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Sacroterrorismo o
Libertad del Alma
T odos los derechos reservados
ISBN 2-903384-15-9
B hakti Viraha Avadhuta Maharaja
s us es fuerzos fueron determinantes en el es tablecimiento del
movimiento para la conciencia de Kris hna en Latinoamérica
PREFACIO
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Prefacio
ix
En Nombre de Dios
Gran parte de este libro es una denuncia y también una clara evidencia
de cómo se perpetran tales abusos espirituales, cuál es la mentalidad
religiosa dominante que desvía las intenciones vírgenes de un practicante
sincero en el sendero de Dios, e incluso de personas consideradas como
grandes sabios o maestros; así como también muestra y enseña la
rectificación espiritual y el sendero de la sinceridad. Muchas torturas
físicas y psicológicas, muchas de las grandes persecuciones ideológicas
impresas en la historia de la humanidad, fueron realizadas por personas
quienes en su origen fueron buscadores sinceros de Dios o eran líderes
religiosos con muchos conocimientos, pero a quienes los desviaron los
vicios de espíritu y las dobles intenciones; y parece mentira, pero
ciertamente es el engreimiento como un gran religioso lo que más provee
de contaminación espiritual y otorga la fuerza y la soberbia para
enseñorear sobre otros en nombre de Dios.
En la práctica, la religión sirve para hacernos sentir que estamos
bien con Dios, pero su esencia debe ser siempre el amor y la humildad, y
nunca bajo ningún pretexto, el odio y la violencia. En el Vaisnavismo, el
sendero de la devoción a Krishna, la primera advertencia para los devotos
sinceros es evitar el odio y la ofensa a los demás, en especial las ofensas
hacia los otros devotos de Dios, contra quienes se despierta mayormente
la envidia debido a la competencia. El Santo Nombre del Señor puede
ser cantado con aparente devoción después de un acto ofensivo, pero no
otorgará sentimientos de amor. El libre fluir de la relación y los
sentimientos espirituales con el Señor se obstruyen por completo por el
odio y los agravios cometidos a otros. Hasta que la humildad y el
arrepentimiento vuelvan a aparecer en el corazón del ofensor, y el devoto
ofendido otorgue además su perdón , la dádiva del amor divino no se
manifestará.
El primer canto del S rimad Bhagavatam, Cap. 2, Verso 6, explica que los
sabios reunidos en el bosque de Naimisaranya concluyeron que el servicio
al Supremo Señor (escuchar sus actos maravillosos, así como meditar,
cantar y glorificar su Santo Nombre) es la actividad u ocupación
espiritual por excelencia, pero tal servicio debe ser constante, y lo más
importante, debe ser inmotivado, libre de intereses personales, oscuros o
mezquinos. En conclusión, la actividad de un devoto es mostrar la
grandiosidad de la bondad y cariño natural de Dios por todas las almas;
lo que abarcaría mucho más allá de la sola especie humana. Esa
conclusión resume no sólo la esencia de esta gran Escritura Sagrada
sino que muestra la esencia misma de un devoto Avadhuta. É l ve a la
Divinidad presente en todas partes. Más aún, para él, todos los seres,
incluso los animales e insectos, todos son gurus, maestros espirituales.
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Prefacio
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En Nombre de Dios
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INTRODUCCIÓN
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Introducción
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En Nombre de Dios
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Introducción
S arva-dharman parityajya
Mam ekam saranam vraja
Aham tvam sarva-papebhyo
Mokshayisyami ma suchaha
Abandona todas las variedades de religión y tan sólo ríndete a Mí. Yo
te libraré de toda reacción pecaminosa. No temas (Bhagavad-gita, Cap.
18, Texto 66).
Cuando escuchamos esto en el Bhagavad-gita, pareciera
contradictorio, puesto que en esta obra la conclusión es la de rendirse a
Dios con amor y devoción. Es evidente que el Supremo Señor se refiere
específicamente a que abandonemos cualquier institución religiosa que
pueda atentar contra nuestra libre práctica del amor divino. Las
instituciones religiosas, si bien son necesarias para garantizar un
apropiado marco ético a los pueblos, con frecuencia también, en el
proceso de prevalecer o sobrevivir con respecto al resto de la estructura
de poder de la sociedad, quebrantan la individualidad del hombre y su
búsqueda divina, transformándose en un impedimento para el sendero
de la realización espiritual. En las instituciones religiosas, al igual que
en el resto de las instituciones sociales, la contradicción de los intereses
internos que conviven entre quienes las integran, impide el desarrollo
puro y desinteresado de los ideales y conceptos que pudieron darle
inicio. Es por esto que el hombre se plantea la necesidad de encontrar los
elementos universales que le den sentido a su existencia.
En el hombre existen características universales que fundamentan
su esencia cognoscitiva. Así, la búsqueda del amor muestra una esencia
universal ontológica que sustenta su condición humana. Es a partir de
esta realidad que se puede concebir el verdadero sentido de la
religiosidad.
La religión universal es el amor puro y espontáneo a Dios. Este amor
de una u otra forma existe en todas las expresiones religiosas del hombre,
porque es la esencia misma de la religiosidad humana. Las instituciones
religiosas se apoderan de las necesidades espirituales del hombre y las
utilizan para satisfacer los intereses de grupos, con sus múltiples
particularidades.
Ahora bien, la satisfacción del alma en la búsqueda del amor absoluto
comienza en la perspectiva de una relación personal con el infinito
personalizado que es Dios. No existe religión sin Dios, por lo tanto, todo
debe fluir de manera natural, porque el principio de la existencia es
eterno. Si el alma busca la perfección, es porque en sí misma es perfectible
por su conexión con lo perfecto. Lo perfecto por su lado es dinámicamente
infinito.
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En Nombre de Dios
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Introducción
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En Nombre de Dios
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Introducción
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En Nombre de Dios
alma por alcanzar una relación amorosa con Dios, puede transcurrir en
espacios de tiempo, trascendentales a la percepción finita que tenemos
de la vida. Entonces, tendríamos que plantearnos la preexistencia y
reencarnación de las almas. Esto, por supuesto, pondría en tela de juicio
la existencia del infierno eterno, y por ende, la supuesta exclusividad y
monopolio de Dios, que dicen tener algunas religiones.
Hay un punto importante acerca de este tema, y es que la creencia en
la reencarnación no es un dogma religioso. Es más bien, la apreciación
de un elemento axiomático para la práctica libre de la espiritualidad. De
hecho, la creencia en la reencarnación es común en todas las religiones
orientales y en la antigüedad también era común entre los Judíos, los
Griegos y el resto del mundo de la época.
Fueron los cristianos, que en su deseo de poseer una religión distinta
a las otras, eliminaron de sus escrituras las evidencias que mostraban la
creencia en la reencarnación. Así mismo, limpiaron cualquier otra
concepción distinta a las suyas que encontraron a su paso. De esto no
escapó el Nuevo Mundo, que fue desangrado tanto por los católicos
como por los protestantes. La religión se transformó en una de las
herramientas más importantes para el dominio y explotación de los
nuevos hombres del mundo cristiano.
La idea del Dios Verdadero, es precisamente lo que más ha generado
controversia entre las religiones. Para los cristianos, Jesús es en definitiva:
Dios hecho hombre. Afirman que es el propio Dios que vino a redimirnos
y salvarnos del final apocalíptico que ellos anuncian. A diferencia de
ellos, los judíos no aceptan a Jesús como el Mesías, sino como uno más
de sus profetas. Los islámicos, por su parte, anuncian que Dios es Alá y
Mahoma su profeta. Mientras cada cual intenta mostrar a su Dios como
el verdadero, los hombres de mentalidad profunda mantienen la
convicción de que Dios, en su magnificencia, es perfecto en todas sus
manifestaciones. Es el mismo Dios perfecto del que habla Platón, el que
alaba Jesús; es el mismo de quien se enamora Santa T eresa de Jesús y el
mismo a quien San Juan de la Cruz compone sus poemas. Ese Dios lleno
de belleza y armonía fue quien inspiró a Salomón a recitar el cantar de
los cantares. É l es el Dios que inspiró de sabiduría a los maestros
islámicos y a los sabios del Bosque de Naimisaranya en la India. Es el
mismo Dios que se describe en los S almos, en el Talmud o en los Upanishads,
los Vedas y los Puranas, cuya descripción llega a la perfección en el S rimad
Bhagavatam del gran sabio Vyasadeva y se destila a través de la pluma
inmaculada de Krishnadasa Kaviraja Gosvami, en el gran clásico S ri
Chaitanya Charitamrita, obra donde se describen los pasatiempos del
supremo señor S ri Gourasundara junto a sus asociados eternos.
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Introducción
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PART E I
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En Nombre de Dios
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Las S agradas Letras: La Creación
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En Nombre de Dios
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Las S agradas Letras: La Creación
Señor, así no debo dudar que el hombre no existió siempre, siendo que en
algún tiempo fue creado; pero cuando considero de quien no pudo ser
siempre Señor, si la criatura no existió siempre, entonces temo afirmar
cosa alguna.
Si para grandes teólogos como San Agustín la creación es un
verdadero dilema, no lo es para otros teístas que aceptan al Supremo
Señor como la fuente original e inagotable de lo manifiesto e inmanifiesto,
o en otras palabras, de lo visible e invisible: ex nihilo nihil, nada se saca
de la nada. Sabed que todas las creaciones hermosas, gloriosas y
poderosas brotan tan sólo de una chispa de Mi esplendor (Bhagavad-
gita 10.41).
En el Génesis se declara que Dios manifestó en este mundo al hombre
y a la mujer a Su imagen y semejanza: Hagámoslo a nuestra imagen y
semejanza (Génesis 1.26). Los teólogos judíos y cristianos deberían
presentar este versículo sin subterfugios, tal y como es, por que en él se
expone claramente que Dios siempre ha estado rodeado de una infinita
variedad de seres eternos. Aquí el Señor habla en plural, lo que permite
entender que en el momento de esta creación no estaba solo. Sin embargo,
algunos sectores de la cristiandad tratan de establecer una conexión
entre la pluralidad de existencias eternas expresadas en el citado
versículo y el Misterio de la Santísima T rinidad, argumentando que al
decir hagámoslo, Dios entra en consejo Consigo mismo, con el Hijo y
con el Espíritu Santo; explicación que a todas luces tergiversa la verdad,
ya que el siguiente versículo dice: Macho y hembra los creó (Génesis
1.27). Lo que entra en contradicción con la teología cristiana que aún no
ha descrito al Padre, al Hijo o al Espíritu Santo con una naturaleza
femenina.
No sólo estaba Dios acompañado en el mundo espiritual por Sus
asociados eternos, sino que también existían otros seres en la tierra, que
ya habían abandonado Su compañía o al menos no vivían en el paraíso.
Esto puede comprobarse en Génesis, cuando Caín fue hallado culpable y
tuvo que refugiarse en la tierra de Enoc: Y dijo Caín a Jehová: grande es
mi castigo para ser soportado. He aquí me echas hoy de la tierra, y de T u
presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá
que cualquiera que me hallare, me matará. Y le respondió Jehová:
ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado.
Entonces Jehová puso señal en Caín para que no lo matase cualquiera
que le hallara. Salió, pues Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de
Nod, al oriente de Edén (Génesis 4.14-16).
No es muy difícil comprender que la creación de Adán y Eva no es
más que una manifestación particular de lo que ha preexistido siempre.
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En Nombre de Dios
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En el Génesis se declara que Dios manifestó en este
mundo al hombre y a la mujer a Su imagen y semejanza:
“Hagámoslo a nuestra imagen y semejanza”. Aquí el
Señor habla en plural, exponiendo claramente que Él
siempre ha estado rodeado de una infinita variedad de
seres eternos.
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EL INFIERNO
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Las S agradas Letras: El Infierno
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“La dulce naturaleza redentora del
Señor es superior al extravío del alma
y por Su amor desinteresado la libera
de sus miserias cuando Él quiera y cómo
quiera”
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EL PURGATORIO
Y LA REFORMA
muerto después de una vida piadosa, les estaba reservada una gran
misericordia. Es pues un pensamiento santo y saludable el rogar por los
difuntos a fin de que sean libres de las penas de sus pecados (2 Macabeos
12.39-46).
MAEST RO: La controversia acerca de la existencia del purgatorio ha
creado irreconciliables antagonismos en el mundo de la cristiandad.
Este dogma fue una de los mayores puntos de fricción entre la Iglesia
Oriental y la Occidental. Dicho conflicto cobra mayor intensidad en el
Concilio de Florencia, en el cual se logró una formula dogmática conocida
como Decreto de unión con los griegos, que declara: En cuanto a los
fieles verdaderamente arrepentidos que mueren en la caridad antes de
haber satisfecho con dignos frutos de penitencia por las faltas cometidas
y por sus omisiones, sus faltas son liberadas de toda mácula después de
la muerte, por las penas purificadoras; al alivio de estas penas sirven
eficazmente los sufragios de los fieles vivientes, a saber: los sacrificios
de las misas, las plenarias, las limosnas y otras obras de piedad que los
fieles tienen costumbre de ofrecer para los otros fieles, de acuerdo con las
prácticas de la Iglesia (Decretum Unionis Graecorum, Bula de Eugenio IV).
