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10 formas de trabajar la motricidad gruesa

con los niños


Caminar, correr, saltar, subir, bajar… La motricidad gruesa está
directamente relacionada con estas y muchas otras habilidades que
los niños desarrollan en un periodo de crecimiento fundamental.
Escrito por: Camila Londoño
agosto 9, 2017

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Foto:

Notimeforflashcards/Handsonaswegrow
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A diferencia de la motricidad fina, que comprende todas aquellas actividades que
el niño debe hacer con gran precisión, la motricidad gruesa incluye los
movimiento de los músculos que afectan el desarrollo de acciones como
caminar, correr o saltar. La fase de la motricidad gruesa se da en diferentes
etapas del crecimiento y todas son esenciales, pero la etapa del 1 a los 5 años se
destaca especialmente pues el niño empieza, primero, a hacer cosas como
caminar por su propia cuenta, a agacharse, subir, bajar escaleras… Después,
todas esas habilidades se fortalecen y se empiezan a desarrollar otras como
correr, saltar, tener equilibrio y por ende, mayor autonomía.

Como incluye movimientos musculares de piernas, brazos, cabeza, abdomen,


espalda, y además se centra en la habilidad del niño para moverse, desplazarse y
conocer el mundo que lo rodea con todos sus sentidos, la motricidad gruesa es
un proceso fundamental para procesar y guardar información del entorno y
además, un proceso que permite expresar destrezas no sólo físicas, sino
cognitivas. Observar el proceso de desarrollo de la motricidad gruesa y trabajar
las actividades indicadas es esencial para entender además de las capacidades, las
dificultades y sobre todo, los progresos.

Aquí hay algunas ideas para trabajar esta etapa vital del desarrollo de
nuestros niños:

1. Recogiendo manzanas
Para hacer esta actividad necesitas pocos materiales: cinta adhesiva de color,
unas manzanas (u otro objeto) y una cesta. En un espacio interior o exterior
tendrás que hacer con la cinta adhesiva, una especie de árbol que permita realizar
varios movimientos. En cada “rama” se pone una manzana. Las posibilidades
luego son infinitas… el niño puede saltar en dos pies por el “tronco” hasta
recoger la cesta. Después puede hacer equilibrio por cada rama mientras recoge
las manzanas y las pone dentro de la cesta que tiene en la mano. La idea es que
no se “caiga” de las ramas. Otra forma de llegar a las ramas es caminando con las
piernas abiertas por las líneas que forman el tronco del árbol.
Handsonaswegrow
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2. Huellas de animal
Lo único que necesitas es algunas tizas para dibujar en el piso unas huellas
grandes de animal. La idea es hacer varias huellas de colores diferentes. Cada
color tiene un número diferente de huellas. Por ejemplo: 5 huellas azules, 3 rojas
y 4 amarillas. Hay varias cosas que se pueden hacer. Los niños pueden saltar de
una huella a otra mientras cuentan las huellas de cada color. Otra posibilidad es
saltar de huella a huella mientras dicen el color de cada una: “¡azul, azul azul,
roja roja, amarilla, amarilla, amarilla!”. Los niños que aún no reconocen los
colores o los números igual pueden saltar de huella a huella mientras tú te
encargas de decir cada uno de los colores. Además de trabajar la motricidad,
podrán practicar los números y los colores.
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3. Zancos con latas


Para hacer estos zancos necesitas dos latas, un martillo y unos clavos. La idea es
hacer dos agujeros en cada lata para poder pasar a través de éstos unas cuerdas.
La cuerda será la clave para que los niños puedan caminar con las latas, por eso
debes asegurarte de que el largo de éstas sea adecuado para cada niño. Una vez
listos, los niños deben pararse sobre las latas e intentar caminar sobre éstas con la
ayuda de las cuerdas.
zakkalife.blogspot

