El combate a la corrupción exige reformular el tipo de democracia, la manera en
que se concibe actualmente al Estado de Derecho, tener uno más garantista que se base en el pleno respeto a los derechos humanos, los de libertad e igualdad, con el propósito de que la sociedad sea más libre e igualitaria, pues en condiciones de marginación y pobreza es muy difícil que exista un clima propicio para enfrentar la corrupción.
La lucha contra la corrupción entraña tomarse muy en serio el papel de los
factores reales de poder: partidos políticos, medios de comunicación electrónica, empresas nacionales y transnacionales, iglesias, ejército, pues los factores reales de poder mediatizan el funcionamiento de las instituciones públicas.
Se propone:
1. Coordinación entre todas las instituciones de investigación y resolución que
enfrentan la corrupción. 2. Perfeccionar los mecanismos de combate. 3. Autonomía e independencia de los órganos. 4. Ampliar la lucha al poder fáctico. 5. Participación ciudadana. 6. Transparencia. 7. Cultura de rendición de cuentas.
La participación ciudadana incluye a sectores excluidos; involucra a los
ciudadanos en los asuntos públicos con lo que se legitima el sistema político y las decisiones que se adoptan en la sociedad; permite la redistribución de la riqueza mediante el señalamiento de las prioridades sociales en el gasto; es un mecanismo que une a los gobernados con gobernantes; auxilia en el combate a la corrupción a través de mecanismos de control ciudadano; es compatible con la democracia representativa.
Los secretos y la opacidad son elementos antidemocráticos del poder que