Con este decreto se logra un acuerdo entre las iglesias de Oriente y
Occidente, aceptando la existencia de un lugar intermedio de expiación,
pero sin denominarlo directamente purgatorio.
Aunque de esta manera sutil se instituye la doctrina del purgatorio,
la Iglesia Ortodoxa Griega separada no acepta este dogma oficialmente.
Para los griegos no existe el fuego del purgatorio; a lo sumo, lo que
admiten es un fuego metafórico para la expiación de las almas que no
han alcanzado la fidelidad eterna, que bien podría ser en este mundo o
en otro.
La imposición de este dogma trajo como consecuencia que la Iglesia
Católica otorgara indulgencias para exonerar de silicios y penitencias a
los fieles, y de penalidades y sufrimientos a las almas que se encontraban
en el purgatorio, así como también resolver algunos conflictos económicos
y políticos que tenía la institución eclesiástica. Es bien sabido que las
indulgencias jugaron un papel fundamental en el desarrollo económico
y expansivo de la Iglesia.
Al indagar qué motivó el otorgamiento de las indulgencias, se nos
contestó que surgieron de la insatisfacción de la feligresía, cansada de
las severas penitencias a las que tenía que someterse, tales como
abstinencias, ayunos prolongados y otras clases de tormentos. A partir
del siglo V y hasta el siglo VIII, hubo un verdadero movimiento de reforma
con relación a las penitencias rigurosas. Los cristianos no estaban
dispuestos a seguir sobrellevando tantos castigos. Incluso se ha llegado
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Lutero escribe sus famosas noventa y cinco tesis y las presenta para
demostrar que sus ideas son totalmente contrarias a las del catolicismo
imperante. Veintiocho de estas tesis son especialmente elaboradas para
enfrentar la teología escolástica católica. Otras doce atacan directamente
la filosofía escolástica de Aristóteles y las restantes tratan sobre otros
aspectos teológicos. Podría decirse que la esencia de su concepción teísta
radica en diferenciar la Ley Mosaica del Evangelio. Y al respecto se
expresa en estos términos: La Ley origina miedo e ira; la gracia origina
esperanza y misericordia... Cuando Dios hace a un hombre pecador, lo
hace para convertirle en un hombre justo. No se conoce el pecado mas
que a través de la Ley. Está claro que no se predica la desesperación, sino
la esperanza.
Cuatro de sus tesis más importantes se basan en su Teología de la
Cruz (Theologia Crucis), la cual presentó ante el mundo como
incontrovertible: La verdadera teología y el conocimiento de Dios están
en Cristo crucificado: Nadie llega al Padre mas que a través mío. Yo soy
la puerta. Mientras un hombre no conozca a Cristo, no conoce a Dios
escondido en los sufrimientos. T al hombre prefiere las obras a los
sufrimientos y la gloria a la cruz.
Encontramos que la concepción teísta de Lutero coincide en su
esencia con la teología católica romana. É l critica que el Catolicismo
intenta promover la redención a través del terror y dice que los pobres,
que son las mayorías, son los más afectados al no poder comprar sus
indulgencias. Declara, además, que la atrición es inútil y que sólo la
contrición conduce a la salvación eterna. Esto parecería distinto a lo que
predica el Catolicismo, pero en realidad cuando él asevera que sólo
existe el cielo y el infierno, también promueve el terror en las almas
condicionadas, que a su entender tendrían una sola oportunidad para
purificarse. En otras palabras, creía en la existencia de una sola vida y al
igual que los teólogos católicos negaba la reencarnación; pero ni uno ni
otros han logrado explicar en sus voluminosas obras teológicas por qué
las almas condicionadas nacen en este mundo en diferentes condiciones.
Ni él ni los teólogos católicos creen en la eternidad o preexistencia de las
almas. (Más adelante explicaremos en detalle como en innumerables
pasajes de la Biblia se menciona la reencarnación, y cómo el propio Jesús
de Nazareth predicaba esta doctrina).
La Reforma protestante no sólo se propuso erradicar el sistema feudal
decadente, sino que reprimió cualquier intento de oposición
revolucionaria, como fue el caso de los Anabaptistas, una secta
protestante que formaba la extrema izquierda del movimiento
reformador en sus primeros días. La palabra anabaptista significa re-
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“La imposición del dogma del purgatorio trajo como consecuencia
que la Iglesia Católica otorgara indulgencias para exonerar de silicios
y penitencias a los fieles, y de penalidades y sufrimientos a las almas
que se encontraban en el purgatorio, así como también resolver
algunos conflictos económicos y políticos que tenía la institución
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EL LIMBO
que salieron de esta vida sin el bautismo, sin el cual no se puede entrar
en el reino de los cielos, que es la vida eterna, sea anatema (Denziger,
Enchiridion, II.66).
Este dogma ha desatado grandes controversias. Doctores de la Iglesia
de la talla de San Agustín llegaron a confundirse, y asumieron posiciones
ambiguas. En una carta a su amigo San Jerónimo, Agustín expresa su
consternación: Cuando se trata de penas de los niños, créeme, me siento
oprimido de angustia y no encuentro absolutamente qué responder
(Epistolae CLXVI, Cap. IV, Núm. 16). Sin embargo, ha emitido opiniones al
respecto, aceptando una pena positiva para los niños y enajenados
que van a ese limbo: Será mitigadísima la pena de aquellos que fuera
del pecado original que contrajeron no añadieron ningún otro
(Enchiridion, Cap. XCIII).
San Jerónimo se identifica con la aflicción de su amigo Agustín, pero
al mismo tiempo se aferra al dogma de la eterna miseria para esos
niños: No pueden pecar y pueden perecer, sus vagidos no expresan
palabras, sólo balbucean sus lenguas, y no obstante se preparan para la
eterna miseria (Diálogos contra los Pelagianos, Lib. III, Num. 17).
Aparentemente, no hay contradicciones substanciales entre las
instrucciones específicas que impartiera Jesús a sus discípulos con
relación al destino de los niños, y el dogma del limbus puerorum: T raían
a él los niños para que los tocase; lo cual viendo los discípulos, les
reprendieron. Mas Jesús, llamándolos dijo: Dejad a los niños venir a mí
y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os
digo que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entra en él
(Lucas 18.15-17). Pero en este pasaje se dice que Jesús reprende a sus
discípulos por no permitir que los niños se acercaran a él y es enfático al
decir que aquel que no recibe el reino de Dios con la inocencia de un
niño, no entrará en él.
En ninguno de los cuatro evangelios se menciona que Jesús eligiera
el bautismo de los niños como requisito esencial para que entraran en el
reino de los cielos. El mismo se bautizó siendo un adulto y lejos de
condenarlos, siempre le dispensó una especial atención a los niños: Y
tomó a un niño y lo puso en medio de ellos; tomándole en sus brazos, les
dijo: El que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe; y el
que a mí me recibe, no me recibe a mí, sino al que me envió (Marcos 9.36-
37).
Ya cerca del final de su vida publica, Jesús reitera la privilegiada
posición de los niños, censurando a los príncipes de la iglesia y a los
escribas, porque estos se indignaron por las alabanzas que los niños le
ofrecieron cuando él hizo su entrada triunfal en Jerusalén: Jesús les
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“En ninguno de los cuatro evangelios se menciona que Jesús
eligiera el bautismo de los niños como requisito esencial para
que entraran en el reino de los cielos. El mismo se bautizo
siendo un adulto y lejos de condenarlos, siempre les dispensó
una especial atención a los niños”
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respondió: Sí, por cierto; ¿Pues qué, no habéis leído jamás la profecía: De
la boca de los infantes y niños de pecho es de donde sacaste la más
perfecta alabanza? (Mateo 21.16).
Las controversias teológicas acerca del destino de los niños al morir
aún continúan, y cada quien tiene sus propios conceptos al respecto.
Pero aquellos que no creen en la reencarnación y en el Karma, la ley de
causa y efecto, no pueden explicarse el por qué de estas muertes
prematuras. Incluso algunos, desesperados por la pérdida de sus niños,
han llegado a renegar de Dios. Sin embargo, Isaías ha dado alguna luz
para los escépticos, dando a entender que estas muertes están
relacionadas con actividades pecaminosas de vidas previas: No se
verá más allí un niño que viva pocos días, ni anciano que no cumpla el
tiempo de su vida, pues el que morirá más niño tendrá cien años, y el
pecador, o el que no viva cien años, será reputado como maldito (Isaías
65.20).
Como podemos ver, no hay razón alguna para tantos conflictos y
contradicciones, ya que la Biblia ofrece suficientes indicios para aceptar
que el alma es eterna y que por lo tanto no puede quedar atrapada
perennemente en ninguno de esos ambientes imaginados por el
fatalismo: limbos, purgatorios, infierno eterno, paraísos terrenales, cielos
intermedios y otras utopías.
Abrahma-bhuvanal lokah punar avartinorjuna
mam upetya tu kaunteya punar janma na vidyate
¡Oh hijo de Kunti!, desde el planeta más elevado del mundo material,
hasta el más bajo, todos son lugares de miseria donde ocurren el
nacimiento y la muerte repetidos, pero aquel qque alcanza Mi morada
nunca vuelve a nacer (Bhagavad-gita 8.16).
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PART E II
Preexistencia,
Existencia y
Reencarnación
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EXISTENCIA Y
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En Nombre de Dios
Es por eso que hoy día la cristiandad queda tan perpleja como quedara
en aquel tiempo el sabio Nicodemus, cuando Jesús le dijo: No te extrañe
que te haya dicho que es necesario nacer otra vez, porque el viento sopla
donde quiere, y tú oyes su sonido, mas no sabes de donde viene y a
donde va.
Así como un alma condicionada tiene conciencia de su propia
existencia, pero debido a su situación ha olvidado de dónde viene y no
sabe a dónde irá después de abandonar el cuerpo material, así también
sucede con la experiencia del viento; apenas podemos oírlo y nada más.
Al ver que Nicodemus no sale de su asombro cuando le habla de un
tema tan elemental como la reencarnación, Jesús le dice: ¿Si os he dicho
cosas terrenales, y no creéis, cómo creeréis si os dijera las celestiales?.
Los intérpretes ignorantes que tampoco entienden lo que Jesús está
diciendo, concluyen que él se refiere a la resurrección y aseveran que sus
mismas palabras así lo comprueban: Lo que es nacido de carne, carne
es; lo que es nacido del espíritu, espíritu es. Pero Jesús está tratando de
enseñar que hay una diferencia entre la materia y el espíritu. Y esto es
apenas un punto de partida básico para comprender la reencarnación y
no la resurrección.
Mientras el alma condicionada more en un cuerpo temporal, su
conciencia espiritual está influida por las modalidades de la naturaleza
material y su ceguera espiritual es muy acentuada; En verdad, en verdad
os digo que nadie verá el reino de Dios si no nace de nuevo.
Es sabido cual es el destino de los que mueren y no han sido
bautizados, si son niños o enajenados mentales irán al limbo (limbo
puerorum), en donde sufrirán eternamente. La doctrina de este canon es
terminante: los niños que antes del uso de razón mueren sin estar
bautizados no pueden entrar en el reino de los cielos, que es la vida
eterna. Esta doctrina clara y terminante excluye, absolutamente y para
siempre, de la salvación eterna a tales niños; y con ella quedan
condenadas las teorías de algunos teólogos, como el insigne Cardenal
Cayetano, Gersón y Durando, quienes admitían como equivalente al
bautismo las oraciones de los padres, de una manera normal y regular,
en forma de obtener para sus hijos la gracia de la justificación y la
salvación.
Este dogma de la Iglesia ha llevado a una gran controversia. Doctores
de la talla de San Agustín llegaron a confundirse tomando posiciones
antagónicas. Muchos llegaron a decir que esto se debe a la influencia
que ejerciera sobre él la Iglesia Oriental; mas, no obstante, él se vio forzado
a aceptar una pena positiva: Será mitigadísima la pena de aquellos
que fuera del pecado original que contrajeron no añadieron ningún otro
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Preexistencia, Existencia y Reencarnación
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En Nombre de Dios
veces, aherrojado con grillos y con cadenas, había roto las cadenas y
despedazado los grillos, sin que nadie pudiese domarle. Y andaba
siempre día y noche por los sepulcros y por los montes, gritando y
sajándose con agudas piedras.
Éste, pues, viendo de lejos a Jesús, corrió a él, y le adoró. Y clamando
en alta voz dijo ¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, hijo del altísimo
Dios? En nombre del mismo Dios, te conjuro que no me atormentes. Y es
que Jesús le decía: Sal, espíritu inmundo, de ese hombre. Y preguntóle
Jesús: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Mi nombre es Legión, porque
somos muchos. Y suplicábale con ahínco que no le echase de aquel
país.
