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SEGURIDAD EN EL MUSEO: RIESGOS Y CRITERIOS DE ACTUACIÓN

La protección del Patrimonio cultural material no siempre ha sido una


prioridad de en nuestra sociedad, ésto ha provocado que durante siglos las
pérdidas y los deterioros, en muchas ocasiones irreparables, fueran un hecho
constante, mientras que la comunidad internacional contemplaba
prácticamente paralizada estos hechos. Hay que decir que en materia de
conservación sí que se realizan ciertas acciones, más frecuentemente desde el
siglo XIX, hasta que en la década de los `50 se crea por parte del ICOM, el
ICCROM (Centro Internacional para el Estudio de la Preservación y Restauración
del Patrimonio Cultural) y el IIC (Instituto Internacional para la conservación del
Patrimonio Histórico y Artístico), sin embargo en materia de seguridad nos
tendremos que esperar hasta 1.974 cuando se crea, ICMS (Comité
Internacional para la seguridad en los Museos) y la publicación por parte de
Robert G. Tillotson, su director, “La seguridad en los Museos” dos años más
tarde, donde se describen las diferentes normas en materia de seguridad.

Podríamos definir la seguridad en los museos como el conjunto de


medidas destinadas a la protección del público, del personal, las colecciones y
la documentación, tanto de los distintos riesgos cotidianos, como de los
excepcionales que puedan sufrir.

Pero la seguridad en estas instituciones encierra numerosos problemas,


intrínsecos a sus peculiaridades; por una parte la gran responsabilidad de
preservar la herencia artística, histórica y científica de la humanidad, que nos
ha llegado a nuestros días, y transmitirlas con los mínimos deterioros posibles
a las generaciones futuras, por otra, que éstas deben estar expuestas para que
todo el público pueda contemplarlas. Además, todo los planes de seguridad
tienen que estar personalizados para cada institución, pues pueden diferir
considerablemente las variantes, tanto internas (distribución, materiales, edad
del edificio, nueva construcción o no…), como externas (situación geográfica,
régimen político o población…También está la dificultad de la actualización y
mantenimiento constante, tanto a nivel de progresos en cuanto a equipos
técnicos y sistemas de protección contra incendios, robos…como de cambios
en la misma institución como en el edificio, colección, personal…
Como se desprende de lo anteriormente mencionado la seguridad es
fundamental para este tipo de instituciones, de esta forma debe abordarse
como un plan global en donde todos los departamentos y personal del museo
debe estar obligado a respetar. De ahí la importancia de un departamento
responsable específico para la seguridad del mismo, el cual tenga en exclusiva
esta función. Éste coordinará y vigilará todas las medidas que la institución
vaya a implantar en tema de seguridad. También éste deberá de ser informado
tanto de las actividades como de los cambios que se van a realizar para poder
hacer una labor en materia de seguridad eficiente.

Este departamento constará de:

 Jefe de seguridad; responsable ante el director del museo.

- Funciones:

o Velar por la seguridad del edificio, las colecciones, los visitantes y el personal.

o Manejo y seguimiento de los sistemas de vigilancia, de detección y de


extinción.

o Mantenimiento de las grabaciones y las cintas de seguridad.

o Supervisar y coordinar el personal de vigilancia.

o Planificar las respuestas ante emergencias de cualquier género.

o Coordinar y supervisar el personal de mantenimiento y limpieza.

 Vigilantes; responsables ante el jefe de seguridad.

- Funciones:
o Vigilancia de las zonas de exposición

o Vigilancia de los visitantes y demás personas dentro del museo

o Seguimiento de las pantallas del circuito cerrado de televisión

o Admisión de visitantes, plantilla y personal de reparto.

o Proporcionar grabaciones de seguridad.

o Respuesta a las emergencias

El número de empleados encargados de las funciones de seguridad serán


los adecuados para poder llevarlas a cabo con eficacia, dependiendo de las
dimensiones de la institución y su complejidad, distribuyéndolos en turnos;
diurnos, nocturnos, áreas, responsabilidades…

Es de vital importancia que además la propia institución inculque en la


propia organización una cultura de la prevención de riesgos y de la seguridad.

El establecimiento de la seguridad en el museo debe comenzar en el


mismo momento en que se comienza con el diseño del futuro proyecto
museístico, ya que los dispositivos de seguridad integrados en el momento de
la planificación del museo no solo son más baratos que los instalados más
tarde, sino también más efectivos. Cuando mejor, e incluso más eficazmente,
pueden resolverse los problemas contradictorios que enfrentan exposición y
protección es durante el proyecto de construcción. Este proyecto debe ser
supervisado por el personal adecuado responsable de la seguridad para
determinar el tipo de medidas que se van a aplicar, ya que en el mercado,
actualmente hay mucha variedad al respecto.

