros 5-6).
pasajes del evangelio de Lucas (cf. 5, 32 y 19, 10), nos da el criterio de Dios 186. La duda de Ezequías ante la promesa divina queda expresada
ante el pecador, para que nosotros asimilemos este criterio, condensado en en Is 38 22: «¿Cuál es la prueba de que subiré a la casa del Señor?».
otro pasaje: «Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso» (Los w . 21-22 en las Biblias más modernas, están colocados entre los
(Le 6, 36). Con frecuencia, nuestra actitud ante el pecador está más en línea w . 6 y 7. Ese es su verdadero lugar).
farisaica que en la de un creyente. 187. L. Légrand, o. c, 170-171.
182. L. Légrand, o. c, 169; W. Grundmann, o. c, 83.
304 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús
m
nacimiento de Jesús inaugura una etapa de realidades nuevas 18íi . de Dios es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios más
No se trata ya de confirmar o verificar la certeza de un anuncio 189 , potente que los hombres (1 Cor 1, 20-25) 192 .
se trata más bien de explicar, de hacer comprensible la nueva rea-
lidad, la persona y la obra salvífica de Jesús 1 8 °. Esta es la paradoja del evangelio, pero no hay otra señal. Yo di-
Entrevemos, pues, una conexión profunda entre el anuncio del ría que, como creyentes, estamos ante un dilema: o aceptamos
ángel acerca del niño y el signo dado por el mismo ángel; entre como iglesia esta señal a través de la fe y con la convicción que
su condición de personaje celeste 191 , y su humilde condición de ésta nos proporciona, o seguiremos buscando nuestra fortaleza en
hombre común, sin relieve alguno, impotente por su condición de el dinero y en el poder, como cualquier institución humana. Lo
recién nacido. Percibimos, en una palabra, un signo desconcertante grave es que estos signos de ambición, ostentación y prestigio están
entre los títulos «Salvador, Mesías, Señor», de 2, 11, por una parte, haciendo cada vez más opaco el evangelio, la auténtica fuerza de
y la condición de extrema debilidad humana con que aparece Jesús Dios.
convertido en signo, por otra. El signo es de impotencia, pobreza, En este momento histórico necesitamos, quizás más que nunca,
debilidad, pero esconde en sus entrañas la fortaleza y riqueza de el don colectivo de la conversión. Como iglesia estamos siendo un
Dios, expresada en los títulos dados por el ángel a Jesús. Sólo la contrasigno, por eso no encontramos el modo de evangelizar al
fe puede desentrañar, comprender y aceptar la hondura de este hombre de hoy. En el fondo aceptamos «sus propios valores» y ba-
signo, toda su realidad salvífica. rajamos los mismos criterios sin darnos cuenta que el evangelio es
Por lo demás, en el plan de Dios no hay otra señal que encierre un revulsivo frente a muchos de esos «valores» y criterios. De ahí
y manifieste como ésta la fuerza del evangelio: que, como iglesia, necesitamos di don de la conversión. L. Lé-
grand, escribe acertadamente:

¡A ver un sabio, a ver un letrado, a ver un estudioso del mundo El niño en el pesebre es, pues, un signo en el sentido evangélico del
éste! ¿No ha demostrado Dios que el saber de este mundo es locu- término. En él se hace visible la buena noticia y la llamada a la con-
ra? Mirad, cuando Dios mostró su saber, el mundo no reconoció a versión toma forma tangible. El recién nacido constituye un anuncio
Dios a través del saber; por eso Dios tuvo a bien salvar a los que perenne del evangelio y ello, tanto más, cuanto que Lucas ve en la
creen con esa locura que predicamos. Pues mientras los judíos piden humildad de su venida todo un programa que el Mesías de los pobres
señales y los griegos buscan saber, nosotros predicamos un Mesías seguirá en su carrera 19s .
crucificado, para los judíos un escándalo, para los paganos una locu-
ra; en cambio, para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un
Esta señal, además de referirse en primer lugar al niño y a su
Mesías que es portento de Dios y saber de Dios: porque la locura
condición, tiene también otra vertiente: los pastores como destina-
tarios del evangelio: « os doy esta señal»... Y no ciertamente para
confirmarles la certeza del mensaje recibido m , sino como gente ele-
188. No está de más insistir en el relieve del hoy (sémeron, Le 2, 11)
en este sentido: señala, en efecto, el comienzo de una etapa definitiva en
torno a la persona y actividad de Jesús. 192. Frente a los signos palpables que buscan los judíos y al saber
189. Se ha dado con frecuencia esta interpretación; cf. M. J. Lagran- que obsesiona a los griegos, los cristianos no ofrecemos otra señal que un
ge, o. c, 15; K. H. Rengstorf, Sémeion, en TWNT VII, 229. Mesías crucificado (el signo es, de nuevo, de impotencia, pobreza, despojo).
190. Cf. C. H. Giblin, o. c, 91-92. Este exegeta compara acertada- La fe es la que descubre en este Mesías crucificado al portento de Dios y
mente, a mi manera de ver, el signo de 2, 12 con el de 2, 34 y 11, 29: saber de Dios. Sólo la fe descubre en el Mesías crucificado a Jesús exal-
«El signo en Le 2, 12 parece más bien un signo identificado en cierto tado como Señor a la derecha de Dios. Téngase en cuenta, además, el ca-
modo con una persona y con los acontecimientos sal/víficos inherentes a su rácter universalista de la perícopa; al contraponer a los creyentes frente a
misión, como la señal que va a ser disputada (Le 2, 34) o como el signo judíos y griegos (dos categorías que encierran al mundo judío y al pagano),
de Jonás que predica precisamente arrepentimiento (Le 11, 29)»: Ibid., 92. Pablo está pensando en toda la humanidad, en la humanidad de cualquier
Más adelante vuelve a afirmar que el signo tiene que ver en primer lugar época.
«con el niño y su condición»: Ibid., 96. 193. O. c, 172.
191. Los títulos Salvador (sótér) y Señor (Kyrios) están, como hemos 194. Ya hemos dicho que en esta perícopa no hay asomo de duda por
visto, abiertos a la trascendencia. parte de los pastores, ni éstos piden signo alguno.
306 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 307

gida por Dios para comprender, dada su condición de gente pobre Hemos visto que el signo dado por el ángel a los pastores tiene
y marginada, la estrecha conexión que existe en el plan de Dios una doble vertiente: la persona y misión del niño, por una parte,
entre el anuncio del ángel sobre el niño (Salvador, Mesías, Señor), y los pastores, asociados al pueblo llano, elegidos gratuitamente
y el signo dado (un niño pobre, impotente); entre la potencia de por Dios y capacitados para comprender y aceptar la paradoja de
Dios y la debilidad humana. Jesús, por otra.
En otras palabras, estamos en el corazón del evangelio, en régi- A través del signo existe, pues, una íntima relación entre el re-
men de pura gratuidad. Dios, a través de Jesús, ha revelado su plan cién nacido y los pastores: un pobre se manifiesta a los suyos. Des-
de salvación, su propio designio que, con frecuencia, dista del de su nacimiento existe una profunda sintonía entre Jesús y los
nuestro como el cielo de la tierra 19B . Dios también hace su opción de su clase desheredada y menospreciada. Jesús se solidariza con
de clase para revelarse y ser comprendido y aceptado 19e . No son los pobres y marginados de este mundo para liberarlos de las
precisamente los grandes de este mundo, los ricos y poderosos los garras de sus opresores (Le 4, 16 ss.); así les restituye la libertad y
más capacitados para aceptar el evangelio. Los privilegiados del la dignidad humana: «Donde hay Espíritu del Señor hay libertad»
reino de Dios son los pobres, los oprimidos, los marginados, los (2 Cor 3, 17).
despreciados, la gente sencilla, el pueblo llano. Mientras para los pastores es comprensible que el poder de Dios
El evangelio, al ¡mismo tiempo que los libera de la rnarginación se manifieste en uno de su clase (2, 15-17), para los ricos y podero-
y opresión para que el hombre viva como ser libre, con dignidad sos este designio de Dios es, con frecuencia, incomprensible y escan-
humana, los capacita, a su vez, para elegir libremente una vida daloso. En el signo queda claro que el evangelio invierte la escala
pobre, sencilla, que da en rostro a los «valores» del mundo. Es de valores establecidos por la sociedad humana: los marginados y
cierto que este plan de Dios choca frontalmente con los valores menospreciados por las clasas dirigentes son los elegidos por Dios.
establecidos en nuestra sociedad y en la misma iglesia. Es verdad La primera parte de la señal: «encontraréis un niño envuelto
que es paradójico y desconcertante que lo débil de este mundo sea en pañales» (2, 12a) hace alusión directa a su condición humana:
revestido de la fortaleza de Dios. No hay duda que va contra co- no hay que esperar un Mesías celeste, venido del cielo, opinión
rriente el afirmar que la gente sencilla, el pueblo llano son los pri- muy extendida en tiempos de Jesús. El Mesías es «un hombre en-
vilegiados del reino, los elegidos gratuitamente para comprender y viado a los hombres» 198 , «nacido de mujer» l a 9 , aunque esté, al
aceptar la salvación de Dios en Jesús de Nazaret. Pero no hay que mismo tiempo, adornado de prerrogativas divinas ( 2 , 11). La se-
olvidar que Jesús sigue siendo hoy, como siempre, signo de con- gunda parte, «acostado en un pesebre» (2, 12b), está relacionada
tradicción (2, 34), que ante él no se puede ser neutral y hay que con su condición de pobre: opción de Dios por la clase de los
tomar partido; que él mismo, después de confirmar con milagros marginados.
el programa de liberación que había anunciado en Nazaret (4, 16
ss.) lo interpreta de la siguiente manera: «Los ciegos ven, los cojos tividad liberadora de Jesús responde al designio de Dios y lo acepte es
andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos proclamado dichoso. Lucas sólo emplea el verbo escandalizar en otro pasaje
en que también sale la palabra escándalo: «Es inevitable que sucedan es-
resucitan, a los pobres se les anuncia la buena noticia. Y ¡dichoso cándalos; pero ¡ay del que los provoca! Más le valdría que le encajaran en
el que no se escandaliza de mil» (Le 7, 22-23) 1 9 T . el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar, antes que escandalizar
(poner obstáculos) a uno de estos pequeños» ¡(Le 17, 1-2). El significado
de nuestro pasaje parece claro: escandalizarse de Jesús es rechazarlo, como
195. «Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son si fuera un obstáculo en nuestro camino para llegar a Dios, cuando en rea-
mis caminos. Oráculo del Señor. Como el cielo es más alto que la tierra, lidad es el único camino para llegar a él. En Jesús se cumple la Escritura:
mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros pla- «La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular.
nes» (Is 55, 8-9). Todo el que cae sobre esa piedra se estrellará, y si ella cae sobre alguno,
196. Cf. Le 10, 21-22; Mt 11, 25-27; Mt 5, 1-10; Le 6, 20-26; Le 4, lo hará trizas» (Le 20, 17-18, citando el Sal 118, 22). Cf. también Hech
18-19. 4, 11-12; 1 Pe 2, 4-8. Este pasaje de Pedro establece la conexión entre la
197. Esta última frase, «¡dichoso el que no se escandaliza de mí!», piedra angular y piedra para tropezar (petra skandalou, v. 8). Este mismo
está unida a las palabras de Jesús con que confirma que su misión está versículo concluye: «Ellos tropiezan por ser rebeldes al mensaje».
en la línea de Is 61, 1-2, como ya lo había anunciado en Nazaret. Esta 198. Dei Verbum, n. 4; cita tomada de la Epist. ad Diognetum, 7, 4.
exclamación de Jesús es de gran relieve, ya que reviste la forma de una 199. Gal 4, 4; cf. T. M. González Ruiz, Epístola de san Pablo a los
bienaventuranza: «¡Dichoso!» (makarios). El que comprenda que esta ac- gálatas, 194-195.
308 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 309

Así pues, este signo manifiesta el plan de Dios sobre Jesús y zón del hombre para que se convierta y en el mismo niño se ofrece
sobre los pastores como destinatarios directos de su mensaje. Tanto como Salvador (2, 11-12) 2 0 7 .
el signo como el designio de Dios que éste revela, están de acuerdo El signo queda unido en Jesús al tiempo del cumplimiento de
con el núcleo central del Magníficat ( 1 , 48.51-53) 2m>, con el pro- las promesas, a la etapa definitiva de salvación 208 . Por lo dicho hasta
grama de Jesús en Nazaret 2'01, así como con la misión de Jesús a aquí, se comprende la importancia que Lucas da a esta señal. Habla
lo largo de su ministerio público 2'02. Es, pues, una señal eminen- de ella tres veces en esta narración. Con motivo del nacimiento de
temente evangélica, aunque, por eso mismo, sea un signo descon- Jesús (2, 7); en la proclamación del ángel a los pastores (2, 12) y al
certante y paradójico. narrar el encuentro de los pastores con «el niño acostado en el pe-
L. Légrand sugiere, no sin razón, un paralelismo entre la misión sebre» (2, 1 6 ) 2 0 9 . El niño y su condición de pobre en el sentido ya
del ángel que evangeliza y da una señal, y la misión apostólica 2m. explicado, polarizan, en efecto, la presente narración.
Es decir, el signo dado por el ángel no sólo estaría en relación con la
(persona de Jesús y su misión terrestre, sino también con la genera-
ción apostólica y su tarea evangelizadora. Los signos, en efecto, 9. Hoy (sémeron, Le 2, 11): salto cualitativo en el tiempo
acompañan constantemente la labor evangelizadora de los apósto-
Aunque ya hemos hablado de la importancia y significado del
les 204 , y van íntimamente unidos al mensaje para interpelar al au-
hoy, con motivo de la narración del nacimiento de Jesús (2, 6) y del
ditorio. Así como Jesús, inaugurando con su nacimiento una nueva
comienzo de su ministerio en Nazaret 2 1 f l , no obstante parece im-
era, se constituye él mismo en señal, así también el Espíritu Santo
portante señalar el carácter específico del hoy (sémeron) en Le 2,
inaugura la etapa definitiva de la iglesia205 y con su fuerza (dyna-
11. Ante todo, igual que el v. 6, hace coincidir el comienzo de una
mis) se constituye en signo de un mensaje capaz de llegar al corazón
nueva etapa con el nacimiento de Jesús. Es decir, el nacimiento
del hombre y transformarlo.
de Jesús separa cualitativamente dos etapas saWífkas: la de las
En otras palabras, la señal que acompaña la predicación apos- promesas y la del cumplimiento de esas promesas como realidad
tólica primitiva interpela al hombre, llamándolo a la conversión. No salvífica definitiva 2 U .
se trata de dar una seguridad o confirmar una promesa. Se trata El hoy de Le 2, 11 añade, sin embargo, algo específico: La
más bien de desentrañar y dar eficacia a la fuerza que encierra el fuerza de Dios que se manifiesta en los títulos salvífico-trascenden-
mensaje para cambiar el corazón del hombre, moviéndolo a la con- tes de Jesús, queda, a partir de ahora (hoy), a disposición de la gen-
versión 2 0 8 . Este es también el significado profundo del signo dado
a los pastores: Dios ofrece como signo de su potencia salvífica a
207. En este sentido, no dejan de llamar la atención los cambios que
un niño aparentemente impotente. Interpela, sin embargo, el cora- introduce Lucas en la perícopa del signo de Jonás, de la triple tradición.
En primer lugar afirma que «Jonás fue una señal para los habitantes de
Nínive» (11, 30). En 11, 32 se afirma la conversión de los ninivitas, en
contraposición a los contemporáneos de Jesús, que se encuentran con uno
«que es más que Jonás», y no se convierten. La señal es, pues, el mismo
200. Cf. el comentario de estos versículos al Magníficat. ]esús y su actividad profética que invita a la conversión; cf. K. Aland,
201. Cf. el comentario a Le 4, 16 ss. o. c, n.° 191.
202. Cf. Le 6, 20-26; 7, 21-23. 208. Se puede apreciar, a este respecto, la diferencia palpable entre
203. L. Légrand, o. c, 170-173. el niño como señal en Is 7, 14 y en Le 2. 12. Mientras que en Isaías el
204. Cf. Hech 2, 43; 4, 30.33; 8, 6 ss.; 14, 3. El género literario de niño es objeto de una promesa, y es señal de una realidad salvífica futura,
Le 2, 8-20 no responde exactamente al género de anuncios, como ya hemos en Lucas, por el contrario, el niño es fruto de la promesa y como señal
visto; aunque recoge elementos importantes de dicho género literario, los se identifica con la realidad salvífica que él mismo inaugurará; cf. L. Lé-
integra en un todo más complejo. No es, pues, extraño que se fije tam- grand, o. c, 172-173.
bién en la misión apostólica primitiva, que tenía un esquema característico, 209. La vertiente de pobreza que encierra el signo, «acostado en el
en el que entraba también como elemento importante el signo. pesebre», aparece como lo más relevante, por hallarse en los tres pasajes:
205. Hech 2, 1 ss., a la luz de Hech 2, 17-21. Le 2, 7.12.16.
206. La llamada a la conversión es un tema importante en el libro 210. Cf. supra, notas 23, 76 y 80.
de Hechos. Está en conexión con el mensaje y, en ocasiones, con los 211. Que ésta sea la intención de Lucas, parece claro por otro pasaje
signos que lo acompañan (Hech 2, 38; 3, 19.26; 5, 31; 10, 43; 13, 38; relevante exclusivo del tercer evangelista: «La ley y los profetas llegaron
26, 20); cf. J. Dupont, Études sur les Actes des apotres, 421-429; 472-475. hasta Juan; desde entonces se anuncia el reinado de Dios» (Le 16, 16).
310 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 311

te sencilla, que está representada en los pastores. Es decir, el hoy acontecimiento salvífico 214 . No se trata, pues, de la gloria que los
no sólo señala el comienzo de una nueva etapa salvífica, sino tam- ángeles o los hombres puedan dar a Dios, sino del reconocimiento
bién una importante modalidad: al inaugurar la nueva época con el de la gloria que él posee y manifiesta a los hombres en el nacimiento
nacimiento de Jesús, Dios opta abiertamente por la gente sencilla, de Jesús.
por los pobres, los menospreciados, los marginados: «Dichosos vos- Es evidente que la máxima manifestación de ia gloria de Dios,
otros los pobres, porque tenéis a Dios por rey» (Le 6, 20). de su poder y misericordia, la descubre el hombre en la persona y
El hoy, unido a los títulos de Salvador, Mesías y Señor, en el actividad liberadora de Jesús: «Tanto amó Dios al mundo que dio a
mismo v. 11, adelanta al momento del nacimiento de Jesús el poder su Hijo único, para que tenga vida eterna y no perezca ninguno de
salvífico que, en los albores de la iglesia apostólica, quedó unido al los que creen en él» (Jn 3, 16).
misterio pascual: resurrección-ascensión-venida del Espíritu san- Junto a esta estrofa que contiene la glorificación de Dios, el him-
to 212 . no angélico contiene otra estrofa que mira directamente a la tierra,
para ofrecer la paz mesiánica a los hombres que son objeto de la be-
nevolencia divina 215 .
10. Gloria y paz (Le 2, 13-14) El texto encierra algunas dificultades para su interpretación.
Quizás si comenzamos por esclarecer estas dificultades, podamos
Terminado el mensaje del ángel, «apareció de pronto, en torno
comprender después mejor el sentido de esta segunda parte del
a él, una legión del ejército celestial que alababa a Dios diciendo:
himno. La principal dificultad viene por la palabra eudokia. La
Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los ¡hombres objeto
Vulgata la refería a los hombres, como genitivo de cualidad, una
de su predilección» (2, 13-14).
especie de calificativo de orden moral: hombres de buena voluntad,
Ante todo, es conveniente poner de manifiesto que este himno bien dispuestos, terreno abonado para la conversión, etc. Los ánge-
angélico está íntimamente unido al anuncio del ángel a los pasto- les habrían proclamado la paz mesiánica para esos hombres sen-
res (2, 10-12) y completa la revelación divina en torno al recién cillos 216 . Pero el término eudokia está referido a Dios masivamente
nacido y a los destinatarios de este acontecimiento. en la Biblia y expresa su benevolencia, su misericordia y su pre-
La alabanza divina se realiza en concreto con una exclamación dilección hacia los hombres 217 .
característica: «Gloria a Dios en el cielo». Los ángeles expresan
así, ante todo, algo que pertenece en exclusiva a Dios 2 1 3 : su con-
dición única, su poder y misericordia, que se iha manifestado en el 214. En este sentido, me parece acertado el juicio de J. Schmid, o. c,
nacimiento de Jesús, en su condición divino-humana, en los desti- 105: «La glorificación de Dios no consiste en primer lugar en la alabanza
natarios de este evangelio, en lo desconcertante y paradójico de este que Dios recibe de los ángeles, sino en que, por la misión del Mesías, él
'glorifica su nombre'... (Ez 36, 23), esto es, revela su poder y su mi-
sericordia». En efecto, Ez 36, 24 explica cómo Dios santifica su propio
nombre: «Os recogeré por las naciones, os reuniré de todos los países y
212. Cf. en Hech 2, 1 el verbo cumplirse (sympléroó), referido a la os llevaré a vuestra tierra», dice el Señor a Israel. Dios glorifica, pues, su
profecía de Jl 3, 1-5, por la que se transfiere a Jesús el título Kyrios de nombre desplegando su poder y misericordia en favor de Israel.
Yahvé y su carácter salvífico (Hech. 2, 17-21: «Cuantos invoquen el nom- 215. EÍ himno es un díptico con una simetría perfecta en la corres-
bre del Señor se salvarán», v. 21). Por Hech 2, 36 comprendemos que pondencia de términos contrapuestos: Dios - hombres; gloria - paz; en el
el Señor del v. 21 es Jesús, a partir de la resurrección. El evangelista en cielo - en la tierra. El término eudokia (benevolencia, misericordia), es,
Le 2, 11 nos dice que Jesús ya era Señor y Salvador desde su nacimiento. como veremos, una palabra clave, ya que establece la unión entre las dos
Hay un progreso en la comprensión del misterio de Jesús. estrofas, y, sobre todo, con los vv. 10-12.
213. En la Escritura el término gloria está reservado a Dios en ex- 216. La traducción de la Vulgata volvió a cobrar actualidad al ser
clusiva, siendo un atributo divino. Etimológicamente procede de Kabód. defendida por M. J. Lagrange, o. c, 11 ss.; J. M. Bover resume con clari-
Esta palabra hebrea significa ser pesado, tener consistencia; de ahí su sen- dad las razones aducidas por Lagrange, haciendo ver que no son apodícti-
tido figurado: al ser impresionados por esa condición única de poder, la cas; cf. Fax homintbus bonae voluntatis (Le 2, 14): EstBíb 7 (1948) 442-
consistencia se traduce en honor, reverencia, gloria. Los LXX tradujeron 445.
el término hebreo por doxa (gloria, honor). Como atributo divino, cf. Ex 217. J. M. Bover escribe al respecto: «En la Escritura la palabra
15, 7 (poder); 16, 10 (misericordia); 24, 16-17 (trascendencia); Ex 33, 18- eudokia recurre ciertamente 33 veces; 24 en el antiguo testamento y 9 en
23; 40, 34-35; Jer 2, 11, designando a Dios mismo (la gloria identificada el nuevo (en la nota 7 da todos estos textos). De los 24 textos del antiguo
con Dios). testamento, 17 se refieren al beneplácito divino para con los hombres; de
}1Z Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 313

La crítica textual da hoy como cierta, con los mejores manuscri- puntos importantes: de qué paz se trata, y qué hombres son ob-
tos, la lección tradicional: en anthrópois eudokias (a los hombres jeto de la benevolencia divina.
del {genk.] beneplácito divino) 2 1 8 . Pero ¿a variante en anthrópois Ante todo, hay que reconocer que estos dos interrogantes están
eudokia (nominat.), aunque no sea la lectura original, no deja de íntimamente asociados. Cuando el coro de ángeles proclama la paz
ser una interpretación masiva de códices griegos de gran antigüe- para los hombres objeto de la misericordia divina, esta paz, ¿está
dad 21*. Ahora bien, el término eudokia en nominativo, se refiere ofrecida a todos los hombres indiscriminadamente, o más bien sólo
con certeza a la benevolencia divina para con los hombres 2 2 °. a los hombres que son objeto del beneplácito de Dios? Dicho en
J. M. Bover, comentando el sentido de la variante eudokia (no- otras palabras, el genitivo eudokias, ¿tiene carácter explicativo o
minat.), escribe acertadamente: determinativo?
Si tuviera carácter meramente explicativo, entonces la paz se
Aun considerada como una lección fácil y secundaria, hay que reco- extendería indiscriminadamente a todos los hombres: «... paz en
nocer que si invadió la casi totalidad de los códices griegos fue por la tierra a los hombres, objeto de la predilección divina» 2 2 -. Si,
la universal persuasión de que no podía referirse sino al divino bene- por el contrario, eudokias estuviera empleado con carácter deter-
plácito; de lo contrario, a nadie se le hubiera ocurrido cambiar el minativo, la paz, en este caso, tendría como destinatarios sólo a
genitivo original en nominativo, que no tenía otra razón de ser que los hombres que son objeto de la predilección de Dios: «... paz
poner en evidencia la significación teológica, más velada en el ge- en la tierra a los hombres que son objeto de la predilección divi-
nitivo 221 . „ 2'2'A
na» .
El contexto inmediato (Le 2, 10-12) parece determinante para
Justificada, pues, la traducción inicial, «... y paz en la tierra a elegir entre estas dos posibilidades. En efecto, el contexto inme-
los hombres objeto de su predilección», quedarían por aclarar dos diato habla de la revelación de Dios a Jos pastores. El ángel del
Señor trae la buena noticia acerca de Jesús, el Mesías, a los pasto-
res que son en realidad, como hemos visto ya, una de las clases más
los 7 restantes, que ofrecen varios sentidos, ni uno solo habla de la buena marginadas de la sociedad israelita en tiempos de Jesús. Los pas-
voluntad de los hombres para con Dios» (el subrayado es mío). tores representan también al pueblo llano ilaos), que, como gente
218. Así los códices X* A B- D W; entre las traducciones antiguas:
itd vgww copsa goth; si a estos manuscritos añadimos otros en que se sencilla, quedan contrapuestos a la clase dirigente en sus diversos
cambia en anthrópois por anthrópois, pero se mantiene el término eudo- estamentos. Dios elige, pues, libremente como destinatarios de su
kias, en genitivo, entonces hay que añadir la it en casi todas sus variantes evangelio a los marginados y a la gente sencilla (Le 10, 21-22).
y una densa tradición patrística en favor de la lectura eudokias; cf. The Hay, como hemos dicho ya, una clara opción de clase por parte de
greek neto testament, Stuttgart 1968, ad 2, 14.
219. Se encuentra en Xc B:i K L P A E Y v en un gran número Dios.
de minúsculos: 28 565 700 892 1009 1010 1071 1079, etc.; cf. Ibid. Hemos visto también que la revelación divina sobre Jesús (2,
220. La traducción, en este caso, sería: «Gloría a Dios en el cielo 10-12), no hace sino adelantar el programa salvífico de Jesús en Na-
y paz en la tierra; benevolencia de Dios para los hombres». También en zaret. Este, ungido por el Espíritu santo, habla de los pobres y opri-
diversos textos de Qumrán el término eudokia tiene el significado de
benevolencia divina hacia el hombre; así en I QH IV, 31-33; los vv. 32-33 midos como destinatarios de su mensaje (Le 4, 18-19). En plena
dicen: «... y la abundancia de su misericordia (referido a Dios) hacia todos vida pública, vuelve a confirmar esta línea de su actividad salvífi-
los hijos de su benevolencia (eudokias)»; cf. L. Moraldi, o. c, 386; en I ca ante los discípulos de Juan Bautista (Le 7, 21-23). Jesús opta
QH XI, 9: «... en tu bondad hay abundancia de perdón y tu misericordia por los marginados y oprimidos. Hay también opción de clase por
llega a todos los hijos de tu benevolencia» [eudokias): Ibid., 428. La ex-
presión «hijos de la benevolencia o beneplácito divino» en Qumrán se parte de Jesús. La revelación de Dios sobre su persona, así como
refiere a los elegidos, a los que son objeto de la predilección de Dios; cf.
F. Vattioni, Pax hominibus bonae voluntatis: RivBib 7 (1959) 369-370;
E. Vogt, Peace among men of God's pleasure, Lk 2, 14, en K. Stendahl 222. Nótese la importancia de la coma en castellano: la paz se extien-
(ed.), The scrolls and ihc new testament, New York 1957, 114-117; G. de a todos los hombres, los cuales son objeto de la predilección de Dios.
Segalla, Volontá di Dio e dell'uomo in Giovanni (vangelo e lettere), Bres- 223. Al ser determinativo el genitivo eudokias, su carácter es restrin-
cia 1974, 42.66. gido y en castellano no lleva coma: La paz llega sólo a los hombres pre-
221. J. M. Bover, o. c, 445. dilectos de Dios.
314 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús i/5

los destinatarios de su nacimiento, queda plenamente confirmada Este pequeño rebaño 22B , este fermento de toda la masa 228 , esta
por el programa y la actividad salvífica de Jesús. sal de la tierra y luz del mundo 22T , son los destinatarios privilegia-
La predilección de Dios y de Jesús hacia la gente pobre y sen- dos del reino, que gozan ya aquí en la tierra la paz mesiánica como
cilla es la perspectiva justa -para entender Le 2, 14b: la paz mesiá- regalo de Dios en Jesús.
nica en la tierra no llega indiscriminadamente a todos los hombres, El resto del evangelio apunta en esta misma dirección. La pri-
llega solamente a los que aceptan a Jesús como Mesías, a los que se mera bienaventuranza proclama dichosos a los pobres, porque tie-
abren a la revelación de Dios sobre él, a los pastores, a la gente nen (tiempo presente) a Dios por rey (Le 6, 20) porque Jesús ha
sencilla, que son precisamente «los hombres objeto de su predilec- inaugurado su misión como liberador de los •pobres (Le 4, 16 ss.).
ción» (2, 14b) ™. Esta primera bienaventuranza es como el marco de todas las demás,
Por su parte, la paz mesiánica es el conjunto de los bienes ma- que responden a distintos momentos o estadios de esa pobreza, y
teriales y espirituales que trae Jesús a los que lo aceptan: libertad, que reflejan situaciones injustas (6, 21-22), causadas por el hombre
amor, justicia, comprensión, capacidad de perdón, gozo profundo opresor (cf. 6, 24-26). La proclamación de Jesús como liberador (Le
en las persecuciones por causa de Jesús, tranquilidad de espíritu, 4, 16 ss.), es una invitación a realizar con él, con sus criterios, la li-
seguridad humana que ofrece la comunidad de auténticos creyen- beración de toda clase de opresión.
tes (compartir los bienes, solidaridad con los necesitados, etc.), Hay, no obstante, personas que, por causa de Jesús, por mante-
son, entre otros, los bienes que pertenecen al hombre en la tierra ner y vivir sus criterios, son un auténtico revulsivo contra la socie-
—«paz en la tierra»— cuando acepta de corazón el reinado de Dios dad y son perseguidos, odiados, insultados, difamados, sufren toda
en Jesús, el Mesías. clase de opresión, pero Dios les regala el don de la alegría, el gozo
Tampoco es indiscriminada esta paz. Tenemos la experiencia de profundo (6, 22-23) que es una de las facetas más características de
que el ambiente en que vivimos y respiramos está alimentado por la paz mesiánica. Es decir, los que aceptan a Jesús, sus criterios, su
la incomprensión, el odio y la injusticia. Para muchos no hay más manera de actuar, aunque sean odiados, difamados y perseguidos,
apetencia que el dinero, el poder y el prestigio. Para conseguir es- son dichosos, porque experimentan en sus vidas aquí en la tierra lo
tos «valores» se pasa por encima de cien, mil, diez mil cadáveres... esencial de la paz mesiánica. La paz que Jesús ha traído no es,
Asistimos a una carrera desenfrenada, auténtica orgía, por el di- pues, indiscriminada.
nero y el poder. Por intereses inconfesables públicamente, los hom- Descubrimos la misma perspectiva en un pasaje difícil de inter-
bres explotan a sus semejantes. Se desencadenan guerras, verdadero pretar al margen de esta óptica. Me refiero a Le 12, 51-53: «¿Pen-
escándalo de nuestra civilización. Se siembra llanto y dolor por do- sáis que he venido a traer paz a la tierra? O s digo que no; división
quier. No hay amor. No hay paz mesiánica. Esta sólo llega a un pe- y nada más; porque de ahora en adelante una familia de cinco
queño núcleo entre los creyentes: los pobres, los sencillos, los que estará dividida»... Este pasaje, con las categorías bíblicas de acen-
se fían de Dios y aceptan, contra viento y marea el reinado de Dios
en Jesús, el Mesías. Estos constituyen un auténtico revulsivo contra
los intereses y criterios del mundo, que en lugar de construir la
paz, sólo aciertan a desencadenar guerras.

225. «Tranquilizaos, pequeño rebaño, que es decisión de vuestro Pa-


dre reinar de hecho sobre vosotros» (Le 12, 32). El contexto (12, 22-34)
es un discurso de Jesús a sus discípulos (v. 22) sobre la providencia de
Dios hacia el hombre (vv. 22-28); a partir del v. 29 entra en escena la ex-
presión «vuestro Padre» (vv. 30 y 32); él proveerá a vuestro sustento;
vosotros buscad que él reine (w. 30-32); los que están con el alma en un
224. Esta restricción de los destinatarios de la paz mesiánica la acep- hilo buscando qué comer y qué beber son los paganos (w. 29-30). Vemos,
ta implícitamente J. M. Bover, o. c, 448, al escribir: «Hemos admitido pues, cómo los que toman a Dios como Padre, fiándose de él y buscando
anteriormente que el genitivo de eudokias era genitivo de categoría espe- como cosa primordial su reinado, es un pequeño grupo que recibe el men-
cificativo, no simplemente declarativo; esto es, que el beneplácito divino saje de Jesús.
de que se habla en el texto, no recaía indistintamente sobre todos los hom- 226. Le 13, 20-21.
bres, sino solamente sobre algunos de ellos». 227. Mt 5, 13-14.
316 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 317

tuar los contrastes 228 , no niega que Jesús haya traído su paz 229 ; para reanimar a los humildes,
lo que sí niega es que su paz sea indiscriminada, que llegue indis- para reanimar el corazón quebrantado...
tintamente a todos. El citado pasaje se refiere a una paz restringida a los que hacen duelo les crearé en los labios este canto:
a aquellos que aceptan a Jesús como Mesías. Al afirmar, en efecto, «Paz al lejano, paz al cercano»,
que ha traído división se refiere a la diversa actitud que los hom- dice el Señor, y los curaré.
bres toman ante él al aceptarlo o al rechazarlo 23 °. Los malvados son como el mar borrascoso,
En el antiguo testamento hay un poema significativo, relacio- que no puede calmarse:
nado con el tema de la predilección de Dios por la gente sencilla y sus aguas remueven cieno y lodo.
«No hay paz para los malvados», dice mi Dios (Is 57, 14-21).
quebrantada, a quienes llega también su paz; en contraste, para los
malvados no hay paz 2S1:
El contraste entre opresores y oprimidos, en relación con la
...Quitad todo tropiezo del camino de mi pueblo, paz que otorga Dios, queda manifiesto en el poema. La paz de Dios
porque así dice el Alto y Excelso, no alcanza indiscriminadamente a todos. El la concede a los po-
el Sentado en el trono, cuyo nombre es Santo. bres, sus predilectos.
Estoy sentado en la altura sagrada, Así pues, la estrofa «y en la tierra paz a los hombres que son
pero estoy con los de ánimo humilde y quebrantado, objeto de la predilección de Dios» (2, 14b) está en sintonía con el
contexto inmediato (2, 10-12). La paz es la paz mesiánica que Dios
228. Podríamos decir que para la mentalidad semita el contraste de concede aquí en la tierra (bienes materiales y espirituales), a los
categorías opuestas juega un papel fundamental para poner de relieve algo que aceptan a Jesús como Mesías y Salvador (2, 11). Estos des-
importante. No hay sino blanco y negro, amor y odio, muerte y vida, es- tinatarios son unos auténticos privilegiados, son los predilectos
clavitud y libertad, etc., cuando en todas estas categorías existe una vasta de Dios, objeto de su benevolencia y misericordia. El contexto los
gama de matices intermedios. En el citado pasaje, las categorías opuestas
son paz-división. A través de este contraste, pone Jesús de relieve que la identifica con los pastores y el pueblo llano o gente sencilla (2,
paz queda circunscrita a los que lo aceptan a él. Otro buen ejemplo de 10), constituyendo una auténtica opción de clase por parte de Dios.
esta mentalidad semita lo tenemos en Le 14, 26: «Si uno quiere ser de Jesús en Nazaret confirma esta revelación de Dios al optar él mismo
los míos y no me prefiere a su padre y a su madre... y hasta a sí mismo,
no puede ser discípulo mío». Esta es una buena traducción del texto ori- por los pobres y marginados (4, 18-19) 2 3 2 .
ginal que, a la letra, resulta escandaloso para nuestra mentalidad, por ser El himno angélico, al mismo tiempo que cierra literariamente
«incompatible» con el cuarto mandamiento: «Si alguno quiere ser de los esta primera parte (2, 8-14), nos manifiesta las características del
míos y no odia a su padre y a su madre»... culto celeste: glorificación y alabanza divina 2:i:i . El significado pare-
229. Cf. Le 24, 36; Hech 10, 36; Jn 20, 19.20.26.
230. Ya hemos analizado detalladamente la diversa actitud del pueblo
(laos) y de la clase dirigente (sumos sacerdotes, letrados, senadores, etc.) 232. Es evidente que Lucas cambia voluntariamente las aclamaciones
frente a Jesús en los albores de su pasión (cf. Le 19, 47-21, 38). Este mis- del gentío ante la entrada de Jesús en Jerusalén (Le 19, 38); cf. K. Aland,
mo sentido tiene la profecía de Simeón al hablar de Jesús como señal de o. c, n.° 269. En primer lugar para él son sólo sus discípulos (to pléthos ton
contradicción (Le 2, 34) y la aplicación del Sal 118, 22 a Jesús como pie- mathétón) los que gritan (19, 37); en lugar de la aclamación de Mt 21, 9
dra angular (Le 20, 17-18); cf. también Hech 4, 11-12; 1 Pe 2, 4-8: Jesús y Me 11, 10, «¡Viva Dios Soberano!», Lucas escribe: «Del cielo paz y a
es piedra de salvación para unos, y piedra de tropiezo para otros. Dios gloria», teniendo como modelo, sin duda, a Le 2, 14. Los que tra-
231. Se trata del poema de consolación en el tercer Isaías (Is 57, 14- ducen «en el cielo paz», buscan componer el paralelismo con Le 2, 14
21). El tercer Isaías refleja el ambiente de reconstrucción de Jerusalén y (aquí la paz se da en la tierra), afirmando, como A. Stoger, o. c, 81, aun-
del país, después del destierro de Babilonia. La coyuntura es propicia para que «la tradición textual dice 'en el cielo', quizás quería decir 'en la
enriquecerse a costa de los pobres. En este período, las categorías opresor- tierra'; probablemente el error deriva de una falsa interpretación de abre-
oprimido se hacen más nítidas; Is 61, 1-2, citado en Le 4, 18-19, refleja viaciones». No obstante es mejor recurrir a la polivalencia de las preposi-
este mismo ambiente. Respecto a Is 57, 14-21, la Biblia de Jerusalén es- ciones griegas en el nuevo testamento, como hace Juan Mateos, y traducir
cribe: «Este poema, de fecha posterior al destierro, muestra a Yahvé preo- la preposición griega «en» por el «de» castellano: «Del cielo (desde el
cupándose de los 'pobres' (cf. Sof 2, 3) como en muchos salmos de la cielo) paz»...
misma época» (cf. nota a Is 57, 14); la nota a Sof 2, 3 identifica a «hu- 233. El tema de la alabanza divina es un tema característico en la
mildes» y «pobres» y afirma que «los profetas saben que los pobres son obra lucana. Lucas emplea el verbo aineó (alabar) 3 veces en Le y otras
ante todo los oprimidos». Así pues, en el poema de Is 57, 14-21, los hu- tres en Hech, mientras que se usa sólo dos veces en el resto del nuevo
mildes se identifican con los pobres y los malvados con los opresores.
318 Devolver el evangelio a los pobres "Nacimiento de Jesús 319

ce claro: con motivo del nacimiento del Mesías el cielo se abre a la Ya desde el comienzo del v. 15, «al marcharse los ángeles al
tierra. Dios nos ha enviado el Salvador. Queda restablecida, a tra- cielo», Lucas centra la atención del lector en Belén, en el misterio
vés de Jesús, la reconciliación entre el hombre y Dios 2 : ! 4 . Los án- del niño y en la actitud de los pastores ante este misterio. Su ini-
geles realizan en el cielo una liturgia de alabanza 2íiB que va a ser la ciativa queda patente en el «vamos derechos a Belén» (2, 15). La
característica de las comunidades cristianas aiquí en la tierra 2 3 e . El finalidad de esta decisión es constatar el acontecimiento salvífico
tema comunitario pasa a primer plano en la expresión «una legión y las palabras didhas sobre él por el Señor (2, 15). El carácter ex-
del ejército celestial» (2, 13). perimental queda manifiesto por el empleo del verbo ver (idómen);
el carácter de acontecimiento está expresado por el participio «lo
sucedido» (to gegonos). Tanto el verbo ver como el participio lo
11. Prefiguración de la predicación apostólica {Le 2, 15-20) sucedido, están en íntima relación con la expresión to rema tonto
(esta palabra), que de por sí, puede significar palabra y aconteci-
La primera parte de la escena (2, 8-14) está dominada por la miento salvífico 237 .
revelación celeste. Hay una total iniciativa divina y los pastores, La última parte cldl v. 15 tiene gran importancia. Los pastores in-
como destinatarios de dicha revelación, son personaíjes pasivos. En tentan ver lo que ha pasado y «que les ha anunciado el Señor». No
esta segunda parte (2, 15-20) los pastores, por el contrario, toman hay duda que Lucas se está refiriendo a la revelación hecha por
la iniciativa en orden a la evangelización. Didho en otras palabras: el el ángel del Señor a líos pastores (2, 9 ss.). Se establece, pues, una
evangelio que ellos han recibido por revelación va a ser objeto de identidad entre el Señor (v. 15) y el ángel del Señor (v. 9 ) 2 3 8 .
su proclamación. Los pastores se convierten en los primeros «evan-
El v. 16 tiene una profunda unidad con el v. 15. Aquí está la
gelizadores». Son el primer eslabón de una cadena que comienza
determinación de ir a Belén para experimentar («ver») el anuncio
en Dios y se prolonga a través de las generaciones cristianas.
del ángd del Señor; el v. 16 expresa la pronta realización de ese
Nos hallamos ante el sugerente tema de la evangelización que proyecto. La presteza está subrayada en el texto con el participio
no es sino la transmisión de una tradición divina que llamamos speusantes. La constatación es sobria e impresionante: «encontra-
evangelio, buena noticia. Intuimos ya desde ahora que Lucas, a ron a María, a José y al niño acostado en el pesebre».
través de la actividad de los pastores, está anunciando con antela- La conexión con el v. 12 es directa. A través del signo de po-
ción el importante tema de la evangelización en la iglesia primitiva, breza, los pastores reconocen en el niño la trascendencia proclama-
que va a desarrollar en el libro de Hechos. Vayamos por partes. da por el ángel del Señor y transmiten, a su vez, el mismo mensaje
(2, 11.15b)., Eso es lo que expresa el v. 17: «Al verlo, contaron
testamento. El empleo del verbo doxazó (glorificar) también es relevante
si lo comparamos con Mateo y Marcos: Mt cuatro veces; Marcos, sólo
una; nueve veces en Lucas y cinco en Hechos. 237. La palabra griega rema traduce, en este sentido, el término hebreo
234. La apertura del cielo reviste especial importancia en Me 1, 10, dbr, que se refiere tanto al hecho salvífico como a la palabra que lo ex-
por tener lugar con motivo del bautismo de Jesús y ser parte de la intro- plica, siendo, por eso mismo, palabra de salvación. En el evangelio de la
ducción a su evangelio. Simboliza la reconciliación entre el hombre y Dios infancia el término rema se usa nueve veces. En tres ocasiones prevalece
a través de Jesús y su Espíritu. Cf. también Jn 1, 51. el sentido de acontecimiento: Le 1, 37.65; 2, 15. En otros cuatro pasajes
235. El tema de la liturgia angélica no sólo es importante en el ju- pasa a primer término el significado de palabra: Le 1, 38; 2, 17.29.50. En
daismo de la época neotestamentaria, sino también en el mismo nuevo dos versículos, muy relacionados entre sí (Le 2, 19.51) las expresiones
testamento. Así, Mt 18, 10; Heb 12, 22 ss.; Ap 4, 4-11; cf. J. A. Fitzmyer, ta remata tanta y panta ta remata se refieren tanto a la palabra como al
A feature of Qumran angeology and the angels of 1 Cor 11, 10: NTS 4 acontecimiento salvífico.
(1957/1958) 48-58. Sobre los documentos de Qumrán, relacionados con este 238. Ya en el antiguo testamento se emplea con frecuencia la expre-
tema, cf. D. Barthélemy, La sainteté selon la communauté de Qumran et sión ángel del Señor por Yahvé mismo (cf. Gen 16, 10-11; 22, 11-16; Ex
selon l'évangile, en La secte de Qumran et les origines du christianisme, 3, 2-6; Jue 6, 11.13.16.23). Esta identidad entre Yahvé y el ángel del
Bruges 1959, 203-210; M. Black, The scrolls and ebristian origin, Edin- Señor se establece de modo habitual en el Pentateuco. En el nuevo testa-
burgh 1961, 139 ss. mento, cf. Mt 1-2. Tal identificación aparece clara en Le 2, 9, por el con-
236. Además de la conclusión de toda la escena con este tema, «los texto de dicho versículo: con la presencia del ángel del Señor, aparece la
pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios» (Le 2, 20; cf. Hech gloria de Yahvé envolviendo a los pastores y atemorizándolos; y ya hemos
2, 42-47). Los vv. 46-47 centran el tema de la liturgia cristiana en la euca- visto en las notas 213 y 214 que la gloria de Yahvé es signo inequívoco de
ristía (fracción del pan) y en la alabanza divina. la presencia misma del Señor.
320 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 321

lo que les habían dicho del niño». Es decir, el deseo de constatar tantes que lo han acompañado: pobreza, impotencia, ángeles y
lo que les había anunciado el Señor {v. 15) se convierte, a través de pastores, revelación divina; pero no puede dejar de refierirse tam-
su encuentro con el signo de pobreza e impotencia (v. 16), en bién a todos los acontecimientos salvíficos ique ella ha ido viviendo
experiencia cristiana de fe con la necesidad ineludible de proclamar como protagonista, a partir de la anunciación.
ese mismo mensaje (v. 17). La señal, lo misino que en los w . 11- Este pasaje indica, pues, de manera directa su actitud de fe an-
12, sigue siendo desproporcionada; no obstante parece concluyeme te el misterio de Jesús. María se siente, en cierta manera, desbor-
para la aceptación del misterio del niño. dada por lo desconcertante y paradójico de todo lo relacionado con
La constatación del signo de pobreza e impotencia los trans- su Hijo. Ella lo está viviendo intensamente y, aun sin comprender
forma de receptores del mensaje en evangelizadores-, v. 15: «para gran parte de este misterio, lo acepta como creyente 24 °.
ver (idómen)... lo que el Señar nos ha anunciado (egnórisen)»; v. Por lo demás, como hemos visto, María está contrapuesta a
17: «Al ver (idontes)... los pastores anunciaron (egnórisan)». «todos los que lo oyeron». En efecto, mientras que éstos «se admi-
Los pastores comienzan a transmitir lo que el Señor les había raban de lo ique les decían los pastores» (v. 18), María, por
anunciado acerca del niño (v. 17). La evangélización está en mar- su parte, meditaba todo esto en su interior (v. 19) 2 4 1 . María
cha. La verdadera tradición, con su origen en la revelación divina, representa, pues, al pequeño grupo 242 que, aceptando el miste-
comienza a ser proclamada. Los pastores son el primer eslabón de rio de Jesús por la fe, se hacen discípulos suyos. El contraste
esta inmensa cadena. Lucas ha puesto junto al pesebre de Belén entre María y todos los que escuchaban no es de oposición
el proceso evangelizador de la iglesia primitiva, haciendo ver así el (fe - falta de fe), sino de intensidad o profundidad. La admiración
origen divino de dicha tradición. puede llevar a la aceptación del mensaje, pero puede quedarse en
Los w . 18 y 19 expresan la reacción de los que han escuchado simple admiración, si no va acompañada de la meditación del miste-
el mensaje de los pastores. Por una parte, «todos los que lo oyeron» rio, como en el caso de María 243.
{pautes hoi akousantes, v. 18), expresión deliberadamente indeter- Si Lucas, como parece probable, anticipa aquí el problema de
minada 239. Por otra, María (v. 19), que tiene aquí, sin duda, un la evangélización en la iglesia primitiva, los que escucharon el men-
doble papel. El texto expresa, en efecto, su propia actitud de fe saje de los pastores y quedaron admirados 244 , representarían a
ante el misterio de su Hijo, desde el momento de la anunciación
(1, 26-38). Incluye todas sus experiencias relacionadas con dicho 240. Sobre el significado de este versículo en relación con la actitud
misterio: visitación, nacimiento, revelación de Dios sobre Jesús. de fe de María y su comprensión del misterio de su hijo, cf. comentario a
Le 2, 50-51.
Al decirnos el v. 19 que «María, por su parte, conservaba el re- 241. La contraposición entre María y todos los que escuchaban está
cuerdo de todo esto, meditándolo en su interior», comprendemos clara en el texto. Y no sólo por la partícula de (pero, por su parte), sino
que la expresión todo esto {ta remata tauta), se refiere de manera también porque el v. 19 rompe, de alguna manera, la secuencia más lógica
inmediata al nacimiento de su hijo y a las circunstancias desconcer- entre los vv. 17-18 y el v. 20; cf. L. Légrand, o. c, 180. Sobre las incon-
gruencias de esta escena a partir del v. 17, cf. Ibid., 176-177'.
242. El contraste entre ella y el pantes hoi akousantes {todos los que
escuchaban) es manifiesto.
239. El que quiera encontrar una secuencia lógica, tanto en su con- 243. La explicación que da Jesús de la parábola del sembrador (Le
junto como en los detalles, puede llevarse una desilusión. A partir del v. 17 8, 1145) parece venir como anillo al dedo para explicar este pasaje. La
aparecen incongruencias en varias direcciones: ¿quiénes son los destinata- semilla, mensaje de Dios, cae en distinta clase de terreno, que representa
rios del anuncio de los pastores? El verbo egnórisan (anunciaron) del v. 17 a los auditores del mensaje (akouó, «oír», vv. 12.13.14,15, como en Le 2,
no tiene complemento referido a los destinatarios. Los destinatarios señala- 18). El mensaje, al no encontrar raíces (v. 13) o al ser ahogado por los
dos en el v. 18: «todos los que lo oyeron», quedan indeterminados; no afanes, riquezas y placeres de la vida (v. 14) no da fruto. Sólo cuando cae
sabemos a qué gente se refiere, porque Lucas no ha nombrado anterior- en tierra buena, que, como María, representa a los que «escuchan y guar-
mente a otras personas. El hecho de que María esté contrapuesta a este dan el mensaje en un corazón noble y generoso» (v. 15) da fruto abun-
grupo de destinatarios, «pero María» (hé de Mariam, v. 19) indica que dante.
María representa al grupo de creyentes. Entendemos así que todo este pa- 244. El empleo del verbo thaumazó (admirarse) en Lucas no parece
saje es tan enigmático e incoherente, porque está anticipando a través de tener, de por sí, sentido peyorativo. Indica fundamentalmente sorpresa,
ese grupo indeterminado y de María una doble reacción ante el mensaje desconcierto o extrañeza ante un acontecimiento difícil de explicar. Sólo
cristiano: la simple admiración {ethaumasan, v. 18) y la aceptación por la el contexto puede indicar si el desconcierto ha de ser interpretado positiva
fe (v. 19). o negativamente. Parece positivo en Le 1, 21 (cf. v. 22); 1, 63 (cf. vv.
322 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 32?

