Sei sulla pagina 1di 63

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

ESCUELA: DERECHO

CURSO: DERECHO AGRARIO AMBIENTAL

PROFESOR

ESTELA HUAMAN

TEMA:

“DELITOS AMBIENTALES“

TRABAJO ELABORADO POR:

2014019367
DEDICATORIA
A mí querida familia que son mi motor y motivo

Y a nuestro querido docente por darnos las pautas


necesarias y por sus sabias cátedras que nos brinda
CARATULA……………………………………………………………..…01

DEDICATORIA…………………………………………………………...02

INDICE

INTRODUCCION

CAPITULO I

1.1 MARCO TEÓRICO

1.1.1 ANTECEDENTES DEL ESTUDIO

1.1.2 CONSIDERACIONES PREVIAS

1.2 PROCESOS PARA LA DEFENSA DEL AMBIENTE

1.2.1 LEGITIMIDAD PARA OBRAR

1.2.2 DAÑO AMBIENTAL

1.2.3 CONDICIONES Y REQUISITOS DEL DAÑO AMBIENTAL

CAPITULO II

2.1 PROCESOS DE NATURALEZA CIVIL

2.1.1 PROCESO DE RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL

2.1.2 PROCESO DE EJERCICIO U OMISIÓN DEL DERECHO AMBIENTAL

2.1.3 PROCESO DE NULIDAD DE ACTOS JURÍDICOS

2.1.4 PROCESOS DE INTERDICTO


2.2 PROCESO DE NATURALEZA CONSTITUCIONAL

2.2.1 PROCESO DE AMPARO

2.2.2 PROCESO DE ACCIÓN POPULAR

2.2.3 PROCESO DE CUMPLIMIENTO

2.2.4 PROCESO DE HABEAS DATA

2.2.5 PROCESO DE INCONSTITUCIONALIDAD

CAPITULO III

3.1 DELITOS CONTRA EL AMBIENTE

3.1.1 BIEN JURÍDICO TUTELADO

3.1.2 FIN PREVENTIVO

3.1.3 SUJETO ACTIVO

3.1.4 RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS

3.1.5 INFORME PREVIO COMO CONDICIÓN PROCESAL

3.2 DELITOS DE CONTAMINACIÓN

3.2.1 CONTAMINACIÓN AMBIENTAL

3.2.2 ACCIONES PUNIBLES

CAPITULO IV

4.1 DELITOS CONTRA LOS RECUERSOS NATURALES


4.1.1 TRÁFICO ILEGAL DE ESPECIES DE FLORA Y FAUNA SILVESTRE
PROTEGIDA

CAPÍTULO V

5.1 FALTAS PENALES

5.2 DERECHO ADMINISTRATIVO AMBIENTAL

CONCLUSIONES

ANEXOS

DATOS BIBLIOGRÁFICOS
INTRODUCCIÓN

La severa crisis ambiental que afrontamos se debe a factores concurrentes,


como el acelerado incremento de la población humana, el crecimiento de las
actividades económicas en respuesta a insostenibles patrones de producción y
consumo, las inequidades y desbalances entre la población rica y la pobre, la
predominancia de asentamientos urbanos, entre otros; lo que está produciendo
impactos negativos en el ambiente, deteriorándolo y afectando la calidad de
vida

El delito ambiental es un delito social, pues afecta las bases de la existencia


social económico, atenta contra las materias y recursos indispensables para las
actividades productivas y culturales, pone en peligro las formas de vida
autóctonas en cuanto implica destrucción de sistemas de relaciones hombre –
espacio

La impunidad para los que cometen delitos contra el ambiente y los recursos
naturales llegó a su fin con la Ley 292633 que modifica el Título XIII del Código
Penal peruano, que sanciona con penas mucho más duras los delitos
ambientales. Un ejemplo de la aplicación de la modificatoria del Código Penal
han sido las multas a Pluspetrol en torno a las declaratorias de emergencia
ambiental en cuencas de Loreto, y la pena privativa de la libertad de 4 años
sentenciada a tres pescadores que usaron dinamita para extraer 200 kilos de
especies marinas en el ámbito de la Reserva Nacional Paracas, importante
reserva marino costera del país

El siguiente trabajo se ha elaborado con el fin de dar a conocer una


problemática tan actual y realmente alarmante como es la gran contaminación
ambiental que está sucediendo en nuestro quehacer diario pues al contaminar
nuestro medio ambiente es como si estuviéramos contaminando nuestra casa
donde habitamos, si llenáramos de residuos (desechos) en el lugar donde
vivimos dentro de un tiempo seria ese lugar inhabitable pues el aire y el
aspecto de ese lugar provocaría que fuese imposible de respirar.

Esto mismo es lo que sucederá con nuestro medio ambiente que nos rodea; en
nuestro ordenamiento se encuentra tipificado en el código Penal en el titulo XIII
al cual se le denomina Delitos Ambientales y se sanciona al parecer muy
levemente pues parece que a nuestros magistrados y al estado les interesa
más lo beneficio de los grandes empresarios, que el bienestar de la población
que va a resultar afectada con esta contaminación.

A continuación se interpretará cada uno de los artículos comprendidos desde el


304 al 314-D del código penal Vigente.

 Todos tenemos el derecho fundamental a gozar de un ambiente


equilibrado y adecuado para el desarrollo de nuestra vida. Así,
expresamente lo prescribe el inciso 22 del artículo 2° de la Constitución
Política del Perú. De ello nace la exigencia para el Estado de preservar y
conservar el ambiente evitando que la contaminación de nuestro
ambiente haga inviable el ejercicio de los demás derechos
fundamentales. Pero no es solo una exigencia del Estado, de asegurar
el disfrute de este derecho, sino también, es un deber de todos el cuidar
nuestro ambiente.

 El crecimiento económico, el desarrollo de la ciencia y la tecnología, el


desarrollo de la actividad industrial, el incesante crecimiento de las
telecomunicaciones, entre otros factores; ha propiciado que estemos
viviendo en lo que hoy se ha venido a llamar una “sociedad de riesgo”.
Cada día es más frecuente las conductas delictivas contra el ambiente.
Es por ello, que en la mayoría de los países, han visto con preocupación
este fenómeno delictivo y han incorporado en sus códigos penales este
delito. En esa misma línea, el legislador peruano ha tipificado el delito de
contaminación ambiental en el artículo 304° del Código Penal.
Anticipadamente, debemos de señalar que la discusión sobre el tema no
puede ni debe de agotarse en estas breves líneas, reiteramos, es un
breve análisis de esta figura delictiva.

Teniendo presente dichos antecedentes históricos, podemos decir que son dos
los factores que han caracterizado la irrupción de la problemática ambiental en
el discurso de la sociedad presente:
a) por un parte, el deterioro objetivo, creciente e innegable del medio ambiente,
y su directa incidencia en el aumento de los riesgos y la disminución de la
calidad de vida de los ciudadanos, y

b) por otro lado, el aumento de la conciencia ciudadana en torno a los procesos


degradadores y los factores o causas que la originan.

Como se aprecia, la sociedad presente se ve enfrentada a la búsqueda urgente


de un desarrollo equilibrado o sustentable, que preserve o cuando menos
proteja el medio natural y permita a las generaciones actuales y futuras una
digna calidad de vida y, es aquí donde entra en juego el derecho como
mecanismo de resolución de dicho conflicto, dado que la triste experiencia ha
demostrado que los eventuales mecanismos extrajurídicos de control no son
suficientes, adecuados ni eficientes.

Es así como, la cada vez mayor conciencia que los países han adquirido sobre
el problema medio ambiental, los ha llevado a ir adoptando progresivamente
medidas que tiendan a la protección del medio ambiente, entre estas medidas
o herramientas se cuenta sin duda el Derecho Penal.

Ahora bien, “la necesidad de recurrir a normas penales protectoras de éste se


debe a que la experiencia está cada día probando que la legislación civil y
administrativa por sí sola ha demostrado ser muy ineficaz en su fuerza
preventiva y protectora del medio ambiente. La denominada “delincuencia
ambiental” por las Naciones Unidas ha sabido sobrepasar sin problemas los
obstáculos que tales leyes han impulsado

Y he aquí que este trabajo tiene como objetivo analizar si las medidas
sancionatorias, tanto de naturaleza administrativa como de carácter civil, han
tenido el efecto suficiente y esperado de proteger el medio ambiente o por el
contrario se hace necesario -dada la realidad del derecho comparado- la pronta
dictación de mecanismos directos de protección ambiental en sede netamente
penal; entiéndase, se intenta determinar si es o no necesario, dado el modelo
de desarrollo imperante, el establecimiento de un “delito ambiental” en la
Legislación Peruana
CAPITULO I

1.1 MARCO TEÓRICO

1.1.1 ANTECEDENTES DEL ESTUDIO

CONCEPTO DE AMBIENTE

El ambiente es un conjunto de elementos sociales, económicos, culturales,


bióticos y abióticos que interactúan en un espacio y tiempo determinados; lo
cual podría graficarse como la sumatoria de la naturaleza y las
manifestaciones humanas en un lugar y tiempos concretos

Muchos entienden equivocadamente que el ambiente lo es todo o, como dirían


algunos, el resto del universo. El concepto de ambiente que me interesa tocar
en este trabajo hace referencia a aquel en el que se integran los seres vivos, es
decir, aquel dentro del cual interactúan las formas de vida. Obviamente, hay un
particular énfasis en la preocupación por los ambientes humanos, en la medida
en que su conservación garantiza nuestra existencia. Sin embargo, ello no
excluye que podamos identificar ambientes que corresponden a organismos
vivos diferentes al humano, por ejemplo, el de las especies endémicas de la
fauna amazónica.

Debemos advertir a nuestros lectores que el término «ambiente» no es


sinónimo de «ecología». Así, es un error afirmar: «Vamos a defender la
ecología de tal o cual especie silvestre». Ecología es un término que empleó
por primera vez el biólogo alemán Ernst Haeckel en 1864 para designar la
disciplina que estudia las relaciones entre el hombre y su ambiente (oikos: casa
y logos: ciencias). En tal sentido, decir «defendamos la ecología» es como
decir «defendamos la psicología o la filosofía».

Un concepto que nos ayuda a delimitar el ámbito y los alcances de la noción de


ambiente es el de la biosfera. Si bien todavía no conocemos suficientemente
cuál es el origen de la vida en la Tierra, es claro que la vida del hombre y de los
demás organismos vivos es posible solo en la biosfera.

La biosfera se define como el espacio que contiene los ambientes


biológicamente habitables.

Este espacio abarca entre los 10 km por debajo del nivel del mar y los 8 km por
encima del mismo; en él se integran la litosfera (suelo), la hidrosfera (agua) y la
atmósfera (aire). Es en este escenario donde el hombre ha construido una
tecnosfera o un ambiente edificado con industrias y centros urbanos. Las
formas de vida que conocemos sobre la Tierra que incluyen al hombre han
surgido, y en muchos casos se han mantenido y evolucionado, sobre estos
grandes soportes naturales. Pero estos soportes no son compartimentos
estancos, independientes uno del otro. Son, por el contrario, dinámicos y están
en permanente interacción: las lluvias y las sequías; los bosques y la
desertificación; la producción de gases por la industria y el efecto invernadero,
no son más que manifestaciones extremas de esta interacción.

Pero hay algo más. Los organismos vivos —bióticos— también se encuentran
en una estrecha relación con los ecosistemas. Así pues, los seres vivos y los
elementos no vivos vitalmente unidos a ellos —abióticos, como minerales,
petróleo, etc. — necesitan interactuar en un soporte natural que denominamos
ecosistema —bosque, lago, campo cultivado, ciudad, entre otros.

Así pues, la biosfera es un complejo sistema en el que interactúan los seres


vivos y no vivos, y estos con los ecosistemas, y requiere de un equilibrio como
condición para que la vida siga siendo posible.

Este equilibrio, que se denomina equilibrio ecológico, se encuentra


permanentemente amenazado por factores naturales o humanos. En efecto,
desde los orígenes de la vida en el planeta, la naturaleza realiza determinados
ajustes en los que no interviene la actividad del hombre, generando impactos
significativos y en muchos casos catastróficos en el equilibrio ecológico. Nos
referimos por ejemplo a los terremotos, inundaciones, diluvios e incendios
forestales. Sin embargo, el ser humano ha adquirido una enorme capacidad
para modificar la naturaleza con la finalidad de satisfacer sus necesidades. Con
ello, crecen sus posibilidades de producir impactos negativos en el equilibrio
ecológico, como por ejemplo el efecto invernadero, la desertificación, la
contaminación del aire, los residuos tóxicos o peligrosos, la deforestación, etc.

1.1.2 CONSIDERACIÓN PREVIA

El inicio de la interacción entre el hombre y la naturaleza y viceversa, en la


comunidad Primitiva, al igual que la definición del fuego como el primer logro de
supervivencia, constituye, la primera forma de agresión a la naturaleza, que se
intensifica por ser la tala de los árboles una necesidad imperiosa para
mantenerlo vivo. Cuando la raza humana fue evolucionando, se convirtió sin
pretenderlo en un agresor contra el medio ambiente. Las relaciones del hombre
con su entorno, tanto natural como construido, han estado históricamente en el
núcleo definitorio de la cultura. En el siglo XXI, la búsqueda de formas de
convivencia ecológica capaces de conservar el planeta y de impedir que la
modernidad exacerbada clausure, con sus patrones de crecimiento
insostenible, la posibilidad mínima de algún desarrollo, ha sobrepasado los
laboratorios de biología molecular y los cónclaves de expertos en planificación
macroeconómica, para invadir la vida cotidiana de millones de personas en el
mundo.

Después de una etapa inicial de despegue, entre 1960 y 1968, los debates
ambientalistas y las corrientes ecológicas internacionales, entraron en un
período de organización que se extendió hasta 1974 aproximadamente. En
este contexto y a partir de la década de los 80 se han hecho evidentes algunos
de los problemas ambientales que más preocupan a la humanidad, tales como:
el agotamiento de la capa de ozono, el efecto invernadero, la pérdida de la
diversidad biológica, la contaminación urbana, el tráfico transfronterizo de
desechos peligrosos, la contaminación de los mares, océanos y zonas costeras
y el deterioro ambiental asociado a las condiciones de subdesarrollo y pobreza
en que viven las tres cuartas partes de la población mundial. Existe
actualmente una gran problemática relativa al deterioro del medio ambiente y la
degradación a su vez de los recursos naturales, la cual es observada desde
diversos espacios investigativos en especial desde el punto de vista jurídico. Lo
cual está condicionado por la creciente e inminente búsqueda de soluciones a
dichos problemas a fin de poner coto al creciente comprometimiento de la vida
en el plantea. Es por ello que el Derecho Ambiental surge como una disciplina
jurídica creada por un conjunto de normas cuyo objeto es estudiar las
relaciones existentes entre el hombre y el Medio Ambiente que lo rodea.
Fundamentando dicha protección en establecimiento de categorías jurídicas
que contribuyen con la misma, siendo el caso de la responsabilidad derivada
de las conductas lesionadoras del medio ambiente. Producto del crecimiento
desmedido de las agresiones al entorno se nos presenta la necesidad de darle
un tratamiento más riguroso al mismo. Es por ello que resulta importante ver la
conveniencia de fundamentar científicamente la protección del medio ambiente
en el ámbito del Derecho Penal debido a las tendencias actuales en la lucha
contra la cada vez más creciente criminalidad ambiental, dado los términos e
importancia del bien jurídico que nos ocupa y las consecuencias que en el
orden de las presentes generaciones y la seguridad de las futuras, significa el
daño ambiental.