Estaba paciendo en la falda del monte vecino una gran piara de
cerdos; y los espíritus infernales le rogaban diciendo; Envíanos a los
cerdos para que vayamos y entremos dentro de ellos. Y Jesús lo permitió
al visitante. Y saliendo los espíritus inmundos, entraron en los cerdos; y
con gran furia toda la piara, en que se contaban como dos mil, corrió a
despeñarse en el mar, en donde se anegaron todos (S an Marcos 5.1-13).
Lo que decía Orígenes acerca de la caída de un alma tiene su
fundamento en las mismas palabras de Jesús de Nazareth; y en este
pasaje del Evangelio según San Marcos, se corrobora de una manera
muy clara.
Por más que las palabras de Jesús han sido sometidas a distintas
interpretaciones a través de las épocas, todavía podemos entender
cuando habla acerca de la reencarnación: Y Jesús dijo: Mas os digo que
Elías ya vino y no le conocieron sino que hicieron con él todo lo que
quisieron, así también el hijo del hombre padecerá de ellos. Entonces los
discípulos entendieron que les había hablado de Juan Bautista (S an
Mateo 17.12,13).
Se sabe que Jesús viajó a India, en donde aprendió de sus maestros la
ciencia de los Vedas, conocimiento que transmitió, muy comedidamente,
a sus discípulos más íntimos. San Juan, en su Evangelio 16.12, registra
las palabras de Jesús con relación a la prudencia en sus enseñanzas:
Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis
sobrellevar.
El mismo San Agustín tuvo que admitir que Jesús no lo reveló todo, él
ha dicho: christus sicut magister alia docuit, alia non docuit: Jesucristo,
como buen maestro, enseñó ciertas cosas y guardó silencio sobre otras.
Aun así, San Agustín mantuvo siempre una férrea oposición contra las
enseñanzas de Orígenes. Él no admitía la preexistencia de las almas, ni
la reencarnación. Sin embargo, a pesar de su extremo cuidado, no puede
evitar la contradicción. En La Ciudad de Dios, Libro XX, Cap. 16, él dice:
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Así como no me atrevo a decir que Dios nuestro Señor alguna vez no
fue Señor, así no debo dudar que el hombre no existió siempre sino que
en algún tiempo fue creado. Pero cuando considero de quien pudo ser
siempre Señor, si la criatura no existió siempre, temo afirmar cosa
alguna. Entonces San Agustín, acepta la preexistencia de las almas,
aunque no se sabe por qué razones se ve forzado a negarla.
Santo T omás de Aquino, Doctor Angélico, príncipe de la escolástica
cristiana y patrón de las escuelas, designación especial que lo coloca entre
los grandes doctores de la Iglesia, poseedor de una personalidad científico-
filosófico-teológica, dice: S ubstantia cui convenit secundum sua naturam movere
selpsam, vel agere se quocumque modo ad operationem: El alma es una
sustancia a la cual pertenece naturalmente moverse a sí misma y
determinarse de cualquier modo para obrar (De Veritate, q. 18, a. 2 c).
Santo T omás ha definido el alma como una sustancia activa capaz
de elevarse, divinizarse, como diría Pitágoras, o degradarse como es
obvio. Dotado de genio especulativo, él crea uno de los más grandes y
complejos sistemas filosóficos, una síntesis armónica entre el
pensamiento antiguo aristotélico y la doctrina cristiana. Pero, aun así,
en sus presentaciones teológicas, deja incógnitas indespejables, como
las dejó Aristóteles en su concepción de Dios al admitir un único intelecto
activo, universal e impersonal.
En el Bhagavad-gita, la Suprema Personalidad de Dios, S ri Krishna,
miles de años antes de que Jesús comenzara a predicar su evangelio, en
el Capítulo 2, S ankhya-yoga, La Constitución del Alma, dice: ... Porque
para el que nace la muerte es segura, y el que muere ha de renacer para
someterse a las reacciones de sus acciones pasadas (Bhagavad-gita.
2.27).
Es por eso que los verdaderos sabios conocen sus necesidades y para
satisfacerlas jamás se enredan en la explotación del mundo. Aquel que
no se perturba a pesar de las tres miserias, que no se interesa en los
placeres mundanos, que está libre del apego, del temor y de la ira, es
conocido como un sabio de mente estable (Bhagavad-gita 2.56).
Krishna instruye a su amigo y discípulo Arjuna acerca de las caídas
en el mundo material, que son la causa de los nacimientos y muertes
repetidas; pero antes le advierte: Oh hijo de Kunti, incluso la mente de
un hombre de criterio firme que aspira a la liberación, se ve forzosamente
arrastrada por los sentidos que le causan agitación mental. Sin embargo,
esa posibilidad no existe para aquel cuyo corazón se siente atraído por
Mí (Bhagavad-gita 2.60).
Mediante la práctica de la devoción perfecta hacia Mí, el bhakti-yogi
controla debidamente sus sentidos. Aquel que ha controlado sus sentidos
es realmente inteligente (Bhagavad-gita 2.61).
77
En Nombre de Dios
78
“... Porque para el que nace
la muerte es segura, y el
que muere ha de renacer
para someterse a las
reacciones de sus acciones
pasadas”
Bhagavad-gita. 2.27).
Preexistencia, Existencia y Reencarnación
81
En Nombre de Dios
82
Preexistencia, Existencia y Reencarnación
días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos padece fuerza,
y los que se la hacen, lo arrebatan, porque todos los profetas y la ley
hasta Juan profetizaron, y si queréis recibirle, él es aquel Elías que ha de
venir (Mateo 9.7-14).
Este pasaje no requiere de explicaciones muy profundas y mucho
menos de interpretaciones superficiales. Jesús habló con bastante
claridad y dijo que en otra vida Juan el Bautista fue Elías: Él es aquel
Elías que ha de venir. Es muy posible que los judíos esperaran la llegada
del profeta en medio de majestuosa opulencia, y por eso les costaba creer
que Juan el Bautista era Elías. Pero Jesús les reprendía, diciendo: ¿Qué
salisteis a ver? ¿Un hombre de ropas delicadas?
T odos hemos oído hablar sobre el incidente de la transfiguración de
Jesús en el Monte y la aparición de Moisés y Elías:
Los discípulos que acompañaban a Jesús en ese momento, Pedro,
Jacob y Juan, quedaron maravillados ante esa visión. De pronto,
escucharon una voz que surgía en medio de la nube: Este es mi hijo
amado, en el cual tomo contentamiento; a él oíd. Al oír esto los discípulos
cayeron sobre sus rostros y temieron en gran manera. Entonces Jesús se
acercó, los tocó y dijo: Levantaos y no temáis. Y alzando ellos sus ojos, a
nadie vieron, sino sólo a Jesús, y como descendieron del monte, Jesús les
dijo: No digáis a nadie la visión hasta que el hijo del hombre resucite de
entre los muertos. Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo:
¿Por qué dicen los escribas que es menester que Elías venga primero?. Y
respondiendo, Jesús les dijo: A la verdad, Elías vendrá primero y
restituirá todas las cosas. Mas os digo que ya Elías vino y no le
reconocieron; antes hicieron con él todo lo que quisieron. Así también el
hijo del hombre padecerá de ellos. Entonces los discípulos entendieron
que les habló de Juan el Bautista (Mateo 17.1-13).
T al vez sea este el pasaje más importante de la Biblia con relación a la
doctrina de la reencarnación, sobre todo porque se dice que fue Dios
mismo quien habló, señalando a Jesús como su hijo amado, y ordenó a
los apóstoles que cualquier cosa que él dijere, fuese aceptada como una
verdad absoluta. Este es mi hijo amado, en el cual tomo contentamiento;
a él oíd. En otras palabras, pidió que le escucharan como si fuese Él
mismo. Y Jesús se ha expresado aquí muy claramente. Él ha dicho que
Juan el Bautista es el profeta Elías que ha reencarnado, y así lo aceptaron
sus discípulos: Mas os digo que ya Elías vino y no le reconocieron;
antes hicieron con él todo lo que quisieron... Entonces los discípulos
entendieron que les hablaba de Juan el Bautista.
Pablo, en su primera epístola a los Corintios, también se refiere a la
reencarnación. De esto no hay duda. Sin embargo, los teólogos, eruditos
83
En Nombre de Dios
84
PART E III
Sacroterrorismo
GRANDES
APOLOGISTAS
DE LA INQUISICION
87
En Nombre de Dios
Is abel La católica:
(Reina de Castilla y de España, 1451-1504. Ella y su esposo, Fernando V,
solicitaron el establecimiento de la Inquisición en España)
E ruego e mando a la princesa mi hija, e al príncipe su marido, que
como católicos príncipes tengan mucho cuidado de las cosas de la honra
de Dios e de su santa fe, celando e procurando la guarda e defension e
ensalzamiento de ella, porque por ella somos obligados a poner las
personas e vidas, e lo que tuviéramos cada que fuese menester, e que
sean muy obedientes a los mandamientos de la Santa Madre Iglesia, e
protectores e defensores de ella, e como son obligados, e que no cesen de
la conquista de Africa, e de puñar por la fe frente a los infieles, e que
88
El S acroterrorismo: Grandes Apologistas de la Inquisición
Pedro Martir:
(Humanista español de origen italiano, 1459-1526)
Refiriéndose a la Inquisición dice: Invención admirable y digna de
todo encomio, para lavar la religión de toda mancha. -praeclarum
inventum at omni laude dignum opus ut omnis e religione labes tollatur-
(Epístola 295).
Jerónimo Zurita:
(Cronista español ,1512-1580. Sus Anales de la Corona de Aragón son, por
su carácter científico, una obra maestra del género historiográfico)
T al fue la causa porque establecieron (Fernando e Isabel) el Santo
Oficio de la Inquisición contra la herejía. Dicho tribunal constituía el medio
más poderoso que podía desearse para la protección de nuestra santa fe; no
parece sino que fue concedido a España por inspiración divina, para
que pudiese verse libre de los innumerables errores y herejías que turban
el resto de la Cristiandad (El Cardenal Jimenez de Cisneros y la Iglesia
Española, Pág. 227).
Rey D. Alfons o:
(Hijo de Fernando de Castilla, en ley 2, T it. 26, Part. VII)
Los herejes pueden ser acusados de cada uno del pueblo delante de
los obispos e de los vicarios que tienen sus lugares, e ellos débenlos
examinar en los artículos de la Fé, e en los Sacramentos, e si fallare que
yerran en ellos, o en alguna de las otras cosas que la Iglesia romana
tiene, e debe creer e guardar, entonces debe pugnar de lo convertir, e de lo
sacar daquel yerro por buenas razones e mansas palabras, e si se quiere
tornar a la fe, e creerla, después que fuese reconciliado, débenlo perdonar.
E si por aventura non se quisieren quitar de su porfía, débenlo juzgar
por herejes, e darlos después a los jueces seglares, e ellos deben les dar
pena en esta manera: que si fuere el hereje predicador, a que dicen
consolador débenlo quemar en fuego de manera que muera. E esa misma
pena deben haber los descreidos que diximos de suso en la ley antes de
esta. E si non fuere predicador, mas creyente, que vaya este con los que
ficieren el sacrificio a la sazon que lo ficieren, e que oya cotidianamente,
o cuando puede la predicacion de ellos, mandamos que muera por ello esa
misma muerte, porque se da a entender que es hereje acabado, pues que
cree e va al sacrificio que hacen. E si non fuere creyente en la creencia de
ellos, mas lo metiere en obra, yéndose al sacrificio dellos, mandamos que
89
En Nombre de Dios
Carlos V:
Diréis a su Santidad como en días pasados, después que vinimos a
estos nuestros reinos de España, por muchas quejas y clamores que
90
El S acroterrorismo: Grandes Apologistas de la Inquisición
algunas personas nos dieron contra el dicho Santo Oficio y sus ministros.
Nos, queriendo saber la verdad dello y procurar el remedio necesario,
mandamos juntarse con el dicho Cardenal de T ortosa, Inquisidor general,
algunos prelados, caballeros y letrados de nuestro Consejo, personas de
mucha integridad y sin pasión, para que viesen y examinasen la verdad
de lo que en esto pasaba, y nos hiciesen relación dello... Y hecha esta
diligencia, fallamos por verdad, según la relación de los dichos de nuestro
Consejo, que el dicho Inquisidor General, después que tiene este cargo,
con toda solicitud y estudio ha procurado de tener y conservar en el
Oficio de la Inquisición hombres de letras y conciencia , personas
honestas, de buena vida y conversación, temerosos de Dios y amigos de
justicia, y tales que no se puede presumir que por algún respecto hagan
cosa indebida...
Páramo, Luis de
(Escritor español, 1545-?. Arcediano y Canónigo de la Catedral de León,
y más tarde Inquisidor de la Fe en Sicilia y España)
Desde los primeros tiempos de la Iglesia, celebrábanse dos veces al
año en cada Provincia Concilios provinciales, en los cuales se indagaban,
según la regla prescrita, las cosas tocantes a la pureza con que debe ser
profesada la fe. Este uso continuó hasta la celebración del sexto Concilio
de Constantinopla, que ordenó se reuniesen dichos concilios una vez
tan solo cada año, lo que después confirmó el Concilio séptimo de Nicea:
así nos lo enseña el sagrado Concilio Universal de Letrán, celebrado
bajo el pontificado de Inocencio III el año de gracia de 1215, y así consta
en:. Ad abolendam, cap. Cum ex injuncto, y cap. Ut commissi (de Haereticis).
