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ESCUELA: DERECHO
PROFESOR
ESTELA HUAMAN
TEMA:
“DELITOS AMBIENTALES“
2014019367
DEDICATORIA
A mí querida familia que son mi motor y motivo
DEDICATORIA…………………………………………………………...02
INDICE
INTRODUCCION
CAPITULO I
CAPITULO II
CAPITULO III
CAPITULO IV
CAPÍTULO V
CONCLUSIONES
ANEXOS
DATOS BIBLIOGRÁFICOS
INTRODUCCIÓN
La impunidad para los que cometen delitos contra el ambiente y los recursos
naturales llegó a su fin con la Ley 292633 que modifica el Título XIII del Código
Penal peruano, que sanciona con penas mucho más duras los delitos
ambientales. Un ejemplo de la aplicación de la modificatoria del Código Penal
han sido las multas a Pluspetrol en torno a las declaratorias de emergencia
ambiental en cuencas de Loreto, y la pena privativa de la libertad de 4 años
sentenciada a tres pescadores que usaron dinamita para extraer 200 kilos de
especies marinas en el ámbito de la Reserva Nacional Paracas, importante
reserva marino costera del país
Esto mismo es lo que sucederá con nuestro medio ambiente que nos rodea; en
nuestro ordenamiento se encuentra tipificado en el código Penal en el titulo XIII
al cual se le denomina Delitos Ambientales y se sanciona al parecer muy
levemente pues parece que a nuestros magistrados y al estado les interesa
más lo beneficio de los grandes empresarios, que el bienestar de la población
que va a resultar afectada con esta contaminación.
Teniendo presente dichos antecedentes históricos, podemos decir que son dos
los factores que han caracterizado la irrupción de la problemática ambiental en
el discurso de la sociedad presente:
a) por un parte, el deterioro objetivo, creciente e innegable del medio ambiente,
y su directa incidencia en el aumento de los riesgos y la disminución de la
calidad de vida de los ciudadanos, y
Es así como, la cada vez mayor conciencia que los países han adquirido sobre
el problema medio ambiental, los ha llevado a ir adoptando progresivamente
medidas que tiendan a la protección del medio ambiente, entre estas medidas
o herramientas se cuenta sin duda el Derecho Penal.
Y he aquí que este trabajo tiene como objetivo analizar si las medidas
sancionatorias, tanto de naturaleza administrativa como de carácter civil, han
tenido el efecto suficiente y esperado de proteger el medio ambiente o por el
contrario se hace necesario -dada la realidad del derecho comparado- la pronta
dictación de mecanismos directos de protección ambiental en sede netamente
penal; entiéndase, se intenta determinar si es o no necesario, dado el modelo
de desarrollo imperante, el establecimiento de un “delito ambiental” en la
Legislación Peruana
CAPITULO I
CONCEPTO DE AMBIENTE
Este espacio abarca entre los 10 km por debajo del nivel del mar y los 8 km por
encima del mismo; en él se integran la litosfera (suelo), la hidrosfera (agua) y la
atmósfera (aire). Es en este escenario donde el hombre ha construido una
tecnosfera o un ambiente edificado con industrias y centros urbanos. Las
formas de vida que conocemos sobre la Tierra que incluyen al hombre han
surgido, y en muchos casos se han mantenido y evolucionado, sobre estos
grandes soportes naturales. Pero estos soportes no son compartimentos
estancos, independientes uno del otro. Son, por el contrario, dinámicos y están
en permanente interacción: las lluvias y las sequías; los bosques y la
desertificación; la producción de gases por la industria y el efecto invernadero,
no son más que manifestaciones extremas de esta interacción.
Pero hay algo más. Los organismos vivos —bióticos— también se encuentran
en una estrecha relación con los ecosistemas. Así pues, los seres vivos y los
elementos no vivos vitalmente unidos a ellos —abióticos, como minerales,
petróleo, etc. — necesitan interactuar en un soporte natural que denominamos
ecosistema —bosque, lago, campo cultivado, ciudad, entre otros.
