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La Doctrina MONROE:
Esta doctrina importa los siguientes principios: no colonización, no intervención y aislamiento.
Históricamente nace en el año 1.823 durante la presidencia del Presidente Monroe en los E.E.U.U., en su
mensaje al congreso, reseña dos hechos uno la amenaza rusa existente en Alaska y la amenaza de la
Santa Liga de reconquistar sus colonias americanas.
La no colonización: En este mensaje del principio se sostiene que los Estados americanos por naturaleza
de su independencia no pueden ser sujetos a una posterior colonización, por parte de las potencias
europeas. El principio de adquisición originaria de los territorios de la "res nullius" sólo sería válida para los
países americanos.
La no intervención: Se refleja una clara reacción en contra de las intenciones de la Santa Alianza para
proteger los intereses de las potencias americanas a los de las potencias europeas.
La Doctrina tiene una clara intención en contra de las pretensiones europeas de entonces a los fines de
que este territorio no expanda su poder político en América, no atente contra la independencia americana,
(de E.E.U.U.), no contradiga las libertades adquiridas, pero todo ello, en base a las aspiraciones de los
Estados Unidos de Norteamérica.
La Doctrina es un mensaje a Europa a los fines de que ésta:
- No pretenda extender su poder político en América.
- No atenté contra las independencias americanas.
- No contradiga las libertades adquiridas.
- De aislamiento americano, América no se inmiscuye en las cuestiones europeas, siempre que Europa no
se inmiscuya en las intenciones americanas.
La evolución de la Doctrina Monroe se traduce en una intención lícita y la doctrina del destino manifiesto,
expresada por el Presidente Root ante el Senado Norteamericano. Se trata de una concepción propia de
los intereses norteamericanos, en tanto para los países sudamericanos, se trata de un principio del Derecho
Internacional.
La Doctrina DRAGO
A raíz de la intervención colectiva alemana, inglesa e italiana contra Venezuela en el año 1.902, por el cobro
de las deudas contraídas por esta Nación con dichos Países, y ante la acción contemplativa de los E.E.U.U.,
el Gobierno de la Nación Argentina a través de su Ministro de Relaciones Exteriores Luis M. Drago, envía
una nota al Gobierno de los E.E.U.U. recordando la Doctrina Monroe.
En ella se establece la prohibición de recurrir a la fuerza para hacer efectivo el cobro de las deudas
contractuales de los Estados, su objetivo era orientar la Doctrina Monroe a los intereses americanos en
general.
La influencia de la Doctrina Drago: La respuesta del gobierno norteamericano fue evasiva, pues sólo se
limitaba a hacer mención a los mensajes de su Presidente Roosevelt, no asumiendo responsabilidad alguna
por las actitudes de los gobiernos del resto de América en detrimento de los extranjeros. Sin embargo, la
tesis de Drago fue motivo de una amplia investigación doctrinal que le permitió a éste exponer sus tesis
ante la 2da. Conferencia Internacional de la Haya de 1.907, y apoyada por la delegación de los E.E.U.U.,
presidida por el General PORTER. El tema fue la limitación al empleo de la fuerza por motivo de cobro de
las deudas contractuales Incorpora, entonces la doctrina, los argumentos de la Convención de la Haya
(2da. De 1.907) sobre la solución de las controversias por convención entre las partes, de la limitación al
empleo de soluciones por el arbitraje y el empleo del uso de la fuerza; salvo que la negociación de la deuda
acepte el arbitraje y por ejecución de la sentencia arbitral, ante la negativa al cumplimiento.
El Utis Possidettis Iuris es un límite infranqueable a la libre determinación de los pueblos por estar basado
en la ostentación del título, tornando sus fronteras intangibles.
La novedad de la Res. 2625 es que la libre determinación está por encima de la noción de Misión Sagrada
de la civilización y de los títulos históricos y sus efectos se traducen en que las potencias colonizadoras no
pueden imponer su jurisdicción interna en sus colonias, ya que los títulos de estas últimas quedarían
afectados por el derecho a la libre determinación de los pueblos. En consecuencia, los terceros Estados
estarían obligados a respetar la condición jurídica distinta y separada de dichos territorios. En su origen
solo es de transcendencia para la Europa Oriental.