Mas como algunos Obispos descuidasen el ejercitar tan saludable oficio,
y a otros se los impidiese la variedad de los demás asuntos, los Sumos
Pontífices, después de pensado y deliberado el caso con maduro juicio,
dispusieron que fuesen elegidos doctos y católicos varones, para que,
como delegados de la Silla Apostólica, tomasen a pechos aquel santo
ministerio (De Origine S anctae Inquisitionis).
91
En Nombre de Dios
Thomas Malvenda:
(Dominico español, 1566-1628. Uno de los colaboradores del Indice por
encargo de la Inquisición. Autor de De anti Christi)
No negamos que Santo Domingo fué el primero que, haciendo uso
de la autoridad inquisitorial, castigó a los herejes con la pena del fuego,
lo cual este mismo año hemos visto en T olosa, consumidos y devorados
por las llamas los herejes, a excepción de uno solo, convictos y juzgados
por este hombre de Dios (In Annalibus, Año 1215, Cap. 9).
Pedro Bayle:
(Escritor francés, 1647-1706, precursor de los Enciclopedistas)
El heresiarca, dice este autor, es aquel hombre que para constituirse
en cabeza de partido, siembra la discordia en el seno de la Iglesia, y
rompe su unidad, movido no ya de amor a la verdad, sino de ambición,
de envidia, o de alguna otra pasión injusta. Cosa rara es, añade, que los
autores de tales cismas procedan de buena fe. Por lo cual, incluye San Pablo
las sectas o herejías entre las obras de la carne... No hay ningún delito
mayor que desgarrar el cuerpo místico de Jesucristo y calumniar a la
Iglesia, su esposa, y sublevar a los hijos contra su madre: que este es un
crimen de lesa majestad divina (Juan Manuel Orti y Lara, La Inquisición,
Págs. 36,37).
Devoti Juan:
(T eólogo italiano y profesor de Derecho Canónico, 1744-1820. Publicó
De notissimis in jure legibus. Obispo de Anagni y luego de Cartago)
Con esto, se libran de otras penas más recias, aunque a menudo,
cuando el caso lo pide, son condenados a encierro perpetuo. Pero
tratándose de los que llamamos relapsos, que son los que más de una vez
han caído en herejía, la penitencia de los tales se tiene por fingida, y así
92
El S acroterrorismo: Grandes Apologistas de la Inquisición
Del autor anónimo del Opús culo Qu importe aux pretres:
El Santo Oficio con cinco docenas de procesos en el siglo, nos ha
librado del espectáculo de una hacina de cadáveres que sobrepujaría la
93
En Nombre de Dios
altura de los Alpes, y sería capaz de detener la corriente del Rhin y del
Po (Juan Manuel Orti y Lara, La Inquisición, Pág. 26).
Jaime Balmes :
(Presbítero y filósofo español, 1810-1848)
Conviene observar que por más poderosa que sea la fuerza de las
ideas, tienen, sin embargo, una existencia precaria hasta que han llegado
a realizarse, haciéndose sensibles, por decirlo así, en alguna institución
que al paso que reciba de ellas la idea y la dirección de su movimiento,
les sirva a su vez de resguardo contra los ataques de otras ideas e
intereses. El hombre está formado de cuerpo y alma, el mundo entero es
un complejo de seres espirituales y corporales, un conjunto de relaciones
morales y físicas; y así es que una idea comienza a ser olvidada, aun la
más grande y elevada, y si no tiene una expresión sensible, un órgano
por donde pueda hacerse oír y respetar, queda confundida y ahogada en
medio del estrépito del mundo, y al cabo viene a desaparecer del todo.
Por esta causa, toda idea que quiere obrar sobre la sociedad, que pretende
asegurarse un porvenir, tiende a crear una institución que la represente,
que sea su personificación (Protestantismo Comparado con el Catolicismo,
Cap. XXX, Pág. 63).
94
El S acroterrorismo: Grandes Apologistas de la Inquisición
95
En Nombre de Dios
96
El S acroterrorismo: Grandes Apologistas de la Inquisición
Cardenal Inguanzo:
(Arzobispo de T oledo, ante el Congreso de Cádiz celebrado en 1812 y
1813)
Y no se nos hable de política, ni se diga que se trata de un tribunal
cuya autoridad es real, según se ha sentado..., es falso, falsísimo que el
tribunal de la Inquisición sea un tribunal real, como se dice. Es un tribunal
de la Religión esencialmente eclesiástico, así por la autoridad que lo ha
creado, como por las materias que conoce, que son puramente religiosas.
Sólo tiene de real la parte de esta autoridad que se le ha agregado en
cuanto a imponer ciertas penas temporales a los reos, lo cual es una cosa
sumamente accesoria y accidental, que en nada varia su sustancia
(Juan Manuel Orti y Lara, La Inquisición, Pág. 106).
El secreto de la Inquisición había sido establecido principalmente a
favor de los mismos delatados para guardarles su honor y reputación
cuanto sea posible, porque ésta siempre padecería con discusiones
97
En Nombre de Dios
Francois Guizot:
(Historiador y hombre de Estado francés, 1787-1874, a quien se le deben
varios escritos históricos, jurídicos y económicos)
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El S acroterrorismo: Grandes Apologistas de la Inquisición
Enrique Leo:
(Historiador alemán, 1799-1878, adversario decidido de Hegel)
Por medio de la Inquisición, instituto espiritual dirigido al par con
los laicos y los eclesiásticos, Isabel que era el verdadero jefe de la misma,
consiguió dominar la nobleza y el clero de Castilla... Lo que hicieron en
Castilla los soberanos por medio de la Inquisición, consiguiéronlo en
otras partes valiéndose de instituciones análogas ó poco diferentes, que
eran para ellos otras tantas palancas políticas por medio de las cuales
minaban por sus cimientos la potencia del clero y la nobleza. Esto explicó
como al tocar á su término la Edad Media, la mayor parte de la Península
se decidió por la monarquía absoluta (Heltgeschichte).
Jerónimo Blancas :
(Historiador y latinista español).
Fernando é Isabel estableciendo el Oficio de la Santa Inquisición, han
dado la mayor prueba de piedad y sabiduría, puesto que por tal medio
no sólo han arrancado del más funesto error a los apóstatas y a los
herejes, sino que además han puesto límites á su imprudencia erigiendo
una institución cuya utilidad reconocen no sólo España sino todo el
mundo cristiano (Commentarii Verum Aragonensium).
Pío IX:
(Papa de 1846 a 1878. Proclamó los dogmas de la Inmaculada Concepción
y de la Infalibilidad Pontificia)
La Iglesia tiene derecho connatural y propio, independiente de toda
autoridad humana, a castigar a los delincuentes súbditos suyos con
penas tanto espirituales como también temporales (S yllabus, Proposicion
24, citada en La Lucha de La Iglesia Contra el Error y la Herejía).
99
En Nombre de Dios
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El S acroterrorismo: Grandes Apologistas de la Inquisición
Torquemada pres iona a los Reyes Católicos para que expuls en a los
Judíos :
101
En Nombre de Dios
Cap. V.- Si esto proviniese de mera negligencia será la pena más leve.
Cap. VIII.- A fin de evitar los males que podría producir el error o la
calumnia, no podrá aplicarse pena alguna, en tanto el obispo o sus
delegados no hayan declarado al acusado realmente culpable de herejía.
Cap. XII.- Los hombres desde la edad de catorce años y de doce las
mujeres, prestarán juramento de perseverar en la fe de la Iglesia, y de
denunciar los herejes a la autoridad: dicho juramento se renovará de
dos en dos años.
102
El S acroterrorismo: Grandes Apologistas de la Inquisición
Cap. XV.- El que hubiese sido declarado infame por causa de herejía,
ó simplemente sospechoso, queda privado del ejercicio de la medicina,
no debiendo consentírsele que se aproxime al lecho de los enfermos.
103
ORIGEN DE LA INQUISICION
106
S acroterrorismo: Origen de la Inquisición
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En Nombre de Dios
108
“Es insólito ver como
los perseguidos reli-
giosos, después de la
victoria, a menudo se
convierten en los más
crueles verdugos, para
así preservar el poder
que lograron con
tantos sacrificios”
S acroterrorismo: Origen de la Inquisición
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En Nombre de Dios
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S acroterrorismo: Origen de la Inquisición
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En Nombre de Dios
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S acroterrorismo: Origen de la Inquisición
pueblo israelítico derramado por todo el mundo, fijo en ninguna, sin rey,
sin templo y sin sacerdocio, confundidas sus tribus, y buscando en los
siglos venideros al Mesías que desechó ya casi para veinte... Por nuestra
parte, estamos lejos de sostener que en todos ellos y en particular en los
que se refieren á la muerte y destrozo de los niños, predomine
exclusivamente el pensamiento anti-católico, puesto caso que, atendida
la índole supersticiosa del pueblo judío, no sería temerario el creer que
quizás la causa de algunos de los infanticidios, con todas las
circunstancias que de ellos verídicos autores nos refieren, más fuera una
pura superstición, como la de buscar un amuleto, en el corazón de la
víctima, que un acto hostil á la religión del Crucificado. Cualquiera que
sea la opinión que se adopte, el hecho es grandemente criminal y repetido:
tamaño escándalo debía de remediarse. Era, además, indispensable
cohibir la prepotencia judaica, que todo lo invadía y lo manchaba. No
había clase social exenta de levadura judía, ni dogma que no
corrompieran, ni costumbre que no relajaran, ni crimen de que no se les
creyera capaces; las circunstancias eran verdaderamente excepcionales.
Varones esclarecidos acudieron á los católicos Reyes Don Fernando
y Doña Isabel para que se pusiera coto al mal creciente y se remediara en
lo posible el hecho. El negocio pertenecía á ambas potestades; á la eclesiást
ca por lo que al dogma hacía, y á la civil por la contravención a las leyes patr
as establecidas, y á las que para el caso debieran establecerse. En todo rig
r, pudieran haber funcionado ambos tribunales separados; pero difícilmente
se hubiera obtenido el deseado fin.
. Dos gravísimos males debía remediar el tribunal de la Inquisición ó Sa
to Oficio: la insolencia judaica, y el que el pueblo se tomara la justicia por
su mano, para que, so capa de religión, no fueran los judíos y judaizantes
objeto de su codicia. La concepción de este T ribunal parece que debe
atribuirse á Fr. T omás de T orquemada, el cual obtuvo de Isabel, cuando
era nada más que infanta; que si Dios la exaltaba al trono, tomaría por
negocio principal del Estado, el perseguir a los delitos contra la fe, para
que, mirando en primer lugar por las cosas del culto y religión, prosperase
Dios su reinado, como se verificó (P. Flores, Vidas de las Reinas Católicas).
Pasó algún tiempo, y reina unida en matrimonio á D. Fernando de
Aragón, procuró con todo ahínco que su esposo diera oídos a
T orquemada, el cual ponía en punto de evidencia que, los castigos
puramente espirituales de que contra los judaizantes se valía únicamente
la Iglesia en Castilla, eran ineficaces; que sólo por esa vía no se
contendrían los desórdenes que moros y judíos introducían en la fe y
costumbres del pueblo, sino que irían en aumento, y que, siendo el mayor
y más importante de todos los negocios el que mira á Dios y á la religión,
115
En Nombre de Dios
116
S acroterrorismo: Origen de la Inquisición
117
LA TORTURA
El Divino Tormento
DISCÍPULO: De todas las incógnitas por despejar, hay una que resulta
particularmente difícil de comprender, debido a sus implicaciones
psicológicas. Se trata de los tormentos. Se dice que los encargados de
torturar en la Inquisición eran hombres verdaderamente piadosos, con
gran sentido del deber, y que jamás serían capaces de experimentar placer
por hacer sufrir a otros, que no había en ellos una pasión insana. Por el
contrario, se ha dicho que era un espíritu de genuina misericordia el que
prevalecía en aquel ambiente, como lo describe Don Juan Manuel Orti y
Lara: Solía acaecer que cumplido este fin primario del tormento, muchos
criminales pagaban con el castigo la deuda, y acaso aceptando el
sufrimiento como expiación de su malicia, recobraban allá en el fondo
de sus almas el esplendor de la inocencia perdida (La Inquisición, Cáp.
IX, Pág. 248).
MAEST RO: Los delitos de lesa religión eran severamente castigados.
Nadie podía profesar otra religión que no fuera la impuesta por el Estado.
