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“Año del dialogo y la reconciliación Nacional”

Alumno: E3 PNP Guevara Neira Segundo Francisco

Catedrático: Dr. DANIEL MARTINEZ CHERRE

Curso: CODIGO MILITAR POLICIAL

Tema: HISTORIA DEL CODIGO MILITAR POLICIAL

Sección: “F”

Promoción: “HONESTIDAD”

PIURA- PERÚ

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INDICE

HISTORIA DEL CODIGO MILITAR POLICIAL ..................................................................................... 5


EVOLUCIÓN DEL DERECHO PENAL MILITAR PERUANO ................................................... 8
LA JUSTICIA MILITAR SEGÚN LA CONSTITUCIÓN DE 1979 Y CONSTITUCIÓN DE
1993 .................................................................................................................................................. 11
DERECHO PENAL MILITAR POLICIAL ..................................................................................... 14
LA JUSTICIA MILITAR .................................................................................................................. 14
CONCLUSIONES: .......................................................................................................................... 15
BIBLIOGAFIA: ................................................................................................................................. 16

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DEDICATORIA

Este trabajo se lo dedico a Dios sobre todo, por mi Familia, por


brindarme su apoyo incondicional en esta faceta de mi vida en la cual
estoy consagrando el logro de servir a mi Perú

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INTRODUCCIÓN
El actual proceso de transición política que se viene verificando en el Perú, nos
plantea una serie de retos vinculados a nuestro futuro democrático. Tras la
profunda crisis política, institucional y moral a la que nos condujo el régimen
autoritario y la corrupción gubernamental que caracterizó al fujimorismo, no sólo
requerimos reconstruir y consolidar muchas de nuestras instituciones, sino que
además, resulta impostergable introducir cambios sustantivos en muchas de ellas.
Sobre todo para adecuarlas a las exigencias derivadas de nuestro modelo de
Estado constitucional y democrático, así como para prevenirlas de futuros intentos
de manipulación política y corrupción. Una de estas instituciones urgidas por
cambios importantes es sin duda alguna la justicia militar, toda vez que su
organización y funcionamiento adolece de serios cuestionamientos
constitucionales. Su casi inexistente integración al Poder Judicial, la designación
de sus miembros por el Poder Ejecutivo, la integración mayoritaria de tribunales
militares por oficiales de armas legos en derecho, así como la vocación expansiva
de su ámbito competencial, entre otros, son los principales temas de
cuestionamiento constitucional que se plantean contra la actual configuración y
funcionamiento de la justicia militar. De otro lado, en el marco de la lucha contra la
subversión, la justicia militar fue utilizada en muchas ocasiones como un
mecanismo para favorecer la impunidad de graves violaciones a los derechos
humanos, cometidos por miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.
También fue ella misma una fuente de violaciones de tales derechos, dada la
indebida ampliación de su ámbito de competencia al juzgamiento de civiles por el
delito de terrorismo y delitos propios de la criminalidad organizada violenta.
Adicionalmente, durante el periodo fujimorista también fue utilizada como un
mecanismo de sanción contra militares que denunciaron actos de corrupción y
violaciones de derechos humanos por parte de miembros de las Fuerzas Armadas

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HISTORIA DEL CODIGO MILITAR POLICIAL

La JUSTICIA MILITAR, hoy conocida como FUERO MILITAR POLICIAL tiene sus
antecedentes en la normatividad de privilegio establecida -entre otras monarquías-
por los Reyes de España y trasplantada al Virreynato del Perú.

Al respecto, la Ley I, dictada por Don Felipe, en Buen Retiro, el 23 de abril de


1714, resolvió sobre el abuso existente en el fuero militar para la jurisdicción
ordinaria, por tanto se consideró que sólo gozan del Fuero los militares que
actualmente sirven y sirvieren en las tropas regladas, o empleos que subsistan
con ejercicio actual en guerra, y que como tales los militares gozaren sueldo por
las Tesorerías de Guerra, así como todos los Oficiales militares de cualquier
grado, que sirvieren en la Marina y Armadas de mar y los militares que se
hubieren retirado del servicio, y tuvieren despachos para gozar del fuero”.

