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Módulo 3
Etapas de desarrollo biopsicosocial con perspectiva de
género y garantes de derechos
Contenidos
Diplomado
Derechos de las niñas, niños y adolescentes
con perspectiva de género
El contenido del Diplomado Derechos de niñas, niños y adolescentes con perspectiva de género
ha sido desarrollado en el marco del convenio firmado por la Universidad Abierta y a Distancia
de México, UnADM y Save the Children. Cabe señalar que el contenido de este módulo es
responsabilidad de los autores y no necesariamente refleja la opinión de la Universidad Abierta y
a Distancia de México.
Coordinación general
María Teresa Greta Trangay Vázquez
Autores
Nelia Mercedes Bojórquez Maza
Raquel Pastor Escobar
Fernando Gaál Rodríguez
José Miguel Macías Cruz
Anayantzin Romero Reyes
Gabriela Polo Herrera
Paula Ramírez España
Sara Franky Calvo
Índice
Introducción .............................................................................................................................................. 04
En el módulo anterior revisamos las luchas y los procesos históricos que hicieron posible el reconocimiento
de los derechos que poseemos por ser iguales y para gozar una vida digna. En el caso particular de la
niñez y adolescencia, la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), representó un profundo cambio
en la manera de concebirla, que ha impactado desde las relaciones con las personas adultas hasta las
leyes y las políticas públicas (cambio de paradigma). Todo ello, inspirado en los cuatro principios rectores
de la Convención:
Ahora ya sabes que los Estados son los principales responsables de promover, respetar, proteger y
garantizar los Derechos Humanos y conoces el papel que ha jugado el Estado mexicano al respecto. A
pesar de todo, aún falta mucho para que todas las personas cuenten con una vida digna, en particular
niñas, niños y adolescentes.
Por eso, en este tercer módulo, conocerás los desafíos para hacer realidad el cambio de paradigma del
enfoque de la situación irregular al de los derechos de la niñez, que viste en el módulo anterior.
Este módulo cuenta con tres ejes temáticos. En el primero se analiza el principio de la autonomía
progresiva, que implica considerar todos los factores que intervienen en la construcción de condiciones
para el desarrollo y la adquisición de capacidades de niñas, niños y adolescentes para el ejercicio de sus
derechos de manera autónoma; sin perder de vista la pertinencia de protegerles, conforme a las etapas del
ciclo de vida.
En el segundo eje temático, en concordancia con lo planteado anteriormente, abordaremos las etapas
de desarrollo en niñas, niños y adolescentes, lo que te permitirá comprender los cambios físicos y
emocionales que experimentan.
Por último, en el tercer eje temático, se presentan los garantes de los derechos de la niñez y adolescencia,
es decir quiénes son los que tienen la obligación de promover y dar cumplimiento a estos derechos. En
este sentido, revisaremos el papel y las responsabilidades que tiene el Estado, las instituciones y cada
persona en la sociedad; con respecto a los derechos de niñas, niños y adolescentes (NNA).
Como verás, todos jugamos un rol muy importante. Te invitamos a definir el tuyo.
“En las sociedades de todo el mundo, podría hacerse mucho más para crear ambientes en los cuales
los niños desarrollen sus capacidades hasta el máximo de sus posibilidades y donde se manifieste más
respeto por el potencial de los niños para participar en la toma de decisiones y responsabilizarse por
su propia vida: en la familia, en la escuela, en el cuidado de la salud, en los tribunales, en las comu-
nidades locales y en los escenarios políticos locales y nacionales. Es necesario intervenir en la legis-
lación, las políticas y las prácticas adoptadas, a fin de promover un cambio cultural gracias al cual se
reconozcan las contribuciones que los niños dan y las capacidades que poseen”.
Lansdown, 2005 p. 11
En el módulo anterior, nos enfrentamos al desafío de cambiar nuestra mirada ante niñas, niños y
adolescentes (NNA) para reconocerlos como personas con dignidad y sujetos de derechos; y no como
personas adultas pequeñas, propiedad privada, promesas o condenas para el futuro.
El artículo 5º de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN)1, obliga a los Estados a respetar las
responsabilidades y derechos de los padres, madres o tutores en la dirección y orientación de quienes
tienen entre 0 y 17 años para que estos ejerzan sus derechos, pero “en consonancia con la evolución
de sus facultades” (Lansdown, 2005, p. 7). En este sentido, una de las grandes apuestas de la CDN
es generar condiciones para que NNA puedan conducirse con autonomía, ejercer su derecho a la
participación y la toma decisiones de forma responsable. Pero, ¿qué significa esto?, ¿qué implicaciones
prácticas tiene este nuevo enfoque en las relaciones que establecemos con personas menores de 18
años? y ¿qué papel debe jugar el Estado ante este desafío? Para tratar de responder a estas preguntas,
revisemos el principio de autonomía progresiva.
Silvia Laino define la autonomía como la capacidad de tomar decisiones sin ayuda de otro, en oposición
a la heteronomía, que se refiere a la condición que obliga a la persona a regirse por imperativos ajenos
debido al sometimiento (Laino, 2012, p. 18).
Todos sabemos que durante la niñez y la adolescencia desarrollamos, en mayor medida, nuestras
facultades físicas, cognitivas, emocionales, sociales y morales.
Este desarrollo condiciona la comunicación, el nivel en que podemos tomar decisiones de manera
autónoma, la capacidad de juicio, la asimilación de la información, nuestras acciones, nuestras
posibilidades de tomar en cuenta a los demás y de prever lo que puede suceder (Lansdown, 2005, p. 13).
1 “Los Estados Partes respetarán las responsabilidades, los derechos y los deberes de los padres o, en su caso, de los miembros de la familia
ampliada o de la comunidad, según establezca la costumbre local, de los tutores u otras personas encargadas legalmente del niño de impartirle,
en consonancia con la evolución de sus facultades, dirección y orientación apropiadas para que el niño ejerza los derechos reconocidos en la
presente Convención”.
Las relaciones entre NNA y las personas adultas son, por tanto, desiguales, son relaciones de poder; por
eso, ante las posibilidades de abuso y explotación, los garantes de derechos deben proteger a quienes
aún no llegan a la edad adulta.
Es por esto que las personas adultas no debemos establecer relaciones con NNA, incluso bebés, como
si fueran objeto de protección o propiedad privada. Es importante considerar que en los procesos de
desarrollo las personas, independientemente de su edad, actúan e interactúan con su medio natural y
social para resolver muchas situaciones de la vida (Griesbach y Sauri, 2005, p. 24). Esta es la razón por la
que nos referimos a ellas y ellos como actores sociales, es decir, como sujetos.
La visión de la CDN conlleva reconocerles protagonismo como constructores de sus propias facultades y
su capacidad de aportar a su familia, escuela y comunidad; es decir, como ciudadanas y ciudadanos que
contribuyen a la sociedad.
Entonces, el hecho de que niñas, niños y adolescentes sean considerados personas en desarrollo ubica
a las personas adultas como mediadores para garantizar sus derechos o responsables de generar
mejores condiciones para la adquisición de capacidades, pero también, para que cuenten con la adecuada
protección.
Para explicar el sentido de personas en desarrollo al que hacemos referencia, Lansdown (2005,
p. 32) advierte que:
Aunque es evidente que las personas se desarrollan todo a lo largo de la vida (porque el
aprendizaje y el crecimiento no cesan a la edad de 18 años), la infancia constituye un periodo
excepcional por las oportunidades y la vulnerabilidad que la caracterizan y, por tal motivo, se
le brinda una protección especial.
Niñas, niños y adolescentes son personas diferentes a los adultos, precisamente en razón
de las características que se derivan de su nivel de desarrollo, de ahí la necesidad de
proporcionarles una atención especializada para que puedan ejercer sus derechos en
condiciones de igualdad (SCJN, 2014, p. 12).
Esto resulta muy importante para todo lo relacionado con la construcción de ciudadanía, ya que tiene
que ver con el proceso en el que cada quien define su propia identidad a partir de la elección libre de las
opciones de vida, de lo que creemos y de las actitudes que consideramos justas y válidas. Por eso, la
autora plantea que la protección de niñas, niños y adolescentes debe entenderse como la generación de
condiciones que permitan tener “libertad para el ejercicio de derechos” (Laino, 2012, p. 21).
Como se puede ver, esto nos enfrenta al desafío de reconocer que la relación como adultos con cada
niña, niño y adolescente, debe respetar el desarrollo físico e intelectual en un marco de libertad (Laino,
2012, p. 20) y, por tanto, cambiar acorde a su crecimiento y desarrollo; esto es, conforme aumentan sus
capacidades, ya que no es lo mismo educar y proteger a un bebé que a un niño en edad escolar o a una
adolescente.
Con base en el principio de autonomía progresiva, resulta fundamental que las personas adultas y de
manera particular las autoridades públicas, conozcan desde diversas disciplinas qué implica el desarrollo
de NNA; pues obliga al Estado a crear entornos apropiados.
Son entonces la familia, la comunidad y la sociedad, los que operan como determinantes
interrelacionados a lo largo del proceso de desarrollo de los niños y niñas. Las políticas
públicas son parte del entorno en el cual se desarrollan los niños y niñas, y se constituyen
como contexto a través del cual se pueden generar recursos y acciones que incidan en la
comunidad y en el entorno familiar del niño y la niña, generando mejores condiciones de vida
y mayores oportunidades de desarrollo (Martínez y Ditzel, 2012 p. 19).
El principio de la autonomía progresiva lleva a que los padres o tutores ya no ejerzan los derechos de los
hijos en su nombre. Protegerlos significa asumir la responsabilidad de orientar y guiar a hijas e hijos en el
ejercicio de sus derechos, no a elegir cuáles derechos pueden ejercer y cuáles no. Se trata de darles “las
herramientas para la evolución progresiva de sus facultades” (Laino, 2012, p. 25).
Para ello y por tratarse de personas en desarrollo, niñas, niños y adolescentes tienen derecho a la
protección de ambos padres o tutores (Art. 18 CDN, UNICEF, 2006), su comunidad y el Estado (Art.
5 CDN, UNICEF, 2006) ante eventos que puedan perjudicarles; pero esta protección debe disminuir
conforme evolucionen las facultades, esto es, en la medida que cuente con más capacidades (Lansdown,
2005. p. 62).
Así como para la limpieza y el baño los más pequeños requieren de una persona adulta, los niños y
niñas de edad escolar requieren su atención en menor medida; puede suceder con otros desafíos que se
presenten en la vida, como la realización de tareas, la preparación de alimentos, los traslados, el juego,
las relaciones interpersonales y la toma de decisiones. El desafío entonces es, mantener el equilibrio entre
propiciar su autonomía y protegerlos sin menoscabo de su libertad.
Pixabay (2015) Niño Jugar Estudio Color Aprender Pixabay (2017) Bebé Ducha Recién Nacido Lindo
Conocimiento [Fotografía] Recuperado de: https:// Niño Niña Baño [Fotografía] Recuperado de: https://
pixabay.com/es/ni%C3%B1o-jugar-estudio-color- pixabay.com/es/beb%C3%A9-ducha-reci%C3%A9n-
aprender-865116/ nacido-lindo-2859657/
Comencemos primero por reflexionar acerca de los desafíos actuales que pueden desfavorecer el
desarrollo y la autonomía progresiva, independientemente del nivel económico de NNA: el tiempo que
pasan en soledad o con personas que no representan un vínculo afectivo importante, el tipo de alimentos
que consumen, el tiempo en que están expuestos a las redes sociales, el internet, la televisión, etcétera; y
el escaso tiempo que interactúan con otros niños y niñas.
Cabe preguntarnos:
Según Lansdown (2012, p. 32), hay requisitos indispensables para el adecuado desarrollo como son: una
alimentación apropiada, la estimulación intelectual, las oportunidades para el esparcimiento, un ambiente
saludable, un adecuado descanso, la interacción social, el cuidado afectuoso y la seguridad. En este
sentido, si analizamos el impacto de la pobreza en el desarrollo de niñas y niños, podemos ver que afecta
más a éstos que a los adultos, por las siguientes razones:
La pobreza es “(…) el eje estructural de micro y meso sistemas que no ofrecen a niños y niñas
las condiciones mínimas como para desplegar sus potencialidades, lo que incide fuertemente
en sus posibilidades futuras” (Martínez y Ditzel, 2012, p. 9).
