Sei sulla pagina 1di 9

PEDAGOGÍA PARA LA HUMANIDAD

PEDAGOGY FOR HUMANITY

Marco Vinicio Vela Isa


email: mvela.fiar@unach.edu.ec
Universidad Nacional de Chimborazo. Ecuador

RESUMEN
La educación y la pedagogía son claves para el desarrollo del ser humano y su
comprensión de la realidad. La educación es la transmisión del conocimiento,
mientras que la pedagogía lo encamina, es decir es la metodología de la enseñanza
y aprendizaje. La pedagogía no ocurre de la misma manera en contextos distintos
ya que cada sociedad busca un ideal esperado por tanto atiende a las necesidades
que ésta exija. Por otro lado existen modelos que pueden ser tomados y ser
aplicados, sacando lo mejor de cada una de ellas. Se propone una actitud que
cuestione la aplicabilidad de estos modelos o paradigmas con el fin, además, de
mirar hacia la posibilidad de contemplar la diversidad histórica-cultural de nuestra
región latinoamericana.

Palabras clave: educación, pedagogía, modelos, humanidad, Latinoamérica.

ABSTRACT
Education and pedagogy are key to human development and their understanding of
reality. Education is the transmission of knowledge, while pedagogy routes it, that is,
it is the methodology of teaching and learning. Pedagogy does not happen in the
same way in different contexts as each society seeks an expected ideal so it serves
to the needs required by it. On the other hand there are models that can be taken
and applied, making the best of each of them. An attitude is proposed that questions
the applicability of these models or paradigms in order to, in addition, to look to the
possibility of contemplating the historical and cultural diversity of our Latin American
region.

Keys words: education, pedagogy, models, humanity, Latin America.


La educación es un fenómeno social. Es una respuesta que atiende a la
necesidad de entender parte de la complejidad de la existencia humana. Debido a
los constantes e interminables cambios que surgen al pasar del tiempo, es propio
de su contexto histórico, no puede ser aplicada y/o generalizada, ya que incluso
dentro de un grupo social las variantes: políticas, económicas, biológicas,
ambientales, tecnológicas, religiosas, son más específicas y requieren ocuparse
conforme a los ideales esperados de cada comunidad. Para ello la educación ha
de ser adaptable y consecuente a la realidad de las sociedades. Así, Émil Durkheim
(1988) menciona que “la educación común es función del estado social; pues cada
sociedad busca en sus miembros, por la vía de la educación, un ideal que le es
propio”. En un mundo donde la característica que acerca a cada ser viviente que
habita en el planeta es la de pertenecer a una misma raza, la raza humana, es
utópico pensar que la educación proceda de manera similar en lugares
geográficamente distintos y esto se debe a la estructura social imperante en cada
región que a su vez da paso a una gran variedad cultural y por tanto diversas formas
de concebir la vida.

La educación, al ser un hecho inherente de la existencia humana, se convierte


automáticamente en un derecho que por naturaleza corresponde ser exigida. Así,
la Declaración Universal de Derechos Humanos (Organización de las Naciones
Unidas [ONU], 1948) lo afirma “toda persona tiene derecho a la educación (…) cuyo
objetivo será el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del
respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales.” (ONU, 1948).
Promoviendo un entorno de convivencia mucho más amigable con sus pares, los
ciudadanos, y siendo el Estado responsable de velar por el cumplimiento de sus
derechos.

