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Eje hipotálamo-hipofisario
Hipotálamo. Hormonas
Prolactina
Gonadotropinas
Oxitocina
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EJE HIPOTÁLAMO-HIPOFISARIO
HIPOTÁLAMO. HORMONAS
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ponen en contacto con los distintos tipos de células de la adenohipófisis para
facilitar o inhibir su función secretora.
Cuando aumentan los niveles de las hormonas secretadas por las glándulas diana,
entonces disminuye la actividad de las células adenohipofisarias corticotropas,
tirotropas y gonadotropas, mediante un sistema de retroalimentación negativo,
que constituye un modo de regulación de la secreción hormonal.
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Se establece, pues, un eje de actividad hormonal: el hipotálamo actúa sobre la
adenohipófisis, la adenohipófisis actúa sobre las glándulas diana y los productos
hormonales producidos por éstas actúan, a su vez, sobre el hipotálamo y la
adenohipófisis para regular su acción.
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que, a su vez, secretan más matriz cartilaginosa. Parte de este cartílago se
convierte en tejido óseo lo que permite el crecimiento en longitud del hueso. Se
han identificado dos factores IGF: IFG-1 e IGF-2. El IGF-1 sería más importante en
el período de crecimiento desde los 3 años hasta el final de la adolescencia
mientras que el IFG-2 tendría más importancia durante el período fetal y neonatal.
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seriados. En el plasma, alrededor de un 70% de las moléculas de GH están unidas a
diversas proteínas, incluyendo una proteína específica fijadora de GH. VER
Fuente: Thibodeau GA, Patton KT. Estructura y Función del cuerpo humano. 10ª ed. Madrid:
Harcourt Brace; 1998. p. 199.
PROLACTINA (PRL)
En las mujeres se desarrolla una glándula mamaria o mama en cada lado, por encima
del músculo pectoral mayor, en la cara anterior del tórax. Cada mama está
compuesta por 12 - 20 lóbulos diferenciados y cada lóbulo tiene su propio sistema de
conductos galactóforos muy ramificados, con salida independiente al exterior por el
pezón. El sistema de conductos en cada lóbulo, está rodeado por tejido adiposo
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conteniendo tabiques de tejido conjuntivo denso que se adhieren a la piel por su parte
externa y a la fascia que recubre el músculo pectoral mayor, por su parte profunda. El
crecimiento y la actividad de las mamas femeninas son completamente dependientes
de las hormonas.
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transportan a lo largo de sus axones hasta las terminales axonales situadas en la
neurohipófisis, necesitando varios días para llegar a la glándula. Es decir que la
neurohipófisis almacena y libera hormonas, pero no las sintetiza. Estas hormonas
son la vasopresina u hormona antidiurética (ADH) y la oxitocina.
OXITOCINA
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1 célula nerviosa hipotalámica
2 adenohipófisis
3 neurohipófisis
4 hueso
hormona del crecimiento (GH)
5 corteza adrenal
hormona adrenocorticotrópica (ACTH)
6 tiroides
hormona estimulante del tiroides (TSH)
7 testículo
hormonas gonadotrópicas (FSH y LH)
8 ovario
hormonas gonadotrópicas (FSH y LH)
9 piel
hormona estimulante de los melanocitos
(MSH)
10 glándulas mamarias
Prolactina (PRL)
11 glándulas mamarias
oxitocina (OT)
12 músculo liso del útero
Oxitocina (OT)
13 túbulos renales
mormona antidiurética (ADH)
Fuente: Thibodeau GA, Patton KT. Estructura y Función del cuerpo humano. 10ª ed. Madrid:
Harcourt Brace; 1998. p. 199.
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El efecto vasoconstrictor es importante como protector durante hemorragias o
deshidrataciones agudas. La vasopresina interviene también estimulando la
liberación de ACTH por la adenohipófisis y en el control de la sensación de sed.
Cuando los líquidos del organismo están concentrados, por ejemplo en el caso de
una hemorragia o de una deshidratación, se produce un estímulo de los
osmorreceptores localizados en el hipotálamo, que detectan el grado de
concentración de los líquidos extracelulares. Se activan entonces las neuronas
hipotalámicas productoras de ADH que transmiten los potenciales nerviosos a sus
axones y provocan la liberación de la hormona en las terminales axonales situadas
en la neurohipófisis, con lo que la hormona pasa al torrente circulatorio. Como
consecuencia una gran parte del agua es recuperada desde el líquido tubular distal
hacia el interior del organismo lo que diluye los líquidos extracelulares
recuperándose la composición osmótica normal. El factor regulador principal de la
secreción de ADH es, por tanto, la osmolaridad de los líquidos extracelulares.
Pero también hay otros factores que estimulan la liberación de ADH como son el
dolor, la ansiedad, la nicotina y diversos fármacos (como la morfina, los
tranquilizantes y otros). Cualquiera de ellos puede provocar una retención de agua
en el organismo que es observable en muchos estados emocionales alterados o
como resultado de algún tratamiento farmacológico, y que termina con la diuresis
que se produce al finalizar ese estado. El alcohol, por el contrario, inhibe la
secreción de ADH, de ahí su efecto diurético, y la consiguiente deshidratación
puede causar tanto sed como la cefalea típica de la resaca.
Fuente: Thibodeau GA, Patton KT. Estructura y Función del cuerpo humano. 10ª ed. Madrid:
Harcourt Brace; 1998. p. 199.
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