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3. Las promesas de Dios tocan acerca del bien que Él nos bendecirá, pero
también tratan acerca del mal que Él nos quitará.
6. Pero son de diversas claves y hay que conocerlas para usarlas y usarlas
correctamente.
Hay dos puntos importantes que mencionar. Uno que Cristo como
Cabeza de la Iglesia es quien recibe las promesas de Dios. Dos, que es
Cristo quien las distribuye a sus hijos ya que es El quien nos salva.
Porque es Jesús quien compra todas las promesas por su sangre. Efesios
3:6.
Porque es Jesús quien hace que nosotros podamos poseer las promesas al
darnos la fe salvadora y el arrepentimiento para vida. El hace que
descansemos en las promesas de Dios. Mateo 11:28; Marcos 9:24.
A. Introducción:
1. En Puerto Rico cuando hablamos de herencias hablamos del sistema
sucesorio. Y cuando se habla de esto una de las preguntas que siempre se
hace es ¿quiénes son los herederos? A lo cual se responde que los
herederos son los más cercanos al causahabiente. Son los más cercanos
en el orden de sucesión: hijos y descendientes, padre y ascendiente,
colaterales y el cónyuge supérstite. Estos son los herederos.
C. El Problema de la Demora
f. Para que las disfrutemos más cuando nos llegan. Cuando uno
tiene mucha hambre y después come: qué rica es esa comida. Nos sabe
mejor. Proverbios 13:12 “La esperanza que se demora es tormento
del corazón;
Pero árbol de vida es el deseo cumplido.”
A. Un Repaso de lo Discutido
6. Si las promesas son lo que hemos dicho que son entonces vemos
cuán importantes son para nuestra vida. Son en un sentido el aire mismo
que respiramos. Somos llamados a vivir por fe y no por vista. En otras
palabras, somos llamados a vivir bajo las promesas de Dios. Eso es vivir
por fe. Vivir bajo la confianza de Dios y de que todo lo que Él ha
prometido se cumplirá y en esa fe nuestra alma descansa.
5. Aunque Dios nos hace cristianos cuando nos aplica su salvación por
medio de la fe, no debemos olvidar que disfrutamos el estar en Cristo y
ser separados para El, en nuestra experiencia diaria, por medio de la fe.
No te olvides que hay tres componentes en la fe salvadora: conocimiento,
asentimiento y confianza. No solo debemos conocerlas y aprobarlas
debemos descansar en ellas. O en Dios en ellas.
(1) ¿Podemos orar a Dios en fe por cosas que deseamos, pero del
cual no tenemos una promesa particular de parte de Dios? Es decir: orar
por que nos guíe en un negocio, o por una enfermedad en particular, o
problema específico, aunque no tenemos una promesa particular y
específica para cada una de esas cosas. En primer lugar, es imposible
tener una promesa particular para cada cosa. Necesitaríamos miles de
biblias que contengan cada promesa particular. ¿Qué podemos decir?
Dios nos llama a confiar en Él y someternos a su voluntad. Y no solo eso
a confiar que Dios está presto a hacer lo que es mejor para mí en tal
situación particular y que sea lo más redunde para Su propia gloria y mi
bien. Efesios 3:20 “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las
cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros”
b. usarlas como nuestra guía en la oración. Por las cosas que han
sido prometidas absolutamente, debemos pedir por ellas absolutamente.
Pablo dice que la voluntad de Dios para vuestra vida es vuestra
santificación. Orar por santificación es una promesa absoluta. Pero
cuando Dios ha puesto condiciones o excepciones a una promesa
debemos orar con la limitación que la Biblia nos pone que es: Dios si así
quieres, si es de acuerdo a Tu voluntad, etc. Si oramos pro ayuda en la
tentación podemos orar por la promesa absoluta de 1 Corintios 10:13,
porque Dios promete darnos la salida para poder soportar. Si necesitamos
sabiduría podemos pedir por ella absolutamente porque Santiago 1:5 nos
dice que “el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será
dada.” Es más aun en esas promesas siempre debemos orar en sumisión
a la voluntad y sabiduría de Dios.
