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ENFERMEDAD TERMINAL
Marzo 20 de 2018
1
Contenido
CAPÍTULO I. DUELO ANTICIPADO POR ENFERMEDAD TERMINAL ........................................................ 1
Resumen .................................................................................................................................................. 1
Justificación ............................................................................................................................................. 1
Objetivos ................................................................................................................................................. 2
1. Duelo anticipado ............................................................................................................................. 3
1.1. Definición y características ...................................................................................................... 3
1.2. Etapas del duelo anticipado en la familia del paciente ........................................................... 5
1.2.1. Cuando se conoce el diagnóstico de la enfermedad. ............................................................ 5
1.2.2. Evitación. ............................................................................................................................... 5
1.2.3. Reorganización. ..................................................................................................................... 5
1.3. Desde la realidad del enfermo ................................................................................................ 5
1.3.1. Primera fase: negación y aislamiento. ............................................................................ 6
1.3.2. Segunda fase: ira. ............................................................................................................ 6
1.3.3. Tercera fase: pacto. ......................................................................................................... 6
1.3.4. Cuarta fase: depresión. ................................................................................................... 6
1.3.5. Quinta fase: aceptación................................................................................................... 7
1.3.5.1. Duelo anticipatorio. ..................................................................................................... 7
1.4. Duelo anticipado en enfermedades específicas...................................................................... 8
1.4.1. El paciente oncológico..................................................................................................... 8
1.4.2. El paciente con VIH/SIDA............................................................................................... 10
1.4.3. El paciente con demencia.............................................................................................. 12
1.5. Factores de riesgo y sobrecarga del cuidador ....................................................................... 12
1.5.1. Institucionalización. ....................................................................................................... 13
1.5.2. Cuidadores profesionales .............................................................................................. 13
2. Ayudar a afrontar el duelo anticipado .......................................................................................... 14
2.1. Apoyo a la familia .................................................................................................................. 15
2.1.1. Necesidad de Información............................................................................................. 15
2.1.2. Necesidades de apoyo:.................................................................................................. 15
2.1.3. Necesidades de comunicación: ..................................................................................... 15
2.1.4. Necesidades económicas: ............................................................................................. 15
2.1.5. Necesidades de funcionamiento familiar: ..................................................................... 15
2.2. ¿Cómo podemos acompañar, cuidar y orientar a los cuidadores? ....................................... 17
2
14. Nieuwmeyer, S. Defilippi, K., Marcus, C. Nasaba, R. (2006) Loss, grief and bereavement. A
clinical guide to supportive and palliative care for HIV/AIDS in Sub-Saharan Africa. Global partners in
care. United States. ............................................................................................................................... 81
15. Eldridge, L. (2017) Understanding Anticipatory Grief: Why Am I already Grieving?.
Verywellhealth. Retrieved from: https://www.verywell.com/understanding-anticipatory-grief-and-
symptoms-2248855............................................................................................................................... 84
16. Diaz, P., Losantos, S. Pastor, P. (2014). Guía de duelo adulto. Para profesionales sanitarios.
Fundación Mario Losantos del Campo, Madrid, España. ...................................................................... 86
17. Lorenzo, E (2014). Cuidadores y duelo anticipado. Artmemori, ayuda en el duelo. Recuperado
de: http://ayudaenduelo.artmemori.com/cuidadores-y-duelo-anticipado/..................................... 90
18. Kübler, E. (1993). Sobre la muerte y los moribundos. Traducción de Neri Daurella. Cuarta
edición. Editorial Grijalbo. Barcelona .................................................................................................... 91
CAPÍTULO III. MAPA CONCEPTUAL ........................................................................................................ 1
1
Resumen
Justificación
Casi nadie está preparado para afrontar una inminente pérdida, a pesar de que todos las
sufrimos en diferentes momentos de la vida. Estas pérdidas pueden referirse situaciones como
la próxima muerte de un ser querido por una enfermedad terminal, al hecho de enfrentar una
persona su propia muerte ante la aparición de una enfermedad potencialmente fatal o a la
inminente pérdida del estilo actual de vida por eventos como violencia, desplazamiento
forzoso, pérdida del trabajo, bancarrota, etc.
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Para quien está viviendo un proceso de duelo anticipado en relación con la posible futura
muerte de un familiar, son constantes los sentimientos y emociones encontradas, en donde
por un lado se quiere tener el control de la situación, con la intención de hacer lo mejor para
su ser querido, pero por otro lado se requiere respetar las necesidades y deseos de la persona
enferma. Igualmente para quien sufre la enfermedad, el proceso de afrontar la propia muerte
es muy complejo y genera reacciones diversas de acuerdo con la personalidad, la historia de
vida, las creencias culturales, las ideas sobre la muerte. Es importante entonces para quienes
acompañan, contar con herramientas que permitan hacer este proceso de aceptación de la
futura pérdida lo menos dolorosa y traumática posible.
En este artículo nos concentraremos en el duelo anticipado entendido como una reacción de
duelo común entre las personas que enfrentan la posible muerte de un ser querido. Comienza
tan pronto como la persona desarrolla síntomas percibidos como potencialmente mortales o
a partir de un diagnóstico. La presencia de una enfermedad potencialmente mortal que
genera un duelo anticipado implica diversas transformaciones de vida tales como adaptarse a
los cambios de roles, equilibrar la necesidad de mantenerse separado pero a la vez
involucrado con el paciente y experimentar sentimientos de tristeza, depresión, y ansiedad.
Objetivos
- Entender al duelo anticipado por enfermedad como un proceso adaptativo que puede
ayudar tanto al enfermo como a la familia a prepararse para el momento de la muerte,
tanto en lo relacionado con la parte emocional como en los aspectos prácticos que la
familia en conjunto debe afrontar tanto antes como después de la pérdida.
elaborándolo de una forma más adecuada y qué decisiones ha de tomar ante este
cambio tan significativo en su vida.
- Exponer las etapas que enfrenta el enfermo al final de la vida, de tal manera que su
comprensión permita un mayor acercamiento entre los cuidadores y su ser querido,
de manera que quien está muriendo logre hacerlo de una forma digna, con menos
dolor, angustia y temor.
- Resaltar la importancia de los cuidados paliativos como un derecho que tiene todo
enfermo grave de obtener un tratamiento que le permita tener la mayor calidad de
vida posible, aun cuando la evolución de la enfermedad sea irreversible.
1. Duelo anticipado
Es un proceso subjetivo que depende de las estructuras mentales y emocionales de quien las
vive y que debe considerarse como un proceso dinámico, en movimiento, con múltiples
posibilidades de expresión y no un estado estático con límites rígidos. (Rojas, 2016)
Por su parte, llamamos duelo anticipado al que vive tanto el enfermo como su familia cuando
se les comunica la existencia de una enfermedad irreversible e incurable (Lorenzo, 2014).
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Suele ocurrir en el caso de enfermedades crónicas en las que transcurre un largo camino desde
que llega el diagnóstico hasta que se produce la muerte.
El duelo anticipado puede ser similar al duelo después de la muerte, pero tiene características
únicas. Para algunos implica más ira, más pérdida del control emocional y a veces mayor dolor
profundo. Otros por el contrario no experimentan o no se permiten experimentar un duelo
anticipado porque podría interpretarse como abandonar la esperanza. Dependiendo las
circunstancias el duelo anticipado puede o no constituir una verdadera preparación a la
pérdida. (Eldridge, 2017)
Este proceso conlleva una gran perturbación emocional tanto para el enfermo como para la
familia y el tener que hacer varios duelos para ir aceptando las pequeñas pérdidas cotidianas
que culminarán con la muerte final. Incluye entre otros la aceptación de diversos cambios en
el contexto familiar, económico y social tales como la incertidumbre financiera, los cambios
de roles familiares y la pérdida de los proyectos en común.
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Si bien numerosos autores se han referido a las etapas del duelo, no es tan común encontrar
alusiones específicas al duelo anticipado. Una de las autoras que ha desarrollado el tema es
Lorenzo (2014), quien señala tres etapas principales del duelo anticipado:
Es importante anotar que no todos llegan a cumplir todas las etapas, incluso hay personas y
cuidadores que se quedan en la primera etapa, lo que puede ser un factor de llegar a un duelo
complicado. También puede suceder que la persona atraviese dichas etapas en distinto orden
o incluso saltarse algunas.
En la mayoría de los casos lo que se mantiene durante el transcurso de todas estas etapas es
la esperanza. De acuerdo con Kübler (1993) aun en los pacientes que han llegado a la etapa
de aceptación, siempre se mantiene aunque sea una pequeña esperanza de que la curación
se va a realizar y de que esta etapa solo es una pesadilla que en cualquier momento va a
terminar.
1.3.5.1. Duelo anticipatorio. Desde la perspectiva del enfermo, debido a los altos niveles
de estrés que genera la expectativa de tener una enfermedad grave y de morir
por su causa, algunos autores como Sánchez, Corbellas y Camps (2007) señalan
una variante del duelo que se presenta en algunos pacientes, el “imaginado o
anticipatorio” , en referencia a la expresión por adelantado cuando una pérdida
se imagina como inevitable y sin embargo no lo es (al menos en ese momento)
puesto que la enfermedad no se encuentra aún en una fase terminal o
irreversible.
Para el análisis del duelo anticipado en el contexto oncológico, Sánchez, Corbellas y Camps
(2007) defienden un modelo basado en la realización de tareas de Worden (2013), el cual
no implica necesariamente una secuencia específica; cada tarea está en función de las
condiciones personales y sociales específicas. Las tareas de Worden son: aceptar la
realidad de la pérdida, elaborar el dolor de la pérdida, adaptarse a un mundo sin el
fallecido y hallar una conexión perdurable con el fallecido al iniciar una nueva vida.
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Dentro del modelo adaptado de Worden desde la perspectiva del cáncer, se han
identificado cuatro segmentos o periodos que incluyen: prediagnóstico, agudo, crónico y
recuperación o muerte.
1.4.1.3. El periodo crónico se define como el ciclo de tiempo que transcurre entre el
diagnóstico y el resultado (curación o muerte). Puede ser entendido como el
periodo del proceso de adaptación y esa será la tarea más importante. Este
ciclo se puede extender durante semanas, meses o años, dependiendo de la
evolución de la enfermedad. Los pacientes utilizan una amplia variedad de
estrategias y de estilos personales para conseguir la adaptación. Es importante
observar que no existe una manera única ni una forma mejor para adaptarse.
También debemos recalcar que la adaptación incluye tanto los síntomas de la
enfermedad como las secuelas que esta puede causar durante su curso.
1.4.1.4. El periodo final ocurre cuando se produce la curación o cuando la muerte deja
de ser una posibilidad y se convierte en algo inminente (periodo terminal). En
este momento el tratamiento médico en vez de intentar curar o prolongar la
vida del individuo, se concentra en confortar u ofrecer cuidados paliativos. Las
tareas durante esta fase final reflejan esta transición y se enfocan en lo
espiritual y existencial.
