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LA PROYECCIÓN DIVINA CON EL SER HUMANO

La Biblia presenta una proyección de cambios en el ser humano en cuanto a su relación con
Dios. El hombre puede pasar por la gracia de Dios, de Incrédulo o muerto en sus delitos y
pecados a ser Creyente o nacido de nuevo; de Niño en Cristo a ser Maduro en Cristo; de ser
Carnal a ser espiritual. Cristo es anunciado a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a
todo hombre, Col. 1:28, y se requiere de los creyentes que sean sanos en la fe Tito 1:12-13.
En ese proceso Dios usa muchos instrumentos para cumplir lo trazado para su iglesia.

I. El papel de la Palabra de Dios


A. Por su carácter o naturaleza, Heb. 4:12
B. Por la abundancia en el creyente, Col. 3:16
C. Por su utilidad y finalidad, 1 Tm. 3:15-17
D. Como alimento espiritual
1. Para niños en edad en Cristo (recién convertidos), 1 Pd. 2:2; Heb. 5:13 “inexpertos
en la palabra de justicia”
2. Para niños en su desarrollo en Cristo (viejos niños, carnales), Cor. 3:1-3; Heb. 5:11-
13
3. Para Maduros y espirituales, 1 Cor. 2:6; 3:1-3; Heb. 5:14

II. El papel de los líderes


A. Como Dones dados por Cristo a su cuerpo, para perfeccionar a los santos. Efe 4:11-16;
1:24-29 (trabajan enseñando, amonestando, presidiendo, etc.)
B. Como modelos en la meta trazada por Dios. Filp. 3:12 (Ellos mismos se proyectan a la
perfección)
C. Como intercesores, Oran por la perfección de los creyentes. 2 Cor. 13:9; Col. 4:12
D. Como Colaboradores de Dios, Hablan lo que está de acuerdo con la sana doctrina lo
cual está relacionado con la sana conducta Tito 2:1
E. Como dependientes de Dios y las armas divinas, 2 Cor. 10:3-6

III. El papel de los creyentes espirituales, Gál. 6:1

IV. El papel de la ayuda mutua entre creyentes, Rom. 15:14; Ef. 4:16

V. El papel de las pruebas, 1 Pd. 1:6-7; 5:10; Stg. 1:4

VI. El papel del creyente hacia sí mismo


A. Al presentar su cuerpo a Dios, no conformarse al mundo y transformarse por la
renovación de su entendimiento, Rom. 12:1-2
B. Al reconocer su debilidad, 2 Cor. 12:8-10
C. Al reconocer que no hay que estancarse sino seguir adelante en la vida cristiana, Heb.
6:1-2
D. Al reconocer lo que debe dejar en su carrera como creyente, Heb. 12:1
EL CARÁCTER ESPIRITUAL

El cómo efectuar lo que es bueno es un problema que afronta todo cristiano serio, y mientras
muchos predicadores están exhortando a sus congregaciones que deben ser buenos,
prácticamente ninguno está diciéndoles cómo serlo.
Hay dos aspectos de la verdad de la vida cristiana en el creyente; una está relacionada con la
verdad posicional y la otra con la verdad de la vida practica. Nosotros podemos tener todo el
cuerpo fundamental de la verdad posicional o de la doctrina en nuestro conocimiento (mente),
pero eso no garantiza que la verdad de la vida que tiene que ver con la manifestación externa
de lo que es cierto y evidente en la esfera de la verdad posicional sea una realidad en nosotros
también.
Con la recepción de la naturaleza divina que le es impartida por la regeneración, el cristiano se
convierte en un ser complejo, poseyendo dos naturalezas opuestas, dentro de él, se libra un
gran conflicto espiritual, y a menos que la naturaleza pecaminosa sea controlada por algo
superior a la capacidad humana, se hará sentir procurando deshonrar a Dios. El conflicto debe
transferirse al Espíritu Santo con fidelidad constante e inflexible. Para obtener la victoria, el
creyente debe mantener una actitud de fe a objeto de poder ser salvo del poder reinante del
pecado, del mismo modo en que fue salvo de la culpa y la pena del pecado por un acto de fe.