4. Algunos tratan de huir del sufrimiento por medio del alcohol, las
drogas. Incluso algunos contemplan la muerte como la única solución a
sus problemas.
1. La Biblia nos enseña que las aflicciones y las pruebas son una parte
necesaria de nuestro peregrinaje. Suena fuerte, pero eso es lo que enseña
la Biblia. Busquemos varios pasajes. Filipenses 1:29 “Porque a
vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él,
sino también que padezcáis por él”. Pablo conecta creer en Cristo con
padecer por Cristo. Y nos dice que ambas cosas son dones dados a la
Iglesia. Dice Pablo: “os es concedido”. Una concesión es un honor, un
privilegio dado por Dios. Romanos 8:17 “Y si hijos, también
herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que
padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos
glorificados.” Pablo dice algo importante aquí. Él dice que nuestra
herencia en gloria es condicional a nuestro sufrimiento con Cristo en esta
vida. Es decir, así como Cristo no entró en gloria sino por medio de la
Cruz, de igual manera nosotros no heredaremos los cielos sino habiendo
pasado como Cristo por medio de las aflicciones. Después que Pablo fue
apedreado en Listra, él regresa para confirmar los ánimos de los
creyentes allí. Y les dice en: Hechos 14:21-22 “Y después de anunciar
el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron
a Listra, a Iconio y a Antioquía, confirmando los ánimos de los
discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y
diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones
entremos en el reino de Dios.” Lo mismo le dice Pedro a
los “expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia,
Asia y Bitinia”, y quienes sufrían por causa de su fe en el evangelio. Y
les dice 1 Pedro 4:12-13 “Amados, no os sorprendáis del fuego de
prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os
aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los
padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su
gloria os gocéis con gran alegría.”
3. Así que, las aflicciones son el instrumento que Dios utiliza para
moldearnos y conformarnos a la imagen de Cristo. Son los medios que
utiliza para perfeccionar la obra comenzada en nosotros. Filipenses
1:6 “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la
buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Las
aflicciones son las ocasiones para que nuestra fe madure y se fortalezca.
También los medios que Dios utiliza para revelar nuestro pecado y así
llevarnos al arrepentimiento. (Job 42:3b, 5-6). Y como pruebas de fuego
para probar lo genuino de nuestra fe. Es el lente que analiza la pureza del
diamante.
5. Claro está hermanos, esto es lo que Dios hace por medio de las
aflicciones. Y El promete su presencia y protección en medio de las
aflicciones, porque sin su presencia las aflicciones pueden destruirnos.
2. Un ejemplo claro lo tenemos con Job. ¿Por qué Job sufrió? Dios
quiso probarlo. Dios puso su fe a prueba. Pero hay algo más. No te
olvides que de Job se dice en Job 1:1 “Hubo en tierra de Uz un varón
llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y
apartado del mal.” Job era un hombre recto. Y Dios quería hacerle
recordar a Job que no podía descansar en su justicia sino en la justicia de
Dios. Dios procuró entre otras cosas revelarle el corazón a Job. Veamos
Job 42:1-6. Las aflicciones de Job fueron terribles. Pero si leemos todo el
libro veremos que Dios estaba protegiéndole en todo momento de evitar
que cayera en ruinas. Al final sabemos que Dios le dobló sus
bendiciones.
3. ¿Cuál es la base y fundamento de todo esto? El pacto de gracia. Por
medio del pacto hay una íntima relación paternal que jamás será
quebrantada. Él es nuestro Padre. Y como Padre Él nos hace pasar por
medio del fuego de las aflicciones. Siempre para nuestro bien. Nunca
para nuestro mal, aunque la realidad del dolor está presente. El purgante
es horrible pero sana al muchacho.
3. Así que somos tentados por el hecho de que Jesús nos ha libertado de
la esclavitud de Satanás. Ahora que el Espíritu de Dios habita en
nosotros, somos nuevas criaturas y libres de la esclavitud del pecado,
Satanás busca que pequemos contra Jesús y que nos deslicemos y seamos
arrebatados de las manos de Jesús.
