contribuciones directas establecidas por la ley correspon­
dientes a dichos bienes o rentas; saber lee,r y escribir,
REVISTA FEMENINA
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TCLEfONO 16-95 CHAP
AÑO 1 BOGOTA, JUNIO DE 1944
EDITORIAL
Derechos ciudadanos
de la mujer colombiana
La doctora Rosita Rojas Castro. prestigiosa figlll'a del
Foro colombiano. ha escrito para MIREY A un excelente
estudio en el que concreta su pensamiento acerca de los
derechos de ciudadanía de la mujer colombiana. Consl �e­
ramos que los autorizados conceptos de la doctora Ro¡as
castro llevan a nuestras mujeres la más vahosa y serena
información sobre este trascendental y delicado tema, pue�­
to por nuestro gobierno sobre el tapete de la discus1on
popular.
Por ser lo más interesante que hasta el momento se
ha escrito sobre el particular, gustosamente concedemos a
nuestra gentil amiga e ilustrada colaboradora 19:s columnas
editoriales de nuestra revista en el presente numero, y le
ofrecemos nuevamente las páginas de MIREY A, que .se
lionran con su inteligente colaboración.
En relación con el Esta•do al -cual perten� cen o en cuyo
territorio habitan tienen las personas un;') se.r1e de der';° hos
_
0 facultades que cornportan otras tantas obhgac,ones
recÍpTocas. Estos derechos o facultades i� herentes ó;' los
_
rniernbros de toda sociedad política orgamzada los d1v1de
el Derecho Público, así: los civiles, que sC?n los conce� ­
.
nientes a las relaciones de farnilia, a las acb". 1dades ¡>�tr� ­
rnoniales, etc., los cívicos -tarnbién deno� a��s pubh­
cos O garantías sociales- que ponen al md1v1du•o en
contacto con las autoridades •del Estado, corno los de
asociación reunión y en general todos aquellos cornpren­
didos der:tro del rn�lqe de las l_ibeTtades p úblicas fu?­
.
damentales · y los políticos que dicen relac1on al maneJo
y gobiern o' del Estado. Esta clasific c� ón ! riparti! a está
� .
contenida en el artículo 10 de la Cod1f1cac1on Nacional Y
allí se establece cuáles de estos derechos corresponden a
los extranjeros y los límítes en que se le ot� r�an, como
asimismo hace la reserva de que de los polibcos gozan
exclus ivamente los nacionales colombianos. . . . . . . ...
Debemos observar que el concepto de ciuda:lanía
ha sufrido modificaciones a lo largo •Je nuestro·� e� t:t·
tutos constitucionales. Así, tenemos que la Consbtuc1pn
del Estado de la Nueva Granada en 1832 exigía para ser
ciudadano los siguientes requisitos: 1: �er casado C? mayor
de veintiún años. 21' Saber leer y escribir, pe1·0 hac1erdo la
salvedad de que esta condición no tendrá lugar sino hasta
1850. 31' Tener una subsistencia asegurada sin sujeción a
otro en calidad de sirviente doméstico o de jornalero. En
la •de 1843 se exigía haber cumplido la edad de veintiún
años ser dueño de bienes raíces situados en la Nueva Gra­
nad; que alcanzaran un valor libre de trescientos pesos
o tener una renta anual de ciento cincuenta pesos y pagar
2-
pero esta cualidad sólo se exigía en los que de51de el 19 de
enero de 1850 en adelante cumplieran la edad de veintiún
años. En la de 1853 se éxpresó en el artículo 3 9 : "Son
ciudadanos los varones granadinos que sean o hayan sido
casados, o que sean mayores de veintiún años". El artículo
59 de la de 1858 dijo: "Son ciudadanos hábiles para
úFICINAS:
elegir o ser elegidos para los puestos públicos de la Con­
federación los varones rnayores de veintiún años y los
que no teniendo esta edad sea o hayan sido casa-dos".