Más allá de muros, cubiertas y accesos, cada espacio especializado


requerirá de especificaciones particulares relativas a la seguridad, por lo que
los responsables de la institución, conocedores de los requerimientos
funcionales de cada instalación, deben de trabajar conjuntamente con los
arquitectos e ingenieros y demás profesionales para encontrar las mejores
soluciones para los problemas de seguridad. Emplazamientos y accesos,
señalizaciones, entradas y salidas de las instalaciones, recorridos interiores;
distribución y organización de espacios, y su emplazamiento; ubicación y
colocación de conducciones, equipos y maquinarias; sistemas de exposición y
almacenaje de objetos… todo ello ha de concebirse y desarrollarse teniendo
encuentra los requerimientos de la seguridad. Estos requerimientos están muy
estandarizados internacionalmente para el tipo de equipamiento singular que
es un museo.

Una vez en funcionamiento, como hemos dicho anteriormente, es el


personal del museo, dirigido por su responsable de seguridad, quien tiene que
velar en el día a día por la seguridad de la instalación mediante un
comportamiento a la altura del riesgo e instruyéndose y ejercitándose para
actuar correctamente, caso de producirse una emergencia.

Por el lado del público, su comportamiento responsable ha de estar


avalado por unas normas cívicas de obligado cumplimiento para todos los
visitantes, como no tocar, espacios de acceso restringido… Según un estudio¹
realizado por el Museo Thyssen-Bornemisza, el 1,14% de los visitantes de los
museos tocan las obras de arte y hasta un 5,68% se acerca demasiado,
provocando en las obras un deterioro progresivo. Estas normas de
comportamiento deberán de estar visibles para evitar posibles advertencias
que puedan incomodar al visitante.

¹ http://www.belt.es/noticiasmdb/HOME2_noticias.asp?id=1347

 ANÁLISIS DE RIESGOS.

Dentro de los posibles riesgos que en una institución de estas características


pueden suceder, se identifican cuatro tipos:

 Riesgos naturales: inundaciones, huracanes, rayos, mareas, incendios


forestales, plagas biológicas, contaminación extrema, terremotos, actividad
volcánica, tormentas de arena.

 Riesgos tecnológicos: fallos en las instalaciones de climatización, caídas de


tensión. Interrupción del flujo eléctrico, interrupción del abastecimiento de
agua, colapso estructural, fuego, explosión de equipos, contaminación química.

 Riesgos por accidente: heridas a personas, daños en el edificio, daños en las


colecciones.

 Riesgos por malas acciones o comportamientos de personas: intrusión,


asalto, alienación transitoria de persona, robo, hurto, destrucción de fondos,
ataque, vandalismo, amenaza de bomba, disturbios civiles o huelguísticos.

Para afrontar estos riesgos existe el instrumento de gestión denominado


Gestión de Riesgos. El manual del ICOM citado (1.993) tiene como finalidad
promover la comprensión y la concienciación sobre la naturaleza de los
desastres, reducir los daños y salvar el patrimonio cultural a través de medidas
de conservación preventiva y de intervención rápida. Enseña que la forma
adecuada de proceder es actuar previniendo cualquier tipo de peligro, lo que
implica su previa identificación y análisis, e ir reduciendo riesgos que son
inevitables, según la cadencia de alternativas que sigue:

1) Eliminar el riesgo

2) Transferir el riesgo

3) Reducir el riesgo

4) Asegurar la propiedad.

En la gestión de riesgos resulta clave su correcta evaluación. Existen métodos


al respecto que conocen bien los expertos de seguridad y las aseguradoras.
Para poder desplegar correctamente una gestión efectiva contra los riesgos,
existen unas medidas generales de seguridad que todos los museos, al margen
de su tamaño deben de adoptar, y son las siguientes:

 Organizar y coordinar el sistema interno de seguridad es una prioridad;


establecer normas, confeccionar manuales, controlar accesos, designación de
funciones y responsabilidades…

 Implantar diferentes barreras físicas, de forma concéntrica; exterior, edificio,


salas, objeto (muros, tejados, vallas, puertas, cerraduras, ventanas, vitrinas…),
para que estas barreras actúen conjuntamente como un verdadero caparazón o
cierre de seguridad.

 Reforzar aquellas zonas más débiles o de más valor. Poniendo dobles


sistemas de diferente naturaleza.

 Instalar sistemas de alarmas en diferentes puntos del edificio.

 Instalar detectores automáticos contra incendios.

 Contratar a un equipo de vigilantes.

 Proteger de forma especial la documentación, ya que perderla sería como


destruir parte del objeto, pues de ella se desprende el significado del mismo.
Por ello se procederá a duplicar y hacer copias de seguridad alternativas,
además de proteger especialmente esta zona.