Después de una etapa inicial de despegue, entre 1960 y 1968, los debates
ambientalistas y las corrientes ecológicas internacionales, entraron en un
período de organización que se extendió hasta 1974 aproximadamente. En
este contexto y a partir de la década de los 80 se han hecho evidentes algunos
de los problemas ambientales que más preocupan a la humanidad, tales como:
el agotamiento de la capa de ozono, el efecto invernadero, la pérdida de la
diversidad biológica, la contaminación urbana, el tráfico transfronterizo de
desechos peligrosos, la contaminación de los mares, océanos y zonas costeras
y el deterioro ambiental asociado a las condiciones de subdesarrollo y pobreza
en que viven las tres cuartas partes de la población mundial. Existe
actualmente una gran problemática relativa al deterioro del medio ambiente y la
degradación a su vez de los recursos naturales, la cual es observada desde
diversos espacios investigativos en especial desde el punto de vista jurídico. Lo
cual está condicionado por la creciente e inminente búsqueda de soluciones a
dichos problemas a fin de poner coto al creciente comprometimiento de la vida
en el plantea. Es por ello que el Derecho Ambiental surge como una disciplina
jurídica creada por un conjunto de normas cuyo objeto es estudiar las
relaciones existentes entre el hombre y el Medio Ambiente que lo rodea.
Fundamentando dicha protección en establecimiento de categorías jurídicas
que contribuyen con la misma, siendo el caso de la responsabilidad derivada
de las conductas lesionadoras del medio ambiente. Producto del crecimiento
desmedido de las agresiones al entorno se nos presenta la necesidad de darle
un tratamiento más riguroso al mismo. Es por ello que resulta importante ver la
conveniencia de fundamentar científicamente la protección del medio ambiente
en el ámbito del Derecho Penal debido a las tendencias actuales en la lucha
contra la cada vez más creciente criminalidad ambiental, dado los términos e
importancia del bien jurídico que nos ocupa y las consecuencias que en el
orden de las presentes generaciones y la seguridad de las futuras, significa el
daño ambiental.
GENERALIDADES:
Los principios del Derecho Ambiental: Para la protección de los recursos que
conforman nuestro entorno el Derecho Ambiental se vale de determinados
principios que le servirán de orientación al momento de aplicar la normativa
ambiental. Dentro de estos principios podemos encontrar:
En primer lugar debemos distinguir el daño ambiental del daño que se origina a
otros bienes jurídicos a través del ambiente, por ejemplo la salud, la vida, o la
propiedad. Incluso derechos colectivos como la identidad cultural pueden ser
afectados como consecuencia del daño ambiental. Pero no son parte de él.
El daño ambiental lo sufre el ambiente o sus componentes, y representa por lo
tanto un “menoscabo material”. Sus efectos pueden incluir daños “no
materiales”, pero, nuevamente, ellos no forman parte de aquel.
Por último, el daño ambiental puede ser producto de una única conducta, o
bien, de un conjunto de comportamientos efectuadas en varios o muchos
puntos en el tiempo. De esta forma, podemos calificar al daño como de
continuado cuando es obra de un conjunto o sucesión de actos, de un mismo o
varios autores, en épocas diversas. Si los efectos del daño ambiental continúan
en el tiempo, estaríamos en presencia de un daño permanente.
Sería progresivo aquel que es fruto de una serie de actos sucesivos, de una
misma persona o de distintas, cuyo conjunto produce un daño mayor que la
suma de cada uno de los daños individualmente ocasionados; es lo que los
científicos denominan procesos de saturación.
III.1. Incertidumbre
De esta forma, se rompe con una de los elementos característicos del derecho
de daños, por el cual, éste debe ser siempre cierto y no puramente eventual o
hipotético, pues, tratándose del daño ambiental, es necesario únicamente la
probabilidad futura en grado de verosimilitud para determinar su existencia y
tomar las medidas necesarias con el fin de impedir sus efectos nocivos.
Por otro parte, el daño ambiental puede llegar a ser expansivo en el tanto su
hecho generador crea efectos de tipo negativo, y en ocasiones estos llegan a
convertirse en nuevas causas generadoras de otro tipo de daños,
ocasionándose por tanto, una cadena que a la postre, podría llegar a ser
interminable, afectando de esta forma una multiplicidad de recursos.
Los recursos naturales producen bienes y servicios que son disfrutados por la
sociedad, y el daño social se refiere a la pérdida del disfrute de esos bienes y
servicios una vez que el daño destruyó el recurso que los origina.
CAPITULO II
Iniciamos este artículo tratando el tema del medio ambiente que es un derecho
de todas las personas, y es nuestro deber protegerlo y cuidarlo; luego veremos
las vertientes de la responsabilidad civil, en donde encontramos la
responsabilidad administrativa, la responsabilidad penal ambiental y la
responsabilidad civil ambiental. Asimismo hablaremos del daño ambiental que
es el menoscabo material que sufre el ambiente o alguno de sus componentes.