2. Claro está, algunos tendrán que luchar más que otros con tentaciones
sexuales, con la ira, la vanidad, la avaricia, materialismo, etc. Pero las
tentaciones es un mal universal. Por ejemplo: si alguien lucha con las
tentaciones sexuales, tenemos a un David que sucumbió al adulterio. Si
alguien lucha contra la ira, tenemos a un David quien fue cómplice de
asesinato. Si alguien lucha contra el temor y la inseguridad, tenemos a un
Pedro quien negó a su Señor, a un Abraham que mintió a un Abimelec
con respecto a su esposa. Problemas con la mentira, he ahí un Jacob.
1. El segundo punto que debemos tener presente es que esta nos viene
por medio de 3 agentes, tres medios. Un general espera ataques de frente,
por los costados y por la retaguardia. El saber esto nos ayuda a estar
mejor preparados y vigilantes.
2. Las tentaciones han sido ordenadas por Dios para ayudarnos a crecer
en la gracia de Dios. Las tentaciones como todo lo demás están incluidas
en el decreto de Dios. Efesios 1:11 “hace todas las cosas según el
designio de su voluntad”. Un ejemplo de esto lo tenemos en el caso de
Pedro en Lucas 22:31-32 “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he
aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;
pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto,
confirma a tus hermanos.” Tenemos aquí a la tentación como un medio
para crecer en la gracia. Fíjate que Cristo no oró para que Pedro fuera
librado de tentación porque Él sabía que era bueno que Pedro la
enfrentara. Aunque Pedro fue sincero en decir que estaba dispuesto hasta
ir a la muerte por Cristo, Pedro no sabía dos cosas: una, el deseo de
Satanás de destruirlo y dos, su propia debilidad bajo una prueba. Jesús lo
matriculó en la escuela del fracaso donde su caída le enseñó acerca de
que “vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda
alrededor buscando a quien devorar”. Por tanto “Sed sobrios, y
velad”, 1Pedro 5:8. Le enseñó como dice 1 Pedro 1:13 “ceñid vuestro
entendimiento para la acción”; la necesidad de “resistid [a
Satanás] firmes en la fe”, 1 Pedro 5:9; y que hay que suplementar a la
fe en Cristo otras virtudes Cristo-céntricas “porque haciendo estas
cosas, no caeréis jamás”, 2 Pedro 1:5-10.
3. Así que las tentaciones “tienen” un poder santificador por ser pruebas
para purificar cual oro las impurezas en nuestras vidas. Con una
provocación sale a flote los celos y la ira; en otros sale el orgullo; en
otros los deseos pecaminosos; en otros la codicia. Satanás busca con ello
destruirnos, pero Dios las ordena para hacernos humildes. Aunque
Satanás busca nuestro mal, Dios busca nuestro bien (Génesis 45:5;
50:20). Así que oremos “no nos meta en tentación” para que Dios nos
libre de las mismas, nos dé fuerzas y sabiduría para resistir y un corazón
arrepentido sinceramente si pecamos.
4. ¡Qué gran consuelo todo esto nos da! Nada sucede por casualidad sino
por el decreto de Dios. El usa las tentaciones para nuestro bien. Él nos
sostiene, ni deja que seamos tentados al punto de destruirnos, etc. Esto
dio consuelo a Pablo. Cuando Pablo estaba ante el Cesar en Roma todos
lo habían abandonado. 2 Timoteo 4:16 “En mi primera defensa
ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon”. Pero en
medio de tal prueba Pablo dice, 17-18 “Pero el Señor estuvo a mi lado,
y me dio fuerzas, ... Así fui librado de la boca del león. Y el Señor me
librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A
él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.”
4. Jeremías 31:33 “yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por
pueblo.” El pacto de gracia es un pacto inquebrantable. Satanás jamás
podrá lograr arrebatar a ningún hijo de Dios. 1 Juan 4:4 “mayor es el
que está en vosotros, que el que está en el mundo.”
