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CUESTIONES COMPETENCIALES

La palabra cuestión deriva del latín quæstio, -onis, que en un primer momento significa "pregunta que
se hace o se propone para averiguar la verdad de una cosa controvirtiéndola", o bien, "punto o materia
dudosos o discutibles".

Una cuestión de competencia –o competencial– es el resultado de la oposición manifiesta de las


partes o de órganos jurisdiccionales a que un juzgador, al que se le considera incompetente, conozca
de un proceso determinado, oposición que se traduce en que otra autoridad, generalmente de
jerarquía superior, deba resolver a quién le corresponderá la competencia para conocer de dicho
proceso.

La denuncia de la incompetencia de un juzgador la puede hacer tanto una de las partes en el proceso
como un órgano jurisdiccional que, en el ámbito federal o en el local, considera ser el competente para
conocer de un asunto que momentáneamente se encuentra sometido al análisis de otro órgano.

Las cuestiones competenciales se pueden esquematizar mediante los siguientes puntos:

1.- La demanda se debe presentar ante un Juez competente. Ésta es la regla general. La parte que
ejerce su derecho de acción debe presentar su demanda ante el Juez que probadamente sea
competente para conocer del asunto. Por su parte, ese Juez considerado competente debe abocarse al
conocimiento del proceso, puesto que ésa es su obligación. Ahora bien, si llega a resultar que se
plantea una cuestión de competencia, por cuya causa el Juez que conocía del proceso es declarado
incompetente, todo lo que se haya actuado ante él es nulo.

2.- Existen dos formas de denunciar la incompetencia de un Juez. En efecto, son dos las maneras por
las que las partes pueden denunciar la incompetencia del Juez que conoce de su asunto: por
inhibitoria y por declinatoria.

a) La inhibitoria se produce cuando la parte acude ante el Juez que estima competente y le pide que se
dirija al que considera incompetente, para que le solicite que se inhiba de continuar con el
conocimiento del asunto.

b) Por lo que hace a la declinatoria, se promueve ante el Juez que se considera incompetente, a quien
se le pide que decline el conocimiento del proceso.

Artículo 169 CPCDF: Las cuestiones de incompetencia no suspenden el procedimiento principal.


3.- Hay reglas específicas para resolver las cuestiones competenciales que surjan entre órganos
jurisdiccionales federales y locales. En el ámbito local, es típico que los conflictos de competencia
habidos entre dos órganos jurisdiccionales de una misma entidad federativa sean resueltos por el
Tribunal Superior de Justicia local. Por otra parte, de conformidad con el artículo 106 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es atribución del Poder Judicial de la
Federación "dirimir las controversias que, por razón de competencia, se susciten entre los Tribunales
de la Federación, entre éstos y los de los Estados o del Distrito Federal, entre los de un Estado y los de
otro, o entre los de un Estado y los del Distrito Federal". A su vez, las fracciones VI y VII del artículo 21
de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, indican que son las Salas del Máximo Tribunal
las encargadas de dirimir conflictos competenciales entre todos los tribunales de la Federación, incluso
los militares y del trabajo.

TÉRMINO PARA
TIPO DE ANTE QUIEN SE
LA SUSTANCIACIÓN RESOLUCIÓN
INCOMPETENCIA PROMUEVE
INTERPOSICIÓN
Inhibitoria Se plantea ante Nueve días a Se solicita girar oficio de estilo En caso de
el juez que se partir de que al juez que se considera procedencia de la
considera surte efectos el incompetente, el cual remite inhibitoria, el juicio se
competente emplazamiento testimonio al superior para la seguirá ante el juez
(artículo 163 (artículo 163 del decisión competencia (artículo considerado
del CPCDF) CPCDF) 163 del CPCDF) competente,
remitiéndole el
Quince días Las partes pueden ofrecer expediente.
contados a partir pruebas ante el superior del
del juez considerado competente En caso de
emplazamiento (artículo 166 del CPCDF) improcedencia de la
(artículo 166 inhibitoria, el tribunal
CPCDF) No se suspende el curso del lo comunicará a
procedimiento principal ambos jueces
(artículo 164 del CPCDF) (artículo 166 del
CPCDF)

Declinatoria Se plantea ante Al contestar la Se pide al juez que se abstenga En caso de


el juez que se demanda, es de conocer el asunto y que procedencia de la
considera decir dentro de remita los autos al juez declinatoria ya no
incompetente, los quince días a considerado competente seguirá conociendo
pidiéndole que partir de que (artículo 163 del CPCDF) del juicio el juez
se abstenga de surte efectos el considerado
seguir emplazamiento Las partes pueden ofrecer inicialmente
conociendo del (artículo 163 del pruebas ante el superior del incompetente.
asunto (artículo CPCDF) juez considerando inicialmente
163 del CPCDF) incompetente (artículo 167 del Improcedencia de la
CPCDF) declinatoria: seguirá
conociendo del
No se suspende el curso del asunto el juez
procedimiento principal considerado
(artículo 169 del CPCDF) inicialmente
incompetente
(artículo 167 del
CPCDF)

Recusación. Cuando existan elementos de imparcialidad por parte del juez a éste se le puede recusar
con expresión de causa o sin expresión de causa.

Hay al menos dos criterios para recusar con manifestación de motivo: uno genérico (no establece la
ley las causas de recusación específicas) y otro de naturaleza casuística (la ley señala en un catálogo de
las causas o motivos por los que se puede recusar a un juez).

Artículos 172 a 176 del CPCDF

ETAPAS PROCESALES

El recorrido o el procedimiento a través del cual desarrolla el proceso, se va concretando en una


sucesión de actos y hechos que tiene una triple vinculación entre sí: cronológica, en cuanto que
tales actos se verifican progresivamente durante determinado tiempo; lógica, en razón de que se
relacionan entre sí como presupuestos y consecuencias, y teleológica, pues se enlazan en razón del
fin que persiguen.

Tomando en cuenta esta triple vinculación es posible detectar diversas etapas del desarrollo del
proceso.

*Desde un punto de vista teleológico, si bien todos los actos se integran el proceso comparten el
objeto final de éste que consiste en la composición del litigio, tales actos también se encuentran
orientados por la finalidad inmediata que persiguen cada una de las etapas que se desarrollan el
proceso.

**Desde el punto de vista lógico la decisión con la cual el juez resuelve el litigio y concluye el
proceso –la sentencia-, presupone necesariamente la realización de una serie de etapas anteriores,
a través de las cuales el juzgador está en condiciones de conocer las pretensiones de las partes y de
cerciorarse de la velocidad de los hechos afirmados por éstas, para poder llegar a tomar dicha
decisión sobre el conflicto sometido al proceso.

Las etapas procesales son cada una de las subdivisiones que presentan los procesos, y en cuyo
transcurso tendrán lugar determinados actos materiales y jurídicos, así como hechos jurídicos, a
cargo tanto de las partes como, en su caso, del juzgador. Todo proceso se desenvuelve a través de
una serie de etapas, a saber:

ETAPA PRELIMINAR

Puede haber eventualmente una etapa preliminar o previa a la iniciación del proceso civil, en la cual
generalmente no se estudia el fondo de la litis y no pertenece, en consecuencia, a ninguna de las
etapas procesales.

Esta etapa se puede dar por medio de la realización de:

A Juicio Ordinario Civil


1.- Medios Preparatorios a Proceso A Juicio Ejecutivo Civil
A Juicio Arbitral
2.- Medidas Cautelares

3.- Medidas Provocatorias

1) MEDIOS PREPARATORIOS DEL PROCESO, cuando se pretenda despejar alguna duda, remover un
obstáculo o subsanar una deficiencia antes de iniciar un proceso.

Por lo que se refiere a estos medios, CPCDF distingue, por una parte, los medios preparatorios del
juicio en general, y, por la otra, los medios preparatorios del juicio ejecutivo.

En términos generales, la primera clase de medios preparatorios puede promoverse con objeto de
lograr :la confesión del futuro demandado acerca de algún hecho relativo de su personalidad o a
la calidad de su posesión tenencia; la exhibición de alguna cosa, mueble o algún documento; o el
examen anticipado de testigos, cuando estos sean la edad avanzada o se hallen en peligro
inminente de perder la vida, o próximos a ausentarse a un lugar con el cual sean tardías o los
difíciles las comunicaciones y no pueda deducirse aún la acción o bien declaración de los citados
testigos sea necesaria para aprobar alguna excepción (Art. 193 CPCDF).
Aparte de los medios preparatorios del juicio en general y del juicio en general y del juicio ejecutivo,
el CPCDF también regula la preparación del juicio arbitral fundamentalmente a través de la
designación del árbitro en los casos en que, existiendo el acuerdo de someter un litigio el
arbitraje, no este nombrada la persona que vaya a fungir como árbitro o que lo haya sido renuncie
serlo.

2) MEDIDAS PROVOCATORIAS, cuando los actos preliminares tiendan precisamente a provocar la


demanda.

Dentro de la etapa preliminar podemos encontrar los medios provocatorios a juicio. Entre dichos
medios, el CPCDF regula las diligencias preliminares de consignación.