toda una gama de creyentes que, ante el mensaje de Dios, por falta Particularmente significativo es el pasaje de Ef 3, 1-9, referido
de raíces u otros motivos, corren el riesgo de perder la fe. Dicho en al ministerio apostólico de Pablo como don de Dios. Pablo conoció
otras palabras, representaría una fe superficial, poco consistente, que (egnóristhé) el secreto de Dios (to mystérion), por revelación (kata
puede desaparecer ante el primer embate. María, por el contrario, apokalypsin) (v. 3); ahora el Espíritu lo ha revelado {apekalyphthé)
prefigura a los auténticos creyentes que, con una fe profunda, fruto a los consagrados, a sus apóstoles y profetas (v. 5); Pablo considera
de la reflexión y sedimentación, constituyen ese pequeño rebaño, sal un regalo de Dios él poder transmitir esta revelación (v. 7). En-
de la tierra y luz del mundo, capaces de hacer fermentar una gran contramos, pues, los mismos elementos fundamentales que en Le
masa 24B. 2, 15-20: el misterio de Dios en Jesús, conocido por revelación y
Llegados a este punto, tenemos ya la suficiente perspectiva pa- transmitido por elección de Dios 249 .
ra intentar establecer, más en concreto, a través de la terminología Por otra parte, tenemos también en esta sección de la perícopa
de esta escena 248, el paralelismo entre la proclamación de los pas- los verbos laleó (hablar) y akouó (escuchar). Son términos que se
tores y la actividad evangelizadora en la iglesia primitiva. corresponden entre sí en el conjunto de un vocabulario típicamente
En efecto, el vocabulario-base de esta escena ( w . 15-20) es la kerigmático. Es decir, en el anuncio que la iglesia primitiva hace de
típica terminología de la predicación evangélica. El verbo gnórizein la buena noticia de salvación, se utilizan técnicamente los términos
(anunciar, manifestar, dar a conocer), se emplea en los vv. 15 y laleó y akouó, referidos al anuncio y a la escucha, respectivamente,
17. En el v. 15 es el Señor el que ha comunicado el mensaje. del mensaje de salvación 25 °.
En el v. 17 son los pastores los que dan a conocer ese mis- En la sección que tenemos entre manos (Le 2, 15-20) el verbo
mo mensaje, «contaron lo que les habían dicho del niño», referido laleó se emplea cuatro veces 251 . M. J. Lagrange ve en esta repetición
sin duda, como el v. 15, a Le 2, 10 ss. El verbo gnórizein está, una cierta dejadez de estilo 252; pero, dada la relación existente con
pues, en conexión con la revelación divina como mensaje a transmi- la tarea evangelizadora en la iglesia primitiva y la semejanza con
tir, como misterio de Dios en Jesús, el Mesías. Los pastores apa- el vocabulario técnico 263 de dicha misión, habría que admitir más
recen como testigos y transmisores de dicha revelación. Este es pre- bien que la repetición de laleó es intencionada. Tanto más que tres
cisamente el papel de ios apóstoles en la iglesia primitiva. Reciben
el Espíritu Santo para ser testigos eailificado's dé. resucitado 247, y,
en circunstancias favorables o contra viento y marea, anunciar con
valentía el mensaje de salvación 248. en Le 2, 15-20; Hech 5, 29 ss.; 10, 34 ss.; el verbo gnórizein se emplea en
el nuevo testamento, lo mismo que en Le 2, 15.17, como manifestación de
la revelación divina, cf. Rom 9, 22 ss.; Ef 1, 9; Col 1, 27, que es transmi-
64-66); 2, 33; 7, 9 (aplicado a Jesús); 8, 25; 9, 43; 11, 14; 24, 12.41. tida, a su vez, por los apóstoles, Rom 16, 26; 1 Cor 15, 1; 2 Cor 8, 1;
Tiene matiz negativo (gente indispuesta contra Jesús): Le 4, 22 (sus pai- Gal 1, 11; 2 Pe 1, 16.
sanos de Nazaret); 11, 38 (un fariseo); 20, 26 (los letrados y sumos sa- 249. L. Légrand, o. c, 111, comenta la relación entre Ef 3, 3-5 y Le
cerdotes). En nuestro pasaje (2, 18) el matiz de la admiración sólo se 2, 15-20 de la siguiente manera: «Lucas extiende analógicamente este pri-
puede deducir de la contraposición con María. vilegio (el apostolado de Pablo) a los pastores: también ellos han recibido
245. El contraste establecido con María, por medio de la partícula de, algo así como una investidura de evangelistas por la revelación de Belén,
no es tan fuerte como para identificar a los que escucharon y se admiraron gracias a la cual han recibido del Señor el 'conocimiento' del misterio del
con los que rechazan el mensaje, como sucede en Hech 13, 46: «Era me- Salvador y han quedado habilitados para comunicarlo a otros».
nester anunciaros primero a vosotros (los judíos, v. 45) el mensaje de Dios; 250. Respecto a laleó, cf. entre otros pasajes, Hech 2, 31; 3, 21.23.24;
pero como lo rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed 4, 1.17.20.29.31; 5, 20.40; 6, 10; 8, 25; 10, 44; 14, 25; 16, 6.32; 18, 25;
que vamos a dedicarnos a los paganos»; cf. a este respecto, Hech 18, 6; 28, 25. En el mismo evangelio de Lucas encontramos ya el verbo Ideó en
28, 24-28. boca de Jesús, referido a su mensaje salvífico, cf. Le 9, 11; 24, 6.32.44;
246. Bajo este punto de vista, cf. el estudio que hace L. Légrand, o. c, hay pasajes en los que se encuentran laleó y akouó a la vez, referidos al
177-181, de los términos gnórizein (manifestar, anunciar), lalein (hablar), mensaje de salvación, cf. Hech 2, 6.11; 6, 11; 10, 46; 14, 9; 22, 9. En
akouein (oír), y syntérein (conservar, guardar). cuanto al verbo akouó (escuchar), cf. Hech 1, 4; 2, 22.33; 4, 4.19.20.24;
247. Hech 1, 8; 1, 21-22; 5, 32: «testigos de estos acontecimientos 5, 5; 10, 33.44; 11, 7; 13, 7.44.48; 15, 7; 18, 8; 21, 20; 28, 28.
salv'tficos (ton rematan tontón); como en nuestra perícopa, rema (palabra), 251. Le 2, 15.17.18.20.
con el significado de hecho salvífico, cf. Le 2, 15.19; Hech 10, 39-43.
248. Cf. Hech 2, 14 ss.; 3, 12 ss.; 4, 8 ss., a la luz de 4, 20 y contexto, 252. O. c, 79.
donde se usan los términos horaó (ver), akouó (oír) y laleó (hablar), como 253. Cf. fuera de Hechos, 1 Cor 2, 7.13; 14, 2.3.4.5.6; 2 Cor 4, 13;
Col 4, 3; 1 Tes 2, 2.16.
324 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 325

de los cuatro pasajes se refieren a la evangelizacion como auténtica 15-20 los pastores, como los apóstoles, han recibido el evangelio
revelación proveniente de Dios 2 M . de Jesús y, a su vez, lo transmiten como patrimonio de tradición a
L. Légrand destaca, con razón, la importancia de Heb 2, 3-4, los oyentes (akousantes, v. 18).
entre otros pasajes del nuevo testamento. Aquí, como en Le 2, Constatamos así que los veíbos Meó (hablar) y akouó (escu-
17.20, el verbo Ideó se refiere al Señor que comunica su misterio char) en Le 2, 15-20, forman parte esencial del bagaje técnico de la
de salvación, recogido por los primeros oyentes (ahornantes), y con- iglesia primitiva en orden a la transmisión del evangelio de Jesús
firmado por Dios con portentosas señales, variados milagros y dones como auténtica tradición apostólica. En torno a la cuna de Jesús, los
del Espíritu Santo, según su voluntad. El citado exegeta comenta así pastores prefiguran (anticipan proféticamente) la predicación apos-
Heb 2, 3-4: tólica de la iglesia primitiva. Este vocabulario básico y técnico con-
tribuye eficazmente a manifestar el nexo entre esta perícopa y la
Este pasaje como la petícopa de los pastores contiene la descripción predicación apostólica, recogida, sobre todo, en Hechos de los
clásica de la tradición cristiana. La palabra, partiendo del Señor (en apóstoles 258.
Le 2 es el ángel del Señor), llega a los primeros akousantes, los tes-
tigos privilegiados, los que escuchan y ven y, de ellos, pasa a una
12. Los pastores glorifican a Dios (Le 2, 20)
nueva serie de auditores, mientras que las señales autentifican cons-
tantemente la palabra como mensaje de Dios 25B. Ya hemos destacado la importancia de la alabanza divina, al
comentar el Magníficat (Le 1, 46) y volvimos a tocar él tema de
Le 2, 20 resume admirablemente el carácter excepcional de los la glorificación de Dios con motivo del himno angélico (2, 14a).
pastores como testigos calificados de la revelación divina: «Los Ahora nos toca ver el papel que juega la alabanza y 'glorificación de
pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por lo que Dios por parte de los pastores en toda la narración. Le 2, 20 es, en
habían visto y oído (akouó y horno); todo como se lo habían dicho efecto, él versículo conclusivo de toda esta escena.
(Meó)» 2™. Los pastores, primeros destinatarios de la revelación divina (2,
La categoría de los akousantes (los oyentes) y de la akoé (lo que 10 ss.), representan, bajo este punto de vista, a los apóstoles, pri-
se transmite y escucha), referidos a la tradición de origen divino, meros destinatarios de la misión de Jesús. Además, como gente
pertenece al patrimonio religioso judío y cristiano 257 . En Le 2, pobre, marginada y en comunión con el pueblo llano, representan,
a su vez, a los verdaderos destinatarios del mensaje y actividad
salvífica de Jesús. En la alabanza a Dios de los pastores se recoge,
254. Revelación hecha por Dios mismo (Le 2, 17.20, referidos a los pues, la alabanza a Dios del pueblo, de la gente sencilla, de los
w . 2, 10 ss.); revelación proclamada por los pastores (Le 2, 18). El verbo discípulos de Jesús, y de los liberados por su actividad salvífica 259.
Ideó del v. 15 no tiene que ver con la predicación evangélica.
255. O. c, 179; cf. también O. Michel, Der Brief an die Hebraer,
Góttingen 1960, 65 ss. 258. L. Légrand, o. c., afirma que «quizás se pueda incluir el verbo
256. El verbo Meó en voz pasiva está referido al Señor (ángel del syntérein (guardar, conservar) en el vocabulario de la tradición». No pa-
Señor) tanto en Le 2, 17 como en 2, 20. Recurrir a la forma pasiva (sin rece ser un término técnico referido a quien recibe y conserva la tradición,
nombrar el sujeto agente), es una manera de referirse a Dios sin nombrar- pero indica, sin duda, una actividad importante de la iglesia primitiva:
lo, por temor reverencial. La última parte del v. 20 se podría traducir la reflexión perseverante sobre la palabra apostólica, cf. Heoh 2, 42; 6, 4.
también así: «todo como les había sido dicho (por el Señor)» (elalétbé, aoristo En este sentido, María, que «conservaba el recuerdo de todo esto, medi-
pasivo); por lo que habían visto y oído, expresa de manera directa su tándolo en su interior» (Le 2, 19), es tipo de la iglesia primitiva, pendiente
carácter de testigos privilegiados de la revelación de Dios a través de Je- de la palabra apostólica para desentrañarla por medio de la reflexión.
sús; cf. Le 7, 22 y Hech 4, 20; cf. también Le 1, 2. 259. Le 2, 20 anticipa, pues, el tema de la glorificación y alabanza
257. El término hebreo sm'h (akoé en los LXX), significa lo trans- divina, tan importante en el evangelio de Lucas: cf. 5, 25.26; 7, 16; 13,
mitido como verdadera tradición. En los siglos dominados por el pro- 13; 17, 15; 18, 43; 19, 37. En estos dos últimos versículos aparece la
fetismo, este término se aplica a la predicación profética (Is 3, 7; 53, 1; secuencia ver - dabar, como en Le 2, 20. En otros pasajes, dicha secuencia
Jer 29, 14). El nuevo testamento une estas dos connotaciones, de tal ma- no aparece explícitamente, pero está implícita en la narración, ya que trata
nera que la «akoé cristiana es la proclamación evangélica recibida por también de la alabanza a Dios por los milagros de Jesús, ya sea por ser
tradición apostólica (cf. Rom 10, 16 ss.; 1 Tes 2, 13; Heb 4, 2)»: L. Lé- testigos, ya como destinatarios directos de los mismos. Le 24, 53 es im-
grand, o. c, 180. portante a este respecto, por cerrar el evangelio con el tema de la alabanza
326 Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de Jesús 327

En ¡la segunda parte (Le 2, 15 ss.), dado di paralelismo con la unidad, con el claro-oscuro del contraste, con la belleza propia de
predicación apostólica primitiva, los pastores representan, ante todo, una dbra de arte cuando el artista sabe manejar cada pequeña
a los apóstoles como testigos calificados para transmitir la verdadera pieza con mano maestra. Hay motivos que sobresalen y se re-
tradición, lo que ellos mismos han visto y oído 2m. Anticipan tam- piten. Existen, en fin, los primeros planos y el trasfondo.
bién la alabanza a Dios de las primeras generaciones cristianas, ante Podríamos decir, de manera general, que la parte histórica del
la doctrina y los prodigios de los apóstoles, así como por ¡haber lla- acontecimiento está centrada en Le 2, 1-7. Contiene el marco his-
mado a los paganos a la f e 2 6 1 . tórico del nacimiento de Jesús; señala Belén como lugar de su na-
Dicho en otras palabras, para Lucas es tan importante glorificar cimiento; afirma que José es descendiente de David y María la ma-
y alabar a Dios por su revelación a través de Jesús, que este tema dre de Jesús; finalmente, hace ver que el nacimiento de Jesús ha
constituye un motivo constante en el evangelio y en Hechos. Los sido como el de la gente pobre, según el plan de Dios.
pastores como testigos directos y transmisores de dicha revelación, La dimensión teológica del nacimiento de Jesús se encuentra en
así como representantes de la clase humilde, auténticos destinatarios Le 2, 8-20, cuyo núcleo fundamental es de carácter apocalíptico
del evangelio, anticipan este importante tema a los albores mismos (2, 8-14). Es decir, se trata de una auténtica revelación celeste
de la revelación divina. (apocalipsis) sobre la persona y la actividad salvífica de Jesús. El
nacimiento de Jesús, a la luz del mensaje del ángel del Señor, es un
13. Género literario de Le 2, 1-20 auténtico evangelio bajado del cielo, a la manera de Ap 14, 6-11. Se
acerca, pues, más al género apocalíptico {manifestación gloriosa del
Tratando de hacer la síntesis de cuanto hemos expuesto hasta ángel del Señor para comunicar un mensaje celeste), que no al gé-
aquí, -podríamos preguntarnos si hay algún género literario que pu- nero mítico o legendario. Por lo demás, A. M. Denis ha mostrado
diera encuadrar de forma global lo esencial de esta compleja escena. que el género apocalíptico puede estar en perfecta armonía con el
La respuesta es negativa. La riqueza y heterogeneidad de la na- tema de la evangelización 262 . Es lo que sucede en Le 2, 8-20. El
rración, por una parte, y su carácter de prólogo y síntesis de la obra evangelio venido del cielo, en íntima conexión con el nacimiento
lucana, respecto a los temas de la revelación de Dios a través de de Jesús, llega a los pastores, que, a su vez, se convierten en heral-
Jesús, y los destinatarios del evangelio, por otra, hacen que no haya dos de esta buena noticia.
un posible molde para encerrar tanta riqueza y variedad. Mientras Le 2, 1-7 está encuadrado en categorías espacio-tem-
La escena se nos ofrece como un gran mosaico con variedad y porales como cualquier hecho histórico, tiene como punto de refe-
rencia datos importantes de la historia profana, y su constatación
divina. Es verdad que la crítica textual parece inclinarse por admitir como
auténtico sólo el término eulogeó (bendecir), pero no es menos cierto que histórica puede ser cada vez más clara por el hallazgo y estudio
el término aineó (alabar), está apoyado por toda una importante tradición de posibles fuentes, Le 2, 8-20, por el contrario, está presidido por
de manuscritos griegos y latinos; cf. The greek new testament. Por lo de- categorías celestes {transhistóricas): revelación divina, títulos cris-
más es relevante constatar que el término aineó (alabar), fuera de la obra tológicos, aparición teofánica del ángel del Señor, himno angélico
lucana (Le 2, 13.20; 19, 37; 24, 53 (?); Hech 2, 47; 3, 8.9), sólo se em-
plea dos veces en todo el nuevo testamento: Rom 15, 11 (Sal 117, 1) y del ejército celestial, fe y actividad apostólica de los pastores, fe
Ap 19, 5. En Le 18, 43, además del verbo doxazó, se emplea la expresión de María, etc.
edóken ainon (dio alabanza). Dado que estos temas no hacen sino anticipar y compendiar lo
260. «Pedro y Juan replicaron...: Nosotros no podemos menos de
contar lo que hemos visto y oído» (Hech 4, 19-20); cf. también Hech 1, esencial de la obra lucana, según hemos visto ya, no es extraño
3-4; 10, 39-42; Le 7, 21-22 aplica la expresión lo que habéis visto y oído que su importancia no resida tanto en su carácter histórico, cuanto
a los milagros obrados por Jesús; Le 10, 23-24 llama a los discípulos de en su conexión con los temas fundamentales de la revelación. Es
Jesús dichosos (makarioi) por ver y oír lo relacionado con Jesús.
261. Cf. Hech 2, 46-47: alabanza a Dios de la comunidad como algo
habitual; 3, 8.9: el tullido ya curado y el pueblo alaban a Dios por la 262. El citado autor ha hecho ver que tanto en el caso de Pablo
curación; 4, 21: alabanza a Dios del pueblo por el milagro de Pedro (cf. (Gal 1, 16) como de los otros apóstoles (Mt 11, 25; 16, 17) la vocación
Hech 3, 1 ss.); 11, 18: alabanza a Dios por haber llamado los paganos al apostólica se ha originado con una revelación (apocalipsis): L'investiture
cristianismo; 13, 48: los paganos alaban a Dios por su designio sobre apostolique par «Apocalypse». Étude thématique de Gal 1, 16: RB 64
ellos; 21, 20: los judíos alaban a Dios por el ministerio de Pablo entre (1957) 335-362; 492-515; cf., asimismo, J. M. González Ruiz, Epístola de
los paganos. san Pablo a los galotas, 75-78.
i¿S Devolver el evangelio a los pobres Nacimiento de jesús 329

decir, Lucas anticipa en el nacimiento de Jesús lo que la iglesia tiempo los temas más importantes que tienen relación con la evan-
primitiva descubrió en torno a su resurrección. La razón última es gelización en la obra lucana. Pero mientras 2, 8-14 apunta, sobre
que el Espíritu Santo fue llevando a las comunidades cristianas pri- todo, en dirección a la misión terrestre de Jesús (evangelio de Lu-
mitivas a una plenitud de fe. cas), 2, 15-20 tiene más bien como punto de mira la evangelización
Si la generación apostólica creyó y proclamó que Jesús fue cons- como tarea de la iglesia apostólica (Hechos de los apóstoles). Los
tituido Señor y Mesías por la resurrección (Hedh 2, 36), Lucas en- pastores juegan un papel importante en dicha prefiguración. Mien-
seña que Jesús era ya Señor y Mesías desde su nacimiento (2, 11). tras que en 2, 8-14 aparacen pasivos, recibiendo el mensaje celeste
Si Pedro une la salvación a Jesús resucitado, constituido en piedra y representando al pueblo y a las clases marginadas, en 2, 15-20,
angular (Hedh 2, 21; 4, 11-12), Lucas afirma que Jesús es el Sal- por el contrario, toman la iniciativa de la evangelización, represen-
vador desde que aparece en el mundo (2, 11). Si la iglesia apostólica tando así a los apóstoles y a la generación cristiana primitiva 26B.
aplica a Jesús resucitado títulos que son exclusivos de Yahvé, Señor En una palabra, Lucas, con una catcquesis magistral, en la que
(Hech 2, 21.36), Salvador (Hech 5, 31), el tercer evangelista hace utiliza diversos recursos y géneros literarios, nos comunica su pro-
ver que esos títulos trascendentes le corresponden a Jesús desde pia fe y la de la iglesia primitiva sobre Jesús. Nos transmite, como
su nacimiento (2, 11). revelación divina, que Jesús, desde su nacimiento, es el Salvador,
Lucas nos transmite su propia fe y, al trasladar a la cuna de el Mesías, el Señor; que los principales destinatarios de este mensa-
Jesús lo que la iglesia apostólica centraba en torno a la resurrección, je son los pobres, los marginados, la gente sencilla; que Jesús trae la
nos manifiesta la trascendencia de su persona y de su actividad sal- paz mesiánica a los que creen en él; que Dios es glorificado en la
vífica desde el comienzo. Todo es salvación en Jesús. Cualquier persona y obra de Jesús; que esta revelación divina constituye el
aspecto de su misterio tiene carácter salvífico. Le 2, 8-20 encierra punto de partida del evangelio, que ha sido transmitido por testi-
la experiencia cristiana de un creyente, transmitida, a nivel de fe, gos oculares.
a otros creyentes. La hondura de esta revelación sólo puede ser per- Es decir, Lucas pone de relieve, al mismo tiempo, el origen di-
cibida desde la fe 283. vino de la tradición y el mecanismo humano en su transmisión. Fi-
Es evidente, por lo demás, que Lucas tiene que recurrir a di- nalmente, nos enseña que hay una parte de creyentes que reflexionan
versos géneros y esquemas literarios para poder transmitirnos este constantemente sobre la palabra de Dios, representados en María,
mensaje de salvación. Así, además de elementos del género apoca- que se convierte así en prototipo de la parte creyente del pueblo
líptico, Le 2, 8-12 tiene como tras-fondo el género de anuncios 264 , de Dios.
aunque no de manera completa. Le 2, 13-14 es un himno litúrgico, Todo lo dicho hasta aquí está de acuerdo con el carácter tucano
importante en la escena por su riqueza teológica, pero que no en- de Le 2, 1-20: L. Légrand afirma que «por lo que se refiere a nues-
caja, bajo el punto de vista literario, en el género de anuncios. Le tra perícopa, si (Lucas) ha usado alguna 'fuente, ha sido completa-
2, 15-20 tiene como punto de mira ¿1 kerigma primitivo. Podríamos mente integrada en la narracción y tan trabajada por Lucas como
decir que, a manera de paradigma, el kerigma apostólico, con- para no dejar rastro alguno. Fuera del himno angélico, no hay otra
tenido básicamente en los discursos de misión de Hechos, cons- pieza que haya podido ser incorporada» 266.
tituye el clisé de esta magistral catcquesis lucana.
265. La división de la escena en 2, 8-14 y 2, 15-20, desde el punto
Hemos dicho que Le 2, 8-20 introduce y compendia, al mismo de vista prefiguradvo, está avalada también desde el punto de vista litera-
rio. En efecto, los pastores (poimenes) abren la primera parte de la escena
263. Le 2, 8-20, leído fuera de las categorías de fe (por un indiferen- en el v. 8, y ésta se cierra con un himno de alabanza angélico ( w . 13-14)
te o un no creyente), aparece, sin duda, como un mito o una leyenda. El aineó (alabar) y doxa (gloria). Los mismos pastores abren también la se-
creyente, por el contrario, a través de distintos géneros literarios, descubre gunda parte de la escena y ellos mismos la concluyen con el tema de la
en este relato uno de los núcleos más ricos de la revelación. La distinción alabanza y glorificación divina: aineó (alabar) y doxazó (glorificar). Ade-
entre género literario y contenido teológico recobra aquí, de nuevo, actua- más el v. 20, como versículo conclusivo, recoge la problemática de toda la
lidad (cf. Dei Verbum, n. 12). escena, a través de la frase «por lo que habían visto y oído».
264. Este género literario quedó suficientemente explicado en la es- 266. O. c, 183; R. Morgenthaler, en las tablas estadísticas sobre el
cena de la anunciación (Le 1, 26-38) y tiene algunas características seme- vocabulario del nuevo testamento, o. c, 62 s., ha escogido, con razón, Le
jantes al género apocalíptico, como la aparición del ángel, el mensaje ce- 2, 1-20, como ejemplo claro en que el análisis estadístico del estilo lite-
leste, el miedo de los destinatarios, e t c . . rario muestra la autenticidad de un pasaje.
6
CIRCUNCISIÓN Y PRESENTACIÓN DE JESÚS
(LC 2, 21-40)

21
A1 cumplirse los ocho días, cuando tocaba circuncidar al niño, le
pusieron de nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de
su concepción.
22
Cuando llegó el tiempo de que se purificasen, conforme a la ley de
Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor 28 (así
lo prescribe la ley del Señor: «Todo primogénito varón será llamado
santo ante el Señor») 2 4 y para entregar la oblación (conforme a lo
que dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones»).
25
Vivía entonces en Jerusalén un cierto Simeón, hombre honrado y
piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; el Espíritu Santo es-
taba con él 2 6 y le había avisado que no moriría sin ver al Mesías del
Señor. 2 7 Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando los padres
de Jesús entraban para cumplir con el niño lo previsto por la ley,
28
Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: 29 «Ahora,
Señor, según tu promesa,
despide a tu siervo en paz,
30
porque mis ojos han visto a tu Salvador;
31
lo has colocado ante todos los pueblos
32
como luz para alumbrar a las naciones,
y gloria de tu pueblo, Israel».
33
Su padre y su madre estaban admirados por lo que decía del niño.
34
Simeón los bendijo, y dijo a María, su madre: «Mira: éste está pues-
to para que todos en Israel caigan o se levanten; será una señal de
contradicción, 36 mientras que a ti una espada te traspasará el cora-
zón; así quedará patente lo que todos piensan».
39
Había también una profetisa Ana, hija de Fanuel. de la tribu de
Aser. Era una mujer muy anciana: de jovencita había vivido siete
años casada, 3 7 y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apar-
taba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y
oraciones. 38 Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y
hablaba del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusa-
lén.
332 Devolver el evangelio a los pobres
Circuncisión y presentación de Jesús 333
39
Cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se vol-
vieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. 40E1 niño iba creciendo y Es un nombre dado anteriormente por Dios para revelar la misión
robusteciéndose, y adelantaba en saber; el favor de Dios lo acompa- defl niño: «...le pusieron de nombre Jesús, como lo había llamado
ñaba. el ángel antes de su concepción» 3 . Queda también patente cuál
va a ser la misión del niño. Al hablar de los títulos eristológicos en
Le 2, 11, vimos que el título Salvador, entre otras cosas, era la
explicación del nombre Jesús, dado por el ángel Gabriel en la anun-
I. CIRCUNCISIÓN DE JESÚS (Le 2, 21)
ciación 4 .
La desproporción a que acabamos de aludir, aparece, pues, ma-
nifiesta. Los judíos se circuncidaban, quedando así bajo la ley.
Ante todo, llama la atención el ¡hecho de que Lucas describa la Este punto de vista queda patente en los siguientes textos:
circuncisión de Jesús con un solo versículo (2, 21), sabiendo que «Unos que bajaban de Judea enseñaban a los hermanos que, si no
la circuncisión era un rito tan importante; por él, en efecto, todo se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían sal-
niño hebreo quedaba incorporado al pueblo elegido 1 . A simple vis- varse» (Hech 15, 1); «Hay que circuncidarlos y mandarles que
ta parece, pues, que hay una gran desproporción entre la impor- guarden la ley de Moisés» (Hech 15, 5). Estos dos pasajes, en An-
tancia del rito y el espacio que Lucas le concede en el evangelio de tioquía de Siria y en Jerusalén, respectivamente, reflejan el proble-
la infancia. ma más serio que tuvo que afrontar la iglesia primitiva por provenir
Viendo el problema más despacio, se comprende que dicha des- del judaismo: optar por el Espíritu y la libertad cristiana que de
proporción es intencionada. Lucas no pone el acento en la impor- él proviene, o seguir sometidos a la ley (mosaica, en régimen de au-
tancia del rito, ni en que Jesús se sometiera a él, sino en el nombre téntica esclavitud.
mismo de Jesús. Aquí justamente empiezan los contrastes que po- Es más, ello implicaba aceptar a Jesús como Salvador a través
nen de manifiesto la intención de Lucas al describir este episodio. del Espíritu que él mismo envió una vez resucitado, o aceptar la
El evangelista no menciona la circuncisión de Jesús en cuanto ley como sistema de salvación. El dilema se planteó con toda cru-
tal; hace alusión a ella como de pasada 2 , mientras pone el énfasis deza, como atestiguan Hech 15 (concilio de Jerusalén) y Gal 1-2,
en la imposición del nombre de Jesús. Con ello queda de manifiesto entre otros pasajes del nuevo testamento. Que el peligro legalista
que el nombre del niño no está vinculado al rito de la circuncisión. era real en tiempo de Jesús y de la iglesia apostólica parece claro.
S. Lyonnet escribe acertadamente:

Para los judíos —ateniéndonos al menos a lo que Pablo nos enseña,


1. La circuncisión es una operación quirúrgica por la que se extirpa
el prepucio. Aunque originariamente fue un rito de iniciación a la vida y que corresponde con mucha exactitud a lo que nos dicen las mis-
matrimonial (Gen 34; Ex 4, 24-26). llegó a ser más tarde un rito religioso mas fuentes judías contemporáneas— la «ley» es mucho menos una
importante: por él, el niño judío quedaba incorporado a la comunidad de fuente de preceptos particulares, más o menos numerosos según los
Israel (Gen 34, 14-16; Ex 12, 47-48); de ahí que se imponga como una doctores, que una «economía» en el sentido patrístico, un sistema de
seria obligación y que sea el signo de la alianza que Dios realizó con salvación que, precisamente por este motivo, puede oponer san Pablo
Abrahán y su descendencia (Gen 17, 9-14.23-27). La práctica de la cir-
cuncisión ha tenido sus altibajos a través de la historia de Israel. Después a la economía de la gracia y de la fe 5 .
del destierro fue el signo distintivo de la pertenencia al pueblo y a Yahvé.
La obligación de circuncidar al niño al octavo día de su nacimiento, data
de la tradición sacerdotal (Gen 17, 12; Lev 12, 3). Para una visión más 3. Esta segunda parte del v. 21 hace alusión directa al diálogo del
detallada sobre este tema, cf. R. de Vaux, Instituciones del antiguo testa- ángel Gabriel con María: «Mira, vas a concebir, darás a luz un hijo y le
mento, Barcelona 1964, 83-86. pondrás de nombre Jesús» (1, 31).
4. Cf. a este respecto, supra, nota 113 del capítulo 5.
2. La alusión a la circuncisión de Jesús aparece, en efecto, en la ora- 5. La historia de la salvación en la carta a los romanos, Salamanca
ción subordinada de carácter temporal: «Al cumplirse los ocho días, cuando 1967, 106; cf. también, sobre el problema de la ley y la libertad cristiana
tocaba circuncidar a Jesús»... (2, 21a), en función de la oración principal en el Espíritu, Ibid., 91-111; 177-195; Id., Libertad y ley nueva, Salaman-
que habla de la imposición del nombre de Jesús (2, 21b). De hecho Lucas, ca 1967, 87-126; sobre el fracaso del régimen de la ley y la nueva situa-
aunque lo da a entender, no dice explícitamente que Jesús se circuncidase. ción cristiana de libertad, cf. J. M. González Ruiz, Epístola de san Pablo
Emplea también aquí el verbo cumplirse (pimplémi), como en 2, 6, in- a los gálatas, Madrid 1971, 150-227; sobre el conflicto entre Pedro y Pablo
dicando con ello la realización del plan de Dios sobre Jesús.
Devolver el evangelio a los pobres Circuncisión y presentación de Jesús 335
334

La paradoja del texto lucano es manifiesta: ¿cómo Jesús, siendo de Moisés, sino en la manifestación de Jesús en el templo, a través
él mismo el Salvador (2, 11), se somete al rito y a la ley de donde del procedimiento midrásbico y de la profecía de Simeón.
«deriva la salvación»? El pasaje es evidentemente dialéctico, como
todo el evangelio. Jesús al someterse a este rito, ratifica, por una 1. Dinámica interna de Le 2, 22-35
parte, la solidaridad con su pueblo, pero rompe, al mismo tiemipo, el
mdlde estredho de la circuncisión. El es, en cierto modo, el último La contraposición entre la prescripción de la ley de Moisés y la
circuncidado. A partir de él no hay salvación por la circuncisión ni presencia misma de Jesús en el templo cobra todo su significado si
por la ley. El mismo es el único Salvador. se sitúa en el marco general del procedimiento midrásbico, por el
Comprendemos, pues, por qué la circuncisión pasa literaria y que se compara la entrada de Jesús en el templo (2, 27 ss.), con la
temáticamente a un segundo plano en esta escena, quedando en entrada de Yahvé en el mismo templo, según Mal 3, 1 ss. Este tras-
primer plano la imposición del nombre de Jesús, dado por Dios fondo veterotestamentario es tanto más significativo, cuanto que
(1, 31), no vinculado a la circuncisión (2, 21b) y que encierra la per- va unido a títulos de Yahvé ¡que pasan a ser títulos de Jesús: Santo
sonalidad del niño y el carácter de su misión: «Hoy os ha nacido el (2, 23), Salvador (2, 30), luz (2, 32). Todo converge para centrar la
Salvador» (2, 11). atención en la manifestación trascendente de Jesús, quedando así el
rito del antiguo^ testamento sin peso y sin sentido. Es una forma
clara de decir que con su presencia gloriosa en el templo, este rito
queda vacío y, por lo tanto, abolido.
II. PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO (Le 2, 22-40) Respecto a la expresión «se llamará santo» (2, 23) ya hemos
visto, al hablar de la anunciación, que con toda probabilidad está
Esta perícopa tiene como punto focal las palabras proféticas de en la misma línea del título Santo en Le 1, 35. La trabajosa trans-
Simeón sobre Jesús (2, 29 ss.), con motivo de su entrada en el tem- formación que Lucas hace de Ex 13, 2.12.15, no tiene otra finalidad
plo (2, 27) para ser presentado al Señor (2, 22). Su entrada adquie- que adaptar el texto de la ley de Moisés a la nueva situación mesiá-
re, así, visos de solemnidad y trascendencia. Simeón transfiere a nica, clarificada ya en Le 1, 35 7. Se trata, pues, de establecer desde
Jesús atributos de Yahvé (2, 29-32); la solemne entrada de Yahvé el comienzo de la escena, en su parte narrativa, el carácter trascen-
en el templo (Mal 3, 1 ss.), para juzgar a la casta sacerdotal (Mal 3, dente de Jesús; con él, los ritos y la ley mosaica quedan desborda-
3) y a todo el pueblo de Israel (Mal 3,6) constituye, como veremos dos.
a continuación, di trasfondo de lia entrada trascendente de Jesús (Le Nos hállatmos, de nuevo, ante el procedimiento midrásbico que
2, 27 ss.) para juzgar también a Israel (Le 2, 34-35). La escena está tiene su propio lenguaje. La presentación de Jesús en el templo
llena de contrastes; éstos nos ayudarán a comprender mejor toda su desborda el significado de la presentación de los primogénitos 8 .
novedad y riqueza, descubriéndonos la verdadera intención del evan-
gelista. 7. Cf. supra, pp. 168-171 del capítulo 2. R. Laurentin, Structure et
Entre los diversos contrastes, hay uno que preside y domina théologie de Luc I-II, París 1964, 51-52. En la introducción hemos visto ya
que las setenta semanas de Daniel constituían el trasfondo bíblico de Le 1-2.
toda la escena: por una parte, se constata una insistencia nada co- Al afirmar aquí Lucas que Jesús «será llamado Santo», probablemente se está
mún en afirmar que la purificación de María y la presentación de refiriendo también a Dan 9, 24 donde se afirma que en los tiempos mesiáni-
Jesús, se realizan según la ley de Moisés %; por otra, no se narran cos «será ungido el Santo de los Santos». Aunque el Santo de los Santos
estos ritos a lo largo de la escena. Es decir, la dinámica de la narra- designa originariamente la parte más sagrada del templo, donde se guardaba
el arca de la alianza y, después del destierro el kapporet o propiciatorio (cha-
ción se centra, no en las ceremonias de la purificación y de la pre- pa de oro que cubría el Arca), en vez del arca, cf. R. de Vaux, o. c, 396,
sentación, como pudiera parecer lógico por la insistencia en la ley los LXX interpretan la expresión el Santo de los Santos en sentido mesiáni-
co personal. Quizás por esta razón, Lucas llama a Jesús el Ungido del Señor
(Mesías del Señor) en 2, 26; cf. G. Leonardi, L'infanzia di Gesu nei vangeli
en Antioquía, por la conducta «nociva de Pedro para la autenticidad del di Matteo e di Luca, Padova 1975, 224.
evangelio», ya que ponía en peligro el principio de la libertad cristiana, 8. No existe ninguna ley del antiguo testamento ni en la literatura ra-
cf. Ibid., 106-114. bínica en tiempo de Jesús que prescriba la presentación del primogénito en
6. Le 2, 22.23.24.27.39. el templo. Lucas tampoco dice que Jesús haya sido rescatado. El rescate se
Circuncisión y presentación de jesús 337
336 Devolver el evangelio a los pobres