I. REALIDAD DE UNA RESPONSABILIDAD MORAL (HOMBRE SER MORAL)


El problema de una conducta correcta siempre ha existido y es alimentado por la conciencia
particular y/o colectiva.
La mayoría de las personas creen que por sus obras se levantan o caen ante Dios y las
demás personas. Tener una conducta digna es un principio que rige en todo círculo social, en
el hogar, en las instituciones educativas, en la iglesia, en la sociedad en general. Los buenos
reciben la honra y los malos son disciplinados. Se desarrolla un sistema de demanda de
cumplimiento de las normas y las personas para sentirse bien y aceptadas por Dios y los
demás cumplen. Cuando se presentan las injusticias de parte de las autoridades que
demandan el cumplimiento de las normas, aparece la rebeldía, -¡pero si yo cumplí!-.
Es natural que un individuo que desde la niñez ha estado sujeto a éstos principios de
dignidad personal llegue a la conclusión de que la relación del hombre con Dios es también
una relación de méritos, e intente por sus propios métodos agradar a Dios.

II. IMPOSIBILIDAD DEL HOMBRE DE VIVIR LA VIDA CRISTIANA POR LA CARNE O


ESFUERZO HUMANO (ROM. 8:7-8)
Intentar ser bueno a fin de ser aceptados ante Dios, es sin esperanza, legalista, y los
resultados que hemos obtenido nos muestran que es débil como la carne en la que nos
apoyamos para hacerlo. Los requerimientos sobrehumanos que descansan sobre el cristiano
demandan el poder sobrenatural del Espíritu Santo, cualquier intento de vivir las normas
celestiales dependiendo de nuestros recursos humanos, será una desilusión aún cuando sea
motivado por la sinceridad o un buen corazón. El controlar la naturaleza adámica no está
dentro de la voluntad humana, aún cuando ésta sea fortificada con las mejores intenciones.
El esfuerzo propio por realizar los altos ideales divinos, es ineficaz. Así el cristiano con
extrema pena debería exclamar como el apóstol Pablo “¡Miserable hombre de mí!, ¿Quién
me librará de este cuerpo de muerte?”, Rom. 7:24. Mediante una horrible figura muy
significativa el apóstol compara su naturaleza caída con un cadáver a él atado que debe
llevar a donde quiera que vaya.

III. SOLUCIÓN DIVINA (PROVISIÓN DIVINA PARA VIVIR LA VIDA CRISTIANA, SER
ESPIRITUAL), ROM. 8:2 LA LEY DEL ESPÍRITU DE VIDA EN CRISTO.
La vida cristiana tiene demandas sobrehumanas, por tanto la habilidad para cumplirlas debe
ser sobrenatural, por eso se nos dio el Espíritu Santo, la responsabilidad del creyente debe
pasar de luchar en la carne por agradar a Dios, a una dependencia del Espíritu que mora en
él.
El método de vida cristiana provisto por Dios (“Por la fe”) está enteramente en contra del
poder humano. Hebreos 10:38 (si alguna vez se retrae no está complaciendo mi alma)
El creyente debe adaptarse a la presencia del Espíritu Santo en su vida y mantener una
relación de dependencia de él sin interrupción. Es esto lo que lleva al creyente a lograr cosas
en la vida diaria y en el servicio cristiano de acuerdo a Dios, por confiar en otro (E.S.) en vez
de confiar en la energía de la carne.
Los términos que presentan las Escrituras en cuanto a la relación del creyente con el Espíritu
Santo indican que el creyente debe ponerse día tras día en una relación correcta con Él.
- Romanos 8:4 … Que no ANDAMOS CONFORME a la carne, sino CONFORME AL
ESPÍRITU
- Romanos 8:5 … Los que SON DEL ESPÍRITU, PIENSAN EN LAS COSAS DEL
ESPÍRITU
- Romanos 8:6 … el OCUPARSE DEL ESPÍRITU es vida y paz (la manera de pensar de..)
- Romanos 8:9 … vosotros no VIVIS según la carne, sino SEGÚN EL ESPÍRITU, si es
que el ESPÍRITU MORA EN VOSOTROS. Y si alguno no TIENE EL ESPÍRITU DE
CRISTO no es de Él.
- Romanos 8:10 Y si el ESPÍRITU del que levantó de los muerto a Jesús MORA EN
VOSOTROS, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros
cuerpos mortales por su ESPÍRITU QUE MORA EN VOSOTROS
- Romanos 8:13 … mas si POR EL ESPÍRITU HACÉIS MORIR las obras de la carne,
viviréis
- Romanos 8:14 … los que SON GUIADOS POR EL ESPÍRITU DE DIOS, éstos son hijos
de Dios
- Romanos 8:15 … habéis recibido EL ESPÍRITU DE ADOPCIÓN, por el cual clamamos
¡Abba, Padre!
- Romanos 8:16 EL ESPÍRITU mismo DA TESTIMONIO a nuestro espíritu
- Romanos 8:23 … que tenemos LAS PRIMICIAS DEL ESPÍRITU… también gemimos
- Romanos 8:26 … EL ESPÍRITU NOS AYUDA en nuestra debilidad… pero EL ESPÍRITU
mismo INTERCEDE por nosotros.
- Gálatas 5:16 digo pues, ANDAD EN EL ESPÍRITU
- Gálatas 5:18 pero si sois GUIADOS POR EL ESPÍRITU
- Gálatas 5:25 si VIVIMOS POR EL ESPÍRITU, ANDEMOS también POR EL ESPÍRITU
- Efesios 5:18 … antes bien SED LLENOS DEL ESPÍRITU
El ser espiritual abarca dos esferas, una negativa que se enfoca en la liberación del poder de
los enemigos del creyente (el mundo, la carne y Satanás), y una positiva que se enfoca en la
manifestación de la gracia divina, la demostración de las virtudes o poder del Espíritu Santo.