3) MEDIDAS CAUTELARES, cuando se trate de asegurar con anticipación las condiciones necesarias
para la ejecución de la eventual sentencia definitiva.

La providencia cautelar nace de la relación entre dos términos: por una parte, de la necesidad de
que, para ser prácticamente eficaz, se dicte sin retardo. Así tenemos que las medidas cautelares,
llamadas también providencia cautelar, son la “anticipación provisoria de ciertos efectos de la
providencia definitiva encaminada a prevenir el daño que podría derivar del retardo de la misma”.

La medida cautelar no busca la posibilidad de hacer efectiva una sentencia cuyo contenido se ignora
cuándo aquella se dicta, sino que” busca evitar que no se pueda hacer efectiva por ciertas razones
o hechos que la medida elimina. No busca ejecutar la condena, sino que tiende a eliminar un
obstáculo, cierto o presunto, para hacerla efectiva.

ETAPA EXPOSITIVA O POSTULATORIA

En esta etapa se fija la litis, es decir, las partes plantean el litigio ante el juzgador, cosa que se logra,
fundamentalmente, mediante la presentación de la demanda y su respectiva contestación.

La primera etapa del proceso propiamente dicho es la postulatoria, también denominada


expositiva, polémica o introductoria de la instancia, la cual tiene por objeto que las partes
expongan sus pretensiones ante el juez, así como los hechos y preceptos jurídicos en que se
basen.

Esta etapa se concreta en los escritos de la demanda y de contestación de la demanda, tanto del
actor y demandado, respectivamente.
En esta etapa, el juzgador debe resolver sobre la admisibilidad de la demanda y ordenar el
emplazamiento de la parte demandada, para garantizar la garantía de audiencia y en su caso se le
señalo término legal para que manifieste lo que a su derecho convenga, ya sea para contestar la
demanda o en su caso reconvenga si así lo decide el demandado.

ETAPA PROBATORIA

La segunda etapa del proceso es la probatoria o demostrativa, el cual tiene como finalidad que las
partes aporten los medios de prueba necesarios con el objeto de verificar los hechos afirmados en
la etapa postulatoria.

La etapa prueba se desarrolla fundamentalmente a través de los actos de ofrecimiento o


preposición de los medios de prueba; su admisión o rechazo, su preparación y su práctica, ejecución
o desahogo.

ETAPA CONCLUSIVA

La tercera etapa es la conclusiva, y en ella las partes expresan sus alegatos o conclusiones respecto
de la actividad procesal procedente y el juzgado también expone sus propias conclusiones sean la
sentencia, con la que pone el término al proceso en su primera instancia.

ETAPA IMPUGNATIVA

Eventualmente puede presentarse una etapa posterior a la conclusiva, que inicie la segunda
instancia o el segundo grado de conocimiento, cuando una de las partes o ambas, impugnen la
sentencia. Esta etapa impugnativa, de carácter eventual, tiene por objeto la revisión de la legalidad
del procedimiento de la primera instancia o de la sentencia definitiva dictada en ella.

Esta etapa supone la oportunidad que tienen las partes de promover recursos para efectos de que
un tribunal superior al que resolvió en primera instancia revise el fallo, a fin de que lo revoque, lo
modifique o lo confirme.

ETAPA EJECUTIVA

Otra etapa también de carácter eventual es la ejecución procesal, la cual se presenta cuando la
parte se obtuvo sentencia de condena acorde con sus pretensiones, solicita al juez que, con la parte
vencida no ha cumplido voluntariamente con lo ordenado a la sentencia, tome las medidas
necesarias para que esta sea realizada coactivamente. A continuación se presenta un esquema de
las etapas procesales enunciadas:

Etapas Previa o Postulatoria expositiva Probatorias o Conclusiva Impugnativa Ejecutiva


preliminar o polémica demostrativa
Primera Instancia Segunda
Instancia

Las etapas señaladas se aplican a los procedimientos distintos del penal. Este último tiene las
siguientes etapas, según lo dispuesto por el artículo 211 del Código Nacional de Procedimientos
Penales:

1.- La de investigación, Comprende las diligencias indagatorias o de investigación legalmente


necesarias para que el Ministerio Público determine si ejercita o no la acción penal y sirve para
acreditar la EXISTENCIA DEL DELITO Y LA RESPONSABILIDAD DE QUIEN LO COMETIÓ.

La investigación prepara el caso y determina la estrategia del MP (art. 213 CNPP)

La investigación fundamentalmente tiene por objeto establecer qué es lo que en realidad ocurrió, de
tal forma que el Ministerio Público pueda concluir si debe o no ejercitarse una acción penal. Si
durante la investigación el MP determina que cuenta con elementos de prueba para respaldar la
acusación, debe decidir la estrategia que más convenga; por ejemplo, acusar y solicitar medidas
cautelares; acusar sin la necesidad de éstas o bien, sugerir a la víctima una salida alterna al proceso.

Y que tiene las siguientes fases:

a) Investigación inicial, que comienza con la presentación de la denuncia, querella u otro requisito
equivalente y concluye cuando el imputado queda a disposición del Juez de control para que se
le formule imputación. Esta etapa tiene carácter administrativo en atención a quienes la
llevan a cabo y está bajo la responsabilidad del MP.

El objeto de esta investigación es determinar si hay elementos para imputar un delito, pues
de lo contrario el Ministerio Público optará por no acudir a la sede judicial.

El Ministerio Público no cuenta con un plazo límite para su investigación, salvo el de la


prescripción de la acción penal.
b) Investigación complementaria, que comprende desde la formulación de la imputación y se
agota una vez que se haya cerrado la investigación. Esta etapa está bajo el control judicial.

Al decretarse la vinculación al proceso, el juez deberá fijar el plazo máximo para la realización de
la investigación formalizada.

Dado que la fase de investigación complementaria tiene un plazo límite, pareciera que esta fase
investigativa debe concluir a fortiori con la presentación de la acusación; sin embargo, esto no es
así. De conformidad con el artículo 324 del Código Nacional de Procedimientos Penales la
investigación formalizada puede suscitar distintas peticiones del Ministerio Público.

Una vez decretada la vinculación a proceso, como ya se refirió, el juez de control debe fijar el plazo
de la investigación complementaria, el cual será asignado tomando en consideración a las partes.
Sin embargo, el artículo 321 párrafo segundo del Código Nacional de Procedimientos Penales
estipula que no deberán superarse los siguientes plazos:

1. Dos meses para delitos con pena máxima de dos años de prisión.
2. Seis meses para delitos cuya pena máxima supera los dos años de prisión.

En la etapa de investigación inicial, el juez solamente interviene cuando se necesita echar mano
de alguna actividad investigativa que represente una afectación especial a la esfera jurídica del
inculpado; mientras que, en la etapa de investigación complementaria, es el juez de control quien
indica el período de duración.

FASE INICIA TERMINA


Investigación Inicial Denuncia, querella o su El imputado queda a
equivalente disposición del
juez de control para que se
formule
la imputación
Investigación Complementaria Formulación de la imputación Vencimiento del plazo para
formular la acusación.

Audiencia inicial: Es la puerta de entrada a las audiencias del proceso penal y en ella el juez de control
debe determinar si el proceso habrá de continuarse o no. En esta audiencia el Ministerio Público
tratará de probarle al juez que, ante el hecho delictivo, existen datos probatorios que revelan que el
inculpado probablemente participó en él.
2.- La intermedia o de preparación del juicio, que comprende desde la formulación de la acusación
hasta el auto de apertura del juicio, y

Audiencia intermedia o de preparación: De conformidad con lo dispuesto en el artículo 334 del Código
Nacional de Procedimientos Penales, el propósito de la etapa intermedia es el ofrecimiento y admisión
de los medios de prueba, así como la depuración de los hechos controvertidos que serán materia del
juicio.

El antecedente imprescindible para la realización de la audiencia intermedia es la presentación de la


acusación por parte del Ministerio Público.

Los temas a tratar en esta audiencia son los siguientes:

1. Asuntos prejudiciales. Deberá identificarse la existencia de estos asuntos, a fin de que el


proceso no vaya a tener retrasos en la audiencia de juicio oral. Por ejemplo, los requisitos de
procedibilidad e incompetencia, vicios formales del escrito de acusación, etcétera.

2. Salidas alternas al proceso penal. A efecto de evitar que el caso trascienda a la audiencia de
juicio oral, las partes pueden aplicar alguna de las salidas alternas disponibles en el Código
Nacional de Procedimientos Penales.

3. Pruebas. Se enunciarán las pruebas que se utilizarán tanto en la audiencia de juicio oral, como
en la de individualización de la pena.

4. Acuerdos probatorios. De existir hechos que no estén en disputa, las partes pueden convenir
en que los mismos se tendrán por probados.
3.- La de juicio oral, que comprende desde que se recibe el auto de apertura a juicio hasta la
sentencia emitida por el Tribunal de enjuiciamiento.