El Estado imponía la religión y la religión imponía el Estado. Los
problemas políticos eclesiásticos se solucionaban con inusitada
crueldad. Cuando el sospechoso era torturado y por tales medios se
comprobaba su inocencia, se le consideraba un individuo afortunado
por haber limpiado con el divino martirio la infamia que se cernía
sobre él y sus descendientes. Jesús dijo: El que me rechaza y no recibe
mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le
juzgará en el día postrero (Juan 12.48). Pero parece que las autoridades
eclesiásticas, carentes de fe e impacientes, no dieron crédito a la promesa
que Jesús les hiciera acerca de un juicio final y se precipitaron a enjuiciar,
castigar y eliminar a todo aquel que no les convenía.
Aquellos que se creen poseedores de la verdad absoluta son
particularmente cínicos. Los inquisidores decían que la aplicación de
los divinos tormentos no eran motivados por la venganza. T odo lo
contrario, era uno de los métodos más efectivos y piadosos para
reconciliar al ingrato con su Iglesia.
Orti y Lara, en su libro La Inquisición, acusa a Montesquieu entre
otras cosas, de haber cometido un grave error:
En Nombre de Dios
120
“Los delitos de lesa religión eran severamente castigados. Nadie podía
profesar otra religión que no fuera la religión del Estado. Los problemas
políticos eclesiásticos se solucionaban con infinita crueldad. Parece que
las autoridades eclesiásticas, carentes de fe e impacientes, no dieron crédito
a la promesa que Jesús les hiciera acerca de un juicio final y se precipitaron
a enjuiciar, castigar y eliminar a todo aquel que no les convenía”
S acroterrorismo: La Tortura - El Divino Tormento
123
En Nombre de Dios
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S acroterrorismo: La Tortura - El Divino Tormento
dixera. E luego fue buelto a amonestar que diga la verdad. Dixo que no
sabe otra cosa, y si otra supiera, lo dixera, y aviendo respondido esto, le
fueron mandados dar otras tres bueltas de cordel, aviendoselas dado
fue amonestado, y dixo que si quieren que diga que es herege que de
dolor lo dira, pero que el a sido y es catholico. E luego fue buelto a
amonestar que diga la verdad. Dixo que si supiera otra lo dixera, y que es
verdad que es catholico, y aviendolo respondido, le fueron mandadas
dar otras tres vueltas de cordel, y aviendoselas dado fue buelto a
amonestar, y dixo que la verdad es que es catholico, y que quiere su
Señoria que diga. E luego le fue buelto a amonestar que diga verdad.
Dixo que el a dicho la verdad y que si otra cosa dize, lo dira con dolor del
tormento, y que nunca a ido a las Iglesias de los hereges y aver oydo
muchas cosas de ellos en Melimburch si a oydo diziendo que son malos
hereges y que esto lo dezian catholicos y no tiene mas que dezir. E luego
fue mandado quitar de la silla y poner en el burro, y antes que le quitaran,
dixo que el no puede pasar estos dolores y que es herege de los dolores
que siente alli, y que muchas vezes que a dexado de yr a las Iglesias de
los catholicos a sido su culpa, en estas yslas y en Brujas (Ibid. I.378-9).
Estos ejemplos nos permiten comprender los sufrimientos de las
víctimas sometidas a tortura, aunque debemos recordar a los centenares
de casos de personas que la vencieron, lo que demuestra la relativa
benignidad de los procedimientos inquisitoriales. Comparándola con
la crueldad deliberada y la mutilación practicadas en los tribunal
seculares ordinarios de la época, la Inquisición se ve a una luz mucho
más favorable que la que sus detractores se han molestado en admitir. Si
se agrega a esto las relativas buenas condiciones de sus prisiones, queda
en claro, que el tribunal en su conjunto, no tenia interés por la crueldad
y que intentó en todo momento temperar la justicia con un trato
misericordioso.
Voltaire ha emitido numerosos juicios acerca de la Inquisición, y uno
de los más descriptivos es el que citamos a continuación:
Conocidos son de todos nuestros lectores los procedimientos del
Santo Oficio, que son opuestos a la falsa equidad y a la ciega razón de
los demás tribunales del Universo. Encarcelaba a cualquiera por la
simple denuncia de las personas más infames: el hijo podía denunciar
al padre, la mujer al marido, sin confrontarlos nunca con los acusadores;
los bienes se confiscaban en provecho de los jueces, por los menos así se
ha portado la Inquisición hasta nuestros días. Y debe encerrar algo divino,
porque es incomprensible que los hombres hayan sufrido pacientemente
yugo tan cruel. Por fin, la Europa entera bendijo al Conde de Aranda
porque cortó las garras y limó los dientes del monstruo; pero el monstruo
respira todavía (Cartas Filosóficas y otros Escritos).
125
EL ULTIMO SUPLICIO
El Sacros anto Fuego Del Quemadero
seco, con los que se rodeaba el cadalso. Los monjes y familiares que
acompañaban a los condenados, trataban de arrancarles la abjuración
en el último momento. El que accediera sólo podía avisar mediante un
ademán, ya que con frecuencia era llevado al cadalso con una mordaza
para impedir que propagase la herejía en público.
Se encendía la hoguera y a los parroquianos más respetables se les
concedía el derecho honorífico de meter ramas secas en las llamas; con
ello multiplicaban sus méritos a los ojos de la Iglesia. Según una leyenda,
Juan Hus, estando en la hoguera, dijo a una viejecita empeñada en esa
ocupación tan misericordiosa: ¡S ancta simplicitas!.
Los verdugos trataban de disponer la hoguera de manera que
consumiera a la victima sin dejar rastro, pero en algunos casos no lo
lograban. Entonces destrozaban los restos carbonizados, convirtiéndolos
en pedazos menudos, trituraban los huesos y entregan al fuego otra vez
ese amasijo horripilante. Las cenizas se recogían minuciosamente y se
lanzaban al río. Los inquisidores querían impedir por este procedimiento
que los herejes se llevaran los restos de sus mártires para adorarlos.
Si el penitenciado moría antes de la ejecución, se quemaba su
cadáver. Se incineraban también los restos de quienes habían sido
condenados después de su muerte. En la práctica de las Inquisiciones
española y portuguesa, era costumbre entregar a las llamas efigies de los
herejes condenados (ejecución in efigie). Esa ejecución simbólica se
aplicaba a los condenados a cadena perpetua y a los que habían logrado
fugarse de la cárcel o escapar a las persecuciones de la Inquisición.
Se ha tratado de justificar de muchas maneras el hecho de haber
quemado vivas a las personas por ser contrarias a la religión,
apoyándose, incluso en palabras atribuidas a Jesús: ¿Fuego vine a poner
en la tierra, y qué quiero, sino que arda? (Lucas 112.49). Pero al parecer,
en otros pasajes el se oponía a tales extremos:
Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba,
afirmó su rostro para ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él, los
cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle
preparativos. Mas no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a
Jerusalén. Viendo esto sus discípulos Jacob y Juan, dijeron: Señor, ¿Quieres
que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías , y los
consuma?. Entonces volviéndose él, los reprendió diciendo: Vosotros no
sabéis de que espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para
perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra
aldea (Lucas 9.51-56).
Aquellos que se han aventurado a defender la Inquisición, cuando
ésta ha sido acusada de quemar vivas a las personas, no hacen más que
128
S acroterrorismo: El Último S uplicio
129
En Nombre de Dios
130
“¿Si los reos de lesa
majestad humana ardían
en el fuego a la vista del
pueblo, así como los
soldados desertores, con
cuánto mayor razón
hubo de ordenarse que
fueran arrojados vivos a
las llamas, los deser-
tores de la milicia de
Cristo?”
(Cardenal Petra Bouix)
S acroterrorismo: El Último S uplicio
133
En Nombre de Dios
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S acroterrorismo: El Último S uplicio
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JUAN ANTONIO LLORENTE
y s u His toria Crítica de la
Inquis ición en Es paña
entera, por espacio de tres siglos, mayor materia de critica que otro alguno.
Yo la considero digna de tener historia particular propia suya, con
exactitud en la narracion de los hechos, sin ocultar verdades importantes
como lo han hecho los que escribieron por parte de la Inquisicion; sin
exagerar otros hechos, como algunos escritores enemigos que se dexaron
llevar del espíritu de resentimiento; y sin equivocarse acerca de las leyes
secretas del govierno interior del tribunal como ha sucedido á todos,
menos á los que las ocultaban por malicia.
Para escribir una historia exacta era necesario ser inquisidor ó
secretario. Solo así se pueden saber las bulas de los papas, ordenanzas
de los reyes, decisiones del consejo de inquisicion, procesos originales y
demas papeles de sus archibos. T al vez soy el unico que por hoy tiene
todos estos conocimientos.
Llorente manifiesta que escribió sus obras sobre la Inquisición para
llenar el vacío existente en ese ramo de la literatura y para satisfacer la
curiosidad pública. Él dice:
Ningún preso ni acusado ha visto jamás su proceso propio, quanto
menos los de otras personas. Ninguno ha sabido de su causa propia
mas que las preguntas y reconvenciones á que debía satisfacer, y los
extractos de las declaraciones de testigos que se le comunicaban, con
ocultacion de nombres y circunstancias de lugar, tiempo y demas, capaces
de influir al conocimiento de las personas, ocultándose también lo que
resulte a favor del mismo acusado, porque se seguía la máxima de que el
reo toca satisfacer el cargo, dexando á la prudencia del juez el combinar
despues su respuestas con lo que produzca el proceso á favor del
procesado. Hé aqui porque Felipe Limborg y otros escritores de buena
fe no pudiéron tener jamás una historia exacta de la Inquisicion; pues
sólo se governaban por las narraciones de presos que ignoraban todo lo
interior de sus causas propias, y por lo poquísimo que constaba en libros
escritos por Eymeric, Paramo, Peña, Cavena y otros inquisidores.
Por esta razón espero que no se interprete como arrogancia mía el
decir que solo yo puedo satisfacer la curiosidad de los que desean saber
la verdadera historia de la Inquisicion de España; pues solo yo tengo los
materiales para ello, cuya abundancia suplirá en gran parte lo que me
falte de talento.
En su obra, Llorente hace un recuento articulado de los procesos
seguidos contra reyes, príncipes y otros miembros de la alta nobleza
española, intelectuales, teólogos, obispos y otras dignidades eclesiásticas,
así como las persecuciones sufridas por personajes considerados santos
y venerables, como San Ignacio de Loyola, Santa T eresa de Jesús y San
Juan de La Cruz.
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S acroterrorismo - Juan Antonio Llorente
ser cogida; y ella respondió que su amo no havia querido llevarla sino á
distancia de tres leguas, dejándola en el campo donde los pastores la
encontraron.
Se supone desde luego que sentenciadas sus causas por el juez real,
fueron presas á la Inquisición de Estella (que duró hasta que toda la
Navarra sirvió de aumento al distrito del Santo Oficio de Calahorra,
trasladado posteriormente á Logroño); y las ciento cincuenta y tantas
brujas no pudieron volar para librarse de doscientos azotes cada una, y
algunos años de carcel.
Pero á pesar de la grande autoridad del obispo de Pamplona, no
creo ni creeré jamas el cuento particular del descenso de la bruja reptando
por la pared de la torre y el vuelo hasta fin del orizonte. No hay duda que
son muchísimos los procesos en que los presos por esta clase de crímenes
han confesado esos vuelos y cosas aun mayores; pero vivo persuadido
de que tales personas tienen perdido el juicio en fuerza de sus ilusiones,
por lo que resultan engañadas y creen sucedido lo que imaginan. T riste
suerte de la condición humana que aun con daño propio desfigura por
espíritu de vanidad los hechos, y prefiere su martirio á la humildad de
reconocer y confesar su engaño (Volumen 3, Capítulo XV, Artículo I,6-9).
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En Nombre de Dios
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S acroterrorismo - Juan Antonio Llorente
El Cas o de un Luterano:
Aunque los inquisidores de T oledo celebraron auto de fé todos los
años, con mayor ó menor número de reos, como sucedia en las otras
Inquisiciones, no tengo á la vista sucesos particulares de personas
notables hasta el auto de fé del segundo día de Pascua de Pentecostés, 4
de Junio de 1571: hubo en él dos quemados en persona y tres en estatua
por luteranos, y treinta y un penitenciados. De los dos primeros merece
mención especial el doctor Segismundo Archel, natural de Caller en la
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En Nombre de Dios
isla de Sardeña, cuya prision se habia hecho en Madrid, año 1562, por
herége luterano y sapientisimo dogmatizante. Despues de haber sufrido
mucho tiempo la carcel de T oledo, huyó á fuerza de ingenio y de paciencia,
pero le sirvió poco, porque las órdenes dadas á las fronteras de tierra y
puertos de mar inmediatamente con señas personales le impidieron salir
de la peninsula, y volvió a caer en manos de sus antiguos jueces. Estuvo
negativo de los hechos mientras no se le comunicó el extracto llamado
publicación de testigos; pero, vista la prueba, confesó todos, defendiendo
que no solo no era herége, sino mejor católico que los papistas, lo que
intentó persuadir en ciento y setenta hojas que escribió en la carcel. Fué
condenado á relajacion y, aunque se le predicó mucho, permaneció
impenitente, titulandose martir e insultando á los sacerdotes auxiliantes,
por lo cual se le puso mordaza en la boca que tubo en el auto de fé y
despues hasta que se le ató al palo para morir. Viendo los alabarderos
que aun entonces se apropiaba el honor de martir, clavaron en su cuerpo
las alabardas al mismo tiempo que los egecutores de la justicia encendian
la hoguera, de modo que el doctor Segismundo murió á hierro y fuego
(Volumen 5, Capítulo XXIV, Artículo I,7).