GENERALIDADES:

Desde que comienzan las primeras formas de interacción entre el hombre y la


naturaleza y viceversa, señaladas tanto en la Comunidad Primitiva, como en la
aparición del fuego como el primer logro de persistencia, se empieza, sin lugar
a dudas, a mostrar la primera forma de agresión a la naturaleza, que se
intensifica por ser la tala de los árboles una necesidad imperiosa para
mantenerlo vivo. Los seres humanos desde que nacen van creando y
desarrollando su propia existencia, sumergidos en todo un sistema de
relaciones biológicas, sociales, económicas y emocionales, que han ido
incidiendo en la formación de los valores que determinan su posición con
respecto a la naturaleza y a la sociedad en su conjunto. De forma tal que las
relaciones que se van desarrollando entre el hombre y la naturaleza van
cobrando un marcado carácter bidireccional, siendo así el ser humano un
resultado del medio ambiente, y a su vez la acción que ejerce el hombre sobre
el mismo, determina la salud y el bienestar del ambiente y la suya misma. A
medida que la raza humana se fue desplegando, se convirtió sin pretenderlo en
un agresor contra el medio ambiente, estas agresiones, por citar ejemplos, se
fueron manifestando en la caza, la pesca, la extensión de cultivos, el desvío del
curso de las aguas con fines de riego, el desarrollo agrícola, la construcción de
caminos, de carreteras, del ferrocarril, los puertos, los aeropuertos, las
viviendas.

Mientras las poblaciones humanas fueron pequeñas y su tecnología modesta,


su impacto sobre el medio ambiente fue solamente local, no obstante, al ir
creciendo la población y mejorando y aumentando las nuevas tecnologías,
aparecieron problemas más significativos y generalizados. Con este rápido
avance tecnológico producido tras la edad media el cual culminó en la
Revolución Industrial, que trajo consigo el descubrimiento, uso y explotación
agotadora de los recursos minerales de la Tierra. Fue con esta Revolución

Industrial que los seres humanos empezaron realmente a hacer cambios en la


faz del planeta, en la naturaleza de la atmósfera y en la calidad del agua. Hoy
día, la demanda sin precedentes del rápido crecimiento de la población mundial
y el grado de desarrollo de las tecnologías están sometiendo al medio ambiente
a un declive que cada vez es más acelerado en su calidad y en la capacidad de
sustento de la vida.

El Medio Ambiente: Es menester destacar que, el concepto de Medio Ambiente


engloba a todos los componentes del planeta, bióticos y abióticos, incluyendo
el aire, abarcando todas las capas de la atmósfera, el agua, la tierra,
incluyendo el suelo y los recursos minerales, la flora y la fauna y todas las
interrelaciones ecológicas entre estos componentes. De tal forma si se
considera que la naturaleza también es un bien, debe reconocerse que el
hombre ejecuta sobre ella transformaciones significativas para su provecho,
pero también adquiere para con ella el deber de respetar los procesos de la
naturaleza y de respaldar mediante acciones concretas los de su recuperación.
Tiene en consecuencia la obligación de abstenerse de acciones dañinas y de
hacer, mediante el apoyo de la investigación científica y las aplicaciones de las
nuevas tecnologías a los procesos o fenómenos que se dan en el ambiente.

El Derecho Ambiental: Es a partir de este momento que el Derecho Ambiental


comienza a jugar un papel importante regulando esas relaciones que se
establecen entre el hombre y la naturaleza. Concibiéndose al Derecho
Ambiental como el conjunto de normas jurídicas que regulan las conductas
humanas que pueden influir de una manera relevante en los procesos de
interacción que tienen lugar entre los sistemas de los organismos vivos y sus
sistemas del ambiente, mediante la generación de los efectos de los que se
esperan una modificación significativa de las condiciones de existencia de
dichos organismos.

Los principios del Derecho Ambiental: Para la protección de los recursos que
conforman nuestro entorno el Derecho Ambiental se vale de determinados
principios que le servirán de orientación al momento de aplicar la normativa
ambiental. Dentro de estos principios podemos encontrar:

1. El principio de cooperación internacional para la protección del medio


ambiente: este principio establece el deber general de proteger el medio
ambiente y el deber específico de cooperar en la protección del medio.

2. Principio de prevención del daño ambiental transfronterizo: este se desglosa


en dos componentes que algunos autores proponen mantener separados: por
una parte la idea de prevención del daño ambiental en general y por otra, la
obligación específica de no causar un daño ambiental transfronterizo.

3. Principio de responsabilidad y reparación de daños ambientales: nace de la


violación de una obligación producto de un actuar ilícito que afecte el ambiente,
dicha violación traería consigo la responsabilidad y a su vez la correspondiente
reparación por los daños ocasionados.

4. Principio de evaluación de impacto ambiental: Fundamentado en el propósito


de proteger el medio ambiente, valorando y propiciando la información de los
probables efectos ambientales a los encargados de tomar decisiones en forma
tal que permita aprobar condicionalmente o denegar la ejecución de un
proyecto de obra o actividad, estableciendo los procedimientos adecuados a
esos fines.

5. Principio de precaución o principio de acción precautoria: Éste ha inspirado


en los últimos años la evolución del pensamiento científico, político y jurídico en
materia ambiental. Hace referencia a que todas las actividades de protección
realizadas deben ir encaminadas a prevenir cualquier afectación al entorno.

6. Principio de quien contamina paga: Constituye un principio económico


erigido en principio del Derecho Ambiental. Los no economistas suelen
confundirlo con un criterio de asignación de la responsabilidad pecuniaria para
la reparación de los daños resultantes de la violación de las normas sobre el
medio ambiente.

7. Principio de participación ciudadana: Ocupa un terreno compartido con el


Derecho Interno, donde tiene su asiento final. Además tiene una clara conexión
con los derechos humanos, en el tránsito hacia la conformación de la existencia
de un derecho humano al medio ambiente en el plano internacional.
Los mecanismos protectores del Medio Ambiente: El Derecho Ambiental busca
establecer los mecanismos idóneos que permitan la continuidad del crecimiento
y desarrollo económico, con la recuperación del ambiente, imponiendo a las
generaciones presentes la obligación legal a favor de las generaciones
venideras para que a éstas se les garantice que las riquezas de las que sus
antecesores gozaron, se perpetúen hasta el momento de su existencia y el uso
necesario. Estos mecanismos giran en torno a la protección del Medio
Ambiente, esta se va a orientar en dirección a aquellas acciones y conductas
que debido a su realización lesionan algo que por decisión del Estado se
considera importante cuidar y así las normas jurídicas señalan determinados
supuestos que de ser realizados por los individuos, ocasionarían una lesión a
dicho bien y derivar de esa acción la correspondiente consecuencia jurídica.

La protección a la que se hace alusión anteriormente abarca la salvaguarda de


las esferas relativas a la diversidad biológica, las áreas protegidas, las aguas y
los ecosistemas acuáticos, los ecosistemas terrestres, la flora y la fauna
silvestre, la atmosfera y los recursos minerales, además de los recursos
turísticos y paisajísticos:

•Por diversidad biológica, debe entenderse como la variedad de especies


representativas de la flora y la fauna. La protección de la misma radica, por
poner ejemplos, en evitar la destrucción del hábitat natural de diversas
especies, realizar un correcto manejo de aquellos ecosistemas que resulten ser
frágiles, evitar la caza furtiva, la pesca de alto valor económico, la apropiación
ilícita de especies de gran valor, integrar las estrategias de conservación, uso
sostenible y las actividades de desarrollo económico, así como desarrollar
programas destinados a evaluar, conservar usar de manera sostenible la
diversidad biológica.

• Por áreas protegidas, aquellas partes determinadas de un territorio


declaradas con arreglo a la legislación del país de que se trate, de relevancia
ecológica, social e histórico-cultural para la nación y en algunos casos de
relevancia internacional, especialmente consagradas, mediante un manejo
eficaz, a la protección y mantenimiento de la diversidad biológica y los recursos
naturales, históricos y culturales asociados, a fin de alcanzar objetivos
específicos de conservación (en la actualidad este concepto ha avanzado hacia
la idea de reserva de la biosfera).

•Por su parte la esfera relativa a las aguas y los ecosistemas acuáticos


comprende como su nombre lo indica todo lo referente a las aguas ya sean
terrestres o marinas. Partiendo del hecho de que los ecosistemas acuáticos
constituyen una unidad indivisible y orgánica dentro del planeta; se puede
afirmar que las afectaciones del ecosistema acuático terrestres se pueden y de
hecho se manifiestan directamente en el ecosistema acuático marino y
viceversa, por ende los traumas que sufren los ecosistemas marinos en casi
todos los casos tienen un reflejo en los ecosistemas acuáticos terrestres. La
obligación de proteger y conservar los ecosistemas acuáticos, persigue como
fin garantizar el uso de los mismos para la satisfacción de las diversas
necesidades de la sociedad en general y respetar el equilibrio de estos
ecosistemas y los recursos naturales contenidos en los mismos. En la
actualidad está siendo considerada ya como un recurso difícilmente renovable
debido a las alteraciones ocasionadas en su ciclo hídrico y su uso inadecuado
lo que ha provocado la disminución de las disponibilidades a grandes escales
de este recurso.

•Los ecosistemas terrestres comprenden todo lo relativo a: los suelos, las


cuencas hidrográficas, los ecosistemas montañosos, los humedales.
Destacándose como elementos importantes del ecosistema los, recursos de la
flora y la fauna terrestres y los recursos minerales. Con los años se han ido
utilizando medidas para restaurar la capacidad de producción de los suelos
basadas por ejemplo en el empleo de fertilizantes químicos y el riego.
Inicialmente tales prácticas lograron los objetivos y aparentemente restauraron
las capacidades de producción de los suelos, pero el desconocimiento y el
empleo desmedido

de las mismas fueron acumulando impactos negativos que con el transcurso de


los años originaron fenómenos tales como la salinización de los suelos, la
acidificación, entre otras, que en su conjunto han ido provocando la
degradación de los suelos, entendiendo ser la misma como la modificación en
las

características físicas y químicas de los componentes del suelo, producto de


acciones antropogénicas o naturales, que provocan una perdida en los niveles
de fósforo, nitrógeno, potasio, carbono y otros y a consecuencia de lo cual el
suelo pierde su fertilidad.

•La flora y la fauna silvestre enmarcan lo relativo a los recursos forestales,


dicha protección va encaminada a la preservación de los mismos por sus
características y ubicación geográfica, así como conservar los recursos de la
diversidad biológica asociados a los ecosistemas forestales.

•La atmosfera y los recursos minerales esta esfera comprende la protección y


conservación de la atmosfera, así como todos aquellos recursos procedentes
de los yacimientos mineros. La actividad minera está considerada dentro de las
actividades económicas con mayor impacto negativo para el medio ambiente,
pues ocasionan destrucción de áreas naturales, ocupan grandes espacios,
sobre todo la minería a cielo abierto y conllevan a la deforestación del área de
explotación, a la contaminación de la atmósfera y de las aguas, tanto
superficiales como subterráneas, de ahí la importancia de su protección y
preservación.
•Recursos turísticos y paisajísticos. Los seres humanos y las grandes
catástrofes naturales (los terremotos, las erupciones volcánicas y los
maremotos) son capaces de transformar el paisaje en minutos. En esta
dirección los recursos paisajísticos están constituidos por: los entornos
geográficos, tanto superficiales como subterráneos o subacuáticos, de origen
natural o antrópico, que ofrecen interés estético o constituye ambientes
característicos de una zona geográfica determinada. Para su protección se
aplican medidas preventivas y correctivas a fin de garantizar el amparo de
dichos recursos, de forma que se garantice que las acciones que respecto a los
mismos se desarrollan estén en armonía con el conjunto que se pretende
proteger. A su vez los recursos paisajísticos constituyen la materia prima utiliza
en la actividad económica relativa al turismo.

Los tipos de responsabilidad en materia medioambiental: Cuando hablamos de


consecuencia jurídica en el Derecho Ambiental estamos haciendo referencia a
la responsabilidad que nace de dichas conductas. En la doctrina se entiende
que la responsabilidad puede ser objetiva o subjetiva. La responsabilidad
subjetiva está concebida mediante la existencia de un peligro latente o un daño
reconocido realizado ilícitamente por el actuar doloso o culposo. Por su parte la
responsabilidad objetiva, persigue el establecimiento de una garantía jurídica
para exigir la reparación de daños y la indemnización por los perjuicios
sufridos, con independencia de las características del actuar del sujeto
responsable. Sin embargo, los daños producidos al medio ambiente pueden ser
irreversibles, lo que imposibilita en muchas ocasiones volver la situación creada
al estado anterior, es por ello que se pretende tratar de evitar acciones que
dañen el medio, ya que la cuantificación del daño es incalculable desde el
punto de vista económico, pues qué valor pudiera dársele a la extinción de un
bosque cuyos árboles puedan tener siglos de existencia más la afectación que
desde el punto de vista ecológico traería para la biodiversidad. Pero para poder
hablar de la responsabilidad por daño ambiental debemos hacer alusión a la
categoría daño ambiental donde esta comprende, además, la amenaza, el
riesgo o la lesión. El Derecho ambiental tiene pretensiones regulatorias en la
etapa del riesgo, y ella es la que le da potencialidad o ámbito de aplicación al
principio precautorio y al de prevención. Por otra parte, tiene “una pretensión de
regulación continua”, como lo enseña, magistralmente, Ricardo Lorenzetti, de
manera que, una vez ocurrido el daño el régimen de “responsabilidad” por
daños pasa por volver las cosas a un estado anterior, enmarcándose en
restablecer o recomponer. Remediar es lo que tiene urgencia y prioridad en
materia de daño ambiental. Ocurrido el daño ambiental, sea in situ sea ex situ,
se debe recomponer o compensar ambientalmente; si no es posible, entonces
se deberá recurrir a la pretensión en subsidio, de naturaleza reparatoria o
resarcitoria económica, es decir a la indemnización. De lo antes dicho debemos
señalar que daño ambiental es daño colectivo y como tal tiene un componente
de derecho público, más allá de su mixtura. Daño privado y daño público
pueden ocurrir al mismo tiempo y sin excluirse. En tal caso, se debe tener
presente que el daño ambiental colectivo tiene que ser reparado a través de
fondos especiales de reparación. De ninguna manera deberían destinarse
rentas generales o desviarse estos fondos, los que deben tener una afectación
especial porque corren el riesgo de que nunca se destinen para el fin al que
son objeto. La contaminación ambiental no tiene fronteras; no tiene límites en el
tiempo ni en el espacio, ni en las personas, de manera que se presenta como
un hecho que puede generar daños progresivos, acumulativos y a futuro.

Al referirnos a la responsabilidad en materia ambiental señalaremos la


responsabilidad: civil, administrativa y por último la penal a la cual nos
estaremos refiriendo en lo adelante. Ahora bien, de forma abreviada diremos
que la responsabilidad civil comprende el cese de la conducta que mediante
acción u omisión ocasione daño al medio ambiente así como la reparación de
dicho daño o perjuicio que ocasione. Por otra parte la responsabilidad
administrativa va encaminada a aquellas conductas que a pesar de constituir
violaciones carecen de peligrosidad social por la escasa entidad de sus
resultados, constituyendo así contravenciones.

