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Socialismo utópico

Socialismo utópico se dice de las teorías socialistas que, a diferencia de la teoría del socialismo
científico de Marx, trazan amplios planes universales de reconstrucción de la sociedad al margen de
la vida real de ésta y de la lucha de clases. Los socialistas utópicos fundamentaban sus planes
socialistas de una manera puramente idealista, sin comprender el papel primario de las condiciones
de la vida material de la sociedad en el desarrollo histórico. A principios del siglo XIX, fueron grandes
socialistas utópicos Claudio Enrique Saint Simón (ver), Carlos Fourier (ver) y Roberto Owen. El
socialismo utópico nació en la época en que la lucha de clases del proletariado aún no se hallaba
suficientemente desarrollada. “Todos los socialistas fundadores de sectas pertenecen a un período
en que ni la clase obrera estaba todavía suficientemente instruida y organizada por el curso del
desarrollo de la propia sociedad capitalista, para intervenir históricamente como personaje actuante
en la escena mundial, ni las condiciones materiales de su liberación estaban suficientemente
maduras en el seno del propio mundo viejo. La miseria de la clase obrera existía, pero las condiciones
para su movimiento propio aún no” (Marx). Por eso, la prédica socialista adoptaba inevitablemente
un carácter utópico, es decir, visionario, irreal. El socialismo utópico criticaba profunda y
brillantemente las contradicciones del capitalismo, tratando de convencer de la necesidad de su
sustitución por el socialismo, preveía la destrucción de los contrastes entre la ciudad y el campo, la
supresión de la propiedad privada, &c. Sin embargo, “no sabía explicar la esencia de la esclavitud
asalariada bajo el capitalismo, ni descubrir las leyes de su desarrollo, ni encontrar aquella fuerza
social capaz de convertirse en la creadora de la nueva sociedad” (Lenin). Los utopistas veían en el
proletariado sólo una masa oprimida a la que hay que compadecer y ayudar, pero no la gran fuerza
histórica, única capaz por su lucha de asegurar la encarnación de las ideas socialistas en la vida.
Sólo Marx y Engels convirtieron el socialismo de una utopía en una ciencia; pusieron de manifiesto
que el socialismo no es una invención de soñadores, de utopistas, sino el resultado necesario del
desarrollo de la sociedad capitalista y de la lucha de clases del proletariado, cuya tarea histórica
constituye la destrucción del capitalismo y la construcción del socialismo

Socialismo utópico

Conjunto de doctrinas socialistas que, a diferencia de la teoría del socialismo científico creada por
Marx y Engels, elaboraban planes vastos y universales de reconstrucción social, sin tener en cuenta
la vida real de la sociedad ni la lucha de clases. Los argumentos que sostenían los socialistas
utópicos en apoyo de sus ideales eran puramente idealistas, e ignoraban el papel primordial de
las condiciones de vida material de la sociedad (ver) en el desarrollo histórico. Habiendo aparecido
en la época de la desagregación del feudalismo, el socialismo utópico se halla ligado a los
movimientos revolucionarios. Fundado por Thomas Moro (ver), es ilustrado posteriormente por el
notorio utopista Campanella (ver). Durante el siglo XVIII, las doctrinas utópicas se multiplican
(Morelly, ver; Meslier, ver; Mably, ver). Los grandes socialistas utopistas Saint-Simon (ver),
Charles Fourier (ver) y Robert Owen (ver) pertenecen a los comienzos del siglo XIX.
El socialismo utópico surgió en la época en que la lucha de clases del proletariado se hallaba
todavía poco desarrollada. “Todos los socialistas, fundadores de sectas”, escribía Marx, “pertenecen
al período en que la clase obrera no estaba lo bastante educada y organizada por el desarrollo de la
propia sociedad capitalista, como para intervenir en la arena mundial y desempeñar allí el papel de
personaje histórico; y en que, por otra parte, las condiciones materiales de su emancipación no
estaban lo suficientemente maduras en el seno del viejo mundo. La miseria de la clase obrera era
un hecho; pero las condiciones de su propia actividad política, de su propio movimiento, no existían
todavía” (Archivo Marx/Engels, Ed. rusa). Por consiguiente, la propaganda del socialismo tenía
necesariamente un carácter utópico, ineficaz. A pesar de esta particularidad, el socialismo primitivo
desempeñó un papel considerable en el desarrollo del pensamiento social progresivo. El socialismo
utópico de Saint-Simon, Fourier y Owen, constituyó una de las fuentes teóricas del socialismo
científico. Engels hizo notar que el socialismo científico reposa sobre los hombros de esos socialistas
utópicos, a quienes califica, no obstante el utopismo de sus teorías, como las más grandes
inteligencias de todos los tiempos. El socialismo utópico hizo una crítica incisiva de las
contradicciones del capitalismo, demostró que había que reemplazarlo por el socialismo, previó la
supresión de la oposición entre la ciudad y el campo así como la de la propiedad privada, &c. Sin
embargo, los socialistas utópicos eran incapaces de explicar la naturaleza del modo de producción
capitalista y las condiciones objetivas que condujeran a la victoria del socialismo. No distinguían la
clase destinada a crear la sociedad nueva. A sus ojos, el proletariado no era la gran fuerza histórica,
la única fuerza capaz de encaminar, por medio de la lucha, las ideas socialistas, sino una masa
oprimida necesitada de ayuda y digna de compasión. Los utopistas “...querían crear la felicidad en
la tierra mediante leyes y declaraciones, sin el concurso del pueblo (de los obreros)” (Stalin, Obras, t.
I, p. 10, Ed. esp., Moscú, 1953). Por eso, el proletariado no prestaba oídos a sus teorías, y en las
masas maduraba la gran idea de que la liberación de la clase obrera no puede ser sino la obra de
esa clase misma.

