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Aria Dean

Notas sobre blacceleration

Nada humano logra salir del futuro cercano.


- Nick Land
Si, en su punto más radical, el aceleracionismo pretende, en palabras de Camatte, que
“puede haber una revolución que no es para el humano” y resalta las consecuencias de lo
mismo, entonces uno puede ya sea tomar el lado de una imagen heredada del humano
contra la historia universal del capital y el sueño de “dejar este mundo”, o uno puede aceptar
que “los medios de producción se mueven hacia una revolución propia”.
- Robin Mackay & Armen Avanessian
Obtienes la sensación de que la mayoría de los africanos-americanos no le deben nada al
estatus del humano.
- Kodowo Eshun

Que quede claro que esta no es una teoría unificada del blaccelerationism. No es
aceleracionismo negro – no es una “perspectiva negra sobre el aceleracionismo” – tampoco
es una teoría aceleracionsita sobre la negritud. No es una crítica del aceleracionismo desde
la postura de la negritud o de los estudios negros. Estas son notas sobre
blacceleracionismo. Esta combinación de dos palabras – uniendo la negritud (blackness) al
aceleracionismo – propone que el aceleracionismo siempre existe ya en el territorio de la
negritud, lo sepa o no – y, por lo contrario, que la negritud es ya aceleracionista. Es mi
propuesta modesta la cual sirve para articular una alternativa necesaria para el
acelerecionismo de izquierda y derecha.

A grandes rasgos, el aceleracionismo y el pensamiento negro radical –
especialmente el presentado en el afrofuturismo y el afropesimismo – comparten múltiples
preocupaciones. Ambos ponderan “el futuro” o la falta de este mismo, el fin del mundo, la
lógica y las tendencias del capital. Ambos están encerrados en una lucha con el
humanismo. Sin embargo, la articulación del aceleracionismo está plagada con ausencias.
En particular, los pensadores aceleracionistas se abstienen de sus propias relaciones hacia
el pensamiento negro radical, buscando tocar respuestas en la oscuridad. De manera más
crucial y consistente, el aceleracionismo pasa por encima del rol fundamental de la
esclavitud en la acumulación de capital. La única política y teoría aceleracionista que puede
contender con el aceleracionismo de derecha es aquella fundada sobre el entendimiento
de que “el capital fue iniciado por la violación del continente africano”.

Se sabe que el aceleracionismo afirma que la única ruta para salir del capitalismo
se encuentra a través de él. El capital es demasiado rápido para nosotros. Mutando
continuamente, es capaz de recuperarse y manipular todos los intentos dirigidos hacia su
destrucción, restricción o ralentización. Como resultado, la única estrategia para derrocar
el capitalismo global es adentrarnos aún más, para así “Acelerar sus tendencias
desarraigantes, alienantes, decodificantes y abstractivas”.

Los aceleracionistas contemporáneos trazan su linaje hacia una constelación
endeble de pensadores del siglo XIX y XX. Eventualmente, esta genealogía corta dentro de
ambos campos del aceleracionismo, de izquierda tanto como el de derecha. La derecha es
representada por el filósofo británico Nick Land, quien anteriormente estaba – junto a Sadie
Plant – ubicado en el centro de un culto de personalidades llamado el CCRU (La Unidad
de Investigación de Cultura Cibernética, Cybernetic Culture Research Unit) en la
universidad de Warwick, ahora conocido por una audiencia más amplia como un destacado
pensador reaccionario al lado de Mencius Moldbug. El aceleracionismo de derecha de Land
aboga por que el capitalismo sea alentado a correr libre, y a intensificarse hacia su propia
destrucción.

El aceleracionismo de izquiera reafirma el nihilismo trágico Landiano como un
romance urbano cómico con tecnología. En el 2013, en el “Manifiesto por una política
aceleracionsta” (Manifesto for an Acceleracionist Politics), Nick Srnicek y Alex Williams
argumentan que Land confunde la “velocidad con aceleración”, perdiendo de vista el
entendimiento de “una aceleración que es también relativa a la navegación, un proceso
experimental de descubrimiento dentro de un espacio universal de posibilidad. Si la
tecnología puede ser acelerada, Srnicek y Williams argumentan que entonces un futuro
post-capitalista debe ser posible mediante la apropiación de modos y estructuras
capitalistas hacia un fin alternativo, y mejor. Su libro Inventing the Future particularmente
anticipa la aceleración de automatización hacia una sociedad post-trabajo y una conciencia
de clase política recién trascendente post-identitaria, y anti-folk.

