Sei sulla pagina 1di 4

Perfil de tres monarcas

-Gene Edwards

Me encantó este libro, muy corto, sencillo y con un gran mensaje. Perfil de tres
monarcas relata la historia de David en tres áreas específicas de su vida que fueron
clave.

Comienza contándonos sobre la manera en la que David se relacionaba con Dios


mientras pastoreaba sus ovejas, con un arpa y una honda, lanzando y alabando,
tirando y componiendo, quizá él no lo había notado, pero esto era lo que haría el
resto de su vida en los momentos más importantes, luchar contra el enemigo y
alabar al Señor. Me encanta el momento en el que corre hacia el llamado de
Samuel, sin saber que quien llamaba era Jehová, su destino estaba en la puerta
esperando por ser recibido.

El primer momento clave comienza con Saúl, aquel rey loco que se encargó de
destrozarle la vida a David y que, sin saberlo, en su afán por matarlo, estaba siendo
usado por el Señor para matar al viejo hombre dentro de David, que increíble es
Dios, el tener un amor tan grande como para ver en nosotros más allá de lo que
otros ven y aún mejor, ver en lo que nos puede convertir y hacerlo. Todos tenemos
un rey loco en nuestra vidas y sobretodo, todos somos ese rey loco en la vida de
alguien más. ¿Pero cómo matarlo? ¿cómo nos deshacemos de ese nicho de locura
y maldad dentro de nuestros corazones? Hay una sola manera y es larga y
dolorosa, ser quebrantados por Dios.

El momento más fuerte en la prueba de David comienza con la primera lanza que
le es lanzada y que sabiamente, esquivó.

“Descubrió tres principios que impidieron que lo hirieran las lanzas.

Uno: No aprender nada acerca del arte elegante –y de fácil dominio—de la


lanza. Dos: Apartarse de la compañía de todos los lanceros. Y tres: Mantener la
boca herméticamente cerrada.

De esta manera, uno nunca será tocado por las lanzas, aun cuando le
atraviesen el corazón.”

El segundo momento clave llega en el momento en que David huye tan lejos de
Saúl como pueda, aquel rey había comprendido, en medio de su locura, lo que
Dios había puesto en el corazón de su sucesor y por supuesto, temió, temió tanto
que comenzó una carrera continua para matar a David, pobre pastorcito, solo, sin
comida, dentro de cuevas frías y húmedas, pero había algo que el futuro rey sabía,
incluso sin gente a su alrededor, no había sido abandonado y entonces fue ahí
donde entonó los mejores salmos que hasta ahora existen ¡que corazón tan puro!
Con razón el Señor le amó tanto.

Es entonces cuando aparecen los famosos “valientes de David” aquellos enormes


hombres repudiados por la sociedad encontraron refugio al lado del hombre con
el corazón conforme a Dios, seguro que no imaginaban que hablaríamos de ellos
tantos años después. Es con estos hombres donde aquel pequeño pastor da una
increíble muestra de amor por su Padre cuando después de la batalla y en medio
de los reclamos de Joab, David reconoce a Saúl como el rey elegido por Dios y en
su memoria lo guarda como aquel hombre grande ante los ojos de Dios. La
siguiente parte es tan buena que la citaré.

“—¡Pero ahora sí está loco! Y ya Dios no está con él. Y es más, David, ¡él
todavía te matará!

Esta vez fue la respuesta de David la que ardió con pasión.

--Es mejor que me mate y no que yo aprenda sus métodos. Es mejor que me
mate y no que yo llegue a ser como él. No practicaré los métodos que causan la
locura de los reyes. No arrojaré lanzas, ni permitiré que medre el odio en mi corazón.
No me vengaré. ¡Ni ahora ni nunca!

Podría preguntar cómo conseguir un corazón así, pero di la respuesta desde el


inicio.

¿Pero quién fue antes ese rey loco a quien David tanto respetaba? Déjeme
contarle un poco, Saúl fue un hombre como ningún otro en la historia, elegido por
Dios, ungido como rey, proveniente de un linaje que incluía a algunos de los
mejores hombres en la historia de Israel. Saúl fue un hombre capaz de unificar reinos
y traer paz, poseía el Espíritu Santo y por medio de su poder hizo cosas que muchos
soñamos con hacer, entonces, si era tan increíble ¿Qué arrastró hacia la locura a
este hombre de Dios? “A Saúl también lo consumía la envidia, y fue capaz de
asesinar y estuvo dispuesto a vivir en las tinieblas espirituales” que impactante caída
para un hombre tan ejemplar.