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En Nombre de Dios
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LAS LETRAS, ARTES Y CIENCIAS
Cons umidas por las Llamas de la Inquis ición
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S acroterrorismo: Las Letras, Artes y Ciencias
... estimo que este mundo y otros, los mundos en su conjunto, nacen
y se liquidan. T ambién este mundo, es decir, el globo terráqueo, tuvo
principio y puede tener fin, a semejanza de otros astros que son mundos
como este, tal vez mejores o incluso peores; son astros como lo es también
este mundo. T odos ellos nacen y mueren como seres vivos compuestos
de principios contrarios. Esto es lo que opino sobre las creaciones
universales y particulares, y estimo que por todo su ser dependen de
Dios (Duodécimo Interrogatorio).
A Bruno se le dio a escoger entre reconocer sus errores, abjurar y
quedar con vida, o ser excomulgado y sentenciado a muerte. Escogió lo
segundo. T odos sus libros y escritos fueron prohibidos y le privaron de
sus hábitos sacerdotales. Se dice que sus últimas palabras fueron: Muero
como mártir por mi propia voluntad.
Las teorías del astrónomo Polaco Nicolás Copérnico sobre la
inmovilidad del sol y el doble movimiento de los planetas sobre sí mismos
y alrededor de aquél, fueron severamente condenadas por considerarse
opuestas a las Sagradas Escrituras. Pero el célebre matemático, físico y
astrónomo italiano, Galileo Galilei (1564-1642), quien descubrió las leyes
de las caídas de los cuerpos y anunció el principio de inercia, defendió
y desarrolló esas teorías. Como resultado, no tardó en convertirse en otra
víctima de la Inquisición. Amonestado primero y condenado después,
por reincidir en su defensa Copernicana, se vio obligado a abjurar ante
el Santo Oficio, redactando y firmando la siguiente declaración:
Yo, Galileo, hijo del finado Vicente Galileo, Florentino, de 70 años
de edad, constituido personalmente en juicio, y arrodillado delante de
vosotros Eminentísimos y Reverendísimos Cardenales, inquisidores
generales contra la herética perversidad en toda la República Cristiana;
teniendo ante mis ojos los sacrosantos Evangelios, a los que toco con mis
propias manos, juro que siempre he creído, creo ahora, y con la ayuda de
Dios creeré en el porvenir, todo lo que sostiene, predica y enseña la Santa
Iglesia Católica Apostólica. Pero por haber yo, después de haberme sido
jurídicamente intimado por este Santo Oficio mediante emplazamiento
que debía dejar por entero la falsa opinión de que el Sol sea centro del
mundo y que no se mueva y que la tierra no sea centro del mundo y que
se mueva, y que no podía sostener, defender ni enseñar de ningún modo,
ni de viva voz ni por escrito, dicha falsa doctrina, y después de haberme
sido notificado que dicha doctrina es contraria a las Sagradas Escrituras,
escrito y dado a la estampa un libro en el cual trato la misma doctrina ya
condenada y aporto razones con mucha eficacia en favor de ella, sin
aportar ninguna solución, he sido juzgado de vehementemente
sospechoso de herejía, esto es, de haber sostenido y creído que el Sol sea
centro del mundo e inmóvil y que la tierra no sea centro y que se mueva.
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En Nombre de Dios
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PALABRAS Y FRASES TÉCNICAS
USADAS EN EL SANTO OFICIO
Auto particular de fe: Es el que se celebra con algunos reos sin aparato ni
solemnidad del auto general por lo que no concurren todas las
autoridades y corporaciones respetables, sino sólo el Santo Oficio y el
Juez Real Ordinario en caso de haber algún relajado.
Auto singular de fe: Es el que se celebra con un solo reo, sea en el templo,
sea en la plaza publica, según las circunstancias.
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S acroterrorismo: Palabras y Frases Técnicas
Calificación: Es la censura que los teólogos dan sobre los hechos o dichos
de un proceso. V. Nota de teología.
Cárcel media: Es la que sirve para los dependientes del Santo Oficio
presos por delitos comunes.
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En Nombre de Dios
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S acroterrorismo: Palabras y Frases Técnicas
Edicto de los anatemas: El que se lee todos los años, ocho días después
del de Delaciones, con las mismas circunstancias, declarando incursos
en excomunión mayor reservada a los inquisidores, los que no han
delatado las personas de quienes sepan algo de los referidos, y renovado
el precepto con agravación de pena y execraciones.
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En Nombre de Dios
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Hábito Penitencial
Vestimenta que identificaba
a los acusados de herejía
Museo de la Inquisición de Lima
S acroterrorismo: Palabras y Frases Técnicas
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En Nombre de Dios
Nota teológica: Es la cualidad que los teólogos dicen tener los hechos o
dichos del proceso: censurando que son herejía formal, próximos a herejía,
inducentes a ella, autores de herejía, favorables a ella, erróneos, inductivos
a error, temerarios, escandalosos, ofensivos de oídos piadosos, anti-
cristianos, anti-evangélicos, anti- católicos, etcétera. V. Calificación.
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S acroterrorismo: Palabras y Frases Técnicas
Posiciones: Son en derecho común las preguntas que el fiscal pone para
que el reo responda, confesando o negando en la materia del proceso
criminal. En la Inquisición hacen veces de tales los artículos del
pedimento de acusación fiscal.
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En Nombre de Dios
Registros: Son los libros en que se asientan los nombres y señas de las
personas que los inquisidores de otro tribunal de provincia avisan estar
procesado allí para que se les envié los papeles y notas que haya en el
secreto.
Sentencia: V. Votos.
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S acroterrorismo: Palabras y Frases Técnicas
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En Nombre de Dios
Zahorí: Se designa con este nombre al que dice ver las cosas ocultas
debajo de tierra, como tesoros escondidos u otros objetos.
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PART E IV
Conquista y
Evangelización
AMÉRICA
In nomine domini nostri Jesu Christi Porque, cristianísimos y muy altos
y muy excelentes y muy poderosos príncipes, rey y reina de las Españas
y de las islas de la mar, nuestros señores, este presente año de 1492,
después de Vuestras Altezas haber dado fin a la guerra de los moros que
reinaban en Europa, y haber acabado la guerra en la muy grande ciudad
de Granada, adonde este presente año, a dos días del mes de enero, por
fuerza de armas vide poner las banderas reales de Vuestras Altezas en
las torres de Alfambra, que es la fortaleza de la dicha ciudad, y vide salir
al rey moro a las puertas de la ciudad, y besar las reales manos de
Vuestras Altezas y del príncipe, mi señor, y luego en aquel presente mes,
por la información que yo había dado a Vuestras Altezas de las tierras
de la India y de un príncipe que es llamado Gran Khan, que quiere decir
en nuestro romance Rey de los Reyes (como muchas veces él y sus
antecesores habían enviado a Roma a pedir doctores en nuestra sancta
fe porque le enseñasen en ella, y que nunca el Sancto Padre le había
proveído y se perdían tantos pueblos, cayendo en idolatrías e recibiendo
en sí sectas de perdición); y Vuestras Altezas, como católicos, cristianos
y príncipes, amadores de la sancta fe cristiana y acrecentadores della, y
enemigos de la secta de Mahoma y de todas idolatrías y herejías, pensaron
de enviarme a mí, Cristóbal Colón, a las dichas partidas de India para
ver los dichos príncipes y los pueblos y las tierras y la disposición dellas
y de todo, y la manera que pudiere tener para la conversión dellas a
nuestra sancta fe; y ordenaron que yo no fuese por tierra al Oriente, por
donde se acostumbra de andar, salvo por el camino de Occidente, por
donde hasta hoy no sabemos por cierta fe que haya pasado nadie.
Así que, después de haber echado fuera todo los judíos de todos
vuestros reinos y señoríos, en el mismo mes de enero mandaron Vuestras
Altezas a mí, que con armada suficiente de fuese a las dichas partidas de
India, y para ello me hicieron grandes mercedes y me ennoblecieron, que
donde en adelante yo me llamase Don y fuese almirante mayor de la mar
Océana y visorrey e gobernador perpetuo de toda las islas y tierra firme
que yo descubriese y ganase, y de aquí en adelante se descubriesen y
ganasen en la mar Océana, y así sucediese mi hijo mayor, y a él así de
grado en grado, para siempre jamás, y partí yo de la ciudad de Granada,
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En Nombre de Dios
a 12 días del mes de mayo del mismo año de 1492, en sábado, y vine a la
villa de Palos, que es puerto de mar, adonde yo armé tres navíos muy
aptos para semejante fecho, y partí del dicho puerto muy bastecido de
muchos mantenimientos y de mucha gente de la mar a tres días del mes
de agosto del dicho año, en un viernes, antes de la salida del sol... (Fray
Bartolomé de Las Casas, Historia de Las Indias I, Capítulo XXXV).
A juzgar por estas palabras que escribiese Cristóbal Colón a guisa de
prólogo en el libro de sus navegaciones, el viaje que emprendiera hacia
el Oriente, bajo el patrocinio de los reyes católicos de España, tenía como
finalidad la conquista y evangelización de todas las tierras que se
descubriesen. Los reyes quisieron ser magnánimos con su súbdito, el
nuevo Almirante, y de antemano lo designaron virrey y gobernador
vitalicio de todo lo que aún se desconocía, decididos a hacerle frente
otras culturas, pueblos y religiones; In nomine domini nostri Jesu Christi,
el Almirante emprende su larga travesía.
Antes de continuar, es preciso aclarar que no es nuestro interés
incrementar la literatura histórica que se ha ocupado de narrar los
pormenores del descubrimiento de las Indias Occidentales. Sólo
analizaremos las motivaciones verdaderas de la evangelización y
conquista del nuevo mundo, y sus efectos.
El marino Cristóbal Colón, junto con toda su flotilla, se extravía y
como es bien sabido, llega al Nuevo Mundo, no sin antes haber superado
un sinnúmero de dificultades. Después de algún tiempo, descubre que
no ha arribado a India, y muchos menos a Catay (China). Atraído por la
exuberancia del medio ambiente y los numerosos agasajos que le ofrecían
los nativos, decide, como se había previsto, anexar definitivamente las
nuevas tierras a la corona española. De marinos mercantes militarizados,
los recién llegados se convierten en hidalgos conquistadores.
El almirante, delante de los dos capitanes y de Rodrigo de Escobedo,
escribano de toda la armada, y de Rodrigo Sánchez de Segovia, veedor
della, y de toda la gente cristiana que consigo llevaba, saltó en tierra, dijo
que le diesen, por fe y testimonio, como él por ante todos tomaba, como
de hecho tomó posesión de la dicha isla, a la cual ponía nombre Sanct
Salvador, por el rey e por la reina, sus señores... ( Fray Bartolomé de Las
Casas, Historia de Las Indias I, Capítulo XXXV).
La generosa hospitalidad de los nativos y la sencillez de sus modales,
creaba un ambiente de festividad y bienvenida al recibir a los extraños
visitantes que momentos antes habían concluido un ritual totalmente
desconocido. Nunca imaginaron que el despliegue de banderas y
discursos los convertiría en un futuro muy cercano en fieles tributarios
y propiedad de la corona española.
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Conquista y Evangelización: América
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En Nombre de Dios
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Conquista y Evangelización: América
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En Nombre de Dios
Esto fue todo lo que, por aquel entonces, pudo obtener el celo de Las
Casas, en favor de los indios. La imposibilidad de hacer progresar las
colonias, á menos que los colones españoles pudiesen obligar á los
americanos al trabajo, era una objeción incontestable, á la ejecución de
su plan de libertad. Para obviar este obstáculo, de Las Casas, propuso
comprar en los establecimientos de los portugueses en la costa de Africa
un número suficiente de negros para transportarlos á América, donde se
les emplearía como esclavos en el trabajo de las minas y en el cultivo del
suelo. Las primeras ventajas que los portugueses habían sacado de sus
descubrimientos en Africa, les habían sido procuradas por la venta de
esclavos. Muchas circunstancias concurrían para hacer revivir este
odioso comercio, abolido después de mucho tiempo en Europa, y tan
contrario á los sentimientos de la humanidad como á los principios de
la religión. Ya en el año 1503 se había enviado á América un pequeño
número de esclavos negros. En 1511 Fernando había permitido que se
llevasen en mayor número. Vióse que esa especie de hombres eran más
robustos que los americanos, más capaces de resistir una gran fatiga y
más pacientes bajo el yugo de la servidumbre. Calculóse que el trabajo
de un negro equivalía al de cuatro americanos. El Cardenal Jiménez
había sido instado para que permitiese y alentase este comercio,
proposición que había rechazado con firmeza, porque había
comprendido cuán injusto era reducir una raza de hombres á la
esclavitud, mientras se escogitaban los medios de devolver la libertad á
otra. Pero, Las Casas, inconsecuente como lo son todos los espíritus que
se encariñan con impetuosidad obstinada con una opinión favorita, era
incapaz de hacer semejante reflexión. En tanto que combatía con
extraordinario calor por la libertad de los habitantes del nuevo mundo,
trabajaba para hacer esclavos los de otra región; y en el calor de su celo,
por salvar á los americanos del yugo, sentaba sin escrúpulos que era
justo y útil imponer uno más pesado á los africanos. Desgraciadamente
para estos últimos el plan de, de Las Casas, fué adoptado.