1.4.2.1 Efectos del estigma en el duelo anticipado del paciente con VIH/SIDA
Hemos visto que cuando un ser querido presenta un gran deterioro o una enfermedad
crónica que amenaza seriamente su vida, los familiares pueden experimentar un duelo
anticipatorio con sentimientos de negación, ira, depresión y aceptación de la realidad. En
los procesos de demencia, la relación con el familiar afectado cambia durante el transcurso
de la enfermedad y por tanto, nos enfrentamos a una ‘‘pérdida relacional’’, que puede ser
tan dolorosa como la propia muerte. (Pascual y Santamaría, 2009)
Como primer factor de riesgo que puede obstaculizar la tarea del duelo anticipado, tenemos
que considerar la sobrecarga por los cuidados continuos que requieren estos enfermos. El
cansancio acumulado, la irritabilidad, el deterioro de la relación, que muchas veces enfrentan
los cuidadores a lo largo del desarrollo de la enfermedad impiden en muchas ocasiones
adaptarse a esta nueva situación. . (Pascual y Santamaría, 2009)
Otros factores de riesgo, como la falta de recursos económicos y apoyo social, la carencia de
recursos propios de afrontamiento, tienen que ver con el tipo de personalidad, con la
capacidad para pedir ayuda, poner límites, etc.
En algunos casos, podemos observar cómo puede producirse una negación de la pérdida que
se presenta como una falta de aceptación y/o evitación de la pérdida funcional y/o cognitiva
que ésta supone.
1.5.1. Institucionalización.
En los casos donde se decide delegar los cuidados a una residencia, la tarea de duelo puede
verse favorecida u obstaculizada teniendo en cuenta que es sumar otra tarea o proceso
(delegar cuidados) y que dependerá de las circunstancias del ingreso y del grado de
elaboración anticipada de la pérdida en cuanto a reestructuración de la propia vida y dolor
expresado previo al ingreso. La institucionalización es más común en los casos de demencias
ante la imposibilidad de proporcionarle un cuidado seguro al enfermo en su propio hogar.
Suceden casos en los que los cuidadores profesionales con un vínculo significativo no son
avisados del fallecimiento o no pueden asistir al funeral, generando una falta de
reconocimiento de la propia relación que afecta a los propios cuidadores profesionales en su
autoestima al no percibir que se valora lo que hicieron y a su proceso de duelo.
En general, si la persona cuenta con recursos propios y apoyo de su entorno es probable que
no necesite ayuda profesional durante el proceso de duelo anticipado. Sin embargo, el
acompañamiento e información a las personas que están cuidando a alguien moribundo o en
fase terminal es siempre un recurso más. Es importante, para la persona enferma y para su
familia, tener la certeza de que cuentan con una red de apoyo profesional a la que se pueda
acudir en caso necesario. (Servicio Andaluz de Salud, 2012)
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Como señalan Barreto, Díaz, Pérez y Saavedra (2000), en las familias surgen diversas
necesidades cuando surge una enfermedad grave en un ser querido:
Aunque el duelo anticipado ofrece aspectos “positivos” frente a pérdidas inesperadas, los
familiares pueden seguir una serie de pautas para que no se convierta en patológico y
enfermizo, sobre todo si el fatal desenlace tarda tiempo en llegar:
Consultar a los médicos todas las dudas respecto a los cuidados, el proceso de
enfermedad y sobre cómo controlar todas las molestias derivadas de la misma.
Aceptar el apoyo que ofrezcan amigos, familiares, vecinos, etc. Si el dolor nos
sobrepasa, es recomendable buscar ayuda profesional.
Aunque la pérdida sea esperada no por eso va a ser menos dolorosa cuando se produzca el
fallecimiento, volverán a revivirse las fases anteriormente descritas, tal vez durante menos
tiempo. Hay que tomarse el lapso necesario para procesar la pérdida, sin prisa, con calma y
serenidad.
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Dependiendo de si el cuidador está más inclinado hacia la toma de contacto con el dolor y
existe poca activación de conductas orientadas al ajuste con el medio, el apoyo y la orientación
terapéutica puede ofrecer ayudas facilitadoras de ajuste, como la búsqueda de apoyo social,
organización del tiempo, solución de problemas, establecimiento de límites, autocuidado,
distracción, etc. Si por el contrario la función está inclinada hacia las tareas de reconstrucción
y existe poca o nula expresión emocional, se puede favorecer la toma de contacto de manera
progresiva y respetando el ritmo del doliente mediante la satisfacción de las necesidades
relacionales no satisfechas durante el proceso de pérdida. (Pascual y Santa María 2009)
La familia con su intención de proteger a su ser querido enfermo necesita estar segura de que
la intención del equipo profesional es ofrecer lo mejor a su familiar; por eso la empatía y
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validación de lo que se está sintiendo es imprescindible para alcanzar el diálogo que permita
romper ese pacto de silencio contra su ser querido.
Los cuidados paliativos pueden ser ofrecidos por diversos profesionales de la salud
(médicos, enfermeras, psicólogos, nutricionistas) e incluso religiosos, dependiendo del
credo del enfermo.
El equipo de cuidados paliativos debe tener en cuenta el proceso y los temas comunes
que emergen durante el duelo anticipado porque sus resultados puede tener un efecto
en el cuidado y el estado emocional de la persona con una enfermedad terminal.
Durante los procesos de duelo ya sea anticipado o no, tanto el moribundo como sus
familiares enfrentarán situaciones en donde otras personas tienen actitudes o dicen frases
inadecuadas que solo causan incomodidad. Esta situación se deriva no de mala intención
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de las otras personas, sino de lo difícil que es para la mayoría intentar de llenar el silencio
ante el dolor y la tristeza ante la enfermedad o próxima muerte de alguien querido y por
lo tanto terminan haciendo comentarios inadecuados y torpes tales como:
En estos casos es más apropiado observar primero el contexto y decir cosas como “No sé
qué decirte pero estoy dispuesto a acompañarte” o “Cuenta conmigo si consideras que te
puedo ayudar” preguntar “Qué necesitas?”, “Qué quieres hacer?” o a veces simplemente
sonreír, dar un abrazo y acompañar en silencio puede ser mucho más reconfortante. Es un
arte el poder desarrollar la capacidad de observar y entender el momento del otro, de
estar presente pero sin resultar intrusivo, no obstante quien lo logra resulta ser una gran
compañía y alguien que realmente reconforta al doliente.
También se pueden presentar situaciones en que el doliente prefiere estar solo. Si los
familiares y amigos son capaces de entender esta necesidad sin ofenderse y le dan el
espacio necesario, pueden estar seguros de que en algún momento cuando por el
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contrario el doliente necesite buscar compañía, sabrá que cuenta con ellos, se acercará y
se sentirá muy agradecido de tenerlos a su lado.
- https://www.cancer.net/es/desplazarse-por-atenci%C3%B3n-del-
c%C3%A1ncer/c%C3%B3mo-se-trata-el-c%C3%A1ncer/cuidados-paliativos/cuidado-
de-los-s%C3%ADntomas-del-c%C3%A1ncer-y-su-tratamiento
Esta página maneja aspectos generales sobre el cáncer y tiene aun apartado especial
que ofrece información relevante relacionada con los cuidados paliativos.
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Conclusiones
El duelo anticipado es un proceso natural que vive el ser humano ante la inminencia de una
pérdida. El duelo debe tomar su curso normal, por lo que quien lo sufre debe tomarse el
tiempo necesario, permitirse expresar su dolor, temor y angustia, para que sea totalmente
procesado y no resurja en duelos posteriores o se complique generando sufrimiento
innecesario y problemas que requieran intervención profesional.
Cada persona experimentará el duelo de forma única y personal. Aunque se espera que el
duelo anticipado facilite la preparación para una despedida emocional y física del ser querido
que sufre una enfermedad y cuyo fallecimiento es inevitable, podemos tomarlo como un
proceso de adaptación a la nueva situación, pero ello no garantiza el desarrollo de un posterior
duelo normalizado, ya que también representa el periodo donde se pueden detectar rasgos
de un futuro duelo complicado o patológico.
El sistema sanitario tiene el reto de prepararse cada vez mejor tanto para acompañar a
enfermos y familiares que enfrentan una enfermedad terminal, como para capacitar a la
sociedad sobre la muerte, reducir el sufrimiento, el dolor y otros síntomas consecuencia de la
enfermedad y de los tratamientos a los que se somete el enfermo. Esta es una exigencia
derivada del hecho que cada vez la gente vive más pero muere a consecuencia de
enfermedades crónicas que requerirán cuidados especiales al final de la vida.
Si estamos en el rol de acompañar, debemos respetar el dolor que los demás sienten y
expresan cuando enfrentan un duelo. Si somos asertivos y logramos desarrollar empatía,
prudencia y escucha activa, podemos convertirnos en un apoyo eficaz, consciente y decidido
para ayudar a los que sufren.
Finalmente podemos ver que el proceso de duelo implica un reto a nivel personal muy grande
que obliga al ser humano a crecer como persona, a afrontar sus mayores temores, a dejar de
juzgar al otro, a desarrollar la empatía y a expresar las emociones de una forma asertiva, en el
contexto de reconfortar a quien está muriendo pero también en el proceso de entender y
afrontar la realidad de la pérdida.
25
Bibliografía
2. Meza, E., García, S., Torres, A., Castillo, L., Sauri, S., Martínez ,B., (2008). El proceso
del duelo. Un mecanismo humano para el manejo de las pérdidas emocionales.
Revista de Especialidades Médico-Quirúrgicas, 13 (1), 28-31.
4. Rojas, S. (2016). El manejo del duelo. Una propuesta para un nuevo comienzo.
Editorial Planeta.
8. Yoffe, L. (2013) Nuevas concepciones sobre los duelos por pérdida de seres
queridos. Avances en Psicología 21 (2). Facultad de Psicología y Humanidades de la
Universidad Femenina del Sagrado Corazón ,Lima, Perú.
11. PDQ® Supportive and Palliative Care Editorial Board. (2017) Grief, Bereavement,
and Coping With Loss. Bethesda, MD: National Cancer Institute. United States.
12. Nieuwmeyer, S. Defilippi, K., Marcus, C. Nasaba, R. (2006) Loss, grief and
bereavement. A clinical guide to supportive and palliative care for HIV/AIDS in Sub-
Saharan Africa. Global partners in care. United States.
14. Diaz, P., Losantos, S. Pastor, P. (2014). Guía de duelo adulto. Para profesionales
sanitarios. Fundación Mario Losantos del Campo, Madrid, España.
16. Kübler, E. (1993). Sobre la muerte y los moribundos. Traducción de Neri Daurella.
Cuarta edición. Editorial Grijalbo. Barcelona
1. Servicio Andaluz de Salud. (2012). Guía para profesionales de la salud ante situaciones
de duelo. Plan Integral de Salud Mental de Andalucía. Gobierno de España.
El Servicio Andaluz de Salud fue creado en 1986, de acuerdo con lo previsto en el artículo 64
de la Ley 2/1998, de 15 de junio, de Salud de Andalucía; está adscrito a la Consejería de Salud
y desarrolla las funciones que le están atribuidas bajo la supervisión y control de la misma.