El mismo monarca español dictó la Ley II, el 25 de mayo de 1716, en Aranjuez,


para resolver respecto del Fuero en las causas criminales.

La Ley III, de fecha 29 de noviembre de 1716, en Madrid, fue dictada para resolver
el conocimiento preventivo de la justicia ordinaria contra militares delincuentes.

La Ley IV, de 26 de marzo de 1718, en Madrid, fue promulgada exclusivamente


para Militares defraudadores de rentas, no siendo válido su fuero; y otras leyes
que excluyen del fuero privativo a los militares que perpetren otros hechos.

Respecto a los delitos militares, expresaba que sí en el derecho común se atiende


al orden moral y material de las sociedades, la legislación militar debe regirse por
la necesidad de la conservación de la obediencia y la disciplina en todo tiempo y

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por la seguridad del ejército en campaña. Así se implantó que el abandono de una
guardia, la deserción, el espionaje y la sedición de tropas constituyen delitos que
se necesita reprimir severamente.

Resaltándose qué el soldado que incurre en un robo, homicidio estará faltando a


las leyes de la Justicia Común, entonces deberá ser castigado por las leyes
generales, a menos que aquellos delitos se perpetraren estando el ejército en
campaña o al frente del enemigo en cuyo caso todas las consideraciones han de
subordinarse a la necesidad de fortalecer por todos los medios el mando.

Bajo estos mínimos precedentes que determinaban la diferenciación del FUERO


MILITAR y FUERO COMÚN surge la Constitución Política de la Monarquía
Española la cual fue aprobada en Cádiz, el18 de marzo de 1812 con participación
de los diputados peruanos Dionisio Inca Yupanqui, Antonio Zuazo, José Lorenzo
Bermúdez, Pedro García Coronel, Vicente Morales Duárez, Blas Ostolaza,
Francisco Salazar y José Antonio Navarrete; la mencionada Constitución contenía
disposiciones ilustrativas pertinentes al caso materia de conocimiento del Tribunal
Constitucional.

Así tenemos, el Artículo 250º de la extinta Constitución dispuso que:“Los militares


gozarán también de fuero particular, en los términos que previene la ordenanza o
en adelante previniere”.

Sin embargo, en la época de la Independencia, mediante el Decreto del 8 de


Setiembre de 1820 se ordenó que: "1º En todos los puntos que ocupe el ejército
libertador del Perú o estén bajo su inmediata protección, han fenecido de hecho
las autoridades puestas por el gobierno español".

El 28 de octubre de 1822 la Junta Gubernativa promulgó la Ley de Creación del


Tribunal de Seguridad Pública, integrado por un Magistrado Judicial, un Militar y
un Letrado, para el juzgamiento de los delitos de sedición, traición e infidencia.

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En las Bases de la Constitución de la República Peruana, de 17 de diciembre de
1822, entre otros preceptos, se incluyeron los de: Igualdad ante la ley, ya premie,
ya castigue.

La grave situación económica del país sin embargo, impidió que durante el
gobierno de Cáceres este proyecto se concretizara. Empero durante su breve
segundo gobierno intentó reactivar este anhelo, pero circunstancias políticas se lo
impidieron.

Su sucesor, NICOLÁS DE PIÉROLA hizo suyo este proyecto. El inicio del nuevo
siglo XX exigía cambios acordes con los nuevos tiempos que se vivían. Piérola
planteó la necesidad de reorganizar completa y definitivamente el Ejército.