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4. Raqueta globo
Lo primero que hay que hacer es construir una especie de raqueta con un tubo de
cartón y una cuerda. La cuerda va atada de un extremo del tubo de cartón hacia el
globo. El objetivo es que tal como se hace con una pelota de tenis o squash, el
niño logre golpear el globo con el tubo varias veces seguidas.
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5. Usando los pies


Amarra una cuerda de una silla a otra para que quede extendida. Sobre la cuerda,
pon unas cintas o pequeñas banderas de colores que cuelguen. Una vez hecho
esto, puedes darle a los niños la instrucción de tocar con los pies distintas
banderas. Por ejemplo, si dices: “rosado, amarillo, blanco, rosado”, el niño usará
uno de sus pies para tocar las banderas en la secuencia pedida. Otra opción es
probar pateando un balón hacia una bandera determinada. En este video podrás
ver los ejemplos y encontrar otras opciones:

6. Aros y rimas
Necesitas unos aros de ula ula y unos platos desechables. Con esta actividad no
sólo practicarán habilidades motrices como correr, sino también el vocabulario.
Lo primero que hay que hacer es escribir algunas palabras en los platos
desechables (palabras con las que se puedan hacer rimas). En 4 aros, ubica un
plato con una palabra. Luego esconde los demás. La idea es que los niños corran
y encuentren rápidamente las palabras escondidas y las ubiquen dentro del aro
que tenga una palabra que rime. Entonces si el niño encuentra la palabra “pato”
debe correr y ubicarla en el aro que tiene el plato con la palabra “gato.
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7. Telarañana
Necesitas: letras de plástico o de papel (las que puedas conseguir o hacer
fácilmente), cinta adhesiva de color, pequeños pedazos de cartulina y un
marcador. Lo primero que hay que hacer es escribir algunas palabras en las
cartulinas. Luego tendrás que hacer la telaraña con la cinta adhesiva y poner en
cada intersección de ésta una letra. Al final de la telaraña, ubica una de las
palabras que escribiste en la cartulina. Utilizando el equilibrio, los niños tendrán
que caminar sobre las líneas rectas de la telaraña hasta llegar a la palabra y leerla.
Después deben recoger las letras que están distribuidas por la telaraña y llevarlas
hasta la palabra escrita, siempre caminando por la líneas. Cuando el niño
encuentra todas las letras de las palabras y las ubique sobre la cartulina escrita, es
el turno de otro niño.
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8. Lanzar peluches
Sencillo: dos niños se deben parar (enfrentados) sobre unos cojines. Con las tapas
de unas cajas de cartón deben lanzarse peluches. La idea es mantener el
equilibrio y lograr que el peluche caiga dentro de la caja del otro. Una idea
sencilla para trabajar el equilibrio y el control del cuerpo.
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9. Circuito con aros


Se necesita unas huellas de colores y unos aros. Las huellas se ubican de formas
distintas: unos adentro de los aros y otros afuera. El niño tiene que seguir la
secuencia que indica los pies saltando de un aro a otro.
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10. Líneas
Con cinta adhesiva crea distintos tipos de líneas. Con equilibrio los niños tendrán
que caminar sobre estas líneas. El objetivo es que lo hagan de forma precisa sin
salirse de éstas.
l desarrollo del movimiento en las personas puede categorizarse
en motricidad gruesa y motricidad fina. La motricidad gruesa tiene que ver con los
cambios de posición del cuerpo, los movimientos globales y la capacidad de mantener
el equilibrio. En Eneso somos especialistas en el desarrollo y distribución de
productos que favorecen la autonomía y potencian esta área.

¿Qué es la motricidad gruesa?