Laino (2012, p. 26) va más allá, ya que advierte que el principio de autonomía es afectado cuando la
política económica, las educativas, las de salud, las de vivienda y las de trabajo no son diseñadas para
garantizar efectivamente los derechos económicos, sociales y políticos por todas las personas, incluidos
niñas, niños y adolescentes.
Además de la pobreza, el Instituto Interamericano del Niño, la Niña y Adolescentes (Martínez, y Ditzel,
2012, p. 21) señala los siguientes riesgos que pueden afectar el desarrollo de NNA:
Por ello resulta necesario implementar la protección en la familia a través del apego seguro, la buena
comunicación, el buen clima y pautas sanas de crianza. Los padres o tutores, si bien deben ser respetados
y apoyados por los Estados, están limitados en la crianza por el interés superior del niño, niña o
adolescente (Art. 18 CDN, UNICEF, 2006). Cuando no actúen conforme a este principio, el Estado deberá
intervenir.
Suprema Corte de Justicia de la Nación. [Litigantes dh]. (2017, junio 30). Las
obligaciones del Estado frente a la autonomía progresiva de la infancia [Archivo
de video]. Recuperado de https://youtu.be/dCjdhyjFYvQ
Ante la necesidad de contar con condiciones adecuadas para el desarrollo, la Convención sobre los
Derechos del Niño (2006) cuenta con los siguientes artículos:
Art. 6. “Los Estados Partes garantizarán en la máxima medida posible la supervivencia y el desarrollo
del niño” (UNICEF, 2006, p. 11). Niñas, niños y adolescentes deben desarrollar sus facultades cognitivas,
sociales, afectivas, físicas y morales.
Art. 23. Reconoce el derecho de niñas, niños y adolescentes con discapacidad a tener oportunidades para
integrarse a la sociedad y desarrollarse como personas, incluso cultural y espiritualmente, “en la máxima
medida posible” (UNICEF, citado por Lansdown, 2005, p. 32).
Art. 27. Reconoce la importancia de un nivel de vida adecuado para el desarrollo físico, mental, espiritual,
moral y social de niñas, niños y adolescentes.
Arts. 28 y 29. Se refieren al papel de la educación en el desarrollo de “la personalidad, las aptitudes y la
capacidad mental y física del niño hasta el máximo de sus posibilidades”.
Art. 31. Reconoce el derecho al juego puesto que éste es importante para el desarrollo de niñas, niños y
adolescentes.
Además de las políticas públicas, las condiciones económicas, familiares y comunitarias; queremos
destacar dos actitudes que favorecen y estimulan el desarrollo y las capacidades de niñas, niños y
adolescentes y, por tanto, su autonomía: escucharlos a partir de reconocer sus capacidades y propiciar
experiencias que favorezcan la adquisición de competencias. ¿En qué consisten estas actitudes? veamos
cada una de ellas:
Conforme ellas y ellos se desarrollen y obtengan las competencias necesarias, las personas adultas
tendremos que reconocerles la responsabilidad de tomar decisiones. Sin embargo, debemos tener mucho
cuidado para no forzarlos a tomar decisiones en las que no está, en el centro, su persona (Lansdown,
2005, p. 20); por ejemplo, un conflicto entre sus padres. No debemos obligar a niñas, niños y adolescentes
a tomar decisiones en circunstancias en las que no se sientan preparados.
Silvia Laino advierte el riesgo de convertir la protección en sinónimo de autoridad, ya que generalmente,
ante la tensión entre libertad y protección, y bajo el fundamento de la vulnerabilidad, se opta por la
protección y se deja a NNA en desventaja por la incapacidad jurídica para tomar decisiones. La autora
afirma que:
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14
virtual está a cargo de la Universidad Abierta y a Distancia de México (UnADM).
Módulo 3
Etapas de desarrollo biopsicosocial con perspectiva de género y garantes de derechos
“los padres, la sociedad y el estado están forzados a respetar su adecuado desarrollo físico e
intelectual en un marco de libertad” (Laino, 2012, p. 20).
La intervención tanto de las personas adultas en general como de los Estados (a través de la legislación y
las políticas públicas) debe regirse por los principios de libertad, autonomía y dignidad de las personas de
0 a 17 años (Laino, 2012, pp. 20-21).
Recordemos que se trata de derechos reconocidos en los artículos 13 (libertad de expresión); 14 (libertad
de pensamiento, de conciencia y religión); 15 (libertad de asociación) y 16 (respeto a la intimidad).
Para valorar la importancia de hacer efectivos estos derechos, Laino (2012) retoma el párrafo 100 de la
Opinión Consultiva No. 17 emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos que hace referencia
a la proyección del grado de desarrollo en la capacidad de decisión y participación de los procesos.
Este derecho también debe garantizarse a través de normas que regulen y protejan su intervención
en procedimientos administrativos y jurisdiccionales, por ejemplo, evitar su revictimización cuando
han resultado agraviados por un delito, limitando el número de entrevistas practicadas por el personal
especializado.
De acuerdo a las Reglas de Brasilia (Cumbre Judicial Iberoamericana, 2008, pp. 6, 19) No. 5 y 78, los
órganos del sistema de justicia deben tutelar los derechos de niñas, niños y adolescentes conforme a
su desarrollo evolutivo. En los actos judiciales en los que participen, deberán tener en cuenta su edad y
desarrollo.
También es importante generar experiencias que den pauta al desarrollo de sus habilidades y
competencias.
Por el contrario, limitar sus experiencias por considerarlos incapaces o inmaduros tiene dos consecuencias
negativas: no permite a los adultos reconocer sus capacidades y se les niega la oportunidad de
desarrollarse.
Por desgracia, en ocasiones las restricciones se imponen a través de amenazas y castigos, afectando así
el desarrollo de habilidades. Al respecto, Lansdown advierte que “el apoyo, el estímulo y un nivel elevado
de expectativas respecto a las capacidades de niños y niñas pueden ayudarlos a adquirir habilidades y
competencias que no sería posible conseguir mediante amenazas y castigos” (Lansdown, 2012, p. 14).
1 Para saber más sobre estas diferencias te recomendamos: REDIM (enero de 2010). Las niñas mexicanas: una población altamente discriminada.
En DFensor (No.1, año VIII), pp. 61-24. Recuperado de http://cdhdfbeta.cdhdf.org.mx/wp-content/uploads/2014/05/dfensor_01_2010.pdf
Posteriormente podrás encontrar experiencias educativas muy interesantes por su papel en la construcción
de la ciudadanía de niñas, niños y adolescentes.
Hasta aquí hemos visto que favorecer el desarrollo y, con ello la autonomía progresiva, es posible desde
toda relación entre personas adultas y NNA; lo cual se ve reflejado en diversos escenarios, tales como la
familia, la escuela, la comunidad y el Estado, por medio de las políticas públicas.
Protección
¿De qué tenemos que proteger a niñas, niños y adolescentes para favorecer su autonomía? Si bien
existen diversas opiniones sobre el nivel de protección que debemos darle a niños y adolescentes, y a
las mujeres en particular, todas las sociedades cuentan con leyes, prácticas y costumbres que definen
la diferencia entre niñez y adultez; asimismo, todas coinciden que lo primero que se debe atender es su
protección. Partimos entonces del reconocimiento de su relativa inexperiencia e inmadurez que genera
fácilmente condiciones de vulnerabilidad y, por tanto, hay un consenso que se expresa en la CDN acerca
de la necesidad de establecer mecanismos que los protejan, entre ellos, establecer los límites para
participar en ciertas actividades:
Algunos de los temas que causan más preocupación son las edades mínimas establecidas para:
La CDN compromete a los Estados a llevar a cabo todas las medidas legislativas, sociales, educativas
y administrativas necesarias para asegurar que esta población no quede expuesta a experiencias
inadecuadas para su nivel de desarrollo y establece como criterio prioritario el interés superior de niñas,
niños y adolescentes. Específicamente, el artículo 19 compromete a los Estados a protegerlos de:
(…) toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos
o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los
padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo (Art.
19° CDN, UNICEF, 2006).
Art. 5. Los padres deben respetar la capacidad de las y los hijos de ejercer sus derechos por
cuenta propia y no deben imponerles exigencias excesivas, esto es, más allá de sus capacidades.
Art. 32. Los Estados deben establecer una edad mínima para trabajar.
Art. 37. Advierte que las y los menores de 18 años privados de su libertad se les debe tratar
considerando sus necesidades, conforme a su edad.
Art. 38. Los menores de 15 años no deben participar directamente en hostilidades, en casos de
conflictos armados.
Art. 40. Los Estados se comprometen a establecer una edad mínima para considerar que niñas,
niños y adolescentes tienen responsabilidad penal. En caso de que alguno infrinja las leyes
penales, los padres deben presenciar todas las audiencias.
De los artículos 32 al 36. La CDN reconoce el derecho de niñas, niños y adolescentes a recibir
protección contra la explotación sexual, económica o de otro tipo (UNICEF, 2006).
Si revisamos cuidadosamente los artículos de la CDN, podremos ver que cada instancia con la que
niñas, niños y adolescentes tienen contacto, juega un papel muy importante en sus condiciones para el
desarrollo, la adquisición de capacidades y las posibilidades para su autonomía, así como para garantizar
su protección.
Para ahondar más en el tema, es vital leer a Gerison Lansdown, quien revisa
el papel de los Estados, las instituciones, las familias y las escuelas; y propone
cambios que dan pauta a una mayor participación y mejores condiciones para
favorecer la autonomía y la protección. Ingresa al siguiente enlace y consulta de
la página 81 a la página 87:
¿Y en la realidad...?
Por desgracia la pobreza afecta a una proporción muy importante de niñas, niños y adolescentes en
nuestro país y obstaculiza su desarrollo armónico. Presentamos algunos datos preocupantes recuperados
del informe presentado por el CONEVAL, en 2014 (Pérez, Hernández, Aparicio, Crowley, Strand, y
Güémez, 2014, pp. 10-11):
Las situaciones más graves e injustas las encontramos en las comunidades indígenas (Pérez et al., 2014,
p. 11):
En 2014, 78.6 por ciento de niñas, niños y adolescentes en hogares indígenas y 90.8 por
ciento de quienes hablaban una lengua indígena se encontraba en situación de pobreza. La
diferencia respecto de la población infantil y adolescente no indígena (27.9 y 40.1 puntos
porcentuales, respectivamente) es un claro indicador de las enormes desventajas que
enfrentaba y enfrenta aún la población indígena desde las primeras etapas de la vida.
Desgraciadamente, a pesar de los recursos públicos invertidos y los programas sociales, “los niveles
de pobreza entre la población de 0 a 17 años en el país prácticamente no han cambiado desde la crisis
financiera global de 2008” (Pérez et al., 2014, pp.10-11).
Clavellina, V. (2 de diciembre de 2016). Ninos-pobre ADN40 [24 de marzo de 2018). Pobres [Fotografía].
[Fotografía]. No importa tanto que… [Entrada en Disminuye pobreza extrema, pero aumenta la pobreza:
blog]. Letras mexicanas desconocidas. Recuperado Coneval. Info7. Recuperado de http://www.info7.mx/
de https://letrasmexicanasdesconocidas.blogspot. nacional/disminuye-pobreza-extrema-pero-aumenta-la-
com/2016_12_02_archive.html pobreza-coneval/2128680
Resulta evidente la urgencia de que todos los niveles de gobierno consideren que el gasto en la
generación de condiciones que permitan el desarrollo de las capacidades de niñas, niños y adolescentes,
es en realidad una inversión:
En este eje temático hemos visto que el principio de autonomía progresiva implica cambios profundos en
las relaciones del mundo adulto, las autoridades públicas y las instituciones con la niñez y la adolescencia.
En la medida que adoptemos el cambio de paradigma para favorecer la autonomía progresiva, veremos
ciudadanos más participativos y responsables. En este sentido, resulta fundamental que los garantes de
los derechos de NNA, tanto en el ámbito privado como en el público, favorezcan su desarrollo integral.
Además, hay que tener presente que nuestra labor es garantizar su protección ante los riesgos que
puedan enfrentar, conforme a la etapa de desarrollo en la que se encuentran.
En el siguiente eje temático abundarás sobre estas etapas, las capacidades de NNA en cada una de ellas
y la importancia del medio natural y social en el que se desenvuelven.