Para comenzar tan importante tarea era necesario contar con Asesores Militares
que orientaran a nuestro gobierno en tan difícil tarea y conforme a los adelantos
del arte de la guerra. Fiel a la tradición militar, se decidió contratar en Francia
una Misión Militar, que llegó al Perú en 1896 al mando del Coronel Pablo Clement
con el propósito de reestructurar y tecnificar al Ejército; en 1897 ordenó la
construcción de los locales de la Escuela Militar y Naval destinados a la

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instrucción de la gente de guerra; y en 1898 inauguró la Escuela Militar de
aplicación, que fue dividida en cuatro secciones: Infantería, Caballería, Ingenieros
y Administración.

En ese contexto, y tras recibir del Coronel Clement un “Informe sobre la legislación
militar, administración del ejército y reglamentos militares”, Piérola observó la
necesidad de contar con un marco jurídico que definiera la participación
organizada de los ciudadanos en las Fuerzas Armadas y cautelara la disciplina en
el interior de la milicia, porque lo gestionó una Ley sobre Servicio Militar
Obligatorio siendo promulgada el Código de Justicia Militar.

Esta norma situó orgánicamente a la justicia castrense en el ámbito del Poder


Ejecutivo, configuró al Ministerio Público como un órgano de la Justicia Militar,
optó por una justicia integrada por militares en actividad, legos en derecho y
sujetos al poder de mando.

EVOLUCIÓN DEL DERECHO PENAL MILITAR PERUANO

Si bien los referentes de derecho comparado del Código de 1898, esto es,
el Código Penal Militar Francés modificado el 31 de agosto de 1878 y el Código
Español de Justicia Militar de 1890, fueron ampliamente superados en sus
respectivos países y sustituidos por regulaciones no sólo distintas, sino que
además rechazaron los principios que los inspiraron, en el Perú el modelo de
justicia castrense diseñado por el Código de Justicia Militar de 1898 subsistieron
hasta el extinto Código de Justicia Militar de 1980.

Ello a pesar de que en el ámbito del derecho penal ordinario,


ya desde el Código de 1924 se abandonó en el Perú el modelo
hispano del Primer Código Penal de 1863.

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Con el primer golpe institucional de la Fuerza Armada (1962-1963), y con fecha 25
de julio de 1963, en el régimen de Nicolás Lindley López, se dicta el Decreto Ley
Nº 14612 que norma por primera vez la Ley Orgánica de la Justicia Militar. Este
hecho es importante ya que hasta esa fecha dicha norma estaba subsumida en los
diferentes Códigos de Justicia Militar.
Esta situación es explicada en la parte considerativa del texto, cuando se
establece: “Es necesario separar del Código de Justicia Militar las normas sobre
organización y atribuciones de la justicia militar que contiene el Libro Primero del
Código vigente, -se refiere al Código de 1950- formando con ellas una ley
independiente con el nombre de Ley Orgánica de la Justicia Militar”.
Desde fines del siglo XIX hasta la actualidad, el Perú ha tenido seis Códigos de
Justicia Militar. El Código de Justicia Militar de 1963 que se regía conjuntamente
con la Ley Orgánica, según Decreto Ley Nº 14612, duró hasta los tramos finales
del gobierno de Morales Bermúdez (1980).
El 19 de julio de 1980, a pocos días de la transferencia del gobierno militar a la
civilidad se da el Decreto Ley Nº 23201, Ley Orgánica de la Justicia Militar; y el 24
del mismo mes, el Decreto Ley 23214, Código de Justicia Militar.
Estas normas fueron derogadas por el Decreto Legislativo Nº 961, Nuevo Código
de Justicia Militar Policial, y Ley Nº 28665, Ley de Organización, funciones y
competencia de la jurisdicción especializada en materia penal militar
policial, ambas normas para la administración de la jurisdicción militar
policial fueron declarados inconstitucionales; el primero, mediante la Sentencia del
Tribunal Constitucional Expediente Nº 012-2006-PI/TC de fecha 15 de diciembre
del 2006 que declaró la inconstitucionalidad de algunos de sus artículos por no
corresponder a los bienes jurídicos militares y policiales, mientras que el segundo
mereció dos Sentencias de Inconstitucionalidad, tales como delExpediente Nº 004-
2006-PI/TC del 29 de marzo 2006 y Expediente Nº 006-2006-PI/TC del 13 de junio
del 2006.
En razón de las circunstancias anteriores, se promulga la Ley Nº 28934 en el cual
en el Artículo primero regulaba la vigencia temporal de la Justicia Militar Policial
“hasta la aprobación de la Ley que subsane los vacíos normativos que se