El texto de Ex 13, 2.12.15 es inadecuado para expresar la nueva gro 13. Para el profeta Joel, es un día de azote y castigo 14. También
realidad. Lucas modifica sustancialmente efl pasaje de Ex 13, 2.12. para Sofonías aparece el día del Señor como día de castigo, día terri-
15, y este cambio es significativo. Por una parte, indica la abolición ble 15. No obstante, siempre brilla un rayo de esperanza para Israel,
de la ley a que se somete; por otra, testimonia su condición de San- ya que el mismo castigo es una invitación al arrepentimiento. Apa-
to, en la línea trascendente de Yahvé, ya confirmada en Le 1, 35. rece así la otra faceta del día de Yahvé: es también día de salva-
Esta velada trascendencia, puesta de manifiesto desde el comienzo ción 18.
de la escena, inicia el paralelismo entre la presencia de Jesús y la de Esta doble vertiente del día de Yaihvé, como juicio condenato-
Yahvé en el templo, según Mal 3, 1. rio y salvífico a la vez, aparece con nitidez en Mal 3, 17-21, y
Ya 'hemos dicho que el procedimiento midráshico es algo innato constituye el verdadero trasfondo de Le 2, 34-35, en que el mismo
para la mentalidad bíblica. Mal 3 había servido ya como punto de Jesús aparece como señal de contradicción, como salvación y ruina,
referencia a pasajes tan relevantes como Le 1, 16-17 y 1, 76 9 . Este como piedra angular y de tropiezo, según veremos al analizar di-
mismo capítulo sirve de trasifondo a Le 2, 22-35, en algo que es cho pasaje.
central en ambas escenas: la solemne entrada de Yahvé en el tem- El paralelismo entre Mal 3 y Le 2, 22-35 queda reforzado si
plo (Mal 3, 1) y la entrada, también trascendente, de Jesús en el tenemos en cuenta que el juicio de Yahvé y de Jesús se refieren al
templo (2, 27 ss.) 1 0 . pueblo de Israel (Mal 3, 3.6 y Le 2, 34) 1 7 . Así pues, la entrada
solemne de Yahvé en él templo para juzgar a Israel es el punto de
Para poder hablar de procedimiento midráshico no es necesario
referencia esencial; es como el motor que establece el dinamismo
que se multipliquen los detalles que ponen en relación dos escenas
en la escena de la presentación de Jesús en el templo.
o pasajes. Basta con que el punto de referencia sea central, como es
el caso en nuestra narración. En efecto, en Mal 3, el Señor entra en Por este procedimiento de carácter midráshico, la presentación
el santuario (3, 1) para juzgar (3, 5), tanto a los «hijos de Leví» (3, de Jesús cobra una importancia y una profundidad teológica inusi-
3) como a los «hijos de Jacob» (3, 6). El juicio es algo central en tadas. Hay una asimilación implícita de Jesús a Yahvé, que queda
Mal 3, ya que está íntimamente unido al día de Yahvé, como anun- confirmada explícitamente por los atributos de Yahvé aplicados a
cio del comienzo del tiempo definitivo de salvación (inauguración de Jesús: Salvador, luz, gloria (Le 2, 30-32). Por otra parte, el carácter
los tiempos eseatológicos). El día de Yahvé es el motivo central de
Mal 3 u . 13. Am 5, 18-20. En el contexto encontramos la explicación: la idolatría,
A lo largo de la historia de Israel, Dios actúa como guerrero en 5, 4-6; toda clase de pecados sociales, 5, 11-13; el mismo culto está vacío y
favor de su pueblo 12. Israel llega a considerar a Yahvé como un es una farsa, 5, 21-27; cf. también, Am 2, 9-11.13-16.
aliado incondicional. Los profetas se levantan contra esta falsa se- 14. Jl 2, 1-11: el día del Señor, día de castigo, está descrito a través de
la plaga de langostas, como día de temblor (2, 1); día grande y terrible (2,
guridad, denunciando los pecados del pueblo y anunciando la in- 11), porque el pueblo se ha alejado del Señor y necesita volver a él (2, 12-13).
tervención de Dios contra ellos. 15 Sof 1, 14-17. Aunque aparece con dimensión cósmica y universal (1,
Así para Amos el día del Señor es día tenebroso y de peli- 2.3.8.17), ello no impide que el blanco del día del Señor sean, sobre todo,
los habitantes de Judá por su pecado de idolatría (1, 4-6) y por la violencia
ejercida contra los pobres y humildes, (1, 7-13).
16. El libro de Amos, que había cargado tanto las tintas al acentuar el
día de Yahvé como tenebroso y de peligro, termina, sin embargo, con un
hacía mediante el pago de cinco siclos, Núm 3, 47; 18, 15 ss., .al sacerdote oráculo de salvación (Am 9, 11 ss.); para el profeta Joel la setencia condena-
más cercano. En este relato no se hace alusión alguna al pago del rescate, toria no es irrevocable (Jl 2, 12 ss.); Sofonías deja abierta la puerta a la sal-
cf. G. Leonardi, o. c, 223-224; W. J. Harrington, El evangelio según san vación, condicionándola a la búsqueda sincera del Señor (Sof 2, 1-3) (la doc-
Lucas, Madrid 1972, 92; J. Schmid, El evangelio según san Lucas, Barcelona trina del resto de Israel se desarrolla en este contexto de amenaza y castigo).
1968, 109; A. Stoger, Vangelo secondo Luca I, Roma 1966, 88; C. Stuhl- Lo definitivo, sin embargo, es la actividad salvífica de Dios (3, 9-13), gracias
tnüller, Evangelio según san Lucas, en Comentario bíblico san Jerónimo I I I , a la cual el día del Señor se convierte en día de salvación (3, 16 ss.).
Madrid 1972, 320. 17. Ello es tanto más significativo cuanto que en ambos contextos hay
9. Cf. R. Laurentin, o. c, 56-57. una apertura universalista (Mal 3, 12; Le 2, 31-32). El profeta Malaquías «ha
10. Ibid., 58-60. abierto su profecía a una visión de imiversalismo, y cierra los labios con los
ojos abiertos hacia el que ha de venir» (el subrayado es mío): L. Alonso
11. Mal 3, 2.17.19.21.
Schokel, Doce profetas menores, Madrid 1966, 211.
12. Cf. Ex 15, 11-20; Jue 5, 3-5; 7, 16-22; 10, 10-16; 2 Sam 5, 17-25.
338 Devolver el evangelio a los pobres Circuncisión y presentación de jesús 339

específico de Mal 3, Yahvé juez de Israel, es también el punto cul- dadera esfera trascendente y sirve de marco a la profecía de Si-
minante en la escena de la presentación: Jesús, señal de contradic- meón.
ción 18. Hay un punto oscuro que constituye una verdadera cruz para
los exegetas. Lucas habla de su purificación (de ellos, autón). ¿Qué
quiere decir con esto? Si aceptamos el pronombre autón (su, de
2. Purificación y presentación (Le 2, 22-24) dios) como la lectura original 23, parece ser que la purificación, rito
Puesta de manifiesto, de manera global, la dinámica de esta na- que sólo tiene que ver, de ¡por sí, con la mujer que ha dado a luz,
rración a través del contraste entre el cumplimiento de la ley mo- se extendería, de alguna manera, también a Jesús.
saica 19 y la entrada •trascendente de Jesús en el templo (2, 27 ss.)> Entre los intentos de solución que se han dado, uno de los más
por una parte, y el paralelismo entre Yahvé y Jesús, a través de plausibles es el que considera que Lucas con el término purificación
Mal 3, por otra, tenemos ya el marco adecuado para examinar y (katharismos) alude de manera general, aunque impropiamente a
comprender mejor las diversas partes de esta escena. las dos ceremonias: la purificación de María y la presentación de Je-
La narración se abre con tres versículos (2, 22-24) de carácter sús 24, subrayando, de este modo, la unión entre María y su hijo 2B.
generad: la purificación de María (2, 22a.24) es como eí marco de Esta opinión parece estar de acuerdo con la función de la puri-
toda la escena, ¡por feacer alusión directa al tiempo en que se cum- ficación en toda la escena. Acabamos de ver, en efecto, que Lucas
plieron los diversos acontecimientos salvíficos en torno a Jesús 20 ; la a través de la purificación encuadra la narración de manera global,
presentación de Jesús al Señor se constituye en él centro de interés situándola, al mismo tiempo, en la coordenada temporal de las se-
de estos versículos: «Lo que aquí el evangelista destaca es la pre- tenta semanas de Daniel. No parece probable la opinión de aque-
sentación de Jesús en el templo... y la manifestación gloriosa que llos que afirman que, a la luz del pronombre autón, hay que enten-
tuvo allí lugar. Todo lo demás viene en sentido indirecto y subordi- der la presentación de Jesús como una especie de purificación o
nado a este esquema» 21 ; la cita de Ex 13, 2.12.15, reelaborada por santificación 26.
Lucas para establecer una contraposición entre la presentación de
Jesús ante el Señor (v. 22b) y su propia condición de santo ante
el Señor 22 , ¡sitúa a Jesús desde el comienzo de la escena en su ver- del «conságrame» (hagiason moi, Ex 13, 2) y del «consagrarás al Señor»
(hagiaseis tói Kyriói, Ex 13, 12) está toda ella orientada hacia el rito o cere-
monia que se hace con el niño; en Le 2, 23, por el contrario, debido a la ree-
18. Los contactos literarios que R. Laurentin descubre entre Mal 3 y laboración del evangelista, el verbo consagrar se convierte en atributo de
Le 2, 22-35, no me parecen claros, ni necesarios para establecer el paralelis- Jesús: el Consagrado, el Santo, e indica la condición trascendente del que se
mo entre los dos pasajes. La entrada de Yahvé en el templo para juzgar a su presenta en el templo. G. Leonardí, comentando este pasaje, o. c, 224, escri-
pueblo tiene suficiente entidad para constituirse en paradigma de la entrada be: «por supuesto que Lucas quiere subrayar que jesús es el Santo». En tal
de Jesús en el templo, también para juzgar a Israel, sin la necesidad de episodio él ve, en efecto, realizado Dan 9, 24, donde, en la profecía de las
ulteriores detalles que, a mi juicio, serían cuestionables. setenta semanas, se dice que en la época mesiánica «será ungido el Santo
19. Le 2, 22.23.24.27.39. de los Santos».
20. La purificación ritual de la mujer que había dado a luz está or- 23. Está, en efecto, atestiguada en los principales códices mayúsculos:
denada en el Lev 12, 1-8. Si el recién nacido había sido varón, la madre debía X A B K L W X, así como en los manuscritos minúsculos: 28 33 565 700
presentarse en el templo a los cuarenta días del alumbramiento. No olvide- 892 1009 1010, etc.; está también recogida como lectura original en las prin-
mos que estos cuarenta días son parte integrante de la profecía de las seten- cipales ediciones críticas del nuevo testamento, cf. The greek new testament,
ta semanas de Daniel, como trasfondo del evangelio de la infancia. El carácter Stuttgart 1968; J. M. Bover, Novi testamenti Biblia graeca et latina, Madrid
del mesianismo de Mal 3 y de Dan 9, 24 confluyen, pues, en esta narración 1952; A. Merk, Novum testamentum, Roma 1957; E. Nestle, Novum testa-
subrayando su aspecto trascendente. El verbo pimplémi (cumplirse, realizarse) mentum graece et latine, Stuttgart 1962; K. Aland, Synopsis quattuor evange-
indica, una vez más, que se está cumpliendo en Jesús el plan de Dios. liorum, Stuttgart 1964.
21. A. Herranz, Presentación de Jesús en el templo; CultBíb 57 (1949) 24. W. J. Harrington, o. c, 91-92; M. J. Lagrange, Évangile selon Luc,
41; C Stuhlmüller, o. c, 320. El mismo hecho de que Lucas nombre la París 1948, 79.
purificación en el v. 22a, y no hable de la ofrenda que le era propia («un 25. C. Stuhlmüller, o. c, 320.
par de tórtolas o dos pichones») hasta el v. 24b, indica su carácter subsi- 26. J. Schmid, o. c., 108; A. Stoger, o. c, 87. Sucede precisamente lo
diario en la narración. contrario: la presentación de Jesús no sólo no queda reducida a una ceremo-
22. Hemos visto ya el paralelismo entre el título Santo de Le 2, 23 y nia de purificación, sino que aparece como ocasión propicia para proclamar su
el de 1, 35. Aquí quiero subrayar otro aspecto complementario: la fuerza condición trascendente.
340 Devolver el evangelio a los pobres Circuncisión y presentación de Jesús 341

Se apunta también en otra posible dirección. Puesto que Lucas tizar esta situación: al ser presentado Jesús al Señor, él evangelista,
tiene como punto de mira a Mal 3 y aquí se dice que el Señor entra retocando intencionadamente el texto de E x 13, 2.12.15, nos pre-
en él templo para purificar a los hijos de Leví (Mal 3, 3) María, de senta la condición trascendente de Jesús: será llamado santo.
la estirpe de Leví (Le 1, 36) representaría a todos los levitas en el Así pues, la presentación, de la que no se habla en toda la es-
momento de su purificación, presentando, al mismo tiempo a Jesús cena de manera explícita, es como el pretexto u ocasión para ma-
como ofrenda grata a D i o s 2 7 . nifestar la condición profunda de Jesús. Jesús va a entrar, cual otro
Respecto a la purificación de María, Lucas subraya en su texto Yahvé, en el santuario con motivo de su presentación. Lucas ade-
que ésta presentó la ofrenda de la gente pobre 28 , confirmando, una lanta su condición trascendente por medio del título santo, en esta
vez más, la clase social humilde d e los padres d e Jesús y la impor- parte narrativa que sirve de marco a toda la escena. El anciano Si-
tancia de este signo en el evangelio de la infancia. meón confirmará con su profecía el carácter trascendente de Jesús,
haciendo que su presentación se convierta en manifestación solemne
Llevaron a Jesús para presentarlo al Señor (Le 2, 22) de su trascedencia en el templo. Los ritos y ceremonias de la antigua
alianza nada tienen que ver con esta nueva situación que los desbor-
Según la ley mosaica, todo primogénito pertenece al Señor, es da de manera absoluta. Es una forma clara de decir que con Jesús
su propiedad (Ex 13, 2-15); de ahí las expresiones bíblicas: «con- ha llegado la novedad total; los ritos antiguos quedan, pues, aboli-
sagrarás a Yahvé», «míos son», etc. Lucas afirma que «llevaron a dos.
Jesús a Jerusaién para presentarlo ál Señor» (Le 2, 22b). El término
griego empleado es parastésai, que significa ofrecer en sacrificio. Co-
mo los primogénitos de los hombres no podían ser imm diados, se 3. Le 2, 25-27: el profeta Simeón
ordena que sean rescatados por cinco sidos de plata, pagados a un
Hecho ya el encuadre general de la narración, Lucas con un
sacerdote de la región donde habitaba el n i ñ o 2 9 .
verdadero lujo de detalles, nos habla del anciano Simeón 31 . Lo pre-
Pero la narración de Lucas no habla del rescate de Jesús s o , senta como un hombre honrado y piadoso (dikaios kai eulabés), en-
sino de su presentación al Señor en el templo (2, 22) y ya hemos carnando así el ideal de la piedad para un judío. Esta descripción lo
visto que Lucas desborda el marco del antiguo testamento al diálec- sitúa de lleno en el ámbito de la ley mosaica: fiel cumplidor de la
ley como fruto del temor de D i o s 3 2 .
27. Cf. G. Leonardi, o. c., 223. Esta interpretación no parece acertada. Simeón aguardaba el consuelo de Israel (2, 25). Esta expresión
Ya dije, al hablar del procedimiento midráshico entre Mal 3 y Le 2, 22-35,
que no había que forzar los textos, ya que el paralelismo se establecía entre la se refiere a los tiempos mesiánicos para los que estaba anunciada la
solemne entrada de Yahvé y la de Jesús para juzgar al pueblo de Israel. alegría de la salvación. Su referencia directa al segundo y tercer
28. La mujer rica debía ofrecer al sacerdote un cordero de un año Isaías con toda su carga de expectación mesiánica es manifiesta:
para el holocausto de acción de gracias y una tórtola o un pichón para el «Exulta, cielo; alégrate tierra; romped en aclamaciones, montañas,
sacrificio por el que la mujer quedaba libre de su impureza legal. Si era
pobre, como en la caso de María, ofrecía sólo dos tórtolas o dos pichones porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece de los desam-
(Le 2, 24; cf. Lev 12, 8). parados» (Is 49, 1 3 ) 3 3 .
29. Ex 13, 13; Núm 3, 47. Los levitas no eran rescatados, ya que que- Las expresiones «el consuelo de Israel» (2, 25) y «el Mesías del
daban destinados al culto del Señor. El tiempo del rescate del primogénito Señor» (2, 26) están en profunda conexión (uso del abstracto por
fluctuaba entre la tradición del Éxodo, que señalaba el octavo día (Ex 22, 29)
y la del libro de los Números, que prescribía el rescate pasado el mes (Núm
18, 16). Ninguna ley del antiguo testamento, ni las costumbres rebínicas or- 31. Simeón etimológicamente significa «Dios ha escuchado» (Gen 29,
denaban la presentación en el templo. 33) y se refiere, sin duda, a la expectación mesiánica que se realiza en el
30. G. Leonardi, o. c., 224; J. Schmid, o. c, 109; C. Stuhlmüller, o. c, encuentro con Jesús. Que era anciano se deduce del propio contexto. No
320; A. Stóger, o. c, 88. Por otra parte, el paralelismo que algunos autores se dice en ninguna parte que fuera sacerdote. Sólo se menciona aquí en todo
quieren ver entre la presentación de Samuel en el templo (1 Sam 1, 11.22- el nuevo testamento, pero parece probable que pueda identificarse con
28) y la de Jesús, no tiene, a mi manera de ver, gran consistencia; cf. G. Leo- Simeón, hijo de Hillel, del que nos habla el Talmud; cf. A. Cutler, Does the
nardi, o. c, 224, donde el autor habla con cierta moderación: «un caso bas- Simeón oj Luke 2 refer to Simeón the son of Hillel?: JBR 34 (1966) 29-35.
tante análogo»; J. Schmid, o. c., 109, habla de «cierto precedente» en la pre- 32. Cf. Le 1, 6; Hech 2, 5; 8, 2; 22, 12.
sentación de Samuel con respecto a la de Jesús; A. Stoger, o. c., 88, establece 33. Is 40, 1. Aquí comienza el segundo Isaías precisamente con las pa-
sin más la comparación sin calificarla. labras «consolad, consolad a mi pueblo»...; cf. también Is 51, 12; 61, 1-2.
342 Devolver el evangelio a los pobres Circuncisión y presentación de Jesús 343

el concreto), quedando así confirmada su relación con el segundo


Isaías 3 4 . Según los rabinos, las últimas palabras no consignadas 4. El Nunc dimittis (Le 2, 29-32)
entre Elias y Elíseo se referirían al consuelo de Israel (cf. 2 Re 2,
Cuando los padres de Jesús trajeron al niño al templo, «Simeón
ll)35.
lo tomó en brazos 38 y bendijo a Dios diciendo» 30 :
Los vv. 25-27 llaman sobre todo ia atención por la insistencia
en el tema del Espíritu Santo: «el Espíritu estaba con él» (v. 25); Ahora, Señor, según tu promesa,
«el Espíritu Santo ¡le había avisado que no moriría sin ver al Mesías despides a tu siervo en paz,
del Señor» (v. 26); «impulsado por el Espíritu, fue al templo» (v. porque mis ojos han visto a tu Salvador,
27). que has colocado ante todos los pueblos
Esta insistencia en el tema defl Espíritu Santo tiene, a mi juicio, como luz para alumbrar ¡a las naciones,
dos vertientes. Por una parte, Simeón, igual que Zacarías ( 1 , 67), es y gloria de tu pueblo, Israel (Le 2, 29-32).
presentado como uno de los últimos profetas del antiguo testa-
mento 30 . Tanto su encuentro con el Mesías (2, 27 ss.), como su
actividad profética (2, 29 ss.) son fruto del Espíritu Santo. Por
Este pequeño himno, compuesto de tres dípticos, es el pasaje
otra parte, dado que la profecía de Simeón se refiere a la condición
de mayor apertura universalista de todo el evangelio de Lucas.
de Jesús y al carácter de su actividad salvífica, queda así unido el
El primer díptico (v. 29) subraya de entrada el ahora (nyn) de
Espíritu Santo a la nueva época inaugurada por J e s ú s 3 7 .
la novedad mesiánica que colma la expectación de Simeón (v. 26) y
«Eli Espíritu Santo le había avisado que no moriría sin ver al coincide con su partida (muerte). Simeón ha tenido la dicha de ver
Mesías del Señor» (2, 26). El evangelista habla, en primer lugar, la aurora de la nueva época, pero él pertenece a la antigua. El «se-
de la ilusión y esperanza de Simeón, colmada por el Espíritu Santo: gún tu promesa» (v. 29) relaciona explícitamente este versículo con
ver al Mesías antes de morir. Este primer título, Mesías del Señor, el v. 26 en que se afirmaba que Simeón «no moriría sin ver al Me-
tiene, pues, él significado veterotestamentario que corresponde a la sías del Señor». La paz de que habla Simeón en conexión con su
expectación de Simeón. Pero el mismo Simeón, impulsado por el Es- muerte, es la paz mesiánica que conlleva la alegría y la serenidad
píritu, habla del niño y de su misión con una visión más profunda de espíritu.
que la mera expectación mesiánica del antiguo testamento (2, 29-
32). El segundo díptico (vv. 30-31) indica por qué Simeón considera
su vida consumada: «porque mis ojos han visto a tu Salvador».
Se ha cumplido el anhelo de su vida, su expectación mesiánica. El
anciano profeta, guiado por di Espíritu 'Santo, descubre en el niño
34. El tema del consuelo de Israel (61, 1-2) y el del Ungido (Mesías) del
Señor (Le 4, 18) confluyen en Le 2, 25-26 y Le 4, 18-19. El evangelio de la que tiene entre los brazos al Salvador de todos los pueblos*®. El
infancia aparece así, una vez más, relacionado con el ministerio público de horizonte judío se ensancha. La profecía se abre a la problemática
Jesús.
35. H. L. Strack-P. Billerbeck, Kommentar zum Neuen Testament II,
München, 124-126.
36. El Espíritu de Dios o Espíritu de Yahvé actúa en el antiguo testa- 38. Los rabinos tomaban a los niños en brazos para bendecirlos, cf. H.
mento en gran medida como Espíritu de profecía. Además de los libros pro- L. Strack-P. Billerbeck, o. c. II, 131.
féticos, el mismo Abrahán y Moisés son considerados como profetas (Gen 20, 39. Lucas subraya, una vez más, el tema de la alabanza divina: María
7-17; Dt 18, 15-18; 34, 10-12); los setenta ancianos profetizan bajo el Espí- comienza el Magnificat alabando a Dios (Le 1, 46-47); también Zacarías inicia
ritu de Moisés, repartido por Yahvé: Núm 11, 17.24-30; cf. también 1 San el Benedictus con la alabanza divina (1, 68); este tema es también central en
19, 18-24; Núm 24, 2; 2 Crón 15, 1. la perícopa del nacimiento de Jesús (2, 13-14.20); en el Nunc dimittis, la ex-
37. Ya hemos visto que estos dos temas (Espíritu Santo y nuevo co- presión «bendijo a Dios diciendo», constituye el marco de toda la profecía,
mienzo), están estrechamente asociados en Le 1, 35; están también unidos que se convierte así en un himno de acción de gracias a Dios por haber lle-
en Le 4, 18-19, inicio de la misión profética de Jesús; la conexión es tam- vado a término sus promesas a través de Jesús, el Mesías.
bién evidente en Hech 2, 1 ss., primer Pentecostés, verdadero comienzo de la 40. El término griego no es sótér, sino sótérion; estamos ante el típico
experiencia eclesial. Que Yahvé actuaría por medio de su Espíritu en la uso del abstracto por el concreto, puesto que este título está relacionado con
época definitiva de salvación queda también patente por la literatura de Qum- los de luz y gloria, aplicados en el v. 32 a Jesús. La conexión con el título
rán, cf. I QS 4, 2-8. sótér de Le 2, 11 es manifiesta.
344 Devolver el evangelio a los pobres Circuncisión y presentación de Jesús 345

universallista del libro de Hechos. Jesús se presenta también co- sin embargo, la ventaja de estar citado en dos pasajes importantes
mo Salvador de los paganos 41 . de Hechos de los apóstoles (Hedh 1, 8 y 13, 47). Contiene ade-
El tercer díptico (v. 32) confirma el horizonte universalista que más explícitamente el tema de la salvación {sótéria). Es decir, Le
acabamos de descubrir en el segundo. Especifica, en efecto, tanto el 2, 32a, no sólo tiene como trasfondo a Is 49, 6, sino que, a través
título de Salvador (v. 30), como la expresión todos los pueblos (v. de esta última cita, se proyecta en Hedhos, anticipando e)l tema
31). El título Salvador se convierte en luz y gloria (v. 32) referidos fundamental de este libro: su apertura dialéctica a los paganos.
también a Jesús. La expresión todos los pueblos, abarca a los paga- En efecto, en Hedh 1, 8 se anuncia el tema central del libro, al
nos y a Israel (v. 32). mismo tiempo que recoge a la letra, según los LXX, la última parte
El v. 32a: «Luz para alumbrar a las naciones», tiene como tras- de Is 49, 6: «"hasta el confín de la tierra» (heos eschatou tés gés).
fondo veterotestamentario a Is 42, 6 y 49, 6. En Is 42, 6 Dios habla Por lo que se refiere a la otra cita (Hech 13, 47), Lucas pone aquí
a su siervo: «Yo, el Señor... te he formado y te he hecho... luz en boca de Pablo las palabras de Is 49, 6: «Yo te haré luz de las
de las naciones» (eis phós ethnón); Is 49, 6 forma parte del se- naciones para que lleves la salvación hasta el confín de la tierra».
gundo cántico del siervo. Habla también el Señor: La apertura de la salvación a los paganos, es aquí, como a lo largo
del ¡libro de Hechos, dialéctica. Pablo y Bernabé, de hecho, se
Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob dirigen a los paganos, porque son rechazados por los judíos: «Era
y conviertas a los supervivientes de Israel; menester anunciaros primero a vosotros (judíos) el mensaje de Dios;
te hago luz de las naciones (eis phós ethnón), pero como lo rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna,
para que mi salvación (sótéria) alcance hasta el confín de la tierra sabed que vamos a dedicarnos a los paganos» (Hech 13, 46).
(heos eschatou tés gés). Esta dialéctica entre los judíos y los paganos, atraviesa todo
el libro de Hedhos: no es casual que se anuncie el tema central
Tanto Is 42, 6, como Is 49, 6 encierran la expresión luz de las del libro con categorías geográficas en Hedh 1, 8, y que, junto a
naciones, que encontramos también en Le 2, 32a. Is 49, 6 tiene, Jerusalén, como punto de partida, se encuentre Samaría y el confín
de la tierra. La oposición entre Jerusalén y Samaría está aquí im-
41. El trasfondo de Le 2, 31: «lo has colocado ante todos los pueblos», plícita, pero es suficientemente clara, dado el contraste entre los
hay que buscarlo en los pasajes universalistas del libro de Isaías (Is 2, 1-4; samaritanos y los judíos en el evangelio de Lucas 42 .
42, 6; 49, 6; 52, 15), pero Le 2, 31 anuncia, a su vez, proféticamente el te- La apertura a los paganos entra en el iplan de Dios, y, aunque
ma central de Hechos de los apóstoles: la salvación a través de Jesús está
destinada en el plan de Dios a todos los pueblos: «Recibiréis el Espíritu San- Pedro necesitó una revelación especial para entenderlo^ (Hech 10,
to... para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta 9 ss.), los judíos conversos que le acompañaron a casa de Cornelio,
los confines de la tierra» (Hedí 1,8). Este versículo señala el tema del libro «je quedaron desconcertados de que di don del Espíritu Santo se
que concluye precisamente cuando Pablo llega a Roma, al corazón del im-
perio romano (Hech 28, 25-28). El tema del carácter universal de la sal-
derramara también sobre los no judíos» (Hedh 10, 46); 'los mismos
vación es tan importante para Lucas, que, siendo propio del libro de apóstoles y los ¡hermanos de Judea reprodharon a Pedro: «Has en-
Hechos, lo anticipa a su evangelio, donde encontramos ya una clara visión trado en casa de incircuncisos y 'has comido con ellos» (Hech 11,
universalista. Así en Le 3, 6, sólo Lucas prolonga la cita de Is 40, 3-5, bus- 1-3); no obstante el proyecto salvífico de Dios se abría camino en-
cando este tema: «Todos verán la salvación de Dios». La viuda de Sarepta
y Naamán el siró prefiguran a los paganos como destinatarios de la misión
tre los paganos.
salvífica de Jesús (Le 4, 25-27). Son también significativos los textos referen- Volvemos a encontrar la misma dialéctica en la iglesia de Co-
tes a los samaritanos, considerados por los judíos como paganos y herejes; rinto. Pablo discutía todos los sábados en la sinagoga, esforzándose
cf. Le 9, 51-56: Jesús defiende a los samaritanos contra la ira de sus discí-
pulos; 10, 29-37: parábola del buen samaritano; 17, 11-19: sólo el leproso
samaritano vuelve a darle las gracias. Es también interesante constatar que, 42. En el evangelio de Juan existe la misma dialéctica. Todo el capítulo
mientras Lucas menciona el pasaje favorable a Tiro y a Sidón en el juicio 4, el encuentro de Jesús con la mujer samaritana, es elocuente. Dentro de la
divino (Le 10, 13-15), omite el viaje de Jesús a Tiro y Sidón narrado por oposición a nivel global, destaca en este capítulo la establecida entre el Ga-
Mt 15, 21-28 y por Me 7, 24-30; la razón es la dureza con que son tratados rizín, santuario de Samaría, y el templo de Jerusalén, lugar del culto judío
los paganos en esta perícopa (cf. Mt 15, 26 y Me 7, 27). Mateo pone, ade- (Jn 4, 20-24). En otro pasaje los jefes del pueblo no encuentran mayor in-
más, en labios de Jesús la frase: «Me han enviado sólo para las ovejas des- sulto contra Jesús que llamarle samaritano: «¿No tenemos razón en decir que
carriadas de Israel». eres un samaritano y que estás loco?» (Jn 8, 48).
346 Devolver el evangelio a los pobres Circuncisión y presentación de Jesús 347

por convencer a judíos y a griegos. Como los judíos «se cerraban


Alcance de «luz» y «gloria», referidos a Jesús (2, 32)
en banda y respondían con insultos», Pablo se sacudió la ropa y les
dijo: «Vosotros sois responsables de lo que os ocurra, yo no tengo En di antiguo testamento, el término luz, como cualidad y pro-
culpa. En adelante me voy con los paganos» (Hech 18, 6). piedad, en sentido figurado, está en la esfera de Yahvé; es algo
Esta es precisamente la perspectiva con que culmina el libro de que le pertenece y que emana de él 45 . Es más, en el tercer Isaías
Hechos. Hablando Pablo a líos judíos de Roma sobre Jesús, aparece como atributo de Yahvé:

Unos se dejaban convencer por lo que decía, otros seguían escépticos. ¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz (phós);
Se despedían ya sin estar de acuerdo entre ellos, cuando Pablo aña- la gloria (doxa) del Señor amanece sobre ti!
dió esto sólo: Con razón! dijo el Espíritu Santo a vuestros padres Mira: las tinieblas cubren la tierra,
por medio del profeta Isaías: la oscuridad, los pueblos (ethné),
«Ve a ese pueblo y dile: pero sobre ti amanecerá el Señor,
Por mucho que oigáis no entenderéis, su gloria (doxa) aparecerá sobre ti;
por mucho que miréis no veréis, y caminarán los pueblos [ethné) a tu luz,
porque está embotada la mente de este pueblo»... los reyes, al resplandor de tu aurora (Is 60, 1-3).
Por lo tanto, sabed que la salvación de Dios se envía a los paganos;
ellos sí escucharán (Hech 28, 23-28). A causa del paralelismo es evidente que los términos luz y gloria
son atributos de Yahvé: «(Yahvé), tu luz llega, la gloria del Señor
amanece sobre t i . . . pero el Señor amanecerá sobre ti, su gloria apa-
Este es precisamente el final dialéctico del libro. El tema había
recerá sobre ti».
sido ya anunciado, también dialécticamente, en Hech 1 , 8 .
Hay plena identidad entre tu luz (Yahvé que, como luz, ilumina
Parece, pues, claro que, al hablar Simeón del niño «como luz pa-
a Jerusalén), la gloria del Señor, y el Señor. L. Alonso Schókel, con
ra alumbrar a las naciones» (2, 32a), está anunciando el tema de la
la precisión que le caracteriza, comenta acertadamente: «Comienza
evangelización en la iglesia primitiva, recogido sustancialmente en
el amanecer en la ciudad santa. En medio de las tinieblas universa-
el libro de Hechos. Hay una razón ulterior que confirma todo lo
les, brilla una luz en Sión: es una aurora milagrosa, en la que Dios
didho hasta aquí. Lucas emplea en 2, 32a el término ethnón 43 ,
mismo amanece, trayendo la luz de su gloria, para iluminar a Je-
que es la palabra técnica por la que designa, al final de su evangelio
rusalén y por ella a todo el mundo» (el subrayado es m í o ) 4 8 .
y en Hechos, las naciones paganas en contraposición al pueblo
En este pasaje (Is 60, 1-3) tenemos, pues, el verdadero tras-
judío 44 .
fondo de Le 2, 32: los términos luz y gloria [phós y doxa), como
Llegados a este punto, se podría poner una objeción: la dialécti- atributos de Yahvé, amanecen sobre Jerusalén. Esta luz divina, a
ca que hemos encontrado en Hechos entre judíos y paganos, no través de Jerusalén, alumbrará a todos los pueblos {ethné). A partir
parece encontrarse en el texto lucano que habla de Jesús como: de Is 60, 2b, los verbos están en futuro: «El Señor amanecerá; su
«luz para alumbrar a las naciones, y gloria de tu pueblo Israel» gloria aparecerá sobre ti; los pueblos caminarán a tu luz». Es una
(2, 32). profecía lanzada a los tiempos mesiánicos, que se cumple precisa-
La objeción es válida, pero la respuesta la tenemos en el con- mente cuando Jesús es llevado por sus padres al templo de Jerusa-
texto que sigue. Adelantemos ya desde ahora que Jesús aparece en la lén.
misma profecía de Simeón como señal de contradicción para Israel Simeón, iluminado por el Espíritu Santo, ve realizada la profe-
(2, 34), lo que significa que muchos se escandalizarán de él y no lo cía de Is 60, 1-3 en Jesús. Los atributos de Yahvé, luz y gloria pasan
aceptarán. Está pues anticipando^ sustancialmente el tema central a ser atributos de Jesús. A través del niño, verdadera aurora que
de Hechos. amanece en Jerusalén, los paganos {ta ethné) son llamados a la sal-
43. Genitivo plural de ta elhné, que significa las naciones, los paganos, 45. Cf. Sal 4, 7; 36, 10; 89, 16; 104, 2; 119, 105; Job 29, 3; 33, 30;
los gentiles, contrapuesto explícita o implícitamente a los judíos. Is 2, 5.
44. Cf. supra, nota 18 del capítulo 5, con numerosos pasajes en que Lu- 46. Isaías, Madrid 1968, 279, nota a Is 60, 1-2.
cas emplea el término técnico ta ethné, los paganos.
348 Devolver el evangelio a los pobres Circuncisión y presentación de Jesús 349

vación 47. Por otra parte, ya hemos visto que el término doxa (glo- ñar su misterio. J. Daniélou piensa acertadamente que el Nunc di-
ria) en el antiguo testamento se aplica exclusivamente a Yahvé con mittis es un himno judeo-cristiano de la iglesia pospascual, puesto
carácter trascendente 48 . por Lucas en boca del profeta Simeón 49 .
Así pues, el contexto veterotestamentario de los títulos luz y Lucas cierra la profecía de Simeón afirmando que «su padre y
gloria, aplicados en Le 2, 32 a Jesús, es de trascendencia. Esta na- su madre estaban desconcertados por lo que decía del niño». Ya
rración, que originariamente cerraba el evangelio de la infancia, hemos visto, al hablar de la reacción de los oyentes ante la predica-
contiene una cristoiogía netamente trascendente: Jesús no sólo entra ción de los pastores w , que el verbo thaumazó, empleado en Le 2,
solemnemente en el templo como el mismo Yahvé para juzgar (Mal 18 y aquí (2, 33) toma su significado del contexto, dentro de la lí-
3), cumpliéndose con su entrada las setenta semanas de Daniel en nea admiración, extrañeza, desconcierto, etc. En Le 2, 33 los padres
que sería ungido «el Santo de los Santos» (Dan 9, 24), sino que Je- de Jesús quedan desconcertados por lo que Simeón dijo del niño.
sús mismo es el Santo (Le 2, 23), el Salvador de todos los pueblos, Habiendo explicado ya el alcance trascendente de los títulos
luz de las naciones y gloria de Israel, verdaderos atributos de Ydh- aplicados a Jesús en esta narración, por una parte, y el sentido pre-
vé en el antiguo testamento, transferidos proféticamente a Jesús. figurativo del Nunc dimittis en relación con la evangelización de los
Por este procedimiento bíblico (transferencia de atributos de Yah- paganos, por otra, es natural que Lucas con esta pincelada quiera
vé a Jesús y empleo del midrash), Lucas nos transmite su propia fe indicar el desconcierto de José y María ante el niño. Aún no están
en la divinidad de Jesús, compartida por las comunidades cristianas capacitados para comprender todo su misterio y el alcance de su
de esta época, final del sigilo I. obra salvífica 51.
Esta perspectiva tan profunda sobre la persona y la obra de Con esta conclusión, verdadera contraposición al contenido teo-
Jesús, desborda todos los esquemas rituales y legales del antiguo lógico de la escena, Lucas pone de manifiesto sutil y magistralmente
testamento. A través del tema Jesús Salvador de todos los pueblos, el contraste entre la visión histórica, correspondiente a la escena (el
queda sutilmente abolida la ley mosaica, con su carácter particula- desconcierto de María y José ante el misterio del niño), y la pers-
rista, y en la que los judíos cifraban su salvación. Con Jesús, ador- pectiva histórica pospascual, correspondiente a una iglesia que ha
nado con los atributos de Yahvé, se hace la transición del antiguo celebrado y meditado, bajo la guía del Espíritu Santo, los misterios
al nuevo testamento. Lo antiguo queda abolido. Comienza lo nuevo. de Jesús durante medio siglo (aceptación del carácter trascendente
Una vez más, Jesús aparece inaugurando una nueva época. de Jesús).
Tanta novedad y profundidad en torno a la persona y obra de
Jesús, desbordan completamente la visión histórica de Simeón. Res-
ponden, por el contrario, a la visión retrospectiva de Lucas y de 5. Jesús, señal de contradicción (Le 2, 34-35)52
las comunidades cristianas, a unos cincuenta años de la resurrección
de Jesús. Esta perspectiva histórica era ya suficiente para desentra- Acabamos de ver que la primera parte de la profecía de Simeón
(2, 29-32) concluye con el desconcierto de María y de José por lo
afirmado acerca del niño (2, 33). Este desconcierto va a ser subra-
47. Por todo ello llama la atención que R. Laurentin refiera directamen-
te a Israel el término luz de Is 60, 1.3, y saque, en consecuencia, la siguiente
conclusión: «Esta apelación (luz) no implica, pues, necesariamente la tras- 49. Giovanni Bañista testimone deü'agnello e i vangeli dell'infanzia,
cendencia»: o. c, 123; en las notas 6 y 7 de la misma p. 123, además de Is Brescía 1968, 110. Los términos griegos despota (Señor) y doulos (esclavo,
60, 1.3, también cita Is 10, 17. Pero aquí, una vez más, el término luz apa- siervo) se usan sólo como términos correlativos en el Nunc dimittis (Le 2,
rece como atributo de Yahvé: «La luz de Israel se convertirá en fuego, su 29) y en Hech 4, 23-30 (w. 24 y 29, respectivamente) en todo el nuevo tes-
santo será llama». De nuevo, luz y santo aparecen en paralelismo sinónimo tamento; en Hechos se trata de una oración de la comunidad con mar-
como atributos de Yahvé. L. Alonso Schokel comenta acertadamente: «'luz' cado cariz litúrgico; cf. D. Rimaud: La Maison Dieu 51 (1957) 99-101.
y 'fuego' muestran la ambivalencia de Dios, luz que quiere iluminar; el que 50. Cf. supra, nota 244 del capítulo 5, sobre el verbo thaumazó (ex-
la rechaza la encuentra como fuego»: Isaías, 69, nota a Is 10, 17-19; cf., en trañarse, admirarse) en Le 2, 18.
esta misma perspectiva, Is 60, 19-20. 51. Es bueno recordar aquí cómo, cada vez que Lucas aplica a Jesús tí-
48. Cf. el comentario a Le 2, 13: «¡Gloria a Dios en el cielo!». A Judit tulos trascendentes, los contrasta con la actitud de fe, reflexión, desconcierto
se le llama gloria de Jerusalén, pero esta traducción de la Vulgata (Jdt 15, o incomprensión de María (cf. Le 1, 38; 2, 19; 2, 33; 2, 50-51).
10), no corresponde al término doxa, sino a hypsóma (Jdt 15, 9, según 52. Cf. R. Laurentin, o. c, 89-90; A. Feuillet, L'épreuve prédite a Ma-
los LXX); cf. R. Laurentin, o. c, 123, nota 8. ne par le vieillard Simeón, Le 2, 35a, en A la rencontre de Dieu, Le Puy
350 Devolver el evangelio a los pobres Circuncisión y presentación de Jesús 351

yado por el mismo Simeón, que va a descubrir proféticamente otra dos extremos que indican la consecuencia de la actitud que se tome
faceta del niño: Jesús será señal de contradicción (2, 34). frente a Jesús: si se rechaza, caída, perdición; si se acepta, levan-
Por otra parte, hemos visto ya que la entrada de Yaihvé en el tamiento, resurrección. Se trata, en otras palabras, de los dos poiios
templo para juzgar a los hijos de Leví (Mal 3, 3) y a los hijos de del juicio que hace Jesús: salvación-condenación.
Jacdb (Mal 3, 6) es el punto de mira de la solemne entrada de Jesús d) El «todos en Israel caigan o se levanten», se refiere a la ac-
en el templo. Precisamente este aspecto, para juzgar, es el que Lu- titud que se toma frente a Jesús. En efecto, esta expresión queda
cas pone de manifiesto en esta profecía de Simeón: Jesús será para resumida en esta otra: «será una señal de contradicción». La con-
Israel señal de contradicción (2, 34), y así, frente a su persona, se junción copulativa kai, que ordinariamente significa «y», aquí hay
sabrá quién es quién (2, 35b). que traducirla por «es decir» 55. La actitud frente a Jesús está ade-
Para captar el contenido de Le 2, 34-35 no hay que perder de más subrayada en el v. 35b: «Así quedará patente lo que todos
vista otro aspecto importante de la profecía: las palabras de Simeón piensan».
adelantan proféticamente y sintetizan, al mismo tiempo, una línea A simple vista, quizás no aparezca demasiado olaro que se trata
fundamental dell evangelio y de Hechos de los apóstoles: ante Je- de un juicio. Hemos de tener en cuenta, sin embargo, que, una
sús no se es neutral; Jesús provoca la división; unos lo aceptan y vez más, Lucas está muy cercano a las características del juicio en
otros lo rechazan; unos están pendientes de sus labios y otros bus- Juan. El verdadero juicio no consiste en que Jesús juzgue, sino en
can cómo quitarlo de en medio; gran parte de Israel rechaza su me- que cada cual se juzgue a sí mismo por la actitud que toma frente
sianismo, mientras que los paganos reconocen en Jesús al Salvador. a él:
La actitud que se toma ante Jesús constituye un verdadero juicio.
Pero vayamos por partes. Al que cree en él (Jesús) no se le juzga; el que no cree, ya está juz-
gado, por no haber dado su adhesión al Hijo único ,de Dios (Jn 3,
Simeón bendice a José y a María. Esta bendición no puede ser
18).
sino la bendición mesiánica, que procede más del niño que tiene
entre los brazos que del mismo anciano. Es, COITK» dice C. Stuhlmül- El Padre ama al Hijo y lo ha puesto todo en su mano; quien cree en
ler, la proclamación del «cumplimiento de las bendiciones mesiáni- el Hijo posee vida eterna, en cambio, quien se niega a creer en el Hijo
cas en ellos» 6S. Luego, dirigiéndose Simeón a María, dijo: «Mira: no sabrá lo que es vida; lleva encima la sentencia de Dios (Jn 3,
éste está puesto para que todos en Israel caigan o se levanten, es 35-36).
decir, será una señal de contradicción... Así quedará patente lo que
Se h a b l a , p u e s , d e u n a a c t i t u d d e fe o d e rechazo frente a Je-
todos piensan» (2, 34-35). sús 5 *.
Haciendo una primera lectura del texto, habría que destacar
los siguientes puntos:
a) J e s ú s , señal d e s c o n c e r t a n t e
a) La profecía se centra en el niño: éste (houtos).
b) Jesús aparece como verdadera alternativa para todo Israel: H e m o s v i s t o ya q u e J e s ú s recién n a c i d o fue p r e s e n t a d o c o m o
todos en Israel (v. 34); lo que todos piensan (v. 35). Es decir, ante
Jesús hay que tomar partido, no se puede ser neutral. generalmente a la resurrección de la muerte, el contexto y el alcance de la
profecía hacen que aquí no se pueda tomar en ese sentido. J. Winandy su-
c) Caigan; se levanten («caída»; «resurrección»)54, son los giere como interrogante la posibilidad de la resurrección de Israel como pue-
blo, en la línea de Os 6, 2; Is 26, 19; Ez 37, 1-14: La prophétie de Syméon,
Le 2, 34-35, 323. Su significado estará, como veremos, íntimamente asociado
1961, 243-263; P. Benoit, «Et toi-méme, un glaive te transpercera Váme» a la actitud de aceptación o rechazo de Jesús.
(Le 2, 35): CathBibQuart 25 (1963) 251-261; este artículo está reproducido 55. Para la posibilidad de traducir la partícula kai por «es decir», cf.
también en Exégése et théologie I I I , París 1968, 216-227; J. Winandy, La M. Zerwick, Graecitas bíblica, Romae 1960, 143: la conjunción kai en
prophétie de Syméon, Le 2, 34-35: RB 72 (1965) 321-351. sentido explicativo; que aquí haya de traducirse por «es decir», aparece
53. C. Stuhlmüller, o. c, 321. claro en el contexto: éste (Jesús) es señal de contradición porque todos,
54. Lucas emplea el término anastasis (resurrección), que es particular- frente a él caen o se levantan; resume, pues, lo expresado por estos dos
mente frecuente en su obra: 6 veces en el evangelio y 11 veces en He- términos ptósis y anastasis.
chos; el término contrapuesto es ptósis (caída). Aunque en Lucas se refiere 56. Jn 1, 11; 5, 24; 9, 39; 12, 48; cf. J. Winandy, o. c, 350-351.
332 Devolver el evangelio a los pobres 353
Circuncisión y presentación de Jesús

señal a los pastores (Le 2, 12). Tanto aquí como en Le 2, 34 el Citemos ahora una sentencia de Jesús que indica con claridad el sen-
evangelista emplea el mismo término sémeion (señal). La señal dada tido de la profecía de Simeón: «¿Pensáis que he venido a traer
en Belén a los pastores se refería al mismo Jesús, y precisamente a paz a la tierra? Os digo que no, división y nada más; porque de
su condición de pobreza e impotencia. Contrastaba con los títulos ahora en adelante una familia de cinco estará dividida; se dividirán
dados al niño por el ángel (2, 11). Era una señal desconcertante. tres contra dos y dos contra tres» (Le 12, 51-53).
Había sido aceptada por los pastores, gente marginada y despre- Las palabras de Jesús indican, por una parte, la imposibilidad
ciada; un coro angélico había proclamado la paz para los que acep- de ser neutral ante su persona, y, por otra, cómo él mismo se cons-
taran a este Jesús-Mesías. Quedaba, pues, abierto un interrogante: tituye en causa de división: unos lo aceptan, otros lo rechazan. La
¿Y los que rechacen a Jesús?... A esta pregunta se le da reapuesta actitud que se toma ante Jesús es un auténtico juicio. No hay paz
en Le 2, 34-35, donde Jesús, como señal queda calificado: será una indiscriminadamente. Gozan de la paz los que lo aceptan, dentro
señal contradictoria {sémeion antilegomenon). de un clima de división por su causa.
La semejanza entre la señal dada en Le 2, 12 y en 2, 34 es Le 4, 14-44 constituye también una buena interpretación de la
innegable: el mismo Jesús recién nacido, en un contexto de pobreza profecía de Simeón. Al tratar del carácter de la salvación que Jesús
e impotencia, se constituye en señal; en el contexto inmediato de ha realizado, vimos que Le 4, 14-44 era una gran escena programá-
ambos pasajes Dios revela la condición trascendente del niño (Le 2, tica. En Nazaret (Le 4, 16-30), su tierra, se presentaba fundamen-
11 y 2, 29-32); esta situación de contraste siembra el desconcierto talmente como profeta poderoso en palabras; en Cafarnaúm, ciudad
(Le 2, 17-19 y 2,33). de los gentiles, como profeta poderoso en obras. Mientras que sus
Hay, sin embargo, una diferencia notable entre ambos pasajes: paisanos de Nazaret lo rechazan: «...Todos en la sinagoga se pusie-
mientras la señal en Le 2, 12 estaba destinada a los pastores (y al ron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta
pueblo llano), que la aceptaban, en Le 2, 34, por el contrario, Jesús un barranco del cerro donde se alzaba su pueblo, con intención de
aparece como señal para todo Israel, y se convierte en señal con- despeñarlo» (Le 4, 28-30), en Cafarnaúm, por el contrario, encuen-
tradictoria. Israel se va a dividir frente a Jesús: unos lo van a acep- tra una gran acogida: «Al hacerse de día salió; se marchó a un des-
tar; otros a rechazar. Simeón está, pues, adelantando proféticamente campado. El gentío lo andaba buscando; dieron con él e intentaban
la situación real de la vida pública de Jesús (evangelio) y de la igle- retenerlo para que no se les fuera» (Le 4, 42) 5 8 .
sia apostólica. La mayoría de los exegetas ven detrás de la profecía de Simeón
Durante su ministerio público, Jesús es aceptado, hostigado y el pasaje de Is 8, 14-15:
rechazado. El pueblo llano lo acepta; las clases dirigentes lo recha-
zan, lo acorralan y lo quitan de en medio. El (Dios) será piedra de tropiezo y roca de precipicio
En Hechos se acentúa esta actitud frente a Jesús resucitado. para las dos casas de Israel,
Aunque la célula germinal de la iglesia de Jesús está constituida será lazo y trampa
por los apóstoles y por judíos conversos de Jerusalén (Hedí 1-7), la para los habitantes de Jerusalén:
dialéctica del libro es precisamente el paso del mensaje de salvación tropezarán en ella muchos,
a los paganos, y precisamente a costa de los judíos 57. caerán, se destrozarán,
Esta es, pues, la perspectiva en que se debe interpretar la señal se enredarán y quedarán cogidos.
de contradicción.
El breve comentario que de estas palabras hace L. Alonso
Sdiokel apunta en la dirección de juicio de Dios con su pueblo:
b) He venido a traer división (Le 12, 51)
Acabamos de ver que Jesús queda constituido como señal de
contradicción, y que esta profecía no hace sino adelantar profética- 58. Esta secuencia, además de poner de manifiesto que Jesús es señal
de contradicción desde el comienzo, prefigura el rechazo de Jesús por los
mente la relación entre los judíos y Jesús durante su vida pública. judíos (Nazaret, ¡su tierra!), y la aceptación por los paganos (Cafarnaúm,
¡ciudad de los paganos!, Mt 4, 13-16). Es decir, anuncia proféticamente el
57. Cf. Hech 13, 46-47; 18, 5-6; 28, 23-28; cf„ también, Rom 11, 1-12. tema central de Hechos.
354 Devolver el evangelio a los pobres Circuncisión y presentación de Jesús 355