La motricidad gruesa es nuestra capacidad para mover los músculos del cuerpo de
forma coordinada y mantener el equilibrio, además de la agilidad, fuerza y velocidad
necesaria en cada caso. Hace referencia a los movimientos amplios que engloban
varios grupos musculares como el control de cabeza, la sedestación, girar sobre sí
mismo, gatear, mantenerse de pie, caminar, saltar, etc.
Etapas de la motricidad gruesa
La evolución del área motora sigue dos leyes psicofisiológicas fundamentales: Céfalo-
caudal (desde la cabeza hacia los pies) y próximo-distal (desde el eje central del
cuerpo hacia las extremidades). Esto supone que las bases principales del desarrollo
motor se asentarán sobre la motricidad gruesa y, posteriormente, podrán
evolucionar hacia el desarrollo de la motricidad fina.
Aunque los tiempos de adquisición de los distintos hitos evolutivos son individuales y
dependen en gran medida de las características biológicas y ambientales de cada
persona, podemos establecer diferentes fases en el desarrollo motor:

 De 0 a 3 meses: Puede girar la cabeza de un lado a otro, y comienza a levantarla,


empezando a sostenerse por los antebrazos.
 De 3 a 6 meses: En esta etapa empieza a girar su cuerpo.
 De 6 a 9 meses: Se sienta independientemente y se inicia en el gateo.
 De 9 a 12 meses: Empieza a gatear para moverse y comienza a trepar.
 De 12 a 18 meses: Comienza a dar sus primeros pasos y a agacharse.
 De 18 a 24 meses: Puede bajar escaleras con ayuda y lanzar pelotas.
 De 2 a 3 años: Corre y esquiva obstáculos. Empieza a saltar y caer sobre los dos pies.
 De 3 a 4 años: Es capaz de balancearse sobre un pie y salta desde objetos estables,
como por ejemplo escalones.
 De 4 a 5 años: Da vueltas sobre sí mismo y puede mantener el equilibrio sobre un pie.
 5 años y más: El equilibrio entra en su fase más importante y se adquiere total
autonomía motora.
Como vemos, el desarrollo de la motricidad gruesa en la etapa infantil es de vital
importancia para la exploración, el descubrimiento del entorno, la autoestima, la
confianza en sí mismo y resulta determinante para el correcto funcionamiento de
la psicomotricidad fina más adelante.
En relación a esto, los últimos datos sobre neuroaprendizaje aportan importantes
conclusiones sobre la influencia del desarrollo motor en las dificultades atencionales y de
aprendizaje. Un buen ejemplo de ello lo encontramos en la importancia del gateo.
Mediante el acto de gatear, los niños y niñas desarrollan habilidades visuoespaciales,
experiencias tactiles, integración bilateral, orientación, adquieren la lateralidad y el
patrón cruzado estableciendo importantes conexiones entre los hemisferios
cerebrales, además de estimular el sistema vestibular y propioceptivo. Todos estos
aspectos resultan primordiales para el desarrollo de las funciones cognitivas y se
encuentran especialmente relacionados entre sí en un momento concreto: la
adquisición de la lectoescritura.
Materiales y actividades para potenciar la
motricidad gruesa
Sabiendo de su importancia, en Eneso tenemos una gran variedad de materiales para
trabajar el área motora gruesa de forma divertida y motivadora:
Paracaídas: Paracaídas de nylon ideal para juegos grupales de psicomotricidad y
coordinación.

Recorrido motriz: Un juego didáctico con muchas posibilidades de aprendizaje y


diversión, que les ayudará a desarrollar las habilidades motoras, tomar decisiones y
coger confianza en sí mismos.
Túneles de reptación: Son perfectos para favorecer
la coordinación bilateral, el gateo y la organización espacial. Echa un vistazo a los
diferentes tipos de túneles aquí.

Circuitos de formas, flechas, manos y pies para trabajar la lateralidad, la coordinación y


el equilibrio de forma lúdica y educativa.
Materiales acolchados: como cilindros y ruedas, piscinas de bolas, escaleras y
rampas, puffs y colchonetas antibacterianos y antideslizantes para crear una zona
de softplay a medida que genere entornos estimulantes y seguros de cualquier tamaño.

