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- BLAS PASCAL :
Condición natural del hombre:
Como parte de la naturaleza, el hombre está entre dos infinitos: lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño y
es incapaz de comprender uno u otro. Es nada comparado con el universo infinito, y es un todo comparado con la
nada; es un medio entre el todo y la nada, los que son secretos impenetrables. Esta condición determina su
naturaleza: “Somos algo, pero no somos todo. Todas nuestras capacidades están limitadas por los extremos, más
allá de los cuales nuestros sentidos no perciben nada de lo extremo; igual que la demasiada juventud o la
demasiada vejez son impedimentos para el espíritu.

Nuestro verdadero estado nos hace incapaces de saber con certeza y de ignorar absolutamente, el que nos
provocas el deseo de encontrar un sitio estable y una fase final sobre la cual edificar nuestro entendimiento, pero
todo fundamento nuestro se derrumba constantemente. De esta manera la condición de inestabilidad es propia del
hombre.

Papel del pensamiento:


Es la única dignidad propia del hombre que le permite colocarse por encima del universo, aunque el universo lo
aplaste. Sin embargo, el pensamiento no sirve para nada si no hace entender al hombre su miseria; la grandeza del
hombre consiste únicamente en reconocerse un miserable. Es peligroso hacer ver al hombre que es demasiado
igual a las bestias, ya que las bestias no pueden librarse de su miseria, el hombre si puede al darse cuanta d su
limitación; es peligroso también hacerle ver demasiado su grandeza, por que le hace perder de vista sus
limitaciones. Es más peligroso hacerle ignorar ambas cosas: es necesario que no crea que es igual a las bestias ni
a los ángeles. Si el hombre se vanagloria, es menester rebajarlo, si se rebaja es menester levantarlo.

La Diversión (divertissement):
El hombre huye de la consideración de su limitada condición y procura distraerse mediante ocupaciones incesantes
de la vida cotidiana.

Nada hay más insoportable para el hombre que estar en pleno reposo, sin pasiones, sin hacer nada, sin
diversiones. El siente, entonces, su nada, su abandono, su insuficiencia, su dependencia, su vaciedad.
Inmediatamente salen del fondo de su alma, el aburrimiento, la melancolía, la perfidia, la tristeza, el tormento. El
hombre aprecia las ocupaciones porque lo distraen de la consideración de su mismo y su condición en el mundo.
De aquí viene que el juego, la conversación, la guerra, los cargos elevados, sean tan buscados. Estas cosas no son
buscadas porque dan la felicidad, sino que buscamos en ellas, el trastorno que nos aparte de pensar de nuestra
condición actual, de lo que soy, de dónde vengo, adónde voy

Por eso el hombre jamás está demasiado ocupado; terminado su trabajo, se divierte para que su alma tenga algo en
que ocuparse y no piense.

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