El castigo del pueblo es terrible: Dios se vuelve totalmente, y su A este respecto, es instructivo el que Lucas vuelva a citar el Sal
salvación se transforma en condenación. Dios puede ser «piedra» 118, 22 en Hechos, en otro pasaje pdiémico. Pedro y Juan son
(Gen 49, 24), y lleva el título frecuente de «roca»: seguirá siendo llevados ante el consejo. Se reúnen en Jerusalén los jefes del pueblo,
piedra, pero de tropiezo; roca, pero de precipicio. Arista de decisio- los senadores y los letrados (Hech 4, 5-6) para interrogarlos: «¿Con
nes: el hombre que no se apoya en esa roca se despeña desde ella. poder de quién o en nombre de quién habéis hecho eso vosotros?»
La segunda imagen (lazo y trampa) es menos violenta, aunque rema- (Hech 4, 7 ) 8 4 . «Pedro, lleno de Espíritu Santo, respondió: ...quede
cha la amenaza 59 . bien claro que ha sido por obra de Jesús Mesías, el Nazareno;...
por obra suya tenéis aquí a éste sano ante vosotros. Jesús es la
Junto con la imagen de la piedra de tropiezo, parte condenato- piedra que desechasteis vosotros los constructores y que se ha con-
ria del juicio divino, aparece la figura de la piedra angular, por me- vertido en piedra angular. La salvación no está en ningún otro»
dio de la que Dios afirma su intervención salvífica: (Hech 4, 8-12) 6 5 .
Jesús es presentado, pues, como piedra angular y piedra de tro-
Pues así dice el Señor: piezo. Jesús resucitado sigue siendo señal de contradicción 89 .
Mirad, yo coloco en Sión Le 1 1 , 29-32 es también una perícapa instructiva al respecto.
una piedra probada, En Me 8, 11-12 los fariseos ie piden a Jesús «una señal que viniera
angular, preciosa, de cimiento: del cielo. Jesús dio un profundo suspiro y dijo...: Os aseguro que
quien se apoya no vacila (Is 28, 16)e'°. a esta clase de gente no se le dará señal».
En Mt 12, 38-42 son los letrados los que piden una señal:
La imagen de la piedra, en contexto también de juicio, es re- «Maestro, queremos ver una señal tuya personal». Jesús les da
cogida por Lucas y por el resto del nuevo testamento. La aplican a la señal de Jonás referida a su resurrección.
Jesús 6 1 . El final de la parábola de los viñadores homicidas es elo- Lucas, por su parte, transforma la materia de la triple tradi-
cuente. Jesús anuncia que el dueño de la viña, «irá, acabará con los ción, adaptándola a su preocupación por la dimensión prof ética de
labradores aquellos, y dará la viña a otros. Al oír esto exclamaron: Jesús (no en vano lo había presentado como profeta y señal de
¡No lo permita Dios! El se les quedó mirando y dijo: ¿Qué signi- contradicción en la escena programática de Nazaret, Le 4, 16-30):
fica entonces ese texto de la Escritura: La piedra que desecharon «Igual que Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, asi
los constructores es ahora la piedra angular? Todo el que cae sobre va a serlo este hombre» (Le 11, 30). Q u e Lucas se refiere ál ca-
esa piedra se estrellará, y si ella cae sobre alguno, lo hará trizas» rácter profético de Jonás, queda claro en el v. 32: «Los habitantes
(Le 20, 16-18). de Nínive se alzarán a carearse con esa clase de hombres y los con-
Jesús se aplica a sí mismo la figura de la piedra angular 62 , que denarán, ¡porque ellos se arrepintieron con la predicación de Jonás,
•implica la idea de construir sobre ella (parte positiva del juicio); y hay más que Jonás aquí».
añade, sin embargo: «todo el que cae sobre esa piedra se estrellará», Sin grandes esfuerzos se percibe la ironía y la tragedia: Jesús
que tiene como trasfondo a Is 8, 14-15. Jesús aparece, ipues, como da como señal su propia persona (v. 30) y su actividad prof ética
piedra angular y piedra de tropiezo: señal de contradicción<i3. (v. 32), rechazada por esa generación perversa (v. 29) que sale mal-
judíos y la aceptación de la fe por los gentiles en la iglesia pospascual
59. Isaías, 59, nota a Is 8, 14. (cf. Le 20, 9.16).
60. Sal 118, 22: «La piedra que desecharon los arquitectos, es ahora
la piedra angular». 64. Se trata de la curación del lisiado de nacimiento que Pedro y
61. Cf. ia este respecto, R. Laurentin, o. c, 89. Juan obraron a la entrada del templo (cf. Hech 3, 1 ss.).
62. Is 28, 16; Sal 118, 22. 65. Es interesante constatar que Jesús, en Le 20, 17, citaba el Sal
63. No olvidemos que desde Le 20, 1 ss., la polémica se establece en- 118, 22, lo contrastaba con Is 8, 14-15, pero no lo aplicaba directamente a
tre Jesús y los jefes del pueblo. De hecho son éstos los que se dan por los jefes del pueblo, aunque éstos se daban por aludidos (Le 20, 19); aquí,
aludidos ante las duras palabras de Jesús: «Los letrados y los sumos sa- por el contrario, Pedro se dirige a ellos: «la piedra que desechasteis vos-
cerdotes, dándose cuenta de que la parábola iba por ellos, intentaron echar- otros, los constructores»...
le mano en aquel mismo momento» (Le 20, 19). No obstante, la parábola 66. Cí. a este respecto: Rom 9, 30-33; Ef 2, 19-20; 1 Cor 3, 11;
trasciende la situación histórica de Jesús, y prefigura el rechazo de los 1 Pe 2, 4-8.
356 Devolver el evangelio a los pobres Circuncisión y presentación de Jesús 357

parada en su confrontación con los ninivitas (v. 32); éstos se cons- Creyeron que todo había sido una simple ilusión y que todo había
tituyen así en señal de la aceptación de Jesús por los gentiles en terminado.
Hechos de los apóstoles. La conversación de Jesús con los dos discípulos de Emaús arro-
Jesús, señal desconcertante en el pesebre (2, 12) y al anunciar ja las mismas conclusiones: derrota y escepticismo (Le 24, 19-24).
su misión profética en Nazaret (4, 16-30), sigue siendo señal de Por eso Jesús los recrimina: «¡Qué torpes sois y qué lentos para
contradicción (2, 34) durante su ministerio público (11, 29-32). creer lo que anunciaron los profetas! ¿No tenía el Mesías que pa-
Para los judíos no hay otra señal sino su persona y su actividad decer todo eso para entrar en su gloria?» (Le 24, 25-26).
profética. El profeta Jonás, aceptado por los paganos, se yergue El escándalo de la cruz 69 fue la verdadera dificultad con que
como amenaza contra una nación recalcitrante y rebelde. se encontró la iglesia apostólica. Por eso, la única señal válida pa-
No es extraño, pues, que siendo Jesús mismo señal de contra- ra superar el escándalo del Mesías crucificado fue la certeza de su
dicción, sea causa de escándalo. Cuando Juan Bautista envía a sus resurrección, como obra de Dios Padre. Y ello en contraposición
emisarios para ver si Jesús es el Mesías, éste obra numerosas cu- con los judíos: «Escuchadme, israelitas: Os hablo de Jesús el Na-
raciones delante de ellos y añade: «Id a contarle a Juan lo que zareno, el hombre que Dios acreditó ante vosotros...; vosotros,
habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan... a los pobres por mano de paganos, lo matasteis en una cruz. Vero Dios lo resu-
se les anuncia la buena noticia. Y ¡dichoso el que no se escandalice citó» (Hech 2, 22-24) ™.
de mí!» (Le 7, 22-23) fl7 . Jesús, eliminado por los judíos y exaltado por Dios. No puede
Si Jesús fue señal de contradicción a través de su actividad pro- haber mayor contradicción. La resurrección de Jesús se convierte
fética, mucho más 3o fue -por medio de su pasión y muerte. El con- en la señal definitiva. De hecho, los apóstoles, por medio del Es-
traste y el desconcierto se puede apreciar ya desde las predicciones píritu Santo, se convierten en testigos del resucitado 71.
de su pasión: Así pues, cuando el anciano Simeón afirma que el niño que
tiene en brazos está puesto como señal de contradicción, está pro-
Entre la admiración general por todo lo que hacía, dijo Jesús a sus fetizando la condición de Jesús desde la cuna hasta la cruz; está
discípulos: «Vosotros meteos bien esto en la cabeza: a este hombre adelantando ¡su actividad profética; la acogida y el rechazo de que
lo van a entregar en manos de los hombres». Pero ellos no entendie- va a ser objeto; el rechazo paradigmático de la cruz; la cerrazón de
ron este lenguaje; les resultaba tan oscuro, que no cogían el sentido, los judíos y la apertura de los gentiles al misterio de Jesús.
y tenían miedo de preguntarle sobre el asunto fl8. Jesús sigue siendo hoy señal de contradicción dentro y fuera
de la iglesia institucional. El evangelio no puede menos de seguir
La pasión, como bloque (Le 22-23), se constituye en punto de dividiendo, ya que escruta la profundidad del corazón del hombre
desconcierto para sus discípulos. Lucas lo hace ver con mirada re- y sigue invitando a la fe y a la conversión.
trospectiva, tanto a través de sus apariciones, como por la predi-
cación apostólica. María Magdalena con las otras mujeres vuelve c) Una espada te traspasará el corazón (Ix 2, 35a)
del sepulcro y da a conocer a los once y a los demás (Le 24, 10)
el mensaje de los ángeles: «¿Por qué buscáis entre los muertos al Le 2, 35a está introducido por la doble conjunción kai... de,
que está vivo?» (Le 24, 6). Pero los apóstoles «lo tomaron por un que más que una nueva orientación 73 , trataría de precisar, en rela-
delirio y se negaron a creerlas» (Le 24, 11). La pasión y muerte
de Jesús fue como un mazazo para los apóstoles. Fue un escándalo.
69. Cf. 1 Cor 1, 23 y contexto; Gal 5, 11; J. M. González Ruiz, o. c,
241.
67. Jesús es de tal manera señal de contradicción que el evangelio 70. Cf. también Hech 3, 13-16; 4, 8-12.
proclama ¡dichoso! (makarios: bienaventurado) al que no se escandaliza de 71. Cf. Hech 1, 8; 1, 21-22; 5, 32; 10, 39-43.
él; cf., a este respecto, Me 6, 2b-3. 72. Así lo cree A. Feuillet, o. c, 247; P. Benoit, o. c, 221, nota 1,
68. Le 9, 43b-45; cf. también: Le 9, 22; 17, 25; 18, 31-33. En este estima, por el contrario, que la partícula de, después de kai sou, se debe
último pasaje Lucas añade: «Ellos no entendieron nada de aquello; aquel omitir con algunos manuscritos. La partícula de «habría sido introducida
lenguaje seguía siendo un enigma para ellos y no comprendían lo que cuando se ha aplicado la palabra al caso particular de María, viendo un
quería decir», 18, 34. pensamiento diferente del v. 34».
JSU uevower el evangelio a los pobres
Circuncisión y presentación de jesús 15 y
73
ción con María, lo ya encerrado en el v. 34 : «Y aun a ti misma»,
«mientras a ti misma», etc. Es decir, lo que se afirma de María en dolor, que toda esta situación paradójica y desconcertante en torno
el v. 35a, está íntimamente asociado a lo ¡que se acaba de decir a su hijo, causó en el corazón de María, está simbolizado por una
de su hijo. espada que traspasó su alma 85 .
La profecía de Simeón a María no se puede entender, a mi Pero no sólo. La espada simboliza también y, en primer lugar,
juicio, si no tenemos en cuenta que forma parte de toda una pro- la división que su hijo causa en el pueblo elegido. Al estudiar el
fecía que tiene como objetivo directo a Jesús. Simeón, teniendo término laos (pueblo) en Le 2, 10, ya hemos visto cómoi el auditorio
al niño entre brazos, acaba de anunciar su condición divina por de Jesús se divide ante él; cómo las clases dirigentes van estrechan-
medio de los títulos: Salvador, luz, gloria; José y María quedan do el cerco a su alrededor hasta quitarlo de en medio; cómo, des-
desconcertados (Le 2, 33). Simeón continúa su profecía afirmando pués de resucitado, el pueblo elegido prefiere quedar anclado en él
que el niño está puesto como señal de contradicción. Hemos visto pasado, en las promesas que se le habían hedho, y no acepta el
ya que esta profecía adelanta y resume, al mismo tiempo, un tema cumplimiento de dichas promesas en la muerte y resurrección de
central del evangelio de Lucas y de Hechos: Jesús se constituye Jesús. María vive dramáticamente la división de su pueblo ante su
en juicio; Israel va a ser juzgado por su actitud ante Jesús. Ante él hijo, señal de contradicción. La espada que traspasa su alma sim-
no hay neutralidad ni indiferencia: unos lo aceptan, otros lo recha- boliza también esta situación desgarradora s e .
zan. María, además, personifica a Israel, recogiendo su esperanza
María no es ajena a esta problemática. Ha sido proclamada di- y alegría mesiánicas, sintiéndose elegida cual otro Moisés o David
chosa porque ha creído (Le 1, 45). Su fe, por ser auténtica, ha sido por su irrelevancia, y sabiéndose solidaria con la suerte de su pue-
una fuente de alegría y sufrimiento. La condición de su hijo no blo 87 . Estamos ante un nuevo alumbramiento: nace el nuevo Is-
deja de ser para ella un misterio 7 Í ; las palabras de Jesús son des- rael a costa del antiguo. Este parto violento pasa por el corazón de
concertantes ' 5 ; su persona y su actividad causan división 76 ; Judas María, relacionada con él antiguo Israel que muere, y con el nuevo
y los jefes del pueblo lo entregan en manos de ¡los paganos 7 l , que Israel que nace 88 .
lo ajustician como un criminal 7 8 ; los apóstoles, después del descon- La profecía de Simeón está, pues, en conexión con la vida de
cierto por su muerte 79 , son confirmados por el 'Espíritu Santo y
comienzan a ser testigos de su resurrección 80 ; los judíos rechazan
sistemáticamente a Jesús 81 . la de María. No es de extrañar. El mismo Jesús, ante la perspectiva de
tanto dolor, afrenta e injusticia, se siente desfallecer e invoca insistente-
María, sin vacilar, pero sacudida dramáticamente por su con- mente al Padre para hacer su voluntad (Le 22, 39-46). El dramatismo de
dición de creyente 82 , queda también desconcertada por el misterio la oración del huerto nos hace ver hasta qué punto la pasión que se ave-
de Jesús 83 . La muerte violenta de su hijo en ¡la cruz fue, sin duda, cinaba fue la gran tentación de Jesús (cf. Le 4, 13 y contexto). El escán-
dalo de la cruz fue también la gran tentación para María, la creyente.
un impacto fortísimo en el corazón de María. Y no sólo por ser 85. En esta dirección se mueven gran número de padres griegos, si-
madre, sino también por la fe que tenía en su hijo, el Mesías 84 . El guiendo a Orígenes; cf. Hom. XVII sobre Lucas (PG, XIII, 1845-1846).
La fe de María fue sacudida violentamente por el escándalo de la pasión.
73. J. Winandy, o. c, 325.341. Algunos padres de la iglesia afirman incluso que María, como los apósto-
74. Le 1, 38; 2, 19.33. les, habría sucumbido momentáneamente, dudando de su hijo, pero esta
75. Le 2, 49-50; 8, 19-21; 11, 27-28. afirmación no se puede deducir del texto y de su entorno; cf. J. Winandy,
76. Le 12, 51-53; 4, 28-30.42; 19, 47-48. o. c, 338.
77. Le 22, 1-6; 22, 47-52. 86. No olvidemos que la situación histórica de Israel recalcitrante ante
78. Le 23, 32-46. Jesús y su mensaje salvífico conmovió y desgarró el corazón de Pablo:
79. Le 24, 10-11. «Siento una gran pena y un dolor íntimo e incesante, pues, por el bien de
80. Hech 1, 8; 1, 21-22; 2, 1 ss.; 5, 32. mis hermanos, los de mi raza y sangre, quisiera ser yo mismo un proscrito
81. Hech 13, 46-47; 18, 6; 28, 24-28. lejos de Cristo» (Rom 9, 2-3); cf. Rom 9-11, donde Pablo reflexiona sobre
82. Le 1, 38; 2, 19. la tragedia de Israel ante el plan salvífico de Dios. La situación de María
83. Le 2, 33; 2, 50. no es diferente por la división de su pueblo respecto a su hijo.
84. No se puede minimizar «el escándalo» de la pasión. Una muerte 87. Cf. a este respecto, el comentario a la anunciación y sobre todo
tan ignominiosa y violenta, infligida al hombre «que pasó haciendo el al Magníficat, pp. 196-199.
bien» (Hech 10, 38) puso a prueba la fe de todos sus discípulos. También 88. Sobre la personificación de Israel en María en esta profecía de
Simeón, cf. P. Benoit, o. c, 225-227.
uevoiver el evangelio a los pobres Circuncisión y presentación de Jesús 361

Jesús y de la iglesia y con la íntima asociación de María al misterio motivo de alabanza es la ascensión de Jesús ('Le 24, 51), como re-
de su hijo y a la suerte del antiguo y del nuevo Israel. capitulación de su misterio pascual.
La segunda parte del v. 35: «así quedará 'patente lo que todos El paralelismo con Le 2, 37-38 aparece subrayado a través de
piensan», recoge la actitud de aceptación o rechazo de Israel ante los temas fundamentales: la profetisa Ana no se apartaba del tem-
Jesús. Es uno de los aspectos del juicio que Jesús hace con su pre- plo, ni de día ni de noche; el motivo de su acción de gracias está
sencia y actividad. Le 2, 35(b subraya, una vez más, la toma de 'po- también relacionado con Jesús: «Acercándose en aquel momento,
sición frente a Jesús. Indirectamente indica la imposibilidad de ser daba gracias a Dios y hablaba del niño». La alusión explícita a
neutral ante su persona y su obra salvífica. Jerusalén, sostenida por los principales manuscritos 93 , revela la
intención de Lucas, ya que la expresión «la liberación de Jerusalén»
(v. 38) quiere decir, según los comentaristas, «:¡a liberación de
6. Ana la profetisa (Le 2, 36-38) Israel» 94 . Así lo han interpretado algunos manuscritos9B. El con-
texto inmediato se refiere también a Israel (v. 34), y, en el diálogo
Terminada la profecía de Simeón, Lucas nos presenta a la pro- de Jesús con los discípulos de Emaús, otra expresión semejante ha-
fetisa Ana con una gran profusión de detalles 89. La predilección bla también de liberar a Israel96.
de Lucas por el ritmo binario en su composición literaria m, el re-
lieve que da a la mujer en su obra 91, así como el carácter evange- Así pues, el término Jerusalén en Le 2, 38, es lucano. El tercer
lizador del v. 38, son motivos suficientes para que el tercer evange- evangelista lo introduce aquí explícitamente para poner en parale-
lista haya incluido esta pequeña perícopa, cerrando así la escena lismo la conclusión primitiva del evangelio de la infancia (Le 2,
de la presentación de Jesús en el templo. 36-38) y la actual conclusión de su evangelio (Le 24, 51-53). Jeru-
salén en estos dos pasajes tan relevantes, confirma la importancia
Pero hay más. Personalmente creo que Lucas retoca hábilmente
literario-teológica que reviste dicho término en el resto de la obra
la fuente hebrea. Constituyendo estos versículos la primera conclu-
lucana.
sión del evangelio de la infancia 92, Lucas, al redactarlo, ha tenido
como modelo la conclusión de su evangelio (Le 24, 52-53). En Ana es presentada como profetisa. Algunas mujeres relevantes
efecto, Lucas cierra su evangelio recateando el retorno de los discí- en :1a historia de la salvación son presentadas también como profe-
pulos a ]erusalén, y la alabanza continua a Dios en el templo. El tisas en el antiguo testamento. Así María, la hermana de Aarón
(Ex 15, 20); Débora, jefe de Israel (Jue 4, 4); lia esposa de Isaías,
(Is 8, 3), etc. 9 7 . El texto subraya, además, que Ana era viuda: «De
89. Este lujo de detalles, contenidos sustancialmente en los w . 36-37,
denotan la utilización de una fuente surgida en el ambiente judeo-crístiano
de Jerusalén; cf. G. Leonardi, o. c, 231; Ana quiere decir: Dios concede 93. «Ierousalém»: X B W H 17 1 118 131 209 565 1079, además
gracia; Fanuel: Dios es luz (según otros: rostro de Dios); Aser: felicidad, de la it syr cop etc.; «en Ierousalém»: A D K L X A 0 Y f1:l 28 33
buena suerte; cf. A. Stoger, o. c , 95. Parece probable que estos nombres 700, etc.; cf. The greek new testament, ad Le 2, 38.
estén relacionados con la presencia del Mesías y las características de los 94. W. J. Harrington, o. c, 96; C. Stuhlmüller, o. c, 332; J. Sohmid,
tiempos mesiánicos. o. c, 113.
90. Su propia obra está concebida según este esquema binario: vida 95. «Israel»: 1216 it a vg cl cop b o Diatessarons.* Tertuliano (1071:
de Jesús (evangelio) y vida de la iglesia (Hechos de los apóstoles); el evan- «en Israel»); «en tói Israel»: 5 51 130 ! a t etc.; cf. The greek new testament,
gelio de la infancia es una muestra clara de este modo de componer: se ad Le 2, 38.
suceden las escenas que tienen como centro a Juan Bautista y a Jesús: 96. En el Benedictus, Zacarías habla de la liberación de su pueblo,
anuncio de sus nacimientos; narración de sus nacimientos; circuncisión, (Le 1, 68, lutrósis y laos), en relación con la fuerza de salvación que Dios
etcétera. suscita en la casa de David. El término lutrósis (liberación) sólo se usa
91. Cf. L. Swidler, Jesús y la dignidad de la mujer: SelTeol 11 (1972) en Heb 9, 12 en el resto del nuevo testamento. Ya hemos apuntado que
121-125. Lucas emplea una expresión semejante en Le 24, 2 1 : «Nosotros esperába-
92. Aquí se acaba propiamente lo que se revela o profetiza sobre el mos que él liberara a Israel»; Lucas utiliza aquí lutroomai, usado sólo en
niño. El carácter conclusivo de los w . 39-40 es innegable. Hasta aquí apa- Tit 2, 14 y 1 Pe 1, 18 en el resto del nuevo testamento. Por último, el
rece Jesús como protagonista pasivo. Al estudiar Le 2, 41-52 veremos por evangelista utiliza en Heoh 7, 35 el término lutrótés (no se usa en el resto
qué Lucas añade esa perícopa al evangelio de la infancia. Adelantamos que del NT), libertador, aplicado a Moisés que realiza, elegido por Dios, la
«el primer gesto» («se quedó en Jerusalén», 2, 43) y «las primeras pala- liberación histórica de Israel, verdadera liberación histórico-salvifica.
bras» de Jesús (2, 49) lo señalan, por primera vez, como protagonista ac- 91. La literatura rabínica reconoce a siete profetisas en el antiguo
tivo. testamento: además de María y Débora, Sara, esposa de Abrahán; Ana,
362 Devolver el evangelio a los pobres Circuncisión y presentación de Jesús 363

jovencita había vivido siete años casada y luega viuda basta los 1, 68 y contexto, referido a la fuerza salvadora que es Jesús ( 1 , 69),
ochenta y cuatro» (2, 36-37). La tradición judeo-cristiana concede avala esta interpretación.
a las viudas un puesto relevante en el servicio de la comunidad 9 8 . Los w . 39-40, unidos a la escena de la presentación a través
Dada la edad avanzada de la profetisa Ana, algunos comenta- del v. 39a: «Cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del
ristas piensan que tendría como prototipo a Judit, que vivió ciento Señor», constituían el primitivo estribillo que hacía de conclusión
cinco años (Jdt 16, 23). Esta opinión es muy discutible, ya que la en el evangelio de la infancia. Dada su semejanza con los actuales
traducción más probable del texto lucano es la que refiere los versículos conclusivos de dicho evangelio (2, 51-52), nos detendre-
ochenta y cuatro años a la edad de Ana cuando se encontró con mos más en ellos al estudiar estos últimos versículos y su escena
Jesús, y no al tiempo de su v i u d e z " . correspondiente (2, 41-52).
La profetisa Ana es presentada, además, como un modelo de
la piedad israelita, tanto por la asiduidad en frecuentar el templo,
como por 'la expresión «sirviendo a Dios con ayunos y oraciones»
(Le 2, 37) 1 0 °.
Finalmente, Ana «hablaba del niño a todos los que esperaban
la liberación de Jerusalén» (2, 38). Hemos visto más arriba que
se trata de la liberación de Israel. Pero, ¿qué tipo de liberación pro-
pugna el texto?
Pienso que este pasaje, como tantos otros en el evangelio de la
infancia, tiene una doble vertiente: referido a los que esperaban,
en el momento histórico de Ana, la liberación del pueblo, tiene
un matiz eminentemente político, en la línea del mesianisrno triun-
falista, que constituyó la principal tentación de Jesús ('Le 4, 1-13).
En su perspectiva histórico-teológica, correspondiente al período
pospascual en que Lucas escribe, esta liberación se refiere al hombre
histórico, existencialmente marginado y oprimido. El hecho de que
el mismo término liberación (lutrósis) haya sido empleado en Le

madre de Samuel (1 Sam 2, 1); Abigaíl, esposa de David (1 Sam 25, 32);
Juldá (2 Re 22, 14) y Ester; cf. H. L. Strack-P. Billerbeck II, 140.
98. Cf. Jdt 8, 4-8; 16, 22 ss.; 1 Cor 7, 8-9.39-40; 1 Tim 5, 5-10; cf.
H. L. Strack-P. Billerbeck II, 141.
99. Sostienen que la edad de Ana es de 105 años y responde a un
cálculo artificial para parangonarla a Judit, E. Burrows, The gospel of the
infaney and other biblical essays, London 1940, 42; O. da Spinetoli, Intro-
duzione ai vangeli dell'infanzia, Brescia 1967, 88, nota 59, recoge la opinión
de Burrows, haciendo ver que los 84 años de viudez, más 14 previos al
matrimonio, más los 7 del matrimonio, suman los 105 años de Judit; G.
Leonardi, o. c, 232, nota 68, hace ver, con razón, la poca consistencia de
este cálculo: los 14 años antes del matrimonio son pura conjetura, sin
fundamento en el texto y los 84 años se refieren, con toda probabilidad, a
la edad total de Ana.
100. Sobre el tema de la oración y el ayuno como característicos de
la piedad judía, cf. Is 58, 1-6; Mt 6, 5-18; en lo tocante a la relación de
Ana con el templo, la expresión «no se apartaba del templo ni de día,
ni de noche», no quiere decir que Ana viviera en él, sino que su asistencia
era asidua; cf. J. Schmid, o. c, 113.
7
PROTAGONISMO DE JESÚS A LOS DOCE AÑOS
(LC 2, 41-52)

41
Sus padres iban cada año a Jerusalén por las fiestas de pascua.
42
Cuando Jesús cumplió doce años subieron a las fiestas ¡según la
costumbre, 43 y cuando éstas terminaron, se volvieron; pero el niño
Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. 44Estos,
creyendo que iba en la caravana, al terminar la primera jornada se
pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; 46y, como no lo
encontraban, volvieron a Jerusalén en su busca. 4e A los tres días lo
encontraron por fin en el templo, sentado en medio de los maestros,
escuchándolos y haciéndoles preguntas: 47todos los que lo oían que-
daban desconcertados de su talento y de las respuestas que daba.
48
A1 verlo se quedaron extrañados, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por
qué te has portado así con nosotros? ¡Mira con qué angustia te bus-
cábamos tu padre y yo!». 49E1 les contestó: «¿Por qué me buscabais?
¿No sabíais que yo tenía que estar en la casa de mi Padre?».
B0
Ellos no comprendieron lo que quería decir. 51Jesús bajó con ellos
a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba en su in-
terior el recuerdo de todo aquello. 52Jesús iba creciendo en saber,
en estatura y en el favor de Dios y de los hombres (Le 2, 41-52).

I. INTRODUCCIÓN

Hemos visto en la perícopa de la anunciación que el título


Hijo de Dios de Le 1, 35 ha de ser interpretado en sentido trascen-
dente estricto. Algunos pasajes privilegiados de la obra lucana
ofrecen, en efecto, en bandeja esta interpretación, ya que constitu-
yen como el clima que la hace posible. En este sentido hemos cons-
tatado que el título Hijo de Dios posee también un significado
trascendente en las perícopas del bautismo, transfiguración e inte-
rrogatorio de Jesús ante el Sanedrín. En todas estas narraciones exis-
366 Devolver el evangelio a los pobres Protagonismo de jesús a los doce años 367

ten significativos lazos de unión con la anunciación y, más en parti- una fuente a la base de dicha escena, como -por la impronta lucana
cular, con Le 1, 35. con respecto al vocabulario, expresiones literarias y contenido teo-
Le 2, 41-52, que cierra el evangelio de la infancia y contiene lógico.
las «primeras -palabras» profundas y misteriosas de Jesús, ¿no ava-
laría la interpretación trascendente de Le 1, 35?
El estudio de dicha perícopa ha compensado largamente esta
sospecha, ya que los resultados interesan un poco a todo el trabajo 1. Le 2, 41-52 y la fuente original del evangelio de la infancia
del tercer evangelista. Le 2, 41-52 es, en efecto, como un puente
entre el evangelio de la infancia y el resto de la obra lucana. Siendo En el evangelio de la infancia de Lucas, el paralelismo entre
esto ya un fruto apetitoso, no le va en zaga él haber podido esta- Juan y Jesús, que domina buena parte de las escenas, concluye en
blecer una profunda conexión literario-teológica entre Le 2, 4?-52 2, 39-40. El paralelismo literal entre estos versículos y Le 1, 80 es
y la anunciación (Le 1, 26-38). Los puntos culminantes de ambas innegable: a) «Bl niño {to de paidion) iba creciendo (éuxamen) y
perícopas (2, 49 y 1, 35) quedan, asimismo, íntimamente relaciona- su personalidad se afianzaba {ekrataiouto pneumatí)» (Le 1, 80a);
dos y se iluminan recíprocamente. b) «El niño (to de paidion) iba creciendo (éuxanen) y robustecién-
Las numerosas contraposiciones de Le 2, 41-52, entre las que dose (ekrataiouto), y adelantaba en saber» (Le 2, 40).
destacan las expresiones «tu padre», referido a José, y «mi Padre», ¿Terminaba, pues, originariamente el evangelio de la infancia
referido a Dios por Jesús, así como el carácter prefigurativo de la en Le 2, 40? El terreno es bipotético y los exegetas difieren en
pascua, que encierra dicha perícopa, a través de importantes y nu- sus opiniones. Así, P. Gáchter incluye Le 2, 41-52 en efi evan-
numerosos elementos, todo ello está, como veremos, a favor de ¡la gelio de la infancia. A nivel de fuente, considera la historia de
filiación trascendente de Jesús en Le 2, 49, confirmando así la in- Juan Bautista (Le 1, 5-25; 1, 57-80) completa en sí misma y más
terpretación dada a la expresión Hijo de Dios en Le 1, 35. La in- uniforme e independiente que la historia de Jesús (Le 1, 26-38;
comprensión y reflexión de María sobre la conducta y sobre las 1, 39-56; 2, 1-52) \ El paralelismo entre Juan y Jesús corres-
«primeras palabras» de su hijo, constituyen un elemento clave para ponde, según el citado autor, al nivel de la redacción 2 .
su recta interpretación. A. S. Geyser coincide con P. Gáchter sólo en considerar a
Por otra parte, así como el paralelismo- y contraposición entre Le 2, 41-52 como parte de la fuente primitiva. El paralelismo
Juan Bautista y Jesús se establecía entre los títulos mesiánico-cris- entre Juan y Jesús se encontraba ya a nivel de la misma fuente s ,
tológicos de éste y el carácter profético de aquél, quedando Le 1, que «contenía una historia paralela completa, incluyendo también
35 fuera de dicha comparación y contraste, de la misma manera, el en la historia de Juan el paralelo de Le 2, 41-52» 4 . Un poco
último paralelismo del evangelio de la infancia entre ambos perso- más adelante sugiere que si no existe la historia de Juan, paralela
najes, se establece a través de Le 1, 80 y 2, 39-40.51-52. El núcleo a la de Jesús, 2, 41-52, es porque Lucas la suprimió deliberada-
fundamental de la perícopa que nos ocupa queda fuera de dicho pa- mente B.
ralelismo; como en Le 1, 35, no hay punto posible de comparación. La verdad es que A. S. Geyser no aporta razón alguna en
Lucas quiere expresar la profunda 'personalidad de Jesús a través de favor de sus afirmaciones. Antes bien, parecen el fruto de su
un gesto relevante, «permaneció en Jerusalén», y por medio de sus perspectiva, cuando menos muy discutible, sobre los tres prime-
«primeras palabras»: «¿no sabíais que yo tenía que estar en la casa ros capítulos de Lucas: «Lucas no compuso los tres primeros ca-
de mi Padre?». pítulos de su evangelio, es decir, el evangelio de la infancia (!).
Si Lucas hubiera redactado personalmente esta perícopa (2, 41-
52) se podría deducir con mayor claridad y seguridad la intención
teológica del tercer evangelista, tanto -por los lazos de unión con
la anunciación, como por la conexión más directa entre Le 1, 35 y 1. P. GaGhter, María im Erdenleben, Innsbruck 1955, 52.
2, 49, puntos cullminantes de ambas narraciones. ¿Hay elementos 2. Ibid., 51.
suficientes para establecer una notable labor redaccional de Lucas 3. A. S. Geyser, The youth of John the Baptist: NT 1 (1956) 73.
4. Ibid.
en 2, 41-52? Parece que sí, tanto por la dificultad de establecer 5. Ibid., 74.
368 Devolver el evangelio a los pobres Protagonismo de Jesús a los doce años 369

El sólo los tradujo y, a juagar por el paralelismo ordenado y sis- desierto» (Le 1, 80b) hace alusión manifiesta a su vocación pro-
temático, prácticamente no los cambió» e . fética «en el desierto» (Le 3, 2). Del mismo modo, Le 2, 39
E. Burrows defiende, a su vez, la unidad entre Le 2, 22-39 y presenta a Jesús viviendo en Nazaret, ciudad de Galilea, donde
2, 41-52, en razón de la función eminente del templo en ambas comenzará su propia misión ('Le 4, 16 ss.).
perícopas 7 . S. Lyonnet 8 y R. Laurentin 9, sostienen también la El paralelismo Juan-Jesús es tan importante que señala no
opinión de E. Burrows. La función del templo es determinante sólo el final del evangelio de la infancia, sino también el comien-
para estos autores. zo del ministerio público de ambos personajes. Lucas hace esta
Para B. Rigaux, 2, 41-52 tendría relación tanto con el evan- conexión a través de su labor redaccional, ya que, en Le 3, 1 ss.
gelio de la infancia como con el resto del evangelio de Lucas, ya y 4, 16 ss., se pueden reconocer en Juan y Jesús, respectivamen-
que, si es verdad que «ciertos comentaristas <separan Le 2, 41-52 te, los personajes del evangelio de la infancia13. En efecto, en
del evangelio de la infancia, para considerarlo la primera mani- Le 3, 1-3 14, además del prólogo histórico, el evangelista hace
festación pública de Jesús» 10, también hay razones para sostener alusión explícita a Zacarías: «... Juan, hijo de Zacarías» (Le 3, 2;
su conexión con el resto del evangelio de la infancia n . cf. Le 1, 5 ss.); presenta a Juan con una fórmula típicamente
Por mi parte, creo que Le 2, 41-52 no formaba parte de la profética: «Vino la palabra de Dios sobre Juan» (Le 3, 2; cf. Le
fuente primitiva. Lucas lo incorpora en su obra a nivel de redac- 1, 76), y distingue entre el «desierto», donde Juan se había re-
ción definitiva, tanto 'por el valor del «primer logion» de Jesús, tirado (1, 80) y donde había recibido la llamada profética (3, 2),
2, 49, como por la conexión de la períeopa con el evangelio de y la región donde comenzó su misión: «recorrió toda la comarca
la infancia, y, como escena prefigurativa de los últimos aconteci- del Jordán» (3, 3).
mientos de Jesús en Jerusalén 12 . Del mismo modo Lucas, al describir el ministerio público de
En efecto, el paralelismo entre Juan Bautista y Jesús, tanto Jesús, lo presenta en Nazaret, donde había sido concebido ( 1 , 26-
en el evangelio de la infancia como al comienzo de la vida pública, 38), donde había vivido con José y María (2, 39) y donde pro-
existiría igualmente aunque se prescindiera de Le 2, 41-52. Es clama ahora el sentido fundamental de su misión, también profé-
decir, esta última períeopa no añade nada sustancial a dicha co- tica (4, 16 ss.) que tiene como campo inmediato Galilea. Lucas,
nexión y paralelismo. Así, la indicación de que Juan «vivía en el en 4, 22b, recuerda también la relación de Jesús con José (cf.
Le 1, 27.34-35).
Así pues, parece probable que Lucas ha introducido intenciona-
6. lbid., 73. Estas afirmaciones chocan hoy con la realidad de un
Lucas hábil en elaborar sus propias fuentes para sus fines teológicos. En damente 2, 41-52, que no pertenecería a la fuente original del
particular se puede comprobar su trabajo redaccional, como veremos a evangelio de la infancia, en su obra. ¿Con qué intención teológi-
continuación, a propósito de Le 2, 41-52, ya sea por el vocabulario lucano, ca? El ulterior desarrollo de este trabajo mostrará la función de
ya por la relación con el resto de su evangelio. 2, 41-52 en el evangelio de Lucas, así como su mensaje teológico.
7. E. Burrows, The gospel of the infaney and other blblicd essays,
London 1940, 4-6.
8. S. Lyonnet, J7 racconto dell'annunziazione: La Scuola Cattolica 82
(1954) 12 ss. 2. Le 2, 41-52, ¿es original de Lucas?
9. R. Laurentin, Structure et théologie de Luc I-II, Paris 1957, 31.
10. B. Rigaux, Témoignage de l'évangile de Luc, París 1970, 110. Hemos visto que una posible fuente escrita, como base de Le
11. Ibid. De las razones apuntadas, sólo parecen convincentes el para- 2, 41-52, es algo muy hipotético y conjetural. Por otra parte, va-
lelismo con Le 2, 39-40 y la identidad de los personajes en juego con el mos a constatar que tanto el vocabulario como algunas expresio-
resto del evangelio de la infancia.
12. El vocabulario, como se verá a continuación, es eminentemente nes literarias son netamente de cuño y sabor lucano. Hay, ade-
lucano. El tema es también diverso al resto del evangelio de la infancia. más, palabras y expresiones que tanto aquí como en el resto de
Jesús aparece por primera vez como protagonista activo (Le 2, 43.49). La
función de puente que Le 2, 41-52 realiza entre el evangelio de la infancia
y el resto de la obra lucana, quedará manifiesta al desarrollar estos temas. 13. B. Rigaux, o. c, 111, considera la introducción, Le 3, 1-2, sin
Los w . 51-52, que son actualmente el final del evangelio de la infancia, alguna relación con el evangelio de la infancia, ya que afirma: «En la
están redactados a la luz de los w . 39-40, que constituían probablemente sección siguiente se presenta a Juan como si no se le conociera».
el final del evangelio de la infancia antes de la redacción definitiva. 14. Cf. K. Aland, Synopsis quattuor evangeliorum, Stuttgart 1965, n.° 13.
370 Devolver el evangelio a los pobres Protagonismo de ]esús a los doce años VI

su obra, están cargadas de profunda significación teológica. Todo A dicho vocabulario hay que añadir la expresión exclusiva-
ello está a favor de la paternidad lucana de esta perícopa. Se ten- mente lucana, kata to ethos (según la costumbre, v. 42) 1 8 . O.
drá la impresión de que Lucas ha conocido el núcleo de la narra- Glombitza sostiene también la paternidad lucana de la expresión
ción por tradición oral, dándole pie para redactar una escena de «según la costumbre» (v. 42) contrapuesta por el evangelista a
profundo contenido teológico, que conectara el evangelio de la la expresión «cada año» (kat'etos, v. 4 1 ) w . Hay todavía expre-
infancia con el resto de su evangelio. siones que son preferentemente lucanas, tales como en tói con
Los principales argumentos que detectan la impronta lucana infinitivo20, kai egeneto (y sucedió que...) 2 1 , y en mesói (en me-
en Le 2, 41-52 son los siguientes: dio de) 2 2 .
R. Morgenthaler en su conocida obra 15, presenta un vocabu- B. van Iersel reconoce el cuño lucano de esta iperícopa al afir-
lario que considera, no sin razón, típicamente lucerno. Ahora bien, mar: «El texto de Lucas muestra huellas evidentes de haber sa-
un buen número de palabras de Le 2, 41-52 pertenecen a dicho lido de su pluma» 2S. El vocabulario y las expresiones típicamente
vocabulario: ginesthai (suceder, llegar a ser); dei (tener que, ser lucanas le llevan a admitir no sólo el que Lucas haya rehecho una
necesario); erótan (preguntar); etos (año); heuriskein (encontrar); fuente que ha encontrado en la tradición, sino también la posi-
zétein (buscar); hémera (día); Ierousalém (Jerusalén); mesas (en bilidad de que Lucas haya compuesto la escena 24.
medio de); poreuesthai (ir); pros (a, hacia); rema (palabra); hy- Así pues, el vocabulario y demás expresiones lucanas de Le
postrephein (volverse). 2, 41-52 permiten afirmar, cuando menos, una profunda labor
En 2, 41-52 hay, además, otra serie de palabras por las que redaccional por parte de Lucas.
Lucas siente predilección. La simple confrontación con los otros Por otra parte, Le 2, 41-52 contiene, como he dicho más
evangelistas y el resto del nuevo testamento es ya, de por sí, elo- arriba, algunos términos, que no sólo se destacan en la propia
cuente: iperícopa por el contenido religioso que encierran, sino que tienen
también un relieve especial en el resto de la obra lucana.
f Me ]n Le Hech NT Así el vocablo Jerusalén, 2, 41.43.45, es un verdadero lugar
gnóstos (conocido) — 2 2 10 1 teológico. Es decir, Lucas, en torno a esta palabra, construye «el
goneis (padres) 1 1 6 6 — 6 viaje de Jesús a Jerusalén» (Le 9, 51-19, 17) como bloque com-
ethos (costumbre) — 1 3 7 1 pacto y pieza central de su evangelio, con amplias resonancias
einai (inf.: estar) 6 8 3 23 20 65 teológicas. Jerusalén está unida, en ¡la obra lucana, a los principa-
existanai (maravillarse) . 1 4 — 3 8 1
hieron (templo) .1 9 10 14 25 1 18. Ibid., 10, afirma: «La frase kata to ethos es peculiar de Lucas en
nomizein (creer, pensar) 3 — — 2 7 3 el NT (cf. 1, 8; 22, 39)»; H. Schürmann, Jesu Abschiedsrede, Le 22, 21-
38, Münster 1957, p. 5, § 1, 2, b; cf. también, A. Deissmann, Bible studies,
Edinburgh 1901, 252.
He dejado aparte los términos anazéteó (buscar) y odynaomai 19. O. Glombitza, Der zwbífjahrige Jesús, Le 2, 40-52. Ein Beitrag
zur Exegese der lukanischen Vorgeschichte: NT 5 (1962) 1, nota 3.
(angustiarse), que se encuentran sólo en la obra lucana 16. 20. M. Zerwick, Graecitas bíblica, Romae 1960, 122, considera en
A. Plummer también considera el verbo hypomenó, con el tói con infinitivo típicamente lucano, debido al influjo de los LXX. Blass-
significado de «quedarse», «permanecer», exclusivo de Lucas " . Debrunner, Grammatik des neutestamentlichen Griechisch, Gottingen 1954,
n.° 404, hablando de esta construcción afirma que es típicamente lucana.
21. M. Zerwick, o. c, 122, reconoce la construcción del kai egeneto
introductorio y un verbo en forma finita como típicamente lucana, a imita-
15. R. Morgenthaler, Statistik des neutestamentlichen Wortschalzes ción de los LXX; cf. también en este sentido, Blass-Debrunner o. c, n.°
Zürich 1958, 181. 442.45.
16. Anazéteó, en Le 2, 44.45; Hech 11, 25; odynaomai, en Le 2, 48- 22. A. Plummer, o. c, 218-219, afirma que «Lucas siente predilección
16, 24.25; Hech 20, 38. por la expresión 'en medio de' (en mesói)», y cita como confirmación
17. A. Plummer, A critical and exegetical commentary on the gospel Le 2, 46; 8, 7; 10, 3; 21, 21; 22, 27.55; 24, 36; Hech 1, 15.
according to St. Luke, Edinburgh 1922, 75, cita también Hech 17, 14, en 23. B. van Iersel, The finding of Jesús in the temple: NT 4 (1960)
que se encuentra el verbo hypomenó con el mismo significado de «quedar- 166.
se», «permanecer». 24. Ibid., 167.
31Z. Devolver el evangelio a los pobres Protagonismo de Jesús a los doce años 373

les acontecimientos «alvíficos de Jesús y de la incipiente iglesia: Bautista; Jesús como protagonista principal; Juan, por ser figura
pasión - muerte - resurrección - ascensión - efusión del Espíritu de contraste, en la función de arrojar luz sobre Jesús. Estos dos
Santo - misión apostólica. Una sola palabra podría abarcar estos versículos están, en la redacción definitiva de Lucas, relacionados
aspectos de ¡su único misterio: la pascua. con Le 2, 41-52. En efecto, el v. 41 está conectado literariamen-
El término pareuesthai tiene también un relieve especial en te con los w . 39-40: a) la conjunción kai (y), une el v. 41 a los
Le 2, 41. Ante todo, este verbo es importante en la obra lucana. w . 39-40; b) el término eporeuonto (iban) lleva explícito, en el
Se puede afirmar que es una palabra predilecta de Lucas. Para mismo v. 41, el lugar a donde se dirigen. El lugar de partida está
ello basta un examen comparativo del número de veces que se implícito: es el «Nazaret» del v. 39; c) el pronombre autou de la
emplea este término en los demás evangelios y en el resto del expresión «sus padres», tiene como antecedente al niño del v. 40.
nuevo testamento:
Por otra parte, los vv. 51-52 están también relacionados lite-
raria y temáticamente con los vv. 39-40: a) literariamente cons-
Mt Me Le Hecb Jn NT
tituyen el marco en que se encuadra la narración (2, 41-50). Los
28 — 50 37 12 17 2B
vv. 39-40 son el punto de partida de la narración; los w . 51-52
son los versículos conclusivos de la misma 26 ; b) respecto al con-
En este caso no cuenta sólo lo cuantitativo. El verbo poreues- tenido, encierran ambos pasajes el tema del regreso a Nazaret:
thai es una palabra técnica de Lucas en relación al «viaje de Je- «se volvieron... a la ciudad de Nazaret» (v. 39); «Jesús bajó
sús a Jerusalén», que comienza en Le 9, 51. Allí consumará su con ellos a Nazaret» (v. 51); hablan, asimismo, del crecimiento
misterio pascual (Le 9, 51-53; 13, 33; 22, 22). de Jesús en términos de «sabiduría» y «favor de Dios» ( w . 40 y
Los restantes términos y expresiones que prefiguran la pascua 52). Lucas aplica estos dos términos exclusivamente a Jesús, en
y contienen un profundo sentido teológico son: «por las fiestas contraste con Juan Bautista. En efecto, Le 1, 80 y 2, 40 son
de pascua» (2, 41); «a los tres días» (2, 46); «en el templo» idénticos sólo hasta las palabras «y adelantaba en saber, y el
(2, 46); «tengo que estar en la casa de mi Padre» (2, 49), a la
favor de Dios lo acompañaba» (v. 40) que se aplican exclusiva-
luz de «en el templo» (v. 46) y del papel relevante del dei (tengo
mente a Jesús. El que la narración (2, 41-52) se cierre, conteniendo
que, v. 49); «en medio de los maestros» (v. 46, a la luz del v. 47).
sustaneia'lmente las mismas pallabras, no debe ser casual.
De lo expuesto, a manera de introducción, se deduce la im-
portancia del estudio de Le 2, 41-52 para iluminar la exégesis de El término sophia (saber) aparece como un don o cualidad
Le 1, 35. El hecho de que este versículo sea redaccional y Le 2, activa en Jesús; charis (favor), por el contrario, le pertenece pa-
41-52 tenga todos los visos de haber salido de la pluma de Lucas, sivamente, en cuanto es objeto de la benevolencia divina.
da mayor relieve a la argumentación, ya que tanto la conexión li- La división más dará de Le 2, 41-52, tal como ha llegado hasta
terario-teológica entre Le 1, 26-38 y 2, 41-52, como el paralelis- nosotros, parece la determinada por las diversas funciones literarias:
mo de contenidos entre Le 1, 35 y 2, 49 tienen mayor fuerza e
a) Le 2, 41-48a.50: Estos versículos constituyen una narra-
intencionalidad.
ción cuyo centro es un gesto importante de Jesús: «Se quedó...
en Jerusalén» (v. 43), «en el templo» (v. 46). El v. 50, como se
3. Unidad literaria de Le 2, 41-52 verá más adelante, hace alusión, no sólo a las palabras de Jesús