Otra resolución de la Asamblea General de la O.N.U. es la Nº 1514, dictada por la determinación de los
pueblos a dar fin al colonialismo y declara que la subyugación de los pueblos a dominación y explotación
extranjeras es una denegación a los derechos humanos y en consecuencia compromete la paz y seguridad
internacional; que todos los pueblos tienen el derecho a la libre determinación de sus condiciones políticas
y culturales; la falta de preparación en el orden económico, político, social y educativo, nunca puede ser
pretexto para retrasar el traspaso a su independencia y a tal fin ningún estado podrá ejercer medidas
coercitivas de cualquier índole contra ellos que lleguen a afectar su integridad territorial.
EL PRINCIPIO DE BUENA FE EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES
Este principio se halla consagrado en el art. 2 inc. 2, de la Carta de las Naciones Unidas al decir: "Los
miembros de la organización, a fin de asegurarse los derechos y beneficios inherentes a su condición de
tales, cumplirán de BUENA FE las obligaciones contraídas por ellos de conformidad con esta Carta".
Este principio constituye un límite a la discrecionalidad de los Estados, por ello resulta forzado en el ámbito
de las relaciones internacionales. Se introduce en las Carta de las Naciones Unidas, como un compromiso
de los Estados de cumplir sus obligaciones internacionales debidamente como propuesta ante los
compromisos de Dumbarton Oaks; traducen el compromiso de los países miembros, de cumplir tanto de
buena fe las relaciones surgidas de acuerdos internacionales (Tratados), como las que resultan de la
conducta internacional de un estado. Así lo tiene reconocido la Jurisprudencia del Tribunal Internacional de
Justicia al decir que "la buena fe constituye uno de los principios básicos que gobiernan la creación y
observancia de obligaciones jurídicas cualquiera que sea su fuente» (C.I.J. 1.974. P. 473.).
También el art. 26 del Convenio de Viena sobre el Derecho de los Tratados, reitera este principio sobre los
tratados vigentes, además de la primacía de las disposiciones de la Carta al respecto.
LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL COMO DEBER DE LOS ESTADOS
Este deber se consagra en la Carta de las Naciones Unidas en el art. 1. 3. Al decir: Los propósitos de las
Naciones Unidas son: "Realizar la cooperación Internacional en la solución de problemas internacionales
de carácter económico, social y cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del respeto a los
derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza,
sexo, idioma o religión".
Se complementa el art. por medio de la Res. 2.625 de la A.G., en donde se le da a la cooperación
internacional de todos los estados entre sí, un alcance universal. Pero ello no le quita el alcance de
discrecionalidad en la colaboración interestatal, ya que siempre prima el principio de la soberanía de los
estados miembros.
Se trata más bien de una obligación de comportamiento y no de resultado de índole selectiva, ya que
siempre estarán los intereses de los Estados en su asistencia recíproca.
Este principio tiene raigambre histórica en las relaciones internacionales, desde la Escuela Española con
Francisco Suarez, quien lo relacionaba con la necesaria interdependencia entre los Estados. La
cooperación concebida por Francisco Suarez no se limita al área económico y social (aunque cabe señalar
que es en estos ámbitos donde más se destaca), sino también, al mantenimiento de la paz y el desarrollo
de los países como en los casos de los procesos de descolonización.
El principio es de alcance universal y general en materia de sus áreas de competencia; la Res. N° 2625 en
su Segundo párrafo establece pautas de la cooperación internacional:
1) Cooperación de los estados en el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales.
2) Cooperación para promover el respeto universal de los derechos humanos, el que se vincula al derecho-
deber de no intervención, ampliado en función de la dignidad de las personas.
3) Se reafirma la cooperación en base al respeto de la igualdad soberana de los pueblos y la no intervención
en las esferas económica, social, técnica y comercial.
El resto del texto resulta ampliado por la Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados, a
su vez que reitera los consagrados en los arts. 2.5 y 55 de la Carta de las Naciones Unidas.
La cooperación internacional como derecho y deber y como realidad de las relaciones internacionales, nos
muestra la existencia de dos clases de países, los industrializados y los en vías en desarrollo. Este derecho
deber debería imponer una armonización en el desarrollo de la comunidad internacional, destinado a
promover la igualdad de los Estados en las relaciones internacionales; ello en cuanto se trata de una
obligación de compromiso y no de resultado, torna a éste de muy difícil sanción en el ámbito de las
relaciones interestaduales
Sin embargo, las Naciones Unidas no han estado ausentes en la actividad de cooperación internacional
para el desarrollo armónico de los países, mediante una actividad que se ha ido incrementando desde el
año 1.960, comenzando por:
1) Fomento del apoyo de los países desarrollados a los menos desarrollados. Mediante la Res. 1515 del
año 1.970, donde se establece un programa de decenios hasta el año 2.000, por el cual se procura que los
países desarrollados asistan a los menos desarrollados, lo cual resultó en un fracaso.