Finalmente, en el tercer y último eje temático, conocerás sobre el papel y las posibilidades de los garantes
para generar condiciones óptimas para la participación y la adquisición de autonomía.
Recursos
En este video podrás conocer una serie de actividades que niñas y niños pueden
realizar, tomando en cuenta sus capacidades y su edad, procurando la autonomía
progresiva.
3. Chile crece contigo. [Chile Crece Contigo]. (2010, enero 18). La imitación, el uso de
las manos y la independencia al comer [Archivo de video]. Recuperado de https://
youtu.be/PIWSkgsmIJc
4. Chile crece contigo. [Chile Crece Contigo]. (2010, enero 18). La autonomía,
lenguaje oral y el conocimiento del cuerpo [Archivo de video]. Recuperado de
https://youtu.be/2jQ_zsLr34Y
En este video conocerás el caso de Colombia, país que diseñó una política
pública integral para favorecer el desarrollo de la niñez, especialmente de los más
pequeños.
Introducción
“Muchas de las cosas que nosotros necesitamos pueden esperar, los niños no pueden, ahora es
el momento, sus huesos están en formación, su sangre también lo está y sus sentidos se están
desarrollando, a él nosotros no podemos contestarle mañana, su nombre es hoy”.
Gabriela Mistral
Hasta ahora en el Diplomado nos referimos a niñas, niños y adolescentes (NNA) en general, como si
pertenecieran a un sector de la población homogéneo. Desde el enfoque de derechos, los reconocemos
como personas en desarrollo, pero ¿qué significa esto?, ¿qué diferencias externas e internas hay
entre aquellas personas de temprana edad, quienes asisten a la primaria y a quienes consideramos
adolescentes? Si apostamos por su autonomía progresiva reflexionemos acerca de:
Existen diversas teorías que intentan explicar el proceso evolutivo que recorren niñas, niños y
adolescentes, pretendiendo con sus postulados establecer marcos de referencia válidos y universales
acerca del desarrollo natural, social, afectivo y cognitivo de los individuos. No obstante, a pesar de los
diversos enfoques que abordan el tema, es esencial comprender cómo las características inherentes de
NNA, según sus etapas de desarrollo, tienen una estrecha relación con la implementación y ejercicio de
sus derechos, desde la perspectiva de ser sujetos activos en proceso de construcción de sus facultades.
Como has revisado en módulos anteriores, la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) hace posible
el reconocimiento de niñas, niños y adolescentes como sujetos activos de derechos, en contraposición con
la antigua noción que les consideraba sujetos pasivos dependientes de la protección y asistencia de los
adultos por su propia condición de vulnerabilidad.
A partir de lo anterior, es necesario reflexionar sobre la concepción que se tiene, como adulto, de los
roles de género que tradicionalmente han desempeñado NNA y que, en ocasiones, puede influir en la
orientación que se les brinda para impulsar su autonomía progresiva.
Por ejemplo, es común que en el hogar o en la escuela se motive a los niños para que participen en juegos
considerados propios de su sexo, tales como jugar con autos, participar en juegos interactivos con una
carga de agresividad o en juegos que implican velocidad y fuerza (futbol, carreras, luchas, entre otros); sin
tomar en cuenta que pudieran tener interés para realizar actividades que tradicionalmente son asignadas a
las niñas, como ayudar en lavar los platos, recoger los trastes o barrer la casa.
En este sentido, se tiene en cuenta que el espíritu con que la CDN plantea la evolución de las facultades
de la niñez y la adolescencia se ubica en el ámbito de su proceso biológico, pero sobre todo, de sus
interacciones con el entorno, las cuales dan pauta a la construcción de aprendizajes que fortalecen sus
capacidades de análisis, reflexión, expresión y toma de decisiones; con lo que se puede comprender
que la edad de NNA es un factor muy importante para calcular su evolución, pero no es el único ni el
fundamental.
“la Convención reconoce que los niños que viven en ambientes y culturas diversos y se
enfrentan con distintas experiencias de vida adquieren competencias a edades diferentes, y
su adquisición de competencias varía según las circunstancias”. También constata el hecho
de que “las facultades del niño pueden diferir según la naturaleza de los derechos ejercidos”
(Lansdown, 2005, p 9).
Dicho lo anterior, nuestro recorrido por las etapas de desarrollo, que abarcan de la niñez a la adolescencia,
partirán del abordaje integrado de las dimensiones en las que ponen énfasis:
De manera que revisaremos los postulados de algunos de los teóricos más representativos en la materia
como Piaget, Vygotsky y Erikson; haciendo un andamiaje de sus ideas, construyendo una “fotografía” lo
más completa posible para tu conocimiento y puesta en práctica dentro de la labor que desempeñas como
garante de los derechos de niñas, niños y adolescentes.
Para entrar en materia respondamos a una primera cuestión, ¿qué significa el desarrollo de niñas,
niños y adolescentes, en este contexto?
Una breve, pero precisa explicación la encontramos en palabras de Maier (1996, p. 11) quien expresa que:
Cuando hablamos de etapas o fases de desarrollo, entendemos que hay siempre una que antecede a otra,
donde unos criterios específicos establecen cuándo se ha cumplido con el parámetro que acredita el paso
siguiente. En conjunto, las etapas conforman un proceso completo.
Para explicar las características de desarrollo en esta etapa, el Center of the Developing Child, de la
Universidad de Harvard (2007, pp. 4-13), propone siete postulados básicos acerca del desarrollo:
1º Postulado
El desarrollo infantil es el fundamento para el desarrollo comunitario y el desarrollo económico, ya
que los niños y niñas capaces son la base de una sociedad próspera y sostenible.
2º Postulado
Los cerebros se construyen con el tiempo. La arquitectura básica del cerebro se construye a través
de un proceso continuo, que comienza desde el nacimiento y continúa hasta la adultez. La arquitectura
cerebral está construida sobre una sucesión de periodos sensibles, cada uno de los cuales está asociado
con la formación de circuitos y las habilidades que se formaron previamente. A través de este proceso, las
primeras experiencias crean una base para el aprendizaje de toda la vida, el comportamiento y la salud
física y mental. Una base sólida aumenta la probabilidad de resultados positivos.
3º Postulado
Las influencias interactivas entre genes y la experiencia, literalmente dan forma a la arquitectura
del cerebro en desarrollo. La arquitectura cerebral está compuesta por conjuntos de circuitos neuronales
altamente integrados, los cuales se conectan bajo las influencias continuas y mutuas de la genética y el
medio ambiente.
4º Postulado
Tanto la arquitectura del cerebro y las habilidades en desarrollo se construyen de abajo hacia
arriba, con circuitos y habilidades sencillos que proporcionan el andamiaje para circuitos y habilidades
más avanzados con el paso del tiempo. Circuitos cerebrales que proporcionan información básica son
cableados antes que aquellos que procesan información más compleja. Circuitos de nivel superior
se basan en circuitos de nivel inferior, y la adaptación a niveles más altos resulta mucho más difícil si
los circuitos de nivel inferior no se conectan correctamente. Habilidades más complejas se basan en
habilidades más básicas que les preceden.
5º Postulado
Capacidades cognitivas y emocionales están inextricablemente relacionadas a lo largo de la vida. El
bienestar emocional y las competencias sociales proporcionan una sólida base para nuevas capacidades
cognitivas, y juntas son los ladrillos y el mortero que conforman los fundamentos del desarrollo humano.
6º Postulado
El estrés tóxico en la primera infancia se asocia con efectos persistentes en el sistema nervioso
y los sistemas hormonales de respuesta ante el estrés que pueden dañar el desarrollo de la
arquitectura cerebral y conducir a problemas de por vida en el aprendizaje, el comportamiento y
la salud física y mental. Cuando los niños y niñas enfrentan situaciones de estrés, el cuerpo activa la
liberación de sustancias que le permiten actuar como respuesta a la situación (huir, defenderse, atacar), y
cuando este sistema se activa constantemente, las niñas y niños experimentan consecuencias adversas
como el mantenimiento de niveles altos de cortisol, que resultan tóxicos para el cuerpo.
7º Postulado
Crear condiciones favorables para el desarrollo de la primera infancia es probablemente menos
costoso y más eficaz que intentar solucionar los problemas derivados posteriormente.
Los siete principios anteriormente revisados, permiten conocer el desarrollo saludable desde una
perspectiva neurológica, la cual hace posible el acceso a condiciones favorables para la adquisición de
habilidades cognitivas complejas y duraderas en niñas y niños.
Desde la perspectiva de género, es indispensable conocer e impulsar los intereses genuinos de niñas
y niños, antes que dejarnos llevar por los estereotipos y roles de género tradicionales, donde las niñas
están supuestas a realizar actividades puramente femeninas, mientras que los niños sólo deberán realizar
acciones consideradas para varones.
Pixabay (2015). Niño Juguete Coche Infantil Coche Pixabay (2017). Niño Lindo Bebé Niña Feliz
Retro Bebé [Fotografía] Recuperado de: https:// Padres Buscar Respeto [Fotografía]. Recuperado
pixabay.com/es/ni%C3%B1o-juguete-coche- de: https://pixabay.com/es/ni%C3%B1o-lindo-
infantil-862770/ beb%C3%A9-ni%C3%B1a-feliz-padres-2438047/
Por ejemplo, en la actualidad, todavía no se acepta del todo que las niñas participen en equipos de fútbol
por considerarlo un deporte exclusivo para los varones; así como tampoco es socialmente aceptado que
los niños tengan interés en las labores del hogar o que participen en juegos donde se ponga en duda su
sexualidad, acorde a su sexo biológico.
Lo mismo sucede con las formas de convivencia socialmente establecidas en los diferentes entornos
donde interactúan niñas y niños, las cuales están limitadas para que sólo se relacionen de acuerdo a su
sexo biológico (niñas con niñas, niños con niños).
Pixabay (2015). Niños Playa Jugando Arena Pxhere (2017). Niños jugando agua [Fotografía].
Personas Persona Niño [Fotografía]. Recuperado Recuperado de https://pxhere.com/es/photo/933609
de: https://pixabay.com/es/ni%C3%B1os-playa-
jugando-arena-personas-1008318/
Ahora bien, revisemos cómo se definen las facultades que caracterizan a la primera infancia, a partir de las
investigaciones realizadas por Erikson y Piaget.
Estos dos teóricos entienden el desarrollo de la niñez como un proceso con características generalizadas
que pueden ser aplicables universalmente, mediante el planteamiento de etapas condicionadas por la
edad biológica de niñas, niños y adolescentes. Cabe decir que esta forma de “retratar” el desarrollo de
la niñez ha sido aceptada y fortalecida por un sector grande de la comunidad que estudia la conducta, el
comportamiento y los procesos cognitivos, pero también ha sido cuestionada por otro sector que coincide
en hacer visibles algunos sesgos determinados por las diferencias culturales, o bien, porque dan mayor
énfasis a los procesos sociales y de construcción que van de lo colectivo a lo individual, contrario a la
teoría de Piaget que expresa mayor peso a los procesos individuales. Al día de hoy, el modelo propuesto
por Piaget es un referente importante para explicar las etapas de desarrollo infantil.
Por su parte, Erikson es un teórico que basa sus estudios en los postulados freudianos y que se distingue
del enfoque de Piaget por encontrar una relación estrecha entre las personas y sus relaciones con el
entorno para explicar su desarrollo cognitivo.
A continuación, realizaremos un abordaje que considera los postulados más relevantes de ambos autores
para explicar las características de esta etapa de desarrollo de la niñez.
0 a 24 meses.
Piaget denomina este periodo como Fase sensoriomotriz; de acuerdo con Carolina Duek, ésta “precede
al desarrollo del lenguaje y se caracteriza por una inteligencia práctica basada en las acciones y
percepciones concretas. Es un período de ejercicio de los reflejos y las reacciones del niño o niña que
están relacionadas con sus tendencias intuitivas. El cuerpo es no sólo el soporte sino también el medio
para el aprendizaje y los desplazamientos” (Duek, 2010, pp. 802-803).