El acceleracionismo de izquierda está sobrecargado por el deber de tratar con
políticas de identidad, labor, y practicidad. Srnicek y Williams están consumidos buscando
un sujeto que pueda contender con las fuerzas del capital poderosas e
inconmensurablemente vastas. Esto parece ser una reacción instintiva obligatoria en contra
del inhumanismo insensible y agresivo de Land. Se ven preocupados por el hecho de que
la postura de Land ante la aceleración del capital también es una explicación de la inevitable
obsolescencia humana. ¿De qué sirve una revolución si nosotros nos encontramos
damnificados dentro de la misma?

Si el aceleracionismo de Land propone un esquema sin sujeto alguno a su centro,
el intento de Srnicek y Williams de reinsertar o reubicar al sujeto despoja gran parte de
aquello que los hace aceleracionstas en primer lugar. Su compromiso por retener un sujeto
humano – y en este caso, claramente proletario – al centro de su política, en lugar de centrar
al capital, comete en si un error clásico. En lugar de preguntarse como el capital produce la
idea del humano como un modo de cubrir sus huellas, han enmascarado de nuevo al villano
y cruzado los dedos. Ahora el aceleracionismo se confronta a una fisura conceptual
aparentemente irresoluble. En la derecha, Nick Land continúa apareciendo a gran escala,
corriendo alegremente hacia la destrucción, ondeando una bandera antihumanista
gorjeando sin parar. La izquierda avanza lentamente detrás cogiendo una política
admirable, pero que mantiene una relación tenue con el aceleracionismo. Al fondo, yace la
cuestión del ser humano.

Vale la pena continuar en esta búsqueda por un sujeto aceleracionista. Es difícil, ya
que los capítulos de esta historia se encuentran dispersos en blogs y secciones de
comentarios, algunos de los cuales ya no existen. Esta forma contingente e hipertextual, no
es un error propio del aceleracionismo, sino una característica. Lo mejor que puedo hacer
aquí, es mapear una impresión de una conversación de casi una década de antigüedad,
adoquinada a partir de una mezcla de citas de bloques, publicaciones todavía existentes, y
viajes en el tiempo a través de la máquina Wayback.

En octubre del 2008, Alex Williams publicó “Xenoeconomics and Capital Unbound”,
en su blog Splintering Bone Ashes. Escrita durante el pico de la crisis financiera, en la
publicación Williams se cuestiona cómo la crisis podría ser una oportunidad oculta, escribe:
Tal vez lo que este accidente ofrece, sin embargo, es una grieta en el blindaje
del capital tardío, un evento badiouiano, evadiendo las determinaciones
estructurales y situacionales habituales. Para que el potencial que este
evento ofrece sea explotado plenamente, necesitamos una política capaz de
evadir incluso el tipo de humanismo genérico que las políticas de Badiou (por
mencionar un ejemplo) ofrecen. Ya que el estancamiento del fin del la historia
sólo puede ser superado adecuadamente por una superación final nihilista
del humanismo, en cierto sentido incluso Badiou falla esta prueba, su
humanismo mínimo-comunista no llega lo suficientemente lejos. Lo que esto
tal vez podría implicar es un replanteamiento de una posición revolucionaria,
construido sobre la base de un replanteamiento de la noción misma de valor
en sí.

Basándose en Land, así como en el realismo especulativo de Ray Brassier, Williams adopta
sus teorías del capitalismo como una fuerza maquínica con poca o ninguna preocupación
por la humanidad, discutiendo la necesidad de una nueva concepción del capital como una
“vasta forma inhumana”. Escribe, “[El capital], se cruza con nosotros, nos tiene como partes
móviles, pero en última instancia no es de nosotros o para nosotros. Es una “forma de vida
extraterrestre”. Williams pide entonces una “xenoeconomía”, la cual tomaría todo esto en
cuenta la formular una teoría totalmente nueva de valor que [piensa] al capitalismo fuera de
la alienación. Será una teoría del valor [que no será] predicada sobre este sufrimiento
original, el proceso vudú de robo de almas en el núcleo de la alienación del trabajo en la
forma de mercancía.”