Le 2, 39-40 eran, probablemente, los versículos conclusivos


del evangelio de la infancia cuyos protagonistas son Jesús y Juan 26. Al afirmar la función de estos versículos en relación a Le 2, 41-
52, no niego el carácter conclusivo de los vv. 39-40 respecto a lo anterior, y
de los w . 51-52 respecto a todo el evangelio de la infancia. Es más, el
25. En la estadística de la palabra poreuesthai no he incluido los tex- hecho de que los vv. 39-40 sean, al mismo tiempo, conclusión del evan-
tos inciertos. Así, por ejemplo, en Me 9, 30 parece seguro el término gelio de la infancia e introducción de Le 2, 41-52, puede hacer sospechar
pareporeuento, cf. K. Aland, The greek new testament, Stuttgart 1968, ad sobre la posible relación entre esta perícopa y el resto del evangelio de la
Me 9, 30. Los otros tres textos de este evangelista, Me 16, 10.12.15, per- infancia. El carácter conclusivo global, y no sólo particular, de los vv. 51-
tenecen a lo que hoy se considera adición tardía al evangelio de Marcos. 52, apunta también en esta misma dirección.
J / f Devolver el evangelio a los pobres
Protagonismo de ]esús a los doce años 375
(v. 49) sino también a su gesto de quedarse en Jerusalén (v.
43) 27. una suposición, «creyendo» (v. 44), dando, en seguida, paso a la
inquietud y a la búsqueda angustiosa ( w . 44-45).
b) Le 2, 48b-49: Estos versículos constituyen, dentro de la La pregunta de María, «¿por qué te has portado así con
narración, un diálogo entre María y su hijo. El centro de interés nosotros?» (v. 48), refleja la incomprensión de lo acontecido. La
es, de nuevo, Jesús que pronuncia sus «primeras palabras». Este madre de Jesús ha pasado de la ignorancia del hecho a la inquie-
diálogo es, con toda probabilidad, el punto culminante de toda tud de la incomprensión. Llegada la narración a este punto, ella
la perícopa 28. sabe que su Hijo se ha quedado voluntariamente en Jerusalén,
pero no sabe por qué se ha quedado.
c) Le 2, 51-52: Son los versículos conclusivos de la narra-
El «¿por qué te has comportado así con nosotros?», es un
ción. En ambos versículos sigue siendo el centro Jesús. De él se reproche, suavizado cuanto se quiera por el dolor y la angustia
afirma: «les estaba sometido» (v. 51) y «crecía en sabiduría... y de los tres días de búsqueda, pero es un reproche. La pregunta
gracia» (v. 52). de María pone de manifiesto, en primer plano, la relación de
Jesús con ellos y la angustia causada por «su pérdida». Las ra-
zones que hubieran podido inducir a Jesús a quedarse en Jerusa-
II. Le 2, 48b-49, PUNTO CULMINANTE DE LA ESCENA lén, deberían haber tenido en cuenta esta situación dramático-
afectiva de José y de María 29.
Los vv. 48b-49 constituyen la parte narrativo-dialogal. El diá- Dicho en otras palabras: puestas en el platillo de una balanza
logo entre María y su hijo encierra, con los principales puntos las razones para que Jesús se hubiera ido con ellos a Nazaret
de contraposición, el mensaje fundamental de la narración. —eran sus padres y además hubiera debido prever la congoja
María, ai encontrar a Jesús después de tres días «en el tem- que les habría ocasionado— y el motivo, para ellos desconocido,
plo» (v. 46), sentado en medio de los doctores (v. 46), compren- por el que se quedó en Jerusalén, María, atribulada, se inclina
de 'que no se trata de una pérdida casual, sino intencionada por por él peso de su propio platillo, y, por eso, su pregunta tiene
parte de su hijo. La intencionáiíidad ha sido subrayada por Lu- visos de reproche.
cas en el v. 43: «el niño Jesús se quedó en Jerusalén». Tanto En el texto griego se percibe claramente lo dramático del
más que esta afirmación está en contraste con la actitud de José «¿por qué te has comportado así con nosotros?» (v. 48a) y este
y María, expresada en un «crescendo» que, dominado por la ig- dramatismo queda confirmado en el v. 48b. El v. 48a alude di-
norancia de lo acaecido, «sin que lo supieran» (v. 43), parte de rectamente al hecho narrado en el v. 43, «se quedó el niño Jesús
en Jerusalén», admitiéndolo como algo intencionado por parte
27. En esta sección de la perícopa no es fácil determinar el sujeto del de Jesús.
idontes (al verlo) y de exeplagésan (se extrañaron), en el v. 48a. Desde Lucas ha descrito con pinceladas magistrales la escena. Llega-
el punto de vista temático, el v. 48a estaría unido al v. 46, siendo José y dos a este punto de la narración, cualquier padre o madre de fa-
María el sujeto de estos verbos. Esta parece ser la conexión que establecen
P. Benoit-M. E. Boismard, Synopse des quatre évangiles I, París 1972, milia estaría psicológicamente de parte de María. Es más, en un
§ 18, p. 12, a juzgar por la traducción: «Y habiéndolo visto, se quedaron plano meramente humano, no se puede reprochar nada a María
admirados, y su madre le dijo»...; de la misma opinión es A. Plummer, y a José por su comportamiento en lo acaecido. Hasta aquí se han
o. c, 11. Desde el punto de vista gramatical, parece preferible referirlo al movido en un plano normal de relaciones humanas, pero no han
término pañíes (todos) del v. 47, ya que el sujeto del v. 46 queda dema-
siado lejos; B. van Iersel, o. c, 169, admite la conexión temática, pero trascendido ese plano. Los principales elementos de Le 2, 48b
prevé la dificultad sintáctica: «Con razón se afirma generalmente que este lo confirman.
versículo se refiere a sus padres. Pero parece que no se es suficientemente
consciente de que la sintaxis no permite tal interpretación. El único camino
para salvar esta dificultad es prescindir del v. 47».
28. Para B. van Iersel, o. c, 170, el v. 49 era originariamente el único 29. Pero lo moralizante no entra directamente en esta narración. En
punto de interés de esta narración. El v. 47 es tardío y causa dificultades ella juega un papel importante lo psicológico, para poner de relieve la in-
en la sintaxis (p. 169). El difícil establecer quién lo introdujo en la na- tención teológica de Lucas. Como dice J. Dupont, Jésus a douze ans:
rración (pp. 170-171). Assem. du Seigneur 14 (1961) 25, hay que pensar que Lucas es más un
teólogo que un moralista.
uevoiver el evangelio a los pobres Protagonismo de Jesús a los doce años 377

En efecto, María se expresa delante de los doctores de la ma- Padre. Estas y otras contraposiciones, que forman la dialéctica
nera normal con que la gente lo hacía. Los paisanos de Jesús lo interna de la perícopa, constituyen el marco adecuado para la
creían hijo de José (Le 4, 22b) y esta creencia es compartida de comprensión de las «primeras palabras» de Jesús, núcleo funda-
manera general por cuantos conocen a Jesús, «siendo hijo, según mental de la narración.
se creía, de José» (Le 3, 23). El mismo evangelista, que conoce el La contraposición más saliente y, sin duda, la más importante
misterio de la concepción virginal (Le 1, 34 ss.), habla de José y es la establecida entre «tu padre» (v. 48) en boca de María, y
María según la común estimación, ya que los llama «sus padres» «mi Padre» (v. 49) en labios de Jesús. Esta contraposición no
(v. 41) 3 0 . bastaría, de por sí, para interpretar las «primeras palabras» de
La perspectiva de la expresión «tu padre y yo» (v. 48) es ia Jesús en sentido trascendente estricto, ya que podrían hacer alu-
perspectiva humana de la convivencia ordinaria en Nazaret. Esta sión a su concepción virginal (Le 1, 35). La incomprensión de
interpretación queda confirmada por el participio «angustiados» José y María (v. 50) jugará un papel importante, como veremos,
y el verbo «buscar». En efecto, ambos verbos recalcan la preocu- en la interpretación trascendente de dichas palabras.
pación y el dolor moral ante lo que dios creían la pérdida for- La segunda contraposición, en estrecha relación con la ante-
tuita del niño. Con la expresión «¡mira con qué angustia te buscá- rior, se establece entre, «en la casa de mi Padre» (v. 49, que
bamos!» (v. 48b) en labios de María, ei evangelista pone punto está en íntima relación con «en el templo», v. 46, y con «Jeru-
final al drama de José y de María, expresado con el mismo verbo salén», v. 43), y la casa de José y María en Nazaret (vv. 39 y 51).
«buscar» (zéteó) en los vv. 44-45. El participio «angustiados» es El concepto de casa está implícito en estos dos versículos: «se
la radiografía de su estado de alma durante los tres días de la volvieron a su ciudad de Nazaret» (v. 39) y «Jesús bajó con ellos
penosa búsqueda. No hay ningún elemento abierto a la trascen- a Nazaret» (v. 51). Por eso la contraposición se establece no sólo
dencia. entre «la casa de mi Padre» 32 y «la casa de José en Nazaret»,
Las «primeras palabras» de Jesús están articuladas en forma sino también entre Jerusalén y Nazaret.
interrogativa y encierran un carácter admirarvo (v. 49a); Jesús, En la tercera contraposición se subraya, como fundamental,
utilizando el mismo verbo que emplea Lucas, primero en la na- la obediencia de Jesús a su verdadero Padre: «siguió bajo su au-
rracción y luego en labios de María, inicia la contraposición y se toridad» (v. 51) es la expresión de su obediencia explícita y con-
sitúa en un plano más elevado, como lo confirmará su segunda tinua 3íi en relación a María y a José. «Tengo que estar en la
pregunta. «¿Por qué me buscabais?» se podría parafrasear libre- casa de mi Padre» (v. 49) encierra también, como veremos, la ac-
mente: ¿por qué esa angustia y congoja?; ¿por qué no trascen- titud de obediencia de Jesús a su verdadero Padre.
déis el plano de las relaciones humanas? Pero el contraste más instructivo reside, sin duda, en la liber-
Con una nueva interrogación, retórica y enfática, ya que equi- tad y voluntariedad del gesto de Jesús: «se quedó en Jerusalén»
vale a una auténtica afirmación31, «¿no sabíais que tengo que (v. 43), por una parte, y la creencia de una pérdida casual, por lo
estar en la casa de mi Padre?» (v. 49b), Jesús expresa la relación que se refiere a José y María, por otra. Este contraste alcanza su
con su verdadero Padre. mayor intensidad en la intencionalidad con que Jesús realiza ditího
Ahora bien, las palabras de Jesús están en neta contraposi- gesto: «tengo que estar en la casa de mi Padre» (v. 49) y en la
ción con las de su madre, en lo referente a las relaciones con su imcomprensión del hecho y su alcance por parte de los padres
de Jesús: «Hijo, ¿por qué te has comportado así con nosotros?»
30. Sea cual sea el origen de la fuente, si se acepta que ha sido in- (v. 48).
corporada por Lucas al evangelio de Ja infancia, y dada su labor redaccio-
nal sobre ella, hay que admitir honradamente que Lucas no vio contradic-
ción entre la concepción virginal, Le 1, 34 ss. y estos pasajes. La aparente 32. A pesar de que hay un asentimiento cada vez mayor en favor de
contradicción tiene, como se verá, su explicación en la dialéctica interna de la traducción «en casa de mi Padre», no faltan los que defienden la otra
la perícopa y en la relación de ésta con el resto de la obra lucana, sobre posibilidad: «en las cosas de mi Padre», cf. E. R. Smothers, A Note on
todo, con el evangelio de la infancia. Luke 2, 49: HarvTheolRev 45 (1952) 67-69.
31. J. Dupont, o. c, 37, afirma: «Es necesario, dei, es absolutamente 33. M. Zerwick, Analysis philologica NT graeci, Romae 1960, v. 51,
necesario; sus padres hubieran debido saberlo, porque no podía ser de subraya el significado de duración en la construcción én hypotassomenos
otra manera». (les estaba sometido).
i/a Devolver el evangelio a los pobres protagonismo de Jesús a los doce años 379

La incomprensión de María y José del gesto.de Jesús y, so- a una sola de tipo global: María y José, no obstante la concep-
bre todo, de «sus primeras palabras», está expresada gradualmen- ción virginal 86 , se mueven en un plano meramente humano, mien-
te en la narración y es de gran relieve teológico. El «crescendo»' tras que Jesús se sitúa en un plano trascendente. Con mayor pre-
de la incomprensión es claramente perceptible: a) Jesús se queda cisión se podría afirmar que la contraposición se establece entre
deliberadamente en Jerusalén (v. 43) y ellos desconocen el 'hecho: lo que José y María han comprendido de la personalidad de su
«sin que lo supieran sus padres» (v. 43b); b) José y María, al hijo, por una parte, y la manifestación que Jesús hace de su
encontrar al niño en el templo, no comprendieron el hecho: propia personalidad, por otra 37 .
«¿por qué te has comportado así con nosotros?» (v. 48); ahora José y María le han buscado angustiados porque desconocían
bien, esta pregunta revela que María ha comprendido que su Hijo la profundidad de la relación de Jesús con su verdadero' Padre.
se ¡ha quedado intencionadamente; c) dicha incomprensión queda Y esto, no sólo después de haberse quedado Jesús en Jerusalén
confirmada en la respuesta de Jesús, tanto por la expresión: «¿por (v. 43) 'sino también después de sus «primeras palabras» (v. 49).
qué me buscabais?», como por la segunda pregunta: «¿no sa- Sólo Jesús manifiesta con claridad su relación y deberes para con
bíais que tengo que estar en la casa de mi Padre?» (v. 49); d) Lu- su verdadero Padre.
cas en el v. 50 afirma categóricamente la incomprensión de Ma- Así pues, estas contraposiciones son fundamentales para ayu-
ría y de José, conectándola sobre todo, como veremos, con las dar a comprender el significado y alcance de las «primeras pala-
«primeras palabras» de Jesús: «'Ellos no comprendieron lo que bras» de Jesús 38 , que son, como veremos, la revelación de su
quería decir». filiación trascendente y de su deber fundamental para con su
La objeción de que a una pregunta negativa en estilo directo Padre.
(v. 49b) debería corresponder una respuesta afirmativa y no ne-
gativa (v. 50) 3 4 , carece de consistencia en este caso. En efecto,
el v. 50 no es una respuesta en estilo directo, dialogal, sino una III. LC 2 , 4 1 - 5 2 Y EL RESTO DEL EVANGELIO DE LA INFANCIA
anotación del hagiógrafo. Además, dado que el v. 49 encierra la
admiración de Jesús ante la incomprensión de sus padres, el ver- Aunque las contraposiciones ya mencionadas forman la tra-
dadero significado del «¿no sabíais que tengo que estar en la casa ma de la perícopa y orientan fundamentalmente el significado de
de mi Padre?», es «deberíais saber»... 35. Le 2, 49, no son, sin embargo, el único elemento. Le 2, 41-52 es,
Así las cosas, el v. 50 establece el punto más alto del .contraste como hemos visto en la introducción, de neto cuño y sabor lu-
entre la voluntariedad e intencionalidad de Jesús, por una parte, cano y tiene, por lo tanto, contacto no sólo con el resto de su
y la incomprensión de María y José, por otra. Esta contraposi- obra, sino también con el resto del evangelio de la infancia y, so-
ción entre los w . 49 y 50 será, como veremos, fundamental para bre todo, con la perícopa de la anunciación. Esta conexión es,
comprender la profundidad de las «primeras palabras» de Jesús. pues, valiosa para interpretar el alcance de las «primeras pala-
Las anteriores contraposiciones se podrían reducir a un sen- bras» de Jesús.
cillo esquema: Mi Padre, referido a Dios, en boca de Jesús; tu
padre, aplicado a José, en labios de María. Jerusalén, contrapues-
to a Nazaret. Casa de mi Padre (explícito); casa de «su padre» 36. Como se verá más adelante, la concepción virginal de Jesús no pre-
(implícito). Obediencia a su Padre (destacada como algo priorita- supone necesariamente su condición trascendente, aunque de hecho, vayan
unidas.
rio); obediencia a sus padres (relativizada por el contexto). Vo- 37. No hay que olvidar que la intención fundamental del evangelista
luntariedad e intencionalidad de Jesús; incomprensión de José y en el evangelio de la infancia es la de mostrar la personalidad de Jesús,
María. por medio del contraste con Juan Bautista. Pero cuando se llega a los pun-
tos teológicamente más elevados del evangelio de la infancia y se trata de
Todas estas contraposiciones se pueden reducir, en realidad, mostrar la verdadera personalidad trascendente de Jesús, cesa el paralelis-
mo con Juan Bautista (Le 1, 35; 2, 49).
38. La traducción «en casa de mi Padre» es segura. Así la entendie-
34. Cf. J. B. Cortes-F. M. Gatti, Jesús first recorded words: Maria- ron unánimemente los padres griegos. Las traducciones modernas se orien-
num 32 (1970) 409. tan masivamente por ella. Para ambas apreciaciones, cf. J. B. Cortes- F. M.
35. J. Dupont, o. c, 37. Gatti, o. c, 404, n. 2.
ÍHV Devolver el evangelio a los pobres Protagonismo de Jesús a los doce años 381

Dado que 1, 26-38 expresa la concepción virginal y contiene


1. Relación entre he 2, 41-52 y 1, 26-38 la trascendencia de Jesús, por una parte, y que Le 2, 48-49 ex-
presa su trascendencia y contiene también la concepción virginal,
La contraposición entre «tu padre» (v. 48) referido a José, por otra, cabe preguntarse si ambos conceptos —trascendencia y
en labios de María, y «mi Padre» (v. 49) en boca de Jesús, es concepción virginal— van necesariamente unidos.
tan evidente e importante en la perícopa, que, sea cual sea la Hipotéticamente Jesús habría podido ser concebido virginal-
prehistoria de esta narración, pertenece actualmente a la intención mente, por intervención especiad del Espíritu Santo, sin que por
y al mensaje lucano. Ahora bien, existe una contraposición seme- eso fuera Hijo de Dios en sentido trascendente. De hecho, de ia
jante, e igualmente central, en Le 1, 26-38: José, desposado con narración de la concepción virginal de Jesús en Mateo, no se
María ( 1 , 27) no es el verdadero padre del niño, que es concebido puede deducir que Jesús sea Hijo de Dios en sentido estricto.
por el Espíritu Santo (1, 34-35). Esta afirmación pertenece igual- En el mismo evangelio de Lucas hay exegetas modernos que
mente al mensaje lucano, ya que constituye el punto más alto de atribuyen a la expresión Hijo de Dios en Le 1, 35 él valor de
su propia perícopa. un título meramente mesiánico, como a los títulos de los vv. 32-
José tiene en ambas escenas la función de establecer una clara 33.
contraposición. En Le 1, 26-38 para dejar de manifiesto la con- Lo contrario, siempre en línea hipotética, sería también váli-
cepción virginal. En 2, 41-52 para poner en evidencia la tras- do: Jesús habría podido ser Hijo de Dios en sentido trascendente,
cendencia de Jesús. En Le 1, 26-38 José no es el padre de Jesús, sin la necesidad de haber sido concebido virginalmente. De he-
ya que es concebido por obra del Espíritu Santo. En 2, 41-52 cho, sin embargo, van unidas en la persona de Jesús el carácter
tampoco es el padre de Jesús, porque su verdadero Padre es Dios. virginal de su concepción y su condición de Hijo de Dios en sen-
Ambas perícopas son, además, complementarias y se iluminan tido estricto.
mutuamente en el contenido. Le 1, 26-38 habla directamente de
la concepción virginal y, unido de hecho a ella, de la trascenden-
cia del engendrado. Por el contrario, 2, 41-52 habla directamente 2. María, hilo conductor en el evangelio de la infancia
de la trascendencia de Jesús, pero incluye también, a través de la
Es verdad que el evangelio de la infancia es eminentemente
contraposición entre José y su verdadero Padre, el hecho de la
cristológico. El papel de protagonista principal le corresponde a
concepción virginal que Lucas da por sabido y presupone en el
Jesús. Pero no es menos verdad que María realiza un papel pre-
lector 39.
ponderante, que podemos llamar también de protagonista, com-
parada con el resto de los personajes.
39. La común objeción de que Le 2, 48 contradice a Le 1, 34-35, Que María tiene un papel de protagonista en Le 2, 41-52 es
puede constituir verdadera objeción sólo para el que quiera establecer una
comparación entre estos versículos, aislados de sus propios contextos. Ni se evidente: aunque Lucas emplea al comienzo la palabra goneis
puede separar Le 2, 48 de 2, 49 y contexto, para su interpretación, ni Le
1, 35 del contexto de su propia perícopa. Señalan una cierta contraposi- do el cuidado y la precisión de Lucas en elaborar sus fuentes, se podría
ción, con diversos matices, entre Le 2, 48 y 1, 34-35: H. Schürmann, o. c, afirmar que no le pudo pasar desapercibido el tema de la concepción vir-
61; B. Rigaux, o. c, 110; B. van Iersel, o. c, 164; por ello llama la aten- ginal, tan central en Le 1, 26-38, al redactar 2, 41-52; R. Laurentin, no
ción que en la nota 5, escriba: «Hasta ahora no se ha probado convincen- sólo no ve contradicción entre Le 2, 48 y 1, 34-35, sino que el contraste
temente que este episodio excluya el nacimiento virginal de Jesús». Estoy entre 2, 48 y 2, 49 le lleva a ver en este último versículo la filiación tras-
de acuerdo con esta última observación, pero no veo cómo la pueda com- cendente: «Que no hay tal contradicción entre 2, 48 y 1, 34-35, lo prueba
paginar con la anterior; P. Gachter, Der Verkündigungsbericht, Lk 1, 26- el hecho de que 2, 49 insiste, a manera de conclusión, sobre la filiación
38: ZKTh 91 (1969) 323; me parece, sin embargo, que la respuesta global trascendente, oponiéndola precisamente a la filiación a nivel de relaciones
a estas objeciones hay que buscarla en la metodología. Los citados autores humanas»: Jésus au temple, París 1966, 76; tampoco ve contradicción
parecen moverse, en Le 2, 41-52, ¡a nivel de la fuente primitiva e inde- J. K. Elliot; el detalle de los doce años de Jesús le parece simbolice* y
pendientemente del resto del evangelio de la infancia. Pero ya hemos visto relevante. A esta edad el niño judío se hacía hijo de la ley; a esta misma
que esto es muy problemático y que la labor redaccional de Lucas en esta edad, Jesús manifiesta ser Hijo de Dios: «Dios es su verdadero Padre.
perícopa es tan notable que se puede poner en entredicho una posible fuen- Es de notar la significativa yuxtaposición de patér (padre) en el v. 48 y
te escrita. Parece, pues, recomendable para una exégesis que merezca ga- 49»: Does Lk 2, 41-52 anticípate the resurrection?: The Expos. Times 83
rantía, moverse a nivel de la redacción actual. Esto supuesto, y conocien- (1971) 88, col. 2.
)>S¿ Devolver el evangelio a los pobres Protagonismo de Jesús a los doce años 383

(padres, v. 41) y, por tanto, los protagonistas de esta parte na- complementario. Es decir, en ambos diálogos se contiene: a) la
rrativo-descriptiva son María y José, a partir del encuentro con paternidad de Dios en relación a Jesús; >b) la trascendencia del
Jesús, María pasa con él al primer plano. hijo de María; c) su concepción virginal por obra del Espíritu
Ella comienza el diálogo, que es la parte central de la períeopa, Santo.
y lo realiza sola con Jesús ( w . 48-49). De nuevo queda englobada La aceptación de María por la fe (Le 1, 38) y su reflexión
María con José, tanto en el v. 50 (incomprensión de los padres aceptando el misterio de su hijo (Le 2, 51b) son también dos
de Jesús), como en el v. 51a (obediencia que les rinde su hijo). puntos semejantes entre ambas narraciones, aunque el segundo
Pero vuelve a emerger la figura de María que reflexiona sobre los no pertenezca a la parte dialogal de su narración 40 .
hechos y las «primeras palabras» de Jesús (Le 2, 51b). En tercer lugar, hay que destacar la actitud de fe de María,
En la anunciación pasa otro tanto. El ángel es enviado a Ma- como hilo conductor del evangelio de la infancia. Por ser actitud
ría (v. 27) que es invitada a la alegría mesiánica (v. 28), trata de de fe, encierra y expresa, según los diversos pasajes, ora la acep-
comprender el alcance del anuncio (v. 29b) y es tranquilizada por tación, ya la entrega, ya la búsqueda o la reflexión. No parece
el ángel, -por ser objeto de la benevolencia divina (v. 30). María casual, antes bien lo estimo parte del mensaje lucano, el hecho de
concebirá un hijo que será el Mesías ( w . 31-33). Ella misma le que, en los tres momentos de mayor relieve teológico en el evan-
impondrá el nombre (v. 31b). Los w . 34-38, dominados por el gelio de la infancia, Lucas presenta a María, ante todo, como una
diálogo iniciado por María (v. 34), constituyen el centro de la creyente.
períeopa. Contienen su concepción virginal por obra del Espíritu En Le 1, 35 el ángel no sólo anuncia a María que concebirá
Santo, el carácter trascendente del niño (v. 35) y la aceptación por obra del Espíritu Santo, sino que también le habla de lia acti-
explícita de lo anunciado por el ángel (v. 38). vidad del Padre y de la verdadera personalidad del niño: «será
En la .períeopa de la visitación (Le 1, 39-45) la iniciativa es llamado Santo, Hijo de Dios». María acepta todo lo anunciado
también de María (vv. 39-40). Isabel, bajo la acción del Espíritu por el ángel por la fe. En su acto de fe entra la convicción de que
Santo, exclama: «¡Bendita tú entre las mujeres!» (v. 42) y «¡Di- Dios puede realizar el que día conciba virginalmente, y el que su
chosa tú que has creído!» (v. 45) y habla de ella como «la ma- hijo sea lo que Dios le ha anunciado por el ángel. La palabra
dre de mi Señor» (v. 43). María, como protagonista de estos rema, en los vv. 37 y 38, hace alusión a las palabras del ángel
acontecimientos, proclama la grandeza del Señor (Le 1, 46-55). ( w . 35-36), recalcando su contenido saivífico más profundo, ya
En la períeopa del nacimiento de Jesús (Le 2, 1-7), María que el vocablo rema en el evangelio de la infancia equivale al dá~
vuelve a ser protagonista de la parte central de la narración. En bar hebreo, englobando así la palabra y el acontecimiento41.
la revelación de los ángeles a los pastores (2, 8-20), María es el
único personaje que aparece reflexionando sobre el contenido
esencial de dicha revelación, es decir, sobre los títulos dados por 3. «Ellos no comprendieron lo que quería decir» {Le 2, 50)
el ángel a su Hijo: Salvador, Mesías, Señor (2, 11). En la perí- ¿Comprendió María la verdadera personalidad de su hijo,
eopa de la presentación de Jesús en el templo, Simeón, después desde el momento de su concepción? Creo que si no poseyéra-
de haber profetizado sdbre Jesús (2, 29-32) profetiza también mos, para zanjar la cuestión, más que Le 1, 38, no podríamos
sobre María (2, 34-35).
afirmar que María aceptó el misterio de su hijo sin comprenderlo
Es de notar, a manera de conclusión de este punto, que, fue-
ra del evangelio de la infancia, María no aparece con papel de
protagonista en la obra lucana. 40. En ambas perícopas hay, además, palabras o expresiones que, en
su conjunto, iluminan y refuerzan la conexión: rema (palabra, acontecimien-
Hay otro punto que pudiera pasar desapercibido, y que tiene to), Le 1, 37.38; 2, 50: remata (palabras, acontecimientos); suggenis (parien-
cierto relieve: el mensaje cristológico, centro de las dos perícopas, te), Le 1, 36 (sólo aquí en todo el nuevo testamento); suggeneusin (parientes),
se encuentra en el diálogo que inicia María; en Le 1, 34 ss., con Le 2, 44 (sólo aquí en toda la obra lucana), charin para tói theói (Dios te ha
él ángel; en 2, 48-49, con su propio hijo. El contenido de estos concedido su favor), Le 1, 30, referido a María; chariti para theói (iba
creciendo... en el favor de Dios), referido a Jesús; texéi buion (darás a
diálogos (lo hemos visto ya en parte y lo veremos de forma com- luz un hijo), Le 1, 31; teknon (hijo), Le 2, 48; Nazareth, Le 1, 26 y 2, 51.
pleta en la conclusión de este capítulo), es semejante y ciertamente 41. Cf. 1, 37.38.65; 2, 15.17.19.29.50.51.
384 Devolver el evangelio a los pobres Protagonismo de Jesús a los doce años 385

en toda su profundidad. Pero hay otras indicaciones que pueden La fe de María se expresa aquí como meditación y reflexión
arrojar luz sobre este problema. constantes. El sentido obvio es que María, a través de la reflexión,
En efecto, en Le 2, 8-20, lo anunciado también por el ángel iba comprendiendo cada vez mejor el misterio desconcertante de
sobre el niño a los pastores, se resume en la expresión: to rema su propio h i j o 4 4 . El texto es inequívoco: el objeto de su reflexión
to gegonos (literalmente: «el acontecimiento ése que ha sucedi- es la expresión ta remata tauta, es decir, las palabras del ángel y
do») del v. 15 4 a , repetido en el v. 17: « . . . sobre el acontecimien- los acontecimientos protagonizados por Jesús.
to {rema) que le habían anunciado». Ahora bien, aquí, lo mismo El paralelismo entre 1, 38 y 2, 19, como respuesta de María,
que en Le 1, 35, los títulos que corresponden al niño: Salvador, en escenas complementarias y paralelas en cuanto al núcleo fun-
Mesías, Señor (2, 11) son parte esencial de lo anunciado por el damental, aconseja interpretar el 1, 38 también en esta línea de
ángel. En contraste con la admiración de los oyentes, ethaumasan fe; significaría la aceptación plena del misterio de su hijo, así
(se admiraban, v. 18), de María se afirma: «María, por su parte, como su gradual comprensión.
conservaba el recuerdo de todo esto meditándolo en su interior» En 2, 41-52 la situación es semejante a las anteriores. El mis-
(v. 1 9 ) 4 S . terio de Jesús a través de su gesto, 'quedarse en Jerusalén (v. 43)
La situación es semejante a la de Le 1, 35-38. E n el centro y de «sus primeras palabras» (v. 49) forman el -núcleo funda-
está el misterio del niño, anunciado por el ángel a María o a los mental de la perícopa. Sólo que aquí Jesús es, por primera vez,
pastores (Le 1, 35; 2, 11). La respuesta de María ante estos protagonista activo y, al revelar lo esencial de las relaciones con
anuncios y acontecimientos es la misma en las dos perícopas: una su Padre, se revela a sí mismo. Sus palabras hacen relación al
respuesta a través de la fe ( 1 , 38; 2, 19), incluso utilizando la gesto de permanecer en Jerusalén, confirmándolo y explicando su
misma palabra rema. significado. Todo esto es lo que no entendieron María y José:
No obstante, hay aquí un elemento nuevo que ayuda a in- «Ellos no comprendieron lo que quería decir» (v. 50). El verbo
terpretar la fe de María en relación a su hijo. En la anunciación, laleó (hablar, decir) alude a las palabras que acaba de dirigirles
María era también protagonista en sentido activo, por ello ex- Jesús. El hecho de volver a usar el término rema, como en las
presó su fe asintiendo a lo anunciado por el ángel; aquí María, perícopas anteriores, apunta en dirección de un acontecimiento
por el contrario, es protagonista en sentido pasivo. Procura com- saivífico que está a la base. La palabra rema posee de nuevo el
prender lo anunciado por el ángel a ios pastores y trata de re- significado pregnante del dábar hebreo.
conciliarlo con la paradójica sencillez y pobreza de la cotidiana Así pues, el v. 50 afirma que María y José no entendieron el
realidad de su hijo. La expresión de su fe en et v. 19 es sufi- gesto de Jesús de quedarse en Jerusalén (v. 43), ni la razón por
cientemente indicativa. El imperfecto «conservaba» indica una él aducida para justificar su conducta (v. 49). Aparece, por tanto,
acción progresiva, continuada. El participio symballousa, añade en primer plano el contraste entre las «primeras palabras» de
su propio significado de meditar o reflexionar. De tal manera que Jesús respecto al deber fundamental para con su verdadero Padre,
Le 2, 19 se podría traducir: «María conservaba estas palabras y y la falta de comprensión por parte de María y José 4 5 .
acontecimientos y los meditaba constantemente».

42. Nótese aquí, por una parte, el carácter de experimentación de la


palabra rema: idómen to rema {ver el acontecimiento), y, por otra, el 44. lbid., 46, comentando el mismo versículo, habla también de
significado de acontecimiento, realización, explicitado a través del participio comprensión progresiva: «En el v. 19 (como en el resto del evangelio) apa-
to gegonos. La palabra rema del v. 17 está igualmente referida, a través rece claro que la comprensión de estos títulos por María es virtual y pro-
del idontes (al verlo) del mismo v. 17, al misterio del niño contenido en gresiva».
el v. 16: «... y encontraron a María y a José y al niño acostado en el 45. Sobre si María entendió o no el misterio de las palabras de su
pesebre». hijo, cf. R. Laurentin, Jésus au temple, 19-27. Beda el Venerable se pro-
43. B. F. Meyer, But Mary kept all these things; GathBibQuart 26 nunció ya en su tiempo en favor de la incomprensión de María: «Sus pa-
(1964) 46, afirma que el objeto de la meditación de María, Le 2, 19, son dres no entendieron lo que les dijo sobre su divinidad», en Corpus Christia-
los títulos del v. 2, 11. En la conclusión del artículo confirma esta opinión: norum, Turmhout 1952, 73, 120. Entre los autores recientes que afirman la
«El objeto de la reflexión de María en 2, 19 son los títulos dados a su incomprensión de María se hallan, E. F. Sutcliffe, Our Lady and tbe divi-
niño por el ángel: sótér (Salvador) y Christos Kyrios (Mesías Señor); y pro- nity of Christ: The Month 180 (1945) 347-350; J. Galot, Mario dans
bablemente también la señal del pesebre» (p. 49). l'évangile, Paris 1958, 60-64; 92-97.
386 Devolver el evangelio a los pobres Protagonismo de jesús a los doce años 387

El punto de vista que acabo de exponer no es pacífico. Hace traducción 55. Se apoyan para el versículo en cuestión en Bauer's
algún tiempo que J. M. Bover puso de relieve una nueva interpre- Worterbuch, Blass-Debrunner's Grammar, y Zerwick's Analysis
tación de Le 2, 50, que, en aquellos días, causó sensación 46. Esta Philologica B6.
opinión ha sido resucitada recientemente en un artículo de J. B. He consultado estas obras de base y no he encontrado tal apoyo
Cortes-F. M. Gatti 4 7 . "en favor de los aoristos de Le 2, 50. M. Zerwick" 7 traduce el
J. M. Bover afirmaba: «Lo mismo que en el griqgo clásico, sunékan de 2, 50 como aoristo, intellexerunt (comprendieron), y
también en el nuevo testamento y particularmente en san Lucas remite a su Graecitas bíblica 58; W. Bauer59 en el vocablo suniémi
es frecuente el uso del aoristo en vez del pluscuamperfecto» 48. (comprender), no cita a Le 2, 50; BlassjDebrunner m se apoya en
De hecho este exegeta, que admite la historicidad del episodio en M. Zerwick 81 , quien habla, en efecto, en el citado número, de
su conjunto y en sus partes, y sostiene que María ha comprendido la posibilidad de traducir el aoristo por pluscuamperfecto en gene-
el misterio de su hijo 4B, busca «la lógica» a las distintas secuencias ral, y desciende en concreto a Le 2, 50. Se mantiene, sin embargo,
de la narración 50. Así, al traducir los aoristos de Le 2, 50 por plus- sólo a nivel de la posibilidad y bajo el punto de vista lingüístico:
cuamperfectos, relaciona la incomprensión de José y de María con «Bajo el punto1 de vista lingüístico, no hay nada que objetar».
algún aviso o advertencia previa hecha por Jesús. Es decir, ellos Esta base, pues, no parece suficientemente consistente para
no habían comprendido algo que Jesús les había dicho anteriormen- sostener dicha traducción en Le 2, 50. A esto hay que añadir una
te {¡Jesús les habría comunicado su intención de quedarse en Jeru- serie de razones en contra de tal interpretación:
salén!). Los «moralistas» quedan también tranquilos con esta ino-
cua explicación. a) En la hipótesis de traducir los dos aoristos de 2, 50 por
pluscuamperfectos, Jesús haría alusión directa a algo que dijo a
R. Laurentin rechaza esta interpretación. Hace ver que la inter- sus padres y que ellos no entendieron. Esto supuesto, las «primeras
pretación de J. M. Bover haría suponer, entre otros puntos, el he- palabras» de Jesús (v. 49) no serían en rigor las primeras, ni ten-
cho de que Jesús advirtió a sus padres que 'se quedaría en Jerusalén, drían el relieve e importancia que tienen en el relato actual.
lo cual «es una suposición ajena al texto» 51. En su libro más recien-
te r'2, sostiene la misma posición, afirmando que «el contexto, y b) Reducidas las «primeras palabras» de Jesús a un simple
particularmente Le 2, 43, se oponen» a esta interpretación 53. aviso de que se quedaría en Jerusalén, perderían su contenido teo-
Como he afirmado renglones más arriba, Cortes-Gatti vuelven lógico y su mordiente como punto más alto de la narración, y
a defender la posición de J. M. Bover. Es decir, traducen los aoris- Lucas, con toda probabilidad, no les habría aplicado el término
tos de 2, 50 por pluscuamperfectos: «Pero ellos no habían enten- rema, al referirse a ellas en el v. 50.
dido lo que él les había dicho» 54. c) La traducción de los aoristos por pluscuamperfectos ha sido
La parte más débil del artículo me parece estar en el punto mis- propuesta en Le 2, 50 para reconstruir con «lógica» todas las se-
mo de partida. Los citados autores pasan, sin razones convincentes cuencias de esta narración, considerada rigurosamente histórica e2 , y
a mi juicio, de da simple posibilidad de traducir los aoristos por
pluscuamperfectos, al hecho de que en 2, 50 deba aceptarse dicha 55. Ibid., 406-407.
56. Ibid.
57. M. Zerwick, Analysis philologica NT graeci, ad Le 2, 50.
58. M. Zerwick, Graecitas bíblica, n.° 488 (332); pero aquí no trata de
46. J. M. Bover, Una nueva interpretación de Le 2, 50: EstBíb 10 la posible traducción del aoristo por el pluscuamperfecto, sino de una cues-
(1951) 205-215. tión muy diversa: «Las conjugaciones tienden también a la uniformi-
47. J. B. Cortes-F. M. Gatti, o. c, 404-418. dad»...
48. J. M. Bover, o. c, 209. 59. W. Bauer, Worterbuch, Chicago 1957.
49. Ibid., 208. 60. Blass-Debrunner, o. c. § 347 (2).
50. Ibid., 212-214. 61. M. Zerwick, Graecitas bíblica, n.° 290 (214). En la gramática de
51. R. Laurentin, Structure et théologie de Luc I-Il, 168, nota 1. Blass-Debrunner se cita en realidad el n.° 67. No sé a qué edición pueda
52. R. Laurentin, Jésus au temple. referirse. En la edición de 1960, Zerwick trata esta cuestión en el número
53. Ibid., 16. En ías notas 23 y 24 resume, de nuevo, la posición de citado en esta nota.
J. M. Bover. 62. J. B. Cortes-F. M. Gatti, o. c, las pp. 414-415 producen esta im-
54. J. B. Cortes-F. M. Gatti, o. c, 405. presión, lo mismo que J. M. Bover, o. c, 212-214.
JXH Devolver el evangelio a los pobres
Protagonismo de Jesús a los doce años 389
para evitar dificultades de orden teológico-moral. Pero, como se
realidades son él objeto directo de la reflexión de María a través de
'ha visto, no parece ser éste el pensamiento y propósito de Lucas.
la fe. Dicho en otras palabras: María no sabe compaginar un gesto
d) Por último, y ésta es la razón fundamental, Le 2, 50 está inesperado y casi fulgurante de Jesús y sus misteriosas palabras, con
en estrecha conexión con Le 2, 48-49, bajo el punto de vista gra- las que éste aparece por primera vez como protagonista activo, con
matical y temático, de tal manera que la incomprensión de María su vida de obediencia irrelevante y de carácter más bien pasivo en
y José pone en evidencia toda la fuerza del contraste entre «tu Nazaret.
padre» (v. 48) y «mi Padre» (v. 49), así como la profundidad teo- Bajo este punto de vista, el paralelismo con el episodio de los
lógica de esta última expresión. pastores es notorio. Aquí resulta difícil conciliar los títulos cris-
Este parece ser también el punto de vista de J. Galot quien, tológicos, anunciados por el ángel, con la situación de pobreza real
comentando Le 2, 49, escribe que «así aparece la conciencia de una y sencillez con que vivían José, María y su hijo. En el episodio del
relación íntima que hace de la mansión de su Padre su propia man- templo resulta igualmente difícil el conciliar la revelación que Jesús
sión y que sobrepasa, a la ¡manera de un misterio, la comprensión hace sobre sí mismo, con la realidad cotidiana de su vida de obe-
de María y de José» 63 . diencia a María y a José en el pueblo de ¡Nazaret. El v. 5 1 , igual
Le 2, 50 se debe traducir, pues, como aoristo (no comprendie- que el 2, 19, expresa ¡la búsqueda y aceptación de María del mis-
ron), referido directamente a «las primeras palabras» de Jesús. El terio de su hijo (vv. 43-49). La relación entre el v. 50 y el v. 51b
paralelismo entre Le 1, 26-38; 2, 8-20 y 2, 41-52, bajo el punto es obvia en el contexto y quita toda posibilidad de interpretación
de vista de la fe de María y la gradual comprensión del misterio ambigua del v. 50.
de su hijo, favorecen también esta última interpretación. Le 2, 51b Ahora bien, estando este episodio en paralelismo con la anun-
será, como veremos a continuación, otro elemento clave, tanto para ciación y con la revelación a los pastores, siendo el v. 51b seme-
la interpretación de Le 2, 50, como para establecer el citado para- jante a Le 2, 19, y constituyendo además ¡los vv. 51-52 la conclusión
lelismo con las otras perícopas del evangelio de la infancia. actual de todo el evangelio de la infancia M , se puede afirmar que
la expresión «conservaba todo esto en su interior» (v. 51b) se
refiere, no sólo al episodio y palabras de Jesús en el templo, así
4. «Su madre conservaba en su interior el recuerdo de todo» (Le como al misterio de su vida de obediencia en Nazaret, sino también
2, nb) a los principales acontecimientos cristológicos que constituyen el
misterio de la persona de Jesús en todo el evangelio de la infan-
Lucas sigue hablando de María y José al afirmar que Jesús des-
cia 65 . El uso de la expresión panta ta remata, confirma esta inter-
cendió con ellos y les estaba sometido (v. 51b). El v. 52 debería
pretación.
concluir lógicamente y bajo del punto de vista literario la escena.
Pero Lucas introduce, entre los vv. 51a y 52, el v. 51b: «su madre El hecho de que la respuesta de María al misterio de su hijo sea
conservaba en su interior el recuerdo de todos estos acontecimien- una respuesta a través de la fe, explicitando y recalcando, según los
tos». María, protagonista en el diálogo con su hijo, vuelve a ser pasajes, la aceptación, la búsqueda, la reflexión y la incomprensión,
protagonista en la narración conclusiva que completa el diálogo. son un buen indicio para afirmar la trascendencia de la persona de
¿A qué se refiere el panta ta remata del v. 51b? Jesús. Tanto más que, como se ha visto, esta actitud de María es
E n primer lugar y directamente se refiere a las palabras y un hilo conductor importante en el evangelio de la infancia.
acontecimientos relacionados con su hijo en la propia perícopa, es
decir, al v. 49 en rdación con el v. 43 y a la expresión «siguió
64. J. Dupont, o. c. 27, escribe: «Si el v. 51 constituye la conclusión
bajo su autoridad», del v. 51a. del episodio de la peregrinación a Jerusalén, el v. 52 se debe considerar como
Las palabras de su hijo, relacionadas con su permanencia en una conclusión general del evangelio de la infancia». Por mi parte, estimo
Jerusalén y reveladoras de su propia personalidad, su vida habitual que no se debe hacer esta contraposición entre el v. 51 y el v. 52. Los dos
de obediencia «sin relieve» en Nazaret, y la conexión entre ambas versículos son, a la vez, conclusión de la propia perícopa y de todo el evan-
gelio de la infancia.
65. B. F. Meyer, o. c, 49, en la conclusión de su artículo, a propósito
63. J. Galot, La consáence de Jésus, Gembloux 1971, 79. de estos versículos, escribe: «Toda la historia de la infancia con los misterios
salvíficos va a tener su cumplimiento en sentido pleno».
JHU Devolver el evangelio a los pobres
Protagonismo de Jesús a los doce años 391