Por su parte, Piaget concibe el desarrollo de la niñez como un proceso evolutivo, que comprende una serie
de fases y estadios o subfases, las cuales implican un proceso de desequilibrio-asimilación-adaptación-
desequilibrio, para poder dar paso a un siguiente nivel de progreso, es decir, una vez que los niños
desarrollan el dominio de una fase, necesitarán desequilibrar su estructura para estar en condiciones de
buscar el dominio de una fase posterior que les permita la oportunidad de evolucionar. En esta lógica,
Piaget define 6 subfases o estadios que explican el desarrollo en este periodo de vida de niñas y niños:
Estos seis estadios comprenden en su totalidad la fase sensoriomotriz, que hay que entender como un
parámetro que da cuenta de los aprendizajes que niñas y niños incorporan en su proceso de desarrollo a
esta edad.
Por su parte, Erikson aporta una visión más dirigida a la relación de niñas y niños con su entorno social
y afectivo, que se plantea como determinante para alcanzar su desarrollo a esta edad. A este periodo le
llama Fase 1. Adquisición de un sentido de la confianza básica, al mismo tiempo que se supera un sentido
de la desconfianza básica: Realización de la esperanza.
Maier (1996, p. 39), destaca que, en esta primera fase, el bebé tiene una primera confrontación con el
mundo exterior, luego de encontrarse en condiciones confortables y seguras dentro del vientre materno,
por lo que su primera necesidad será la de confiar en que sus necesidades básicas serán resueltas por el
nuevo entorno, básicamente por la protección y cuidados que le brinden sus padres:
La confianza básica como fuerza fundamental de esta etapa, nace de la certeza interior y
de la sensación de bienestar en lo físico (sistema digestivo, respiratorio y circulatorio), en el
psíquico (ser acogido, recibido y amado) que nace de la uniformidad, fidelidad y cualidad en
el abastecimiento de la alimentación, atención y afecto proporcionados principalmente por la
madre. La desconfianza básica se desarrolla en la medida en que no encuentra respuestas
a las anteriores necesidades, dándole una sensación de abandono, aislamiento, separación
y confusión existencial sobre si, sobre los otros y sobre el significado de la vida (Bordignon,
2005, p. 53).
2 a 4 años.
Desde la perspectiva piagetiana, al periodo que comprende estas edades se le denomina fase
Preconceptual.
El juego ocupa la mayor parte de su tiempo, ya que lo emplean para poder asimilar la información que
reciben del exterior. Las nuevas experiencias las convierten en juego, por ejemplo, cuando juegan a
vestirse o a imitar las actividades que observan de los adultos.
Su conocimiento del mundo se limita a lo que perciben del mismo. Consideran que todos piensan como
ellos y que les entienden, sin que deban esforzarse por expresar sus sentimientos e ideas. El desarrollo
del lenguaje verbal y no verbal se pone de manifiesto como una articulación entre el pensamiento y la
palabra; mientras más utilizan el lenguaje verbal para expresarse, significa que lo aceptan como vehículo
de conceptualización de sus ideas.
En esta etapa, los niños eligen mantenerse cerca de quienes les proporcionan satisfacción de sus
necesidades, generalmente sus padres o cuidadores más cercanos. A ellos los toman como modelo de
comportamiento y referente de obediencia.
Erikson llama a esta fase de Adquisición de un sentido de la autonomía al mismo tiempo que se combate
contra un sentido de la duda y la vergüenza: Realización de la voluntad. Básicamente, niñas y niños
de estas edades han superado la desconfianza por la que atravesaron en la fase anterior; han crecido
corporalmente y desarrollado habilidades que les permiten hacer cosas por sí mismos, aunque con ciertos
límites. Así, los niños empiezan a tener control de esfínteres y esto incide cada vez más en su autonomía.
Se ven a sí mismos capaces de expresar lo que piensa y de hacer, de manera independiente, las cosas
que antes hacían por ellos los adultos.
En el fortalecimiento de la autonomía, es fundamental el tipo de relación que establecen con sus madres,
padres, tutores legales o cuidadores, quienes deben permitir un grado progresivo de autonomía a niñas
y niños, en un contexto de protección fundamental, al mismo tiempo que establecen límites claros que
regulen su comportamiento.
4 a 7 años.
Piaget llamó a esta etapa Fase del pensamiento intuitivo. Se evidencia en esta fase un desarrollo del
pensamiento indagador; niñas y niños encuentran motivos para cuestionar todo lo que ocurre en su
entorno.
El niño tiene que coordinar perspectivas de diferentes individuos, incluido él mismo, así como sus propias
versiones subjetivas y egocéntricas del mundo con el entorno que le rodea. Los niños de esta fase
tienen dificultades para asimilar más de una idea sobre un mismo elemento o hecho. Su incapacidad
de enfocarse en dos aspectos de una situación a la vez, les inhibe de entender el principio de que una
categoría o clase, puede contener varias subcategorías o clases diferentes.
En general, la obediencia a los adultos continúa siendo el código moral predominante para los niños en
esta fase; para ellos ser obediente significa “ser bueno”, mientras que la desobediencia significa “ser
malo”. Consideran que todos los actos que realizan los adultos son justos, y muestran su acatamiento
mediante un respeto unilateral y un sometimiento a la autoridad, y el prestigio de los adultos (Maier, 1996,
pp. 142–144).
Erikson llama a esta etapa, fase 3 Adquisición de un sentido de la iniciativa y superación de un sentido
de la culpa. Realización de la Finalidad. En ella, niñas y niños se conciben a sí mismos como individuos,
saben que se les considera personas y se tienen expectativas de ellas y ellos. Por lo tanto, comienzan
a preguntarse acerca de su rol en este mundo, ¿qué han venido a hacer aquí? Así, un fuerte sentido
indagador se desarrolla en ellos para poder dar respuesta a sus múltiples interrogantes sobre las cosas
que observan a su alrededor.
El lenguaje se ha desarrollado bastante en esta fase, igual que sus capacidades motrices. Su locomoción
es muy similar a la de los adultos, de modo que esto, junto con el habla, los coloca en posibilidad de
expandir su capacidad de imaginación y argumentación.
Los adultos y sus pares son ahora, referentes que les ayudan a mirar y definir su propia
personalidad. Encuentran que existen características sexuales que diferencian a unas
personas de otras. En esta etapa comienzan a adquirir un sentido de los roles de género,
se preguntan cómo deberían comportarse, jugar o interesarse por elementos específicos de
acuerdo con su sexo (Maier, 1996, p. 55).
Conocer los rasgos esenciales que conforman a la primera infancia es fundamental para erradicar las
creencias que suponen una incapacidad total de niñas y niños, y para tomar parte activa y significativa
en el ejercicio de sus derechos, a partir de sus propias capacidades; tal como lo enuncia el Comité de los
Derechos del Niño, en su Observación General No. 7 (UNICEF y DIF, 2014, p. 100):
Quienes tienen la responsabilidad de proteger y garantizar los derechos de niñas y niños, es indispensable
que tengan presente esto en todo momento y en cada decisión que toman:
“Respetar los intereses, experiencias y problemas que afrontan todos los niños pequeños
es el punto de partida para la realización de sus derechos durante esta fase esencial de sus
vidas” (UNICEF, 2014, p.101).
Asimismo, fomentar y actuar a partir de la perspectiva de género, permitirá minimizar y reducir actitudes y
expresiones estereotipadas y discriminatorias acerca de las decisiones que tomen niñas y niños sobre sus
intereses, formas de interacción y preferencia sexual; favorecerá su confianza y autoestima para defender
sus derechos, y conducirse con seguridad a lo largo de sus vidas.
En la Observación General No. 7 del Comité de los Derechos del Niño, se establece que: “El Comité
desea reafirmar que el artículo 12 se aplica tanto a los niños pequeños como a los de más edad. Como
portadores de derechos, incluso los niños más pequeños tienen derecho a expresar sus opiniones, que
deberían ’tenerse debidamente en cuenta en función de la edad y madurez del niño’” (UNICEF, 2014, p.
104).
En este sentido, podemos encontrar que, tanto en la escuela como en el hogar, expresamos mensajes
ligados a los roles de género, provocando situaciones de desigualdad. Por ejemplo: “Nancy, no es correcto
que juegues con los niños”, “Lucy, trabajarás con Alejandra”, “Rosa, no puedes vestir de pantalones, eso
es sólo para niños”, “Jorge, si lloras parecerás niña”, “Caro, ayúdame a lavar los trastes”, “Raúl, deja tu
ropa en la cama para que tu hermana se encargue de ello”, “Fernando, tus abuelos te trajeron un regalo,
¡es una caja de herramientas!”, “En mi ausencia, tú, Salvador, serás el hombre de la casa”.
Si bien los niños no perciben con claridad el significado de los mensajes estereotipados de los adultos,
es un hecho que absorben la información, las imágenes y las emociones que les generan, llevándolos a
replicar rutinariamente dichas conductas; sin manifestar si están de acuerdo o no en la forma como son
tratados.
De acuerdo con lo anterior, como garantes de los derechos de niñas y niños, es necesario expresar
mensajes claros y libres de estereotipos, de acuerdo a su edad, madurez y contexto sociocultural, con la
finalidad de erradicar actitudes de desigualdad o discriminación, e ir generando en ellos pautas de decisión
a favor de su derechos y autonomía.
Los niños y niñas pequeños son extremadamente sensibles a su entorno y adquieren con
rapidez comprensión de las personas, lugares y rutinas que forman parte de sus vidas,
además de conciencia de su propia y única identidad. Pueden hacer elecciones y comunicar
sus sentimientos, ideas y deseos de múltiples formas, mucho antes de que puedan
comunicarse mediante las convenciones del lenguaje hablado o escrito.
a) El Comité alienta a los Estados Partes a adoptar todas las medidas adecuadas para garantizar
que el concepto de niño como portador de derechos, con libertad para expresar opiniones y
derecho a que se le consulten cuestiones que le afectan, se haga realidad desde las primeras
etapas de una forma ajustada a la capacidad del niño, a su interés superior y a su derecho a ser
protegido de experiencias nocivas.
c) Los Estados Partes deberán adoptar todas las medidas adecuadas para promover la
participación activa de padres, profesionales y autoridades responsables en la creación de
oportunidades para los niños pequeños a fin de que ejerciten de forma creciente sus derechos
en sus actividades diarias en todos los entornos pertinentes, entre otras cosas mediante la
enseñanza de los conocimientos necesarios. Para lograr el derecho a la participación es preciso
que los adultos adopten una actitud centrada en el niño, escuchen a los niños pequeños y
respeten su dignidad y sus puntos de vista individuales. También es necesario que los adultos
hagan gala de paciencia y creatividad adaptando sus expectativas a los intereses del niño
pequeño, a sus niveles de comprensión y a sus formas de comunicación preferidas, por ejemplo,
dibujos, juegos, cuentos, representaciones teatrales, etc.
BBC Mundo. (2017, 22 de agosto). ¿Muñecas para niñas y robots para niños?:
el experimento que muestra cómo los estereotipos de género pueden marcar
los juguetes que elegimos. BBC. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/
media-40999708
Como te habrás dado cuenta, en muchas ocasiones actuamos a partir de estereotipos de género, los
cuales hacen referencia a creencias sociales respecto a cómo debe actuar cada uno.
A partir de las experiencias recogidas por algunas organizaciones de la sociedad civil, da la impresión de
que existe un compromiso no asumido por las instituciones del Estado mexicano, al menos en la práctica,
por construir las condiciones propicias para que el ejercicio de la participación efectiva de niñas y niños se
materialice en todos los ámbitos de sus vidas. Por tanto, tu labor como garante de los derechos de la niñez
consistirá en promover y salvaguardar sus derechos.
Ahora bien, seguiremos revisando las características de la niñez, pero en niñas y niños cuya edad va de
los 6 hasta los 11 años.
La etapa en que niñas y niños ingresan al sistema educativo formal en nuestro país es alrededor de los
3 años de edad, cuando cursan educación preescolar; sin embargo, todavía es común que el primer
contacto con la escuela ocurra a partir de los 6 años, cuando inician la educación primaria. Su inserción
en la escuela resulta ser un acontecimiento significativo en sus vidas, pues se encuentran en un espacio
en el que se generan aprendizajes importantes: aprenden normas sociales, forman lazos afectivos fuertes
con sus pares, acceden a la vida cultural de su sociedad, inician la formación de la identidad, desarrollan el
lenguaje oral y escrito, entre otros. Por ello, esta fase de la niñez se conoce como edad escolar.