Actualmente no cabe duda de la importancia que el ambiente tiene en la vida


del hombre, debido a la generación de recursos que provee y porque si bien es
fuente de materias con los que el hombre satisface necesidades, también
proporciona otros elementos que contribuyen a que el ser humano desarrolle a
plenitud su persona, entre los que se pueden citar la belleza del paisaje. Los
recursos naturales han llegado a convertirse en bienes con características
parecidas a los económicos, en tanto son accesibles, útiles y escasos. Estos
aspectos hacen al ambiente merecedor de protección jurídica, ya que al
integrar la comunidad o humanidad, sólo pueden resguardarse por las
aplicaciones de normas comunes, dentro de las que muestran alguna
efectividad, las normas del Derecho Penal. En tal sentido procederemos
entonces al análisis separado de la responsabilidad penal ambiental por ser el
motivo central de este trabajo. Es así que delimitaremos la responsabilidad
penal ambiental como aquella que se deriva de una conducta tipificada como
delito, y la misma se concreta en la aplicación de una pena por la acción u
omisión dolosa o culposa del autor de una u otra, es estrictamente personal, de
interpretación restringida, de irretroactividad vedada, de voluntariedad presunta
(una vez demostrada la relación de causalidad entre el ejecutor o inductor y el
resultado), y es de orden público. Por ello, la fuente de los recursos debe estar
sujeta a tutela, ya que como complemento de la personalidad se reconoce su
trascendencia desde la Norma Primaria hasta su desarrollo en las Leyes

Secundarias y en normas reglamentarias, ya sean de naturaleza administrativa


o penal, entre otras.
Esta forma de tutela, o sea la penal, está dada por las distintas regulaciones
que el Derecho debe imponer, ya que generalmente las actividades del hombre
generan repercusiones en el ambiente; pero la regulación sobre aspectos que
inciden en el medio deben considerar los derechos de las personas. De tal
manera, el derecho debe actuar con un sentido muy amplio y muy flexible para
poder captar una problemática tan diferente y relevante como lo es la
ambiental. Se debe tener presente que el Derecho ambiental es un
presupuesto del desarrollo humano, porque el daño ambiental produce
menoscabo no solamente en las oportunidades y en la expectativa de vida de
los individuos y de la comunidad en general, sino que también sella la suerte de
una colectividad en términos de futuro.

1.2 PROCESOS PARA LA DEFENSA DEL AMBIENTE.

1..2.1 LEGITIMIDAD PARA OBRAR

El Poder Judicial y el órgano de control constitucional, el Tribunal


Constitucional, tienen la responsabilidad de exigir el cumplimiento de las
normas sobre conservación y protección ambientales y de contribuir con sus
decisiones a la consolidación de los principios fundamentales del derecho
ambiental. En tal sentido, la administración de justicia es un elemento
fundamental para la acción del Estado. Su relevancia se incrementa en tanto
debe ser útil a la gente para hacer valer sus derechos, en este caso, el
derecho a un ambiente equilibrado y adecuado para el desarrollo de la vida.
Esto trae como supuesto que el sistema de administración de justicia sea
accesible para todos y que produzca resultados individual o socialmente justos.

En el mismo sentido, el rol del Ministerio Público en tanto titular de la acción


judicial en defensa de la legalidad y de los intereses públicos tutelados por el
Derecho, es central en lo que respecta al derecho ambiental, sobre todo
cuando nos referimos al aprovechamiento de recursos naturales y la
conservación o protección del ambiente, en donde los intereses públicos
requieren de un sistema de defensa idóneo para que se cumplan los objetivos
del marco normativo ambiental.

No debemos dejar de lado el rol de algunas importantes instancias


administrativas que tienen competencias específicas en torno a la función
sancionadora administrativa, así como el control del cumplimiento de las
normas en instancia administrativa, como un primer paso para, de ser
necesario, solicitar la intervención de otras instancias.

En el Perú, el ejercicio de la tutela jurisdiccional para la protección del ambiente


se inició formalmente en 1990 con la promulgación del Código del Medio
Ambiente y los Recursos Naturales (CMA). Esta norma reconoció por primera
vez el legítimo interés de toda persona en iniciar demandas en defensa del
ambiente y estableció que todo ciudadano tiene un interés moral en su
protección. En perspectiva, el CMA tuvo el mérito de quebrar el esquema
individualista del proceso civil en el Perú, para reconocer el interés difuso o
colectivo afectado por el daño ambiental. Luego, en el año 2002 el Código
Procesal Civil, artículo 82, desarrolló la figura, incluyendo la participación de los
gobiernos locales en dichos procesos.

Lamentablemente, en el Perú los procesos judiciales de naturaleza ambiental


son normalmente ineficientes y no se presentan como una alternativa segura
para la protección de nuestro patrimonio natural. No obstante, existen algunos
precedentes que vale la pena considerar y que podrían prever un aumento de
la eficacia en el ámbito jurisdiccional en torno a los temas ambientales y sobre
recursos naturales.

1.2.2 DAÑO AMBIENTAL

Uno de los conceptos cuya comprensión genera muchas dificultades es el de


“daño ambiental”. La Ley General del Ambiente, Ley Nº 28611, lo define como
“…todo menoscabo material que sufre el ambiente y/o alguno de sus
componentes, que puede ser causado contraviniendo o no disposición jurídica,
y que genera efectos negativos actuales o potenciales” (Artículo 142.2).

¿Qué significa esto?

En primer lugar debemos distinguir el daño ambiental del daño que se origina a
otros bienes jurídicos a través del ambiente, por ejemplo la salud, la vida, o la
propiedad. Incluso derechos colectivos como la identidad cultural pueden ser
afectados como consecuencia del daño ambiental. Pero no son parte de él.
El daño ambiental lo sufre el ambiente o sus componentes, y representa por lo
tanto un “menoscabo material”. Sus efectos pueden incluir daños “no
materiales”, pero, nuevamente, ellos no forman parte de aquel.

¿Qué es el ambiente y sus componentes?

La Ley General del Ambiente señala que lo comprenden “…los elementos


físicos, químicos y biológicos de origen natural o antropogénico que, en forma
individual o asociada, conforman el medio en el que se desarrolla la vida”. Pero
son muchos los elementos que conforman el medio. Por ello la Ley precisa que
son “…los factores que aseguran la salud individual y colectiva de las personas
y la conservación de los recursos naturales, la diversidad biológica y el
patrimonio cultural asociado a ellos, entre otros.” (Artículo 2.3). Así, cuando uno
introduce un contaminante al ambiente que tuviera la posibilidad de modificar el
medio humano y dañar su salud, está generando un daño ambiental. También
lo hará si contamina una laguna, destruyendo un ecosistema, aunque no se
afecte la salud de ninguna persona. Ahora, podría confundirse el daño con
cualquier alteración en los elementos que conforman el ambiente. Por dicha
razón se debe tomar en cuenta un elemento adicional. Los efectos (se entiende
sobre los otros bienes que protege, incluyendo la salud humana y la diversidad
biológica) son negativos. En este punto, se presenta un límite al conocimiento
humano. El juicio que puede hacer sobre el carácter negativo de muchas
acciones puede verse limitado por el factor tiempo, o incluso por la ignorancia
sobre el funcionamiento de un sistema complejo como lo es el ambiente.

Es precisamente el elemento temporal el que se introduce también en la


definición del daño ambiental. Así, los efectos negativos sobre otros bienes no
deben ser necesariamente inmediatos. Por ejemplo, ciertas enfermedades no
aparecerán sino varios años después de la exposición al contaminante
medioambiental.

Finalmente, el artículo aclara que el daño ambiental es independiente del


hecho que se contravenga o no alguna disposición jurídica. En primer lugar,
esta disposición es coherente con la posibilidad de admitir la responsabilidad
objetiva frente al daño ambiental. En segundo lugar, el daño al ambiente
pudiera resultar, a pesar de su existencia, no indemnizable, debido a la
inexistencia de un marco legal que garantice dicha reparación. La historia de
los pasivos ambientales en el país es un buen ejemplo. Sin embargo, que no se
indemnice no quiere decir que el daño ambiental no exista. En tercer lugar,
porque la causa del daño ambiental no siempre puede ser atribuida a la acción
humana. Una erupción volcánica puede lanzar, al ambiente, más
contaminantes que años de producción industrial. El daño al ambiente se habrá
producido, y tendremos que enfrentarlo del mismo modo, pero no podrá ser
atribuido a acción humana alguna. Salvo que cometamos la imprudencia de
exponernos temerariamente a este tipo de riesgos. No falta quien se anime a
vivir al lado de un volcán activo.

Desde luego, un tema distinto lo constituye los instrumentos para:

a) Prevenir y mitigar el daño ambiental

b) Remediar el daño ambiental

c) Compensar el daño ambiental

Para enfrentar estas tareas, debemos realizar reformas en los instrumentos y


normas de responsabilidad civil, de tal manera que se enfrente tanto el
problema del daño ambiental propiamente dicho, como la responsabilidad
frente a daños a otros bienes jurídicos a través del ambiente.

1.2.3 CONDICIONES Y REQUISITOS DEL DAÑO AMBIENTAL

Si bien el daño ambiental puede ser producido de manera casual, fortuita o


accidental, por parte de la misma naturaleza, el daño que interesa caracterizar,
es aquel que es generado por una acción u omisión humana que llega a
degradar o contaminar de manera significativa el medio ambiente. Es así como
nos encontramos ante un obrar, conducta o comportamiento que deteriora,
menoscaba o lesiona los elementos constitutivos del ambiente.

Esa conducta humana, activa u omisiva, puede ser voluntaria o involuntaria,


dolosa o culposa. A la vez puede ser realizada por el sujeto actuando por si, o
por encargo de otro, ya sea persona física o jurídica.
El hecho dañoso puede ser individual o colectivo, tanto desde un punto de
vista del sujeto o sujetos activos que lo producen, como por parte del o los
sujetos pasivos que sufren las consecuencias del mismo. De esta manera, el
daño ambiental puede ser generado por un único sujeto, (físico o jurídico) o
bien, por una pluralidad de agentes, siendo por lo general de difícil
determinación el grado de responsabilidad de cada uno de ellos.

A la vez, el daño ambiental además de afectar los ecosistemas, la


biodiversidad, y la salud, en muchas ocasiones perjudica los derechos
subjetivos de una pluralidad de sujetos, los cuales pueden ser de fácil o difícil
individualización, dependiendo del tipo y gravedad del daño acontecido, siendo
en la mayoría de los casos la comunidad como un todo la afectada,
asistiéndole a todos y cada uno de los sujetos que la conforman, legitimación
activa para actuar en su defensa, al verse vulnerarse un interés de naturaleza
difusa.

La conducta dañosa del medio ambiente puede provenir tanto de sujetos


particulares o privados, como del Estado y sus instituciones, entendiendo por
esta tanto la administración centralizada como la descentralizada. La conducta
dañosa del Estado puede ser activa u omisiva; de manera activa cuando por
medio de sus funcionarios o servidores, obrando lícita o ilícitamente, en
cumplimiento o no de planes debidamente aprobados, causa daño al equilibrio
ambiental; y omisiva, cuando, por medio de sus instituciones y funcionarios
omite controlar, vigilar, monitorear y sancionar las actividades de los
particulares que degradan o contaminan los elementos constitutivos del
ambiente.

El daño ambiental puede recaer sobre bienes de naturaleza pública o privada.


En el caso costarricense las aguas territoriales, las costas, el espacio aéreo, la
plataforma continental, el zócalo insular, los recursos y riquezas naturales del
agua del suelo y del subsuelo, las bellezas naturales, la fauna y los recursos
genéticos y bioquímicos, así como la biodiversidad, el patrimonio histórico y
artístico de la Nación, las fuerzas que puedan obtenerse de las aguas de
dominio público, los yacimientos de carbón, las fuentes o yacimientos de
petróleo, sustancias hidrocarburadas, depósitos de minerales radioactivos, y el
espacio electromagnético, son bienes de dominio público. Por su parte, la flora
y los recursos forestales son de interés público. Lo anterior no obsta para que
al mismo tiempo se vean afectados derechos subjetivos como los son la vida o
salud de los habitantes y sus derechos patrimoniales.

Por último, el daño ambiental puede ser producto de una única conducta, o
bien, de un conjunto de comportamientos efectuadas en varios o muchos
puntos en el tiempo. De esta forma, podemos calificar al daño como de
continuado cuando es obra de un conjunto o sucesión de actos, de un mismo o
varios autores, en épocas diversas. Si los efectos del daño ambiental continúan
en el tiempo, estaríamos en presencia de un daño permanente.

Sería progresivo aquel que es fruto de una serie de actos sucesivos, de una
misma persona o de distintas, cuyo conjunto produce un daño mayor que la
suma de cada uno de los daños individualmente ocasionados; es lo que los
científicos denominan procesos de saturación.

III. CARACTERÍSTICAS Y TIPOS DE DAÑO AMBIENTAL

III.1. Incertidumbre

La incertidumbre es inherente a los problemas ambientales. Los efectos sobre


la salud y el medio ambiente causado por las alteraciones realizadas por el ser
humano son generalmente desconocidas y en algunas ocasiones imposibles de
conocer. Al respecto, la Declaración de Alcalá sobre Contaminación
Electromagnética y la Salud estableció: “la controversia es la norma cuando del
reconocimiento de los efectos ambientales se derivan consecuencias
económicas importantes y posibles efectos para la salud”.

Es aquí donde encuentra asidero el principio precautorio propio del derecho


ambiental, contenido en múltiples instrumentos internacionales, y por medio del
cual se establece como regla que cuando exista peligro de daño grave o
irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como
razón para postergar la adopción de medidas eficaces en función de los costos
para impedir la degradación del ambiente.

De esta forma, se rompe con una de los elementos característicos del derecho
de daños, por el cual, éste debe ser siempre cierto y no puramente eventual o
hipotético, pues, tratándose del daño ambiental, es necesario únicamente la
probabilidad futura en grado de verosimilitud para determinar su existencia y
tomar las medidas necesarias con el fin de impedir sus efectos nocivos.

Así lo ha entendido la jurisprudencia Argentina la cual mediante el fallo de 1995


Almada contra Copco S.A. consideró suficiente la certeza y actualidad de los
riesgos que se ciernen sobre la salud de los vecinos, aunque no estén
probadas lesiones actuales a su integridad psicofísica, para que la tutela de la
salud se haga efectiva, sin juzgar la producción de lesiones, tratándose de esta
forma de evitar, que el daño temido se transforme en daño cierto, efectivo o
irreparable.

III.2. Relevancia y alcances

El daño ambiental jurídicamente relevante es aquel que entra en la categoría


de intolerable, por lo tanto, no es cualquier daño el que le interesa al derecho
ambiental, sino únicamente aquel cuya magnitud, importancia o relevancia es
tal, que llega a afectar necesariamente su objeto de tutela, sea la vida, la salud
y el equilibrio ecológico.

