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Andrés Felipe Marín Anaya

Hermenéutica Bíblica Latinoamericana


Facultad de Teología
Pontificia Universidad Javeriana

SESÍON VI: HERMENÉUTICAS ESPECÍFICAS – FEMINISTA Y CAMPESINA


Aporte de los textos:
Luigi Schiavo1: Leer la Biblia “exige una actitud de escucha y comprensión del texto, para
llegar a entender el contexto que originó el propio texto, y el pretexto, que es la finalidad que justifica
el surgimiento del texto”. Con la intención de revelar el poder oculto de la palabra y la trama sutil de
las imágenes y los símbolos detrás de los discursos de dominación política, social, económica, étnica,
de género, u otra. En donde el lenguaje simbólico trans-significa la realidad y trasciende su propia
realidad material-concreta para proyectar el sujeto en otra realidad con otro lenguaje.
Sin embargo, tal representación simbólica proviene de la estructura social y la tradición, es
decir, un conjunto de ideas u opiniones comunes que se vuelve referencial al grupo social y, a la vez,
constituye el imaginario colectivo. Así pues, las representaciones son sociales porque no son creadas
por el individuo singular, sino por la sociedad, en el que el imaginario colectivo constituye la identidad
de la comunidad en una dinamicidad. Lo cual, quien domina el imaginario social tiene en sus manos
el verdadero poder: “El poder de manipular las imágenes, de crear opiniones comunes, de orientar
interpretaciones y tendencias”.
Aníbal Cañaveral Orozc2: La Lectura Campesina de la Biblia (LCB) es una manera de
interpretar la Biblia desde la óptica de los pueblos campesinos. Tal interpretación parte de la vida del
campesinado latinoamericano y caribeño, en el que se insiste una lectura inicial a partir de la Vida,
después ir a la Biblia y luego volver a la Vida (V-B-V). El ejercicio hermenéutico permite al campesino
encontrar una fuerza liberadora para alimentar su esperanza, su resistencia y su lucha por la tierra
(fuente vital para el campesinado) y la dignidad de la vida. Ambos son considerados como el mejor
regalo y don dado por Dios de manera gratuita.

Preguntas:
 Si el símbolo se elabora en la concepción social ¿la representación de Dios a través de una
simbología privada e íntima es una ruptura al imaginario colectivo?
 ¿Para el autor, Luigi Schiavo, hay una diferencia entre el símbolo y signo?

Reflexión en clase:
Dios siendo una realidad transcendente permite ser comprendido a través del lenguaje
simbólico. El cual no solo se evidencia el imaginario colectivo inspirado y determinado por la sociedad
– como lo ha afirmado Luigi Schiavo –, también se aterriza una experiencia personal sobre la
simbología en la Escritura. Con una proyección distinta a la manipulación de las representaciones
sociales para dominar al “otro”. Desde la otra cara de la moneda, un “imaginario individual” procede
también luchas internas, pero no en mira al abuso de sí, sino en beneficio transcendente en la solución
y curación sobre la queja y la molestia causado por el abuso del poder del imaginario colectivo.
Porque, así como las representaciones sociales pueden desfigurar el rostro de Dios, también tienen la
capacidad de revelar no solo el rostro, sino incluso los sentimientos de Cristo.
Entonces, la simbología muestra varios rostros de Dios según la sociedad, cultura, religión o
demás factores en que se encuentre. Suena un poco confuso, sí, pero lo bello de esta pluralidad de
comprensiones es la insistencia de Dios por darse a conocer. Por eso ahí la importancia de leer la Biblia
desde su contexto en el que fu escrito, es decir, su imaginario colectivo. Pero es primordial discernir,
desde la propia fe, la comprensión de la Escritura vista y traspasada por la vida misma, como muy bien
lo expone Aníbal Cañaveral. Sin caer en el peligro de leer la Palabra superficial o literalmente.

