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El Museo Nacional de Arquitectura: Un espacio que

navega entre el debate y la polémica


26/10/2012 | Sección: Artículos,Principal | Publicado por: hábitat Plus

El Museo Nacional de Arquitectura (Musarq), abre


sus puertas en medio de la polémica. Mientras su director garantiza que la institución es un centro para
debatir aspectos relacionados al país, el gremio de arquitectos cuestiona su función y la ubicación de su
sede

Por Johann Starchevich / Fotos Julio Osorio

Un museo que navega por las aguas que agitan a Venezuela. Así se podría resumir el contexto en el que
nace el Museo Nacional de Arquitectura (Musarq) de Caracas, llamado a ser el más grande de América
Latina y cuestionado desde antes de abrir sus puertas en este mes de octubre.

Bajo la dirección del profesor Juan Pedro Posani, la institución no escapa a la polarización que vive el
país. Nació en 2006 por una propuesta del entonces ministro de Cultura, Francisco Sesto y se asentó en
los alrededores del Nuevo Circo de Caracas con un edificio proyectado por el propio Posani, donde
inicialmente iba a constituirse una Tienda de Arte.

Luego de superar retrasos por culpa del incumplimiento de pagos por parte de organismos
gubernamentales, la nueva institución abre con una exposición que genera opiniones encontradas entre
los arquitectos, por sus características y su tinte político: “Vivienda: hoy y mañana”, una muestra que
desnuda, todo lo que contempla a la Gran Misión Vivienda Venezuela.

La exposición reunirá, hasta abril de 2013, fotografías de los principales proyectos que impulsa el plan
social bandera del gobierno. “Abrimos la exposición para que la gente se informe. Tendremos foros con
expertos y encuentros con los ciudadanos, en el que hablarán sobre los materiales de construcción y los
lugares donde se levantaron los proyectos”, explicó a Hábitat Plus, el Director del Museo.

En medio del apuro que significa culminar a tiempo la obra, Posani explica las características de la
nueva institución. El Musarq está asentado en un edificio de 1.500 metros cuadrados de cinco pisos: tres
para albergar las exposiciones, una sala de usos múltiples y un centro de información y los otros dos
niveles destinados para oficinas, depósitos de obras y un estacionamiento.

En sus salas, la institución explicará la importancia de varias de las etapas de la historia de la


arquitectura en Venezuela: precolombina, colonial, republicana y moderna. También contará
con espacios para la fotografía y el diseño industrial.

Con una nómina de 40 empleados, el Musarq se proyecta como el más grande su tipo en América Latina.
Posani comenta que la institución establecerá convenios con museos similares en Quito y Bogotá.

“Queremos que el museo se convierta en centro de pensamientos, de proposiciones, de ideas hechas por
el hombre. Queremos ser un centro de información y de debates no solamente al país sino al continente”,
añade el director.

En cuanto a las actividades futuras del Musarq para 2013, Posani menciona la apertura de una
exposición sobre arquitectura indígena y encuentro de directores de museos de arquitectura de la región.

SOBRE TERRENO ESPINOSO


El levantamiento del edificio sede, en espacios cercanos al Nuevo Circo, generó el rechazo de
arquitectos como Federico Vegas y del Colegio de Arquitectos de Venezuela (CAV). Vegas aseguró que
la nueva institución destruyó una plaza y se hizo “a espaldas de la sociedad de arquitectos”, mientras el
gremio acusó directamente a Posani de violar la riqueza patrimonial del viejo centro taurino (hoy centro
de formación del circo). En un comunicado, el CAV criticó la sede y el fin de la nueva institución:

“La espantosa contradicción que representa esta nueva edificación, al aspirar albergar el Museo Nacional
de Arquitectura, es en sí una descarada violación a la ley que protege el patrimonio arquitectónico,
evidenciando también una clara burla a la ética profesional”, afirma.

Posani se defiende de las acusaciones y sostiene que la estructura prefabricada que alberga al nuevo
museo de Caracas, tiene una intención. “Esto no tiene que ser un panteón extraordinario. Es un galpón
industrial que se concentra en exponer lo que tiene adentro”, apunta.