Audiencia de juicio oral: La audiencia de juicio oral tiene como finalidad el determinar la
culpabilidad o inocencia del imputado; para lo cual se desarrolla un juicio contradictorio en su total
plenitud, es decir, se exponen los hechos de las partes y se desahogan las pruebas para que el
tribunal resuelva sobre la inocencia o culpabilidad del justiciable.

En esta audiencia se desarrolla un debate contradictorio pues cada parte –acusador y defensa–
tiene una teoría diferente del caso; mientras que una incrimina, la otra sostiene la inocencia. La
estructura de la audiencia es la siguiente:

1. Alegatos de apertura. El Ministerio Público y el acusador coadyuvante, si lo hay, exponen los hechos
por los cuales acusan, y citan las pruebas que utilizarán. Luego la defensa expone los hechos y
pruebas desde su posición defensiva.
2. Desahogo de la prueba. Las pruebas se presentan en forma oral ante el Tribunal de enjuiciamiento,
por lo que todos los declarantes (testigos, peritos) se someten a interrogatorios y
contrainterrogatorios sujetándose a las reglas de preguntas válidas, so pena de ser objetadas.

3. Alegatos de clausura. Son la última oportunidad que las partes tienen para expresar su versión del
caso; usualmente es un resumen ordenado de los puntos que se probaron y favorecen las
pretensiones (sea del acusador o la defensa), así como aquéllos de la contraparte que fueron
desvirtuados.

4. Decisión del Tribunal de enjuiciamiento. El Tribunal de enjuiciamiento toma una decisión que
puede ir en sentido absolutorio o condenatorio. De existir un fallo condenatorio, el tribunal
convocará para la audiencia de individualización de la sentencia, ésta deberá celebrarse, a más
tardar, cinco días después del juicio oral.

Audiencia de individualización de sanciones: En esta audiencia se define la pena del justiciable que,
para este momento, ya ha pasado de imputado a condenado; por tanto, en esta audiencia se
exponen las razones para solicitar una sentencia de determinados años de prisión y determinada
cantidad de dinero por concepto de reparación del daño.
NOTIFICACIONES
Concepto

El significado gramatical de la palabra notificación es, lisa y llanamente, "acción y efecto de notificar".
Por su parte, el vocablo notificar proviene del latín notificare, y es un verbo transitivo que significa
"hacer saber una resolución de la autoridad con las formalidades preceptuadas para el caso". Esta
acepción es prácticamente la que aplica para la materia procesal.

Ciertamente, se puede decir que una notificación es el medio de comunicación procesal, revestido de
ciertas formalidades y ejecutado de diversas maneras, por el que una autoridad jurisdiccional hace
saber, a las partes o a terceros, un acto procesal.

Es conveniente justificar el porqué de los distintos elementos de la definición señalada:

a) Medio de comunicación procesal. Los medios de comunicación procesal son los instrumentos
de que se valen los órganos jurisdiccionales para que las partes, los terceros e incluso otros
órganos, se enteren de alguna determinación que han tomado.

La notificación es un medio clásico de comunicación, pero también se puede hacer mención


de la citación o el requerimiento, por ejemplo: en cuanto a los medios de comunicación que
emplean los Jueces para comunicarse con otros Jueces, destaca la figura del exhorto.

b) Revestido de ciertas formalidades y ejecutado de diversas maneras. Los artículos 303, 310 a
313, 315 y 317 del Código Federal de Procedimientos Civiles prevén una serie de requisitos a
cumplir por el notificador para efectos de que tenga validez aquello que notifique. El artículo
303 da una idea de la formalidad que debe asistir a toda notificación: "Las notificaciones,
citaciones y emplazamientos se efectuarán, lo más tarde, el día siguiente al en que se dicten las
resoluciones que las prevengan, cuando el tribunal, en éstas, no dispusiere otra cosa". Por su
parte, el primer párrafo del artículo 310 establece las siguientes formalidades: "Las
notificaciones personales se harán al interesado o a su representante o procurador, en la casa
designada, dejándole copia íntegra, autorizada, de la resolución que se notifica. Si se tratare de
la notificación de la demanda, y a la primera busca no se encontrare a quien deba ser
notificado, se le dejará citatorio para que espere, en la casa designada, a hora fija del día
siguiente, y, si no espera, se le notificará por instructivo, entregando las copias respectivas al
hacer la notificación o dejar el mismo". El cumplimiento de las formalidades tiene tal relevancia
que el primer párrafo del artículo 319 establece que: "Cuando una notificación se hiciere en
forma distinta de la prevenida en este capítulo, o se omitiere, puede la parte agraviada
promover incidente sobre declaración de nulidad de lo actuado, desde la notificación hecha
indebidamente u omitida."

Código Nacional de Procedimientos Penales en sus artículos 82 al 89.

Ley Federal de Trabajo: Artículos 739 a 752

Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo: Artículos 65 a 72

Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral: Artículos 26 a 30

c) Una autoridad jurisdiccional hace saber un acto procesal a las partes o a terceros. Toda vez
que los titulares de los órganos jurisdiccionales son quienes dirigen el proceso, les corresponde
mantener a las partes al corriente de las decisiones que toman en el transcurso de aquél. El
juzgador no puede tomar una determinación que incida en el proceso sin hacérsela saber tanto
a las partes como a las demás personas involucradas. Que un Juez se abstenga de comunicarse
constantemente con las partes podría dar lugar a que una de éstas quedara en estado de
indefensión, situación que busca impedir lo dispuesto por el primer párrafo del citado artículo
319 del Código Federal de Procedimientos Civiles.

Clases

Las notificaciones pueden hacerse de variadas formas. Las más comunes son las siguientes:

a) Personales. Como su nombre lo indica, estas notificaciones son las que se le hacen
personalmente al interesado.

b) Por Boletín Judicial. Los boletines judiciales son publicaciones de los Tribunales Superiores de
Justicia, a través de los que se hacen las notificaciones cuya procedencia no tenga una forma
específica marcada por la ley.

c) Por cédula. La cédula es un comunicado escrito y oficial en que se transcribe la resolución o


acuerdo que se notifica y que contiene la indicación del órgano que la pronunció, los nombres
de las partes y la clase de proceso que la motivó. La cédula se emplea normalmente para llevar
a cabo la notificación cuando el interesado no es encontrado en su domicilio; sin embargo,
también se le puede entregar al propio interesado.
d) Por instructivo: Al igual que la cédula son los documentos mediante los cuales el actuario
judicial notifica a las partes interesadas, en el domicilio de éstas, una resolución judicial. Tales
documentos siempre son entregados a personas distintas de las partes, pues el supuesto para
que proceda una notificación por estos medios, se actualiza cuando los interesados No son
encontrados en el referido domicilio.

e) Por adhesión: Artículo 117 CPCDF in fine.

f) Por edictos. El edicto es semejante a la cédula, dado que también se trata de un llamamiento
judicial, sólo que en este caso se emplea para notificar a los ausentes o a aquellas personas
cuyo domicilio se ignore. El edicto no se deja en el lugar donde debía haberse encontrado el
notificado, sino que se publica en medios tales como el Boletín Judicial, los diarios de mayor
circulación y, en ciertos casos, en el Diario Oficial de la Federación.

g) Por estrados. En el lenguaje jurídico, estrado, derivado del latín stratum, significa el "lugar del
edificio donde se administra la justicia, donde en ocasiones se fijan, para conocimiento público,
los edictos de notificación, citación o emplazamiento a interesados que no tienen
representación en los autos."

h) Por correo. Por ejemplo, el artículo 111, fracción IV, del Código de Procedimientos Civiles para
el Distrito Federal prevé que el correo puede ser utilizado como medio para notificar. Cabe
señalar que en los artículos 121, 791 y 800 del mismo ordenamiento se contempla el uso del
correo certificado para el efecto, lo cual resulta conveniente, dado que se puede obtener una
constancia de recepción. Por su parte, la notificación por correo también se encuentra prevista
en el artículo 134, fracciones I y II del Código Fiscal de la Federación.

i) Por telégrafo. Algunos códigos procesales también admiten el empleo del telégrafo para
notificar. Por ejemplo, el Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal lo contempla
en la fracción V de su artículo 111. Además, dicho ordenamiento prevé en el segundo párrafo
del artículo 121, lo siguiente: "Cuando se haga por telegrama se enviará por duplicado a la
oficina que deba transmitirlo, la cual devolverá, con el correspondiente recibo, uno de los
ejemplares que se agregará al expediente, y cuando se realice por correo, se dejará copia del
documento en que conste la citación, así como el acuse de recibo que recabe el correo. En todo
caso el secretario de acuerdos dará fe de que el documento en donde conste la situación se
contenga en el sobre correspondiente."

j) Por teléfono y telefax. En algunos casos es posible hacer notificaciones por vía telefónica y
telefax. Así se encuentra previsto en el artículo 121, tercer párrafo del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, siempre y cuando las partes lo consideren
pertinente y se trate de la segunda y ulteriores notificaciones.

k) Por exhorto. Por medio del exhorto, es posible que, cuando se vaya a realizar una diligencia
fuera de la jurisdicción del Juez que conoce del proceso, aquél solicite a un juzgador de la otra
jurisdicción –y de la misma jerarquía que la ostentada por él– que lleve a cabo dicha diligencia
en su lugar.

l) Por lista. Al respecto, es muy ilustrativo el primer párrafo del artículo 126 del código
procedimental civil del Distrito Federal, el cual señala: "Se fijará en lugar visible de las oficinas
del tribunal o juzgados, una lista de los negocios que se hayan acordado cada día, y se remitirá
otra lista expresando solamente los nombres y apellidos de los interesados para que al día
siguiente sea publicada en el Boletín Judicial, diario que sólo contendrá dichas listas de
acuerdos y avisos judiciales y que se publicará antes de las nueve de la mañana."

m) Por medios electrónicos. Como puede ser el denominado correo electrónico. Estos medios
están contemplados en el artículo 35, fracción II, de la Ley Federal de Procedimiento
Administrativo.