1
Luigi Schiavo. Las representaciones sociales como clave hermenéutica. Pasos, N. 151, pp.13-24.
2
Aníbal Cañaveral Orozco. Leer la Biblia en clave campesina. Pasos, N. 151, pp. 31-39
SESIÓN VII: HERMENÉUTICAS ESPECÍFICAS – NEGRA E INDIGENA

Aporte de los textos:


Maricel Mena López3: Los rostros de la Teología o Teologías de Liberación: afroamericana,
feminista, indígena, holística, eco-feminista, son en América Latina teologías que tienen objetivos
comunes romper con las barreras impuestas por el discurso teológico occidental patriarcal. Como el
caso de la Hermenéutica Bíblica Negra Feminista de Liberación (HBNF) que presentan nuevos
enfoques con la intención de recobrar la herencia bíblica de las mujeres negras como potencial
religioso: el rescate de la mujer negra degradada al papel de pobre y esclava a causa del imaginario
socio-religioso. Así, Las relaciones de la vida cotidiana de la comunidad llaman a las mujeres a buscar
justicia y liberación a partir de sus experiencias cotidianas. Una reconstrucción históricofeminista
negra que va más allá de una simple justificación de una identidad dentro de la tradición, pues lo que
en verdad se busca es una interpretación más justa y humana; una reconstrucción igualitaria. Es decir,
una reconstrucción no motivada solamente por el interés en un pasado, al contrario, intenta recuperar
tradiciones olvidadas a fin de lanzar nuevos desafíos en busca de una vida justa para todas y todos.
Eleazar López Hernández4: “Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto” (Jn. 11,
22.32). La situación límite de dolor y angustia existencial no es para la muerte del pueblo, por el
contrario, es para la gloria de Dios. Son momentos que deben motivar a renovar la fe y esperanza
(actualización de la exegesis). No se puede llegar a ser hombres y mujeres que regresan
desesperanzados, pesimistas, fatalistas a Emaús, después de asistir al Calvario. Sino hombres y mujeres
confiados y determinados en la presencia de Dios, en donde: Él no está lejos de su pueblo. Así, los
pueblos indígenas, tradicionalmente ignorados o incluso negados por los demás pobres de la ciudad o
del campo, están compartiendo, ahora con todos, sus utopías ancestrales de vida. Y con ello les están
comunicando la energía más poderosa del mundo: la fe y la esperanza en un futuro mejor. Un futuro
que no se construye con la preocupación de “uno” sino de “todos” (opción por los hermanos), tampoco
con la comprensión estructural de la sociedad, más bien, la de encarnar el dolor de los sufrientes y
transmisión de la voluntad de Dios (cambio radical de le estructura social).

Preguntas:
 ¿A qué se hace referencia cuando se habla de la recuperación de la identidad del pueblo? ¿las
culturas no deberían actualizar su identidad primitiva a una identidad configurada en Cristo o, en
su defecto, Cristo configurarse a la identidad del pueblo?
 ¿No suele ser exclusivista leer la Escritura desde un solo horizonte o grupo de personas?

Reflexión en clase:
La hermenéutica bíblica exige revisar las particularidades de la Escritura, con el fin de observar
y asumir una posición más crítica del texto con su contexto. El color, el origen, la ascendencia, etc.,
juega un papel importante a la hora de realizar una labor hermenéutico, como lo afirma Maricel Mena.
El simple hecho de apreciar si el etíope de los Hechos de los Apóstoles, quien dialoga con Felipe, ¿era
de raza negra?, se asume un querer no solo de rumiar la Palabra, sino la de excavar en la profundidad
del texto. Esta percepción permite abrir el horizonte de la exégesis y hermenéutica de la Escritura. En
el caso de la teología feminista hay una etapa cuando se comienza a leer con sospecha, y se identifica
una lectura quiriarcal y se desea resignificar la figura de Cristo en una imagen más igualitaria entre los
géneros. La preocupación y la incomodidad por parte del pueblo abaja el tono de la Palabra y le quita
una mirada sumisa a los textos.
Así pues, si un pueblo, raza, cultura o etnia busca la liberación en la tarea de la búsqueda de su
identidad, no implica traer una serie de tradiciones o comportamientos. Maricel Mena hace referencia
al rescate de la identidad al ejercicio de la reconstrucción de la dignidad del ser humano (hombre-
mujer) a la luz de los valores y virtudes cristológicos. Es romper con paradigmas e imaginarios
colectivos que abajan o degradan a grupos sociales. En otras palabras, desde el pensamiento de Eleazar
López, estamos llamados hacer presente a Dios en los lugares que aparentemente no está o estuvo.