Funciones
Organización y servicios
recursos. Cuenta con instalaciones para atención primaria (primer nivel) y hospitalaria
(segundo nivel)
Además, existen 14 Áreas de Gestión Sanitaria. Por su parte, los Centros de Transfusión
Sanguínea configuran una red específica con el fin de asegurar la disponibilidad de
componentes sanguíneos y la correcta preservación de tejidos.
Recursos
El Servicio Andaluz de Salud cuenta con 92.934 profesionales (media anual) para atender su
red asistencial: 24.436 en atención primaria y 68.498 atención hospitalaria. (Año 2016)
La guía para profesionales de la salud ante situaciones de duelo ha sido elaborada por diversos
profesionales de la salud (médicos, psicólogos, enfermeros). Habla sobre el duelo y sus
diversas clases, la importancia de la desmedicalización del duelo y las diferencias entre el
duelo por muerte esperada y el relacionado con la muerte repentina de seres queridos.
1. Cuestiones previas, revisa el marco teórico básico para comprender los principales
conceptos y el enfoque actual del duelo y su abordaje en nuestra sociedad. Se
enumeran algunos estudios y revisiones destacados sobre la efectividad de distintas
intervenciones en distinto tipos de duelo.
3. 3 Anexos, recoge materiales de profundización y apoyo, con los que puede contar el
profesional sanitario, para sí o para las personas en situación de duelo. Se incluyen
diferentes elementos: contenidos de profundización teórica sobre el duelo en nuestra
sociedad, herramientas de decisión y registro (algoritmo de decisión en caso de duelos
o formularios de historia clínica) y recursos de apoyo para personas dolientes.
Considero que el manual es valioso para la realización del trabajo, porque además de explicar
a nivel teórico los diferentes aspectos y clases de duelo, aborda el duelo anticipado desde una
perspectiva práctica que permite entender la importancia de individualizar cada caso debido
a que cada persona tiene una historia diferente y por lo tanto diferentes formas de reaccionar.
Permite igualmente entender la importancia del acompañamiento a la familia del doliente en
tan difícil etapa y alerta sobre la importancia de detectar patrones disfuncionales que puedan
llevar a la complicación del duelo.
2. Meza, E., García, S., Torres, A., Castillo, L., Sauri, S., Martínez ,B., (2008). El proceso del
duelo. Un mecanismo humano para el manejo de las pérdidas emocionales. Revista de
Especialidades Médico-Quirúrgicas, 13 (1), 28-31.
Los autores pertenecen al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del
Estado (ISSSTE) de México. A su vez el artículo ha sido publicado en la Revista de
especialidades médico-quirúrgicas que es una publicación científica del ISSSTE
31
A Torres Gómez, Cirujano ortopedista y traumatólogo, (Centro Médico ABC. México, DF)
El artículo hace referencia al duelo como la reacción emocional y del comportamiento que se
manifiesta en forma de sufrimiento y aflicción cuando un vínculo afectivo se rompe. Es una
respuesta adaptativa normal que suele producirse en el contexto de la muerte de un ser
querido, como reacción ante la pérdida de una persona amada o de alguna abstracción que
ha ocupado el lugar de aquélla. Se refiere igualmente a la evolución del duelo como un proceso
adaptativo que comprende diferentes etapas, que permiten lograr el restablecimiento
emocional. De la misma forma si persiste y la persona no logra superarlo, se debe intervenir
para lograr la resolución del mismo.
1. Primera etapa: se caracteriza por un estado de shock intenso, alteración en el afecto, con
una sensibilidad anestesiada, el intelecto está paralizado y se afecta el aspecto fisiológico
con irregularidades en el ritmo cardiaco, náuseas o temblor. El rechazo, la negación y la
incredulidad son mecanismos de defensa propios de esta etapa.
32
2. Etapa central: es el núcleo mismo del duelo; se distingue por un estado depresivo y es la
etapa de mayor duración. Al principio, la imagen del desaparecido ocupa siempre y por
completo la mente del doliente y se añoran los detalles de la vida cotidiana compartidos
con él. Existe una depresión que se instala rápidamente después de acaecido el
fallecimiento y que va a durar desde meses hasta años si hay complicaciones en el
procesamiento.
3. Etapa final: es el periodo de restablecimiento. Comienza cuando la persona mira hacia el
futuro, se interesa por nuevos objetos y es capaz de volver a sentir nuevos deseos y de
expresarlos.
Tipos de duelo:
- Duelo Patológico: Se refiere a la intensificación del duelo al nivel en que la persona está
desbordada, recurre a conductas desadaptativas o permanece en este estado sin avanzar
en el proceso del duelo hacia su resolución.
- Duelo anticipado: El duelo comienza mucho tiempo antes de la muerte. Cuando se emite
un pronóstico de incurabilidad, se produce tristeza en el familiar, pero también una
adaptación más o menos inconsciente a la nueva situación que se acaba de crear. Ofrece
a las personas involucradas la oportunidad de compartir sus sentimientos y prepararse
para la despedida.
- Preduelo: Es un duelo completo en sí mismo que consiste en creer que el ser querido que
conocimos ya no volverá. El que está ahora a nuestro lado ha sido transformado por la
enfermedad a tal punto, que en algunos casos no se le reconoce más.
- Duelo inhibido o negado: Se niega la expresión del duelo porque la persona no afronta la
realidad de la pérdida. Puede prevalecer una falsa euforia, que sugiere la tendencia
patológica de la aflicción.
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- Duelo crónico: Es el que tiene una duración excesiva y nunca llega a una conclusión
satisfactoria. Un duelo crónico puede llegar a ocupar toda una vida y puede incluso llegar
a determinar el núcleo constitutivo de su existencia.
Si bien no todos los procesos de duelo requieren intervención profesional, cuando esta es
necesaria los objetivos de una pueden esquematizarse en cinco puntos:
Este artículo es relevante para este trabajo debido a que de manera didáctica menciona el
proceso de duelo , sus etapas y los tipos de duelo que se pueden presentar, explicando algunos
aspectos relacionados con el duelo anticipado y su afrontamiento.
Worden describe los mecanismos del duelo y los procedimientos que se deben emplear para
que el individuo afronte su pérdida y su dolor, y pueda seguir el proceso que le permitirá
superarlos. También nos explica por qué los procesos de duelo mal resueltos (como las
reacciones emocionales exageradas, que llegan a convertirse en crónicas, o las que se
enmascaran o se retardan) pueden originar problemas que acaban convirtiéndose en
patologías que requieren tratamiento y que el psicoterapeuta deberá diagnosticar y tratar.
La obra se centra así en los temas del duelo patológico, la familia en proceso de duelo
entendida como paciente, el duelo del propio profesional o las pérdidas con mayor carga de
aflicción, y proporciona las herramientas necesarias para formar a los psicológicos que desean
especializarse o aumentar su conocimiento en este tipo de cuestiones.
Esta edición incluye importantes textos sobre el sida y el duelo, el duelo en la tercera edad,
ambos acompañados de una extensa bibliografía.
1. El apego, la pérdida y la experiencia del duelo. Nos habla del apego como la tendencia
del ser humano de establecer fuertes vínculos afectivos y de las reacciones de dolor
cuando este vínculo afectivo peligra tales como tristeza, ira, culpa, ansiedad, soledad,
fatiga, desamparo, shock, añoranza, emancipación, alivio, insensibilidad,
somatizaciones, confusión, preocupación, sensación de presencia, alucinaciones,
trastornos de sueño, hiperactividad, atesorar objetos del fallecido, depresión, etc.
Ayudar a que la persona pueda vivir sin el fallecido puede implicar el que la persona
no tome decisiones drásticas cuando está en medio del dolor, igualmente el asesor
puede ayudar a que el doliente encuentre un significado de la pérdida y en el proceso
deberá derivar a la persona hacia un tratamiento adecuado a su situación particular
en caso de detectar alguna patología o comportamiento anormal.
En este capítulo el autor profundiza en los factores que pueden llevar a que una persona no
pueda elaborar el duelo.
Otro tema de este capítulo se refiere a los criterios para el diagnóstico del duelo complicado.
A diferencia del asesoramiento en duelo en donde el objetivo es facilitar las tareas de duelo a
la persona para que se adapte mejor a ella, en la terapia de duelo se busca identificar y resolver
los conflictos de separación que obstaculizan el procesamiento normal del duelo.
Se estudian aspectos del duelo crónico, el marco, los objetivos, técnicas y procedimientos
adecuados para la terapia de duelo.
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En este capítulo se estudian las pérdidas por suicidio, muertes repentinas (muerte súbita en
niños, abortos espontáneos o provocados)
Este capítulo hace referencia especial al duelo anticipado como proceso que se da antes de la
pérdida real, implica diversos aspectos que pueden facilitar el afrontamiento de la pérdida
real pero también puede ser muy angustioso para quienes lo viven. El duelo anticipado lo vive
tanto quien va a morir como sus familiares.
Dependiendo del ciclo vital de la familia, los roles que desempeñaba el fallecido, el poder, el
afecto, las pautas de comunicación y los factores socioculturales, se desarrollará la dinámica
familiar de afrontamiento del duelo. Diversos estudios apuntan a que puede ser más efectiva
una terapia que incluya a todos los miembros de la familia y que examine las circunstancias
particulares de cada miembro, incluyendo por supuesto a los más jóvenes, sobre todo en casos
como la muerte de un niño o de uno de los padres, que tiene repercusiones muy negativas en
el entorno familiar.
En ocasiones tratar de ayudar a quien tiene un dolor tan grande por la pérdida de un ser
querido puede ser frustrante y estresante, debido a sentimientos de impotencia, incomodidad
y de incapacidad en ocasiones de ofrecer una ayuda real.
Trabajar con personas en duelo nos hace conscientes de nuestras propias pérdidas, así como
la toma de conciencia de la propia muerte. Si el asesor no ha resuelto su pérdida
adecuadamente es difícil que pueda hacer una intervención positiva y efectiva. Por otra parte
examinar las propias historias de pérdidas nos puede dar elementos para ayudar a otras
personas al tener claro por ejemplo qué nos sirvió y que no.
Igual es importante tener en cuenta los niveles de estrés del personal sanitario que acompaña
a enfermos terminales, para evitar su sobrecarga.
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4. Rojas, S. (2016). El manejo del duelo. Una propuesta para un nuevo comienzo. Editorial
Planeta.
En este libro se dan pautas para enfrentar el dolor ante la pérdida definitiva de un ser querido
y reencontrar el sentido de vida que la muerte nos opaca o nos borra. La obra abarca lo que
es el duelo y cómo se puede hacer más llevadero este proceso para adaptarse de nuevo a la
realidad sin la persona ausente, tanto si el lector está pasando por esa experiencia o quiere
ayudar a alguien a afrontarla.