EMPLAZAMIENTO

Gramaticalmente, el vocablo emplazamiento significa acción y efecto de emplazar. Por su parte,


emplazar alude a "dar a alguien un tiempo determinado para la ejecución de alguna cosa."

En derecho, por emplazamiento se puede entender el acto procesal por el que se hace saber a la
parte demandada que se ha promovido una demanda en su contra, y que cuenta con un plazo
específico para contestarla, so pena de incurrir en rebeldía.

Efectivamente, al demandado se le emplaza en el momento en que se le hace sabedor de que alguien


promovió una demanda en su contra, para efectos de reclamarle la satisfacción de ciertas
pretensiones.

La Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación estableció, en la tesis de rubro


"EMPLAZAMIENTO. ACTO NECESARIO Y PREVIO PARA LA CONSTITUCIÓN DE LA RELACIÓN PROCESAL.",
que, si bien la relación procesal se inicia desde el momento en que la parte actora ejercita su acción,
también lo es que para que el órgano jurisdiccional pueda juzgar de las pretensiones del actor, es
necesario que emplace al demandado, momento en el cual se completa dicha relación procesal, pues
ésta no puede desarrollarse válidamente si no se han dado a conocer al demandado las pretensiones
del actor, a efecto de que salga al juicio y haga valer lo que a su derecho conviene, por lo que, si en un
caso no se emplaza a juicio al demandado, no se le puede tener como parte en aquél, puesto que no
tuvo oportunidad de hacer valer sus derechos; sostener lo contrario resulta antijurídico, ya que el
emplazamiento es el acto necesario y previo para la constitución de la relación procesal.

El emplazamiento implica además de una notificación, también implica una citación.

CITACIÓN JUDICIAL

La Citación Judicial es un acto por el cual un juez o tribunal ordena la comparecencia de una persona:
sea parte, testigo, perito o cualquier otro tercero, para realizar o presenciar una diligencia que afecte
a un proceso judicial.

Las citaciones judiciales suelen ser subpoena, termino latín que significa “so pena”, es decir, las
citaciones judiciales son órdenes de obligado cumplimiento bajo pena en caso de incumplimiento

Subpoena es un término jurídico usado en el Derecho anglosajón para referirse a una orden, citación o
requerimiento de comparecencia ante un órgano gubernamental.

TIPOS DE CITACIONES:

En función de que la citación tenga o no una fecha establecida podemos encontrarnos con dos tipos de
citaciones:

a) Citación a fecha: la citación especifica un día, una hora y un lugar.


b) Citación a término: la citación establece un plazo para que la persona comparezca en el lugar
indicado sin que tenga que ser un día u hora concreto.

DIFERENCIA ENTRE NOTIFICACIÓN Y CITACIÓN

La Notificación es hacer saber a las partes que se llevó a cabo un acto procesal; se da primordialmente
para hacer saber a las partes la reanudación de la causa a fin de hacer saber a partir de cuándo se
reactivan los lapsos procesales.

La citación es más amplia que la notificación ya que la notificación se encuentra contenida en la


citación, debido a que en ésta se le hace saber a la parte demandada lo que ha sido realizado por el
tribunal y le indica donde debe realizar un acto o diligencia, por ejemplo, la contestación de la
demanda, etc.
EFECTOS FORMALES DE LA CITACIÓN
1. Constituye una carga procesal para el citado.
2. Determina la prevención o apercibimiento en caso de no concurrir.
3. Constituye un derecho y en algunos caso de una citación única.

Requerimiento: Intimación que se dirige a una persona, para que haga o deje de hacer alguna cosa, o
para que manifieste su voluntad con relación a un asunto. Aviso o noticia que, por medio de autoridad
pública, se transmite a una persona, para comunicarle algo.

PLAZO Y TÉRMINO

Los vocablos término y plazo, particularmente desde un punto de vista doctrinario responden a
conceptualizaciones diferentes, aunque en las legislaciones se utilizan por regla general como
sinónimos, sin hacer diferencias conceptuales entre ellos. En este sentido, nuestra legislación procesal
civil casi unánimemente usa el vocablo término, para referirse a la temporalidad reguladora de los
actos procesales y muy ocasionalmente el de plazo, como ocurre en el artículo 129 del CPCDF.
Terminología que doctrinariamente no es la más adecuada.

Al respecto, Jaime Guasp, comentarista de la legislación procesal civil española, dice lo siguiente: "La
realidad nos descubre que el acto procesal ha de ser verificado no solo en espacios de tiempo aptos in-
abstracto: días y horas hábiles, sino también en el período de tiempo que a cada uno in-concreto, se
señala; cuando este período de tiempo lo constituye un momento o serie de momentos breves, no
superior al día, hablamos de término; cuando lo constituye un espacio de tiempo, una serie de días,
hablamos de plazo”. De lo dicho por el mencionado autor parecería deducirse simplistamente, y así ha
ocurrido, que es término cuando el período de tiempo no excede de un día; y plazo cuando ese
período excede de un día. Sin embargo, creemos interpretar más fielmente, las palabras de Guasp, si
entendemos, que cuando para realizar un acto procesal, no hay más que un momento determinado,
estaremos frente al término; y que cuando el acto procesal puede o debe realizarse en cualquiera de
los momentos que constituyen un período de tiempo determinado, habrá plazo.

Redondeando las ideas anteriormente expuestas, podemos conceptualizar los vocablos término y plazo
así: TÉRMINO, es el momento de tiempo en que debe realizarse o comenzar a realizarse un acto o
actividad procesal. Por ejemplo, cuando se cita para la comparecencia de un testigo; cuando se cita a
alguna de las partes para que absuelva posiciones; cuando se cita a las partes para la práctica de una
inspección de juez; cuando se cita a las partes e interesados para el remate de bienes en el juicio
ejecutivo y en general, siempre que en proceso se ordene una citación o comparecencia. Y, PLAZO, es
el espacio de tiempo en que puede realizarse un determinado acto o actividad procesal, pudiendo
suceder su realización en cualquier momento de ese espacio de tiempo. Así por ejemplo: en los
juicios ordinarios, la ley concede el espacio de tiempo de seis días para contestar la demanda, y el
demandado podrá hacerlo en cualquiera de los momentos que componen esos seis días; igual ocurre,
cuando la ley ordena que las excepciones dilatorias en los Juicios ordinarios, deben alegarse dentro del
“término” (debe entenderse plazo), señalado para la contestación de la demanda, pudiendo ocurrir su
alegación, en cualquiera de los momentos constitutivos de ese plazo; e igual ocurre cuando la ley
señala que cuando se desee apelar de una sentencia, tal apelación deberá hacerse dentro de los quince
días siguientes al de la respectiva notificación, pudiendo en consecuencia, interponerse tal recurso, en
cualquier momento de esos quince días.

Concepto de Término

Terminus es la raíz latina de la palabra término, cuya primera acepción es "último momento de la
duración o existencia de una cosa."

Que se hace referencia al tiempo en la definición gramatical apuntada es evidente. En materia


procesal, el término alude asimismo a una cuestión temporal. El término es el momento en el tiempo
con que cuentan las partes, un tercero o el propio órgano jurisdiccional, para llevar a cabo un acto o
cumplir una obligación dentro de las etapas que integran el proceso, para efectos de que tales actos
u obligaciones tengan validez y eficacia.

Clasificación

El examen del pensamiento doctrinario a propósito de la clasificación de los términos permite agrupar
a éstos bajo los siguientes criterios distintivos:

a) Según su origen los términos se clasifican en: legales, judiciales y convencionales.

Los términos legales, son aquellos que se encuentran expresamente determinados por la ley.
Ejemplos de ellos los tenemos en el término para contestar la demanda; en el término de
prueba; el término para apelar y el término para pedir revocatoria de una interlocutoria.

Los términos judiciales, son aquellos que el juez fija y regula por facultad expresa que le
confiere la ley. Este tipo de términos, si bien es cierto se encuentran señalados por la ley, tal
señalamiento algunas veces está hecho en abstracto, correspondiéndole al juez regularlo según
su arbitrio y a las eventualidades de la litis, otras veces estos términos están señalados en su
duración máxima, debiéndolos graduar el juez, según las circunstancias particulares del
proceso, sin que le sea dable ni a él ni a las partes extender ese término más allá de los límites
máximos fijados por la ley.

