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DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

La Doctrina MONROE:
Esta doctrina importa los siguientes principios: no colonización, no intervención y aislamiento.
Históricamente nace en el año 1.823 durante la presidencia del Presidente Monroe en los E.E.U.U., en su
mensaje al congreso, reseña dos hechos uno la amenaza rusa existente en Alaska y la amenaza de la
Santa Liga de reconquistar sus colonias americanas.
La no colonización: En este mensaje del principio se sostiene que los Estados americanos por naturaleza
de su independencia no pueden ser sujetos a una posterior colonización, por parte de las potencias
europeas. El principio de adquisición originaria de los territorios de la "res nullius" sólo sería válida para los
países americanos.
La no intervención: Se refleja una clara reacción en contra de las intenciones de la Santa Alianza para
proteger los intereses de las potencias americanas a los de las potencias europeas.
La Doctrina tiene una clara intención en contra de las pretensiones europeas de entonces a los fines de
que este territorio no expanda su poder político en América, no atente contra la independencia americana,
(de E.E.U.U.), no contradiga las libertades adquiridas, pero todo ello, en base a las aspiraciones de los
Estados Unidos de Norteamérica.
La Doctrina es un mensaje a Europa a los fines de que ésta:
- No pretenda extender su poder político en América.
- No atenté contra las independencias americanas.
- No contradiga las libertades adquiridas.
- De aislamiento americano, América no se inmiscuye en las cuestiones europeas, siempre que Europa no
se inmiscuya en las intenciones americanas.
La evolución de la Doctrina Monroe se traduce en una intención lícita y la doctrina del destino manifiesto,
expresada por el Presidente Root ante el Senado Norteamericano. Se trata de una concepción propia de
los intereses norteamericanos, en tanto para los países sudamericanos, se trata de un principio del Derecho
Internacional.
La Doctrina DRAGO
A raíz de la intervención colectiva alemana, inglesa e italiana contra Venezuela en el año 1.902, por el cobro
de las deudas contraídas por esta Nación con dichos Países, y ante la acción contemplativa de los E.E.U.U.,
el Gobierno de la Nación Argentina a través de su Ministro de Relaciones Exteriores Luis M. Drago, envía
una nota al Gobierno de los E.E.U.U. recordando la Doctrina Monroe.
En ella se establece la prohibición de recurrir a la fuerza para hacer efectivo el cobro de las deudas
contractuales de los Estados, su objetivo era orientar la Doctrina Monroe a los intereses americanos en
general.
La influencia de la Doctrina Drago: La respuesta del gobierno norteamericano fue evasiva, pues sólo se
limitaba a hacer mención a los mensajes de su Presidente Roosevelt, no asumiendo responsabilidad alguna
por las actitudes de los gobiernos del resto de América en detrimento de los extranjeros. Sin embargo, la
tesis de Drago fue motivo de una amplia investigación doctrinal que le permitió a éste exponer sus tesis
ante la 2da. Conferencia Internacional de la Haya de 1.907, y apoyada por la delegación de los E.E.U.U.,
presidida por el General PORTER. El tema fue la limitación al empleo de la fuerza por motivo de cobro de
las deudas contractuales Incorpora, entonces la doctrina, los argumentos de la Convención de la Haya
(2da. De 1.907) sobre la solución de las controversias por convención entre las partes, de la limitación al
empleo de soluciones por el arbitraje y el empleo del uso de la fuerza; salvo que la negociación de la deuda
acepte el arbitraje y por ejecución de la sentencia arbitral, ante la negativa al cumplimiento.

EL PRINCIPIO DE ABSTENCIÓN EN EL USO DE LA FUERZA


Este principio importa los siguientes conceptos el:
- IUS AD BELLOM,
- LA ELIMINACION DE ARMAMENTOS,
- EL IOUS IN BELLO y
- LA NEUTRALIDAD.