La primera etapa de conquista y evangelización del Nuevo Mundo
se efectuó sin la ayuda del Santo Oficio de la Inquisición, pero los castigos
que ésta utilizaba fueron aplicados, claro está, sin ningún juicio. Fue
más tarde cuando comenzaron las tramitaciones para establecer la Santa
Inquisición en el Nuevo Mundo, siendo el mismo y virtuosísimo Las
Casas, el primero en hacer la petición formal al Inquisidor General, el
Cardenal Cisneros: Y asimismo suplico a Vuestra Reverendísima
Señoría... que mande enviar a aquellas islas de Indias la Santa Inquisición,
de la cual creo yo que hay muy gran necesidad porque donde nuevamente
se ha de plantear la fe, como en aquellas tierras, hay quizás quien siembre
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Conquista y Evangelización: América
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En Nombre de Dios
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Conquista y Evangelización: América
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En Nombre de Dios
que se puede ver todavía hoy una lápida que recuerda que allí estaba el
quemadero de la Inquisición y la picota o poste donde se exponían las
cabezas de los ajusticiados. Porque las hogueras y las horcas para los
herejes, eran parte de nuestra cultura.
El primer auto de fe en México, con quema de herejes incluida, fue
tan pronto como en 1574. Los horrores que en este país cometieron los
verdugos de la Inquisición torturando las carnes de pobres mujeres
inocentes, fueron tan crueles como los que dos siglos antes habían
cometido estas mismas eclesiásticas bestias en Europa. Allí eran brujas,
en México y en toda América eran judíos y herejes.
Y en ambos se distinguieron los Reverendos Padres Dominicos,
que en vez de pasar a la historia como la Orden de Predicadores, podrían
pasar igualmente como la Orden de T orturadores, por los muchos
tormentos que santificaron con su presencia y con sus interrogatorios.
Cabría preguntar si en algún momento estos religiosos e históricos
personajes recordaron las palabras de Jesús, que con tanto celo defendían
e imponían: No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el
juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con qué medís,
os será medido (Mateo 7.1,2).
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LA ANTORCHA QUE
PRETENDIÓ ILUMINAR EL DÍA
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Conquista y Evangelización del Nuevo Mundo: La Antorcha
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En Nombre de Dios
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Conquista y Evangelización del Nuevo Mundo: La Antorcha
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PART E V
Dios y
Hombre Verdadero
DIOS Y HOMBRE VERDADERO
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En Nombre de Dios
basta. Jesús le dijo: ¿T anto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me
has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al padre; ¿Cómo,
pues, dices tú: Muéstranos al Padre? (Juan. 14.8,9).
La imposición de la creencia que Jesús es Dios, se acentuó cada vez
más con el tiempo y el fanatismo cobró una gran cantidad de víctimas.
Las palabras de Jesús fueron tomadas como consignas y se convirtieron
en símbolo de encarnizados enfrentamientos: ¿No crees que yo soy en
el Padre y el Padre en mí? (Juan 14.11). T odos sabemos que Jesús, en
diversas oportunidades, se vio obligado a hablar en parábolas; pero en
otras ocasiones fue lo suficientemente sencillo para ser entendido con
claridad. Sin embargo, como dato curioso, fue en esta misma conversación
con Felipe que él aclaró su verdadera posición, sin dar cabida a insanas
interpretaciones; Creedme que yo soy en el Padre y el Padre en mí; de
otra manera, creedme por las mismas obras. De cierto, de cierto os digo:
el que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun
mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en
mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo
pidiereis en mi nombre, yo lo haré. Si me amáis, guardad mis
mandamientos, y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que
esté con vosotros para siempre (Juan 14.11-16).
El Maestro Espiritual es la manifestación del poder divino delegado.
Por la gracia del Maestro Espiritual uno puede percibir la misericordia
infinita y sin causa de Dios. Por eso se nos enseña que el Señor es
glorificado en su siervo y su siervo es glorificado en Dios: En aquel día
vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en
vosotros (Juan 14.20).
Algunos podrían interpretar que aquel día está por venir, pero aquel
día es hoy. Ahora es el tiempo de comprender y realizar que el Señor
mora en el corazón de todos los seres y todos los seres le pertenecen. Sólo
el amor sustentará ese estado de conciencia divina permanentemente.
En el Bhagavad-gita se declara: hridi sarvasya vishthitam. Él está
situado en el corazón de cada quien (Bhagavad-gita 13.18). Y podríamos
preguntarnos de qué manera se encuentra el Señor situado en nuestro
corazón. ¿Simplemente por aceptarlo, Él se situará allí?. ¡No! Él siempre
ha estado acompañándonos en nuestro largo transmigrar. Sólo que no
somos conscientes de ello. Cuando Jesús habla de un nuevo consolador,
se refiere al Espíritu Santo inspirado: El Espíritu de verdad, al cual el
mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le
conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros (Juan 14.17).
Esto no quiere decir que habrá una fusión con el Espíritu y que el Hijo y
los siervos serán el Padre. Por el contrario, al realizar que el Señor está en
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Dios y Hombre Verdadero
todos los seres y en todas las cosas, la condición individual y eterna del
alma se realzará al definir su amorosa relación con Él.
saman sarveshu bhuteshu
tishthantam paramesvaram
vinasyatsv avinasyantam
yah pasyati sa pasyati
Aquel que ve a la Superalma acompañando al alma individual en todos
los cuerpos, y que comprende que ni el alma ni la Superalma se destruyen
jamás, él realmente ve (Bhagavad-gita 13.28).
Entendemos que Jesús al menos hizo una diferencia entre él y el
Padre, aunque cualitativamente dijo ser de la misma naturaleza.
Similarmente, somos a imagen y semejanza de Dios, pero
cuantitativamente distintos. Él es el poseedor absoluto de todos los
atributos y debemos reconocer que Jesús impartió estas enseñanzas. Él
nunca dijo que era Dios. Habéis oído que yo os he dicho: voy, y vengo a
vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho que voy
al Padre; porque el Padre mayor es que yo (Juan 14.28).
Aunque Jesús se expresa en este versículo de forma tal, que puede ser
entendido por todos, algunos, interesados en ensombrecer sus más
elementales enseñanza, han dicho que el Maestro, en uno de sus actos más
humildes, reveló al mundo sus dos naturalezas: La de hombre Maestro y la
de Dios Señor: Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque
lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros
también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he
dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis (Juan 13.14,15).
A pesar de que estos versículos podrían interpretarse de manera incorrecta,
el siguiente bien podría servir para aclarar lo que Jesús quiso decir, sin
necesidad de recurrir a las exégesis sobresaturadas de infundios: De cierto,
de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor
que el que le envió (Juan 13.16).
Los sabios doctores de la iglesia que han hecho caso omiso a las
declaraciones de Jesús acerca de su verdadera personalidad, recurrieron
a innumerables artimañas intelectuales para dar a entender que lo están
glorificando, pero en verdad no hacen más que ofenderle cuando afirman
que es Dios: No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de
los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.
Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿Pues no profetizamos en
tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos
muchos milagros?. Y entonces les diré claramente: nunca os conocí,
apartaos de mí los que obráis la iniquidad (Mateo 7.21-23).
Y todo el que oye estas mis palabras y no las cumple, semejante será
a un hombre loco que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia,
y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron impetuosamente contra
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En Nombre de Dios
aquella casa; y cayó y fue su ruina grande. Y sucedió que cuando Jesús
hubo acabado estos discursos, se maravillaron las gentes de sus
doctrinas; porque enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los
escribas de ellos y los fariseos (Mateo 7.26-29).
De modo que Jesús no dejaba de reprender a sus discípulos y a la
gente en general cuando querían reconocerle como si fuese Dios, en
virtud de los portentosos milagros que realizaba... Gracia que él siempre
le atribuyó al Supremo Señor:
Al salir él, para seguir su camino, vino uno corriendo, e incando la
rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿Qué haré para heredar
la vida eterna?. Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno?. Ninguno hay
bueno, sino sólo uno, Dios (Marcos 10.17,18).
Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un
rico en el Reino de Dios. Ellos se asombraban aún más, diciendo entre sí:
¿Quién, pues, podrá ser salvo?. Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para
los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son
posibles para Dios (Marcos 10.25-27).
Los evangelistas dicen que hay que ser osado y predicar la palabra
enseñando que Christo Jesús es Dios, puesto que él mismo, aunque
humilde fue lo suficientemente audaz para cuestionar ante los judíos la
autoridad de Moisés, revelándoles al mismo tiempo que era Dios, cuando
éstos le exigieron una prueba de su divinidad: Le dijeron entonces:
¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos y te creamos? ¿Qué obras
haces?. Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está
escrito: pan del cielo les dio a comer. Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto
os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero
pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da
vida al mundo. Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo:
Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en
mí cree, no tendrá sed jamás. Mas os he dicho, que aunque me habéis
visto, no creéis (Juan 6.30-36).
Generalmente, los predicadores suelen citar estos versículos a la
ligera, en un tono entre misericordioso y amenazador, para indicar que
debemos aceptar a Christo Jesús como a Dios mismo que ha descendido
del cielo. Él es el Pan de la Vida. Y enfatizan sus palabras: El que a mí
viene, nunca tendrá hambre. Sin embargo, también dijo a los judíos,
sus hermanos en religión, que no fueran superficiales y buscaran en las
escrituras las referencias que hablaban de él: Escudriñad las escrituras;
porque a vosotros os parece que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son
las que dan testimonio de mí (Juan 5.39).
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“Aquellos que no aceptan que
Jesús es un hijo de Dios, enviado
por Él para cumplir su voluntad
y desean mantener la creencia
de que Jesús es Dios mismo,
también le están negando”
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un padre tenemos, que es Dios. Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre
fuese Dios, ciertamente me amaríais a mí, pues yo de Dios he salido, y he
venido; pues no he venido de mí mismo, sino que Él me envió. ¿Por qué
no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra.
Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre
queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha
permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla
mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. Y a mí,
porque digo la verdad, no me creéis... El que es de Dios, la palabra de
Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios (Juan 8.38-
47).
No es muy difícil comprender que en aquel tiempo, lugar y
circunstancias, era necesario, como también lo es hoy, establecer la
absoluta supremacía de un Dios universal. Jesús condujo su predicación
hacia esta finalidad, haciendo énfasis en la divina relación filial con
Dios. Este concepto, aunque superior al de Dios como amo y justiciero,
todavía es incompleto; Sin embargo, aceptamos que Jesús universalizó
este concepto, que es la base del teísmo devocional. Él les habló de una
relación más íntima con Dios Padre, pero su proposición fue una
innovación intolerable para aquellos que estaban acostumbrados al Dios
ardiente y vengador de la zarza de Moisés: Yo soy el Señor Dios tuyo, el
fuerte, el celoso, que castigó la maldad de los padres en los hijos hasta la
tercera y cuarta generación de aquellos que me aborrecen (Éxodo 20.5).
Hoy, algunas palabras de Jesús son tan malinterpretadas como lo
fueron en aquellos tiempos: Yo y el Padre somos una cosa (Juan 10.30).
Aquellos que no entienden el pasaje aseguran que Jesús quiso decir que
era Dios; pero él mismo aclara la situación y saca de dudas a quien
quiera salir de ellas: Lo que me dio mi Padre, es sobre toda las cosas; y
nadie lo puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos
una cosa. Entonces los judíos tomaron piedras para apedrearle. Jesús
les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre, ¿Por
cuál de ellas me apedreáis?. Los judíos le respondieron: No te apedreamos
por las buenas obras, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te
haces Dios a ti mismo. Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra
ley: Yo dije, dioses sois? ¿Pues si llamo dioses a aquellos a quienes vino
la palabra de Dios, y la Escritura no puede faltar. A mí, que Él santificó y
envió al mundo, vosotros decís que blasfemo porque he dicho: Soy Hijo
de Dios?. Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Mas si las hago,
aunque a mí no me queráis creer, creed a las obras; para que conozcáis y
creáis que el Padre está en mí y yo en el Padre. Y ellos querían prenderle,
mas se salió de entre sus manos (Juan 10.29-39).
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especulaciones: ...Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del
agua; y he aquí que los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios
que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los
cielos, que decía: Éste es mi hijo amado, en quien tengo complacencia
(Mateo 3.16,17).