Son ejemplos de ellos, el llamado término de la distancia; el término para pruebas que han de
hacerse fuera del territorio nacional; el término que señala el juez para que el obligado rinda
una cuenta; y el término prudencial que el juez puede señalar para que el obligado exhiba
documentos o cosas muebles.

Los términos convencionales, son aquellos fijados por mutuo acuerdo de las partes. El caso
claro de término convencional es cuando las partes se someten a la decisión de árbitros, y ellas
de común acuerdo, fijan el plazo dentro del cual los árbitros deben pronunciarse. Y sólo a falta
de estipulación expresa, opera el plazo legal.

b) Según la forma en que producen sus efectos, los términos se clasifican en: Perentorios y No
perentorios.

El Término perentorio, al cual Couture llama además “Fatal” y “Preclusivo”, es aquel que una
vez vencido caduca. Se extingue en sí mismo por virtud de la ley; vale decir de pleno derecho,
sin que para ello sea necesaria ni actividad de parte, ni decisión de juez. Por lo tanto sin más
actividad produce la pérdida del derecho o más bien hace precluir la oportunidad de realizar el
acto que debería haber ejecutado el interesado. En este sentido los términos perentorios son
de estricto orden público que propenden por expresa disposición de la ley al impulso procesal.
Siendo en todo caso necesario que la ley los califique como tales con el vocablo “perentorio”, u
otro equivalente. Ejemplo: El término para la interposición de la apelación.

El término es no perentorio, cuando no obstante haberse vencido, su perención no se opera


automáticamente, siendo necesario para ello, motivación de parte y decisión de juez. Esa
motivación de parte, se verifica por medio de los institutos llamados “Declaratoria y Acuse de
Rebeldía” representativos del principio de dispositividad en el proceso y mediante los cuales se
produce la preclusión del derecho o de la oportunidad que se dejó de usar.

Son ejemplos de términos no perentorios los siguientes: el concedido para la contestación de la


demanda y todos los términos señalados para que los jueces dicten sus resoluciones.

Los perentorios son fatales, es decir, su transcurso implica que posteriormente no sea posible
ejercer los derechos que pudieron haberse ejercido en su oportunidad. Los no perentorios
implican que, bajo ciertas condiciones, si pueden hacerse valer los derechos, aunque ya haya
transcurrido el plazo de que se disponía para el efecto.

c) Según puedan alterarse o no o extenderse, los términos se clasifican en: Prorrogables e


improrrogables.

Se dice que son prorrogables, aquellos términos que son susceptibles de extenderse más allá
del límite máximo de duración señalado por la ley, por el juez o aún por las partes.

Improrrogables, como su propio nombre lo indica, son aquellos que no pueden prorrogarse,
es decir que no pueden extenderse más allá de los límites temporales fijados por la ley o por
el juez.

Que un término sea perentorio y además improrrogable, sólo nos indica que en él concurren
dos modalidades de los términos con efectos propios; lo que no quiere decir que sean
sinónimos.

Por regla general, todo término perentorio es improrrogable, ej.: el término para recurrir en
apelación; pero no todo término improrrogable es perentorio. Ej.: Artículo 487 CPCDF cuando
al juez tiene la facultad de fijar el término para que el obligado rinda cuentas, término que no
será mayor de 30 días; si el juez señala treinta días para el caso, ese término es improrrogable,
puesto que no puede extenderse más allá del límite máximo legal fijado; pero no es perentorio
puesto, el obligado puede rendirla posteriormente aún bajo apremio corporal, el que deberá
ser pedido por la parte contraria. Insistimos entonces en que la perentoriedad de un término
está dada en razón de que el acto procesal no puede realizarse válidamente fuera del mismo,
porque la preclusión hizo caducar el derecho. Y la improrrogabilidad está dada porque el
término no puede entenderse más allá de los límites fijados por la ley o por el juez.

Son términos improrrogables por ejemplo: el término para apelar.

Es ejemplo de término prorrogable, el de prueba cuando se permite ampliarlo: para recoger


prueba que ha de hacerse fuera y para recibir prueba testimonial que presentada en tiempo no
fue recibida por causa independiente a la voluntad de las partes. Artículo 520 CPCDF.

d) Según aproveche una o ambas partes, los términos se clasifican en: individuales y comunes.

Esta clasificación se presenta en función de la persona a la que le conciernan los términos.


El término es común, cuando en su duración, corre por igual y aprovecha en la misma forma,
para todas las partes litigantes; de suerte que, las actuaciones de las partes deben ocurrir
dentro de él, aunque obviamente en forma independiente. Por ejemplo el termino para ofrecer
pruebas.

El término es individual, cuando está establecido en beneficio exclusivo de una de las partes
litigantes, por manera que sólo a ella le compete su uso, y solamente ella puede dentro de él
realizar el acto o actividad que le convenga. Por ejemplo el contestar la demanda.

Así, si el término debe ser observado sólo por una de las partes, será individual. Por el
contrario, si ha de ser tomado en cuenta por las dos partes, se entenderá como común.

e) Según sirvan para la generalidad o para casos en particular, los términos se clasifican en:
Ordinarios y extraordinarios. Esta clasificación depende exclusivamente de la ley.

Son ordinarios, los determinados por la ley sin que exista ninguna consideración especial para
la ejecución especial de los actos procesales; es decir el término fijado para los casos comunes,
sin atención a circunstancias especiales. En tal sentido, por regla general todos los términos
fijados por la ley son ordinarios. Así entre nosotros, el término para contestar la demanda; el
término para oponer excepciones dilatorias; el término para alegar de buena prueba, son
ejemplos de ordinarios.

Se dice que son términos extraordinarios los fijados según medien circunstancias específicas,
que salen de lo común y de acuerdo a las cuales se gradúa la duración del mismo. De suerte que
para la concesión de ellos, se necesita la existencia de una situación muy especial que la
amerite, y a través de ella se determina su duración.

Por ejemplo por la circunstancia especial de que la prueba se encuentra fuera del país, el
término ordinario se extiende más allá de sus límites.

Cuando, para la generalidad de los supuestos, las leyes establecen determinados términos, se
dice que éstos son ordinarios. Sin embargo, cuando la propia legislación prevé prórrogas para
casos específicos, los términos serán, entonces, extraordinarios.

Cómputo
La palabra cómputo, cuya raíz se encuentra en el latín computus, significa cuenta o cálculo. En el
lenguaje forense, el cómputo de los términos se refiere al establecimiento, por parte de la ley, de los
tiempos que las partes deben aprovechar para llevar a cabo los actos procesales necesarios para la
consecución del proceso, en la inteligencia de que su estado dentro de éste podría verse afectado si
no actúan de conformidad con los plazos y términos legales.

Esto es, el cómputo guarda relación con la forma en que inicia el tiempo que comprende el término, la
forma en que transcurre y el momento en que concluye.

La regulación del cómputo de los términos varía de una materia procesal a otra. En materia civil ocurre
lo siguiente:

a) De conformidad con los artículos 287 del Código Federal de Procedimientos Civiles y 132 del
Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, los términos deben señalarse en los
autos del día en que empiecen a correr los plazos y aquel en que deben concluir, es decir, el
término en sentido estricto. El precepto indicado del Código Federal de Procedimientos Civiles
agrega que en la constancia debe asentarse el día en que surta efectos la notificación de la
resolución en la que se conceda o se mande abrir el plazo.

b) Por otra parte, no deben contarse los días en que no puedan tener lugar las actuaciones
judiciales, según lo prevén los artículos 286 del Código Federal de Procedimientos Civiles y 131
del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal. De acuerdo con el último de los
artículos invocados, la ley puede establecer excepciones. El diverso 281 del propio Código
Federal de Procedimientos Civiles dispone que las actuaciones judiciales se practicarán en días
y horas hábiles, para lo que habrá que tener en cuenta que los primeros son todos los del año,
salvo los sábados y los domingos, y que son horas hábiles las comprendidas entre las ocho y las
diecinueve.

Artículo 7 de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral


c) Por último, se contemplan lineamientos para prorrogar los plazos cuando se requiere la
recepción de pruebas o la práctica de diligencias fuera del lugar del juicio, si lo solicita el
interesado, al tenor de los artículos 289, 293 y 294 del Código Federal de Procedimientos
Civiles y 134 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal. Por lo demás,
también existen plazos supletorios para el caso de que no se fijen los de carácter legal
necesarios para practicar determinados actos procesales de las partes, como lo marcan los
artículos 297 del Código Federal de Procedimientos Civiles, 137 del Código de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal y 1079 del Código de Comercio.
En el proceso penal, los artículos 94, 95 y 96 del Código Nacional de Procedimientos Penales,
dispone que, en cuanto a los términos, los lineamientos comunes que rigen son los siguientes:
los plazos son improrrogables salvo los demás plazos que venzan en día inhábil y empiezan a
correr desde el día siguiente a aquel en que se hubiese hecho la notificación.