Dentro del Derecho Internacional Clásico del Siglo XVI, la Escuela Española del Derecho Internacional
Público fundó el IUS AD BELLUM, que es el Derecho a la guerra justa, cuando se fundare en una causa
justa, sea por agresión de otro Estado, o agravios causados a sus honores y ciudadanos. En esta Escuela
Francisco de Vittoria fundó la guerra justa sólo en causa de injurias graves al Estado; Francisco Suarez dijo
que justa causa es la punición del que ha violado un derecho de otro Estado o por venganza o protección
de los inocentes.
Groccio justificó la guerra como preventiva (S. XVIII), ante la mera injuria al Estado y luego la amplía a la
justificación de la guerra injusta; esto es lícita mientras sea dirigida por un Príncipe soberano, mediante el
acto formal de la declaración de la guerra, lo que la transforma en lícita sin importar si es justa o no. Existía
entonces un derecho ilimitado a hacer la guerra, el cual tenía dos funciones al criterio de Oppenheim y
Lauterpacht
1) Un medio de autoprotección por ausencia de un organismo supranacional (Self Help).
2) Al adaptar el Derecho a las situaciones jurídicas cambiantes, el Derecho Internacional ha venido a alterar
las relaciones entre los Estados, restringiéndolas en sus competencias soberanas. Se asume una función
supraestatal natural y de prerrogativas sobre sus soberanías incontroladas, aunque tiene sus limitaciones
en mérito a la falencia de la inexistencia de un órgano supraestatal, que imponga una legislación
internacional. Surge una función incontrolada de las soberanías estatales.
En la Convención de la Haya de 1.899 y 1.907 surge la limitación a las competencias soberanas para su
ejercicio en el no cobro compulsivo de deudas. Doctrinas DRAGO y PROTIER. La Convención de 1.907
consagra el principio de la solución pacífica de controversias, comienza el período del jus in bellum.
Durante la primera guerra mundial (1.914 - 1.918), el costo alto por mantener el Jus Ad Bellum, amenaza a
la paz internacional y surge la Sociedad de las Naciones, que preconiza la renuncia al Jus ad Bellum, que
significa no recurrir jamás a las guerras. 98 La interpretación restrictiva de la guerra importa los siguientes
principios:
1) Contienda armado, entre dos Estados previa declaración formal.
2) Contienda ante la negación de un Estado a acatar un fallo arbitral
TRATADO DE RENUNCIA A LA GUERRA: Suscrito en París en 1.928 entre Francia y E.E.U.U.,
denominado Pacto Brian Kellog, se condena a la guerra como medio de solución e instrumento de la Política
Internacional. Sus falencias es que le faltan la imposición de sanciones ante el incumplimiento de la
obligación de no acudir a la guerra. Lo antedicho significa una falencia en el mecanismo de sanciones de
la Sociedad de Naciones, ya que no evitó conflictos como los del Japón y Alemania y como consecuencia
de los resultados de la Segunda Guerra Mundial. Fue base para el castigo de los criminales de guerra
alemanes y japoneses, mediante los Tribunales de Núremberg y Tokio.
En el Derecho Internacional Contemporáneo rige la Carta de las Naciones Unidas que en el párrafo 1° del
preámbulo dice: - "... a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces
durante nuestra vida ha infligido a la humanidad sufrimientos indecibles..." - y el art. 2. Párrafo 4, reconocido
por la Resolución de la Asamblea General N° 2625 (XXV) de 1.970 que reza: "Los miembros de la
organización en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la
fuerza, contra la integridad territorial o independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma
incompatible con los propósitos de las naciones Unidas".