mostrar en Jesús al nuevo Adán que recapitula toda la raza huma-


IV. SIGNIFICADO Y ALCANCE DE L e 2, 49
na, y hasta Dios, él verdadero Padre de Jesús (Le 1, 35)» 67 .
En esta línea es también clarificador Le 4, 22b, que debe ser
Jesús, por medio de las misteriosas palabras del v. 49, mani-
entendido a la luz de Le 3, 2 3 . Le 4, 22 encierra, es verdad, ¡la
fiesta, ante todo, lo que para él constituye el deber fundamental: creencia general de que Jesús era hijo de José. Pero en este versícu-
estar en la casa de su Padre. Pero ¿qué significa, en este contexto, lo se descubre un marcado matiz irónico. Esta escena (Jesús en la
estar en la casa de su Padre? sinagoga de Nazaret) es prefigurativa: el rechazo de sus paisanos
prefigura el rechazo masivo de Israel a Jesús en Hechos de los
1. Paternidad divina real, en línea de la concepción virginal apóstoles, así como su aceptación por parte de los paganos (Hedh
13, 46-48; 18, 6; 2 8 , 24-28). Esta contraposición se establece
El vocablo fundamental para interpretar la frase es el alcance ya en él mismo Le 4, donde los habitantes de Cafarnaúm, ciudad
que pueda tener la palabra Padre. La expresión «mi Padre», refe- de los gentiles, aceptan a Jesús (Le 4, 42). Los paisanos de Jesús
rida a Dios, en labios de Jesús, está contrapuesta, como 'hemos vis- lo desprecian, porque, en el fondo, desconocen su verdadera per-
to, a la expresión «tu padre», referida a José, en boca de María. sonalidad.
Ahora bien, el contexto remoto y próximo autorizan, en primer lu- El pretexto u ocasión es que Jesús se niega a hacer en Nazaret
gar, la interpretación de una paternidad divina real, opuesta a la lo que había realizado en Cafarnaúm. Pero la razón es más honda-
paternidad carnal de José, y, por lo mismo, en línea de 'la concep- lo rechazan porque se quedan en la periferia, en las apariencias, no
ción virginal. calan en la verdadera personalidad de Jesús. En efecto, el lector
En efecto, la concepción virginal es reconocida y recalcada por cristiano que ha leído ya Le 1, 26-38; 2, 41-52 y 3, 23 ss., no
Lucas, como tema central, en la perícopa de la anunciación (Le 1, puede menos de esbozar una sonrisa espontánea ante la fina ironía
34 ss.). Pero no sólo aquí. Lucas hace referencia explícita al tema de la frase puesta en labios de los paisanos de Jesús: «¿No es éste
de la concepción virginal y, por consiguiente, de la paternidad sólo el hijo de José?» (4, 22b). En el fondo se trata del desconocimiento
legal de José, también en su genealogía: «Este era Jesús que al em- del plan de Dios al que se llega por la fe en J e s ú s 6 8 .
pezar tenía unos 30 años y se pensaba que era hijo de José» (Le
3, 23). La expresión hós enomizeto (según se pensaba, como se
creía), alude a José, en calidad de padre legal. La gente, descono- 2. Paternidad divina trascendente en sentido estricto
cedora del misterio de la concepción virginal, guardado celosamente
¿Se trata solo de la paternidad divina reaj o está expresada tam-
por María y José, consideraba a éste como verdadero padre de
Jesús. Lucas tiene en cuenta esta creencia común, pero no deja de bién la paternidad divina trascendente?
contraponerla al misterio que él conoce y transmite. Es el momento de sacar las conclusiones teológicas de la exége-
sis realizada en relación con Le 2, 50-51b. Hemos visto que estos
Además la expresión «según se pensaba» (v. 23), está en rela-
versículos expresan la incomprensión de José y María y la reflexión
ción con el v. 38b: «... el de Adán, el de Dios», en la genealogía as-
de la madre de Jesús sobre las «primeras palabras» de su hijo en
cendente de Lucas. A la luz de la contraposición subrayada en Le
particular, y sobre el misterio de Jesús, manifestado en el evan-
2, 48-49: «tu padre - mi Padre», se descubre aquí la misma contra-
posición, que es tanto más relevante, cuanto que, tratándose de una
genealogía, José es presentado sólo como padre legal ( 3 , 23)*^. El 67. P. Benoit-M. E. Boismard, o. c. II, 84. Para Boismard la genealogía
verdadero Padre de Jesús es Dios. M. E. Boismard, expresa esta de Lucas prolonga la perspectiva abierta en el bautismo de Jesús, a la luz del
idea con claridad y concisión: «Lucas se remonta hasta Adán para Sal 2, 7, al que haría alusión Le 3, 22b.
68. En Jn 6, 42 se encuentra la misma carga de ironía, ante el des-
conocimiento de la verdadera personalidad de Jesús. Este versículo tiene su
66. La genealogía de Mateo, por su parte, confirma la solidez de esta contraste en el mismo capítulo 6, pero tampoco puede leerse separado de
tradición cristiana: «...Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que Jn 1, 1-14; 5, 17-18; 10, 30 y contexto. Por lo que se refiere a Le 2, 4-7 y
nació Jesús, llamado el Mesías» (Mt 1, 16). Naturalmente, se ha de interpre- 2, 33, hay que aplicarles los mismos criterios. Se debe distinguir entre la
tar este versículo a la luz de Mt 1, 18 ss. apreciación común, recogida en la fuente de Lucas, y la verdadera noticia
sobre la concepción virginal de Jesús, puesta de relieve por el evangelista.
^.^ wrl / t < w zisungeno a ios pobres
Protagonismo de Jesús a los doce años 393
gelio de la infancia, en general. Pero, ¿qué es lo que no compren-
dieron José y María con mayor precisión? Le 2, 49. Contienen, en efecto, varios elementos relevantes a tra-
La oposición entre José, «padre» de Jesús, y Dios, su verdade- vés de los cuales se puede iluminar el sentido de las «primeras pa-
ro Padre, es consecuencia lógica del misterio de la encarnación: labras» de Jesús.
José no intervino en la concepción de Jesús, por ser obra del Espí- En primer lugar, tanto en Le 2, 49 como en 10, 22 se encuentra
ritu Santo. Dios es, pues, realmente Padre de Jesús. Le 2, 50 no se la misma expresión «de mi Padre» ' 2 . Confrontando el texto para-
refiere a este contraste, obvio para José y María. lelo de Mt 1 1 , 25-27, vemos que el contexto es trinitario sólo en
Si Dios es realmente Padre de Jesús, no es de extrañar una Lucas, quien añade: «con la alegría del Espíritu Santo» (Le 10,
relación y unos deberes especiales de Jesús para con su verdadero 21) 73 .
Padre. Por lo tanto, las palabras de Lucas en 2, 50 tampoco se de- La expresión «mi Padre» en Le 10, 22 indica una relación es-
ben referir a esta relación normal y a los consiguientes deberes. pecial y misteriosa de Jesús con el Padre. En efecto, mientras los
Si José y María no comprendieron las «primeras palabras» de dos vocativos «Padre» en 10, 2 1 , pertenecen al género literario de
Jesús es porque éste revelaba a través de ellas el sentido más pro- la plegaria y alabanza, en 10, 22, por el contrario, Jesús se constitu-
fundo de su propia personalidad: no sólo era realmente (por la ye único revelador de su propio Padre, por ser único conocedor.
concepción virginal) Hijo de Dios, era además el Hijo de Dios en Por no pertenecer Le 10, 22 al género literario de la piegaria-
sentido trascendente estricto. María, acogiendo las palabras de su bendición, la palabra «Padre» en dicho versículo nada tiene que
'hijo en su corazón, trata de desvelar gradualmente su significado ver con el clisé o formulario universal de la oración. Expresa una
imás profundo. A todo esto se añade el que las «primeras palabras» relación particular, irrepetible, especial, reforzada ulteriormente
y la permanencia de Jesús en el templo son prefigurativas de su por la partícula mou (mi). Tiene todo el sabor joánico de la con-
misterio pascual 6 9 . Esta prefiguración en sentido pleno escapaba traposición entre «vuestro Padre», el Padre de toda la humanidad
también, sin duda, a la comprensión de María y de José. y de manera especial de los creyentes, y «m; Padre», del que yo
Así pues, las «primeras palabras» de Jesús: «¿no sabíais que sólo procedo y al que vuelvo (Jn 20, 17b).
debo estar en la casa de mi Padre?», manifiestan su filiación trascen- La expresión: «mi Padre me lo ha entregado todo» en Le 10,
dente y los deberes consiguientes para con su verdadero Padre. 22, indica el poder o dominio absoluto dado al Hijo por el Padre,
La incomprensión y reflexión de María sobre estas palabras y el mis- ya ¡que el panta (todo) alude al poder absoluto del Padre, a quien se
terio que encierran, son claves para su interpretación trascendente. le llama en el versículo anterior «Señor de cielo y tierra» ' 4 . La
J. Galot parece estar en esta línea cuando escribe: «Si la Vir- expresión «me lo ha entregado todo», según A. Feuillet, «no hace
gen no ha comprendido el sentido de la respuesta, ¿no es acaso sino designar la soberanía, una soberanía de orden escatológico» , 0 .
señal de que ella no conocía con claridad la verdad de la filiación O t r o punto relevante es que Le 10, 22 presenta el conocimiento
divina trascendente de Cristo?» 7 0 . entre el Padre y el Hijo como algo exclusivo, que les es propio só-
Que Jesús expresa con sus «primeras palabras» su filiación tras- lo a ellos. Para cualquier otra persona es un don: pertenece, en
cendente, parece innegable para el citado autor que, páginas más efecto, a la revelación (apokalypsai) '". El tema de la revelación
abajo escribe de nuevo: «En fin, la declaración de Jesús aporta una
nueva luz no sólo sobre su misión y su retorno al Padre, sino
también sobre su identidad personal de Hijo de Dios» 71 . 72. Sólo hay dos pasajes más en toda la obra lucana con idéntica expre-
sión: Le 22, 29 y 24, 49. Estos dos versículos tienen un relieve especial; 22,
29 está en el contexto inmediato de Le 22, 70, en que Jesús se proclama
3. Le 10, 21-22 Hijo de Dios en sentido trascendente; 24, 49 encierra, a su vez, perspectiva
trinitaria.
Estos dos versículos lucanos parecen confirmar la exégesis de 73. Cf. K. Aland, Synopsis quattuor evangeliorum, n.° 181.
74. M. E. Boismard establece con claridad esta conexión, cf. P. Benoit-
M. E. Boismard, o. c. II, 169, I, 2, a.
69. Este tema, dada su importancia, será objeto de un estudio especí- 75. A. Feuillet, jésus et la sagesse divine d'aprés les évangiles synopli-
fico una vez terminada esta sección. ques: RB 62 (1955) 188; A. Schlatter, Der Evangelist Matthaus. Seine Spra-
70. J. Galot, o. c, 62. che, sein Ziel, seine Selbstandigkeit, Stuttgart 1963, 383-384.
71. Ibid., 95. 76. Para el tema de la revelación en Mt 11, 25-27 y Le 10, 21-22, cf.
A. Oepke, Apokalyptó y Apokalypsis, en TWNT III, 565-597.
394 Devolver el evangelio a los pobres Protagonismo de Jesús a los doce años 395

es común a Le 10, 21 y 10, 22, pero mientras 10, 21 se refiere el beóho de que, probablemente, este logion era independiente antes
a los misterios del reino 7 7 , en 10, 22 el objeto de la revelación de que se uniera en la fuente Q a Le 10, 21 8S .
es el Padre, el Hijo y la misteriosa y especial relación existente en- Todo lo dicho confiere al Hijo de Le 10, 22 un carácter tras-
tre ellos. M. E. Boismard escribe a este respecto: «Ya no estamos cendente innegable. A. Feuillet, comentando la expresión «mi Pa-
a nivel de los 'signos' que anuncian !la venida del reino, sino a ni- dre me lo ha entregado todo» (Mt 1 1 , 27; Le 10, 22), escribe:
vel de las relaciones misteriosas que unen al Padre y al Hijo en «Esta expresión forma un todo con las proposiciones que le siguen,
un conocimiento recíproco» 78 . introducidas por ella misma, y el v. 27 entero tiene como fin sugerir
La luz trascendente en que aparece el Hijo, con pleno poder, en la idea de un Mesías Hombre-Dios» M . J. Ernst parece pronunciar-
Le 10, 22, queda confirmada además por el sabor pánico de ditího se en la misma línea, aunque su juicio es más genérico: «Una
versículo 78 , y por su trasíondo de carácter sapiencial 8 '°. cristología tan profunda —escribe comentando Mt 11, 27 y Le 10,
El empleo absoluto de la palabra Hijo, que sólo se encuentra en 2 2 — es para los evangelios sinópticos poco común» 8B.
Le 10, 22 y Me 13, 32 y par., entre los sinópticos, y que, por lo Este carácter trascendente del Hijo confirma ¿a interpretación
demás, es frecuente en el evangelio de Juan 81 , confirma el carácter de Le 2, 49. Tanto más que en ambos pasajes es Jesús quien mani-
joánico de este logion. J. Ernst, comentando Mt 11, 25-27 y Le fiesta su misteriosa personalidad 88 .
10, 21 ss., afirma a este respecto que se percibe el carácter ontoló-
gico de estas expresiones que no hablan de Hijo de Dios en sen-
tido mesiánico, antes bien emplean el título Hijo en sentido ab- 4. El deber fundamental de Jesús
soluto 82 . Está, asimismo, a favor del sabor joánico de Le 10, 22
Queda todavía por subrayar un último aspecto. La permanencia
de Jesús en el templo, le da pie para proclamar un deber funda-
77. Es decir, del reino ya presente y con carácter definitivo. Como dice mental hacia su verdadero Padre. Esta obligación pierde el carácter
A. Feuillet, o. c, 185, se trata de una revelación de orden escatológico, como
lo confirma Le 10, 23-24. Cf. también W. D. Davies, «Knowledge» in the de 'hecho concreto y pasa a la categoría de lo habitual, en línea de
Dead Sea scrolls and Matthew 11, 25-30: HarvTheolRev 46 (1953) 122-125; actitud de vida: «Tengo que» (dei) «estar» (einai) se encuentran
L. Kopler, Die «johanneische» Stelle bei den Synoptikern und die Gottes- en presente. El hecho de quedarse en el templo, es una ocasión en el
sohnschaft jesús Christi I, Linz 1913, 62-63. relato, para pasar de lo transitorio, como signo, a lo que perdura,
78. P. Benoit-M. E. Boismard, o. c. II, 169, I, 2, a; cf. también p. 170,
11, 2, b; J. Weiss. Das Logion Mt 11, 25-30, en Ñeutestamentliche Studien como realidad significada.
für G. Heinrici, Leipzig 1914, 120-129, pone también de relieve este punto, El sentido primordial de las «primeras palabras» de Jesús, en
comentando Mt 11, 27. relación con su deber fundamental 'hay que buscarlo en la contrapo-
79. P. Benoit-M. E. Boismard, o. c. II, 169, I, 2, b; A. Feuillet, sición entre el v. 49 y el v. 51a. Este último versículo subraya la
o. c, 169 ss.; 183; esta línea del pleno poder del Hijo, en paridad con el
poder del Padre, es una línea cristológica consistente en el cuarto evangelio.
Del pleno poder en el obrar, se remonta Juan a la trascendencia del Hijo:
cf. Jn 3, 35; 13, 3, a la luz de Jn 10, 25b y contexto; Jn 5. 20, a la luz de 83. A las razones aportadas por Boismard en Synopse des quatre évangi-
su contexto: 5, 17-19 y 5, 21-30; existe además una íntima relación entre Jn les II, 170, II, habría que añadir, confirmando su opinión, que Le 10, 23-24
5, 17-20 y Jn 10, 27-33. está, en efecto, más en relación con Le 10, 21 que con 10, 22, ya que el
80. M. J. Lagrange, La paternité de Dieu dans l'AT: RB 17 (1908) des- tanta y el auta (estas cosas) de Le 10, 21, literariamente establecen la relación
pués de hacer ver la evolución del concepto «sabiduría« en el antiguo testa- con el ha blepete (lo que vosotros veis) de Le 10, 23 y con el ha hytneis
mento, 493 ss., termina afirmando, a manera de conclusión: «El judaismo ha- blepete (lo que vosotros veis) y ha akouete (lo que vosotros oís) de Le 10,
bía, pues, hecho desembocar la doctrina de la sabiduría en el término Hijo de 24.
Dios» (p. 496); cf. también a este respecto, B W. Bacon, The Son as organ of 84. A. Feuillet, o. c, 190; L. Kopler, o. c, 50-68; 282-307; 561-586;
revelation: HarvTheolRev 9 (1916) 382-415; P. E. Bonnard, La sagesse en 764-787; Id., 1914, 100-130; 340-371; 634-666; 825-872, pone también de
personne, annoncée et venue: Jésus Christ, París 1966, 129-130, sostiene que relieve la divinidad de Jesucristo.
Jesús en Mt 11, 26-27 y en Le 20, 21-22, se presenta como la sabiduría perso- 85. J. Ernst, o. c, 27.
nificada. 86. En este sentido es conveniente hacer notar la diferencia entre Lucas y
81. Cf. Jn 3, 35-36 (bis); 5, 19 (bis).20.21.22.23 (bis); 6, 40, 14, 13; Mateo. Mientras Mateo en 11, 27 emplea las expresiones: «al Hijo lo conoce
17, 1 (bis). sólo el Padre» y «al Padre lo conoce sólo el Hijo», Lucas en su redacción
82. J. Ernst, Anfdnge der Christologie, Stuttgart 1972, 25; P. Benoit- acentúa el conocimiento de la personalidad: «Quién es el Hijo, lo sabe sólo
M. E. Boismard, o. c. II, 169, I, 2, b. el Padre»; «Quién es el Padre, lo sabe sólo el Hijo» (10, 22).
jsy6 Devolver el evangelio a los pobres
Vrotagonismo de Jesús a los doce años 397
obediencia de Jesús a María y a José en Nazaret. Y la subraya, no
«primeras palabras» de Jesús es la establecida entre: «tu padre»
como un acto pasajero, sino como actitud de vida, «vivía bajo su
(2, 48) y «mi Padre* (2, 49), poniendo en contraste su personali-
autoridad».
dad y la relación especial con su Padre, con la incomprensión de
El vivir en Nazaret con José y María significa para Lucas que
María y José. Las contraposiciones se podrían reducir a una sola:
«Jesús les estaba sometido». Del mismo modo, el gesto de quedarse
mientras María y José se mueven en un plano meramente humano,
en Jerusalén, en el templo, ofrece a Jesús la ocasión de proclamar
Jesús se sitúa en un plano trascendente, su verdadero plano.
con toda claridad que «él tiene que estar en la casa de su Padre»,
La incomprensión de María y José en Le 2, 50 se refiere direc-
es decir, que él debe, ante todo, obediencia a su verdadero Padre.
tamente a las «primeras palabras» de Jesús, tras ias cuales se es-
F. J. Steinmetz interpreta las «primeras palabras» de Jesús en
conde el misterio de su persona. Esta interpretación está exegética-
esta misma línea de obediencia a su verdadero Padre: «Otro punto
mente bien fundada y es clave para comprender las «primeras pa-
importante del relato lucano es poner de relieve la obediencia de
labras» de Jesús en sentido de su filiación trascendente estricta. La
Jesús para con su Padre celeste. Sus padres comienzan a compren-
sola paternidad divina real, en línea de la concepción virginal, no
der entre el dolor y el desconcierto que Jesús vive totalmente para
podría explicar dicha incomprensión.
Dios, su Padre» 87 .
La incomprensión, aceptación y reflexión de María sobre el mis-
La contraposición básica de estos versículos no se establece en-
terio de su hijo, como expresión de su propia fe, constituyen una
tre el hecho material de quedarse tres días en el templo y de vivir
pieza fundamental en los tres momentos culminantes del evangelio
habitualmente en Nazaret, sino entre la obediencia que Jesús debe
de la infancia: Le 1, 38; 2, 19 y 2, 50-51b. Estos pasajes están
a José y María, y la que debe a su verdadero Padre, en línea de
relacionados entre sí y constituyen el principal elemento de contras-
actitud de vida.
te para ¡poner en su verdadera luz la personalidad de Jesús. En
este aspecto Lucas no hace distinción alguna entre María y los
apóstoles. Todos necesitan que se realiice y se consume el misterio
V. CONCLUSIONES DE ESTA SECCIÓN pascual con ¡la venida del Espíritu Santo (Hech 2, 1 ss., en rela-
ción con Hech 1, 14), para ir comprendiendo cada vez mejor la ver-
El hedho de que Le 2, 41-52 no pertenece, con toda probabili- dadera personalidad de Jesús. De hecho María, fuera del evangelio
dad, a la fuente original del evangelio de la infancia, sino que ha de la infancia, no aparece como protagonista en la obra lucana.
sido incorporado por Lucas a nivel de su última redacción, con- El punto focal de toda la perícopa es la revelación que Jesús
cede un relieve especial a dioha perícopa, sobre todo, en lo referen- hace de su filiación trascendente en sentido estricto 88 . Sabe que le
te a su mensaje teológico. debe obediencia a su Padre por encima de cualquier otra obediencia
Esta perícopa es eminentemente cristológica. Su núcleo funda- y así lo proclama. Sus «primeras palabras» son, pues, programá-
mental está constituido por un gesto de Jesús, incomprensible para ticas, ya que su obediencia al Padre será la actitud fundamental de
sus padres, y por sus «primeras palabras», en estrecha conexión con toda su vida.
dicho gesto, e igualmente incomprensibles para María y José.
El paralelismo Juan Bautista - Jesús, importante en el evan- 88. J. Dupont, o. c., 37, comentando la contraposición de los vv. 48-49,
gelio de la infancia, se mantiene a través de los vv. Le 1, 80; 2, 39- ¿scribe: «A José, nombrado por María como su padre, Jesús opone su ver-
40 y 2, 51-52. Los pasajes paralelos a Le 2, 49 y contexto, como dadero Padre, su Padre celeste... A causa de la antítesis que forma con el v.
48, el logion del v. 49 es, pues, ante todo, una afirmación de la filiación
núcleo fundamental de la perícopa, son Le 1, 35 y contexto y Le divina de Jesús». De esta misma opinión son R. Laurentin, o. c., 131, donde
22, 67-70. En este último pasaje Jesús manifiesta también su ver- pone de relieve la filiación trascendente de Jesús y da por supuesto el carác-
dadera y profunda personalidad. ter complementario de Le 2, 49 respecto a Le 1, 35: «¿Se puede desear
Numerosas contraposiciones juegan un papel fundamental en una explicación más precisa del primer logion del Hijo de Dios (Le 1, 35):
tengo que estar en la casa de mi Padre?»; R. Laurentin vuelve a afirmar la
Le 2, 41-52. La más relevante para la justa interpretación de las filiación trascendente al rechazar el hipotético testimonio del Targum citado
por Winter: «Con todos los padres, con Loisy y con muchos otros, hay que
admitir el sentido trascendente» (p. 76); cf. también, J. K. Elliot, o. c,
87. F. I- Steinmetz, Jesu erste Wallfahrt nach Jerusalem: Geist und Le- 88. Hay que reconocer, sin embargo, que tanto J. Dupont como J. K. Elliot
ben 46 (1973) 61. no se pronuncian con toda claridad sobre la filiación divina en sentido estricto.
398 Devolver el evangelio a los pobres Protagonismo de Jesús a los doce años 399

El título Hijo de Dios de Le 1, 35 y la expresión «mi Padre» en del evangelio de la infancia. Cabe preguntarse ahora si tiene o no
Le 2, 49, se iluminan mutuamente confirmando la interpretación relación con el resto del evangelio, siendo, de este modo, un ver-
trascendente de la filiación divina de Jesús. Dado ,que la exégesis dadero puente entre el evangelio de la infancia propiamente dicho
independiente de estos pasajes, con elementos propios a cada una y el ministerio público de Jesús, que desemboca en el misterio
de las dos perícopas, había ya poncluido el sentido trascendente de pascual.
la filiación divina de Jesús, no se trata de un círculo vicioso, sino El hecho central de la perícopa, «Jesús se quedó en Jerusalén»
de un argumento complementario. El punto fundamental, común a (v. 43), está en función de las «primeras palabras» de Jesús (v.
ambas perícopas, es la trascendencia del Hijo. Ya clara en Le 1, 35, 49) que encierran todo un programa de vida 89. Es decir, este he-
por múltiples argumentos, adquiere una valiosa confirmación a cho, a través de las pinceladas redaccionales de Lucas, y, sobre
través de la relación trascendente en que aparece el Hijo en Le 2, todo, a través de las propias palabras de Jesús (v. 49) y de los vv.
49. Si en Le 1, 35 había un contexto trinitario innegable, aquí hay 50 y 51b, es elevado a la categoría de signo. Con toda probabilidad
una afirmación directa y clara sobre e¡l verdadero Padre de Jesús prefigura y anticipa hechos futuros. Tanto más que el núcleo fun-
en sentido estricto. Jesús, que trasciende el plano de las relaciones damental de Le 2, 51b parece ser una resonancia bíblica de Gen
humanas, reconoce y proclama la primacía de los deberes para con 37, 11: «pero su padre reflexionaba sobre este acontecimiento»90.
su verdadero Padre. En ambos pasajes existe no sólo contraposición entre los diver-
Lucas, a través de las palabras del ángel (1, 35) y de las «pri- sos personajes, sino, sobre todo, la intencionalidad de descubrir él
meras palabras» de Jesús (2, 49), nos transmite su propia fe y la futuro. Las palabras de José y de Jesús crean en Jacob y en María,
de la iglesia primitiva sobre la concepción virginal y la filiación respectivamente, una tensión hacia el futuro en que se realizarán.
trascendente de Jesús. El misterioso plan de Dios, manifestado por Otro pasaje bíblico en el que Lucas ha podido inspirarse es Dan 7,
el ángel (1, 34-37) y aceptado por María a través de la fe (1, 38) 28 (Theod.): «Y yo ponderaba en mi interior este acontecimien-
encuentra, de esta manera, su mejor complemento y confirmación to» 91 . Este capítulo séptimo de Daniel trata, como es sabido, de la
en las «primeras palabras» de Jesús (2, 49). visión del Hijo del hombre y de su interpretación. Las palabras
Todo ello está de acuerdo' con el carácter tardío y con la pro- de 7, 28 hacen alusión ai intento de comprender estos aconteci-
fundidad teológica del evangelio de la infancia en general. En par- mientos, que tendrán su realización en el futuro.
ticular, Le 1, 26-38 y 2, 41-52 encierran la cristología más profunda Todos los demás pasajes citados por J. Dupont se refieren tam-
de toda la obra lucana. bién a acontecimientos futuros. Por eso él, a la luz de Le 2, 50.51b,
El «logion joánico» de Le 10, 22, además de hallarse en contex- ve en Le 2, 49 una prefiguración de hechos futuros:
to trinitario, contiene, igual que 2, 49, la expresión «mi Padre»,
referida a una relación única y especial de Jesús con su propio Lucas parece sugerir que los sucesos narrados, y más en particular
Padre: la reciprocidad del conocimiento. Esto, unido al poder ab- las misteriosas palabras del v. 49, tienen valor de presagio; hacen
soluto que el Padre ha puesto en manos de Jesús, favorece una in-
terpretación trascendente del Hijo, que está en consonancia con 89. J. Dupont, o. c, 25-26, a propósito de la desazón o pesadumbre que
2, 49. hubieran podido causar las palabras de Jesús en María y José, afirma que ésta
no es la perspectiva de Lucas: «La actitud de Jesús resultaría incomprensible
Tanto más que en amibos pasajes es el mismo Jesús quien revela si no se busca en ella más que la prueba de virtudes humanas; tiene, por
la relación única y especial con su Padre. El empleo absoluto de la el contrario, sentido si se sabe descubrir en ella una primera revelación de
palabra Hijo (ho huios) en Le 10, 22, a la manera joánica, favo- lo que se manifestará más tarde».
rece, asimismo, la interpretación trascendente estricta. 90. B. F. Meyer, o. c, 43; J. Dupont, o. c, 35.
91. B. F. Meyer, o. c, 43; J. Dupont, o. c, 35; Meyer hace ver que
en Gen 37, 11 y Dan 7, 28 existe la misma diferencia entre los verbos diaté-
reó y syntéreo, que entre Le 2, 51b y 2, 19; los considera, no obstante sinóni-
VI. Le 2, 41-52 Y LA PREFIGURACIÓN DE LA PASCUA mos, ya que en la conclusión de su artículo afirma: «En el texto lucano
syntérein y diatérein tienen el mismo significado: conservar (algo) para uno
mismo (como para sopesarlo)» (p. 49); Dupont cita, en el mismo pasaje,
Hemos visto, a través de diversos elementos, que Le 2, 41-52 otros posibles textos: Dan 4, 28 (LXX); Testamento apócrifo de Leví, 6,
está vinculado a los principales temas cristológicos y mariológicos 2 (su núcleo es del siglo II a. C); Ap 1, 3; 22, 7; 22, 9.10.
400 Devolver el evangelio a los pobres Protagonismo de Jesús a los doce años 401

presentir al futuro. Así pues, hay que esperar encontrar la explica- rácter glorioso y definitivo de esta partida. La palabra éxodo evoca
ción del v. 49 en el relato evangélico que sigue, sobre todo, en la la salida de Egipto y la entrada en la tierra prometida.
revelación plena de la pascua92. Para pasar de la posibilidad o probabilidad al hecho de la pre-
figuración, hay que ver si ésa es la intención lucana, ya sea por
Si la prefiguración de la pascua entra verdaderamente en los la consistencia de los elementos prefigurativos, ya, sobre todo, por
planes de Lucas, deben aparecer en la narración elementos signifi- la correspondencia entre lo prefigurante y lo prefigurado.
cativos que la pongan de manifiesto. Supuesta didha prefiguración, Las «primeras palabras» de Jesús ('Le 2, 49) tienen también ca-
el paralelismo entre el misterio pascual de Jesús y este relato debe rácter programático, lo cual no se opone a su función prefigurativa.
de ser importante para la interpretación de las «primeras palabras» Si encierran y expresan, como se ha visto, su actitud de obediencia
de Jesús, tanto más que, al comienzo de la pascua Jesús se pronun- al Padre, constituyen el programa central de toda su existencia.
cia, de nuevo, sobre su verdadera personalidad al ser interrogado Esta actitud cobrará un relieve especial en el momento de la
por el Sanedrín (Le 22, 67-70). Aquí y en Le 2, 49 manifiesta Je- pasión. La escena de Nazaret (Le 4, 16-30), programática en pun-
sús de manera especial su filiación divina en sentido estricto. tos que conciernen el ministerio público de Jesús, hace probable
que sus «primeras palabras», que atañen a la actitud fundamental
de toda su vida, sean también programáticas.
1. La prefiguración: recurso literario-teológico

Un nuevo elemento en favor del posible carácter prefigurativo 2. El plan de Dios sobre Jesús
de Le 2, 41-52 es el hecho de que Lucas utiliza este recurso li-
terario-teológico en su evangelio. Es bien sabido cómo Lucas con al- Hemos visto que Le 2, 4 3 : «Jesús se quedó en Jerusalén», es
gunos retoques redaecionales, convierte las tentaciones de Jesús (4, un versículo importante en la narración lucana (2, 41-52). Por otra
1-13) en una escena prefigurativa de la pasión. Al contrario de parte, esta permanencia de Jesús está en relación con la festividad
Mateo, las tentaciones concluyen en Jerusalén (Le 4, 9-12) y el v. de la pascua (v. 41). ¿Trascienden estos elementos el marco de su
13 lleva el cuño redaccional lucano: «Acabadas las tentaciones, el propia narración? ¿Trascienden el carácter geográfico-cronológico
diablo se marchó hasta su momento» 93 . para constituirse en elementos teológicos prefigurativos de la prin-
La transfiguración {Le 9, 28-36) se convierte en escena prefi- cipal etapa del ministerio público de Jesús?
gurativa de la ascensión 94 , a través de los vv. 31-32, propios de la La importancia de Jerusalén y la insistencia de Lucas en el
redacción lucana: ¡a expresión ten exodon (éxodo, v. 31) engloba kairos (tiempo establecido en el plan de Dios), así como en el tema
los últimos acontecimientos que están a punto de realizarse en de la hora (momento señalado por el Padre), en relación al misterio
Jerusalén, v. 3 1 . Las expresiones ten doxan (gloria) y dyo andras pascual, podrán iluminar estas preguntas. Es decir, el plan de Dios
(dos varones, v. 32; cf. Le 24, 4 y Hech 1, 10) confirman el ca- sobre Jesús se manifiesta a través de coordenadas espaciales (Jeru-
salén, el templo), y coordenadas temporales (el ahora del cumpli-
miento de las promesas; el tiempo decretado por Dios; el momento
establecido por el Padre).
92. J. Dupont, o. c, 36.
93. K. Aland, Synopsis quattuor evangeliorum, n.° 20: dicho versículo Le 13, 31-33 9 5 tiene gran importancia para comprender el pen-
está en relación directa con Le 22, 3 y 22, 53. samiento lucano sobre el tiempo y el lugar de la muerte de Jesús.
94. La ascensión ocupa un puesto preponderante en el pensamiento teo- Ante la noticia de que Herodes quiere matarle (v. 31), Jesús res-
lógico de Lucas. Este evangelista concibe la muerte de Jesús como un trán- ponde que él continúa realizando su misión hasta que llegue el mo-
sito y no como un estadio definitivo: Jesús pasa a través de la muerte a
la exaltación, de la que forma parte la ascensión; «la entrada en la gloria» (Le mento de la consumación: «al tercer día acabo» (v. 32). El tercer
24, 26) es la etapa final de una serie de acontecimientos salvíficos íntimamen- día pertenece al tiempo señalado por el Padre para consumar la
te relacionados entre sí. En Le 9, 51, Lucas habla de «los días de su ascen- redención. Es decir, éstos y otros elementos semejantes señalan
sión» (usando el término analémpsis, de la misma raíz que los vocablos seme-
jantes de Hech 1, 2.11.22), como etapa o estadio definitivo de una serie de
acontecimientos salvíficos en profunda conexión: pasión-muerte-resurrección-
ascensión. 95. K. Aland, Synopsis quattuor evangeliorum, n.° 212.
402 Devolver el evangelio a los pobres Protagonismo de Jesús a los doce años 403

la pascua, el tiempo establecido por el Padre para que Jesús cul- «Este hombre se va según lo establecido (Le 22, 22); el verbo
10<)
mine su actividad salvífica: «el diablo se marchó basta su momen- poreuomai con el significado de irse, morir, pasar al Padre , está
to» (Le 4, 13; cf. Le 22, 3); «cuando iba llegando el tiempo de determinado por el participio horismenon. Los dos verbos son típi-
que se lo llevaran» (Le 9, 51); «pero ésta es vuestra hora, cuando camente lucanos y la construcción de la frase también lo es» 101.
mandan las tinieblas» (Le 22, 53). «Conforme al -pilan previsto y sancionado por Dios os lo entregaron»
Aunque la expresión «al tercer día» está asociada en sentido es- (Hech 2, 23); el participio hórismenos hace aquí alusión a un hecho
tricto a la resurrección de Jesús 9e , en Le 13, 32 señala globalmente ya pasado que entra en el designio de Dios y tiene sus propias coor-
el tiempo de la pascua, como tiempo del designio de Dios. El verbo denadas espacio-temporales.
teleioó (consumar, acabar), calificado por la expresión «al tercer La escena de Nazaret (Le 4, 16-30) no sólo es programática en
día», encierra la significación global de estos acontecimientos sal- cuanto a la misión profética que Jesús debe realizar (4, 18-19),
víricos 9T. sino que también prefigura el lugar donde debe morir Jesús-profeta,
Le 13, 33 señala además la coordenada espacial. No sólo hay un que no puede ser despeñado en Nazaret (4, 29) porque tiene que
tiempo determinado, sino también un lugar: Jerusalén, «porque no morir en Jerusalén. Este es el sentido de las misteriosas palabras
cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén» (v. 33b). Estas pa- que cierran la perícopa: «él, abriéndose paso entre ellos se alejó»
labras de Jesús señalan una de las líneas maestras del evangelio de (4, 30). Se trata del mismo verbo poreuomai que en Le 13, 33. El
Lucas. Jerusalén es el lugar establecido por Dios para consumar contexto es también semejante: Herodes quiere matar a Jesús; sus
la obra de salvación del género humano. Por eso Jesús, consciente paisanos intentan despeñarlo en Nazaret. El sentido del v. 30 es,
del plan divino, afirma: Es necesario que yo continúe mi camino pues, el siguiente: «Pero Jesús, abriéndose paso entre ellos con-
hacia Jerusalén, hacia la consumación. tinuaba su camino hacia Jerusalén (hacia su muerte)».
El pasaje es tanto más importante, cuanto que está expresado Lucas no emplea aquí expresamente la palabra Jerusalén, por-
con palabras de Jesús, que acepta el designio de Dios sobre él. Estas que el único y definitivo viaje de Jesús a esta ciudad no comenzará
palabras indican su firme determinación de cumplir lo establecido hasta Le 9, 51. No obstante Jerusalén está implícita, tanto en el
por su Padre en cuanto a tiempo y lugar 98 . empleo del verbo poreuomai, como a la luz del axioma lucano: «no
Es de notar que Lucas alude con frecuencia al tiempo estable- cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén» (13, 33b).
cido por Dios por medio del verbo horizó (establecer, decretar) 98 : En la perícopa de la transfiguración, antes de empezar Jesús su
gran viaje a Jerusalén, Lucas asocia, de nuevo, la consumación de
96. Y esto, tanto en las predicciones de la pasión (Le 9, 22; 18, 33; su obra a la ciudad de Jerusalén: «... hablaban de su éxodo que
24, 7) como en la constatación del cumplimiento de las profecías (Le 24, iba a cumplirse en Jerusalén» (Le 9, 31).
46). El comienzo del viaje de Jesús a Jerusalén (Le 9, 51-53) reviste
97. El empleo de palabras como teleioó, que encierran y expresan el con- especial relieve. En el v. 51 se encuentran reunidos los principales
tenido global de todo el misterio pascual (pasión-muerte-resurrección-ascen-
sión-pentecostés) es típicamente lucano. Así, por ejemplo, la palabra éxodos elementos de los versículos anteriores: «los días de su asunción»
(éxodo, Le 9, 31) y analémpsis (asunción, Le 9, 51); cf. K. Aland, Synopsis (literalmente); «ir» {poreuomai); «Jerusalén».
quattuor evangeliorum, nn. 161 y 174, respectivamente. Junto a las dos coordenadas que establecen el tiempo y el lu-
98. En Le 13, 31-33, se percibe, en sentido amplio, la oposición entre gar determinados por el Padre, aparece aquí también el término
Galilea, dominio, bajo el control romano, del tetrarca Herodes, y Jerusalén,
lugar donde Jesús debe morir. En Le 2, 41-52 hay también una oposición
semejante entre Nazaret y Jerusalén. La necesidad de morir en Jerusalén
(13, 33) y el tener que quedarse en la casa de su Padre (2, 43.49) es 100. Este significado no sólo aparece claro en el contexto inmediato,
subrayado en ambos pasajes con palabras de Jesús. sino también en contextos más remotos. Así, por ejemplo, en Le 13, 33, la
99. El verbo horizó, además de la obra lucana, sólo se usa en Rom 1, expresión dei me poreuesthai (tengo que continuar el viaje) y la necesidad
4 y Heb 4, 7 en todo el nuevo testamento. En Lucas está unido siempre a la de morir en Jerusalén, están íntimamente asociados por la conjunción causal
voluntad omnipotente de Dios, como en Hech 17, 26, y, de forma más con- hoti (porque).
creta, al plan de Dios en relación con el misterio pascual de Jesús, poniendo 101. Lucas ha cambiado materia de la triple tradición (Mt 26, 24;
de manifiesto sus facetas más importantes: Le 22, 22; Hech 2, 23; 10, 42; Me 14, 21) para expresar con mayor claridad la realización actual del designio
17, 31; hay una sola excepción (Hech 11, 29) en que se usa hórisan hablan- de Dios; para estos pasajes, cf, K. Aland, Synopsis quattuor evangeliorum,
do de la determinación de enviar una colecta a los hermanos de Judea. n.° 312.
404 Devolver el evangelio a los pobres Protagonismo de Jesús a los doce años 405

poreuomai (vv. 51.53) como verbo típico lucano para expresar el La forma verbal dei pone de manifiesto tanto el designio de
viaje de Jesús a Jerusalén, ciudad en que se va a realizar plena- Dios como la aceptación por parte de Jesús. En realidad, con las
mente el plan de Dios sobre Jesús. palabras de Le 4, 43, Jesús está confirmando y realizando lo que
En Le 9, 51 se hace patente, de manera especial, la firme resolu- había anunciado como programático en la sinagoga de Nazaret
ción que Jesús tiene de llevar a término el designio de Dios: «Je- (4, 18-19). Le 17, 25 es exclusivo de Lucas dentro de una ma-
sús decidió irrevocablemente ir a Jerusalén» w¿; Le 9, 53 confir- teria de la triple tradición: el día del Hijo del hombre1106. Ha-
ma esta irrevocable resolución de Jesús, a través de una expresión blando del Hijo del hombre y de su inesperada manifestación «en
semejante: «... se negaron a recibirlo, porque se dirigía a Jerusa- su día» (v. 24), Jesús afirma: «pero antes tiene que padecer mu-
lén» ws. cho y ser redhazado por esa clase de gente» (17, 25).
Así pues, en Le 17, 24-25 Jesús declara que ha sido estable-
cido un tiempo, tanto para la parusía («en su día», v. 24) como
3. Dei (tengo que) subraya la respuesta de Jesús al plan de Dios para la pasión («pero antes tiene que padecer mucho», v. 25).
El tiempo de su pasión aparece como el tiempo dei designio del
El verbo horizó (determinar, establecer) hacía referencia al
Padre, aceptado por Jesús. Esta aceptación está expresada por
plan de Dios y al tiempo de su realización. En Le 2, 49, por me-
el verbo dei. En efecto, lo encerrado implícitamente en este ver-
dio de la forma verbal dei (tengo que, es necesario) se expresa la
sículo (17, 25) está expresado explícita y claramente en Le 22,
actitud fundamental de Jesús, es decir, su obediencia al Padre.
42: «Padre, si quieres, aparta de mí este trago; sin embargo, que
En Le 13, 33, aunque ha sido estudiado fundamentalmente bajo
no se realice mi designio, sino el tuyo». La pasión y muerte de
el punto de vista del verbo poreuomai (ir, caminar), y de la pala-
Jesús es su último acto de obediencia al Padre.
bra «Jerusalén», quedó de manifiesto, a través de la forma verbal
dei, la firme resolución de Jesús de ir a Jerusalén para cumplir El primer anuncio de la pasión (Le 9, 22) está en la misma
allí el plan de Dios. línea de Le 17, 25. El dei, referido al cumplimiento del designio
de Dios, abarca desde el verbo «padecer» hasta la expresión «re-
El análisis de la forma verbal dei en los principales pasajes
sucitar al tercer día». El dei como expresión de la aceptación del
del evangelio de Lucas, arroja, como se verá a continuación, los
designio de Dios por parte de Jesús, abarca todos los verbos que
mismos resultados.
indican la última etapa de su vida mortal: padecer, ser rechazado,
A las 'muchedumbres que quieren retener consigo a Jesús (Le ser ejecutado 106.
4, 42) éste les responde: «También a los otros pueblos tengo que
anunciarles el reino de Dios; para eso he sido enviado» (4, 43).
Con estas palabras subraya Jesús la necesidad de la evangelización
con las palabras: «escuchadlo» (9, 35); en Hech 3, 20.26, aunque se trata
como misión y actitud de obediencia al Padre. El término apesta- del envío de Jesús glorificado por el Padre, se confirma esta misma línea, ya
lén (be sido enviado), indica directamente la misión que el Padre que Lucas no hace una separación neta entre la vida gloriosa de Jesús y el
le ha encomendado y subraya indirectamente la dependencia del misterio de su vida mortal; en Le 20, 13 aparece claro el envío del Hijo por
Hijo 104. el Padre, a través del verbo pempó, pero la relación está sólo implícita en la
enseñanza de la parábola; la parábola de los viñadores homicidas habla, en
efecto, de «un hombre (que) plantó una viña»...; este hombre es el que de-
termina: «voy a mandar a mi hijo querido» (20, 13); en la enseñanza de la
102. M. Zerwick, Analysis philologica NT graeci, ad Le 9, 51; Biblia parábola, ese hombre es el Padre, y su Hijo amado es Jesús. Por lo demás,
de Jerusalén, Bilbao 1967, traduce: «él se afirmó en su voluntad de ir a Je- Juan se apoya más tarde explícita e insistentemente en el hecho de que el Pa-
rusalén». dre ha enviado al Hijo para desarrollar puntos fundamentales de su teología;
103. Todavía aparece, una vez más, el verbo poreuomai, unido expre- emplea, en este sentido, 17 veces el verbo apostelló y 25 veces el verbo
samente a Jerusalén, en Le 17, 11: «Yendo camino de Jerusalén»... pempó. Jn 13, 20 tiene un valor especial, porque encierra el mismo contenido
104. En realidad el evangelio de Lucas no dice expresamente que el y es semejante a Le 10, 16 y 9, 48, citados al comienzo de esta misma nota.
Hijo haya sido enviado por el Padre; creo, sin embargo que Le 4, 43, a la 105. K. Aland, Synopsis quattuor evangeliorum, n.° 235.
luz de 9, 48: «el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado», y de Le 10, 106. Lucas mantiene esta misma visión en Hechos. Pablo, discutien-
16: «quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado», lo afirma implíci- do con los judíos en la sinagoga de Tesalónica, «apoyándose en la Escritura,
tamente. Tanto más que estos últimos pasajes no se pueden separar del testi- explicaba y probaba que el Mesías tenía que (edei) padecer y resucitar»
monio que da el Padre en favor del Hijo en la transfiguración, y que termina (Hech 17, 3).
wo Devolver el evangelio a los pobres
Protagonismo de Jesús a los doce años 407