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generaran, al quedar sin efecto los artículos declarados inconstitucionales de la
Ley Nº 28665, o de la dación de una nueva Ley que regule la Justicia Militar”.
Seguidamente, el 11 de Enero del 2008, se publica en el Diario Oficial El Peruano
la Ley Nº 29182, Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial, en
reemplazo de la Ley de Organización, Funciones y Competencia de la Jurisdicción
Especializada en materia Penal Militar Policial (Ley Nº 28665).

Es decir, este precepto normativo reguló la organización de la Justicia Militar


Peruana de conformidad con las normas establecidas en la Ley Nº 29812 y las
normas aplicables sustantiva y procesalmente con las contenidas en el Código de
Justicia Militar Policial –Decreto Legislativo Nº 961- y Código de Justicia Militar -
Decreto Ley Nº 23201- respectivamente.

La Ley Nº 29812, Ley de Organización y Funciones del Fuero Militar Policial


estuvo sujeta a una demanda de inconstitucionalidad, por ser incompatible con los
Artículos 1, 2, 8 y 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos (CADH),
debido a la falta de independencia e imparcialidad de los jueces y fiscales;
además de carecer de facultades otorgadas al fuero castrense para nombrar a los
jueces y fiscales, pues de acuerdo con la Constitución, es el Consejo Nacional de
la Magistratura el único órgano de esta función; además de cuestionarse la
creación de una fiscalía ad hoc separada del Ministerio Público, toda vez que
según nuestra Constitución, este último es el único titular de la acción penal;
asimismo, se invocó sobre los oficiales en actividad que desempeñan labores
jurisdiccionales por resultar un riesgo jurídico a los principios de independencia e
imparcialidad.

Finalmente, para zanjar las divergencias sostenidas, el Tribunal Constitucional,


mediante Sentencia en el Expediente Nº 00001-2009-PI/TC publicado en el diario
oficial El Peruano, el 25 de diciembre 2009 declaró Fundada en el extremo del
último párrafo del artículo 4º de la referida ley; en el sentido que los conflictos de

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competencia surgidos entre el Poder Judicial y el Fuero Militar Policial no le
corresponde su conocimiento.

LA JUSTICIA MILITAR SEGÚN LA CONSTITUCIÓN DE 1979


Y CONSTITUCIÓN DE 1993

La Constitución de 1979 delimitaba el ámbito de acción de la justicia militar con


mayor precisión y señaló algunas excepciones aplicables al juzgamiento de
civiles.

En ese sentido, en su artículo 282º dispuso: “Los miembros de la Fuerzas


Armadas y Fuerzas Policiales en los casos de delitos de función, están sometidos
al fuero respectivo y al Código de Justicia Militar, cuyas disposiciones no son
aplicables a los civiles, salvo lo dispuesto en el artículo 235º. Quienes infringen las
normas del Servicio Militar Obligatorio están sometidos al Código de Justicia
Militar”.