3
Maricel Mena López. Hermenéutica bíblica negra feminista. Quaestiones N. 4, pp. 117-136.
4
Eleazar López. Pueblos de la Bíblia y pueblos indios de hoy –una reflexión de fe para servidores de los pueblos
indígenas. Ribla, N. 26, pp. 15-23.
SESIÓN VIII: HERMENÉUTICAS ESPECÍFICAS - URBANA

Aporte de los textos:


Hervé Tremblay5: En la antigüedad la diferencia entre un pueblo y una ciudad viene de la
presencia de un sistema de fortificación, a su vez de una estratificación social. En donde vivía la
autarquía, es decir que vivía poca gente dentro de la ciudad. Claro está que, también poseían su
legislación: el código de la alianza, el código del Deuteronomio y la ley de santidad. Al parecer, el
origen de las ciudades en la antigüedad se da a causa del dispendioso estilo nómada que llevaban los
pueblos. Las tareas de buscar alimento, recolectar agua, resguardarse del inclemente clima y protegerse
de los enemigos, fueron motivos para reunir a la comunidad en favor de la construcción de su bienestar;
una sociedad no dividida e igualitaria. Incluso se le asemejó con un vientre materno en donde sus
ciudadanos se sienten protegidos, refugiados y cuidados. Sin embargo, al parecer, los muros de
ladrillos o piedras beneficiaban a unos cuantos.
La torre de Babel es un claro ejemplo de visualizar la falencia de las ciudades. Dios no
desconoce o está en contra de la fortificación, es más, “Dios baja para ver” (Gn. 11,5), pero ¿con qué
se encuentra? Con un proyecto humano opuesto al proyecto divino que, ni si quiera coinciden entre sí;
y eso, ni hablando el mismo idioma. La ambición de sobrepasar los límites de Dios (11,4) y el afán de
reinar el orgullo del hombre la fortificación, y no el Rey y Señor, Dios previene un mal mayor
rompiendo la unidad buscada por la humanidad en la centralización y el imperialismo. Porque el deseo
de dominar aniquila con el respeto del otro.

Preguntas:
 ¿Las ciudades actuales siguen aún reflejando características visibles mostradas en el texto de la
torre de Babel?
 ¿En qué radica el bienestar del pueblo o cómo construir bienestar a partir de edificación de muros?

Reflexión en clase:
El insumo principal para construir una ciudad es: el hombre mismo. El pueblo es lo
constituyentemente primordial y fundamental de la ciudad. Hervé Tremblay ha querido resaltar como
ese deseo original de Israel por edificar una fortificación (la preocupación por adquirir un mejor estilo
de vida para todos) se derrumba por el comportamiento egoísta y oligárquico del ser humano. El poder
humano no debe pretender sobrepasar la libertad del “otro” ni si quiera los límites de Dios para
autoproclamarse “todopoderoso”. Es Dios quien crea, construye y recrea la casa: “Si el Señor no
construye la casa, | en vano se cansan los albañiles; | si el Señor no protege la ciudad, | en vano vigilan
los centinelas” (Sal. 126). En otras palabras, lo que se construye sin Dios está llamado al fracaso.
Así pues, el gran reto de la vocación de ser imagen de Dios o ciudadano de Dios es ser presencia
divina en el pueblo, ciudad, vereda, corregimiento, etc., que habito. Al igual que el Éxodo, Moisés no
constituyó en sí una ciudad, más bien, un pueblo portable que llevaba la presencia de Yahvé a todos
los lugares por donde pasaban. Dios constituye la verdadera unidad humana y divina, en el darse cuenta
de la presencia de Dios en la historia, las culturas, el hoy, el lugar frecuentado o habitado, la opción de
Dios por mí para el bienestar de mi hermano. Esto enmarca una tensión importante entre la fe y las
tendencias humanas en el eje de la historia.
Eleazar López y la hermenéutica bíblica de las comunidades indígenas, ayudan a iluminar más
este panorama. En que se afirma la confianza absoluta en Dios. Por ende, no son los muros de ladrillos
quien protege al pueblo, es el abandono pleno en las manos del “guardián de Israel”. En cuanto al
bienestar o experimentar una vida sencilla, se trata de adquirir el sentido indígena “Sumak Kawsay”
(El buen vivir). Saber vivir bien, es la tarea misma de saber qué me causa daño a mí y qué causa daño
al “otro yo”. Unidad que se mide por hacer el bien en la comunidad a partir de un modelo del Bien:
Dios.