En materia laboral, los artículos 733 a 738 de la Ley Federal del Trabajo regulan genéricamente
el cómputo de los plazos, que comienzan a correr a partir del día siguiente a aquel en que surta
efectos la notificación, y se contará en ellos el día del vencimiento.

Por el contrario, no se contarán los días en que no puedan tener lugar actuaciones ante la Junta
respectiva, salvo disposición contraria establecida por el mismo ordenamiento como ocurre en
el caso del procedimiento de huelga, en el que, de conformidad al artículo 928 de la ley de la
materia, todos los días y horas son hábiles;

Para el cómputo de todos los días y horas, los meses se consideran de 30 días naturales y los
días hábiles de 24 horas, salvo disposición en contrario; cuando el domicilio del demandado se
encuentre fuera del lugar de la residencia de la Junta, ésta podrá ampliar el plazo respectivo en
función de la distancia; los propios plazos fijados a las partes son perentorios, en cuanto a que,
una vez transcurridos, se tiene por perdido el derecho que debieron ejecutar, sin necesidad de
acusar rebeldía.

En materia administrativa, los artículos 28 a 32 de la Ley Federal de Procedimiento


Administrativo estatuyen que, para el cómputo de los plazos, sólo se cuentan los días hábiles,
considerados como aquellos en que se encuentran abiertas al público las oficinas de las Salas
del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa durante el horario normal de labores, en
la inteligencia de que la presencia de personal de guardia no habilita los días en que se
suspendan dichas labores. Si están señalados los plazos en periodo o tienen una fecha
determinada para su extinción, se comprenderán los días inhábiles; pero, si el último día de ese
plazo o fecha es inhábil, se prorroga hasta el siguiente día hábil.

Por último, cuando los plazos se fijen por mes o por año, sin especificar que sean de calendario,
se entenderá, en el primer caso, que el plazo vence el mismo día del mes de calendario
posterior; en la segunda hipótesis, el plazo vencerá el mismo día del siguiente año de
calendario a aquel en que se inició. Cuando no exista el mismo día en los plazos que se fijen por
mes, éste se prorrogará hasta el primer día hábil del mes siguiente.

En el caso del amparo, los artículos 17 a 23 de la Ley de Amparo respectiva indica que los
plazos empiezan a correr desde el día siguiente a aquel en que surta efecto la notificación, para
lo que se incluye el día del vencimiento; se contarán por días naturales, con exclusión de los
inhábiles y con excepción de los relativos al incidente de suspensión, que se contarán de
momento a momento; respecto de la interposición de los recursos, los plazos correrán para
cada parte desde el día siguiente a aquel en que para ella haya surtido sus efectos la
notificación respectiva y, finalmente, que los mismos plazos pueden ampliarse por razón de la
distancia, en atención a la facilidad o dificultad de las comunicaciones, sin que en ningún caso
se pueda exceder de un día por cada 40 kilómetros.

Suspensión e interrupción de los términos

Si bien es cierto que el término procesal, tanto en su visión conceptual, como en su realidad
procedimental responden a una idea unitaria, es decir, deben verse siempre como una unidad desde
su comienzo hasta su vencimiento, también es cierto, que la realidad misma del proceso, las
eventualidades extraprocesales y aún el ejercicio dentro del proceso de derechos o facultades que las
partes tienen, y que las leyes garantizan, pueden en determinado momento impedir el inicio y
subsecuente desarrollo de un término o bien entorpecer su normal desenvolvimiento. De aquí nace
entonces el que en doctrina se hable de la suspensión e interrupción de los términos procesales.

Al hablar de suspensión, debemos entender que el término, por cualquier circunstancia válidamente
admisible, no ha podido iniciarse, no obstante, estar ya dadas las condiciones procesales previas, que
en una situación normal, inmediatamente habilitarían el inicio del mismo.

Al decir interrupción, partimos de la idea de que el término, se inició, comenzó su desarrollo, pero por
cualquier circunstancia válidamente admisible también, temporalmente se paraliza en su normal
desenvolvimiento.

Artículo 137 Bis fracción X CPCDF

Artículo 55 penúltimo párrafo CPCDF

PRUEBAS
Concepto

Es doble el significado que, gramaticalmente, tiene la palabra prueba; derivada del latín probo (bueno,
honesto) y probandum (recomendar, aprobar, experimentar, patentizar, hacer fe), la prueba es tanto
acción y efecto de probar como razón, argumento, instrumento u otro medio con que se pretende
mostrar y hacer patente la verdad o falsedad de algo.
Así, la prueba es el medio de convencimiento, actualizado de diversas formas, que emplean las
partes para que el Juez se cerciore de que los hechos y derechos sometidos a su consideración en el
proceso son verídicos.

Hay que justificar este concepto:

a) Se trata de un medio de convencimiento porque, tal como lo indica la acepción


gramaticalmente, la prueba busca hacer patente algo, es decir, despejar dudas sobre su
veracidad.

b) Ese medio de convencimiento se actualiza de diversas formas, lo que puede explicarse al tomar
en cuenta que un sector de la doctrina ha considerado que, lisa y llanamente, la prueba es un
conjunto de elementos o instrumentos enderezados a influir en la mente del Juez para que éste
acepte como ciertos los hechos y los derechos cuya titularidad se debate en el proceso.

c) Son hechos y derechos los que se deben demostrar porque las diversas materias procesales
contemplan la probable reclamación, ante órganos jurisdiccionales, de la restitución de
derechos, cuya existencia suele tener que patentizarse de manera documental.

Objeto

Si por objeto (del latín obiectus) entendemos "todo lo que puede ser materia de conocimiento o
sensibilidad de parte del sujeto, incluso este mismo", es de esperar que por objeto de la prueba se
entiende lo que es materia del conocimiento del Juez, en orden a que éste se cerciore de la veracidad
de lo que se le presenta.

Al respecto Couture dice: "Que este tema implica una respuesta a la preguntas: ¿Qué se prueba? ¿Qué
cosas deben ser probadas? y hace la distinción entre los Juicios de hecho y los de Puro Derecho; se dice
que los primeros dan lugar a prueba y los segundos no.

Es normal que se diga que el objeto de la prueba son los hechos, no el derecho, a menos que haya que
probar alguna o algunas disposiciones del derecho extranjero, o cuando se trate del derecho
consuetudinario. Con todo, no cualquier hecho constituye el objeto de la prueba, ni tal vez sea del todo
preciso excluir a los derechos.
En primer lugar, los hechos susceptibles de ser probados deben ser los controvertidos, los que no se
hayan confesado, los que no sean evidentes ni contrarios a la moral y las buenas costumbres.

Ahora bien, en orden a ser congruentes con la definición proporcionada de prueba, donde se incluyó la
palabra derechos, merece la pena considerar si éstos podrían o no ser objeto de la actividad
probatoria. No sería arriesgado decir que sí, en el entendido de que la palabra derecho no será
entendida como derecho objetivo, sino como derecho subjetivo, o sea, una facultad o una prerrogativa
derivadas de una norma. Ciertamente, el derecho entendido como un conjunto de normas jurídicas
heterónomas, coercibles e irrenunciables, destinadas a asegurar la preponderancia del orden en la
sociedad, no debe ser objeto de prueba, sino de interpretación. Con todo, los derechos subjetivos que
nacen de la aplicación del conjunto de normas que conforman el derecho objetivo, sí podrían probarse,
sin hacer abstracción de alguno de los medios de prueba que las leyes adjetivas prevén para los
hechos.

Devis Echandla tratando de establecer algunas diferencias entre el objeto de la prueba y NECESIDAD o
TEMA DE PRUEBA dice: “Necesidad o tema de prueba tiene caracteres de exclusividad y significa lo
que en cada proceso debe de probarse, no basta decir que todo aquello que es susceptible de prueba,
es tema, de la mismas, es necesario individualizar y decir: en éste proceso debe de probarse esto, en
este otro aquello, y así particularizando lo que forma ingredientes del debate o cuestión voluntaria
planteada, por constituir el presupuesto de los efectos Jurídicos perseguidos por ambas partes, sin cuyo
conocimiento el Juez no puede decidir”.

Cuando hablamos de tema o necesidad de prueba, no decimos a quien le corresponde probar, no


contemplamos a la persona o parte que debe de suministrar prueba y por ello decimos que esta es una
noción objetiva y concreta, esto último porque recae sobre hechos determinados.

De suerte que en el tema de la prueba se seleccionan los hechos que interesan en cada proceso, es
algo así como una escogitación en la gama basta e ilimitada de lo que puede ser objeto de prueba.

Escogitar: Hallar o encontrar una cosa con el discurso y la meditación.


La parte mayoritaria de la doctrina ha coincidido en clasificar a las pruebas de la siguiente forma:

a) Originales y derivadas. Esta clasificación reside en la naturaleza de los documentos


presentados como prueba. La clasificación de pruebas en originales y derivadas, hace referencia
los documentos, según se trate del documento en que se haga constar el acto jurídico que hay
que probar, o de copias, testimonios o reproducciones del mismo. Una prueba original será, por
ejemplo, un documento que no ha sido reproducido. Una derivada, por su lado, lo será la que
suponga una reproducción de un documento original.

b) Preconstituidas y por constituir. Que las pruebas sean preconstituidas o por constituir depende
de que el proceso se haya o no se haya iniciado.