Más interesante es lo que sigue, cuando Williams se dirige directamente a la
cuestión del ser humano como el terreno sobre el cual se forjará esta xenoeconomía:

Como la salida de los binarios de un izquierdismo que es total e
irremediablemente moribundo, y una economía neoliberal que está
ideológicamente en bancarrota, debemos doblegarnos juntos frente a un
capitalismo inhumano e infatigable, para pensar cómo podríamos inculcar
una nueva forma de subjetivación radicalmente inhumana. Esto implica la
recuperación del proyecto comunista para un nuevo hombre, y la liberación
de la búsqueda neoliberal de un capitalismo sin consolidar, tanto de su
dependencia subterránea del estado como del a priori humanista esquelético
que anima sus formas ideológicas.

Williams ya se aproxima en la pregunta que él y Srnicek más tarde tratarían de
responder ocho años más tarde: ¿Qué tipo de tema puede participar en la desaparición de
esta máquina alienígena que llamamos capitalismo? Reconoce que el humanismo rancio
no lo hará, y que el estancamiento del fin de la historia sólo puede ser superado
Adecuadamente por una superación final nihilista del humanismo. Pero la pregunta para él
y para el lector sigue siendo: ¿Cómo llegamos del punto A al punto B? Y sin seguir a Nick
Land por su bizarro viaje forrado de anfetaminas?

Al día siguiente, el teórico británico Mark Fisher publicó una respuesta al
“Xenoeconomics and Capital Unbound” de Williams, en su propio blog, k-punk. En su
publicación titulada Nihilismo sin Negatividad, Fisher plantea lo que él llama el problema del
agenciamiento. Es aquí – en el asunto de qué está haciendo qué o quién o qué – que el
naciente giro de izquierda de Williams sobre el aceleracionismo difiere de la cuenta
neoreactiva de Land de manera deslumbrante. Fisher escribe:

Supongamos que tal Cosa podría surgir de la cáscara del capitalismo tardío.
Una diferencia importante entre el aceleracionismo de las SBAs y el
Landianismo es sobre la cuestión de la agencia: para el Landianismo, el
capital es el único agente notable, mientras que para la SBA, el capital debe
ser asistido para convertirse en otra cosa. Pero, ¿Qué forma tomaría esta
asistencia? Según la pregunta de Trontis sobre la izquierda después de la
desaparición de los movimientos obreros, ¿Qué sujeto de grupo podría surgir
que estuviese dispuesto y capaz de ofrecerlo? A falta de un agente colectivo,
¿No volveríamos a una especie de juego de salón teórico que no tiene
consecuencias?

Williams responde a Fisher unos días más tarde con una larga publicación que dice menos
sobre cómo Williams concibe a este agente potencial que sobre los contornos del agujero
político que dicho agente algún día tendrá que llenar. Para abordar la cuestión de la
agencia, se nos dice que primero debemos abordar la cuestión de la intención. Williams
distingue dos formas de aceleración por sus extremos. En primer lugar, hay un
aceleracionismo débil, que simplemente argumenta que al “impulsar el capitalismo hacia
una posición acelerada, podrían engendrarse las condiciones para algo parecido a una
revolución comunista”. El aceleracionismo débil busca principalmente vigorizar una política
de izquierda no paliativa. Por otro lado, el aceleracionismo fuerte sostiene que la
aceleración no sólo abre la caja de Pandora, creando las condiciones para la revolución de
una forma familiar. En cambio, un aceleracionismo fuerte podría ser “el proceso necesario
para borrar al ser humano por completo (como forma de subjetivación), para hacer realidad
algo cercano a la disolución de la subjetividad”.

Así que, antes de articular qué tipo de sujeto de grupo, agente o cosa puede ayudar
al capital hacia la autodestrucción total, tenemos que responder a una pregunta por nuestra
cuenta: ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar? Como un comentarista en su
publicación original señaló cuando meditaron “¿Para qué fin el aceleracionismo? Para
provocar una crisis, como usted dice, en el sistema, pero ¿para qué?” Williams no responde
completamente con quién se alinea, fuertes o débil, pero parece que se identifica con la
vertiente “fuerte”, juzgando por su terminología aplicación de valor de carga frontal, y el
hecho de que su discusión de lo inhumano continúa, la cual el aceleracionismo débil parece
rechazar. Deja a sus lectores con preguntas de nuevo: ¿Cómo podría uno fundamentar una
política que apunta hacia un devenir inhumano (o tal vez deberíamos decir
dessubjetivación) ¿Cómo podríamos ser capaces de fundamentar la misma necesidad de
una dessubjetivación inhumanizadora en absoluto?