Es determinante que cuando se elabora la Constitución de 1979, la mayoría de los


Constituyentes aceptaron que el fuero militar solo debía ser competente para
juzgar a militares y policías, y sólo se procesaría a civiles cuando existía
acusación de traición a la patria en caso de guerra exterior (Artículo 235 ),
y cuando se infringía la obligación de prestar el Servicio Militar Obligatorio(Artículo
282); empero, lo que no precisó es sí a los militares que se juzgarían serían en
actividad o retiro, lo que supuso en la legislación y así quedo tácitamente
establecido que se juzgaría a todos los militares sin excepción; hecho que generó
una serie de demandas de inconstitucionalidad además de recurrirse ante la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, organismo internacional que
hizo los distingos y limitaciones de los delitos de función imputables únicamente a
militares y policías en actividad.
Con la asunción de mando del gobierno de Fernando Belaúnde en 1980 entra en
vigencia la Constitución de 1979, en ese contexto y con una inédita manifestación

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de violencia política que haya tenido el Perú, sin parangón en el mundo, habría de
surgir el terrorismo como instrumento metodológico en los grupos armados de
Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario de Tupac Amaru.
El accionar de estos grupos prácticamente encontró desactivado el aparato de
inteligencia estatal. A todo este desorden jurídico político y social, se sumó un
Poder Judicial sin experiencia para afrontar su responsabilidad institucional. Es así
y bajo esta circunstancia que el Poder Judicial, empezó intermitentemente a ser
calificado por diversos sectores, como un organismo lento, inseguro e
incompetente para procesar y sancionar a los subversivos que habían sembrado
un clima de zozobra y desesperación en todo el territorio nacional.
Muchos años después, el régimen del 5 de abril de 1992, en la persona del Ex
Presidente Alberto Fujimori, habría de justificar el autogolpe, entre otros motivos,
por la conducta de la magistratura que resultaba incapaz de sancionar con el rigor
legal a los cientos de subversivos.
La Constitución de 1993 reprodujo un texto bastante similar, pero amplió las
excepciones aplicables al juzgamiento de los civiles a los delitos de traición a la
patria y terrorismo, en su Artículo 173º establece: “En caso de delito de función,
los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional están sometidos al
fuero respectivo y al Código de Justicia Militar”, en este extremo debe
comprenderse al actual Código de Justicia Militar Policial. Las disposiciones de
éste no son aplicables a los civiles, salvo en el caso de delito de traición a la patria
y de terrorismo que la ley determina. La casación a la que se refiere el Artículo
141º sólo es aplicable cuando se imponga la pena de muerte. Quienes infringen
las normas del Servicio Militar Obligatorio están asimismo sometidos al Código de
Justicia Militar”.
Un primer elemento común a destacar en ambas normas, es que consagran una
justicia castrense estrictamente penal, por lo que está vedada extender su
competencia a ámbitos distintos a esta materia.
Al respecto por esos años, el Artículo 5º del Decreto Legislativo Nº 895 creó la
figura del hábeas Corpus Militar, vulnerando con ello la Constitución, que no
otorga competencia constitucional a la justicia castrense. Este hecho hizo que el

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Tribunal Constitucional en su sentencia de 15 de octubre de 1999, Caso Modenesi
Montani (Exp. 757-99-HC/TC), declaró inconstitucional dicha norma a través del
control difuso de constitucionalidad, señalando que: “…la jurisdicción militar es
competente para conocer asuntos de naturaleza castrense (…) mas no para
conocer infracciones de naturaleza constitucional, materia que pertenece al ámbito
de otros órganos jurisdiccionales”.
De esta manera, el Tribunal Constitucional concluyó que la creación de la figura
del Hábeas Corpus Militar a través del Artículo 5º del Decreto Legislativo Nº 895:
“…constituye una asignación de competencia que este Tribunal considera
contraviene a los preceptos constitucionales antes citados, resultando por ello de
imperativa aplicación el Artículo 138º, segundo párrafo de la Carta Política (que
consagra el control difuso de constitucionalidad).”