39
Desde una perspectiva que abarca todos los aspectos (emocional, físico, afectivo, psicológico
y espiritual), el autor hace una aproximación holística a la muerte y a sus efectos y nos enseña
a afrontar esta realidad que es parte esencial del ser humano. La elaboración consciente del
duelo nos permite aceptar la pérdida, reencontrar el propósito de vivir y recordar al ser que
ha partido con agradecimiento y ternura. De ahí la importancia de experimentar este proceso
restaurador.
- Entumecimiento o aturdimiento
- Añoranza y búsqueda
- Desorganización y desesperanza
- Reorganización
El autor cita a Worden de cuyo libro hablé en el apartado anterior, en relación a las tareas
relacionadas con el duelo. Desarrolla temas de duelo en niños ancianos, duelo normal y duelo
complicado. Plantea como objetivo central del tratamiento de duelo, normalizar las funciones
y acciones del doliente que han sido alteradas por el fallecimiento de un ser querido. Muestra
al duelo como una oportunidad para salir fortalecido de la experiencia y de este modo afrontar
la vida con mayor pericia y sentido de la realidad.
3. Las tareas del duelo: Sigue el concepto de Worden en relación con las tareas del duelo
(aceptar la realidad de la pérdida, liberar las emociones y sentimientos que acompañan
40
Sanar las manifestaciones alteradas: El autor habla de cinco áreas que comprometen
al ser en conjunto:
- Área sensitiva: Sentimientos como tristeza, rabia. Generalmente es la realidad en la
que se encuentra la persona que está en duelo. Santiago Rojas afirma que el consuelo
interior dependerá de que podamos encontrar un sentido a la vida y a la muerte del
ser que ha partido. Si imaginamos al fallecido radiante, sano y libre de sufrimiento
podemos encontrar cierto alivio.
- Área sensorial: Molestias físicas que acompañan al doliente, pueden ser transitorias o
permanentes. El autor ofrece pautas y consejos para disminuir molestias como
problemas estomacales, trastornos de sueño, despersonalización, debilidad y fatiga.
Entre las herramientas que el autor utiliza con sus pacientes como apoyo al proceso de duelo
se encuentra el empleo de la terapia floral de Bach que abarca los diferentes estados
emocionales que enfrenta quien vive el duelo.
6. Testimonios
Cuenta las experiencias de personas que han vivido experiencias de duelo y cómo lo han
enfrentado.
José Luis Díaz-Cordobés Psicólogo Gasmedi - Grupo Air Liquide. Unidad de Cuidados
Respiratorios del Hospital Clínico Universitario de Valencia. Profesor Universidad
Internacional Valenciana
En los últimos cien años se ha producido un gran cambio en los modelos de enfermedad
mortal, reduciéndose drásticamente la muerte por enfermedades infecciosas, debido a los
avances tecnológicos, médicos y farmacéuticos. Paralelamente se ha producido un
incremento en el índice de enfermedades de curso crónico y con frecuencia asistencia en la
etapa terminal, como cáncer, SIDA, etc.
La fase final de la vida de una persona conlleva habitualmente alteraciones sociales, físicas y
psicológicas tanto en los pacientes, como en su entorno, cambiando profundamente la vida
del enfermo y todo su sistema familiar.
43
De acuerdo con autores como Agnew et al.,2010; Banhart et al, 1994; y Higginson et al, 1994,
se pueden considerar seis categorías que caracterizan las necesidades primordiales de las
familias de los pacientes en la etapa final de la vida.
Principales efectos para los familiares de la experiencia de cuidar a un ser querido en la fase
final de la vida.
Asimilación del impacto emocional. El impacto emocional para la familia puede ser tan
grande o mayor que para el paciente, lo que lo hace altamente estresante. La enfermedad y
los períodos ligados al final de la vida, contribuyen a crear una perturbación emocional que
puede llegar a provocar consecuencias adversas en la conducta de afrontamiento y en el clima
interactivo de todas las personas implicadas
Manejo de la incertidumbre
La anticipación de la muerte genera sensación de indefensión e impotencia que envuelve la
vida y las interacciones de los pacientes y sus familias.
El clínico debe proporcionar a las familias información puntual, adecuada y honesta (sobre los
datos que si conoce), tanto acerca de la enfermedad como de los recursos disponibles, con el
fin de paliar estos sentimientos de
pérdida de control y de decisión sobre lo que pasará en sus vidas y en la de
45
su ser querido.
Reestructuración familiar
La familia requiere una redistribución de responsabilidades y roles desempeñados. Es
fundamental evitar la sobrecarga del cuidador principal involucrando al mayor número posible
de familiares dentro de un marco de diálogo y respeto.
La claudicación familiar.
Se refiere a la incapacidad de los miembros de una familia para ofrecer una respuesta
adecuada a las múltiples demandas y necesidades del paciente. Esta se refleja en la dificultad
de mantener una comunicación positiva con el paciente, sus familiares y el equipo de
cuidados.
Algunos médicos presentan cierta reticencia a rebelar el pronóstico por la baja confianza en
la capacidad de discutirlo, por tiempo insuficiente, por
miedo a la destrucción de la esperanza del enfermo y familia, por el miedo
a la angustia emocional que provoca, el enfrentarse a las emociones propias, por el burnout,
por creencias culturales y/o por subestimación de la capacidad de comprensión del oyente.
Por otro lado, en el familiar hay diferentes actitudes en cuanto al deseo de conocer el
pronóstico, por mecanismos de afrontamiento centrados en la negación, miedo a perder la
esperanza, por aspectos culturales o por la dificultad para entender términos técnicos.
47
Actualmente, el Dr. Camps es jefe del Servicio de Oncología Médica y del Área Clínica de
Enfermedades Onco-Hematológicas del Hospital General de Valencia. Además, ejerce como
profesor titular del Departamento de Medicina en la Universidad de la misma ciudad y es
catedrático acreditado por ANECA desde 2014.
48
Desde la perspectiva médica oncológica la asistencia al paciente con cáncer requiere cada vez
con mayor claridad un cambio de modelo que aborde la enfermedad desde un planteamiento
integral de los diferentes servicios que contribuyen en su tratamiento. Más allá de la
coordinación, el modelo de cuidados continuos pretende dar una coherencia y unificar los
criterios del tratamiento desde el mismo momento del diagnóstico hasta el final del mismo,
ya sea este por curación o por fallecimiento.
Prediagnóstico comprende el tiempo sea cual fuere este antes del diagnóstico de la
enfermedad. Usualmente se trata de un proceso más o menos dilatado en el tiempo, cuando
el paciente reconoce síntomas en sí mismo o factores de riesgo a la enfermedad, que suele
culminar en el momento mismo en que recibe el diagnóstico.
Durante el prediagnóstico, especialmente cuando la persona se somete a diversos exámenes
y pruebas de creciente complejidad, se observa la aparición de un nivel creciente de
preocupación y estrés. La tarea fundamental en este periodo es la acomodación al riesgo de
padecer una enfermedad grave. En algunos casos, relacionados especialmente con el
reconocimiento por parte del paciente de determinados signos, se observa el inicio de una
respuesta emocional de duelo anticipatorio.
El periodo Crónico de una enfermedad, se define como el ciclo de tiempo que transcurre entre
el periodo agudo del diagnóstico y el periodo del resultado. La tarea más importante es este
período será el proceso de adaptación. Dicha adaptación incluye tanto a los aspectos
sintomatológicos de la enfermedad como las secuelas o déficits que esta puede causar
durante su transcurso.
El periodo final de una enfermedad grave ocurre tanto cuando se produce la curación como
cuando la muerte deja de ser una posibilidad y se convierte en algo inminente. Las metas
médicas cambian de objetivo, y en vez de intentar curar o prolongar la vida del individuo, se
concentra en confortar u ofrecer cuidados paliativos. Las tareas durante esta fase final se
enfocan en lo espiritual y existencial.
mientras que en el duelo la tristeza e incluso el vacío gira entorno a la pérdida (real o
anticipada) de sí mismo o del ser querido.
Desde el punto de vista del paciente el duelo es una reacción a su propia pérdida, con la
característica de que esta ocurrirá potencialmente en el futuro, el individuo utiliza su
capacidad de imaginar un desenlace.
Los autores plantean el duelo imaginado como un síndrome multidimensional que no se
puede elaborar al no ser todavía efectiva la pérdida y que conlleva sentimientos de rabia y
hostilidad contra el mundo, sentimientos de culpa, de pérdida irremediable, tensión
permanente, sufrimiento, desesperanza y desconsuelo. Consideran el duelo imaginado como
una expresión de una pérdida que se imagina como inevitable pero que al menos en ese
momento no lo es si la persona aun no se encuentra en una fase terminal o irreversible.
El acercamiento al duelo anticipatorio se relaciona con los modos de conectar y generar
emociones capaces de cuestionar radicalmente la veracidad de la propia pérdida. De alguna
forma, el duelo anticipatorio o imaginado, es una huida de la realidad presente, una realidad
dolorosa e injusta que nos enfrenta a nuestros propios fantasmas culturales.
51
7. Yoffe, L. (2002) El duelo por la muerte de un ser querido: creencias culturales y espirituales.
Revista Psicodebate 3. Psicología, Cultura y Sociedad. Buenos Aires: Facultad de
Humanidades y Ciencias Sociales. Universidad de Palermo, 127-157.
El área de los Cuidados Paliativos ha ofrecido aportes valiosos para el cuidado y preparación
para la muerte de los enfermos terminales y de los ancianos, buscando un “buen morir” de
ellos y un acompañamiento de los familiares en dicho proceso que posibilitara el desarrollo
de un “duelo sano” en aquellos que sufren pérdidas de seres queridos.
La autora plantea la importancia de que los profesionales de la salud mental, incluyan dentro
de la Psicología las creencias religiosas y espirituales de los pacientes que están por morir,
para ayudarlos en su preparación para la muerte, y así colaborar con el acompañamiento de
52
sus familiares. Esta mirada podría ser beneficiosa tanto para el cuidado del cuerpo, de la
psiquis y del “alma” (o “espíritu”) del moribundo, como para el de aquellos familiares que
transitan duelos por la pérdida de seres queridos.
La muerte de los padres es una experiencia por la que casi todos pasaremos algún día, pero
recién cuando ese momento llega podemos hacer conciencia de lo que el duelo significa para
un hijo, tanto a nivel emocional, como cognitivo, social y espiritual.
Los padres representan seguridad, permanencia y estabilidad. Cuando mueren ambos padres,
el hogar como tal deja de existir, desapareciendo como espacio con esas cualidades; por ello
el que perdió a sus dos padres está de duelo también por la desaparición de la casa familiar.
Existen pocos esudios sobre duelo por la muerte de los padres. La autora cita a Alexander Levy
en “The Orphaned adult” (1999) quien analiza el sentimiento de adultos que pierden al padre
53
o a la madre y cuya aflicción depende del vínculo establecido. Es importante que la persona
que está de duelo no oculte el vacío que siente por la pérdida de su ser querido, refugiándose
en su trabajo como forma de negar su dolor.
En los casos en que los dos padres han muerto, tener que deshacer definitivamente la casa
familiar implica iniciar un proceso de reorganización de la relación entre los hermanos, pero
ya sin la presencia de los padres.