Alpa Guido citado por Espinoza Espinoza (2011,760) sostiene que el ambiente
es un valor en conjunto, tiene un sustrato material, pero, considerado en sí
mismo, es un valor.
Asimismo, en el art. I del T.P. de la Ley General del Ambiente, señala que “Toda
persona tiene el derecho irrenunciable a vivir en un ambiente saludable,
equilibrado y adecuado para el pleno desarrollo de la vida, y el deber de
contribuir a una efectiva gestión ambiental y de proteger el ambiente, así como
sus componentes, asegurando particularmente la salud de las personas en
forma individual y colectiva, la conservación de la diversidad biológica, el
aprovechamiento sostenible de los recursos naturales y el desarrollo sostenible
del país”.
Una vez que se tuvo clara la distinción entre ambos daños –que no siempre es
fácil, pues integran el ambiente bienes privados y públicos– y luego de que en
la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y Desarrollo de 1992 más de
160 Estados suscribieran el principio de la responsabilidad (y otros agregan el
principio quien contamina, paga hubo un rápido proceso en América Latina en
que, incluso a nivel constitucional, se reconoció la "autonomía" del daño
ambiental puro consagrando la obligación de repararlo, junto a las demás
sanciones administrativas y penales que procedan y sin perjuicio de las
indemnizaciones que correspondan a los personalmente afectados.
Reconocida la autonomía del daño ambiental se da el primer paso para su
reparación a través del mecanismo de la responsabilidad civil extracontractual.
Por otra parte en segunda lugar se encuentra situada éste tipo de omisión
como variante más extensa y compleja de la misma. Al respecto ésta ha sido
una de las piedras en el zapato dentro de la concepción doctrinaria, por su
difícil interpretación y apreciación dentro de los ámbitos penales. Pudiéndose
entender ésta figura como una forma mixta de la acción, en tanto, que está
integrada por una omisión y una acción, (in lato sensu), por lo tanto ésta figura
se acoge a los delitos calificados por el resultado, de lo cual el desenlace típico
ha de implicar la violación de una norma de prohibición, ya sea esta no matar
(art. 106), no robar (art. 188) entre otras. Que para poder encontrarse en el
ámbito de la tipicidad es menester poder identificar los dos momentos
equiparándolas a través de la comisión y la omisión dentro de un juicio de
subsunción adecuado, la misma que ha de concretarse entre el contraste de la
premisa mayor, las normas (entre la omisión y la comisión), y la premisa menor,
que han de enmarcarse dentro del resultado producido a través de los haceres
omisivos y comisivos.
Muchos autores han sostenido que dentro del catalogo de delitos, parte
especial del Código Penal, deben de considerarse a los delitos de omisión, en
tanto que, la omisión impropia, por su carácter mixto, debe de situarse dentro
del ámbito de la acción, por lo que resultaría innecesario subsumir este aspecto
dentro de la teoría de la omisión; teoría que por supuesto no fue del todo
aceptada por la doctrina, puesto que, dentro de éste tipo de ilícitos se
encuentra en un primer momento de los hechos, la omisión. El código penal
además, de configurar el hacer y el resultado, aporta a ésta figura, la posición
de garante.
Cuando dichos actos no surten los efectos queridos y esperados por las partes
nos encontramos ante la figura de la ineficacia, la misma que consiste, según lo
dicho, en la ausencia total o parcial de los efectos buscados por las partes al
manifestar su voluntad.
La nulidad es considerada por la doctrina mayoritaria como uno de los tantos
supuestos de ineficacia de los actos jurídicos.
Tal ineficacia puede deberse, entre sus tantos supuestos, a un defecto severo
en la conformación o celebración del acto jurídico. Por ello, a este tipo de
ineficacia se la suele denominar estructural, la misma que coincide con la
institución de la invalidez de los negocios jurídicos, según nuestro derecho.
El art. 220 establece las características de la nulidad absoluta esto es del acto
jurídico nulo: a) El acto nulo lo es de pleno derecho; b) La nulidad puede ser
alegada por cualquiera que tenga interés o por el Ministerio Público; c) Puede
ser declarada de oficio por el órgano jurisdiccional; y d) No puede subsanarse
mediante la confirmación.