En cuanto a la magnitud este puede ser catalogado desde un punto de vista


temporal o espacial. Según la escala espacial puede ser de tres tipos;
Macroescala: escalas amplias de kilómetros o más; Mesoescala: escala de
algunas hectáreas; o bien, Microescala: escalas de unos pocos metros
cuadrados. Desde un punto de vista temporal se podría catalogar como de
continuado, permanente o bien progresivo.

Otros aspectos a tomar en cuenta respecto a la relevancia o significancia del


daño lo son: la fragilidad ecológica, capacidad de renovación del ecosistema, la
unicidad y representatividad de los recursos deteriorados, su complejidad, y el
estado de conservación anterior.
III.3. Carácter difuso y expansivo

El daño ambiental es difuso, no solo por la dificultad que entraña identificar a


los agentes que lo causan, sino también, por la determinación de los sujetos
que se encuentran legitimados para entablar acciones judiciales o
administrativas ante los órganos competentes, así como aquellos a los que
puede alcanzar una posible indemnización

Por otro parte, el daño ambiental puede llegar a ser expansivo en el tanto su
hecho generador crea efectos de tipo negativo, y en ocasiones estos llegan a
convertirse en nuevas causas generadoras de otro tipo de daños,
ocasionándose por tanto, una cadena que a la postre, podría llegar a ser
interminable, afectando de esta forma una multiplicidad de recursos.

III.4. Daño concentrado y daño diseminado

El daño concentrado es aquel cuya fuente es fácilmente identificable derivado


de un suceso discreto o continuo, como lo sería la contaminación de una
superficie definida de terreno.

Por su parte el daño diseminado o difuso, es aquel en donde existe una


multiplicidad de fuentes productoras del daño, esparcidas territorialmente,
siendo su identificación e individualización de gran dificultad. Como ejemplo se
podría citar la contaminación ambiental que produce el efecto invernadero o
bien, la lluvia ácida.

III.5. Daño continuado o progresivo

El daño continuado es aquel que es producto de un proceso dilatado en


tiempo, y por lo tanto su desarrollo no es consecuencia de una única acción
localizable en el tiempo.

Daño progresivo es aquel que es producto de una serie de actos sucesivos,


cuya conjugación provoca un daño mayor que la suma de cada uno de los
daños individualmente generados por cada acto lesivo.

III.6. Daño biofísico y daño social.

El daño biofísico se refiere a las afectaciones hechas en el entorno que


ocasionan un deterioro de las características propias del recurso natural.

El daño social está relacionado con las afectaciones a la sociedad y se


manifiesta en la pérdida de beneficios derivados del recurso natural afectado.

Los recursos naturales producen bienes y servicios que son disfrutados por la
sociedad, y el daño social se refiere a la pérdida del disfrute de esos bienes y
servicios una vez que el daño destruyó el recurso que los origina.

III.7. El daño moral ambiental de tipo colectivo


Siguiendo la definición que da Galdós, el daño moral colectivo consiste en el
atropello de intereses extrapatrimoniales plurales de un estamento o categoría
de personas, cuya ligazón puede ser, esencialmente subjetiva u objetiva. En el
primer caso el daño se propaga entre varios sujetos – incluso sin vínculo
jurídico entre ellos – y recae en un interés común, compartido y relevante, con
aptitud para aglutinar a quienes se encuentren en idéntica situación fáctica. En
el segundo caso el factor atrapante es objetivo y de incidencia colectiva, porque
media lesión a bienes colectivos o públicos, insusceptibles de apropiación o
uso individual y exclusivo. En este supuesto la naturaleza del bien categoriza el
daño, ya que a partir de él se propagan los efectos nocivos respecto de
quienes disfrutan, usan o se benefician con el objeto conculcado. La
comunicabilidad de intereses concurrentes no deriva de los sujetos, sino de un
objeto público, cuyo daño expande sus efectos a una pluralidad de personas.

Como bien lo señala Lorenzetti, de lo que se trata es de la preservación del


bien colectivo, no sólo como afectación de la esfera social del individuo, sino
del bien colectivo como un componente del funcionamiento social y grupal.
Debido a lo anterior, cuando se afecta ese bien de naturaleza colectiva, el daño
moral está constituido por la lesión al bien a sí mismo, con independencia de
las repercusiones patrimoniales que tenga, y fundándose en que se lesiona el
bien colectivo en su propia existencia o extensión. De modo que el perjuicio
inmaterial surge por la lesión al interés sobre el bien de naturaleza
extrapatrimonial y colectiva.

CAPITULO II

2.1 PROCESOS DE NATURALEZA CIVIL

Iniciamos este artículo tratando el tema del medio ambiente que es un derecho
de todas las personas, y es nuestro deber protegerlo y cuidarlo; luego veremos
las vertientes de la responsabilidad civil, en donde encontramos la
responsabilidad administrativa, la responsabilidad penal ambiental y la
responsabilidad civil ambiental. Asimismo hablaremos del daño ambiental que
es el menoscabo material que sufre el ambiente o alguno de sus componentes.

En el otro apartado veremos lo concerniente al factor de atribución en el daño


ambiental, donde la naturaleza de esta responsabilidad es eminentemente
objetiva; además se tratara el caso de la demanda interpuesta por doña Elvira
Santa María de Bazo, contra la Cerro de Pasco Corporation, para que le
indemnice los daños que ésta le había causado con los humos de la Fundición
de La Oroya. Posteriormente el nexo causal en el daño ambiental.
Analizaremos el daño ambiental en el caso Choropampa; donde el hecho
antijurídico fue “el derrame del mercurio” que produjo una serie de daños al
medio ambiente y a la persona. Y por último se hablara del caso Conga
analizando las consecuencias medio ambientales que acarrea si es que conga
es viable.

Alpa Guido citado por Espinoza Espinoza (2011,760) sostiene que el ambiente
es un valor en conjunto, tiene un sustrato material, pero, considerado en sí
mismo, es un valor.

La acción de responsabilidad civil extracontractual sobre daño ambiental se


encuentra establecida en la Constitución Política del Perú en su artículo 123
establece que “Todos tienen el derecho de habitar en ambiente saludable,
ecológicamente equilibrado y adecuado para el desarrollo de la vida y la
preservación del paisaje y la naturaleza”. Otorgar un derecho significa otorgar
una acción: un derecho sin acción para defenderse sería simplemente una
declaración lírica. Por consiguiente, si la Constitución ha utilizadola palabra
derecho y la ha referido a todos (es decir, a cada uno de los ciudadanos),
debemos pensar que cualquier ciudadano afectado puede reaccionar contra
quienes perturben su derecho, sean particulares o el propio estado Trazegnies
Granda (2005, 343).

Asimismo, en el art. I del T.P. de la Ley General del Ambiente, señala que “Toda
persona tiene el derecho irrenunciable a vivir en un ambiente saludable,
equilibrado y adecuado para el pleno desarrollo de la vida, y el deber de
contribuir a una efectiva gestión ambiental y de proteger el ambiente, así como
sus componentes, asegurando particularmente la salud de las personas en
forma individual y colectiva, la conservación de la diversidad biológica, el
aprovechamiento sostenible de los recursos naturales y el desarrollo sostenible
del país”.

En seguida, el art. IV Título Preliminar de la Ley General del Ambiente (LGA)


establece que: “Toda persona tiene el derecho a una acción rápida, sencilla y
efectiva, ante las entidades administrativas y jurisdiccionales, en defensa del
ambiente y de sus componentes, velando por la debida protección de la salud
de las personas en forma individual y colectiva, la conservación de la
diversidad biológica, el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales,
así como la conservación del patrimonio cultural vinculado a aquellos”.

Espinoza Espinoza (2011,774-775) sostiene que el derecho a un ambiente


sano es un interés difuso, toda vez que constituye un derecho que
perteneciendo aún al individuo y pudiendo relevar en vía autónoma, se pone
una dimensión supraindividual, que no contradice su naturaleza privada, esto
quiere decir que pertenece a “todos en general y a nadie en particular” y como
consecuencia de tal derecho lo hace más digno de protección.

La legitimidad para obrar respecto al daño ambiental, está establecido en el


Código Procesal Civil en su artículo 82° con una ampliación, y no con un
aspecto excluyente, en el artículo 143° de la Ley General del Ambiente,
donde se estima que “cualquier persona natural o jurídica está legitimada para
ejercer la acción a que se refiere la presente ley.”, dándole legitimidad a las
personas naturales para interponer una acción y no solamente al Ministerio
Público, Gobiernos Regionales, Gobiernos Locales, Comunidades Campesinas
y/o Comunidades Nativas en cuya jurisdicción se produjo el daño ambiental, el
problema vendría a ser ¿qué daño va a reclamar la persona individualmente
considerada afectada por el ilícito ambiental?, la respuesta dependerá de qué
universo comprendería la pretensión resarcitoria, es por ello que se debe
distinguir entre:

Si se trata del restablecimiento del estado anterior al hecho lesivo al ambiente o


sus componentes, están legitimados todos los anteriormente citados.

Si se trata de una indemnización económica, se presentará lo siguiente:

– El dañado individualmente está legitimado, cuando sea afectado


directamente, encontrando su amparo legal en el artículo 1968 del C.C.

– El Ministerio Público. Los Gobiernos Regionales, Los Gobiernos Locales


Comunidades Campesinas y/o Nativas o Rondas Campesinas, en
representación de las víctimas individualmente consideradas.
2.1.1 PROCESO DE RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL

Si bien la protección del medio ambiente corresponde fundamentalmente al


Estado –a través del derecho administrativo y penal, en una fase preventiva y/o
represiva–, hace ya 20 años aproximadamente la responsabilidad civil
extracontractual por daño ambiental está jugando un rol complementario a esta
labor pública

Lo importante –como destaca la doctrina especializada– es tener claro que el


daño que se busca reparar no es el que sufren los particulares en su
patrimonio, vida o salud, con ocasión de un daño ambiental, sino reparar el
daño ambiental "puro", "público" o "colectivo". Si se contamina un río, la acción
civil por daño ambiental busca su descontaminación, por ejemplo, dragándolo
para sacar los metales pesados depositados en su fondo, y no la reparación
económica por los daños causados al dueño de los vacunos que murieron por
envenenamiento, o los niños que se intoxicaron al beber agua captada de ese
río, o el camping que no recibió más clientes, etc. En este último caso, se
señala que estos "daños reflejos" se han podido demandar siempre, como
daño emergente, lucro cesante o daño moral, en base al derecho común

El daño personal o reflejo es el daño ambiental "en su perspectiva humana", es


decir, es el perjuicio personal o patrimonial sufrido por la vía del ataque al
medio ambiente.

El daño ambiental puro o strictu sensu es aquel causado al medio ambiente o a


uno de sus elementos como realidad autónoma de los valores ortodoxos
asociados a la salud y al patrimonio. Su titular es la comunidad toda y cada uno
de sus miembros. Se trata de un daño a un bien de todos, por ende, "público" o
"colectivo".

Una vez que se tuvo clara la distinción entre ambos daños –que no siempre es
fácil, pues integran el ambiente bienes privados y públicos– y luego de que en
la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y Desarrollo de 1992 más de
160 Estados suscribieran el principio de la responsabilidad (y otros agregan el
principio quien contamina, paga hubo un rápido proceso en América Latina en
que, incluso a nivel constitucional, se reconoció la "autonomía" del daño
ambiental puro consagrando la obligación de repararlo, junto a las demás
sanciones administrativas y penales que procedan y sin perjuicio de las
indemnizaciones que correspondan a los personalmente afectados.
Reconocida la autonomía del daño ambiental se da el primer paso para su
reparación a través del mecanismo de la responsabilidad civil extracontractual.

Sin embargo, la experiencia también ha demostrado que para lograr una


protección efectiva, este mero reconocimiento de la obligación de reparar el
daño ambiental "puro" no es suficiente y que es necesario acompañarlo de una
serie de normas especiales que atiendan a sus particulares características,
como una legitimación activa amplia, responsabilidad objetiva, solidaridad,
norma especial en materia de prescripción, obligación de reparar
prioritariamente in natura; seguros obligatorios, para las actividades riesgosas o
que pueden generalmente causar daños caros de reparar. Además, dado su
carácter técnico, se recomienda contar con tribunales especializados, apreciar
la prueba de acuerdo a las reglas de la sana crítica o sistemas flexibles
semejantes y considerar definiciones legales de daño ambiental o ambiente,
para ayudar a los jueces a enmarcar la protección, teniendo presente que lo
que quede fuera de ellas, en consecuencia, deberá ser reparado por otras vías.

2.1.2 PROCESO DE EJERCICIO U OMISIÓN DEL DERECHO AMBIENTAL

Clasificación de los delitos de omisión

La doctrina ha desarrollado una clasificación de lo que se conoce como la


omisión, las mismas que han de variar en cuanto a su forma y al fondo del
hecho, por contener elementos distintos de tipo objetivo, empero estos han de
partir de la ausencia de acción voluntaria de parte del agente y la realización de
éstas; siendo divididas estas en Propia o Puras, e Impropia, o comisión por
omisión:

En cuanto a la omisión propia o pura

En cuanto a la primera ésta no ha generado mayores problemas dentro de su


concepción, por cuanto, se le conoce como aquella acción, en la que el agente
rehúsa y omite cumplir una norma imperativa. Nuestra legislación penal ha
tomado en cuenta esta idea, plasmándola dentro de la parte especial del
Código Penal, en los siguientes artículos: 126, Omisión de socorro y exposición
a peligro; 127, Omisión de auxilio o aviso a la autoridad; 149, Omisión de
prestación de alimentos; 229, Omisión de deberes de funcionarios públicos;
352, Omisión de resistencia a rebelión, sedición o motín; 377, Omisión,
rehusamiento o demora de actos funcionales; 407, Omisión de denuncia; 424,
Omisión de ejercicio de la acción penal; 429, Omisión de consignar
declaraciones en documentos.

En cuanto a la omisión impropia o comisión por omisión

Por otra parte en segunda lugar se encuentra situada éste tipo de omisión
como variante más extensa y compleja de la misma. Al respecto ésta ha sido
una de las piedras en el zapato dentro de la concepción doctrinaria, por su
difícil interpretación y apreciación dentro de los ámbitos penales. Pudiéndose
entender ésta figura como una forma mixta de la acción, en tanto, que está
integrada por una omisión y una acción, (in lato sensu), por lo tanto ésta figura
se acoge a los delitos calificados por el resultado, de lo cual el desenlace típico
ha de implicar la violación de una norma de prohibición, ya sea esta no matar
(art. 106), no robar (art. 188) entre otras. Que para poder encontrarse en el
ámbito de la tipicidad es menester poder identificar los dos momentos
equiparándolas a través de la comisión y la omisión dentro de un juicio de
subsunción adecuado, la misma que ha de concretarse entre el contraste de la
premisa mayor, las normas (entre la omisión y la comisión), y la premisa menor,
que han de enmarcarse dentro del resultado producido a través de los haceres
omisivos y comisivos.

Muchos autores han sostenido que dentro del catalogo de delitos, parte
especial del Código Penal, deben de considerarse a los delitos de omisión, en
tanto que, la omisión impropia, por su carácter mixto, debe de situarse dentro
del ámbito de la acción, por lo que resultaría innecesario subsumir este aspecto
dentro de la teoría de la omisión; teoría que por supuesto no fue del todo
aceptada por la doctrina, puesto que, dentro de éste tipo de ilícitos se
encuentra en un primer momento de los hechos, la omisión. El código penal
además, de configurar el hacer y el resultado, aporta a ésta figura, la posición
de garante.