Puede haber situaciones conflictivas entre hermanos preexistentes a la muerte de los padres,
o conflictos de difícil resolución frente a temas de herencias, mudanzas, arreglos domésticos
en el hogar familiar. Dichos elementos son variables que pueden facilitar o dificultar aún más
la relación entre los hermanos y/o con el progenitor vivo. En algunos casos, estos mismos
factores pueden servir como motivos para rencillas mayores por los factores emocionales que
están en juego en cada hijo o hija a causa del duelo. En otras circunstancias, el tener que
resolver factores prácticos y materiales sirve de nexo o motivo para unir más a los hermanos
en la nueva tarea de reorganización familiar.
La autora resalta la importancia de tener en cuenta las creencias religiosas y espirituales de
cada familia en quienes están afrontando un duelo.
En este apartado se analizan las costumbres en relación con la muerte en occidente en donde
con cada vez más frecuencia las personas mueren en hospitales en muchos casos aisladas de
sus familiares. Destaca que en Inglaterra en 1974 Cecile Sanders comenzó su trabajo en el área
de cuidados paliativos con enfermos terminales, el cual al igual que el movimiento “hospice”
se fue extendiendo por varios países con el fin de ayudar a los ancianos y enfermos terminales
a un buen morir. Igualmente se resaltan las diferencias entre culturas en relación con la
expresión o no de las emociones lo que puede ayudar o dificultar la resolución del duelo.
De acuerdo con la autora, recién en estos últimos años, la OMS ha considerado la dimensión
espiritual del ser humano y se espera que la próxima definición de salud mental incluya al
hombre no sólo en sus dimensiones biológica, psicológica, social y cultural, sino también en
su dimensión espiritual. Destaca que a diferencia de occidente, muchas culturas orientales,
integran la religión y la espiritualidad con la ciencia.
Se refiere a algunas investigaciones realizadas con enfermos por quienes alguien oraba. Si bien
no se puede medir la energía de la plegaria, sí se pueden medir los efectos en la salud al
estudiar las ondas cerebrales de quien recibe las recibe.
El tener en cuenta las creencias espirituales del enfermo terminal y el considerar las de sus
familiares permite realizar una tarea en el área de los cuidados paliativos que puede darles a
los enfermos la oportunidad de despedirse de sus seres queridos y de su vida de la mejor
manera posible para enfrentar su muerte en paz y dignamente. En algunos casos es posible
entablar un diálogo del paciente consigo mismo a nivel emocional y espiritual en donde podrá
55
evaluar cómo fue su vida, perdonarse y perdonar los errores cometidos y a aquellos con los
que tuvo conflictos y, en el caso de creer en Dios, en un Creador o en algún tipo de autoridad
religiosa o espiritual, también poder establecer un diálogo, meditar y/o realizar prácticas
espirituales que le permitan alcanzar un estado de paz interior para un buen morir con menos
temores.
En el caso del duelo anticipado de los padres, los hijos podrán despedirse del que va a morir y
resolver las tareas necesarias sobre el tratamiento de la enfermedad, el acompañamiento del
enfermo terminal o del anciano y la reacomodación de las pertenencias de éste.
8. Gamo, E., Pazos, P.(2009) El duelo y las etapas de la vida. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq.,vol.
XXIX, n.º 104, pp. 455-469.
Pilar Pazos Pezzi. Psicóloga clínica, Madrid. Ha participado en diversas investigaciones sobre
psicología de la adultez.
Partiendo de estudios de una línea de investigación con series de casos sobre el duelo, se
hacen observaciones sobre la implicación de éste en la evolución de las diferentes etapas
biográficas y en la psicopatología.
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Refiere las etapas del duelo enunciadas por autores como Worden, adicionalmente desarrolla
las etapas del luto considerando: 1) El duelo inmediato de los primeros momentos. 2) el
cercano, en el que pasado el choque inicial el sujeto está inmerso en la situación de la pérdida.
3) Aquel periodo en el que la vida se ve notablemente afectada pero camina hacia la
resolución.
Desarrollan los autores las características del duelo en la infancia, en donde se indica que el
duelo precoz en la infancia y adolescencia si no es adecuadamente procesado puede generar
en el futuro problemas de personalidad, psicosis y depresión.
Desde el punto de vista terapéutico, es clave prestar atención a los duelos y pérdidas que
aparecen en los niños y adolescentes, tenerlos en cuenta en el abordaje psicoterapéutico y en
la evolución, ya que pueden reactivarse con nuevas circunstancias o dar lugar a una
descompensación. De modo preventivo, se debe ayudar a la elaboración de los duelos,
teniendo en cuenta el medio familiar, procurando evitar negaciones excesivas,
proporcionando un ambiente continente y abierto, con figuras sustitutivas. La actuación
debería ser más específica en los casos de riesgo como antecedentes patológicos, pérdidas
múltiples, situaciones de desestructuración o catástrofe familiar.
Duelo en la adolescencia
Al ser la adolescencia una etapa de transición, la elaboración de una pérdida puede
complicarse al darse una crisis sobre otra. Los movimientos identificatorios que suceden con
las personas perdidas, sus ideales, o con figuras sustitutivas, juegan un papel muy importante
en la configuración y cambios de la identidad. El duelo en estas edades determina, a veces, el
paso de una etapa a otra, de la infancia a la adolescencia, de muchacho a hombre, de forma
repentina o forzada, lo que origina cambios psíquicos diversos.
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Duelos no terminados
El caso de los desaparecidos, los causados por la emigración o enfermedades progresivas con
un deterioro cognitivo irreversible, conllevan impactos emocionales de duración prolongada.
Hay discusiones sobre si el duelo anticipado entendido como la elaboración de una posible
pérdida, ayuda a su resolución. Diversos estudios muestran que no es el hecho de que la
muerte pueda ser previsible lo que ayuda a la elaboración, sino que se haya podido realizar
un verdadero trabajo previo de resolución.
Duelos transgeneracionales.
El duelo tiene una dimensión transgeneracional; podemos sentirnos afectados, aunque no sea
de forma consciente, por duelos de anteriores generaciones, significativos, problemáticos o
no resueltos; hay figuras mitificadas en el orden familiar cuya desaparición da lugar a reestruc-
58
El duelo en la vejez
En la vejez se presenta acumulación de pérdidas de diversos tipos. El duelo por viudez puede
aumentar la soledad y la sensación de desamparo. Se puede salir adelante dependiendo las
circunstancias externas, del apoyo familiar y de las condiciones de salud del individuo. Los
mecanismos adaptativos ante la multiplicidad de las pérdidas, favorecen, con alguna
frecuencia, cierta insensibilización o acomodación natural, tras un período de impacto inicial.
Una conciencia madura o resignada de la inevitable condición de la vida es un factor positivo
para la estabilidad psíquica en esta etapa.
9. Lacasta, M., Sanz, B., Soler, C., Yelamos, C., De Cuadras, S. Gándara, A. (2014). Atención al
Duelo en Cuidados Paliativos: Guía Clínica y Protocolo de Actuación. Sociedad Española de
cuidados paliativos SECPAL. Madrid.
M. A. Lacasta Reverte. Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Universitario La Paz, Madrid.
B. Sanz Llorente. Unidad de Cardiología Pediátrica del Hospital Universitario Gregorio
Marañón, Madrid.
C. Soler Saíz. Centro de Salud Integrado Xirivella, Valencia.
C. Yelamos Agua. Instituto Madrileño de Oncología, Madrid.
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Este manual busca ser una guía para facilitar la atención de enfermos en la fase final de su
vida.
La atención al duelo es una pieza fundamental de los Cuidados Paliativos, puesto que el
objetivo final de éstos es la consecución del bienestar y la atenuación del sufrimiento del
enfermo y la familia, considerando que la principal fuente de sufrimiento de esta última es el
dolor por la pérdida de una persona afectivamente importante.
La atención a personas en duelo es una tarea delicada y de gran importancia para la salud
mental. Además, el elevado coste asociado a los problemas relacionados con la no superación
del duelo justifican una atención suficiente y eficiente para la prevención y detección precoz
del duelo complicado.
ASPECTOS CLÍNICOS
En este apartado se define el duelo de acuerdo con los criterios del DSM IV TR y se describen
las diferentes fases del duelo de acuerdo con diversos autores.
Presenta esta guía una clasificación de los tipos de duelo, en relación con el duelo anticipado,
el duelo retardado, inhibido o negado y el duelo complicado o trastorno por duelo prolongado,
desarrollando los criterios para determinar si estamos ante un duelo complicado, así como los
principales factores de riesgo.
Niveles de atención:
- Soporte e información del duelo y los recursos disponibles: Información, escuchar,
mostrar disponibilidad, movilizar redes de apoyo.
- Asesoramiento: Implica normalizar el proceso de duelo, escuchar y empatizar con él,
detectar el riesgo de complicaciones y derivar en caso necesario.
- Intervención especializada: Para aquellas personas con insuficientes recursos para
hacer frente a la situación, vulnerabilidad con riesgo de duelo complicado o que ya han
desarrollado alteraciones psicopatológicas.
no hacer a los niños parte del duelo, actitud que dificulta la resolución adecuada del duelo.
La forma adecuada de reducir su sufrimiento es hacerlos partícipes de la vida familiar.
En cuanto a las manifestaciones del duelo, señalan la tristeza, conmoción, enojo, miedo,
irritabilidad como señales de duelo normal. En los adolescentes, si bien el duelo es parecido
al de los adultos, en los más jóvenes predomina el malestar fisiológico y en los mayores el
psicológico, tal vez porque para los menores es más difícil expresar sus sentimientos y
emociones.
Algunos estudios concluyen que si bien para el adulto no son útiles las intervenciones
relacionadas con un duelo normal, sí es positivo el asesoramiento psicológico en niños y
adolescentes, mediante estrategias como la información y pautas de duelo, favorecer la
expresión elaboración de emociones, así como facilitar la comunicación familiar.
10. Joffe, L. (2013) Nuevas concepciones sobre los duelos por pérdida de seres queridos.
Avances en Psicología 21 (2). Facultad de Psicología y Humanidades de la Universidad
Femenina del Sagrado Corazón ,Lima, Perú.
El perder a un ser querido uno de los sucesos vitales más negativos, críticos y/o traumáticos
que pueden afectar la salud física, emocional y mental para el doliente. En las últimas
décadas diversos estudios hacen referencia a los efectos negativos que las pérdidas pueden
tener sobre la salud, sobre el aumento de las tasas de mortalidad, morbilidad, suicidio y de
trastornos emocionales, psicosomáticos y mentales de los deudos.
La autora reflexiona sobre las diferentes teorías sobre el duelo que se destacan en la
actualidad.
• El psicoanálisis que ha jugado un papel central en el desarrollo de la teoría del duelo,
basado en la teoría freudiana la cual concibe el duelo como un proceso intrapsíquico y
privado. El psicoanálisis se centró en ayudar al paciente a disolver el vínculo de apego al
difunto para poder ir hacia una salida normal del duelo. La autora cita a Bowlby, Hagman,
quienes hablan sobre el apego.