En Le 24, 7, a través del verbo dei, se vuelve a interpretar la


pascua, en su totalidad, como cumplimiento del plan de Dios y pascua (pascha) hasta Le 22, 1 y llama la atención el hecho de
como aceptación por parte de Jesús que había predicho estos que el evangelista emplee aquí, de nuevo, las mismas palabras
acontecimientos en Galilea: «Acordaos de lo que os dijo —'ha- que en 2, 41: «se acercaba la fiesta de los ázimos, llamada pas-
blan los dos varones a las mujeres— estando todavía en Galilea: cua» lm. Es asimismo significativa la conexión inmediata que
este hombre tiene que ser entregado en manos de gente pecadora Lucas establece entre esta fiesta de pascua y el propósito de los
y ser crucificado, pero al tercer día resucitará». En Le 24, 26-27 sumos sacerdotes y de los letrados de eliminar a Jesús: «andaban
pasa otro tanto. El designio de Dios sobre «el padecer» de Jesús buscando la manera de acabar con él» (Le 22, 2) 1 0 8 .
y sobre «su entrada en la gloria» (v. 26) había sido predicho por En la perícopa de los preparativos para la pascua de Jesús con
Moisés y los profetas (v. 27) y «era necesario» [edei) que se sus discípulos (Le 22, 7-13), Lucas da un relieve especial a esta
cumpliera (v. 26). fiesta al afirmar en el v. 7: «había que sacrificar el cordero pas-
Le 24, 44-47 es particularmente instructivo a este respecto, cual» {edei thuesthai to pascha). Comparándolo con Me 14, 12,
ya que Jesús afirma: «A esto me refería cuando, estando toda- se constata que en Lucas la expresión to pascha no sólo es el
vía con vosotros, os dije que todo lo escrito en la ley de Moisés sujeto de «sacrificar», concentrando en sí toda la atención, sino
y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse» (24, que, a través del edei (había que), esta pascua estaba señalada dé
44). En este plan entra el «padecer» (v. 46), el «resucitar» (v. antemano en el designio de Dios y le llegó el tiempo de su cum-
46) y el «predicar... a todos los pueblos» (v. 47). Es decir, la plimiento. Hay otro detalle de importancia. Mientras que en Ma-
vida de la iglesia, en el pensamiento lucano, forma parte del mis- teo y en Marcos son los discípulos los que toman la iniciativa
terio pascual de Jesús, constituyendo su último estadio. Precisa- para preparar la pascua, en Lucas es Jesús quien manda prepa-
mente a esta última etapa (venida del Espíritu santo y crecimien- rar la pascua a Pedro y a Juan (Le 22, 8), tomando así él mismo
to de la iglesia), dedica Lucas Hechos de ¡los apóstoles. la iniciativa.
Le 22, 14 es propiamente la introducción a la siguiente sec-
ción 109, que comienza con materia exclusiva de Lucas: Le 22,
4. «Por las fiestas de pascua» (Le 2, 41) 15-18. En Le 22, 14 el evangelista se separa de nuevo de Mateo
Le 2, 41-43 son versículos importantes en el relato de Lucas, y de Marcos para hablar de la hora (hé hora)110. Esta hora es la
porque constituyen el marco del acontecimiento que está al centro establecida por el Padre para celebrar la pascua, en consonancia
de la narración: «Jesús permaneció en Jerusalén» (v. 43). con el edei de Le 22, 7 y con el día de los ázimos del mismo ver-
El marco es geográfico-temporal y de marcado matiz religio- sículo m . Es decir, «'llegó el día de los ázimos en que el cordero
so: «Jerusalén» (v. 41); «por las fiestas de pascua» (v. 41); «su-
bieron a la fiesta» (v. 42). 107. Mt 26, 2 y Me 14, 1 no usan la palabra heorté (fiesta); emplean
Estas coordenadas espacio-temporales señalan con precisión sólo el vocablo pascha (pascua); cf. K. Aland, Synopsis quattuor evange-
el acontecimiento fundamental de la perícopa: «Terminados los liorum, n.° 305.
días (de las fiestas de pascua)... Jesús se quedó en Jerusalén» (v. 108. Esta conexión la establece también Mateo y Marcos; al decir que
en Lucas es significativo, quiero decir que sólo él establece el paralelismo en-
43). Este gesto de Jesús tiene lugar una vez terminada la pascua tre la primera pascua, celebrada por Jesús a los doce años, y esta su última
judía. pascua.
Pero entre la pascua judía y su permanencia en Jerusalén hay, 109. Cf. la división que hace The greek new testament, que, al contrario
de K. Aland, Synopsis quattuor evangeliorum, n.° 308, considera el v. 14
si se quiere, una significativa asociación y continuidad. No hay, parte de la siguiente sección.
por el contrario, mezcla o confusión. El acontecimiento funda- 110. Mt 26, 20 y Me 14, 17 usan la misma expresión «al caer la tarde»;
mental, incluso sintácticamente, es que Jesús se quedó en Jeru- la frase de Lucas es «cuando llegó la hora», cf. K. Aland, Synopsis quattuor
salén una vez concluida la pascua judía, que él mismo con sus evangeliorum, n.° 308.
doce años, es decir, con mayoría legal, había celebrado por pri- 111. Mientras Mt 26, 17 y Me 14, 12 hablan del «primer día de los
ázimos», Lucas escribe: «llegó el día de los ázimos»; para el tercer evangelista
mera vez. se trata del día señalado en el designio de Dios, como lo confirman el uso
Es significativo que Lucas ya no vuelva a utilizar la palabra del edei (tener que) en el mismo versículo y el de la hora (hé hora) en Le 22
14.
-rvu uevoiver el evangelio a los pobres Protagonismo de Jesús a los doce años 409

pascual tenía que ser inmolado» (Le 22, 7). Esta pascua de Je- que introduce en la verdadera pascua de Jesús. En Le 2, 43 ss.
sús con sus apóstoles coincide con la hora señalada por el Padre como prefiguración; en Le 22, 19 ss. como realización.
(22, 14).
Además Lucas no interrumpe el relato. Conecta directamente,
por medio del ya citado v. 14, la preparación (22, 7-13) con la 5. «Enseñaba en el templo» (Le 19, 47-21, 38)
celebración de la pascua (22, 15 ss.) 112 . Sólo una vez terminada Jesús pronuncia sus «primeras palabras» llenas de misterio
la cena pascual (22, 14-18) y la institución de la eucaristía (22, en el templo. El primer mensaje de Jesús queda, así, asociado a
19-20) vuelve a entrar en escena la sombra de Judas (22, 21-23), su estancia en el templo, que, como casa de su Padre, establece
cuya conspiración con los sumos sacerdotes ya había sido narrada en la perícopa una contraposición con la casa de Nazaret. El tem-
por Lucas (22, 3-6). plo, pues, realiza su primera función dentro de la propia perícopa
Le 22, 15-16 ilumina de una manera especial la narración de (Le 2, 41-52).
Le 2, 41-52. Jesús expresa su vehemente deseo de celebrar esta Pero el templo es también un elemento importante, por ser
pascua con sus discípulos: «¡Cuánto he deseado cenar con voso- el marco final del actual evangelio de la infancia, que comienza
tros esta pascua antes de mi pasión» (22, 15). Es decir, la cele- con ei sacrificio de Zacarías en el templo (Le 1, 5 >ss.) y termina
bración de la pascua judía antecede a su propia pascua, descrita con ia prefiguración de la pascua de Jesús, a través de su gesto:
como «un padecer» {pathein) y «un ser consumada» {pléróthéi) «Jesús permaneció en Jerusalén» (v. 43) y de sus primeras pala-
en el reino de Dios u a . bras: «tengo que estar en la casa de mi Padre» (v. 49).
Esta última pascua judía prefigura, de una manera especial, ¿Hasta qué punto el término templo (hieron) tiene que ver
su propia pascua, ya que deja paso definitivamente a nuestra úni- con la obediencia de Jesús al Padre, y, de manera especial, con
ca pascua, Cristo. La institución de la eucaristía, narrada por Lu- el supremo acto de obediencia, su pasión? Sólo el análisis del
cas a continuación (vv. 19-20) no forma parte de la pascua judía; evangelio de Lucas podrá ofrecernos una respuesta adecuada.
es la pascua cristiana 1U. La última etapa de la vida pública de Jesús (Le 19, 47-21,
El paralelismo con Le 2, 41-43 resulta, pues, claro. Jesús baja 38) está precedida por una escena que constituye su pórtico: Je-
a celebrar la pascua judía a los doce años. Esta primera pascua de sús entra en el templo y arroja a los mercaderes (Le 19, 45-46).
Jesús está en íntima relación con su última pascua (Le 22, 1-2; Esta escena tiene gran relieve en Marcos 11S , ya que une a ella el
22, 7 ss.). En ambos episodios la pascua judía es como el pórtico propósito de los sumos sacerdotes y letrados de dar muerte a Je-
sús (Me 11, 17-18).
El enfoque de Lucas es notablemente diverso. Para él ia es-
112 M. E. Boismard en su comentario a la sinopsis, y refiriéndose a Ma- cena es introductoria y la esquematiza, dejando sólo los elemen-
teo y a Marcos, habla de «anomalía»; y esto porque no sólo interrumpen
la narración, sino que además la dejan incompleta; es decir, describen los pre- tos esenciales: Jesús arroja a los vendedores y la cita del antiguo
parativos de la pascua y, después de intercalar la traición de Judas, pasan a testamento 116. Para Lucas lo importante es que Jesús, a partir
la narración de la institución eucarística sin haber narrado la celebración de de este momento, empieza a enseñar habituaímente en el templo:
la pascua judía; cf. a este respecto, P. Benoit-M. E. Boismard o. c, 382, §
318, I, D, 1.
«Todos los días enseñaba en el templo» (Le 19, 47a) y que el
113. El pathein (padecer) es como el punto de partida; el pléroó (cum- propósito que los sumos sacerdotes, notables del pueblo y letra-
plirse, realizarse), señala el cumplimiento de todas las etapas de la pascua; en dos tienen de darle muerte, está unido a esta actividad profética
Le 9, 31 el evangelista había hecho alusión a la pascua, como a una sucesión de Jesús: «Por su parte, los sumos sacerdotes y los letrados in-
de acontecimientos, por medio de la palabra éxodos (éxodo) y del mismo tentaban quitarlo de en medio, y lo mismo los notables del pue-
verbo pléroó.
114. P. Benoit, L'annonciation {Le 1, 26-38): Assem. du Seigneur 6 blo» ('Le 19, 47b).
(1955) 54, haciendo ver que en el diálogo de la anunciación se perciben cla-
ramente las dos economías, la antigua y la nueva, a través de los títulos
cristológicos Hijo del Altísimo e Hijo de Dios, afirma que «esta forma de 115. K. Aland, Synopsis quattuor evangeliorum, n.° 273.
componer es netamente lucana y la volvemos a encontrar de manera sorpren- 116. La cita de Le 19, 46: «Mi casa será casa de oración pero vosotros
dente en el relato de la cena, donde la pascua antigua (22, 15-18) y la la habéis hecho cueva de bandidos», es una combinación de diversos
pascua cristiana (22, 19-20) quedan yuxtapuestas de idéntica forma». textos veterotestamentarios: ls 56, 7; Jer 7, 11; Zac 14, 2 1 : Is 60, 7.
q±u Devolver el evangelio a los pobres protagonismo de Jesús a los doce años 411

La función del pueblo (laos) es también importante en toda medio» (19, 47) es la música de fondo de las siguientes perícopas,
esta secuencia: el pueblo es el destinatario del mensaje de Je- como respuesta a la actividad evangelizadora de Jesús en el tem-
sús m , e impide que sus enemigos le causen la muerte antes de plo (Le 20, 1 ss.).
que llegue la hora señalada por el Padre. El pueblo está, pues, Así pues, próxima ya su pasión, Lucas presenta a Jesús evan-
dialécticamente entre Jesús y sus enemigos. gelizando, es decir, realizando «en la casa de su Padre» la misión
A esta visión de conjunto hay que añadir los elementos de que le había sido encomendada. Esta actividad, que implica su
cada escena en particular, para sacar al final las conclusiones de actitud de obediencia al Padre, es la causa de que sus adversarios
esta gran secuencia cuyos elementos esenciales son: evangeliza- tramen contra su vida, buscando cómo matarle. Su actividad
ción por parte de Jesús; al pueblo {laos), que está de parte de evangelizadora en el templo queda así unida a la pasión, como
Jesús; en el templo; las clases dirigentes se oponen a la actividad causa a efecto. Por vez primera en el evangelio de Lucas, sus
evangelizadora de Jesús e intentan darle muerte. enemigos, como una fuerza compacta y bien definida, buscan una
Así Le 20, 1-8 trata de la controversia sobre la autoridad de ocasión propicia para matarlo 119. Jesús lo sabe y, a pesar de dio,
Jesús. Lucas enlaza directamente esta perícopa con la anterior no deja de evangelizar.
(19, 47-48), poniendo, otra vez, de relieve su enseñanza en el Le 20, 9-19 contiene la parábola de los viñadores homicidas.
templo. Jesús sigue enseñando en el templo. Acaba de confundir a sus
El comienzo: «uno de aquellos días» (20, 1), se refiere a 19, enemigos que le habían pedido sus credenciales y comienza a adoc-
47, concretando la situación genérica y habitual expresada por trinar al pueblo (laos). El cambio se percibe incluso literariamen-
dicho versículo: «todos los días enseñaba en el templo». Lucas te: «Entonces se puso a decirle al pueblo esta parábola». Es el
pone, además, de relieve la actividad evangelizadora de Jesús: mismo pueblo {laos) destinatario del evangelio en Le 20, 1. Los
«... enseñaba al pueblo en el templo, anunciándoles la buena no- letrados y los sumos sacerdotes que estaban presentes, compren-
ticia» {didaskó y euaggelizomai, respectivamente). Con ello Lucas dieron que la parábola iba dirigida contra ellos y quisieron pren-
subraya fundamentalmente cómo realiza Jesús su misión de obe- der a Jesús, pero no lo hicieron por temor al pueblo (v. 19) 120 .
diencia al Padre 118, a pesar de que con esta actividad está fir-
mando su sentencia de muerte.
En efecto, sólo Lucas relaciona directamente esta perícopa 119. Hay cuatro pasajes en Lucas que podrían contradecir esta afirma-
(20, 1-8) con la primera conspiración de los sumos ¡sacerdotes, ción, pero creo que, más bien, la confirman; en Le 4, 29 no hay oposición
sistemática, sino arrebato colectivo e intento de despeñarlo; intento inoperante
letrados y notables del pueblo contra Jesús (19, 47-48). Aquí, en porque Jesús tiene que morir en Jerusalén; no podía morir en Nazaret. Ade-
el v. 48, Lucas añade de su propia pluma: «pero no encontraban más no se puede afirmar que sus paisanos sean sus enemigos. En Le 13, 31
modo de hacer nada porque el pueblo entero estaba pendiente existe la misma perspectiva. Ante la noticia de que Herodes quiere matarlo,
de sus labios», y en 20, 1-8 nos describe la primera trampa que Jesús >afirma que ningún profeta debe morir fuera de Jerusalén (13, 33); Le
6, 11 es más significativo por tener su paralelo en Me 3, 6 y Mt 12, 14.
le tienden para poder eliminarlo. El «intentaban quitarlo de en Mientras que Mateo habla de una reunión de los fariseos contra Jesús para
ver cómo lo eliminaban, y Marcos refiere una confabulación entre los fariseos
117. En toda esta secuencia Lucas distingue cuidadosamente entre: a) y herodianos, «planeando el modo de acabar con Jesús», Lucas no habla
laos, el pueblo que recibe el mensaje de Jesús (Le 19, 48; 20, 1.6.19.26.45; todavía de quitarlo de en medio; afirma que «los letrados y los fariseos es-
21, 38); b) los sumos sacerdotes, los letrados, los notables del pueblo y los taban al acecho... para ver de qué acusarle» (Le 6, 7), para terminar dicien-
ancianos, es decir, la clase dirigente, que son los verdaderos enemigos de Jesús do en el versículo paralelo a Mateo y Marcos que «ellos se pusieron fu-
y están al acecho para matarlo (Le 19, 47; 20, 1.19); c) ocblos, la gente, la riosos y discutían qué podrían hacer con Jesús» (Le 6, 11); en esta misma
multitud, la muchedumbre o la chusma, según los casos (cf. Le 22, 47). dirección hay que añadir Le 11, 53-54. Lo más que se puede afirmar, a la
Marcos, por el contrario, usa el término ochlos sin que se corresponda luz de Le 6, 7.11 y 11, 53-54 es que la oposición se está organizando y va
con el laos de Lucas, ya que abarca desde los auditores de Jesús, hasta la mu- creciendo sensiblemente, pero aún no hay propósito de dar muerte a Jesús.
chedumbre que viene a prenderlo (Me 11, 18.32; 12, 12.37.41; 14, 43); en 120. Los que interrumpen el discurso de Jesús gritando: «¡No lo per-
toda esta secuencia, Marcos emplea sólo una vez la palabra laos, en 14, 2. mita Dios!» (Le 20, 16), son sin duda los letrados y los sumos sacerdotes (v.
118. Más arriba quedó indicado cómo en Le 4, 43 el evangelista sub- 19); el grito es polémico y hostil, a juzgar por la respuesta de Jesús (vv. 17-
rayaba la evangelización como la respuesta de Jesús a la misión que el Pa- 18); el laos (pueblo) de esta sección (v. 9) no aparece en polémica con la doc-
dre le había encomendado, a través del verbo dei (tengo que, es necesario). trina de Jesús y está en neto contraste con la actitud de los letrados y sumos
Su discurso programático en Nazaret pone también de relieve esta tarea. sacerdotes en el mismo v. 19.
412 Devolver el evangelio a los pobres Protagonismo de jesús a los doce años 413

En las restantes escenas, Jesús continúa enseñando en el tem- gelizadora de Jesús en el templo de Jerusalén, y llegada la hora
plo. La situación es semejante. Lucas que había abierto esta del Padre, constituye su verdadera sentencia de muerte.
sección con los vv. 19, 47-48, la cierra con dos versículos muy
semejantes y exclusivos de Lucas: 2 1 , 37-38. Aquí leemos: «De
día estaba enseñando en el templo, y salía a pasar la noche al 6. Hechos de los apóstoles, 4-5
monte de los Olivos. El pueblo en masa madrugaba para acudir
Es cosa manifiesta que Lucas se complace en describir los
al templo a escudharlo».
principales personajes y vicisitudes de la iglesia primitiva a la luz
Así termina e! ministerio público de Jesús en los umbrales de de la persona y de la misión de Jesús. H a concebido su obra or-
su pasión: enseñando asiduamente al pueblo en el templo. Es la gánicamente y establece un constante paralelismo entre la vida de
misma estampa con que se abre toda esta sección: «Todos los Jesús y la vida de la iglesia 122 .
días enseñaba en el templo» (19, 47a). Con esta actitud Jesús
El templo de Jerusalén realiza aquí también una importante
ha firmado ya su propia sentencia de muerte: «Por su parte, los
función, poniendo en evidencia dicho paralelismo. Aparece, en
sumos sacerdotes y los letrados intentaban quitarlo de en medio,
efecto, no sólo como lugar de oración (Hech 2, 46; 3, 1), sino
y lo mismo los notables del pueblo» (19, 47b).
también como lugar propicio para la predicación de los apóstoles.
En Le 2 1 , 37 su actividad en el templo aparece en conexión Esta actividad evangelizadora iba a desencadenar las primeras
con su muerte de una forma más sutil, en forma de presagio, al persecuciones contra la iglesia apostólica.
recordar Lucas que «salía a pasar la nodhe al monte de los Oli-
Así la escena de Hech 4, 1-4.7 está descrita a la luz de Le
vos». Es evidente que Lucas alude al monte de los Olivos como
19 ; 47-48; 20, 1-2.19; 2 1 , 37-38 y 22, 5 3 . Es decir, Lucas esta-
lugar del prendimiento de Jesús, puesto que, mientras Mt 26, 36
blece el paralelismo entre la enseñanza de Jesús y la de los após-
y Me 14, 32 'hablan de «un (huerto que llamaban Getsemaní»,
toles en el templo, y entre la persecución desencadenada contra
Lucas en 22, 39, usando el mismo vocabulario que en 2 1 , 37,
Jesús y contra los apóstoles también en el templo. Los elementos
afirma que Jesús «se dirigió, como de costumbre, al monte de los
esenciales, a través de los que se descubre didho paralelismo, per-
Olivos». La expresión como de costumbre alude, sin duda, a la
manecen; cambian las circunstancias históricas.
noticia de que «salía a pasar la nodhe al monte de los Olivos»
(21, 37). El verbo se dirigió (eporeuthé) tiene probablemente el Los elementos comunes más destacados que establecen el pa-
significado técnico de poreuomai, aplicado por Lucas a Jesús cuan- ralelismo entre didhas escenas son: a) la enseñanza al pueblo
do camina hacia Jerusalén como lugar de su muerte vn. (laos): H e d í 4, 1-2 {a la luz de Hech 3, 12-26); Le 20, 1; 2 1 ,
37-38; b) la distinción entre el pueblo, que recibe la doctrina de
La actividad evangelizadora, llevada a cabo asiduamente en el Jesús y de los apóstoles (Hech 4, 4; Le 19, 48b; 2 1 , 38) y los
templo como obediencia al Padre, determina inexorablemente su jefes, que se oponen (Hech 4, lb-2; Le 19, 47b); c) los jefes di-
muerte. Estableciendo el paralelismo con la escena programática rigen la misma pregunta a los apóstoles y a Jesús: «¿Con qué po-
de Nazaret, podríamos afirmar que la actividad evangelizadora de der hacéis estas cosas?» (Hech 4, 7; Le 20, 2 ) 1 2 S ; d) los jefes
Jesús (Le 4, 18) se presenta como una actividad peligrosa desde
el comienzo. No le lleva a la muerte en Nazaret porque ni había
llegado su hora, ni podía morir en Nazaret. Esta actividad evan- 122. Dicho paralelismo ha quedado ya suficientemente destacado; baste
recordar, a manera de ejemplo, el sumario en que se habla del poder tauma-
túrgico de los apóstoles (Hech 5, 12.15-16); está redactado, sin duda, a la luz
121. En la escena del prendimiento (Le 22, 47-53) se perciben algunas de Le 4, 40-41, que es también un sumario sobre el poder taumatúrgico de
características lucanas, en consonancia con la sección Le 19. 47-21, 38; en Jesús; el martirio de Esteban (Hech 7, 55-60), está descrito a la luz de la
Mt 26, 47-48 y en Me 14, 43, vienen a prender a Jesús Judas y la muche- pasión de Jesús (cf. Hech 7, 56 con Le 22, 69; Hech 7, 59 con Le 23, 46;
dumbre (ho ochlos), mandados por los jefes; en Le 22, 47 viene Judas con Hech 7, 56 con Le 22, 69; Hech 7, 59 con Le 23, 46; Hech 7, 60 con Le
la multitud (ho ochlos), que incluye también a los jefes (y. 52); Jesús se di- 23, 34).
rige precisamente a estos jefes (22, 52b-53) y por eso no llama la atención el 123. En Le 20, 2 la pregunta es: «Dinos con qué autoridad (exousia)
que Lucas omita el término enseñar (didaskó) en 22, 53. Se ha visto, en efec- actúas así; ¿quién es el que te ha dado esa autoridad (exousia)}»; en Hech
to, que Jesús en el templo enseñaba y evangelizaba al pueblo (laos), no a los 4, 7 se lee: «¿Con poder (dynamis) de quién o en nombre (onoma) de quién
jefes que, si estaban en el templo, era sólo buscando una ocasión para ma- habéis hecho eso vosotros?»; el cambio de exousia por dynamis y por onoma
tarlo. es normal dado el contexto de Hechos; toda la vida de la iglesia no es
414 Devolver el evangelio a los pobres Protagonismo de Jesús a los doce años 415

quieren prender a Jesús en el templo. No lo hacen por temor al 7. Elementos prefigurativos de la pascua en Le 2, 41-52
pueblo y porque aún no ha llegado su hora (Le 20, 19; ef. 22,
53). El prendimiento de los apóstoles en el templo y el intento Hemos visto ya cómo la pascua es el punto focal de la obra
de prender a Jesús también en el templo, están descritos del mis- lucana. El plan de Dios sobre Jesús culmina en su misterio pascual.
mo modo: «Los letrados y los sumos sacerdotes... intentaron A lo largo de su evangelio, Lucas hace constantes referencias a esta
echarle mano {epihalein ep'auton tas cheiras, Le 20, 19); «Los etapa suprema de la vida de Jesús: a) coordenadas espacio-tempora-
sacerdotes, el comisario del templo y los saduceos... les echaron les encuadran y determinan con precisión la realización de la pas-
mano» {epelabon autois tas cheiras, Hedh 4, 1-3); e) ante la con- cua. Las expresiones hé hora (la hora), téi tritéi hémerai (al tercer
minación de que de ninguna manera hablasen en el nombre de día), achri kairou (hasta su momento), etc., por una parte, y «Je-
Jesús (Hedh 4, 18), Pedro y Juan contestaron: «¿Puede aprobar rusalén», por otra, ponen la pascua de Jesús en relación con el tiem-
Dios que os obedezcamos a vosotros en vez de a él?» (Hech 4, po y el lugar establecidos por Dios; b) términos técnicos como
19). hórismenos (determinado), poreuesthai (ir, caminar), éxodos (éxo-
En Hedh 5, 17 ss. comienza una nueva persecución contra do), pléroó (llevar a término, cumplirse), jalonan todo el evangelio
los apóstoles. El prendimiento es descrito con las mismas palabras de Lucas, apuntando también con diversos matices hacia la pascua
de Hech 4, 3 y a la luz de Le 20, 19 y 22, 53: «El sumo sacer- de Jesús; c) la forma verbal dei (tengo que, es necesario), subraya,
dote y los de su partido... mandaron prender a los apóstoles» no sólo el plan de Dios sobre Jesús, sino, sobre todo, su respuesta
(epelabon tas cheiras epi tous apostolous, Hech 5, 17-18). o aceptación del designio de Dios; d) especial relieve merece la
Liberados milagrosamente por el ángel del Señor, reciben de función del templo como lugar geográfico y teológico. En efecto,
él esta orden: «Id, plantaos en el templo y explicadle allí al pue- la enseñanza que Jesús imparte al pueblo en el templo, constituye
blo íntegramente esta manera de vivir» (Hedh 5, 20). su sentencia de muerte por parte de los jefes del pueblo.
En Hech 5, 21a leemos: «En vista de aquello entraron en el A la luz de lo expuesto, ¿encontraríamos en Le 2, 41-52 ele-
templo al amanecer y se pusieron a enseñar». En este versículo mentos de orden geográfico y temporal relacionados con la pascua?
se encuentran, pues, los principales elementos de Le 21, 37-38 ¿Son estos elementos realmente significativos? ¿Se podría afirmar
(que son, a su vez, los elementos fundamentales de Le 19, 47-48 el carácter prefigurativo de todo este relato respecto a la pascua de
y 20, 1): didaskó (enseñar); hieron (templo); laos (pueblo; este Jesús?
último término está en el contexto, Hedh 5, 20.25); respecto a la La coordenada temporal de Le 2, 41-52 apunta claramente ha-
expresión hypo ton orthron (al amanecer), el evangelista en Le 21, cía la pascua de Jesús: a) «Por las fiestas de pascua» (v. 41) y
38 emplea el verbo orthrizó de la misma raíz. «...subieron a las fiestas» (v. 42). Esta expresión reviste una impor-
Hech 5, 42, que concluye toda esta sección, pone, de nuevo, tancia especial, ya que, como hemos visto, el evangelista no la vuel-
en primer plano los elementos constitutivos de la misión de los ve a utilizar hasta Le 22, 1; b) la expresión «cuando éstas (fiestas)
apóstoles en la iglesia primitiva, a la luz de la misión de Jesús: terminaron» (v. 43) está en la línea complexiva del verbo pléroó
«Ni un solo día dejaban de enseñar en el templo y por las casas, (cumplirse); didha expresión se refiere a la pascua judía que se
dando da buena noticia de que Jesús es el Mesías» 124. acaba de consumar y que da paso a un gesto de Jesús que prefi-
gura su verdadera pascua; c) «A los tres días» (2, 46) es un ele-
mento esencial significativo de la pascua, en conexión con la resu-
rrección.
sino un testimonio bajo la fuerza (dynamis) del Espíritu Santo (Hech 1, 8); el La coordenada geográfica en Le 2, 41-52, está también en co-
nombre de Jesús no sólo contiene fuerza curativa (Hech 3, 6.16) sino que,
en el plan de Dios no existe otro nombre por el que debamos salvarnos nexión con el misterio pascual de Jesús: a) «Jerusalén» suena in-
(Hech 4, 12). sistentemente en la narración ( w . 41.43.45) y ya hemos visto que
124. Es de notar la palabra euaggelisasthai (evangelizar, dar la buena este término es un verdadero lugar teológico en relación a la pascua.
noticia), tanto en Hech 5, 42 como en Le 20, 1; siendo Hech 5, 42 el ver- Además Jerusalén, en 2, 43, está en conexión con el gesto funda-
sículo conclusivo de toda la primera gran sección de Hechos, establece el mental de Jesús en esta escena. Se percibe también la contraposi-
paralelismo entre la misión de los apóstoles en la iglesia primitiva de Jerusa-
lén, y la misión de Jesús: Le 4, 18.43); 7, 22; 20, 1. ción entre Nazaret, lugar de la obediencia de Jesús a sus padres, y
41b Devolver el evangelio a los pobres Protagonismo de ]esús a los doce años 417

Jerusalén, lugar de la obediencia de Jesús a su verdadero Padre; b)


«en el templo» (v. 46) forma parte de la coordenada espacial; la 8. Conclusiones de esta sección
permanencia de Jesús en el templo, unida a su enseñanza («sentado Habiendo analizado Le 2, 41-52 bajo el punto de vista de su
en medio de los maestros», 2, 46), apunta también, como hemos conexión con el misterio pascual de Jesús, podríamos resumir así
visto en los albores de la pasión, en dirección a la pascua. Su en- los datos más significativos:
señanza en el templo constituye él marco de su propia pascua, ya
que con esta actividad en el templo sellaría su propia sentencia de 1. Le 2, 41-52 prefigura ¡a pascua de Jesús con numerosos
muerte. y destacados elementos que, a manera de coordenadas geográfico-
Jesús no aparece enseñando directamente en el templo en Le 2, temporales, determinan la hora y el lugar del designio de Dios so-
41-52, por la circunstancia de tener sólo doce años en la narración. bre su propio Hijo. Dichos elementos son: a) coordenada temporal:
Me parece, sin embargo, que hay elementos suficientes para afirmar «Por las fiestas de pascua» ( w . 41.42); «A ios tres días» (v. 46);
que ésta es la intención de Lucas. En efecto, la expresión «en me- «Cuando terminaron estos días» (v. 43), referido a la pascua judía,
dio de los maestros», con el complemento «escuchándolos y ha- y trazando una neta separación entre ésta y la pascua de Jesús; b)
ciéndoles preguntas», presenta a Jesús en igualdad de condiciones coordenada geográfica: «Jerusalén» ( w . 41.43.45); «En el templo»
con los doctores, en un auténtico «mano a mano». Es más, el v. (v. 46).
47 habla del desconcierto (sorpresa, admiración) de todos los que
lo escuchaban, por su inteligencia y a causa de sus respuestas. Esta 2. La forma verbal dei (tengo que, es necesario), que expresa
situación recuerda la enseñanza de Jesús en la sinagoga de Naza- el plan de Dios y su aceptación por Jesús. A lo largo del evangelio
ret (Le 4, 22). está en íntima relación con la pascua.
Pero el verdadero paralelo de Le 2, 46-47 se encuentra en la 3. La voluntaria permanencia de Jesús en el templo, en co-
sección que ya hemos analizado (Le 19, 47-21, 38): a) Le 19, 48: «el nexión con «su enseñanza» (2, 43.46-47.49), constituye un de-
pueblo entero estaba pendiente de sus labios»; esta sentencia ex- mento prefigurativo de relieve especial. En efecto; a) En el evan-
presa el interés y la admiración, lo mismo que en 2, 47; el verbo gelio de Lucas, el templo está íntimamente asociado a la misión de
akouó (escuchar) es común a ambos versículos; b) Le 20, 26: «sor- Jesús, expresada, sobre todo, con los verbos didaskein (enseñar) y
prendidos (desconcertados) por su respuesta, se callaron»; aquí no euaggeüsasthai (evangelizar) en los albores de la pascua; b) a pesar
sólo se expresa el desconcierto, sino que Lucas emplea la palabra de la creciente y manifiesta oposición de los jefes del pueblo, Je-
apokrisis (respuesta), que sólo utiliza en este pasaje y en 2, 47 en sús sigue enseñando porque ésa es su misión y la voluntad de su
toda su obra; c) Le 21, 38: «El pueblo en masa madrugaba para Padre 126; c) con la enseñanza en el templo sella Jesús su senten-
acudir al templo a escucharlo»; este versículo, como ya hemos visto, cia de muerte. Aparece, así, el templo asociado a su pasión, que es
cierra toda la sección con el tema de la enseñanza de Jesús en el el acto supremo de obediencia al Padre 127 ; d) esta actividad sal-
templo 125. vífica de Jesús está vinculada directamente al pueblo (laos), que es-
El elemento más significativo de la perícopa lo constituyen las
«primeras palabras» de Jesús (2, 49): éste reconoce un deber fun-
126. Dentro del paralelismo entre Hechos y el evangelio, es impor-
damental: «estar en la casa de su Padre». A la luz de lo ya expues- tante la función desempeñada por Hech 4, 19 y 5, 29, en que la misión apos-
to, significa que Jesús acepta la voluntad de su Padre, que va a tólica de enseñanza y evangelización es proclamada como un acto de obedien-
culminar con su enseñanza en el templo y con su muerte en Jeru- cia a Dios por encima de cualquier otra obediencia; en el fondo ésta es
salén, consecuencia de dicha enseñanza. Sus «primeras palabras» es- también la contraposición entre las «primeras palabras» de Jesús (obedien-
cia a su verdadero Padre) y la obediencia que debía a María y a José en
tán, pues, en conexión con su misterio pascual. Nazaret. En esta línea es también importante Le 4, 43-44, donde el verbo
evangelizar constituye la misión esencial que el Padre ha encomendado a
Jesús: «para eso he sido enviado» (4, 43).
127. De hecho, fuera del evangelio de la infancia, el templo está exclu-
125. El hecho de que Le 2, 47, gramaticalmente, según se ha visto, no sivamente relacionado con la enseñanza de Jesús en los albores de su pasión:
encaje bien en el contexto, se debe probablemente a que ha sido introduci- Le 19, 45.47; 20, 1; 21, 5.37.38; 22, 52-53; el término hieron (templo) en
do por Lucas en el último momento para establecer dicho paralelismo. Le 18, 10, pertenece a la parábola del fariseo y el pubHcano.
418 Devolver el evangelio a los pobres BIBLIOGRAFÍA

cucha a Jesús y que se coloca así dialécticamente entre Jesús y


sus jefes, que buscan cómo cogerlo en falta para darle muerte.
4. El hecho de que Le 2, 41-52 sea de redacción lucana, avala
la conexión que hemos establecido entre este relato y la pascua de
Jesús.
5. El hecho de que Le 2, 41-52 prefigure la pascua y, tanto
aquí como en Le 22, 67-70, manifieste Jesús su verdadera persona-
lidad, permite establecer la conexión entre estas dos escenas que
se iluminan mutuamente. Las razones apuntadas para interpretar,
en ambas perícopas, la filiación divina en sentido trascendente es- AUard, M.: h'annonce a Marte et les annonces de naissances mimeuleuses
tricto, reciben nueva luz y nuevo peso por el hedho de dicha rela- de Vancien testament: NRT 78 (1956) 730-733.
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María y José no podían sospechar que la obediencia de Jesús a su Bacon, B. W.-. The Son as organ of revelation: HarvTheolRev 9 (1916)
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refieren al prendimiento de Pablo y a las discusiones originadas por este (he 1, 26-38): Assem. du Seigneur 6 (1965) 40-57; h'enfance de Jean-
hecho: Hech 21, 26-29; 22, 17; 24, 6.12.18; 25, 8; 26, 21; en estos textos no Baptiste selon huc 1: NTS 3 (1956-1957) 169-194; «Et toi-méme, un glai-
aparece claro el paralelismo con la pasión de Jesús. Lucas con toda probabi-
lidad ha concentrado dicho paralelismo en la iglesia de Jerusalén, como tipo ve te transpercera l'áme» (he 2, 35): CathBibQuart 25 (1963) 251-261;
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ÍNDICE DE CITAS BÍBLICAS
GÉNESIS 17, 23-27: 332 30, 13: 189
18, 1: 59 30, 22: 58
1, 2: 123-125, 127 18, 2: 59 30, 23: 66
1, 28: 280 18, 2-3: 59 34: 332
2, 7: 124 18, 5: 59 34, 14-16: 332
11, 30: 71 18, 10-15: 209 37, 11: 399
12, 1: 23 18, 11: 72 49, 24: 354
12, 3: 158, 190, 220 18, 11-12: 71 50, 24: 230
12, 9s: 23 18, 13-16: 59
13, 15: 190 18, 14: 29, 30, 47, 72, LXODO
14, 19: 178 75, 76, 195, 196,
15: 23 208, 1, 8-14: 24
15, 1: 61 18, 16: 76 1, 15: 24
15, 3: 37, 60 18, 17-20: 59 1, 16: 24
15, 3-5: 65 18, 18: 190 1, 22: 24, 208
15, 4: 76 19, 19: 224 1, 22-2, 10: 24
15, 6: 72, 76 20: 23 2, 3: 24
15, 8: 65, 72 20, 7-17: 342 2, 14: 208
16: 23 21, 6: 66 2, 22: 208
16, 1: 37, 71 21, 8-21: 23 2, 23-25: 189
16, lss: 58 22, 2: 101 2, 24: 227, 231
16, 2-4: 66 22, 11-16: 319 3-4: 71
16, 10-11: 319 22, 16-17: 229 3, 2-6: 319
17: 250 22, 18: 158, 190, 220 3, 2-12: 255
17, 1-21: 255 24, 48: 127 3, 7: 189, 198
17, 4: 229 25, 4: 223 3, 8: 205
17, 7: 190 25, 21: 37, 58 3, 7-10: 200
17, 9-14: 332 26, 4: 220 3, 10: 161
17, 9s: 224 27: 250 3, 11: 208
17, 12: 332 29, 31: 37, 58 3, 12: 65, 72, 161,
17, 17: 71 29, 33: 341 208, 303
436 índice de citas bíblicas índice de citas bíblicas 437

3, 13: 161 13, 12: 37, 171, 249, 40, 34s: 122 DEUTERONOMIO JUECES 2, 8: 189, 214
3, 14: 161 335, 336, 338, 339, 40, 34-35: 97, 310 1, 31: 86 4, 6: 216 2, 10: 227, 233
3, 15: 161 341 40, 35: 29, 47, 122, 1, 35: 201 5, 2: 177 2, 26: 238
3, 16: 233 13, 12-16: 37 123, 126, 131, 132 6, 1-3: 57 5, 3-5: 336 2, 34: 303
3, 19-20: 189, 208 13, 13: 37, 250, 340 40, 36-38: 201 6, 1-25 •. 37 5, 9: 177 12, 24: 224
4, 1-17: 208 13, 14: 225 6, 17: 57 5, 24: 177 14, 10: 303
4, Is: 208 13, 15: 37, 171, 335, 6, 25: 57 6: 71 15, lOs: 209
4, lOs: 208 336, 338, 341 7, 11: 57 6, 7-21: 72 15, 22: 206
4, 14: 208 13, 21-22: 24, 201 LEVÍTICO 6, 11: 319 16: 248
8, 1-2: 205
4, 22: 250 14, 5-9: 24 8, 7-10: 205 6, 16: 319 16, 4s: 209
9
4, 22-23: 86 14, 5s: 210 '_ . „ „ 10, 13: 57 6, 22: 60 16, 11: 209
12, 1-8: 37, 338
4, 24-26: 332 14, 13s: 238 10, 21: 189, 199 6, 23: 319 17, 12s: 248
12, 3: 224, 332
4, 31: 333 14, 19-22: 24 14, 1-3: 86 6, 36s: 65 IS, 6s: 209
12, 8: 340
5, 2: 210 14, 21-29: 24 15, 12: 266 7, 16-22: 336 19, 8-10: 209
16, 12-13: 59
6, 2-8: 200 14, 26-28: 24 15, 12-17: 268 10, 10-16: 336 19, 18-24: 342
18, 25: 233
6, 4-8: 201 14, 31: 189 15, 15: 268 13, 2: 37, 58, 209 20, 17s: 209
20, 20: 66
6, 13: 210 15: 24 15, 19-20: 249 13, 2-3: 71 22, 17s: 209
25, 8-17: 268
6, 23: 57 15, 1: 188, 189 18, 15: 159, 164 13, 2-20: 255 23, 19s: 209
25 2
7-12: 24 15, ls: 210 ' 18, 15-18: 342 13, 7: 142 24: 23
25 23 25: 268
7, 22: 210 . 15, 4: 189 ' ' 16, 15-. 1% 13, 19-21: 72 25, 32: 362
7, 23: 210 15, 6: 189 18, 18: 78 13, 20: 76 26: 23
8, 2: 24 15, 7: 310 21, 17: 251 13, 24-25: 238
8, 11: 210 15, 11-20: 336 NÚMEROS 26, 7: 216 13, 25: 112
8, 12-15: 24 15, 20: 361 16, 7: 142 2 SAMUEL
27, 19: 215
8, 16-20: 24 15, 26: 37 3, 46-47: 250 28, 3s: 177 16, 17: 62 5, 17-25: 336
8, 28: 210 16, 9-13: 24 3, 47: 336, 340 28, 18: 66 6, 1-15: 182
9, 7: 210 16, 10: 310 6, 1-21: 62 28, 49-53: 206 6, 16: 183
9, 12: 210 17, 1-7: 24 6, ls: 143 32, 11: 126 RUT 7, ls: 47
9, 24-25: 24 21, 26: 268 6, 3: 143 7, 7: 291
33, 1: 161 1, 1: 248
9, 35: 210 22, 21-23: 213 6, 5: 62 33, 17: 227, 233 1, 6: 233 7, 12-16: 84, 164
10, 3-4: 97 22, 28-29: 249 6, 24-26: 59 33-34: 161 4, 22: 248 7, 14: 29, 84, 87, 233
10, 20: 210 22, 29: 340 11, 17: 342 34, 1: 161 7, 14-16: 86
10, 21-23: 24 23, 20: 289 11, 24-30: 342 8, 17: 239
34, 5: 161
10, 27-28: 210 23, 28: 24 16, 28: 161 1 SAMUEL 22, 28: 189
34, 10: 78, 161
11, 4-6: 24 24, 16-17: 310 16, 29: 161 34, 10-12: 78, 161, 1, 1: 66
11, 10: 210 28, 17-21: 24 18, 15: 37 342 1, 2: 37
12, 29-30: 24 28, 29: 24 18, 15s: 336 1, 11: 62, 188, 340 1 REYES
34, 11-12: 78
12, 32: 161 29, 36: 24 18, 16: 340 1, 22-28: 340 2, 35: 239
34, 12: 78
12, 47-48: 332 30, 1-9: 37, 58 22, 6: 161 1-2: 58 6, 20: 202
13, 2: 37, 171, 335, 32, 11-13: 24 23, 11: 161 JOSUÉ 2: 29 8, 10-12: 97
336, 338, 339, 341 33, 18-23: 310 23, 20: 161 1, 9: 61 2, 1: 362 17, 17-24: 63, 77
13, 2-15: 340 34, 19-20: 249, 250 23, 25: 161 24, 2: 207 2, 1-10: 186-188 21: 268
13, 3: 225 39, 33: 161 24, 2: 342 24, 19: 202 . 2, 7: 189 21, 17-19: 206
-tfííAícer ue cuas índice de citas bíblicas 439
2 REYES 16, 14: 124 35, 9: 188 117, 1: 326 1, 17: 213 40, 3: 227, 239, 285,
1, 10: 163 16, 22s: 362 36, 10: 347 118,22:307,316,354, 2,1-4:344 288,289
1, 12: 163 16, 23: 362 37: 206 355 2, 5: 347 40, 3-5: 344
2, 11: 342 41, 14: 227 119, 105: 347 2, 7: 268 40, 5: 285, 289
17, 23: 227 1 MACABEOS 65, 10: 233 119, 153: 188 3, 7: 324 40, 12s: 210
19, 29: 303 68, 6: 213 132, 17: 227 3, 14: 268 40, 14: 202
1, 22-24: 24
20, 8: 65 68, 27: 177 138, 6: 214 5, 8: 268 40, 16: 202
1, 57-62: 24
20, 9: 303 72, 18: 227 148, 14: 227, 233 5, 19: 202 40, 20: 202
22, 14: 362 75, 5: 233 149, 1-3: 188 5, 24: 202 40, 21s: 210
23, 9: 24 2 MACABEOS 78, 14: 201 6, 1-13: 201 40, 25: 210
23, 13-14: 24 2, 32: 242 79, 9: 283 PROVERBIOS 6, 5: 60 40, 27-31: 206
6, 17: 242 80, 2: 291 7, 11: 65 40, 28-31: 209
1 CRÓNICAS ;:'f¡. 3 5: 233 , L -,,, 7 14: 29 47 3 0 9
> > > 41, 8: 219
17, 13: 84 81, 2: 188 l' 2 4 : 2 1 4 . 8, 3: 361 41, 8-10: 209
JOB
24, 1-9: 57 82, 1: 85 S, 22s: 124
8, 14: 354 41, 8s: 200, 210
1, 6: 60, 85 82, 6: 94 9, 10: 202
8, 14-15: 353-355 41, 14: 61
5, 11: 189 89: 229
2 CRÓNICAS 9, 1: 227 41, 17: 209
6, 10: 202 89, 4: 230
SABIDURÍA 9, 1-2: 234 41, 20: 200, 209
15, 1: 342 12, 19: 189 89, 7: 85 9 6: 8 6 41 21 29: 2 1 0
26, 16-18: 59 27, 3: 124 89, 11: 189 7 3-6- 251-252 ' = "
10 1_2: 2 0 6 42
29. 3: 347 89, 16: 347 7 22s- 124 ' ' 1: "' 1 0 0 > 102'
32, 8: 124 10_19.' lg 10, 5-19: 210 104
NEHEMÍAS 89, 18: 227, 233 10 12: 2 3 3 42 1 4 : 100 2 1 9
33, 4: 124 89, 25: 227 10 15-12 27- 24 ' ' '
9, 9: 188, 198 10 17: 202 3 4 8 42 ls: 2 0 0
33, 30: 347 89, 27: 87 lo' 1718- 201 ' ' '
9, 32: 198
38, 7: 85 89, 27s: 86 11-19:
' "24' ' 10, 17-19: 348 42, 5: 210
89, 35-36: 230 12, 21: 231 10, 20: 202 42, 6: 344
TOBÍAS 15, 11: 124 11, ls: 233 42, 7: 227, 232
98, 3: 189 12 6: 3 0 1 43 1: 2 1 0
SALMOS 16, 1-19, 22: 24 ' '
1, 1: 224 3 02, 20: 121
2: 101 18, 3: 201 13, 1-22: 210 43, 1-3: 200
1, 9: 224 103, 13-17: 189
18, 22: 230 21, 1-10: 210 43, ls: 210
12, 6: 177 2, 7: 84, 86, 87, 89 104, 2: 347 23, 1-18: 210 43, 3: 202
12, 15: 60 99-101, 104, 128 104, 30: 124 23, 17: 233 43, 10: 220
12, 16: 60 4, 7: 347 105, 8-9: 229 ECLESIÁSTICO 26, 11: 225 43, 10-13: 210
8, 5: 231 105, 39: 201 10, 14-15: 189 26, 19: 351 43, 11: 200
16, 7: 177 106, 4: 233
JlJDIT 44, 1-50, 24: 25 28, 16: 354 43, 14: 202
16, 8-11: 164, 286 106, 16: 142
6, 14-15: 224 49] 7 : 79 29, 13-14: 206 43, 14-15: 200
18, 2: 233 107, 9: 189
8, 4-8: 362 30, 1: 86 43, 15: 202
18, 17: 121 107, 10: 227
13, 18: 177, 178 30, 9: 86 43, 20: 220
23, 1: 291 109: 89 ISAÍAS
15, ls: 60 37, 30: 303 44, 1-2: 200, 220
29, 1: 85 110: 89, 92
15, 9: 348 1, 2: 86 38, 5-6: 303 44, ls: 210
31, 8: 188
110, 1: 90, 92-94, 121, 1, 3: 253 38, 7: 303 44, 3s: 224
15, 10: 348 33, 6: 124 164, 286 1, 4: 202 38, 7-8: 303 44, 6: 283
15, 12: 177 34, 2: 177 110, 2: 84 1, 10-20: 206 38, 22: 303 44, 6-8: 210
16, 1: 188, 198 34, 11: 268 111, 9: 227 1, 16s: 268 40, 1: 341 44, 24: 210
matee de citas bíblicas índice de citas bíblicas 441

45, 4: 220 60, 3: 348 35: 62 9, 24: 35, 36, 335, 5, 1: 248 3, 3: 337, 340, 350
45, 5-7: 210 60, 7: 409 36, 30: 66 338, 339, 348 6, 5-8: 206 3, 5: 336
45, 9-12: 210 60, 19-20: 348 46, 2-26: 210 10, 7: 36, 61 7, 20: 189, 227 3, 6: 336, 337, 350
45, 14-22: 210 60-62: 25 50, 1-32: 210 10, 12: 36, 60, 61 3, 12: 188, 199, 337
45, 15: 283 61, 1-2: 77, 167, 257 51, 41-43: 210 10, 15s: 65 HABACUC 3, 17: 336
45, 15ss: 238 261-270, 276, 316, 10, 16: 36 3, 17-21: 337
1, 12: 202
45, 18: 210 341, 342 10, 17: 36 3, 18: 63
3. 3: 202
45, 21: 283 61, 1-3: 209 EZEQUIEL 11, 2-3: 210 3, 19: 336
3, 18: 188, 198, 278
46, 5-7: 210 61. 1-29: 100 11, 4: 210 3, 21: 336
X 1:
46, 9: 210 65. 18-19: 203, 301 ' " 3, 22-24: 79
16: 2 5 SOFONÍAS
47, 1-15: 210 66, 2: 214 OSEAS 3, 22s: 63
26
48, 11: 210 > 1-21= 210 1. 2: 337 3, 23: 64
48, 20: 220 . 27, 1-36: 210 2, 1: 86 1, 3: 337
T
JEREMÍAS
3, 24: 64
4 9 > 1: 7 9 2g> 1.19. 2 1 0 6, 2: 351 1, 4-6: 337
29_30: 2 1 0 6, 6: 206 1, 7-13: 337
49, 1-5: 62 1, 5: 62, 79
49, 1-6: 219 1, 6: 208 36
> 16"32: 200 11, 1: 29, 86 1. 8: 337 MATEO