La estructura del edificio es básicamente de aluminio y tardó tres meses para su instalación. Su cubierta
externa está formada por un sistema de láminas curvas, de un milímetro de espesor, sobre estructuras
metálicas que permiten reducir el calor y el uso de aire acondicionado.

El museo estará unido a su vecino, el de la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez, con un cafetín y
recibirá al público con una escultura de Alejandro Otero, que será próximamente levantada en su entrada
principal.

Más allá de las críticas y las posiciones fijadas por diversos sectores en torno a este nuevo centro
cultural, los arquitectos tienen un nuevo espacio. Posani garantiza que la institución evitará “la
politización” de sus actividades y aspiraciones. “Evitaremos la politización, pero no a la gran política. Si
nos ponemos los lentes partidistas, no vamos a entender lo que realmente pasa en el país y ni a sus
ciudadanos, que son los que realmente nos interesan”, agrega.

El Museo está construido sobre un área de 1.500 metros cuadrados, con


una estructura de hormigón armado hecho con tecnología nacional.
El museo tiene cinco niveles, áreas expositivas, de trabajo y conservación,
un auditorio para 150 personas, un centro de documentación y dos sótanos
con estacionamiento.

La Fundación Museos Nacionales, informó que el museo tendrá un cafetín


para el público, el cual estará ubicado entre el Musarq y el Museo de la
Estampa y el Diseño Carlos Cruz-Diez.

El museo abre con la exposición, La vivienda en Venezuela: hoy y mañana.


Tendrá objetos de colección como planos, maquetas, fotografías e
ilustraciones que explican el proceso de construcción de edificios y la
ubicación de cada vivienda.

El Museo Nacional de Arquitectura, entidad adscrita institucionalmente a la Fundación Museos Nacionales,


forma parte del programa que crea ocho nuevos museos impulsado por el Ministro Farruco Sesto, dentro de la
política estratégica del año 2006 del Ministerio del Poder Popular para la Cultura.

El MUSARQ tiene como finalidad documentar, difundir y concientizar los valores, características y problemas
de la arquitectura, las estructuras urbanas y el diseño industrial, en el país, en cada una de sus etapas
históricas, mediante la difusión, el debate y el conocimiento de las relaciones materiales, políticas, estéticas e
ideológicas de estas actividades fundamentales para la convivencia y la calidad de vida de los ciudadanos.

Las actividades se iniciaron con un pequeño equipo dirigido por el Prof. Juan Pedro Posani, en una sala de
Museo de Bellas Artes en la plaza de los Museos en Los Caobos, desde donde se realizaron las exposiciones
para la Bienal de Venecia (2008, 2010,2012); la de Oscar Niemeyer en el Museo de Arte Contemporáneo de
Caracas (2009); la de Carlos Raúl Villanueva y la Ciudad Universitaria de Caracas en Barcelona, España
(2009). En lo editorial se comenzó a editar la Revista La Ciudad del Sol (2009, 2010, 2011) se publicó el libro
Juan Pedro Posani DIEZ AÑOS DE PENSAMIENTO CRÍTICO (2012) y mantiene un blog desde el año 2011.

La nueva sede fue inaugurada el 1º de octubre de 2012 con la exposición La Vivienda Hoy y Mañana sobre
La Gran Misión Vivienda Venezuela, que ocupa todas las áreas expositivas. En el Auditorio, ubicado en el
segundo piso, se desarrollan las actividades complementarias a la actividad expositiva como el Primer Ciclo de
Debates sobre la Gran Misión Vivienda Venezuela dentro del programa de la exposición inaugural La Vivienda
en Venezuela: Hoy y Mañana, así como eventos para diversas instituciones y comunidades de la ciudad y las
zonas vecinas. Internamente se avanza en la conformación del Centro de Documentación e Información y en la
preparación de las áreas de Colección y Registro. Para las áreas exteriores se encuentra en etapa de proyecto el
Cafetín, a ubicarse en el jardín Este que colinda con el Museo de La Estampa y en Diseño Carlos Cruz Diez. Se
tiene prevista la restauración de la escultura monumental Torre de viento virtual vibrante de Alejandro Otero
que será ubicada al frente del edificio.