• La perspectiva social construccionista, con autores como Rosemblatt, Walsh y Jackson,
que investigaron la diversidad de las formas de afrontar el duelo en diferentes culturas,
concluye que aunque la experiencia del duelo es universal, la respuesta al mismo está
influenciada por factores como las relaciones, expectativas familiares, redes sociales,
religión y cultura.
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• Desde la Psicología social Parkes resalta que si bien el duelo tiene un sentido universal,
quien está migrando de una cultura a otra puede encontrarse sin un espacio social para
expresar su dolor y puede sentir que no encaja en los grupos socioculturales existentes.
Por su parte autores como Rosemblatt y Fernandez, resaltan la importancia del apoyo social
y el religioso de acuerdo con las creencias individuales.
Parkes habla sobre los riesgos de morbilidad y mortalidad que se dan ante la pérdida de un
ser querido. Señala que la morbilidad y muerte en personas que enviudan es más alta que la
de fracción representativa de la misma edad y que la respuesta inmunitaria del cuerpo se
relaciona con enfermedades como cáncer, infecciones y insomnio, depresión, el suicidio,
ataques cardiacos e incluso accidentes.
Otros autores como Janoff y Neimeyer, señalan la necesidad de un nuevo paradigma que
postula la reconstrucción del sentido de la pérdida como respuesta central en el duelo, siendo
muy importante que la persona pueda expresar sus sentimientos para reducir los niveles de
estrés.
En relación con el afrontamiento del duelo, Stroebe y Schut (2007) desarrollaron un modelo
dual donde el deudo puede oscilar en dos direcciones a través de: a) un movimiento de
afrontamiento de la pérdida; y b) un movimiento tendiente hacia la recuperación, como modo
de adaptación a la muerte del ser querido.
Igualmente algunos autores coinciden en que el duelo puede poner fin a una situación
estresante en los casos en los que la persona debe cuidar a un familiar enfermo durante
mucho tiempo o cuando debe sobrellevar una carga afectiva muy pesada durante dichos
cuidados. En este tipo de circunstancias, la muerte podría poner punto final a una situación
de sufrimiento por tener que acompañar a quien padece una enfermedad terminal severa o
con quien se tuvo una relación abusiva previa.
65
Desde la perspectiva sociofuncional del duelo y de las emociones, Bonanno (2007) plantea las
emociones positivas juegan un papel importante en la recuperación de quien sufre una
pérdida. Por su parte para Para Stroebe y Stroebe (1993), los duelos son situaciones de crisis
vitales en las que el sujeto puede salir fortalecido y su salud puede mantenerse y mejorarse,
según sean las estrategias de afrontamiento que utilice para enfrentar la pérdida. El duelo
como tal no constituye ninguna enfermedad y su desarrollo permite alcanzar un grado de
madurez y un crecimiento personal.
Tipos de duelo
Como hemos visto anteriormente, el proceso de duelo implica un tránsito doloroso que podrá
tener una salida saludable o dar como resultado un duelo complicado.
Duelo anticipado:
Comienza a partir del diagnóstico de la enfermedad fatal del ser querido, lo que permite a
familiares y amigos prepararse y anticipar la pérdida al vivir las situaciones negativas que la
enfermedad los llevará a afrontar.
En relación con el enfermo, su respuesta podrá ir desde la negación en donde surgen
momentos de miedo, tristeza, angustia ante la muerte, preguntas sin respuesta, revisión de
tareas pendientes y el dolor de separarse de sus seres queridos.
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Si bien muchas veces un cuidador no tiene el control de la enfermedad del ser querido, sí
puede hacerse cargo de la situación, de hablar con médicos y enfermeras, de llamar al clérigo,
hacer arreglos sobre el funeral, etc. De este modo puede sentir que tiene cierto control sobre
la situación, reduciendo los niveles de estrés y malestar entre los deudos.
sufrió o no antes de morir. Los dolientes pueden tener serios problemas para adaptarse a la
vida sin la presencia de esa persona.
Duelo patológico
Pueden presentarse diversas manifestaciones como euforia, negación, aflicción que pueden
alterar tanto la salud física como mental del doliente. Se considera la pérdida de un hijo como
una de las más traumáticas y difíciles de resolver en el tiempo. Igualmente se señala la
ausencia prolongada y consiente de la aflicción en el duelo como un tipo de desorden de
duelo.
Duelo complicado
Es una interrupción del proceso normal de duelo que prohíbe un cierre saludable y una
curación de la persona afectada por la pérdida del ser querido. Existen factores de riesgo como
la muerte repentina, la muerte a consecuencia de una enfermedad larga, la pérdida de un hijo,
la muerte que el doliente considera que se pudo haber evitado, la pérdida de un familiar con
quien se tuvo una relación ambivalente, duelos no resueltos, carencia de apoyo social, etc.
También, los recuerdos dolorosos causados por un diagnóstico tardío, un mal control de los
síntomas o por relaciones inadecuadas con el personal sanitario dificultan la resolución del
duelo.
Las personas que afrontan un duelo complicado se benefician de una intervención que les
provea herramientas encaminadas a recuperar la confianza en si mismos y salir de su situación
de encierro y vulnerabilidad.
La autora cita a Weiss (1999) en relación con los procesos hacia la recuperación en el duelo
1. La aceptación cognitiva que implica el desarrollo de una compensación satisfactoria de
las causas de la pérdida, que le den sentido.
2. La aceptación emocional, que implica que el doliente logre neutralizar los recuerdos y
las asociaciones para que pueda seguir su vida y no se paralice en cuanto a su
funcionamiento.
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Se espera que el deudo logra alcanzar un estado de recuperación en el que pueda recordar al
ser querido y confrontar los recuerdos de la pérdida sin un dolor emocional intenso.
Existen factores protectores o de riesgo que pueden afectar la salida del duelo:
a) Dependiendo del tipo de muerte (anticipada o repentina)
b) Factores individuales tales como el género y las características previas a la muerte (la
estabilidad emocional, creencias y prácticas religiosas y autoestima del deudo)
c) Factores interpersonales (la disponibilidad de apoyo social y emocional, de la familia y de
las amistades). Dichos factores pueden actuar incrementando el riesgo cuando la muerte es
repentina o cuando hay falta de apoyo social o emocional hacia los deudos, o jugando un rol
protector a través del apoyo social y emocional que brindan familiares, amigos y la comunidad
a los deudos. De la misma forma los estilos de afrontamiento de la persona pueden influir en
el tiempo de resolución de la pérdida.
La autora detalla aspectos relacionados con el vínculo del doliente con el fallecido. Analiza la
pérdida de un hermano, de los padres, del cónyuge que constituyen experiencias dolorosas y
amenazantes para la estabilidad emocional de los individuos.
La autora destaca las diferencias de afrontamiento de los duelos en función de los tipos de
muerte de acuerdo con sus investigaciones.
Entre los entrevistados, quienes sufrieron duelos anticipados sintieron que sus sentimientos
de malestar y estrés disminuyeron después de la pérdida del ser querido al finalizar el
69
sufrimiento del ser querido y del propio. Igualmente quienes estuvieron sobrecargados en
relación al cuidado del enfermo también implica un alivio.
Igualmente algunas personas manifiestan experimentar sentimientos positivos al comprobar
que fueron capaces de enfrentar la situación dolorosa, haciendo algo positivo por su ser
querido antes del fallecimiento.
En cuanto a las personas religiosas adicionan un sentido espiritual a la despedida del ser
querido en relación a despegarse y dejarlo ir y destacaron la asistencia de clérigos o maestros
espirituales que le permitieron reducir los niveles de estrés y de malestar general,
aumentando los estados emocionales positivos. Por su parte los no religiosos experimentaron
sentimientos de bienestar s a partir del desarrollo de tareas de cuidado de la enfermedad y/o
de la internación de sus familiares, desde su intención de ayudarlos a alcanzar una muerte
“digna”, según su propia cosmovisión no religiosa.
En general quienes no cuentan con una buena red social de apoyo manifiestan mayor malestar
y dificultad para asumir la pérdida.
normal. Muchas veces estas personas pueden llegar a tener un duelo complicado al no
poderse recuperar de duelos anteriores.
La autora nos invita a reconocer que la muerte es un hecho de vida, que el crecimiento, el
cambio y la madurez tienen lugar al deformar lo viejo y generar lo nuevo. Dependiendo de lo
que creamos que es la muerte, será la actitud que tendremos hacia lo que sucederá después.
Es una puerta abierta hacia lo desconocido.
Señala la autora la importancia de educar sobre la muerte con el fin de ayudar a los niños y
jóvenes a crecer con el mínimo posible de ansiedad en relación con la muerte, ayudar a las
personas a enfrentar nuestra vida personal y el verdadero sentido de la existencia, a confortar
y aprender a acompañar a los moribundos y tratarlos humana y dignamente mientras vivan
así como saber más sobre el duelo y sus etapas. A los profesionales de la salud les permite
tener una perspectiva más realista que les permita ofrecer una atención y cuidado más
humano.
3. Realidades de un enfermo
La enfermedad es una situación que remueve la experiencia vital. Somos vulnerables ante la
vulnerabilidad y la incertidumbre. Al llegar la enfermedad la persona siente que todo se
desploma, se vuelve más sensible, se presenta una gran angustia, se pierde la independencia
y la libertad de movimientos, a veces se requiere ayuda para los cuidados más íntimos y eso
nos produce vergüenza.
Ante la enfermedad hay que ser realistas, reconocerla, aceptarla como parte de la realidad
cotidiana. Algunas personas logran entrar en su interior y conocerse mejor a sí mismos,
aprende a recibir ayuda.
En la enfermedad las prioridades cambian, ya no se busca el éxito en las actividades, sino que
se intenta vivir lo mejor que se pueda. Hay momentos de mucha angustia y otros en donde se
encuentra algo de tranquilidad.
Los avances tecnológicos pueden ser muy útiles por ejemplo para reducir el dolor, pero la
técnica sin corazón también proporciona dolor, en una etapa de la vida en que todo es
confusión.
73
Para el enfermo es importante aprender a estar enfermo, si trata mal a los demás, ellos se
alejarán para evitar confrontaciones.
4. Caminos de sanación
Es difícil aceptar que se está enfermo por diversos temores como el ser una carga, el temor a
ser un fracaso, por el deseo de ser fuertes y capaces de dar, por miedo a perder el control o a
tener que recibir ayuda que nos da vergüenza aceptar.
Para lograr la sanación se necesita trabajar con la enfermedad y desarrollar la paciencia. El
estado de ánimo igualmente es uno de los aspectos más importantes de la recuperación.
La enfermedad puede tomarse como un camino para reflexionar qué cambios se deben hacer
en nuestra vida, a veces nos descuidamos al no permitirnos el descanso, al hacernos los
fuertes, por no saber recibir, por no saber decir que no, etc.