No. 9
La de 1863 en su artículo 33 estatuye: "Son elegibles para
los puestos públicos del gobierno general de los Estados
Unidos los colombianos varones mayores de veintiún años,
o que sean -o hayan sido casados, con excepción de los
ministros •de cualquier religión". Y en la carta de 1886
sólo eran ciudadanos los colombianos mayores de veintiún
años que ejercieran p, rofesión, arte u oficio, o que tuvie­
ran ocupación lícita u otro medio legítimo y conocido
de subsistencia. De donde resultaban excluídos de toda
clase de derechos políticos las mujeres, los menores Y de­
más personas que carecían de cie, rto patrimonio. Y a en
1936, inspirada la reforma en la realidad de la época,
en las enseñanzas de la ciencia· política y en el movimiento
constitucional de Europa surgido de la gran guerra, rei­
vindicó para la masa general de la población rnasculina
el 'derecho de intervenir por medio del suf,ragio universal
en el destino, la orientación y el gobierno del Estado
colombiano y se estatuyó: "Es ciudadano el varón mayor
de veintiún años". En esta reforma se elimínó la ciuda­
danía calificada y así se le dió acceso a un g;ran núcleo de
la población colombiana a la importante función de elegir
y ser elegido.
Este gra.n movimiento reformador, acatando la rea­
lidad nacional y teniendo en cuenta el progreso social de
los tiempos rnodemos, reivindicó para la mujer importantes
derechos. Así, por ejemplo, el precepto constitucional
de 1936 estatuy9 lo siguiente: "Pero la mujer colombiana
mayor de edad puede desempeñar empleos que lleven
anexa autorida!d o jurisdicción en las mísmas condiciones
que para desempeñarlos exija la ley a los ciudadanos". Ya
con esto se le otorgaron a la mujer derechos políticos
limitados al ejercicio de cargos públicos, inclusive con
autorid�d p_ jµrisdici:ión, reconocimiento este µllJY justp
por ende de inaplazable necesidad. Pues si observarnos
siquiera sea someramente el inovimiento ev;alutivo del
derecho en orden a la capacidad política de la ·mujer, te­
nemos que ya desde el siglo pasado los países anglosajones
fueron acordando la ·emancipación política de la rriujer en
escala progresiva, llamándola a participar primero en los
asuntos públicos locales, luégo en los provinciales hasta
llegar a otorgarle representación en las asambleas legis­
lativas. En Inglaterra la mujer puede ser elegida rniembro
de la Cámara de los Comunes, e igualmente goza de
plenos derechos políticos en Austria, Canadá y Nueva
Zelandia. También en Alemania, Austria, Suecia, Noruega,
Dinamarca y Polonia sus respectiv,._ constituciones reco­
nocen a la muje,r la ciudadanía. y con ello sus derechos
políticos iguales a los de los hombres.
La constitución española del año de 1931 estatuyó
la igualdad jurídica de los sexos y por ende se le dieron
a la mujer los plenos derechos políticos y así fue como
pudieron asistir varios dip11tado_s del sexo femenino a las
Cortes de 1931 y •de los año, s siguientes hasta 1936, des­
empeñando, además, impo,rtantes cargos diplomáticos.
Como no podía ser menos, en algunas repúblicas
americanas también se han concedido derechos políticos
a la mujer. En los Estados Unidos una enmienda con,ti­
tucional adoptada en 1920 dispuso: "El •Jerecho de votar
de los ciudadanos de los Estados Unidos no podrá negarse
o limitarse po , r razón del sexo, por los Estados Unidos 0
por cualquier Estado".
Ya Cuba, desde el año de 1901 Ecuador desde
1929 Y Brasil desde 1937 consagraron �n sus respectivas
"MIR E Y A" JUNIO 19,l.1
cartas ,qiagnas los plenos derechos políticos para ]a mujer
sin ninguna· restricción y en perfecta igualdad con los
varones.