5
Hervé Tremblay. “Capitulo 3: La ciudad em el AT sombras y luces” en Biblia y Ciudad. Pedagogías del Buen Vivir en
contextos urbanos.
SESIÓN IX: METODOLOGÍA DE LA LECTURA POPULAR DE LA BIBLIA
Aporte de los textos:
Mario Peresson6: Toda reflexión siempre se hace desde un contexto y unas condiciones u
opciones de pre-comprensión implícitas o explícitas que condicionan y determinan el quehacer mismo
de la comprensión. Por ello se debe establecer el contexto histórico-social y eclesial y la ubicación-
opción-intereses sociales y eclesiales de quienes hacen la reflexión-interpretación. Luego, tal
experiencia bíblica, se ubica dentro de un modelo de Iglesia para determinar el tipo de hermenéutica
bíblica. Identificando el ambiente vital de fe, esperanza, fraternidad, conflicto en la cual nace el texto
(“Sitz im Leben”; posición de la vida). Porque esta perspectiva también será leída por el intérprete y
valorará desde el contexto escrito y su realidad misma. Ya sea el método que se implemente en el
ejercicio hermenéutico, lo fundamental – para tener en cuenta – es hacer pasar Biblia por la Vida quien
la lee.
Carlos Mesters: “La Biblia no es el primer libro que Dios escribió para nosotros, ni el más
importante. El primer libro es la naturaleza, creada por la Palabra de Dios; son los hechos, los
acontecimientos, la historia, todo lo que existe y sucede en la vida del pueblo; es la realidad que nos
envuelve; es la vida que vivimos. Dios quiere comunicarse con nosotros a través del libro de la vida.
Por medio de ella Dios nos transmite su mensaje de amor y de justicia”7. Pero al parecer el hombre no
cae en la cuenta de este llamado debido a su distracción en sí mismo, por tanto, la Biblia es el segundo
libro de Dios que permite comprender el sentido de la vida y percibir la presencia de Dios, como lo
escribió Mons. Romero. Se podría decir que este segundo es el manual o el instructivo para abrir el
primer libro.

Preguntas:
 ¿Toda metodología aplicada en la hermenéutica bíblica apuesta por un cambio o conversión en la
persona o, concretamente, a la comunidad?
 ¿Leer la Biblia excluyendo o no involucrando la vida, qué repercusiones o, en su defecto, provechos
podría traer en un grupo de lectura popular de la Biblia?

Reflexión en clase:
Leer la Biblia no es solo un ejercicio de ojos que van de lado a lado. Es leer agudamente la
realidad comprometida alrededor del texto: el contexto que ilumina la realidad y el cual es la fuente
inspiradora del autor. Una indagación por el contexto histórico-social y eclesial y la ubicación-opción-
intereses sociales y eclesiales de quienes hacen la reflexión-interpretación, como muy bien lo afirma
Mario Peresson. Sin embargo, el ideal no es asentarse en este punto del contexto y aseverar una
comprensión certera y absoluta de la lectura. No, la verdadera motivación de escarbar en estas
precompresiones es la conformación de mi propia realidad actual con la Palabra. Es que
verdaderamente no es conveniente en quedarse en una lectura fundamentalista de la Biblia, porque esta
trae consecuencias nefastas donde hay alteración y manipulación de la Palabra con un propósito un
poco oscuro: juzgar al “otro” desde interpretaciones no oradas ni pasadas por la vida y una violación
del don de la libertad. Hallando un ser encerrado en sí, encerrado en una realidad construida por
imágenes y figuras etéreas; la vida envuelta en una quimera. Por tanto, sea el método que se
implemente en el ejercicio hermenéutico, lo fundamental – para tener en cuenta – es hacer pasar la
Biblia por la Vida quien la lee, y provocar a otros a leerla.

6
Mario Peresson. Metodología de la lectura popular de la Biblia. Aporte a partir de la sistematización de experiencias
bíblicas populares, pp. 81-116.
7
Carlos Mesters. Ecos de los inicios de la Lectura Popular de la Biblia. Pasos N. 151, p.59.

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