Cuando hay recuperación luego de un largo periodo, debe hacerse un proceso de adaptación
a la nueva vida, ver qué cosas se debe hacer y cuales no para evitar recaer, igualmente definir
qué tipo de personas son más beneficiosas, que nos hagan sentir más cómodos.
porque evita que surjan conflictos entre los familiares en el futuro. Igualmente es importante
que le entreguen sus recuerdos u objetos más preciados a quien considere que los va a
apreciar más.
Cerrar asuntos pendientes también puede referirse a hacer un proceso de revisión de la vida,
pensar qué le faltaría hacer y hacerlo en la medida de sus posibilidades, enorgullecerse de sus
propios logros y agradecerlos, sentir que ha dado lo mejor de si mismo y compensar en lo que
no lo hizo, decir lo que quiere y lo que no en caso de estar a punto de morir, decidir qué hacer
con su tiempo, reconciliarse con alguien, perdonar, pagar deudas, enriquecer su vida
espiritual de acuerdo con sus creencias personales.
Muchas cosas no podrá el enfermo hacerlas por si mismo por lo que necesitará de familiares
y amigos que le entiendan y le respeten sus deseos.
6. La problemática que viven los familiares y los conflictos que pueden presentarse.
Los familiares pueden presentar sentimientos de empatía con el enfermo (negación, temor
cólera, agresión, depresión). También pueden presentar tristeza, dolor, incredulidad, rechazo
al problema, depresión y desesperación.
Los parientes deben facilitarle al enfermo alimento, higiene, vestido, traslado pero el tiene
que cooperar, hay que evitar que el sentimiento de inutilidad para que el mismo no se sienta
como una carga. Hay que hacerle sentir que aun tiene el control de su vida aun con las
limitaciones que tenga.
Es natural que el familiar ante la situación presente reacciones como inseguridad, miedo,
negación, huida, enojo, lástima, compasión, contacto, validación. A veces se pueden presentar
conflictos de comunicación y pueden bloquearse las relaciones entre el enfermo y el familiar
derivados de la ansiedad, de no saber qué decir, huir de los temas más personales, la
pasividad, la tendencia a tener todo calculado, el subestimar o sobreestimar la situación, la
tendencia a juzgar, la proyección de los propios temores en el enfermo o en otro familiar.
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Ayudan actitudes como mantener la esperanza, aceptar la enfermedad como una realidad en
la vida familiar, ayudarlo al buen morir, facilitarle el autocuidado, responsabilizarlo de ciertas
cosas que sea capaz de hacer, comunicarse con el, atender sus deseos, contradecirlo lo menos
posible, recuperar el ciclo día y noche, distraerse para recuperar energía, dar valor a cada día,
preocuparse por la calidad de vida del enfermo más que por su duración, expresarle su amor,
acompañarlo, dejarse ayudar y pedir ayuda, dejarlo llorar y abrazarlo.
Igualmente en ocasiones el enfermo adopta actitudes que dificultan el cuidado y la interacción
familiar tales como quejas continuas, mal humor constante, comer lo que le hace daño, apatía,
no querer tomar los medicamentos ni seguir las instrucciones médicas, que exija atención
permanente de su familiar, que sea manipulador, que solo hable de su enfermedad, que no
valide el cansancio y el desgaste de los familiares.
Para ayudar a resolver los conflictos es importante aceptar el dolor propio y el de los demás,
comprender que el familiar puede estar en otra fase de preparación psicológica, reunirse con
los familiares para hacer acuerdos, ser parte de la solución, ejercicio físico y espiritual.
La espiritualidad nos ayuda a enfrentar momentos difíciles de la vida, nos permite integrar
nuestras fortalezas y debilidades en un todo y nos permite distinguir entre lo que es superficial
para nosotros y lo que es importante. La espiritualidad no es lo mismo que religiosidad.
Ofrece pautas para los amigos del enfermo en relación con la mejor forma de acompañar,
utilizando el sentido del humor, la sensibilidad y empatía, usando el conocimiento pero
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también el corazón. Reconocer que a veces no sabemos nada pero que igual queremos estar
con el amigo, genera la empatía que él necesita; a veces la presencia lo es todo.
Detalla la importancia de que la persona muera con dignidad, de la función del funeral como
rito de despedida, de los trámites a realizar cuando la persona muere ya sea en casa o en un
hospital.
En este artículo se define y describe el duelo con base en sus características y en los modelos
explicativos en vigencia (modelo de etapas, modelo de tareas, modelo dual y modelo
constructivista). Se afirma que en los procesos de demencia se produce un duelo anticipado
como consecuencia de una pérdida relacional significativa antes de la muerte, y se describen
los factores de riesgo de duelo complicado en cuidadores: sobrecarga, falta de recursos
personales, materiales, delegación de cuidados y sentimientos complejos como la culpa.
También se señala la conveniencia de que las organizaciones asistenciales faciliten a los
profesionales los medios adecuados para ayudar en los duelos y
elaborar los suyos propios como medida de prevención del burnout. Estos medios pueden
incluir protocolos de duelo que contemplen la intervención con la familia, el cuidador
principal, otros pacientes y/o residentes y el equipo profesional cuidador. Para terminar, se
afirma que las pérdidas de las personas con demencia tienen que ser consideradas evitando
fenómenos, como el silenciamiento y la sobreprotección, facilitando la acogida y el
acompañamiento de su dolor, de manera que no se produzcan enmascaramientos y
complicaciones de índole orgánica y emocional.
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En el artículo se resalta el hecho de que aunque el duelo es una reacción natural y adaptativa
ante la pérdida de un ser querido, hay una población que está en riesgo de generar un duelo
complicado y el sistema de salud debería estar preparado para atender a esta población.
Los autores desarrollan las etapas del duelo, detallando las fases de shock, de evitación-
negación, de desesperación-entrega al dolor y de reorganización-recuperación. Se resalta el
duelo como un proceso que implica afrontar decisiones desde el mismo momento de la
muerte, como por ejemplo, ver el cuerpo del difunto o no, conservar o deshacernos de sus
posesiones, ritualizar la muerte o no y de qué manera hacerlo, con quien compartir nuestra
historia de pérdida, etc. En definitiva, lejos de constituir un proceso pasivo, el duelo puede
entenderse como un proceso individual de reconstrucción de nuestra vida, tanto a nivel
práctico como existencial, cuyo objetivo no es olvidar a la persona fallecida, sino otorgarle un
lugar sereno en nuestra experiencia.
Duelo y demencia
Se desarrolla la problemática relacionada con el duelo anticipado que pueden presentar los
familiares. Para algunos las emociones relacionadas con el duelo pueden ser más intensas en
el duelo anticipatorio que en el posterior al fallecimiento. Concretamente en los procesos de
demencia, la relación con el familiar afectado cambia durante el transcurso de la enfermedad
y, por tanto, podríamos decir que nos enfrentamos a una pérdida relacional, que puede ser
tan dolorosa como la propia muerte.
Uno de los factores de riesgo que puede desbordar el proceso de duelo anticipado es la
sobrecarga por los cuidados continuos que requiere el enfermo. Pueden generarse
79
13. PDQ® Supportive and Palliative Care Editorial Board. (2017) Grief, Bereavement, and
Coping With Loss. Bethesda, MD: National Cancer Institute. United States.
El Instituto Nacional del Cáncer (NCI) es parte de los Institutos Nacionales de Salud, que es una
de las 11 agencias que conforman el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de
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los Estados Unidos. El NCI, establecido bajo la Ley del Instituto Nacional del Cáncer de 1937,
es la principal agencia del gobierno federal para la investigación y capacitación sobre el cáncer.
La Ley Nacional de Cáncer de 1971 amplió el alcance y las responsabilidades de NCI y creó el
Programa Nacional de Cáncer. Con los años, las enmiendas legislativas han mantenido las
autoridades y responsabilidades del NCI y han agregado nuevos mandatos de divulgación de
información, así como un requisito para evaluar la incorporación de tratamientos avanzados
contra el cáncer en la práctica clínica.
La progresión de las etapas finales del cáncer a la muerte de un ser querido se experimenta
de diferentes maneras por diferentes personas. Cada persona es única y, por lo tanto, habrá
muchas diferencias individuales en las experiencias de duelo. La mayoría de las personas
experimentará un dolor común o normal y se las arreglará bien; otros experimentarán
reacciones de duelo más severas tales como duelo prolongado o complicado y se beneficiarán
del tratamiento. Algunos incluso pueden descubrir que la experiencia del cáncer, aunque es
difícil y difícil, puede conducir a un crecimiento personal significativo.
Esta guía comprende una versión para el profesional y una para el paciente que maneja la
terminología del duelo de una forma más sencilla que facilita el entendimiento por parte del
familiar que no está familiarizado con la terminología técnica.
14. Nieuwmeyer, S. Defilippi, K., Marcus, C. Nasaba, R. (2006) Loss, grief and bereavement. A
clinical guide to supportive and palliative care for HIV/AIDS in Sub-Saharan Africa. Global
partners in care. United States.
Kath Defilippi. Enfermera, miembro del African Palliative Care Association, fundadora del
South Coast Hospice, in KwaZulu-Natal South Africa. Reconocida como pionera de los cuidados
paliativos, tanto en Sudáfrica, como a nivel internacional.
Carin Marcus. Licenciada en Trabajo Social (Ingenios), Licenciatura en Honor (RAU Cum
Laude), Maestría en Trabajo Social Clínico (RAU Cum Laude) y Diplomado en Logoterapia
(Unisa Center for Applied Psychology, con distinción. Ha escrito publicaciones para libros en
el campo de hospicio, duelo y cuidados paliativos.
En el África subsahariana, la alta incidencia de muertes relacionadas con el SIDA significa que
muchas familias experimentan pérdidas múltiples y la pérdida continua se convierte en una
estilo de vida. En esta parte del mundo, que ya experimenta altas tasas de otras pérdidas,
como el desempleo, la pobreza y la desnutrición, el duelo a través del SIDA empeora las
circunstancias de las personas y elimina de las comunidades aquellos que de otra manera
podrían haber ayudado a alimentar a sus familias.
En relación con el duelo anticipado, las autoras resaltan que dentro de la problemática del
SIDA, se da el duelo anticipado tanto por parte del enfermo como de sus cuidadores, se
analizan los sentimientos ambivalentes relacionados en gran parte con la sobrecarga que
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implica el cuidado y el riesgo de generar en los cuidadores un duelo complicado. Por ejemplo
el estigma social que aun hoy implica para muchos el tener VIH/SIDA, hace que la persona en
muchos casos busque el aislamiento social hasta que luego ya es muy difícil ayudarla a
contrarrestar su enfermedad.
Las unidades de cuidados paliativos deben tener la capacidad de ofrecer soporte en relación
a encontrar soluciones prácticas como comida, alojamiento y cuidado de los niños si es
necesario. Igualmente es importante legitimar los sentimientos del enfermo en relación con
la tristeza, angustia, enojo, culpa y ansiedad, respetar su privacidad, ayudarles en lo posible a
resolver asuntos pendientes y motivarlos a que disfruten lo que les queda de vida de la mejor
manera posible.