Finalmente el Hábeas Corpus Militar fue derogado mediante Ley Nº 27235 de 20


de diciembre de 1999.
Un segundo elemento común a destacar en ambas constituciones es que fijan el
ámbito de competencia material de la justicia castrense a través de tres reglas
generales:

a) La justicia Militar conoce los delitos de función cometidos por miembros


de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional.

b) Estos ilícitos deben estar regulados en un Código de Justicia Militar


(Actualmente el Código de Justicia Militar Policial).

c) Las disposiciones del Código de Justicia Militar (Hoy Código de Justicia


Militar Policial) no resultan aplicables a los civiles.

La Carta de 1979, sólo establecía como excepción, la extensión de la competencia

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de la justicia castrense a los civiles en el caso de traición a la patria en caso de
guerra exterior.
La Constitución vigente amplía la excepción de la Carta de 1979, al establecer que
la justicia castrense es competente para conocer de los delitos de traición a la
patria -sin vincular estas conductas al contexto de guerra exterior- así como para
los casos de terrorismo que la ley determine, otorgando un amplio margen de
decisión al legislador al respecto.

"Estos fundamentos han sido superados debido a las nueva política de Estado de
Derecho".

DERECHO PENAL MILITAR POLICIAL

Es una rama especializada del Derecho Penal, cuyas normas regulan la conducta
de los miembros en actividad de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional.

Este conjunto de normas, que tipifican los delitos y faltas militares, se encuentran
reguladas en el Código de Justicia Militar Policial el mismo que se condice con las
Leyes de los Regímenes Disciplinarios de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional
respectivamente.

LA JUSTICIA MILITAR

Son todos los actos que conforme a la Constitución, se tiene como norma
sustantiva penal al Código de Justicia Militar Policial y leyes afines, ya sea en
tiempo de paz o de guerra.

Sólo de manera supletoria debe aplicarse el Código Penal en su parte general.


Las atribuciones de la Justicia Militar están dadas por las facultades que tienen los
tribunales militares para conocer las causas que la ley les entrega a su
conocimiento.

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CONCLUSIONES:

El apretado repaso realizado a la evolución legislativa de la justicia militar en el


Perú, nos permite encontrar algunas líneas de continuidad en la regulación de la
misma, que no son precisamente positivas de cara al respeto de las garantías
orgánicas y funcionales a las que debe someterse cualquier expresión del poder
punitivo del Estado, así de los derechos fundamentales involucrados. Incluso,
algunas de estas continuidades pueden ser advertidas desde las normas
coloniales que rigieron la justicia militar de manera paralela a legislación
propiamente republicana, hasta la entrada en vigencia del primer Código de
Justicia en 1898.

En ese sentido, de la legislación presentada así como de la interpretación y


aplicación que de ella se hizo, sobre todo en las últimas dos décadas, es posible
extraer algunas características esenciales que han estado presentes en la
regulación de la justicia militar, más allá de los cambios normativos. En primer
lugar cabe destacar que la justicia militar se ha mantenido hasta la fecha como un
órgano de las Fuerzas Armadas y por ende dependiente del Poder Ejecutivo.
Asimismo, sus miembros son fundamentalmente oficiales en actividad y por ende
sujetos al poder de mando de la jerarquía castrense. Ello explica que la justicia
militar haya sido manipulada muchas veces por los gobiernos de turno, sobe todo
por aquellos que se alejan de las formas democráticas de gobierno. De ahí que en
no pocas ocasiones la justicia militar haya servido para perseguir a los adversarios
políticos, encubrir delitos políticamente incómodos o como un mecanismo
simbólico frente a la inseguridad ciudadana. Coincide también con este tipo de
gobiernos, las etapas en que mayor vocación expansiva de su competencia ha
mostrado la justicia militar.

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BIBLIOGAFIA:

http://derechopenalmilitardued.blogspot.com/2011/02/antecedentes-de-la-justicia-militar-ii.html

http://perso.unifr.ch/derechopenal/assets/files/anuario/an_2001_15.pdf

https://es.slideshare.net/frankdurandrivera/codigo-penal-militar-peruano

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