De modo que si la educación se trata de un fenómeno social, o bien un suceso


de la existencia humana, y dado que es un derecho según la leyes que rigen el
convivir de las sociedades actuales, habrá que preguntarse ahora qué hacer con
este suceso: con el acontecer sobre las ideas y pensamientos que surgen de las
relaciones humanas con su entorno de manera que puedan ser transmitidas
acertadamente. Los conocimientos de ciencia, cultura, arte, política, economía,
tecnología, filosofía, entre otros, son saberes que constantemente se renuevan por
lo se exige una método que estructure el cómo, a través de quiénes, en qué medios,
a qué tipo de público y el fin del hecho educativo. Para esto está la Pedagogía. Si
la educación trata de la transmisión de conocimientos de generación en generación,
la pedagogía busca guiar ese conocimiento, encaminarlo de la mejor forma. El
término pedagogía proviene del griego “paidos” que significa “niño” y “gogía” que
hace referencia a “llevar” o “conducir”. En algunos textos se podrá encontrar la
definición de pedagogía como ciencia o como arte. Si se profundiza como ciencia
tendrá un objeto de estudio investigativo, la educación, y se regirá a través de
principios, y usará la observación y experimentación como métodos científicos.
Ahora, si toma como un arte, y entiéndase el mismo como una manifestación de la
actividad humana que se expresa mediante recursos plásticos, lingüísticos y
sonoros, la pedagogía es el arte de la transmisión de valores, experiencias y
conocimientos que son posibles con los medios que se encuentre en el entorno. Si
bien no se ha llegado a una conclusión concreta para definir a la pedagogía, por
ahora, la consideraremos como ciencia y arte de la educación.

Hemos revisado a breves rasgos las definiciones de educación y pedagogía,


entendiendo su estrecha relación en cuanto a la transmisión y el proceder del hecho
educativo. Se pretende guiar la lectura hacia una comprensión sobre la función que
cumple la pedagogía y a la vez cuestionarla, siendo preciso contextualizar la
situación de la educación en la región latinoamericana y su retraso pedagógico
respecto a otros modelos educativos.

La historia de la educación en América Latina arrastra consigo un panorama


de retraso escolar. Si bien queda aún rezagos de los objetivos que se han planteado
los gobiernos para aplacar las carencias educativas de determinados sectores, por
otro lado han tenido la obligación de estar en contexto con el avance acelerado
característico del siglo XXI. Siendo este un doble desafío que de alguna manera
impide visualizar a corto plazo los objetivos de progreso a futuro de cada nación, es
urgente atender los pendientes que aún quedan del siglo pasado como:
universalizar la educación preescolar, básica y media; modernizar la educación
técnica; ampliar la educación superior; incidir en la obligatoriedad al sistema
educativo de los sectores indígenas y además de una insistencia en la calidad que
se ofrece para mejorar los resultados con un consecuente seguimiento que mida
por metas el proceso de enseñanza aprendizaje (Rodríguez, 2019, p.230). Mientras
que los objetivos del siglo XXI se encuentran encaminados por el crecimiento
económico procurando la equidad social, contemplando un amplio abanico
intercultural de oportunidades.

Al hablar de modelos pedagógicos, el término modelo implica aquello que es


digno de imitar o también aquello cuyo sentido guía a una comprensión de
representatividad mediante esquemas que configuren una relación con un
determinado fenómeno. Para Hurtado (2016) menciona que:

El modelo pedagógico permite establecer los criterios para el análisis de las


prácticas; de tal manera, que el acto pedagógico se convierte en un proceso
permanente de construcción social y en un aspecto investigativo cotidiano que
exige recopilar información y sistematizarla para su posterior análisis e
interpretación. (p.3)

Si bien existen diversos modelos que sugieren una esquema para sistematizar
el proceso de enseñanza aprendizaje, dependería ya de las instituciones educativas
optar por aquella que se adapten a su proyecto educativo institucional procurando
el bienestar y el pleno desarrollo del niños. Recordemos que la pedagogía está
sujeta a responder asuntos fundamentales como: el fin del proceso educativo, los
sujetos que intervienen en el acto educativo, el función del maestro y la del
estudiante: y a su vez la relación entre estos; los conocimientos que serán
impartidos y cómo acceder a ellos; cómo aplicarlos; el proceso de evaluación; y los
recursos que se necesitan como apoyo.