Fisher escribe con prontitud, reiterando sutilmente sus preocupaciones acerca de
“echar por la borda” la inhumanidad necesariamente totalizante en el centro de Land,
preguntando: ¿Pero qué significaría reconfigurar esta imagen para que la agencia humana
desempeñara un papel? ¿Tendría esto algún sentido?¿Quién, si es que hay alguien, está
en el asiento del conductor? ¿Quiénes son los miembros del “partido de la negatividad
inhumana”?

Williams estaba buscando dos cosas en su boceto original de una posición
aceleracionista de izquierda. Una era una forma de acercarse al capitalismo que está
arraigada fuera de la alienación como su principal relación estructurante. El otro es un nuevo
sujeto inhumano. De hecho, es la novedad ostensible atribuida a este tema lo que ha
impedido el proyecto aceleracionista izquierdo. El modelo de esta “subjetivación
radicalmente inhumana” —y con ella una comprensión correspondiente del capital fuera de
la alienación— ya existe y ha estado presente desde hace algún tiempo. Se encuentra en
el (no) sujeto negro, ya que emerge en la historia del capitalismo la cual no es otra cosa
más que el capitalismo racial.

El capitalismo racial, un concepto introducido por Cedric Robinson, nombra una
posición histórico-teórica que no considera el desarrollo del capitalismo y el capital por
separado de las cuestiones de raza. El capitalismo racial, en cambio, lee el capitalismo
atlántico como fundamentalmente apoyado específicamente por la mano de obra del
esclavo negro. Habiendo sido — como escribe el teórico Frank Wilderson— “iniciado por la
violación del continente africano,” los orígenes del capital están arraigados en “el
acercamiento hacia un cuerpo en particular (un cuerpo negro) con relaciones directas de
fuerza, no en el acercamiento a un cuerpo blanco con capital variable.” Iyko Day:

Para poder recuperar el marco de la economía política, un enfoque en la
dialéctica de la esclavitud racial y el colonialismo conduce a importantes
revisiones de la teoría de Karl Marx sobre la acumulación primitiva. En
particular, Marx designa la transición de las relaciones sociales feudales a
las capitalistas como un proceso violento de acumulación primitiva mediante
el que “la conquista, la esclavitud, el robo, el asesinato, en resumen, la
fuerza, juegan el papel más importante.” Para Marx, esto resulta en la
expropiación del trabajador, el proletario, quien se convierte en el sujeto
privilegiado de la revolución capitalista. Si consideramos la acumulación
primitiva como una estructura persistente más que un acontecimiento, tanto
el afropesimismo como los estudios coloniales desestabilizan las
concepciones normativas del capitalismo, a través de los desplazamientos
conceptuales del proletariado… si extendemos el marco de acumulación
primitiva a la cuestión de la esclavitud, es el despojo del cuerpo de los
esclavos en lugar de la proletarización del trabajo lo que precede y excede
el marco de la modernidad colonial y global.

El capitalismo racial revisa la historia marxista recibida por parte del capital, la cual “asume
un subalterno estructurado por el capital, no por la supremacía blanca”. Cualquier historia
de capital que reduzca sus relaciones de estructuración con la explotación, la alienación y
el trabajo asalariado no puede explicar la posición del esclavo dentro de lucha de clases.
Como han elaborado Wilderson, Spillers, Hartman y otros, el capitalismo racial propone que
hay una posición no pensada más allá del trabajador - la del esclavo - que es crucial para
la construcción de la sociedad civil, y para el “drama de valor”, en primer lugar. Cualquier
análisis de capital que no comience aquí comete un error fatal.