Para conocer más al respecto sobre estos estudios, consulta el siguiente video:
Resulta fundamental reconocer que las capacidades de niñas y niños en esta etapa pueden
potenciarse en la medida en que se les permita acceder a situaciones de la vida real que
impliquen retar su estado cognitivo, para evolucionar hacia niveles superiores. Esto, en el
contexto del ejercicio progresivamente autónomo de sus derechos.
De acuerdo con Duek (2010, p. 806), en su texto Infancia, desarrollo y conocimiento: los niños y niñas y su
socialización, expresa lo siguiente acerca de la niñez en etapa escolar:
La capacidad que tienen ya estos niños y niñas para expresar su punto de vista, para discutir
sobre lo que piensan, sobre lo que ven en televisión, sobre lo que ven en Internet, supone
un comienzo de las que serán, más adelante, sus competencias lingüísticas, su capital. En
este sentido, Luria (1986) sostiene que la asimilación del lenguaje oral permite a la persona
incorporar la experiencia del género humano. Cuando el niño o niña aprende, agrega; asimila
una experiencia humano-social que no podría realizar sino mínimamente, si su desarrollo
estuviera determinado sólo por la experiencia directa. Las interacciones con sus pares, con
sus docentes y con los sujetos adultos habilitará a los niños y niñas, ya en el comienzo de su
escolarización, a poner en práctica aquello que, de su entorno, relevan para su posterior uso:
modos de expresión, de presentación de argumentos, de razonamiento —en las posibilidades
de la edad, claro—. Se van enriqueciendo, a su vez, su experiencia, sus posibilidades de
asimilación y acomodación al medio que lo rodea y sus propias capacidades expresivas y de
pensamiento.
Por tanto, podemos ver que niñas y niños, cuya edad oscila
entre los 6 y los 11 años, poseen capacidades cognitivas dadas
por su desarrollo biológico que, en condiciones favorables,
facilitan el involucramiento en actividades intelectuales para el
análisis de su realidad personal y social; y así, tomen parte en
los procesos de construcción y transformación de la misma.
Esto, en el ejercicio de sus derechos a través de procesos de
participación apropiados, es fundamental para el desarrollo de la
autonomía progresiva.
Pxhere. (2017). Person-girl-leg-portrait-
model-red-554667-pxhere.com [Fotografía].
Recuperado de https://pxhere.com/es/
photo/554667
Como te habrás dado cuenta, las profesiones no son exclusivas de un género, sino que forman parte de
una elección personal. Es por esto que, como garante de los derechos de la niñez, es importante promover
que la toma de decisiones que realicen niñas y niños sea tomada en cuenta y sustentada a partir de una
perspectiva de género.
Por otro lado, diversos teóricos han estudiado e intentado explicar las características que describen a los
niños en etapa escolar. Para efectos de este tema, revisaremos el modelo propuesto por Lev Vygotsky,
quien plantea que la evolución del desarrollo cognitivo de niñas y niños no sólo depende de los procesos
innatos, sino que también interviene la interacción del sujeto con su entorno social, pues el aprendizaje se
da como un proceso que se alimenta de la relación con las personas y los elementos de la cultura, para
luego ser internalizados.
A partir de lo anterior, te habrás dado cuenta que es necesario romper con la idea preconcebida de que
niñas y niños con edades previas a la adolescencia, son incapaces de interesarse en su entorno, y menos
aún, de comprender conceptos complejos como sus derechos, sus responsabilidades y el impacto de
sus decisiones en sus vidas y la relación con su comunidad. Si se les acerca a ambientes de aprendizaje
propicios y adecuados, con el acompañamiento de adultos preparados para servir de guías en el proceso,
teniendo en cuenta sus experiencias y potencial, serán capaces de tomar un rol protagónico que les
conduzca al desarrollo progresivo de su autonomía, en el ejercicio de sus derechos humanos.
En una entrevista con el comunicador Eduard Punset (2013), David Bainbridge autor del libro
Adolescentes: Una historia natural, afirma que “ser adolescente es aquello que nos hace humanos”. Una
aseveración contundente y quizás hasta ambiciosa pero, ¿a qué se refiere el autor con esa frase?, antes
de ser adolescentes, ¿no éramos humanos entonces?
Desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, nos asiste la condición “humana”, pero el sentido de la
frase es más de tipo filosófico o antropológico, ya que algunas ideas generadas desde estos ámbitos,
plantean que lo que nos hace diferentes de las otras especies es nuestra capacidad de pensar sobre
nuestros propios pensamientos, adaptarnos a las crisis que nos plantea el entorno y evolucionar; tener
conciencia.
Si bien existe una gran cantidad de estudios que abordan el tema de la conciencia humana, para fines de
este Diplomado utilizaremos la aportación de la Doctora Elia María Izaguirre, quien, en su artículo titulado
Conciencia y evolución, indica que la conciencia se define como el conocimiento que el ser humano tiene
de sí mismo, distinto de los demás, de su existencia y actividad (2010, p.37).
¿Quién soy?
Para abordar esta etapa desde la perspectiva de género, podríamos mencionar los crecientes embarazos
en adolescentes, algunos desafortunadamente producto de abuso de adultos, y otros entre adolescentes;
hablemos sobre estos últimos.
La adolescencia es una etapa donde los cambios son muy notables y dinámicos; las emociones y
pensamientos son más intensos, por lo que las decisiones en relación a su sexualidad son tomadas en la
mayoría de los casos de manera muy rápida y sin prever las consecuencias.
Es recurrente que cuando los adolescentes acuden a las clínicas a pedir información sobre métodos
anticonceptivos, son estigmatizados por ser menores de edad y, lejos de recibir orientación, son reprimidos
verbalmente, generando en ellos una culpa ante su sexualidad.
Es importante sensibilizarnos como garantes ante estos hechos y contribuir en que las y los adolescentes
reciban la información necesaria para que tomen mejores decisiones, evitar posiciones que respondan a
los estereotipos sociales y tratarlos igualitariamente, evitando la discriminación y la desigualdad escolar,
familiar y social.
A manera de ejercicio realiza una introspección hacia tu pasado, ¿recuerdas cómo era tu comportamiento
durante la adolescencia?, ¿tenías los mismos intereses que ahora?, ¿cómo era la intensidad de tus
emociones y pensamientos?, ¿estabas a gusto con tu apariencia física?, ¿recuerdas los cambios físicos
y emocionales que experimentabas?, ¿cómo vivías tu sexualidad?, ¿llegaste a practicar alguna conducta
que puso en riesgo tu bienestar? Tómate unos minutos para recordar esta etapa en tu vida.
Probablemente, después de realizar esta reflexión, vinieron a ti recuerdos de todo tipo, quizás algunos más
agradables que otros, pero seguramente pudiste evocar esta fase que marcó tu vida y que tuvo impacto en
tu presente.
Sin duda, algo que caracteriza a la adolescencia es una serie de sucesos que
incluyen efectos tales como el cambio, la crisis y la adaptación; sin embargo
¿qué ocurre en su cerebro? Para conocer más al respecto, consulta los
siguientes audiovisuales:
Al igual que hicimos con las etapas de desarrollo precedentes, es importante dejar en claro que las
convencionalidades acerca de las características biológicas y psicológicas que se plantean y ponemos a
tu disposición, son acercamientos que establecen un parámetro, pero existen condiciones, principalmente
contextuales, que pueden hacer variar estos postulados y llegan a condicionar el desarrollo de las
personas adolescentes de manera importante. Por lo tanto, es indispensable tener apertura sobre distintas
maneras de ser y vivir la adolescencia.
Pxhere (2017). Niña, grafito, en blanco Pxhere (2017). flor, niño, ropa, vestir,
y negro, joven, modelo, adolescente, mujer, Méjico, cultura, tradicion,
Moda, ciudad, descuidado, Sentado, disfraz, indio, indígena, chal, ropa
Sexo femenino [Fotografía]. tradicional [Fotografía]. Recuperado de
Recuperado de https://pxhere.com/es/ https://pxhere.com/es/photo/1071097
photo/1370612
No obstante, es fundamental tener el referente que nos posibilite mirar a la adolescencia desde el enfoque
de la evolución natural.
Estos cambios, que implican la vida sexual de las personas adolescentes, pueden traer consigo
sensaciones de incertidumbre, vergüenza, culpa, insuficiencia o incomodidad, los cuales impactan en la
forma en que establecen sus relaciones interpersonales o en cómo se conciben a sí mismos frente a los
demás.
Las investigaciones han ilustrado muchos cambios distintos en el cerebro adolescente, sin
embargo existen dos desarrollos básicos: La poda sináptica, proceso que ocurre desde
el nacimiento, pero alrededor de la pubertad se vuelve más pronunciado, permitiendo la
mejora en el procesamiento de la información. El segundo proceso básico tiene que ver
con el sistema límbico y los neurotransmisores. El sistema límbico es responsable del
procesamiento de la información que tiene que ver con las emociones, y muchos estudios
han llevado a la conclusión que debido a los cambios en el sistema límbico, los adolescentes
son sobre emocionales, fácilmente afectados por el estrés, y serían responsables de su
necesidad incrementada por la novedad y la búsqueda de sensaciones, así como una mayor
tendencia a la toma de riesgos. Gotgay y Thompson indican que la evidencia apunta a que la
adolescencia temprana es un tiempo de plasticidad cerebral, haciendo que este periodo sea
de considerables oportunidades para la intervención (Awuapara y Valdivieso, 2013, p. 121).
Diversos autores consideran que la adolescencia se divide en tres etapas: temprana, media y tardía; cada
una de ellas con ciertas particularidades.
En general, cada etapa trae consigo ciertas crisis y problemas sociales, tales como el uso y consumo de
drogas, tabaco y alcohol; problemas de alimentación, ejercicio de la sexualidad a temprana edad y sin los
cuidados necesarios; depresión, autolesiones y bullying (Awuapara y Valdivieso, 2013, pp. 121-122).
Conocer y asimilar estas condiciones, es fundamental para contribuir a un entendimiento más alejado
del adultocentrismo y cercano a la perspectiva de los propios adolescentes acerca de las decisiones que
toman, sus actitudes y la forma en que responden ante diferentes estímulos del contexto social cultural
más próximo. Es relevante, sobre todo, para dejar de lado prejuicios que el mundo adulto construye
alrededor de la adolescencia, y así, transitar hacia un enfoque que les considere como personas en su
totalidad, con necesidades y características muy específicas que es necesario atender para su desarrollo
adecuado.
En el contexto mexicano existen circunstancias muy adversas que distan de ser adecuadas para que los
adolescentes tengan una vida digna. De acuerdo a investigaciones realizadas por Save the Children, que
en 2016 (pp. 4-6) publicó un reporte titulado Las y los adolescentes que México ha olvidado, menciona
datos relevantes que hacen visible los riesgos y carencias de este grupo. A continuación, mencionamos los
más significativos:
En México hay 22.4 millones de adolescentes de entre 10 y 19 años de edad, de los cuales,
11.25 millones tiene entre 10 y 14, mientras que 11.17 millones está entre los 15 y 19. Del
total, el 50.7% son hombres y el 49.3% mujeres. En conjunto representan a cerca del 20% de
la población mexicana.
Ellos y ellas viven en condiciones de exclusión, que se reflejan en las siguientes dimensiones:
Pobreza
• 50% de las y los adolescentes de entre 12 y 19 años de edad vive en condiciones de pobreza.
• De ellos el 11% se encuentra en pobreza extrema.
• 65% carece de protección social.
• Alrededor de 20% no tiene acceso a servicios de salud.
Educación
• Sólo 54% de las y los adolescentes de 15 a 19 años están inscritos en el sistema educativo. Es
el promedio más bajo entre los países de la OCDE.
• Sólo 86% de la población de 12 a 14 años de edad tienen la primaria completa y 76% de los de
15 a17 años cuentan con la secundaria terminada.
• Sobre el aprendizaje aún hay retos: entre las y los alumnos de 15 años de edad 55% no
alcanzan el nivel de competencias básico en matemáticas, 41% no lo alcanza en lectura y 47%
no lo alcanza en ciencias.
Empleo
• 15.3% de las y los adolescentes de 15 a 19 años en México no estudia ni trabaja, porcentaje
que para los hombres es de 8.6% y para las mujeres se eleva a 22.3 por ciento.