Principio del carácter de las normas jus cogens: Qué fuerzas armadas prescribe: Las fuerzas armadas de
la O.N.U. Las establecidas por la Resolución N° 3314, que conceptualiza a la agresión por Resolución de
la Asamblea General del año 1.974, y en caso de que sea, en aras del interés comunitario general. El
concepto de fuerza: se refiere solo al uso de la fuerza armada y el de amenaza o agresión son las
modalidades de agresión indirecta, represalias, actos de la guerra civil, actos terroristas. El art. 2 párrafo 4
de la Carta, pareciera admitir el uso de la guerra si es con ciertos fines: cumplir con los propósitos de las
Naciones Unidas, proteger los derechos de la humanidad, proteger la autodeterminación de los pueblos,
proteger los naturales de un Estado o por razones humanitarias, en estos supuestos la fuerza no es
prohibida. El propósito dominante es el que consagra el art. 1 de la Carta de la O.N.U. inc. I, que es el
mantener la paz y seguridad internacionales
La legítima defensa
Todo uso de la fuerza es incompatible con los propósitos y principios de la Carta salvo en los supuestos de
legítima defensa, reconocido por el art. 51 de la Carta. No debe ser preventiva y sólo se justifica ante
reacción por un ataque armado o temor, fundado de que se va a recibir una agresión. Los requisitos para
que la legítima defensa sea válida son:
- Proporcionalidad con el ataque y la reacción;
- Inmediatez debe ser una respuesta rápida a la agresión, no requiere declaración previa de guerra y
- Subsiste hasta que intervenga el Consejo de Seguridad.
LA GUERRA EL IUS AD BELLUM Y EL IUS IN BELLO
EL IUS IN BELLO
Este principio inspirado en el de necesidad fue elaborado por Vitoria. Afirma que es lícito ir a la guerra y en
ella hacer todo lo que sea necesario para la defensa del bien público.
La Convención de La Haya de 1.907 procura disminuir las acciones en la guerra hasta donde las
necesidades militares lo permitan. Este principio actúa en la elaboración del IUS IN BELLUM y consiste en
que sólo deben permitirse los actos de guerra que se entiendan necesario para vencer la resistencia del
enemigo, y han de prohibirse los innecesarios y desproporcionados en la consecución de tal fin. Pero la
necesidad no opera como excusa para violar las leyes de guerra y se aplica a toda clase de conflicto, el
legal y el ilegal, y se justifica como reacción frente a un transgresor y en la legítima defensa. Frutos de las
conferencias de la Paz de la Haya (1899 a 1907) se comenzó a reglar el IUS BELLO como ser:
- La convención sobre leyes y costumbres de la guerra terrestre vigente desde 1910, en la que consagra la
llamada cláusula Martens por la cual en caso de guerra y en los supuestos no comprendidos en el
reglamento las poblaciones y los beligerantes quedarán bajo la salvaguarda e imperio de la costumbre y
principios del derecho internacional.
- Cláusula si OMNES relativa a la condición de los Buques Mercantes enemigos en la ruptura de
hostilidades, I conferencias de la Haya.
- Convención que se refiere a la conversión de Buques Mercantes en Buques de Guerra.
- Convención sobre colocación de minas submarinas de contacto.
Actualmente este principio se ha restringido al derecho humanitario bélico que consiste en la protección de
los derechos del hombre durante los conflictos armados, la restricción del uso de ciertas armas, la
prohibición de armas químicas, y se consagra bajo el auspicio de la Cruz Roja Internacional en la
Convención de Ginebra de 1.949, sobre protección de las víctimas de la guerra, los heridos y enfermos.
EL IUS AD BELLUM
Si bien en el Derecho Internacional contemporáneo ya no rige el principio de la guerra lícita ni ilícita, las
Naciones Unidad han institucionalizado el IUS AD BELLUM a través de la siguiente normativa:
- En el preámbulo cuando reza "Que no se usara la Fuerza Armada sino en servicio del interés general", el
Art. 2 párrafo 4to de la carta, en el capítulo VII sobre acciones en caso de amenazas o quebrantamiento de
la paz o acto de agresión, legítima defensa dispuesta en el Art. 51 y resolución 3314, sobre agresión, han
institucionalizado el IUS AD BELLUM o Derecho a la Guerra.
- Prohibiendo en ir a la guerra a los Estados entre si, salvo por reacción ante el quebramiento del principio
de abstención al uso de la fuerza (legítima defensa) reservándose a la Sociedad Internacional
institucionalizada en la O.N.U. el tomar las medidas necesarias, incluso la fuerza, ante amenaza o
quebrantamiento de la paz y Seguridad Internacional.