Mateo registra otro episodio en el que dice que Dios mismo habló
acerca de Jesús. Este pasaje es comúnmente conocido como la
transfiguración: Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y
he aquí una voz desde la nube, que decía; Éste es mi Hijo amado, en
quien tengo complacencia; a él oíd (Mateo 17.5).
De manera que deberían ser suficientemente autoritativas las
referencias bíblicas para aceptar de Jesús lo que él mismo dejó bien claro
antes de ser bajado de la cruz: Cerca de la hora novena, Jesús clamó a
gran voz, diciendo: Eli, Eli lama sabactani. Esto es: ¿Dios mío, Dios mío,
por qué me has desamparado? (Mateo 27.46). Por otra parte, Lucas
narra en su evangelio: Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo:
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (Lucas 23.46). Y Marcos, al
describir la crucifixión de Jesús, relata: Y el centurión que estaba frente
a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo:
verdaderamente este hombre era Hijo de Dios (Marcos 15.39).
Si de algo pudieran servir las opiniones de demonios y espíritus
inmundos, las mencionaremos sólo para satisfacer la curiosidad de los
incrédulos: Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de
demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz, diciendo: Déjanos, ¿Qué
tienes contra nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos?.
Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios (Lucas 4.33,34). Y los espíritus
inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces diciendo:
tú eres el Hijo de Dios (Marcos 3.11). Éste, al ver a Jesús, lanzó un gran
grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: ¿Qué tienes conmigo,
Jesús, Hijo de Dios Altísimo? T e ruego que no me atormentes (Lucas
8.28).
El dogma de la Santísima T rinidad ha sido impuesto por la fuerza.
En un tiempo, aquellos que osaban contradecirlo se exponían al castigo
corporal, incluyendo la pena de muerte. Hoy en día, suponemos que
apenas tendrían que enfrentar la amenaza del infierno eterno.
Voltaire, en su libro La Moral Religiosa, hace un análisis de cómo los
hombres han convertido al hijo de Dios en Dios, por la fuerza del dogma:
Suplicamos al lector atento, prudente y hombre de bien, que
considere la diferencia infinita que hay entre los dogmas y la virtud.
Está demostrado que si un dogma no es necesario en todo tiempo y
lugar, no es necesario en ningún lugar ni en ningún tiempo. Luego,
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En Nombre de Dios
ciertamente, los dogmas que enseñan que el Espíritu procede del Padre
y del Hijo, no han estado admitidos en la Iglesia latina hasta el siglo VIII,
y jamás en la griega. Jesús no ha sido declarado consubstancial á Dios,
hasta el año 325; la bajada de Jesús a los infiernos es del siglo V; y no fue
decidido hasta el sexto, que Jesús tenía dos naturalezas, dos voluntades
y una persona; la transubstanciación no ha sido admitida hasta el siglo
XII.
Cada Iglesia tiene aún hoy en día, opiniones diferentes sobre todos
estos principales dogmas metafísicos: no son pues absolutamente
necesarios al hombre. ¿Quién es el monstruo que se atreverá a decir a
sangre fría, que uno estará ardiendo eternamente, por haber pensado en
Moscú, de una manera opuesta a la que se piensa en Roma? ¿Qué imbécil
se atreverá afirmar que aquellos que no han conocido nuestros dogmas,
hace mil y seiscientos años, serán castigados por haber nacido antes que
nosotros?. No sucede lo mismo en cuanto á la adoración de un Dios, y
sobre el cumplimiento de nuestros deberes. Esto es necesario en todo
lugar y todo tiempo; luego hay una distancia infinita entre el dogma y la
virtud.
La adoración de Dios con el corazón y con la boca, y el cumplimiento
de todas las obligaciones hacen un templo del universo, y hacen
hermanos á todos los hombres. Los dogmas hacen del mundo una gruta
de sofisterías, y un teatro de carnicería. Los dogmas fueron inventados
por los fanáticos y embusteros: la moral viene de Dios.
En Jesús, es admirable su espíritu de sacrificio. Él se dejó crucificar
por sostener que era el Mesías, el Hijo de Dios; pero lo cuestionable es
que quisiera imponer su relación filial a otros devotos que tuviesen una
relación distinta con Dios.
DISCÍPULO: En el evangelio de Juan (14.6) Jesús declara: Yo soy el
camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me
conocéis, también a mi Padre conoceréis; y desde ahora le conocéis, y le
habéis visto. Por otra parte, en otro pasaje del mismo Evangelio, él
afirma: Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en T u
nombre; a los que me diste, yo los guarde y ninguno de ellos se perdió,
sino el hijo de perdición, para que la escritura se cumpliese (Juan 17.12).
Aunque en la primera referencia, Jesús parece afirmar de manera
incuestionable que el hombre sólo llegará a Dios por su mediación, en la
segunda cita aclara que Dios sólo le confió un número determinado de
almas a las que debía cuidar y redimir.
Parece haber cierta contradicción entre uno y otro concepto y cabría
preguntar; ¿Cuál sería entonces el destino de aquellos que no les fueron
confiados a Jesús?.
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Dios y Hombre Verdadero
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En Nombre de Dios
se creía que la tierra estaba en el centro del universo y que el sol y otros
planetas describían sus órbitas alrededor de la tierra. Hasta hace poco,
en el mundo occidental se pensaba que el cristianismo era el concepto
central de la divinidad en el universo teísta. No obstante, conforme el
hombre occidental ha vuelto su mirada hacia el Oriente, ha descubierto
una pluralidad de conceptos teístas girando alrededor de la Verdad
Suprema.
Al aceptar esa pluralidad, debemos aceptar también las
concomitantes gradaciones del teísmo, ya sean superiores o inferiores.
Así como los planetas se encuentran situados de acuerdo con la atracción
de su gravedad por el sol, los diversos conceptos teístas se encuentran
situados de acuerdo a su atracción por el Centro Absoluto, más alto o
más bajo. El concepto Krishna de la divinidad es el de sentirse
irresistiblemente atraído hacia el centro infinito de todo el amor, la belleza
y la armonía.
Si la conciencia no pudiera participar del mundo espiritual eterno,
no tendría sentido la búsqueda natural para satisfacer al ser amado.
T ener verdadera conciencia de la existencia de Dios es experimentar
permanentemente una relación amorosa y libre de temor con él. Pero en
el estado condicionado en que nos encontramos, esto sólo es posible por
la gracia de nuestro maestro espiritual, quien con su divina misericordia
despertará en nuestros endurecidos corazones los más hermosos
sentimientos devocionales. Sin embargo, mientras estemos supeditados
a la esfera limitada de nuestro egoísmo, la poca fe que podamos tener
será amenazada por la duda; y el fanatismo apenas sería un recurso
para disimularlo. Si en aquel tiempo los judíos se escandalizaron cuando
Jesús les decía que Dios era su Padre, hoy, la cristiandad se escandaliza
igual cuando afirmamos que Dios es nuestro querido amigo y que se
llega a Krishna, el Amigo Supremo, sólo a través de la amistad pura. Y
esto apenas sería el comienzo de una relación más dulce e íntima.
Nuestros maestros espirituales misericordiosamente nos guían y nos
ocupan en esta modalidad favorable de servicio devocional, aunque
caídos como somos no lo merecemos en absoluto.
En su obra, La Búsqueda de S ri Krishna, la Más Hermosa Realidad, en
el capítulo titulado Más Allá del Cristianismo, S rila S ridhara Deva
Maharaja dice: Concebir a Dios como nuestro Padre es una comprensión
incompleta, porque los padres también son servidores. Él debe estar en
el centro y no en un extremo del todo. Él no sólo está velando por el todo;
el concepto Krishna, es Dios en el centro. De todos los medios para
acercarnos a Dios, la relación amorosa es el supremo. La intensidad de
esa relación debe ser examinada, y Dios debe estar en el centro de toda
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Dios y Hombre Verdadero
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PART E VI
El Libre Albedrío
EL LIBRE ALBEDRÍO
La Libertad Del Alma
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En Nombre de Dios
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La Libertad del Alma: El Libre Albedrío
211
En Nombre de Dios
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NIVELES DE TEISMO
La Supremacía del Amor
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La Libertad del Alma: Niveles de Teísmo
rey David predicó: Desde que el sol sale hasta que se pone, el nombre
del Señor debe ser alabado (S almos 113.3). En referencia a esto, Jesús de
Nazareth, dijo: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu
nombre (S an Mateo 6.9). El apóstol San Juan, en su mensaje a Pérgamo,
dice: El que tiene oído, oiga lo que el espíritu dice a las Iglesias. Al que
venciere, daré de comer del maná escondido, y le daré una piedrecita
blanca, y en la piedrecita está escrito un nombre nuevo, el cual ninguno
conoce, sino aquel que lo recibe (Apocalipsis 2.17).
En el Briham-naradiya Purana, uno de los textos de la sagrada literatura
védica, se dice:
harer nama harer nama harer namaiva kevalam
kalau nasty eva nasty eva nasty eva gatir anyatha
En esta era de riña e hipocresía, la única manera de liberarse la
constituye el canto del santo nombre del Señor, no hay otra manera, no
hay otra manera, no hay otra manera.
En kali-yuga (la presente era o yuga), la mayoría de la gente tiene un
corto período de vida, poca capacidad para la comprensión espiritual, y
además, siempre está perturbada por diversas ansiedades. El mejor medio
para lograr la purificación de la existencia es el canto del santo nombre
del Señor. El poder del santo nombre es tal, que al cantarlo de una manera
inofensiva, la mente se apacigua y se libera de todas las ansiedades, así
como de la propensión al pecado, que es el causante de las mismas. El
servicio devocional comienza con el canto congregacional de los santos
nombres de Dios, el Hare Krishna Maha Mantra:
hare krishna hare krishn
krishna krishna hare hare
hare rama hare rama
rama rama hare hare
La única posibilidad de realizar plenamente esta verdad eterna, es
entonando este dulce canto.
En el prólogo de uno de los libros más hermosos de mi maestro
espiritual, Su Divina Gracia S rila Bhakti Raksaka S ridhara Deva Gosvami
Maharaja, titulado La Amorosa Búsqueda del S eñor por S u S irviente Perdido,
dice:
Un teólogo cristiano predijo que el cristianismo se encuentra al
borde de una revolución copérnica. Antes de Copérnico, se creía que la
T ierra estaba en el centro del universo y que el sol y los otros planetas
describían sus órbitas alrededor de la tierra. Hasta hace poco, en el
mundo occidental se pensaba que el Cristianismo era el concepto central
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En Nombre de Dios
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La Libertad del Alma: Niveles de Teísmo
del Infinito: el Infinito plenamente atractivo. T odos los otros aspectos del
Infinito: tiempo infinito, espacio infinito, poder infinito, son externos.
Pero el amor infinito, que atrae la rendición y el amor, es el aspecto
supremo del Infinito. Y eso es Krishna.
En todas partes, la atracción es el elemento más esencial. T odo lo
demás puede ser eliminado y olvidado, si entramos en contacto con la
atracción y el amor. Si entramos en contacto con el amor, podemos ignorar
todo lo demás. La satisfacción de nuestra existencia, de toda existencia,
de todo, se encuentra en el amor. El amor es el principio activo del centro,
que es la única satisfacción de toda existencia. La esencia misma de la
existencia está allí. No puede ser ignorada ni desafiada por ninguna
otra forma o aspecto de nuestra existencia sustancial. Es indesafiable y
absoluta.
Cualquier cosa que podamos experimentar, la necesidad primordial
de la satisfacción sigue siendo el amor. El soberano absoluto de todo es
el amor. Nada puede comparársele. Al entrar en contacto con el principio
del amor, todos tendrán que aceptar su derrota. Mahaprabhu señaló que
eso es lo más importante en este mundo.
Mi eterno maestro espiritual instructor S rila Raksaka S ridhara Deva
Maharaja, dice en su libro, La Búsqueda de S ri Krishna, Capítulo 1, El
Estandarte del Amor:
Y la belleza saldrá victoriosa en todo el mundo. Lo sacrificaremos
todo para asegurarnos que el estandarte del amor divino ondee por
doquier, pues una partícula de este amor podrá distribuir y mantener la
paz en todas las direcciones. Así como los combatientes lo dedican todo,
y ofrecen la vida para que sus compatriotas se beneficien en el futuro,
nosotros deberíamos sacrificar nuestras vidas y trabajar para darle a
todos la paz verdadera. En Vrindavana, la tierra de Krishna, el nivel de
sacrificio es ilimitado. Los devotos están dispuestos a arriesgarlo todo
por el Señor. Si ese principio de sacrificio es entronado, la paz hará su
aparición automáticamente.
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GLOSARIO DE
TÉ RMINOS VAISNAVAS
Avadhuta: Vaisnava del más alto nivel que no está sujeto a reglas ni
regulaciones. T ambién significa loco de amor por Dios.
Harinama: Canto del santo nombre de Dios. Hari es Dios y nama significa
nombre.
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Glosario Vaisnava
Maya: La energía ilusoria del Señor que rige sobre este universo material.
Ella atrapa a la entidad viviente que desea disfrutar de la naturaleza
material.
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En Nombre de Dios
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Glosario Vaisnava
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