• El desempleo es mayor entre adolescentes que entre adultos. 8.6% de quienes tienen entre 15
y 19 años de edad están desocupados en contraste con 3% de las personas mayores de 35
años.
• El 60% de las y los adolescentes y jóvenes (15 a 29 años de edad) tienen un empleo informal.
• De ellos, más de la mitad recibe tan sólo entre 1 y 2 salarios mínimos.
• El empleo informal afecta más a quienes tienen menor nivel educativo: 91.3% de los jóvenes
ocupados con primaria incompleta tiene un empleo informal.
Violencia
• Las muertes de adolescentes de 15 a 19 años de edad por homicidio representan más del 8%
del total de muertes por homicidio en el país.
• Entre los sexenios 2001-2006 y 2007-2012 el número de muertes de adolescentes de entre 15
y 19 años por homicidio se duplicó. El promedio anual en 2001-2006 fue de 871 homicidios en
comparación con 1,743 en el 2007-2012.
• En lo que va de este sexenio (2013-2015), el promedio anual de muertes de adolescentes por
homicidio es de 1,407; lo que representa una disminución en relación al sexenio anterior, pero
aún se encuentra muy por encima del promedio del periodo 2001-2006.
• El número de muertes de adolescentes por homicidio es superior en la población masculina. En
el periodo 2013-2015, 84% de los casos fueron hombres y 16% mujeres.
• En el mismo periodo de tiempo, sólo tres estados del país concentran el 32% de las muertes de
adolescentes por homicidios: Estado de México (14%), Guerrero (10%) y Chihuahua (8%).
Embarazos adolescentes
• 1 de cada 5 nacimientos es una adolescente menor de 20 años. De acuerdo a la OCDE México
es el país con el mayor número de embarazos entre adolescentes.
• Una de cada dos adolescentes de 12 a 19 años que inicia su vida sexual se embaraza
por causas relacionad as con la violencia sexual, la nupcialidad temprana, el no uso o uso
incorrecto de anticonceptivos, y en general la poca educación integral en sexualidad que tienen
las y los adolescentes especialmente a edades tempranas.
• Se registraron 394 nacimientos en niñas de 10 años entre 2013 y 2014 casos posiblemente
relacionados con violencia.
• El 59% de las adolescentes con antecedentes de embarazo cursó sólo hasta nivel secundaria
entre 2013 y 2014.
Ante este panorama adverso, las y los adolescentes requieren ser tomados en cuenta para el
planteamiento de las políticas públicas orientadas a dar soluciones a las problemáticas, pero no sólo eso,
también debe considerarse su participación activa en las acciones que pueden contribuir a la mejora de los
índices negativos, todo con atención a sus facultades y autonomía progresiva.
Probablemente nos encontremos en un momento de punto de quiebre, en el que los garantes de derechos
de NNA, así como la sociedad en general, tenemos la responsabilidad de hacer algo para reducir las
adversidades que enfrentan, trabajando de manera conjunta a partir del respeto de sus capacidades e
intereses.
El primer desafío que podemos plantearnos es cambiar la concepción que se tiene de las y los
adolescentes como inmaduros, inexpertos, poco receptivos ante las personas adultas, rebeldes, apáticos
y problemáticos; para valorar sus potencialidades, creatividad e inquietudes, y vincularnos de manera
distinta para avanzar en la conformación de sociedades más justas (Oliver, Bonetti, y Artagaveytia, 2006,
p. 97).
Pxhere (2017). Hombre, calle, urbano, solo, Pxhere (2017).Persona, en blanco y negro,
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Adolescente Aerosol [Fotografía]. Recuperado guitarra, patrón, joven, relajarse, inspiración
de https://pixabay.com/es/pintor-de-graffiti- [Fotografía]. Recuperado de https://pxhere.
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Oliver y colaboradores prestan atención en cómo la sociedad transmite a las y los adolescentes un sistema
de creencias, valores y prácticas que ellos asumen o rechazan a partir de la búsqueda de su propia
autonomía. Así, dicha búsqueda se convierte en “su principal experiencia con la dimensión colectiva de la
vida y, por eso, los adolescentes necesitan ser reconocidos como un recurso vital para sus familias, para
su comunidad y para la sociedad en general” (2006, p. 19).
Para dar este paso, los autores sugieren lo siguiente (Oliver et al., 2006, p. 20):
Lo anterior favorecerá la adquisición de aptitudes como habilidad para comunicar, cooperar, respetar y
resolver conflictos. También contribuirá a su autonomía, a su autoestima y, con ello, al control sobre su
propia vida. Finalmente, podrán contar con buena disposición, optimismo, motivación y visión positiva del
futuro (Oliver et al., 2006, p. 20).
¿Y en la realidad…?
Sólo algunos datos sobre la niñez y la adolescencia en México nos señalan importantes desafíos desde el
enfoque de los Derechos Humanos. Revisa el siguiente cuadro:
Como se puede observar, para la primera infancia urge diseñar una política pública que, entre otras
cosas, incida en el índice de mortalidad de niños de 0 a 4 años, incremente el consumo exclusivo de leche
materna en los primeros 6 meses de vida; garantice diagnósticos, tratamientos, terapias y coordinación
entre los responsables para atender a quienes tienen una discapacidad y, así, aumente el índice de
asistencia a preescolar.
Para niñas y niños, entre 5 y 14 años, en condiciones de pobreza y extrema pobreza, urge encontrar
mecanismos que eviten el trabajo infantil y la condena que ello implica para ejercer sus derechos al sano
desarrollo, la educación, el juego y a una vida digna, protegida de riesgos, incluso de explotación infantil.
Para las y los adolescentes son muchos los desafíos, entre los que destaca el abandono escolar. También
es evidente la urgencia de mecanismos que detengan y reviertan la dinámica que está dando lugar al
incremento de embarazos, principalmente de niñas y adolescentes entre 9 y 17 años de edad que, entre
otras cosas, enfrentan riesgo de muerte. Principalmente, en este rango de edad, resalta una alarmante
cifra de embarazos, de los que se puede presumir que son producto de violencia sexual.
1 INEGI. (2015). Encuesta intercensal. Principales resultados. México: INEGI. Recuperado de http://internet.contenidos.inegi.org.mx/contenidos/
productos/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/nueva_estruc/promo/eic_2015_presentacion.pdf
3 Estimaciones del CONAPO con base en INEGI. Estadísticas vitales de nacimientos, 1990-2016.
4 Dirección General de Información en Salud. (2016). Subsistema de información sobre nacimientos (SINAC) Subsistema epidemiológico y
estadístico sobre defunciones (SEED). México: Secretaría de Salud. Recuperado de http://salud.qroo.gob.mx/portal/descargas/estadisticas/
Subsistemas%20Hospitalarios%202016/SINAC-SEED_RNIS2015.pdf
5 Sistema Nacional de Información Estadística Educativa. (2017). Estadísticas Educativas. México: Secretaría de Educación Pública. Recuperado
de http://www.snie.sep.gob.mx/Estadistica.html
6 Secretaría de Trabajo y Previsión Social. (2015). Módulo de Trabajo Infantil, 2015. México: Secretaría de Trabajo y Previsión Social. Recuperado
de http://www.stps.gob.mx/bp/gob_mx/Boletin%20STPS%20MTI%202015.pdf
Como has visto hasta ahora, el desarrollo de la autonomía progresiva de la niñez y adolescencia, repre-
senta un enorme desafío en cada fase revisada. Desde el nacimiento hasta alcanzar la vida adulta, existen
características muy particulares en la vida de NNA que es necesario considerar en el diseño e implement-
ación de políticas públicas que garanticen el ejercicio de sus derechos y den pauta a la construcción de
las condiciones propicias para su desarrollo. En este sentido, en el siguiente eje temático se revisarán las
responsabilidades y obligaciones de quienes deben encargarse de promover, proteger y garantizar los
derechos de la niñez y la adolescencia.
Recursos
1. Rebello, P. (2014). La infancia importa para cada niño. New York, Estados
Unidos: UNICEF. Recuperado de https://www.unicef.org/spanish/publications/
files/UNICEF_Early_Moments_Matter_for_Every_Child_Sp.pdf
En este documento conocerás más acerca de las políticas públicas necesarias
para el desarrollo de la primera infancia, desde un enfoque de Derechos
Humanos.
Introducción
“Los derechos humanos son sus derechos. Tómenlos. Defiéndanlos. Promuévanlos. Entiéndanlos e
insistan en ellos. Nútranlos y enriquézcanlos... Son lo mejor de nosotros. Denles vida”.
Kofi Annan, 1997
Este tipo de relaciones incluye educar en la igualdad género desde edades tempranas, con el propósito de
garantizar sus derechos en un marco de libertad, cuestionando los imaginarios y estructuras sociales que
asignan roles que perpetúan relaciones de desigualdad (Cabrera, Romero, López y Rodríguez, 2018).
El cambio de paradigma social acompañado por las distintas disciplinas alrededor del ser humano,
sus relaciones y sociedades, encuentra su expresión en la Convención sobre los Derechos del Niño
(CDN), como el instrumento jurídico que transforma las relaciones del mundo adulto con la niñez y la
adolescencia, estableciendo que niñas, niños y adolescentes son sujetos plenos de derechos (titulares de
derechos) y que existen un conjunto de garantes de derechos, compuesto por personas, instituciones e
instancias que tienen la obligación de garantizar el cumplimiento de éstos.
En todas las decisiones y actuaciones del Estado se velará y cumplirá con el principio del
interés superior de la niñez, garantizando de manera plena sus derechos. Los niños y las
niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación
y sano esparcimiento para su desarrollo integral. Este principio deberá guiar el diseño,
ejecución, seguimiento y evaluación de las políticas públicas dirigidas a la niñez (Cámara de
Diputados, 2011).
Mientras que, en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA), en su
artículo 1 establece lo siguiente:
Reconocer a niñas, niños y adolescentes como titulares de derechos, de conformidad con los
principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad; en los términos
que establece el artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
(Senado de la República, 2014).
Como se mencionó, el Estado, a través de sus instituciones, es el principal responsable de garantizar los
Derechos Humanos, y en el caso de la niñez y adolescencia comparte esta obligación con todos aquellos
actores que tienen incidencia en su desarrollo. Es decir, también son garantes todos los integrantes de la
sociedad en la que se desenvuelven NNA, incluidos el sector privado, la comunidad, la familia y los medios
de comunicación.
En este eje temático daremos respuesta a estas preguntas, desde la perspectiva de género y el enfoque
de derechos de la niñez y la adolescencia.
El punto de partida para responder estas preguntas, es revisar qué significa la garantía de derechos y,
por ende, qué implica ser garantes de los mismos. Cada uno de los derechos de los cuales son titulares
niñas, niños y adolescentes, implican una o varias obligaciones (o deberes), de las cuales son portadoras
principalmente las personas adultas. Estas obligaciones pueden referirse a:
Cada actor considerado en la Convención, como garante de derechos de la niñez y adolescencia, cumplirá
simultáneamente estas funciones desde el rol que le corresponda; siempre teniendo en cuenta el proceso
de desarrollo y el concepto de autonomía progresiva. Para ejemplificar esta idea, revisa la siguiente tabla
la cual fue realizada a partir de la Observación General No. 1 del Comité sobre los Derechos del Niño,
tomando como referente el derecho a la educación:
Si bien en la actualidad se ha legislado para proteger e impulsar el desarrollo integral de NNA, con un
enfoque de perspectiva de género, en la práctica existe una brecha importante entre el discurso y lo que
sucede en la realidad. De acuerdo con Unicef México:
6 de cada 10 niñas adolescentes han sufrido al menos una forma de castigo psicológico
o físico en sus hogares. Las principales causas de estas formas de violencia son los
estereotipos de género, las culturas machistas, la normalización y la naturalización de la
violencia, y la minimización de su impacto (2017, párr. 3).
Por tanto, es deber de todos, como garantes de los derechos de NNA, promover su inclusión, igualdad y
autonomía, procurando su bienestar y desarrollo óptimo.
Ahora bien, tanto los titulares de los derechos como los portadores de obligaciones respecto a los mismos,
deben estar en capacidad de hacerlos realidad, entendiendo por capacidad la aptitud para ejercer
adecuadamente esos derechos o cumplir con acierto las obligaciones asociadas a ellos. Para lograrlo, es
importante que puedan identificar sus responsabilidades, demandar sus derechos, acceder a información y
recursos, ejercer autoridad, tomar decisiones, comunicarse, entre otras.