Según Aníbal Torres la nulidad absoluta se produce Ipso Iure, es decir sin
necesidad de impugnación previa y por eso el acto jurídico nulo lo es de pleno
derecho, esto significa que no necesita de una sentencia que así lo declare
porque se trata de un acto jurídicamente inexistente, del que existe sólo un
hecho con la apariencia del acto, que es lo que hace necesario recurrir al
órgano jurisdiccional, para que desaparezca la apariencia del acto. Afirma
Vidal Ramírez que el acto jurídico nulo no tiene fuerza vinculante ni despliega
eficacia alguna.
Según Romero Montes el derecho a accionar tiene que ver con los celebrantes
o partes y los terceros. Vidal Ramírez sostiene que tratándose de las partes,
no cabe hacer distingo alguno, ni por las causas de la nulidad ni por ninguna
razón, pues el acto es nulo Ipso Iure y la sentencia que se dicte es meramente
declarativa.
Romero Montes sostiene que en cuanto a los terceros si bien éstos no han
tenido participación en la celebración del acto jurídico como parte de ellos, pero
pueden verse perjudicados por sus efectos ya sea en virtud de haber
contribuido a su ejecución y que de alguna manera puedan ser lesionados
económicamente o moralmente, aunque el negocio les sea totalmente ajeno.
La Constitución Política del Perú en el numeral 1) del art. 159, dispone que
corresponde al Ministerio público promover de oficio o a petición de parte, la
acción judicial en defensa de la legalidad y de los intereses públicos tutelados
por el derecho.
De manera, que el Ministerio Público está facultado para indagar y reunir las
pruebas del caso para iniciar la acción de nulidad absoluta, de esta manera el
Ministerio Público se convierte en un intermediario necesario para solicitar la
tutela frente a un acto jurídico de nulidad absoluta, ya sea en forma preventiva
para impedir que los efectos se consuman o Post Factum si el acto ya se
cumplió.
El art. 220 del Código Civil dispone que la nulidad absoluta pueda ser
declarada de oficio cuando resulte manifiesta. El interés basado en el orden
público justifica una intervención de oficio del juez competente esto quiere decir
que si el magistrado que conoce de una controversia y constata la existencia
de una causal de nulidad absoluta puede aunque las partes no la invoquen,
declarar la misma sobre el acto jurídico vinculado a la controversia, sin otro
requisito que la nulidad sea manifiesta.
La posesión es el poder de hecho ejercido sobre una cosa mediante actos que
denotan la intención de tener sobre ella el derecho de propiedad u otro derecho
real. Una persona posee por sí misma o por medio de otra que tiene la detenta-
ción de la cosa (Art. 87 del Código Civil).
Por medio del instituto del interdicto como señalan varios estudiosos del
Derecho, se evita la violencia y la realización de la justicia en forma privada; es
decir, los interdictos, fundamentalmente, persiguen o tienen por fin evitar que
los conflictos se diriman por mano propia, regulando a tal fin un procedimiento
rápido que protege tanto al poseedor como al detentador cuando los mismos
tienen legalmente la posesión de la cosa; por eso, se trata de un procedimiento
urgente, rápido y ágil.
Las acciones posesorias tienen por objeto obtener la restitución o manutención
de la cosa; por lo tanto, es ajena a ellas toda otra acción, tal como podría ser la
de daños y perjuicios derivados de la perturbación (turbación) o desposesión.
«Toda persona tiene el derecho a una acción rápida, sencilla y efectiva, ante
las entidades administrativas y jurisdiccionales, en defensa del ambiente y de
sus componentes, velando por la debida protección de la salud de las personas
en forma individual y colectiva, la conservación de la diversidad biológica, el
aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, así como la
conservación del patrimonio cultural vinculado a aquellos.
Este proceso permite que el ciudadano cuente con una herramienta rápida y
segura para exigir a las autoridades el cumplimiento cabal de las normas de
conservación del ambiente que son de su competencia.
En este sentido, toda persona puede utilizar este proceso para acceder a
información que obre en poder de una entidad pública, ya se trate de la que
esta genera, produce, procesa o posea, incluida la que se encuentra en
expedientes terminados o en trámite, en estudios, dictámenes, opiniones, datos
estadísticos, informes técnicos o cualquier otro documento en cualquier forma
de expresión, ya sea gráfica, sonora, visual, electromagnética o en otro tipo de
soporte material.