Sin importar que tan rápido el capital podría estar moviéndose ahora, el
aceleraciónismo ya se encuentra sin combustible, hasta el punto de que no reconoce lo que
lo comenzó hacer rodar. Si bien la creación de instancias estadounidenses del capitalismo
racial tiene una particular intimidad con la esclavitud chattel (esclavitud en régimen de
pertenencia personal), los conceptos que esta historia ha generado - como el concepto del
humano - la postura como universal, y son precisamente estos conceptos los que
comienzan a desintegrarse conforme se acercan a los negros. Aún así, el seguimiento de
la relación inextricable entre la esclavitud y el capital abre nuevos territorios para el
pensamiento aceleracionista. En primer lugar, empezar a pensar que el capitalismo racial
junto con el aceleracionismo proporciona un relato del capitalismo y el valor que “está fuera
de la alienación”, como Williams lo llama. En segundo lugar, insiste en la existencia no
alegórica de un sujeto inhumano: “el negro”.

El capitalismo racial pensante proporciona una visión del capitalismo cuya
estructuración del antagonismo está necesariamente más allá de la alienación, sentando
las bases para una teoría del valor que funciona como Williams esperaba, evitando una
[predicación] sobre este original sufrimiento [de alienación], el proceso vudú de robo de
almas en el núcleo de la alienación del trabajo en la forma de mercancía. En “Gramsci’s
Black Marx”, Wilderson describe la exclusión del esclavo de cualquier transacción de valor,
“sin moneda simbólica ni poder laboral material para intercambiar”.

La importancia de pensar juntos la esclavitud y el capital va más allá de entender su


co-implicación en la modernidad, o su influencia en cómo los individuos negros interactúan
con las estructuras capitalistas como los mercados laborales y de consumo. Más bien, la
esclavitud y el enredo de los capitales trata también sobre la subjetivación del esclavo, el
negro no-sujeto que engendra. Bajo el capitalismo racial, desde el Middle Passage en
adelante, el negro-hecho-africano es una paradoja milagrosa, humana-pero-no. Ella es un
objeto-sujeto. Como escribe Ronald Judy:

Los negros (niggers), por definición, son materias primas laborales… Un negro es a
la vez mano de obra productiva y valor, una abstracción cuantitativa del intercambio:
el equivalente a tres quintas partes de una sola unidad de valor representativo. El
valor del negro no está en el cuerpo físico en sí, sino en la energía, la fuerza
potencial, que el cuerpo contiene.

¿Qué vamos a hacer con una persona que es una mercancía? De sujetos que no son
trabajadores cuya mano de obra es explotada y convertida en capital, pero que son
capitales mismos, comprados y vendidos en un mercado especulativo. En “la vida posterior
de la esclavitud”, como lo llama Christina Sharpe, los negros podrán no ser literalmente
comprados y vendidos, pero la lógica del capitalismo racial persiste a través de ideologías
supremacistas blancas incrustadas. En su postura Hartmanesca, en donde los negros
todavía no podemos reafirmar seriamente nuestro yo o nuestras propias imágenes,
cristalizadas, por ejemplo, en las peleas prolongadas que surgieron este verano sobre la
representación de la pintora blanca estadounidense Dana Schutzs de la famosa imagen del
cuerpo mutilado de Emmett Tills en la Bienal Whitney. Como Jared Sexton reflexionó, “Lo
que se considera negro se da por sentado, abiertamente disponible para todos”. Tal vez no
siempre disponible inmediatamente como crudo, trabajo manual, la gente negra y la negrura
siguen encarnando un valor especulativo y semiótico por el cual un mercado blanco
mantiene una sed.

¿Qué significa para el aceleracionismo? Más directamente, el negro interrumpe e
impide el establecimiento de un binario humano/capital en el que la izquierda y la derecha
puedan tomar partido. El negro siempre está co-constituyendo el capital y la subjetividad
simultáneamente. La trayectoria seguida por los negros en el Nuevo Mundo desdibuja la
línea establecida por los aceleradores entre el capital y su voluntad y los agentes humanos
que están atrapados en su medio. Esto no quiere decir que el sujeto negro encaja
perfectamente en la cápsula de escape que Williams estableció en sus entradas de blog.
Por el contrario, es decir que hablar de atravesar el humanismo a favor del capital inhumano
sin reconocer la forma en que el negro no es otra cosa más que la inevitabilidad histórica
de esta transgresión — y lo ha sido durante algún tiempo — refuerza circularmente el
humanismo blanco que estos pensadores tratan de rechazar.