Su programación se está estructurando en 5 ejes centrales y permanentes que intentan explicar y


documentar mediante exhibiciones diseñadas para los profesionales, el público especializado y sobre todo para
el público en general:

La historia

El espacio construido evoluciona con la sociedad. Cada etapa de ésta diseña un sentido y un gusto
correspondientes.

El espacio urbano

La arquitectura conforma ciudades. Se trata de una interrelación de gran importancia para la calidad de vida.
La larga marcha hacia una ciudad justa es parte de lo que debe exhibirse y discutirse.
Las relaciones con el ambiente

Se analiza cómo el espacio construido es también una respuesta a las condiciones ambientales. Es importante
saber si se trata de respuestas adecuadas y ecológicamente racionales.

La tectónica

La arquitectura para que tenga sentido debe ser un hecho construido. Es fundamental el conocimiento de la
evolución y las características de las formas constructivas que son parte de la historia del país.

El diseño industrial

La industria moderna para que pueda responder a las necesidades populares precisa del diseño industrial para
poder dar respuestas adecuadas que salgan de las exigencias de las comunidades

EDIFICIO
El edificio sede del MUSARQ está ubicado sobre la Avenida Bolívar de Caracas, al lado del Museo de la
Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez, en una parcela propiedad del Centro Simón Bolívar. El proyecto
cumple con toda la normativa establecida para el desarrollo del sector.

Fue diseñado a partir de 2005 en la Dirección de Edificaciones Culturales del Ministerio del Poder Popular
para la Cultura e inicialmente estaba destinada a una Gran Tienda de Arte.

El año 2008 se cambió el destino del proyecto para adecuarlo como sede del naciente, Museo Nacional de
Arquitectura y el 15 de octubre de 2009 arrancó la construcción con el movimiento de tierra. La estructura, en
hormigón armado con un sistema prefabricado, tecnología CONCAPREGO totalmente “made in Venezuela” se
comenzó a finales de noviembre del mismo año y se concluyó en poco más de tres meses.

Los espacios de 9.60 x 9.60m, 9.60 x 4.80m y 4.80 x 4.80 m determinaron que la estructura de las losas se
adaptara a esta modulación, constituyéndose en la base para el diseño de los elementos prefabricados. La
edificación tiene dos sótanos de 3.00 m de altura cada uno, mas tres pisos de 4.00 m de altura, cada uno. El
área de construcción es de 4.800 m².

Inaugurada el 1ºde octubre de 2012 la sede del Musarq cuenta con 3.100 m² de áreas expositivas distribuidas
en tres niveles (PB-P1-P2) un auditorio multifuncional de 400 m² (P2) áreas de administración, depósito de
Colección y del Centro de Documentación en 1.150 m² (S1) además estacionamiento y talleres en 1.150 m² (S2).
La edificación requiere interior y exteriormente de algunas obras para su conclusión definitiva.

La concepción del proyecto se valió de algunos criterios fundamentales:

Primero, cómo construir es importante. Con métodos de prefabricación aun más. Rapidez y economía
comprobadas.

Segundo, la economía de medios debe ser esencial y corresponder en paralelo con la austeridad de las
soluciones formales. Se apostó a lo sencillo y evidente, al rescato estructural y a lo asequible de los detalles.
Tercero, el edificio no será el gran protagonista El protagonismo lo tendrán las exposiciones y sus contenidos.
El Musarq no tiene porque ser más que un espacio decente, honesto, flexible y útil.

En resumen, con este edifico se quiere demostrar una tesis: con poco se puede hacer mucho. Una opción que se
corresponde con nuestra historia, nuestra idiosincrasia, nuestras condiciones geográficas y ambientales. Es
exactamente lo contrario de lo que está de moda en la arquitectura globalizada.

U n amigo me recomienda ir al nuevo Museo de Arquitectura, porque expone


una muestra dedicada al Helicoide, bajo la curaduría de Celeste Olalquiaga, a
quien admiro y respeto por haber publicado dos libros enormes: “Megalópolis” y
“The Artificial Kingdom: A Treasury Of The Kitsch Experience”. Según infiero por
las palabras del colega, la presencia de ella no sólo es garantía de calidad, sino el
ejemplo de una cierta apertura manifestada por la institución, fundada por el
gobierno.
Frente a tales argumentos, decido emprender la huida hacia el MUSARQ, no sin
antes chequear su página web. La reviso y el banner superior del sitio despierta mi
atención por una frase: “un Museo para debatir”.