Las preconstituidas existen antes del inicio del proceso, tienen existencia jurídica antes del
litigio y con frecuencia son creadas en vista del litigio, aunque esta última circunstancia no es
esencial. Por ejemplo: Los contratos escritos, los títulos de créditos, los certificados de
depósitos, las actas del estado civil, etc., pero también participan de esta naturaleza, las
declaraciones de los testigos y la confesión judicial que se realizan en los procedimientos
preparatorios del juicio.

Las pruebas por constituir se producen una vez que aquél ya inició, y en el momento oportuno.
Son las que se elaboran durante el juicio, por ejemplo la pericial, la fama pública, equivalente a
voz pública, los dictámenes de los expertos, confesional y testimonial.

c) Directas e indirectas. Las directas le dan al juzgador acceso directo e inmediato a la prueba,
como ocurre en el caso de la inspección judicial. Por su lado, las indirectas con las que llegan a
la consideración del juzgador a través de otros medios, tales como el testimonio de un testigo
realizado en un acto preparatorio o una confesión.

d) Reales y personales. Las reales tienen como objeto una cosa, es decir, la suministran las cosas,
al contrario de las personales, cuyo objeto es la conducta de una persona, es decir, la
suministran las personas por medio de sus actividades.

e) Históricas y críticas. Las pruebas históricas suponen la representación objetiva del hecho que
se prueba, es decir, no implican que el juzgador efectúe alguna operación racional para
aprehender el objeto de la prueba, es decir, reproducen de algún modo el hecho que se trata de
probar.

En cambio, el ofrecimiento de una prueba crítica conduce al juzgador a inferir el hecho que se
prueba a partir de otros datos. Es decir, solo se llega al conocimiento de ese hecho, mediante
inducciones o inferencias.

Según Carnelutti son pruebas históricas, la confesional, la testimonial y la documental. Parece


que solo tienen el carácter de críticas la presuncional y la de peritos.
f) Plenas y semiplenas. Las plenas son indudables, es decir, tienen un valor probatorio absoluto,
mientras que las semiplenas su valor es relativo.

g) Útiles e inútiles. Las pruebas útiles son las que aluden a los hechos que se controvierten en el
proceso, mientras que las inútiles son las que no es preciso presentar, dado que su veracidad se
ha mostrado como evidente.

h) Pertinentes e Impertinentes. Pertinentes, son las que tienden a probar los hechos
controvertidos, mientras las impertinentes, no tienen ninguna relación con los hechos
controvertidos. El principio de economía procesal exige que solo se admitan las primeras.

i) Idóneas e Ineficaces: Las idóneas producen certeza sobre la existencia o inexistencia del hecho
controvertido, mientras que las ineficaces dejan en la duda esas cuestiones. Las primeras
pertenecen a la categoría de la prueba plena.

j) Concurrentes y Singulares: Las concurrentes solo tienen eficacia probatoria cuando están
asociadas con otras pruebas, tal como acontece en las de presunciones, las singulares
consideradas aisladamente producen certeza, por ejemplo, la confesión judicial, documentos,
inspección ocular.

k) Ilícita e ilegal: La prueba ilícita es la que se obtiene con vulneración de los derechos
fundamentales de las personas, entre ellos la dignidad, el debido proceso, la intimidad, la no
autoincriminación, la solidaridad íntima, y aquellas en cuya producción, práctica o aducción se
somete a las personas a torturas, tratos cueles, inhumanos o degradantes, sea cual fuere el
género o la especie de la prueba así obtenida. Es aquella que se encuentra afectada por una
conducta dolosa en cuanto a la forma de obtención, es decir, aquella que ha sido obtenida de
forma fraudulenta a través de una conducta ilícita.

La prueba ilegal se genera cuando en su producción, práctica o aducción se incumplen los


requisitos legales esenciales, caso en el cual debe ser excluida.

Medios de prueba
Los medios de prueba son los instrumentos que sirven para demostrar la certeza de los hechos
controvertidos en el proceso.

Hablar de medios de prueba responde al sentido concreto en que se puede entender a la prueba, es
decir, como actividad probatoria que se traduce en la puesta en práctica de diversos medios tendientes
a convencer al juzgador sobre la verdad de un hecho o un derecho alegado.

Los medios de prueba más utilizados durante la actividad procesal son los siguientes:

a) Prueba confesional. La confesión es el pronunciamiento que hace cualquiera de las partes en


relación con el reconocimiento o desconocimiento de hechos propios que se le imputan.

b) Prueba documental. Es el medio de demostración de un acto o de un hecho por medio de


documentos. Generalmente son los que más se apartan durante el desarrollo de la fase
probatoria. Son particularmente recomendables para probar dado que dejan una constancia
que en ciertas circunstancias no se les puede dar a las palabras. Además, su guardado y su
reproducción son sencillos. Los medios de prueba documental han sido divididos en públicos y
privados; los primeros son aquellos expedidos por una autoridad en ejercicio de sus funciones,
o bien, por un fedatario público, como son los notarios y los corredores públicos; por su lado,
los privados son los extendidos por particulares, sin la intervención de algún funcionario público
o persona investida con fe pública.

c) Prueba pericial. Es el medio de acreditamiento que proponen las partes o el propio juzgador y
que se desarrolla mediante la intervención de peritos. El peritaje consiste en un dictamen
rendido por personas con especialización en una ciencia o un oficio determinados. En efecto,
esta prueba depende exclusivamente de las investigaciones llevadas a cabo por personas que,
probadamente, han alcanzado el grado de expertos en ciertas ramas del saber. Desde luego, la
ley establece requisitos específicos para que a una persona se le reconozca el carácter de
perito.

d) Prueba de inspección judicial. Es la comprobación directa que lleva a cabo el Juez al que
corresponda verificar hechos o circunstancias de un juicio, para dar fe de su existencia, así
como de las personas, cosas o lugares que deban ser examinados. Se reduce, normalmente, a la
visita a un lugar determinado, para cerciorarse in situ de que la existencia de ciertas personas o
ciertas cosas es verídica.

e) Prueba testimonial. Es la que se rinde con la intervención de testigos. Los testigos son las
personas que tienen conocimiento de los hechos que las partes desean probar. La declaración
de éstos recibe el nombre de testimonio, y versa sobre hechos presenciados directa o
indirectamente, ya sea porque los hechos les constan personalmente por haberlos presenciado,
visto u oído, o bien, porque saben de ellos por haberlos oído de otras personas, caso en el que
se les conoce como testigos de oídas.

f) Prueba presuncional. Derivada del latín præsumptio, -onis, la palabra presunción cuenta con
una serie de acepciones eminentemente jurídicas; en un primer momento significa "acción y
efecto de probar", pero también alude a "cosa que por ministerio de la ley se tiene como
verdad". Legalmente también existe una definición, ofrecida por el artículo 379 del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal: "Presunción es la consecuencia que la ley o el
juzgador deducen de un hecho conocido para indagar la existencia o necesidad de otro
desconocido". A su vez, el contenido de este precepto da pie para distinguir entre presunciones
legales y humanas. Las legales, como su nombre lo indica, son las que la ley prevé
expresamente, y pueden ser iuris tantum, o sea, que admiten prueba en contrario, o iuris et de
iure, que son las que no admiten prueba en contrario. En cuanto a la humana, es la
consecuencia que el Juez deduce del hecho.

TERMINACIÓN DEL PROCESO

Sentencia

El origen de la palabra sentencia es latino –sententia–, y puede significar tanto "dictamen o parecer
que uno tiene o sigue" como "declaración del juicio y resolución del Juez." En el terreno forense, la
sentencia es el acto procesal emitido por el juzgador, que decide la cuestión de fondo que produjo el
desarrollo del proceso, así como las cuestiones incidentales que se resolvieron para su dictado.

La sentencia es la forma normal en que terminan los procesos. Su pronunciamiento queda a cargo del
juzgador que haya conocido del proceso. Un sector de la doctrina ha opinado, no sin acierto, que la
sentencia puede ser considerada desde dos puntos de vista: como un acto jurídico procesal y como un
documento. Con arreglo a la definición proporcionada, el acto jurídico procesal es la decisión del fondo
del asunto litigioso, en tanto que el documento es "la pieza escrita, emanada del tribunal, que contiene
el texto de la decisión emitida."

Al respecto, el Código Federal de Procedimientos Civiles establece los requisitos que deben cumplir las
sentencias:
"Artículo 219. En los casos en que no haya prevención especial de la ley, las resoluciones judiciales sólo
expresarán el tribunal que las dicte, el lugar, la fecha y sus fundamentos legales, con la mayor
brevedad, y la determinación judicial, y se firmarán por el Juez, Magistrados o Ministros que las
pronuncien, siendo autorizadas, en todo caso, por el secretario."