Así este concepto opera autorizando la guerra a través de la O.N.U. y consiste en que se permite la
adopción de medidas eficaces para prevenir y eliminar las amenazas y el quebrantamiento de la paz, a
través de acciones del Consejo de Seguridad que debe:
1) Determinar si hay quebrantamiento de la paz, agresión o amenaza (art. 39 de la Carta de las Naciones
Unidas).
2) Determinado la existencia de la amenaza el Consejo debe instar a las partes a que cumplan medidas
provisionales. Decidir medidas que no impliquen el uso de la fuerza como interrumpir las relaciones
económicas, las comunicaciones y la ruptura de relaciones diplomáticas. Asumir medidas de acción directa
a través de fuerzas terrestres, aéreas y navales sólo con el fin del restablecimiento de la paz.

EL PRINCIPIO DE IGUALDAD DE DERECHOS Y DE LA LIBRE DETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS


E IGUALDAD DE DERECHOS
Durante los S. XIX y Ppios. Del S. XX, se hablaba del principio de las nacionalidades, poderosa idea fuerza
exclusivamente europea. Este principio adquiere su consagración convencional en algunos Tratados de
Paz que pusieron fin a la segunda guerra mundial (1.914 - 1-918), por los cuales se protegían a las minorías
nacionales de europeos y no a los pueblos en general.
Como concepto moderno de pueblo: podemos decir que es "la comunidad humana que se asienta en un
Estado", (concepción subjetiva francesa), en contraposición a la alemana que la define en base a la
"identidad lingüística y cultural".
En el año 1.918 el Presidente Wilson de los E.E.U.U., proclama, (ante el surgimiento del Europorarismo
Clásico que amenazaba con reconquistar las colonias americanas perdidas por la independencia), el
principio de la autodeterminación de los pueblos o "SELF DETERMINATION", que se traduce en la
concreción del principio de las nacionalidades y que se expone de la siguiente manera:
"Todas las aspiraciones nacionales bien definidas, deberán recibir la satisfacción más completa que pueda
ser otorgada, sin introducir elementos de discordia o antagonismos susceptibles de romper la paz europea,
y en consecuencia, del mundo".
Pero Wilson no pensaba que su pensamiento iba a tener consagración positiva a nivel internacional, como
ser en el caso de las Islas Aeland, Suecia y Finlandia, aceptada por la voluntad de sus pueblos.
En el año 1.920, el Comité de Juristas de la Sociedad de Naciones adoptó una decisión, afirmando que "no
basta para que sea considerado derecho de gentes, este principio, si bien es del pensamiento moderno
internacional y encuentran consagración en los tratados".
Este principio no estaba proclamado en la Carta de la Sociedad de las Naciones, pero sí en el sistema de
mandatos para los países colonizados, como ser las colonias vencidas por Alemania y Turquía. Se disponía
que "el bienestar y el desarrollo de los pueblos eran un encargo sagrado de la civilización".
Luego de la segunda guerra mundial las potencias de entonces U.R.S.S. y E.E.U.U., eran adversas al
sistema colonialista, la primera por su oprobio al sistema capitalista y la segunda, a raíz de su antepasado
histórico. Igualmente ello trae concepciones contrapuestas con las potencias colonialistas, con dos
regímenes al respecto; uno con las colonias de los países vencedores y el otro el Régimen de
administración fiduciaria establecido por la Carta de las Naciones Unidas. El primero apunta a los territorios
no autónomos y el segundo a los territorios sometidos al antiguo sistema de mandatos de la Sociedad de
Naciones, con un doble régimen, según sean considerados áreas estratégicas o no. En pocas décadas se
llegó a la liquidación total del régimen colonial.