Busco en el directorio y encuentro los nombres de otras dos figuras reconocidas


del medio, Juan Pedro Posani y Domingo Álvarez, maestros en toda regla. A
ambos tuve la fortuna de entrevistarlos y conocerlos en el pasado. También los
estimo por su trabajo.
Así pues, tomando al pie de la letra la consigna del museo, procedo a sumarme al
método dialéctico planteado por los promotores de la discusión.
Comienzo compartiendo la opinión de Guillermo Barrios: la construcción del
Museo debió someterse a concurso y emplazarse en otro contexto, para no entrar
en colisión con el proyecto de remodelación del Nuevo Circo.
Además puedo señalar un conjunto de situaciones irregulares. Justo al lado
derecho, un edificio de Misión Vivienda le hace sombra y lo minimiza. A la
izquierda, la competencia con el Museo Cruz Diez, de la estampa y el diseño, le
resta audiencia, por diferentes cuestiones.

Uno es sobrio y el otro es rebuscado. Uno es blanco. El otro es una mezcla de


colores y formas, como una pequeña réplica del Pompidou. Uno brinda la
posibilidad de estacionar, con vigilante y demás. El otro carece de aparcamiento.
De hecho, dejé mi carro en el Cruz Diez y caminé la cuadra hasta el MUSARQ. Al
llegar, nunca entendí porque una reja los separa. Luego, el dependiente, el
guardia de seguridad me preguntó al salir: ¿usted a dónde va? Le respondí: al
Museo de Arquitectura. ¿Se va a tardar mucho?, inquirió con un aire de
desconfianza, de sospecha. Yo repliqué con tono ligero: tranquilo,voy a estar
como una hora, pero al regreso te dejo algo para el café. “Sí va”, me contestó. Fin
de la conversación.
Mientras caminaba, pensaba en la cantidad de edificios construidos por la Misión
Vivienda, alrededor de la avenida Bolívar. En la acera noté la presencia de un
mendigo, durmiendo sobre una cama de cajas de cartón. Un perro lo
acompañaba. ¿Será su único amigo? De tal modo, la pobreza y la miseria
conviven con las grandes promesas de cambio, con los monumentos de la cultura
y la gestión del gobierno.
Me paro en la esquina del MUSARQ y doy un giro de 360 grados. Son las doce y
media. No veo síntomas de vida.
El calor, la soledad, la tensa calma del ambiente, los carros pasando a millón por
la avenida, no invitan a desplegar una sonrisa de cheverito, tomarse un “selfie” y
entrar al MUSARQ, acompañado por una emoción de multitudes. La esquina es un
pueblo fantasma. A la misma hora, en París, haces cola para ingresar al Museo de
Arquitectura. En Caracas, vas por tu propia cuenta y riesgo.
A la entrada me recibe un dependiente con una especie de carnet o chapa
colgada al cuello. Me da la bienvenida, me indica amablemente cómo desarrollar
el recorrido y me regala dos folletos. Converso un par de minutos con el señor y
llego a una conclusión: es una buena persona, le gusta socializar, sabe tratar al
público, pero no es un guía. Objetivamente, cumple la función de una guardia de
seguridad, de un portero.
Desde adentro del MUSARQ, echo una mirada hacia afuera. Lo permite su
estructura de vidrio y materiales duros al desnudo. Observo un camión de PDVAL,
donde venden arepas a precio regulado. La cola no es normal y para los
integrantes de la fila acoplará el desayuno con el almuerzo. Personas sentadas,
caras de cansancio, rostros de hambre aguantada con resignación.
Subo al primer piso del Museo. Encuentro una fila de paneles y maquetas,
rindiendo cuentas de la gestión del gobierno en materia de convenios
internacionales para la construcción de ciudades, urbanizaciones, edificios y zonas
residenciales.
Rusia, China, Bielorrusia, Portugal y España encabezan los “acuerdos de
cooperación”. En cada maqueta figuran los nombres de las compañías
beneficiadas por los convenios. ¿Cómo las escogieron, las sometieron a
concurso? ¿Es una garantía de respaldo diplomático? ¿Por qué no concederle los
proyectos a empresas criollas? ¿Entregarán los resultados a tiempo?
Inspecciono el acabado de los diseños. En general, lucen como bloques
uniformados de casas y apartamentos(cuales cajas de Lego). Soluciones
habitacionales en serie, producto del estado permanente de contingencia. Evocan
el aura de la vieja arquitectura soviet y socialista, desprovista de ingenio y
creatividad. En vano, los colores intentan brindarle luminosidad y vistosidad al
conjunto. Ojalá no caigan como fichas del dominó, al soplo del primer temblor,
como ocurrió en el país de Mao. De momento, el saldo es desfavorable. En pocas
palabras, la propaganda roja rojita va ganándole la partida al arte.
Subo al segundo piso. Estoy delante del texto de presentación de “Helicoides
Fallidos”. Por la redacción, siento la influencia de Olalquiaga. El texto alude a la
composición de una utopía incumplida de la modernidad vernácula. Cae como un
platillo volador, convoca los sueños de emprendedores nacionales y extranjeros.
Aspira a redefinir un entorno. A la postre, encarna una pesadilla colectiva, una
mancha imposible de limpiar, un recuerdo imborrable, un fracaso histórico.