49, 3: 219 1, 7: 208 36, 23: 311 11, 8: 217 1, 14-17: 337 1, 8: 137
36
49, 6: 344, 345 1, 14-16: 200 ' 24: 311 1. 17: 337 1, 16: 390
36 26: JOEL
49, 13: 341 2, 8: 291 ' 273 2, 1-3: 337 1, 18-20: 126
37, hl4: 124 351
49, 14-15: 206 2, 11: 310 ' 2, 1-11: 337 2, 3: 316 1, 18-21: 124
3839: 25 3, 9-13: 337
50, 4-9: 219 3, 14: 86 2. 12-13: 337 1, 18-25: 53
51, 3: 203, 301 3, 19: 86 2, 12s: 337 3, 11-13: 206 1, 18s: 39
51, 12: 341 4, 5s: 200 2, 21: 203 3, 14-15: 301 1, 20: 137
DANIEL
52, 6: 227 6, ls: 200 3, 1-5: 257, 310 3, 14s: 47, 203 1, 21: 283
52, 13-53, 12: 152, 7, 11: 409 1-6: 25 3, 5: 287 3, 16s: 337 1-2: 28, 319
219 8, 4s: 200 2, 31-45: 210 2, 1: 248
52, 15: 344 11, 5: 227 3, 57s: 177 AMOS ZACARÍAS 2, 10: 203
53: 159, 165 13, 20s: 200 4, 28: 399 3, 3: 285, 288
53, 1: 324 14, 8: 253 5, 17-30: 210
2, 9-11: 337 2, 1-4: 233
3, 11: 137
53, 11-12: 61 23, 9-40: 162 7, 10: 60
2, 13-16: 337 2, 14: 301
3, 13-17: 98
4, 1: 268 7, 4-6: 206
54, 1: 301 23, 21: 162 7, 13: 90, 91, 93 3, 16: 115, 116
5, 11: 268 9, 9: 203
54, 8: 206 23, 32: 162 7, 28: 399 3, 17: 95
5, 11-13: 337 14, 21: 409
55, 8-9: 306 25, 15: 162 8, 16: 35 4, 1-11: 98, 258
5, 18-20: 337
56, 7: 409 25, 17: 162 8, 17: 60 4, 5: 137
5, 21-27: 337 MALAQUI'AS
57, 14-21: 316, 317 26, 12: 162 9: 23, 29 4, 12-17: 260
5, 21s: 206
57, 15: 209, 214 26, 15: 162 9, 1-27: 35, 60 2, 6: 63 4, 13-16: 353
8, 4s: 268 5, 1: 295
58, 1-6: 362 26, 24: 225 9, 12s: 35 2-3: 63
9, lis: 337
58, 1-8: 206, 209 29, 14: 324 9, 20: 36 3: 29, 336-338, 340,
58, 6: 264, 265 31, 15: 29 ' 9, 21: 35, 36, 61 348 5, 3: 206, 217
60, 1: 227, 348 31, 34: 227 9, 21-24: 36 MlQUEAS 3, 1: 63, 79, 80, 227, 5, 5: 236
60, 1-2: 347 33, 14s: 233 9, 21-27: 60 3, 5-8: 269 288, 289, 336 5, 9: 236
60, 1-3: 347 34, 8-17: 266 9, 22: 35 4, 10: 227 3, ls: 334, 335 5, 13-14: 315
60, 2: 347 34, 16-22: 268 9, 23: 61 4-5: 25 3, 2: 336 5, 20: 213
inaice ae citas bíblicas índice de citas bíblicas 443

6, 5-18: 362 24, 15: 137 3, 29: 137 14, 12: 407 1, 17: 33, 37, 43, 44, 1, 32: 33, 68, 83, 108,
6, 9: 202 26, 2: 407 4, 35-41: 260 14, 17: 407 62-64, 80, 83, 118, 117, 118, 133, 287
6, 48: 118 26, 17: 407 5, 1-20: 260 14, 21: 403 283, 288-290, 294 1, 32-33: 32, 36, 44,
7, 6: 137 26, 20: 407 5, 7: 117 14, 28: 41 1, 18: 58, 64, 71, 72 81, 82, 84, 91, 104,
7, 21: 280 26, 24: 403 5, 21-43: 260 14, 32: 412 1, 19: 35, 36, 64, 134, 148, 164, 210, 233,
7, 24s: 280 26, 32: 31 6, 1-6: 259, 260 14, 43: 410, 412 254 286, 381
7, 29: 145 26, 36: 412 6, 2-3: 356 14. 48: 134 1, 19-20: 44, 58 1, 32-35: 61, 63, 104
10, 5: 160 26, 47-48: 412 6, 6-13: 260 14, 48-49: 298 1, 20: 38, 65, 73, 76, 1, 34: 71, 111
10, 18: 318 26, 55: 298 6, 14-16: 260 14, 61-63: 91 249, 266 1, 34-35: 251, 369,
11, 2: 283 26, 63-65: 91 6, 17: 179 14, 62: 92 1, 21: 36, 38, 76, 294, 380, 381
11, 4: 134 27, 52: 137 6, 20: 137, 138, 153 16, 7: 41, 258 321 1, 34-37: 398
11, 10: 63, 289 27, 53: 137 6, 29: 179 16, 10: 372 1, 21-22: 38 1, 34-38: 74, 382
11, 11: 62 28, 16s: 258 6, 34: 217 16, 12: 372 1, 21-23: 65 1, 34s: 376, 390
11, 14: 78, 80 28, 18-20: 247 7, 24-30: 344 16, 15: 254, 372 1, 22: 321 1, 35: 31-33, 37, 39,
11, 25: 327 28, 19: 103 7, 27: 344 1, 23: 38 41, 44, 47, 61, 64,
11, 25-27: 202, 204, 28, 29: 137 8, 2: 217 1, 23-25: 44 68, 71, 80, 82, 85,
215, 306, 393, 394 LUCAS
8, 11-12: 355 1, 23-57: 38, 249 91, 94, 97, 103-111,
11, 27: 395 8, 35: 254 1,1: 267 1, 24: 38 114-124, 126-128,
MARCOS
12, 14: 411 8, 38: 137 1, 1-4: 277, 278 1, 24-25: 65 130-138, 148, 152,
12, 18: 100 1, 1: 242, 254 9, 2-10: 41 1, 2: 324 1, 25: 66, 287 168-171, 194, 195,
12, 32: 137 1, 2: 389 9, 7: 89, 97 1, 3-4: 64 1, 26: 35. 38, 118 233, 234, 290, 335,
12, 38-42: 355 1, 3: 288 9, 11-13: 63, 78 1, 5: 41, 57, 243 1, 26-28: 39, 69. 71 336, 338, 342, 365,
14, 3-12: 179 1, 8: 137 10, 14: 213 1, 5-2, 40: 41 1, 26-29: 36, 383 366, 372, 377, 379-
15, 21-28: 344 1, 9: 115 10, 15: 214 1, 5-25: 31, 36, 43, 47, 1, 26-38: 41, 43, 53, 382, 384, 391, 396-
15, 26: 344 1, 9-11: 98 10, 29: 254 51, 56, 57, 367 56, 58, 70, 111, 126, 398, 418
16, 17: 96, 327 1, 10: 115, 116, 318 10, 46-52: 297 1, 5s: 209, 369, 409 219, 320, 366, 369, 1, 35-36: 383
17, 1-9: 41 1, 12-13: 98 11, 10: 117, 177, 317 1, 6: 33, 37, 287, 341 380, 381, 386, 391, 1, 35-38: 384
17, 5: 95, 97 1, 14: 115, 254, 260 11, 17-18: 409 1, 7: 58, 71, 155 398 1, 36: 35, 39, 66, 71,
17, 8: 130 1, 14-15: 210, 213, 11, 18: 410 1, 8-11: 58 1, 27: 71, 369, 380, 174, 181, 340
17, 10-13: 63, 78, 80 258 11, 32: 410 1, 8-20: 58 382 1, 36-37: 71, 76
17, 13: 78 1, 15: 254, 267 12, 1-12: 298 1, 9: 36, 287 1, 2S: 61, 118, 181, 1, 36-38: 44, 65,
19, 28: 158 1, 21: 260 12, 12: 410 1, 10: 33, 36, 294 198, 203, 204, 224, 1, 37: 26, 30, 71, 75,
20, 28: 181 1, 21-28: 138 12, 17: 299 1, 11: 58, 287 287, 301, 382 319, 383
20, 29-34: 297 1, 22: 145 12, 36: 115, 137 1, 12: 36, 58, 60 1, 29: 60, 71, 382 1, 38: 26, 30, 33, 47,
21, 9: 117, 177, 317 1, 24: 137, 143, 163 12, 37: 299, 410 1, 13: 36 1, 30: 118, 382, 383 51, 81, 118, 174,
21, 23: 292 1, 27: 145 12, 40: 292 1, 13-17: 58, 61, 64 1, 30-31: 276 179, 180, 182, 185,
21, 31-32: 292, 293 1, 28: 258, 260 12, 41: 410 J, 14: 224, 301 1, 30-33: 71 195, 206, 287, 319,
21, 36-46: 298 1, 32: 147 13, 10: 254 1, 15: 38, 62, 79, 80, 1. 31: 45, 283, 333, 349, 358, 383-385,
22, 22: 299 1, 32-34: 273 13, 11: 137 397, 398
112, 114, 137, 238 334
22, 23: 115 1, 34: 147 13, 32: 394 1, 15-17: 47, 84, 85, 1, 31-33: 382 1, 39: 66
23, 1: 299 1, 35-38: 262 14, 1: 407 143, 289 1, 31-40: 382 1, 39-42: 174
23, 25-28: 292 1, 38-39: 258 14, 2: 410 1, 16: 33, 62, 63, 80 1, 31-45: 382 1, 39-45: 44, 173-180,
24, 4: 134 3, 6: 411 14, 9: 254 1, 16-17: 63, 79, 336 1, 31s: 203 182, 183, 203
444 Índice de citas bíblicas índice de citas bíblicas 445

1, 39-56: 68, 367 1, 67-79: 31, 45 2, 9-11: 45, 282 2, 19-51: 51 294, 335, 343-348 388, 399, 401, 402,
1, 41: 38, 61, 62, 81, 1, 68: 267, 286-288, 2, 9-12: 39, 45 2, 20: 45, 318, 321, 2, 33: 38, 322, 349, 406, 409, 415, 417
•112, 137, 224, 301 297, 343, 361, 363 2, 10: 61, 138, 224, 325, 326, 343 352, 358, 391 2, 43-49: 389
1, 42: 286, 382 1, 69: 285, 363 254, 294, 295, 317, 2, 21: 38, 39,45, 224, 2, 44: 370
2, 34: 304, 306, 316,
1, 42-45: 174 1, 70: 137, 288 322, 324, 325, 359 249, 332-334 2, 44-45: 375, 376
337, 346, 350, 352,
1, 43: 33, 48, 287, 1, 71: 285 2, 10-11: 291-293, 301 2, 22: 36, 38, 249 2, 45: 370, 371, 415,
356-358, 361
382 1, 72: 137 2, 10-12: 199, 211, 2, 22-24: 250, 338 417
1, 44: 48, 61, 62, 224, 1, 73: 57 234, 275, 277, 310, 2, 22-35: 335-339 2, 34-35: 334, 337,
2, 46: 371, 372, 374,
301 1, 76: 33, 43, 63, 79, 311, 313, 317 2, 22-38: 36, 41 349, 350, 352, 382
2, 35: 350, 351, 357, 377, 415, 416
1, 45: 48, 51, 76, 276, 81, 83, 117, 118, 2, 11: 32, 33, 37, 45, 2, 22-39: 368
358, 360 2, 46-47: 416, 417
287, 358, 382 133, 288, 290, 336, 48, 61, 82, 233, 234, 2, 22-40: 46, 334
2, 36-37: 360, 362 2, 47: 372, 374, 416
1, 46: 287, 290, 325 369 249, 258, 266, 267. 2, 22s: 35, 39, 287,
2, 36-38: 360, 361 2, 48: 370, 374, 375,
1, 46-47: 343 1, 76-77: 37, 45, 289 281-287, 290, 303, 334, 338, 339
2, 37: 36, 362 377, 378, 380, 381,
1, 46-55: 31, 44, 81, 1, 77: 285, 288, 294 304, 307, 309, 310, 2, 23: 36, 37, 133,
2, 37-38: 361 383, 397
183, 185, 188-207, 1, 78: 118, 121 317, 319, 328, 333, 134, 138, 152, 170,
2, 33: 236, 360-362 2, 48-49: 42, 374, 381,
209, 211, 212, 214, 1, 80: 46, 80, 114, 334, 343, 350, 382, 171, 287, 334, 335,
2, 39: 36, 140, 287, 382, 388, 390
218-220, 224, 382 366, 367, 369, 373, 384 338, 339, 348
334, 338, 369 2, 48-50: 82, 376
1, 47: 61, 283, 284, 396 2, 11-12: 309, 320 2, 24: 36, 387, 334,
2, 39-40: 39, 41, 46, 2, 49: 31, 32, 48, 51,
290, 291 1-2: 18, 29-31, 33, 34- 2, 12: 252, 302-304, 338, 339
360, 363, 366-368, 93, 94, 104, 134,
1, 48: 48, 249, 267, 36, 38-40, 47, 49, 307, 309, 319, 356 2, 25: 112, 114, 341,
372, 373, 396 271, 280, 281, 360,
308 51-54, 60, 81, 83, 2, 13: 318, 326, 348 342
366, 368, 372, 374,
1, 49: 33, 137, 138, 113, 258, 287, 335 2, 13-14: 45, 234, 283, 2, 25-26: 81, 137, 342 2, 40: 38, 46, 80, 249,
376-381, 385, 387,
169, 170 2, 1: 282 310, 328, 343 2, 25-27: 341, 342 266, 367, 373
388, 390, 393, 395-
1, 51-53: 48, 234, 236, 2, 1-2: 57 2, 14: 117, 216, 217, 2, 26: 103, 114, 287, 2, 40-52: 31, 80
402, 404, 409, 416-
308 2, 1-3: 45 314, 317, 325 335, 341-343 2, 41: 371-373, 376,
418
1, 56: 173, 181,224 2, 1-7: 327, 382 2, 15: 287, 290, 319, 2, 27: 36, 114, 334- 382, 401, 406, 407,
1, 57: 38, 39 2, 1-20: 33, 44, 54, 320, 322, 323, 326, 415 2, 49-50: 358
336, 338, 342
1, 57-58: 44, 48 104, 241-249, 251- 383, 384 2, 41-42: 48 2, 50: 319, 358, 373,
2, 27-28: 194
1, 57-66: 56 258, 276, 326, 329 2, 15-17: 307 2, 41-43: 406, 408 377, 378, 382, 383,
2, 28: 284
1, 57-80: 223-238, 267 2, 1-52: 367 2, 15-19: 45 2, 41-48: 373 385-389, 392, 397,
2, 29: 40, 48, 249,
1, 57s: 174 2, 4: 57, 233, 234, 286 2, 15-20: 52, 318s, 267, 319, 334, 342, 2, 41-50: 373 397, 418
1, 58: 224, 287 2, 4-7: 45, 248, 249, 322, 323. 325, 328, 343, 349, 383 2, 41-52: 31, 33, 39, 2, 50-51: 321, 349,
1, 59: 39 391 329 2, 29-32: 31, 46, 324, 41, 46, 52, 54, 80, 391, 397, 418
1, 59-66: 45, 48 2, 6: 35, 38, 39, 223, 2, 16: 309, 320, 384 334, 342, 343, 349, 93, 94, 134, 246, 2, 51: 140, 225, 319,
1, 60: 134 249, 309, 332 2, 17: 319, 320, 323, 352, 382 256, 258, 360, 363, 373, 377, 383, 388,
1, 63: 321 2, 7: 309 324, 383, 384 2, 30: 37, 284, 335, 365-373, 379-381, 389, 395, 399
1, 64-65: 36 2, 8-12: 328 2, 17-18: 321 344 385, 388, 391, 396, 2, 51-52: 46, 363, 366,
1, 64-66: 322 2, 3-14: 31, 52, 317, 2, 17-19: 352 2, 30-31: 40, 343 398, 400-402, 408, 368, 373, 374, 382,
1, 65: 26, 30, 57, 60, 318, 327, 329 2, 18: 320-323, 349, 2, 30-32: 42, 160, 337 409, 415-418 389, 396
319, 383 2, 8-20: 308, 327, 328, 384 2, 31: 344 2, 42: 371, 406, 415 2, 52: 373, 388
1, 66: 287 382, 384, 388 2, 19: 225, 319-325, 2, 31-32: 294, 337 3, 1-2: 34, 369
2, 43: 48, 93, 360,
1, 67: 38, 112, 114, 2, 9: 60, 287, 290, 349, 358, 383-385, 2, 32: 37, 40, 82, 220, 368, 371, 374, 375, 3, 1-3: 242, 243, 369
137, 179, 342 291, 319 389, 397, 399 236, 247, 284, 285, 377-379, 385, 386, 3, ls: 53, 369
446 índice de citas bíblicas Índice de citas bíblicas 447

3, 2: 238, 239, 369 4, 14: 141, 145, 260 4, 31: 140, 141 6, 12: 280 36-50: 284, 293 9, 43: 322
3, 3-24: 38, 51, 52, 54 4, 14-15: 139, 260, 261 4, 31-32: 140 6, 12-16: 272 38s: 216 9, 43-45: 356
3, 3: 64, 237, 283, 4, 14-44: 145, 261-263, 4, 31-37: 139 6, 17: 57, 272, 296 40: 124 9, 48: 404, 405
288, 369 266, 300, 353 4, 32: 140, 141, 145 6, 17-18: 295 1: 254 9, 51: 40, 267, 372,
3, 3-4: 37 4, 33: 141 6, 18: 273 4: 295 402-404
4, 15: 141, 146
3, 3-6: 289 6, 19: 295 11-15: 321 9, 51-53: 372, 403
4, 15-30: 260, 261 4, 33-35: 147
3, 4: 33, 63, 288 6, 20: 217, 272, 273, 19: 295 9, 51-55: 163
4, 16: 141, 145 4, 33-37: 140
3, 5: 38, 249, 266 276, 310, 315 .19-21: 51, 180,358 9, 51-56: 160, 216,
4, 16-27: 80 4, 34: 19, 138, 140,
3, 6: 160, 284, 285, 6, 20-26: 306, 308 22-25: 260 247, 394
4, 16-30: 100, 140, 142, 143, 145, 146,
289, 394 6, 20s: 48 25: 322 9, 51-19, 17: 371
152, 163
3, 7-9: 283 143, 160, 163, 169, 6, 21: 212 26-39: 118, 260 9, 51-19, 28: 258
274, 353, 355, 356, 4, 35: 141, 145
3, 9-10: 237 6, 21-22: 315 28: 117 9, 53: 40, 404
401, 403 4, 36: 140, 141
3, 10-11: 283 6, 22-23: 302, 315 37: 60 9, 54: 287
4, 37: 141
3, 10-14: 283 4, 16s: 32, 48, 209, 6, 24: 212, 273 40: 295, 297 9, 61: 287
257-259, 301, 306, 4, 38-39: 144
3, 12-14: 283 6, 24-26: 315 40-56: 260 10, 1: 287
307, 315, 369 4, 40-41: 139, 144, 6, 35: 117, 118, 133
3, 13: 237 42: 101, 295, 297 10, 3: 371
147, 257, 273, 413 43: 297
3, 15-17: 283 4, 18: 64, 138, 165, 6, 36: 118, 302 10, 13-15: 344
4, 42: 144, 295 45: 295, 297
3, 15-18: 295 234, 254, 259, 292, 7, 1: 38, 249, 266, 10, 16: 404, 405
313, 342, 412, 414 4, 42-43: 271, 281 47: 297
3, 16: 137 295, 296 10, 21: 137, 213, 215,
4, 42-44: 261, 262, 1-6: 260
3, 18: 254 4, 18-19: 139, 141, 7, 6: 287 301, 393-395
3, 19-20: 43, 260 271, 272, 276, 280, 6: 254 10, 21-22: 202, 204,
211, 212, 261, 265, 7, 9: 295, 322
3, 20: 179 353, 358, 391, 404 7-9: 260 294, 306, 313, 392
268-272, 274-276, 7, 11: 295, 296
3, 21: 99, 280, 295 4, 43: 32, 43, 64, 210, 10-17: 295 10, 22: 393-395, 398
284, 292, 306, 316, 7, 11-16: 77, 80
3, 21-22: 32, 43, 51, 254, 280, 404, 405, 11: 295,323 10, 23: 395
317, 342, 403, 405 7, 11-17: 63, 274, 296
82, 83, 98, 104, 113, 11-13: 295 10, 23-24: 326
4, 18-21: 280 410, 414 7, 12: 101, 250, 295,
12: 295 10, 24: 395
167, 256 4, 19: 267 4, 43-44: 417 296 13: 295 10, 29-37: 160, 344
3, 22: 101, 104, 105, 4, 44: 144 7, 13: 287
4, 21: 38, 77, 139, 15-17: 295
115, 116, 137, 139, 5, 1: 305 10, 30s: 216
141, 249, 260, 266, 7, 16: 60, 77, 169, 18: 280
165, 217, 266 5, ls: 258 11, 1: 280, 287
267, 292 267, 325 18-21: 83
3, 23: 243, 376, 390, 5, 3: 305 11, 2: 202
4, 22: 141, 322, 369, 7, 17: 57 22: 271, 281, 356, 11, 13: 137
391 5, 8: 287
3, 38: 390 376, 391, 416 7, 19-23: 274, 275, 287 405 11, 14: 295, 322
5, 10: 249
4, 1: 82, 137, 139,256 4, 23: 134, 146 7, 21-22: 48, 326 26: 137, 138 11, 15-16: 295
5, 12: 287
4, 1-13: 86, 98, 169, 4, 24: 77, 146 7, 21-23: 308, 313 28-29: 280 11, 27: 295
5, 15: 305
235, 256, 258, 362, 4, 25: 77 7, 22: 64, 254, 324, 28-36: 41, 51, 83, 11, 27-28: 51, 180,
5, 20: 284
400 4, 25-26: 63 5, 21: 300 414 94, 104, 256, 400 358
4, 3: 86 4, 25-27: 344 5, 25: 325 7, 22-23: 306, 356 31: 38, 249, 266, 11, 29: 304, 355
4, 4-7: 235 4, 25s: 143 5, 26: 60, 249, 266 7, 24: 295 267, 402, 403, 408 11, 29-32: 355, 356
4, 8: 134 4, 27: 77 5, 27-32: 284, 293 7, 26: 77 31-32: 258, 400 11, 30: 309, 355
4, 9: 86 4, 28: 141 5, 31: 134 7, 27: 33, 37, 63, 80, 34: 60, 97, 98 11, 32: 309, 355, 356
4, 9-12: 41, 400 4, 28-30: 353, 358 5, 32: 293, 302 289 34-35: 98, 104, 132 11, 37: 401
4, 13: 41, 359, 400, 4, 29: 141, 403, 411 6, 7: 295, 301, 411 7, 28: 43, 62, 77, 260 35: 104, 405 11, 38: 322
402 4, 30: 403 6, 11: 257, 301, 411 7, 29-30: 213, 293, 295 9. 38: 101 11, 39: 287, 292
448 índice de citas bíblicas
índice de citas bíblicas 449

11, 53-54: 257, 301, 17, 24: 405 19, 48: 294, 298, 410,
22, 3: 400, 402 22, 69: 92, 257, 413 24, 36: 316, 371
411 17, 24-25: 271, 281 413, 416
22, 3-6: 408 22, 69-70: 93, 94 24, 41: 302, 322
12, 1: 295 17, 25: 356, 405 20, 1: 64, 254, 354,
22, 3-53: 41 22, 70: 94, 111, 393 24, 44: 38, 249, 266,
12, 10: 137 18, 9-14: 293 410, 413, 414, 417
22, 7: 401, 408 23, 1-5: 296 267, 323,
12, 12: 137 18, 16: 213 20, 1-2: 257, 258, 413
22, 7-13: 407, 408 23, 1-24: 165 24, 44-47: 271, 281,
12, 16-21: 273 18, 17; 214 20, 1-8: 410
22, 8: 407 23, 4: 154, 296, 300 406
12, 22-34: 315 18, 18-30: 273 20, ls: 168, 411 23, 5: 57, 300 24, 47: 161, 247
22, 11: 252
12, 28: 266 18, 28: 249 20, 2: 413 23, 10: 154 24, 47-48: 119
22, 14: 407, 408
12, 32: 217, 315 18, 31: 41 20, 4: 298 22, 14-18: 408 23, 13: 300 24, 49: 41, 118, 121,
12, 51: 352 18, 31-33: 356 20, 6: 77, 410 22, 15-18: 407 23, 13-16: 154 132, 134, 258, 393
12, 51-53: 315, 353, 18, 34: 356 20, 8: 298 22, 16: 38, 249, 266 23, 17-23: 154 24, 50-51: 160
358 18, 35-43: 297 20, 9: 298, 355, 411 22, 15-16: 408 23, 18: 154, 300 24, 51: 122, 178, 361
12, 54: 295 18, 43: 297, 325, 326 20, 9-19: 298, 411 22, 15s: 408 23, 20: 154 24, 52: 178
13, 2: 134 19, 1-10: 273, 293 20, 13: 405 22, 19: 409 23, 21: 154 24, 52-53: 202, 203,
13, 13: 325 19, ls: 273 20, 16: 355, 411 22, 19-20: 408 23, 22: 154 258, 302, 360
13, 15: 287 19, 2: 293 20, 16-18: 354 22, 20: 92 23, 23: 154 24, 53: 178, 325, 326
13, 20: 315 19, 3: 293 20, 17: 355 22,21-23: 408 23, 24: 257
13, 31: 411 19, 5: 271, 281 20, 17-18: 307, 316, 22, 22: 281, 372, 402, 23, 32-46: 358
JUAN
13, 31-33: 281, 401, 19, 5-7: 293 411 403 23, 34: 92, 413
402 19, 6: 302 20, 19: 168, 257, 298, 22, 27: 371 23, 35: 300 1: 278
13, 32: 402 19, 7: 284 299, 354, 355, 410, 22, 29: 393 23, 43: 249, 266 1, 1-14: 391
13, 32-33: 249, 266 22, 30: 158 23, 46: 92, 257, 413 1, 1-18: 26
19, 8: 284 411,413,414
22, 32: 280 23, 47: 152, 154 1, 11: 351
13, 33: 41, 163, 271, 19, 9: 284, 285 20, 20: 257, 299
372, 402-404 19, 10: 216, 284, 285, 20, 26: 168, 257, 299, 22, 34: 249, 266 23, 48: 295 1, 13: 53, 126
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14, 12-14: 293 19, 11: 41 20, 45: 299, 410 22, 39-46: 280, 359 24, 6: 258, 323, 356 1, 18: 101
14, 21: 293 19, 18: 177 20-21: 168 22, 42: 405 24, 7: 271, 281 406 1, 32-34: 99
14, 25: 295 22, 47: 296, 410, 412 24, 10: 356 1, 33: 137
19, 37: 301, 317, 325, 21, 5: 417
22, 47-52: 358 24, 10-11: 358 1, 51: 318
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22, 47-53: 412 24, 11: 356 3, 16: 311
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15, 11-32: 302 19, 39: 295 21, 23: 299
22, 52-53: 257, 412, 24, 19: 78, 146, 164, 3, 29: 203
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417 169, 262, 300 3, 34: 26
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17, 1-7: 302 19, 47-21, 38: 297, 22-23: 356 22, 67-70: 51, 83, 90- 24, 26-27: 271, 281, 5, 17-18: 72, 94, 391
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92, 94, 104, 396, 406 5, 17-20: 364
17, 11-19; 160, 344 19, 47-48: 168, 257, 22, 1-2: 408 400, 418 24, 32: 323 5, 18: 94
17, 15: 325 297, 298, 358, 410, 22, 1-6: 257, 299, 358 5, 19: 394
22, 67-71: 92 24, 34: 178
17, 16: 216 412-414 22, 2: 407
450 Índice de citas bíblicas índice de citas bíblicas 451

5, 20: 394 HECHOS 2, 17-21: 41, 287, 308 3, 13-16: 357 4, 24: 323, 349 6, 10: 134, 323
5, 21: 394 310 3, 14: 92, 137,138, 4, 25: 137, 164 6 11: 323
J 1: 146
5, 21-30: 394 ' 2, 21: 285, 287, 290, 148 4, 25-30: 167 6 13: 138
X
5 22- 394 > 1_2: 34' 162 > 2 4 3 328 3, 16: 149, 166, 414 6, 14: 146
4, 27: 100, 137, 138,
5,' 23:'394 277
¿//
2,22: 146, 323 3, 17: 156 7 12: 18
1 141: 277 148, 152, 155, 164,
5, 24: 351 ' 2, 22-23: 279 3, 19: 156, 308 7 22: 78, 164
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6, 40: 394 *' M : 3 2 6 2, 22-25: 79 4, 27-28: 280
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6, 42: 391 l 3 5: 2 5 8
' " 2, 22-36: 34, 164 4, 28-30: 168
y 3, 22: 162, 164 7 33: 138
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^ ' 313,
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3, 22s: 155, 157 159 7 35-40: 208
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" 2, 29: 164 4, 29-31: 162
3, 23: 323 7 35s: 79
7, 42: 248 *' 5: 137 2, 30: 164 3, 24: 323 4, 30: 100, 137, 138,
7 36: 78
7,45-49:213 *' 8: 41' 119' 134' 2,31: 164,323 3, 25-26: 285 152, 155, 164, 166,
7 37: 159, 164
8, 2s: 216 137 161 162 247,
' ' ' 2, 32: 159, 164 3, 26: 100, 151, 154, 168, 308
257 258 277 322
7 48: 117, 133
8, 48: 345 > > ' > 2, 32-36: 92 156, 158, 160, 161, 4, 31: 103, 137, 323 7 50-53: 208
9, 39: 351 344-346, 357, 358, ^ }}, ^ ^ 323 178, 308, 405 4, 31-37: 138
414
7 51: 137
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1 10: 4 0 0
10, 24: 94 > 2, 34: 121 4, 1-2: 257, 413 5, 3: 137 7 55: 137
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1 1 M 4 : 51 2 5 6
10, 27-33: 394 > > 164, 286, 287, 290, 4, 1-4: 413 5, 5-11: 60 7 55-60: 413
1 15: 3 7 1
10, 30-33: 94, 391 > 310, 328 4, 3: 414 5, 12: 413 7 56: 257, 413
l 16:
10, 30-38: 82 > *37 2, 38: 103, 137, 308 4, 4: 323, 413 5, 12-16: 257 7 57: 92
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12, 48: 351 !-7: 3 5 2 2, 43: 60, 225, 308 4, 8-12: 34, 355, 357 5, 17-18: 257, 414 8 2: 341
2
13, 3: 394 , 1: 267, 310 2, 46: 413 4, 8s: 322 5, 20: 323, 414 8 6s: 308
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2
13, 20: 405 , 1-14: 113 2 , 47: 326 4, 11-12: 307, 316,328 5, 25: 414 8 14s: 258
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20, 30: 62 2, 17: 285 3, 13-15: 79 165, 166, 168 6, 8: 134 9 22: 90
452 índice de citas bíblicas
índice de citas bíblicas 453
9. 26-30: 258 13, 7: 323 15, 29: 137
9, 31: 137 13, 9: 137 16, 6: 137, 323 26, 16: 278 7, 8-9: 362 FlLIPENSES
9, 32: 137 13, 17-41: 86 16, 17: 117 26, 17: 163 7, 39-40: 362
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9, 41: 137, 159 13, 23: 281 16, 29-34: 302 10: 18
1, 4: 202
10, 9s: 345 13, 23-24: 283 16, 32: 323 26, 21: 418 12, 3: 181
1, 25: 202
10, 22: 137, 138 13, 23-29: 283 17, 3: 405 28, 23-28: 346, 352 14, 2: 323
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2, 28: 302
10, 34s: 323 13, 33: 86-88, 101, 18, 6: 157, 247, 249, 28, 28: 163, 247, 284, ! 15> 1: 323
2, 29: 302
10, 35: 41, 247 104, 159 285, 299, 322, 346, 285, 323 15, 3-í¡: 278
3, 1: 302
10, 36: 316 13, 34: 159 358, 391 15, 19-22: 27
4, 4: 302
10, 36-43: 162 13, 38: 284, 308 18, 8: 323 ROMANOS
10, 37: 34, 57 13, 44: 323 18, 25: 323 1, 1-4: 87, 88 2 CORINTIOS
COLOSENSES
10, 37-38: 243 13, 45: 322 19, 2: 137 1, 3-4: 89 1, 3: 203
10, 37-41: 279 13, 46: 160, 247, 285, 19, 6: 103, 137 1, 4: 87, 281, 402 1, 15-16: 250
1, 19-20: 27
10, 38: 134, 137, 165 322, 345 19, 17: 60 1, 8: 203 1, 18: 250
2, 3: 202
10, 39-42: 326 13, 46-47: 285, 352, 19, 22: 163 1, 18-3, 20: 221 1, 27: 323
3, 17: 201, 307
10, 39-43: 322, 357 358 20, 23: 137 I, 21: 203 3, 16: 203
4, 13: 323
10, 40: 103 13, 46-48: 299, 391 20, 25-27: 280 3. 21-25: 221 4, 3: 323
8, 1: 323
10, 42: 281, 402 13, 47: 37, 247, 345 20, 28: 137 4, 1-15: 221
10, 43: 308 13, 48: 247, 323, 326 21, 11: 137 8, 29: 250 1 TESALONICENSES
10, 44: 137, 323 GÁLATAS
13, 52: 301 21, 19: 247 9-11: 359 2, 2: 323
10, 44-47: 258 14, 2: 247 21, 20: 323, 326 9, 2-3: 359 1, 11: 323 2, 13: 324
10, 45: 323, 345 14, 3: 308 21, 21: 247 9, 22: 323 1, 15-16: 62 2, 16: 323
10, 47: 137, 203 14, 5: 247 21, 26-29: 418 9, 30-33: 355 1, 16: 327 5, 16: 302
11, 1: 247 14, 9: 323 21, 28: 138 10, 9-13: 285 1-2: 333
11, 1-3: 345 14, 25: 323 22, 8: 146 10, 13: 287 3, 16: 198, 219
1 TIMOTEO
11, ls: 258 14, 27: 247 22, 12: 341 10, 16s: 324 3, 28-29: 220
11, 7: 323 15: 41, 333 22, 14: 152 11, 1-2: 352 4, 4: 27, 307 3, 16: 151
11, 15: 103, 137 15, 1: 333 22, 17: 418 15, 11: 326 5, 11: 357 5, 5-10: 362
11, 15-16: 119 15, ls: 258 . 22, 18-21: 161 16, 25-27: 203
11, 16: 137, 256 15, 3: 247 22, 19: 323 16, 26: 323 EFESIOS TITO
11, 18: 247, 326 15, 5: 333 22, 21: 163 2, 14: 361
1, 3: 203
11, 19-30: 258 15, 7: 247, 323 24, 5: 146 1 CORINTIOS
1, 9: 323
11, 20: 286 15, 8: 103, 137, 258 24, 6: 418 1, 4: 203 HEBREOS
1, 18-21: 88
H , 23: 302 15, 12: 247 24: 12: 418 1, 20-25: 405 2, 19-20: 355 1, 1-2: 26
11, 24: 137 15, 14: 247 24, 18: 418 1, 23: 357 3, 1-9: 323 1, 5: 87, 89
11, 25: 370 15, 17: 247 24, 26: 134 1, 26-29: 212 4, 8: 121 2, 3-4: 324
11, 29: 402 15, 19: 247 25, 8: 418 2, 7: 323 4, 10: 151 3, 12-19: 231
13, 2: 137 15, 27: 163 26, 9: 146 2, 13: 323 5, 18-20: 203 3, 15: 231
13, 4: 137 15, 28: 137 26, 10: 137 3, 11: 355 6, 17: 284 4, 1-5: 232
454 índice de citas bíblicas

4, 2: 318 SANTIAGO 2 PEDRO


4, 3: 231
4, 6-11: 232 1, 16: 323
1, 27: 213
4, 7: 232, 281, 402 2, 5-6: 212
5, 5: 87, 89 APOCALIPSIS
5, 7: 117 1, 3: 399
7, 13: 158 4, 4-11: 418
8, 13: 27 7, 4: 158
9, 11: 115 7, 11: 60
9, 12: 361 1 PEDRO 8, 2: 60
9, 18-22: 232 14, 6-11: 327 ÍNDICE GENERAL
9, 20: 232 1, 3: 203 19, 5: 326
12, 22s: 318 1. 18: 361 19, 21: 158 Presentación 9
12, 25-29: 232 1, 21: 151 22, 7: 399
12, 26: 232 2, 4-8: 307, 316, 355 22, 9: 399 Prólogo: JOSÉ M. a GONZÁLEZ RUIZ 11
13, 33: 87 5, 5: 214 22, 10: 399
INTRODUCCIÓN 15

I. Géneros literarios y midrash 15


1. Los géneros literarios 15
2. El midrash en la Biblia 17
3. Midrash y antiguo testamento 22
4. Midrash y nuevo testamento 25
5. Midrash y evangelio de la infancia 28
II. Marco y centros de interés en Le 1-2 34
1. Las setenta semanas de Daniel (Dn 9, 1-27) . . . . 35
2. Dialéctica Nazaret-Jerusalén 39
3. Ritmo binario: contraposición entre Juan Bautista y
Jesús 42
4. Dinamismo promesas-cumplimiento en Le 1-2 . . . . 47

III. Fuentes y labor redaccional lucana en Le 1-2 49


1. El problema de las fuentes 49
2. Labor redaccional lucana 50
3. Carácter tardío de Le 1-2 52

1. ANUNCIO DEL NACIMIENTO DE JUAN BAUTISTA (Le 1, 5-25) . . . 55

2. LA ANUNCIACIÓN (Le 1, 26-38) 67

I. La escena: visión de conjunto 67

II. El género literario de anuncios 70


1. Novedad en la anunciación a María 71
2. La señal en los principales anuncios veterotestamentarios 72
4% índice general índice general 457

3. La señal de la anunciación a María 73 3. El santo de Dios (Le 4, 34) 141


4. Ruptura del género literario de anuncios 76 4. La palabra liberadora 145
5. El sumario de Cafarnaúm (Le 4, 40-41) 147
III. Contraposión entre Juan Bautista y Jesús 77
6. El término «santo» en Heoh 3, 14, a la luz de su con-
1. Juan Bautista y Jesús profetas en el evangelio de Lucas 77 texto: 3, 12-26 148
2. Juan Bautista profeta en el evangelio de la infancia . . 79 a) Líneas maestras de Heoh 3, 12-26 148
3. La acción del Espíritu Santo y el contraste de los per- b) «Lía glorificado», sinónimo de «ha resucitado» . . 151
sonajes 80 c) La expresión «su siervo», referida al siervo paciente 152
4. ¿Por qué no aparece Jesús como profeta en el evangelio d) Alcance del título sanio en Heoh 3, 14 . . . . 153
de la infancia? 82 e) Resumen de esta sección 164
5. «Grande», aplicado a Juan Bautista y a Jesús . . . . 84 7. La expresión «santo siervo» en Hech 4, 27.30 . . . . 164
IV. Hijo de Dios 85 a) Heoh 4, 23-31, contexto de la expresión «santo
siervo» 165
1. Hijo de Dios en el antiguo testamento 85
b) Alcance de los términos «santo» y «siervo» en Heoh
2. Hijo de Dios en la obra lucana 86
4, 23-31 166
a) Hech 13, 33: «Mi Hijo eres tú» (Sal 2, 7) . . . 86 8. Alcance del término «santo» en Le 1, 35 168
b) Le 22, 67-70: «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?»
(v. 70) 90
VISITACIÓN Y EL MAGNÍFICAT ( L e 1, 39-56) 173
c) La transfiguración (Le 9, 28-36) 94
d) El bautismo de Jesús (Le 3, 21-22) 98 María visita a Isabel (Le 1, 39-45) 173
e) Resumen de esta sección 104 1. Estructura de la escena y saludo de María 173
V. Hijo de Dios en Le 1, 35 105 2. Carácter mesiánico de la visitación 177
3. «¡Dichosa tú que has creído!» (Le 1, 45) 179
1. Exégesis patrística de Le 1, 35 105
4. Compendio teológico 180
2. Hijo de Dios en Le 1, 35, según la exégesis actual . . . 108
3. Alcance del título Hijo de Dios en Le 1, 35 111 El Magníficat (Le 1, 46-55) 183
a) La expresión pneutna hagion (Espíritu Santo) . . 111 1. Autenticidad del Magníficat 184
b) La falta de artículo en la expresión Espíritu Santo 114 2. Trasfondo veterotestamentario del Magníficat . . . . 187
c) La expresión dynamis hypsistou (fuerza del Altísimo) 117 3. Estructura y núcleos fundamentales del Magníficat . . 190
d) Relación entre Le 1, 35 y 24, 49 119 a) Actividad divina en favor de María 191
e) La expresión episkiasei soi (te cubrirá con su som- b) Actividad divina en favor de los pobres . . . . 192
bra) 122 c) Actividad divina en favor de Israel 194
/) Le 1, 35 y los documentos de Qumrán . . . . 127 4. Dinámica del Magníficat 194
g) La partícula dio kai (por eso) en Le 1, 35 . . . . 128 a) Dinámica externa 194
h) Le 1, 35 es de redacción lucana 132 b) Dinámica interna 196
i) Le 1, 35 está críticamente bien establecido . . . 135 5. María personifica a Israel 196
6. Teología del Magníficat 200
IV. El término «santo»: alcance en Le 1, 35 y en el resto de la
a) Actividad salvífica de Dios 200
obra lucana 136
b) Perspectiva mariológica del Magníficat . . . . 202
1. El término «santo» en los cuatro evangelios y en Hechos 137 c) Significado de tapeinóús (1, 48a) 204
2. Le 4, 31-37 y su contexto 138 d) Dios exalta a los insignificantes (Le 1, 51-53) . . 207
a) Puntos de contacto entre Le 4, 31-37 y 4, 14-15 . . 139 e) El Magníficat y la actividad liberadora de Jesús. . 211
b) Relación entre Le 4, 31-37 y 4, 16-30 140 7. Le 1, 54-55: tercera parte del Magníficat 218
458 índice general índice general 459

4. NACIMIENTO DE JUAN BAUTISTA Y EL BENEDICTUS (Le 1, 57-80) . 223 11. Prefiguración de la predicación apostólica (Le 2, 15-20) 318
12. Los pastores glorifican a Dios (Le 2, 20) 325
I. Nacimiento de Juan Bautista 223
13. Género literario de Le 2, 1-20 326
II. El Benedictus (Le 1, 67-79) 225
6. CIRCUNCISIÓN Y PRESENTACIÓN DE JESÚS (Le 2, 21-40) . . . . 331
1. Estructura literaria del Benedictus 228
2. La salvación en el Benedictus 233 I. Circuncisión de Jesús (Le 2, 21) 332

II. Presentación de Jesús en el templo (Le 2, 22-40) . . . . 334


5. NACIMIENTO DE JESÚS (Le 2, 1-20) 241
1. Dinámica interna de Le 2, 22-35 335
I. Le 2, 1-7: carácter histórico 242 2. Purificación y presentación (Le 2. 22-24) 338
3. Le 2, 25-27: el profeta Simeón 341
1. «Salió un decreto del emperador Augusto» 243
4. El Nunc dimittis (Le 2, 29-32) 343
2. Carácter universal de Jesús y de su obra salvífica . . 246
5. Jesús, señal de contradicción (Le 2, 34-35) 349
3. José, de la estirpe de David 247
a) Jesús, señal desconcertante 351
4. Nacimiento de Jesús en Belén 248
h) He venido a traer división (Le 12, 51) 352
5. «...Y lo acostó en un pesebre» 251
c) Una espada te traspasará el corazón (Le 2, 35a) . . 357
II. El evangelio, revelación celeste (Le 2, 8-20) 254 6. Ana la profetisa (Le 2, 36-38) 360
1. Género literario de Le 2, 8-20 254
2. «Evangelizar» en Le 4, 18 y contexto 259 7. PROTAGONISMO m. Jv.st'is * u s DOCE AÑOS (Le 2, 41-52) . . . . 365
a) Carácter programático de Le 4, 14-44 259
I. Introducción 365
b) Le 4, 42-44: sumario conclusivo 262
1. Le 2, 41-52 y la fuente original del evangelio de la in-
c) Alcance de Is 6 1 , l-2a 263
d) Alcance de Le 4, 18-19 265 fancia 367
2 Le 2, 41-52, r|es original de Lucas? 369
e) Alcance del término evangelizar en Le 4, 18 y par. 269
/) La primera bienaventuranza y el discurso progra- 3. Unidad literaria de Le 2, 41-52 372
mático 272
g) «¿Eres tú el que ha de venir?» (Le 7, 19-23) . . . 274 II. Le 2, 48b-49, punto culminante de la escena 374
h) Relación entre Le 2, 10-12 y 4, 18 y contexto . . 275 III. Le 2, 41-52 y el resto del evangelio de la infancia . . . . 379
3. Jesús, salvador (Le 2, 11) 277 1. Relación entre I,c 2, 41-52 y 1, 26-38 380
a) La historia de salvación en Le 1, 1-4 277 2. María, hilo conductor en el evangelio de la infancia . . 381
b) Compendios sobre la historia de salvación . . . . 278 3. «Ellos no comprendieron lo que quería decir» (Le 2, 50) , 383
c) Teología de la historia 279 4. «Su inmltv conservaba en su interior el recuerdo de
d) Salvador (salvación, salvar) 281 lodo» (l,c 2, 5Ib) 388
4. Jesús, Señor y Mesías (Le 2, 11) 285
IV. Sij>niíii-iulu v alcana' de Le 2, 49 390
a) El Señor (Le 2, 11) 286
b) Kyrios con carácter ambiguo 287 1. Piitrmiilml divina real, en línea de la concepción virginal 390
5. Los pastores, destinatarios de la buena noticia (Le 2, 9ss) 291 2. I'iilernidiul divina trascendente en sentido estricto . . 391
6. Los pastares representan al pueblo (laos) 294 3. I.i- 10, 2\ 22 392
7. Os anuncio una gran alegría (Le 2, 10) 301 4. El dchei fuinliiiiii'iiial de Jesús 395
8. La señal dada por Dios (Le 2, 12) 302
V. Conclusiones de esla sección 396
9. Hoy (sémeron, Le 2, 11): salto cualitativo en el tiempo 309
10. Gloria y paz (Le 2, 13-14) 310 VI. Le 2, 41 '»•' v l,i |iivlinin\iciún de la pascua 398
460 índice general

1. La prefiguración: recurso literario-teológico 400


2. El plan de Dios sobre Jesús 401
3. Dei (tengo que) subraya la respuesta de Jesús al plan
de Dios 404
4. «Por las fiestas de pascua» (Le 2, 41) 406
5. «Enseñaba en el templo» (Le 19, 47-21, 38) 409
6. Hechos de los apóstoles, 4-5 413
7. Elementos prefigurativos de la pascua en Le 2, 41-52 . 415
8. Conclusiones de esta sección 417

Bibliografía 419

índice de citas bíblicas 435

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