Puesto que ya se ha definido lo que es un modelo pedagógico, se resumirá


aquellos modelos que han surgido para entender la teoría del hecho educativo y
cómo enfrontarla. El modelo tradicional, toma al estudiante como un ser pasivo,
receptor del conocimiento y quien está sujeto a la acción de los saberes transmitidos
exclusivamente por la teoría y/o el docente con el fin de moldear a los sujetos. El
modelo conductista se basa en un mecanismo de estímulo – respuesta –
reforzamiento, el estudiante es puesto en un entorno donde se planifica con
antelación y se selecciona ciertos conocimientos y conductas para ser aplicados
analizando posteriormente los resultados mediante la observación. Se aplica un
reforzamiento que gira entorno a estos resultados que pueden ser por un lado una
“buena nota” sin cumple con los objetivos deseados o por el contrario una “mala
nota” si no los cumple. En el modelo experiencial el estudiante aprende mediante la
manipulación, la experimentación, la invención y el descubrimiento, es decir se
prioriza en la espontaneidad que surge del sujeto que aprende en relación a su
entorno, donde el centro del acto educativo es el niño, el educador es una guía que
aporta a la naturaleza curiosa del ser humano más no impone conocimientos ni
maneras de cómo aprenderlo y aplicarlo. En el modelo cognitivo o constructivista el
conocimiento se autoconstruye, el estudiante genera sus propios saberes, el
docente da la pauta para que el estudiante desarrolle sus habilidades cognitivas y
así pueda estar más cerca de un nivel intelectual superior, aquí no interesa mucho
el tipo de saber sino que paulatinamente el estudiante se percate del proceso de
construcción mediante la reflexión y el raciocinio. El modelo social – cognitivo
enfatiza en la necesidad de la interacción colectiva que permite sostener aún más
el criterio del alumno mediante el debate que lo fortalece y empodera. El docente
adapta el medio y sus aprendices, este entorno permite que el estudiante se eduque
(Ochoa, 2001, pp.31-54).

Si bien estos modelos han sido aplicados y de los cuales se han obtenidos
resultados en base a sus teorías previas, se podrá constatar que ha sido un largo
proceso de entendimiento sobre la función del ser humano y su relación con su
medio social, apuntando a fortalecer sus habilidades, ya bien sea de manera
impuesta o generada desde el interior sí mismos, y así prepararlo para un futuro
donde afronte la vida adulta y además pueda ser un ente de productividad y de
desarrollo en sus comunidades. Estas han sido algunas las posibilidades
metodológicas para encaminar los saberes que han sido aplicados en nuestro
contexto latinoamericano. Estudios demuestran y posicionan a nuestra región en un
estado de retraso en el cumplimiento de los objetivos educativos ya antes
mencionados. Es hora de preguntarse si estos intentos de cambiar determinados
modelos han dado resultado, es tiempo de tomar modelos que permitan acelerar el
proceso de enseñanza aprendizaje sin dejar a un lado la calidad que por derecho
se exige hacia el estudiantado y así cumplir con las proyecciones de cada uno de
los pueblos latinoamericanas.

Más allá de revisar a profundidad las corrientes originadas en Europa, y que


se ha dispersado alrededor del mundo, siento el enfoque científico el más valorado
o más bien sobrevalorado como el único medio para acceder a los conocimientos o
saberes, es también responsabilidad de los intelectuales optar por miras a un
cambio pedagógico en el sistema educativo que contemple una perspectiva
histórica de los pueblos ancestrales y sus sistemas de aprendizaje que, por ser
consideradas supersticiosos o subjetivos, se han despreciado por falta de “bases
científicas” indispensables para considerarlos como “verdaderos”.

Se habla de nuevos horizontes pedagógicos donde resalta la figura de


Boaventura de Sousa Santos, doctor en sociología del derecho, quien plantea la
necesidad de una justicia cognitiva, lo que significa una revaloración de aquellos
saberes designados como no científicos. Como por ejemplo en el área de la
medicina donde ya se han dado pasos en el justo reconocimientos de la medicina
ancestral cuyos aportes han dado lugar a un nueva interpretación sobre el mal valor
que se le ha dado a estos saberes. Se propone incentivar la enseñanza del
conocimiento propio (Hurtado, 2016, p.12). Si bien la intención no es echar a la
basura el método euro-centrista, si no contar con ella abriendo el paso a un
panorama mucho más amplio sobre las realidades históricas, donde se reconoce al
sujeto como ente en constante proceso de construcción, donde las luchas sociales
histórico-culturales sean reconocidas, donde prolifere una perspectiva holística y
más en contacto con la naturaleza.