Kodwo Eshun dijo alguna vez mientras escuchaba música americana negra,
“obtienes la sensación de que la mayoría de los africanos americanos no deben nada al
estatus del humano”. El — así como Mark Fisher — captó la resonancia específica entre la
música americana negra y el aceleracionismo, aunque sea principalmente a través de la
estética del afrofuturismo y a través de la obsesión postindustrial “cyborgiana” del tecno.
Podríamos decir que, en general, entendieron que la cultura negra en el siglo XX se sintió
atraída hacia el fin del mundo tal como ellos y su entonces camarada de la CCRU Nick
Land.

Más recientemente, los teóricos interesados en el aceleracionismo han comenzado
a encontrar estas conexiones. McKenzie Wark rodea más estrechamente la cuestión,
trabajando a través de Eshuns, escribiendo sobre la música negra en Estados Unidos y el
Reino Unido como ejemplos de una posición aceleracionista negra, notablemente distinta
del afrofuturismo. Para Wark, el aceleracionismo negro tiene como objetivo refundar las
conclusiones racistas extraídas del arco de la historia sobre la inhumanidad del negro como
otra alternativa positiva de provecho. En su pensamiento, el aceleracionismo negro parece
ser principalmente un acto de reclamo.

El blacceleracionismo, alternativamente, sostiene que no hay necesidad de reclamo.
Una tradición específica del pensamiento radical negro ha reivindicado durante mucho
tiempo la inhumanidad - o podríamos decir antihumanismo - de la negrura como
característica fundamental y decisiva, y filosóficamente parte del don de la negrura al
mundo. El blaccelerationismo también hace poca distinción entre una aceleración negra y
un afrofuturismo. En su lugar, los ve como hermanos y coconspiradores. Las obras
maestras del arte negro y la cultura que han sido etiquetadas como ejemplos de
afrofuturismo a menudo participan igualmente en una blacceleration hacia el fin del mundo.
Por poner solo un ejemplo: el suite de álbumes apocalípticos de Busta Rhymess: (The
Coming, When Disaster Strikes, E.L.E (Extinction Level Event): The Final World Front, y
Anarchy) a menudo se denominan afrofuturistas por su exploración de un tecno-apocalipsis
cercano y futuro y sus imágenes deformadas y cyborgianas que lo acompañan. Sin
embargo, al poner al hombre negro en el centro del apocalipsis - tanto como agente de la
destrucción del mundo como su heredero - estas obras resuenan más específicamente con
el hijo de estos extraños compañeros de cama, el pensamiento radical negro y el
aceleracionismo, hijo al que yo llamo blacceleracionismo.

Los debates aceleracionistas han dejado una serie de preguntas sin respuesta, y
algunos piensan que son mejores dejarlas solas. Sin embargo, leída en contra de la
tradición del pensamiento radical negro, la claridad de los síntomas que asolan el
pensamiento aceleracionista hace que el diagnóstico sea irresistible. Como resultado, el
blacceleracionismo no “toma el lado de una imagen heredada del ser humano contra la
historia universal del capital y el sueño de dejar este mundo”, ni acepta que “los medios de
producción van hacia una revolución propia”. Más bien, tiene una larga visión de la historia
en la que estas posiciones se fusionan en forma de capital viviente, valor especulativo y
tiempo acumulado almacenado en los cuerpos de negros ya inhumanos (no)sujetos. Si
Camatte afirma que “puede haber una revolución que no es para el ser humano” - una
declaración que ha sido reclamada retroactivamente por los aceleradores - entonces esta
revolución es para los negros.

Aria Dean (n. 1993) es una artista, escritora y curadora con sede en Los Angeles. Es curadora asistente de
Arte Neto y Cultura Digital en Rhizome. Su escritura ha sido presentada en Artforum, Art in America, The New
Inquiry, Real Life, Topical Cream Magazine, Mousse Magazine, CURA Magazine y X-TRA Contemporary Art
Quarterly. Ha expuesto en American Medium (NYC), Arcadia Missa (Londres), Chateau Shatto (LA), The
Sunroom (Richmond, VA) y Boatos Fine Art (So Paulo), entre otros lugares. Dean ha hablado en el New
Museum, UCLA, Reed College, Oberlin College, The New School y Machine Project (Los Angeles). También
codirige el espacio del proyecto De It Stands en Los Angeles.

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