Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Durante los años de formación escolar de un chico, no escasean los casos de resistencia
mansa o de franca rebelión, contra las exigencias e imposiciones de la educación que recibe.
Frente a tal resistencia, sus educadores e, incluso, sus mismos padres, normalmente recurren al
castigo y al premio como medios correctivo, el uno, y estimulante, el otro. Es frecuente que estos
piensen que cuando alguien ha cometido alguna falta, siempre se debe reprender al infractor, o
bien, prometer una recompensa para lograr que alguien destaque, ya que, según ellos, es
formativo. No obstante, se olvida que las tensiones negativas, en general, son en sí comúnmente
ventajosas para el individuo, porque éstas sí que son de ordinario educadoras. Quienes las
experimentan están solicitados para elevarse a ellos mismos. Hacerles ver tal oportunidad es,
precisamente, una de las funciones esenciales de todo educador. Por lo demás, constituye
también una alternativa a la imposición de penas y castigos, por un lado, y de premios e incentivos,
por el otro.
Puede decirse, por consiguiente, que toda crisis o dificultad constituyen una motivación
para lograr el propio desarrollo. Dicho en otras palabras, dejarse vencer ante las contrariedades
puede hacerse un vicio, mientras que, desarrollarse, un valor. Educar, sin recurrir a la reprensión o
a la compensación, se trata de inclinar la voluntad del chaval hacia donde debe orientarse en
cuanto racional, de modo que reconozca subjetivamente su bien en lo que debe al mismo tiempo
reconocer objetivamente como el bien y que pueda por ello orientarse a él ya que “no hay acción
humana sin pensamiento previo, sin previsiones sobre el futuro, sin resolverse por fines y escoger
medios.”2 Sin embargo, ¿qué es lo que dicen los manuales de educación sobre premios y
castigos? Helo aquí.
PREMIO:
Del latín proemium que significa recompensa. Psicológicamente, “premio [es]
cualquier consecuencia agradable de un acto” 3... Éticamente, “es susceptible de
premio sólo el acto meritorio, por tanto, libremente elegido, [el cual,] depende de
una volición ulterior... [Aquí el premio puede usarse] o como incentivo (si anunciado
con anterioridad como correspondiente a una determinada acción) o como
reconocimiento (si otorgado en una fase sucesiva).” 4
CASTIGO:
“Pena impuesta a quien ha cometido un delito o falta”5.
Estas dos definiciones son el motivo para continuar con nuestra disquisición. En primer
lugar, adviértase que la esencia del galardón es alentar, mientras que, la del escarmiento, reparar.
En segundo lugar, pueden inferirse los peligros a los que ambas precisiones conllevan. La
gratificación puede favorecer discriminaciones y la vanagloria; también puede originar el
convencimiento de que hay que hacer el bien sólo para obtener una recompensa, o bien, crear un
espíritu de competencia. La sanción puede disminuir la autoestima de quien la recibe; crea
resentimientos y agrede a la personalidad y dignidad del chico. Por último, resaltan la sensibilidad
del educador, que no siempre es la mejor, para aplicar, en caso necesario, un premio o castigo,
cuando debe, como debe, a quien debe y en la medida en que debe.
2
Ibídem p.155
3
GALEAZZI, G., Premio, en FLORES-GUTIÉRREZ, Diccionario de Ciencias de la educación, Ed.
Paulinas, Madrid, 1990, pp.1518
4
Idem
5
A.A.V.V., Diccionario manual ilustrado de la lengua española. Vox, Ed. Biblograf, Barcelona, 1993
“ ‘la sanción es una medida de alabanza y de punición aplicada a la persona
humana después de que su acto se ha conformado o no a la ley establecida’. De
aquí se deriva que es necesario distinguir la punición de la sanción: ‘La sanción
tiene un carácter esencialmente general y concierne a la satisfacción del bien y a
la inquietud del mal, tanto, pues, a la punición como a la recompensa. La punición
es, por tanto, un elemento, un aspecto de la sanción’. Además, en campo
educativo, es necesario distinguir también entre punición y castigo en el sentido de
que ‘se castiga a quien ha cometido una equivocación para impedir que la repita,
se pune a quien ha cometido un delito para hacérselo expiar’. En resumen:
‘sancionar una acción es reconocerle su valor y atribuirle la consecuencia
merecida, si es buena, la recompensa; si es mala, el castigo. Por consiguiente,
puede haber sanciones buenas; más aun, deberían ser más numerosas que las
malas’ “.6
En los manuales, también se encuentran máximas que pretenden ayudar a algún sujeto en
su función de educador. He aquí algunas de ellas:
BIBLIOGRAFÍA:
4. A.A.V.V., Diccionario manual ilustrado de la lengua española, Ed. Biblograf, Barcelona, 1993.
6
GALEAZZI, g., Op. cit., p.1521