Continuando con el ejemplo del derecho a la educación, veamos en el siguiente recurso algunas de las
capacidades mencionadas que ejercerán las niñas, niños y adolescentes, así como las personas adultas
garantes de derechos:
Reconocer responsabilidades.
• Las madres, padres o tutores legales reconocen su obligación de brindar estudio a niñas,
niños y adolescentes.
• Niñas, niños y adolescentes se esfuerzan en sus estudios
Demandar derechos.
• Niñas, niños y adolescentes, así como sus familias, saben que tienen derecho a una
educación de calidad y lo exigen cotidianamente.
Acceder a información.
• Madres, padres, tutores o responsables de crianza, saben cómo funciona el sistema
educativo; además, conocen y ejercen su derecho a participar en la orientación de éste.
Ejercer autoridad.
• Alcaldes, personal directivo y docente de las escuelas cumplen sus funciones, teniendo en
cuenta sus niveles de autonomía y participación.
Comunicar efectivamente.
• Las familias al interior del hogar.
• Las y los docentes con NNA.
• La comunidad escolar para lograr consensos sobre los diversos temas que deben discutir y
decidir.
Acceder a recursos.
• Las familias para proveer a niñas, niños y adolescentes lo necesario.
• Los docentes para poder prestar sus servicios con calidad.
• Las alcaldías para mantener las escuelas en estado óptimo.
A partir de lo anterior se puede afirmar que el enfoque de derechos contempla una mirada doble: sobre
los titulares de derechos (niñas, niños y adolescentes) y sobre los portadores de obligaciones (personas
adultas que acompañan y facilitan el proceso de desarrollo de los primeros).
Familia
Antes de continuar, es necesario reconocer que el concepto de familia debe ser contextualizado. El mundo
occidental ha impuesto una concepción de familia que se ha modificado con el tiempo. En la actualidad,
existen diversos tipos de familias, por ejemplo, aquellas que se encuentran conformadas por personas de
un mismo sexo (homoparental); otras cuya relación no sólo es de padres a hijos, sino que se encuentran
integradas por varios miembros: tías, abuelos, primos, entre otros (extendida), algunas donde sólo existe
uno de los padres y sus hijos (monoparental); y otras en donde encuentra NNA son responsabilidad de
toda la comunidad y no sólo de los progenitores (Lara, 2015). Dicho lo anterior, continuemos con el análisis
del rol que desempeña la familia.
Geralt. (2018). Medios De Comunicación Social Multitud Humanos [Imagen]. Pixabay. Recuperado de
https://pixabay.com/es/medios-de-comunicaci%C3%B3n-social-3696897/
Los Estados Partes pondrán el máximo empeño en garantizar el reconocimiento del principio
de que ambos padres tienen obligaciones comunes en lo que respecta a la crianza y el
desarrollo del niño. Incumbirá a los padres o, en su caso, a los representantes legales la
responsabilidad primordial de la crianza y el desarrollo del niño. Su preocupación fundamental
será el interés superior del niño (UNICEF, 2006).
Por lo tanto, la familia tiene deberes y obligaciones para proveer a la niñez y la adolescencia de todo lo
que requieran para alcanzar su pleno potencial en medio de un contexto apropiado. Este artículo retoma el
espíritu de responsabilidad compartida de las personas que conforman la familia, lo cual implica un reto en
la transformación cultural de sociedades hetero-patriarcales, como la nuestra, que conciben que el cuidado
de niñas, niños y adolescentes, especialmente en la primera infancia, corresponde sólo a las mujeres (por
ejemplo, madre, abuela, tutoras legales, entre otras).
En algunos contextos, durante esta fase de desarrollo, niñas y niños se encuentran la mayor parte del
tiempo en el entorno familiar y, por ende, recibirán de él las formas en que significarán al mundo y a sí
mismos. Posteriormente, tendrán contacto con otros espacios de socialización como la escuela, pero la
familia siempre tendrá un rol preponderante en las diferentes etapas de la vida. En este contexto, la familia
es uno de los garantes de sus derechos con fundamental incidencia.
La Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA), en su artículo 103, establece
como obligaciones de las familias o de quienes ejercen la patria potestad, tutela o guarda y custodia de
NNA “garantizar sus derechos alimentarios, el libre desarrollo de su personalidad y el ejercicio de sus
derechos”. Por otra parte, niñas y niños deberán ser registrados legalmente y contar con su acta de
nacimiento durante los primeros sesenta días de su vida.
Es importante precisar que los “derechos alimentarios” cobijan no sólo lo referido a la alimentación, sino
que incluyen la satisfacción de las necesidades de habitación, educación, vestido, atención médica y
psicológica preventiva, asistencia médica y recreación.
Adicional a lo anterior, el artículo 103 de la LGDNNA indica que la familia debe “asegurar que cursen
la educación obligatoria, participar en su proceso educativo y proporcionarles las condiciones para su
continuidad y permanencia en el sistema educativo” (Senado de la República, 2014). Por tanto, la familia
deberá involucrarse tanto en la educación formal (escuela) como en la informal (influencia de los medios
de comunicación, la comunidad o el entorno donde se desenvuelven, entre otros), teniendo en cuenta
los niveles de autonomía y desarrollo de NNA; sin que ello pueda justificar limitar, vulnerar o restringir el
ejercicio de sus derechos, como lo consigna la ley.
Asegurar un entorno afectivo, comprensivo y sin violencia para el pleno, armonioso y libre
desarrollo de su personalidad; fomentar en niñas, niños y adolescentes el respeto a todas
las personas, así como el cuidado de los bienes propios, de la familia y de la comunidad, y el
aprovechamiento de los recursos que se dispongan para su desarrollo integral; protegerles
contra toda forma de violencia, maltrato, perjuicio, daño, agresión, abuso, venta, trata
de personas y explotación; abstenerse de cualquier atentado contra su integridad física,
psicológica o actos que menoscaben su desarrollo integral (Senado de la República, 2014).
Por tanto, aunque la acción de la familia se desarrolla en el ámbito privado, no significa que no esté
regulado por la ley el ejercicio de su autoridad. Así la CDN y la LGDNNA establecen parámetros de
obligatorio cumplimiento para madres, padres y otros cuidadores, quienes deberán preservar la dignidad
humana de la niñez y la adolescencia en su entorno familiar; lo cual da pauta al establecimiento de
nuevos roles para hijas e hijos en el seno de la familia, como sujetos de derechos, a quienes se les debe
garantizar el ejercicio de los mismos, sin restringirlos o, incluso, violarlos.
Esto no quiere decir que las familias pierdan la obligación de educar, o que NNA puedan actuar sin límites
en su comportamiento; más bien consiste en que den cumplimiento a esta obligación sin violencia. Por
tanto, el cambio que implica la ley es evitar prácticas cultural o socialmente aceptadas, como el castigo
corporal, las humillaciones y otras muchas formas de violencia contra la niñez y la adolescencia que,
aunque se piensa que son efectivas para educar, sólo terminan enseñando el uso de la violencia. En este
sentido, existen muchas formas de crianza positiva, con enfoque de derechos, que permiten establecer
una relación de enseñanza-aprendizaje, donde se privilegian el respeto, el diálogo, el afecto, la reflexión, la
construcción de autonomía y la capacidad de decidir, entre otras habilidades para la vida.
Para evitar y reducir este tipo de actos, Unicef propone una guía que brinda
alternativas acerca de cómo educar y establecer límites, libres de violencia.
Unicef (s.f.). Sin violencia se educa mejor. Guía para la puesta de límites no
violentos en el ámbito familiar. Texto dirigido a madres, padres y adultos al
cuidado de niños, niñas y adolescentes sobre cómo educar y poner límites sin
pegar o insultar. Recuperado de http://tratobien.org/Sin_violencia_se_educa_
mejor.pdf
Continuando con la revisión del artículo 103 de la LGDNNA, señala además que “considere la opinión y
preferencia de las niñas, niños y adolescentes para la toma de decisiones que les conciernan de manera
directa conforme a su edad, desarrollo evolutivo, cognoscitivo y madurez” (Senado de la República, 2014).
Para que la familia pueda cumplir con sus obligaciones, será necesario también la intervención de la
sociedad y las instituciones del Estado, cada uno asumiendo su rol y deberes complementarios para que,
en conjunto, constituyan un entorno que garantice los derechos de la niñez y la adolescencia.
Ahora bien, pasemos a revisar otro garante de los derechos de NNA: la escuela.
Escuela
Cuando la escuela solicita el acta de nacimiento como un requisito para el acceso a las instituciones
educativas, se fomenta que niñas y niños cuenten con un registro ante la ley para ser reconocidos y
ejerzan sus derechos. Esta petición deberá ser siempre cuidando los derechos de la niñez y no para excluir
a quienes no lo han realizado.
En la forma contemporánea en que se concibe tanto la educación como la salud, existe una confluencia
entre estos dos campos que ha generado la coordinación de esfuerzos entre ellos.
La escuela puede ayudar de forma definitiva sólo si están establecidas las rutas de atención, protocolos y
procesos de seguimiento que la conecten con las ofertas de servicios para atender y restituir los derechos
en caso de estas violaciones. Igualmente, contribuiría de forma más activa, eficiente y eficaz si los
equipos de agentes educativos cuentan con la formación e instrumentos para detectar los casos y con el
compromiso para incorporar estas acciones en sus funciones de trabajo.
La calidad de la educación es uno de los factores que puede contribuir en la protección de la niñez
y adolescencia, teniendo en cuenta que una de las causas de abandono escolar lo constituye la
desmotivación de las y los estudiantes para terminar sus estudios, pues éstos pueden no generarles
oportunidades reales para el desarrollo de sus metas y proyectos de vida. Esto facilita que sean víctimas
de explotación y abusos; por ello, fortalecer la calidad de la educación es un objetivo estratégico en la
construcción de entornos protectores para NNA.
Estos son algunos ejemplos significativos para ilustrar como la escuela es un entorno que contribuye,
asegura y promueve los derechos de la niñez y adolescencia. Ahora bien, pasemos a revisar el rol de la
comunidad y la sociedad.
Comunidad y sociedad
Las sociedades modernas, en un contexto de globalización, constituyen sistemas sociales en los que las
personas se relacionan e interactúan desde los distintos espacios de la estructura social más allá de lo
marcado por lo gubernamental; por tanto, la sociedad incluye un conjunto de organizaciones, sectores y
movimientos sociales, diversos y diferentes entre sí (Giddens, 1991). Las empresas, los distintos sectores
económicos y productivos, el comercio organizado, los gremios económicos, los sindicatos y otras
organizaciones sociales como las comunitarias, tienen la labor de realizar las acciones necesarias en favor
de la niñez y la adolescencia.
Entre sus obligaciones están conocer, respetar y promover los Derechos Humanos de NNA, actuando en
concordancia con su carácter prevalente y procurando el interés superior de los mismos. También, y esto
aplica para cualquier persona, reaccionar de manera inmediata ante cualquier situación que amenace
o vulnere dichos derechos. Adicional a lo anterior, deberán participar activamente en la formulación y
seguimiento de las políticas públicas relacionadas con la infancia y la adolescencia, e incluso en su
implementación, concurriendo con los esfuerzos del Estado.
Vale destacar que, cada vez más las empresas han asumido un rol fundamental en el esfuerzo de las
sociedades por lograr el cumplimiento de los derechos de niñas, niños y adolescentes, y no sólo mediante
la responsabilidad social empresarial. De acuerdo a los Derechos del niño y principios empresariales
(2012), elaborado por UNICEF, The Global Compact y Save the Children, establece un decálogo para
orientar el ejercicio de responsabilidad social, el cual incluye propuestas como contribuir a la erradicación
del trabajo infantil en todas las actividades empresariales y relaciones comerciales; proporcionar un
trabajo digno a los jóvenes trabajadores, padres y cuidadores; garantizar que los productos y servicios
sean seguros y que a través de ellos se promueven los derechos de la niñez y la adolescencia; utilizar el
marketing y la publicidad para respetar y promover los derechos de NNA; y reforzar los esfuerzos de la
comunidad y el Gobierno para proteger y satisfacer los mismos.