El motor de este movimiento ha sido el PRINCIPIO DE LA LIBRE DETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS
(art. 1.2 Propósitos. Carta y art. 55.). En su primera etapa se lo consideraba un postulado político y no del
Derecho Internacional, pero esta cuestión duró poco al consagrarse en el año 1.960 la Resolución N° 1.514
de la Asamblea General de las Naciones Unidas, por la que se proclamaba la "Declaración sobre la
concesión de la independencia a países y pueblos coloniales"..."Todos los pueblos tienen el derecho de
libre determinación: en virtud de este derecho, determinan libremente su condición política y persiguen
libremente su desarrollo económico, social y cultural" (art. 2.- Res. 1514).
Con esta Resolución el principio de libre determinación se configuraba como un derecho de los pueblos y
un deber de los Estados. De la Resolución N° 2.625 de la A.G. O.N.U., el principio adquiere un alcance
amplio, no sólo en cuanto al estatuto político sino también al desarrollo social y cultural.
En lo político adquiere dos dimensiones:
1) En el ámbito interno de los estados significa el derecho a elegir su sistema político dentro de la república
democrática.
2) En lo externo amplia las disposiciones de la Res. 1514 a toda clase de pueblos.
También la Res. 1541, correspondiente a la Res. 1514, sólo admitía el ejercicio a un nuevo estado o
asociación libre con otro estado e integración con otro estado. La Resolución 2625 amplia en todo el
Estatuto Político libremente decidido por el pueblo, el que no debe desembocar necesariamente en la
independencia.
Otra cuestión del S. XX es la ruptura de varios estados y el surgimiento de nuevos estados. ¿Significaría
este principio una facultad al derecho de secesión de los estados? No, pues ello contribuiría a la
desestabilización Internacional. Ambas Resoluciones importan una cláusula de salvaguarda a favor del
respeto a la unidad internacional e integridad territorial de los estados y sólo invocable por estados con
gobierno representativo y no discriminatorio.
Hay dos supuestos en que no puede negarse este derecho:
a) Cuando un pueblo surge con su territorio que antes ya fue independiente (como la ex U.R.S.S.,
los Países Bálticos, Estonia, Lituania y Letonia).
b) Estados que surgen de dos pueblos diferentes, de los cuales uno es oprimido y sometido a un
régimen autoritario, caso en el que el oprimido tendría derecho a la secesión.

El Utis Possidettis Iuris es un límite infranqueable a la libre determinación de los pueblos por estar basado
en la ostentación del título, tornando sus fronteras intangibles.
La novedad de la Res. 2625 es que la libre determinación está por encima de la noción de Misión Sagrada
de la civilización y de los títulos históricos y sus efectos se traducen en que las potencias colonizadoras no
pueden imponer su jurisdicción interna en sus colonias, ya que los títulos de estas últimas quedarían
afectados por el derecho a la libre determinación de los pueblos. En consecuencia, los terceros Estados
estarían obligados a respetar la condición jurídica distinta y separada de dichos territorios. En su origen
solo es de transcendencia para la Europa Oriental.
Otra resolución de la Asamblea General de la O.N.U. es la Nº 1514, dictada por la determinación de los
pueblos a dar fin al colonialismo y declara que la subyugación de los pueblos a dominación y explotación
extranjeras es una denegación a los derechos humanos y en consecuencia compromete la paz y seguridad
internacional; que todos los pueblos tienen el derecho a la libre determinación de sus condiciones políticas
y culturales; la falta de preparación en el orden económico, político, social y educativo, nunca puede ser
pretexto para retrasar el traspaso a su independencia y a tal fin ningún estado podrá ejercer medidas
coercitivas de cualquier índole contra ellos que lleguen a afectar su integridad territorial.
EL PRINCIPIO DE BUENA FE EN LAS RELACIONES INTERNACIONALES
Este principio se halla consagrado en el art. 2 inc. 2, de la Carta de las Naciones Unidas al decir: "Los
miembros de la organización, a fin de asegurarse los derechos y beneficios inherentes a su condición de
tales, cumplirán de BUENA FE las obligaciones contraídas por ellos de conformidad con esta Carta".