Al respecto, muchas teorías se han pronunciado, en cuanto, a su origen,


encontrándose una fuente positivista que se pronuncia por el origen de ésta
posición en la norma legal, así en muchos casos podrá ser garante el tutor o
curador, o los padres que son responsables por los actos de los hijos. Así
también nombra como responsables de los determinados ilícitos los
representantes de las personas jurídicas, que como bien se sabe ésta se sitúa
dentro del actuar en nombre de otro, calidad que recae sobre la persona,
producto del otorgamiento de poder mediante una norma legal de Derecho
Privado, en muchos casos los estatutos, reglamentos, etc., así un claro ejemplo
la encontramos en los productos que son realizados por una empresa, que
posteriormente causaran enfermedades estomacales a determinadas
colectividades, siendo responsable penalmente el gerente de la empresa.

2.1.3 PROCESO DE NULIDAD DE ACTOS JURÍDICOS

El estudio de la nulidad de los actos o negocios jurídicos se constituye en uno


de los principales temas a abordarse en el estudio general de los mismos
debido, sobre todo, a su utilidad práctica, por cuanto gran parte de casos
judiciales reales referidos a actos jurídicos versan, mayormente, sobre nulidad
y fraude en los negocios jurídicos.

El acto o negocio jurídico puede ser entendido como un supuesto de hecho


conformado por la confluencia de manifestaciones de voluntad, cuando
estamos ante actos sinalagmáticos, o por lo menos por declaración de una sola
voluntad. Empero tales voluntades buscan surtir efectos en la vida real y
jurídica de las partes que las manifiestan.

Cuando dichos actos no surten los efectos queridos y esperados por las partes
nos encontramos ante la figura de la ineficacia, la misma que consiste, según lo
dicho, en la ausencia total o parcial de los efectos buscados por las partes al
manifestar su voluntad.
La nulidad es considerada por la doctrina mayoritaria como uno de los tantos
supuestos de ineficacia de los actos jurídicos.

Tal ineficacia puede deberse, entre sus tantos supuestos, a un defecto severo
en la conformación o celebración del acto jurídico. Por ello, a este tipo de
ineficacia se la suele denominar estructural, la misma que coincide con la
institución de la invalidez de los negocios jurídicos, según nuestro derecho.

Ahora bien, la invalidez presenta hasta dos supuestos muy conocidos: la


nulidad y la anulabilidad, llamadas también nulidad absoluta y relativa,
respectivamente.

El tratamiento de la nulidad en nuestra codificación civil se ve facilitada por la


estipulación de causales expresas en el texto legal. Ad empero, existiendo
también en nuestro sistema las nulidades virtuales o tácitas, el asunto se torna
un tanto complejo, por cuanto ya no es la propia norma legal la que sanciona
con nulidad el acto en sí, sino que tal invalidez debe ser apreciada caso por
caso a fin de determinar el contenido ilícito del negocio.

Finalmente, y no menos problemático es el tema referido a la inexistencia del


acto jurídico, institución que ha sido asemejada a la nulidad en cuanto a sus
efectos en nuestro ordenamiento normativo formal.

Características del Acto nulo

El art. 220 establece las características de la nulidad absoluta esto es del acto
jurídico nulo: a) El acto nulo lo es de pleno derecho; b) La nulidad puede ser
alegada por cualquiera que tenga interés o por el Ministerio Público; c) Puede
ser declarada de oficio por el órgano jurisdiccional; y d) No puede subsanarse
mediante la confirmación.

EL ACTO JURÍDICO NULO LO ES DE PLENO DERECHO

Según Aníbal Torres la nulidad absoluta se produce Ipso Iure, es decir sin
necesidad de impugnación previa y por eso el acto jurídico nulo lo es de pleno
derecho, esto significa que no necesita de una sentencia que así lo declare
porque se trata de un acto jurídicamente inexistente, del que existe sólo un
hecho con la apariencia del acto, que es lo que hace necesario recurrir al
órgano jurisdiccional, para que desaparezca la apariencia del acto. Afirma
Vidal Ramírez que el acto jurídico nulo no tiene fuerza vinculante ni despliega
eficacia alguna.

EL ACTO JURÍDICO NULO PUEDE SER ALEGADA POR QUIENES TENGAN


INTERÉS

Para explicar esta característica se debe reunirse los presupuestos generales a


que se refiere el art. VI del título preliminar del Código Civil y tiene que ver con
el legítimo interés legítimo interés económico y moral. Por otro lado el art. IV
del título preliminar del Código Procesal Civil, exige para la promoción de un
proceso, tener iniciativa de parte que les permite invocar interés legitimidad
para obrar, no requieren invocarlos al Ministerio Público, el Procurador oficioso
ni quien defiende intereses diversos.

Según Romero Montes el derecho a accionar tiene que ver con los celebrantes
o partes y los terceros. Vidal Ramírez sostiene que tratándose de las partes,
no cabe hacer distingo alguno, ni por las causas de la nulidad ni por ninguna
razón, pues el acto es nulo Ipso Iure y la sentencia que se dicte es meramente
declarativa.

Romero Montes sostiene que en cuanto a los terceros si bien éstos no han
tenido participación en la celebración del acto jurídico como parte de ellos, pero
pueden verse perjudicados por sus efectos ya sea en virtud de haber
contribuido a su ejecución y que de alguna manera puedan ser lesionados
económicamente o moralmente, aunque el negocio les sea totalmente ajeno.

EL INTERÉS DEL MINISTERIO PÚBLICO

La Constitución Política del Perú en el numeral 1) del art. 159, dispone que
corresponde al Ministerio público promover de oficio o a petición de parte, la
acción judicial en defensa de la legalidad y de los intereses públicos tutelados
por el derecho.

De manera, que el Ministerio Público está facultado para indagar y reunir las
pruebas del caso para iniciar la acción de nulidad absoluta, de esta manera el
Ministerio Público se convierte en un intermediario necesario para solicitar la
tutela frente a un acto jurídico de nulidad absoluta, ya sea en forma preventiva
para impedir que los efectos se consuman o Post Factum si el acto ya se
cumplió.

LA NULIDAD DECLARADA DE OFICIO

El art. 220 del Código Civil dispone que la nulidad absoluta pueda ser
declarada de oficio cuando resulte manifiesta. El interés basado en el orden
público justifica una intervención de oficio del juez competente esto quiere decir
que si el magistrado que conoce de una controversia y constata la existencia
de una causal de nulidad absoluta puede aunque las partes no la invoquen,
declarar la misma sobre el acto jurídico vinculado a la controversia, sin otro
requisito que la nulidad sea manifiesta.

Se manifiesta la nulidad cuando en el proceso aparece al descubierto de


manera muy clara la correspondiente causal y el juez se entera sin haber
efectuado ninguna indagación, es decir, el hecho de ser el juez que conoce la
litis lo pone en su trance, tal sucede, por ejemplo cuando descubre que dos
personas que dicen ser casados, lo son por la religión, mas no lo han hecho de
acuerdo a las formalidades que establece la ley.

EL ACTO NULO NO PUEDE SER CONFIRMADO

El acto nulo no puede subsanarse por la confirmación, la imposibilidad de la


confirmación del acto jurídico con nulidad absoluta, se debe a que no se trate
sólo de los intereses de las partes celebrantes, sino fundamentalmente, en que
el orden jurídico no lo acepta porque atenta intereses sociales.

Vidal Ramírez sostiene que la nulidad absoluta es insubsanable y por eso el


acto nulo no puede convalidarse mediante la figura de la confirmación la cual,
por lo demás es sustancialmente distinta de la conversión.

2.1.4 PROCESOS DE INTERDICTO

Mediante la posesión se protege legalmente a los interdictos; es decir, que


estos procesos resguardan al que legítimamente ostenta la posesión de las
cosas muebles e inmuebles, porque nadie puede ser perturbado y menos por el
propietario o terceras personas.

La posesión es el poder de hecho ejercido sobre una cosa mediante actos que
denotan la intención de tener sobre ella el derecho de propiedad u otro derecho
real. Una persona posee por sí misma o por medio de otra que tiene la detenta-
ción de la cosa (Art. 87 del Código Civil).

Mediante los procesos interdictos o posesorios, la ley protege el hecho de la


posesión independientemente del derecho de propiedad porque la posesión
tiene importancia desde el punto de vista de la tranquilidad social y por sus
efectos prácticos, ya que la posesión hace adquirir la propiedad de los
inmuebles por el transcurso del tiempo, y otorga la presunción de propiedad de
las cosas muebles; da la propiedad de los frutos cuando es de buena fe;
confiere el derecho de retención y otros conforme a los Arts. 94 al 104 del
Código Civil (1976).

En estos procesos, el debate se reduce a la posesión real y momentánea, por


ende se excluye cualquier pretensión sobre propiedad o posesión definitiva. Lo
que interesa, entonces, es quién se encuentra en posesión del bien, sin
importar si lo es de buena o mala fe o bien si posee en condición de dueño o
no. Por esta vía se protege a quien se encuentra poseyendo en forma legal, y
la prueba debe limitarse a ese debate únicamente y no al derecho de propiedad
que es objeto de un proceso contradictorio (ordinario).

Los proceso interdicto están estructurados como procedimientos rápidos que


pueden intentarse por el poseedor actual y el tenedor de una cosa para
proteger en forma inmediata su derecho.

OBJETO DE LOS INTERDICTOS

Nuestro Código de Procedimiento Civil (1976) contempla diversos procesos,


denominados interdictos, que tienen el propósito de proteger el ejercicio de la
posesión o la tenencia de cosas inmuebles o muebles, de modo que no se
afecten derechos sobre ellas, como también para proteger sobre obras nuevas
perjudiciales y sobre daños temidos y fundados.

Por medio del instituto del interdicto como señalan varios estudiosos del
Derecho, se evita la violencia y la realización de la justicia en forma privada; es
decir, los interdictos, fundamentalmente, persiguen o tienen por fin evitar que
los conflictos se diriman por mano propia, regulando a tal fin un procedimiento
rápido que protege tanto al poseedor como al detentador cuando los mismos
tienen legalmente la posesión de la cosa; por eso, se trata de un procedimiento
urgente, rápido y ágil.
Las acciones posesorias tienen por objeto obtener la restitución o manutención
de la cosa; por lo tanto, es ajena a ellas toda otra acción, tal como podría ser la
de daños y perjuicios derivados de la perturbación (turbación) o desposesión.

El interdicto procede respecto de inmuebles, así como de bien mueble inscrito,


siempre que no sea de uso público. También procede el interdicto para proteger
la posesión de servidumbre, cuando ésta sea aparente.

En definitiva, los procesos interdictos sirven para proteger y amparar el hecho


de la posesión en su legítimo titular.

2.2 PROCESO DE NATURALEZA CONSTITUCIONAL

El Constitucionalismo Ambiental y el Derecho Comparado es el principal cuerpo


normativo de derecho ambiental en Perú lo constituye la Ley General del
Ambiente, esta Ley es la norma ordenadora del marco normativo legal para la
gestión ambiental en el Perú. Establece los principios y normas básicas para
asegurar el efectivo ejercicio del derecho a un ambiente saludable, Equilibrado
y adecuado para el pleno desarrollo de la vida, así como el cumplimiento del
deber de contribuir a una efectiva gestión ambiental y de proteger el ambiente,
así como sus componentes, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la
población y lograr el desarrollo sostenible del país. Dentro del ámbito de
aplicación de esta Ley, las disposiciones en ella contenidas, son de obligatorio
cumplimiento para toda persona natural o jurídica, pública o privada, dentro del
territorio nacional, el cual comprende el suelo, sub suelo, el dominio marítimo,
lacustre, hidrológico e hidrogeológico y el espacio aéreo. Es decir esta Ley es
puramente ambiental, no obstante advertimos que sus disposiciones son
bastantes declarativas antes que procedimentales. Esto lo detectamos en el
sentido de que si bien esta ley regula las acciones destinadas a la protección
del ambiente que deben adoptarse en el desarrollo de todas las actividades
humanas. Sin embargo, la regulación de las Actividades productivas y el
aprovechamiento de los recursos naturales se rigen por sus respectivas leyes,
debiendo aplicarse la Ley General del Ambiente en lo que concierne a las
políticas, normas e instrumentos de gestión ambiental.

Fundamentos del derecho al medio ambiente el estudio y análisis del derecho


al medio ambiente no puede partir de considerarlo simplemente como uno de
los varios derechos fundamentales reconocidos en los textos constitucionales.
Se requiere poner especial atención a sus fundamentos, de modo tal que
puedan comprenderse las razones por las que, ante un conflicto con otros
derechos o bienes constitucionalmente protegidos, o ante la necesidad de
establecer alguna medida en materia ambiental, la decisión que se adopte
estará guiada decisivamente por su particular importancia en un Estado
constitucional. Sobre la complejidad de este tema se ha señalado:

El derecho al medio ambiente ha sido abordado principalmente en función de


su relevancia para que el ser humano pueda desarrollar sus actividades, razón
por la cual un primer fundamento de este derecho es estrictamente utilitario. En
consonancia con lo anterior, se fundamenta la importancia del derecho al medio
ambiente para la vigencia de otros derechos fundamentales, como la vida o la
salud, que también gozan de reconocimiento constitucional e internacional. Ello
le da un carácter relacional, lo que origina que sus fundamentos sean los
mismos de aquellos derechos con los cuales se vincula. Así por ejemplo,
cuando se relaciona el derecho al medio ambiente con la salud, se aprecia la
relación con los fundamentos que sustentan los derechos sociales, a la vez que
con los problemas que ha tenido el reconocimiento y protección de estos
derechos. En esta línea se ha afirmado que «el derecho al medio ambiente no
se puede desligar del derecho a la vida y a la salud de las personas. De hecho,
los factores perturbadores del medio ambiente causan daños irreparables a los
seres humanos, y si ello es así habría que decirse que el medio ambiente es un
derecho fundamental para la existencia de la humanidad»

2.2.1 PROCESO DE AMPARO

La Constitución Política de 1993 en el artículo 200 inciso 2, mantiene esta


garantía constitucional (reconocida constitucionalmente recién por la
Constitución de 1979), la cual se demanda contra la acción u omisión, por parte
de cualquier autoridad, funcionario o persona, que viole o amenace los
derechos constitucionales, como el de gozar de un ambiente equilibrado y
adecuado al desarrollo de la vida. Este proceso se sustenta en la necesidad
inmediata de prevenir o evitar la ocurrencia de daños ambientales que por su
naturaleza son en muchos casos irreparables y de gran magnitud.

El amparo procede respecto de resoluciones judiciales firmes dictadas con


manifiesto agravio a la tutela procesal efectiva, que comprende el acceso a la
justicia y el debido proceso. Es improcedente cuando el agraviado dejó
consentir la resolución cuya agresión invoca.

Para la temática ambiental, el principio de la tutela procesa efectiva debe ser


interpretado en concordancia con el derecho de acceso a la justicia ambiental,
expresado en el artículo IV del título preliminar de la ley general del ambiente
(LGA), por el cual:

«Toda persona tiene el derecho a una acción rápida, sencilla y efectiva, ante
las entidades administrativas y jurisdiccionales, en defensa del ambiente y de
sus componentes, velando por la debida protección de la salud de las personas
en forma individual y colectiva, la conservación de la diversidad biológica, el
aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, así como la
conservación del patrimonio cultural vinculado a aquellos.