Dentro de los factores que pueden complicar el proceso de duelo están: la naturaleza de la
relación entre el enfermo y el doliente, niños sobre todo cuando son cuidados por una madre
o padre soltero y este es el que está muriendo. En el caso del SIDA cuando los síntomas son
evidentes y los vecinos o personas cercanas evitan al enfermo debido al estigma que está
asociado con el SIDA, muchas veces complica para quienes sufren el duelo la disponibilidad de
apoyo. Las cosas se complican aun más cuando el doliente también está contagiado con el
VIH.
Otro aporte interesante de este artículo es que si bien utilizan las fases de Worden para
explicar el proceso de duelo, aterrizan este modelo a la realidad africana, que particularmente
relacionada con la altísima incidencia de muertes por SIDA que difiere mucho de los modelos
occidentales.
Igualmente el artículo llama la atención sobre los retos a los que se enfrenta el personal de
cuidados paliativos que deben confrontar sus propios temores, manejar sus propios recursos
de afrontamiento y cuidar su propia salud.
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El duelo anticipado es una reacción de dolor común entre las personas que enfrentan la
muerte eventual de un ser querido Sin embargo, aunque la mayoría de la gente está
familiarizada con el dolor que ocurre después de una muerte, el que ocurre antes de la muerte
no se discute con frecuencia, por lo que algunas personas consideran que es socialmente
inaceptable expresar el profundo dolor que experimentan, evitando recibir el apoyo que
necesitan.
Si bien este artículo está dirigido principalmente a quien está de duelo por la pérdida
inminente de un ser querido, no se deja de reconocer que el duelo anticipado también lo
experimenta la persona que está muriendo.
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Duelo anticipado
El duelo anticipado se define como el duelo que ocurre antes de la muerte. Este tipo de dolor
incluye diversas pérdidas, como la de un acompañante, cambios de roles en la familia, cambios
financieros y la pérdida de sueños de lo que podría ser. El dolor no ocurre de forma aislada y
a menudo la experiencia de la pena puede traer a la luz los recuerdos de otros duelos
anteriores.
El duelo anticipado puede ser similar al duelo después de la muerte, pero también es único en
muchos sentidos. El dolor antes de la muerte a menudo implica más ira, más pérdida de
control emocional e incluso comportamientos relacionados con dolor profundo.
Síntomas
Tristeza y llanto, miedo a la muerte y/o a los cambios asociados con la pérdida del ser querido,
irritabilidad y enojo, soledad, deseos de hablar con alguien, ansiedad, culpa, preocupación
excesiva, imaginarse cómo será la vida una vez la persona haya muerto, problemas físicos.
Es importante expresar el dolor y permitirse llorar. Encontrar un amigo u otro ser amado con
quien compartir tus sentimientos abiertamente es extremadamente útil. Mantener la
esperanza y prepararse para la muerte al mismo tiempo es difícil. Durante esta etapa, algunas
personas comienzan a encontrar un lugar seguro en su corazón para guardar recuerdos del
ser querido que nunca morirán.
16. Diaz, P., Losantos, S. Pastor, P. (2014). Guía de duelo adulto. Para profesionales sanitarios.
Fundación Mario Losantos del Campo, Madrid, España.
Sara Losantos. Psicóloga especialista en terapia de duelo para adultos y responsable del Área
de Psicología de Duelo de la Fundación Mario Losantos del Campo (FMLC). Especialista en
EMDR, niveles I y II. Experta en clínica e intervención en trauma.
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Esta guía está dirigida a los profesionales que trabajan con personas que atraviesan un duelo.
Se reflexiona sobre cómo la muerte se ha constituido en las últimas décadas en un proceso
que se esconde, se medicaliza y se transforma en un proceso técnico, buscando en esa
tecnificación una defensa, un amortiguador al dolor. La realidad es que independientemente
de todas las defensas, el doliente sigue necesitando ayuda, acompañamiento, comprensión y
espacio para expresar su dolor.
Al ser cada vez más pequeñas las redes familiares y comunitarias, la demanda de atención
sanitaria va en aumento, por lo que el profesional sanitario debe estar preparado para ofrecer
una ayuda adecuada, tanto a nivel de acompañamiento, como de asesoramiento o terapia.
Este capítulo hace relación principalmente a las reacciones imprudentes o inapropiadas que
muchas personas tienen ante quien vive un duelo, generalmente por ignorancia y por no saber
qué hacer, y que aunque no tienen mala intención, pueden resultar muy perturbadoras.
Como ejemplos de estas frases tenemos:
- “El tiempo lo cura todo”,
- “A él no le gustaría que sufrieras”,
- “No pienses en eso”,
- “Debes distraerte”,
- “Hay que ser fuerte”,
- “Si no lo superas no lo dejarás descansar”,
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Detalla los factores que pueden hacer que el duelo se vuelva complicado, como el tratar de
eludirlo, el intentar ponerle normas. Luego detalla las tareas del duelo de acuerdo al modelo
de Worden en donde el doliente es parte activa del duelo, proporcionándole cierta sensación
de control y las situaciones en que al bloquearse estas etapas pueden generar la complicación
del duelo, proponiendo técnicas y estrategias para desbloquear el proceso de acuerdo a las
necesidades del doliente.
Se considera el duelo anticipatorio como una respuesta adaptativa ante la muerte que da a
las personas la oportunidad de prepararse para afrontar los cambios profundos en su
estructura, funcionamiento y sistema de vida.
El duelo anticipatorio y el periodo de hospitalización puede complicarse a nivel familiar,
debido a lo que se conoce como claudicación familiar, es decir la incapacidad de la familia para
ofrecer una respuesta adecuada a las múltiples demandas y necesidades del paciente y de la
situación.
El apoyo a los miembros de la familia que afrontan este tipo de duelo, estarán encaminados a
proveer información clara sobre el proceso de la enfermedad, el significado de los síntomas,
ofrecer la disponibilidad del equipo de cuidados, intimidad para el contacto físico y emocional,
escuchar la expresión de sus emociones y sugerir apoyo espiritual.
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Desarrolla pautas para acompañar en el afrontamiento del duelo por suicidio. Este tipo de
duelo en muchos casos necesita ser manejado por un experto en salud mental con formación
en duelo capaz de hacer frente a reacciones emocionales o bloqueos especialmente intensos.
En relación con el duelo por muerte traumática, a veces se añade el componente de estrés
post traumático con síntomas como la existencia de imágenes recurrentes intrusivas,
activación neurofisiológica y evitación de todo lo relacionado con la muerte traumática.
Por su parte, el duelo por desaparición o duelo ambiguo, se presenta en caso en donde hay
incertidumbre, duda y no hay un cuerpo que demuestre que la muerte realmente ocurrió, lo
que impide a sus familiares procesar el duelo y cerrar el ciclo adecuadamente.
También se mencionan diferentes pautas para trabajar con personas que afrontan duelo
perinatal.
6. Otras consideraciones
Duelo e implicaciones físicas. Tras la muerte, el doliente suele perder la noción de su cuerpo
y de sus necesidades básicas, es aconsejable recordarle al doliente que es importante el
descanso, su alimentación y su cuidado básico. Pueden presentarse con el tiempo problemas
de sueño y aumento o disminución de peso. Es usual que en el duelo no elaborado se
presenten somatizaciones en el doliente que sufrió la pérdida derivadas de la ansiedad y el
estrés continuos.
Duelo y fe. La fe es muy importante para quien la profesa y dependiendo de las creencias de
la persona, puede constituirse en un gran soporte al ofrecer consuelo para situaciones que a
veces no tienen respuesta. Igual no es un factor imprescindible para quien no profesa ningún
tipo de fe.
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Eva Lorenzo
Este artículo hace referencia concretamente al proceso de duelo anticipado, reflejando sus
diferentes etapas y sugiere diversas pautas a las familias para hacerle frente al duelo y evitar
que se convierta en patológico.
18. Kübler, E. (1993). Sobre la muerte y los moribundos. Traducción de Neri Daurella. Cuarta
edición. Editorial Grijalbo. Barcelona
La doctora Elisabeth Kübler-Ross, de origen judío, nació en Suiza en 1926. Tras estudiar
medicina en su país natal, marchó a Estados Unidos a trabajar con pacientes moribundos.
Según ella, escuchándoles comprobó que “había mucho que aprender sobre la vida”. Se puede
decir que Kübler-Ross fue la primera profesional que se acercó decididamente a los enfermos
que iban a morir y a sus problemas. Su primer libro en 1969 le convirtió en una autoridad
internacional en la materia. Fue la primera psiquiatra que describió las fases de la muerte:
pánico, negación, depresión, pacto y aceptación, que se convirtió en un clásico de la
psiquiatría.. Impartió seminarios en los que participaban moribundos que contaban al público
su situación. Escribió 20 libros traducidos a más de 25 idiomas y recibió una serie de
doctorados honoríficos. Elisabeth afirmaba que los pacientes más pequeños eran, sin duda,
los más valientes en el momento de enfrentarse a la muerte, los que comprendían mejor que
ésta era una liberación.
El libro está dividido en doce capítulos en los que se describen los aspectos emotivos que sufre
el ser humano cuando se enfrenta a la muerte. De manera general presenta una propuesta de
una serie de fases por las que pasan tanto el enfermo como los familiares dentro del duelo.
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Propone una serie de alternativas que podrían ser de utilidad para quien ha tenido una pérdida
de esta naturaleza o para quienes tenga que afrontarla.
8) LA ESPERANZA:
Nos muestra la forma en la que el enfermo terminal aborda su situación, cede el paso
a la esperanza de la espera, el enfermo espera aún no morir. Se somete a nuevos
tratamientos con la esperanza de un “milagro”, con la esperanza de que nuevas
alternativas surjan hasta antes de su fin. La esperanza se contrapone a la rendición y
no cesa hasta poco antes de la muerte psíquica.
Este capítulo muestra la importancia que tiene la familia en el manejo del paciente
terminal. Es conveniente que los miembros de la familia del enfermo asuman un papel
de condescendencia y aceptación pero no de lástima. En el momento de la agonía y el
desenlace el paciente ve resuelto su problema pero para la familia se inicia uno nuevo,
desde asumir el vacío, de acuerdo con el rol que el enfermo tenía. Por otro lado,
también comienza el duelo en cada uno de los miembros de la familia, sus emociones
afloran y comienzan una travesía similar a la que el moribundo efectuó, no es raro que
se depriman o se enojen con el personal del hospital o que manifiesten cansancio y
desánimo delante del enfermo.
Dice la Dra. Kübler R. que, en contraste con el personal médico, la gran mayoría de los
pacientes estuvieron dispuestos a cooperar y recibieron con agrado la visita del
tanatólogo. Sin embargo, un porcentaje pequeño se mostró resistente a la entrevista,
o bien pospuso la confrontación para otro día u otra semana.
Algunos de ellos manifestaban no estar dispuestos a hablar de ello o no estar listos
para hacerlo. El paciente tiene muchas dudas, temores y necesidades; la importancia
de la comunicación, la honestidad y la manera como se les responde, dice la autora,
juega un papel crucial en la aceptación del proceso y el manejo de sus emociones.