Socialismo utópico

Etapa precientífica en el desarrollo de la doctrina sobre la sociedad basada en la comunidad de


posesión, el trabajo obligatorio para todos y la distribución equitativa de los bienes. El término
“utopía” como designación de una sociedad ideal, lo usó por primera vez Moro, que llamó así a una
isla imaginaria, en la que fue creada una sociedad ideal. Posteriormente se lo empezó a emplear
para caracterizar los regímenes sociales imaginarios e irrealizables. Criticando el régimen existente
basado en la propiedad privada, presentando cuadros del futuro régimen ideal e intentando
fundamentar teóricamente la necesidad de la propiedad social, los socialistas utópicos expusieron
no pocas ideas y atisbos geniales. Por eso, precisamente, el socialismo utópico, lo mismo que la
economía política inglesa y la filosofía clásica alemana, es una de las fuentes ideológicas del
socialismo científico. La condena de la propiedad privada y los elogios a la comunidad de bienes
figuran ya en las obras de algunos escritores de la Grecia y Roma antigua y de los “herejes”
medievales, en los programas de algunas insurrecciones campesinas de la época del feudalismo y
en las concepciones de los ideólogos campesinos, constituyendo esto una reacción natural a la
desigualdad y a la explotación del hombre por el hombre en la sociedad antagónica. A medida del
surgimiento y desarrollo del capitalismo y de la formación de los predecesores del proletariado, el
socialismo utópico adquiere cada vez más rasgos de realismo histórico, se hace más complejo como
teoría y se ramifica; formando diversas escuelas y corrientes. El desarrollo sistemático del socialismo
utópico empieza en el período del nacimiento del capitalismo, en la época del Renacimiento y de
la Reforma (J. Hus en Bohemia, Münzer en Alemania, Moro en Inglaterra, Campanella en Italia,
&c.). Sigue desarrollándose en el período de las revoluciones burguesas en Europa, constituyendo
a la sazón la ideología de los predecesores del proletariado (Mellier, Mably, Morelli, el babuvismo en
Francia, Lilburne y Winstanley en Inglaterra). El socialismo utópico alcanzó su apogeo en el período
de desarrollo vertiginoso del capitalismo, cuando las ilusiones de los ideólogos de las revoluciones
burguesas se disiparon, y las contradicciones de la sociedad capitalista se hacían cada vez más
evidentes (Saint-Simon y Fourier en Francia, Owen en Inglaterra). Pero ningún socialista utópico
pudo ocupar las posiciones materialistas en la comprensión de la historia y mostrar la fuerza real de
la transformación socialista de la sociedad. Se añadieron a ello la incomprensión de las vías reales
de transformación de las relaciones sociales existentes, la renuncia a la revolución y la fe ingenua
en que el orden existente puede ser cambiado con ayuda de la propaganda de las ideas del
socialismo. Únicamente el desarrollo de las fuerzas productivas, que hace inevitable una revolución
en el modo de producción, y la aparición del proletariado industrial, suficientemente organizado en
el curso del desarrollo de la sociedad capitalista misma, crea la posibilidad histórica de que el
socialismo se convierta, de utopía, en ciencia. Marx y Engels hicieron realidad esta posibilidad, al
demostrar científicamente la inevitabilidad del tránsito al comunismo, descubrir que la fuerza capaz
de realizarlo era el proletariado, y crear la doctrina de la revolución socialista y de la dictadura del
proletariado como instrumento de la plasmación en la vida de los ideales socialistas. El marxismo
asimiló y reelaboró con espíritu crítico todo lo valioso de las doctrinas del socialismo utópico.
Después que surgió el marxismo, el socialismo utópico se convierte cada vez más en factor que
frena el movimiento obrero y socialista. En algunos países, al fundirse con la ideología democrática
revolucionaria, desempeña un papel progresista ya después del surgimiento del marxismo
(demócratas revolucionarios rusos, populistas rusos de los años 70 del siglo 19, &c.).

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