La cronología del fiasco es impecable a través de fotos, leyendas, caricaturas,


recortes de periódicos, imágenes de películas(“Soy un Delincuente”), arrancando
por el pasado y culminando en el presente, a merced de los cuerpos represivos de
la Quinta República(El SEBIN). Puede leerse una continuidad, irónica y crítica, en
el ejercicio de prácticas como la demagogia, la falsa promesa, la doble moral, el
gatopardismo y la progresiva naturalización del despropósito.
El Helicoide sigue allí, juzgándonos, como la Torre de David, como el Hotel
Humboldt, como un recuerdo capaz de anunciar futuras debacles y ruinas.
Si extraño la intervención de artistas plásticos, quienes trabajaron y trabajan el
tema, a partir de un enfoque deconstructivo. Su adhesión a la muestra la hubiese
potenciado semióticamente. En cualquier caso, la exposición disipa el mal sabor,
el trago amargo de la primera planta. Aunque no por mucho tiempo.
A pocos metros de “Helicoides Fallidos”, surge otra orientación ideológica, nada
sutil. Una nueva sección de paneles ofrece el testimonio de “buenas obras”,
ejecutadas por las dependencias burocráticas del oficialismo.
En consecuencia, se propone una interpretación binaria y maniquea de la
superficie contemplada, al confrontar “Helicoides Fallidos” con “Buenas Obras”. El
sentido es obvio, de acuerdo a la disposición de la planta.
“Helicoides Fallidos” certificaría la vigencia de las enfermedades heredadas de la
época de Pérez Jiménez a la cuarta república: ineficiencia, caos, ambición
desmedida, tareas inconclusas.
“Buenas Obras” supone la respuesta de la “revolución bonita” a las necesidades
urgentes de “los pobres”, de los “damnificados”.
Por consiguiente, le imponen un cierre populista y proselitista al recorrido del
museo, cual sello de fábrica del proceso.
En el centro, instrumentalizan a “Helicoides Fallidos”, haciéndole un sándwich
entre “proyectos de cooperación” y “buenas obras”.
En suma, pierde la libertad de expresión y vence el criterio digitado, al servicio de
las campañas del PSUV. No es tanto un Museo de Arquitectura como de
exaltación de los planes de Misión Vivienda.
Salgo del MUSARQ y todavía no descubro signos de vida en la institución.
Dejándolo atrás, como el planeta Marte, me formulo una última interrogante de
ciencia ficción: ¿Este museo no es a su modo un elefante blanco, un cascarón
vacío? ¿Sus maquetas no serán mañana nuestros próximos “helicoides fallidos”?
GD Star Rating

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