"Artículo 222. Las sentencias contendrán, además de los requisitos comunes a toda resolución judicial,
una relación sucinta de las cuestiones planteadas y de las pruebas rendidas, así como las
consideraciones jurídicas aplicables, tanto legales como doctrinarias, comprendiendo, en ellas, los
motivos para hacer o no condenación en costas, y terminarán resolviendo, con toda precisión, los
puntos sujetos a la consideración del tribunal, y fijando, en su caso, el plazo dentro del cual deben
cumplirse."

"Artículo 348. Al pronunciarse la sentencia, se estudiarán previamente las excepciones que no


destruyan la acción, y, si alguna de éstas se declara procedente, se abstendrán los tribunales de entrar
al fondo del negocio, dejando a salvo los derechos del actor. Si dichas excepciones no se declaran
procedentes, se decidirá sobre el fondo del negocio, condenando o absolviendo, en todo o en parte,
según el resultado de la valuación de las pruebas que haga el tribunal."

"Artículo 349. La sentencia se ocupará exclusivamente de las personas, cosas, acciones y excepciones
que hayan sido materia del juicio.

"Basta con que una excepción sea de mero derecho o resulte probada de las constancias de autos, para
que se tome en cuenta al decidir."

Artículo 350. Cuando el actor no pruebe su acción, será absuelto el demandado."

Artículo 351. Salvo el caso del artículo 77, no podrán los tribunales, bajo ningún pretexto, aplazar,
dilatar, omitir ni negar la resolución de las cuestiones que hayan sido discutidas en el juicio."

Artículo 352. Cuando hayan sido varios los puntos litigiosos, se hará, con la debida separación, la
declaración correspondiente a cada uno de ellos."

Artículo 353. Cuando hubiere condena de frutos, intereses, daños o perjuicios, se fijará su importe en
cantidad líquida, o, por lo menos, se establecerán las bases con arreglo a las cuales deba hacerse la
liquidación, cuando no sean el objeto principal del juicio."

Por su parte, el artículo 81 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal establece:
"Todas las resoluciones sean decretos de trámite, autos provisionales, definitivos o preparatorios o
sentencias interlocutorias, deben ser claras, precisas y congruentes con las promociones de las partes,
resolviendo sobre todo lo que éstas hayan pedido. Cuando el tribunal sea omiso en resolver todas las
peticiones planteadas por el promovente, de oficio o a simple instancia verbal del interesado, deberá
dar nueva cuenta y resolver las cuestiones omitidas dentro del día siguiente. Las sentencias definitivas
también deben ser claras, precisas y congruentes con las demandas y las contestaciones y con las
demás pretensiones deducidas oportunamente en el pleito, condenando o absolviendo al demandado,
y decidiendo todos los puntos litigiosos que hayan sido objeto del debate. Cuando éstos hubieren sido
varios, se hará el pronunciamiento correspondiente a cada uno de ellos."

Más allá de la claridad terminológica, las sentencias deben ser fieles al principio de congruencia. Esto
quiere decir que, al sentenciar, el juzgador no debe dar al actor más de lo que éste haya pedido, ni
resolver cuestiones no incluidas en la litis ni, por último, tomar en cuenta a personas que no hayan
figurado en el proceso.

Es tan importante este principio, que en el evento de que una sentencia sea impugnada, el titular del
órgano jurisdiccional revisor cuenta con la facultad de corregir de oficio los errores de congruencia
que llegue a encontrar en la sentencia recurrida.

Es importante mencionar que los juicios laborales y los arbitrales no concluyen con una sentencia, sino
con un laudo. El laudo arbitral es la resolución dictada por un árbitro designado de común acuerdo por
las partes, inspirado en el principio de equidad. Por su parte, laudo laboral es la resolución de equidad
pronunciada por los representantes de las Juntas de Conciliación y Arbitraje, al decidir sobre el fondo
de un conflicto de trabajo, y que se ajusta, en cuanto a su forma, a lo dispuesto por los artículos 840 a
844 de la Ley Federal del Trabajo.

TEORÍA DE LA IMPUGNACIÓN

La palabra impugnación se originó del latín impugnatio, -onis, y significa acción o efecto de impugnar.

A su vez, impugnar proviene del latín impugnare e implica "combatir, contradecir, refutar."

La teoría de la impugnación involucra el estudio del conjunto de instrumentos jurídico-procesales de


que una parte puede hacer uso, con el fin de que la sentencia que se dictó en un proceso, sea
revisada, generalmente, por un juzgador con jerarquía superior a la del que la dictó, para efectos de
que dicha sentencia sea confirmada, modificada, revocada o anulada.
La impugnación existe porque, como todo ser humano es falible, no sería arriesgado creer que un
juzgador podría cometer una equivocación al momento de resolver un asunto. Entonces, el particular
inconforme con el fallo lo puede recurrir, ante el propio juzgador que lo dictó o ante otro,
generalmente de mayor jerarquía; esto último depende del tipo de recurso que se interponga.

Los medios de impugnación pueden clasificarse de diversas formas, entre ellas, en procesales y extra
procesales o extraordinarias. Los primeros forman parte del proceso y entre ellos encontramos la
apelación, la apelación extraordinaria, la revocación y la queja.

Los medios de impugnación extra procesales o autónomos, como su nombre lo indica, constituyen
procesos por completo independientes del juicio primario. El ejemplo fundamental de este tipo de
medios de impugnación es el juicio de amparo.

EJECUCIÓN PROCESAL

La raíz de la palabra ejecución es latina: exsecutio, -onis, y significa acción y efecto de ejecutar. A su vez,
ejecutar tiene su origen en el latín exsecutus (consumar, cumplir), y quiere decir "poner por obra una
cosa", así como "reclamar una deuda por vía o procedimiento ejecutivo".

Nada más cierto para el derecho procesal, donde la ejecución puede ser entendida como el conjunto
de medios que, normalmente a instancia de parte, pone en marcha el titular de un órgano
jurisdiccional para que la parte vencida por una sentencia condenatoria cumpla lo mandado por
ésta.

Hay ocasiones en las que el cumplimiento de una sentencia no se da de manera espontánea.

La parte que resultó vencida en el proceso puede adoptar la actitud de no querer satisfacer las
pretensiones de su contraparte, en evidente desacato a lo estipulado por la sentencia. Entonces, no es
posible que el actor se encargue por su cuenta de que la otra parte satisfaga sus pretensiones, pues
hay que tener en mente lo dispuesto por el artículo 17 constitucional: "Ninguna persona podrá hacerse
justicia por sí misma, ni ejercer violencia para reclamar su derecho". Será el juzgador quien, en
ejercicio del imperio de que ha sido investido por el Estado, proveerá en orden a que esa parte rebelde
cumpla.

La ejecución se da a través de dos momentos distintos: en primer lugar, por la vía de apremio y, en
segundo, por el juicio ejecutivo. La ejecución forzosa puede adoptar cualquiera de estas dos formas. La
vía de apremio no es otra cosa que una providencia dictada por el Juez, para efectos de que se
cumplan las determinaciones que él mismo ha dictado durante el proceso. Por su parte, el juicio
ejecutivo es un verdadero proceso que se instaura para garantizar el pago de aquello que el actor
solicitó desde el principio. La vía de apremio antecede al juicio ejecutivo.

En el Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, las reglas para la procedencia de la vía
de apremio se encuentran establecidas en los artículos 500 a 530. Es de resaltar lo dispuesto por el
artículo 500, donde se da a entender que, en el caso de la ejecución de una sentencia o de un convenio
celebrado en juicio, la vía de apremio debe instarse por la parte interesada.

Asimismo, el artículo 501 indica que, en el caso de las sentencias que hayan causado ejecutoria, el Juez
que la ejecute será el que haya conocido del proceso en primera instancia.

Al pedirse la ejecución de una sentencia, el Juez le da al deudor un plazo improrrogable de cinco días
para que la cumpla; si, terminado el plazo, no se ha cumplido la sentencia, procede el embargo de los
bienes del deudor. Embargar los bienes del deudor ha sido una práctica por la que antiguos
procedimientos han quedado en el pasado; hubo épocas en las que la parte actora podía disponer de la
libertad e incluso de la vida de su deudor, con tal de cobrarse. Hoy, no obstante, y de conformidad con
lo dispuesto por el párrafo último del artículo 17 constitucional "Nadie puede ser aprisionado por
deudas de carácter puramente civil"–, las leyes procesales establecen que puede recurrirse a embargar
los bienes del deudor, en lugar de aprisionar a éste. Más todavía, la propia ley procesal prevé que son
inembargables determinados bienes que subsistencia del deudor.

El embargo es un procedimiento, sujeto a reglas específicas. Como ejemplo encontramos el capítulo VI


del Código Federal de Procedimientos Civiles.

Los bienes embargados se rematan en varias subastas, de conformidad con las reglas establecidas por
los artículos 469 a 503 del mismo código, y el producto de la venta se utiliza para pagar al actor.

Cabe señalar que no todas las sentencias implican una ejecución, como ocurre en el caso de las
sentencias declarativas.

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