Se puede interponer acciones legales aun en los casos en que no se afecte el


interés económico del accionante. El interés moral legitima la acción aun
cuando no se refiera directamente al accionante o a su familia».

Están legitimados para demandar: el afectado, quien puede hacerlo por


intermediación de su representante procesal; en caso de que aquel no
residiese en el país, se requerirá que su representante esté debidamente
acreditado; cualquier persona, cuando se trate de amenaza o violación del
derecho al medioambiente u otros derechos difusos que gocen de
reconocimiento constitucional, aun cuando lo afecte directamente; las
entidades sin fines de lucro cuyo objeto sea la defensa de estos derechos; y la
Defensoría del Pueblo, en ejercicio de sus competencias constitucionales.

Se puede interponer la demanda de amparo dentro de los 60 días hábiles de


producida la afectación, siempre y cuando el afectado hubiese conocido el acto
lesivo y hubiera podido demandar. Si no es así, el plazo se computará desde
que el impedimento desaparece. Si el proceso se inicia contra resolución
judicial, el plazo se inicia con la firmeza de ella y concluye a los 30 días de
notificada la misma, debiendo observarse las reglas de cómputo del artículo 44
del Código Procesal Constitucional.

Para demandar vía proceso de amparo, se requiere el agotamiento de las vías


previas. Sin embargo, en caso de duda sobre el agotamiento de la vía previa,
se deberá optar por dar trámite a la demanda de amparo. En vista de su
carácter excepcional y urgente, existen excepciones al agotamiento de las vías,
las cuales se aplican:

a. Si una resolución, que no sea la última en la vía administrativa, es ejecutada


antes de vencerse el plazo para que quede consentida.

b. Si por el agotamiento de la vía previa la agresión pudiera convertirse en


irreparable.

c. Si la vía previa no se encuentra regulada o ha sido iniciada innecesariamente


por el afectado.

d. Si no se resuelve la vía previa en los plazos fijados para su resolución.

Un dato importante y útil es la posibilidad de intervención litisconsorcial, a


través de la cual quien tuviese interés jurídicamente relevante en el resultado
del proceso, puede apersonarse solicitando ser declarado litisconsorte
facultativo.

Si la sentencia declara fundada la demanda de amparo, podrá ordenar en ella


la restitución o restablecimiento del agraviado en pleno goce de sus derechos
constitucionales, disponiendo que las cosas vuelvan al estado en que se
encontraban antes de la violación. En cualquier caso, se cuenta con 3 días
para apelar, contados a partir de la notificación del fallo. Si este queda firme, el
demandado deberá cumplirla dentro de los 2 días siguientes, a menos que
tratándose de una acción por omisión el juez dispusiera duplicar el plazo.

11 La tutela jurisdiccional efectiva es la situación jurídica de una persona en la


que se respetan sus derechos de libre acceso al órgano jurisdiccional, a probar,
de defensa, al contradictorio e igualdad sustancial en el proceso, a no ser
desviada de la jurisdicción predeterminada ni sometida a procedimientos
distintos de los previstos por la ley, a la obtención de una resolución adecuada
y temporalmente oportuna de las resoluciones judiciales y a la observancia del
principio de legalidad procesal penal.

12 Representación mediante poder fuera de registro otorgado ante el cónsul


del Perú en la ciudad extranjera que corresponda y la legalización de la firma
del cónsul ante el Ministerio de Relaciones Exteriores, no se requiere
inscripción registral pública.

2.2.2 PROCESO DE ACCIÓN POPULAR

La acción popular, contenida en el artículo 200 inciso 5 de la Constitución


Política de 1993, procede contra los reglamentos, normas administrativas y
resoluciones de carácter general, cualquiera que sea la autoridad de la que
emanen, siempre que infrinjan la Constitución o la ley, o cuando no hayan sido
expedidos o publicados en la forma prescrita por la Constitución o la ley, según
el caso.

La demanda de acción popular puede ser interpuesta por cualquier persona


ante:

a. La Sala correspondiente, por razón de la materia de la corte superior del


distrito judicial al que pertenece el órgano emisor, cuando la norma objeto de la
acción popular es de carácter regional o local.

b. La Sala correspondiente de la Corte Superior de Lima, en los demás casos.

El plazo para interponer la demanda de acción popular prescribe a los 5 años


contados desde el día siguiente de la publicación de la norma. La Sala resuelve
su admisión dentro de un plazo no mayor de 5 días desde su presentación y si
la decisión fuese apelada, pondrá la resolución en conocimiento del
emplazado.

Las sentencias fundadas recaídas en el proceso de acción popular podrán


determinar la nulidad, con efecto retroactivo, de las normas impugnadas. En tal
supuesto, la sentencia determinará sus alcances en el tiempo, los mismos que
tendrán efectos generales y se publicarán en el diario oficial El Peruano.

Contra la sentencia procede un recurso de apelación, el cual contendrá la


fundamentación del error, dentro de los 5 días siguientes a su notificación.

Procede solicitar una medida cautelar una vez expedida la sentencia


estimatoria de primer grado.

2.2.3 PROCESO DE CUMPLIMIENTO

El proceso de cumplimiento tiene por objeto ordenar que el funcionario o


autoridad renuente dé cumplimiento a una norma legal; ejecute un acto
administrativo firme; o se pronuncie expresamente cuando las normas legales
le ordenan emitir una resolución administrativa o dictar un reglamento.

Este proceso permite que el ciudadano cuente con una herramienta rápida y
segura para exigir a las autoridades el cumplimiento cabal de las normas de
conservación del ambiente que son de su competencia.

Cualquier persona está legitimada de manera activa para demandar un proceso


de cumplimiento frente a normas con rango de ley y reglamentos. Si el proceso
tiene por objeto el cumplimiento de un acto administrativo, solo podrá ser
interpuesto por la persona a cuyo favor se expidió el acto o quien invoque
interés para el cumplimiento del deber omitido. En cuanto a la defensa de
derechos con intereses difusos o colectivos, el proceso de cumplimiento podrá
ser interpuesto por cualquier persona. También la Defensoría del Pueblo puede
demandarlo.

Este proceso contempla la figura de la legitimación pasiva, por lo que la


demanda deberá ser dirigida contra la autoridad o funcionario renuente de la
administración pública al que corresponda el cumplimiento de la norma legal o
la ejecución de un acto administrativo.

Para interponer este proceso, el demandante deberá haber previamente


reclamado, por documento de fecha cierta, el cumplimiento del deber legal o
administrativo, y la autoridad deberá haberse ratificado en su incumplimiento o
no haber contestado dentro de los diez días útiles siguientes a la presentación
de la solicitud. No es necesario el agotamiento de la vía previa.

Este proceso no admite desistimiento, salvo que este se refiera a actos


administrativos de carácter particular.

2.2.4 PROCESO DE HABEAS DATA

Un derecho fundamental de gran impacto en la protección de los derechos


ambientales es el derecho a la información. El artículo 2 inciso 5 de la
Constitución Política dispone que, toda persona tiene derecho a solicitar sin
expresión de causa la información que requiera y a recibirla de cualquier
entidad pública, en el plazo legal, con el costo que suponga este pedido,
exceptuándose las informaciones que afectan la intimidad personal y las que
expresamente se excluyan por ley o por razones de seguridad nacional.

Este derecho está debidamente regulado en materia ambiental. En efecto, el


artículo II del título preliminar de la ley general del ambiente (LGA), reconoce el
derecho de toda persona a acceder adecuada y oportunamente a la
información pública sobre las políticas, normas, medidas, obras y actividades
que pudieran afectar, directa o indirectamente, el ambiente, sin necesidad de
invocar justificación o interés. Asimismo, toda persona tiene el deber de
proporcionar adecuada y oportunamente a las autoridades la información que
estas requieran para una efectiva gestión ambiental, conforme a ley.

El artículo 41 de la LGA, en igual sentido, reconoce el derecho de acceder a la


información pública sobre el ambiente, sus componentes y sus implicancias en
la salud. Toda entidad pública, así como las personas jurídicas sujetas al
régimen privado que presten servicio públicos, deben facilitar el acceso a dicha
información a quien lo solicite, sin distinción de ninguna índole, con sujeción
exclusivamente a lo dispuesto en la legislación vigente. Esto en concordancia
con los artículos 7 y 20 del reglamento sobre transparencia, acceso a la
información pública ambiental y participación y consulta ciudadanas en asuntos
ambientales, aprobado por el Ministerio del Ambiente (MINAM).
El 27 de junio del 2008 se modificó el artículo 42 de la LGA, sobre las
obligaciones que tienen las entidades públicas con competencias ambientales y
las personas jurídicas que prestan servicios públicos. Esta modificación
contempla la entrega al MINAM de la información que las obligadas generen,
en el plazo que ese ministerio determine.

En este sentido, toda persona puede utilizar este proceso para acceder a
información que obre en poder de una entidad pública, ya se trate de la que
esta genera, produce, procesa o posea, incluida la que se encuentra en
expedientes terminados o en trámite, en estudios, dictámenes, opiniones, datos
estadísticos, informes técnicos o cualquier otro documento en cualquier forma
de expresión, ya sea gráfica, sonora, visual, electromagnética o en otro tipo de
soporte material.

Para ello, el demandante deberá haber reclamado previamente la información,


por medio de un documento de fecha cierta y, el demandado deberá haberse
ratificado en su incumplimiento o no haber contestado dentro de los diez días
útiles siguientes a la presentación de la solicitud. Solo se podrá prescindir de
ese requisito cuando su exigencia genere el inminente peligro de sufrir un daño
irreparable, el que deberá ser acreditado por el demandante. Aparte de dicho
requisito, no será necesario agotar la vía administrativa que pudiera existir.

Durante cualquier etapa de este proceso (antes de ser dictada la sentencia),


puede darse una ejecución anticipada, pudiendo el juez requerir al demandado
que posee, administra o maneja el archivo, registro o banco de datos, la
remisión de la información concerniente al reclamante, así como solicitar
informes sobre el soporte técnico de datos, documentación de base relativa a la
recolección y cualquier otro aspecto que resulte conducente a la resolución de
la causa que estime conveniente. La resolución deberá contener un plazo
máximo de 3 días útiles para su cumplimiento.

No es indispensable el patrocinio de un abogado, por lo que el demandante


podrá incoar de mutuo propio.
El procedimiento de hábeas data será el mismo previsto para el proceso de
amparo, salvo la exigencia del patrocinio de un abogado que será facultativa en
este proceso.

2.2.5 PROCESO DE INCONSTITUCIONALIDAD

La acción de inconstitucionalidad recogida en el artículo 200 inciso 4 de la


Constitución Política, procede contra normas que tienen rango de ley: leyes,
decretos legislativos, decretos de urgencia, tratados, reglamentos del
Congreso, normas regionales de carácter general y ordenanzas municipales
que contravengan la Constitución en la forma o en el fondo.

Están facultados para interponer esta acción:

a. El presidente de la República (requiriendo el voto aprobatorio del Consejo de


Ministros).

b. El fiscal de la nación (interpone la demanda directamente).

c. El defensor del pueblo (interpone la demanda directamente).

d. El 25% del número legal de congresistas.

e. Cinco mil ciudadanos con firmas comprobadas en el Jurado Nacional de


Elecciones.

f. Los presidentes de región con acuerdo del Consejo de Coordinación


Regional o los alcaldes provinciales con acuerdo de su concejo, en materia de
su competencia.

g. Los colegios profesionales, en materia de su especialidad.

El plazo de interposición de la demanda de inconstitucionalidad de una norma


es dentro de los 6 años contados a partir de su publicación, salvo el caso de los
tratados en que el plazo es de 6 meses.
Admitida la demanda, y en atención al interés público, el Tribunal Constitucional
impulsará el proceso de oficio con prescindencia de la actividad o interés de las
partes. El proceso solo termina por sentencia.

En el proceso de inconstitucionalidad no se admiten medidas cautelares. El


tribunal deberá dictar sentencia dentro de los 30 días de producida la vista de
la causa

Las sentencias fundadas recaídas en el proceso de inconstitucionalidad dejan


sin efecto las normas sobre las cuales se pronuncian. Tienen alcances
generales y carecen de efectos retroactivos. Se publican íntegramente en el
diario oficial El Peruano y producen efectos desde el día siguiente de su
publicación.

La sentencia que declare la ilegalidad o inconstitucionalidad de la norma


impugnada, declarará igualmente la de aquella otra a la que debe extenderse
por conexión o consecuencia.

La declaratoria de inconstitucionalidad o ilegalidad de una norma impugnada


por vicios formales no obsta para que esta sea demandada ulteriormente por
razones de fondo, siempre que se interponga dentro del plazo.

Las sentencias declaratorias de ilegalidad o inconstitucionalidad no conceden


el derecho de reabrir procesos concluidos en los que se hayan aplicado las
normas declaradas inconstitucionales, salvo en las materias previstas en el
segundo párrafo del artículo 103 y último párrafo del artículo 74 de la
Constitución.

Por la declaración de ilegalidad o inconstitucionalidad de una norma, no


recobran vigencia las disposiciones legales que ella hubiera derogado.

CAPITULO III

3.1 DELITOS CONTRA EL AMBIENTE

La impunidad para los que cometen delitos contra el ambiente y los recursos
naturales llegó a su fin con la Ley 292633 que modifica el Título XIII del Código
Penal peruano, que sanciona con penas mucho más duras los delitos
ambientales. Un ejemplo de la aplicación de la modificatoria del Código Penal
han sido las multas a Pluspetrol en torno a las declaratorias de emergencia
ambiental en cuencas de Loreto, y la pena privativa de la libertad de 4 años
sentenciada a tres pescadores que usaron dinamita para extraer 200 kilos de
especies marinas en el ámbito de la Reserva Nacional Paracas, importante
reserva marino costera del país.

Precedentes como este dan cuenta de la efectividad de esta modificatoria, un


logro del Ministerio del Ambiente, capacitado para ejercer adecuadamente las
funciones de fiscalización y control del cumplimiento de esta norma, ya que
cuenta con jueces ambientales y especialistas del Ministerio Público en todo el
país. Esto pueden imponer penas privativas de la libertad de tres años como
mínimo y diez años como máximo, dependiendo de la gravedad del delito.

En este espacio los lectores encontrarán material para descargar como el


póster de delitos ambientales y el folleto de difusión de delitos ambientales y
modalidades agravadas, detallados en sus cuatro capítulos y 22 artículos.
Algunos de los delitos ambientales considerados en el Código Penal son:
delitos de contaminación del ambiente; el incumplimiento de las normas
relacionadas al manejo de residuos sólidos; el tráfico ilegal de residuos
peligrosos; el tráfico ilegal de especies de flora y fauna silvestre protegida, de
especies acuáticas, depredación de flora y fauna silvestre; el tráfico ilegal de
recursos genéticos; delitos contra bosques o formaciones boscosas; el uso
indebido de tierras agrícolas; la alteración del ambiente o paisaje; entre otros
de vital importancia para la defensa de un ambiente sano y seguro para los
peruanos.