En Colombia aún no se hil. conseguido llegar a tanto;
nue�tro movimiento institucional relativo a la capacidad
j.urídica de la muje .r ha ido progresando lentamente y
desligándose poco a poco ide las rígidas concepciones de
la tradición romana. En el año de 1932 se le emancipa
civilmente al conferirle la facultad para administrar sus
propios bienes durante el matrimonio y más tarde se le da
acceso a la universidad. Con la reforma de la constitución
del año de 1936 la capaddad constitucional de la mujer
se ensancha, su aptitud para las funciones públicas le es
reconocida expresamente; y si reúne las exigencias de la
ley a los ciudadanos, puede ser llamada a servir los cargos
que llevan anexa autoridad o jurisdicción, o sea que puede
participar en los negocios políticos del Esta:lo, no sin en­
i
contrar siempre graves obstáculos y dificultades.
Este estado de cosas es incierto, vago, es injusto
para la mujer colombiana que por sí sola ha luchado para
obtener una preparación intelectual, que sólo hace unos
pocos años tiene abiertas las puertas de la universidad y
que venciendo el prejuicio ocupa b� en las actividades
económicas y en las oficiales cargos de señalada impor­
tancia. Auncuanid.o estas modificaciones no son propia­
mente un estímulo para sus valiosas capacidades y apti­
tudes, son el· comienzo de un nuevo horizonte en su vida.
Por medio de esta nota hacemes llegar nues­
tr.os agradecimientos muy sinceros a todas las per­
sonas que nos han enviado comunicaciones relativas
a la revista "Mireya". Bien quisiéramos haberlas
•�Ql1t�stado en el meñor ticmpO, cosa que nos ha
sido imposible por diversos motivos. Pedimos ex­
cusas pór e"sta in�oluntaria" -d�mor3. y coi-ieSpo·ñ­
di,:mos cor<:lialmente todas las finezas que nos han
pro_digado y las voces de aliento que dedican.a esta
obra que son la única compensación para conti­
.nuar en la ardua tarea que nos hemos impuesto y
que una vez más ponemos a las órdenes de todos los
amigos de "Mireya··.
Señora:
CARRERA 8a., NUMERO 13-80
TELEFONO NUMERO 50-45
B O G o T A
'M t PE Y A" JUNIO 19-4-4
Se requiere una más amplia y equitativa legislación
que permita a la mujer demostrar con hechos y méritos
legítimamente adquiridos, su competencia y capacidad para
intervenir en los negocios públicos, a la altura de cualquier
varón. Y si se !e impone y exige el cumplimiento de las
uoiigaciOhes, es justo que reclame la posesión de los corre­
lativos derechos a fin de que algún día se le dé oportunidad
para demostrar su aptitud en la dirección y manejo de
Estado. Por tanto, opino que se le debe dar derecho de
elegiry ser elegida, y considero conveniente adquirir pau­
latinamente el pleno uso del 1derecbo político, empezando
por los comicios municipales en donde sin duda alguna
podrá desarrollar una labor intensa y provechosa que tánta.
falta está haciendo en este país. Ha llegado la hora seña--.
lada por el destino para darnos cuenta de un hecho sobre­
saliente y real, --<:orno lo están demostranido las circuns­
tancias actuales del conflicto guerrero- de que la mujei:­
no solamente es apta para llenar los vacíos que dejan los
varones que luchan en los frentes de batall a, sino que en
ocasiones supera la labor de éstos.
Lo único que ha faltado y falta a la mujer colombiana
son oportunidades y garantías para que se ponga de re­
liev� lo mucho que ella vale y significa ·en- el progreso
nac10 ?al. Por fortuna el actual Gobierno, amplio y com­
prensivo, ha dado un paso más en pro de la mujer colom­
biana que encontrará, sin duda, respaldo pleno en nues-.
tros legisladores y en la opinión pública.
.-·-,._:..-_
ROSA ROJAS CASTRO
Si esta publicación es de su agrado y merece
su atención, apóyela usted en alguna forma: enco­
mendándole sus propagandas comerciales, que se­
guramente aumentarán el rendimiento de su em­
presa, pues "Mireya" entra a todos los hogares
colombianos y es leída por millares de personas
nacionales y extranjeras; o enviándole Colaboracio­
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