2. Hoy podemos ver la vida del apóstol Pablo y al igual con lo que pasó
con el apóstol Pedro, nos podemos identificar con las circunstancias de la
vida de Pablo. ¿En qué aspecto? En su lucha contra el pecado. En
Romanos 7:14-25 vemos a un genuino creyente, Pablo, luchando como
luchamos nosotros contra el pecado. En la vida de Pedro tenemos la
esperanza al ver la misericordia de Dios, su perdón y restauración. En el
caso de Pablo vemos la obra de santificación de Dios en su pueblo. Su
vida demuestra que nuestra lucha contra el pecado no es inconsistente
con el estado de gracia o salvación, sino que es le evidencia de estar en
un estado de salvación. El no creyente no lucha contra el pecado como
pecado. Solo el creyente lucha contra el pecado por ser pecado y no por
el castigo del pecado.
f. Es tan grande el cambio que Pablo nos dice que somos una nueva
criatura o una nueva creación. Que antes estábamos muertos y ahora
estamos vivos. El nuevo nacimiento o la resurrección espiritual precede
al estar vivo. Nacemos de nuevo y tenemos fe.
g. Todo esto ocurre cuando el Espíritu Santo entra en nuestras vidas.
Allí Dios toma posesión de nuestras vidas y hace de nuestro corazón su
templo. Efesios 2:22 “en quien vosotros también sois juntamente
edificados para morada de Dios en el Espíritu.”
3. El don del Espíritu Santo como una parte fundamental del pacto de
gracia es evidente en las constantes referencia al Espíritu de la promesa.
Por ejemplo, en Gálatas 3:14 “para que en Cristo Jesús la bendición
de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe
recibiésemos la promesa del Espíritu.”Efesios 1:13 “En él también
vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra
salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu
Santo de la promesa,”.
4. Ahora bien, algo súper importante hay que decir. Dios lleva a cabo
esta obra al unirnos a Cristo. Él lo hace inicialmente y permanentemente
en nuestra regeneración., pero también a través del todo de nuestra vida
cristiana. Es el Espíritu Santo el vínculo de nuestra unión mística o
misteriosa con Cristo, porque es por el Espíritu que Cristo imparte
santidad de Su santidad, la de Cristo. Por el Espíritu disfrutamos de una
verdadera unión espiritual con Cristo y de todas las gracias de Cristo
como nuestro Mediador, Redentor, Salvador, Señor, Profeta, Sacerdote y
Rey.
5. La Biblia nos habla de nuestra unión con Cristo en Juan 14:20 “En
aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en
mí, y yo en vosotros.”; 1 Corintios 12:13 “Porque por un solo
Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos,
sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo
Espíritu.”; Efesios 1:22-23 “y sometió todas las cosas bajo sus pies, y
lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su
cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”.
8. Así que cuando estudiemos las gracias espirituales que son necesarias
para nuestra santificación recordemos que ellas no son prometidas a
aquellos quienes se las ganan, o son dignos de ellas sino a aquellos que
están unidos a Cristo por la fe.
(4) El promete entonces hacer que el pecado nos duela. Eso está
implicado en un corazón de carne. El corazón de piedra es insensible a
Dios, pero el de carne se duele al ofender a Dios. Zacarías 12:10 “Y
derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de
Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien
traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose
por él como quien se aflige por el primogénito.”
(6) Dios promete que nos apartaremos del pecado hacia Dios
mismo. Jeremías 24:7 “Y les daré corazón para que me conozcan que
yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios;
porque se volverán a mí de todo su corazón.”
¿Qué consuelo nos dan estas promesas? Nos dan el consuelo que,
aunque nosotros vemos pecado en nuestras vidas, y que a veces pecados
que creíamos que habían sido vencidos regresan nuevamente, podemos
estar seguros que el pecado no nos vencerá porque Dios nos ha
prometido fe, esperanza, arrepentimiento y obediencia a sus
mandamientos con un corazón sincero. Y que Dios ha prometido
hacernos semejantes a Cristo en santidad.
B. El Medio de la Oración
2. Dios nos ha dado grandes promesas en relación con la oración que nos
motivan e impulsan a la oración. Por ejemplo, Dios ha prometido:
a. mover nuestros corazones a orar. Dice el Salmo 10:17 “El deseo de
los humildes oíste, oh Jehová; Tú dispones su corazón, y haces atento
tu oído”. Es importante porque aunque queremos orar también no
queremos orar.