La vida espiritual o llena del Espíritu Santo es una realización en la actual experiencia de lo que
se ha poseído desde el momento en que uno es salvo.

El ser lleno del Espíritu Santo no es el haber logrado alguna concesión extraordinaria de parte
de Dios; es ser capacitado normalmente para cumplir la voluntad de Dios en la esfera de lo que
divinamente es determinado para cada creyente.

Ser lleno del Espíritu Santo es tenerlo cumpliendo en nosotros todo lo que Dios se proponía que
Él hiciera cuando lo puso allí. El ser lleno no es asunto de tener más del Espíritu Santo; es más
bien cuestión de que Él tenga más de los cristianos. El Espíritu Santo puede tener control de
todo en el creyente y así poder manifestar en él la vida y el carácter de Cristo. Una persona
espiritual, entonces, es uno que experimenta el propósito y plan de Dios en la vida diaria por el
poder del Espíritu que lo habita. El carácter de esa vida será tal como el manifestar a Cristo.

Espiritualmente no puede ser propiamente definido como la conformidad a un conjunto de


reglas; es comunión, cooperación y sumisión a una persona soberana. El principio de reglas
puede fácilmente llegar a ser un mayor obstáculo para la vida espiritual. Dios indica en su
Palabra esa manera particular de vida que vuelve espiritual a un creyente, y Dios reconoce las
limitaciones de comprensión del creyente.

El plan divino para la vida cotidiana del creyente incluye el método por el cual debe vivir. Dos
procedimientos son posibles, o dependencia de su propia capacidad o dependencia del poder
del Espíritu que mora en él. Estos dos métodos son eternamente incompatibles (Gál 5:17).
Cualquier intento de combinarlos fracasará rotundamente. La obra del Espíritu Santo es
comunicar poder al creyente, no solo en cuanto a escoger una manera inteligente de vida que
procure establecer la unión con Cristo, sino más bien, entender la necesidad de mantener la
comunión con él, nunca intentando otras reglas de vida que las que han sido señaladas a los
ciudadanos del cielo; y también es hacer frente a las vicisitudes de la vida diaria al
encomendarle todo a Él conscientes de la incapacidad humana y de su infinito poder. Así se
exhibe la verdad fundamental que el “método de vida de fe”, está enteramente en contra del
poder humano, ya que es el único que asegura y efectúa el poder y las realizaciones del
Espíritu.

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