 Asegurar el edificio y las colecciones, estableciendo varemos según su valor


y el riesgo que tienen.

 MEDIDAS A IMPLANTAR

Una vez identificados y analizados los riesgos se procederá a implantar las


medidas adecuadas para acabar con las amenazas o en todo caso minimizarlas
lo máximo posible. Estas acciones estarán personalizadas para cada
institución. Con todo, existen ciertos grandes riesgos cuya acción preventiva
puede abordarse mediante la toma de determinadas medidas de carácter
general relativas a cada tipología.

Dependiendo de las características del museo y de su entorno, tienen un riesgo


evaluable con relación a las amenazas. Por ello, en función de este riesgo
deben de adoptar medidas de autoprotección y emergencia. Éstas deben ser
las siguientes:

 Se deben de seleccionar adecuadamente la ubicación y tomar las medidas


oportunas en lo que se refiere al diseño y materiales de construcción.

 Se han de confeccionar los planes de emergencia específicos para cada


museo, y han de ser explicados y ensayados por todos los miembros del
personal, para evitar las confusiones típicas de una situación de emergencia.

 Se deben de clasificar las colecciones en función de su valor, para poder


optar en casos extremos por salvar parte de los fondos, juntamente con la
documentación asociada a los mismos.

En ningún caso debe confiarse exclusivamente en un único sistema de


protección. La mejor forma de protección física es combinar dispositivos que
funcionen según principios de detección diferentes y tengan distintas áreas de
cobertura. Mientras que cuando exista una incompatibilidad entre medidas, se
tomará aquella que acabe con el riesgo más peligroso para la seguridad del
museo, por ejemplo, entre extinguir un fuego y evitar un robo, será la primera
la prioritaria, ya que ésta destruirá, para siempre la obra, mientras que la
segunda, podrá ser recuperada.

 CONCLUSIONES

Como conclusión, estaremos de acuerdo en que el Departamento de Seguridad


en el museo es de vital importancia ya que como se ha dicho, la custodia y la
conservación de los bienes artísticos es la función prioritaria de este tipo de
instituciones. Sin ella las demás no podrán llevarse a cabo.

Otra de las razones para su implantación es su gran complejidad y


especialización que supone, ya que como hemos mencionado abarca muchas
cuestiones, como evaluación de riesgos, puesta en marcha de las medadas
adoptadas, mantenimiento, coordinación…Todo ello debe ser ejecutado desde
una estructura interna bien elaborada, con las funciones y el personal
adecuado para poder llevarlas a cabo debidamente, establecido así en el
correspondiente Plan Director de Seguridad del museo.

Este departamento lo integrarán personas formadas a tal efecto, ya que la


profesionalización de estos trabajadores es fundamental para su eficacia y
especialmente si son formadas por la misma institución.

Además dicha formación debe ser actualizada constantemente ya que tanto los
sistemas de seguridad como los comportamientos pueden ir variando con el
tiempo. Y a su vez este personal será el encargado de transmitirlo a los demás
empleados de la organización.

Evidentemente no todas las instituciones disponen de la misma capacidad para


implantar este departamento, pues dependerá de su tamaño y de sus ingresos.
En este caso, se deberá optar por nombrar a alguien responsable de la
seguridad, para que supervise y coordine en este campo. En todo caso el
primer paso será convencer a quienes ejercen el control administrativo y
financiero de que existe la necesidad de que protección es su prioridad

Por último añadiremos que la seguridad al cien por cien no existe, pero por eso
mismo cuanto más preparados estemos para superar los peligros, más
capacidad tendremos para resolver los conflictos que nos aborden.

BIBLIOGRAFÍA:

- Barry Lord y Lord Gail Dexter. Manual de Gestión de Museos. Ed. Ariel.
Barcelona. 2.008.
- Gómez Martín, J. Et Al. Seguridad En Museos, Madrid, E.T. Estudios Técnicos,
S.A. 1.994.

- Robert G. Tillotson; “La seguridad en los Museos” en 1.976.

- Gómez Martín, J. Et Al. Viii Jornadas Técnicas Patrimonio Histórico Y Seguridad,


Madrid, E.T. Estudios Técnicos, S.A. 2.005.

--Nogarada Cuixart, C. Condiciones de trabajo y salud, Madrid, Instituto


Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. 2.003.

- Ballart Hernández, Josep. Manual de museos. Ed. Sintesis. Madrid. 2.008.

- Zubiaur Carreño, F.J. Curso de museología. Ed. Trea. Gijon. 2.004.

- Alonso Fernández Luis. Museología y museografía.Ed. Del Serval.Barcelona


2.006.

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