3.1.1 BIEN JURÍDICO TUTELADO

“Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida


y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre.
Con expresión tan esclarecedora quisiéramos mostrar la presente investigación
científica que pretende hacer un llamamiento sobre un problema acuciante que
está afectando a la humanidad, la destrucción del Medio Ambiente.

Ante todo quisiera acotar que no es intención nuestra, crear una solución
mágica y definitiva que dé un término feliz a dicha problemática, que solo podrá
acabar si se le da una respuesta con carácter multidisciplinario y de conjunto
que permita erradicar la misma.

Se conoce que el hombre, desde su aparición como homínido, tuvo una


interacción con el medio ambiente que lo rodeaba, tomando de él las
herramientas que lo auxiliaron en el trabajo, que a su vez lo liberó de las reglas
naturales que el ambiente establecía para todas las especies y lo ayudaron a
conformarse como un ser racional apto para vivir en las sociedades que creaba
a medida que evolucionaba. Desde niveles de compenetración con la misma
tan elementales como en la comunidad primitiva, hasta alturas más agresivas
como en las sociedades capitalistas de las Revoluciones Industriales[2] y la
sociedad actual de las tecnologías más avanzadas y todavía interventoras del
curso natural del Medio Ambiente.

Y es precisamente la Ciencia Penal, la que puede coadyuvar a la protección de


la Naturaleza, cuando otras disciplinas no alcancen a definir una esfera de
acción que de un frente unido al principal enemigo, el propio hombre.

SITUACIÓN GENERAL DEL BIEN MEDIO AMBIENTE. UNA MIRADA DESDE


LAS CIENCIAS JURÍDICAS.

En los momentos actuales la situación del medio ambiente a nivel internacional


se está agravando continuamente a niveles insostenibles, lo cual se manifiesta
en múltiples componentes de la naturaleza que abarcan un todo indivisible
propio de un sistema natural tan complejo y dinámico que encontramos en
nuestro planeta Tierra. De ahí que se analicen, de manera concisa, los
principales problemas que debe enfrentar la humanidad.

3.1.2 FIN PREVENTIVO


En un Estado social y de derecho como el previsto por el ordenamiento jurídico
peruano, el deber de proteger, conservar y garantizar el uso y aprovechamiento
racional de los recursos naturales ha motivado el establecimiento de múltiples
medidas para contrarrestar las perturbaciones o afectaciones que estos pueden
sufrir, que van desde acciones administrativas, legales y judiciales hasta otras
de carácter alternativo.

En particular nos referiremos a las medidas administrativas que constituyen la


manera como la Administración, en ejercicio de la función que le es propia,
adopta decisiones y desarrolla actividades para la correcta gestión de los
recursos naturales y la salvaguarda del derecho colectivo al ambiente sano.

Entre las medidas sobre las que haremos referencia, centraremos nuestra
atención en aquellas conocidas como preventivas o precautorias, las cuales se
han constituido en un instrumento muy aprovechado por las autoridades
ambientales para cumplir eficazmente con el mandato superior de protección al
ambiente, al evitar de manera práctica atentados contra los recursos naturales,
fiscalizar los comportamientos de los administrados e imponer medidas
restrictivas de derechos individuales.

La alusión a las medidas preventivas se sustenta en el derecho administrativo,


por ser el epicentro donde estas tienen cabida; de allí que el objetivo principal
será el de mostrar el fundamento u origen de este tipo de medidas, que
ejemplifica una vez más la tensión siempre presente en el derecho
administrativo, entre la protección y respeto del interés general y las
restricciones o limitaciones a los derechos individuales.

Es así como se busca, en primer término, abordar el tema de la función


administrativa, a fin de comprender su contenido y alcance y desentrañar la
manera como el ambiente
también hace parte del marco de competencia de la Administración. En
segundo lugar, y comoquiera que las autoridades administrativas desarrollan
actividades de todo tipo, resulta necesario ubicar las medidas preventivas
dentro del conjunto de funciones, para lo que abordaremos la materia de la
policía administrativa, por ser el sustento a partir del cual las entidades adoptan
medidas cautelares; de esta manera será necesario estudiar elementos como
el poder, la función, la actividad y los medios de policía. En tercer lugar,
teniendo en cuenta que cualquier actividad que adelante la Administración lleva
implícito un procedimiento o manera particular de actuar, resulta necesario
abordar el tema de los procedimientos administrativos, conocer su fundamento
y sus características, en particular aquellas que se presentan por el devenir de
una actividad como la policía administrativa.

En cuarto lugar nos ocuparemos de las medidas preventivas desde el propio


derecho administrativo a fin de encontrar su razón de ser a partir de esta rama
del derecho. Finalmente, se expondrán algunas conclusiones en torno a las
medidas preventivas vistas también desde la óptica del derecho administrativo.

Es importante mencionar que este documento es uno de los resultados del


proyecto de investigación “La participación administrativa ambiental en los
procedimientos para el otorgamiento de licencias ambientales”, cuyo objetivo
es evaluar el ejercicio de la participación administrativa ambiental en los
procesos para el otorgamiento de licencias ambientales en Perú. Con ello se
pretende señalar los vacíos que se han presentado en el tema y evidenciarlos
campos específicos en los cuales se ha presentado incumplimiento o evasión
frente a la aplicación de las normas ambientales. A través de esta propuesta
investigativa se apunta a generar lineamientos que sirvan de herramienta tanto
a los ciudadanos como a la administración en cuanto a las licencias y al
ejercicio de la participación ambiental. La metodología de la investigación
incluye análisis doctrinal, jurisprudencia, trabajo de campo, documentación
institucional, entrevistas, cartografía social, encuestas, entre otros.

3.1.3 SUJETO ACTIVO


Los sujetos responsables serán los que intencionalmente o por negligencia o
por descuido causen a otro un daño bien sea en su patrimonio o en su salud, o
se produzca un daño al medio ambiente de modo general (sin afectar a una
persona de manera particular). Este sería el sujeto pasivo de la relación
jurídica, es decir, aquella persona portadora de la situación jurídica de deber
dada producto, desde luego, por su actuar inadecuado previsto en la ley. Por
supuesto, en la figura jurídica del responsable pueden estar tanto personas
naturales como personas jurídicas siendo a nuestro modo de ver una constante
en este tipo de relaciones la pluralidad de sujetos que intervienen no solo en
calidad de responsable sino también en el rol de afectado.

Es de destacar que aunque prima el criterio en la doctrina de la reparación in


natura al tenerse que recurrir a la indemnización estos tendrán la obligación de
indemnizar los daños o perjuicios, no solo por actos u omisiones propios sino
por los de aquellas personas de quienes deban responder.

3.1.4 RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS

Como quiera que el artículo IV del título preliminar de la LGA no hace distinción
respecto de la naturaleza de los procesos al otorgar legitimidad a cualquier
persona para que denuncie o demande en defensa del ambiente, no hay razón
para desconocer este principio en el ámbito de la legislación penal.

El Código de Procedimientos Penales vigente restringe la facultad de


constituirse en parte civil dentro del proceso a los agraviados, sus familiares o
representantes. Sin embargo, tratándose de afectaciones al bien jurídico
ambiente, el agraviado es la colectividad en general, por lo que teóricamente
cabría la intervención de la ciudadanía en el proceso penal.

Donde la legislación penal plantea problemas es en materia de la definición de


los autores del delito. En efecto, tratándose de delitos ambientales, los que
mayormente incurren en delito son las personas jurídicas. Sin embargo, en el
Perú no se admite la responsabilidad penal de las personas jurídica en
aplicación del principio societas delinquere non postest. Pese a ello, el Código
Penal vigente incluye en el artículo 105 (modificado por decreto legislativo 982,
de julio del 2007) las denominadas «consecuencias accesorias aplicables a las
personas jurídicas» que son de aplicación cuando el delito se comete en
ejercicio de la actividad de cualquier persona jurídica o utilizando su
organización para favorecerlo o encubrirlo.

Las medidas incluidas en esta norma son:

a. Clausura de sus locales o establecimientos, con carácter temporal o


definitivo. La clausura temporal no excederá de 5 años.

b. Disolución y liquidación de la sociedad, asociación, fundación, cooperativa o


comité.

c. Suspensión de las actividades de la sociedad, asociación, fundación,


cooperativa o comité por un plazo no mayor de 2 años.

d. Prohibición a la sociedad, fundación, asociación, cooperativa o comité de


realizar en el futuro actividades, de la clase de aquellas en cuyo ejercicio se
haya cometido, favorecido o encubierto el delito.

En estos casos, la prohibición puede tener carácter temporal o definitivo,


siendo la temporal no mayor de 5 años. Cuando alguna de las medidas sea
aplicada, el juez ordenará a la autoridad competente que disponga la
intervención de la persona jurídica para salvaguardar los derechos de los
trabajadores y de los acreedores de la persona jurídica por un período de 2
años.

3.1.5 INFORME PREVIO COMO CONDICIÓN PROCESAL

El 21 de junio de 1996 se aprobó la ley 26631, que dicta las normas para la
formalización de la denuncia por los delitos tipificados en el Título XIII «Delitos
contra la Ecología» del Código Penal, donde se establece que se requería una
opinión fundamentada por escrito sobre si se había infringido la legislación
ambiental. En concreto, esta ley establecía lo siguiente:
a. La exigencia de una opinión fundamentada previa y por escrito de la
autoridad sectorial competente antes de formalizar la denuncia penal.

b. La dirimencia del Consejo Nacional del Ambiente (CONAM, institución que


ha sido fusionada al Ministerio del Ambiente) en caso de informes discrepantes
de dos o más autoridades sectoriales.

c. La procedencia de la acción penal por inejecución de las disposiciones del


EIA o PAMA.

Con la aprobación de la ley general del ambiente se derogó la ley 26631, sin
embargo lo establecido por esta ley fue íntegramente incorporado en el artículo
149 de la ley general del ambiente (LGA). Posteriormente, la ley 29263
modificó diversos artículos de la LGA, entre ellos el artículo 149. Meses
después se aprobó el decreto supremo 004-2009-MINAM, que reglamenta el
artículo 149 de la ley general del ambiente.

3.2 DELITOS DE CONTAMINACIÓN

Todos tenemos el derecho fundamental a gozar de un ambiente equilibrado y


adecuado para el desarrollo de nuestra vida. Así, expresamente lo prescribe el
inciso 22 del artículo 2° de la Constitución Política del Perú. De ello nace la
exigencia para el Estado y el deber de todos, de preservar y conservar el
ambiente evitando su contaminación.

El crecimiento económico, el desarrollo de la ciencia y la tecnología, el


desarrollo de la actividad industrial, ha propiciado que estemos viviendo en lo
que hoy se ha venido a llamar una “sociedad de riesgo”. Cada día es más
frecuente las conductas delictivas contra el ambiente. Es por ello, el legislador
peruano ha tipificado el delito de contaminación ambiental, del que
realizaremos un breve análisis.

3.2.1 CONTAMINACIÓN AMBIENTAL

e denomina contaminación ambiental a la presencia en el ambiente de


cualquier agente (físico, químico o biológico) o bien de una combinación de
varios agentes en lugares, formas y concentraciones tales que sean o puedan
ser nocivos para la salud, la seguridad o para el bienestar de la población, o
bien, que puedan ser perjudiciales para la vida vegetal o animal, o impidan el
uso normal de las propiedades y lugares de recreación y goce de los mismos.
La contaminación ambiental es también la incorporación a los cuerpos
receptores de sustancias sólidas, liquidas o gaseosas, o mezclas de ellas,
siempre que alteren desfavorablemente las condiciones naturales del mismo, o
que puedan afectar la salud, la higiene o el bienestar del público.

3.2.2 ACCIONES PUNIBLES

En nuestro país se acoge la visión bipartita según lo establecido en el Código


Penal que establece que los hechos o acciones punibles se clasifican en delitos
y faltas.

Diferencias entre los delitos y las faltas

En primer lugar, un autor alemán sostuvo que entre los delitos y las faltas existe
una distinción cualitativa, esencial, antológica, de naturaleza, que radica en que
los delitos que viola u ofenden derechos subjetivos, en tanto que las faltas
violan el derecho objetivo, sin ofender concretamente derecho subjetivo alguno.
Este criterio de distinción fracasa si se toma en cuenta que el acto que viola
derechos subjetivos, viola automáticamente el derecho objetivo que otorga a
una persona determinados derechos subjetivos.

CAPITULO IV

4.1 DELITOS CONTRA LOS RECUERSOS NATURALES

La Constitución , considera el medio ambiente como un bien que debe gozar


de protección especial. dice, literalmente, que:

“1. Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el


desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo.
2. Los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos
naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de la vida y defender y
restaurar el medio ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad
colectiva.

3. Para quienes violen lo dispuesto en el apartado anterior, en los términos que


la ley fije se establecerán sanciones penales o, en su caso, administrativas, así
como la obligación de reparar el daño causado.

4.1.1 TRÁFICO ILEGAL DE ESPECIES DE FLORA Y FAUNA SILVESTRE


PROTEGIDA

El Perú es una de las diez naciones mega diversas del planeta. Ocupa el
segundo lugar en diversidad de aves. Además, es el primer país con más
peces continentales y mariposas diurnas; y el tercero en anfibios y mamíferos,
según el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado
(Sernanp).

Es precisamente esta gran mega diversidad de especies de fauna silvestre que


tiene el Perú lo que atrae el interés de los traficantes que nos ven como un
excelente proveedor de estos animales y, en consecuencia, una forma de
llevarse grandes cantidades de dinero al bolsillo.

ESPECIES TRAFICADAS. Las especies nativas del Perú ilícitamente


comercializadas son en su mayoría guacamayos, loros, periquitos y primates,
las que provienen de las regiones Ucayali, San Martín y Madre de Dios. Salen
a través de las fronteras de Tumbes con Ecuador, Puno con Bolivia y Tacna con
Chile, según Jessica Gálvez, directora de Gestión Sostenible del Patrimonio de
Fauna Silvestre del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor).

Los animales traficados destinados al mercado interno son mayormente


comercializados en el Cercado de Lima, mientras que en el extranjero los
países que más demandan especies exóticas son Estados Unidos, Canadá,
España, Alemania, Japón y China.
CAPÍTULO V

5.1 FALTAS PENALES

Debemos de reconocer que en la Doctrina existen limitaciones para determinar


la falta ambiental, por tal motivo trataremos de elaborar con los elementos
generales de la Falta, un concepto que se adecué, tomando en cuenta la
bibliografía consultada en materia ambiental, por lo tanto el Autor de la tesis,
define a la falta ambiental así:

Falta ambiental, es el quebrantamiento voluntario de las leyes ambientales; y


con su violación se pone en peligro la salud, el entorno ambiental y la
biodiversidad.

Sujetos de la falta ambiental

Sujeto activo

Puede ser sujeto activo de una falta tanto una persona natural como una
persona jurídica.

Sujeto pasivo

El sujeto pasivo en las faltas ambientales son la salud, el entorno ambiental y la


biodiversidad.

Características

• Las faltas ambientales son quebrantamientos leves a las leyes ambientales.

• Son penadas con multas y arrestos de diez a sesenta días.

• En las faltas ambientales las cosas incautadas caerán en comiso.

• En caso de insolvencia del infractor deberán purgar en algunos casos un día


de prisión simple por cada cinco quetzales.