Este principio constituye un límite a la discrecionalidad de los Estados, por ello resulta forzado en el ámbito
de las relaciones internacionales. Se introduce en las Carta de las Naciones Unidas, como un compromiso
de los Estados de cumplir sus obligaciones internacionales debidamente como propuesta ante los
compromisos de Dumbarton Oaks; traducen el compromiso de los países miembros, de cumplir tanto de
buena fe las relaciones surgidas de acuerdos internacionales (Tratados), como las que resultan de la
conducta internacional de un estado. Así lo tiene reconocido la Jurisprudencia del Tribunal Internacional de
Justicia al decir que "la buena fe constituye uno de los principios básicos que gobiernan la creación y
observancia de obligaciones jurídicas cualquiera que sea su fuente» (C.I.J. 1.974. P. 473.).
También el art. 26 del Convenio de Viena sobre el Derecho de los Tratados, reitera este principio sobre los
tratados vigentes, además de la primacía de las disposiciones de la Carta al respecto.
LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL COMO DEBER DE LOS ESTADOS
Este deber se consagra en la Carta de las Naciones Unidas en el art. 1. 3. Al decir: Los propósitos de las
Naciones Unidas son: "Realizar la cooperación Internacional en la solución de problemas internacionales
de carácter económico, social y cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del respeto a los
derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza,
sexo, idioma o religión".
Se complementa el art. por medio de la Res. 2.625 de la A.G., en donde se le da a la cooperación
internacional de todos los estados entre sí, un alcance universal. Pero ello no le quita el alcance de
discrecionalidad en la colaboración interestatal, ya que siempre prima el principio de la soberanía de los
estados miembros.
Se trata más bien de una obligación de comportamiento y no de resultado de índole selectiva, ya que
siempre estarán los intereses de los Estados en su asistencia recíproca.
Este principio tiene raigambre histórica en las relaciones internacionales, desde la Escuela Española con
Francisco Suarez, quien lo relacionaba con la necesaria interdependencia entre los Estados. La
cooperación concebida por Francisco Suarez no se limita al área económico y social (aunque cabe señalar
que es en estos ámbitos donde más se destaca), sino también, al mantenimiento de la paz y el desarrollo
de los países como en los casos de los procesos de descolonización.
El principio es de alcance universal y general en materia de sus áreas de competencia; la Res. N° 2625 en
su Segundo párrafo establece pautas de la cooperación internacional:
1) Cooperación de los estados en el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales.
2) Cooperación para promover el respeto universal de los derechos humanos, el que se vincula al derecho-
deber de no intervención, ampliado en función de la dignidad de las personas.
3) Se reafirma la cooperación en base al respeto de la igualdad soberana de los pueblos y la no intervención
en las esferas económica, social, técnica y comercial.
El resto del texto resulta ampliado por la Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados, a
su vez que reitera los consagrados en los arts. 2.5 y 55 de la Carta de las Naciones Unidas.
La cooperación internacional como derecho y deber y como realidad de las relaciones internacionales, nos
muestra la existencia de dos clases de países, los industrializados y los en vías en desarrollo. Este derecho
deber debería imponer una armonización en el desarrollo de la comunidad internacional, destinado a
promover la igualdad de los Estados en las relaciones internacionales; ello en cuanto se trata de una
obligación de compromiso y no de resultado, torna a éste de muy difícil sanción en el ámbito de las
relaciones interestaduales
Sin embargo, las Naciones Unidas no han estado ausentes en la actividad de cooperación internacional
para el desarrollo armónico de los países, mediante una actividad que se ha ido incrementando desde el
año 1.960, comenzando por:
1) Fomento del apoyo de los países desarrollados a los menos desarrollados. Mediante la Res. 1515 del
año 1.970, donde se establece un programa de decenios hasta el año 2.000, por el cual se procura que los
países desarrollados asistan a los menos desarrollados, lo cual resultó en un fracaso.
2) Asistencia técnica mediante actividades propias de las Naciones Unidas. Mediante la Res. 2029 del año
1.965, se elabora un programa para el desarrollo.