CAPITULO III
La impunidad para los que cometen delitos contra el ambiente y los recursos
naturales llegó a su fin con la Ley 292633 que modifica el Título XIII del Código
Penal peruano, que sanciona con penas mucho más duras los delitos
ambientales. Un ejemplo de la aplicación de la modificatoria del Código Penal
han sido las multas a Pluspetrol en torno a las declaratorias de emergencia
ambiental en cuencas de Loreto, y la pena privativa de la libertad de 4 años
sentenciada a tres pescadores que usaron dinamita para extraer 200 kilos de
especies marinas en el ámbito de la Reserva Nacional Paracas, importante
reserva marino costera del país.
Ante todo quisiera acotar que no es intención nuestra, crear una solución
mágica y definitiva que dé un término feliz a dicha problemática, que solo podrá
acabar si se le da una respuesta con carácter multidisciplinario y de conjunto
que permita erradicar la misma.
Entre las medidas sobre las que haremos referencia, centraremos nuestra
atención en aquellas conocidas como preventivas o precautorias, las cuales se
han constituido en un instrumento muy aprovechado por las autoridades
ambientales para cumplir eficazmente con el mandato superior de protección al
ambiente, al evitar de manera práctica atentados contra los recursos naturales,
fiscalizar los comportamientos de los administrados e imponer medidas
restrictivas de derechos individuales.
Como quiera que el artículo IV del título preliminar de la LGA no hace distinción
respecto de la naturaleza de los procesos al otorgar legitimidad a cualquier
persona para que denuncie o demande en defensa del ambiente, no hay razón
para desconocer este principio en el ámbito de la legislación penal.
El 21 de junio de 1996 se aprobó la ley 26631, que dicta las normas para la
formalización de la denuncia por los delitos tipificados en el Título XIII «Delitos
contra la Ecología» del Código Penal, donde se establece que se requería una
opinión fundamentada por escrito sobre si se había infringido la legislación
ambiental. En concreto, esta ley establecía lo siguiente:
a. La exigencia de una opinión fundamentada previa y por escrito de la
autoridad sectorial competente antes de formalizar la denuncia penal.
Con la aprobación de la ley general del ambiente se derogó la ley 26631, sin
embargo lo establecido por esta ley fue íntegramente incorporado en el artículo
149 de la ley general del ambiente (LGA). Posteriormente, la ley 29263
modificó diversos artículos de la LGA, entre ellos el artículo 149. Meses
después se aprobó el decreto supremo 004-2009-MINAM, que reglamenta el
artículo 149 de la ley general del ambiente.
En primer lugar, un autor alemán sostuvo que entre los delitos y las faltas existe
una distinción cualitativa, esencial, antológica, de naturaleza, que radica en que
los delitos que viola u ofenden derechos subjetivos, en tanto que las faltas
violan el derecho objetivo, sin ofender concretamente derecho subjetivo alguno.
Este criterio de distinción fracasa si se toma en cuenta que el acto que viola
derechos subjetivos, viola automáticamente el derecho objetivo que otorga a
una persona determinados derechos subjetivos.
CAPITULO IV
El Perú es una de las diez naciones mega diversas del planeta. Ocupa el
segundo lugar en diversidad de aves. Además, es el primer país con más
peces continentales y mariposas diurnas; y el tercero en anfibios y mamíferos,
según el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado
(Sernanp).
Sujeto activo
Puede ser sujeto activo de una falta tanto una persona natural como una
persona jurídica.
Sujeto pasivo
Características
2. La multa es una pena sumamente divisible, flexible cual ninguna otra: puede
adaptarse perfectamente a las condiciones de fortuna del condenado,
aumentando o disminuyendo su importe proporcionalmente a su patrimonio.
Para conseguirlo no sería preciso que el Juez se entregara a una investigación
de las fortunas de los acusados: bastaría tomar como punto de partida el
impuesto pagado sobre la renta.
CONCLUSIONES
Anexos
DATOS BIBLIOGRAFICOS
https://www.oefa.gob.pe/?wpfb_dl=6976
http://www.legislacionambientalspda.org.pe/index.php?
option=com_content&view=article&id=771&Itemid=3891
http://www.minam.gob.pe/wp-content/uploads/2013/10/Delitos-ambientales-
Ley.29263.pdf
https://www.google.com.pe/webhp?sourceid=chrome-
instant&ion=1&espv=2&ie=UTF-8#q=derecho+administrativo+ambiental+peru