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«…Somos hechura suya creados en Cristo Jesús para buenas obras las cuales Dios preparó de antemano para que
anduviésemos en ellas…» Efesios 2:10
Introducción:
(Video el toque del maestro)
“La inspiración es común y abundante. La diferencia entre la inspiración y el producto final, es trabajo duro, y mucha
disciplina, entrenamiento, ensayos y demás. La creatividad que da lugar a los productos reales, descansa en gran
medida en otras virtudes: la tenacidad, la paciencia, el trabajo duro y similares.”
Esta es una descripción que bien puede ser aplicada al hablar del carácter y la vida de Moisés. Sale a la luz cuando
Moisés es comparado con los otros profetas de su tiempo, y muchos de los que vinieron después. La lección que
enseña pertenece a las aulas, a las reuniones de empresa y a la privacidad de la mesa de trabajo de cada uno.
Números 14
3. Que tu vida sea un ejemplo de motivación para los demás. (1 Cor 11:1, Filip 3:17, 2 Timoteo 4:1-5)
Introducción: (Cómo llegar a ser instrumentos de Dios) Creo que no hay vida sin
sueños, todos anhelamos alcanzar metas. Una vida sin sueños es una vida rendida a la
rutina y gobernada por el conformismo. Una persona que tiene sueños y metas es alguien
que tiene razones para vivir y levantarse cada mañana.
Cuando somos conscientes de que somos hijos de Dios y que nos creó con grandes
planes, entonces despierta en nuestro corazón el profundo deseo de alcanzar aquello
para lo cual fuimos planeados y creados por el Señor. Es necesario disponer todo el
corazón para avanzar hacia el destino que Dios nos ha preparado…
Nota 1: El Señor conoce a cada uno de sus discípulos, en éste caso le habla a Ananías, y
éste le responde “Heme aquí, Señor”, mostrándonos su sensibilidad y disposición para
obedecer las instrucciones de su Señor. Un verdadero discípulo del Señor Jesús se
caracteriza porque obedece las instrucciones de su Señor.
Nota 2: Dios le da instrucciones precisas de donde hallaría a Saulo de Tarso (porque Dios
nos conoce a todos, sabe dónde vivimos y que hacemos, pues además le dice: “he aquí,
él ora”). También el Señor le dice a Ananías que Pablo lo ha visto en visión y le impone
manos. Es hermoso ver como Dios se ocupa de cada uno de nosotros, y como organiza
las circunstancias para llevarnos a Su propósito.
Nota 2: Ananías tenía razón en lo que decía (Saulo era un perseguidor de cristianos, ha
hecho muchos males a los santos en Jerusalén, y anda capturando y arrestando a todos
los que invocan tu Nombre). Pero el Señor le revela Su plan con Saulo de Tarso, y le dice:
“instrumento escogido me es éste”.
Tal vez hemos cometido mucho errores y antes de conocerlo más, pero Dios tiene el
poder para transformarnos en poderosos instrumentos para la gloria de Su nombre (Dios
transformó a Jacob, el engañador, en el príncipe de Israel; transformó a Pedro, el
inconstante, en el apóstol del avivamiento en Jerusalén, y transformó al colérico y
soberbio Juan, en el apóstol del amor).
a) La llenura del Espíritu Santo es fundamental para ser y para hacer (Hch. 9:17).
Nota 1: Es el Espíritu Santo el que nos santifica, redarguye, convence, corrige, él quiere
que nosotros manifestemos su fruto en nuestro estilo de vida diario. La unción del Espíritu
viene sobre nosotros para que sirvamos a Dios. Debemos mantener ese orden: primero el
ser, y luego el hacer; primero la esencia, luego el quehacer. El segundo debe ser el
resultado del primero. Jesús nos ayuda para llegar a ser instrumentos de Dios.
Nota 2: En el caso de Saulo, vemos que primero se encontró con el Señor Jesús y luego
experimenta la llenura del Espíritu (él ya era salvo, porque Ananías le dice: “hermano,
Saulo”). Ese orden no puede cambiar: primero Jesús, la adoración y comunión íntima con
él, y luego el servicio a Dios. El Señor también lo dijo: “al Señor tu Dios adorarás, y a él
sólo servirás”. Adoración primero, servicio después; porque todo adorador a Dios sirve.
Vemos el ejemplo en los ángeles del cielo.
Nota: En la Biblia vemos que Jesús se bautizó, la iglesia de los primeros siglos lo hizo, y
hoy día a lo largo del mundo hay bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo. ¿Por qué? Por obediencia (es un mandamiento), porque es una señal del aquel
que es discípulo de Jesús, porque es una ministración de la vida nueva en Cristo, porque
estamos siguiendo el ejemplo de Jesús.
A veces la vasija está quebrada, tiene fisuras, está vacía, o tal vez sucia y antigua (¿por
qué? Por maltrato, por caídas, por una grieta y se perdió el aceite, o porque hemos
perdido la esperanza) pero nuestro alfarero tiene el poder para renovar y restaurar lo que
ha sido dañado. Deposita en las manos de Dios toda tu vida, él es restaurador por
excelencia y te usará como poderoso instrumento en Sus manos.