3) Procura del equilibrio en el comercio internacional mediante las rondas del G.A.T.T. y las directivas de
la O.M.C. Se establece un sistema de preferencias arancelarias generalizadas y sin reciprocidad, con la
incorporación de la cláusula de la nación más favorecida, 1.971.
4) Reestructuración de las bases del sistema económico internacional, a través de la elaboración de un
Nuevo Orden Económico Mundial (N.O.E.I.). Importa la globalización del sistema normativo y económico,
respondiendo a las aspiraciones de los Países tercermundistas.
Como balance final se puede concluir que la actividad de las Naciones Unidas en materia de cooperación,
carece de facultades decisivas al no poder imponer pautas obligatorias, dependiendo su política de la
voluntad de los países desarrollados.
Hay otros aspectos de la cooperación internacional que se realiza a través de los Organismos
Internacionales, como ser los que se refieren a las competencias de la salud mundial, la alimentación, las
relaciones laborales, el derecho humanitario (inmigrantes, refugiados), los que serán analizados más
adelante en el estudio de cada una de ellas.
LAS NORMAS DEL IUS COGENS INTERNACIONAL
En la discusión sobre la obligatoriedad del derecho internacional surge la polémica sobre si los Estados
son totalmente libres de celebrar tratados sin límites sobre sus contenidos normativos. Las doctrinas
voluntaristas estaban por la afirmativa en tanto las objetivistas estaban por la negativa, fundamentando su
posición en la existencia de normas imperativas del derecho internacional también llamado ius cogens.
El art. 53 de la Convención de Viena de 1.969 sobre Tratados, consagra la postura objetivista al decir que
« Es nulo todo tratado que, en el momento de su celebración, esté en oposición con una norma imperativa
de Derecho Internacional general». Esta postura se halla reafirmada por el art. 64 de la misma convención
cuando dispone que:
«Si surge una nueva norma imperativa de Derecho Internacional general, todo tratado existente que esté
en oposición con esa norma se convertirá en nulo y terminará»
De este modo habría un supra derecho internacional o mejor dicho un ORDEN PÚBLICO INTERNACIONAL
que impone el fundamento básico al derecho internacional, a través de estas normas imperativas, que torna
al orden jurídico internacional como un auténtico derecho y no como un simple conjunto de reglas éticas
entre los Estados.
Se puede definir al ius cogens, siguiendo el art. 53 de la Convención de Viena sobre Tratados, como «...
una norma aceptada y reconocida por la comunidad internacional de Estados en su conjunto, como norma
que no admite prueba en contrario y que sólo puede ser modificada por una norma ulterior de Derecho
Internacional general, que tenga el mismo carácter.».
Siguiendo la conceptualización de las normas ius cogens cabe agregar que se basan en obligaciones de
los estados hacia la comunidad internacional en su conjunto, se imponen erga omnes, en las que priman
los intereses de la comunidad internacional en su conjunto, o los intereses que transcienden al estado
soberano, como sería los casos de genocidio, de agresión a otro Estado.
Las normas del ius cogens giran en torno a los grandes temas del derecho internacional, como ser la
protección de los derechos fundamentales de la persona, los deberes fundamentales de los estados, los
principios de la Carta de las Naciones Unidas, los concernientes a los grandes fines del Derecho
Internacional.
Salcedo hace una enunciación del contenido mínimo del ius cogens que sería:
- La existencia de derechos fundamentales de las personas que todo estado debe respetar.
- Derecho a la libre determinación de los pueblos
- Prohibición del uso de la fuerza o amenazas
- La igualdad de Status Jurídico entre los estados y de no intervención
En está enumeración habría algunos contenidos que apuntan al predominio interestatal del Derecho
Internacional y otros, al desarrollo de la institucionalización y humanización del Derecho Internacional.
Nota: Para ampliar este tema puede verse el caso Barcelona Traction del Tribunal Internacional de Justicia
de febrero de 1.970, y "Curso de Derecho Internacional Público" de José Pastor Ridruejo P. 41.

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