En este marco de las obligaciones de la sociedad es necesario destacar el artículo 17 de la CDN, el cual
hace mención de la obligación que tienen los medios de comunicación en lo que respecta a salvaguardar
los derechos de NNA: “[el] acceso a información y material procedentes de diversas fuentes nacionales
e internacionales, en especial la información y el material que tengan por finalidad promover su bienestar
social, espiritual y moral y su salud física y mental” (UNICEF, 2006). Asimismo, pide al Estado y a los
propios medios “la elaboración de directrices apropiadas para proteger al niño contra toda información y
material perjudicial para su bienestar” (UNICEF, 2006).
Después de lo anterior, pasemos a revisar las responsabilidades del Gobierno como garante de derechos.
Estado
Para comprender a qué nos referimos cuando hablamos de Estado, revisaremos la propuesta elaborada
por la Convención sobre Derechos y Deberes de los Estados, también conocida como la Convención de
Montevideo, que en su artículo 1ro considera al Estado como la entidad de un país que debe poseer los
siguientes elementos:
a. población permanente;
b. territorio definido;
c. gobierno; y
d. capacidad para entrar en relaciones con otros Estados (OEA, 1933).
Es decir, la población y su sociedad son parte del Estado, al igual que el sector gubernamental, aunque
con frecuencia se confundan los términos de Gobierno y Estado como si fuesen lo mismo. Por eso, se
hace una constante referencia al Estado en la Convención sobre los Derechos del Niño, más que al
Gobierno. Si bien la CDN está en su mayoría dirigida a los Gobiernos de los Estados que se han adherido
a ella y habla de la familia como un escenario privilegiado de cumplimiento de derechos, la transformación
cultural implica el consenso y el involucramiento de la sociedad en su conjunto para acercarse al horizonte
deseado que plantea.
Retomando la CDN, en su artículo 4, establece que los Estados Partes adoptarán todas las medidas
administrativas, legislativas y de otra índole para dar efectividad a los derechos reconocidos en ella;
para lograr este propósito se requiere un enorme acumulado de voluntad política que involucra a toda la
sociedad. Asumir el principio rector del interés superior del niño ha generado y debe seguir generando
cambios en la legislación, en la arquitectura institucional, en la planeación del desarrollo (incluyendo como
interlocutores válidos a NNA) así como en los presupuestos y su ejecución (UNICEF, 2006).
Para atender este enorme reto en México, la LGDNNA creó, mediante su artículo 125, el Sistema
Nacional de Protección Integral, como una “instancia encargada de establecer instrumentos, políticas,
procedimientos, servicios y acciones de protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes”
(Senado de la República, 2014), de la que hacen parte representantes del poder ejecutivo federal, las
entidades federativas, los organismos públicos y la sociedad civil.
El listado de atribuciones que la ley asigna a esa instancia es una buena síntesis de las obligaciones que
la sociedad y el Estado tienen respecto a la garantía de los derechos de niñas, niños y adolescentes,
puestas en términos de las acciones a realizar:
A partir de lo anterior, queda claro como parte del Estado, la familia, la escuela, el gobierno y la sociedad
son garantes de los derechos de niñas, niños y adolescentes; y que, en conjunto y coordinación, deben
trabajar para su efectivo ejercicio.
Ahora, a modo de síntesis, revisa en el siguiente recurso, el cual expone las obligaciones que tienen los
garantes de los derechos de NNA:
Familia.
En el Artículo 103 de la LGDNNA, vienen ampliamente desarrollada las obligaciones de quienes
ejercen la patria potestad, tales como respetar los derechos de NNA al establecer que deben
abstenerse de “cualquier atentado contra su integridad física, psicológica o actos que menoscaben
su desarrollo integral”; proteger de cualquier tipo de violencia; garantizar necesidades básicas de
“alimentación y nutrición, habitación, educación, vestido, atención médica y psicológica preventiva
integrada a la salud, asistencia médica y recreación”, así como necesidades para el desarrollo
integral, como el “considerar su opinión y preferencia de las niñas, niños y adolescentes para la
toma de decisiones” (Senado de la República, 2014).
Escuela.
• Adoptar medidas activas para la protección de los derechos de NNA dentro del ámbito
educativo aplicando el principio del interés superior del niño.
• Desarrollar las habilidades y conocimientos en NNA para el ejercicio efectivo y exigencia de
sus derechos.
Gobierno.
• Asegurar la protección y el cuidado que sean necesarios para el bienestar de NNA,
teniendo en cuenta los derechos y deberes de madres, padres o tutores legales.
• Adoptar todas las medidas administrativas, legislativas y de otra índole para dar efectividad
a los derechos reconocidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
(CPEM) y en los instrumentos internacionales sobre Derechos Humanos.
• Armonizar la legislación interna para garantizar el ejercicio, respeto, protección de los
derechos de niñas, niños y adolescentes.
• Identificar activamente a NNA en situación de vulnerabilidad para la adopción de medidas
especiales.
• Trabajar en todos los niveles de gobierno (federal, estatal, municipal), de forma coordinada,
sobre la base de una estrategia nacional fundada en los derechos, para la protección
integral y especial de los derechos de NNA.
• Escuchar a NNA como un medio para adoptar las medidas necesarias que favorezcan el
ejercicio de sus derechos.
• Establecer mecanismos efectivos de protección y denuncia, accesibles a NNA, sin que sea
necesaria la mediación de una persona adulta.
Sociedad.
• La obligación de respetar y garantizar los derechos de NNA se extiende en la práctica, más
allá del Estado y de los servicios e instituciones controladas.
• La sociedad civil debe hacer una vigilancia rigurosa de la aplicación de las políticas
públicas, expedición de leyes, acciones de gobierno dirigidas a proteger, respetar y
promover los derechos de niñas, niños y adolescentes.
Fuente: Observación General No. 5, Medidas generales de aplicación de la Convención sobre los
Derechos del Niño, y de la Ley General de los derechos de niñas, niños y adolescentes
Hasta aquí, hemos revisado las obligaciones que los diferentes actores tienen respecto al respeto,
protección y garantía de los derechos de la infancia y la adolescencia, asimismo, hemos enfatizado la
importancia de promover la autonomía progresiva con relación a las etapas del desarrollo de niñas, niños y
adolescentes.
Para consolidar lo anterior, revisa el siguiente recurso en el cual podrás visualizar la implementación del
derecho a la protección de la salud y a la seguridad social, tomando en cuenta las etapas de la niñez y la
adolescencia y a cada uno de los garantes.
Familia.
Escuela.
Gobierno.
Sociedad.
Fuente: Elaboración propia a partir de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y
Adolescentes (2014) y Lansdown, G. (2005).
• Evitar las expresiones sexistas y asociar el rol de género en los diversos entornos
donde convivan los NNA, por ejemplo: “llevar el cabello largo es de niñas, mientras
que tener el cabello corto es de niños”, “el baile es para las niñas y el deporte para los
niños”, “las niñas juegan con muñecas y los niños con carros”.
• Compartir las tareas domésticas y de cuidado, alejados del rol tradicional, con la
finalidad de que NNA observen conductas libres de estereotipos; por ejemplo: “Rogelio,
ayúdame a cuidar a tu abuelita”, “Luisa, mañana tendrás que ayudar a tu papá para que
aprendas a cambiar los focos de tu cuarto”, “Lorenzo, te toca lavar los platos después
de la cena”.
• Generar en los NNA preguntas que los lleven a reflexionar ante una situación en la
que se presenten expresiones de discriminación o de intolerancia, con la finalidad
de establecer un diálogo para que vayan comprendiendo su entorno y puedan tomar
decisiones basadas en la tolerancia y el respeto. Por ejemplo: “¿Por qué maltratas a
Nancy, si es tu amiga?”, “¿Por qué no incluiste a Román en el juego?”.
• Enseñar con el ejemplo, sobre todo cuando se trata de niñas y niños en la primera
infancia, es una de las estrategias que más les significan, ya que es factible que
repliquen de manera natural las expresiones y conductas de los adultos, sin que eso
signifique que existe una conciencia total del porqué de la expresión.
Desde la perspectiva de género, es necesario que los garantes se muestren sensibles para intervenir
de manera eficaz en el desarrollo y protección de NNA, al llevar a cabo de manera cotidiana prácticas
no discriminatorias y libres de estereotipos de género, con la finalidad de que éstos tengan las mismas
posibilidades de desarrollo en los diversos ámbitos de interacción donde conviven y actúan para que sus
decisiones y desempeño favorezca a su autonomía, confianza y seguridad en sí mismos.
Para ilustrar el alcance que pueden tener los roles de los garantes de derechos en la vida cotidiana,
tomaremos como ejemplo las acciones que empresas privadas en México han adoptado para garantizar
los derechos de la niñez, cuando se encuentran en el periodo de lactancia materna.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF, la lactancia “es una forma inigualable
de facilitar el alimento ideal para el crecimiento y desarrollo correcto de los niños” (1989, p. 7). Sin
embargo, conforme lo señala UNICEF México (2015), el promedio de lactancia en el país durante los
primeros 6 meses de vida es de sólo 14.4%, el más bajo de Latinoamérica pese a que, gracias a la leche
materna, en países en desarrollo se podrían salvar las vidas de 1.4 millones de niños.
Con base en lo anterior, el Gobierno mexicano, organizaciones de la sociedad civil, la OMS y UNICEF
México, en conjunto con empresas del sector privado, empezaron a gestionar políticas, por medio de la
responsabilidad social, para promover y proteger los derechos de la niñez; entre éstas se incluye respetar
y facilitar la lactancia materna.
Aunque estas iniciativas no generan un impacto en todas las empresas en México, es oportuno identificar
y difundir estas buenas prácticas que generan oportunidades para la promoción y el cumplimiento de los
derechos de la niñez y la adolescencia, dentro del sector privado.
Si evaluamos esta acción de las empresas, encontraremos un punto de diferencia entre las actividades
que anteriormente realizaba, tales como la entrega voluntaria de recursos para atender a grupos
vulnerables de niñas, niños y adolescentes; y una nueva perspectiva planteada con la CDN, donde todos
los sectores de la sociedad, en conjunto con el Gobierno, las familias y comunidades, pueden desarrollar
acciones bajo la responsabilidad que les obliga el ser garantes de derechos.
Así, se ha venido impulsando la responsabilidad social empresarial, que se aleja de una visión asistencial,
para adquirir compromisos más sólidos, revisando el impacto de sus acciones en las sociedades, familias,
y en NNA.
A través de estas acciones, es posible alcanzar las transformaciones que se requieren para el
cumplimiento pleno de los derechos de la niñez y la adolescencia.
Recursos
En este documento conocerás los compromisos que han asumido las entidades
federativas para garantizar los derechos de NNA.
Este video, explicado por niñas y niños, sintetiza los 25 objetivos nacionales de
derechos de NNA.
Desgraciadamente, tenemos que advertir que su condición como personas en desarrollo, en muchas
ocasiones en contextos adversos, y ante factores culturales y sociales que discriminan a las mujeres,
representa riesgos que pueden comprometer su presente y futuro, particularmente en nuestro país. De
ahí la urgencia de señalar, como la otra cara de la autonomía progresiva, la importancia de la protección,
de tal manera que no seamos las personas adultas quienes decidamos por ellos, pero si evitemos su
victimización, tanto de la violencia como de la explotación.
Todos estos elementos serán muy importantes para abordar el siguiente módulo, en el cual encontrarás
uno de los más dolorosos obstáculos para el desarrollo de la niñez y la adolescencia: nos referimos al
tema de la violencia, problemática que en nuestro país presenta dimensiones sorprendentes ¿De dónde
viene?, ¿cómo se manifiesta?, ¿cómo afecta la vida de niñas, niños y adolescentes?, ¿cuál es el papel
de los garantes de los derechos ante este fenómeno?, ¿con qué recursos cuenta el Estado Mexicano
para prevenirla y atender a las víctimas? y, en términos generales, ¿cómo se puede restituir y proteger los
derechos de NNA?
Mucho éxito.
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Este video explica: (a) ¿Qué es el desarrollo emocional? (b) ¿Por qué el desarrollo
emocional es importante para otras áreas del desarrollo infantil? (c) ¿Cuáles son los
elementos claves para un buen desarrollo emocional?
Video que muestra cómo se relaciona el movimiento con el aprendizaje, y estrategias para
fortalecer dicha relación en el aula.
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