• Las faltas forestales darán lugar a amonestaciones por escrito, y en caso de


reincidencia con prisión de 15 a 60 días.
“Las penas pecuniarias tuvieron antiguamente un desarrollo tan extenso como
en la actualidad las de privación de libertad. Sin embargo, hoy no revisten sino
la forma de multa que a decir de Cuello Calón”, presentan muchas ventajas
como medio represivo.” Tales ventajas son las siguientes:

1. Esta pena lleva consigo una privación y, por consiguiente un sufrimiento.


Algunos, se ha dicho, se habitúan a la cárcel; pero nadie se acostumbra al
pago de las multas. Mientras muchos individuos no sólo no temen la prisión;
sino hasta la desean en ciertos momentos de su vida, no se encuentra a nadie
que permanezca indiferente ante una condena al pago de una multa. En
resumen, la multa es siempre aflictiva.

2. La multa es una pena sumamente divisible, flexible cual ninguna otra: puede
adaptarse perfectamente a las condiciones de fortuna del condenado,
aumentando o disminuyendo su importe proporcionalmente a su patrimonio.
Para conseguirlo no sería preciso que el Juez se entregara a una investigación
de las fortunas de los acusados: bastaría tomar como punto de partida el
impuesto pagado sobre la renta.

3. La multa, a diferencia de la cárcel, no degrada al condenado ni a su familia;


no es obstáculo a su rehabilitación social. El multado permanece entre los
suyos, puede proveer a su subsistencia, no pierde su empleo ni su ocupación.

4. “Desde el punto de vista económico es recomendable por dos razones:


puede constituir una fuente de ingresos para el Estado y contribuir a la
indemnización de los daños causados por delito o falta. Por otra parte, mientras
la pena de prisión cuesta enormes sumas al Erario Público, la ejecución de
esta pena no entraña gasto alguno.”

5.2 DERECHO ADMINISTRATIVO AMBIENTAL

De conformidad con el artículo 131 de la LGA, las personas naturales o


jurídicas que generen impactos ambientales significativos están sometidas a
las acciones de fiscalización y control ambiental que determine el MINAM y las
demás autoridades competentes.
En concordancia con este artículo y de conformidad con el artículo 135 de la
misma ley, el gobierno nacional debería aprobar un régimen común de
fiscalización y control ambiental que se convierta en la columna vertebral de la
acción de cumplimiento administrativo de las normas ambientales en el país.
Esta tarea todavía se encuentra en proceso.

En lo que respecta a la institucionalidad ligada a la responsabilidad


administrativa, en el marco de la creación del MINAM, se aprobó la creación en
su seno del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), quien
cuenta con funciones para dirigir y supervisar la implementación del régimen
común de fiscalización y control ambiental, así como para ejercer potestad
sancionadora en el ámbito de sus competencias. Asimismo, de acuerdo a la
norma, la OEFA tiene como función supervisar que las entidades competentes
cumplan con las funciones de fiscalización establecidas en la legislación
vigente, entre otras competencias asignadas.

El artículo 136 de la LGA establece un régimen general de sanciones


administrativas por infracciones de normas ambientales. Entre las sanciones
coercitivas tenemos amonestaciones, multas, decomiso temporal o definitivo,
paralización o restricción de la actividad causante de la infracción, clausura
total o parcial del local o establecimiento donde se lleve a cabo la actividad que
ha generado la infracción, suspensión o cancelación de la licencia, permiso,
concesión o cualquier otra autorización.

Asimismo, también se han previsto medidas correctivas: cursos de capacitación


ambiental obligatorios; adopción de medidas de mitigación del riesgo o daño;
imposición de obligaciones compensatorias; procesos de adecuación conforme
a los instrumentos de gestión ambiental propuestos por la autoridad
competente.

En materia ambiental, si bien es cierto que en la práctica aún se mantienen


algunas competencias ambientales específicas que se derivan de las
competencias sectoriales, para el caso de la responsabilidad ambiental, hoy en
día la norma a la que deberíamos remitirnos en alguna acción por daño
ambiental es, en primer lugar al artículo IX del título preliminar de la LGA que
dispone:
«Artículo IX. Del principio de responsabilidad Ambiental. El causante de la
degradación del ambiente y de sus componentes, sea una persona natural o
jurídica, pública o privada, está obligado a adoptar inexcusablemente las
medidas para su restauración, rehabilitación o reparación según corresponda o,
cuando lo anterior no fuera posible, a compensar en términos ambientales los
daños generados, sin perjuicio de otras responsabilidades administrativas,
civiles o penales a que hubiera lugar».

Luego, la misma LGA ha innovado respecto de varias especificaciones que


atañen al manejo de la responsabilidad ambiental, en primer lugar asignando
importancia al rol general del sector privado en materia ambiental, con el
artículo 40 que dispone un principio de contribución sobre la base de los
principios de internalización de costos y del principio de responsabilidad
ambiental. Sobre la base de dicho rol, compete al Estado regular los
mecanismos de asignación ex ante y ex post, respecto de los posibles daños y
los daños realizados en la calidad ambiental.

Luego, en el capítulo correspondiente a «Empresa y ambiente» de la LGA, se


establecen varios conceptos claves para la responsabilidad ambiental, como la
responsabilidad general (artículo 74) y el manejo integral y prevención en la
fuente, y también varios conceptos innovadores, como los sistemas de gestión
ambiental y mejora continua, la promoción de la producción limpia, la
responsabilidad social de la empresa, el turismo sostenible y el consumo
responsable, entre otros (en los artículos subsiguientes).

Ya de manera mucho más específica, la LGA ha dispuesto un régimen de


responsabilidad por daño ambiental, e incluido un capítulo completo en el que
se ubican criterios generales y específicos para el manejo del daño y la forma
como debe ser asumida la responsabilidad por el daño.

A continuación se explica cuál es el régimen administrativo por daño ambiental


(artículo 135 al 141), para luego desarrollar a partir del artículo 142 los criterios
que deben ser tomados en cuenta para la responsabilidad ambiental, y que se
relacionan directamente con la calidad de vida de las personas, la salud
humana o el patrimonio natural que pudiera ser afectado. Además, cabe
resaltar que establece un régimen de incentivos (artículo 150) para las medidas
o procesos que a iniciativa del titular de la actividad sean implementados y
ejecutados con la finalidad de reducir y/o prevenir la contaminación ambiental y
la degradación de los recursos naturales, más allá de lo exigido por la norma o
la autoridad.

Por ejemplo, una especificidad innovadora es que según la LGA existe


responsabilidad solidaria entre los titulares de las actividades causantes de la
infracción y los profesionales o técnicos responsables de la mala elaboración o
la inadecuada aplicación de instrumentos de gestión ambiental de los
proyectos, obras o actividades que causaron el daño.

CONCLUSIONES

El Derecho Ambiental se desarrolla como ciencia con principios y esferas de


protección específicas, con el fin de regular aquellas conductas que resultan
ser lesionadoras del medio ambiente y de las cuales se deriva la
correspondiente consecuencia jurídica, que esta es entendida como
responsabilidad, la misma puede ser subjetiva si está concebida mediante la
existencia de un peligro latente o un daño reconocido realizado ilícitamente por
el actuar doloso o culposo y objetiva cuando persigue el establecimiento de una
garantía jurídica para exigir la reparación de daños y la indemnización por los
perjuicios sufridos, con independencia de las características del actuar del
sujeto responsable.

En tal sentido la vemos como responsabilidad: administrativa, civil o penal. La


responsabilidad penal ambiental se concibe como aquella que se deriva de una
conducta tipificada como delito, y la misma se concreta en la aplicación de una
pena por la acción u omisión dolosa o culposa del autor de una u otra, es
estrictamente personal, de interpretación restringida, de irretroactividad vedada,
de voluntariedad presunta (una vez demostrada la relación de causalidad entre
el ejecutor o inductor y el resultado), y es de orden público. Resulta de gran
importancia la regulación de los delitos ambientales en un cuerpo único dentro
de la legislación penal, o sea, la reglamentación del ambiente como bien
jurídico debido al incremento desmedido 18 de las afectaciones al mismo
buscando una mayor represión a estas conductas lesionadoras del entorno, ya
que las mismas también afectan ya sea de forma directa o indirecta la vida de
los seres humanos. Además se le estaría dando cumplimiento a un mandato
constitucional que nos obliga a todas las personas tanto naturales como
jurídicas a preservar el medio ambiente y a realizar acciones encaminadas a
lograr dicha protección.
Los principales problemas ambientales que afectan la provincia de Granma
son: la contaminación ambiental (aguas terrestres y marino costeras), hay
pérdida de la biodiversidad, hay degradación de los suelos (erosión, salinidad y
mal drenaje), está presente la deforestación, el deterioro del saneamiento y las
condiciones ambientales en asentamientos humanos, la contaminación
atmosférica, y la carencia de agua, siendo contraproducente que en la sala de
los delitos económicos donde se conocen y resuelven estas acciones este
latente la inacción por parte de la Administración Pública y los órganos de
control con competencia y jurisdicción. La sola regulación y aplicación de
normas que repriman determinadas conductas que lesionen el bien jurídico
ambiental no resulta suficiente para la protección del mismo, por lo que es
imprescindible que todos formemos parte de este llamado que nos obliga a
proteger y a contribuir por ende en la protección y preservación del medio
natural que nos rodea y que a su vez forma parte fundamental de nuestras
vidas, contribuyendo así a que las generaciones futuras puedan disfrutar de lo
que hoy tenemos en nuestras manos.

La problemática en el incumplimiento de la política en materia de protección al


medio ambiente persiste, al no existir una cultura del impacto por los actores
principales dentro de la Administración Pública cubana en la macro, meso y
micro estructuras de la Administración Pública en relación con la dimensión
social del problema. Dentro del ordenamiento jurídico cubano no existe una
normativa especial sobre la responsabilidad ambiental. Persistiendo falta de
una adecuada cultura ambiental respecto al impacto, a pesar de que aún se
trabaja por los actores con competencia y jurisdicción en crear una conciencia
jurídica ambiental, aun a criterio de los autores no lograda, pues no hay
percepción del riesgo.

Anexos

• Constitución Política del Perú, 1993, pub. 30/12/93.

• Decreto legislativo 635, Código Penal, pub. 08/04/91.

• Decreto legislativo 757, ley marco para el crecimiento de la inversión privada,


pub. 13/11/91.

• Ley 27444, ley del procedimiento administrativo general, pub. 11/04/2001.

• Ley 28237, Código Procesal Constitucional, pub. 31/05/2004.

• Ley 28611, ley general del ambiente, pub. 15/10/2005.

• Decreto legislativo 768, Código Procesal Civil, pub. 04/03/1992.


• Decreto supremo 002-2009-MINAM, reglamento sobre transparencia, acceso
a la información pública ambiental y participación y consulta ciudadana en
asuntos ambientales, pub.18/01/2009.

• Decreto supremo 004-2009-MINAM, aprueban reglamento del numeral 149.1


del artículo 149 de la ley 2811, ley general del ambiente, pub. 17/03/2009.

• Resolución presidencia 043-2009-SERNANP, aprueban directiva para emisión


del informe de la autoridad ambiental ante infracción de la normativa ambiental
en áreas naturales protegidas, pub. 13/03/2009.

DATOS BIBLIOGRAFICOS

https://www.oefa.gob.pe/?wpfb_dl=6976

http://www.legislacionambientalspda.org.pe/index.php?
option=com_content&view=article&id=771&Itemid=3891

http://www.minam.gob.pe/wp-content/uploads/2013/10/Delitos-ambientales-
Ley.29263.pdf

https://www.google.com.pe/webhp?sourceid=chrome-
instant&ion=1&espv=2&ie=UTF-8#q=derecho+administrativo+ambiental+peru

• CARABALLO MAQUEIRA, DrC. Leonel. El pensamiento ambiental cubano.


Dirección Jurídica del CITMA. La Habana. Cuba. • CAFERRATA, Dr. Néstor. La
responsabilidad por daño ambiental. Investigador Universidad de El Salvador.
Instituto de Ecología. Facultad de ciencias jurídicas. Universidad El Salvador.

• ________. El principio precautorio. Facultad de ciencias jurídicas.

Universidad El Salvador. • COLECTIVO DE AUTORES. Temas de Derecho


Administrativo. Editora Félix Valera.2002. Universidad de La Habana.

• COLECTIVO DE AUTORES. Derecho Ambiental Cubano. Editorial Félix


Varela. 2002. La Habana. Cuba. • LINEAMIENTOS VI CONGRESO DEL PCC,
Editora Política. PCC. Cuba. 2012.

• CITMA-PNUMA: Principales legislaciones ambientales existentes en Cuba.


1995. • ESTRATEGIA AMBIENTAL NACIONAL: CITMA .Cuba. 2011-2015.

• ENGELS, Federico. Introducción a la dialéctica de la naturaleza. Obras


Escogidas en dos tomos. Tomo 2. Editorial Ciencias Sociales. 1979. Cuba.

• FERNÁNDEZ- RUBIO LEGRÁ, DrC. Ángel: Ley no. 81 en más de 150


preguntas y respuestas. Editora MINJUS. La Habana. Cuba. 1999.
• _________: Legislación: una herramienta. Editorial Academia. La Habana.
Cuba. 1999. Págs13-135. 19

• _________: La legislación ambiental contemporánea: logros y fracasos,


algunas reflexiones criticas. Editorial Academia. La Habana. Cuba

• FOURNIER DUARTE, MSc. Niurka. El daño ambiental a la luz de la justicia


económica cubana. ONBC. La Habana. Cuba

. • HERNÁNDEZ TORRES, Lic. Vivian: Acciones y propósitos de la actual


legislación cubana. CITMA. Noviembre 1995. HERNANDEZ POZO, Israel. El
derecho penal ambiental en Cuba. Publicado en Gestiopolis. Asesor jurídico
Agencia Medio Ambiente. CITMA. Cuba.

• MANUAL DE FORMACIÓN AMBIENTAL. Editora Lex Nova. España.

• MANUEL DE DERECHO AMBIENTAL CHILENO. Editora Jurídica de Chile.


2002. Universidad de Valparaíso.

• MEJÍAS RODRIGUEZ, MSc. Carlos. El ámbito procesal del derecho penal


económico en Cuba. Centro de investigación derecho penal económico. La
Habana. Cuba.

• MONCAYO, Hernán. Manual del Litigio Ambiental, 2002, Quito. Ecuador.

• GARCINI GUERRA, Héctor. Derecho Administrativo. Editora Pueblo y


Educación. 1978. La Habana. Cuba.

• GARCIA ENTERRIA. Derecho Administrativo. España.

• TOLEDANO CORDERO, DrC. Dagniselys. La responsabilidad civil por daños


ambientales. Universidad de La Habana.

• PEREZ FUENTES, Gisela. La responsabilidad civil por daños al medio


ambiente en el derecho comparado. Universidad de Tabasco. México.

• VIAMONTES GUILBEAUX, DrC. Eulalia. Compendio de Legislación


Ambiental. Tomo I. Editorial Félix Várela. Cuba. 1998.

• ___________. La responsabilidad administrativa ambiental. Universidad de


La Habana. Cuba.

• VELAZCO CABALLERO, Francisco. La protección al medio ambiente ante el


tribunal europeo de derechos humanos. España. Normas jurídicas consultadas:

Potrebbero piacerti anche