Sei sulla pagina 1di 4

-¿Y las mujeres qué podemos hacer?

Porque usted critica la transversalidad, las


marchas de las mujeres que ha habido recientemente, ciertos discursos… ¿Qué
hacer?

Esa es una pregunta con respuesta complicada. Todo lo que tenemos a nuestro alrededor
apoya la estructura patriarcal. Por tanto tenemos que pensarlo todo de nuevo desde el
principio. Y no se puede cambiar con pequeñas acciones como una donación para apoyar el
control de la natalidad, sino integrar el feminismo como una ideología. Las acciones
individuales no comportan ningún cambio, lo que comporta un cambio es repensarlo todo de
nuevo porque así podrás tener una alternativa a lo que hay ahora. Es decir, o cambiamos
de modelo y destruimos lo anterior o no cambiará nada porque no se pueden cambiar las
cosas con parches. Eso no funciona.

-Es justamente la idea de que para ser feminista basta expresarlo en una camiseta lo que
llevó a Jessa Crispin, fundadora del blog literario BookSlut, a escribir un manifiesto contra el
feminismo (Por qué no soy feminista: un manifiesto feminista (Lince, 2017)), o mejor dicho,
contra este tipo particular de feminismo que se ha convertido en un bien de consumo y que
parece no involucrar reflexión ni acción alguna. La sobreexposición en los medios de la
palabra feminista, dice Crispin, ha causado el efecto contrario al deseado: en vez de
radicalizarse y fortalecerse, el movimiento ha sido rebajado con un poco de leche y dos
cucharadas azúcar para hacerlo digerible para todos. Ante este feminismo dulce e
inofensivo que busca acomodarse para no molestar a nadie y en el que caben todas las
mujeres por más reaccionarias y retrógradas que sean, Crispin propone una postura más
encabronada y combativa: un feminismo radical que incomode y desde el cual se reconozca
la capacidad femenina de oprimir a otros.

El problema es, en parte, la confusión entre las libertades y las luchas personales y las
colectivas, ya que las estructuras de poder que caracterizan al capitalismo funcionan
también gracias a las mujeres que luchan por conseguir la inclusión a un sistema basado en
la explotación: “Una CEO puede alzarse orgullosa y proclamar su fe en el feminismo
mientras sigue externalizando la producción de su empresa en fábricas donde mujeres y
niños trabajan en condiciones de esclavitud, mientras sigue contaminando la atmósfera y
las reservas de agua con desechos tóxicos, mientras sigue pagando a sus empleadas unos
salarios escandalosamente bajos.” A veces se nos olvida que las mujeres también somos el
patriarcado.

Aunque el feminismo universal esté de moda, la labor de romper con las estructuras
sociales establecidas como válidas, no lo está. Por eso, en una entrevista publicada en
Jezebel, Crispin apunta que si bien cree en la filosofía y los principios del movimiento, no se
considera feminista en el sentido que se la da hoy a una palabra que abre sus puertas de
par en par con argumentos de empoderamiento que rayan en la autoayuda: la promesa de
que ser feminista te hará más feliz, tener una vida sexual más satisfactoria, ser más exitosa
profesionalmente. Esta noción es engañosa, escribe Crispin, porque da la sensación de que
basta que una mujer se autodenomine feminista para que todas sus acciones, por más
mezquinas, frívolas o conservadoras que sean, se conviertan en expresiones del
movimiento. Como si éste fuera una estampita que hay que ponerse y no una verdadera
decisión de vida que requiere una reflexión profunda y acciones concretas, muchas de ellas
difíciles.

Otra parte del problema tiene que ver con lo que Crispin llama “la cultura de la indignación”,
que nos lleva a concentrarnos excesivamente en llevar una lista detallada de cada injusticia
y humillación de la que hemos sido víctimas, evitándonos el esfuerzo de pensar en cómo
nosotras reproducimos la violencia. Por eso la autora llama a cuestionar la venganza como
componente oficial de la política feminista, ya que perpetua este ciclo destructivo y nos
distrae de lo importante: preguntarnos por qué se repiten ciertos patrones de
comportamiento y cómo transformarlos para todos desde la colectividad, tomando en cuenta
la desigualdad de clase y la discriminación racial.