Pero esto nos deja una gran enseñanza, hay muchos hombres que anhelan el
poder de Dios, que oran fervientemente por recibirlo y que tienen la capacidad de
hacer grandes cosas con el Espíritu de su lado, pero en su corazón hay algo más,
egoísmo, ambición, y el deseo de parecer “gigantes espirituales” frente a otros.

¿Y qué hace Dios ante estas peticiones? Las responde y hay una razón muy
poderosa en esta decisión, crear Saules para la vida de cada David.

“¿Qué necesita este mundo? ¿Hombres talentosos, exteriormente


capacitados u hombres de quebrantado corazón, interiormente transformados?

No olvide que algunos de los hombres a quienes se les ha dado el verdadero


poder de Dios han reunido ejércitos, han derrotado al enemigo, han predicado y
profetizado con autoridad y elocuencia sin par…
Y han arrojado lanzas,
Y han odiado a otros hombres,
Y han atacado al prójimo,
Y han conspirado para asesinar,
Y han profetizado desnudos,
Y hasta han consultado a las brujas.”

Llegamos al tercer punto clave en la vida del ungido de Dios. Saúl ya había muerto,
David tenía la misma edad que Saúl cuando terminó su reinado y Absalón, nuestro
nuevo personaje, tenía la misma edad que David cuando el rey loco intentó
matarlo. ¿Iba David a tratar a Absalón de la misma manera que Saúl lo había
tratado a él? Averigüémoslo.

Absalón era un joven inteligente, guapo y parecía tener un corazón noble y


ferviente, pero la realidad era otra, Absalón era un Saúl en crecimiento, pero
David… David siempre fue David.

En esta parte vemos al ferviente Abisai, tan leal a su amado rey, intenta persuadirlo
para actuar contra Absalón y es aquí cuando una vez más nuestro pastorcito que
ya era un anciano, nos muestra su impresionante integridad

“—Piensa en eso, Abisai. Una vez Dios libró a un pastorcito indefenso de un


rey loco y poderoso. Él puede todavía librar a un rey anciano de un joven rebelde
y ambicioso.

--Desestimas a tu adversario – replicó Abisai.

--Tú desestimas a mi Dios – respondió David serenamente.”

David no sólo no desestimo a Dios, tampoco desechó la posibilidad de ya no ser


digno de ser el ungido de Dios. Ante esta idea, el ungido de Dios comienza a temer
su destino cayendo en un torbellino de miedo, pero, ¿cómo atacar a su propio
hijo? ¿cómo oponerte ante la posibilidad de que sea la voluntad de Dios? Esto no
era posible y este amado rey lo sabía muy bien.

No puedo imaginar el dolor que experimentó este hombre tan ejemplar, que en
medio de una nueva tempestad decidió hacer lo mismo que había hecho tantos
años antes, callar y esperar sumisamente por la voluntad de Dios.

Siento la impetuosa necesidad de citar todo el capítulo final, pero sólo citaré una
parte.

“Luego apretando el puño, pero con tono irónico en la voz, añadió


enfáticamente.
--Pero hoy daré a las circunstancias amplio margen para que se exprese este
inexpresivo Dios nuestro. ¡No conozco otro modo de provocar tan extraordinario
suceso a excepción de no hacer nada! El trono no es mío. Ni para poseerlo, ni para
ocuparlo, ni para protegerlo ni para conservarlo. Abandonaré la ciudad. El trono
es del Señor. O seré un estorbo para Dios. Ningún obstáculo, ninguna acción de
parte mía hay entre Dios y su voluntad. No tiene nada que le impida hacer su
voluntad. Sino voy a seguir siendo el rey, nuestro Dios no encontrará dificultades en
hacer que Absalón sea rey de Israel. Ahora es posible. ¡Hágase la voluntad de Dios!

El verdadero rey se volvió y silenciosamente abandonó la sala del trono, la


ciudad. Caminó y caminó… hasta internarse en la intimidad propia de los hombres
de corazón puro.”

Potrebbero piacerti anche