Espacios para la integración sensorial con elementos vestibulares y propioceptivos que


motiven al movimiento funcional e intencionado mediante juegos espaciales,
experiencias sensomotoras y balanceos.
En casa podemos hacer que los niños potencien sus capacidades con
divertidas iniciativas. Entretenimientos con los que ellos entrenarán sus
destrezas, casi, sin darse cuenta. Para trabajar sus movimientos, equilibrio,
agilidad y fuerza te proponemos una actividad imprescindible, ya que
también aprenden de forma divertida nuevos conocimientos y experiencias.
Por ello, te proponemos unos sencillos juegos para mejorar su motricidad
gruesa.

Cómo mejorar la motricidad gruesa de los niños


de forma divertida
1. Coordinación y equilibrio

El juego de las huellas es una opción con la que los niños estimularán su
equilibrio. Para crearlo, simplemente necesitas unas cartulina de
colores para hacer las huellas o pisadas. De esta forma, aprenderán
conceptos espaciales como la izquierda y la derecha, al tiempo que mejoran
su coordinación y equilibrio.

Una vez hechas las plantillas pégalas suelo con un poco de cinta adhesiva.
Empieza por un circuito de poca dificultad salteado alguna huella para que
tenga que saltar o dar pasos grandes. Cuando el niño supere está prueba
puedes combinar en una misma línea pies izquierdos y derechos para
obligarles a cruzar las piernas. Puedes crear tantas combinaciones como
tu hijo y tu queráis, por ejemplo con letras para aprender el abecedario.

Fuente: childhood101

2. La carretilla

Hacer la carretilla es un juego sencillo que suele gustar a todos. Además


sirve para que sus brazos tomen fuerza y mejoren la motricidad gruesa.
Aún puede ser más práctico y divertido si a la carretilla le unimos hacer un
pequeño puzle con piezas que se puedan coger fácilmente. El niño tendrá
que tomar una pieza desde un lado de la casa y haciendo la carretilla hasta
dónde se encuentra la disposición del puzle. Una vez allí colocará la pieza
en su lugar adecuado.

3. Los bolos

Con este juego popular los niños trabajan los brazos y las piernas en el
lanzamiento. Además, aprenden a coordinar los movimientos con la
intención de tirar el mayor número de bolos posibles. Puedes crear tus
propios bolos caseros con botellas de plástico, así pesarán menos, aunque
podemos complicarlo poniendo en su lugar botellas con arena para que
tengan que esforzarse más. ¡Lo dominarán a la perfección y sabrán
controlar su cuerpo!

Fuente: jenniferperkins

4. Puntería de colores

Podemos trabajar la destreza en los lanzamientos con unas cartulinas de


colores y algún pequeño objeto que no ruede. Se trata de colocar las
cartulinas de distintos colores en el suelo y dar instrucciones para que el
niño lance el objeto dentro de uno u otro color. El niño mejorará sus brazos,
el lanzamiento y asentará el conocimiento de los colores.

5. Imitar animales

Un juego de imitación, a ver quién lo hace mejor, puede constituir un buen


modo de trabajar la motricidad gruesa con los niños pequeños. Se trata
de copiar los movimientos de algunos animales.
Anima a tus hijos a que se conviertan en una pequeña oruga. Tendrá que
tumbarse en el suelo y, con el apoyo de brazos y piernas, hacer fuerza para
elevar el pecho mientras avanza. Otro animal que también pueden imitar es
el gorila. Tienen que caminar en cuclillas mientras se golpean el pecho con
las manos. Un buen ejercicio para, además, trabajar el equilibrio. Una
tercera idea que te traemos es caminar como un canguro, con pequeños
saltitos.

Fuente: wildflowerramblings
6. Equilibrios sobre banco

Si en casa tienes un banco corrido puedes hacer que tus hijos ejerciten las
piernas, la coordinación y el equilibrio proponiéndoles que caminen encima
sin caerse, como si fueran funambulistas. De no tener un banco también
puedes crear líneas en el suelo con cinta adhesiva de colores y que los
niños las sigan sin salirse. ¡Una forma muy divertida de desarrollar la
motricidad gruesa!

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