La educación y la pedagogía están en una inquebrantable relación, una


dependiente de otra. Atienden a la reflexión sobre la vida y en el cómo saber
entenderla. Preparan al ser humano para encaminarlo, para comprender su entorno,
partiendo del reconocimiento de sí mismos como sujetos que forman parte de una
sociedad y que cumplen una función dentro de ella. El mundo actual se ha orillado
o inclinado hacia un progreso de productividad cuyas bases giran en torno a la
economía, siendo el ciudadano la mano de obra para conseguir objetivos que
buscan deshumanizar optando por un modelo de oferta y demanda que solo busca
el enriquecimiento. La educación no está para adoctrinar sino para liberar al ser
humano. Foucault (2003) destaca que:

La disciplina fabrica así cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos “dóciles”. La


disciplina aumenta las fuerzas del cuerpo (en términos económicos de utilidad)
y disminuye esas mismas fuerzas (en términos de obediencia). En una
palabra: disocia el poder del cuerpo; de una parte, hace de este poder una
“aptitud”, una “capacidad” que trate de aumentar, y cambia por otra parte la
energía, la potencia que de ello podría resultar, y la convierte en una relación
de sujeción estricta. Si la explotación económica separa la fuerza y el producto
del trabajo, digamos que la coerción disciplinaria establece en el cuerpo el
vínculo de coacción entre una aptitud aumentada y una dominación
acrecentada. (p.126)

Los modelos pedagógicos deben ser puestos en constante renovación y


actualización, deben mantener un interés por atender las necesidades que los
diferentes contextos educativos exijan. Los docentes son el medio que facilita, no
que impone ni reprime sino que libera y empodera, la transmisión de conocimientos
no solamente científicos, ni muchos menos reduccionistas como por ejemplo
enfocar a la educación a ciertas áreas, como las matemáticas y literatura que
igualmente son importante, sino que contemple en un gran abanico la diversidad de
saberes, así como las artes, sabiendo seleccionar lo mejor de cada modelo
pedagógico que sume a la revalorización de todo un proceso histórico cultural. Las
nuevas generaciones necesitan reencontrase con su pasado, conocer y aprender
de ella. No se trata solo de un refortalecimiento de los sistemas de enseñanza y
mejoramiento en calidad, se trata de comprender que se está formando a un ser
humano que reconozca a la otredad, que procure potencializar las habilidades de
cada individuo mediante el fortalecimiento de un actitud crítica frente a lo que se
aprende, cuestionando y proponiendo soluciones hacia las problemáticas actuales.
Los paradigmas pedagógicos están puestos en la mesa, lo que se necesita es
entenderlos y saber aplicarlos. Es urgente que académicos e intelectuales
reflexionen sobre el proceder del acto educativo pensando siempre que somos parte
de una comunidad que está en constantemente aprendizaje, donde el error cabe en
las posibilidades del progreso, porque es necesario para comprender que la
formación de cada uno dará sentido a la existencia del ser humano.
REFRENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Durkheim, Émile. (1988). LA EDUCACIÓN COMO FENÓMENO SOCIAL. Revista


Colombiana De Educación, (19). Recuperado a partir de
https://doi.org/10.17227/01203916.5162
Flórez Ochoa, R. (1999). Evaluación pedagógica y cognición. Recuperado a partir
de https://historiadelascivilizacionesblog.files.wordpress.com/2016/07/rafael-flores-
ochoa-evaluacic3b3n-pedagogica-y-cognicic3b3n.pdf
Foucault, M. (2003). Vigilar y Castigar. Argentina: Siglo XXI. Recuperado a partir
de https://www.ivanillich.org.mx/Foucault-Castigar.pdf
Lorente Rodríguez, M. (2019). Problemas y limitaciones de la educación en
América Latina. Un estudio comparado. Foro de Educación, 17(27), 229-251. doi:
http://dx.doi.org/10.14516/fde.645
ONU (1948). Declaración Universal de Derechos Humanos. Recuperado a partir
de https://www.ohchr.org/en/udhr/documents/udhr_translations/spn.pdf
Vives Hurtado, M. (2016) Modelos pedagógicos y reflexiones para las pedagogías
del sur. Revista Botelín Redipe, 5(11), 40-55. Recuperado a partir de
https://revista.redipe.org/index.php/1/article/view/140

Potrebbero piacerti anche