El libro de Crispin ha recibido críticas puntuales: desconocer la gran cantidad de vertientes


del feminismo actual, reproducir clichés que se utilizan para descalificar al feminismo y
menospreciar las luchas individuales de aquellas que han sido víctimas de abuso sexual. Es
natural que un libro que lanza acusaciones sin clemencia genere reacciones así, y en lo
personal celebro cualquier conversación sobre feminismo que vaya más allá de la
autocomplacencia y las porras de girl power generalizadas. Por supuesto, Crispin tiene más
preguntas que respuestas. Si el feminismo en boga en Occidente es demasiado blando,
¿cuáles son entonces los estándares necesarios para un feminismo de veras
transformador? ¿Cómo nos desprendemos de los valores capitalistas para empezar a
construir un sistema alternativo, menos dependiente del empoderamiento sentimental al
estilo Oprah? ¿Es de verdad posible, hoy, llevar una vida de privilegio que esté fuera del
patriarcado?

Para nada de eso tengo una respuesta. Pero de algo estoy segura: el libro de Crispin es
una prueba de cómo hablar de feminismo puede ser un gancho al hígado bien puesto. Pero
sólo si se hace en serio.

-Lupe de la Vallina. Fotógrafa

«El cambio surgirá de la intimidad de nuestros hogares y de nuestras conciencias»

No me gusta la huelga feminista porque las mujeres no tenemos un patrón al que exigir
nuestros derechos. Sí que hay razones para la lucha, pero ahora luchamos contra una inercia
ciega y sin voluntad, fruto de siglos de una dominación explícita. De donde surgirá el
cambio, que sí necesitamos, será de la intimidad de los hogares, donde se toman las
decisiones de responsabilidad, incluso de la intimidad de nuestras conciencias, donde
decidimos qué tiene valor y qué es descartable. Y en esos ámbitos estoy viendo por primera
vez un debate sobre el feminismo que no había visto nunca.

La verdad es que una huelga nos obliga a tomar posición en un entorno donde nuestra
reputación es vital, como el trabajo. Es fácil salir indemne de una manifestación, pero dejar
de trabajar o seguir trabajando cuando tus compañeras paran exige saber darse razones
profundas del porqué y en ese sentido la huelga se ha convertido en un gesto exigente que
está llevando ese debate hasta los rincones donde tenía que llegar. Lo ha llevado incluso al
interior del propio feminismo, donde se están alzando voces discordantes contra una corriente
homogénea que parecía haberse apropiado de nuestra representación.

-Hilda García. Abogada y redactora

«El feminismo radical no fomenta la igualdad de derechos y deberes, sino el odio hacia el hombre»

La huelga feminista no es más que un instrumento de manipulación. No hay duda de que la


igualdad de derechos y deberes ha de defenderse cada día. La sociedad debe luchar para
erradicar la vergonzante cosificación de la que la mujer es víctima en muchos lugares del
planeta. Sin embargo, el feminismo radical no fomenta esa paridad, sino el odio hacia el
hombre. Sus reivindicaciones se cuelan por la rendija que la ausencia de pensamiento,
formación y personalidad deja entreabierta.

Ningún sexo es superior al otro y ambos poseen idéntica dignidad. El hombre no es


nuestro enemigo, es nuestro compañero de vida. Si nos lamentamos porque durante
siglos de historia el varón ha decidido en nuestro nombre, evitemos que otras mujeres guíen
nuestros actos ahora.

El 8M las mujeres estamos llamadas a dejar de trabajar, de estudiar, de cuidar a la familia…


Como en toda huelga, el sujeto pasivo se convertirá en la víctima. La única consecuencia de
la convocatoria será la falta de servicios al ciudadano, el colapso de las ciudades, las pérdidas
económicas y, en especial, la desatención a los nuestros. Mañana la sociedad no amanecerá
más justa, pero sí más enfrentada.

Corroto, P. (2019). Entrevista con Jessa Crispin: “El objetivo de muchas mujeres que se
denominan feministas no es la igualdad sino la ambición personal”. [online] Letras Libres.
Available at: https://www.letraslibres.com/espana-mexico/cultura/entrevista-jessa-crispin-el-
objetivo-muchas-mujeres-que-se-denominan-feministas-no-es-la-igualdad-sino-la-ambicion-
personal [Accessed 19 Nov. 2019].
Zapata, I. (2019). Jessa Crispin: una feminista contra el feminismo. [online] Letras Libres.
Available at: https://www.letraslibres.com/mexico/cultura/jessa-crispin-una-feminista-contra-
el-feminismo [Accessed 19 Nov. 2019].

Varela, J. (2019). Huelga feminista. Opiniones a favor y en contra de un polémico paro.


[online] El Debate de Hoy. Available at: https://eldebatedehoy.es/sociedad/especial-huelga-
feminista/ [Accessed 19 Nov. 2019].

Potrebbero piacerti anche