2) Asistencia técnica mediante actividades propias de las Naciones Unidas. Mediante la Res. 2029 del año
1.965, se elabora un programa para el desarrollo.
3) Procura del equilibrio en el comercio internacional mediante las rondas del G.A.T.T. y las directivas de
la O.M.C. Se establece un sistema de preferencias arancelarias generalizadas y sin reciprocidad, con la
incorporación de la cláusula de la nación más favorecida, 1.971.
4) Reestructuración de las bases del sistema económico internacional, a través de la elaboración de un
Nuevo Orden Económico Mundial (N.O.E.I.). Importa la globalización del sistema normativo y económico,
respondiendo a las aspiraciones de los Países tercermundistas.
Como balance final se puede concluir que la actividad de las Naciones Unidas en materia de cooperación,
carece de facultades decisivas al no poder imponer pautas obligatorias, dependiendo su política de la
voluntad de los países desarrollados.
Hay otros aspectos de la cooperación internacional que se realiza a través de los Organismos
Internacionales, como ser los que se refieren a las competencias de la salud mundial, la alimentación, las
relaciones laborales, el derecho humanitario (inmigrantes, refugiados), los que serán analizados más
adelante en el estudio de cada una de ellas.
LAS NORMAS DEL IUS COGENS INTERNACIONAL
En la discusión sobre la obligatoriedad del derecho internacional surge la polémica sobre si los Estados
son totalmente libres de celebrar tratados sin límites sobre sus contenidos normativos. Las doctrinas
voluntaristas estaban por la afirmativa en tanto las objetivistas estaban por la negativa, fundamentando su
posición en la existencia de normas imperativas del derecho internacional también llamado ius cogens.
El art. 53 de la Convención de Viena de 1.969 sobre Tratados, consagra la postura objetivista al decir que
« Es nulo todo tratado que, en el momento de su celebración, esté en oposición con una norma imperativa
de Derecho Internacional general». Esta postura se halla reafirmada por el art. 64 de la misma convención
cuando dispone que:
«Si surge una nueva norma imperativa de Derecho Internacional general, todo tratado existente que esté
en oposición con esa norma se convertirá en nulo y terminará»
De este modo habría un supra derecho internacional o mejor dicho un ORDEN PÚBLICO INTERNACIONAL
que impone el fundamento básico al derecho internacional, a través de estas normas imperativas, que torna
al orden jurídico internacional como un auténtico derecho y no como un simple conjunto de reglas éticas
entre los Estados.
Se puede definir al ius cogens, siguiendo el art. 53 de la Convención de Viena sobre Tratados, como «...
una norma aceptada y reconocida por la comunidad internacional de Estados en su conjunto, como norma
que no admite prueba en contrario y que sólo puede ser modificada por una norma ulterior de Derecho
Internacional general, que tenga el mismo carácter.».
Siguiendo la conceptualización de las normas ius cogens cabe agregar que se basan en obligaciones de
los estados hacia la comunidad internacional en su conjunto, se imponen erga omnes, en las que priman
los intereses de la comunidad internacional en su conjunto, o los intereses que transcienden al estado
soberano, como sería los casos de genocidio, de agresión a otro Estado.
Las normas del ius cogens giran en torno a los grandes temas del derecho internacional, como ser la
protección de los derechos fundamentales de la persona, los deberes fundamentales de los estados, los
principios de la Carta de las Naciones Unidas, los concernientes a los grandes fines del Derecho
Internacional.
Salcedo hace una enunciación del contenido mínimo del ius cogens que sería:
- La existencia de derechos fundamentales de las personas que todo estado debe respetar.
- Derecho a la libre determinación de los pueblos
- Prohibición del uso de la fuerza o amenazas
- La igualdad de Status Jurídico entre los estados y de no intervención
En está enumeración habría algunos contenidos que apuntan al predominio interestatal del Derecho
Internacional y otros, al desarrollo de la institucionalización y humanización del Derecho Internacional.
Nota: Para ampliar este tema puede verse el caso Barcelona Traction del Tribunal Internacional de Justicia
de febrero de 1.970, y "Curso de Derecho Internacional Público" de José Pastor Ridruejo P. 41.